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Arteterapia

La historia del Arteterapia ha estado marcada por diferentes orígenes. Lo que hoy
se conoce por Arteterapia surge en Europa y en EEUU a finales del siglo XIX, y se
desarrolla plenamente a partir de la Segunda Guerra Mundial. El desarrollo de los
avances sociales y tecnológicos genera nuevos planteamientos de pensamiento
filosófico y ético, y propicia cambios sociales que a principios del siglo XX
desencadenan en diferentes maneras de entender la educación, la salud y las
relaciones sociales y el arte.
Esta técnica terapéutica permite expresar las emociones que quizá de otro modo
nos es complejo identificar. Es una herramienta terapéutica que tiene su base en
la corriente psicológica de la Gestalt.
La Arteterapia estimula el autoconocimiento, el desarrollo personal y, ante todo,
nos brinda un espacio de relajación de manera orgánica, lo cual puede ser de gran
ayuda en estos momentos de distanciamiento social y en que la incertidumbre
ronda nuestros pensamientos.
Es por eso que autores como Maria Àngels Miret (2014) opinan que con el
Arteterapia se potencia la inteligencia emocional, determinante para el éxito en la
vida según Goleman, la inteligencia intrapersonal, ya que permite entender mejor
los estados anímicos que influyen en las conductas de las personas que nos
rodean, y la inteligencia interpersonal dado que favorece la autocomprensión y la
gestión de sentimientos
El Arteterapia como dispositivo metodológico permitiría comprender y profundizar
acerca de la forma en que las personas elaboran su manejo emocional, puesto
que: El trabajo con las emociones a través del Arteterapia mejora la calidad de las
relaciones humanas porque se centra en el factor emocional, esencial en todo ser
humano, ayudándonos a ser más conscientes de aspectos oscuros, y facilitando,
de este modo, el desarrollo de la persona (Duncan, 2007, p. 40).
Puede emplearse en grupos, parejas, familias, o de manera individual; y se
pueden utilizar como medio terapéutico gran cantidad de herramientas:
 Pintura (con todas las técnicas que puedan imaginarse),
 Escultura (con todos los materiales que se te puedan ocurrir),
 collage (con diferentes tipos de material), fotografía (fotografías propias,
autobiografía a través de fotos de la propia historia personal, contar
historias a través de fotografías recolectadas, proyección),
 Manipulación de la naturaleza (arte en entornos naturales y con materiales
de ese entorno), escritura (cuentos, diarios, cartas, relatos, poesías),
 Teatro (teatro del oprimido, psicodrama, monólogos, clown, mimo,
máscaras, disfraces),
 Danza (desde primitiva hasta las más actuales pasando por danza sin
música o con ruidos de los elementos),
 Expresión corporal, juego (caja de arena, marionetas), etc.

Procedimiento:
1. Desmitifica tu propia creatividad
Ten la certeza que todos somos creativos por naturaleza.
2. Honra tu poder creativo
Cuando aparezca una crítica o juicio hacia tu creación, sólo observa el
pensamiento y déjalo ir… Continúa.

3. Elige un lugar cómodo para trabajar


4. Sólo déjate llevar por los materiales
Confía en el proceso y permite que fluya. Si encuentras difícil comenzar, haz
garabatos o manchas y comienza a formar algo a partir de ellos. Recuerda que “un
dibujo es llevar una línea de paseo” (Paul Klee).

5. Ponle título a tu obra y anota la fecha de creación


Es muy interesante revisar con el paso del tiempo cuál era tu estado de ánimo en
el momento de haber realizado esa pieza, pintura o dibujo y cómo te encuentras
en el momento presente. Quizá consideres de ayuda seguir un diario de arte.
6. Práctica la introspección
Responde las siguientes preguntas: ¿Qué te dice la obra que creaste acerca de ti?
¿Por qué usaste esos colores en particular –dejando de lado las interpretaciones
académicas–? ¿Con qué áreas de tu vida te conectan hoy?
7. Escribe tu reflexión
Además de plasmarla en palabras, puedes platicar acerca de tu reflexión con una
persona muy cercana que pueda escuchar sin juicios tus conclusiones.

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