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CONSIDERACIONES HISTORICAS ACERCA DEL CURRICULUM.

El término currículum, de uso tan frecuente en la pedagogía contemporárea, tiene


sin embargo una corta vida. Es un vocablo bastante moderno ya que su primer registro
data del siglo XIX, en concreto de 1833, de acuerdo a lo que especifica el Oxford English
Dictionary. Durante la Edad Media se utilizaron términos como studium, ordo, ratio,
fórmula e institutio para referirse a la secuencia en los estudios.

En el siglo XVI y XVII se empleó el término currículum para referirse a un proceso


o secuencia temporal que se repetía todos los años. El término currículum de alguna
manera incorporaba ambos significados indicando un ciclo completo y una secuencia
ordenada de estudios. En Cuba, en la antigua URSS, en Alemania, entre otros, se utilizó
el término "plan de estudio" para referirse, sustituyendo al término "currículum". El
vocablo sobrevivió en los países anglosajones, y en el contexto cultural español ha
revivido recientemente, (Lundgren, 1992:25) y comienza a ser utilizado frecuentemente
en Cuba en la década del 90, por lo que podemos plantear que dicho término es
relativamente novedoso en el contexto de la nomenclatura didáctica cubana, pese a lo cual
ha tenido una gran aceptación.

El origen del currículum como campo de estudio e investigación no es fruto de un


interés meramente académico, sino de una necesidad social y educativa en materia de
enseñanza, pues analiza las diferentes formas de trabajo del profesorado y otras personas
relacionadas con la educación y las escuelas, valorando el sentido de las prácticas
educativas en el contexto social.

Por lo que podemos plantear que el currículum es un producto de la historia humana


y social, que cambia y se transforma con el tiempo de acuerdo a las condiciones concretas
e innovaciones de las ideas, en la organización de la vida social y escolar, en la estructura
de los discursos sobre la vida en las instituciones educativas y en la sociedad en general.

Dicho término, en el contexto anglosajón, parece tener su origen en la


Universidad de Glasgow (Hamilton y Gibbons, citado por Kemmis, 1988, p:31-32), con
relación a una formulación completa de la formación que reciben los estudiantes con el
objeto de articularla y reguiarla seriamente, por la necesidad existente en aquel momento
de educar a los predicadores calvinistas.

En Atenas y posteriormente en Roma, durante la época clásica la escuela


proporciona a la clase dirigente una educación política orientada a confirmar la posición
social del niño y la nueva generación, asociada a la adquisición de capacidades estéticas
y de ciertos instrumentos específicos que el individuo necesita adquirir para tener un
puesto en la sociedad (Lundgren, 1992).

El código curricular clásico estaba organizado en el trivium (gramática, retórica,


y lógica), y el quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y física). El trivium
respondía a las exigencias de formación de la clase dirigente y política y el quadrivium a
la necesidad de que los hombres educados conociesen los problemas científicos y la
realidad natural. Esta postura en el renacimiento fue igualmente retomada.

Braga (1995:34), plantea que el trivium, y también, la aritmética, así como las
matemáticas en general, no sólo tenían una función formativa sino también práctica:
desarrollar y agudizar el intelecto (no en vano las matemáticas eran consideradas uno de
los pilares básicos del sistema filosófico). Esta virtualidad fue posteriormente recogida
por el latín en el curriculum medieval, incluso en años recientes la introducción de las
matemáticas modernas en la escuela primaria se puede considerar una herencia de esta
tradición.

Durante la Edad Media, se produce un avance significativo en el sistema de


enseñanza, sustentada la organización del mismo en la división y organización en
disciplinas, y precisamente constituyen la base de la concepción que tenemos vigente en
el sistema educativo. Durante la misma se utilizaron vocablos como studium, ordo,
ratio, formula e institutio para referirse a la secuencia en los estudios. El curriculum
medieval, con la influencia del cristianismo, disminuyó la importancia otorgada al
equilibrio formativo que perseguía la tradición griega (entre las Matemáticas y la
Educación Física) ocupando entonces el latín un papel primordial.

Con el desarrollo y formación de las identidades nacionales, se hizo necesario una


nueva forma de pensar la educación. Durante el siglo XVI se fueron asentando las
monarquías en Europa, las naciones consolidadas en el siguiente siglo, las cuales trajeron
consigo la necesidad de formar a los funcionarios civiles para desempeñar las nuevas
tareas administrativas y burocráticas del nuevo sistema.

El código curricular realista, fruto de los descubrimientos geográficos, científicos


y de las revoluciones sociorreligiosas, apoyaban la idea de que los conocimientos podían
ser adquiridos por los sentidos, separando la ciencia de la teología. Así durante las
primeras fases de la industrialización se desarrolló una educación más útil a la nueva clase
media. Durante los siglos XVII y XVIII, Francis Bacon representa la ideología educativa,
aunque sus ideas no se tomaron con fuerza desde un inicio y tardaron en plasmarlas en el
marco de planteamientos curriculares.

Siendo Comenio, Rosseau y Bassedow en el siglo XVII quienes realizaron está


plasmación, con el estudio de las Ciencias Naturales se introdujo un cambio sustancial en
las prácticas educativas, surgiendo nuevas materias (mecánica, geografía, historia natural,
dibujo lineal), y nuevos métodos (laboratorio, material audiovisual, etc...).

No cabe duda que el factor que está detrás de este cambio fue la demanda de fuerza
laboral cualificada, provocada por el proceso de industrialización.

La disputa en este marco entre el curriculum realista y el clásico o humanista fue


muy dura, ya que los defensores de este último abogaban porque la visión del nuevo era
limitada, no desarrollando las habilidades intelectuales de los alumnos, y dificultando su
nivel cultural.

Durante el propio desarrollo de la revolución francesa surge un nuevo curriculum


basado en la formación de ciudadanos en el contexto de los nuevos estados nacionales.
De esta manera nos podemos referir al código curricular moral, asociado a la educación
de masas, como necesidad de formar ciudadanos en sus deberes dentro del estado, debida
a la crisis sufrida por la estructura social en el siglo XIX (sobre todo en España).

A mediados del siglo XIX la escolarización obligatoria se llevó a la realidad en


casi todos los países europeos, donde el estado asume la responsabilidad de la educación.
Como causas muy directas de esta situación tenemos que hablar de las transformaciones
económicas, por ejemplo, la racionalización de la agricultura que transformó los modos
de producción, las nuevas fuentes de energía, cambios en la estructura del capital, nueva
división del trabajo, fenómenos migratorios y, como consecuencia, un cambio en la
estructura social europea.

La separación que se produce entre los contextos de producción y reproducción


social es lo que provoca que surjan problemas educativos desconocidos hasta ese
momento: cómo y qué es lo que debe aprenderse, pregunta que exige una respuesta en un
nuevo contexto de representación, por lo que se hace necesario acudir a un nuevo lenguaje
educativo, a la Teoría del Curriculum (Lundgren, 1992:28).

Es oportuno señalar que las respuestas a estas preguntas retoman en numerosas


ocasiones las tradiciones y formas de pensar y desarrollar la educación en etapas
anteriores, aunque también es cierto que en esta etapa se produce un cambio importante
en las respuestas que se dan a estos problemas. Así en las primeras décadas del siglo XIX,
Herbart presentó la primera teoría comprensiva de la educación, la cuál era muy
importante en la formación del nuevo profesorado, sobre la base de un nuevo método de
enseñanza apoyado en las aportaciones de la nueva psicología.

Al Curriculum moral le siguió el código curricular racional, código que se


construye sobre el conocimiento real que se necesita para la vida social, (más propio de
América) fundamentalmente en Estados Unidos, y posteriormente en otros países. Braga,
(1995:46) señala, que las tres direcciones principales del pensamiento estadounidense son
el individualismo, (H. Mann) pragmatismo, (Dewey) y racionalismo, junto con la
influencia de la psicología en la educación, los cuáles se pueden explorar en la obra de
John Dewey (1859-1952).

La idea básica en Dewey (1978), es que el individuo se desarrolla en interacción


con el contexto, y el papel de la educación es hacer que los individuos organicen sus
experiencias. El fin de la educación es la reproducción cultural basada en valores
liberales, donde el individuo es el centro, de esta forma el análisis del individuo y de sus
necesidades se convirtió en la principal fuente de selección del conocimiento curricular,
lo que favoreció la predominancia casi exclusiva de las perspectivas psicológicas como
explicativas de los problemas educativos. Pero la enseñanza siempre tiene un contenido
que se aprende en la interacción con el medio y su vinculación con la vida. A la vez es
una perspectiva que se apoya en la racionalidad de las ciencias, y que cree en la
posibilidad de cambiar la sociedad a través de la educación.

Al respecto, S. Kemmis, (1988:41) señala:

"El curriculum es un producto de la historia humana y social y un medio a


través del cual los grupos poderosos han ejercido una influencia muy
significativa sobre los procesos de reproducción de la Sociedad, incidiendo,
y quizás controlando, los procesos mediante los cuales eran y son educados
los jóvenes".

El estudio del curriculum constituye un proceso dialéctico condicionado al


desarrollo de las situaciones sociales de cada realidad educativa, constituyendo un zig-
zag de preguntas y respuestas en torno a la práctica en las aulas. Los numerosos intentos
que hasta ahora se han llevado a cabo para sistematizar su sentido son portadores de una
visión socio-política de la educación, es ese trasfondo que subyace en todo los procesos
de enseñanza-aprendizaje y en la organización de la vida en las escuelas.

Durante el siglo XX, la educación empezó a jugar un papel muy importante en los
desarrollos económicos y productivos. El curriculum racional, con relación a esta
situación, está caracterizado por un nuevo pragmatismo: el conocimiento tiene que
seleccionarse a partir de las necesidades de la vida social.

Cada código curricular conlleva de alguna forma una determinada metodología de


enseñanza. En la antigüedad predominaba una metodología verbal, basada en el uso oral
de la palabra, en la claridad expositiva del profesor y en la recepción y memoria verbal
de los alumnos. Al aparecer la imprenta la metodología se apoya en la palabra escrita. Se
potencia la lectura comprensiva y el análisis de documentos escritos considerados de gran
valor cultural, conocida como enseñanza tradicional.

A partir del siglo XVIII, y sobre todo en el XIX, se va desarrollando una


metodología activa, basada en la utilización de la experiencia del alumno, en la que el
profesor pasa a ocupar un papel de mediador y facilitador. Esta perspectiva se ha visto
potenciada por los trabajos de los autores de la escuela de hoy y, más actualmente, por
las experiencias innovadoras de los movimientos de renovación pedagógica. Es evidente
que en la vida diaria conviven juntos todos los códigos metodológicos.

Finalmente Lundgren (1992:30) afirma que en la sociedad actual predomina una


especie de curriculum oculto o invisible, caracterizado porque las aspiraciones
características de los ideales anteriores son ahora implícitas, convirtiendo las decisiones
en torno al curriculum en una cuestión exclusiva de "tecnología educativa", por lo que se
presentan como códigos neutrales desde la perspectiva axiológica.

Este breve y sencillo bosquejo histórico nos sirve para mostrar como los códigos
curriculares han variado en condiciones históricas concretas, con relación a influencias
culturales, económicas y sociales. En cada época, cada uno de los curriculum dominantes,
defienden o incorporan una determinada forma de entender la relación entre teoría y
práctica así como entre educación y sociedad, por lo que defienden formas distintas de
construir la Teoría Curricular (asumen diferentes metateorías) (Kemmis, 1988:43). Por
ello es importante, a nuestro parecer, que los didáctas analicemos los problemas a la luz
de su evolución histórica, estudiando el curriculum como constructo social y por lo tanto,
necesitado de análisis histórico.

Concluyendo podemos decir que los estudios de la historia del curriculum se han
centrado sobre todo en el contenido de la enseñanza, que han ido tomando complejidad y
se prestan a multiplicidad de interpretaciones. Por ejemplo, la diferenciación del
curriculum se vio como una necesidad para adaptarse a la diversidad de capacidades y
hoy se ve como una forma de mantener la estratificación social. De forma que la historia
del curriculum emerge como un nuevo marco para interpretar el significado del
curriculum por los datos históricos que aporta, que puede facilitar la comprensión de por
qué y con qué efectos se enseñan ciertas cosas en las escuelas, lo que enfatiza la
consideración del contexto. ..."porque el conocimiento se selecciona, se organiza y se
distribuye en función de convicciones sociales, credos políticos, aspiraciones
profesionales, lealtades de clase y motivos económicos"(Kliebard, 1992, citado por
Cascante, 1996).

Podemos señalar que la historia del curriculum está por hacer y que cada día la
realidad de las aulas la enriquece, aunque hay informes históricos que son útiles en varios
sentidos, como señala Marsh (1992), citado por Estebaranz (1994:32):

 Proporcionan una amplia perspectiva sobre el curriculum porque aportan


alguna comprensión sobre cómo se ha enseñado el curriculum en un
momento histórico pero también por qué y por quién.

 Facilitan la comprensión de las complejas relaciones entre presente, pasado


y futuro, lo que puede servir para tomar decisiones en el presente e informar
nuestros objetivos para el futuro.

 Proporcionan detalles sobre los procesos humanos y las motivaciones que


están detrás de las estructuras formales de las materias escolares y sus
horarios.

 Facilitan la valoración de los modelos actuales de curriculum, ya que como


dice Tanner (1982), el desarrollo del conocimiento en el campo del
curriculum es incrementar y nosotros necesitamos comprender la evolución
histórica del curriculum para poder apreciar lo que hemos logrado en la
actualidad.

Todo lo anterior nos sugiere la complejidad del tema abordado, por lo que para
diseñar un currículum están en gran medida implícitas todas las reflexiones abordadas en
torno al mismo y de igual manera el concepto de currículum que tengan los diseñadores
en cada caso y contextualizados a la realidad educativa concreta reconociendo la
mediación cultural de la escolaridad (no podemos extrapolar superficialmente), por lo que
es oportuno analizar de igual manera los diferentes enfoques curriculares que constituyen
marcos organizadores de las concepciones que justifican la práctica en las aulas,
representando en cierta medida el alcance y la organización del programa educativo
(donde se presentan lo que ha de ser aprendido y enseñado, como los materiales y métodos
de enseñanza), proyectado para una escuela concreta, son expresiones que median el
pensamiento y la acción y promueven un proceso de desarrollo profesional que se
erige en el quehacer diario en las aulas, en cómo es vivido y creado por los
participantes activos del proceso, es ahí donde el currículum encuentra su verdadero
significado, en la interacción comunicativa profesor-alumno como parte sustantiva para
mejorar y superar las prescripciones anticipadas, que junto con el contenido cultural y el
ambiente se encuentran en un intercambio dinámico.

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