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Filosofía latinoamericana: humanismo y emergencia en la obra de Arturo


Andrés Roig

Article · June 2014

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Dante Ramaglia
Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina - CONICET
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Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, v. 31 nº 1, 2014, p. 53 a 67. 53

Filosofía latinoamericana, humanismo y emergencia


en la obra de Arturo Andrés Roig

Latin American philosophy, Humanism and Emergence


in Arturo Andrés Roig’s work

Dante Ramaglia1

Resumen
En el siguiente trabajo se retoman las tesis desarrolladas por Arturo Roig
en relación a la problemática del sujeto y la dimensión antropológica, en-
tendiendo que constituyen ejes conceptuales centrales que se presentan en
su propuesta filosófica. Desde la elaboración singular de lo que denomina
como “a priori antropológico”, que supone un ejercicio de autoafirmación y
reconocimiento, hasta la enunciación de una “moral de la emergencia”, es
posible ubicar sucesivas formulaciones que sigue en su tratamiento teórico. A
partir de la referencia a estas cuestiones se pone de relieve la revisión crítica
que implican en relación al humanismo, en el sentido de la especificidad que
reviste el mismo en el contexto latinoamericano.
Palabras clave: Arturo Roig; filosofía latinoamericana; sujeto; humanismo.

Abstract
In this paper we review Arturo Roig’s theses concerning the problem of the
subject and the anthropological dimension, being these fundamental con-
cepts of his philosophical proposal. It is possible to find successive stages
in his theoretical process ranging from his particular approach to what he
calls “anthropological a priori” -which implies an exercise of assertiveness
and acknowledgement- to the enunciation of a “moral of emergence”. The
reference to these matters reveals a critical revision of humanism as regards
its specificity in the Latin American context.
Keywords: Arturo Roig; Latin American Philosophy; Subject; Humanism.

La extensa producción escrita de Arturo Andrés Roig presenta un


conjunto de estudios filosóficos e historiográficos que fueron desarrollados
en los distintos momentos de su recorrido intelectual. Dichos estudios

1 CONICET - Universidad Nacional de Cuyo, Argentina.


<ramaglia@mendoza-conicet.gov.ar>
54 Dante Ramaglia. Filosofía latinoamericana, humanismo y emergencia […]

resultan un aporte fundamental para comprender tanto los temas de


que se ocupa en el campo de la Historia de las Ideas, incluyendo la
renovación metodológica que promueve en esta disciplina, como asimismo
para apreciar las proposiciones con las que da una nueva orientación a
la filosofía latinoamericana. En este artículo dedicado a su fecunda obra
nos interesa considerar una serie de concepciones que entendemos son
significativas en la elaboración de su pensamiento, las cuales constituyen
tesis centrales que se van desplegando en sus principales escritos. Si bien
atendemos especialmente a los lineamientos teóricos que contienen sus
ideas en torno a la filosofía, cabe mencionar la complementariedad con
que esta resulta tratada respecto a la Historia de las Ideas. Los diversos
trabajos sobre la historia del pensamiento latinoamericano fueron
abordados desde una perspectiva que ofrecía claves filosóficas para su
interpretación.
Un ejemplo acabado de esta perspectiva complementaria se
refleja en uno de sus libros más relevantes sobre el tema: Teoría y crítica
del pensamiento latinoamericano2. En esta obra se ofrecen los fundamen-
tos acerca del pensamiento filosófico teniendo en consideración que en
cuanto actividad teórica implica también una dimensión práctica que le es
constitutiva. La filosofía como práctica posee así una normatividad, lo cual
conlleva pautas que no son externas a lo teorético. De allí se desprende,
además, que la indagación en torno al saber filosófico se remita al sujeto
que lo sustenta, en la significación que es asignada a la sujetividad; cate-
goría que viene a quedar definida dentro de una formulación particular.
En este sentido, entiende Roig que la filosofía como saber crítico no se
reduce a los límites de la razón, a las posibilidades del conocimiento, sino
que involucra al sujeto que conoce, en su inserción en una situación social
e histórica. La pauta fundante la enuncia mediante la noción de “a priori
antropológico”, a partir de una revisión del planteo del apriorismo que
excede el nivel lógico-trascendental en Kant y encuentra una postulación
más explícita en Hegel cuando en su Introducción a la historia de la filosofía

2 En lo siguiente mencionamos la primera edición: Roig, A. 1981. Hay también una


reedición de esta obra en el 2009.
Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, v. 31 nº 1, 2014, p. 53 a 67. 55

aborda el problema del comienzo de la filosofía, en que la condición de


posibilidad del conocimiento entiende que se produce a partir de un acto de
autoafirmación y autovaloración del sujeto3. En consecuencia afirma Roig:

Los verdaderos alcances de la crítica únicamente podrán se-


ñalarse, por lo dicho, en la medida que se tenga en cuenta la
presencia de lo axiológico, a tal extremo que no hay una ‘crítica
de la razón’ que pueda ser ajena a una ‘crítica del sujeto’, desde
cuya sujetividad se constituye toda obj etividad posible (Roig, A.
1981, 14).

A diferencia del sujeto pensante que había diseñado la filosofía


moderna en la figura del ego cogito cartesiano, del sujeto trascendental
en Kant o del pasaje a un mítico espíritu absoluto en Hegel, en quien la
comprensión de lo social e histórico se termina desplazando a un nivel
ontológico, Roig realiza varias acotaciones que aclaran los alcances de
su concepción. En primer lugar, la consideración de que se trata de un
sujeto empírico, característica que implica una capacidad de experiencia
que deviene de la misma condición de la historicidad inherente al ser hu-
mano. Esto se manifiesta igualmente en ese acto valorativo originario que
precede al conocimiento a partir del cual el sujeto se constituye como tal,
al mismo tiempo que toma distancia de la realidad al objetivarla, pero que
no se resuelve en una simple contraposición entre conciencia y mundo y,
de acuerdo a una dirección filosófica que resulta impugnada, en el sen-
tido que la primera detente una prioridad. Otro aspecto se refiere a que
la sujetividad no se identifica con la subjetividad, es decir, con una mera
particularidad. Aun cuando se trate de un sujeto individual que enuncia esa
autoafirmación, está inserto en una totalidad social, en que se manifiesta
una pretensión de universalidad en cuanto la acción de pensarse excede lo
subjetivo, aunque siempre es relativa a un sujeto concreto.

3 En la propuesta de Arturo Roig resulta enunciada la noción de “a priori antropológico”


como la actitud de “querernos a nosotros mismos como valiosos” y, consecuentemente,
“tener como valioso el conocernos a nosotros mismos”.
56 Dante Ramaglia. Filosofía latinoamericana, humanismo y emergencia […]

En tal sentido, Roig resignifica la referencia a un sujeto latino-


americano en clave de un “nosotros”, en términos de la integración de lo
individual en una identidad colectiva que implica tanto un “ser” como un
“deber ser”. La afirmación de un “nosotros” va a ser así leída críticamente
en diferentes pensadores latinoamericanos, quienes realizan una media-
ción discursiva de las construcciones de la identidad que se presentan en
diferentes situaciones históricas. Por este motivo recusa las formulaciones
esencialistas derivadas de una determinada comprensión ontológica, que
habían sido postuladas recurrentemente sobre el tema identitario. La re-
construcción de un sentido posible es propuesto a partir de una teoría
crítica de la historia y de los sujetos que configuran una entidad histórica
y cultural, como se da en el caso de la referencia a la conformación de
América Latina. Es en el plano de los procesos históricos, entendidos en
su contingencia y discontinuidad, que se ha planteado ese ejercicio de po-
nernos a nosotros mismos como valiosos, a partir de lo cual se autoafirma
un sujeto colectivo y plural a través de sucesivos “recomienzos”. Esta últi-
ma tesis historiográfica, referida a que no hay un comienzo de la filosofía
sino recomienzos, viene a confirmar la relevancia de realizar una historia
frecuentemente no atendida, de carácter episódico, en que se manifiestan
los sectores subalternos; en tal sentido, dice Roig:

Una Filosofía latinoamericana –vale decir, un preguntar que


involucra la realidad de un hombre que se identifica de una parti-
cular manera histórica- que no se nos presenta en sí misma como
una continuidad asegurada por una necesaria secuencia, sino como
un enunciado de discursos circunstanciales que han sido para
cada época diagnóstico, denuncia, proyecto y también, por cierto,
compromiso (Roig, A. 2008, 157).

En consecuencia se abren distintas perspectivas a partir de la


comprensión de la actividad filosófica que propone Arturo Roig. De lo
anterior se desprende que su planteo se refiere a las condiciones en que
se constituye el sujeto del filosofar, caracterizado desde un punto de vista
metodológico como sujeto de discurso. La afirmación acerca de la pluralidad
Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, v. 31 nº 1, 2014, p. 53 a 67. 57

que reviste la constitución de ese sujeto, en cuanto implica un “nosotros”,


no deja de presentar dificultades respecto a la validez de asumir un lugar de
enunciación que incorpora las voces de otros. De este modo, cabe interro-
garse tanto sobre la representación legítima de las demandas colectivas que
han realizado distintos pensadores, como desmontar los modos de encubri-
miento de las situaciones sociales conflictivas bajo una noción totalizante y
homogénea que oculta la diversidad social y cultural, tal como se presenta
en lo que denomina “totalidades objetivas” o “universales ideológicos”. La
posibilidad de una lectura crítica respecto a este asunto complejo está ya
planteada por Roig en el texto que comentamos, siendo también objeto de
consideración desde una perspectiva metodológica basada en la mediación
lingüística, en particular retomando la noción de “discursos referidos”,
mediante la cual va a distinguir las formas de incorporación de otras voces
o discursos en el propio discurso, incluida igualmente la referencia con
determinado signo valorativo efectuada respecto a distintos sujetos sociales.
Por cierto que las derivaciones teóricas que conlleva el enfoque
metodológico mencionado, que es desarrollado con mayor amplitud en
otros de sus trabajos4, no se reducen a las representaciones sobre América
Latina, si bien resulta central este tema para el análisis de los modos de
auto o hetero-reconocimiento en diversas instancias históricas. Como pre-
supuesto remite a la dinámica social conflictiva en que son producidos los
discursos, en tanto contextualidad que no es solo externa al texto mismo,
así como implica la idea de que la filosofía no es ajena a intereses políticos
e ideológicos. Precisamente el lugar que ocupa el intelectual movido por
un interés emancipatorio es el de reformular una demanda social que ya
se encuentra de algún modo presente en otros discursos y prácticas que
surgen de distintos sectores. En particular, se alude a las ideas –expresa-
das bajo distintas formas discursivas y simbólicas- en que se produce una
apertura a los fenómenos de emergencia social, o bien el modo en que se
ha dado lugar en la misma dialéctica discursiva a quienes representan en

4 Las líneas principales de la renovación metodológica propuesta en relación a la


Historia de las Ideas, así como su articulación con la filosofía latinoamericana, se
encuentran en: Roig, A. 1993b.
58 Dante Ramaglia. Filosofía latinoamericana, humanismo y emergencia […]

su irrupción histórica lo que se llama como “alteridad”. Un ejemplo del


modo de enfocar este problema se encuentra en el ensayo Nuestra Amé-
rica de José Martí, a quien cita en más de una ocasión Arturo Roig en sus
escritos para mostrar las posibilidades de una perspectiva inclusiva acerca
de la constitución del nosotros.
Otro aspecto que aparece como fundamental en las proposiciones
sobre el pensamiento filosófico elaborado por Roig se refiere a la temática
del reconocimiento. La misma proviene de la particular relectura crítica
de la filosofía hegeliana que abarca otras líneas de reflexión presentes
en este libro que aquí no vamos a considerar 5. Cabe agregar que las
derivaciones conceptuales de la lucha por el reconocimiento han cobrado
relevancia en planteos de la filosofía social y política contemporáneas
a partir de la reformulación de las tesis de Hegel, tal como se da en la
teoría desarrollada por Axel Honneth. En el caso de Roig puede advertirse
el intento de redefinición del sentido que reviste el reconocimiento en la
Fenomenología del Espíritu, particularmente cuando se trata a partir de la
“dialéctica del amo y el esclavo”. Como es sabido en esa figura dialéctica
se presenta puntualmente una modalidad de constitución de los sujetos,
entendida en el plano de la formación de la autoconciencia en relación
con otra autoconciencia, a partir de una asimetría que está atravesada por
una relación de poder. Este fenómeno, observa Roig, que está anticipado
en Aristóteles en su definición del “hombre como animal político” y como
ser que posee logos, que significa no sólo razón sino también palabra;
esto supone que la vinculación entre los seres humanos se encuentra
mediada por la comunicación6. Si bien se reconoce la riqueza del planteo
de Hegel, en particular cuando se refiere a los modos en que se atiende a

5 Una interpretación acerca de la recepción crítica de la filosofía hegeliana en Arturo


Roig, junto con Alejandro Korn y Carlos Astrada, la hemos presentado en: Ramaglia,
D. 2007.
6 No obstante se señala en Aristóteles la diferenciación entre quienes ejercen el len-
guaje en su condición de ciudadanos libres y los que por ser considerados inferiores,
como es el caso del esclavo, están privados de él y se limitan a un sonido cuasianimal
similar al grito (Roig, A. 1981, 124).
Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, v. 31 nº 1, 2014, p. 53 a 67. 59

la importancia del hecho básico del reconocimiento intersubjetivo, entiende


que se termina desvirtuando esta relación en cuanto la comprende bajo
un acto de dominio, que implica en definitiva una reificación del otro.
No menos importante sería el modo de reconocimiento que se ejerce en
relación al trabajo como modo de transformación de la naturaleza, lo cual
fue retomado desde otros supuestos en las tesis de Marx (Roig, A. 1981,
79-85). En textos posteriores Roig volverá a remarcar el valor de ambas
formas de mediación, esto es la referida al lenguaje y sin desplazar la del
trabajo como sucede en la teoría comunicativa de Jürgen Habermas, en
tanto principios dinamizadores del proceso de antropogénesis y, en última
instancia, de humanización de las relaciones sociales en cuanto se superen
modos alienantes (Cf. Roig, A. 2008, 157-162).
Las consideraciones anteriores sustentan la caracterización de la
filosofía latinoamericana dentro de las manifestaciones del humanismo,
sin duda de signo crítico, teniendo en cuenta las circunstancias específicas
en que se produjo la afirmación de la propia humanidad ante situaciones
en que esto se negaba. Este proceso de humanización será comprendido
en un registro amplio de la historia de América Latina que es repasado en
algunos momentos y autores significativos, tanto en el libro que estamos
comentando como en otros trabajos de su extensa producción filosófica e
historiográfica. Parte de la interpretación ensayada en este texto de Roig
habría que indicar que alude principalmente a las consecuencias que se
derivaron de procesos de dominación procedentes de la experiencia his-
tórica de la conquista y la colonización, que implicaron, entre otras cosas,
el desconocimiento de la propia historicidad de Latinoamérica y de su
población (Cf. Roig, A. 1981, 122-137).
De allí también que su planteo se concentre en la denuncia de
una filosofía de la historia imperial de la modernidad, cuyo modelo pa-
radigmático se encuentra expuesto en Hegel mediante su concepción de
la historia mundial y el lugar que ocupa América en la misma, pero que
podría extenderse igualmente a diversas expresiones del occidentalismo y
del eurocentrismo que se siguen manteniendo en el presente. En respuesta
a esta construcción de la historia de la filosofía que implica, además, un
sentido dialéctico que culmina justificando una clausura de la temporalidad,
60 Dante Ramaglia. Filosofía latinoamericana, humanismo y emergencia […]

la filosofía latinoamericana se presenta como un saber auroral y de conje-


tura, no ajeno a la dimensión utópica desde la cual se plantea la crítica de
una situación vigente y se proponen ideas reguladoras. La reivindicación de
la función utópica, ejercida a través de un pensamiento que se abre a la
novedad y a la contingencia, revela que esta tiene como fin la denuncia y
la búsqueda de la transformación de relaciones que reproducen formas de
subordinación y marginación padecidas por determinados grupos humanos.
Desde el punto de vista que interesa poner de relieve en esta
comprensión de la historicidad que se ha planteado en relación a América,
Roig evalúa la significación de las tesis que provienen de la modernidad
y siguen gravitando en posiciones contemporáneas. Bajo distintos matices
subsiste la idea de que hay pueblos no plenamente históricos; y es posi-
ble constatar desde una historia crítica que otras naciones a partir de este
señalamiento han justificado asumir una misión civilizatoria, ante lo cual
va a afirmarse que las formas de conciencia histórica han estado presentes
en toda cultura:

Podríamos afirmar, como corolario –dice Roig-, que la pauta


enunciada en este caso como una exigencia de “reconocer la histo-
ricidad de todo hombre” es equivalente a la del “reconocimiento de
que absolutamente todo ser humano posee voz”. En consecuencia,
la distinción entre “hombres históricos” y “hombres naturales”, entre
un ser parlante y otro mudo, entre un individuo capaz de discurso y
otro impotente para el mismo, no puede ser más que ideológica (…).
La pauta que en este caso comentamos supone, por todo lo dicho, un
humanismo, y en la medida que no hay ningún humanismo que no
sea pensado como un “proceso de humanización”, ella adquiere toda
su fuerza programática. Aquel “ponernos a nosotros mismos como
valiosos” quedaría sin justificación si no fuéramos capaces de ver
la relación que hay entre una afirmación legítima de un “nosotros”
y lo que se ha de entender como humanismo (Roig, A. 1981, 124).

De esta última cita cabe aclarar la referencia a los modos legíti-


mos e ilegítimos que resultan de esa autoafirmación del nosotros, que puede
Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, v. 31 nº 1, 2014, p. 53 a 67. 61

tener un sentido incluyente o de rechazo de acuerdo al aspecto axiológico


implicado, en que el reconocimiento del otro resulta necesario en el marco
de relaciones que tiendan a la humanización. En tal sentido, viene a ad-
vertir sobre la función ideológica que pueden tener algunas ideas que se
declaran humanistas, en cuanto la cualidad de lo humano podría erigirse a
partir de determinados valores que posee un grupo social o cultural frente
a otros a los que no se les reconocen los mismos. En consecuencia, estaría
implícita una afirmación de la igualdad genérica de la humanidad, que no
se refiere únicamente a una noción abstracta, sino que se trata de verificar
en distintos momentos de nuestra historia cómo se ha respondido a esa
exigencia valorativa que proviene del a priori antropológico. Asimismo, el
sentido contingente asociado con la historicidad, que expresa las formas de
realización de sí mismo que posee el ser humano en su condición existen-
cial y social, supone la dimensión de futuro que se proyecta a una realidad
diferente, en cuyo caso el pensamiento crítico puede servir de orientación
a un proceso de emancipación.
En un artículo posterior, denominado “La filosofía en nuestra
América y el problema del sujeto del filosofar” (Roig, A. 2011, 235-246),
Roig aclara algunas de las cuestiones implicadas en el texto que venimos
comentando. Uno de los aspectos que sostiene consiste en que la considera-
ción del sujeto se inscribe en la línea crítica de descentramiento que había
iniciado la llamada “filosofía de la sospecha” -representada por Nietzsche,
Marx y Freud-, añadiendo a este planteo ya esbozado anteriormente el cues-
tionamiento del sujeto androcéntrico. A partir de esta posición se evidencian
los límites de la representación originada en la modernidad respecto a las
relaciones entre la conciencia y la sociedad, la cultura o la corporalidad. Y,
en particular, es comprendida la línea crítica posterior en el sentido de la
denuncia de las distintas formas en que se ejerce la función de centro o de
dominación, ya sea bajo la categoría que se identifica con el patriarcalismo,
o sus derivaciones en el logocentrismo, el androcentrismo, el etnocentrismo
y el hegemonismo, haciendo referencia con esta última noción gramsciana
a la asimetría y desigualdad sociales (Roig, A. 2011, 236-237). Asimismo,
el recurso de Roig a posiciones críticas respecto a las “filosofías de las
conciencia”, aun reconociendo algunas dificultades teóricas que entraña la
62 Dante Ramaglia. Filosofía latinoamericana, humanismo y emergencia […]

concepción de sujeto que ha sostenido, se distancia de la visión idealista


o trascendental que surge de Kant o, en otro sentido, del desplazamiento
del sujeto dentro de una compresión estructural, tal como se observa en
el caso de las categorías de “a priori histórico” y de episteme en Foucault.
La significación del a priori antropológico como experiencia axio-
lógica primaria es enfatizada por Roig en relación a la lucha por la consti-
tución de constructos sujetivos por parte de grupos humanos marginados,
sometidos o simplemente desconocidos, por lo cual tienden a reivindicar su
reconocimiento y valoración. El ejercicio de este a priori se comprende así
como principio regulador respecto a las formas posibles de praxis, al mismo
tiempo que da lugar a distintos discursos en que se lleva a cabo una tarea
crítica, entendida como social antes que epistemológica y supone “poner al
sujeto fuera de su centro como condición misma de la sujetividad” (Roig, A.
2011: 240). En este planteo remarcamos que la relación entre la dimensión
teórica y práctica resulta acentuada, por lo que se observa la referencia a
una pluralidad efectiva de otros sujetos en la misma función crítica o de
descentramiento. A nuestro juicio esto podría verse reflejado en el caso del
protagonismo que adquieren los movimientos sociales en las democracias
actuales, donde las demandas por el reconocimiento han dado origen a la
ampliación y concreción de los derechos humanos.
Para la tarea de reconstrucción desde la historia de las ideas re-
sulta necesario atender precisamente a esas distintas expresiones en que se
presenta la irrupción de los sujetos en procesos conflictivos, en los cuales
se ejercen diversas formas de crítica que se presentan tanto en los discursos
producidos por intelectuales como en formas de saber más espontáneas y
en prácticas que surgen de la vida cotidiana de los sectores sociales que
manifiestan su derecho a la palabra y a mejores condiciones de existencia.
En esta línea plantea Roig:

Poniendo en juego aquella criticidad y sin ignorar que el pen-


samiento no se reduce a libros, la filosofía de nuestra América
quiere organizarse sobre un corpus a través del cual podamos
reencontrarnos con formas discursivas que sean actos de dignidad
humana o, por lo menos, que los impliquen (Roig, A. 2011, 242).
Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, v. 31 nº 1, 2014, p. 53 a 67. 63

Y para confirmar la significación que posee esa emergencia his-


tórica de los sujetos en relación a un horizonte utópico, añade:

Una sola palabra puede ser un mundo y encerrar una idea regu-
ladora de modo pleno y rico, son las palabras-símbolo con las que
los sectores emergentes han acuñado sus ilusiones y sus exigencias
de reconocimiento y dignidad (Roig, A. 2011, 243).

Esta posición viene a la vez a complementar la cuestión de la


legitimidad del ejercicio del a priori antropológico, lo cual aclara Roig que
significa haber alcanzado un nivel de autenticidad, y esto es solo un punto
de partida, que en su despliegue va ser orientado normativamente por la
categoría de dignidad humana. Podría agregarse que la motivación de la
acción que está implicada tanto en el reconocimiento como en la dignidad
representa una aspiración y conquista permanentes en la constitución de
los sujetos en su vínculo social.
Desde otro enfoque, la ampliación de parte de los temas que se
han reseñado en su concepción sobre el sujeto es tratada por Arturo Roig
en su libro Ética del poder y moralidad de la protesta (Roig, A. 2002). En
este texto son desarrolladas sus proposiciones en el campo de la ética,
desde una perspectiva que reinterpreta el vínculo del ser humano con
la naturaleza, las problemáticas de la corporalidad y las necesidades, así
como es central la intervención de los sujetos sociales en la formación de
lo que denomina “moral emergente”. En particular, puede comprobarse
que la cuestión del a priori es reformulada en función de la significación
que se asigna al nivel subjetivo de la ética, que resulta así definida en sus
alcances y fundamentación.
Cuando traza una fenomenología del acto emergente parte del
conatus de Spinoza, en el que se expresa que “Toda cosa en cuanto es en
sí se esfuerza en perseverar en su ser”, lo que identifica Roig como un “a
priori ontológico”. El mismo es básico en la constitución de todo ser vivo,
por lo cual involucra las relaciones necesarias con la naturaleza. Este nivel
del “en sí” resulta asumido en el planteo de Hegel desde una conciencia
“para sí”, que se presenta como característica del ser humano en cuanto
64 Dante Ramaglia. Filosofía latinoamericana, humanismo y emergencia […]

ese principio conativo implica la condición de valiosos y dignos que supone


la autoconciencia. Tal como quedaría expresado en la formulación del “a
priori antropológico”, entiende Roig que la dignidad únicamente es posible
sobre la base del reconocimiento de la dignidad del otro. Y esta aspiración
de universalidad contenida en el reconocimiento queda desvirtuada cuando
se la limita en determinados sujetos, como se da en el caso del “esclavo”
o la mujer. De allí que afirma Roig:

Ser digno, ser valioso, para el ser humano es serlo intrínse-


camente. El verdadero auto y hetero-reconocimiento se cumple
cuando todos llegamos a asumir que no somos ‘medios’ sino ‘fines’,
que no somos ‘valores de uso’ o ‘valores de cambio’, sino valores
intrínsecos (Roig, A. 2002, 133).

En los términos así planteados, siguiendo el imperativo de Kant


referido al hombre como fin y su reformulación en la teoría crítica de Marx
respecto a la reificación y la alienación, encuentra que se enuncia un “a
priori ético-axiológico”. Esa profundización del proceso de humanización
queda cumplida en un nivel que caracteriza como el duro trabajo de la
subjetividad contra la objetividad, de la moral de los oprimidos contra la
ética de los opresores. La misma corresponde a un “a priori ético-político”
que está representado en las figuras de Antígona y Calibán7.

7 La reformulación crítica de las figuras clásicas de “el amo y el esclavo” y de “el varón
y la mujer”, presentes en la dialéctica hegeliana, es realizada por Roig a partir de
su significación para el pensamiento latinoamericano. Por una parte se ha dado un
nuevo sentido al símbolo de Calibán, desde su versión original en La tempestad de
Shakespeare, tal como lo planteó Roberto Fernández Retamar, entre otros. Calibán,
el esclavo que aprende la lengua del amo para maldecirlo y se rebela, viene a repre-
sentar la emergencia de los sujetos negados y oprimidos. Por otra parte, la relectura
que se propone de la figura de Antígona, tomada de la tragedia de Sófocles, viene a
coincidir con la expresión del conflicto entre lo subjetivo y lo objetivo, en cuanto esto
último encarna una forma de racionalidad patriarcal y una ley y moral opresoras. Esta
rebelión subjetiva de la mujer Roig la ve principalmente reflejada en la lucha de las
Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, v. 31 nº 1, 2014, p. 53 a 67. 65

En este sentido se perfilarían, entonces, las condiciones de una


moral subjetiva que impulsan los movimientos surgidos de la sociedad civil
que se manifiestan en su emergencia histórica. La misma constituye una
moral alternativa frente a sistemas normativos e institucionales dominantes
que conforman una determinada “eticidad”, con lo cual se invierte la pri-
macía que había otorgado la filosofía política hegeliana a este último nivel
objetivo de la ética, en particular representado por el Estado y el derecho.
En todo caso lo que se pone de manifiesto es que los sujetos son anteriores
en su valor moral frente a las objetivaciones éticas, las cuales pueden ser
sucesivamente conformadas de acuerdo a las necesidades y sus diversos
modos de satisfacción que se expresan en la vida social y cultural.
De este modo, tanto para las objetivaciones como para las nece-
sidades, el criterio de evaluación y de discernimiento radica en el principio
de la dignidad humana. Si este último principio constituye un punto de
partida para la acción, resulta a la vez reconstruido con posterioridad en
sus distintas expresiones históricas, especialmente a través de la postula-
ción de una ética crítica que se rastrea en autores latinoamericanos y, al
mismo tiempo, se encuentra como motivación profunda de las luchas por
el reconocimiento de diferentes grupos, lo cual permite delinear a este
proceso como una “antropología de la emergencia”. Desde este punto de
vista, se vislumbra una línea de continuidad y complementación entre lo
que Roig había caracterizado como a priori antropológico y la afirmación
de la dignidad humana, comprendido este último como concepto desde el
cual se desprende un universo normativo que orienta la praxis.
Para concluir diremos que tratamos de mostrar líneas temáticas
que se van enriqueciendo y desplegando conceptualmente en las propuestas
filosóficas desarrolladas por Arturo Roig. Las mismas confluyen en ofrecer
las bases teóricas y el sentido desde los cuales es comprendida la filosofía
latinoamericana, si bien creemos que exceden este lugar de enunciación en
que se contextualiza su reflexión. Podría observarse que la cuestión del su-
jeto remite a un amplio debate que entabla el pensamiento contemporáneo

Madres de Plaza de Mayo por la construcción de una nueva eticidad y justicia en la


democracia argentina (Cf. Roig, A. 1993a, 182-189).
66 Dante Ramaglia. Filosofía latinoamericana, humanismo y emergencia […]

respecto a la configuración de esta noción a partir de la modernidad. Tema


que se presenta en la formulación de la noción de sujetividad que elabora
Roig, relacionado como vimos con las categorías de a priori antropológico,
historicidad, reconocimiento y dignidad humana, entre otras. Para indicar
las proyecciones de estas concepciones apela a la interpretación de autores
y momentos de la historia de América Latina, conjugando una mirada filo-
sófica, cultural y social en sus estudios históricos, sobre los que no hemos
realizado una mención más detallada en este artículo.
En especial hemos puesto de relieve el modo en que se comple-
mentan determinadas categorías que recorren algunos de sus textos prin-
cipales, desde una perspectiva que ha privilegiado señalar las conexiones
internas en su pensamiento. Por cierto que hemos dejado de lado otras
vertientes significativas de sus tesis, así como la indagación de las vincu-
laciones con otras posiciones que se dieron contemporáneamente en el
campo de la filosofía y la Historia de las Ideas latinoamericanas, a partir
de lo cual podría considerarse igualmente la singularidad de su obra. Si su
posición filosófica es posible caracterizarla como próxima al humanismo, no
solo debe señalarse la inflexión que se presenta en las ideas contemporá-
neas respecto a sus formulaciones clásicas, sino la ampliación que supone
la referencia a los procesos de América Latina, y a sus hombres y mujeres,
en el horizonte que tiende a la conquista del reconocimiento y la dignidad.

Referencias y bibliografía

Cerutti Guldberg, Horacio. 2009. Filosofando y con el mazo dando. Madrid:


Biblioteca Nueva / Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
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