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Informe de lectura 2: La Persona

(Emilia Cruzat y Catalina Morales)

I. La persona no la podemos entender si no la ligamos a su contexto, no existe un “yo” sin


un “nosotros”. Con esto, el autor hace referencia al carácter relacional de la persona humana
que existe en este ámbito permanente de relaciones con el otro, donde no hay uno sin el otro.
También alude a que la persona no nace cerrada y comienza a abrirse al mundo, sino que
desde siempre se mantiene en esta unión de relación con el mundo y los otros. No existiría el
mundo sin esta red socializadora. Tal como lo menciona en el texto: “el ser humano es una
apertura radical al mundo y a las demás personas y como tal su ser consiste en estar
siendo”(Díaz, 1997, p. 310)1. Con esta frase nos explica que las personas alcanzan su
realización humana en esta constante interacción con los otros, en ese acto de reciprocidad
entre los pares. En simples palabras (donde el autor alude a Zubiri) el hombre se va
integrando al mundo desde el interior, pero sin perder su autonomía en esta búsqueda de la
realización propia.

Por otra parte, en el texto se nos muestra también que en este acto de socialización del
hombre con el mundo, de este encuentro con los otros dentro de un contexto, se encuentra la
naturaleza del hombre, quien se siente llamado a existir, habitar y construir un mundo con
otros. Y es así como el autor nos demuestra que el hombre es capaz de hacer historia, porque
como se nos explica, la historia consiste en ese “flujo de fuerzas donde el hombre es el agente
principal”(Díaz, 1997, p. 312)2. Con esto, podemos volver a la idea principal que nos habla el
autor de que el hombre es el agente principal que es capaz de generar este movimiento y
construcción de un mundo, donde las personas se ven impulsadas a esta permanente relación
entre ellas y que de ese encuentro nacería este mundo del “yo” y el “nosotros”, donde se
demuestra que no puede existir entonces un “yo” sin un nosotros, no se podría crear ese
mundo de relaciones y encuentros que llevan al hombre y al mundo finalmente a su plenitud.

II. Tomando en cuenta la condición ontológica del ser humano, y en base a la lectura del
texto de Carlos Diaz, podemos destacar que el ser humano requiere de una apertura radical al
mundo y al resto de las personas, ya que de lo contrario su existencia o la forma en que él
mismo la comprende se relativiza. Así mismo lo postula Machado en la siguiente cita: “(...)

1 Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo Divino, Navarra. (p. 310)
2 Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo Divino, Navarra. (p. 312)
el ojo que ves, no es el ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve; el ojo mismo, como el resto
del cuerpo (…)” (Díaz, 1997, p. 312)3. La cita anterior es un claro ejemplo del carácter
relacional de la persona. A Través del ejemplo del ojo se logra entender la necesidad de un
“otro” (un ente distinto de mí), para que la persona pueda tener certeza de lo real, pero no
sólo en sí mismo sino que en la forma que conoce y comprende el mundo.

Por otro lado, tomando en cuenta la dimensión intencional de la persona, se puede


rescatar del texto que el ser humano es una estructura que está en continua constitución
dinámica, está “siendo”, no “es” ni “fue”. Esto significa que está en constante constitución, y
no se estanca bajo una sola definición por siempre. No somos la misma persona desde que
nacemos, como lo es un objeto de características fijas y bien definidas, sino que a lo largo de
nuestra vida estamos en constante desarrollo debido a las experiencias y las relaciones que
vivimos y experimentamos. Este concepto de persona es más fructífero, ya que no se cierra
solamente a sí mismo bajo una definición estática, sino que trasciende, pues requiere de
constante conexión y relación con el entorno. Esto se puede ver en la siguiente cita del texto:
“no se nace cerrado, sino abierto y como a la búsqueda del mundo, cual si, de su otra media
naranja se tratara. Hasta podría decirse que formamos parte de una unidad ecológica” (Díaz,
1997, p. 312)4.

Por parte del egoísmo, podemos ver que cuanto menos se relaciona una persona más
egoísta es. La explicación detrás de esto está en que las personas por defecto son parte de
algo mayor, no estamos solos sino que formamos parte de un cosmos, donde todo está
relacionado en armonía con reciprocidad. Esto es una lección de solidaridad ya que hay
intenciones de estar “todos para uno y uno para todos”, lo cual implica tanto dar como recibir.
Sin embargo, existen aquellos que caen en el egoísmo, quienes no están abiertos a este
involucramiento interpersonal, (carencia de relación). Apoyando esta idea, el autor cita a
Ortega y Gasset, cuando escribe “el ser humano (...) es un dentro que necesita un fuera, a la
par que un fuera que necesita un dentro”(Díaz, 1997, p. 313)5.

En cuarto lugar, una de las características principales del carácter relacional del que se
habla en el texto es el “entre” que existe en dos personas. Tal como menciona el filósofo
Martin Buber: “El diálogo en que crece la persona como consecuencia de su relación abierta
es una relación que se sitúa a pesar de su fragilidad y gracias a ella, en el entre de tu y yo”
3 Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo Divino, Navarra. (p. 312)
4 Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo Divino, Navarra. (p. 312)
5 Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo Divino, Navarra. (p. 313)
(Díaz, 1997, p. 313)6. A lo que se refiere con esto es que es una relación espontánea a la que
solo ambas personas tienen acceso. Esto no implica necesariamente el establecimiento de un
diálogo concreto, sino que el “entre”abarca también la sutileza de miradas, abrazos, sonidos
escuchados en común, etc. Lo interesante de esto es que muchas veces ni siquiera se tiene
conciencia de esta relación, pero al mismo tiempo gracias al surgimiento de este “entre”, es
que logra aparecer el “yo”, que necesita de un “tú” para ser verídico. Así mismo lo respalda
otro de los autores mencionados en el texto, Emmanuel Levinas: “Antes de existir yo, ya
existe el otro. Por eso soy rehén del otro”(Díaz, 1997, p. 314)7.

III. Link video: https://www.youtube.com/watch?v=8Gosg1ybxTU

El concepto de gratuidad mencionado en el texto, hace referencia a que mientras más


se relaciona y dialoga el ser humano, mayor paz encontrará en sí mismo, su entorno y el
mundo. Este concepto está muy relacionado con la solidaridad mencionada anteriormente ya
que cuando se trata de personas egocentricas, poco dialogantes, y por lo tanto poco
relacionales, soy “yo” el encargado de entregarle y regalarle esa interaccion. Esto es a lo que
se le llama “el poder del débil sobre mi”, ya que nos obliga a endeudarnos con un “otro”, en
el sentido de que es parte de mi carácter relacional, el interactuar con seres no racionales o
menos capacitados para esto. Al fin y al cabo es este acto al que le llamamos gratuidad.

Para poder entender mejor este concepto encontramos un video en Youtube del cual
podemos aprender y entender a qué se refiere el autor con ello. Antes de analizar el video,
vemos que el autor nos muestra que “para la persona relacional y educada en el “entre”, todo
ser se encuentra en condiciones de capacidad relacional potencial, pues si no la posee
aparentemente por sí mismo (...) yo se la doy, yo se la regalo al relacionarme con él
(...)”(Díaz, 1997, p. 316)8. Como vimos antes, la persona se encuentra constantemente en
este estado relacional con otros, pero aquí además nos agrega que en este acto de relación
podrían encontrarse personas que reciben de uno, sin una capacidad relacional de poder
entregar tan abiertamente de vuelta. Se encuentran, como Díaz lo nombró, en un estado de
más debilidad ante el otro. Pero gracias al video podemos ver cómo de esta unión, de este
continuo dar y recibir, el hombre alcanza su realización. El video comienza mostrando una
cadena de favores que nace de manera natural entre los hombres, donde cada vez que uno se
encuentra con alguien que necesita ayuda, se le presta esa ayuda. Esto lo relacionamos con el
6 Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo Divino, Navarra. (p. 313)
7 Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo Divino, Navarra. (p. 314)
8 Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo Divino, Navarra. (p. 316)
carácter natural del hombre que tiende a encontrarse con el mundo y los otros. Pero lo
maravilloso no es solo eso, sino que, ahora relacionándolo con el concepto de gratuidad, por
más que un hombre se encuentra muy débil (en este caso, podríamos hablar del hombre en
situación de calle o la señora mayor que no tiene cómo llevar las bolsas), de ese encuentro
con el otro, donde el hombre recibe ayuda sin poder dar en un principio algo a cambio, se
nos demuestra que uno es capaz de dar donde pareciera no saber cómo, ni creerse que se
pueda dar algo. Esta persona en necesidad de ayuda hace al hombre detenerse, mirarlo y
acudir a él, tal como ocurre constantemente en el video. Y luego de haber recibido ayuda,
abre su corazón para encontrar dónde poder entregar algo propio. Y a eso alude Carlos con el
concepto del “poder del débil sobre mí”, pues aunque parezca que uno no es capaz de
relacionarse con el mundo y los otros, ver que existe alguien más débil que yo me lleva a
abrirme a él de todos modos, y a encontrar una manera de enriquecer el lazo, de “ayudarlo” a
salir adelante. Es por eso, que el débil constantemente inspira a otro a relacionarse con él y
darle, y luego el débil logra encontrar una forma de entregar a alguien más aquello que
aprendió de su primer encuentro.

Por otro lado, de este acto de gratuidad es posible distinguir otras características que
son parte de nuestra identidad como seres humanos, estas son la relación triunfal y la relación
petitoria. Las cuales solo en su conjunto hacen un bien para nuestra sociedad. Tal como se
menciona en la cita: “y desde luego, en ese encuentro enriquecedor en que consiste la
relación interpersonal, hay que saber disfrutar pidiendo lo mismo que regalando. Tanto lo que
se pide como lo que se da constituye el ámbito de la relación (...)” (Díaz, 1997, p. 318), He
aquí donde podemos ver la importancia tanto de dar como de recibir. Y ese acto del hombre
no pierde su riqueza cuando se encuentra con alguien que pareciera ser más débil, sino que de
ese encuentro se alcanza la realización recíproca para ambos.

Bibliografía:

-Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed. Verbo
Divino, Navarra.

● Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed.
Verbo Divino, Navarra. (p. 310)
● Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed.
Verbo Divino, Navarra.(p. 312)
● Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed.
Verbo Divino, Navarra. (p. 312)
● Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed.
Verbo Divino, Navarra. (p. 312)
● Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed.
Verbo Divino, Navarra. (p. 313)
● Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed.
Verbo Divino, Navarra. (p. 313)
● Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed.
Verbo Divino, Navarra. (p. 314)
● Díaz, C. (1997) “La Persona” en 10 Palabras clave en ética, Adela Cortina (dir.), Ed.
Verbo Divino, Navarra. (p. 316)

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