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FILOSOFÍA Y LETRAS.
UBA.
Maestría en
Antropología Social
Seminario: Taller de
tesis 3
Docentes:
Josefina Martinez
Lucía Petrelli
Gisela Gagliolo
Patricia Lizarraga
2 de abril de 2017
“El veneno que mató a
mi hijo vino con el viento”
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Fragmento registro de observación. 03 de enero de 2016.
esperada y bien vista por mucha gente que se entusiasmó frente a la posibilidad
de revivir “los años dorados” alrededor de Celulosa Argentina durante gran
parte del siglo XX. Pero rápidamente las ilusiones se convirtieron en
frustraciones colectivas, ya que, con el proceso de modernización tecnológica,
el desempleo y las marginalidades se fueron profundizando con los años.
En la zona rural, los parajes km. 18, Santa Teresa y Unión, son literalmente una
isla en un mar de pinos. En el kilómetro 18 de la antigua ruta nacional 12, camino
de tierra de difícil acceso. Viven ahí familias que hace generaciones están en esas
tierras. En los últimos años empezaron a verse “encerrados” por los pinos por
el vertiginoso crecimiento de las plantaciones de árboles implantados. Y el
encierro es literal. El fondo de cada parcela limita con pinos, una pared verde
que no deja pasar el sol, ni el viento, pero si los agroquímicos y el polen de los
árboles. De las 36 mil hectáreas que conforman el municipio de Puerto Piray,
el 63 por ciento (22.500) están en poder de la transnacional APSA,
completamente cubierto de pinos. Se estima que cada hectárea forestada insume
tres litros de agrotóxicos por año. Eso significa que, sólo en este pueblo, se
rocían cerca de 70 mil litros de agrotóxicos cada año. La mezcla de herbicidas
utilizada en los pinares es conocida con el nombre de “Arsenal”, una
combinación de glifosato con otros tóxicos, que elimina todo, excepto el pino.
Los monocultivos, sean estos de soja, árboles exóticos, maíz, caña de azúcar no
son capaces de reproducir las condiciones de su existencia. La ausencia de
rotaciones y asociaciones de cultivos determina la interrupción de flujos, ciclos
y relaciones que se dan en la naturaleza, y en la agricultura industrializada estos
procesos intentan ser reemplazados por el aporte de fertilizantes y plaguicidas.
En toda la Argentina, hay 28 millones de hectáreas de cultivos transgénicos (soja,
maíz y algodón) sobre los que se riegan 300 millones de litros de glifosato cada
año. El glifosato es el herbicida de mayor uso en el mundo, tanto en productos
de aplicación agrícola como en espacios urbanos y en el hogar. De acuerdo a
Javier Souza, investigador de la Facultad de Agronomía de la UBA, del análisis
de los datos de investigaciones realizadas en Argentina, surge que el principal
problema de la utilización de plaguicidas lo constituye el impacto sobre los seres
humanos expuestos directa o indirectamente a la acción de estos tóxicos. (Souza,
2010).
Retomo de este estudio una dimensión analizada que tiene que ver con el
“paradigma de la negación y culpabilización de la víctima”. En el año 2003
JICA3 realizó un estudio en el barrio, y si bien para técnicos y profesionales de
la salud y ambiente lo que arrojó como resultados el estudio fueron suficientes
para demostrar la necesidad de intervenir a nivel de control ambiental, en un
programa de salud y de relocalización para los habitantes del barrio, los
representantes de las empresas, así como funcionarios y médicos consideraron
“que los chicos de Inflamable se enfermaban porque sus madres los descuidaban,
y los dejaban jugar en los bañados y lagunas, las enfermedades detectadas eran
iguales que en otro lugar donde había pobreza”.
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Agencia de Cooperación Internacional del Japón
de inocuidad (falaz) depositando la responsabilidad del daño que pueda
generarse en el aplicador.
Esto era como decir que debido a que los humanos no son como animales
de laboratorio, la injuria tóxica a sus cuerpos producida por la inhalación
de metil isocianato –sobre la cual la ciencia no posee conocimiento
definitivo– no podía ser vinculada de manera decisiva a las enfermedades
encontradas. (Das, 1996:156)
Fui a estudiar Antropología a Posadas en 1997. Para ese entonces muchos padres
de mis compañeros habían sido despedidos, y mi familia pasaba por una
situación económica muy difícil, debido a que la empresa - desde hacía poco
tiempo en manos de capitales chilenos - , había tercerizado gran parte de sus
servicios. En algunas clases empecé a ver con una mirada más crítica no solo
como la empresa configuraba la cotidianeidad del pueblo, sino lo que provocaba
en relación a la expulsión de los campesinos de sus tierras, la concentración del
territorio en manos extranjeras y algo que no aparecía con tanta fuerza, peor
sobrevolaba, era lo que la manera en que la empresa estaba impactando en el
ambiente. Una vez recibida, en el 2002 decidí trabajar con organizaciones
campesinas de todo el norte de la provincia, productores de tabaco y familias
con problemas de tenencia de la tierra a causa de la presión de las grandes
empresas foresto-industriales. En esos años, las plantaciones de árboles exóticos
alcanzaban a 240.000 ha. Para tener una idea de la magnitud, en 1992 la
superficie de monocultivo forestal era de 7347 ha y en 1999 había crecido a
50.000 ha. Esto nos habla de la creciente concentración de tierra en manos de
las empresas foresto-industriales y la transformación del territorio misionero.
“La exposición a la substancia, tiene que ver con la intensidad y duración del
contacto de las personas con determinada sustancia o elemento físico; la dosis,
cuánto el sujeto ha absorbido en un determinado período de tiempo; el efecto
biológico de la dosis absorbida y de las relaciones de estos elementos, surgirá la
expresión del conjunto de signos y síntomas que constituirán la enfermedad
clínica. (Chivian, 1995 citado en Verzeñassi, 2014:34). El mismo autor plantea
que es necesario introducir el concepto de riesgo como amenaza potencial para
la salud y la vida, ya que el riesgo, sitúa la aparición de la enfermedad clínica en
el plano de las probabilidades y deja en evidencia las limitaciones del modelo
médico para dar cuenta de las consecuencias del uso de agrotóxicos y la
contaminación ambiental.
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Jornadas FINCA de Soberanía Alimentaria. 6 de junio de 2016. En el marco del Festival Internacional de Cine
Ambiental. Facultad de Medicina. Buenos Aires.
un paso decisivo para reconstruir el mundo, para la legitimación de un yo
integrado. La incapacidad para localizar las causas de la enfermedad: “esto nos
viene pasando desde que…”,” el doctor dijo que no sabe de qué puede ser…”,
“mi hija nació así pero no saben por qué”, “el médico me dijo que puede ser
por los agrotóxicos, pero no me puede firmar nada” “lo que mató a mi hijo
vino por el aire”, provoca una crisis de objetivación y una especial necesidad de
estrategia narrativa” (Good:1994). La enfermedad, por supuesto, no es algo que
tiene lugar en el cuerpo, sino en la vida. No solo se produce en el cuerpo, sino
en el tiempo, en un ámbito, en la historia y en el contexto de la experiencia vivida
y del mundo social.
Y esta situación se repite en muchos pueblos del país. Vemos imágenes, datos,
y relatos que evidencian de que “algo grave” viene pasando en relación a la salud
y la vida cotidiana en los pueblos que se encuentran rodeados de monocultivos.
Testimonios (en los medios, en juicios, en congresos y asambleas) que dan
cuenta del sufrimiento (propio o de parientes) muertes y padecimientos
cotidianos por estar expuestos/as a fumigaciones aéreas. Cáncer, abortos
espontáneos, enfermedades renales, reumatológicas, malformaciones,
problemas endócrinos entre otros. En el caso de esta comunidad, los problemas
de contaminación, las enfermedades, la insuficiencia de agua potable y el estrés
cotidiano por la situación de marginación en la que viven, se agravan con la
desatención del sistema de salud. Si bien en la zona se cuenta con dos salitas de
atención primaria, que con esfuerzo los vecinos consiguieron construir, en estas
salas no hay enfermeras; un médico recurre una vez a la semana y atiende
precariamente sólo a diez pacientes. (Ramirez, 2016:131)
Sin embargo, tanto los relatos de padecimientos por parte de quienes padecen
estas enfermedades, o los estudios médicos - científicos que demuestran los
efectos de agrotóxicos en organismos vivos – muchos de ellos descalificados o
denunciados por su falta de “cientificidad” – no son suficientes para que se
ponga en cuestión el modelo de desarrollo, para que desde el Estado asuma la
existencia de un problema sanitario relacionado con el uso indiscriminado de
agrotóxicos sobre pueblos enteros. Entre la evidencia de que hay personas
enfermas en estas comunidades, y que el sistema médico debe hacer algo, la
situación, y la posibilidad de dar respuestas se complejiza cuando emerge un
tercer elemento que es el de un modelo económico de desarrollo hegemónico,
con enorme poder y con consenso explícito por parte del Estado y el Sistema
Científico, que aparece como amenaza sobre la salud.
PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
OBJETIVOS
General
Específicos
Analizar los sentidos que las familias construyen sobre su cotidianeidad en una
zona contaminada por el uso de agrotóxicos y por la actividad industrial.
METODOLOGÍA
Lins Ribeiro trae algo que me parece interesante para vincularlo con estas
preguntas. El extrañamiento es una experiencia socialmente vivida, básica en la
construcción de la perspectiva antropológica, que puede ser relacionada con la
noción de “conciencia práctica” (Lins Ribeiro 2010:195). Continúa diciendo q el
mismo autor, que el antropólogo, al insertarse en realidades sociales que no son
parte de su cotidianeidad, “desconoce” “la conciencia práctica”, importante para
la definición de los parámetros del flujo de la vida social de los agentes sociales
que intenta conocer. - y es este desconocimiento esencial para el extrañamiento
que tiene que hacer el antropólogo. Los supuestos de lo cotidiano, no lo son para
el investigador, y puede ver como sujeto, cosas que los otros no pueden ver.
Etnografía de la experiencia
Pto Piray, tal como se desarrolló al inicio de este trabajo, es un pueblo ubicado
en el norte de la provincia de Misiones, sobre la Ruta 12, entre los departamentos
de Eldorado y Montecarlo. Una comunidad de 10000 habitantes que en la
provincia es centro de la actividad foresto-industrial. La zona rural y la zona
urbana se desarrollan como dos mundos separados. No hay conexión directa
con transporte público entre ambas. Las familias que viven en la zona rural, para
realizar algún trámite en su municipio, deben primero pasar por Eldorado, y
luego tomar otro colectivo interurbano para ir al centro de Piray. Pero ambas
zonas viven cotidianamente con la contaminación. Para comprender lo que
sucede en esta comunidad en relación a la contaminación y salud, por un lado,
es central re-construir y analizar esas relaciones y tensiones. Las familias,
médicos – sistema de salud, empresarios y Estado. Entender la cotidianeidad de
ese espacio, conocer las acciones de los sujetos, sus rutinas, comprender las
experiencias, implica trascender lo fenoménico “documentar lo no
documentado” de la vida social. Conocer la cotidianidad de los social no implica
separar lo cotidiano de su particularidad, sino que comprenderlo en tanto
atravesado por procesos históricos generales. Los sujetos sociales son sujetos
históricos y la cotidianidad es histórica. Retomando a Kleinman , parto de la idea
de que los significados de la enfermedad son compartidos y negociados, son una
dimensión integral de la vida junto a otros (…). La enfermedad está
profundamente enraizada en el mundo social, y consecuentemente es
inseparable de las estructuras y procesos que constituyen ese mundo. Para el
practicante de medicina, como para el antropólogo, un estudio de los
significados de la enfermedad es una travesía hacia las relaciones.
INDICE
1. Introducción
Tema. El porqué del tema. Problema. Objetivos
Marco teórico. Otras etnografías sobre cuerpos expuestos y cuerpos
contaminados.
Etnografía de la experiencia
La cotidianeidad de la contaminación.
La temporalidad en la percepción acerca de la contaminación.
Cuerpos expuestos y cuerpos contaminados
Narrativas colectivas
Bibliografía
AUYERO Javier, SWISTUN Debora (2006) Tiresías en Villa Inflamable. Hacia una
cronografía de la dominación. Cuadernos del CISH. N° 19-20. pp 15-45.
FaHCE.UNLP
FASSIN Didier (2004) Entre las políticas de lo viviente y las políticas de la vida.
Hacia una antropología de la salud. Revista Colombiana de Antropología, vol 40.
Enero – diciembre de 2004, pp 283-318. Instituto Colombiano de Antropología
e Historia. Bogotá, Colombia.