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EMOCIONES Y SALUD

Las emociones son reacciones psicofisiológicas que todos experimentamos a diario aunque no siempre seamos
conscientes de ello. Son de carácter universal, bastante independientes de la cultura y generan cambios en la
experiencia afectiva, en la activación fisiológica y en la conducta expresiva. Surgen ante situaciones relevantes
que implican peligro, amenaza, daño, pérdida, éxito, novedad…y nos preparan para poder dar una respuesta
adaptativa a esa situación. A lo largo de nuestra evolución como especie, gracias a las emociones hemos
podido responder rápidamente ante aquellos estímulos que amenazaban nuestro bienestar físico o psicológico,
garantizando nuestra supervivencia. Además de esta función primordial adaptativa, las emociones cumplen
una función social y otra motivacional. A través de la primera, facilitan la interacción social, permitiendo la
comunicación de los estados afectivos y promoviendo la conducta prosocial. Y, por otra parte, la emoción es la
encargada de energizar una conducta motivada, aquella caracterizada por poseer dirección e intensidad.

El miedo-ansiedad, la ira, la tristeza-depresión y el asco son reacciones emocionales básicas que se caracterizan
por una experiencia afectiva desagradable o negativa y una alta activación fisiológica. Las tres primeras son las
emociones más estudiadas en relación con el proceso salud-enfermedad.

La reacción ante determinadas situaciones y las emociones son diferentes en cada individuo. Hay personas que
ante un exceso de carga emocional tienen problemas físicos (cefáleas o trastornos digestivos) cognitivos
(excesiva preocupación, obsesiones) o conductuales (adicciones). Por tanto, hay un síntoma de alarma
diferente para cada persona.

-EMOCIONES PRINCIPALES:

Asco, Sensación de desagrado hacia alguien o algo y que impulsa a rechazarlo.

Miedo, Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Sentimiento de
desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea.

Alegría, Sentimiento de placer producido normalmente por un suceso favorable que suele manifestarse con un
buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia a la risa o la sonrisa.

Tristeza. Sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desfavorable que suele manifestarse con un
estado de ánimo pesimista, la insatisfacción y la tendencia al llanto. La vivimos cuando experimentamos algún
tipo de pérdida.

Ira. La experimentamos cuando percibimos algún obstáculo o interferencia.

Tanto las emociones positivas como negativas son necesarias y aunque nos resulte difícil admitirlo en ciertas
emociones tienen las siguientes funciones:
-Función adaptativa: nos ayudan a adaptarnos a las situaciones importantes,

-Función motivacional: nos predisponen a la acción (nos motivan),

-Función informativa: La expresión emocional nos dice mucho del propio estado de ánimo como el de los
demás

-Función social: nos permiten expresar lo que pensamos y sentimos, comunicar nuestros sentimientos.

Las dificultades aparecen cuando la gestión de las emociones, como las regulamos resulta difícil, magnificando
los problemas y enfocándonos en las situaciones valoradas como negativas.

Por otro lado, cuando las emociones negativas son excesivamente intensas o duraderas pueden perjudicar
nuestra salud, pues al activarnos en exceso, nos hacen más vulnerables a contraer enfermedades.

Que afectan las emociones a la salud es un hecho. Nuestro cuerpo responde a la manera en cómo pensamos,
sentimos y actuamos. Esto, con frecuencia, se denomina la conexión mente y cuerpo. Cuando nos encontramos
estresados, ansiosos o enfadados, nuestro cuerpo trata de decirnos que algo no funciona bien. Por ejemplo, un
dolor de cabeza o una úlcera estomacal podría desarrollarse después de un acontecimiento estresante, como
puede ser la muerte de un ser querido.

Síntomas que pueden evidenciar que nuestra salud emocional está desequilibrada

Dolor de espalda, cambio de apetito, dolor en el pecho, estreñimiento o diarrea, cansancio excesivo,
malestares y dolores generalizados, dolores de cabeza, presión arterial (sanguínea) elevada, insomnio
(dificultad para dormir), mareos, palpitaciones, problemas sexuales, ahogo, subir o bajar de peso.La mala salud
emocional puede debilitar nuestro sistema inmunitario haciendo que contraigamos más enfermedades
durante épocas emocionalmente difíciles. Además, cuando nos sentimos estresados, ansiosos o perturbados,
solemos no cuidar nuestra salud como debiéramos. Podemos no sentir deseos de hacer ejercicio, comer
comidas sanas y nutritivas. Abusar del alcohol, tabaco u otras drogas también puede ser una señal de una
salud emocional deteriorada.

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