Está en la página 1de 4

Tema: EL ESTRES

¿Qué es el estrés?
 El estrés es un estado emocional, de preocupación o tensión mental, de cada
individuo, esto debido a una situación difícil.
 El grado de estrés es distinto en cada persona.
 El estrés puede ser beneficioso o perjudicial.
Cuando hablamos de estrés nos referimos a la respuesta que establece nuestro cuerpo
ante una situación que percibimos como peligrosa o demandante. Esta respuesta se da
tanto a nivel físico como psicológico, manifestándose en forma de cambios fisiológicos,
como consecuencia de estar ante un factor estresante que no es más que cualquier
cambio o estímulo que se cree que podría afectar a nuestra integridad física o mental.
Decimos que el estrés es una respuesta fisiológica, además de psicológica, porque
también se manifiesta a nivel orgánico. El estrés se manifiesta orgánicamente en forma
de activación fisiológica, la cual nos ayuda de hecho a realizar una de las dos conductas
que hemos mencionado. Cuando sentimos estrés nuestro corazón se acelera, la presión
arterial se incrementa, se inhibe la digestión y aumentan los niveles de azúcar en sangre.
Todos estos cambios fisiológicos se orientan en hacer que la huida y el ataque sean lo
más eficientes posibles, proporcionando energía a los músculos.
¿Cómo nos afecta?
• Por un examen
• Por un curso
• Por el trabajo
• Familiar
• Economía
El ESTRÉS puede afectarnos en nuestra vida diaria, entorno laboral, y o educativo.
Provoca el aumento del consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias
No todas las personas responden de la misma manera al estrés, los síntomas dependerán
en función de la persona.
¿Cómo podemos identificar un estrés?
Es muy normal que nos sintamos estrenados en algunas situaciones, estas pueden
ser:
• Cuando no podemos concentrarnos.
• Cuando nos sentimos ansiosos e irritables
• Dolor de cabeza
• Malestar en cualquier parte del cuerpo o general
• Alteración alimenticia.
1. Estrés positivo
Como ya hemos comentado, el estrés no es siempre algo negativo. Y por estrés positivo
entendemos aquellas reacciones fisiológicas ligadas al estrés pero que nos hacen estar
motivados y con más energía. En muchas ocasiones, un punto controlado de estrés es
muy bueno para que demos el máximo de nosotros mismos.
Siempre y cuando seamos nosotros quien lleva el control de la situación y el estrés no
nos domina, este puede ser positivo. Aunque la situación en sí sea amenazante y nos
genere temor, este grado de estrés nos dará ese extra de atención que necesitamos.
 Probar algo nuevo.
 Prepararse para aprender algo nuevo, como un idioma o tocar un instrumentos.
 Asumir una nueva responsabilidad en el trabajo y verla como manejable.
 Organizar uno mismo una actividad social.
Ejemplo: presentar un proyecto, comenzar un nuevo trabajo, cuando juegas un deporte,
cuando miras una película de miedo que te gusta, cuando te quedas hasta tarde haciendo
un proyecto.
2. Estrés negativo
El estrés negativo es aquel que asociamos generalmente con el concepto de “estrés”.
También conocido como distrés, el estrés negativo es aquel que no va asociado a
sensaciones positivas de motivación y energía, sino a la sensación de que algo va a salir
mal. Es el estrés ganando la partida e inhibiendo nuestras facultades.
Nos hace anticiparnos a una amenaza creyendo que el desenlace va a ser negativo para
nosotros, por lo que la ansiedad empieza a tomar el control, nos desequilibra, neutraliza
nuestras habilidades, nos genera emociones negativas de tristeza y de ira y, en
definitiva, reduce las posibilidades de que salgamos con éxito de esa situación.
 Problemas económicos
 Insatisfacción laboral
 Situación política
 Preocupación por el futuro de la economía
 Episodios de violencia, crímenes, atentados…
 Preocupación por la salud
 Diagnóstico de enfermedad médica o trastorno mental
 Conflictos en las relaciones sociales
 Problemas de sueño
 Malos hábitos alimenticios
3. Estrés agudo
El estrés agudo es aquel que 9 de cada 10 personas experimentan, mínimo, una vez al
año. Se trata de, como su propio nombre indica, una situación puntual en la que, por
distintas causas, experimentamos un episodio momentáneo de estrés. Se trata de un
estrés a corto plazo que, además, desaparece rápidamente.
Pudiendo ser positivo o negativo, el estrés agudo puede surgir los momentos antes de
una entrevista de trabajo o de un examen importante, antes de salir a jugar un partido de
fútbol, cuando estamos peleando con nuestra pareja, cuando creemos que nos están
siguiendo por la calle, etc. Los desencadenantes son muy variados pero no hay un
trastorno de fondo, pues este estrés agudo es una reacción normal del organismo.
4. Estrés agudo episódico
Una variación del anterior pero que ya denota un problema de estrés que debería ser
abordado. El estrés agudo episódico es aquel que, siendo propio de personas que, por
presión propia y/o de la sociedad, viven con exigencias irreales, se manifiesta con
episodios más o menos recurrentes de estrés agudo.
Es decir, se trata de una situación en la que los episodios de estrés agudo aparecen de
forma repetitiva con mayor o menor frecuencia, haciendo que la persona tenga que vivir
en un continuo estado de ansiedad que se manifiesta con pesimismo, irritabilidad,
negatividad, dolores de cabeza, hipertensión arterial, presión en el pecho, nerviosismo…
Requiere de tratamiento en manos de un psicólogo, pues esta forma de estrés es siempre
negativa y sin abordaje puede acabar comprometiendo la salud física y emocional a
muchos niveles.
5. Estrés crónico
La forma más grave de estrés. El estrés crónico es aquel que no se caracteriza por la
aparición recurrente de episodios de estrés agudo, sino que la persona vive inmersa en
un continuo estado de estrés del que no puede salir. Cuando el estado de estrés continúa
por semanas o meses, hablamos de estrés crónico. Ahora bien, sus desencadenantes
suelen ser situaciones extremas: guerras, secuestros, encarcelamientos, pobreza
extrema…
Es una forma de estrés que, estando ligada a la máxima desesperanza, es la más
destructiva de todas, dejando unas secuelas físicas y emocionales cuyos efectos se
alargan durante toda la vida. De hecho, está claramente asociado a la depresión, al
aumento del riesgo de suicidio, a la inseguridad extrema, a las enfermedades digestivas,
cutáneas y cardíacas e incluso al cáncer.
6. Estrés físico
Tendemos a pensar en la vertiente más psicológica del estrés. Y aunque realmente sea
esa la que se adhiere más a la definición, el estrés puede ser también meramente físico.
El estrés físico es el conjunto de alteraciones fisiológicas que se producen a nivel
orgánico por la influencia de estímulos mecánicos o químicos. Estamos hablando, pues,
de las lesiones y de sus síntomas.
Los traumatismos, el frío, las fracturas óseas, la fatiga, los desequilibrios hormonales,
las infecciones, las cirugías, la deshidratación, el abuso de sustancias, la falta de
oxígeno, la contaminación ambiental… Son muchos los desencadenantes que pueden
dejar a nuestro cuerpo en estado de estrés físico sin que haya ese componente de
ansiedad.
7. Estrés psicológico
El estrés psicológico es el más conocido y es el que está ligado a reacciones
emocionales y cognitivas vinculadas al estrés. Son todas aquellas reacciones
desagradables que experimentamos a nivel psicológico cuando percibimos una amenaza
y que, como hemos visto, pueden ser positivas (si nos ayudan) o negativas (si nos
inhiben).
El miedo, la frustración, la tristeza, la rabia, la culpa, el exceso de información, el
ajetreado ritmo de vida, la envidia, la autocrítica, la ansiedad, los ataques de pánico, las
exigencias de la sociedad… Son muchos los desencadenantes que pueden dar lugar a
este estrés psicológico.
8. Estrés psicosocial
El estrés psicosocial es una forma de estrés psicológico que surge de problemas más o
menos graves en lo que a nuestras relaciones personales se refiere. Sus desencadenantes
no se encuentran en nosotros mismos, sino en las relaciones que tenemos y, por lo tanto,
puede ser más difícil de manejar que el meramente psicológico.
Estar sin trabajo, haber perdido a un ser querido, estar pasando por una ruptura amorosa
o un divorcio, sentirse solo, tener problemas familiares o con amigos… Son muchos los
desencadenantes que pueden dar pie a este estrés vinculado a nuestra vertiente más
social.
¿Como prevenimos el estrés?

 Gestiona tu tiempo de manera eficaz y no seas perfeccionista.


 Practica yoga, Mindfulness o alguna actividad física que te relaje.
 Sé positivo y utiliza el humor y la risa para afrontar los problemas.
 Come y bebe de manera saludable, evitando el alcohol y el tabaco.
 Duerme lo suficiente y toma un baño antes de ir a dormir.
 Aprende a manejar las relaciones sociales y evita los conflictos innecesarios.
 Adecua el área de trabajo para que sea cómoda y ordenada.
 Hable con sus familiares y amigos y explique sus preocupaciones y sus
sentimientos a personas de confianza. Mantenerse en contacto con los demás le
puede ayudar a sentirse más animado y menos estresado.
 No pase demasiado tiempo von las noticias.
 Todo lo que comemos y bebemos afecta a nuestra salud. Trate de alimentarse de
forma equilibrada y de comer a intervalos regulares. Hidrátese bebiendo
suficientemente y, si puede, tome abundantes frutas y hortalizas frescas
 Lleve una dieta saludable
 • Hacer ejercicio a diario le puede ayudar a reducir el estrés. Puede tratarse
de ejercicios intensos o simplemente de caminar.
 No pase demasiado tiempo con las noticias

También podría gustarte