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PREHISTORIA

Arte neolítico
A principios del III milenio a.C. apareció la cultura megalítica o
dolménica, de origen neolítico. Los megalitos son grandes construcciones en
piedra que se relacionaban con cultos solares y tenían una función funeraria. Su
construcción revela la existencia de un poder capaz de coordinar el trabajo en
equipo. El menhir es el modelo de megalito más sencillo y antiguo: consiste en
un simple bloque de piedra colocado verticalmente. Más complejo es el
dolmen, tumba colectiva formada por grandes bloques colocados
verticalmente y cubiertos por una losa horizontal. Hay muestras de este
tipo de construcción en Dombate (Galicia), Aguilaz (País Vasco) o
Laguardia (La Rioja), entre otras.
Con la cultura argárica y con otras del Mediterráneo occidental se relaciona el
megalitismo de las islas Baleares. Allí se desarrolló una arquitectura que empleó grandes
bloques de piedra sin desbastar. Sus construcciones más
características son los talayots, torres defensivas circulares o
cuadradas que debieron servir también de
vivienda; las taulas, de finalidad ritual,
formadas por un monolito vertical que sostiene a una gran piedra
horizontal, y las navetas, en forma de nave invertida, que sirvieron
de enterramientos colectivos.

IBERIA
Arte de la cultura celta
En el noroeste de la Península, los celtas se asentaron en castros,
pequeños poblados –Coaña, Briteros, Santa Tecla, etc.- de casas de
planta circular o elíptica y techo de paja, cuyo modelo aún pervive en las
pallozas gallegas.
Arte de la cultura íbera
Los restos arquitectónicos iberos son muy escasos, excepto los de fortificaciones y
murallas, algunas de ellas ciclópeas, como las de Ibros (Jaén),
Tarragona, Ullastret (Gerona) y Sagunto (Valencia). También se han
conservado algunos capiteles con decoración geométrica y grandes
sepulcros de sillares labrados que presentan dos formas: cámaras en
forma de torre cuadrada, como la de Pozo Moro (Albacete), con
cuatro leopes en la base y relieves con escenas mitológicas; y
cámaras cubiertas por un túmulo de tierra, como las de Galera
(Grandada), de planta cuadrada y corredor, y la de Peal de Beccerro
(Jaén), de tres naves. Los iberos fueron muy hábiles en el uso del adobe, material de
construcción que se ha empleado en la arquitectura rural española a lo largo de los siglos.

HISPANIA
Arte romano
Los arquitectos romanos repitieron en Hispania las técnicas y los modelos empleados en
todo el Imperio. Los materiales de construcción más corrientes fueron el aparejo a soga y tizón
o mezclado con cemento; sillares labrados, frecuentemente superpuestos a hueso; el hormigón,
revestido de mármol o piedra, el ladrillo y los muros de barro recubierto de piedra.
Los sistemas de cubierta más comunes fueron los arcos
semicirculares o de medio punto, las bóvedas de cañón, las cúpulas, las
pechinas y las trompas. Emplearon con frecuencia pilares y pilastras. A los
órdenes griegos añadieron el toscano y el compuesto.
Los romanos construyeron en Hispania teatros y anfiteatros, templos, arcos de triunfo,
puentes, acueductos, otros muchos monumentos y obras de ingeniería civil.
Entre los restos monumentales romanos destacan los teatros,
generalmente construidos sobre un llano, no aprovechando el desnivel
del terreno. El Teatro de Mérida, del siglo I a.C., tiene un amplio
graderío, con cabida para más de 5.000 espectadores, orquestra
semicircular y escena con pórtico formado por dos cuerpos superpuestos de entrantes y
salientes con columnas corintias.
Los templos corresponden al modelo habitual de planta rectangular sobre plinto y
fachada principal de seis columnas con capiteles corintios. También se conservan restos de
templos de triple cámara –cella–, donde se guardaba la estatua del dios, como el Templo de
Itálica.
Entre las termas, edificaciones de múltiples usos –baños, biblioteca, gimnasio–, en las
Termnas de Alange (Badajos) se mantienen en pie las bóvedas.
Los arcos de triunfo suelen estar situados en las vías de
comunicación (Bará, Tarragona), forma parte del recinto urbano
(Trajano, Mérida) o sirve de puerta de entrada monumental a la ciudad
(Medinaceli, Soria).
Importante capítulo de la arquitectura romana son los monumentos funerarios que en
Hispania adoptaron el modelo de torre cuadrada, como el de los Escipiones (Tarragona), y de
templo, como el de Fabara (Zaragoza).
Entre los puentes, el de Alcántara, sobre el Tajo, en
Extremadura, obra de comienzos del siglo II d.C., tiene casi
cincuenta metros de altura, un arco de triunfo central y un
templete en uno de sus extremos; el de Mérida, sobre el
Guadiana, mide casi 800 metros de longitud.
Entre los acueductos, el de Segovia
tiene una longitud de casi setecientos metros
y una altura máxima de treinta. El de Los
Milagros, en Mérida, que abastecía a la
ciudad del agua procedente del vecino
pantano de Proserpina, está construido en
hormigón revestido de hiladas de ladrillos y de bloques de piedra. Esta alternancia de
materiales y el reforzamiento de los pilares por medio de arcos intermedios servirá de modelo a
los constructores de la Mezquita de Córdoba.
Arte paleocristiano
El arte paleocristiano surgió al servicio de la nueva fe cristiana. Fue heredero del romano
pero sin su monumentalidad. Alcanzó su mayor esplendor durante los siglos V y VI.
Las basílicas paleocristianas están orientadas de Oeste a Este, con entrada por uno de los
lados menores, precedida de un atrio. El altar mayor y el presbiterio se situaban en el ábside
semicircular, en el lado menor opuesto a la entrada. El espacio está dividido en tres o cinco
naves, la central de mayor altura que las laterales. Las techumbres son planas, de madera, con
cubierta a dos aguas en la nave mayor. Entre las basílicas hispanas destacan las de Son Bon
(Menorca) y Vega de Mar y San Pedro de Alcántara (Málaga). En el ábside de la de
Marialba (León) se utiliza el arco de herradura, que será sistemáticamente empleado por los
constructores visigodos y andalusíes.
Arte visigodo
Los visigodos continuaron las técnicas y estilos artísticos romano y paleocristiano, a los
que añadieron algunos elementos norteafricanos y bizantinos. El arte visigodo es
fundamentalmente una arquitectura eclesial cuyos rasgos esenciales se configuraron
plenamente en el siglo VII.
Los materiales de construcción habituales son el ladrillo y los sillares labrados y unidos
a hueso. Las plantas suelen ser de cruz griega, basilical o de ambas al mismo tiempo. Los
ábsides son rectangulares y las bóvedas de cañón. Las columnas y los capiteles proceden en
muchos casos de edificaciones romanas, o bien son simples imitaciones de los mismos.
Elemento constructivo y ornamental importante es el arco de herradura.
La mayoría de las iglesias se edificaron en el Noreste. San
Juan de Baños (Palencia), consagrada en 661 por el rey Recesvinto,
consta de tres naves separadas por columnas y arcos de herradura, tres
ábsides independientes entre sí y vestíbulo de entrada, con arco
también de herradura. San Pedro de la Nave (Zamora) es de curiosa planta de cruz griega
inscrita en otra de tipo basilica. Santa Comba de Bande (Orense), de planta de cruz griega,
combina sillares y ladrillo.
AL ANDALUS
Arte califal
Tras la caída del reino visigodo con las invasiones musulmanas, la Península Ibérica
quedó dividida en dos zonas con culturas completamente diferentes. La zona de Al Ándalus
cultivó su propio estilo artístico de influencia árabe y fue durante siglos superior en ciencia y
cultura a los reinos cristianos del norte que, mientras avanzaban con la Reconquista,
desarrollaron unas formas de arte y arquitectura similares a las del resto de Europa.
La mezquita de Córdoba se construyó entre los siglos VIII y X y durante mucho
tiempo fue la tercera mezquita más grande del
mundo. Tras la Reconquista, fue integrada en la
catedral cristiana.
Los murros exteriores de la mezquita son de
sillería labrada, están reforzados con contrafuertes
y coronados por almenas escalonadas. Los arcos de
herradura de las puertas de acceso están
encuadrados por una moldura rectangular que recibe el nombre de alfiz.
Singular elemento constructivo de la mezquita son las arquerías, formadas por un primer
cuerpo de columnas y arcos de herradura y un segundo de pilares y arcos de medio punto,
sistema inspirado en el acueducto romano de Los Milagros (Mérida).
Los arquitectos cordobeses emplearon sistemáticamente el arco de herradura con
dovelas alternadas de ladrillo y piedra en colores blancos y rojos. Los capiteles originales son
de estilo corintio, tanto de hojas lisas como labradas.
La Giralda de Sevilla. Una parte de la torre fue el minarete de la mezquita edificada en
el siglo XII. La parte superior fue construida en un monumento posterior,
cuando la ciudad cayó en manos de los cristianos y en el lugar de la
mezquita se construyó la actual catedral gótica.
Arte nazarí
La Alhambra de Granada es una fortaleza con varios
palacios en los que se alojaba el rey y la corte del Reino
Nazarí de Granada, último reino musulmán en España. Este
conjunto arquitectónico fue ampliado en el siglo XVI por
Carlos V con un palacio renacentista.
La Alhambra es un conjunto de palacios, patios,
miradores, pabellones, jardines, albercas, acequias y fuentes, a los que rodean sólidas murallas
y varias torres defensivas. Sus núcleos principales son el Alcázar, la parte más antigua, al que
se accede por la Puerta de la Justicia, de arco de herradura enmarcado en un esbelto alfiz, y los
palacios de Comares y de los Leones, distribuidos alrededor de patios centrales.
Los nazaríes crearon un tipo de columna de mármol de grácil aspecto, apoyada sobre
plinto, de fuste cilíndrico y capiteles de doble cuerpo cilíndrico y cúbico. Los arcos suelen ser
peraltados de lóbulos y de mocárabes.
La decoración cubre zócalos, paramentos, bóvedas y techos. Sus elementos más
corrientes son los mocárabes, las lacerías, las figuras geométricas, los alicatados, los estucos y
las inscripciones en caracteres árabes de versos de poetas famosos del siglo XIV.
Arte mudéjar
Los mudéjares, súbditos musulmanes de los reyes cristianos, emplearon técnicas
constructivas y decorativas y materiales andalusíes en la construcción de edificios para los
cristianos, creando así una tradición artística eminentemente hispana, prácticamente sin
paralelos en Europa, extremadamente compleja y variada y en la que prevalece los decorativo
sobre lo constructivo.
Durante los siglos XII y XIII se construyeron en Castilla varias iglesias románico-
mudéjares en ladrillo –románico de ladrillo– de muros exteriores decorados con arquerías
ciegas: San Tirso (Sahagún), San Esteban (Cuéllar), San Martín (Arévalo).
En Toledo se levantaron, entre los siglos XIII y XV, gran número de templos mudéjares:
Santiago del Arrabal, Santo Tomé, Santa Leocadia, etc. La sinagoga de Santa María la
Blanca es de cinco naves separadas por gruesos pilares con capiteles en forma de piña y
esbeltos arcos de herradura. La del Tránsito es de estilo gótico-nazarí. En la Puerta del Sol,
que forma parte de las murallas de la ciudad, se alternan mampostería e hiladas de ladrillo,
técnica que ha pervivido hasta nuestros días en la arquitectura tradicional castellana.

ROMÁNICO
El Románico es un arte rural y religioso, de gran solidez y escasos vanos y ventanas,
adaptado a las circunstancias bélicas de la Reconquista. Fue resultado de la incorporación de
elementos germánicos y orientales a la tradición artística romana. Se mantuvo como estilo
dominante durante los siglos XI y XII, en vinculación con el desarrollo del monacato
cluniacense.
Los elementos característicos de los templos románicos son la
planta generalmente de cruz latina y tres naves, la central más elevada que
las laterales; gruesos muros de sillería, ábsides semicirculares decorados
en el exterior con arquerías ciegas; girola alrededor del altar mayor;
bóvedas de medio calón reforzadas con arcos fajones y con contrafuertes;
bóvedas de arista en las naves laterales; arcos de medio punto; pilares
cilíndricos o cruciformes; capiteles decorados con escenas bíblicas –
capiteles historiados–, figuras humanas, zoomorfas y vegetales, y puertas
y ventanas abocinadas.
Los templos románicos, como los futuros góticos, son todo un resumen de simbología
cristiana: la planta de cruz latina evoca la Crucifixión, las tres puertas simbolizan la Trinidad, la
portada principal el Paraíso, y el espacio a recorrer hasta el altar mayor es el camino místico
que conduce a Dios. Los templos románicos son menos frecuentes a medida que se avanza
hacia el Sur, ya que en aquella época las tierras meridionales de España estaban ocupadas por
los musulmanes.
Los primeros templos románicos se levantaron en Cataluña en el siglo XI. Son de
materiales sencillos, torres cuadradas con dobles ventanas y decoración de arquillos ciegos bajo
los aleros de los ábsides y en bandas rectilíneas en las torres. Del siglo
XI son el Monasterio de Ripoll y San Pedro de Roda (Gerona), así
como el monasterio aragonés de San Juan de la Peña, excavado en
una roca y panteón real durante años.
En el siglo XI comenzó la construcción de los templos del Camino de Santiago, entre
ellos San Isidoro de León, de bella decoración pictórica, y San Martín de Frómita, de planta
basilical dividida en tres naves, con sus correspondientes ábsides. La construcción de la
Catedral de Santiago de Compostela, templo
emblemático del románico español y meta final de las
peregrinaciones, dio comienzo en 1075 y en el siglo
XVIII se le añadió una fachada churrigueresca. Es de
planta de cruz latina con tres naves y triforio, girola,
nártex, dobles arcos de gran altura separando las naves y
ábside con capillas.
Del siglo XII son las iglesias levantadas por los templarios en el Camino de Santiago y
algunos claustros como los de San Cugat del Vallés (Barcelona) y San Juan de Duero
(Soria). En esa misma centuria se construyeron el recinto amurallado de Ávila y las catedrales
de Seo de Urgel, Zamora y Vieja de Salamanca. Varias iglesias románicas segovianas
continuaron el sistema mozárabe de añadir galerías porticadas a las fachadas laterales.

GÓTICO
El Gótico fue una creación de la burguesía medieval. En contraste con el ruralismo y la
religiosidad del románico, es un estilo urbano y de carácter civil,
además de religioso, en el que prevalece la verticalidad sobre la masa.
Se mantuvo vigente entre los siglos XIII y comienzos del XVI.
Elementos esenciales de la arquitectura gótica son la bóveda de
crucería y los arcos ojivales o apuntados y, desde siglo XV, sus
variedades carpanel conopial y mixtilíneo. Los arbotantes conducen el
peso de las bóvedas a contrafuertes exteriores terminados en pináculos.
Este sistema de distribución de pesos y fuerzas permitió elevar la altura
de los templos, reducir el grosor de los muros y aumentar el número de
ventanas. La luz se introduce en el interior a través de vidrieras
multicolores.
Las plantas de los templos son, generalmente, de cruz latina y constan de tres o cinco
naves. Las torres suelen flanquear la fachada principal, son de gran altura y terminan en
atrevidas agujas. La decoración arquitectónica la componen gárgolas, arquerías ciegas de arcos
apuntados entrelazados y ventanales de arcos apuntados con decoración de tracería, motivos
geométricos y figuras de monstruos. Elemento decorativo fundamental de la fachada principal
es el rosetón, ventanal redondo sobre el arco ojival de la portada, símbolo de la perfección
divina.

RENACIMIENTO
El Renacimiento se mantuvo como estilo dominante durante el siglo XVI y fue
sustituido en el XVII por el Barroco.
Los arquitectos renacentista se plantearon con criterios racionales la distribución del
espacio y de las masas, trataron de lograr el equilibrio entre el conjunto y sus partes, adaptaron
las estructuras de los edificios a su función, redujeron los elementos decorativos a los
propiamente arquitectónicos- columnas, pilastras, balcones, entablamentos, nichos, cornisas y
formas geométricas- y emplearon elementos constructivos clásicos: entablamentos, columnas y
arcos de medio punto, techos planos con casetones, bóvedas de medio cañón y cúpulas
semiesféricas.

BARROCO
El arte Barroco fue una puesta en escena grandiosa y efectista al servicio de la ideología
dominante. La Contrarreforma lo utilizó para difundir sus ideales y las monarquías absolutistas
para impresionar a sus súbditos y exaltar su poder y grandeza. Templos y palacios comparten
solemnidad y majestuosidad, símbolo de un poder que no distinguía entre Iglesia y Estado.
Los arquitectos barrocos introdujeron un sentido dinámico en la concepción clásica de
las proporciones y más libertad e imaginación de las proporciones y más libertad e imaginación
en la decoración.
En España hubo dos barrocos artísticos, uno severo, de raíz profundamente hispana y
carácter marcadamente religioso, y otro decorativo, más tardío, que se aplicó también en la
construcción de edificios civiles y culminó en la primera mitad del siglo XVIII.
Los arquitectos apenas modificaron los elementos del arte renacentista; abandonaron, sin
embargo, el principio de la proporción y la simetría mediante la sustitución de las líneas rectas
por las curvas y de la sobriedad decorativa por la exuberancia. La penuria economía obligó a
utilizar frecuentemente el ladrillo, material de construcción más barato que los sillares, que se
reservaron, y no siempre, para las fachadas principales y las portadas monumentales.
El primer Barroco o Barroco severo es de formas lineales y decoración sencilla y
concentrada en los retablos. Los templos son de una sola nave, cúpula sobre el crucero y
capillas laterales.

CHURRIGUERRESCO
A medida que avanzaba el siglo XVII se abrió paso una corriente barroca de gran
profusión decorativa, que culminó en la siguiente centuria. Empleó sistemáticamente
combinaciones de entrantes y salientes y de partes cóncavas y convexas en las fachadas,
columnas salomónicas, pilastras adosadas, baquetones quebrados, grandiosos retablos dorados,
grandes cúpulas, frescos de temática solemne, cornisas y frontones partidos, curvos y
mixtilíneos. Generalmente, el recargamiento decorativo se concentra en las portadas, que
destacan sobre las fachadas a manera de retablos.
La corriente decorativa tomó el nombre de Churriguerresco, por la familia de los
Churriguera. José Benito Churriguera realizó el Retablo del convento salmantino de San
Esteban y diseñó el poblado de Nuevo Baztán (Madrid), precedente del urbanismo ilustrado.

ROCOCÓ
La última fase del Barroco ornamental recibe el nombre de Rococó, estilo de la
burguesía y de la nobleza ilustradas que empleó una delicada decoración de rocalla, líneas
sinuosas, guirnaldas, frescos, estucos dorados y plateados, cuernos de la abundancia, trofeos de
caza, motivos florales, porcelanas, espejos de marcos dorados y retorcidas formas, temas
orientales y rica policromía de suaves tonalidades rosas, azules y amarillas. Fue un estilo
amable, de salón, no de grandes espacios como el Barroco.
NEOCLASICISMO
Los Borbones llamaron a su corte a numerosos artistas franceses e italianos, lo que
significó la ruptura con la tradición barroca española y el nacimiento de un nuevo estilo, el
Neoclásico, que, como el renacentista, recuperó la estética de la Antigüedad clásica. En ello
influyó el descubrimiento de las ruinas de Pompeya y Herculano, que despertaron un intenso
interés por el arte de la Antigüedad grecorromana.
La arquitectura neoclásica es adintelada, carente de elementos superfluos, con
predominio de las líneas rectas sobre las curvas, espacios interiores unificados y diáfanos,
muros exteriores exentos de ornamentación, columnas dóricas, frontones con estatuas, cúpulas
romanas y fachadas que imitan a las de los templos griegos.

ROMANTICISMO
Los arquitectos románticos se mostraron escasamente originales. Su concepción de la
arquitectura como expresión del alma de los pueblos les impulsó a reinterpretar los estilos
históricos y a fusionarlos, de los que es elocuente ejemplo el edificio de la Biblioteca
Nacional (Madrid), de Francisco Jareño, de pórtico sobre gran escalinata, con dos niveles
superpuestos, renacentista el inferior y clásico el superior. El Neoclasicismo continuó
inspirando a arquitectos de la época románica como Narciso Pascual: Palacio de las Cortes
(Madrid), y Francisco Daniel Molina: Plaza Real (Barcelona). Ricardo Velázque Bosco fue
arquitecto ecléctico pionero en el empleo del hierro y el cristal como materiales de
construcción Palacio de Cristal (Parque del Retiro, Madrid)

MODERNISMO
La arquitectura modernista renovó los estilos históricos mediante el empleo de nuevas
técnicas y de nuevos materiales de construcción como el hierro y el cristal. Se inspiró en la
naturaleza para crear formas decorativas abstractas que recuerdan el movimiento del agua y de
las llamas.
Los modernistas impulsaron el diseño y transformaron en obras de arte objetos
industriales y manufacturados de uso habitual tan variados como muebles, marcos de espejo,
empuñaduras, encuadernaciones, cuberterías, relojes, etc.
Lluis Domènech i Montaner representa la corriente racionalista, en el seno del
modernismo arquitectónico, que adecuó la estética a la función. En sus creaciones destacan las
estructuras metálicas, las vidrieras y las abstracciones florales en la decoración Palau de la
Música Catalana.
Antonio Gaudí rescató la arquitectura de la mediocridad en que la había sumido el
historicismo romántico. Su obra, la mayor parte realizada en Barcelona, integra arquitectura,
escultura realista, mobiliario de diseño y decoración de hierro forjado y collages de trozos de
cerámica de distintos colores. Combina corrientes y tendencias de diverso signo y es, al mismo
tiempo, laica y religiosa, barroca y neogótica, intuitiva y científica. Entre sus creaciones más
relevantes, el Palacio Güell presenta elementos neogóticos y neomudéjares y formas abstractas
de inspiración naturalista y geomética; el Parque Güell resume su concepción de la
arquitectura como arte integrador; la Casa Milá, también llamada La Pedrera, es elocuente
ejemplo de su expresionismo decorativo. En su inacabado Templo Expiatorio de la Sagrada
Familia, su obra más singular, destaca la grandiosa fachada del Nacimiento, con tres portadas
en forma de arcos apuntados y cuatro torres cilíndricas, de diámetro decreciente a medida que
se elevan, caladas y coronadas por palmetas. La decoración combina formas geológicas y
escultóricas. La representación den Nacimiento de Cristo, en el tímpano, constituye una
escenografía similar a la de un pórtico medieval.

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