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RESUMEN LEY 126-02, SOBRE COMERCIO ELECTRONICO, DOCUMENTOS Y

FIRMAS DIGITALES

Los documentos y firmas digitales en la República Dominicana están regulados por la


Ley No. 126-02 de Comercio Electrónico, Documentos y Firmas Digitales, promulgada
en fecha 4 de Septiembre del 2002, por el Decreto 335-03 sobre su Reglamento de
Aplicación y por las Normas Complementarias, dictadas por el Instituto Dominicano de
las Telecomunicaciones ( INDOTEL) en el ejercicio de las atribuciones que le confiere
la ley.

La promulgación de la Ley 126-02, constituye un hito significativo para la inserción de la


República Dominicana en la sociedad de la información, como agente de
competitividad del sector productivo, de modernización de las instituciones públicas y
de socialización de la información a través del acceso universal a los servicios de
Telecomunicaciones que intervienen en estos intercambios, como la telefonía e
Internet.

La Ley 126-02 está basada en las Leyes Modelos de Comercio Electrónico y Firmas
Digitales, aprobadas por la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional – CNUDMI, o más conocido por las siglas en ingles UNCITRAL

Estas leyes inauguran las denominadas” leyes tecnológicamente neutras”, es decir, que
no definen los conceptos jurídicos sobre la base de la tecnología aplicable, sino sobre
los requisitos y condiciones que las soluciones tecnológicas deben cumplir para poder
recibir reconocimiento jurídico.

La Ley introduce y regula, los conceptos equivalentes en el mundo digital de original,


firma electrónica, original, conservación, mensaje de datos, fuerza probatoria y
reconoce la validez jurídica de la firma digital y las transacciones comerciales
electrónicas.

El ámbito de aplicación de la Ley, es todo tipo de información en forma de documento


digital o mensaje de datos, salvo en los siguientes casos:

a) En las obligaciones contraídas por el Estado Dominicano en virtud de Convenios o


Tratados Internacionales;

b) En las advertencias escritas que, por disposiciones legales, deban ir necesariamente


impresas en ciertos tipos de productos en razón al riesgo que implica su
comercialización, uso o consumo.

Según la Ley 126-02, se entiende por Comercio Electrónico “toda relación de índole
comercial, sea o no sea contractual, estructurada a partir de la utilización de uno o más
documentos digitales o mensajes de datos o de cualquier otro medio similar”.
En relación con la aplicación de gobierno electrónico, señala que en toda interacción
con entidad pública que requiera de documento firmado, este requisitos se podrá
satisfacer con uno o más documentos digitales o menajes de datos que sean firmados
digitalmente, conforme a los requerimientos contenidos en la ley y las normas
complementarias.

Antecedentes

La primera norma de ese tipo que se conoce es la 126-02 “Ley Modelo Sobre Comercio
Electrónico”, elaborado en 12 artículos por la Comisión de las Naciones Unidas para el
Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI), que desde 1986 se ha dedicado a estudiar
y proponer soluciones técnicas y jurídicas a algunos aspectos legales derivados del
comercio electrónico como son los documentos electrónicos y las firmas electrónicas
digitales.

La dicha Ley fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante
Resolución 51/162 del 16 de diciembre de 1996 y, al mismo tiempo, recomendaban que
los países reconozcan legalmente la validez jurídica y fuerza obligatoria de las firmas
electrónicas y de los documentos electrónicos, así como su incorporación a los
ordenamientos internos de los países miembros.

La Firma Digital

Según la definición legal, se entenderá por Firma Digital, “un valor numérico que se
adhiere a un mensaje de datos y que, utilizando un procedimiento matemático
conocido, vinculado a la clave del iniciador y al texto del mensaje, permite determinar
que este valor se ha obtenido exclusivamente con la clave del iniciador y el texto del
mensaje, y que el mensaje inicial no ha sido modificado después de efectuada la
transmisión”.

En lenguaje menos técnico, una firma digital es un conjunto de datos asociados a un


mensaje que permite asegurar la identidad del firmante y la integridad del mensaje. La
firma digital no implica que el mensaje está encriptado, sino que, este no pueda ser
leído por otras personas sino que, al igual que cuando se firma un documento
holográficamente puede ser visto por otras personas.

La firma digital brinda un mecanismo de seguridad que permite determinar


irrefutablemente el autor de un documento y la integridad del mismo, o sea si fue o no
alterado ese documento desde que se firmó.
Características

El uso de una firma digital tendrá la misma fuerza y efectos que el uso de una firma
manuscrita, si es única a la persona que la usa y está bajo su control exclusivo, si es
susceptible de ser verificada y está ligada a la información, documento digital o
mensaje al que está asociada, de tal manera que si estos son cambiados, la firma
digital es inválida; y, por último, si está conforme a las reglamentaciones adoptadas por
el Poder Ejecutivo.

Documento Notarial y Documento Digital

El documento electrónico digital introduce un importante elemento en la tradicional


cultura notarial aposentada en el notariado del tipo latino. Desde el punto de vista
formal, un marco jurídico para la firma electrónica no afectará al régimen jurídico de
otras formalidades no contractuales que precisen firma, sin embargo, el concepto de
documento hasta ahora conocido está experimentando grandes cambios para dar así
cabida al documento digital o electrónico.

Usualmente el documento realizado por notario ha sido entendido como la


escrituración, a mano con tinta indeleble o a máquina en el anverso o reverso de la
hoja de papel, que realiza un oficial público de lo que oye o ve, a requerimiento de una
parte que desea. De esa forma se conserva memoria fehaciente, con indicación de día,
hora y lugar en que el funcionario ha aceptado por sus sentidos, de manera inmediata,
una declaración, un hecho o la suscripción en su presencia de un documento escrito de
un compareciente.

En su elaboración, el documento notarial establece una relación directa entre el


funcionario, el hecho recogido y la presencia de personas que actúan como declarante
o testigos. La compulsa o copia de su protocolo se basta por sí sola, no requiriendo de
la intervención de ningún órgano administrativo que lo certifique a su vez.

Valor Probatorio del Documento Digital

La ley manda a que los documentos digitales sean admitidos como medio de prueba
con la misma fuerza probatoria otorgada a los actos bajo firma privada en el Código
Civil y en el Código de Procedimiento Civil, por lo que, en las actuaciones
administrativas o judiciales, no debe negarse eficacia , validez o fuerza obligatoria y
probatoria a ningún tipo de información, por el sólo hecho de que se trate de un
documento digital o un mensaje de datos o en razón de no haber sido presentado en su
forma original.

Adicionalmente, la ley 126-02 instituye en su artículo 4, que: No se negarán los efectos


jurídicos, validez o fuerza obligatoria a todo tipo de información por la sola razón de que
esté en forma de documento digital o mensaje de datos, y el artículo 10 establece que
para valorar probatoriamente un documento digital o un mensaje de datos, se tendrá
presente la confiabilidad de la forma en que se haya generado, archivado o
comunicado el documento digital o mensaje, la confiabilidad de la forma en que se
haya conservado la integridad de la información, la forma en la que se identifique a su
creador y cualquier otro factor pertinente.

Según el legislador, la fuerza probatoria del documento digital reside en la confiabilidad


del medio técnico que permite certeza sobre su creación, transmisión y archivo y la
jurisprudencia ha reconocido que la presentación de simples datos bajo firma privada
establecen un principio de prueba por escrito, siempre y cuando el mismo emane “de
aquel contra quien se hace la demanda, esto es, debe ser la expresión de la voluntad
consciente, la obra intelectual de aquel a quien se le opone”.

La Conservación del Documento Digital

Los artículos 11 y 12 de la Ley 126-02 permiten la conservación de documentos


digitales y mensajes de datos a través de terceros, siempre y cuando se cumplan las
condiciones siguientes:

1 -Que la información que contenga sea accesible para su posterior consulta;

2 -Que los documentos digitales o mensajes de datos sean conservados en el formato


en que se hayan generado, enviado o recibido, o en algún formato que permita
demostrar que produce con exactitud la información originalmente generada, enviada y
recibida.

3 -En el caso del mensaje de datos que se conserve, debe haber alguna, toda
información que permita determinar el origen, el destino, la fecha y la hora en que fue
enviado o recibido el mensaje, y

4 –En el caso del documento digital que se conserve para efectos legales, toda
información que permitan determinar la fecha y la hora en que el documento digital fue
entregado para su conservación, la persona o personas que crearon el documento, la
persona que entregó el documento y la persona receptora del mismo para
conservación.

El párrafo del artículo 11, aclara que es necesaria la conservación de “información


asociada con un mensaje de datos que constituya prueba de su transmisión desde su
origen hasta su destino, incluyendo pero no limitando al enrutamiento del mensaje
dentro de la red de datos respectiva, su número secuencial único y las fechas y horas
exactas de recepción y retransmisión e identificadores universales de cada servidor o
modo de comunicaciones que esté involucrado en la transmisión original del mensaje”.
Para los notarios, el artículo 33 de la Ley No. 301 establece que éstos están obligados
a conservar los originales de las actas auténticas que escrituren y deben tener un
protocolo de las mismas.

La Certificación Notarial de Firmas Digitales

La jurisprudencia nacional otorga a la firma tanto valor que ella es requisito esencial en
las escrituras públicas y en actos bajo firma privada. Sin firma no hay instrumento, ni
público ni privado, porque estamos frente a un requisito esencial, sin el cual, como
hemos estudiado, no hay documento.

En ese mismo sentido, para que las firmas estampadas en un documento bajo firma
privada sean oponibles las mismas deben ser autenticadas por su notario. Ya que
sabemos que es posible que un notario pueda válidamente certificar una firma digital.

De acuerdo a lo expuesto revisamos el artículo 6 de la ley 126-02, que establece en su


primera parte que en los casos que alguna norma exija la presencia de una firma o
establezca cierta consecuencias en ausencia de las mismas, se entenderá satisfecho
dicho requerimiento en relación con un documento digital o un mensaje de datos, si
este ha sido firmado digitalmente y la firma digital cumple con los requisitos de validez
establecidos en la presente ley.

La certificación de las firmas manuscritas están dentro de la competencia material de


los notarios, por tanto, es obvio que un notario, en ejercicio de tal competencia, pueda
válidamente certificar una firma digital. Además la parte in-fine del artículo 1 de la Ley
No, 301, sobre notariado, sostiene que los notarios tendrán facultad “para legalizar las
firmas o las huellas digitales de las partes, en la forma establecida en la presente ley”.

Concretamente al regular la legalización de firma, el artículo 56 de la citada ley 301,


establece que:

Los notarios tendrán facultades para dar carácter de autenticidad a las firmas
estampadas por los otorgantes de un acto bajo firma privada. El notario dará carácter
de autenticidad a dichas firmas sea declarando haber visto poner las mismas
voluntariamente, sea dando constancia de la declaración jurada de aquella persona
cuya firma legaliza, de que la misma es suya y que fue puesta voluntariamente en la
fecha indicada en el acto.

Ya hemos demostrado que, en principio, un notario podría válidamente certificar una


firma digital puesta en su presencia, ahora veremos de qué manera podría hacerlo.

La firma digital debe estar puesta en un documento electrónico o digital, el que, según
el artículo 2, letra b, de la Ley No. 126-02, se define como:
La información codificada en forma digital sobre un soporte lógico o físico, en la cual se
unen método electrónico, fotolitográfico, óptico o similar que se constituyen en
representación de actos, hechos o datos jurídicamente relevantes, consecuentemente,
la certificación notarial de firmas debería ser utilizada en soporte digital, de manera tal
de poder ir unida al documento en el que ha sido puesta la firma.

Validación Administrativa o Certificación

En lo expuesto anteriormente, conocimos algunas definiciones doctrinarias y legales de


lo que conceptualmente debe entenderse por firma, coincidiendo de manera general,
que se trata de un trazo gráfico, realizado de puño y mano por una persona natural en
un soporte físico cualquiera papel, cartón, pergamino, etc. Validando con ello el
contenido de lo expresado en el documento.

En el artículo 32, el legislador definió como una firma digital segura, aquella que puede
ser verificada de conformidad con un sistema de procedimiento de seguridad que
cumpla con los lineamientos trazados por la primera ley y por su reglamento, mientras
que, la firma estampada por notario, de acuerdo al artículo 56 de la Ley 301 del notario,
tiene carácter de autenticidad. La Jurisprudencia dominicana había ratificado el
carácter de acto autentico a todo acto cuyas firmas fueran legalizadas por el notario.

Considerando que, por su propia naturaleza, el documento digital puede ser alterado y
reimpreso con relativa facilidad se requiere de una validación administrativa mediante
la intervención de agentes autorizados que los certifiquen.

Esos agentes autorizados, en la óptica conceptual acostumbrada de los documentos


escritos, son los notarios, pero en los documentos digitales hay que acudir ante una
entidad de certificación, que, según define la ley en el literal k) del artículo 2, es una
“institución o persona jurídica que, autorizada por la presente ley, está facultada para
emitir certificados en relación con las firmas digitales de las personas, ofrecer y facilitar
los servicios de registro y estampado cronológico de la transmisión y recepción de
mensajes de datos, así como cumplir otras funciones relativas a las comunicaciones
basadas en las firmas digitales”.

A esa validación con potencial probatorias, el legislador le denomina “Certificado”, y lo


define en el artículo 2, literal I) como #el documento digital emitido y firmado
digitalmente por una entidad de certificación, que identifica unívocamente a un
suscriptor durante el período de vigencia del certificado, y es que se constituye en
prueba de que dicho suscriptor es fuente u originador del contenido de un documento
digital o mensaje de datos que incorpore su certificado asociado”.

Así es que, el documento notarial sustenta su fidelidad sobre la base del registro
protocolar que el notario debe dar a los actos que realiza, documentos que, de acuerdo
a la ley, debe numerar y foliar el libro índice que debe llenar y registrar anualmente por
ante el Presidente del Tribunal de Primera Instancia del Distrito Judicial a que
pertenezca, libre de cualquier tipo de pago impositivo.

Diferencia entre el valor jurídico de la certificación digital y la certificación


notarial

En relación con los “certificados” dados por proveedores de servicios de firma


electrónica, el artículo 6.1 del Decreto No. 335-03, del 8 de abril del 2003 que aprueba
la reglamentación de la Ley No. 126-02, instaura que:

“Los certificados y demás servicios de certificación prestada por los proveedores de


servicios de Firma Electrónica no tienen el valor jurídico que la ley otorga a la firma
digital, esta circunstancia deberá constar en la información que suministren sobre sus
servicios tanto en forma expresa como en formato digital, en el sitio de Internet de que
dispongan y en general, en toda comunicación vinculada a los mismos”.

Sin embargo, el acto notarial, como acto auténtico, “hace plena fe respecto a la
convención que contiene entre las partes contratantes y sus herederos
causahabientes”, de acuerdo por lo dispuesto por el artículo 1319 del Código Civil.

Esta evidente diferencia de la calidad probatoria del documento auténtico y del


documento digital tendrá su impacto eventual en cuanto a los incidentes relativos a la
prueba en caso de Litis.

Así, el documento digital, como acto bajo firma privada, pudiera ser objeto del
procedimiento de verificación de escritura previsto en los artículos 195 y siguientes del
código de procedimiento civil. Y, aunque el texto de la Ley No. 126-02 no hable
expresamente de esta situación, es razonable considerar, haciendo una aplicación
extensiva del artículo 195 del código de procedimiento civil que, en caso de
demandados que nieguen la firma digital que se le atribuye o declaren no reconocer la
que se atribuye a un tercero, la verificación se hará mediante las Entidades de
Certificación establecidas en el marco de la novedosa Ley sobre el Comercio
Electrónico, Documentos y Firmas Digitales.

Por su parte como ya hemos explicado, los efectos del acto notarial solo pueden ser
atacados y suspendidos provisionalmente o definitivamente en caso de falso principal,
cuando exista acusación principal, o en caso de inscripción en falsedad hecha
incidentalmente, si el juez lo considera apropiado, de acuerdo al efecto combinado de
los artículos 1319 del código civil y 214 y siguientes del código de procedimiento civil.
El Notario como Testigo Electrónico

Como una forma de encajar el escribano tradicional en el mundo de la informática


contractual, algunos notarialitas han propuesto que el notario actúe en la contratación
electrónica de manera de testigo virtual o electrónica, o sea, como una persona en las
que las partes confían y acuerdan que presencie el acto jurídico que se va a celebrar
por medios electrónicos, participando a través de un ordenador que tendrá los
requisitos de seguridad y confiabilidad exigibles, de los que el testigo electrónico será
responsable.

El testigo electrónico aparecerá, por ejemplo, en el supuesto en que dos empresas


deciden realizar un contrato electrónico, por lo que una de ellas, realiza un pedido de
mercancías a la otra a través de su página de Internet, para otorgarle seguridad y
certeza jurídica, ambas partes, deciden contactar a un tercero, el cual actuaría como
testigo electrónico, contactándose a un notario público que esté facultado para otorgar
fe de este tipo de actos de comercio a través del Internet.

Se establece un contrato entre los tres, así que se establezca la oferta y la aceptación
manifestada en las propias declaraciones de las partes contratantes, las cuales pasan
por el computador del testigo electrónico, el cual estará en la obligación de guardar en
su forma original, el contrato para su consulta posterior, en caso de que exista un
conflicto entre las partes, facultándose al notario público para resguardar el acto
jurídico en su forma original.

En conclusión, la firma digital se hace muy necesaria en la actualidad, ya que,


diariamente se hacen muchos negocios y trámites vía internet y era importante tener
algo que certificara dentro de la misma web. La firma digital permite certificar la autoría
e integridad de los documentos que viajan por la red. Esta al estar certificada se
comporta como una manuscrita, ya que esta se toma como una firma holográfica
plasmada en los documentos físicos; además de autenticar un documento, le ofrece
mayor seguridad a las partes, ya que no podrá ser plasmada y está acreditada por la
ley cuando ella cuenta con un carácter de firma avanzada.

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