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FIRMAS DIGITALES
La Ley 126-02 está basada en las Leyes Modelos de Comercio Electrónico y Firmas
Digitales, aprobadas por la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil
Internacional – CNUDMI, o más conocido por las siglas en ingles UNCITRAL
Estas leyes inauguran las denominadas” leyes tecnológicamente neutras”, es decir, que
no definen los conceptos jurídicos sobre la base de la tecnología aplicable, sino sobre
los requisitos y condiciones que las soluciones tecnológicas deben cumplir para poder
recibir reconocimiento jurídico.
Según la Ley 126-02, se entiende por Comercio Electrónico “toda relación de índole
comercial, sea o no sea contractual, estructurada a partir de la utilización de uno o más
documentos digitales o mensajes de datos o de cualquier otro medio similar”.
En relación con la aplicación de gobierno electrónico, señala que en toda interacción
con entidad pública que requiera de documento firmado, este requisitos se podrá
satisfacer con uno o más documentos digitales o menajes de datos que sean firmados
digitalmente, conforme a los requerimientos contenidos en la ley y las normas
complementarias.
Antecedentes
La primera norma de ese tipo que se conoce es la 126-02 “Ley Modelo Sobre Comercio
Electrónico”, elaborado en 12 artículos por la Comisión de las Naciones Unidas para el
Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI), que desde 1986 se ha dedicado a estudiar
y proponer soluciones técnicas y jurídicas a algunos aspectos legales derivados del
comercio electrónico como son los documentos electrónicos y las firmas electrónicas
digitales.
La dicha Ley fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante
Resolución 51/162 del 16 de diciembre de 1996 y, al mismo tiempo, recomendaban que
los países reconozcan legalmente la validez jurídica y fuerza obligatoria de las firmas
electrónicas y de los documentos electrónicos, así como su incorporación a los
ordenamientos internos de los países miembros.
La Firma Digital
Según la definición legal, se entenderá por Firma Digital, “un valor numérico que se
adhiere a un mensaje de datos y que, utilizando un procedimiento matemático
conocido, vinculado a la clave del iniciador y al texto del mensaje, permite determinar
que este valor se ha obtenido exclusivamente con la clave del iniciador y el texto del
mensaje, y que el mensaje inicial no ha sido modificado después de efectuada la
transmisión”.
El uso de una firma digital tendrá la misma fuerza y efectos que el uso de una firma
manuscrita, si es única a la persona que la usa y está bajo su control exclusivo, si es
susceptible de ser verificada y está ligada a la información, documento digital o
mensaje al que está asociada, de tal manera que si estos son cambiados, la firma
digital es inválida; y, por último, si está conforme a las reglamentaciones adoptadas por
el Poder Ejecutivo.
La ley manda a que los documentos digitales sean admitidos como medio de prueba
con la misma fuerza probatoria otorgada a los actos bajo firma privada en el Código
Civil y en el Código de Procedimiento Civil, por lo que, en las actuaciones
administrativas o judiciales, no debe negarse eficacia , validez o fuerza obligatoria y
probatoria a ningún tipo de información, por el sólo hecho de que se trate de un
documento digital o un mensaje de datos o en razón de no haber sido presentado en su
forma original.
3 -En el caso del mensaje de datos que se conserve, debe haber alguna, toda
información que permita determinar el origen, el destino, la fecha y la hora en que fue
enviado o recibido el mensaje, y
4 –En el caso del documento digital que se conserve para efectos legales, toda
información que permitan determinar la fecha y la hora en que el documento digital fue
entregado para su conservación, la persona o personas que crearon el documento, la
persona que entregó el documento y la persona receptora del mismo para
conservación.
La jurisprudencia nacional otorga a la firma tanto valor que ella es requisito esencial en
las escrituras públicas y en actos bajo firma privada. Sin firma no hay instrumento, ni
público ni privado, porque estamos frente a un requisito esencial, sin el cual, como
hemos estudiado, no hay documento.
En ese mismo sentido, para que las firmas estampadas en un documento bajo firma
privada sean oponibles las mismas deben ser autenticadas por su notario. Ya que
sabemos que es posible que un notario pueda válidamente certificar una firma digital.
Los notarios tendrán facultades para dar carácter de autenticidad a las firmas
estampadas por los otorgantes de un acto bajo firma privada. El notario dará carácter
de autenticidad a dichas firmas sea declarando haber visto poner las mismas
voluntariamente, sea dando constancia de la declaración jurada de aquella persona
cuya firma legaliza, de que la misma es suya y que fue puesta voluntariamente en la
fecha indicada en el acto.
La firma digital debe estar puesta en un documento electrónico o digital, el que, según
el artículo 2, letra b, de la Ley No. 126-02, se define como:
La información codificada en forma digital sobre un soporte lógico o físico, en la cual se
unen método electrónico, fotolitográfico, óptico o similar que se constituyen en
representación de actos, hechos o datos jurídicamente relevantes, consecuentemente,
la certificación notarial de firmas debería ser utilizada en soporte digital, de manera tal
de poder ir unida al documento en el que ha sido puesta la firma.
En el artículo 32, el legislador definió como una firma digital segura, aquella que puede
ser verificada de conformidad con un sistema de procedimiento de seguridad que
cumpla con los lineamientos trazados por la primera ley y por su reglamento, mientras
que, la firma estampada por notario, de acuerdo al artículo 56 de la Ley 301 del notario,
tiene carácter de autenticidad. La Jurisprudencia dominicana había ratificado el
carácter de acto autentico a todo acto cuyas firmas fueran legalizadas por el notario.
Considerando que, por su propia naturaleza, el documento digital puede ser alterado y
reimpreso con relativa facilidad se requiere de una validación administrativa mediante
la intervención de agentes autorizados que los certifiquen.
Así es que, el documento notarial sustenta su fidelidad sobre la base del registro
protocolar que el notario debe dar a los actos que realiza, documentos que, de acuerdo
a la ley, debe numerar y foliar el libro índice que debe llenar y registrar anualmente por
ante el Presidente del Tribunal de Primera Instancia del Distrito Judicial a que
pertenezca, libre de cualquier tipo de pago impositivo.
Sin embargo, el acto notarial, como acto auténtico, “hace plena fe respecto a la
convención que contiene entre las partes contratantes y sus herederos
causahabientes”, de acuerdo por lo dispuesto por el artículo 1319 del Código Civil.
Así, el documento digital, como acto bajo firma privada, pudiera ser objeto del
procedimiento de verificación de escritura previsto en los artículos 195 y siguientes del
código de procedimiento civil. Y, aunque el texto de la Ley No. 126-02 no hable
expresamente de esta situación, es razonable considerar, haciendo una aplicación
extensiva del artículo 195 del código de procedimiento civil que, en caso de
demandados que nieguen la firma digital que se le atribuye o declaren no reconocer la
que se atribuye a un tercero, la verificación se hará mediante las Entidades de
Certificación establecidas en el marco de la novedosa Ley sobre el Comercio
Electrónico, Documentos y Firmas Digitales.
Por su parte como ya hemos explicado, los efectos del acto notarial solo pueden ser
atacados y suspendidos provisionalmente o definitivamente en caso de falso principal,
cuando exista acusación principal, o en caso de inscripción en falsedad hecha
incidentalmente, si el juez lo considera apropiado, de acuerdo al efecto combinado de
los artículos 1319 del código civil y 214 y siguientes del código de procedimiento civil.
El Notario como Testigo Electrónico
Se establece un contrato entre los tres, así que se establezca la oferta y la aceptación
manifestada en las propias declaraciones de las partes contratantes, las cuales pasan
por el computador del testigo electrónico, el cual estará en la obligación de guardar en
su forma original, el contrato para su consulta posterior, en caso de que exista un
conflicto entre las partes, facultándose al notario público para resguardar el acto
jurídico en su forma original.