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El documento resume las principales ideas del conductismo como explicación del aprendizaje y el arte. Explica que el conductismo propone que la conducta es determinada por los estímulos externos mediante el condicionamiento y las leyes de asociación. Describe el famoso experimento de Watson con el pequeño Albert para demostrar el condicionamiento emocional. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre si el arte y la enseñanza artística pueden reducirse a la administración de estímulos como propone el conductismo.
El documento resume las principales ideas del conductismo como explicación del aprendizaje y el arte. Explica que el conductismo propone que la conducta es determinada por los estímulos externos mediante el condicionamiento y las leyes de asociación. Describe el famoso experimento de Watson con el pequeño Albert para demostrar el condicionamiento emocional. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre si el arte y la enseñanza artística pueden reducirse a la administración de estímulos como propone el conductismo.
El documento resume las principales ideas del conductismo como explicación del aprendizaje y el arte. Explica que el conductismo propone que la conducta es determinada por los estímulos externos mediante el condicionamiento y las leyes de asociación. Describe el famoso experimento de Watson con el pequeño Albert para demostrar el condicionamiento emocional. Sin embargo, también plantea interrogantes sobre si el arte y la enseñanza artística pueden reducirse a la administración de estímulos como propone el conductismo.
El conductismo como explicación del aprendizaje, incluido el artístico
Juan Mayol - 2020
Vamos a plantear los conceptos de la perspectiva biogenética, que es la que
propone que el desarrollo es único, en el sentido d e que lo cultural, lo propiamente humano, es sólo continuidad de lo natural, un aumento cuantitativo de lo mismo y por lo tanto, sin una diferencia sustancial con el desarrollo biológico. En esta perspectiva se enrolan distintas teorías y enfoques, como el conductismo, el innatismo y hasta cierto punto algunas perspectivas cognitivas duras. Del innatismo no diremos mucho en la medida que esta concepción plantea que todo lo que aparece en el desenvolvimiento de lo humano ya está prescripto en su genoma, por lo tanto, lo que llamamos aprendizaje o desarrollo sería una ilusión. Algo parecido a la idea de Platón, que suponía que ya sabíamos todo porque el conocimiento estaba en nuestro interior, pero que lo habíamos olvidado al nacer y al cruzar el río del olvido, el Alheteia. El cognitivismo duro, en cambio, lo plantearemos un poco más adelante en el cronograma por su aparición histórica posterior.
El contexto histórico de cada teoría representa las condiciones de producción de
la misma, y también refleja el tipo de problemas que intentaba resolver dicha teoría. También, claro, el tipo de soluciones encontradas. La ilusión de construir un mundo controlado y de una ingeniería humana que produzca sus bienes para la satisfacción de todos, el cuento de las grandes bondades del capitalismo, no tuvo un buen momento durante el nacimiento del conductismo allá por las primeras décadas del siglo pasado. El crack económico del 29 puso en jaque a esa pretensión moderna y liberal, al igual que la pandemia del coronavirus lo hace hoy con la salvaje depredación del neoliberalismo. Me parece que la contextualización histórica de esta teoría, sumamente necesaria, puede leerse sin problemas en el texto de Eduardo Corbo Zabatel “El conductismo y sus paradojas”, y lo podrán inferir también del “discurso duro” de Watson, en el propio texto “¿qué es el conductismo?”. No tenemos mucho tiempo para ello ahora. Solo diré que uno de los argumentos centrales de su posicionamiento acerca del problema de explicar la causa de la conducta es que esta explicación no puede basarse en especulaciones. Debe desprenderse de todo misticismo y de enfoques filosóficos, porque la psicología debe ser una ciencia como el resto de las otras, por lo cual tiene que seguir el método de producción de conocimiento científico llamado método experimental, enfoque que necesita un objeto de estudio concreto, observable, medible y controlable. De allí su insistencia en plantear a la conducta como objeto científico abordable por esta joven ciencia. Además de proponer al comportamiento como único objeto de estudio, entenderá que, empíricamente, éste puede ser recortado en el continuo de la realidad como lo que ocurre de modo observable en el organismo entre el estímulo que recibe y la respuesta que aparece inmediatamente posterior a dicho estímulo. A lo que ocurre visiblemente con el organismo dentro de ese espacio de tiempo le llamaremos la unidad de análisis de la conducta, que representa la porción mínima del fenómeno a estudiar para entender el objeto (la conducta). La explicación única del conductismo aplica para todo tipo de organismos, para todos los individuos de una especie, en cualquier momento de su vida, respecto de cualquier contenido de aprendizaje (este es el principio de equipotencialidad). Se postula además una relación causal entre los estímulos y la respuesta posterior que está sujeta a leyes universales (el principio de asociación). Sobre estos dos conceptos nucleares se monta todo el programa de investigación del conductismo, que no sólo se extendió en el tiempo logrando la hegemonía de la teoría en la explicación del cambio animal y humano, sino que también, y creo que es lo importante, sigue explicando muy bien determinadas conductas. Este es el núcleo del programa de investigación conductista frente al problema acerca de ¿cuál es la causa de la conducta? Posición empirista que Watson opone a la psicología de la conciencia de Wundt (primer laboratorio de psicología), al psicoanálisis (cuyo objeto es el inconsciente) y a toda posición que no tenga por objeto un observable ni el método experimental para producir conocimiento válido. El comportamiento humano se explica por los estímulos externos, dado que estos mantienen una relación de determinación (condicionamiento) con las respuestas del organismo, acorde a leyes universales. Este es el postulado central del llamado condicionamiento clásico de Watson. Este postulado innovador dentro del campo psicológico naciente, más bien dualista o idealista por la preponderancia de la psicología europea, generó un quiebre en el discurso psicológico mundial. Watson usó como evidencia de su hipótesis (posición) un conjunto de filmaciones hechas sobre el caso del pequeño Albert, en donde se mostraba el establecimiento sistemático de una reacción emocional condicionada. Albert era un bebé de menos de un año que, entregado por el Estado para su proyecto, usó como sujeto del experimento. Luego el autor muestra la posibilidad de re o des condicionar la reacción emocional de miedo, por el mismo camino pero inverso como veremos enseguida, con igual mecanismo pero con el valor de estímulo contrario. Esto generó un auge importante también en la clínica, dado que funciona muy bien con las fobias. La estructura lógica o silogística del razonamiento de Watson, apoyado por el registro filmográfico (algo único en ese momento histórico), fue la siguiente: Si… un organismo (Albert) no le teme en principio a un roedor Y… al presentarle el roedor ante su vista, mientras producimos un sonido intenso y agudo simultáneamente, el organismo reacciona con miedo (por el sonido innatamente asociado al miedo). Y si… al retirar el sonido agudo y presentar nuevamente el roedor el organismo reacciona con igual miedo con el que antes reaccionó a la presentación de ambos estímulos simultáneos (rata más sonido). Entonces… el organismo ha aprendido algo, a reaccionar con miedo frente a aquello que antes no le producía. Se ha aprendido una reacción emocional condicionada. Este argumento (la demostración dentro del laboratorio) supone una apoyatura irrefutable, la filmación, y también un sin número de experimentos posteriores lo confirmaron. Es una demostración de la ley abstracta: hay una relación sujeta a leyes universales entre los estímulos y las respuestas. Pero tiene también una cantidad de posibilidades, como la idea (¿ilusión?) de que podríamos controlar a todos si controlamos/administramos los estímulos dentro de una sociedad. Piensen en los medios de comunicación. Pero esta perspectiva tiene también sus limitaciones, que sería el tipo de conductas que son susceptibles de explicar y de producir empíricamente. Podemos hacer que un oso ande en bicicleta administrando estímulos aversivos y satisfactorios convenientemente, como en el circo. Pero ¿es lo mismo con humanos? Por lo tanto, lo que podemos plantear como primer interrogante es: ¿Puede el arte reducirse a simplemente esto? Como vemos también, estamos poniendo a prueba el principio de la simplicidad (Morin), en la medida que tomamos una variable y reducimos toda la capacidad de determinación a ese sólo aspecto. Segunda cuestión: ¿Puede la enseñanza y el desarrollo del arte reducirse a eso? Esto sería plantear que la educación y el aprendizaje es un tipo de adiestramiento como el que necesitamos para hacer pasar un temible león a través de un aro en llamas. Sólo se trata de castigar los intentos de rehuir y premiar las conductas que avanzan (a través de un ingenioso y artesanal eslabonamiento de reacciones parciales) hacia el hábito complejo que supone esa proeza. ¿Podría pensarse el arte así? De modo tal de entender que el animal del circo es una artista, en la medida que genera una experiencia estética en nosotros, cuando baila, o bien, y lo que es peor, que una persona que muestra habilidades en un semáforo o en el Colón lo hace como una forma de conseguir comida, abrigo, compañía y protección? Es difícil no admitir que, en algún aspecto, hasta cierto punto, en un nivel de análisis, esto pueda ser en cierto modo así. Como lo plantea el conductismo, el arte es un comportamiento más, recordemos que dentro de la visión biogenética que planteamos al inicio, el desarrollo o aprendizaje humano es igual al animal (principio de equipotencialidad). El arte es una respuesta más y está asociada a ciertos estímulos, que serían la causa de esa conducta. Entonces, la explicación del arte está en lo que lo rodea, en el ambiente. Es decir, está afuera del sujeto, lo cual no es tan extraño para el arte, cuando atribuyó a las musas la inspiración de la obra, o cuando en el medioevo se pensaba que Dios pintaba a través del artista, porque el arte era pensado como la expresión de lo divino. En términos educativos, con un buen programa de reforzamiento u otras operaciones conductuales, pergeñamos el régimen de estímulos necesarios (quizás sean diferentes para cada organismo) y tendremos asegurada la conducta artística. Es decir, la enseñanza artística se reduciría a encontrar, organizar y administrar los estímulos necesarios para que aparezca y se consolide una respuesta artística. Definida ésta por la capacidad de generar en los otros vivencias o reacciones estéticas. Hasta es posible prescindir del docente, en la medida que podemos administrar esos estímulos como información desde un dispositivo computacional (no era otra cosa la “máquina de Skinner”). Esto, si bien es un tanto desolador como mirada acerca de qué es la actividad artística, qué es ser una artista y cómo se desarrolla, tiene aún otros ángulos significativos: Porque el segundo problema es que la enseñanza, la práctica y el desarrollo artístico depende de cierto dominio físico del movimiento. Queda exceptuada un poco la fotografía, porque la cámara hace casi todo, aunque igualmente no puede elegir el motivo, el ángulo la toma, la distancia, la velocidad, el fondo/figura, la distribución de los elementos visibles, etc. Ahí está el arte, en la mirada y la toma del artista. Pero imaginen la danza clásica, por ejemplo, o algo más simple, el trazo en el dibujo, el movimiento finamente controlado de la muñeca y el pulso. ¿Cómo no ver acá el producto de una práctica, la coagulación de un hábito? condicionado por un ejercicio al principio hiper conciente y luego cada vez más automático. Hay aspectos del complejo conjunto de fenómenos humanos que llamamos arte, que suponen el adiestramiento técnico, el dominio manual, la práctica que consolida el hábito. La postura en la danza, la digitación en la música, la impostura en el canto, etc. Esto impone la idea de que en cierto nivel de análisis motor, más básico y corporal, el conductismo funciona como explicación de lo que ocurre. Claro que sólo en un nivel de análisis, ese es el reduccionismo operado por la teoría. Vayamos entonces un poco más allá con los interrogantes: ¿Un mono que hace click en una cámara automática y saca una foto que hasta puede generar estéticamente una vivencia que llamamos experiencia estética o artística en nosotros, es un artista? O bien, un ejecutante que aprendió de memoria a hacer una digitación compleja, y la realiza “gimnásticamente” perfecta, ya sin conciencia ninguna como si realizara un trabajo más ¿está también involucrado en una actividad artística? En resumidas cuentas, hay diferentes niveles de análisis dentro de la propia práctica, la técnica manual, la organización o composición de esos movimientos en el tiempo, que es difícil no pensarlos como facultad de la conciencia humana. Y por lo tanto, dentro del modelo de “caja negra” que propone el conductismo (para dejar por fuera todo lo que pueda ocurrir en la mente, por inasible o inmaterial), también hay un aspecto o una variable particular en donde esta teoría se hace fuerte. El conductismo podría explicar el condicionamiento de prácticas corporales, de movimiento en todas las disciplinas, pero es más difícil que pueda explicar la elección del motivo, el ángulo elegido, tener en cuenta lo que puede producir en el otro por lo que produce en uno. Desde ese punto de vista, el mono no es un buen fotógrafo. Aunque su producto puede tener muy buena demanda en el mercado del arte, y hasta pueda llamarse arte por ello. El conductismo representa así un ejemplo de reduccionismo notable del intento teórico e ideológico de reconducir toda la explicación de la conducta humana a una variable o aspecto parcial: las relaciones entre los estímulos y las respuestas. Toda la idea de causalidad puesta en la fuerza biológica del hábito, no tiene que dejar paso al razonamiento contario e igual de reduccionista y parcial, de que el conductismo no explica convenientemente un nivel de análisis particular. El error fue en realidad querer promocionar ese aspecto animal y reactivo de los reflejos como el modelo del aprendizaje y de la enseñanza, que llevó al ridículo de plantear que la teoría podría explicar todos los niveles del aprendizaje y el desarrollo animal y humano. Y dentro de ellos a la capacidad artística, quizás la conducta más alejada del mundo natural, la herramienta más sofistica para producir algo en el otro.
Examen - (APEB2-15%) Estudio de Caso 2 - Analice Los Casos Referidos e Identifique La Habilidad Lingüística Que Presenta Dificultad y Las Estrategias de Intervención