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Juan David Ardila Montero

David Andrés Álvarez Bohorquez


Santiago Rondon Rubiano
Priscila Constanza Vangrieken Epiayu

Modelo Circunflejo de Olson

David Olson, el profesional detrás del Modelo Circunflejo, ha tenido una trayectoria muy
apegada a la investigación en los campos de la ciencia social y de la familia en cuyos ámbitos
se ha involucrado y adelantado investigaciones sobre las relaciones matrimoniales y de
pareja, encausado en brindar información a dichos sistemas sobre la dinámica detrás de sus
relaciones para la prevención de problemáticas como el divorcio.

Ahora, su modelo nombrado Circunflejo de los Sistemas Maritales y de Pareja, está


fundamentado en la búsqueda de un diagnóstico relacional, utilizados en la formulación y
planeación interventiva de terapias de pareja y familiares, el modelo es claro con su búsqueda
de integrar y conocer la perspectiva de los miembros integrantes del sistema, por tanto se
requiere la participación de sus miembros mayores a 10 años. Al estar enmarcado en el
paradigma sistémico en psicología, también resulta ser muy abarcativo de los cambios que se
pueden producir y se producen en los sistemas, entendiendo que estos pueden estar ligados al
ciclo vital del sistema familiar, variables propias del trayecto educativo y laboral de los
miembros; y eventos imprevisibles que lo fuerzan a reestructurarse alrededor de la
emergencia.

Además de ser integrador de los contextos como mediadores de la comprensión de una


dinámica relacional como desadaptativa, esto resulta al integrar e indagar sobre la percepción
de las pautas relacionales con los miembros del sistema, resultando en las dinámicas que
pueden parecer complicar los vínculos y resultan apetecibles dependiendo de la perspectiva
cultural y étnica propia del contexto y las afiliaciones familiares.

El modelo de Olson cuenta con dos ejes con cuatro variables cada una, la flexibilidad y
cohesión, esta primera se define, según el texto, como la capacidad de cambio, en tanto a los
roles, reglas, liderazgo y decisiones, para lo que este se puede medir en cuatro variables, las
centrales en donde una flexibilidad estructurada puede verse cómo estas reglas democráticas
donde hay cierto liderazgo que a veces se puede compartir, con reglas estables pero
negociables, así mismo, en la relación flexible se hace evidente un liderazgo compartido con
un notable cambio cuando se es necesario y roles cambiantes pero compartidos, así pues en
su contraparte están sus extremos, una flexibilidad rígida está marcada por un liderazgo
autoritario, con una disciplina estricta y con cambio casi nulo, y a su vez en el otro extremo,
se encuentra la flexibilidad caótica, donde la falta de liderazgo, la pérdida del control y los
cambios abruptos de roles son la principal característica del sistema.

En el otro eje se encuentra la cohesión, esta, es entendida como el nivel o fuerza en el vínculo
emocional en el sistema, esto se determina por la cercanía y lealtad como principales factores.
En los niveles centrales del eje, se encuentran los niveles separados y conectados, este
primero habla de una cierta interdependencia donde lo independiente sobresale sobre lo
colectivo, su cercanía es baja-moderada; una cohesión conectada, haría referencia a una
cercanía moderada-alta con una alta lealtad donde se ve una mapyor dependencia frente a lo
individual, en sus niveles externos, lo fusionado, enredado o amalgamado da cuenta de una
cercanía casi patológica con una dependencia absoluta que genera malestar en tanto a ningún
espacio individual por lo que la resolución de conflictos se ve interpelada por esta alta
cercanía, en su contraparte está la desvinculación o un nivel desagregado, en el cual no se
encuentra lealtad alguna y la independencia es transversal a la relación, haciendo que al no
haber espacios o gustos en común, en momentos de crisis recurran a externos del sistema.

En el modelo de Olson se plantea que no existe un ideal o una única forma que sea válida, por
lo que se recomienda para los diversos sistemas una suerte de balance entre los rangos
establecidos. Para llegar a este balance se plantea que los sistemas familiares y de pareja
deben ser, desde un inicio, postulados desde la comunicación efectiva y asertiva, lo que
permite que el cambio y adaptación sea percibido y aplicado de maneras que no generen
malestar al mismo, así pues explica que los sistemas encuentran resolución según las
herramientas que tengan y hayan conformado hasta el momento, por lo que dotarlos de
nuevas herramientas se postula como fundamental para transitar estos de una manera más
efectiva.

También, es pertinente mencionar el modelo tridimensional, que más allá de referirse a la


funcionalidad familiar de las 2 bases de dimensiones (cohesión y flexibilidad), el modelo
tridimensional es una pequeña actualización del modelo de Olson, en el que se incluye un
tercer factor a tener en cuenta, refiriéndose a la funcionalidad como una tercera dimensión, en
el que se hace énfasis en el tránsito de los sistemas familiares, la capacidad de adaptarse a los
cambios que se le presente al sistema.

Para este modelo, se implementaron el uso de instrumentos de autoinforme y escalas de


evaluación, con el propósito de que éstas permitieran dar cuenta del estado de las familias y
parejas. La aplicación de los instrumentos mencionados con anterioridad, también son
mayormente conocidos como FACES II y FACES III, en la aplicación del faces II, tiene
como finalidad evaluar esos niveles en que son percibidos e idealizados la cohesión y
adaptabilidad en el sistema familiar; mientras que el faces III, su aplicación se basa en 2
dimensiones importantes de la funcionalidad familiar, los cuales son: cohesión y flexibilidad,
en el primero, se busca dar cuenta de aquellos aspectos o labores con el que las familias se
pueden unir más, ya sea mediante la manera en que se relacionan entre ellos o actividades
que suelen realizar y por último, el mundo de las reglas que ya están previamente establecidas
en el sistema familiar, mediante el cual se puede tener en cuenta los roles y límites del
sistema.

Es importante mencionar que en el diseño tridimensional de este modelo, se integra de


manera eficaz los cambios de primer y segundo orden, en el cambio de primer orden, se habla
de ser un cambio curvilíneo haciendo referencia que si se da demasiado o poco cambio
puede resultar siendo algo problemático; debido a que si se da demasiado cambio en la
familia, esto se podría catalogar como un sistema caótico y cuando se dan pocos cambios, se
le denomina sistema rígido, en el que se deja evidenciado entre los sistemas caóticos y rígidos
esos aspectos poco funcionales en las familias.

Por último, se hace mención del cambio de segundo orden como otro aspecto importante en
los sistemas familiares, el cambio de segundo orden se refiere a los cambios que se pueden
presentar de un sistema a otro sistema, en el sentido de que es la propia familia quien genera
esos cambios a nivel interno y solo es posible dar cuenta de esto a lo largo del tiempo, el
cambio de segundo orden, es entendido como cambios más lineales en el que puede salir a
relucir en situaciones de estrés normativos (ejemplo, el nacimiento de un hijo) y no
normativos, (por ejemplo, uno de los padres resulte herido en un accidente de carro), con
mayor fuerza en los cambios en los sistemas equilibrados, mientras que en los sistemas
desequilibrados esos cambios se dan en un nivel más bajo.

Entonces, desde una perspectiva sistémica los problemas surgen en las dinámicas relacionales
de los sistemas, las cuáles podemos evaluar a través de modelos como el de Olson y así
formular evitando quedarnos en lo individual. Como vimos, podemos guiarnos de varios
factores para evaluar un problema en un sistema familiar, esto nos da la oportunidad de
atender asuntos que afectan a varias personas y que no tienen una causa única.

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