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MODULO 2
Sistemas cerrados: No presentan intercambio con el medio ambiente que los rodea, son
herméticos a cualquier influencia ambiental. No reciben ningún recurso externo y nada
producen que sea enviado hacia fuera. En rigor, no existen sistemas cerrados. Se da el
nombre de sistema cerrado a aquellos sistemas cuyo comportamiento es determinista y
programado y que opera con muy pequeño intercambio de energía y materia con el
ambiente. Se aplica el término a los sistemas completamente estructurados, donde los
elementos y relaciones se combinan de una manera peculiar y rígida produciendo una
salida invariable, como las máquinas.
TOTALIDAD: La conducta del sistema familiar no puede entenderse como la suma de las
conductas de sus miembros. En consecuencia, de la evaluación de los individuos no puede
deducirse el funcionamiento del grupo al que pertenecen, para ello es necesario obtener
información de sus interacciones. La familia se puede entender como un sistema en el
cual todos sus miembros están interrelacionados y cada uno tiene una función, en modo
tal que una acción realizada u omitida afecta a los demás.
CAUSALIDAD CIRCULAR: Describe las relaciones familiares como recíprocas, pautadas y
repetitivas, lo cual conduce a la noción de secuencias de conductas. Se observa que la
respuesta de un miembro A del sistema a la conducta de otro miembro B es un estímulo
para que B a su vez dé una respuesta, que nuevamente puede servir de estímulo a A.
Cuando hablamos de “secuencia sintomática” nos referimos al encadenamiento de
conductas que se articulan en torno al síntoma, reguladas por una causalidad circular.
Una de las consecuencias más notorias de esta concepción circular es que el interés
terapéutico resida en el “que”, “donde” y “cuando” ocurre algo en lugar de centrarse en
el “porque”. Por ejemplo; una familia en la que el padre se empieza a ausentar por
razones de “trabajo” (en realidad se siente agobiado por su esposa), comienza a no llegar
a casa o a hacerlo muy tarde; a continuación la esposa, por estas conductas del marido, se
deprime y se torna más intolerante con sus hijos; uno de ellos o varios tienen como
efecto problemas en su escuela. Entonces mandan llamar a los padres y ellos, ante tal
preocupación, su unen para ayudar a los hijos; esto le da a la madre la posibilidad de
reprochar al padre sus ausencias pasadas, entonces este se vuelve a ausentar por
cuestiones de “trabajo”; la madre se deprime y así continúan.
EQUIFINALIDAD: Alude al hecho de que un sistema puede alcanzar el mismo estado final
a partir de condiciones iniciales distintas, lo que dificulta buscar una causa única del
problema.
EQUICAUSALIDAD: Se refiere a que la misma condición inicial puede dar lugar a estados
finales distintos. Por tanto, la evaluación se orienta a conocer los factores que
contribuyen al mantenimiento del problema, no a descubrir los factores etiológicos, de tal
manera que se pueda influir en ellos para iniciar el cambio terapéutico.
MODELO ECOLÓGICO
El proceso de desarrollo del ser humano, se enmarca en una serie de sistemas
relacionados unos con otros, que son distintos escenarios de interacción con el ambiente.
Esta cuestión, esencial en la biología, ha sido tenida en cuenta por Bronfenbrenner
(1987), quien la ha aplicado al sistema familiar, considerando que la familia es el sistema
que define y configura en mayor medida el desarrollo de la persona desde su concepción.
Este autor adoptó la terminología de “modelo ecológico” que se concibe como una
disposición seriada de estructuras concéntricas inclusivas, en la cual cada una de las
estructuras se encuentra inmersa en la siguiente. Bronfenbrenner denomina a esos
niveles el microsistema, el mesosistema, el exosistema y el macrosistema.
En otros casos, el mesosistema existente puede convertirse en una fuente de apoyo para
la delincuencia o el deterioro personal, como en el caso de los adolescentes con
ausentismo escolar o adictos a sustancias, en cuyo mesosistema de referencia tienen
máxima importancia pandillas de iguales con los mismos comportamientos problemáticos
con quienes se refuerzan mutuamente.
Ampliando esta idea, Musitu et al. (1994) resaltan la idea de la TGS, según la cual el todo
contiene a la parte y en cada parte está contenido el programa, el cual viene determinado
por el todo, por lo que podemos deducir que hay una reciprocidad y comunicación
constante entre ambas, entre el sistema y sus componentes. Partiendo de estos
principios podemos decir que dentro de los sistemas, los subsistemas funcionan con sus
características propias, formando una verdadera unidad con la totalidad. Así, la
estructura familiar es compleja y la dinámica general de la misma está mediada por el
funcionamiento particular de cada subsistema, en los diferentes ciclos de la vida total del
sistema.
SUBSISTEMAS FAMILIARES.
Arthur Koestler, creó un término nuevo “para designar aquellas entidades de rostro doble
en los niveles intermedios de cualquier jerarquía”: la palabra holón, del griego holos
(todo) con el sufijo on que evoca una partícula o parte. Cada holón es un todo y una parte
al mismo tiempo y cada holón en competencia con los demás, despliega su energía en
favor de su autonomía y de su autoconservación como un todo.
Las personas, en cada una de sus interacciones, sólo manifiestan parte de sus
posibilidades. Estas son múltiples, pero sólo algunas son traídas a la luz o canalizadas por
la estructura del contexto. Por lo tanto, la quiebra o la ampliación de contextos pueden
permitir el surgimiento de nuevas posibilidades. El terapeuta, especialista en ampliar
contextos, crea un contexto en que es posible explorar lo desusado. Confirma a los
miembros de la familia y los alienta a ensayar conductas antes cortadas por el sistema
familiar. A medida que surgen posibilidades nuevas, el organismo familiar se vuelve más
complejo y elabora alternativas más viables para la solución de problemas.
Una tarea vital del sistema de los cónyuges es la fijación de límites que los protejan
procurándoles un ámbito para la satisfacción de sus necesidades psicológicas sin que se
inmiscuyan los parientes políticos, los hijos u otras personas.
El subsistema de los cónyuges puede ofrecer a sus miembros una plataforma de apoyo
para el trato con el universo extra familiar, y proporcionarles refugio frente a las
tensiones de fuera. Pero si las reglas de este subsistema son tan rígidas que no permiten
asimilar las experiencias que cada esposo hace en sus interacciones fuera de la familia, los
«cónyuges dentro del sistema» pueden quedar atados a reglas inadecuadas de
supervivencia. En esta situación, el subsistema de los cónyuges se empobrecerá más y
más y perderá vitalidad, volviéndose por último inutilizable como fuente de crecimiento
para sus miembros.
El subsistema de los cónyuges es vital para el crecimiento de los hijos. En el subsistema
conyugal, el niño contempla modos de expresar afecto, de acercarse a un compañero
abrumado por dificultades y de afrontar conflictos entre iguales. Lo que presencia se
convertirá en parte de sus valores y expectativas cuando entre en contacto con el mundo
exterior. Si existe una disfunción importante dentro del subsistema de los cónyuges,
repercutirá en toda la familia.
En la actualidad los cambios producidos en las últimas décadas hacen que las relaciones
de pareja sean más vulnerables. La vida va más deprisa y las relaciones exigen
gratificaciones inmediatas (Alberdi, 1999). Las parejas sufren el ritmo acelerado de vida,
el poco tiempo dedicado a reflexionar sobre lo que se hace, por qué y para qué se hace;
siendo limitados tanto el tiempo dedicado al encuentro con uno mismo, como el tiempo
dedicado al encuentro y reencuentro con el otro. Por otro lado está la concepción y valor
que se atribuye al proyecto personal y profesional, cuyo objetivo básico es la búsqueda de
la felicidad; de esta nueva perspectiva, la autonomía y la autorrealización aparecen como
metas individuales incuestionables. Todo ello conlleva una concepción nueva de la pareja
y por lo tanto, para que ésta se consolide, hace falta construir el proyecto de pareja. Este
proyecto no se mantiene si no es un apoyo para el proyecto personal. Para llegar a
consolidar un tipo de relación con estas características, es necesaria la valoración
recíproca como base para mantener vivo el amor que sustenta dicha relación, buscando
un equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe.
El holán parental: Las interacciones dentro del holón parental incluyen la crianza de los
hijos y las funciones de socialización. Aquí el niño aprende lo que puede esperar de las
personas que poseen más recursos y fuerza. Aprende a considerar racional o arbitraria la
autoridad. Llega a conocer si sus necesidades habrán de ser contempladas, así como los
modos más eficaces de comunicar lo que desea, dentro de su propio estilo familiar.
Dentro del subsistema parental, vivencia el estilo con que su familia afronta los conflictos
y las negociaciones. El holón parental puede estar compuesto muy diversamente. A veces
incluye un abuelo o una tía.
El subsistema parental tiene que modificarse a medida que el niño crece y sus
necesidades cambian. Con el aumento de su capacidad, se le deben dar más
oportunidades para que tome decisiones y se controle a sí mismo.
El holón de los hermanos: Los hermanos constituyen para un niño el primer grupo de
iguales en que participa. Dentro de este contexto, los hijos se apoyan entre sí, se
divierten, se atacan, se toman como chivo emisario y, en general, aprenden unos de
otros. Este proceso promueve tanto su sentimiento de pertenencia a un grupo como su
individualidad vivenciada en el acto de elegir y de optar por una alternativa dentro de un
sistema.
Sabemos que, además de ser hermano mayor o menor, hombre o mujer, cada uno de los
hermanos nace en un momento específico del ciclo vital de la familia, y que también éste
ha de influir en la determinación del comportamiento de sus padres hacia ellos y de las
expectativas que respecto a él se generen. El orden de nacimiento en la fratría es
importante, no sólo desde el punto de vista de la autoimagen del sujeto atendiendo al
lugar que ocupa, sino además por las aspiraciones y expectativas sobre los hijos que se
formulan los padres.
Los hijos, cada uno de ellos pende de la línea que conecta a los padres, situándose de
izquierda a derecha por orden de edad. Las líneas convergentes unen gemelos a la línea
de los padres: si son univitelinos, se enlazan entre sí con una barra. En los hijos adoptivos,
éstos se unen a los cónyuges mediante una línea discontinua de puntos. Los embarazos se
grafican con un triángulo, los abortos espontáneos con un punto bien marcado y los
abortos provocados con una x, de igual modo el neonato muerto se grafica una X sobre el
cuadrado o circulo según el caso.
Finalmente, para señalar que miembros de la familia viven en el mismo hogar, se emplea
una línea de forma irregular que los engloba.
Los datos plasmados gráficamente permiten generar hipótesis sobre la relación del
síntoma con el contexto familiar, considerando quiénes están más implicados en el
problema, evaluando la presión que las familias de origen o las instituciones ejercen
sobre la familia nuclear, definiendo el estado de los límites intrafamiliares y
extrafamiliares, y observando el grado de adaptación a la etapa del ciclo vital que le
corresponde atravesar al grupo familiar. Toda esta información que proporciona el
genograma ayuda a identificar posibles pautas relevantes en el funcionamiento familiar.
Es importante prestar atención a la presencia de síntomas, pautas de relación o
funcionamiento que se repiten en las diferentes generaciones; a las coincidencias de
fechas; y al momento del ciclo vital en el que se producen determinados acontecimientos.
Aclarar pautas familiares: Compartir las hipótesis clínicas derivadas del genograma de
forma que la familia las pueda aceptar o rechazar es una forma de empezar a aclarar
estas pautas (por ejemplo, repetición intergeneracional de síntomas). Con el nuevo
significado que adquiere así el síntoma se pueden trabajar nuevas relaciones dentro de la
familia.
Unidos: Distantes:
57 Hombre de 57 años
39 57
39 Mujer de 39 años Pareja Casada
1987
1937 - 1998
5 1 Hombre fallecido 33 37
4 Hijo de 4 años
39 45
Pareja Casada,
1983 -1999
separada.
23 23 Mellizos
39 57
Embarazo 39 57 35
4m
1994 2003
Aborto
Pareja No Casada, conflicto de
pareja con tercero interviniente.
43 45 32
Hija Adoptiva
39
1983 -1999 2002
45 47
39 47
29 15
17 14 9 18
32 29
39 45 32
1997 - 2004
1983 -1999 2002
8 6 7m 17 12
4m
43 39 40
24 20
1988 - 1995 1998
2001
5
15 12 6 3
45 35 38 37
16 14 4 2 16
66 64 67 7 1
45 42 38 44 37
18 16 14 12 9 5
3m
Familia Extensa, Biparental, Reconstituida, con multipaternalidad.
EL GENOGRAMA: EJEMPLO COMPLETO.
Carlos
Jaime Sandra Claudia
Juan Sano
BPCD HTA Dueña de Casa
Obrero 1º Medio
3º Medio Obesidad
39 37 34 42 38
Tabaquismo Trast. Ansioso
Pi
1986
19 17 14 11
BRN: Bronconeumonia