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LENGUAS Con el término «lengua» la Biblia designa al órgano muscular del habla, y por extensión a los
idiomas con que los hombres se comunican entre sí.
La lengua, según su uso como órgano del habla, puede ser buena o mala (Salmo 120.2; Proverbios 6.17;
10.20)
Se le compara a veces con una espada afilada (Salmo 64.3; Hebreos 4.12; Apocalipsis 1.16), y se le atribuye
poder debido a la influencia, para bien o para mal, de las palabras habladas (Proverbios 18.21; Santiago 3.5-
6). «Lengua» aparece como sinónimo de «labio» y «boca».
La variedad de lenguas que hoy existen en el mundo se debe, según nos explica la Biblia, al castigo de Dios
al hombre, por haber intentado construir una torre que llegase hasta el cielo (Génesis 11.1–9, BABEL).
El don de lenguas es la facultad que concede el ESPÍRITU SANTO a un creyente de hablar en idioma
desconocido.
En cada uno de estos casos hay razones específicas por las que el espíritu santo dio el don de
lenguas.
En el día de Pentecostés era necesario que los apóstoles supieran, sin lugar a dudas, que el Espíritu en verdad
había venido. Por eso les dio la señal de las lenguas, y también para que los moradores de Jerusalén, que
procedían «de todas las naciones bajo el cielo» (2.5), oyeran en sus propias lenguas «las maravillas de Dios»
(2.11).
En el caso de Cornelio, los judíos no creían que el evangelio pudiera pertenecer también a los gentiles. Por eso,
cuando los gentiles recibieron a Cristo, hacía falta una señal que confirmara, ante los judíos, la capacidad de
los gentiles de recibir al mismo Espíritu (Hechos 11.1–18).
En el caso de los efesios, que ni habían oído hablar del Espíritu Santo (Hechos 19.1–6). La señal de las
lenguas se dio para confirmar que habían recibido al Espíritu.
Hablar en lenguas es un don de Dios usado para la edificación necesario de la iglesia primitiva, debido al crecimiento
exponencial de la misma en ese momento. Si bien es cierto que es bíblico este don, entendemos que es, junto con
algunos otros dones, manifestaciones del Espíritu Santo oportunas y necesarias en su momento.
II. ¿Cuál es el propósito de hablar en lenguas?
Dios podría usarte con este don si en algún momento fuese necesario para la edificación de la iglesia
o para testimonio hacia los incrédulos pero hay normas bíblicas referentes al hablar en lenguas que
nos permiten discernir cuando es manifestación del Espíritu Santo y cuando no.
1 Corintios 12,14
CONCLUSIÓN
No hay ningún mandamiento en el Nuevo Testamento para buscar activamente este don. Por otro lado, sí
hay mandamiento de no impedir el hablar en lenguas, pero este mandamiento es entendible bajo el contexto
histórico de mismo pasaje, la iglesia necesitaba el don de lenguas para la expansión del evangelio.
Hoy en día contamos con algunas normas bíblicas que nos permiten examinar las manifestaciones de este
don en la actualidad, si las lenguas no se practican de acuerdo con las normas bíblicas, es dudoso que sean
de parte de Dios.
Se puede decir que el Nuevo Testamento enseña «no busquéis, pero tampoco impidáis el hablar en
lenguas»
El don de lenguas le pertenece a Dios y es ÉL quien puede darlo al creyente si en algún momento fuese
necesario para la edificación de la iglesia, pero siempre que el E.S se manifieste de esta manera también se
manifestará con un intérprete