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INTRODUCCION

La presente investigación tiene como propósito mostrar cuales fueron las evidencias

del bautismo del Espíritu Santo. Entre las evidencias más importantes, iniciales y físicas, está

principalmente la de hablar en otras lenguas, estas evidencias se dio tanto en pentecostés como

en la casa de Cornelio.

DESARROLLO

“Tanto en Pentecostés como en la casa de Cornelio es obvio que el don de lenguas fue

una de las principales evidencias del bautismo en el Espíritu Santo. No fue la única sino la

principal”[CITATION Den03 \p 82 \l 16394 ].

El don de lenguas no fue la única, pero fue la principal evidencia del Espíritu Santo,

tanto en pentecostés como en la casa de Cornelio.

1. Evidencias inmediatas.
1.1. Hablar en otras lenguas como el Espíritu da para hablar.
(Hch.2:4; 10:44–46; 19:6). La evidencia inicial de la recepción del don del Espíritu
Santo es de suprema importancia para todos los que tienen hambre por ser llenos con el
Espíritu. Es lógico que la experiencia sobrenatural del bautismo con el Espíritu Santo
fuera acompañada de alguna señal definitiva e inequívoca por la cual el que busca
fuese asegurado de que lo ha recibido. Hay muchas manifestaciones del Espíritu, pero
sólo un bautismo con el Espíritu. Si no hubiera una evidencia particular y sobrenatural
del bautismo con el Espíritu, por la cual éste pudiera ser distinguido de toda otra
operación del Espíritu, ¿cómo se podría estar seguro de la experiencia? Creemos que la
evidencia inicial del bautismo con el Espíritu Santo es hablar en otras lenguas como el
Espíritu da para hablar. La evidencia de la plenitud del Espíritu en el día de Pentecostés
fue hablar en otras lenguas por la incitación del Espíritu Santo. “Y fueron todos llenos
del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu le daba
que hablasen” (Hch.2:4).
La manifestación del Espíritu en el día de Pentecostés fue el derramamiento original de
poder sobre la iglesia. Fue el modelo de la experiencia. Es razonable que lo que ocurrió
a los discípulos al ser llenos, igualmente ocurra a todos los que hoy desean ser llenos.
En tanto que el propósito de la unción era darles el poder para testificar, no es
sorprendente que la señal de la experiencia fuese manifiesta en el hablar en otras
lenguas.
Además del derramamiento inicial del Espíritu en Hechos 2:4, tenemos la narración del
recibimiento del Espíritu por los creyentes en la casa de Cornelio en Hechos 10:44–
46a:
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Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los
que oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se
quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del
Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a
Dios.
Es interesante notar como los judíos que vinieron con Pedro sabían que estos gentiles
habían recibido la misma experiencia del Espíritu Santo que habían recibido los
discípulos en el día de Pentecostés. La escritura dice que lo sabían porque “los oían
que hablaban en lenguas.” Este versículo dice literalmente, “los escuchaban que
continuaban hablando en lenguas.” Su hablar en lenguas no era una breve confusión
de sílabas, sino un hablar fluido y coherente en un idioma que traía asombro a los
oidores. Ahora bien, si aquellos presentes estaban convencidos de que los gentiles
tenían una experiencia del Espíritu Santo equivalente a aquella disfrutada por los
judíos con base a su hablar en lenguas, entonces las lenguas deben ser la señal
inequívoca o evidencia inicial de la experiencia pentecostal. Hoy en día se puede saber
si el bautismo es la experiencia pentecostal genuina y equivalente a la de los
discípulos, cuando se experimenta el hablar en otras lenguas por el poder del Espíritu.
Uno no busca las lenguas, pero sí busca tal señal que confirmará que uno ha sido lleno
al estilo bíblico.
La tercera narración de creyentes que recibieron la plenitud del Espíritu, donde se
menciona específicamente que hablaron en lenguas, está en Hechos 9:16: “Y
habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban
en lenguas y profetizaban.” Esto fue en la ciudad de Éfeso. La teoría, que algunos han
planteado, es que la unción del Espíritu con la evidencia de hablar en otras lenguas,
sólo era dada cuando un nuevo grupo racial aceptaba el evangelio, tal como los judíos
en Pentecostés, los samaritanos en el avivamiento de Felipe, y los gentiles en la casa de
Cornelio. Pero aquí, esta teoría sucumbe en Hechos 19:6, donde no puede distinguirse
ningún grupo étnico nuevo. Lo mismo podría decirse de los corintios, que ciertamente
también hablaron en lenguas.
Algunos se oponen a las lenguas como la señal inicial, basándose en que las lenguas no
siempre son mencionadas en la Biblia en relación con el bautismo del Espíritu Santo.
Es verdad que tres de las narraciones no dicen nada acerca de lenguas, pero la omisión
es debido a la brevedad de esas narraciones. En el derramamiento sobre los
samaritanos (Hch.8:14–19) no se hace mención de ninguna señal acompañante, pero el
hecho de que Simón estaba dispuesto a pagar dinero por el poder de impartir dones del
Espíritu, muestra que alguna señal audible o visible hizo del don algo espectacular. Es
lógico asumir que él los oyó hablando en lenguas.
En Hechos 4:31 no hay mención de lenguas. Pero bien podría haber sido una nueva
llenura de aquellos que fueron bautizados inicialmente en el día de Pentecostés.
“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron
llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.”
En Hechos 9:17 no leemos que Pablo habló en lenguas cuando recibió el Espíritu; pero
que lo hizo es ciertamente seguro por su testimonio, “Doy gracias a Dios que hablo en
lenguas más que todos vosotros” (I Cor.14:18).
En esta conexión notamos dos pensamientos. Primero, la primera y última narración
bíblica del recibimiento del Espíritu Santo (Hch.2:4; 19:6) mencionan que los que lo
recibieron hablaron en lenguas. Segundo, en toda narración del derramamiento del
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Espíritu Santo, donde cualquier señal es mencionada, significa lenguas. Donde no se


habla de ninguna señal, existe una fuerte evidencia de que hablaron en lenguas.
La Asociación Pentecostal de Norte América es una asociación compuesta de veintidós
de las más grandes denominaciones pentecostales de Los Estados Unidos y Canadá. La
declaración de fe, con la que todos los grupos miembros deben estar de acuerdo,
establece lo siguiente: “Creemos que el evangelio completo incluye santidad de
corazón y vida, sanidad para el cuerpo y el bautismo con el Espíritu Santo con la
evidencia inicial de hablar en otras lenguas como el Espíritu da para hablar.”
Hay algunos que enseñan que la evidencia inicial de lenguas no es siempre necesaria
para asegurar que uno ha recibido la plenitud del Espíritu, sino que cualquiera de los
otros dones del Espíritu podría ser evidencia de la experiencia pentecostal. Estos a
veces mencionan Hechos 19:6 donde leemos: “hablaron en lenguas y profetizaban.”
Nunca se declara que lo único que uno hará, cuando está lleno del Espíritu, es hablar
en lenguas. Otros dones bien pueden ser manifestados. Todo lo que se declara aquí es
que los creyentes nuevamente bautizados en Éfeso, hablaron en lenguas al igual que
profetizaron. ¿Por qué se declara que el hablar en lenguas es la señal de la llenura más
que cualquier otro don del Espíritu? Porque todos los dones del Espíritu fueron más o
menos manifiestos en la época del Antiguo Testamento, con la única excepción de
hablar en otras lenguas y su don acompañante de la interpretación de lenguas. La
palabra de sabiduría: Josué (Dt.34:9) y Salomón (I R. 3:9–12); la palabra de ciencia:
Bezaleel (Ex.31:3); fe: Abraham (Gn.15:6); dones de sanidad: Elías (I R. 17:17–23) y
Eliseo (II R. 4:18–37); obrar milagros: Elías (II R. 1:10), Eliseo (II R. 6:4–7) y Moisés
(Ex. 7:10, 20); profecía: Isaías, David (II Sam. 23:2), y Balaam. (Nm.24:2);
discernimiento de espíritus: Ahías (I R. 14:16) y Moisés (Ex. 32:17–19). Dios estaba
haciendo algo nuevo en Pentecostés, algo que nunca antes fue experimentado y la señal
que lo acompañaba era algo nunca atestiguado previamente. Era una señal sumamente
significativa.
1.2. Puntos importantes para notar:
• El hablar en lenguas no es el bautismo con el Espíritu Santo, es la evidencia inicial,
pero no la única.
• No busque hablar en lenguas como si fuera el equivalente del bautismo con el
Espíritu Santo, busque más de Dios y ríndase a Él. Él se encargará de lo demás.
• Puede ser cierto que algunos aparentemente hayan hablado en lenguas y no hayan
recibido el bautismo con el Espíritu Santo. La palabra “aparentemente” es utilizada
porque se cree que muchos de éstos no son idiomas verdaderos. El Diablo tiene una
falsificación de este don como lo tiene para todos los otros. Pero el que busca
sinceramente más de Dios no debe tener temor alguno de que va a recibir otra cosa que
lo mejor de Dios (Lc.11:11–13).
1.3. Evidencias adicionales
Otras evidencias inmediatas de una nueva experiencia de la unción del Espíritu en la
vida incluirá: alabanza a Dios (Hch.2:11; 2:47; 10:46); gozo sobreabundante
(Hch.2:46); una carga profunda y deseo de predicar o testificar de Jesús (Hch.1:8; 2:14;
2:31; 19:6).
2. Evidencias permanentes.
2.1. Jesucristo es glorificado y revelado como nunca antes (Jn.14:21–23; 15:26; 16:13–
15). El Espíritu Santo centra todas las cosas en Cristo. A medida que uno continúa en la
vida plena del Espíritu nace un nuevo amor que crecerá. El Espíritu Santo lo capacita a
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uno para comprender la grandeza del Salvador, su persona y sus provisiones (Ef. 1:17–
23). Se reconoce que muchas de estas escrituras son llevadas a cabo mediante el
ministerio del Espíritu Santo como el Consolador quien mora en todos los creyentes.
Pero se ha experimentado que todos los ministerios del Espíritu Santo son realizados
como resultado del bautismo pentecostal con el Espíritu.
2.2. Una pasión más profunda por las almas. Uno no puede leer la historia de la iglesia
primitiva inmediatamente después de Pentecostés, sin darse cuenta del ardiente deseo
de proclamar el camino de salvación (Hch.2:14, 41; 4:19, 20; 5:29–33; 6:8–10; 11:22–
24; 26:28, 29).
2.3. Un mayor poder para testificar (Hch.1:8; 2:41; 4:31–33; Jn.15:26, 27; I Cor.2:4,
5).
2.4. Un nuevo poder en la oración y un espíritu de oración (Hch.3:1; 4:23–31; 6:4;
10:9; Rom.8:26; Judas 20; Ef. 6:18; I Cor.14:14–17).
2.5. Un amor más profundo y conocimiento más amplio de la palabra de Dios
(Jn.16:3).
2.6. La manifestación de los dones del Espíritu (I Cor.12:4–11) [CITATION Duf06 \p
347-350 \l 16394 ].

Una experiencia tan grande y tan importante como el bautismo con el Espíritu Santo

indudablemente se da acompañada por evidencias inequívocas, para no tener ninguna duda de

que en verdad se ha recibido la promesa del Padre. Algunas de las evidencias son manifestadas

inmediatamente: hablar en otras lenguas como el Espíritu da para hablar; evidencias

adicionales como la alabanza a Dios, gozo sobreabundante, una carga profunda y deseo de

predicar o testificar a Jesús. Mientras que otras continúan sobre la base permanente del

caminar en la plenitud del Espíritu: Jesucristo es glorificado y revelado como nunca antes, una

pasión más profunda por las almas, un mayor poder para testificar, un nuevo poder en la

oración y un espíritu de oración, un amor más profundo y conocimiento más amplio de la

palabra de Dios, y la manifestación de los dones del espíritu.

“La evidencia inicial y física del bautismo en el Espíritu Santo es el hablar en otras

lenguas (Hechos 2:4). Su actualidad la demuestran varios historiadores y la propia experiencia

[CITATION Cla02 \p 144 \l 16394 ].

Aquí también este autor muestra que la evidencia inicial y física del bautismo en el

Espíritu Santo es el hablar en otras lenguas.


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CONCLUSIÓN

En conclusión se puede decir que la principal evidencia inicial y fisca del bautismo en

el espíritu santo, que se dio en pentecostés y en la casa de Cornelio, fue el hablar en lenguas.

BIBLIOGRAFÍA

Andrade, Claudionor Correa de. Diccionario Teológico, Con un Suplemento Biográfico de los
Grandes Teólogos y Pensadores. Miami, Florida: Patmos, 2002.

Duffield, Guy P., y Nathaniel M. Van Cleave. Fundamentos de teología pentecostal. Dan
Dimas, California: Foursquare Media, 2006.

Sizemore, Denver. Lecciones de doctrina bíblica. Joplin, MO: Literatura Alcanzando a Todo el
Mundo, 2003.
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