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1.- Vicios: noción y elementos a los que afectan. Nulidades: clases y efectos
El estudio del sistema de invalidez del acto administrativo intenta explicar cuáles
son las consecuencias jurídicas que habrán de asignarse a los defectos o vicios que el acto
contiene.
Es conveniente aclarar que, ‘defecto’ o ‘vicio’, constituyen expresiones sinónimas,
siendo la referencia a ambos términos indistinta. A su vez, lLa nulidad es una sanción legal
que priva de sus efectos propios al acto administrativo viciado.
El acto administrativo, que nace con los requisitos de objeto, competencia, voluntad,
procedimiento, motivación y forma -es decir, que contiene, sin vicios graves, los elementos
esenciales exigidos por el régimen legal-, y se emite de acuerdo con las normas del
procedimiento administrativo, debe ser reconocido como “acto regular”.
Si estos elementos sustantivos no existen, o sólo se cumplen de una manera parcial
o irregular, el acto se encuentra afectado en su validez o eficacia, obstando tal circunstancia
a su misma subsistencia y posibilidad de ejecución. Desde ya que el defecto, vicio o
irregularidad contenido debe tener entidad y comprometer la vigencia del acto en la medida
o magnitud del incumplimiento, pues hay defectos que son irrelevantes y no producen tales
consecuencias.
Hasta que pudo conformarse una teoría completa sobre el sistema de invalidez del
acto administrativo (que comprende a todo tipo de actos administrativos, sean individuales,
bilaterales, generales o reglamentarios), su elaboración fue desarrollada por los Jueces en
sus sentencias a partir de las técnicas que al respecto tenía constituidas el derecho común o
privado.
Las reglas del viejo Código Civil fueron diseñadas para ser aplicadas en las
relaciones entre particulares, por lo que no contemplan la singular posición de la
Administración en cuanto titular de prerrogativas asignadas al logro del bien común, ni la
complejidad de la actividad administrativa. Por ello, el interés público comprometido, en la
actividad de la Administración, justifica un tratamiento diferente de los aspectos reglados en
el derecho privado y, de hecho, se ha elaborado un sistema peculiar. Al respecto, la Corte
Suprema de Justicia de la Nación ha sostenido que “…la invalidez de los actos de derecho
público ha de enjuiciarse según las normas de la materia ius publicista…” . 1
16 Muñoz, José c. Estado Nacional s/personal militar y civil de la FFAA, C. N. Cont. Adm. Fed., Ssala IV, abril 16/98. –
Se afirma que la Ley 19.549 “pese a que distingue entre actos administrativos nulos de nulidad absoluta e insanable y ac -
tos anulables, cuando se determinan los plazos dentro de los cuales aquellos pueden impugnarse judicialmente, no se
efectúa distinción o salvedad alguna”.
Antes se sostenía que no podía No procede su declaración de
ser declarado de oficio por el oficio por el Juez.
juez con fundamento en la La nulidad debe ser invocada y
presunción de legitimidad y en requerida por la parte
la necesidad de preservar el interesada.
derecho de defensa de los
interesados.
Hoy la CSJN ha admitido que
ello es posible y debe
acontecer con fundamento en
cuestiones de orden público,
excepto que esté firme y
genere derechos subjetivos que
se estén cumpliendo (art. 17
LPAN).
Puede ser revocado por No puede ser revocado por
razones de ilegitimidad si el ilegitimidad en sede
vicio es manifiesto, aún en administrativa, salvo que: el
sede administrativa. interesado conozca el vicio; la
extinción lo beneficie o el
derecho le haya sido concedido
con carácter precario.
La pretensión para la Los plazos para plantear la
declaración judicial de anulabilidad son iguales a los
invalidez por el particular, está del acto nulo.
sujeta a plazos perentorios de
caducidad.
El Estado sólo está sometido a
plazos de prescripción.
El acto nulo no es saneable ni El acto con vicio leve o no
convalidable. fundamental puede ser saneado
o enmendado.
Los efectos de la nulidad son Los efectos de su declaración
retroactivos. pueden ser retroactivos.
Vicios en la voluntad
Si la voluntad constituye básicamente una construcción asentada en la psiquis del
agente del que emana la declaración, los vicios o defectos que se proyecten en su
exteriorización condicionarán su validez20. La voluntad administrativa constituye así un
concurso de elementos subjetivos (la voluntad de los individuos que actúan), y objetivos (el
proceso que promueven para producir el acto). En los hechos no es sencillo hacer una
separación neta entre ambos elementos pues, en general, prevalecerá uno de ellos, pero no
exclusivamente.
Lo concreto es que los vicios de la voluntad originan una causal de invalidez, cuya
flexibilidad deja un amplio margen de valoración a la autoridad que la realice, lo que hace
una clara diferencia con los otros supuestos de invalidación en donde la sanción se
encuentra ya determinada y hay menos margen de acción.
El art. 14 inc. a) LPAN contiene causales que son originadas en el derecho privado,
aunque, en algún caso, con ciertas precisiones específicas que son propias del carácter
público del derecho administrativo. Así, el acto administrativo devendrá nulo,
absolutamente, cuando la voluntad de la Administración resulte excluida por error esencial,
violencia física o moral ejercida sobre el agente, o simulación absoluta. En el caso de dolo,
se exige que merced a él se hayan tenido como válidos hechos o antecedentes inexistentes o
falsos. También el error de hecho se considera, cuando es esencial, nulificante del acto 21.
Por lo dicho, los vicios de la voluntad en la perspectiva del derecho administrativo
18 Cassagne, op. cit, Tomo II, pág. 166 y siguientes.
19 Farrando, Ismael y Martínez, Patricia R. (Directores), 1996. Manual de Derecho Administrativo, pág. 203, Depalma,
Buenos Aires.
20 Cassagne, op. cit., Tomo II, pág. 167.
básicamente son:
a) Error e ignorancia de hecho o derecho (artss. 8, 265 y cc 922 y 929 del Código Civil y
Comercial) . Refiere a un falso o deforme conocimiento de la realidad o su total ausencia
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respecto de todos, varios o alguno de los elementos que integran el acto, lo cual debe
apreciarse en cada caso concreto en orden a la gravedad del vicio. El error debe ser de tal
naturaleza o entidad que, de haberlo conocido, la Administración no habría emitido el acto o
lo hubiera expresado en forma distinta. La consecuencia es la nulidad absoluta.
b) Dolo (art. 271 931 Código Civil y Comercial) . Constituye toda aserción de lo que es
23
21 La Cámara Nacional Contencioso Administrativa Federal así lo entendió en el caso del retiro obligatorio de un oficial
superior de la Policía, basado en un dictamen de la Junta de Calificaciones que luego se calificó de inexistente (caso Ah-
med c/ .Estado Nac.., 28/4/88).
22 Art. 8922º Código Civil y Comercial: “La ignorancia de las leyes no sirve de excusa para su cumplimiento, si la excep-
ción no está autorizada por el ordenamiento jurídicoLos actos serán reputados practicados sin intención, cuando fueren he-
chos por ignorancia o error, y aquellos que se ejecutaren por fuerza o intimidación”. Art. 265 CCC929 Código Civil: “El
error de hecho esencial vicia la voluntad y causa la nulidad del acto. Si el acto es bilateral o unilateral recepticio, el error
debe, además, ser reconocido por el destinatario para causar la nulidadno perjudica, cuando ha habido razón para errar, pe-
ro no podrá alegarse cuando la ignorancia del verdadero estado de las cosas proviene de una negligencia culpable”.
23 Art. 271931 CCCCódigo Civil: “Acción dolosa es toda para conseguir la ejecución de un acto, es toda aserción de lo
que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee para la celebración
del acto. La omisión dolosa causa los mismos efectos que la acción dolosa, cuando el acto no se habría realizado sin la reti-
cencia o la ocultacióncon ese fin”.
24 Gordillo, Agustín, 2009. Tratado de Derecho Administrativo, 10ª Edición, Tomo 3 IX-3, Fundación de Derecho Admi-
nistrativo, Buenos Aires; Arts. 56, 60 y siguientes LPAS.
25 Balbín, Carlos F., 2015, Manual de Derecho Administrativo, pág. 526 Thomson Reuters La Ley, Avellaneda, Provincia
de Buenos Aires.
Vicios en la competencia
Este tipo de vicio tiene una gran importancia en el derecho administrativo, pues
constituye, la competencia, el basamento donde se apoya y articula la actuación de los
sujetos y órganos administrativos. La competencia no sólo refiere al órgano institución sino
también al órgano persona, pues no cualquier funcionario o empleado puede imputar su
decisión a la voluntad del Estado.
La creación del vicio de incompetencia permitió, en el derecho norteamericano, su
introducción ante los tribunales judiciales, aunque no se hubiere alegado al agotar la vía
administrativa; se entendía que, si el funcionario actuó sin competencia, no cabía reclamar
en sede administrativa ante una actuación viciada desde sus orígenes o jurídicamente
inexistente. En Francia, este fue el argumento usado para introducir el ‘recurso de exceso de
poder’ y obtener así la anulación de un acto administrativo. Nuestra Corte Suprema nacional
dijo26 que, ante un grueso error de derecho, o la ausencia de un presupuesto de hecho
indispensable, “el apartamiento de la ley linda entonces con la incompetencia”.
El acto administrativo debe ser emitido por un órgano competente en razón del
grado, materia, territorio y tiempo; de lo contrario, el acto estará gravemente viciado. La
competencia surge de los preceptos que, en forma expresa o razonablemente implícita, están
contenidos en normas legales y reglamentarias y que dan la medida de las atribuciones del
órgano y la naturaleza de su especialización.
En general, se considera que sólo el vicio de incompetencia por razón del grado es
subsanable, no así los que provengan por desconocimiento de la materia, el territorio y el
tiempo, por ser esenciales al acto administrativo.
Habrá incompetencia: i- en razón de la materia cuando el acto prescinde o desconoce
los límites de las atribuciones de los sujetos y órganos estatales, la que es establecida como
una garantía del administrado y no como un privilegio de la Administración; ii- en razón del
territorio, cuando el funcionario excede el espacio geográfico en el que ha sido habilitado a
ejercer sus funciones; iii- en razón del tiempo, cuando se emiten actos en un momento en
que en atención a la distribución de funciones entre órganos de igual competencia, el agente
no podía ejercer las facultades conferidas por el orden jurídico. En cambio, un acto emitido
por un funcionario inferior en la esfera de la competencia habilitada al organismo del que
depende, puede ser convalidado por el superior si no adolece de otros vicios que lo
invaliden.
Comadira recuerda que la incapacidad de hecho y de derecho del agente público, y
del particular, se rige, en principio, por el derecho privado, aunque el derecho
administrativo, dado su carácter local, puede introducir modificaciones a ese régimen. La
infracción a las regulaciones referidas a la capacidad de derecho determina la nulidad
absoluta del acto . 27
Vicios en la causa
Para determinar el alcance del vicio en la causa deben analizarse los hechos, los
antecedentes que los justifican y el derecho aplicable, en cuanto aspectos esenciales que
integran el acto administrativo. La ausencia de los antecedentes de hecho y de derecho que
preceden y justifican el dictado del acto, así como la circunstancia de que ellos fueren
falsos, determinan su nulidad absoluta.
Más allá de la discusión doctrinaria sobre el término ‘causa’, hay coincidencia en
cuanto a que ella se compone por los elementos fácticos y jurídicos que deben concurrir al
momento del nacimiento del acto. Un ejemplo sería la resolución que declaró sin efecto una
Comadira señala que también la moral, aún cuando no fue incluida como elemento
autónomo del acto administrativo, debe ser sin duda un componente insoslayable del
accionar estatal impuesto por el art. 19 CN, que prohíbe implícitamente los actos contrarios
a la moral pública y del art. 279953 del Código Civil y Comercial32, aplicable al derecho
administrativo, cuando refiere a la moral, las buenas costumbres y a la dignidad humana.
Vicios en la forma
La forma del acto no sólo integra la declaración de voluntad, sino también el
procedimiento de formación de dicha voluntad y su modo de exteriorización. En tal sentido,
la violación de formas esenciales, o la omisión o trasgresión en el modo de exteriorizar el
acto, también da lugar a su nulidad.
En lo que hace a los requisitos que exigen la forma escrita del acto, hay omisiones
subsanables. La ausencia de fecha puede corregirse por la notificación del acto; sin
embargo, hay veces en que la fecha es esencial pues determina si se ha excedido el límite
temporal de la competencia, o permite verificar si se han cumplido los requisitos de sesión y
quórum en los órganos colegiados. La falta de mención del órgano del cual proviene el acto,
si ello no se puede determinar, constituye un vicio grave que lo invalida. La ausencia de
firma se califica como vicio grosero, pues el acto sin ella no tiene nacimiento.
28 Cámara Nacional Federal en lo contencioso administrativo, sala I, Luchina c. Gob. Nacional, publicado en La Ley, T.
1988-A, 209; Junta N. De Granos, 25/6/81, publicado en El Derecho, T. 40:424
29 CSJN, Fallos, 277:205, 307:1911.
30 CSJN, Fallos, 304:898
31 Comadira y otros, op.cit., Tomo I, pág. 448.
32 Art. 279 CCC: “El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral,
a las buenas costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un
bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo sea”.
También la motivación, o mejor dicho su insuficiencia o ausencia, constituye vicio
grave e invalidante, sobre todo cuando es especialmente exigida por la naturaleza del acto
en cuestión (V.g.: actos de naturaleza discrecional), en tanto su presencia garantiza el
derecho de los administrados haciendo que les sea factible conocer las razones que
indujeron a emitirlo33.
No obstante, Comadira recuerda que, en la jurisprudencia, se ha admitido la
integración de la motivación con la remisión a los dictámenes o antecedentes de que el acto
hace mérito, aunque hay también pronunciamientos que exigen, para su validez, que ella sea
concomitante con el dictado del acto. El máximo Tribunal nacional ha aceptado una
motivación genérica del acto administrativo34.
Vicios en la finalidad
La violación del elemento finalidad se concreta en la llamada “desviación de poder”,
es decir en la tergiversación del fin que tuvo en miras el legislador al conceder la facultad en
cuestión al organismo competente. Al respecto, se considera que hay tal desviación cuando
el acto es emitido con un fin distinto del previsto por las normas que habilitan su dictado,
aunque haya cumplido con todas las formas previas exigibles para su emisión.
El fin que el acto persigue configura un requisito que hace a su legalidad, y debe
hallarse incluido en la función administrativa y el ordenamiento jurídico, aunque ello debe
interpretarse con un sentido dinámico y adecuarse a los fines sociales y económicos que
presiden, constantemente, los cambios que la realidad produce en el Estado
contemporáneo35. Aunque también hay jurisprudencia que afirma que la anulación de un
acto por el vicio en la finalidad, sólo es posible en supuestos límites de haber infracción
legal, pues se corre el riesgo de controlar judicialmente la oportunidad del acto
administrativo, lo cual es competencia del poder Administrador36.
La arbitrariedad o irrazonabilidad puede categorizarse 37 cuando la Administración
decide, con criterios desproporcionados, o excesivos, afectando el art. 7 inc. f) in fine del
primer párrafo in fine LPAN en el elemento finalidad. Distintos fallos consideraron
desproporcionado el exceso en la punición cuando se aplican multas desmedidas, por
autoridades administrativas, ante una infracción que no resulta grave, pues no escapa al
control judicial la verificación de la `razonabilidad`d del monto impuesto entre el mínimo y
el máximo al que refiere la norma aplicable.
Es posible apreciar, en mayor medida, el vicio en la finalidad cuando se trata de
actos dictados en ejercicio de facultades discrecionales, en tanto en ellos debe analizarse “la
necesaria y proporcional adecuación entre el fin que se procura y el medio utilizado,
excluyendo toda iniquidad”. La jurisprudencia es unánime en considerar a la
“razonabilidad” un principio general ineludible en el ejercicio de las funciones públicas y a
su violación, como causal de nulidad del acto.
Se pueden mencionar fallos de la CSJN en donde se ha calificado la desconexión en-
tre la finalidad que cree perseguir la Administración, y los requisitos que ella impone a ese
efecto. Ejemplo de acto viciado por irrazonabilidad es el del personal docente, al que se le
exigió visión de los dos ojos para ser profesor de Geografía; o una altura mínima para estu-
mente, y por tener embargos reiterados en sus sueldos. La Cámara Federal entendió que carecía de razonabilidad la deci -
sión, por cuanto la autoridad administrativa podía optar por sanciones menores y, sin embargo, aplicó la más grave, sin
motivar la razón de la elección. Tratándose del ejercicio de una facultad discrecional, debía explicar con claridad la razón
por la que prefería provocar la sanción depurativa de máxima gravedad (citó fallos CSJN 305:1489; 306:126; 307:639).
El vició afectó la causa y la motivación del acto.
43 CSJN, Cerámica San Lorenzo J.C.S.A. c. Gobierno nacional; E.D., 70:376. El actor demandó la nulidad de resolución
DGI, que revocó acto de Jefe de Zona Fiscalización Bs.As. del 11/7/73, que hacía lugar a una reconsideración y eximía
de pago del impuesto a las ventas por los años 61 a 66, resultando un saldo a favor que acreditó para compensar futuras
obligaciones. Se impugnó la decisión por falta de dictamen técnico y porque interpretaba que la exención violaba ley
aplicable al incluir en el género ladrillos a los azulejos, sin tener en cuenta la finalidad de la franquicia. La cuestión se li -
mitó a determinar si la resolución era revocable por la misma administración y no si la exención era aplicable.
resuelta por el órgano autor del acto (conf. art. 102 RLPAN; art. 176 CPAS).
4.- Conversión
5.- Extinción
Revocación
Conforme la LPAN, la Revocación es el modo de extinción del acto administrativo
fundada en razones de oportunidad, mérito o conveniencia, y también por razones de legiti-
midad.
Los actos administrativos son emitidos para permanecer en el tiempo o cumplir el
objeto a que refiere su contenido, por lo que su revocación no corresponde a su esencia ni es
un principio de Derecho Administrativo.
La regla general está consagrada por la estabilidad y certidumbre del derecho, siendo
que la revocación resulta un remedio que la ciencia jurídica proporciona para subsanar situa-
ciones de evidente anormalidad, teniendo en cuenta que las necesidades públicas, satisfe-
chas mediante obras y servicios, no toleran las demoras o interferencias que forzosamente se
suscitarían si la Administración tuviere que demandar, previamente, en cada caso, la verifi-
cación de que su obrar se ajusta a la legalidad.
En ese sentido, la posible revocación de un acto administrativo por razones de opor-
tunidad, mérito o conveniencia tiende a satisfacer más adecuadamente la exigencia de “inte-
rés público”, por cuanto pueden haberse producido cambios en “las circunstancias de he-
cho” operadas con posterioridad a la emisión del acto y resultar conveniente, para la Admi -
nistración, retirarlo del mundo jurídico. Al estar la revocación por razones de oportunidad
comprometida con el interés público, en forma alguna podrá ser consecuencia de la arbitra-
riedad o la irrazonabilidad. Ella puede producirse en cualquier tiempo y comprende sólo al
acto lícito de la Administración.
Entre la revocación por razones de oportunidad y la expropiación, existe la coinci-
dencia de que ambas nacen en razón del interés público,; pero en la última, este interés de-
berá ser expresamente declarado por una ley formal, pudiéndose proyectar sobre todo tipo
de bienes. La revocación, en cambio, sólo comprende derechos administrativos que surgen
de un acto administrativo, y es declarada por la autoridad administrativa por sí y ante sí. En
ambos casos habrá indemnización, pero en la expropiación deberá ser previa conforme la
Constitución; no obstante, la doctrina está conteste en que a la revocación por razones de
oportunidad, mérito o conveniencia deben aplicarse los principios y normas de la expropia-
ción.
La LPAN prescribe la revocación del acto administrativo por razones de ilegitimi-
dad, separando la extinción del acto irregular (art. 17) de la revocación del acto regular (art.
18). El primero es el que se encuentra afectado de una nulidad absoluta, por lo que la Admi-
nistración se encuentra obligada a decretar su extinción o sustitución, salvo que el acto estu-
viere firme y consentido y hubieren surgido de él derechos subjetivos que se estén cum-
pliendo, en cuyo caso sólo será posible suprimir los efectos aún pendientes por vía judicial.
Tampoco se podrá extinguir, en sede administrativa, el acto nulo, cuando su dictado produjo
efectos inmediatos.
A su vez, el acto regular, aún cuando no fue definido en la ley pero que la jurispru -
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dencia señala como aquel en el que concurren, sin vicios graves, los elementos esenciales
para su validez, es posible inferirlo por exclusión del acto irregular que se vincula a la nuli-
dad absoluta. Por ello se puede sostener que el acto regular comprende tanto al acto válido
como al que padece una nulidad relativa.
El acto regular es un acto estable, pero su estabilidad cede si la revocación es solici -
tada por el mismo administrado antes de que el acto se encuentre firme y consentido; o
cuando no hubieren nacido de él derechos subjetivos. Su revocación procede excepcional-
mente en los supuestos del art. 18 LPAN, es decir cuando el interesado hubiere conocido el
vicio, si la revocación, modificación o sustitución lo favorece sin causar perjuicio a terceros
y si el derecho se hubiere otorgado expresa y válidamente a título precario.
Si la revocación lo es por razones de ilegitimidad, los efectos del acto se retrotraen
en principio al momento de su dictado; en los demás supuestos, los efectos siempre operarán
para el futuro.
Caducidad
La Administración puede también extinguir unilateralmente un acto administrativo
en el supuesto de caducidad, cuestión a la que refiere el art. 21 LPAN (ídem LPAS - arts. 85
inc. c, 99 y siguientes). Ello ocurre cuando el interesado no ha cumplido con las condiciones
fijadas en el acto, aunque es necesario que, previamente, sea constituido en mora y se le
conceda un plazo suplementario razonable para cumplir.
La caducidad constituye siempre una sanción administrativa que supone que el acto
por lo que su procedencia es limitada y antes de aplicarla debe garantizarse una última
oportunidad al administrado.
Bibliografía