Caciques

Los caciques fueron los representantes de los indígenas frente a la autoridad española.
Nombrados por la administración hispana tuvieron influencia política, económica o
ritual al interior de sus comunidades. Se convirtieron en la bisagra entre el sistema
administrativo, jurídico y cultural español y las poblaciones indígenas encomendadas
que vivieron en los pueblos. Habitaron ambos mundos y gran parte de ellos adquirieron
la escritura y el idioma del conquistador como estrategia cultural, social, política y
económica, manteniendo su lengua y costumbres. A lo largo del periodo colonial un
número importante de caciques permitió la existencia y reelaboración constante de las
identidades locales de las poblaciones indígenas bajo su poder.

Este cargo fue ejercido mayoritariamente por hombres, pero también existieron
mujeres cacicas. Muchas veces llegaron a tener poder económico dentro de sus
comunidades acumulando bienes en tierras, ganado o poder político, lo que se aprecia
en los testamentos de indios.
En términos tributarios, los caciques y sus hijos hombres mayores, estuvieron liberados
del pago del tributo así como del cumplimiento de ciertas obligaciones impuestas a los
indígenas tributarios. No obstante, estuvieron sujetos a la autoridad de los corregidores,
de los administradores o protectores de indios.
En el siglo XVII, a pesar del principio de separación entre indios y españoles, un tercio
de los habitantes de Cajamarca es no-indio. En esta villa de facto, formalmente pueblo
de indios, las autoridades tradicionales y el poder real comparten el espacio urbano y
ocupan simbólicamente la Plaza Mayor. Las relaciones entre los representantes locales
del Rey y los caciques revelan las diferencias entre los descendientes históricos de las
autoridades prehispánicas, y los demás caciques que conforman una importante red de
cobradores. Los caciques nobles de Cajamarca descienden de dos familias
emparentadas, pero enfrentadas desde la llegada de los españoles. Estos sacan partido
de esta hostilidad para limitar el poder caciquil. Los demás caciques se verán reducidos
paulatinamente al difícil papel de meros recaudadores de tributos: empeñan su
responsabilidad y sus bienes, pero ya no conservan el prestigio propio de su condición
de autoridad tradicional.