Está en la página 1de 4

La sociedad colonial: raza, etnicidad, clase y género

Siglos XVI y XVII Ana María Presta

Los conquistadores que llegaron al nuevo mundo provenían en general de estratos


sociales inferiores y buscaban acceder a los valores asociados al status como el honor,
la fama, la gloria, los títulos y la propiedad de la tierra. Pero las viejas jerarquías y
status peninsulares tambalearon cuando hijos naturales con pasado pastoril, como
Francisco Pizarro, accedieron a fortuna y títulos, y tanto más cuando orgullosos
hidalgos castellanos debieron servir a las órdenes de pecheros que los aventajaban en
la cadena de mando. No obstante, ello, al avenir la colonia se renovaron con más
fuerza las antiguas formas de estratificación y discriminación sociales.
En España la sociedad se dividía en tres estamentos: los nobles, entre los cuales se
situaba la casa gobernante, el clero y la gente del común. Oficios y educación también
marcaban diferencias. No era ni racial ni étnicamente homogénea, lo que dio lugar al
concepto de limpieza de sangre. Para tener status debía demostrarse no poseer traza
de sangre de moros o judíos. Esta práctica fue el antecedente de la discriminación
racial, étnica y cultural que se constituyó en la sociedad colonial.

ESPAÑOLES
El recibir una encomienda de indios por los servicios prestados en la campaña
posibilitó a muchos conquistadores trascender social y económicamente satisfaciendo
sus aspiraciones señoriales. Como las mercedes de encomiendas se otorgaban por dos
vidas, es estrato social de los encomenderos tuvo corta vida y una prosperidad tan
fastuosa como efímera ya que a partir de 1550 la corona castellana comenzó a hacerse
cargo del gobierno colonial. El Tucumán colonial fue una excepción dado lo tardío del
proceso de colonización en la zona debido al estado de guerra permanente con los
indios de los valles Calchaquíes. Lo inestable de la zona más lo improductivo de sus
tierras originó que los encomenderos de las ciudades que iban fundándose en el sector
meridional del Tucumán se movían con mayor autonomía.
El desarrollo minero en Porco y Potosí, en territorio de la Real Audiencia de Charcas,
fue el primero. Potosí movilizaba recursos y producción de Quito, Lima, Cuzco,
Charcas, Tucumán y el Río de la Plata.
Quienes habían logrado mejorar su posición social, buscaban perpetuar su status a
través de matrimonios entre paisanos (nacidos en el mismo lugar), entre primos
cruzados y parientes para evitar la dispersión del patrimonio o entre miembros de
familias ya vinculadas por emprendimientos económicos. La elección de la figura del
mayorazgo les permitió asegurarse que los bienes obtenidos quedaran dentro del
linaje.
Por otro lado, la construcción de iglesias con aportes de las familias encumbradas era
un medio para recordar al público la categoría de sus linajes pues sus miembros eran
enterrados en ellas.
Desde la primera generación de criollos, se impuso la estrategia de hacerlos incorporar
al clero secular (era mejor que la milicia o las órdenes). Las familias aportaban una
capellanía cuyo monto anual subsidiaba los gastos del religioso o capellán y a su
muerte los de otro miembro de la familia que debía sucederlo. Así, los criollos coparon
el clero secular.
Con el correr del primer siglo fueron marcándose distinciones sociales. El status
económico más las vinculaciones familiares, la educación y la ocupación comenzaron a
marcar las diferencias entre los peninsulares. Si bien el comercio mayorista y los altos
puestos burocráticos quedaron en manos de los nacidos en la península, los criollos
acumularon propiedades rurales e invirtieron en la minería, y los que alcanzaron
educación superior se encaramaron en la administración colonial, aunque en puestos
intermedios, hasta mediados del Siglo XVIII.
Mujeres de la primera y segunda generación de colonizadores cumplieron la función
de salvaguardar el patrimonio familiar y en su mayoría cumplieron el tradicional rol de
subordinación de género consagrado legítimamente por su casi nula capacidad
jurídica. Las viudas e hijas de encomenderos debían casarse para continuar ejerciendo
el señorío de sus sujetos aunque a través de su marido. Por su parte, las esposas e hijas
de artesanos, pequeños propietarios y dependientes debían trabajar junto a sus
esposos y en las tareas del hogar soportando la desigualdad no solo de clase sino
también de género.

INDIOS
Previo a la conquista y colonización, el territorio americano estaba ocupado por etnias
que se diferenciaban por su hábitat, continuidad histórica, ocupación, lengua y cultura.
Cuando Pizarro llegó al norte peruano, se enfrentó a una sociedad estratificada y presa
de sus propios conflictos intra e interétnicos.
Luego, sin respetar las territorialidades y organizaciones étnicas, los indígenas fueron
divididos en encomiendas primero y luego en jurisdicciones administrativas. A los
efectos tributarios se los dividió en originarios, forasteros y yanaconas. Luego se crean
las reducciones en donde sólo vivirían indígenas, quedando prohibido el asentamiento
de españoles, mestizos, mulatos y negros. Todo ello atentando contra los patrones de
asentamiento nativos que fueron quedando cada vez más chicos, aislados y
enajenados territorialmente.
Muchos señores étnicos conservaron y acrecentaron su poder y prestigio al
involucrarse con los españoles en los negocios que se ofrecían a los intermediarios de
la mano de obra. Así muchos curacas lograron cimentar bienestar económico
considerable, perpetuar sus linajes en el poder, acceder a la educación y adoptar los
modos de vida de la elite española.
Las epidemias, sequías y plagas diezmaron por igual a los indios y sus cosechas.
Sumado a esto la opresión a la que eran sometidos en los trabajos como la mita,
muchos eligieron escapar solos o con sus familias de sus propios ayllus para afincarse
en tierras ajenas como trabajadores estacionales y engrosar la masa de forasteros,
agregados y yanaconas.
Por otro lado, hubo indígenas que hicieron uso de sus derechos jurídicos y
peticionaron sobre la enajenación de tierras o el cercenamiento del derecho de aguas
y riego. Como así también quienes se educaron y lograron ganar status dentro y fuera
de sus ámbitos de influencia.
Las mujeres también cumplieron con sus tareas tanto domésticas como productivas,
contribuyendo al tributo, mudándose junto a sus maridos labradores o yanaconas de
chacras, trabajando adicionalmente en el servicio doméstico e incursionando en el
comercio, de la chicha y la coca en un principio y de toda clase de productos luego,
desde sus pequeñas tiendas o puestos callejeros.
Y a pesar de las políticas segregacionistas y la discriminación racial, los grupos étnicos
nativos sobrevivieron con sus textiles, ornamentos, música, vestido, lengua y cultura.

ESCLAVOS
Ya instaurada en España, la esclavitud también llegó a América donde los negros, en un
principio gozaban de un status superior al de los indios pues habían llegado como
sirvientes de los españoles. Algunos eran libres y asimilados culturalmente a los
europeos, aunque conservaban el estigma del color. No podían casarse con indios ni
habitar en sus pueblos. Cuando la legislación protegió a los indígenas de realizar
determinados trabajos para evitar su desaparición, fue el turno de los esclavos quienes
fueron importados para trabajar en las haciendas azucareras, viñas, olivares y en la
recolección de perlas. Además, en las dotes y testamentería de la elite femenina
siempre aparecían esclavos de servicio doméstico.
Los esclavos fueron hábiles en el aprendizaje de artes y oficios y suplieron la falta de
un artesanado español. Ejercieron como herreros, carpinteros, zapateros y fabricantes
de dulces y confites. Desarrollaron organizaciones de ayuda mutua y tuvieron sus
propias cofradías y hermandades.

CASTAS
En un principio, cada grupo racial estaba claramente separado, los conquistadores
junto a sus intermediarios negros, constituían el mundo español y los indios el propio.
Pero con el correr del tiempo el mestizaje fue en auge y la cercanía fenotípica al
español iba a dar la chance de un mejor posicionamiento social. La primera generación
de mestizos acumuló los privilegios de sus progenitores conquistadores, aunque hubo
roles a los que no pudieron acceder. Legalmente, si no mediaba un testamente que los
beneficiara, los mestizos solo tenían derecho a la décima parte de los bienes paternos.
Las diferencias de status entre los españoles derivaron en que muchos de sus hijos
mestizos vivieran marginalmente en la sociedad blanca, mientras que otros lo hicieron
en torno a los hogares maternos en donde tenían algunas ventajas respecto de la
sociedad que los acogía: no estaban sujetos al pago de tributo. Sin embargo, no podían
ser propietarios de parcelas como los indios de la comunidad. Con el tiempo pudieron
sobrevivir con los trabajos manuales, el comercio minorista y la supervisión directa
sobre el trabajo de los indios, quienes siempre permanecieron en el fondo de la escala
social. La mezcla de razas dio origen a castas intermedias como los mulatos, zambos,
tercerones, cuarterones, zambahígos, cholos, chinos, etc.
Mientras las castas accedían de inmediato a la lengua, religión y costumbres españolas
y con ello a profesiones que las mantenían junto con la sociedad blanca en una
instancia de continua asimilación, el destino de negros e indios estuvo más atado a la
discriminación por la propia condición de esclavos y de vencidos respectivamente. Los
indígenas de los ayllus permanecieron firmemente atados a sus lenguas, instituciones,
costumbres, creencias, rituales y métodos de trabajo, limitando su adaptación al nuevo
orden.
La sociedad colonial, como toda sociedad de órdenes, fue una construcción jurídica e
ideológica asentada en las diferencias raciales y étnicas que comenzaron por sostener
el status social de los individuos. Ello redundó en un sistema jerárquico organizador de
las relaciones sociales, en el que las variables de raza, etnicidad, clase y género
interactuaron para determinar el lugar de cada cual en la estructura social, ofreciendo
por vía del éxito económico, el oficio u ocupación o el matrimonio la posibilidad de
alterar el status inicial.

También podría gustarte