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Estrategias de intervención

psicológica en el cáncer infantil


y su eficacia: revisión teórica
15 enero, 2019
Estrategias de intervención psicológica en el cáncer infantil y su
eficacia: revisión teórica

La presente revisión teórica tuvo como objetivo conocer la eficacia de las


diferentes estrategias de intervención psicológicas utilizadas en el trabajo
con los niños con cáncer.

1.- Rubén Vargas Jiménez, Maestro en Docencia Universitaria Profesor de


tiempo completo. Escuela de Ciencias de la Salud Valle de las Palmas de la
Universidad Autónoma de Baja California.

2.- Ana Isabel Brito Sánchez, Doctora en Psicologia; Profesor de tiempo


completo. Escuela de Ciencias de la Salud Valle de las Palmas de la
Universidad Autónoma de Baja California.

3.- Enrique Berra Ruiz, Doctor en Psicologia; Profesor de tiempo completo.


Escuela de Ciencias de la Salud Valle de las Palmas de la Universidad
Autónoma de Baja California.

4.- Mercedes Castillo Sotelo, Doctora en Psicologia; Profesor de asignatura.


Escuela de Ciencias de la Salud Valle de las Palmas de la Universidad
Autónoma de Baja California.

Resumen

Se revisaron el uso de la musicoterapia, arteterapia, biblioterapia y la


terapia de juego; se encontró que todas estas técnicas han mostrado
diversos beneficios en el estado emocional, disminución de ansiedad,
mejora de la calidad de vida, mayor disposición al tratamiento y ayuda en
el manejo del dolor. Por otro lado, también se encontró la necesidad de
realizar mayor investigación en esta área y ampliar las muestras para tener
resultados más confiables.
Palabras clave: cáncer infantil, terapia de juego, arteterapia, manejo del
dolor, estado emocional

Introducción

El propósito del presente artículo es realizar una revisión bibliográfica que


permita sistematizar y reunir trabajos desarrollados sobre los diferentes
enfoques utilizados en el apoyo psicológico y control del dolor en
psicooncología infantil. Esto con el fin de comparar los resultados e
identificar las acciones que se han realizado en este campo; así como cuáles
de éstas han mostrado mayor eficacia en atender las necesidades de esta
población. Es importante conocer las estrategias que se están utilizando
para atender las necesidades emocionales y psicológicas de los niños con
cáncer, ya que estas contribuyen al mejoramiento de la calidad de vida de
los menores y sus familias. Por otro lado al trabajar de forma
interdisciplinaria se puede favorecer la adherencia y disposición que
muestran al tratamiento, generando mayor compromiso con las
prescripciones médicas.

El cáncer infantil implica una serie de síntomas y alteraciones que se derivan


tanto de la enfermedad como del tratamiento; las cuales pueden generar
malestar emocional en el niño y por tanto impactar en su calidad de vida y
salud mental. A partir de esta situación la prevención y el tratamiento a
nivel psicológico de esta enfermedad ha dado pie a diversas
investigaciones enfocadas a impactar positivamente en el menor tanto a
nivel físico, emocional y social (Villoria, Fernández, Padierna y González,
2015).

La atención psicológica en el campo de la psicooncología infantil debe ser


integrada a las otras intervenciones que se utilizan en el manejo del dolor,
ya que el uso de estrategias psicológicas puede potencializar los mejores
resultados de las otras intervenciones.

Datos sobre el cáncer infantil

El cáncer incluye un número diverso de enfermedades con nombres


diferentes y características peculiares, que tienen en común que existe un
crecimiento de células anormales que anulan el crecimiento de células
normales, invadiendo los órganos tanto cercanos como alejados. (Serradas,
2010; Salgado, 2016).
De acuerdo a la OMS (2014) el término cáncer infantil se utiliza para
nombrar cualquier tipo de cáncer que aparezca antes de los 15 años. El
cáncer es una enfermedad relativamente infrecuente en la infancia, sin
embargo sigue siendo una de las principales causas de muerte infantil. Por
otro lado es importante subrayar que la tasa de supervivencia ha mejorado
de forma significativa debido a los avances de la medicina y al tratamiento
multidisciplinar de la enfermedad. Actualmente la tasa de supervivencia en
niños oncológicos es de aproximadamente del 70%. (Ortigosa, Méndez,
Riquelme y Espada, 2009; OMS, 2014; Salgado, 2016) Antes de hablar de
las intervenciones utilizadas es importante conocer datos estadísticos
sobre el cáncer infantil, de acuerdo a la Secretaria de Salud (2015) en
México hay un estimado de entre 5,000 y 6,000 nuevos casos de cáncer en
menores de 18 años; entre los cuales destacan las leucemias (52 %),
linfomas (10%) y tumores del sistema nervioso (10%). Dentro de la última
década, en México hay un promedio anual de 2, 150 muertes por cáncer
infantil. Siendo la principal causa de muerte por enfermedad en mexicanos
entre 5 y 14 años de edad. En el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
(2011) el cáncer es la segunda causa de muerte en niños hasta los 14 años.

De acuerdo a Pintado y Cruz (2017) el cáncer infantil es un problema de


salud pública y los niños que la padecen requieren fortalezas tanto
psicológicas como sociales para afrontar el padecimiento, su tratamiento y
efectos secundarios.

El cáncer infantil es una enfermedad crónica, de ahí deriva la importancia


de su tratamiento (Méndez, Orgilés, López-Roig y Espada, 2004). Debido a
esta cronicidad las investigaciones se centran también en estudiar las
consecuencias psicológicas que la enfermedad y tratamientos tienen en los
niños (Bragado, Hernández-Lloreda, Sánchez-Bernardos, y Urbano, 2008).

De acuerdo a Arenas, Torrado y Garrido (2017) las tasas de curación en el


cáncer infantil han aumentado. Esta situación no solamente se debe a los
avances en la tecnología y la medicina, también se encuentra relacionado
con que los enfoques actuales de tratamiento no sólo se centran en curar
la enfermedad; también deben poner atención a la calidad de vida del
menos y sus familias. En estos esfuerzos el psicólogo ha surgido como
miembro activo de los equipos multidisciplinarios en el tratamiento del
cáncer infantil.

Necesidad de atención psicológica en el niño con cáncer


En la actualidad la mejora en la calidad de vida en oncología pediátrica ha
sido tema de diversas investigaciones, las cuales a su vez confirman la
imposibilidad de afrontar el cáncer desde un aspecto meramente médico.
Tanto el impacto del diagnóstico, las características de los pacientes y el
núcleo familiar son importantes en el tratamiento, por lo que el
afrontamiento del problema requerirá más de una estrategia de
intervención. Así como se brinda atención a la salud física del menor, es
necesario atender los aspectos emocionales y psicológicos para brindar
una atención integral al problema (Celma, 2009).

En los últimos años el tiempo de vida de los niños con cáncer se ha


incrementado debido a los avances en los tratamientos médicos, situación
que ha generado interés en mejorar su calidad de vida. Esto implica no sólo
centrarse en curar la enfermedad, sino que buscar estrategias que
disminuyan los efectos secundarios que los tratamientos médicos pueden
causar. (Méndez, Orgilés, López-Roig y Espada, 2004).

La mayoría de las intervenciones se ha centrado en disminuir el estrés y


dolor provocados por los procedimientos de tratamiento y diagnóstico, los
cuales no sólo perturban a los niños sino también a los padres y
profesionales de la salud. Por lo cual en la actualidad se cuenta con
intervenciones para el control de dolor no farmacológicas y por otro lado
intervenciones para reducir la ansiedad antre los procedimientos médicos
(Pitillas, 2012).

Es importante entender al niño como un ser biopsicosocial, en la que es


necesario abordar la enfermedad desde estas tres áreas. Esta situación
implica recurrir a un trabajo interdisciplinario entre profesionales médicos,
de la salud, y de la psicología. (Serradas, 2010).

El cáncer es una situación circunstancial en la vida del menor, pero su


proceso de evolución y maduración sigue siendo el mismo, es decir,
continúa siendo niño. Por eso resulta de vital importancia que su calidad
de vida se afecte lo menos posible con le enfermedad. Para ello hay que
lograr integrar la enfermedad a su vida y a la de su familia (López-Ibor,
2009). Esto se logrará a través del apoyo social y acompañamiento
psicológico al menor y a su familia durante todo el proceso de la
enfermedad y el tratamiento.
El cáncer infantil es complejo porque demanda del niño comprensión de
su enfermedad y del tratamiento a pesar de su corta edad y escasa
madurez. (Pitillas, 2012). La enfermedad no sólo genera alteraciones
emocionales, sino que también implica cambios de vida importantes y en
su imagen corporal, situaciones que repercuten en su autoestima. En los
niños con cáncer se presentan de forma frecuente cambios en el estado de
ánimo y cambios comportamentales que pueden considerarse patológicos
y por tanto prioritarios de recibir atención y apoyo psicológico como parte
de su tratamiento. (Ibañes y Baquero, 2009; Delgadillo, Cabral, Solorzano,
y Sánchez, 2016).

El impacto de la enfermedad en el estado emocional de los niños es


significativo tanto en el proceso de ingreso, hospitalización e intervención
quirúrgica; un 35% de los pacientes oncológicos infantiles muestran signos
de ansiedad durante su estancia en el hospital o centro médico (Hernández
y Rabadán, 2014).

El diagnóstico y tratamiento de la enfermedad como hemos leído


anteriormente es una experiencia con alta percepción de amenaza por
parte de los niños, sin embargo la atención en el ambiente hospitalario
suele centrarse en el alivio de los síntomas físicos y se dejan de lado los
psicológicos (Mechtel y Stoeckle, 2017). Por lo cual resulta importante que
las diferentes profesiones de la salud involucradas en el tratamiento y
diagnóstico del cáncer en los niños conozcan los efectos a nivel psicológico
y emocional, además de que cuenten con estrategias que les ayuden a
disminuir el impacto a esos niveles.

A medida que la enfermedad va avanzando los síntomas físicos que se


derivan tanto de la enfermedad como del tratamiento se vuelven más
importantes pues representan una amenzada a la autoimagen del niño y la
que los demás tienen sobre, esto como consecuncia de los cambios en el
aspecto físico, aptitudes físicas, mentales y los roles que desempeñan
socialmente (Méndez, 2005).

Los niños con esta enfermedad necesitan aprender a lidiar con las posibles
recaídas, los efectos secundarios del tratamiento y las revisiones constantes
que muchas veces implican procedimientos que no son gratos para ellos
(Bragado et al., 2008). Este es otro campo de acción para el psicólogo en
oncología infantil, en donde ayudé y fortalezca a los niños para enfrentarse
a estas situaciones.
Se ha encontrado evidencia de que las intervenciones psicológicas que se
utilizan para disminuir el dolor relacionado a los procedimientos médicos
han sido eficaces en los niños. De forma específica la distracción, la hipnosis
y programas cognitivo conductuales (Brogado, 2009). De ahí la importancia
que el psicólogo tenga un papel más activo en este campo.

Celma (2008) reconoce que con respecto a los necesidades psicológicas de


los niños con cáncer existen momentos clave del curso de la enfermedad y
tratamiento en que los niños se vuelven más vulnerables y la atención
psicológica se hace aún más necesaria; esto sucede durante el diagnóstico,
por el impacto que genera y durante la remisión, por el miedo a la recaída.

Los niños que tienen esta enfermedad suelen tener una amplia gama de
emociones como miedo, ira, depresión o ansiedad. En los más pequeños
también está presente la preocupación por el dolor, ser separados de sus
padres y el ambiente hospitalario (Cruz y Pintado, 2017). Por lo que se han
buscado diferentes tipos de intervención que puedan favorecer la salud
mental y emocional en los niños.

El psicólogo infantil tiene un papel muy importante tanto en la evaluación


y tratamiento de los síntomas del paciente oncológico. Esto se refiere no
sólo a los síntomas psicológicos, se refiere también a los síntomas físicos.
El psicólogo puede ayudar a los profesionistas médicos en la aplicación de
técnicas psicológicas como la relajación, ditracción, intervención
psicológica y brindar información al niño adaptándola a su nivel evolutivo;
de igual forma puede ayudar en el trabajo de creencias y pensamientos
erróneos tanto en los padres como en el menor (Maitane, Gabaldóm,
Mayoral y Amayra, 2004).

Tipos de intervención psicológica utilizada con los niños con cáncer

Los tratamientos asociados al cáncer así como sus síntomas resultan ser
una fuente de estrés y de trauma para los niños y sus familias. Ya que estos
implican efectos secundarios, procedimientos médicos invasivos y
dolorosos, hospitalización, alteración de su vida cotidiana y del ambiente
social, escolar y familiar (Bragado, 2009).

De acuerdo a Serradas (2010) las funciones del psicólogo dentro de


ambiente hospitalario en apoyo a los niños con cáncer se dividen en las
siguientes áreas: prevención de posibles problemas psicológicos,
psicodiagnóstico, psicoterapia y asesoría y orientación psicológica.

Actualmente existen diversas técnicas utilizadas como parte integral del


tratamiento del cáncer infantil, sin embargo aún es necesario protocolizar
sus usos y elaborar manuales en dónde se estructuren las diferentes
intervenciones para su seguimiento e investigación (Orgilés. Méndez y
Espada, 2009). A continuación se hará una revisión sobre diferentes
enfoques de trabajo con pacientes oncológicos infantiles con el fin de
revisar sus fundamentos y eficacia.

Los diferentes programas de trabajo utilizados para atender a niños con


cáncer han sido elaborados por equipos de intervención multidiciplinarios,
entre los que se incluyen psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales,
terapeutas ocupacionales, terapeutas familiares, entre otros (Celma, 2009).

Enfoques lúdicos (Terapia de juego)

El juego fortalece las habilidades de los niños, lo ayuda a sentirse más


seguro consigo mismo, alienta la imaginación y la fantasía; estos aspectos
son beneficiosos para que el niño tenga mayores herramientas para tolerar
el estrés generado por estar en el hospital, lo ayuda a calmar su angustia,
integrarse al contexto en dónde se encuentra, canalizar sus emociones y
compartir con otros (Sanabria y Duarte, 2016) De acuerdo a Roca (1996)
para reincorporar a los niños con cáncer a su vida cotidiana es necesario
atender tres aspectos: el juego, la escuela y sus relaciones interpersonales.
El juego específicamente a través de la Psicoterapia de juego ha recibido
mucha atención en el mejoramiento emocional de los menores.

La mayoría de las intervenciones psicológicas dirigidas a niños se hacen a


través del juego, ya que este es una formar natural en que los niños se
expresan. Se considera al juego como in salvavidas para los niños con
cáncer porque a través de él pueden expresar su angustia, desarrollar e
implementar habilidades de afrontamiento (Chari, Hirisave y Appaji, 2012).
El juego es fundamental en los niños y esto no cambia cuando están
enfermos, durante la hospitalización éste le ayuda a adaptarse a la
situación. El juego terapéutico a diferencia del espontáneo es una
intervención estructurada y diseñada para promover el bienestar
psicológico del niño hospitalizado (Mechtel y Stoeckle, 2017).
Por otro lado Pitillas (2012) sostiene que hay cuatro usos principales que
se le pueden dar al juego en el apoyo psicológico de los niños con cáncer:
(1) obtener y dar información, (2) favorecer la expresión subjetiva de
estados internos, (3) revelar conflictos inconscientes y (4) favorecer modos
de adaptación más sanos y resolver problemas. En la revisión de los casos
que realiza este autor se ha mostrado mejora significativa en el estado
emocional de los menores, sin embargo hace referencia a que es necesaria
mayor evidencia clínica. Por otro lado resalta la importancia de que el
profesional que quiere trabajar con este método debe estar formado en
dos áreas: psicología evolutiva y psicoterapia infantil.

En la reducción de la ansiedad y el dolor en los pacientes oncológicos


infantiles se ha utilizado la técnica de distracción. Los distractores externos
que se utilizan son juguetes, muñecos, cuentos e incluso videojuegos
(Orgilés, Méndez y Espada, 2009).

En un estudio llevado acabo por Zareapour et al. (2009) se aplicó terapia


de juego grupal a niños entre 6 y 15 años durante siete sesiones de 2 horas.
Los resultados indicaron mejoría en la depresión y sugieren que la terapia
de juego puede ser muy útil para preparar a los niños para procedimientos
dolorosos y el estrés que genera la hospitalización.

El uso del juego en los hospitales normaliza la situación del niño y a la vez
proporciona distracción emocional y apoyo emocional que resulta
beneficioso para los niños. Las diferentes profesiones médicas relacionadas
con los niños han desarrollado métodos lúdicos y expresivos que ayuden a
los niños a tener estrategias de afrontamiento para el dolor físico y
emocional generado por la enfermedad (Pender, Webber y Mascari, 2015).

Biblioterapia y terapias narrativas

Se entiende a la biblioterapia como curar por medio del uso de los libros,
en este caso como medio de distraer y curar a nivel emocional a los niños
enfermos con cáncer. La lectura de libros tiene un papel muy importante
en el estado emocional de los niños, ya que a través de las historias y el
ambiente que éstas generan se logra aliviar el dolor producido por la
enfermedad, sobrellevar la angustia por la separación de los familiares y el
temor a lo desconocido (Serradas, 1999).
El uso de la literatura tiene dos funciones en el trabajo de los pacientes
oncológicos, por un lado es una fuente de placer y de diversión; por el otro
favorece momentos de evasión de la situación traumática. A su vez le
brinda la posibilidad de desarrollo personal y emocional, comprender la
realidad que enfrenta a través de la identificación con personajes de
cuentos, modificar sus percepciones y actitudes ante los médicos y
ambientes hospitalarios. El cuento es entonces una herramienta terapéutica
muy productiva (Hernández y Rabadán, 2014).

En Sanabria y Duarte (2016) se aplicó un programa de lectura a niños con


cáncer hospitalizados y se obtuvo como resultado una mejor calidad de
vida, elevación del estado de ánimo, los niños se mostraron partícipes de
las actividades; así mismo se pudieron reconocer a sí mismos y a sus
familias dentro de los personajes de las historias. Lo que le permite tener
un sentido de control y dominio de las situaciones traumáticas.

De acuerdo a Soares y Correa (2011) el niño al escuchar historias busca


significados que le ofrecen las experiencias de los personajes y logra
construirlos y asimilarlos al momento en que entiende el mensaje o
moraleja del cuento. El uso del cuento favorece la entrada del niño a un
mundo de fantasía en dónde se puede enfrentar a las situaciones
traumáticas que se encuentra viviendo, mismas que son favorecidas por la
estructura de los cuentos; los cuentos presentan un inicio en dónde se
plantea el desafío a enfrentar (enfermedad); después se supera a través de
un recurso mágico (actitud positiva) y hay un final feliz.

Cuando las historias se utilizan en los niños con cáncer tienen diferentes
usos, cuando sus fines terapéuticos se analizan desde diferentes
perspectivas: intelectuales, emocionales y espirituales; por otro, lado se
parte del hecho de que los niños poseen habilidades para relacionarse con
los cuentos. Las historias sugieren cambios, brinda opciones, ayudan a
favorecer la imaginación y les ayuda a generar confianza. García, Mellado,
Illaramendi y Pérez, 2014).

Musicoterapia

La musicoterapia es considerada como la interacción que se da entre un


profesional, un paciente, la música y el medio utilizado para ofrecerla, con
el objetivo de brindar bienestar, reducción de dolor y ansiedad, así como
un estado de relajación. En pediatría se ha encontrado que el uso de la
música es positivo en mejorar las condiciones físicas y psicológicas del niño,
mejorando su estancia en el hospital. Se encontró que la musicoterapia fue
eficaz al reducir el nivel de ansiedad en los pacientes oncológicos durante
el proceso de la quimioterapia, tanto en los ambulatorios como en los
internados (Sepúlveda-Vildósola, et. al., 2014).

De acuerdo a un estudio realizado por Barrera, Rykov y Doyle (2002) Hubo


una mejora significativa en los sentimientos de los niños hacia la
hospitalización con respecto a la terapia pre-post-musicoterapia. Por otro
lado los padres reportan mejor desempeño en el juego en niños
preescolares y adolescentes; en niños en edad escolar no se observaron
cambios. De acuerdo al análisis cualitativo se observó un impacto positivo
de la musicoterapia en el bienestar del niño. Los autores refieren que a
pesar del impacto positivo de la musicoterapia en este estudio piloto, no
representan una evidencia establecida de la efectividad de la musicoterapia
con pacientes hospitalizados de cáncer pediátrico.

En otro estudio llevado a cabo por Nguyen, Nilsson, Hellström y Bengtson


(2010) en pacientes con cáncer que debían someterse a punción lumbar,
con el uso de la musicoterapia los niños mostraron menos dolor y
disminución en la frecuencia cardiaca y respiratoria. Así mismo los niveles
de ansiedad disminuyeron durante y después de las punciones.
Cualitativamente en las entrevistas con los niños refirieron haber tenido
una experiencia positiva, que incluía menos dolor y miedo.

De acuerdo a un estudio realizado por Cabral-Gallo, et al. (2014) en el cual


se utilizó musicoterapia tanto con los niños como con sus cuidadores, no
encontraron un cambio significativo en su nivel de ansiedad; por el
contrario en los cuidadores su se presentó una reducción de ansiedad
significativa.

En cambio, en la investigación realizada por Sepúlveda-Vildósola, Herrera-


Zaragoza, Jaramillo-Villanueva y Anaya-Segurab (2014) se encontró que la
musicoterapia mostró eficacia en la disminución del nivel de ansiedad en
los pacientes oncológicos que acuden a quimioterapia ambulatoria;
también resaltan que su uso mejorará la cooperación de los niños ante la
quimioterapia, ayudando a brindarles un servicio de mayor calidad y
calidez.

Terapias de arte y creativas


El uso de terapias de arte son parte de los hospitales y ofrecen diferentes
actividades a los niños. El uso de este tipo de terapias ha demostrado
reducción en la ansiedad y un aumento en la disponibilidad y cooperación
de los niños ante el tratamiento (Mechtel y Stoeckle, 2017).

En otro estudio realizado por Nainis et al. (2006) se encontró que la arte
terapia genero reducción significativa en los síntomas de los niños, así
como la disminución de la ansiedad generalizada después de una hora de
intervención. Un hallazgo que fue sorprendente para los investigadores fue
la disminución en la sensación de cansancio que presentaban los niños
después de la sesión.

En un estudio realizado por Madden, et al. (2010) a través del uso de


arteterapia se observaron diferencias significativas en los padres de los
niños, en quienes se observe mayor excitación y felicidad, así como menos
nerviosismo.

Reyna Martínez, González Romo, y López Huerta (2011) realizaron un


estudio cualitativo con un paciente niño con diagnóstico de leucemia
mediante un programa de arteterapia con un enfoque cognitivo, las
aportaciones indican que es un recurso valioso y benéfico que propicia
cambios positivos en relación al aprendizaje de estrategias de
afrontamiento favorables y el manejo de las emociones.

Atención a las familias de los niños con cáncer

Es importante tomar en cuenta que el diagnóstico de cáncer, el tratamiento


y todas sus implicaciones, no sólo afecta al niño, sino también a su entorno,
el cual incluye a su familia nuclear, extensa y amigos. (López, 2009). Por
otro lado los síntomas derivados del cáncer afectan tanto la calidad de vida
de los niños como la de los padres; por lo que es importante contemplar
también las reacciones familiares hacia el dolor y molestias del niño como
parte del proceso de alivio de los síntomas (Ibañes y Baquero, 2009; Salas,
et. al., 2004).

Los pacientes con cáncer y sus familias necesitan intervención psicológica


en consecuencia de los diferentes etapas por las cuales atraviesan con le
enfermedad, pues cada una de ellas implica una importante carga de estrés.
Éstos pueden ir enfocados a tratamiento psicopatológico, a la calidad de
vida, afrontamiento y adaptación a la enfermedad (García, et al., 2014).
Se ha comprobado que los padres que utilizan diferentes estrategias de
afrontamiento activo para manejar la enfermedad tienen un proceso de
adaptación más saludable (Pozo, et al., 2012). A partir de eso se resalta la
importancia de dotar a los padres de estrategias que le permitan afrontar
la situación.

Actualmente se conoce la importancia de la familia en el tratamiento del


cáncer infantil, por lo cual la demanda de profesionales que se dediquen a
trabajar con las familias con pacientes con enfermedades crónicas ha ido
en aumento, tanto a nivel público en las instituciones como a nivel privado.
Al trabajar con un menor enfermo es necesario conocer su contexto más
cercano, pues tendrá un papel relevante en el mejoramiento de su calidad
de vida. El objetivo del trabajo con la familia es mejorar la adaptación tanto
de la familia como del niño a las demandas de la enfermedad y por otro
lado lograr equilibrio emocional, físico y social de los miembros (Lanzarote
y Torrado, 2009).

Actualmente el abordaje psicológico del cáncer infantil reconoce la


importancia del núcleo familiar y le brinda un lugar protagónico al sistema
familiar, llevando a cabo una intervención sistémica. Esto debido a que el
impacto de la enfermedad es multidimensional, afectando a cada miembro
de la familia de forma individual y en conjunto (Arenas, Torrado y Garrido,
2017)

Conclusión

Al realizar la investigación sobre los diversos tratamientos psicológicos


utilizados como apoyo al tratamiento de los niños con cáncer, se observó
que son pocas las investigaciones en las que se documentan los resultados
mediante una medición pre y pos test. La mayoría de los artículos
encontrados están enfocados a revisiones teóricas o a descripción de
programas sin destacar su funcionamiento.

Se seleccionaron estudios en los que se hubieran hecho mediciones para


comprobar la eficacia de las técnicas utilizadas, a través de instrumentos de
medición tanto cuantitativa como cualitativa. Es importante mencionar que
en diferentes estudios los mismos investigadores reconocen la eficacia de
sus técnicas, pero afirman que es necesario la confirmación de los
resultados con otras investigaciones y a la vez con la ampliación de las
muestras.
De acuerdo al uso de la terapia de juego y juego terapéutico se encontró
que le ayuda adquirir herramientas para enfrentar su situación en el
hospital y disminuir la ansiedad, así como identificar y expresar emociones
relacionadas con su enfermedad. En los diferentes estudios se encontró
mayor estabilidad emocional y aceptación de los tratamientos; el juego
resultó útil para preparar a los niños para tratamientos dolorosos y
disminuir su estrés.

Con respecto a la biblioterapia y terapias narrativas, se encontró que su uso


tiene efectos de alivio del dolor, les ayuda a comprender su realidad y
mejorar sus percepciones sobre los médicos y los hospitales. Por otro lado
se observó mejora en la calidad de vida y en el estado emocional. Estas
técnicas le permiten al niño tener sensación de dominio sobre las
situaciones traumáticas que se encuentran viviendo.

La musicoterapia ha demostrado ayudar a reducir los niveles de ansiedad


durante el proceso de quimioterapia, mejora de las actitudes hacia la
hospitalización, mayor sensación de bienestar por parte del menor, así
como disminución del miedo; a nivel físico se encontró disminución del
dolor, la frecuencia cardiaca y respiratoria.

En las terapias de arte o arteterapia se encontró reducción de la ansiedad,


disminución en la sensación de cansancio, mayor felicidad y menos
nerviosismo. Así mismo les ayuda a los niños a adquirir estrategias de
afrontamiento, que les permiten sobrellevar la situación.

En los estudios revisados se encontró que en la mayoría de los casos los


tratamientos estaban enfocados a ayudar en la disminución de síntomas
de ansiedad, al manejo del dolor, a la cooperación y adherencia al
tratamiento y al mejoramiento de la calidad de vida de los niños y sus
cuidadores.

El rol del psicólogo en el tratamiento de los niños con cáncer es entonces


buscar estrategias para que los niños se adhieran y cooperen con el
tratamiento, pero a su vez tratando de disminuir los malestares que de
estos se generan; tanto a nivel físico como emocional. Es decir que se centra
en proponer técnicas paliativas que beneficien tanto al niño como a sus
familias, donde se trabajen los efectos secundarios que se generan de los
tratamientos a los que son sometidos y por los efectos de la hospitalización.
Por otro lado, resalta la importancia de que el psicólogo que trabaja con
pacientes oncológicos, en este caso infantiles; tiene la responsabilidad de
hacer su labor en forma multidisciplinaria, trabajando en equipo con
médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud que están
involucrados con el tratamiento del menor. A partir de la investigación
realizada, surge la importancia de continuar utilizando diferentes técnicas
psicológicas como las abordadas y otras que no se incluyeron en el
presente trabajo; esto con el fin de beneficiar la calidad de vida, salud
emocional y física de los niños con cáncer.

Sin embargo, también se llega a la conclusión de la importancia de hacer


mayor investigación con fundamentación empírica y el uso de
instrumentos de medición que permitan medir de forma más contundente
los beneficios y la eficacia de las diferentes técnicas utilizadas. Es innegable
que las diferentes técnicas psicológicas han mostrado diversos beneficios
al tratamiento y calidad de vida de los niños con cáncer; sin embargo falta
utilizar muestras más grandes y tener mayor evidencia para sustentar estas
afirmaciones.

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