La tercera necesidad es tener independencia financiera. El joven quiere
ganar su proprio dinero, sentirse útil a la sociedad es importante pero él también quiere ver el retorno de su trabajo y dejar de pedir dinero a sus padres. Para él, pedir es humillante, es similar al niño de 2 años que no quiere que su madre le meta el tenedor con comida en su boca porque él quiere servirse solo. El adolescente desea entrar en el mundo adulto, vender, comprar, quizás até emprender. Es muy importante tener contacto con un, o varios, adultos de confianza para ayudarlo en este momento. Recordamos que la ayuda del adulto tiene que ser por medio de dialogo, de guía. Nunca debemos rescatar al joven o ser un policía. Si conseguimos ayudar a nuestro adolescente a atender esas necesidades, él entrará en el mundo adulto de una manera más consciente, más fuerte. Claro que los problemas surgirán, la fase de la adolescencia tiene muchas transformaciones y no será fácil seguramente, pero ya tendrá el camino un poco más fácil. Es importante que nosotros, como padres, madres, profesores, no veamos al adolescente como un patito feo, un ser mimado y imbécil, como tantas veces la sociedad nos quiere pasar (muy similar a la idea de que los bebés de 2 años están en el terrible two, verdad?). Son seres que están en un momento increíble de sus vidas pero que viene con tanta fuerza, que necesita un adulto tranquilo y admirable que le ayude. No podemos estirar la niñez, pero tampoco forzarlos a entrar en una etapa que aun no están preparados. Siempre el secreto está en observar a nuestros hijos. Es común ver a padres rescatando a sus hijos en la adolescencia como cuando eran bebés en el parque, y les colman de regalos o van a solucionar sus problemas con amigos o con profesores sin ayudarles a solucionar sus problemas por si mismos. Eso no les empodera a crecer. Por otro lado, también es común ver padres que desisten de sus adolescentes, tirando la toalla, «para que voy a hablar con él si no me escucha», es una de las frases más famosas en esta época. Ahora es muy importante ser un amigo de tu hijo, lo que hemos plantado en la primera infancia y en la niñez surgirá, confiemos en ellos. Dale tu mano, como un guía en su camino.
La adolescencia, ubicada entre los 12 y 18 años, es otra etapa de intensa
construcción, por lo que la Dra. Montessori también le asignó el color rojo.
En este periodo, también conocido como plano de la mente humanística, el
adolescente:
• Comienza a darse cuenta de su contribución a la sociedad
• Empieza a entender a la humanidad • Adquiere la capacidad de cooperación y desarrollo social • Comienza a sentir inseguridad y duda, especialmente entre los 12 y 15 años
En esta etapa de transformaciones, tanto físicas como emocionales, el trabajo
manual es de gran ayuda. El adolescente también requiere del contacto con la naturaleza y la posibilidad de participar en emprendimientos le da una perspectiva inicial del funcionamiento de la sociedad.