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Voces:
CONJUNTO ECONOMICO ~ CONTRATO DE TRABAJO ~ DESPIDO ~ ESTATUTO DEL PERIODISTA ~
LEY DE CONTRATO DE TRABAJO ~ PERIODISMO ~ PERIODISTA ~ RELACION LABORAL ~
RESPONSABILIDAD SOLIDARIA
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, sala V(CNTrab)(SalaV)
Fecha: 29/11/2019
Partes: Laje Alvarez, Antonio Javier c. Inversora M&S S.A. y Otras s/ despido
Publicado en: La Ley Online;
Cita Online: AR/JUR/60481/2019

Sumarios:
1 . Las codemandadas son responsables solidariamente por el despido del trabajador, pues se encontraban
estrechamente vinculadas entre sí, circunstancia que surge de la conformación de sus activos y de sus órganos
directivos y que, por intermedio de uno de sus responsables, le formularon al actor una propuesta única de
trabajo para que desarrolle su actividad periodística en los mismos.
2 . La circunstancia de que el actor haya formado y dirija una empresa dedicada a la producción de contenido
periodístico, no significa por sí solo que su vinculación con las sociedades demandadas se haya configurado y
desarrollado en un marco comercial.
3 . No obsta a la existencia de una relación de trabajo el hecho de que el actor se hubiera vinculado
comercialmente o no, con otras empresas de manera concomitante en el período que lo hizo con las
demandadas, pues la exclusividad no es una nota tipificante del contrato de trabajo.
4 . La presunción emergente del art. 23, LCT ante el reconocimiento formulado por las accionadas, no sido
desvirtuada, pues no se ha producido ninguna prueba de la que se infiera que el accionante se haya
desempeñado por su cuenta y a su riesgo en forma autónoma o que la tarea que desempeñó a favor de las
demandadas se debiera a razones ajenas al giro comercial de la mismas.
5 . Si bien el estatuto del periodista no define específicamente en qué consisten las “tareas periodísticas”, el
artículo 2 expone una enumeración ilustrativa de las funciones que se consideran tales y entre las cuales se
encuentra las de Director Periodístico, que eran las tareas que según los testigos referidos, fueron desempeñadas
por el actor.
Texto Completo:
Expte. N° CNT 44.025/2014/CA1
2ª Instancia.- Buenos Aires, noviembre 29 de 2019.
El doctor Arias Gibert dijo:
I. La sentencia definitiva de primera instancia dictada a fs. 1272/1285, recibió apelación de las demandadas
a tenor de los agravios expresados en su memorial recursivo de fs. 1287/1293 —respondido por la contraparte a
fs. 1312/1315— y de la parte actora, conforme lo expuesto en su planteo de fs. 1294/1296 —que mereció
réplica de loa accionados a fs. 1316/1319—. Asimismo a fs. 1286 y 1297, el perito ingeniero D. E. P. y el Dr. F.
C. C., apelaron sus honorarios por considerarlos reducidos.
II. Por cuestiones de método analizaré en primer lugar el planteo revisor de la parte demandada.
En su primer agravio, las demandadas discuten la valoración de las pruebas en torno de la existencia del
vínculo laboral subordinado invocado.
Para defender su tesis, sostienen que la señora jueza no analizó las medidas probatorias rendidas que
demostrarían que la vinculación que el actor mantuvo con ellas no fue de naturaleza laboral sino que obedeció a
una relación estrictamente comercial y para ello sostienen que no se ha ponderado adecuadamente la
informativa de la Inspección General de Justicia, de la que resulta que en el año 2003 se constituyó la empresa
“Idear Media SA”, de la cual el Sr. Laje ha sido y es su accionista y Director, y a través de la cual ha ejercido
profesionalmente el periodismo, pero de un modo claramente autónomo y la respuesta oficiaria brindada por
América TV SA y Radio Libertad SA.
En primera instancia se expresó que ante el reconocimiento de la prestación de servicios personales por
parte del actor a favor de “Votionis SA” y “Telepiu SA”, cobró operatividad la presunción contenida en el art.
23, LCT que autoriza a considerar la existencia de un contrato de trabajo, salvo que por las circunstancias,
relaciones o causa que lo motiven se demostrase lo contrario —no mencioné a la restante codemandada, pues la
existencia del contrato de trabajo invocado respecto de ella no fue materia de controversia (fs. 306/331)—.

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En ese sentido señaló la sentenciante de grado que no se acompañó ningún elemento a la causa ni se produjo
prueba que permita considerar desvirtuada la presunción aludida, sino que por el contrario la testimonial rendida
respaldada la tesis del reclamo.
A las pretensiones del actor, las demandadas Votionis SA y Telepiú SA, opusieron la existencia de un
contrato comercial entre ellas y la sociedad “Idear Media SA” —de la cual el actor era socio y director— en
calidad de proveedor, para que los proveyera contenidos audiovisuales y radiales, pero lo cierto es que no se
acompañó tal instrumento a esta causa. En igual sentido se expresó el perito contador al informar que del cotejo
de la documentación que le fue exhibida por las demandadas, no surgió rastro alguno en relación con los
contratos comerciales aludidos que reflejaría el “...acuerdo comercial...para que esta firma les proveyera
productos audiovisuales y radiales en un caso para televisión (Telepiu SA) y en el otro para radio (Votionis
SA).....” (ver fs. 375 “in fine”; ver asimismo, lo informado por el perito contador acerca de la inexistencia de
tales contratos luego de inspeccionar los libros de las empresas comprendidas en tal concertación, a fs. 1154,
1156 y ss. y fs. 1159 y ss.).
También indicó la señora jueza que la circunstancia de que se emitieran facturas, tampoco favorecía la
postura de las demandadas, porque lo cierto es que los conceptos asentados en las mismas correspondían
exclusivamente a retribuciones por labores de “conducción” del Sr. Laje y por una “locación de servicios” y no
por “producto audiovisual o radial”, cuando en teoría ese era el objeto de la vinculación entre ambas (ver
facturas obrantes en sobre adjunto).
Estos dos argumentos, trascendentales para fundar la decisión que se recurre, no han sido asumidos por las
apelantes en su agravio de conformidad con lo dispuesto por el art. 116, LO. En efecto, vuelcan todo su esfuerzo
recursivo en el hecho de que el actor era socio y director de la empresa “Idear Media SA” —presupuesto ajeno a
la litis— y en que por esa circunstancia se habría vinculado con otras sociedades a través de contratos de
naturaleza comercial.
En este punto es prioritario señalar que la circunstancia de que el actor haya formado y dirija una empresa
dedicada a la producción de contenido periodístico, no significa por sí solo que su vinculación con las
sociedades demandadas se haya configurado y desarrollado en un marco comercial.
Las recurrentes sostienen que la prueba informativa obrante en autos da cuenta de los distintos vínculos
comerciales que el actor habría mantenido con otras empresas tales como Radio Libertad SA, (fs. 588) y
América TV SA, (fs. 691) en el mismo período en que se atribuye la relación laboral que aquí se controvierte,
pero cabe aquí arribar a la conclusión que anticipara, dado que aun cuando se pudiera afirmar que la naturaleza
de la vinculación que el actor tuvo con las mencionadas empresas haya sido
estrictamente comercial, dicha circunstancia en nada incide respecto de la relación habida con las aquí
accionadas.
Tampoco es obstáculo el hecho de que el actor se hubiera vinculado comercialmente o no, con otras
empresas de manera concomitante en el período que lo hizo con Telepiú SA y Votionis SA, pues es sabido que
la exclusividad no es una nota tipificante del contrato de trabajo.
Es importante resaltar que la presunción emergente del art. 23, LCT ante el reconocimiento formulado por
las accionadas, no sido desvirtuada, pues no se ha producido ninguna prueba de la que se infiera que el Sr. Laje
se haya desempeñado por su cuenta y a su riesgo en forma autónoma o que la tarea que desempeñó a favor de
Telepiú SA y Votionis SA se debiera a razones ajenas al giro comercial de la mismas.
En este punto creo oportuno señalar que si bien advierto que la sociedad “Idear Media SA” —representada
por el actor en su carácter de socio— mantuvo un intercambio telegráfico con las demandadas, lo fue a los fines
de desconocer la existencia de la vinculación comercial que las mismas intentaron oponerle al Sr. Laje (ver
telegramas en sobre adjunto e informe del Correo Argentino de fs. 474/451, en especial fs. 482/489).
En definitiva, las constancias de la causa me persuaden de que el actor prestó servicios personales en tareas
de conducción a favor de las demandadas “Telepiú SA” y “Votionis SA”, en los programas de TV y radio (“HD
Alta Definición en Noticias” y “La Revuelta”), los cuales eran producidos por ellas.
En las condiciones descriptas, coincido con la sentenciante de grado en el sentido de que nos encontramos
frente a una relación de carácter laboral y por lo tanto postulo ese segmento del fallo.
El siguiente agravio pretende conmover la conclusión respecto de la naturaleza periodística de las tareas
cumplidas por Laje y fundan su defensa en que la sentenciante de grado habría interpretado de manera errónea
el mail que el Sr. De Souza le habría enviado al actor en el cual le formulaba una propuesta de trabajo.
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En atención a lo propuesto procedentemente y estando definida la naturaleza de la vinculación habida entre


las partes, no cabe detenerse nuevamente en la dicotomía entre “oferta comercial” u “oferta laboral”, como
pretenden las recurrentes, sino en determinar si la naturaleza de las labores desempeñadas por el actor
encuadraban o no en el ámbito de aplicación del Estatuto del Periodista Profesional.
En ese aspecto, al analizar el contenido de la propuesta que De Souza le formuló al actor, la señora jueza a
quo, expresó:
Esta propuesta —“....de acuerdo al plan de negocios que tiene proyectado realizar Indalo Media Investment
(IMI),...de acuerdo al crecimiento de las inversiones y del tiempo que debas dedicarle al objetivo...”— se
hallaba dividida en cuatro fases que se distinguen entre sí en función de la carga horaria, el monto del ingreso, la
percepción o no de bonos anuales y/o participación en las ganancias de IMI —Indalo Media Investiment— en la
que el actor debía desarrollar su tarea de periodista profesional; se aclara, expresamente, que quedaban
excluidas las responsabilidades vinculadas con la administración y finanzas, la comercialización y la línea
editorial (ver, en particular, fs. 1078/1079).(...)
(...) Ahora bien, de la prueba testimonial rendida en autos surge que, contrariamente a lo sostenido por
“Inversora” y lo por ella consignado en los recibos de haberes del actor, éste último era su director periodístico
y, en modo alguno, su gerente en los términos que se invocan en el responde; actividad respecto de la que
ninguno de los testigos hace alusión en sus declaraciones. Tal actividad se compadece, por otra parte, con los
términos de la propuesta laboral referida en el apartado anterior de la que surge que es esa y no otra la
naturaleza de la labor que prestó Laje en el referido portal.
Así Pablo De Luca (fs. 869 y ss.) —que declara haber trabajado para dos de las empresas del grupo Indalo
como Gerente de Recursos Humanos de Votionis y de Telepiu— manifiesta que “...le comunican alrededor de
junio de 2012 que el señor Laje se estaba sumando a trabajar como periodista a cargo de la dirección de Minuto
1 que es un portal de noticias de internet y que en el futuro con su incorporación al Grupo Indalo iba a ir
participando en un programa de noticias en C5N y que luego iba a participar con un programa periodístico en la
programación de Radio 10...”. En igual sentido, Filgueira (v. fs. 875 y sigs.) —que conoce a Laje porque trabajó
con él y declara haber trabajado para dos de las empresas del grupo, Telepiu y Votionis, como gerente
comercial— declara que “...lo vio trabajar a Laje... llegó como director periodístico de Minuto 1 que es el portal
de noticias del grupo...el actor era director periodístico de minuto 1, en el programa de HD era el
conductor...Fabián de Sousa ... quien se encargaba de la contratación del personal periodístico de las empresas.
Las declaraciones anotadas que, a mi juicio, resultan contestes entre sí y con lo descripto por el actor en el
inicio ilustran en forma suficiente que el actor, contrariamente a lo consignado por la demandada en sus libros,
cumplía funciones de índole periodística (conf. arts. 89 y 90 de la LO y art. 386 del Cód. Proc. Civ. y Com. de
la Nación).
Las conclusiones expuestas no fueron refutadas por las recurrentes en su agravio de conformidad con lo
dispuesto por el art. 116, LO.
La crítica a que se refiere el mencionado artículo supone un análisis de la sentencia mediante razonamientos
que demuestren el error técnico, la incongruencia normativa o la contradicción lógica de la relación de los
hechos que el juez considera conducentes para la justa composición del litigio, de su calificación jurídica y de
los fundamentos de derecho que sustentan su decisión, por ello la ley procesal exige que esa crítica sea
razonada, es decir que el apelante refute las conclusiones que considera erradas, requisito que, en el caso, no
encuentro cumplido en ningún aspecto.
El recurso en análisis solo trasunta disconformidad con lo decidido, pero en ningún momento expresa
concretamente porqué considera desacertado lo que pretende cuestionar. La única defensa que esgrime la
recurrente radica en que la sentenciante anterior ha “interpretado de modo erróneo” el correo electrónico, pero
lo cierto es que no indica qué medios de prueba avalarían la circunstancia de que el actor no realizaba tareas
periodísticas.
Nuevamente cabe recordar que el hecho de que el actor se haya podido desempeñar exclusivamente como
conductor o presentador en programas producidos por su propia productora —presupuesto que tampoco ha sido
acreditado en autos—, es una cuestión ajena a la litis y no autorizaría a concluir que con las demandadas se haya
desempañado de la misma manera.
La recurrente debía indicar o precisar qué medios de prueba respaldaban su afirmación de que los servicios
prestados por el actor no fueron de naturaleza periodística y, se advierte que no lo ha hecho. Más allá de señalar
que la sentenciante de grado interpreta erróneamente el mail conteniendo la oferta de trabajo, en ningún
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momento de su memorial indica qué medio de prueba obrante en autos avalaría su posición.
Sin perjuicio de lo dicho, efectuaré algunas referencias a la prueba testimonial, que respalda la naturaleza
periodística de la labor desarrollada por Laje para las demandadas.
Pablo César De Luca, (fs. 869/871), expresó haberse desempeñado para Telepiú SA y Votionis SA. En
cuanto al conocimiento que tiene del actor manifestó que trabajó con él en el grupo de medios de Indalo. En
cuanto a la prestación de servicios de Laje, expresó que “...le comunican alrededor de junio de 2012 que el señor
Laje se estaba sumando a trabajar como periodista a cargo de la dirección de Minuto 1 que es un portal de
noticias de internet y que en el futuro con su incorporación al Grupo indalo iba a ir participando en un programa
de noticias en C5N y que luego iba a participar con un programa periodístico en la programación de Radio
10(...), yo comparto poco tiempo con el señor Laje porque me desvinculan en julio de 2012 de Telepiú, que era
el lugar donde Laje concurría a trabajar, ya que Minuto1 estaba en el predio donde C5N tenía sus instalaciones,
y con el era el director periodístico de Minuto 1”. En cuanto a las tareas que el actor realizó, el testigo aclaró “El
del portal Minuto1 sí lo compartí (...). En cuanto a la descripción de las tareas que realizaba Laje, el testigo
explicó: “Las tareas propias de un director periodístico, relacionadas con el tratamiento de las noticias, son los
que dan el medio las indicaciones, orientaciones, las prioridades del tratamiento de las noticias”.

El testigo F., (fs. 875/876), manifestó haberse desempañado desde el año 2007 hasta 2012 para Telepiú SA y
de 2008 a 2012 para Votionis SA, como gerente comercial. En cuanto a la prestación del actor dijo: “Lo vi a
partir de fines de mayo de 2012, él llegó como director periodístico de Minuto1, que es un portal de noticias del
grupo y empezó a hacer un programa de televisión a la noche que se llamaba HD”.
El deponente Taranto, (fs. 1006/1010), expresa que conoció al actor porque trabajaron juntos en un
conglomerado de medios que era Telepiú —gerenciadora de noticias de C5N— y Votionis que era la
gerenciadora de Radio 10. Que la gerenciadora de Minutouno era Inversora M&S. Tuvo vínculo con las tres
demandadas, trabajó para Votionis SA, desde 1998 hasta octubre de 2012 y para Telepín SA desde julio de
2007, hasta julio de 2012, como gerente de operaciones. En cuanto a la prestación del actor, expresó: El grupo
que mencioné es vendido y es adquirido por el Grupo Indalo Media que son los gerenciadores actuales, entre los
cuales se encuentra el Sr. Cristóbal López y Fabián de Souza, en ese momento comienza a trabajar el Sr.
Antonio Laje, en más o menos octubre, noviembre del año 2011, primero comienza a trabajar como responsable
periodístico número 1, era el director periodístico de Minutouno.com y después bueno fue sumando distintas
funciones en el canal C5N era el conductor periodístico de un programa que iba a la noche, noticias en alta
definición HD, no recuerdo exactamente, eso es en cuanto a C5N o Telepiú y más tarde, comienza a trabajar en
Radio 10 o sea Votionis, conduciendo también un programa periodístico también conocido como “la vuelta”,
pero en realidad el nombre era “la revuelta” o algo parecido. (...) el actor era el responsable periodístico de
Minutouno.com era el responsable máximo...después tenía su programa de televisión y después que esto ya fue
para finales del año 2012 para el programa de radio (...) Preguntado por quienes eran los productores de los
programas en los que participaba, respondió: “ En el caso de C5N, del canal y en el caso de la radio supongo
que era la radio, no lo se porque no estaba en ese momento, pero es el estilo que se manejó siempre (...) En
cuanto a quien impartía las ordenes de trabajo, el testigo dijo: “A Laje como a todos los demás responsables de
medios periodísticos, las órdenes las daba Fabián De Souza”.
El análisis de las testimoniales reseñadas, me permite afirmar, en igual sentido que la sentenciante anterior,
que el actor cumplía funciones periodísticas (conf. arts. 386, Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación; 90 y 155,
LO).
A lo dicho cabe agregar que el artículo 2 del Estatuto del Periodista Profesional (Ley 12.908), reza: Se
consideran periodistas profesionales, a los fines de la presente ley, las personas que realicen en forma regular,
mediante retribución pecuniaria, las tareas que les son propias en publicaciones diarias, o periódicas y agencias
noticiosas. Tales el director, codirector, subdirector, jefe de redacción, secretario general, secretario de
redacción, prosecretario de redacción, jefe de noticias, editorialista, corresponsal, redactor, cronista, reportero,
dibujante, traductor, corrector de pruebas, reportero gráfico, archivero y colaborador permanente. Se incluyen
las empresas radiotelefónicas, cinematográficas o de televisión que propalen, exhiban o televisen informativos o
noticias de carácter periodístico, y únicamente con respecto al personal ocupado en estas tareas.
A raíz de la aparición de nuevas tecnologías, como lo es internet, cabe considerar que en el marco fáctico
descripto por la norma transcripta, se han ido incorporando las nuevas formas alternativas de periodismo, con lo
cual quienes, como en el caso del actor, interviene en la producción periodística de un portal de internet que
contiene información, notas, editoriales etc., se hallan alcanzados por lo normado en la ley 12.908
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También es oportuno recordar que si bien el estatuto del periodista no define específicamente en qué
consisten las “tareas periodísticas”, el artículo citado precedentemente expone una enumeración ilustrativa de
las funciones que se consideran tales y entre las cuales se encuentra las de Director Periodístico, que eran las
tareas que según los testigos referidos, fueron desempeñadas por el actor.
Como consecuencia de las consideraciones efectuadas, entiendo que corresponde confirmar la decisión de
primera instancia que declaró la aplicabilidad del Estatuto del Periodista a la presente causa.
En el tercer agravio las demandadas cuestionan la decisión en la medida que ha establecido la existencia de
un grupo de empresas y que por ello las haya condenado solidariamente.
Sostiene en defensa de su postura que la sentenciante de grado se ha extralimitado en su decisión en tanto
estableció una responsabilidad solidaria injustificada en tanto se ha condenado a Votionis SA y Telepiú SA en
forma solidaria respecto de Inversora M&S SA por el solo hecho de compartir autoridades o seguir una unidad
de dirección y allí la palmaria injustificada decisión adoptada puesto que no rige norma alguna que imponga
responsabilidad solidaria de un grupo de empresas si no se sostiene tal decisión en el art. 31 LCT.
En este aspecto del decisorio, la sentenciante de grado indicó: “(...)de las constancias de autos surge que las
empresas co-demandadas se hallaban vinculadas entre sí —al menos en cuanto al tiempo en el que tuvo lugar el
vínculo aquí bajo examen— y que conformaban un conglomerado o grupo de empresas que se autodenominaba
“Grupo Indalo”. A su vez, también resulta de la prueba colectada que el señor Fabián de Sousa ostentaba un
cargo de relevancia no sólo por su lugar que ocupaba en las citadas sociedades sino porque desde tal lugar
ejecutaba, personalmente, los destinos de las empresas vinculadas con los medios que lo integraban.

En efecto, del informe brindado por la Inspección General de Justicia de la Nación surge que la escritura
labrada el 15/01/2009, da cuenta del acta de asamblea de la firma Oil Minerals SA —cuya presidencia se
hallaba a cargo de Cristóbal López— en la que, entre otras cuestiones, se decide el cambio de denominación de
la citada por el de Inversora M&S SA —aquí demandada— y también de su objeto que, en adelante, sería, “....la
inversión, consistente en tomar participaciones en otras sociedades, mediante la compra y venta, permuta, canje,
al contado o a plazos, de acciones obligaciones negociables y otra clase de títulos o aportes de capital a
sociedades constituidas o a constituirse, o celebrar los contratos de colaboración empresaria tipificados en la ley
de sociedades comerciales.....”. Entre los dos accionistas elegidos para suscribir el acta se hallaba el señor
Fabián de Sousa quien, según surge de la escritura N° 230 (del 15/07/2010) se desempeñaba como
vicepresidente de “Inversora”.
Con relación a la empresa Telepiu SA observo que en el mes de abril del año 2012 se modificó la
composición accionaria de la firma ingresando South Media Investmens SA —con una tenencia del 50% del
paquete accionario, representada por el señor De Sousa— y que del Acta de Asamblea General ordinaria del 12
de abril 2012 surge la aceptación de renuncia del directorio de aquélla —“Telepiu”— y la designación del
nuevo en el que el ya nombrado señor Carlos Fabián de Sousa resultó elegido como nuevo Director Titular y
Presidente.
En cuanto a Votionis SA, de la compulsa de los inobservados informes emitidos por la I.G.J., surge que en
el año 2014 el señor Carlos Fabián de Sousa es designado vicepresidente suplente.
Las empresas señaladas integran el llamado mundo de los “medios” y conforman el llamado grupo “Indalo”.
De ello da cuenta, por ejemplo, el sitio de internet www.grupoindalo.com.ar acerca de cuyo contenido nos
ilustra el acta notarial que adjunta el actor —ver carpeta de prueba documental ofrecida reservada en
secretaría— que, destaco, no fue redargüida de falsedad (conf. arts. 395 sigs.y ccdtes. del Cód. Proc. Civ. y
Com. de la Nación). En efecto, en el citado sitio bajo el ícono “nosotros” surge que, en el año 2011, el grupo
informa que “Se adquiere el portal de noticias Minutouno.com” y, en el año 2012, informan que “El canal de
noticias C5N y Radio 10 pasan a formar parte del Grupo Indalo”.
También son demostrativos de la existencia e integración del grupo y del rol de De Sousa en el ámbito de
aquéllas, los hechos nuevos denunciados por el actor a fs. 821/821 vta. y fs. 874/874 vta. (v. fs. 946/946 vta.).
Así, surge de los artículos periodísticos que el mismo De Sousa —quien como vimos ocupaba cargos
directivos en las tres empresas co-demandadas— afirma acerca del grupo “...debíamos tener espacio en los
medios para contrarrestar los efectos de las operaciones de prensa en nuestra contra. Durante mucho tiempo nos
costó encontrar espacios donde contar nuestra realidad...” En línea con lo expuesto, y con prescindencia de su
contenido, en el diario Clarín fue publicada una solicitada suscripta por el referido “Grupo Indalo” que, según se

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afirma en esa misma solicitada, integran entre otras, la empresa Oil Combustibles SA —que, como vimos,
cambió su denominación a Inversora M&S SA—. Dicha solicitada fue abonada por la firma Telepiu SA (v. fs.
981/997; contenido del CD aportado por el citado diario; y constancia y traslado ordenado a fs. 998), extremo
que también exhibe la vinculación entre empresas a la que vengo haciendo referencia.
No paso por alto, a propósito de las consideraciones efectuadas por la demandada al contestar el hecho
nuevo, que el señor De Sousa no se encuentra co-demandado —extremo especialmente puesto de resalto—
pero, en el caso, su actuar se exhibe relevante en función del cargo que revestía en dichas sociedades que, como
tal, comprometen a ésta últimas quienes, en su caso, tuvieron la oportunidad de efectuar las aclaraciones y
explicaciones que consideraran pertinente —y, eventualmente, si así lo consideraran podrían haber citado como
tercero—, sin embargo no han formulado cuestionamiento alguno a la conducta del nombrado —que, en el
contexto descripto, manifestaba la voluntad societaria— sino que se limitaron a hacer hincapié en la postura
asumida en su responde acerca de que, en el caso, no resulta de aplicación lo normado en el artículo 31 de la
LCT.
En similar sentido, a fs. 966/970, obra una resolución emitida por el Juzgado Criminal y Correccional
Federal N° 10 —cuya agregación en los presentes se dispuso a fs. 1028/1029— en la que se dispuso la
inhibición general de bienes de todas las personas jurídicas que componen el grupo “Indalo” entre ellas
“Inversora M&S SA”; “Telepiu SA” y “Votionis SA” (v. fs. 966/970 vta.; en particular, fs. 968 vta./969).
Finalmente, apunto que con relación a las cuestiones a las que vengo haciendo referencia cobra especial
relevancia lo informado por el perito contador en el informe de autos que —destaco— no mereció observación
laguna de las partes.
De tal experticia se desprende la integración accionaria de las co— demandadas “Votionis”, “Telepiu” e
“Inversora” (v. anexos 8, 12 y 9, respectivamente) y de sus respectivos directorios (v. en particular, anexos 9, 13
y 17). De esto último surge que De Sousa se desempeñó como Presidente (de “Telepiu”), Director Suplente (de
“Votionis”) y vicepresidente (de “Inversora”). Por otra parte, se observa que los directorios de las dos primeras
empresas poseen cuatro miembros iguales, además del ya citado (Frutos, Emmanuelli, Rivarola y Dellepiane del
Valle).
De todo lo hasta aquí expuesto tengo para mí que las tres empresas co-demandadas todas dedicadas a la
actividad en los medios audiovisuales se encontraban estrechamente vinculadas entre sí, circunstancia que surge
de la conformación de sus activos y de sus órganos directivos y que, por intermedio del señor De Sousa, le
formularon al actor una propuesta única de trabajo para que desarrolle su actividad periodística en los mismos
(conf. arg. art. 386 del Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación).
(...) En función de todo lo hasta aquí expuesto, considero que si bien es cierto que las demandadas son tres
personas jurídicas distintas, en caso del actor se trató, desde el inicio —tal como lo revela el mail del 25 de
octubre— de una única contratación fragmentada en tres contrataciones distintas con empresas vinculadas a los
medios de comunicación que integraban el llamado “Grupo Indalo” celebrada con quien desempeña diversos
cargos de dirección societaria en las mismas y quien, a la sazón, ha declarado, además, públicamente, llevar
adelante tal obrar.
Dicho contrato, tenía por objeto que el actor desplegara su labor periodística en distintos ámbitos de la
comunicación —internet, televisión y radio— en forma escalonada. Y así quedó acreditado con las
declaraciones testimoniales que dieron cuenta de que la labor del actor fue sólo periodística bajo la dependencia
del demandando y que las plataformas se vinculaban entre sí desde la composición de las empresas titulares de
aquéllas y sus órganos directivos, como también desde el manejo de la información del que una servía a la otra.
Tales empresas además de ser parte del ya citado “grupo Indalo”, desarrollaban actividades afines,
manteniendo el mismo centro de dirección con un manejo y uso común de los medios personales, materiales o
inmateriales a los que alude el artículo 5 de la LCT y, como vimos, utilizaban maniobras fraudulentas. En tales
condiciones, constituían un conjunto económico en los términos del artículo 31 de la LCT y por ende, sin
desconocer la personalidad jurídica propia de cada una de las personas jurídicas, resultan solidariamente
responsables frente a las obligaciones contraídas con el actor (conf. arg. art. 14, 26 y 31 cit.).
La reseña efectuada, permite afirmar que no es correcto lo afirmado en cuanto a que la decisión cuestionada
resulta violatoria del principio de congruencia en tanto su fundamentación se aparta del marco legal pretendido
al demandar, como lo es el artículo 31, LCT.
Luego del análisis probatorio —testimonial, informe de la IGJ y pericia contable— efectuado, la
sentenciante de grado llegó a la conclusión de que las demandadas habían conformado un “conjunto
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económico” en los términos del art. 31, LCT y que por ello sin desconocerse su personalidad jurídica propias
resultaban responsables en los términos de los arts. 14, 26 y 31 de la Ley de Contrato de Trabajo.
Señalo lo anterior, en cuanto a que sí el art. 31, LCT, fue parte de la fundamentación de la sentencia que se
recurre. Pero sin perjuicio de lo dicho, creo oportuno recordar que de conformidad con la regla iura novit curia,
el juzgador tiene la facultad y el deber de discurrir los conflictos litigiosos y dirimirlos según el derecho vigente,
calificando autónomamente la realidad fáctica y subsumiéndola en las normas que las rigen, con prescindencia
de los fundamentos o argumentos jurídicos que enuncien las partes (Fallos: 310:1536, 2733; 321:1167;
324:1590).
Efectuada esa salvedad, en el presente corresponde poner de relieve que todo el abanico probatorio
analizado por la sentenciante de grado —el cual no fue cuestionado de manera pormenorizada ante esta alzada
(conf. art. 116, LO)— permite concluir que la prestación de tareas del actor se llevó a cabo en secuencias o
etapas sucesivas y concomitantes a favor de las tres firmas demandadas bajo la dirección de un mismo mando
(Fabián De Souza), extremos que evidencian la existencia de un grupo de interés económico, es decir, un
conjunto de empresas, que si bien aparecen como formalmente independientes, están vinculadas o relacionadas
entre sí, formando un todo (Grupo Indalo) y que en definitiva responden a un mismo interés. Ello, porque existe
una unidad de manejo viabilizada bajo la forma de pluralidad de personas que lucen en apariencia como
distintas entre sí y autónomas, pero que por imperio del principio de primacía de la realidad, cabe considerar
que esas sociedades jurídicamente independientes, en realidad actuaron como una unidad económica que se
asimila a una sola gran empresa; es decir, las empresas codemandadas, conformaron y se comportaron como un
conjunto económico, y en dicha calidad, actuaron en forma indistinta como empleadoras del actor (art. 26 LCT).
Sentado lo anterior y con fundamento en los elementos de prueba individualizados y analizados por la
sentenciante anterior, los cuales reitero no fueron asumidos en el agravio en estudio, cabe concluir que el actor
desarrolló sus tareas periodísticas a favor de las tres demandadas, quienes actuaron en forma concomitante y
escalonada asumiendo el rol de empleadores de carácter plural que regula el art. 26 de la LCT, y que por lo tanto
deben asumir las consecuencias de su obrar como tal. A lo dicho cabe agregar que también resulta de aplicación
lo dispuesto por el art. 31 de la LCT, en tanto estamos frente a tres empresas con estrechos puntos de contacto,
reveladores de intereses comunes que necesariamente llevan a concluir que deben responder solidariamente por
las obligaciones laborales con su personal. En ese sentido comparto la doctrina de la CSJN en cuanto sostiene
que la apariencia formal no impide la consideración de la real situación subyacente, aún en ausencia de
conductas fraudulentas. (CS Parke Davis y Cía. Argentina” Fallos: 268:97).
Por las consideraciones efectuadas, postularé la confirmación de este segmento del fallo.
III. Corresponde que a continuación analice el recurso de apelación articulado por la parte actora a fs.
1294/1296, que cuestiona el rechazo de la pretensión de la multa prevista en el art. 80, LCT.
Al respecto la sentenciante de grado expresó: “(...) la indemnización art. 80 de la LCT no corresponde sea
admitida porque el trabajador no dio cumplimiento con la exigencia prevista en el art. 3° del decreto 146/01
reglamentario de la ley 25.345 y, observo, al respecto tampoco efectuó reproche constitucional alguno.
La recurrente sostiene que no es correcta la conclusión e individualiza las comunicaciones remitidas a las
demandadas en la cuales reclamó los certificados contemplados por el art. 80, LCT.
Conforme los despachos telegráficos acompañados por las partes, (ver en particular: CD 368686069 y CD
368686090, dirigido a Inversora M&S S.A.; CD 368686024 y CD 368686055, enviado a Votionis SA y CD
368686041 y CD 368686072, remitido a Telepín SA, obrantes en el bibliorato que obra en sobre de prueba
adjunto) y de la informativa del Correo Argentino obrante a fs. 474/541 y 852/854, que dan cuenta de la
autenticidad y recepción de aquellos, surge que el actor se consideró a través de las cartas documentos
mencionadas, fechadas el día 10/01/2014, recibidas por las demandadas el 13/01/2014 y en esa misma
oportunidad requirió la entrega de certificados de trabajo conforme artículo 80 RCT. Por ello, en origen se
sostuvo la falta de cumplimiento de lo establecido por el art. 3° del decreto 146/2001.
Es de destacar que el requisito de intimación previa establecido para la viabilidad de la aplicación de las
sanciones de los artículos 80, RCT impone, para establecer el tiempo a partir del cual es posible realizar la
mencionada intimación, la determinación previa de la estructura y función de las mismas pues es en esa
determinación que ha de surgir el marco contextual que permite interpretar las condiciones y efectos de la
sanción. Del mismo modo que no hay indemnización sin daño, en las multas el daño resulta indiferente. En
estas multas no se sanciona la deuda (la sanción de la deuda es resarcitoria, es un efecto común de la obligación
conforme el artículo 505 del Cód. Civil). Lo sancionado es una conducta omisiva posterior, una renuencia

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contumaz al cumplimiento de la obligación. Esta es la razón por la que la multa del artículo 80 RCT exige la
intimación previa al incumplimiento tomado en cuenta para la aplicación de la multa.
Así, si el deudor incumpliente hace caso omiso de la intimación, se produce la contumacia que hace posible
la aplicación de la multa. Pero para que la contumacia se produzca es menester que la deuda por la que se
interpela al deudor sea exigible. Ninguna contumacia puede existir si el crédito por el que se interpela al deudor
está aún sometido a plazo. La norma del artículo 80 RCT requiere la contumacia del empleador para la
aplicación de la multa. Mal puede haber contumacia si el plazo para la entrega no está vencido, supuesto en
donde se omite la intimación conforme el plazo dispuesto en el decreto 146/2001. En consecuencia, el decreto
lo único que hace es poner certeza en una situación que ya viene determinada por el plexo normativo. Obsérvese
que de no concordarse con el criterio de constitucionalidad del artículo 3 de decreto 146/2001 la obligación del
artículo 80 requeriría de constitución en mora por tratarse de un plazo indeterminado. Vencido el plazo
constitutivo recién entonces el actor podría realizar la intimación a que se refiere la norma. Para concluir, no
puede olvidarse que no hay contumacia (presupuesto de la aplicación de las multas) sin que previamente exista
inejecución, esto es, sin que el plazo de la obligación esté vencido.
No obstante señalar que si bien a mi juicio esa circunstancia fue subsanada en oportunidad de la audiencia
ante el Seclo, según constancia del acta de audiencia que obra a fs. 2, lo cierto es que, por razones de economía
procesal, adhiero a la tesis de la mayoría de la sala expuesta por a la Dra. Beatriz E. Ferdman y por el Dr. Néstor
Rodríguez Brunengo (éste último subrogante legal en la causa) en cuanto consideran admisible una intimación
anterior siempre y cuando exista falta de entrega del certificado entre la intimación y el agotamiento de los
plazos previstos por los artículos 80 RCT y 3 del decreto 146/2001 (ver en este sentido sentencia definitiva N°
82.955 de fecha 21/06/2019 “Ali, Gonzalo E. c. ASH Calzados SA s/ despido”, Expte. n° 76.370/2017,). En
consecuencia, dejando a salvo mi opinión, la sentencia de origen debe ser modificada en este aspecto y acceder
a la multa reclamada por la suma de $770.547 ($256.849 x 3).
IV.- De suscitar adhesión mi voto, corresponderá modificar la sentencia de primera instancia elevando el
capital diferido a condena a la suma de $12.287.310, sobre la que se calcularán los intereses dispuestos en la
instancia anterior.
V.- No obstante las modificaciones sugeridas, mantendré la imposición de las costas y las regulaciones de
honorarios que, teniendo en cuenta el mérito, importancia y extensión de las tareas realizadas, las etapas
procesales efectivamente cumplidas en el proceso y las pautas arancelarias vigentes no lucen elevadas ni
reducidas, precisándose que los porcentuales de honorarios deberán ser calculados sobre el nuevo monto de
condena, comprensivo de capital e intereses (conf. arts. 38, L.O.; 6, 7, 8, 9, 19, 37 y concs., ley 21.839; 3 y 12,
dec.-ley 16.638/1957 y dec. ley 7887/1955). En virtud de lo expuesto se torna inoficioso el tratamiento
pormenorizado de los recursos sobre costas y honorarios.
VI.- Las costas originadas en esta instancia deberán declararse solidariamente a cargo de las demandadas
vencidas, y a ese fin regularse los honorarios de las representaciones y patrocinios letrados de las demandadas
—en forma conjunta, por las presentaciones de fs. 1287/1293 y 1316/1319— y de la parte actora —fs.
1294/1296 y 1312/1315 vta.—, en el 30% y 35%, respectivamente de lo que les corresponde por su actuación en
la instancia de origen (conf. art. 30, Ley 27.423).
La doctora Ferdman dijo:
Que por análogos fundamentos adhiere al voto del señor Juez de Cámara preopinante.
En virtud de lo que surge del acuerdo que antecede, el Tribunal resuelve: 1) Modificar la sentencia de
primera instancia elevando el capital de condena a la suma de pesos doce millones doscientos ochenta y siete
mil trescientos diez ($12.287.310), sobre el que se calcularán los intereses establecidos a fs. 1284. 2) Confirmar
la imposición de costas y porcentuales de honorarios establecidos en la instancia de origen, precisando que éstos
últimos habrán de calcularse sobre el nuevo monto total de condena (comprensivo de capital e intereses). 3)
Declarar las costas de alzada solidariamente a cargo de las demandadas vencidas. 4) Regular los honorarios
conforme se propone en el primer voto del presente acuerdo. 5) Regístrese, notifíquese, cúmplase con el art. 1
de la ley 26.856 Acordadas CSJN 15/13 punto 4) y 24/13 y devuélvase. Con lo que terminó el acto, firmando
los señores jueces por ante mí, que doy fe. Se deja constancia que la vocalía 1 se encuentra vacante (art. 109
RJN). — Enrique N. Arias Gibert. — Beatriz E. Ferdman.

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