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Por ejemplo, si luego de cumplir con todos tus deberes cotidianos notas
que dispones de unas cuatro horas libres, puedes destinar dos de ellas a tu
aprendizaje.
4. Definir objetivos
Establecer objetivos es uno de los hábitos de estudio más beneficiosos.
Al definir lo que se desea lograr en un plazo de estudio determinado,
resulta más sencillo cumplir con ello.
Por ejemplo, una buena idea puede ser llevar a cabo estudios teóricos
durante 25 minutos, luego tomar un breve descanso y proceder a hacer
prácticas durante otros 25 minutos, descansar nuevamente y volver a
repasar el contenido teórico.
9. Distribuye el aprendizaje
apropiadamente
Distribuir el aprendizaje y ser constante con el mismo es uno de
los hábitos de estudio más eficientes.
De un vistazo
Los buenos hábitos de estudio a menudo tienen que aprenderse.
Crear planes semanales y diarios puede ayudar a los niños a organizar lo que
necesitan estudiar.
Ofrecer recompensas por cada tarea terminada puede ayudar a los niños a estudiar
de un modo más eficaz.
Los buenos hábitos de estudio no siempre se dan naturalmente o nos resultan fáciles. La
mayoría de los adolescentes necesitan que se les enseñe cómo desarrollarlos. Y eso puede
ser difícil cuando no está seguro de cuánto (o qué tan poco) debe supervisar o
involucrarse con la tarea de su hijo.
Aprender estrategias eficaces de aprendizaje puede reducir el estrés de su hijo por la
escuela y mejorar sus calificaciones. Y puede incluso ayudarlos a ambos a evitar
las discusiones por las tareas. Estas son dos estrategias útiles para compartir con su hijo.
Tareas y exámenes con más de “C”
Estudiar no es simplemente sentarse a revisar los apuntes. También incluye saber qué y
cuándo se necesita estudiar, así como hacer un seguimiento de las tareas y los exámenes.