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TÉCNICAS DE ESTUDIO

Consejos para empezar a estudiar

La clave del éxito en el estudio es la constancia, una cualidad imprescindible que te permitirá avanzar en el objetivo que
deseas alcanzar.

Para lograr un buen ritmo de trabajo, es importante fijar una meta concreta que te motive, realizar un plan de
estudio adaptado a tus circunstancias personales, organizar el tiempo dedicado al estudio y utilizar las técnicas de
estudio que mejor se adapten a ti. 

Por otro lado, existen factores que te pueden ayudar a concentrarte y aprender mejor.  Es recomendable que los tengas
en consideración para poder realizar una sesión de estudio provechosa. 

 Mantén una buena alimentación: algunos alimentos pueden ayudarte en tu concentración, otros te provocarán


sueño y otros te harán estar más despierto. Durante el estudio es importante que te alimentes correctamente
para así favorecer tu bienestar.
 

 Controla tu postura: muchas horas sentado en una misma silla puede provocarte dolores musculares. Si no te
encuentras bien, tampoco podrás estudiar correctamente. Cuida tu postura y levántate cada hora para ayudar a
tu cuerpo a sentirse mejor.
 

 Controla tu actividad física y el descanso: durante el estudio, es importante que hagas descansos y duermas tus
ocho horas diarias. También es recomendable realizar algún tipo de actividad física que te ayude a desconectar
para después poder volver a estudiar con más energía.
 

 Conoce en qué horas rindes mejor: cada persona trabaja mejor en un horario distinto, por la mañanas, por
la tardes o por la noche. Planificar tu horario de estudio en las horas en las que tu cuerpo esté más receptivo.
Esto favorecerá que con el mismo tiempo puedas asimilar mejor el contenido.
 

 Cuida el espacio físico de estudio: cuida el sitio en el que estudias. Tiene que ser tranquilo, disponer de los
elementos necesarios que te permitan estudiar correctamente, bien iluminado y lejos de distracciones.
 

 Diseña un buen plan de estudio: una correcta planificación te ayudará a ser más efectivo en el estudio, asimilar
mejor los contenidos y rendir mejor. 
 

 Escoge las técnicas de estudio más adecuadas para ti y empléalas como estrategia de aprendizaje.

 Fija un objetivo concreto que te sirva de motivación. 

Encuentra las técnicas que te ayudarán a estudiar mejor y empieza a crear tu plan de estudios. Si te cuesta hacerlo de
forma autónoma, siempre puedes realizar un curso que te ayude a aprender a estudiar.
En la mayoría de los casos, cada uno utiliza sus propios métodos para estudiar. Sin embargo, a veces estos no son
suficientemente efectivos. Aunque no haya una única manera correcta de estudiar, sí que existen una serie de
recomendaciones que te pueden ayudar a obtener mejores resultados.

Prepárate para estudiar

¿Cómo estudiar y conseguir mejores resultados?

En primer lugar, es importante recordar que son muchos los factores que intervienen en el proceso de aprendizaje. A
continuación, encontrarás algunos aspectos a tener en cuenta para alcanzar tus objetivos de estudio.

Motivación

Uno de los factores más importantes en el momento de empezar a estudiar es la motivación. Estar motivado por el
estudio es, a veces, difícil. Por eso puedes ayudarte marcándote un objetivo concreto. Además, es importante que veas
las utilidades del estudio, que pienses en el aprendizaje como en una fase necesaria y vital en tu desarrollo y que puedas
comprobar que la aplicación de un método te facilita la adquisición de conocimientos.

Técnicas de estudio

Otro de los elementos que más influye en tu rendimiento son las técnicas de estudio que utilizas. Conocer las diferentes
técnicas de estudio te ayudará a adquirir unas pautas de trabajo que adaptarás a tu forma de estudiar y que serán
aplicables en todos tus estudios.

Aplicar de forma correcta las técnicas de estudio no es fácil, pero a medida que las vayas incorporando a tu trabajo
individual, podrás ver las ventajas de estas como por ejemplo aprovechar mejor el tiempo y, por tanto, tener tiempo
libre para poder dedicarlo a otras responsabilidades o actividades de ocio, así como mejorar tu rendimiento escolar y
estar más motivado con el estudio.

Así pues, es importante que sepas que las técnicas de estudio están orientadas a todas aquellas personas que se
encuentren realizando algún curso o alguna formación o que quieran seguir formándose a lo largo de su vida
profesional.

Trabajar las técnicas de estudio y, por tanto, saber cuáles son tus estrategias de aprendizaje te ayudará a conseguir
estudiar de forma más eficiente.

Organización y planificación

La gestión del tiempo es clave para establecer una rutina que te permita adquirir los hábitos de estudio y alcanzar tus
objetivos académicos. Establecer un plan de estudios te ayudará a estructurar los tiempos destinados a estudiar cada
uno de los contenidos y fijarte metas diarias.

Ambiente de estudio

Las condiciones de trabajo también repercuten en el resultado académico esperado. Por eso mismo, encuentra un lugar
que te ayude a concentrarte. Es importante que este sea ordenado, luminoso y silencioso. Además, tener a mano, los
materiales y RR a utilizar.

Hacer uso de las nuevas tecnologías


Las nuevas herramientas TIC tienen enormes ventajas para agilizar la tarea de estudio. Puedes utilizar diferentes
recursos digitales dependiendo de tus intereses y objetivos. Desde aplicaciones destinadas a la planificación y la
organización hasta programas y páginas web para fijar conocimientos.

Conoce las diferentes técnicas de estudio que existen, cómo diseñar tu plan para el estudio y las ventajas de estudiar en
grupo o con la ayuda de las TIC. Y si necesitas mejorar tus técnicas de estudio, encuentra los cursos de técnicas de
estudio que te ayudarán a hacerlo.

Introducción a las técnicas de estudio

Aprender a estudiar es una de las asignaturas pendientes a las que tienen que enfrentarse tanto los estudiantes como
aquellos que trabajan pero que desean complementar su formación con conocimientos especializados y adaptados a sus
necesidades laborales.

En ocasiones, tener nociones básicas sobre los factores más determinantes para lograr buenos resultados académicos
no resulta suficiente, sino que conviene conocer a fondo qué pasos hay que seguir para aprovechar al máximo el tiempo
dedicado al estudio.

¿Qué son las técnicas de estudio y para qué sirven?

Las técnicas de estudio son estrategias o recursos que facilitan la adquisición de conocimientos. Se utilizan para
aprender mejor y de manera más eficaz con el objetivo de conseguir un mayor rendimiento académico.

Debido a su importancia, numerosas escuelas, universidades e instituciones ofrecen formaciones y recursos sobre
técnicas de estudio. A través de estos cursos podrás:

Adquirir una serie de estrategias de aprendizaje para conseguir el mayor rendimiento posible y alcanzar tus objetivos
con éxito.

Generar un ambiente adecuado para el estudio, teniendo en cuenta aspectos como el espacio, la iluminación, el
mobiliario, la temperatura, etc.

Conocer cómo la postura, la alimentación y el descanso contribuyen a mejorar la concentración. De esta manera
conocerás en qué momentos del día puedes aprovechar más el tiempo de estudio y dar la importancia debida a las horas
de sueño.

Planificar el estudio mediante un calendario y hacer uso de las nuevas tecnologías.

Averiguar cuáles son las técnicas de estudio más adecuadas para cada persona en función de sus hábitos y de sus
habilidades.

Seguir los mejores consejos para afrontar los exámenes, lo que incluye dormir las horas suficientes o hacerse un breve
esquema de respuesta después de leer todas las preguntas.

Es importante alcanzar un método de estudio propio que te permita aprender a tu ritmo y obtener unos resultados
óptimos. En definitiva, para mejorar el rendimiento académico es imprescindible:

Organizar y planificar el tiempo.

Habilitar un ambiente adecuado de estudio.

Encontrar la motivación para estudiar y lograr los objetivos propuestos.


Emplear estrategias de aprendizaje efectivas y adecuadas tanto a tus habilidades como al tipo de pruebas que debes
superar.

Un buen sitio para estudiar


El espacio físico donde decidas estudiar facilitará o dificultará la concentración, por ello es importante buscar el lugar
más apropiado para poder estudiar y sacar el máximo provecho de las horas invertidas.

A continuación, puedes conocer los aspectos más relevantes para conseguir un buen ambiente de estudio.

Fijar un lugar de estudio: este espacio debe tener los elementos necesarios para que puedas realizar correctamente tu
tarea. Una mesa y silla adecuadas para ti, espacio suficiente para organizarte y, en general, condiciones que te permitan
concentrarte correctamente. Puedes estudiar siempre en un mismo lugar o puedes combinar el estudiar en tu
habitación e ir a la biblioteca, por ejemplo.

Mobiliario apropiado y orden: es fundamental disponer de una mesa amplia, una silla con respaldo y material para el
estudio. El sitio que escojas debe tener a tu alcance todo el material necesario para estudiar: ordenador, libros de texto
y de consulta, apuntes, folios, bolígrafos, rotuladores fluorescentes, etc. Es esencial que el espacio de estudio esté
ordenado y que, en ningún caso, sea el desorden el que te desconcentre.

Buena ventilación y correcta temperatura: estos dos aspectos son importantes para que te sientas cómodo en el sitio en
el que estudias. Se trata de escoger un espacio que se pueda airear frecuentemente y pueda mantener una temperatura
estable, que no haga ni demasiado frío ni demasiado calor.

Iluminación adecuada: la luz natural es la mejor aliada para el estudio. En el caso que no dispongas de luz natural, es
interesante que la combines con la luz artificial directa e indirecta.

Libre de ruidos y distracciones: es básico y necesario que el sitio que escojas para estudiar sea silencioso. El comedor no
es el mejor sitio para estudiar, ya que probablemente sea el lugar de la casa en el que transcurran más personas.
Asimismo, debes saber que la música no ayuda al estudio, ya que para concentrarse es mejor estar en un ambiente
tranquilo. De todas formas, puedes ponerte música para realizar algunos trabajos o ejercicios que no requieran tanta
concentración.

Conoce las diferentes técnicas de estudio, cómo prepararte bien para un examen, como estudiar en grupo o con la
ayuda de las TIC para poder mejorar tu forma de estudiar.

Cómo diseñar un plan de estudio

El plan de estudio o plan de trabajo debe incluir todo lo que hace referencia a una buena planificación y estructuración
del tiempo real que vas a dedicar al estudio, teniendo en cuenta el número de materias, su dificultad y el tiempo del que
dispones.

Puedes utilizar diferentes herramientas de organización y planificación online como Google Calendar, Trello o Todoist.

Establece objetivos

Antes de empezar a definir tu plan de estudio, es necesario establecer unos objetivos de aprendizaje. Tener unas metas
específicas y medibles es el primer paso y el más importante en tu planificación.

Considera todas las actividades que realizas en tu día a día

Sé realista y ten en cuenta el tiempo que inviertes en otras actividades como hacer deporte, estar con tu familia o
amigos, comer o dormir. Puedes reconsiderar el tiempo dedicado a estas actividades en función de tus prioridades.

Fija un horario dedicado al estudio


Una vez hayas definido esos horarios, señala el periodo de tiempo que destinarás de forma diaria o semanal al
contenido que quieres aprender. Especifica que temas o unidades trabajarás en esa sesión de estudio.

Recuerda que, aunque el plan de estudio debe ser flexible, el objetivo es cumplirlo lo máximo posible.

Distribuye las horas de estudio durante la semana

Debes tener en cuenta que para que puedas ver una mejora en tus resultados académicos es mejor no focalizar el
estudio en solo día durante un largo periodo de tiempo sin descansos, ya que el cerebro se concentra por un tiempo
limitado.

Para aumentar la eficiencia en el estudio, es recomendable estudiar en diferentes días de la semana y tratar de recordar
lo aprendido el día anterior.

Además, algunos métodos de gestión del tiempo, como la técnica Pomodoro, que tratan de dividir el tiempo en
intervalos de actividad y descanso, pueden ayudarte a aumentar la productividad.

Actualiza el plan de estudio según tus necesidades

Es importante que tengas en cuenta, que el primer horario que hagas no será el definitivo. A medida que vayas
probando si se ajusta a todos los contenidos que tienes que estudiar y a su nivel de dificultad, así como a los posibles
imprevistos que se puedan dar, podrás ir modificando la planificación para ajustarla a tus necesidades de forma mucho
más exacta.

Una vez tengas tu horario creado y hayas pensado en la planificación, podrás empezar a estudiar y podrás hacerlo de
forma más productiva.

Recomendaciones para elaborar un plan de estudio

Organiza el material de trabajo.

Realiza una distribución flexible del tiempo.

Ten presente las dificultades de la materia a trabajar.

Analiza tu ritmo personal de trabajo.

Realiza una valoración de la comprensión del contenido.

Alterna asignaturas para evitar el cansancio y la desconcentración.

Empieza por las tareas más difíciles y complicadas.

Si distribuyes el tiempo de forma correcta, no tendrás la presión y los nervios del examen por no saber todo el temario.
El día antes de la prueba podrá ser un momento tranquilo para repasar.

El problema que suele ocurrir al estudiar el último día es hacerlo de forma superficial sin comprender bien los conceptos
y memorizando más que entendiendo la materia. No tendrás suficiente tiempo para relacionar las ideas y hacer
esquemas y/o mapas conceptuales que te ayuden al estudio. Además, si dedicas más tiempo de estudio el último día,
necesitarás estudiar sin hacer pausas entre horas y es posible que acabes saturado de información.

Tampoco es bueno estudiar hasta la madrugada, porque eso hace que duermas menos horas y no estés suficientemente
descansado para contestar a las preguntas, pensar, etc. Como se comentaba en el apartado de qué necesitas para
empezar a estudiar, el descanso es fundamental.

En resumen, es mejor estudiar con bastante previsión, y que no esperes a última hora para leer todo el temario. Lo
importante es entender lo que estudias y estar tranquilo las horas anteriores a la realización del examen.
Conoce a fondo las técnicas que te ayudarán a estudiar, como también, cómo estudiar en grupo o con la ayuda de las
TIC.

Las técnicas de estudio son un conjunto de estrategias y herramientas que te pueden ayudar a estudiar mejor. Algunas
de estas técnicas son la lectura y el subrayado, los resúmenes, los mapas conceptuales o los ejercicios prácticos.

Es importante que conozcas todos los métodos de estudio posibles para poder elegir el que más se ajuste a tus hábitos y
habilidades. De este modo, personalizarás tu manera de estudiar. Si tienes facilidad para sintetizar, el resumen te puede
resultar ventajoso, si por el contrario tienes memoria visual y captas la información gráfica, el esquema es la técnica
indicada para ti.

Principales técnicas de estudio

Lectura y subrayado

La lectura es el primer contacto con el temario. Esta debe hacerse tranquilamente, comprendiendo aquello que lees e
intentándolo relacionar con aquello que ya conoces. Es aconsejable realizar una primera lectura de aproximación, y
después, una segunda lectura en la cual comprender a la perfección las diferentes ideas y subrayar todos los conceptos
clave.

El subrayado tiene que ser únicamente de los aspectos relevantes del texto. No debes subrayarlo todo, solo aquellas
palabras o frases más importantes.

Una vez hecho esto, es importante asegurarte de que lo has entendido todo. Para comprobarlo puedes explicárselo con
tus propias palabras a otra persona o a ti mismo.

Resumen

El resumen de los temas implica destacar las ideas principales del texto leído, sin hacer copias exactas de las frases, sino
intentando decir lo mismo pero con las propias palabras. Es importante que sea un escrito fiable para poder seguir
estudiando a través de él, con párrafos cortos que incluyan las palabras clave a recordar del texto principal.

Resumir es una técnica que te asegura la comprensión del temario y que luego utilizarás en el examen para contestar
con más certeza. La presentación del resumen debe ser buena, con letra clara, ya que te ayude a estudiar mejor el
contenido. Puedes añadir colores para remarcar las ideas principales, y sobre todo, numera las hojas de papel para que
siempre estén ordenadas.

Esquema

El esquema consiste en hacer una buena representación gráfica del temario y un resumen de lo que has leído
previamente pero en un formato más ágil y visual. Así podrás retener la posición de los conceptos que hayas anotado en
el esquema, relacionando la información, siempre desde una perspectiva visual y gráfica. Los mapas conceptuales son
ejemplo de este tipo de estudio.

Es importante que identifiques la idea principal, esta es la mejor forma para iniciar cualquier esquema o resumen. Esto
te ayudará a la posterior evaluación oral o escrita, ya que comprenderás mucho mejor la relación entre conceptos, y si
van surgiendo cuestiones diferentes, podrás enlazar y relacionar con más facilidad todos los aprendizajes.

Mapas conceptuales

Si memorizas el esquema pero sin embargo no has entendido por completo la conexión entre conceptos, será difícil que
puedas contestar si se te plantean preguntas inesperadas o presentadas de forma distinta.
Por lo tanto, cualquier esquema debe ser pensado para ayudarte a comprender mejor el temario, sin ánimo de
memorizar solamente el orden en el que están las principales ideas o memorizar las palabras. Es mejor que entiendas la
relación entre los conceptos que has anotado después de la lectura o el resumen.

En los mapas conceptuales pueden incluirse colores para diferenciar bien las ideas principales o la jerarquía de
conceptos, utilizar formas geométricas para marcar diferencias, letras mayúsculas o minúsculas, dibujos representativos,
flechas, etc.

Se trata de una técnica de estudio que ayuda a impulsar tu creatividad, que desarrolla tu capacidad viso-espacial en la
conexión de conceptos, y que todo ello influye en tu forma de organizar y distribuir los conceptos clave. Cuanto mayor
sea el orden y clasificación, más fácil será visualizarlo.

Un mapa conceptual lo puedes hacer de distintas maneras: puedes hacer varios mapas conceptuales más reducidos, y
luego un mapa más amplio, con las ideas principales que engloben a todos los mapas pequeños o, por el contrario
realizar un único mapa conceptual con toda la información.

Ejercicios prácticos y test

Algunas asignaturas requieren práctica, más que memorizar. Puedes realizar diferentes ejercicios prácticos o test que te
ayuden a evaluar tus conocimientos.

Si has practicado muchas veces cómo resolver una ecuación o un tipo de problema, seguro que para el examen lo sabrás
hacer. También puedes formular posibles preguntas que podrían aparecer en la prueba para practicar su respuesta.
Puedes hacerlo creando flashcards, tarjetas que por un lado está la pregunta y por el otro la respuesta.

Realizar test también te ayudará a evaluar tus conocimientos y a aprender a leer con atención las preguntas y las
respuestas. Los test son muy aconsejables para aquellos exámenes que sean de este tipo. Practicar con preguntas
similares te ayudará a prepararte mejor.

Infórmate sobre cómo diseñar tu plan de estudios, cómo crear un buen ambiente de estudio y todo lo que tienes que
hacer antes de un examen.

¿Cómo estudiar en grupo?

El hecho de estudiar se asocia mayoritariamente a una tarea individual, en que se deben tener en cuenta algunos
factores como diseñar un plan de estudios, estructurar y organizar el contenido, gestionar el tiempo y preparar las
condiciones de trabajo.

Aún así, hay otras estrategias de carácter colaborativo que también pueden resultar útiles para lograr tus objetivos,
concretamente, el estudio en grupo.

La interacción con otras personas puede ser muy enriquecedora. Aprender de y con otros compañeros contribuye al
beneficio de todos. Ambos roles, ofrecer ayuda y recibirla, permiten consolidar y mejorar el aprendizaje. Por lo que la
cooperación mejora tanto el propio aprendizaje como el del otro.

Esta opción puede ser muy positiva si la realizas teniendo en cuenta algunas pautas concretas:

Tener un objetivo común. Compartir un mismo objetivo es una de las cosas que más contribuye a la hora de aprender y
más sirve para avanzar en aquello que se quiere lograr. Para ello es importante que todos los miembros del grupo
asuman este compromiso y se muestren dispuestos a conseguirlo.

Juntarte con los compañeros adecuados. Debes buscar personas con las que sientas afinidad en este tipo de actividades.
A veces los amigos pueden llegar a distraerte. El número de personas del grupo tampoco deberá ser muy grande, para
poder ofrecer un espacio de concentración.
Encuentra el lugar adecuado. Decidir dónde vas a estudiar también es importante y tiene un efecto directo en la calidad
del trabajo. ¿En casa de un miembro del grupo? ¿En la biblioteca? ¿En el bar? Sea donde sea, este espacio deberá ser
tranquilo, cómodo y espacioso. Puede que el espacio sea cada uno en su casa, y realicéis un estudio en grupo a distancia,
utilizando las herramientas digitales que permiten una comunicación sincrónica de todo el grupo.

Planifícate. Tener claro el contenido que quieres trabajar en un tiempo determinado, el material que vas a necesitar, los
descansos que realizarás, el número de puestas en común, debates, presentaciones o espacios de trabajo individual que
vais a realizar, es una garantía para aprovechar el tiempo disponible.

Rotación de roles. Uno de los ejercicios básicos del estudio en grupo consiste en ofrecer y recibir ayuda. Por ejemplo,
algunos miembros del grupo pueden realizar la presentación de una temática concreta; mientras que otros pueden
elaborar preguntas sobre ese contenido. La ejecución de ambos roles puede ser muy beneficiosa, ya que te permite
identificar tu nivel de conocimiento, dominio y entendimiento, así como tu capacidad de explicación y argumentación.
Los debates son una excelente oportunidad para aprender.

Considerarlo un complemento. Esta metodología no debería sustituir al trabajo individual, necesario e indispensable. El
estudio en grupo ofrece un enriquecimiento de tu conocimiento y facilita la tarea, que para muchos puede resultar más
aburrida si solamente se realiza de manera individual.

Ventajas e inconvenientes de estudiar en grupo

Conocidas las características que garantizarían una ejecución muy completa de esta técnica, sabemos que no siempre es
posible tener en cuenta todos estos factores. Por esta razón, en la siguiente tabla podrás conocer de manera más
ajustada a la realidad las ventajas y desventajas de cada tipo de estudio. Tal y como podrás ver, estos aspectos quedan
muy determinados por tu actitud y se podrían considerar como característica de las otras técnicas de estudio.

ESTUDIO INDIVIDUAL: Ventajas.

Trabajar a tu propio ritmo.

Trabajar en función de tus objetivos y necesidades.

Autoregulación del tiempo y estructuración de las tareas.

Mínimización de distracciones.

Desventajas:

Monotonía.

No hay una valoración objetiva y externa de tu grado de dominio del contenido.

ESTUDIO EN GRUPO: Ventajas.

Compartir, discutir, complementar o encontrar nuevas explicaciones y visiones del contenido.

Aumento del material disponible en relación al contenido.

Consolidar conocimientos, contrastarlos o reflexionar sobre ellos.

Evaluación objetiva de tu grado de dominio del contenido por parte de tus compañeros.

Eliminación de la sensación de soledad durante el período de estudio.

Desventajas:

Más dificultad resolver dudas que puedan surgir.

Dificultad para coordinar los distintos estilos de estudio y el tiempo que se le adjudica a cada dinámica.
Distracción con los compañeros.

Diversidad en los intereses y/o necesidades de los miembros que forman el grupo.

Conociendo mejor las características del estudio en grupo, deberás valorar, en función de tu situación y entorno, si el
uso de esta técnica puede resultar beneficioso para lograr tus objetivos académicos.

¿Qué hacer el día antes del examen?

El día antes de un examen es recomendable repasar, pero no concentrar todas las horas de estudio ese día. Esto último
puede hacer que te satures y no alcances los resultados deseados.

Si quieres conservar tus conocimientos especialmente a largo plazo, el día antes de una prueba debe ser un día para
descansar y aprovechar para revisar algún contenido.

También puedes preparar todos los materiales que necesitarás para el día siguiente: bolígrafo, lápiz, herramientas de
dibujo, calculadora o una botella de agua, por ejemplo.

Duerme las horas suficientes para estar descansado al día siguiente, eso hará que la presión y el esfuerzo mental que
necesitas para pensar y contestarlo todo bien, lo tengas gracias a la energía que habrás acumulado.

¿Qué hacer el día del examen?

El día del examen, levántate temprano, desayuna bien y llega con tiempo al examen. Recuerda coger todos los
materiales necesarios para poder hacer el examen, como la identificación personal y el material para escribir.

Antes de entrar al examen, hay personas que necesitan mirar los esquemas. Si este es tu caso, puedes hacerlo, pero es
bueno que te reserves unos minutos para relajarte y prepararte mentalmente. Es decir, guardar los apuntes, respirar
con tranquilidad, y sobre todo, trabajar tu confianza. Se trata de empezar a concentrarte para el examen.

¿Qué hacer durante el examen?

Una vez delante del examen, no te precipites en contestar. Es preferible que leas bien todas las preguntas, una detrás de
otra, y pienses bien cuáles son las preguntas que tardarás más en contestar y en cuales necesitarás menos tiempo. Es
importante que organices bien el tiempo para asegurarte de poder responder a todas las preguntas del examen.

Una vez identificadas aquellas más dudosas, distribuye el orden en que vas a contestar las preguntas. Antes de contestar
cada una, es preferible que hagas un esquema previo de la respuesta, como los que se han hecho durante el estudio,
con la finalidad de identificar todo lo que se puede decir sobre ese tema. Realizar el esquema previo no debe ocuparte
más de 5 minutos, se trata de algo muy breve, simplemente para destacar ideas, relacionarlas, seguir un guion al escribir
y no dejarte detalles.

Cada vez que vayas a contestar, haz el mismo procedimiento, primero haz un esquema sobre el tema a tratar y segundo
empieza a responder por orden y con coherencia. Responde lo que te piden, el examen no será mejor evaluado porqué
haya mucha información, sino que se evaluará positivamente cuando la respuesta conteste a la pregunta.

Si es necesario lee las preguntas varias veces para asegurarte que lo has entendido bien. Muchas veces se leen las
preguntas de forma rápida y puede prestar a confusión, de modo que es bueno leerlas hasta que se entienda bien qué
se pide en la pregunta y cuál sería la respuesta correcta. Si tienes dudas sobre algún enunciado, puedes preguntar al
profesor o examinador para que te aclare qué es lo que se pregunta.

Además de contestar bien las preguntas, cuida la presentación, sé ordenado, claro y escribe sin faltas de ortografía. Ten
en cuenta que aunque lo principal y más importante es que respondas bien a la pregunta, también se valoran los
aspectos formales de presentación.
Conocer diferentes estrategias de aprendizaje es realmente importante para sacar el máximo partido a nuestras horas
de estudio. Obviamente, las formas de estudiar variarán dependiendo del tipo de materia que tengamos que aprender y
también según el tipo de prueba o examen al que nos tengamos que presentar.

Consideraciones generales

Antes de describir las formas de estudiar conviene recordar una serie de consideraciones o indicaciones generales que
te ayudarán a conseguir mejores resultados. Una de ellas es la planificación del estudio. Si estás realizando un grado, un
máster o cualquier otro tipo de formación que exige superar diferentes pruebas, haz un calendario donde aparezcan
todas las convocatorias. Esto te permitirá distribuir correctamente el tiempo para ir estudiando con antelación.

El éxito en el estudio está estrechamente relacionado con la disciplina y la constancia. No suele funcionar ponerse un día
a estudiar muchas horas seguidas si no hay una continuidad y voluntad para que el aprendizaje se consolide.

También es muy importante crear un entorno apacible y agradable donde no tengas interrupciones ni distracciones. Por
eso, antes de comenzar a estudiar rodéate de todo el material que necesitas y escoge un lugar donde te sientas bien.
Todo esto te ayudará a concentrarte y aprovechar mejor el tiempo de estudio.

Las pausas son también fundamentales y debes tenerlas en cuenta sea cual sea tu forma de estudiar. La efectividad de
las horas de estudio será mayor si realizas descansos en los que liberas tu mente y tu cuerpo de la tensión que implica el
estudio. No es una pérdida de tiempo, al contrario, son unos momentos muy bien invertidos, pues tu cuerpo necesita
descansar y recuperar energía, de lo contrario puedes acabar colapsándote.
Diferentes formas de estudiar

Cada persona es un mundo y le resulta eficaz una manera de estudiar. Antes de decantarte por una de ellas, conviene
hacer un repaso de las principales formas de estudiar y saber en qué consisten y qué ventajas reporta cada una de ellas.
Por supuesto, todas estas formas de estudiar se pueden combinar buscando la máxima efectividad de nuestras horas de
estudio.

Leer. Leer y releer la materia que debemos aprender es una de las formas de estudio más habituales. Hay personas que
únicamente con leer repetidas veces los libros o los apuntes sobre la materia que se debe aprender, la van asimilando e
interiorizando. Cabe decir que este tipo de estrategia crea una sensación de familiaridad con el contenido que se puede
confundir con un aprendizaje realmente significativo. Por ello, es importante complementarla con otras técnicas de
estudio que permitan demostrar lo que has entendido.

Subrayar y hacer esquemas. Complementaría a la anterior. Subrayar los conceptos clave ayuda a identificar las ideas
principales a simple vista al releer el texto. Además, permite realizar conexiones entre los diferentes términos para crear
un mapa conceptual a posteriori. Al realizar esquemas o resúmenes, se hace un ejercicio de síntesis que ayuda a extraer
los puntos más importantes y asociarlos con otros contenidos más secundarios. No obstante, es conveniente que estos
se hagan a partir de lo que recuerdas tratando de recuperar la información para conseguir fijar los conocimientos.

Escuchar. Hay personas que tienen mayor capacidad de comprensión oral. En estos casos su forma de estudiar suele ser
grabar los textos o apuntes que deben aprender y escucharlos repetidamente hasta su asimilación. Después intenta
explicar a alguien lo que acabas de aprender, de esta forma te asegurarás que lo has aprendido.

Memorizar. La memorización es una de las formas de estudio que todos en algún momento debemos emplear, porque
siempre hay datos o conceptos que tenemos que recordar como son. Aprender a memorizar puede parecer complicado,
pero existen diferentes métodos, como las reglas mnemotécnicas, que te pueden ayudar en esta tarea. Recuerda que
para que sea más sencillo recordar, debes relaciona aquello que quieres aprender con algo que ya sepas, es decir,
vincular nuevos conocimientos con otros que ya tenías.

Asociación de imágenes. Para las personas que son más visuales, la adquisición de nuevos contenidos puede realizarse
con la ayuda de imágenes, de colores o de figuras. En estos casos se suelen utilizar marcadores de diferente colorido
para subrayar textos o se introducen imágenes que actúan como un interruptor que despierta la asociación de
conceptos y contenidos para afianzarlos en la memoria.

Responder a preguntas. Otra de las formas de estudiar que puede ayudar a tener buenos resultados. Consiste en
repasar la materia de estudio respondiendo cuestiones acerca de lo que acabamos de estudiar. Es una manera muy
eficaz de comprobar si la materia se está entendiendo y asimilando correctamente.

Prácticas de ejercicios y exámenes. Muy parecido al anterior es el método de estudio a través de la realización de
ejercicios, test y modelos de exámenes. De esta manera se comprueba si se conoce la materia y se identifican los puntos
o aspectos en los que hay que seguir trabajando.

Para todos, un día dura 24 horas. Pero mientras que muchos sacan un increíble rendimiento a su tiempo, a otros el día
se les pasa volando y llegan al final de la jornada con la sensación de no haberlo aprovechado plenamente.

Es fundamental que aproveches al máximo cada uno de los minutos que dedicas a formarte, pero también debes
descansar y disfrutar de momentos de ocio. Para conseguir este equilibrio, es clave aprender cómo lograr una gestión
del tiempo adecuada.

La importancia de una buena gestión del tiempo


Existe la llamada teoría o regla de los tres 8 que consiste en dividir el día en tres partes: 8 horas para dormir, 8 horas
para trabajar y 8 horas para disfrutar. En un mundo ideal sería así, pero en la vida real cuesta mucho equilibrar la
jornada de esta manera.

El estudiante cuenta con la ventaja de que dispone de cierta libertad para organizar sus horarios, sobre todo a medida
que va cumpliendo años. Es cierto que los centros de estudios tienen un horario, pero una vez termina la jornada, cada
uno gestiona su tiempo en función de sus necesidades.

Por tanto, la organización del tiempo del que disponemos es responsabilidad de cada uno. Lo que ocurre es que, a
menudo, se han adquirido malos hábitos que hay que desaprender. Uno de ellos es descuidar el estudio durante el curso
y tratar de ponerse al día en la época de exámenes, invirtiendo horas y horas de estudio. Esta manera de actuar lleva a
que muchos estudiantes vivan esa etapa con gran angustia, puesto que resulta complicado realizar el trabajo de todo un
año en unos pocos días. Además, en la mayoría de los casos, los resultados obtenidos no son tan buenos como si se
hubiera planificado bien el estudio.

En conclusión, la organización y planificación del tiempo son elementos clave para tener éxito en los estudios y alcanzar
tus objetivos.

Cómo gestionar correctamente el tiempo

El primer paso para mejorar es analizar cómo gestionas tu tiempo. Hay que calcular cuántas horas se dedican
diariamente al estudio y, lo que es más importante, si es un tiempo bien aprovechado. Recuerda que muchas horas de
estudio no son sinónimo de estudio de calidad.

Para dar lo mejor de nosotros mismos, hay que averiguar cuáles son nuestros biorritmos. Es decir, en qué momento del
día nos resulta más productivo estudiar. Cada persona es diferente y mientras que unos rinden mejor por las mañanas,
otros lo hacen por las noches.

También es fundamental la actitud con la que se afronta el estudio. La predisposición y motivación para encarar el reto
de estudiar es determinante para conseguir buenos resultados. Otro aspecto a tener en cuenta es el espacio donde se
estudia, valorando si es necesario compartirlo con otras personas o si habrá interrupciones puntuales.

Consejos para hacer una buena gestión de tiempo

Si quieres sacar el máximo partido a tu tiempo de estudio es importante que organices y planifiques tu jornada. Estas
son algunas pautas que te pueden ayudar:

Planificación. Haz un programa con el tiempo que dedicarás diariamente a estudiar, pero incluye también horas de
descanso que son fundamentales para despejar la mente. Sé riguroso con esta planificación y procura atenerte a ella.
Recuerda no dejarlo todo para el último momento, te resultará mucho más provechoso distribuir el tiempo de estudio
en varias sesiones.

Lugar. Por muchas horas que pases estudiando si el ambiente no es el adecuado, de poco servirá. Busca un espacio
tranquilo y donde no vayas a ser interrumpido.

Descanso. Es fundamental que hagas pequeños descansos o pausas cuando estés estudiando. Puedes emplear la técnica
Pomodoro: dividir el tiempo en intervalos de actividad y descansos. Esto te ayudará a relajarte y retomar el estudio con
fuerzas renovadas. También es importante dormir bien y las horas suficientes para que el cerebro consolide lo
aprendido.

Fuerza de voluntad. Afronta el estudio con actitud positiva, con ganas y determinación. Y no dejes que nada, salvo que
sea de vital importancia, evite que te pongas a estudiar cuando así lo has establecido.
Objetivos. Ponte metas realistas en cuanto a los horarios y prioriza los objetivos que quieres conseguir. Realiza primero
las tareas más complejas para evitar la procrastinación. Lograr lo que te has propuesto, es como una inyección de
energía positiva que te ayuda a seguir adelante.

Ocio. Es fundamental que reserves tiempo para el ocio y para disfrutar de la vida. Si solo estudias, al final terminarás
agobiándote. Es mejor hacer un paréntesis, pero siempre de forma equilibrada.

Material. Para aprovechar al máximo tu tiempo de estudio reúne todo el material que necesitas para trabajar, ya sean
libros, apuntes, material de escritura, ordenador o dispositivos electrónicos para consultar o ampliar información.
Dispón todo el material de forma ordenada y bien archivada, así no perderás tiempo buscando algo.

Repasar. Una manera muy útil de consolidar lo aprendido es repasar la materia al cabo de un tiempo. Prueba hacerlo así
y comprobarás cómo logras un mayor rendimiento. Ese tiempo invertido en recordar lo estudiado te dará unos
excelentes resultados.

Estudiar es una actividad que requiere la mayor concentración posible. Si tu capacidad para concentrarte es débil,
existen numerosas técnicas de concentración que te ayudarán a dirigir toda atención hacia una sola tarea, en este caso
la propia materia de estudio que hay que comprender e interiorizar.

Técnicas de concentración

La capacidad de concentración se puede mejorar con una serie de hábitos. Antes de comenzar a estudiar hay que crear
unas circunstancias idóneas para ello:

Estudiar siempre en un mismo lugar, ya sea la habitación, la biblioteca u otro espacio que elijamos, preocupándonos de
que se trate de un lugar tranquilo, sin ruidos o distracciones y en el que tengamos cerca todas las herramientas
necesarias, desde libros de texto hasta bolígrafos, calculadoras, etc.

Afrontar el estudio descansado, después de haber dormido bien. También es fundamental realizar un descanso cada 45
minutos y "tomar el aire" cada cierto tiempo. Comer en exceso en los momentos previos o sentarse a estudiar con
hambre perjudica a la concentración.

En cuanto a la iluminación, conviene aprovechar al máximo la luz natural (evitando la luz directa). Si se usa luz artificial,
el lugar tendrá que contar con iluminación general y puntual. También ayuda una buena ventilación. Las luces blancas y
azules son las más aconsejables y, en lo posible, se recomienda evitar las luces LED y los grandes fluorescentes.

Adoptar una postura ergonómica adecuada, con la espalda recta y la cabeza levemente inclinada hacia adelante. Piernas
y muslos deben estar en ángulo de 90 grados, con los pies en el suelo. Hay que vigilar que el cuello esté en posición recta
y los hombros sin tensión. La silla de estudio debe ajustarse a varias alturas, tener refuerzo lumbar y reposabrazos.

Acostumbrarse al orden. Una mesa desordenada hace perder el tiempo buscando lo que se necesita en cada momento y
además provoca distracciones innecesarias.

Técnicas para conseguir una mayor concentración

Para ser más eficiente a la hora de ponerte a estudiar, conoce las siguientes pautas clave y ejercicios para mejorar tu
concentración.

1. Planificación. Organizar previamente el temario a estudiar para después no consumir tiempo de estudio en hacerlo y
planificar en qué horario y cuánto tiempo de estudio se va a dedicar a cada apartado, te permitirán no desperdiciar
energías y mejorar la concentración. Por ejemplo, si estableces un horario de 4 a 5 de la tarde cada día, te resultará más
sencillo rendir a partir de esa hora, ya que has reservado esa franja específicamente para estudiar.

2. Respiración. Antes de empezar a estudiar dedica cinco minutos a relajarte de la siguiente forma: siéntate en una
posición cómoda y cierra los ojos, respira despacio y profundamente, fijándote en cómo se produce todo el proceso de
introducción y expulsión de aire. Si en ese momento se presenta algún pensamiento, procura rechazarlo y vuelve a
concentrarte en la respiración.

3. Lectura. Leer es una excelente forma de enseñar al cerebro a concentrarse. Durante 30 minutos antes de comenzar a
estudiar, leer en silencio un texto ajeno a los apuntes, como, por ejemplo, una novela, contribuye a aislarnos de otras
distracciones y facilita la transición hacia una actitud de estudio.

4. Fijación. Elige un objeto a tu alrededor y, durante dos minutos, concéntrate en analizarlo con todo detalle, incluidos
colores y formas. También puedes fijarte en el movimiento del segundero del reloj durante el mismo tiempo. Es
importante no dejar entrar en la mente ningún otro pensamiento. Este ejercicio es un buen entrenamiento para después
aplicarlo, por periodos de más tiempo, a la propia materia de estudio en la que se trate de recordar los visualizado.

5. Aislamiento. Si estás en una época en la que sufres preocupaciones que te impiden concentrarte, una técnica que
ayuda es la de fijar un espacio y un horario concreto para ello. Además, puedes establecer una palabra o una frase que
te permita volver a concentrarte cuando te perturbe alguna distracción. Puede ser una palabra como "concentrado" o
"ahora no". También es importante evitar distracciones empleando tácticas como poner el móvil en silencio o escoger
un lugar sin ruidos. Recuerda que la música puede ser un aliado para la motivación, pero es preferible estudiar en
silencio. Si la necesitas, procura que sea relajante y no tenga letra.

6. Pausas. Es preciso hacer descansos durante el estudio para aumentar la productividad. Algunos métodos de gestión
del tiempo, como la técnica Pomodoro, te permitirán incrementar la concentración al dividir el tiempo en intervalos de
actividad y descanso. Durante los descansos puedes ofrecerte recompensas para recargar pilas y volver a la tarea.

7. Última oportunidad. Imaginar que es la última ocasión que tenemos para estudiar el temario que tenemos delante
puede ser una excelente ayuda para evitar las distracciones y poner todo nuestro esfuerzo en ello.

Practicar cada día estas técnicas de concentración mejorará el rendimiento a la hora de ponerse a estudiar. Hay que
tener en cuenta que la concentración es una habilidad que se desarrolla con perseverancia y fuerza de voluntad.

Descubre diferentes recomendaciones, pautas y técnicas de estudio para concentrarte y aplicarte mejor en a la hora de
estudiar.

Cómo influyen las emociones en el aprendizaje

En las últimas décadas, diversas investigaciones en neurociencia han demostrado el éxito de determinadas estrategias
para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Uno de los expertos de nuestro país que más ha investigado estos procesos y, concretamente, el papel que juegan las
emociones en el aprendizaje, es Rafael Bisquerra Alzina, presidente de la Red Internacional de Educación Emocional y
Bienestar (RIEEB) y director del Posgrado en Educación Emocional y Bienestar y del Posgrado en Inteligencia Emocional
en las Organizaciones de la Universitat de Barcelona.

En esta sección, tenemos el privilegio de contar con aportaciones realizadas expresamente por el autor con el fin de
insistir la importancia de las emociones en el aprendizaje y ofrecer algunas recomendaciones para estudiar mejor.

Qué papel tienen las emociones en el aprendizaje

Las investigaciones sobre los procesos de aprendizaje apuntan que la emoción y la cognición son inseparables. Este
vínculo se establece por múltiples razones, entre ellas, porque las emociones influyen en la capacidad de razonamiento,
la memoria, la toma de decisiones y la actitud para aprender. Por ello, se considera que las emociones forman parte del
proceso de aprendizaje.

De acuerdo con Bisquerra, "aprendemos aquello que realmente queremos aprender. Las personas quieren aprender
aquello que es importante para ellas, para su vida y para su supervivencia. Y como todo no cabe en el cerebro, aquello
que consideramos no importante, no nos interesa y lo olvidamos".

De todo ello se deriva la siguiente conclusión: "emoción y motivación son anverso y reverso de la misma moneda". La
motivación puede surgir principalmente del valor que le atribuyas a aprender algo, ya sea por el placer de aprenderlo
(intrínseco) o por la utilidad que tiene para alcanzar otros objetivos (extrínseco).

Estar motivado implica dedicar más atención, tiempo y esfuerzo a algo y, en consecuencia, aprenderlo mejor. Así pues,
se podría decir que la emoción dirige nuestra atención que, a su vez, permite una mejor focalización para adquirir y
consolidar los aprendizajes en la memoria.

Hay emociones que ayudan a aprender, como la curiosidad, pero otras limitan el aprendizaje, como el miedo. En el
primer caso, las emociones positivas te motivarán a seguir aprendiendo. En el segundo, las emociones negativas harán
que quieras dejar de hacerlo.

Emociones que benefician o dificultan el aprendizaje

Se ha comprobado que existen emociones que potencian el aprendizaje y otras que lo obstaculizan. Los principales
estados emocionales que benefician o dificultan el proceso de aprendizaje son los siguientes:

Favorecen el aprendizaje Dificultan el aprendizaje

Seguridad. Miedo y ansiedad.


Entusiasmo. Tensión.
Alegría. Ira y enfado.
Expectación y asombro. Culpabilidad.
Sensación de triunfo. Aburrimiento.
Curiosidad. Envidia y celos.

Construir climas emocionales positivos te permitirá estar motivado y aprender mejor. A continuación, encontrarás
algunas recomendaciones y buenas prácticas para alcanzar tus objetivos de estudio, según el experto Rafael Bisquerra:

Creer en tu capacidad para aprender. La percepción que uno tiene sobre sus posibilidades de alcanzar un objetivo de
aprendizaje es clave para la motivación. Si crees que no lo conseguirás, la desmotivación estará presente. En cambio, si
tus expectativas de éxito son altas, estarás más animado. Por ello, es esencial que te marques objetivos de aprendizaje
realistas y asumibles.

Conectar con la interioridad. Para estar motivado durante el estudio es importante realizar conexiones con los intereses,
necesidades personales, actitudes y voluntades de cada uno. Puedes hacerte preguntas como "¿por qué me interesa
aprender esto?", "¿cómo me puede beneficiar?" o "¿qué sentido tiene aprenderlo?".

Partir de tus conocimientos previos. Para aprender es necesario ser consciente de lo que ya sabes sobre un tema y
realizar conexiones. Esto facilitará la consolidación de aprendizajes en tu memoria.
Llevar a cabo un aprendizaje activo. Implicarte activamente significa analizar de manera crítica aquello que estás
estudiando y convertirte en protagonista del proceso de aprendizaje. Cuando surjan conceptos que desconozcas o no
entiendas conviene que busques información en internet u otras fuentes para dominarlos y que intentes explicarlos con
tus propias palabras.

Entender el contenido. Uno de los problemas que provocan desmotivación es la sensación de no entender nada. No
comprender lo que se explica o lee produce una sensación de aburrimiento, desmotivación y actitud negativa hacia el
estudio. Por eso, es esencial que preguntes y resuelvas todas las dudas que tengas.

Tomar conciencia de los beneficios del aprendizaje. Las probabilidades de aprender mejor también dependen de cuánto
disfrutes aprendiendo. Por ello, antes de abordar una sesión de estudio te puedes preguntar: "¿cómo puedo disfrutar en
este aprendizaje?". Una posible respuesta podría ser la razón por la cual estás realizando esos estudios, es decir, tener
presente los frutos que obtendrás al adquirir esos conocimientos.

Buscar las aplicaciones. Conocer las aplicaciones de aquello que queremos estudiar hará que el aprendizaje sea más
interesante. Puedes investigar su utilidad en tu vida profesional, familiar, social, cultural, etc.

Por otro lado, emociones como el miedo y la ansiedad pueden surgir cuando te enfrentas a un reto de aprendizaje. Si
estas emociones son muy intensas, no ayudarán a que consigas tus objetivos. Un nivel de ansiedad bajo puede hacer
que mejores tu rendimiento, aunque mucha ansiedad puede producir que te bloquees. Esto deriva en la siguiente clave
para asegurar el éxito académico: el autocontrol y la correcta gestión de las emociones.

Gestionar las emociones para aprender mejor

Las emociones intensas (buenas y malas) alteran la capacidad de atención. Un nivel moderado de inquietud puede
mantenerte alerta y mejorar tu rendimiento, pero si esta es extrema puede entorpecer la concentración y la capacidad
de retener en la mente la información que estás intentando aprender.

Por ello, el dominio de las propias emociones es una habilidad clave para conseguir un aprendizaje eficaz. El autocontrol
o la autorregulación de las emociones tiene múltiples beneficios en el ámbito personal, social, profesional y de la salud,
pero particularmente es una cualidad que contribuye al éxito académico.

Por ende, si quieres mejorar el desempeño académico y no perder la motivación es importante desarrollar estrategias
de autocontrol. Algunas estrategias que proponen los expertos para gestionar las emociones durante el tiempo de
estudio son:

Realizar descansos y ofrecerte recompensas. Las pausas son esenciales durante el estudio. Puedes organizar las sesiones
de manera que puedas tomarte descansos para hacer aquello que te apetece. De esta manera, recuperarás energías y
evitarás que te invada el estrés y el cansancio.

Evitar procrastinar. Posponer las tareas pendientes producirá estados de estrés y ansiedad. Para evitarlos es
recomendable realizar primero aquellas tareas urgentes e importantes.

Organización y planificación. Establecer rutinas de estudio te permitirá mantenerte focalizado. Recuerda que algunas
técnicas de gestión del tiempo pueden serte de utilidad.

Relativizar los errores y los fracasos. Para mantener una actitud positiva es fundamental saber sobreponerse a los
fracasos y asumir los errores aprendiendo de ellos.

No atribuir éxitos y fracasos a causas que no puedas controlar. Pensar que tus resultados dependen de la dificultad que
el profesor o la profesora decida establecer en el examen o de la facilidad con que te resulte estudiar un tema, no te
permitirá avanzar en tus metas.
Vencer las tentaciones. Aunque el uso de recursos multimedia es inevitable y pueden ser utilizados de forma apropiada
como instrumento de aprendizaje, lo cierto es que, en ocasiones, el teléfono móvil o la tablet pueden convertirse en una
distracción. Esconder o alejar de tu campo visual estos dispositivos te permitirá reprimir el impulso de utilizarlos
indebidamente.

Adoptar una mentalidad de crecimiento. Comprender que los errores son parte del proceso y que el fracaso indica que
debes mejorar en algo ayudará a que te esfuerces más, busques ayuda si lo necesitas y seas constante a pesar de los
obstáculos que te puedas encontrar.

Cuando te invadan los nervios, trata de controlar tu respiración, pensar en un lugar agradable y escuchar música
relajante durante unos minutos. No obstante, si tienes problemas graves de ansiedad, es recomendable que visites a un
profesional especializado en este tipo de situaciones.

Educaweb. Técnicas de estudio. Disponible en:https://www.educaweb.com/contenidos/educativos/tecnicas-estudio/


como-influyen-emociones-aprendizaje/ Consulta: 10/10/2021

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