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385917771 Bender Sara Pain

psicología educativa (Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N. 9-003)

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Sara Paín explica que uno de los aportes más importantes de Bender fue el haber
puesto el acento en el carácter evolutivo de las representaciones gráficas.

El objetivo general de la prueba es medir de una manera esencialmente


cualitativa la madurez de los sujetos en cuanto a su adecuación perceptivo
motora y las posibles perturbaciones en los procesos que intervienen en la
reproducción gráfica. Al decir que es un test que mide la adecuación viso motora
se remarca el nivel representativo y operativo que funciona sobre los
mecanismos reguladores perceptivos y motores.

Las diferencias de nivel en la realización de las figuras se explican por la teoría de


la forma. La percepción se organiza a partir del todo, el cual capta de manera
inmediata y de forma intuitiva. La ejecución debe analizar ese
todo desmembrando sus partes, ya que el dibujo no puede darse de golpe sino
que debe desplegarse en partes.

La diferencia entre el modelo y la copia no está dada no por una inmadurez


perceptiva sino por una inmadurez perceptivo motriz, debido a un deficiente
análisis de los índices perceptivos, desglosados a fines de la reproducción.

El análisis de la ejecución de las figuras se centra sobre los elementos que el


sujeto ha podido tener en cuenta y el modo como los integra para volver a
organizar la forma, mediante coordinaciones motoras. Cuando el niño recorre
con la mirada el contorno de la figura a copiar asimila tales movimientos a
esquemas de acción ya internalizados.

Material:

Nueve tarjetas de 16 cm por 12 cm, cada una de las cuales tiene un dibujo
geométrico complejo y sin significado.

Lápices de escribir Nº2.

Hojas A4.

Goma (hay algunos autores como Sara Paín que desaconsejan el uso de la goma
ya que esta no permite dejar registrados los errores pero, a su vez su falta puede
generar ansiedad en el niño y esto no es aconsejable).

Es importante resaltar que el escritorio debe estar vacío, con una superficie lisa y
debe estar solo un poco por encima del nivel de la cintura del niño para facilitar
sus movimientos y su visión.

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Encuadre:

Niño y examinador se sientan frente a frente, éste le presenta la hoja en sentido


vertical y el lápiz a la derecha. Es importante una correcta disposición de las
tarjetas antes de comenzar el test, ya que de lo contrario se pueden tomar como
inversiones simples copias de modelos presentados de forma invertida.

Las tarjetas se disponen de a una en forma paralela con el borde superior de la


hoja dejando unos centímetros de separación. Las mismas se van dando vuelta
de a una, cada vez que el niño termina su ejecución, si se presentan dudas se
puede preguntar al niño si finalizó o pedirle que nos “avise” cuando haya
terminado.

Una vez terminada la copia se retira la tarjeta y se pone boca abajo, esto es para
que no haya ningún estímulo que perturbe o distraiga al niño de la
tarjeta estímulo que tiene delante.

Consigna:

Sara Paín plantea que sólo después de mostrarle la primer tarjeta se le dice que se
le va a ir mostrando de a una las ocho tarjetas. Ésto se realiza para ver el
emplazamiento espontáneo de la figura en la hoja. También plantea que no hay
que decirle que debe hacer las nueve figuras en la misma hoja ya que esto
favorece la micrografía.

El niño no puede en ningún caso manipular o rotar el modelo pero si puede


rotar su hoja para adecuar sus movimientos.

Las preguntas con respecto al modelo se contestan con un “lo más parecido que
puedas”. Si pregunta si lo hizo bien, se puede responder “ya veremos”, “hay que
terminar todas para saber” o un lo “hiciste bastante bien” no es nocivo siempre
que se ajuste a la verdad.

Las anotaciones del examinador deben ser rápidas y sintéticas para permitir la
observación de su postura, tono muscular, y algún otro detalle que debe ser
consignado.

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Análisis de ítems:

La copia puede ser entendida como una imitación y este es un


proceso adaptativo con dos momentos, el de laacomodación que prima en la
elaboración de las imágenes y el de la asimilación que prima en el momento de
la reproducción. La adaptación se dará como síntesis de ambas dimensiones de
un mismo proceso.

La copia del modelo gráfico supone una actividad estructurante que puede ser
interpretada:

- Aspecto morfológico: garantiza la fidelidad de la copia.

- Aspecto lógico: en el supuesto de una legalidad estructural del pensamiento


isomorfa con la que aplica toda la actividad mental en su mismo proceso.

- Aspecto personal o proyectivo: el modelo funciona como símbolo de una


pulsión proyectada en la reproducción.

Figura A

A los 4 años el niño distingue la dualidad y las figuras cerradas.

A los 5 años determina la diferencia entre el cuadrado y el circulo.

Hacia los 6 años la rotación del cuadrado se va haciendo común. Después de


esta edad importa la ubicación de ese cuadrado es decir, el hecho o modalidad
“de punta”.

Los cambios de dirección en el espacio siguen siendo para el niño una dificultad
que supera lentamente. Desde los 7 a los 8 años son frecuentes los ángulos sobre
agregados.

La angulación recta, muy dificultosa para los diestros hacia la derecha, se logra
alrededor de los 9 años. Después de esta edad comienza la preocupación por
realizar las dos figuras más o menos del mismo tamaño, pero sin hacer alusión al
tamaño del modelo, aspecto que solo tendrán en cuenta la mitad de los adultos.

Figura 1

A los 3 años un buen número de niños hace una lluvia de puntos (asimilando al
esquema del picado).

A los 4 y a los 5 años el punto va a ser representado por círculos cada vez más
pequeños.

A los 6 años el círculo es rellenado, es un círculo “disfrazado” de punto.

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De 6 a 7 años la figura 1 propone el problema del número. Ya sabemos que los


niños pequeños confunden cantidad con espacio y que trataran de hacer puntos
hasta ocupar un espacio aproximado al del modelo, sin atender a los intervalos
entre los puntos.

A los 9 años contará los puntos en el original y luego realizará en serie el


conjunto exacto en un solo comportamiento operativo.

A los 11 hay preocupación por mantener el intervalo estable entre punto y


punto. Aunque no sea aquel que por su tamaño corresponde con el original.

Es difícil encontrar pares de puntos antes de los 11 años.

Figura 2

A los 4 años el niño realiza 2 o 3 filas de elementos circulares en sentido


horizontal de izquierda a derecha. Los elementos son grandes, ejecutados en el
sentido de las agujas del reloj y su número escaso, porque la cantidad de
elementos está asimilada al lugar que ocupan en el espacio.

A los 5 años el niño cuidará la correspondencia entre los elementos de una fila y
otra tratando de construir simultáneamente filas e hileras, dando todavía
prioridad a la horizontal y regulando la distribución a partir de ella pero
descentrando de a poco la vertical.

De 6 a 7 años se produce la conservación de la figura total en tres filas. Luego el


niño tratará de realizar las hileras en forma oblicua. En un periodo de
transición resultará oblicua solo la primera hilera que fue comparada con los
bordes de la lámina, pero el paralelismo de las demás hace confundir el punto de
referencia y serán trazadas verticalmente.

A los 7 años los niños cuentan todos los puntos y no las hileras, lo que les
dificulta la tarea ya que luego de realizado cada una vuelven a contar los puntos

A los 8 años la conservación del paralelismo oblicuo se hace más eficiente.

A los 9 años cuentan las hileras y hay igualdad de todo el conjunto.

Figura 3

Hasta los 6 años el niño presenta una constelación más o menos confusa sin
advertir la forma total. A los 6 años los niños discriminan 4 grupos verticales sin
dar cuenta, en muchos casos, una progresión creciente en el número de los
elementos, pauta que caracteriza los 7 años.

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Es interesante seguir en esta figura, la evolución de la angulación, por tratarse de


un ángulo formado por elementos discontinuos y ser, desde el punto de vista de
la madurez neuromotriz, dada su orientación, el más difícil de componer.

A los 7 años hay tentativas en el cambio de dirección. La angulación se define


con la determinación del eje horizontal de la figura, y la consideración de los
intervalos, tanto entre los elementos de una misma hilera como en la que separa
los puntos centrales formando un eje. Todos estos aspectos que suponen una
coordinación simultánea de diversos esquemas tanto métricos (unidad de
intervalo) como infralógicos (simetría) hacen que esta figura resulte muy rica en
el diagnóstico de niños mayores y adolescentes.

Figura 4

Las figuras A y 4 tienen ciertos elementos en común. Una figura recta y


otra curva contactadas la diferencia radica en que en la figura 4 las
figuras están abiertas y no cerradas.

A los 5 años se distingue una configuración compuesta de rectas y otra curva.

A los 6 años trata de establecer una síntesis por contacto entre las dos subformas
que comienza a verificarse de forma tangencial a cualquiera de los dos lados ya
que el vértice no es todavía un punto de referencia y no puede rotar en oblicua
el sentido de la campana.

De 7 a 8 años la posición relativa de la campana es correcta.

A los 10 años se logra la simetría de los dos lados respecto de un eje bisectriz que
continuaría idealmente la diagonal del cuadrado.

A los 11 años se da la realización correcta ya que el niño se preocupa por el


tamaño relativo de las dos subformas.

Figura 5

A los 4 años, debido a la proximidad de los puntos el niño resuelve la figura


mediante dos líneas continuas.

A los 5 años, no las consideran dos subformas, sino dos partes de la misma
configuración total.

A los 7, 8 años se observan puntos preconceptuales, conceptuales y hasta


pequeños círculos en un mismo protocolo. Se orienta correctamente la oblicua.

A los 9 años el niño trata de conciliar cantidad de puntos con el espacio a cubrir
mediante la noción de intervalo entre punto y punto.

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Figura 6

A los 4 años realiza dos líneas paralelas debido a que el niño recorre con su vista
con dos movimientos las líneas onduladas de la figura. Estos movimientos son
asimilados a esquemas de dualidad y linealidad.

A los 5 años se producen mecanismos de descentración intuitiva que le permiten


realizar una cruz. De esta manera intuitiva y todavía asistemática el niño de 5
años puede integrarlos dos sentidos en la realización de una cruz.

A los 6 años encontramos ondas en punta y ondas leves que no comportan


cambios de dirección, sino que de forma apaisada expresan la imagen del origen
sensomotor de la onda. Comienza un poco mas tarde el intento de dibujar en
forma oblicua la ondulación vertical.

A los 7 años es frecuente la onda en "m".

A los 10 años se adquiere la onda sin necesidad de cortar el trazo para los
cambios de giro.

A los 11 años se da la adquisición de la onda en sentido vertical y promueve giros


de la hoja para mejorar su ejecución. En cuanto al número de ondas se adquiere
a los 9 años.

Figura 7

A los 4 años los niños dibujan dos figuras cerradas, circulares.

A los 5 años los niños dibujaran óvalos orientados verticalmente por el creciente
dominio del espacio intuitivo.

A los 6 años los convierte en poliláteros verticales.

A los 7 años logra realizar hexágonos con ángulos redondeados y falte simetría
en las subformas. La superposición que se inaugura a esta edad no tiene en
cuenta que uno de los hexágonos es oblicuo.

Figura 8

A los 4 años el niño dibuja un círculo que incluye a otro, la noción topológica de
inclusión es muy elemental.

A los 5 años la forma cerrada mayor adquiere su orientación horizontal.

A los 6 años logra dibujar un polilátero.

A los 7 años logra dibujar un hexágono irregular. Aparece el rombo interior.

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Recién a los 11 años, con la coordinación de esquemas infralógicos de simetría y


paralelismo se logra una figura similar al modelo.

Resumen de las pautas de madurez por edades:

4 años: el niño solo puede centrarse en un aspecto parcial de la figura aunque


ésta es percibida como un todo. El universo gráfico parece contener únicamente
figuras cerradas y líneas abiertas, es decir círculos y rayas.

5 años: la descentración intuitiva permite, tener dos sentidos opuestos en el


espacio: la horizontal y la vertical. La aproximación de las formas a las originales
en cuanto a la tendencia de su orientación, aunque la representación es muy
rudimentaria.

6 años: hace posible la oblicua, es todavía común el punto preconceptual.

7 años: la reversibilidad permite la ejecución de síntesis por contacto o por


superposición entre las subformas (contacto, superposición). Operación de
seriación permite representar una noción de punto conceptual.

8 años: es importante la coordinación de la clasificación y la seriación, sin


necesidad del recuento reiterado.

9 años: notable mejoría en la ejecución de los ángulos, así como en los primeros
intentos en las ondas de doble giro.

10 años: preocupación por las medidas que caracteriza a esta edad. Establecer
relaciones espaciales, conservación de las paralelas y el respeto por los ejes.

11 años: realizan correctamente los ángulos obtusos, preocupación por


representar el tamaño de las subformas guardando sus relaciones mutuas, es
también notable en la pubertad.

No hay diferencias fundamentales entre los protocolos de adultos del de los


niños de 11 años. Solo la frecuente referencia a la realidad visual lleva a una
reproducción más exacta del original y la aproximación a su tamaño verdadero.

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Pautas Patológicas

En el trazo:

Cuando el niño presenta rigidez y arritmia el trazo resulta hipertónico.

Cuando el lápiz apenas roza el papel, podemos hablar de labilidad y de trazo


hipotónico.

Ambos pueden aparecer en el mismo protocolo porque la labilidad cortical y la


rigidez se encuentran en el mismo cuadro.

Trazo repasado engrosando y deformando el mismo.

Trazo anormal en donde las líneas se separan destruyendo la continuidad de la


escritura.

En los ángulos:

Los ángulos suponen un cambio anticipado en la dirección del movimiento.

Cuando la rigidez proviene de una lesión se encuentran ángulos en estrella


(imposibilidad de anticipar la dirección del movimiento).

Ángulos incompletos, en donde sus lados no llegan a tocarse y pertenecen a una


modalidad lábil de conducción.

En la onda:

Se encuentran desde ondas en punta con bruscos cambios de dirección hasta


ondas planas, realizadas en un sólo movimiento ondulatorio.

En el punto:

En rasgos confusionales y regresivos se observa una modificación del punto en su


expresión preconceptual pero representado mediante una rayita.

En la síntesis:

Ausencia de síntesis, no por inmadurez sino por disociación quedando las


subformas mucho más separadas y faltas de continuidad de orientación.

Absorciones de unas subformas en otras se presentan como signo de estupor.

En la forma:

Su destrucción implica generalmente psicosis orgánicas. Se conserva la forma en


las confabulaciones, en donde la figura original pasa a integrar otra figura con o
sin sentido.

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En el concretismo se dibuja el objeto real que la figura ha sugerido al paciente.

En la orientación:

Relacionada con problemas de lateralidad. Es decir, con perturbaciones debidas a


la predominancia de un hemisferio sobre otro en el nivel motor y en el
perceptivo sobre todo a nivel ocular.

En el número:

Ciertos estados de estupor con hipoactividad producen que se interrumpa la


tarea luego del tercer elemento anotado.

En la distribución:

El tamaño de la figura y el manejo que el niño realiza de la misma en la hoja,


está en relación directa con el manejo que el sujeto hace de su cuerpo y los
objetos, y la integración de su esquema corporal.

En estados confusionales se puede dar un aglutinamiento de figuras, agravándose


el cuadro si se presentan superposiciones al dibujarse una figura sobre otra ya
ejecutada.

Los rasgos anotados se agrupan para constituirse en signos de ciertas patologías.


Pero la mayoría de las veces no son el reflejo del déficit o perturbación misma,
sino de los recursos que el sujeto pone de manifiesto para defenderse de sus
propias limitaciones. Estos son los principales signos patológicos discriminados
por Bender en sus estudios clínicos:

- De la inmadurez

- De regresión

- De confusión

- De rigidez: epilépticos.

- De lesión

- De labilidad: disritmias.

- De expansividad: estados compulsivos.

- De estereotipia: cuadros de deterioro.

- De perseveración: ansiedad intensa.

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