Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El ensayo que sigue pretende, en principio, demostrar que el discurso actúa siempre como
delimitador de los cuerpos, afectando de diversas maneras la multiplicidad radical que subyace
en la contingencia de la corporalidad humana, veremos que los cuerpos son deshumanizados,
alterizados y, por demás excluidos del discurso normativo.
Finalmente, trataremos de acercarnos a una cierta estrategia corporal que intente superar lo
normativo excediendo su medida.
I. Existir en la contingencia.
“El estar dentro significa que un ente en sí mismo extenso está encerrado en los límites
extensos de algo extenso” (Heidegger, 2019, pp 129)
Pero, ¿qué sucede con la humana corporeidad, ¿qué le posibilita a este ente singular exceder y a
la vez hallarse encerrado por ese cuerpo que lo limita?
Estar en el cuerpo es estar dentro de ese cuerpo como conciencia de si encarnada en esa
corporalidad, es decir nos percibimos habitando ese cuerpo que a la vez nos informa sobre las
condiciones de esa habitación, el cuerpo, nuestra forma de ser sustancia intramundana es, a la
vez, condición de existencia y contingencia en ese espacio de lo intramundano, respecto a la
contingencia y su necesidad, plantea Meillasoux:
“Asi como no puedo concebir un no-ser de la existencia como tal, tampoco puedo
concebir, en consecuencia, una contingencia solo de los hechos negativos. Puesto que la
contingencia es pensable (como un absoluto) e impensable sin la persistencia de las dos
esferas de la existencia inexistencia, hay que decir que es necesario que haya siempre tal
o cual existente susceptible de no existir, y tal o cual inexistente susceptible de existir.
La solución se enuncia entonces asi; es necesario que haya algo y no nada, porque es
necesariamente contingente que haya alguna cosa y no alguna otra cosa. La necesidad
de la contingencia del ente impone la existencia necesaria del ente contingente.”
Como lo planteamos antes, a través del lugar de enunciación de lo normativo, los cuerpos
humanos son capaces de superarse a sí mismos como materia sensible o fenómeno categorizable
en lo intramundano, para convertirse finalmente en un constructo significante o problematizable
por su sola presencia.
En ese sentido el cuerpo tiene el carácter de una donación institucional cuya normatividad
adherida es irrenunciable en esa significación univoca.
La corporalidad se convierte entonces en esa alteridad impuesta que funciona como una
epidermis imbuida de certezas propias del habitar del propio cuerpo como si fuera un cuerpo
normativo, definido por un habitar permitido en el propio cuerpo solo como congruencia entre
morfología y género.
El cuerpo como materia, en su contingencia relacional solo acaba siendo el soporte de esa
corporalidad afectada de sentido que nos embarga de una normatividad que se transforma en la
medida de nuestra inteligibilidad .es decir nuestros cuerpos solo son posibles como
interpretación, si acompañan nuestros actos convertidos en un correlato del guion binario
aprendido.
El nombrar del discurso es una renuncia a la materia contingente, el acto de corporalizar destruye
lo más propio del ser que es su capacidad de devenir en otro, el nombre solo puede cristalizar lo
que no es.
Al decir cuerpo estamos nombrando aquello definible como espacio de la totalidad, eliminando
cualquier modo de indeterminación junto con cualquier espacio de diferenciación, con lo que
hacemos una sistemática desde la presunción de adecuación al concepto.
La sensación de ser esa definición ya explicita fundamenta de muchas formas nuestra posibilidad
de habitar y ser habitado, como también nuestro ser relacional adjunto a un reconocimiento de
nuestro status sexual e identitario.
Ser cis género es, de esa forma, la única posibilidad que resume lo recto y lo correcto, evadiendo
la rareza de no ser comprensible ni categorizable.
Por lo tanto, el cuerpo humano se transforma en esa emergencia que el acto de nombrar hace
devenir en una relacionalidad que se sustenta en lo inteligible que somos, en cuanto capaces de
emerger como relativos al paradigma vigente.
“Fanón describe el proceso perpetrado por la mirada blanca, como “envoltura” del
cuerpo de la persona racializada con esencializaciones, alterizacion (othering) y
animalizaciones de los sentidos como “construccion de un esquema histórico-racial”, el
punto crucial para Fanón es que esta construccion no solo tiene lugar, sino que, además,
la persona racializada inevitablemente experimenta este esquema impuesto como
contaminante y superpuesto sobre su esquema corporal”
Fanón se refiere acá al individuo racializado, sobre el cual actúa esa “mirada blanca”, pero ese
mismo proceso deshumanizante lo sufre cualquier cuerpo que se constituya en una alteridad
ininteligible para la heteronormatividad: alterizacion, esencializaciones y, por sobre todo ese
esquema “superpuesto sobre su esquema corporal”. El cuerpo impuesto por sobre el cuerpo de
carne, el deber ser por sobre el ser.
Existe otro concepto de Fanón, explicado por Sara Heinamaa, que es también fundamental para
entender las consecuencias que el discurso provoca en los cuerpos “alterizados”:
Este proceso que Sara Heinamaa describe en su conjunto como “deshumanización” ,conlleva las
prácticas de Epidermalizacion , inferiorizacion y alterizacion , es común a todas las prácticas en
que no solo no nos identificamos con el otro , sino además lo convertimos en lo esencialmente
otro ,aquello con lo cual no nos podemos identificar , según Maria Lugones en “Peregrinajes
pp.124 , “Bloqueas la identificación con ese ser porque le tienes miedo a la pluralidad” , lo que
provoca que , utilizando el discurso normativo , logremos cercar el territorio de la “normalidad”,
dejando fuera todas esas alteridades que nos dan miedo, desazón o inseguridad.
Sin embargo, desde el cuerpo como presencia, surgen definiciones de sí que han logrado
subvertir desde la expresión misma de su existencia la categorización normativa forzosa.
El cuerpo y la cuerpa claman entonces por ser lo que son y por no ser lo impuesto
institucionalmente, inventando las no categorías y lo Queer, explicitando su contenido
conceptual como aquello no ya subyacente e inminentemente tabú, sino por el contrario como la
presencia ruidosa e irrevocable de lo underground cuando deja de serlo.
La corporalidad es la forma de presencia que presentan los entes en el mundo, pero ser cuerpo
también implica una cierta determinación histórica, un destino que se hallaría ya radicado en su
propia morfología en cuanto a ser aquello determinado por su ocupación y su vivir-dentro-de,
siendo la habitación del cuerpo el primer receptor del ser como idea de sí. la idea de ser algo se
establece entonces como una sensibilidad conjunta de lo que somos en cada modo de
convergencia. Aquello que nos arroja al siguiente momento como sensación y deber de
comprender es alimentado e informado por ese cuerpo que no solo es la materia que se hace
móvil y fluctuante, sino también funciona como un sentido precursor de sus posibilidades, la
miríada de cuestiones óptico –espaciales se nos aparece cada vez más comprometida con un
arraigo sobre los entes que se aparecen como remisiones significantes.
Sin embargo, no se trata solo de que el lenguaje como instrumento expresivo sea insuficiente
para expresar la identidad y la diferenciación contenida en los cuerpos nombrados, sino que
además se produce una injusticia semántica al obviar la complejidad de los nombrado.
Me propongo ahora relevar tres características de lo existente que hacen aún más imposible atar
eso que llamamos entes a una conceptualización que pudiera dar adecuada cuenta de los
fenómenos que pretende abarcar:
Tal como lo indica Judith Butler en “El deseo de vivir, la ética de Spinoza bajo presión” artículo
publicado el libro “los sentidos del sujeto” , el hecho de que cada cosa intente perseverar en su
ser , sería el reflejo del deseo de vivir de esa cosa , pero ese deseo de vivir , al ser producto de su
perseverar en su ser , no solo se trata de desear seguir viviendo o sea de permanecer como
existente en el mundo , sino , y aquí viene lo fundamental para las intenciones de este artículo , el
deseo de vivir acá mencionado implica vivir de acuerdo a la vida que la esencia actual de esa
cosa le exige vivir, perseverar en su ser se hace entonces , de acuerdo con esta lectura de Spinoza
, sinónimo de una existencia que se exige a si misma ser de una manera y no de otra .
La tercera característica unida a las dos anteriores y también causa de la frecuente ininteligibidad
a la que se ven sujetos los cuerpos es la facticidad que asi como la contingencia va implicada en
su existencia, veamos como lo explica Heidegger:
“Facticidad es el nombre que le damos al carácter de ser de “nuestro” existir “propio” , más
exactamente ,la expresión significa : ese existir en cada ocasión en tanto que en su carácter de ser
existe o esta “aquí” por lo que toca a su ser .”Estar aquí por lo que toca a su “ser “no significa ,
en ningún caso de modo primario , ser objeto de la intuición y de la determinación intuitiva o de
la mera adquisición y posesión de conocimientos , sino que quiere decir que el existir está aquí
para sí mismo en el cómo de su ser más propio . El como del ser despeja y delimita,
concretándolo, el “aquí” posible en cada ocasión.
(,,,) Y factico , por consiguiente , se llama algo que “es”, articulándose por sí mismo sobre un
carácter de ser , el cual es “de ese modo” .Si se toma el “vivir” por un modo de “ser” , entonces
“vivir fáctico” quiere decir : nuestro propio existir o estar-aquí en cuanto “aquí” en cualquier
expresión abierta , por lo que toca al ser ,de su carácter de ser”
(Heidegger, M,,1988,pp.25)
La facticidad puede ser entendida como esa capacidad que poseen los cuerpos de constituirse en
el horizonte de lo contingente, como la posibilidad más propia de sí. Lo factico también implica
la gestión contingente del ser sobre sí mismo, es decir un “hacerse” en el ser, como la más propia
posibilidad de mi existencia. Modelar el “como” de su ser es lo fáctico.
Al hablar de cuerpos estamos hablando entonces de entidades sujetas a cierta intrincada red
sistemas y causalidades que hacen dificil si no imposible gestionar la norma de tal modo que
contenga al fin a todos los entes que el mismo discurso normativo pretender abarcar.
¿Pero qué sucede entonces con aquellos cuerpos que se escapan o quedan fuera del discurso de la
heteronormatividad?
La posibilidad que nos parece más necesaria es la que justamente busca subvertir la norma con
un aparecerse de los cuerpos sexualizados no ya como una otredad, sino más bien como un
discurso radicado en el aparecer mismo como expresión de lo no convergente, los cuerpos de lo
Queer siendo presencia en su alteridad resignificada, perseverando en ese ser que ya no puede ser
negado, existente como irrefutable habitación de lo no discursivo.
Los cuerpos construidos son ahora superados por los cuerpos de la carne emergiendo del caos de
la no concordancia, el ser o no ser son ahora posibilidades sexuales que no esperaran el veredicto
de su normalidad.
Quizás sea hora de abandonar por fin esa constante problematización del genero a su propia
suerte de representante de lo fervientemente institucionalizado , para forzar a la identidad a
empoderarse como el verdadero continente de una ontología del cada uno , dejando de hacer
discutible las elaboraciones del propio yo en cada matiz de lo que comprendemos como
sexualidad , abarcando probablemente o aleatoriamente lo morfológico, pero en su posibilidad de
no representar nada más allá de su pura forma que ya no obligaría al ser a ser aquello
concordante o esperado.
Quizás sea imprescindible, entonces, recuperar el cuerpo desde una conciencia expresamente
comprometida en el acto de comprenderse. Sentir lo que somos antes incluso de responder a las
preguntas que pueblan cualquier forma de acceder a nuestro status de ser social. sentirnos parte
de un continuo muchas veces oscuro e invisible, incluso para nosotros mismos, sentir que
comenzamos en algún lugar lejano sintiendo otros cuerpos.
Finalmente debiéramos reconocer que el cuerpo en sí, todo el cuerpo, actúa como un sentido
aglutinador y continente de todas las formas de sentirnos como presencia en el mundo, el
instrumento cuerpo hace posible en procesos sensibles, en percepciones infinitas, en tactos
audibles, visibles y sinestesicos converger en un continuo de respuestas implicantes del sí
mismo.
El cuerpo como sentido, recupera el significado de la contingencia, percibe y comprende el
mundo en un ser que tiene el derecho y el deber de ser, tiene el derecho y el deber de perseverar
sobre su propia semántica, que siempre se hallara por develar.
Sobre el final, iremos sobre una pregunta que plantea Judith Butler en “los sentidos del sujeto”:
“Si el cuerpo es res extensa, que distingue al cuerpo humano de otras instancias de la
substancia?, si por definición, debe separarse del alma, ¿Qué es lo que garantiza su humanidad?
Por lo visto no hay nada que sea capaz de hacerlo”
Queremos responder a esta pregunta, porque atañe directamente a aquello que hemos querido
iluminar con este artículo:
Quizás responder a este único asunto debiera llevarnos una ingente cantidad de páginas llenas en
su mayoría de erróneas digresiones sobre nuestras categorías ontico-ontologicas, pero por ahora
solo intentaremos una aproximación que haga justicia al desarrollo de este ensayo.
Existen, a mi modo de ver varias cuestiones a considerar cuando pretendemos ir “a las cosas
mismas “sobre todo si esas cosas son los cuerpos humanos, iremos sobre algunas de ellas que ya
hemos mencionado más arriba:
Nos enfrentamos , como ya hemos visto , a la existencia como una emergencia que deviene solo
en si misma de una forma siempre contingente , el ser de cada ente solo consiste en efectuarse a
si mismo en el momento de estar siendo , lo que hace por supuesto imposible ser otro que aquel
que estoy siendo como también imposibilita no existir al mismo momento en que estoy siendo ,
soy por cierto , en la pureza y necesidad de esa contingencia solo esa posibilidad de mi efectuada
en el estrecho margen de mi inaprensible presencia en el mundo ,como un ente establecido solo
en un estar en ese ahí y ahora que define la contingencia.
En segundo lugar, el hallarnos implicados en aquello que Heidegger llama la facticidad, hace que
la gestión de nuestra corporalidad sea un asunto de nuestra propiedad y sujeto a nuestra propia
comprensión del mundo. Hacer de mi vida una vida propia, sentir mi cuerpo como mi propio
cuerpo hacen que ese tipo de “res extensa” que es el cuerpo humano, se vea claramente
implicada en otros procesos que definen su corporalidad, muy distintos e independientes que
aquellos que afectan lo puramente material.
Por último , los cuerpos humanos son capaces de ser definidos por el discurso como creador de
corporalidades , en el sentido de ser capaz de crear y delimitar las formas y sobre todo los
cuerpos de lo mundano , escindido del discurso incluso el cuerpo humano solo podría ser res
extensa , ocupando espacios de afectación en lo mundano , sin ser significado ni ser capaz de dar
significado a otros , por lo tanto , también el lenguaje como discurso marca los cuerpos en una
sistemática en que lo normativo , es por cierto un rasgo de humanidad que distingue al cuerpo
humano de los otros entes .
Frente al acto avasallador de lo hegemónico, ocupando los espacios no solo con la violencia
impositiva de lo normal, sino también con pequeñas treguas en que no notamos la “maldad
liquida” de Bauman, lo que le resta a los cuerpos, sitiados por un universo en constante
delimitación, es su propia corporalidad.
Emerger, devenir, aparecer de pronto no ya como una anomalía del sistema, sino como lo que se
halla radicalmente fuera del sistema, forjando no un sistema sino múltiples sistemas, guerra de
guerrillas, sexualidad barroca, forjar una máquina de guerra con los nuevos significados, la no-
identidad como aparato de captura de lo divergente.
No se trata de responder con misiles a los misiles, sino de crear un universo tan diverso.
Bibliografía:
Bennet, J (2022) “Materia vibrante, una ecología política de las cosas “, Buenos Aires, Caja
negra. Pp.52
Butler, J, (2009) “Dar cuenta de sí mismo, Violencia ética y responsabilidad”, Buenos Aires,
Amorrortu.) pp 31
Foucault,M.(2002)”Las palabras y las cosas , una arqueología de las ciencias humanas” , Buenos
Aires ,Siglo veintiuno editores ,
Lugones, M , Peregrinajes , Teorizar una coalición contra multiples opresiones ,Ediciones del
signo.
Spinoza, B, (1980) Ética demostrada según el orden geométrico, Madrid, editorial Nacional