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Auto interlocutorio segunda instancia

Acusada: María Carolina Caicedo Báez


Delito: Homicidio culposo
Radicado: 05001 60 00206 2012 50605
(0248-18)

DISTRITO JUDICIAL DE MEDELLÍN


SALA PENAL DE DECISIÓN

Medellín, jueves, diecisiete de enero de dos mil diecinueve

Aprobado mediante acta número 0001 del once de enero de dos


mil diecinueve

Magistrado Ponente
Ricardo De La Pava Marulanda

Por apelación interpuesta y sustentada por la


Fiscal 80 Seccional y el defensor, conoce en segunda instancia esta
Corporación la providencia proferida el 27 de julio de 2018 por el
Juez Trece Penal del Circuito con funciones de conocimiento de
Medellín, mediante la cual negó la preclusión de la investigación
solicitada por la Fiscalía a favor de la procesada MARÍA CAROLINA
CAICEDO BAEZ, vinculada por el delito de HOMICIDIO CULPOSO.

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Auto interlocutorio segunda instancia
Acusada: María Carolina Caicedo Báez
Delito: Homicidio culposo
Radicado: 05001 60 00206 2012 50605
(0248-18)

1. ANTECEDENTES

Los hechos que dieron origen a la presente


investigación fueron narrados así en el formato único de noticia
criminal:

“Yo tenía un niño que se llamaba SEBASTIAN MARTINEZ


CARDONA de dos años de edad y para el 05 de diciembre lo ingresé a
la CLINICA SALUDCOOP DE LA 80 a eso de las 08:15 de la mañana
porque se encontraba con varicela y fiebre, pero no presentaba ningún
síntoma de respiración fuerte, me le dieron salido a eso de las 04:30 de
la tarde que porque ya el bebé estaba bien, entonces me lo llevé para
la casa pero me tocó ingresarlo nuevamente a eso de las 8:00 de la
noche en SALUDCOOP de la Oriental porque el niño presentaba
hinchazón en la mano izquierda y una respiración muy fuerte, allá las
doctoras le pusieron medicamentos pero en ningún momento me
dijeron las contraindicaciones, porque uno como padre tiene el derecho
de saber cuáles son para saber si lo permite o no, le colocaron varias
dosis de bipirona (sic), lo dejaron hospitalizado y a las 11:00 de la
mañana del día 06 de diciembre una doctora le dijo a la suegra mía que
se llama LUCILA OCAMPO que acostara al niño en la cama, ella le dijo
que cuidado que estaba tratando con un niño por la inyección tan
grande que llevaba, la doctora le respondió que cual era la doctora si
ella o yo, proceden a acostar al niño en la cama según el relato que me
hizo mi suegra y acostaron al niño en la cama, la doctora le pone la
inyección intravenosa al bebé, él respira y allí se quedó quieto, de ahí
no sé qué hicieron pero según lo que la señora LUCILA me dijo que
habían ido varios médicos y que le hicieron reanimación pero fue
demasiado tarde y esto debido a esa inyección. Según mis datos el
bebé muere por la sobredosis que le colocaron…”

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El 25 de mayo de 2018 la Fiscal 80 Seccional de


esta ciudad radicó solicitud de preclusión, y el 16 de julio pasado
realizó la formulación oral de la petición ante el Juzgado Trece
Penal del Circuito de Medellín, oportunidad en la que inició
haciendo el recuento fáctico así: “los hechos tuvieron ocurrencia el
día 6 de diciembre del 2010, siendo las 11:10 de la mañana, en
las instalaciones locativas de la clínica Juan Luis Londoño de la
Cuesta o Clínica SaludCoop del centro donde falleció el menor
SEBASTIAN MARTÍNEZ CARDONA como consecuencia de una
neumonía necrotizante bilateral, hecho este que fuera denunciado
18 meses después, es decir, el día 13 de agosto de 2012 por el
padre del menor, señor JORGE IVÁN MARTÍNEZ GÓMEZ, quien
solicitó de parte del estado una investigación al considerar que la
muerte de su hijo obedeció a un mal procedimiento médico
haciendo inferir responsabilidad penal en los galenos que
atendieron el suceso y dejando entre ver que su pretensión se
encamina a una reparación económica.”

Aduce que de los medios de conocimiento


existentes en la carpeta puede advertirse que el único elemento de
cargo que existe es la denuncia y una posterior ampliación bajo la
gravedad del juramento donde el señor JORGE IVÁN MARTÍNEZ
GÓMEZ, en un discurso emocional, endilga responsabilidad a los
médicos tratantes de su hijo para los días 05 y 06 de diciembre de
2010 por una presunta sobredosis de dipirona, señalamientos que
no encontraron soporte probatorio inicial, por lo que el
denunciante, buscando encontrar una causal que soporte una
reparación económica, varía la causa del deceso de su
descendiente a una supuesta omisión en el manejo clínico y al
suministro de otros medicamentos, hecho que tampoco halló
respaldo pues en el concepto pericial presentado por el profesional

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requerido por la misma víctima se concluyó que la causa de la


muerte del menor fue consecuencia natural y directa de las
complicaciones que presentó en un lapso de 27 horas producto de
una neumonía que había adquirido desde antes de su ingreso a la
clínica SaludCoop de la 80, y que con el transcurso del tiempo y
sumado al cuadro de varicela que también presentaba el paciente
se agudizo dando el fatídico resultado, mismo que carece de
cualquier accionar por parte de los galenos a los que se les quiere
predicar responsabilidad a manera de culpa.

Resalta que todos los demás elementos


recaudados demuestran contundentemente que el hecho
investigado no alcanza a configurarse en una conducta punible
pues si bien es cierto el homicidio es un delito de resultado y en
este caso en particular se dio el deceso del menor S.M.C., no es
menos cierto que los plurales conceptos de los diversos expertos
dan cuenta que la causa de muerte fue un hecho natural producto
de una enfermedad que se complicó sin que se pueda predicar la
existencia de algún tipo de violación a los protocolos médicos por
negligencia, impericia o imprudencia por parte de los médicos
tratantes, concluyendo así que no se halló responsabilidad dolosa,
culposa o preterintencional en el caso mencionado.

Sostiene que el protocolo de autopsia clínica


suscrito por el departamento de patología de la Universidad de
Antioquia concluyó que la causa de muerte del paciente fue hipoxia
hipóxica por falla respiratoria causada por daño pulmonar severo
secundario a una neumonía necrotizante bilateral, concepto que
fue ratificado por el Instituto Nacional de Medicina Legal mediante
respuesta al oficio Nº 13594 del 2 de septiembre de 2013,
impresión médica que mereció apreciaciones de otros expertos

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frente a los procedimientos y al diagnóstico de la enfermedad dado


que quien realiza la necropsia, sea clínica o legal, no puede
conceptuar sobre los mismos y que solo puede referirse a los
hallazgos encontrados en el cadáver.

Por lo anterior, informa que con la intención de


despejar las dudas frente a los cuestionamientos presentados por
la víctima, la médica pediatra neumóloga de la Universidad de
Antioquia, doctora OLGA LUCIA MORALES MUNERA, respondió un
cuestionario de 25 preguntas explicando en forma pormenorizada
qué es la neumonía necrotizante, cuáles son los síntomas y los
protocolos establecidos para su tratamiento, coligiendo que el
procedimiento agotado en el caso objeto de estudio “fue el
adecuado pero la gravedad y velocidad de instauración del cuadro
clínico no permitió maniobras más avanzadas en una unidad de
cuidados intensivos pediátricos como sería la ventilación mecánica,
infusiones de inotrópicos y cronotrópicos, aunque evaluando la
gravedad del cuadro clínico era poco probable la evolución
favorable del cuadro clínico de este niño dado que la varicela
genera una inmunosupresión que dificulta la resolución del cuadro
clínico”.

No contenta con estos conceptos, la víctima


solicitó pronunciamiento médico al CENDES (centro de estudios
especializados del CES) donde el perito WILLIAM PARRA CARDEÑO
emitió concepto en el mismo sentido que los especialistas
anteriores, destacando la delegada de la Fiscalía que este
profesional, en declaración jurada del 02 de mayo de 2018,
descartó de plano que la muerte del menor S.M.C. fuera
consecuencia directa de la aplicación de dipirona o de una mala

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atención por parte de los médicos tratantes en las diferentes


estancias hospitalarias los días 05 y 06 diciembre de 2010.

Es así como anota la peticionaria que en el sub


judice no puede establecerse que exista una omisión culposa pues
el concepto de culpa previsto en la norma implica que el resultado
muerte sea producto de una infracción al deber objetivo de
cuidado, que con antelación se prevea el resultado y se crea que
se puede evitar, sin que se tenga elemento alguno que haga
avizorar un mínimo destello de responsabilidad; contrario a ello y
tal como se puede corroborar en los diferentes conceptos de
profesionales de la medicina, no hay un nexo causal que determine
que la neumonía fuera el resultado de un comportamiento
negligente por parte del personal médico que atendió al menor y
menos aún que su deceso fuese producto de una mala práctica
médica al habérsele suministrado una medicina no compatible o
excesiva a la patología que presentaba.

Expresa que para que se dé una omisión, en


sentido jurídico, el sujeto debe tener la obligación normativa de
actuar de una manera determinada y no lo haga o proceda
contrariando abiertamente la lex artis, es decir, lo que la
comunidad médica y científica recomienda en cada caso en
concreto y en este evento ninguna de las dos situaciones se dan,
pues con lo obrante en la carpeta no se puede aducir que no se
brindó atención médica o que la suministrada no era la adecuada,
por el contrario, la prueba conduce a determinar que la afectación
que produjo la muerte era una patología existente –neumonía- que
no presentó sintomatología produciéndose posteriormente la
evolución de la misma de manera súbita y con posterioridad a la
decisión de dar de alta al menor.

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Por último, citó de manera textual apartes de la


declaración rendida bajo juramento el 02 de mayo de 2018 por el
perito WILLIAM PARRA CARDEÑO y destacó que para hablar de
responsabilidad médica, de conformidad con el desarrollo
jurisprudencial y con los artículos 23 y 32 del código penal que
definen la culpa y la omisión por posición de garante, no puede
permitirse que las fallas del sistema de salud colombiano, si es que
eventualmente se diera en el caso, se subsuman en el derecho
penal pues para ello debe de haber un grado de certeza sobre esa
omisión y es justo lo que no se tiene en este caso, por ello, en
armonía con los artículos 9, 10, 11 y 12 ibídem consideró la
delegada del ente acusador que no existe una falta de carácter
punible que deba investigarse y en consecuencia lo que procede es
precluir la indagación que se venía adelantando en virtud de los
hechos ocurridos el día 06 de diciembre del 2010.

La defensa coadyuvó la pretensión de la Fiscalía


destacando que en este evento no hay violación al deber objetivo
de cuidado ni se evidencia un nexo causal entre las acciones
llevadas a cabo por su representada y la muerte del menor S.M.C.
El apoderado de la víctima, por su parte, se opuso a la pretensión
del ente acusador resaltando que la omisión que se le endilga a la
implicada radica en que no le prestó la atención médica que
requería el infante y tuvo que ser otra especialista la que se hiciera
cargo de examinar y tratar al paciente, razón por la cual el
Tribunal de Ética Médica le formuló pliego de cargos a la aquí
implicada (documento que fue incorporado por este interviniente),
pasando el abogado a leer fracciones de la providencia
interlocutoria proferida por esa corporación el 09 de septiembre de
2015.

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Una vez consultada la representante de la Fiscalía


sobre si tenía conocimiento del pronunciamiento de Tribunal de
Ética Médica traído a colación por el apoderado de la víctima, la
funcionaria indicó que sí sabía de su existencia pero que no
consideró necesario presentarlo en su exposición ya que si bien es
cierto hubo una investigación disciplinaria en contra de la doctora
MARÍA CAROLINA CAICEDO BÁEZ, ese proceso no es vinculante
máxime cuando solo se le abrió pliego de cargos y la actuación
terminó por prescripción.

2. LA DECISIÓN IMPUGNADA

El a quo negó la preclusión de la investigación


solicitada por la Fiscalía argumentando básicamente que si bien el
criterio del Tribunal de Ética Médica no condiciona el
pronunciamiento que se pueda emitir por parte de la judicatura en
razón al principio de independencia, sí puede ser una pauta
orientadora ya que se trata de una entidad que conoce a fondo el
tema pues su oficio radica en establecer responsabilidades
disciplinarias de los médicos, siendo completamente procedente el
análisis y la valoración de informes rendidos por entidades
administrativas en esta clase de delitos culposos.

Considera que en este caso hay dos espacios


temporales de atención médica brindada al menor, destacando que
de conformidad con el Tribunal de Ética Médica de Antioquia es
común que en pacientes con varicela se presente complicaciones
de neumonía, más aún en pacientes de la edad del paciente,
máxime cuando la entidad también indica que a pesar de que no
se reportaron o se evidenciaron dificultades respiratorias, los

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signos clínicos y paraclínicos ponderados en el historial al


momento de dar de alta denotaban que no había una notable
mejoría y que era necesario valorarlo más a fondo ya que los
síntomas que presentaba el infante sugerían incuestionablemente
posibles complicaciones de la estimación radiológica de los campos
pulmonares.

También adujo que el centro hospitalario donde


fue atendido el menor es de tercer nivel de complejidad donde era
posible realizar los exámenes y estudios adecuados, además de
que era una situación que podía preverse dado que esa
complicación está fuertemente asociada a la patología base de la
varicela, circunstancias todas que sugieren que no se prestó
integralmente la ayuda que un profesional de la medicina diligente,
con base en la lex artis, podría haberlo hecho en esas mismas
condiciones.

Estima que este aspecto debe ser desarrollado y


estudiado a profundidad por el ente acusador por cuanto,
inicialmente, está permitiendo estructurar los mínimos elementos
del tipo culposo dentro de los paramentos objetivos y subjetivos y
por lo tanto no es cierto que se presente una abierta atipicidad de
la conducta, es más, en su criterio cree que existen grupos
probatorios en contradicción, incluido el concepto del Tribunal de
Ética Médica, porque más que aclaraciones lo que observa son
verdaderas retractaciones por parte de algunos testigos
profesionales de la medicina, declaraciones que deben ser
analizadas incluso desde la perspectiva de la inmediación de la
prueba.

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Considera entonces que de conformidad con los


elementos probatorios puestos en su conocimiento existe mérito
para continuar investigando la conducta, ya no en lo referente con
el suministro de algún medicamente en específico ni en la atención
brindada en la sede de SaludCoop de la avenida oriental, sino en
relación con el otorgamiento de todos los medios y servicios que
realmente requería el paciente, mismo que fue dado de alta y que
al poco tiempo llega notablemente desmejorado a una segunda
atención médica por lo que es importante cuestionarse por qué un
niño se descompensa pocas horas después de salir de un hospital
a tal punto que el curso de la muerte parece inevitable para los
galenos que prestan la atención en salud en la sede Juan Luis
Londoño de la Cuesta, es decir, cuando allí ya se le aplican los
correctivos y antibióticos prácticamente no hay nada para hacer.

3. LOS MOTIVOS DEL DISENSO

La Fiscal 80 Seccional cuestiona la decisión del a


quo insistiendo en que la solución que debe dársele a este caso es
la preclusión de la investigación teniendo en cuenta que de los
elementos materiales con vocación probatoria recaudados no le
queda duda de la falta de responsabilidad de la doctora MARÍA
CAROLINA CAICEDO BÁEZ en el hecho investigado, pues no
avizora ninguno de los elementos del tipo penal como lo son la
negligencia, imprudencia, impericia o la vulneración a la lex artis.

Señala que de acuerdo con la historia clínica en la


primera revisión se hizo una valoración clínica o física del paciente
el cual tenía los signos vitales completos y presentaba un rasgo
que hacía prever a la profesional implicada que podía dársele de

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alta y resalta que de conformidad con su investigación logró


establecer que en casos con varicela es más prudente enviar al
menor a su casa por el riesgo de contagio, además, porque habían
otros niños en esta clínica y de acuerdo a ese control de signos
vitales y a esa evaluación física que se le hizo al menor S.M.C. no
habían razones para dejarlo hospitalizado, máxime cuando se le
ilustró a los padres sobre las señales de alerta y se hicieron las
recomendaciones pertinentes para el manejo de la varicela.

Y frente a la causa de muerte del menor que fue


una neumonía necrotizante, sostuvo que, como lo indicaron cada
uno de los pediatras neumólogos a quienes se les tomaron
declaraciones, inclusive el perito contratado por las víctimas, fue
adquirida antes de ingresar a la clínica SaludCoop y resultó ser
asintomática, y aunque los expertos médicos que han rendido sus
experticias dentro de la indagación dan cuenta de que era vital la
aplicación de un antibiótico específico, también aclararon que en
razón a la falta de síntomas de la neumonía y a la rápida evolución
de la misma igual no se le hubiese alcanzado a suministrar las
dosis completas y el deceso del menor igual hubiera sido
inevitable, tal y como lo sustentó en su solicitud de preclusión.

Aduce que en el sub judice el ente acusador no


tendría otros elementos de juicio para fundamentar una
imputación de cargos en contra de la doctora CAICEDO BÁEZ,
mucho menos para soportar un juicio teniendo en cuenta que el
soporte principal en estos casos de investigación por un presunta
negligencia médica se basa en los conceptos e informes médicos
de especialistas idóneos, contando en la actualidad con más de
tres (3) peritos neumólogos expertos en el tema.

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Ahora, respecto al pronunciamiento del Tribunal de


Ética Médica anota que si bien se formuló pliego de cargos en
contra de la doctora MARÍA CAROLINA ese trámite no terminó con
fallo condenatorio ni absolutorio como quiera que mediante
decisión del 10 de febrero de 2016 esa corporación decretó el
fenecimiento de la potestad disciplinaria por lo que no era posible
continuar con la investigación, reiterando además que dicho
proveído no es vinculante y que las personas que tomaron la
decisión de formular pliego de cargos no eran en su momento
especialistas, por lo que no tienen el conocimiento de los peritos
neumólogos que fueron consultados en la indagación de la Fiscalía.

Es así como insiste la recurrente en su solicitud


preclusión de la investigación al exponer que los elementos
materiales allegados son los únicos con los que podría contar pues
estima que solo a través de los conceptos de los especialistas es
que se puede dilucidar el asunto, profesionales que explicaron que
el desenlace de esta situación no podía ser otro al que se presentó
y que la médica implicada actúo en forma prudente y diligente ya
que ella atendió al menor posterior a las revisiones que había
hecho la doctora MARTA CAMACHO sin poder modificar esa
valoración previa y con base en la cual consideró que lo
recomendable era darle de alta, pues como ya se indicó, la
neumonía necrotizante en ese momento se presentaba el infante
era asintomática y se desarrolló en un tiempo casi que record, lo
que imposibilitó que el antibiótico aplicado fuera efectivo.

El señor defensor, también como recurrente,


inició su intervención haciendo un recuento de la labor que
desempeñó la doctora MARÍA CAROLINA CAICEDO BAEZ con
relación a la atención en salud que le brindó al menor S.M.C. el día

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05 de diciembre de 2010, basándose en lo consignado en la


historia clínica para concluir que su representada evalúo al
paciente una vez terminó el tratamiento brindado por la médica
general y estableció, de acuerdo a los hallazgos y a criterios
concretos como la ausencia de signos de dificultad respiratoria,
que bajo esas condiciones al paciente efectivamente se le podía
dar de alta.

Destaca: (i) el informe y la declaración jurada


rendida por el doctor WILLIAM PARRA, dictamen que permite
colegir que su prohijada no violó el deber objetivo de cuidado
durante las atenciones al menor, y que la corrección que hizo
aquel neumólogo pediatra sobre una de las conclusiones
consignadas en el informe corresponde a una actuación humilde
del profesional luego de reconocer que hubo una mala
interpretación de su parte de los datos que se le habían
suministrado para la elaboración de la pericia solicitada; (ii) que el
pronunciamiento emitido por el Tribunal de ética Médica no es una
sentencia, por lo que no existe certeza de que las manifestaciones
allí plasmadas sean ciertas, además de que parte de una premisa
falsa y que ninguno de los magistrados de ese cuerpo colegiado
ostenta la especialidad de pediatra neumólogo.

El apoderado de la víctima, como sujeto


procesal no recurrente, apuntó que es reprochable que la Fiscalía
tilde la pretensión de justicia de sus representados como un
interés netamente económico, cuando los padres todavía se
encuentran haciendo el duelo de la muerte de su pequeño hijo ya
que para el momento de los hechos la ascendiente del menor
estaba recuperándose de una tubectomia que se practicó y por eso
no pudo estar en la clínica con su hijo, lo que quiere decir que esa

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familia ya no podrá volver a engendrar y disfrutar de la


experiencia de ser padres.

También hace alusión la falta de credibilidad que


quieren fundamentar sobre el proveído del Tribunal de Ética
Médica, desconociendo que se trata de un ente especializado en la
materia, y a que, contrario a lo manifestado por el defensor de la
implicada, el estado de salud con el que ingresó el menor en la
segunda consulta de urgencias se debió al actuar irresponsable de
la pediatra CAICEDO BAEZ quien supuso que las alteraciones que
reveló el citoquímico de orina realizado al paciente se debió a una
contaminación al momento de recoger la muestra, debiendo haber
verificado esa situación con otro examen de laboratorio antes de
darle de alta al afectado.

4. CONSIDERACIONES

De conformidad con el numeral 1º del artículo 34


de la Ley 906 de 2004, es competente este Tribunal para conocer
por vía de apelación la providencia proferida por el Juez Trece
Penal del Circuito de Medellín relacionada con la negativa de
decretar la preclusión de la investigación solicitada por la Fiscalía.
El examen se contraerá exclusivamente a los temas planteados en
la impugnación dada la naturaleza rogada de la segunda instancia.

Sin embargo, en el sub judice se rechazará el


recurso de apelación interpuesto por el señor defensor contra la
decisión de primera instancia de negar la preclusión impetrada por
el ente acusador por cuanto el abogado carece de legitimidad para

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interponer la alzada ya que, como lo ha sostenido la jurisprudencia


de la Corte Suprema de Justicia, su intervención en las fases
previas al juicio oral, cuando de postular la preclusión se trata, es
accesoria a la de la Fiscalía, lo que significa que la postulación o
sustentación de los recursos contra la providencia que dispone o
no la preclusión debe tener origen en la parte habilitada para
incoar esa petición.

Al respecto se ha pronunciado la Alta Corporación:

“La Sala ha tenido oportunidad de precisar que la parte llamada


a impugnar la negativa del juez a declarar la preclusión es la misma
que se encuentra habilitada para hacer la petición, esto es, la Fiscalía.
En ese contexto, los demás intervinientes deben estarse a los
argumentos de aquella para, luego, actuar como no recurrentes, ya
coadyuvando, ya oponiéndose a las pretensiones del ente acusador, en
tanto en las fases de indagación e investigación la ley confirió
exclusivamente a este la potestad de postular ese tipo de decisiones;
de tal forma que de permitir impugnaciones a una parte diferente
comportaría que se facultase a un interviniente diverso para realizar
1
tales peticiones en contra del mandato legal”.

Ahora, frente al tema objeto de estudio, tenemos


que la preclusión de la investigación es una institución del derecho
procesal penal que permite la terminación de la actuación sin darle
curso a todas las etapas procesales por la ausencia de mérito para
sostener la acusación. Se traduce en la adopción de una decisión
definitiva por parte del juez de conocimiento y su consecuencia es
la cesación de la persecución penal que se sigue contra el

1
Corte Suprema de Justicia, autos del 1º y 15 de julio de 2009, 15 de febrero y 27 de julio de 2010, radicados
31.763, 31.780, 31.767 y 34.043, respectivamente.

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imputado en relación con los hechos de que trata la investigación.


Dicha decisión, una vez en firme, tiene la fuerza de cosa juzgada.

La Ley 906 de 2004 consagra dos oportunidades


en que puede presentarse la solicitud de preclusión: la primera
durante la investigación (incluye la fase preliminar), hasta antes
de que el Fiscal presente el escrito de acusación con fundamento
en cualquiera de las 7 causales consagradas en el artículo 332
ibídem. En este evento solo el Fiscal está legitimado para formular
la petición ante el Juez de conocimiento. La segunda oportunidad
se presenta en el juzgamiento, con fundamento exclusivamente en
las causales 1ª (imposibilidad de iniciar o continuar el ejercicio de
la acción penal) y 3ª (inexistencia del hecho investigado) del
precepto citado, ocasión en la que están legitimados, además del
Fiscal, el Ministerio Público y la defensa. En el caso examinado
estamos frente a la primera oportunidad para deprecar la
preclusión, en tanto que la Fiscalía no ha presentado aún el escrito
de acusación y ni siquiera imputación, no obstante el largo tiempo
que ha transcurrido desde la ocurrencia de los hechos.

Dentro de este marco legal, examinaremos los


argumentos ofrecidos por la censura en el asunto sometido a
estudio de la Sala, el cual versa exclusivamente sobre la real
configuración de la atipicidad de la conducta desplegada por la
doctora MARÍA CAROLINA CAICEDO BÁEZ, pues a juicio de la
delegada de la Fiscalía en este evento no se cumplen a cabalidad
todas la exigencias requeridas para que se configure la infracción
al deber objetivo de cuidado, ya que considera haber acreditado
que el proceder de la implicada estuvo acorde con la lex artis y
encontrarse agotadas todas las posibles líneas investigativas en el
presente evento.

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Pues bien, de manera acertada decidió el Juez de


primera instancia negar la preclusión de la investigación solicitada
por la Fiscalía, pues de los medios de conocimiento que aportó la
representante del ente acusador y el apoderado de la víctima,
anexos a la carpeta, no se infiere racional y claramente que la
atención médica brindada por la doctora MARÍA CAMILA CAICEDO
BÁEZ en los hechos objeto de investigación hubiese estado acorde
con la lex artis y que por consiguiente no pueda hablarse de una
violación al deber objetivo de cuidado, argumento que esgrime la
peticionaria como fundamento de la terminación del proceso.

Y con la finalidad de fundamentar la afirmación


realizada en precedencia estudiaremos los medios de convicción
que fueron ofrecidos por las partes y mediante los cuales se
observan contradicciones, vacíos y dudas sobre el planteamiento
expuesto por la delegada Fiscal.

En efecto, tenemos (i) el formato único de noticia


criminal de fecha 13 de agosto de 2012 según denuncia instaurada
por el señor JORGE IVÁN MARTÍNEZ GÓMEZ por la muerte de su
hijo menor el 06 de diciembre de 2010, y ampliación de denuncia
por medio de declaración jurada rendida el 08 de agosto de 2017;
(ii) las historias clínicas de los dos ingresos que tuvo el paciente a
la clínica de SaludCoop –uno realizado en horas de la mañana del
05 de diciembre de 2010 a la sede ubicada en la 80, y el otro ese
mismo día, pero a las 9:36 de la noche, a la sede ubicada en el
centro de la ciudad (Clínica Juan Luis Londoño de la Cuesta); (iii)
protocolo de autopsia clínica realizado por el departamento de
patología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia
solicitada por parte del personal médico de SaludCoop donde se
establece que la causa de muerte fue “hipoxia hipóxica por falla

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Auto interlocutorio segunda instancia
Acusada: María Carolina Caicedo Báez
Delito: Homicidio culposo
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(0248-18)

respiratoria causada por daño pulmonar severo secundario a una


neumonía necrotizante bilateral”.

También se cuenta con (iv) la solicitud de estudio


técnico elevada al coordinador del grupo de patología forense del
Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses con su
respectiva respuesta; (v) dictamen rendido por el doctor WILLIAM
PARRA CARDEÑO, médico pediatra neumólogo de la Universidad
CES y vinculado como perito al Centro de Estudios en Derecho y
Salud –CENDES-; (vi) concepto pericial de la pediatra neumóloga
OLGA LUCIA MORALES MÚNERA, especialista designada por la
Universidad de Antioquia que despeja las dudas a los interrogantes
que no fueron resueltos por medicina legal frente a la actuación de
los médicos; (vii) las declaraciones juradas de los doctores RUBÉN
DARÍO GIRALDO CASTRO, médico patólogo adscrito al Instituto de
Medicina Legal, MIGUEL IGNACIO ROLDAN PÉREZ, médico cirujano
especialista en patología de la Universidad de Antioquia, y
WILLIAM PARRA CARDEÑO, médico pediatra neumólogo; (viii)
informe de investigador de campo; (ix) entrevistas recepcionadas
a las doctoras MARÍA BEATRIZ DEL CARMEN MESA RESTREPO y
LUZ ESTELLA BERNAL ÁLVAREZ, médicas pediatras que también
atendieron al menor fallecido; y (x) auto interlocutorio proferido el
09 de septiembre de 2015 por el Tribunal de Ética Médica
mediante el cual formuló pliego de cargos a la profesional aquí
implicada.

Entonces, aunque se observa que algunos de los


elementos con vocación probatoria aportados por la delegada de la
Fiscalía dan cuenta de que el tratamiento y la atención médica que
recibió el menor S.M.C. los días 05 y 06 de diciembre de 2010 en
las dos sedes de la Clínica SaludCoop fue el adecuado y que fue en

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Acusada: María Carolina Caicedo Báez
Delito: Homicidio culposo
Radicado: 05001 60 00206 2012 50605
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razón de la gravedad y la velocidad de la instauración del cuadro


clínico que no se pudo hacer maniobras más avanzadas en una
unidad de cuidados intensivos pediátricos, pues era poco probable
la evolución favorable del cuadro clínico del niño dado que la
varicela genera una inmunosupresión que dificulta la resolución de
la patología, además de que el suministro del medicamente
dipirona no tuvo ninguna incidencia en la causa de la muerte del
paciente y que el nexo de causalidad del deceso está asociado
directamente es con las complicaciones de la varicela 2, tenemos
que otro de los profesionales, con la misma especialidad de quien
rindió el anterior concepto, valoró que aunque la dipirona está
avalada por el INVIMA para su uso en menores en el caso
estudiado se excedió su empleo ya que la curva térmica no lo
ameritaba, que las bacterias positivas en el citoquímico de orina y
los bacilos gram negativos presentes en el sedimento urinario
indicaban una posible infección, sumado a una PCR elevada (45) y
a la leucocitosis justificaban una conducta terapéutica más
agresiva para la infección y que la interpretación de los exámenes
de laboratorio en su fase inicial retrasaron el tratamiento con
antibióticos3.

Precisamente fue la doctora MARÍA CAROLINA


CAICEDO BÁEZ quien revisó e interpretó los resultados de esos
exámenes de laboratorio antes de darle de alta al paciente el 05
de diciembre de 2010 en horas de la tarde, concluyendo que la
PCR estaba muy alta pero que en la varicela se presenta una
reacción aguda inflamatoria generalizada la cual explicaría ese
aumento, y que si bien había reporte de bacilos en el gram de

2
Concepto pericial de la pediatra neumóloga OLGA LUCIA MORALES MÚNERA, especialista designada
por la Universidad de Antioquia para la resolución de interrogantes. Folios 107 a 109.
3
Dictamen rendido en enero de 2015 por el doctor WILLIAM PARRA CARDEÑO, médico pediatra
neumólogo de la Universidad CES y vinculado como perito al Centro de Estudios en Derecho y Salud –
CENDES-. Folios 119 a 121.

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orina ello podría obedecer a una contaminación en el momento de


la recolección de la muestra, por lo que ordenó un nuevo examen
por sonda en 24 horas4, conclusiones a las que llegó la médica con
base en conjeturas sin respaldo clínico, además que si alguna duda
tenía sobre la asepsia al momento de recoger la muestra de orina
del pequeño debió ordenar que se repitiera el examen pero antes
de darle de alta, no a las 24 horas, ello en virtud de estar
completamente segura del real estado de salud en el que se
encontraba el paciente.

Y aunque la peticionaria y el defensor de la


implicada resaltan que el pediatra neumólogo WILLIAM PARRA
CARDEÑO en la declaración jurada rendida el 02 de mayo de 2018
conceptuó sobre este asunto de manera diferente a la inicial, pues
en este ocasión aseveró que el manejo clínico y las atenciones que
se le brindaron al paciente eras las adecuadas, además que de
conformidad con los resultados de los exámenes de laboratorio era
procedente darle de alta al paciente5, lo cierto es que en ningún
momento el especialista explicó el porqué de la variación de
algunas de sus apreciaciones, pese a que le pidieron que explicara
detalladamente sus respuestas anteriores, así como tampoco se
dijo de que se le hubiesen presentado documentos o bases
periciales nuevas que hicieran modificables sus conclusiones
preliminares, pues recuérdese que en el dictamen escrito sostuvo
que “Bacterias positivas en el Citoquímico de orina y los bacilos
Gram negativos presentes en el sedimento urinario (micción
espontánea), indicaban una probable infección. Sumado a lo
anterior, una PCR elevada (45), aunado a la leucocitosis,

4
Folio 31.
5
Folios 147 a 153.

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justificaban una conducta terapéutica más agresiva para la


infección” 6 (subrayas propias de esta Corporación).

De conformidad con lo anterior, deviene claro que


con la declaración jurada realizada recientemente por el doctor
PARRA CARDEÑO no se llega a una certeza sobre el deber objetivo
de cuidado en la actuación médica desplegada por la médica
pediatra MARÍA CAROLINA CAICEDO BÁEZ, por el contrario, tal y
como lo expuso el Juez Trece Penal del Circuito de Medellín en la
decisión de instancia, esas contradicciones dadas en la entrevista
lo que genera son vacíos y dudas respecto a la praxis ejecutada
por la implicada y a su sometimiento a la lex artis que le era
exigible a ésta en virtud de su profesión.

A más de lo anterior, tenemos el pronunciamiento


que en su momento realizó el Tribunal de Ética Médica de
Antioquia sobre los hechos, destacándose en este punto que no
resulta de recibo para esta Corporación los argumentos con los
cuales la peticionaria pretende desacreditar o restarle importancia
al mismo bajo el criterio de que fue emitido por personas que no
ostentan la especialidad que se requiere para este caso específico -
afirmación que dicho sea de paso carece de respaldo probatorio ya
que no se allegaron al proceso medios de conocimientos mediante
los cuales se exhibiera la hoja de vida de los magistrados con sus
respectivas especialidades- y que además dicho trámite
disciplinario no es vinculante y tampoco culminó con una sanción,
circunstancia que en ningún momento puede tomarse como una
decisión de fondo o asimilarse con una ausencia de responsabilidad
de la investigada, pues la prescripción de la acción disciplinaria

6
Numeral 10 del cuestionario resuelto por el doctor WILLIAM PARRA CARDEÑO en el mes de enero de
2015. Folio 120, anverso.

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que se decretó al interior de esa actuación no se traduce en un


aval o de respaldo de las decisiones y atenciones médicas que
brindó la pediatra CAICEDO BÁEZ en el evento que nos ocupa.

Por el contrario, el pronunciamiento en el cual el


Tribunal de Ética Médica de Antioquia alcanzó a estudiar de
manera previa los hechos que aquí se investigan da cuenta de que
efectivamente le “…era exigible a la Dra. MARÍA CAROLINA
CAICEDO BAES una conducta lógica, ponderada, y acorde con el
deber de cuidado mínimo, en su calidad de médica pediatra, pues
que existían diferentes signos clínicos que ameritaban una
hospitalización del menor…”7, conclusión con base en la cual se le
formuló pliego de cargos a la profesional por la posible vulneración
de los artículos 10 y 15 de la Ley 23 de 1981 8, en concordancia
con el artículo 9 del Decreto 3380 de 19819.

Y aunque este proveído ciertamente no es


vinculante para el juez penal, lo cierto es que en virtud de la
obligación legal que tiene el ente acusador de presentar ante la
judicatura todos los elementos materiales con vocación probatoria
de los que tenga conocimiento y que estén relacionados con la
investigación que adelanta, deviene completamente reprochable la
actitud asumida por la representante de la Fiscalía al omitir
presentar el auto interlocutorio del cual se viene hablando en
precedencia, pues recuérdese que luego de que el apoderado de la
7
Folio 163, anverso.
8
Ley 23 de 1981. ARTICULO 10.El médico dedicará a su paciente el tiempo necesario para hacer una
evaluación adecuada de su salud e indicar los exámenes indispensables para precisar el diagnóstico y
prescribir la terapéutica correspondiente. PARAGRAFO. El médico no exigirá al paciente exámenes
innecesarios, ni lo someterá a tratamientos médicos o quirúrgicos que no se justifiquen.
ARTICULO 15. El médico no expondrá a su paciente a riesgos injustificados. Pedirá su consentimiento para
aplicar los tratamientos médicos, y quirúrgicos que considere indispensables y que puedan afectarlo física o
síquicamente, salvo en los casos en que ello no fuere posible, y le explicará al paciente o a sus responsables
de tales consecuencias anticipadamente.
9
Decreto 3380 de 1981. Artículo 9º Se entiende por riesgos injustificados aquellos a los cuales sea sometido
el paciente y que no correspondan a las condiciones clínico patológicas del mismo.

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víctima presentara ante el juez de conocimiento el referido


documento la funcionaria tan solo atinó a mencionar que aunque
conocía dicha decisión no consideró importante presentarla junto
con su petición, desconociendo así la trascendencia de una
manifestación realizada por la autoridad encargada de conocer,
por su conocimiento y experiencia, de los procesos disciplinarios
ético-profesionales que se presentan en razón del ejercicio de la
medicina en el departamento de Antioquia.

Finalmente, estima esta Corporación que las


manifestaciones expresadas por la representante del ente
acusador respecto a que el único interés que tienen los padres del
menor fallecido tiene que ver de manera exclusiva con una
reparación económica también carece de sustento probatorio,
razón por la cual esas afirmaciones resultan de desafortunadas por
cuanto es posible que las variaciones en la causa de la muerte del
menor S.M.C. que ha exteriorizado su ascendiente sean producto
de su desconocimiento en asuntos netamente médicos, sin
embargo, esa circunstancia no habilita a la funcionaria para que
haga ese tipo de aseveraciones y menos de una manera tan
incisiva y descalificante como se vio en el desarrollo de las
audiencias llevadas a cabo en la primera instancia.

Lo argumentado en precedencia deviene suficiente


para sustentar que en este evento y con los medios de
conocimiento aportados al expediente, no resulta procedente la
pretensión preclusiva elevada por la delegada de la Fiscalía pues
no es cierto que surja de manera clara e incuestionable que el
actuar de la doctora MARÍA CAROLINA CAICEDO BÁEZ no se
ubique en el tipo penal culposo que se le endilga.

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Por lo expuesto, el Tribunal Superior de Medellín,


en Sala de Decisión Penal,

RESUELVE

PRIMERO: RECHAZAR el recurso de apelación


interpuesto por el defensor en atención a su falta de legitimidad.

SEGUNDO: CONFIRMAR la providencia de


naturaleza y origen conocidos.

TERCERO: Contra el numeral primero de esta


decisión procede el recurso de reposición.

NOTIFÍQUESE Y DEVUÉLVASE

RICARDO DE LA PAVA MARULANDA


Magistrado

RAFAEL MARÍA DELGADO ORTÍZ JOHN JAIRO GÓMEZ JIMÉNEZ

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Magistrado Magistrado

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