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EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA

CARTEIA
I
Francisco J. Presedo Velo
Joaquín Muñiz Coello
a
José M . Santero Santurino
Francisca Chaves Tristán

MINISTERIO DE CULTURA
DIRECCION G E N E R A L DE BELLAS A R T E S Y A R C H I V O S
SUBDIRECCION GENERAL DE ARQUEOLOGIA Y ETNOGRAFIA

1982
EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA

CARTEIA I
Francisco J. Presedo Velo
Joaquín Muñiz Coello
a
José M . Santero Santurino
Francisca Chaves Tristan

MINISTERIO DE CULTURA
DIRECCION G E N E R A L DE BELLAS A R T E S Y A R C H I V O S
SUBDIRECCION GENERAL DE ARQUEOLOGIA Y ETNOGRAFIA

1982
Edita: Ministerio de Cultura
I.S.B.N.: 84-7483-293-4
Depósito Legal: M . 8994-1983
Imprime: Artegraf. Sebastián Gómez, 5. Madrid-26
INDICE
Páginas

I. L A S F U E N T E S A N T I G U A S S O B R E C A R T E I A 7
1. Situación 9
2. Las fuentes 10
3. Carteia antigua 13
4. La conquista romana 14
5. Carteia, colonia latina 17
6. Carteia en las guerras lusitanas 20
7. Carteia entre el s. II u el I a. C 20
8. Carteia en la guerra civil 21
9. Las pesquerías de Carteia 27
10. La conquista de los árabes 30

11. L A E X C A V A C I O N 31
1. Campaña 1971-73 33
2. Campaña 1974 : 55
3. Campaña 1975 60
4. Inventario de los materiales • 64

III. C A B E Z A D E A U G U S T O Y T O G A D O C A R T E I A 269

IV. E P I G R A F I A 277
1. Las marcas de tejas con el nombre de Petrucidius 279
2. Inscripción en piedra 282
3. Inscripción en piedra 282
4. Inscripción en piedra 282
5. Inscripción en piedra 283
6. Inscripción en piedra 283

V. N U M I S M A T I C A 285
I. LAS FUENTES ANTIGUAS SOBRE CARTEIA
Antes de pasar a exponer los resultados de las excavaciones en la ciudad de Carteia,
creemos conveniente hacer una exposición de las noticias que nos dan los textos, ya que
constituyen la mejor fuente de información que la arqueología no puede suplir. Antes
bien, gracias a ellos conocemos las líneas generales de su historia y vicisitudes. Casi todos
a 1
ellos habían sido reunidos por D Concepción Fernández Chicarro en su Monografía
sobre Carteia, pero, apesar de ello, creo que merecían un estudio más extenso, y con un
criterio más histórico. Por otra parte, casi todos se hallan recogidos en las Fontes Hispa-
2
niae Antiquae , en distintos volúmenes. N i que decir tiene que disentimos en muchos
aspectos de los valiosos comentarios de Schulten, lo que indicaremos en los apartados
correspondientes.
Hemos agrupado las fuentes según unos cuantos epígrafes, empezando por la situa-
ción y continuando por periodos históricos.

1. S I T U A C I O N

La mayoría de las fuentes escritas hablan de la situación de la ciudad, como ocurre


con Mela, Estrabón, etc. Hemos reducido este apartado a las que no ofrecen más interés
que el puramente geográfico, o si se quiere, corográfico.
Ptolomeo 11,4,9. Dice que Carteia (KctpTnía) sigue a Barbesula.
Marciano de Heraclea, 11,9. Señala que la distancia desde Barbesula a Carteia es de
100 estadios = 18 km.
El Itinerario de Antonino 406,3 registra una sola mansión después de Barbariana y le
da el nombre de Carpe Cartegam y la sitúa a X m.p. y a continuación sigue Portus Albus a
VI m.p. Como puede verse, la noticia es confusa, y necesita alguna aclaración. Suele
decirse que las distancias están mal expresadas en los números del Itinerario, y ello es

(1) D. Woods y otros. Excavaciones Arqueológicas en España, n° 18. Carteia Madrid, 1967, págs. 4-7.
(2) En la obra de Schulten las fuentes están distribuidas en distintos volúmenes. Hemos entresacado lo que concierne a
Carteia, ampliando muchas veces las referencias. Casi siempre hemos comprobado los textos, porque la edición de las
Fonies Hispaniae Antiquae tienen algún lapsus, aunque son perfectamente válidas.

9
cierto, aunque no en la medida que pretenden los autores modernos. Yo creo que Barba-
riana debe ser Barbesula, y ésta parece sin lugar a dudas que hay que situarla en la orilla
derecha del Guadiaro cerca de su desembocadura, pero al norte de la carretera general de
Cádiz a Málaga. En la primavera del 80, con motivo de unas obras para construir un
grupo escolar se descubrieron una excelentes ruinas con muros de sillares. Durante el
verano, mientras se desarrollaba la campaña de excavaciones en la ciudad de Carteia pude
visitar con detenimiento el lugar y sus alrededores. En la zona baja y especialmente en la
alta se puede recoger cerámica pintada antigua de tipo orientalizante, además de la
turdetana corriente, y todas las romanas características. De vez en cuando se ven sillares
de buena factura. Todo ello demuestra la existencia de un núcleo de población muy
antiguo, más allá del siglo VII a. C. No tenemos evidencia suficiente para su identifica-
ción, pero todo parece indicar que nos hallamos ante Barbesula. Si eso es cierto, la
distancia hasta Carteia, no pasa por la carretera actual de diecisiete kilómetros. Los
mapas que se dibujan por los autores modernos de vias romanas son de una aproximación
3
mas bien dudosa; por lo menos los que pueden verse en Müller . Siendo 10 millas roma-
nas 14,8 km., tendríamos un error de tres o cuatro, pero no los que se han creído poder
4
contar . En cuanto a las 6 millas hasta Portus Albus; si admitimos que es Algeciras, que
5
bien podría ser , el error es menor, o parecido, porque la carretera actual desde el cruce
del Guadarranque hasta Algeciras dista 12 km., y seguramente el camino romano se ceñía
más a la costa con lo que la distancia sería menor. Por ello la distancia señalada en el
Itinerario es falsa, pero no demasiado. Seis millas serían unos 9 km. Por otra parte la
credibilidad de los itinerarios antiguos es relativa, como lo demuestra en este caso la
denominación Carpe Cartegam, que confunde en una sola dos poblaciones perfectamente
atestiguadas en las fuentes antiguas, a pesar de las ideas de Schulten, quien creia que
siempre que hablaba de Calpe había que entender Carteia, lo cual dista mucho de ser
6
cierto .
El Anónimo de Ravena, 305,11, al enumerar las ciudades de la misma vía, registra
Banaliana, Cartegiam, Transducta, con una pésima información que no merece más
comentarios.
La Geographica de Guido, 516,1-4, complica más las cosas, porque enumera Sabe-
sola del Barbesola, Saltum, Bamaliana, Gartecia, Transducta. No creemos propio de este
lugar discutir los problemas que plantea este texto de escaso valor geográfico para
7
España .

2. L A S F U E N T E S H I S T O R I C A S

La leyenda de Tartessos.

Sobre la más remota antigüedad de Carteia nos queda muy poco históricamente
aprovechable. No aparece en la Ora Marítima, otra señal más de que no se trata de un

(3) Itineraria Romana.


(4) J. M . Roldan Hervás, Itineraria Hispana, Valladolid. 1973, con la bibliografía y las fuentes puestas al día.
incorporado sobre todo, noticias arqueológicas. En este punto interesa dicha obra, pág. 227.
(5) Podrían aducirse algunos restos hallados en Algeciras hace unos años, que indican la existencia de un monumento.
F. Presedo Velo, "Hallazgos romanos en Algeciras". Habis. (1974), 3. pág. 189 y ss.
(6) F.H.A., VI. pág. 145.
(7) Roldan, op. cit. s.v.

10
8
texto tan fiable como se creyó hace algunos a ñ o s . No obstante, daremos primero los
textos y a continuación el comentario que nos sugieren.
Estrabón, 111,2,14
tvioi £c TapTijaaov TT¡I> VVV KaoTijtai'J Trpocrayopevovffi,'

Plinio, N . H . , 111,8,17:
Carteia, Tartessos a Graecis dicta.
Mela, 2,96:
Sit deinde angustissimum pelagus, et próxima inter se Europae et Africae litora
montes efficiunt, ut initium diximus Columnae Herculis, Ahila et Calpes, uterque
quidem sed Calpes magis et paene totus in mare prominens is mirum in modum
concauus, at ea parte qua spectat occasum médium fere latus aperit, atque inde
ingressis totus admodum pervius prope quantum patet specus; et sinus ultra est in
eoque Carteia, ut quídam putant aliquando Tartesos, et quam transuecti ex Africa
Phoenices habitant atque unde nos sumus Tigentera.

Appiano, Ibéricas, 63 (año 147-146)


'Peopaleen iii fió\t? é/c
ftvpiuv c^aKta^cXioi BiéSpacrav e'í ~Kapirr)&e¿v,
¿TTÍ da\r'iG<rr¡ iróxiv, éyeo vouífa irphii 'E¡Kkr¡-
vav 7,-cuíai Tcprrjcrírbv ¿vopá^eaOai, /cal *A[r/av-
Qt'úviov airiji j3acri\evo-ai, bv ¿t irevrrficovra Ka'l
éiearov err¡ á<j)i/cé<T0ai' epacrív. tov? fí.ev oiv ¿i
rr¡v Ka.pirr)<r<rov SiacpvyóvTai ó raptas, 8? eíirero
no Oi/crt\tfo, eruvéraacTcv . tVl Tet^eo» SeSiórár

Pausanias, VI,19,3. Frente a la opinión común.


Silio Itálico, 111,396:
Arganthoniacos armal Carteia nepotes.
Rex proauis fuit humani ditissimus aeui,
Ter denos decies emensus belliger annos.
Armat Tartessos, stabulantia conscia Phoebo.

Todos estos textos de variada categoría histórica coinciden en que existía una tradi-
ción, atribuida a los griegos, según la cual Carteia era la antigua ciudad de Tartesos.
Ninguno de los autores citados la da como verdad absoluta, aunque tampoco la niegan,
siendo los grados de credibilidad de distinta fuerza. Para Estrabón "algunos lo dicen",
dando a entender que él en persona no lo cree o lo cree poco, como se puede colegir por
otros pasajes de su obra, donde al hablar del mismo tópico, parece que se inclina por la
Baja Andalucía (véase, esp. 111,2,11-14). Para Plinio, Carteia, es la ciudad que los griegos
llamaban Tartesos sin más complicaciones, y por ello la idea es creíble por la autoridad de
la fuente. Por el contrario, el texto de Appiano es muy discutido. E l autor está narrando
las guerras de Viriato y la derrota de Vetilio en Tribola. E l resto del ejército huye y se
refugia en Karpessos, ciudad de la que se nos dice que él (el autor) cree que es la que los
9
griegos llamaron Tartessos y donde reinó Argantonio 150 años . Aunque el nombre no

(8) La ausencia inexplicable de Ampurias. que ahora vemos que se aumenta con la de Carteia, contribuye a tomar esta
fuente con toda clase de reservas.
(9) No existe ningún libro que estudie el mito de Argantonio con técnicas científicas de investigación, distinguiendo lo
que hay de historia que hay mucho de lo que hay de leyenda y como se formó esta. Para la figura histórica, véase F.
Presedo Velo en la Historia <le España Antigua de Cátedra, tomo I. Proiohisloria. Madrid. 1979. págs. 141 y ss. Como, obra
general sobre Tartessos. J . M . Blázque?. Tartessos y los Orígenes de la colonización semita en Ociic/enle. Salamanca, 1975.

11
coincida, parece que se refiere a Carteia; y así lo entendió Schulten. Algunos han querido
ver la ciudad de Carpessos como desconocida situada cerca de la costa atlántica. Para
nosotros no cabe duda de que, con todas las inexactitudes posibles en la transmisión del
nombre, está hablando de Carteia.
Para mí tiene especial valor el texto de Mela por tratarse de un hombre nacido en las
proximidades de Carteia, a cuarenta kilómetros a lo sumo, y ser un hombre de una sólida
formación histérico-geográfica, de lo que es buena prueba su propia obra. Después de
describir la bahía de Algeciras, ubica la ciudad, y añade ut quídam putant aliquando
Tartesos. No se hace partidario decidido de que sea asi ni mucho menos, simplemente
añade el dato erudito, que debía ser de curso común entre las gentes de letras.
El texto de Pausanias ha de relacionarse con el de Appiano por lo que respecta a la
grafía Karpía. Igualmente hemos de referirla a Carteia, a juzgar por la alusión a Tartesos,
que encaja dentro de.una concepción parecida a la Appiano. En la misma línea ha de
situarse la referencia que hace Esteban de Bizancio s.v.
Dejamos para el final los versos del poeta, que en un alarde retórico evoca la estruc-
tura Carteia Tartessos Argantonio. Responden a una opinión que se da por admi-
tida, por lo menos en el paisaje mítico de la leyenda en la que el poeta ve más belleza que
verdad.
Estos testimonios no pueden en modo alguno llevar a la conclusión que algunos
comparten de que seriamente hemos de buscar Tartesos en las ruinas de Carteia, como de
10
hecho se ha intentado recientemente, sin resultado como era de esperar . No es este el
momento para entrar en la conocida discusión; pero si indicaré que seguramente Tartesos
es inconcebible como una ciudad de cierta complejidad urbana. Ahora bien, no cabe duda
de que de su existencia podemos concluir que Carteia era considerada en la antigüedad
como una ciudad muy vieja; de otro modo no se le atribuiría relación alguna con Tarte-
sos. La identificación exige la conciencia de lo antiguo y una gran lejanía en el tiempo. A s i
mismo, hemos de hacer constar que se trataba de una ciudad conocida en todo el Medite-
rráneo, y de tal importancia que los eruditos no despreciaban la tarea de ennoblecer sus
orígenes emparentándola con la más famosa y antigua ciudad de España. No cabe duda
de que los escritores cuyos textos estamos comentando concebían a Tartesos como una
ciudad concreta, excepto en el caso de Estrabón, en cuya obra vemos como distingue
entre la ciudad propiamente dicha y la Tartéside región .
Respecto a lo que las excavaciones de Carteia pueden decir sobre la antigüedad de su
fundación, sólo diremos que el yacimiento del Cortijo del Rocadillo, hasta ahora no dio
resto alguno que pueda ir más allá del siglo IV a. C , como ya demostraron las excavacio-
nes de Woods y Fernández-Chicharro. No obstante, como se verá en otra Memoria, las
efectuadas en el Cortijo del Prado el año 1976 pusieron al descubierto un poblado bas-
tante anterior, por lo menos en dos siglos.
No podemos pasar por alto la afirmación de Mela que dice et quam transuecti ex
Africa Phoenices habitant. Insistimos en la autoridad de Mela y lo difícil que resulta
admitir en él una equivocación acerca de un tema tan claro como el de saber quien
habitaba en Carteia. E l texto está en presente diciendo que ahora (en tiempos de Mela)
habitan en ella los fenicios venidos de Africa; ¿Pero siempre fue asi? ¿Fue fundada por
fenicios africanos? Una fundación no parece verosímil, aunque no es imposible, dada la
comunicación que siempre existió entre ambas orillas del Estrecho de Gibraltar. Ninguna
fuente de las que hablan de Carteia dice tal cosa; antes al contrario, algunas afirman como

(10) Por ejemplo. D. Woods en sus investigaciones en Carteia.

12
Estrabón que es un puerto de los iberos. Pero no por ello podemos rechazar de plano la
afirmación de Mela, que para nosotros tiene una gran autoridad. Es posible que se trate
de emigraciones producidas en época romana, gentes relacionadas con las almadrabas,
que procederían de Lixus? de Mogador? de Cartago? Nuestras excavaciones hasta la fecha
no han arrojado luz sobre este extremo. Todo lo encontrado encaja en lo indígena y lo
romano como las consiguientes importanciones de ambas épocas comunes a cualquier
yacimiento contemporáneo. El culto a Hércules la relacionaría con Cádiz su vecina, y el
nombre de Carteia no creemos en contra de Schulten que tenga nada que ver con los
fenicios sino con lo indígena turdetano.

3. C A R T E I A A N T I G U A

Hay un texto de Estrabón que conviene citar, aunque sea dudoso que se refiera a
Carteia. Es el 111,1,7. Dice así:

7. TJ79 ¿"é rrapaXía<} ravrrjt, ei? í)v o re BatTi?


KOÍ o "Ava<¡ ¿K&íSaxri, ical rmv ea^árcov ríjt
"hlaMpovaía<¡ el<¡ rb fiera^ii ¿fiiriirrov rb 'ArXai/-
TIKOV iréXayo? iroiei rbv Kara ~%rr¡Xa<¡ iropOfióv,
Kad' bv r) eVro? OáXarra avvárrrei rfj ¿KTQ<{.
ivravda hrj 0/30? iarX raiv 'Ifiijpwv rúv KaXov-
fíévwv Bao-rrjTavtov, ov<¡ xai Tiaarovkovs tcaXov-
<TLV, r¡ KáXwt], rf) nrepioxy p-ev 011 p.éya, río S'
v\¡fet p.éya «al ppdiov, Siare rróppaSev vt]croeiili
C 140 <j>aívfadai. é/cTrXéovaiv oñv €K rí)<; r¡fierépa<{
6a\árTr)<; eí$ TIJV é'£ft> Ze^i,óv éari TOVJO, nal irpb<;
1
avrfi KríXTr^ 7ró\t9, év rerrapá/íovTa arabíois,
á!-iu\oyo<; KaX ira\aiá,vavaTaQpoi> vore yevo/xévi)
T¿>V 'lfi-qpwv. eviot Se Kal 'l\paK\¿ov<¡ Kríapa
Xéyovaiv avrr¡v, ¿ív icrri tcal Tifxo<rOévr)<}, os: (j>r¡ai
Kal HpaxXeíav ot'0,u¿fecrí?«¿ ro vaXaióv, leiKW-
aOaí re tieyav TrcoítfaXov Ka) vaacroÍKovi.

Como es obvio Estrabón no cita a Carteia sino a Calpe. Sin embargo el texto
conviene mejor a Carteia por varias razones, que ya Schulten expuso en su día. El erudito
de Erlangen cree que Estrabón confundió Calpe y Carteia, pero evidentemente se trata de
la última, fundándose en el dato de que entre el Peñón y la ciudad hay una distancia de
cuarenta estadios, justos los que dista Carteia del Peñón, lo cual es rigurosamente cierto.
La otra afirmación de Schulten de que Calpe (Calpis oppidum) sólo aparece citada en los
geógrafos malos, carece de valor. Sabemos perfectamente que existió en la antigüedad un
núcleo de población en Calpe, que aparece citado con plena individualidad. Sin embargo
hay que tener en cuenta que Estrabón habla de Carteia en otras ocasiones (en 111,2,2
donde da la distancia desde Munda, en III, 2, 7, cuando habla de la pesca, y en 3,2,14, pa-
saje ya citado referente a Tartesos), y en todas ellas no cabe la menor duda de lo que quiere
significar. ¿Cómo se confundió en este caso? Los editores de Estrabón en la edición Loeb
dicen que los anteriores corrigieron el texto estraboniano cambiando Calpe por Carteia,
lo que en su opinión es innecesario, porque el error es corriente en la antigüedad, y cita en
su apoyo al Itinerario, en el pasaje que nosotros hemos comentado ya, que en efecto
confunde Calpe-Carteia. Me parece un argumento de escasa validez para explicar el error
de un autor como Estrabón, el cual otras veces acierta plenamente. Se puede recurrir a
una falta de los copistas.
Queda, pues, abierta la posibilidad de que la descripción que hace Estrabón de Calpe

13
deba aplicarse a Carteia. Creemos que se refiere a la ciudad situada en el Cortijo de E l
Rocadillo: "ciudad importante y antigua, habiendo sido antes puerto de los iberos. Algu-
nos dicen que fue fundación de Heracles, entre ellos Timostenes, que dice que se llamaba
antes Heracleia, y que hay por allí una muralla de gran perímetro y un arsenal". Como
deciamos antes, el yacimiento situado más arriba en la orilla del Guadarranque, en el
Cortijo de E l Prado, es más antiguo, pero su tamaño no nos permite llamarla ciudad, a no
ser que no quedara más que la acrópilis que es la que nosotros excavamos en parte muy
exigua. Había sido destruido por los constructores de Gas Butano. En cuanto a lo que
dice Estrabón sobre la fundación de la ciudad, se ha interpretado por Schulten como una
consecuencia de los viajes de los foceos a Tartesos, porque éstos extendieron el culto de
11
Hercules en la regiones donde antes existía el culto a Melkart. Para Schulten no existe
duda de que Carteia es una fundación púnica, como lo demuestra su nombre, cuya raiz
Kart es la misma de Cartenna en Africa, Cart-ima (Celtiberia), Cartare (isla de la boca del
Betis), Cart-ala (ciudad de los olcades), Cart-alia (cerca de Sagunto), Use-krth = Osicerda
(Edetanos) y krt en la placa de Luzaga, donde significa "Ciudad". Todo esto me parece
inadmisible en gran parte, aunque no debemos rechazar la influencia fenicia en la historia
de la ciudad, bien por la influencia de Cádiz, bien por la población fenicia del norte de
Africa a que alude Mela, según hemos visto antes. L a importancia del culto de Hercules
en Carteia está atestiguado de una manera insistente tanto por la epigrafía como por la
numismática.

4. L A C O N Q U I S T A R O M A N A

Livio, 28,323,15.
Per eos ipsos dies perfugae a Gadibus uenerunt pollicentes urbem Punicumque
praesidium quod in ea urbe esset et imperatorem presidii cum classe prodituros esse.
Mago ibi ex fuga substiterat, nauibusque in Océano collectis aliquantum auxiliorum
et trans fretum ex Africa ora et ex proximis Hispaniae locis per Hannonem praefec-
tum coegerat. Fide accepta dataque perfugis, et Marcius eo cum expeditis cohortibus
et Laelius cum septem trirremibus, quinquerremi una est missus, ut térra marique
communi consilio rem gererent.

28,30,1-12
Per idem tempus ad Baetim fluuium Hanno, praefectus Magonis, missus a
Gadibus cum parua manu Afrorum, mercede Hispamos sollicitando ad quattuor
milia iuuenum armauit. Castris deinde exutus ab L. Marcio, máxima parte militum
inter tumultum captorum castrorum, quibusdam etiam in fuga amissis, patatos per-
sequente equite, cum paucis ipse effugit.
Dum haec ad Baetim fluuium geruntur, Laelius interim freto in oceanum euec-
tus ad Carteiam clase accessit. Urbs ea in ora oceani sita est, ubi primum e faucibus
angustis panditur mare. Gades sine certamine per proditionem recipiendi, ultro qui
eam rem pollicerentur in castra Romana uenientibus, spes, sicut autem dictum est,
fuerat. Sedpatefacta inmatura proditio est, comprehensosque omnes Mago Adher-
balipraetori Carthaginem deuehendos tradit, Adherbal coniuratis in quinquerremem
impositis, praemissaque ea, quia tardior quam trirremis erat, ipse cum octo trirremi-

(II) A. Schulten. F.H.A.. VI. pág. 145.

14
bus módico interuallo sequitur. lam fretum intrabat quinquerremis cum Laelius et
ipse in quinquerremi ex portu Carteiae sequentibus septem trirremibus euectus in
Adherbalem ac trirremes inuehitur, quinquerremem satis credens deprensam rápido
freto in aduersum aestum reciprocar! non posse. Poenus in re súbita parumper
incertus trepidauit utrum quinquerremem sequeretur an in hostes rostra conuerteret.
Ipsa cunctatio facultatem detractandae pugnae ademit; iam enim sub ictu teli erant,
et undique instaban! hostes Aestus quoque arbitrium moderandi paues ademerat.
Ñeque eral naualipugna similis, quippe ubi nihil voluntarium, nihil artis aut consilii
esset. Una natura freti aestusque totius certaminis potens suis, alienis nauibus nequi-
quam remigio in contrarium tendentes inuehebat; etfugientem nauem uideres uertice
retro intortam uictoribus inlatam, et sequentem, si in contrarium tractum incidisset
maris, fugientis modo sese auertentem. Iam in ipsa pugna haec, cum infesto rostro
peteret hostium nauem, obliqua ipsa ictum alterius rostri accipiebat; illa, cum tra-
nuersa obiceretur hosti, repente intorta in proram circumagebatur. Cum inter trirre-
mes fortuna regente anceps proelium misceretur, quinqueremis romana seu pondere
tenacior, seu pluribus remorum ordinibus scindentibus uertices cum facilius regere-
tur, duas trirremes suppressit, unius praelatae Ímpetu lateris alterius remos detersit;
ceterasque quas indepta esset mulcasset, ni cum reliquis quinqué nauibus Adherbal
uelis Africam transmisisset.

31 Laelius uictor Carteiam reuectus, auditis quae acta Gadibus erant patefactam
proditionem coniuratosque missos Cathaginem, spem ad inritum redactam qua
uenissent — nuntiis ad Marcium missis, nisi si tereré frustra tempus sedendo ad
Gades uellent, redeundum ad imperatorem esse, adsentiente Marcio paucos post dies
ambo Carthaginem rediere.

En la segunda guerra púnica, que decidió la historia de la Península Ibérica, de una


manera total, Carteia jugó un papel de cierta importancia, que se explica por su situación
geográfica en el mismo Estrecho, y muy cercana a Cádiz, centro importantísimo del
poderío cartaginés. Todo esto lo refleja el texto de Livio que acabamos de transcribir in
extenso.
El a ñ o 548 A . U . C . = 206 a. C . fue decisivo en la marcha de la guerra. Marcio había
tomado Astapa, cuya resistencia hizo época en la historia de la contienda. Después el
ejército romano marchó a Cartagena donde estaba Escipión. Los púnicos de Gades
empezaron a desconfiar de la suerte de la guerra. Aunque no tenemos datos que nos lo
confirmen, creemos que la clase mercantil de la ciudad, mejor informada por sus contac-
tos, vio con claridad que la causa de los cartagineses iba de vencida, y el triunfo de los
romanos prometía mejores perspectivas para su comercio, ya que existía la posibilidad de
integrarse en una economía mediterránea de amplias dimensiones. Sea como fuere, un
grupo de gaditanos se presentó a los romanos prometiéndoles la entrega de la ciudad y de
la guarnición allí estacionada con su jefe e incluso la flota. En Cádiz estaba Magón, quien
para remediar lo irremediable, reunió una escuadra y reclutó auxiliares en la costa de
Africa y en la orilla española del estrecho. No es disparatado suponer que los de Carteia se
verían afectados una vez más por las reclutas de los púnicos. E l encargado de llevarla a
cabo fue Magón. Volviendo a los fugitivos de Cádiz, se exigieron y otorgaron las fidelida-
des de rigor y se trató en serio de aprovechar la oferta. Escipión dispuso que partiera de
Cartagena una expedición por tierra al mando de Marcio formada por unas cuantas

15
cohortes y una división naval de siete trirremes y una quinquerreme al mando de Lelio,
12
que debían operar en estrecho contacto .
La expedición de Marcio se encontró con el activo Magón, quien envió a su prefecto
Hannón con un pequeño contingente de africanos y españoles mercenarios a enfrentarse
con los romanos. Los de Marcio les derrotaron en un lugar indeterminado a orillas del
Betis, y avanzaron hasta las proximidades de Cádiz, esperando el resultado de la conjura.
Mientras tanto, Lelio había avanzado con la flota y había llegado a Carteia. No se dice
nada de que hubiera habido la menor lucha en la ocupación de la ciudad, en la que no
debía de haber ninguna guarnición púnica. Una vez más se ve claro que la resistencia ante
los romanos fue privativa de las guarniciones de Cartago y de las grandes tribus del
interior, mientras que las ciudades de la costa se entregaron sin la menor oposición.
Mientras tanto, en Cádiz se había descubierto la traición antes de tiempo, y los conjurados
fueron presos y despachados a Cartago en una quinquerreme enviada por delante a la que
seguía Adherbal con ocho trirremes a poca distancia. Tal como presenta Livio el hecho,
resulta un tanto extraño que en un momento de apuro para la ciudad se detraiga una
considerable cantidad de barcos con el único fin de escoltar a unos conjurados. E l caso es
que cuando pasaban el estrecho, Lelio los avistó desde Carteia y salió a la mar con una
13
quinquerreme y siete trirremes dispuesto a entablar combate . Adherbal d u d ó en aceptar
el combate, pero no tuvo más remedio que afrontar la situación creada por la inesperada
aparición de Lelio. Livio nos describe la batalla siguiente con su característica elocuencia,
lo que no le impide conseguir un verismo mayor de lo que a primera vista podría pensarse.
Según este autor la batalla tuvo lugar en un día de temporal, con fuerte oleaje.
Podríamos pensar que se trataba de un típico temporal de levante en el estrecho, como es
corriente, y en este tipo de tempestades, al chocar el viento con la corriente procedente del
Atlántico, se produce un oleaje que dificulta la navegación. Sin embargo del relato de
Livio se puede igualmente deducir que la tempestad en cuestión era producida por el viento
de poniente. En primer lugar nos inclina a pensar así el hecho de que cuando sopla el
levante la visibilidad es muy escasa en el estrecho; lo cual no debió ocurrir en este caso,
porque los vigías de Lelio detectaron fácilmente la flota púnica. En segundo, el desarrollo
del combate asi lo hace pensar, hasta el punto que recuerda en algunos detalles lo que
ocurrió en Trafalgar, en una escala muy reducida.
La batalla propiamente dicha se desarrolló en medio de una gran confusión. L a
quinquerreme cartaginesa pasó de largo y Adherbal hubo de hacer frente con las ocho
trirremes a la armada romana, que se lanzó denodadamente al ataque rodeando a las
naves púnicas (iam enim sub ictu teli erant, et undique instabant hostes). Schulten cree
que la confusión creada por la tempestad tenía su causa última en la corriente que va de
oeste a este, la cual empujaba a la quinquerreme cartaginesa y le impedía acudir a la
batalla en auxilio de las trirremes. Posiblemente ocurrió así, pero no debemos olvidar la
fuerza del viento, causa del oleaje, que desarticulaba todas las maniobras. En estas condi-
ciones el combate tenía que ser necesariamente caótico (aestus quoque arbitrium mode-
randi nauem ademerat. Ñeque erat nauali pugnae similis, quippe ubi nihil uoluntarium
nihil artis aut consola esset.) Era imposible el gobierno de las naves, pues cuando una
trataba de huir del combate, de pronto un golpe de mar la devolvía al centro de la batalla,

(12) No existe un estudio pormenorizado del desarrollo de la segunda guerra púnica en España, teniendo en cuenta
todos los datos. Sigue siendo válido el realto de Aguado Bleye y Bosch Gimpera a la Historia de España dirigida por
Menéndez Pidal, vol. II. Ultimamente se ha ocupado del tema con competencia J . M . Roldan en Historia de España
Antigua, vol II. Madrid, 1978.
(13) Roldan, op. <•//.. pág. 48, cree que la escuadra de Lelio navegaba por el estrecho rumbo a Cádiz, cuando se
encontró con la división púnica, lo cual parece contradecir el texto de Livio, que citamos.

16
y la perseguidora, si acaso incidía en una corriente contraria, daba la vuelta como si
huyera. L a misma confusión y el mismo desorden en la embestida de los barcos, dado que
resultaba imposible dirigir el espolón hacia el navio contrario. Sin embargo, a pesar de
estas dificultades, la quinquerreme romana, debido, según Livio, a su mayor peso, o por
tener más filas de remos lo que parece un disparate de nuestro historiador podía ser
gobernada con mayor facilidad, hundió a dos trirremes y arrancó los remos de una banda
de otra, y hubiera acabado con las demás si no hubieran huido hacia Cartago.
Aunque Livio dice que Lelio resultó vencedor, sólo lo fue hasta cierto punto, si
tenemos en cuenta que Adherbal consiguió su propositó, si bien con pérdidas. L a flota
vuelve a Carteia, y allí se entera Lelio de lo que había sucedido en Cádiz, es decir que la
conjura había fracasado, y que el plan concebido por Escipión no tenía viabilidad alguna.
Envía emisarios a Marcio, acampado ante Cádiz esperando el resultado de los planes
anteriores. Lelio invitaba a su colega a no perder más tiempo frente a la ciudad, y los dos
juntos volvieron al cuartel general de Cartagena.
El hecho de que se entere Lelio de los sucesos de Cádiz antes que Marcio, que estaba
a las puertas de la ciudad, nos plantea algunos problemas. ¿Cómo no sucedió lo contra-
rio? Pero además Lelio conoce lo sucedido en Carteia, es decir, que en Carteia se sabía la
noticia, antes de que se enterara Marcio. Creo que hay que suponer que la noticia llegó a
nuestra ciudad por mar, y que en Carteia había, como hemos supuesto, gentes partidarias
de los romanos. L a libre circulación de los emisarios romanos yendo de Carteia a Cádiz
sin dificultades nos habla de la facilidad con que dominaban la situación los romanos en
este momento. Solo resistía Cádiz, y veremos que por poco tiempo.
Carteia volvió a quedar a su arbitrio sin fuerzas de ocupación romana, después de la
marcha de Lelio. L a vecina Cádiz seguía siendo púnica, y en ella Magón dispuesto a
combatir hasta el final. E l motín militar y la revuelta de los ilergetes pareció abrir camino
a la esperanza de los cartagineses. L a suerte de la ciudad se había decidido en Italia.
Magón recibe orden de llevar la flota a Italia para socorrer a Anibal. Después de recibir
dinero de Cartago y de saquear la ciudad, zarpa para el Mediterráneo, intenta atacar
Cartagena, y recibe un duro castigo. Vuelve a Cádiz, pero encontró cerradas las puertas
de la ciudad. Massinisa ya había pactado con Escipión. Después de un escarmiento en las
personas de los magistrados gaditanos, puso proa a las Baleares. Cartago se entregó a los
romanos. Carteia siguió su suerte.
Desde entonces no volvemos a saber de la ciudad, durante unos treinta años. Parece
que se dedica a vivir en su nueva situación sin participar en las revueltas de sus vecinos. E l
año 197 surgió la guerra en las Ulterior, en la que participó el litoral malagueño y de Sexi.
Cádiz misma había tenido problemas. De Carteia no sabemos que participase.

5. C A R T E I A , C O L O N I A L A T I N A

Liv. 43,2,3.
Et alia noui generis hominum ex Hispania legatio uenit. Ex militibus Romanis et
ex Hispanis mulieribus, cum quibus connubium non esset, natos se memorantes,
supra quattuor milia hominum, orabant ut sibi oppidum in quo habitarent daretur.
Senatus decreuit, uti nomina sua apud L. Canuleium profiterentur eorumque, si quos
manumississent, eos Carteiam ad Oceanum deduci placeré; qui Carteiensium domi
manere uellent, potestatem fieri, uti numero colonorum essent, agro adsignato. Lati-
nam eam coloniam esse libertinorum appellari.

17
El texto es suficientemente claro para no necesitar demasiados comentarios. No
obstante por el hecho singular que supone, nada menos que la primera concesión de la
ciudadanía latina fuera de la Península Itálica, ha merecido estudios de los más destaca-
dos historiadores del derecho.
Durante las guerras de conquista, concretamente durante la segunda guerra púnica,
los soldados romanos habían tenido hijos en mujeres españolas, que a la sazón, año 171,
tenían treinta o más años, la primera generación de ellos. Naturalmente no eran ciudada-
nos romanos. Se trata del eterno problema de los mestizos, que aqui no lo eran racial-
mente pero si social y juridicamente. Como es lógico el problema de estos, más de cuatro
mil hombres, siempre se ha estudiado desde el punto de vista del derecho romano; y en
nuestra modesta opinión debería serlo también desde el del derecho indígena. Claro está
que nuestra ignorancia de las instituciones turdetanas e ibéricas de los siglos III y II a. C .
nos impiden tener una opinión fundada de lo que ocurría en tales casos, pero creo que
podemos hacer algunas deducciones, por lo menos lógicas. Hemos dicho que estos hom-
bres no eran ciudadanos romanos, por el simple hecho de que sus padres no tenían el
connubium, pero seguramente tenían asimismo dificultades para integrarse en los clanes
indígenas de sus madres, no sabemos si por tratarse de hijos de extranjeros o por qué otra
causa. Pero creemos que si pudieran integrarse fácilmente entre los parientes de sus
madres, no hubieran acudido a Roma en demanda de auxilio. También pudo ocurrir que
se sintieran distintos con clara conciencia de su semirromanidad, ya que en muchos casos
sus padres se quedarían en España de una manera u otra, y en ese caso su romanidad sería
palmaria, incluso en cuanto al idioma. Decimos esto sin fuente alguna que nos autorice,
pero apoyados en la mínimas nociones etnográficas del mestizaje. El hecho es que acudie-
ron al pueblo romano pidiendo un lugar en que habitar; y lo piden poniéndose de acuerdo
de una manera colectiva, lo que supone una gran preparación y solidaridad, en la que
participarían los magistrados romanos de España. El senado consideró el caso en toda su
novedad, y lo resolvió con una gran originalidad, aunque dentro de la tradición, según
una manera de pensar eminentemente romana. L a expansión de Roma se había efectuado
en Italia mediante una concesión paulatina y discreta de la ciudadanía latina, en un
proceso que empieza en Ariminum y acababa en Lucca unos años antes de la llegada de la
embajada de los mestizos españoles. Se decreta que los peticionarios den sus nombres al
pretor Canuleio, y una vez establecido cada caso, aquellos a quienes el pretor manumitiera
que se estableciesen en Carteia. En cuanto a los primitivos habitantes de Carteia, es decir
la población prerromana, que quisieran quedarse, podrían hacerlo y figurarían entre los
colonos. Se les asignaron campos y se determinó que la nueva fundación se llamase
Colonia Latina libertinorum.
u
Ya Mommsen en su clasico Staatsrecht se refiere a este suceso lleno de porvenir
político, con el simple fin de precisar el concepto antiguo de libertinus. Aduce el ejemplo
de Carteia, pero interpreta el pasaje de Livio, a juicio de la crítica posterior de manera
demasiado personal, y llevado de la mania de cambiar los textos con suma ligereza, y dice:
"die dort angesiedelten Leute waren dis Kinder von Spanierinnen, die mit romischen
Soldaten ohne Connubium zusammegelebt hatten, oder deren (Descendenten und) Frei-
gelassene (denn vor manumississent ist genuissent vel durch Schuld des Schriftstellers
oder der Abschreider ausgefallen); ihre Rechte nach waren sie Peregrinen und konnten
den Freigelassenen wohl gleichgestellt, aber nicht selber allgemein ais Freigelasseene
bezeichnet werden". Tenemos, pues, que Mommsen cree que el Senado romano integró en

(14) III, I, pág. XII, n° I.

18
Carteia a los hijos de los romanos y españolas, los hijos de estos o los que ellos habían
manumitido, para lo cual pretende que debe enmendarse el texto en la forma que veía-
mos. Echa la culpa al descuido del escritor o de sus copistas, pero la dificultad más
insalvable está en esos libertos (Freigelassene) que no podían ser manumitidos por gentes
15
que no eran aun ciudadanos ni siquiera latinos. Con razón rechaza Saumagne esta teoría
mommseniana, en su trabajo sobre la colonia de Carteia en el que estudia el problema en
sus verdaderas dimensiones. Según este autor el senado romano se encontró con dos
realidades: los hijos de romanos y españolas y los habitantes de una ciudad indígena y con
ambos elementos va a formar una realidad: la colonia latina de Carteia. A los primeros los
consideraba servípublici y a los segundos peregrinos dediticios. Esto quiere decir que los
mestizos de romano y española carecían de todo derecho y los carteienses también. E l
senado por un acto gracioso, actuando como dominus, los eleva a unos y a otros a la
categoría de ciudadanos latinos, pero sólo a aquellos a quienes el pretor Canuleyo manu-
mitiese de los hispano-romanos y a los de Carteia que quisieran quedarse (domi manere
uellent). E l razonamiento de Saumagne creo que es jurídicamente correcto, pero deja
algunos puntos oscuros. En primer lugar su comparación con los siervos de la Torre
Lascutana dependientes de Asta a los que Paulo Emilio había liberado 189 a. C. En este
caso el problema, a pesar de las posibles coincidencias jurídicas, históricamente es muy
distinto. L a Torre Lascutana era una comunidad que había sido sojuzgada por los de
16
A s t a y esta última ciudad estaba luchando contra Roma. E l castigo impuesto por el
vencedor trataba de debilitar el poderío de Asta y para ello la privaba de los de Lascuta
que a partir de ese momento eran libres, pero libres de su dependencia con Asta, aunque
en modo alguno libres en el sentido de ciudadanos romanos. Esto explica el texto del
decreto de Paulo Emilio y el hecho de tomar el general una decisión política, aunque
tenga la condición genérica de que se hacía a reserva del pueblo y el senado romanos. En
Carteia las cosas ocurrieron de una forma muy distinta: era una ciudad que se había
entregado a los romanos sin lucha alguna, como lo demuestra la estancia en ella de Lelio
el a ñ o 206. Esta actitud explicaría el hecho de que fuera escogida por el senado para algo
tan singular como el ser la primera colonia latina fuera de Italia. Por supuesto que el
senado podía disponer y dispuso de los campos pertenecientes a la ciudad, porque eran
ager publicus. Con todo, hay una frase en el texto de Livio que no veo del todo clara. Me
refiero a los antiguos habitantes de Carteia de los que se dice que podían quedarse los que
quisieran y sí querían. Pero, ¿es que podían querer otra cosa? Es evidente que de sus
campos antiguos una parte pasaba a los más de cuatro mil mestizos que se establecían en
la nueva colonia. E l resto de los campos se repartiría no sabemos como entre los antiguos
habitantes que se quedasen. E l problema se plantea para los que se marchaban cuya
partida se admite en teoría. ¿A dónde irían? ¿Tendrían posibilidad de poseer algo? Parece
que sí, pero ¿dónde? ¿En las comunidades vecinas?
17
N . Sherwin-Withe se ocupa de Carteia de pasada y destaca en el hecho de la
concesión de la ciudadanía latina que por primera vez se hace la conexión entre el latium y
la ciudadanía romana, en el sentido de que el concepto de latinidad es como una modifica-
ción o disminución de la ciudadanía romana, principio que tendrá una gran vigencia
andando el tiempo en la incorporación de toda España al derecho romano.
Dejando las teorías y volviendo a los hechos, a partir de ahora quedaba constituida
en Carteia una comunidad con derecho latino e integrada en la manera de vivir romana.

(15) Une colonie latine d'affranchis. Carteia. R . H . D.F.E., 40, 1961: pág. 131 y ss.
(16) Sobre Asta, v. M . Ferreiro, Asta Regia, inédita.
(17) The Román Citenship, Oxford, 1979, págs. 43 ss.

19
Una vez más el agudo sentido romano de la realidad había sabido reaccionar con inteli-
gencia frente a una situación nueva. Los patrones de conducta creados para la asimilación
de las comunidades itálicas se aplicaban ahora a muchas millas de distancia, y se resolvía
un problema concreto de los hijos de los soldados romanos. A l mismo tiempo se creaba
un modelo aplicable en todo el mundo romano y que, soterrado de momento, florecería
en el siglo I d. C. con la generalización de la ciudadanía latina. Hemos de aclarar que
nosotros enfocamos el problema de la incorporación de España como un proceso lento y
complejo en el que predominaron las situaciones de hecho. Durante mucho tiempo las
poblaciones indígenas continuaron detentando sus propiedades; incluso en la Bética, la
región más romanizada.

6. C A R T E I A E N L A S G U E R R A S L U S I T A N A S

Ya hemos citado el texto de Appiano, en el que volvemos a tener noticias de Carteia


el a ñ o 147 a. C . Está en campaña Vetilio, y se había dirigido a Tribola persiguiendo a
Viriato. N o sabemos donde ubicar esta ciudad, pero es verosímil que estuviera al sur de
Guadalquivir, si tenemos en cuenta que Viriato continúa la táctica lusitana tradicional de
depredar las ricas tierras del valle, como observa con razón Schulten (18). Poco después,
Viriato tiende una emboscada al romano en la que perece el legado y cuatro mil soldados.
El resto de la tropa huyó y buscó refugio en la ciudad de Carpessos, que como hemos
dicho más arriba no puede ser más que Carteia. Allí se refugió el ejército al mando del
cuestor, y pasó el invierno en espera de refuerzos. Schulten sostiene que la batalla se
produciría en la Serranía de Ronda, aunque no hay razón alguna para tal suposición. De
todos modos el hecho de que se eligiese Carteia como lugar de refugio, significa que no se
dudaba de su fidelidad siendo una de las pocas ciudades que no traicionó a la república.

7. C A R T E I A E N T R E E L S I G L O II Y E L I a. C .

A partir de los hechos que acabamos de relatar no volvemos a tener noticias de


Carteia hasta mediados del siglo I a. C . Tampoco poseemos inscripciones que nos ayuden.
Tan sólo podemos fiarnos de las monedas, tan bien estudiadas por F. Chaves Tristán (19),
que empieza a emitir la ciudad el a ñ o 130 a. C , según el patrón saguntino. Es de destacar
que la ciudad entre de lleno en la economía monetaria, y empiece a acuñar moneda con tal
profusión que dará lugar a una de las colecciones más brillantes de toda la Bética. Por las
monedas conocemos a un cuestor Cur(ius) hacia el a ñ o 120 a. C . otro llamado P. Iuli(us)
en el 115 a. C. y C. Mi(mus). En los últimos años del siglo II amonedaron Curma(nus), L.
Marci(us), Q. Ops(ilius), Q. Pedec(aius), M. Sept(imius). Del 95 conocemos los censores
L. Rai(us) y L Agri(us); del 90 a. C. a los ediles Cn. Ami(us) y L. Arg?; del 80 a M.
Cur(manus) y del 75 a C. Pe(decaius). L a numismática nos permite vislumbrar que en el
gobierno de la ciudad participaron miembros de las clientelas pompeyanas con Num(e-
rius) o el edil Vib(ius) en el a ñ o 70 y 65 respectivamente. E l a ñ o 55 amonedan C. Vib(ius)
y C. Min(ius) como quattoruiri iure dicundo.

(18) F.H.A.. IV. pág. 108-9.


(1^) Monedas Hispanorromanas de Carteia, Barcelona. 1979, pág. 43 y ss.

20
8. C A R T E I A E N L A G U E R R A C I V I L

Anónimo, Bell. Hisp. 32


Cn. Pompeius cum equitibus paucis non nullisque peditibus ad nauale praesi-
dium parte altera Carteiam contendit, quod oppidum abest a Corduba milia pas-
suum CLXX. Quo cum ad oclauum miliarium uenisset, P. Cancilius qui castris antea
Pompei praepositus esset, eius uerbis nuntius mittit eum minus belle habere: ut
mitterent lecticam quae in oppido defferri posset. Lecticariis missis Pompeius Car-
teiam defertur. Qui illarum partium fautores essent conueniunt in domum quo erat
delatus —qui arbitrati sunt clanculum uenisset— ut ab eo quae uellet de bello requi-
renl. Cum frequentia conuenisset, de lectica Pompeius eorum in fidem confugit.

36. Dum haec geruntur, legal i Carteienses renuntiauerunt quod Pompeium in


potestatem haberent. Quod ante Caesari portas praeclusissent, illo beneficio suum
maleficium existimabant se lucri faceré.

37. Carteienses, dum Caesar in hiñere reliqua oppida oppugnat, propter Pom-
peium dissentire coeperunt. Pars erat quae legatos ad Caesarem miserat, pars erat qui
Pompeianarum partium fautores essent. Seditione concitata, portas occupant; caedes
fit magna; sancius Pompeius nauis XX occupat tongas et profugit. Didius, qui Gadi-
bus classi praefuisset, simul nuntius allatus est, confestim sequi coepit; Carteia pedi-
tes et equitatus ad persequendum celeriter iter faciebant ítem confestim consequen-
tem. Quarto die nauigationis, quod imparati a Carteia profecti sine aquafuissent, ad
terram applicant. Dum aquantur, Didius classe accurrit, ñaues incendit, non nullas
capit.

38. Pompeius cum paucis profugit et locum quendam munitum natura occupat
equites et cohortes quae ad persequendum missi essent, speculatoribus ante missis
certiores fiunt, diem et noctem iter faciunt. Pompeius umero et sinistro crure uehe-
menter erat saucius. hoc accedebat ut etiam talum intorsisset; quae res máxime
impediebat. ita lecticam ad turrem quandam cum esset ablatus, in ea ferebatur Lusi-
tanis more militari. cum Caesaris praesidio fuisset conspectus, celeriter equitatu
cohortibusque circumcluditur. erat accesus loci difficultas. nam idcirco propter suo
praesidio fuisset conspectus celeriter ad munitum locum natura ceperat sibi Pom-
peius quamuis magna multitudine adducta ut pauci homines ex superiore loco defen-
deré possent. subeunt in aduentu nostri depellunturque telis. quibus cedentibus cupi-
dius insequebantur aduersarii et confestim tardabant ab accesu. hoc saepius facto
animum aduertebatur nostro magno id fieri periculo. opere circummunire instituit.
pari autem cupiditate ex celerifestinatione circummunitiones iugo derigunt, ut aequo
pede cum aduersariis congredi possent. a quibus cum animaduersum esset, fuga sibi
praesidium capiunt.

39. Pompeius, ut supra demonstrauimus, saucius et intorto talo idcirco tardaba-


tur ad fugiendum, itemque propter loci difficullatem ñeque equo ñeque uehiculo
saluti suae praesidium parare poterat. caedes a nostris undique administrabatur.
exclusus a munitione auxiliis ad conuallem exesumque locum in speluncam se occul-
tare coepit, ut a nostris non facile inueniretur nisi captiuorum indicio ita ibi interfici-
tur. cum Caesar Gadibus fuisset, Hispalim pridie Idus Aprilis caput adlatum et
populo datum est in conspectum.

21
40. Interfecto Cn. Pómpelo adulescente Didius quem supra demostrauimus, illa
adfectus laetitia próximo se recepit castello nonnullasque ñaues ad reficiendum
suduxit et quoduis essent... bracchium ex utrisque partibus... Lusiiani qui ex pugna
superfuerunt, ad signum se receperunt et bene maga manu comparata ad Didium se
reportant. huic etsi non aberat diligentia ad ñaues tuendas, tamen nonnunquam ex
castello propter eorum crebas excursiones eliciebantur et prope cotidianis pugnis
cum Lusitanis confligebat tum illi insidias ponunt et tripertito signa distribuunt.
erant parati qui ñaues incenderent, incensisque qui subsidium repellerente; hi sic
despositi erant ut a nullo conspici possent. reliqui in conspectu omnium ad pugnam
contendunt. ita cum ex castello Didius ad propellendum processisset cum copiis,
signum a Lusitanis tollitur. ñaues incenduntur, simulque qui in castello ad pugnam
processerant, eodem signo fugientes latrones dum persequuntur, a tergo insidia cla-
more subíalo circumueniunt. Didius magna cum uirtute cum compluribus interfici-
tur. nonnullique ea pugna scaphas quae ad litus fuerant occupant, item complures
nando ad ñaues quae in salo fuerunt, se recipiunt, quae res eorum uitae fuit subsidio.
Lusitani praeda potiuntur. Caesar Gadibus rursus ad Hispalim recurrit.

Cicerón, A d Att. 12,44,3:


Sed quid est quaeso?. Philotimus nec Carteia Pompeium teneri (qua de re litte-
rarum ad Clodium Patauiinum missarum exemplum mihi Oppius et Balbus miserant,
se id factum arbitrati) bellumque narrat reliquum satis magnum.
13 de mayo del 45

Cicerón, A d Att. 15,20,3:


Pompeium Carteia receptum scribis; iam igitur contra hunc exercitum utra ergo
contra? media enim tollit Antonius. illa infirma, haec nefaria, properemus igitur. sed
iuua me consilio, Brundisione an Puteolis.
20 de junio del 44 a. C.

Ebro, Epitome, 2,13


75. Primum in ipso ostio Oceani Varus Didiusque legati conflixere, sed acrius
fuit cum ipso mari quam ínter se nauibus bellum. siquidem quasi furorem ciuicum
castigaret oceanus utramque classem naufragio fluctus procellae uiri ñaues arma-
menta confligerent! Adde situs ipsiusformidinem, uergentia in unum et intestinum et
externum inminentesque Herculis speculas, cum omiia undique simulproelio et tem-
pestóte saeuirent.

Orosio, Adu. Paganos, 6,16,9:


Frater eius Sextus Pompeius contracta celeriter non pama Lusitanorum manu
cum Caesonio congressus et uictus fugienque interfectus est.

Dion Casio, 33,31,2-4:

2 Teca* ff.lv SJ) ravT iyíyvéro' lireí S¿ T&V T Í


irpoveficpSéuruv rwe? iic TT)? 'PCÜ/XIJ? ¿(¡¡IKOVTO tcal
•KpoaeSoK^ffij ical ó Kaicrap fj^uv, ¡^oBnOeit ó
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22
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re vwb rov AiBíov irepl KapTijíav ¿vavxparr¡dri,
xal eíyé p.r) rrpoxaracpvytov i<¡ rr)v yrjv áyxvpas e'?
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7
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Biacpvycí>v ira? ¿v rfi rpoirfj fjXfie fiev ¿irl rr)v
0áXao~o~av ¿>? xal rcp vavrtxri rq> ¿v rfj K.aprr]ía
¿p/iovvrt j¿pT¡o~ófievo<¡, evpcov SI aurovs irpbs rov
xparovvra áno/ce/cXi/córas iiréBrj fiivirXolov rtvós,
2 trpoahoKr¡aat ¿ir avrov BiaBpáaecrdai* irXrjyel?
Se ¿v rovrm ttal ádvp.r¡cras rf} re yjj av8i<¡ irpoa-
¿cr-^e, xavravúa avveXdovra<¡ TÍI>¿? irapaXaB¿>v
rrpoi rfjv fiecróyeiav coppvqoe. /cal airót re
Kaiaei'i'ícfi Aívrcavi irepnrecrwv i¡rrr)6r¡, Kal e?
íXrjv riva xaracpvycov ¿cpdápi)' Kal ¿ At'Sio?
ayvocbv re rovro, xal TrXavcop.evo<¡ coi xal avp,-
fú^iav rrov avrcp, avvkrvyev érépoi? nal xal
áircóXero.

Appiano, b. c. 2,106:

Uofj,TTí¡ioí 8' avrbs


Biéipvye pev airo rr¡<¡ ÍJTTIJ? o~iiv ixarbv xal
rrevrr)xovra irnrevatv ¿irl KapOaías, ívda avrcp
vetov aróXos i¡v, xal iraprjXffev ¿? ra veúpia Xadcov
&<¡ TÍ? IBicórrjí, <popel(¡> xop.i£ó/ievos' opuv Sé xal
TOVTOU? aTToyiyvúcrxovras éavrcov éSeiae irepl
¿xSóaéeú? kal ecpevyev ai)9í<¡, ¿iriBaíveav o~xá$ov<¡.
ifiirXaxévra S' avrov rov iróBa KaXtpBiip, xóirruv
Ti? rb xaXiúStov ¡¡upiBícp, rov rapaby erepev avrl
rov xaXcúSíov rov iroBót' xal BtairXevaa? é? ri
yapíov ¿depairevero. fijToú/iepo? Be xavravda
6<¡>evye Zia BuaBárov xal axavOtóDovs ¿Bou, rb
l te lvtí>v V7r T t
rpavfia irepixevrovfievoa, fi¿XP ^ ^ r

BévSpov ¿Ka8éí¡ero xal rúv fy)rr)riúv ¿•¡riirecróvTav


ovx á/yevi>¿>9 airovs a.p.vv¿p.evo% xarexóm).' rovSe
(ikv hi) rrjv xe(f>aXr)v ó Kalcrap ¿vex^eicráv ol
trpocrira^é rivt 0áy¡rai, xal ¿ iroXepos évl éfyytp
xal oBe trapa Sófav e*\^\i»TO' TOU? S* e'f avrov
Btacpvyóvras f¡8poi^ev 6 .rovSe rov Ylop.irr)íov
veúrepos áSeX<f>o<¡, Tlofnrr]io<t fúv xal ¿Se ¿Sv,
2éfaro? Bé KaXovpevo<¡ rcp rrporépcp TCÍIV ovofiárav

Acabamos de ver que en Carteia a mediados del siglo I se había destacado posible-
mente en la política local individuos pertenecientes a las clientelas pompeyanas. Parece
que esto marcó el signo político de la ciudad en lo que respecta a su toma de partido entre
20
los dos hombres más que partidos— que se disputaban el dominio del mundo romano .

(20) Nuestra narración se basa exclusivamente en las fuentes.

23
Es de suponer que durante el mando de Varrón el 49 a. C . en la Ulterior Carteia sería
una fiel subordinada, y que después de Ilerda, cuando César conminó a todos sus enemi-
gos en Córdoba, nuestra ciudad se sometería como las demás. Tal vez desde Carteia se vio
pasar a César por el Estrecho, camino de Tarragona, una vez arreglados los asuntos de la
provincia. Quedó, pues en las manos de Casio Longino, que no hizo más que demostrar
su incapacidad, logrando eso si, hacerla más pompeyana de lo que era antes de Ilerda.
Durante el mando de Cassio Longino la ciudad de Carteia tuvo que verse afectada por las
medidas que tomó el gobernador, obedeciendo órdenes de César (Bell. Hisp. 51). Se
preparaba el paso del ejército romano cesariano desde la Ulterior a la Mauritania para
amagar el apoyo de las tropas de Yuba a los Pompeyanos; pero las legiones se sublevan
antes de llegar al Estrecho en un motín que recuerda en muchos aspectos el de Las
Cabezas de San Juan. En vez de ir los romanos a Africa, vino Bogud a España, pasando
posiblemente por Carteia. E l año 47 (Dion Casio, 43,29,1) la provincia era abiertamente
pompeyana, lo que incita a Cneo a venir a ella, desde Africa. C o n él vienen Sexto, Varo y
Labieno con la flota. Probablemente Varo se quedó en Carteia con una división naval.
El año 46, César, después de las elecciones, decide venir a España a liquidar la guerra
que iba durando demasiado tiempo. Manda por delante un ejército y la flota de Cerdeña
al mando de Didio. El texto de Dión nos ilustra sobre el papel de Carteia en esta fase de la
lucha civil. Es de sospechar que Varo estaba anclado en Carteia y Didio en Cádiz. Ambos
entablaron combate en la bahía de Algeciras, cerca de la desembocadura del Guadarran-
que. Las noticias de la batalla de Dión son escasas. Se nos dice que tuvo lugar Jiepi
Kopeniav añadiendo que la derrota de Varo hubiera sido completa si no hubiera recurrido
a la estratagema de hundir una hilera de anclas en la boca del puerto, sobre las cuales se
estrellaron los perseguidores más avanzados, chocando en ellas como en un escollo. En
Floro hay una descripción de la batalla, puramente retórica y, a mi juicio, de escaso valor
histórico. Sitúa la acción en la boca misma del estrecho, sin que falte como en la de Lelio y
Adherbal, la consabida tempestad, como si el mar se alzara iracundo ante la lucha
fratricida, que destruyó a las dos escuadras en pugna. Entusiasmado por su retórica,
Floro habla del combate en medio del mar para darle mayor teatralidad, entre las costas
de España y Mauritania, que se elevan amenazadoras sobre los combatientes.
A pesar de la victoria de Didio, Carteia siguió siendo pompeyana, igual que todo el
sur, excepto Ulia, sitiada por Cneo Pompeyo. A l poco tiempo vino el desastre de Munda,
y ante él la fidelidad de los cartagineses debió ser tenida en cuenta por Cneo Pompeyo,
porque, una vez derrotado, se encaminó a ella según el Bel. Hisp. 32, a c o m p a ñ a d o de
unos cuantos jinetes y alguna infantería. En el texto se llama a Carteia nauale praesidum,
que podría traducirse por base naval, de especial importancia desde la más remota anti-
güedad de su existencia, según hemos visto ya en la segunda guerra púnica. Pompeyo
trata de buscar un lugar seguro desde donde pueda zarpar fácilmente, y donde segura-
mente estaba Varo con la escasa flota que le quedaba a Pompeyo. Podemos suponer que
había por lo menos veinte navios de guerra, como lo acreditan los sucesos posteriores.
Cuando Cneo, herido, estaba a ocho millas de Carteia, envió un mensajero, P. Caucilius,
antes prefecto del campamento de Pompeyo. En el mensaje anunciaba que se encontraba
en mal estado y pedía una litera que le fue enviada con sus porteadores, con lo que pudo
llegar a Carteia. La presencia del caudillo en la ciudad despertó el consiguiente interés y
los partidarios acuden a la casa en la que se hospedaba, suponiendo que se trataba de una
visita clandestina, y preguntan recelosos cuales eran sus intenciones futuras sobre la
guerra. E l autor del Bell. Hisp. no lo dice, pero es de suponer que la noticia de la derrota
de Munda había llegado ya a Carteia, lo cual aumentaba la inquietud de las gentes asi
como el sigilo que había a c o m p a ñ a d o a la venida de Pompeyo. Parece que se reunió una
gran multitud y Cneo abandonando la litera, se confió a la fidelidad de sus partidarios.

24
Mientras tanto César explotaba al máximo su éxito con la rapidez acostumbrada. Se
apodera de Cádiz y llega a Sevilla. L a fidelidad prometida a Cneo por los carteienses, que
ven por todas partes los éxitos de César, empieza a desmoronarse. Surgen partidarios del
vencedor o más bien —según el texto que seguimos— gentes deseosas de bienquistarse
con aquel en cuyas manos estaba el destino del mundo romano. Sería muy interesante
poder saber qué grupo tomó la iniciativa en el acercamiento a César; pero la falta de
fuentes nos lo impide. Siempre se ha explicado el pompeyanismo de la Ulterior como
efecto de las clientelas de Pompeyo. Sin embargo para nosotros el problema debe ser
mucho más complicado, en el que actúan múltiples factores que nosotros desconocemos.
El caso es que un grupo de ciudadanos se trasladó a Sevilla diciendo que tenían a
Pompeyo en sus manos. Consta en el Bellum Hispaniense que los que esto hacían creían
hacerse perdonar asi el hecho de haber cerrado las puertas de la ciudad a César. L a
actividad de los cesarianos fue conocida en la ciudad de Carteia e incluso ellos debieron
hacer pública su actitud, llegándose a la formación de dos bandos o partidos claramente
diferenciados y antagónico: el de los cesarianos y el de los pompeyanos. Se llegó al
enfrentamiento armado, y después de una sangrienta guerra civil en la que pereció mucha
gente, es probable que los pompeyanos llevaran la mejor parte, por lo menos al principio
de la contienda. Se apoderaron de las puertas de la ciudad, y Pompeyo pudo apoderarse
de 20 barcos de guerra y huyó. Esta lucha intestina en una ciudad típicamente pompeyana
podría ser paradigmática para muchas otras de las que carecemos de noticias, aunque, al
no figurar en el Bellum Hispaniense, tal vez no alcanzase sus proporciones.
El destino de Cneo estaba decidido. L a noticia de la huida de Cneo llegó a Cádiz y
Didio no perdió tiempo en salir con la flota en su persecución. A l mismo tiempo parece
que en Carteia las cosas cambiaron en favor de los cesarianos, porque de esta ciudad salió
otro contingente de infantería y caballería a la caza del fugitivo. A l cuarto día de navega-
ción, Cneo y sus acompañantes se encontraron sin agua y tuvieron que bajar a tierra, en
busca de provisiones y agua. Cuando hacían esto apareció Didio, apresó unos barcos e
incendió otros. No obstante, aun pudo huir y hacerse fuerte en un lugar favorable. Fueron
descubiertos por sus perseguidores quienes obligaron a Pompeyo a refugiarse en una
cueva, donde fue muerto y su cabeza enviada a Sevilla. En el relato del Bellum Hispa-
niense, que hemos seguido, se habla de un contingente de lusitanos que formaba la escolta
de Cneo Pompeyo. Parece que es el mismo que le a c o m p a ñ ó desde Córdoba y que estuvo
con él en Carteia. Pero si es así, no se explica la narración de los hechos en la ciudad. Sea
como quiera, estos lusitanos dan muerte a Didio y a otros muchos.
L a versión de los sucesos que acabamos de relatar aparecen narrados en Appiano de
una manera similar y coincidente en muchos detalles. Según Appiano, Cneo huyó a
C ó r d o b a donde tenía la flota, y se presenta de incógnito como si fuera un particular, pero
viendo que los suyos desconfían de su salvación, temió que le traicionaran y se dio a la
fuga con unas cuantas naves. Durante la navegación se le enredó un pie en un cordaje, y
uno, al querer cortar la cuerda, le cercenó el talón. Desembarcó para curarse, y agotado,
se recostó debajo de un árbol, y allí murió a manos de sus enemigos. Sus partidarios se
unieron a Sexto, que se dedicó a la guerra de guerrillas. Como vemos la narración de
Appiano es una simplificación de la del Bellum alterando los detalles de la herida del pie
así como la muerte.
La versión de Dión Casio coincide más o menos con la del Bellum, pero simplifica los
hechos y sólo conserva el argumento esencial. Según Dión, Cneo Pompeyo embarca en
Carteia en un velero, pero en la navegación sufre una herida, pierde el ánimo y se dirige al
interior con algunos hombres que había reunido. Se encontró con Cesenio Léntulo y fue
derrotado. También le hace morir en un bosque como Appiano. Mientras tanto, Didio,
que andaba errante, esperando encontrarlo en algún sitio, chocó con tropas que le dieron

25
muerte. No vemos el nombre de Cesenio Léntulo más que en Orosio, pero en un contexto
muy pobre en el que confunde tranquilamente a Cneo con Sexto.
César parte para Roma, después de dejar medio organizada la provincia, pero no por
ello se acaba la guerra en España. A u n quedaba el hijo menor de Pompeyo Magno, Sexto,
que de momento se ocultó entre sus partidarios. Era un tipo curioso. Veleyo (2,73) nos lo
describe como studiis rudis, sermone barbarus, Ímpetu strenuus, manu promptus, cogita-
tione celer, pero libertorum suorum libertus seruorumque seruos, speciosis inuidens, ut
paret humillimis. Tenía pues, las mejores cualidades para ser un buen guerrillero y reani-
mar las fuerzas pompeyanas en España, quebrantadas después de Munda, pero no muer-
tas. Sexto estaba en C ó r d o b a y desde allí huye a Lusitania (Dión 45,10; Estrabón, 161).
Floro afirma que se fue a Celtiberia (2,13,87). Resulta imposible decidir el lugar exacto,
pero nos inclinamos a creer que no debió alejarse mucho de la Bética, porque ésta era el
centro más importante de sus partidarios. E l a ñ o 44 envía a España a M . Emilio Lépido a
la Citerior y a C. Asinio Polión a la Ulterior, con la finalidad de combatir a Sexto
Pompeyo (Appiano, b. c. 4,84), lo que nos demuestra que había regresado del norte muy
pronto, porque a fines del 45 había combatido a Carrinas poco afortunado en su actua-
ción en España. Todo este proceso está registrado por Dión Casio de un modo abreviado,
pero coherente. Nos dice como Sexto volvió a la Ulterior y allí, sobre todo después de la
muerte de César, se apoderó de soldados y ciudades, más por la fuerza que de grado, y
logró reunir un gran ejército. Ello nos hace pensar que la guerra civil seguía planteada casi
en los mismos términos que antes de Munda. A principios de a ñ o Sexto ataca a Polión
con un considerable ejército y lo derrota. Pero en los idus de marzo César es asesinado en
Roma, con lo que las cosas se complican en España. De todos es conocida la gran
incertidumbre que siguió al magnicidio. Precisamente un testigo excepcional de esta
incertidumbre fue el gran Cicerón quien el 20 de junio escribía una carta a Atico (5,20,3)
en la que dice: Pompeium Carteia receptum scribis. igitur contra hunc exercitum. A
Roma había llegado la noticia de que Sexto Pompeyo había sido acogido en Carteia, y
Cicerón cree que esto es señal de que se está armando un ejército contra Antonio, si
traducimos asi el hunc. Luego volveremos sobre esto. L a fecha de la entrada de Sexto en
Carteia debió de acaecer hacia el mes de abril del 44, y por lo tanto antes de recibirse la
noticia de la muerte de César, aunque después de acaecida ésta. Decimos que sucedió así
contando el retraso de las noticias desde España a Roma, que por aquella época, según
dice Polión a Cicerón un año más tarde, con las revueltas los correos, tardaban dos meses
en ir a la Urbe (Adfam, 10,31,1). Una vez más Carteia sirve de base a los pompeyanos.
Aquí debió embarcar Sexto con alguna armada, porque en nuestra opinión, se fue apode-
rando del litoral sur sistemáticamente, y para ello pudo muy bien partir de Carteia, ya que
Cádiz era dominado por los cesarianos, dado el predicamento que tenía allí Balbo el
Menor, cuestor de Asinio Polión. L a idea de Cicerón, según la cual el ejército que armaba
Sexto iba dirigido contra Antonio, hay que matizarla en el sentido de que seguramente en
este momento Sexto aun ignoraba la muerte de César. Se enteró de ella cuando estaba
combatiendo en Baria (Villaricos). Lo sabemos por una carta que escribe Cicerón a Atico
el 10 de julio del mismo a ñ o (Ad Att. 16,4,2) comunicándole que Libón había recibido
una carta de Sexto en la que le decía que había estado en Cartagena con una legión y que
había sido lo de César el día que había tomado Baria, lo que le había producido gran
alegría y cambio de sentimientos. El se había vuelto a la Bética, donde tenía seis legiones.

No volvemos a oir el nombre de Carteia durante la guerra civil, la cual siguió aun
bastante tiempo. Carteia quedaría en manos de Sexto hasta que hizo las paces con
Antonio a fines del 44 a. C. En noviembre cesa el mando de este caudillo, pero no el
estado de guerra, sobre todo en las montañas. Asinio Polión escribe desde C ó r d o b a a
Cicerón (Adfam. 10,31,1) explicándole sus temores ante la situación política, quejándose

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de que los correos no pueden pasar Despeñaperros, lo cual siempre fue difícil, pero ahora
lo es más debido a que lamen nequáquam tanta in mora est, quanta qui locis ómnibus
dispositi ab utraque parte scrutantur tabéllanos et retinent (marzo del 43). Mientras
Polión escribe y vacila en Córdoba, la Baja Andalucía sufre las rapiñas del cuestor Balbo,
que hace de las suyas sin control de ningún tipo. Sus correrias, aunque centradas espe-
cialmente en su patria Cádiz, debieron extenderse a toda la región y no dudamos que
afectaran a la ciudad de Carteia tan profundamente pompeyana, teniendo en cuenta que
este individuo se proclamaba el más cesariano de los hombres. Además cuando se mar-
chaba con su botín al Africa pasó por Calpe, donde tuvo que esperar por el mal estado de
la mar, antes de poder hacer la travesía. E l a ñ o 40 viene otra vez nombrado por
Octaviano.
Sobre el estado político ulterior de la ciudad no sabemos nada por falta de datos
explícitos. Galsterer un "Untersuchungen zum rómischen Stádtewesen auf de Iberischen
Halbinsel", Madrider Forschungen 8 (1971), cree que siguió siendo una colonia latina sin
cambios desde su fundación. Por el contrario R. Wiegels en "Zum Rechtsstatus von
Carteia wáhrend des Prinzipats", Madrider Mitteilungen, 15 (1974), págs. 203 y ss., opina
que, de acuerdo con las tendencias que triunfaron durante el principado, Carteia debió
pasar al estado de Municipio Romano. Siendo la cuestión insoluble, creemos necesario
aportar las dos opiniones como ilustración de uno de tantos tópicos de discusión abiertos
hasta que nuevo material pueda zanjarlos efe una manera definitiva.

9. L A S P E S Q U E R I A S D E C A R T E I A

A partir de la guerra civil ya no volvemos a tener noticias históricas de Carteia. Sin


embargo aparece repetidas veces en la Historia natural de Plinio como centro pesquero, lo
mismo que en Estrabón.
Veamos los textos:

Estrabón, 111,2,7:
év Se Kaprr¡ía Kr¡pvKa<¡
SeKaKorvXovt Kal iropj>vpa<¡ <j>ao~ív év Si T O Í ?
é^tcrépoi? TÓVot? Kal /xetfou? oySorjKovra ftvav
TTjv opvpaivav Kal TOV yóyypov, raXavriatov Si
TOV iroXviroSa, Stirrixeis Si ra<¡ rev9LSa<} Kal Ta,
TrapairXr¡aia. iroXii<¡ Si Kal ó 6vvvo<t avveXavverai
1 a
Sevpo airo TÍ}? aXXrjs T»}? é^o)6ev irapaXia<¡
nr'uov Kal T T O ^ Ú ? . rpé<f)erai Se BaXáva Spvtvr/
<f>vopév¡¡ Kara TT)? 8aXárTT}<¡ yapat^rjXtp TIVI irav-
ráiraaiv, áSpórarov S' éK^epovaji Kapiróv. r)irep
Kal év TJ5 717 (pverai iróXXr) Kara rr)v 'lBnpíav,
pí£a? piv í)(pvo~a peyáXas có? &v TeXeía? Spvós,
¿i¡aipopévn Si Bápvov rairetvr)? fjrrov roaovrov
S' eK<j>épet Kapiróv, &are pera, rrjv ¿Kpr)v irXr¡pr¡
rr)v irapaXíav* elvat ri\v re CVTÓ? Kal rr)v ¿ « T O ?
"S,rtj\&v, fjv ¿K¡3¿XXov(rLv ai irXr)paf r¡ '8' éVro?
'ZrrjX&v éXárTCúV ¿el Kal páXXov eúpío~Kerat. Xéyei
8' 6 HoXvBto't Kal fíé)(p[ TÍ}? Aarivr¡<¡ éKiríirreiv
rt¡v BáXavov ravrrjv, el pr) apa, <f>r¡ai, Kal r) "S.apSm

27
<j>epóf/.evoi, rocrccS' iayyaívovrai trXkov}- rr¡<t rpo<prj<:
C7rt\ft7roú<7tj? eivaL re apa OaXárrtov vv rb
- 2

gcpov rovro' r)Becrdai yap rí) BaXávtp Kal malve-


crdat 8ia<f>epovr(ú<; air avrr)<;, <f>opai re TJJÍ BaXávov
yevofiévTjs, <f>°pav xal r£>v dvvviov elvai.

Plinio, N.H. IX,92-94:


Non sunt praetereunda et L. Lucullo proconsule Baeticae comperta de polypis
quae Trebius Niger e comitibus eius prodidit auidissimos esse concharum, illas ad
tactum comprimí praecidentes bracchia eorum ultroque escam ex praedante capere.
carent conchae uisu omnique sensu alio quam cibi et periculi. insidiantur ergo polypi
apertis, impositoque lapillo extra corpus, ne palpitatu eiciantur; ita securigrassantur
extrahuntque carnes; illae se contrahunt, sed frustra, discuneatae: tanta sollertia
animalium hebetissimis quoque est. praeterea negat ullum atrocius esse animal ad
conficiendum hominem in aqua; luctatur enirh complexu et sorbet acetabulis ac
numeroso suctu distrahit, cum in náufragos urinantisue impetum cepit. sed si inuer-
taur, elanguescit uis; exporrigunt enim se resupinati. celera quae idem retulit mons-
tro propiora possunt uideri. Carteiae in ceiariis adsuetus (se. polypus) exire e mari in
lacus apertos atque ibi sassamenta populan mire ómnibus marinis expetentibus odo-
rem quoque eorum, qua de causa et nassis inlinuntur, conuertit in se custodem
indignationem adsiduitate furti inmodicam. saepes erant obiectae, seo has transcen-
debat por arborem, nec deprehendi potuit nisi canum sagacitate. hi redeuntem cir-
cumuasere noctu, concitique custodes expauere nouitatem; primum omnium magni-
tudo inaudita erat, deinde colos, muría obliti, odore diri; quis ibi polypum
exspectasset aut ita cognosceret? cum monstro dimicare sibi uidebantur, namque et
afflatu terribili canes angebat, nunc extremis crinibusflagellatos, nunc robustioribus
bracchiis clauarum modo incussos; aegreque multis tridentibus confia' potuit.

93. Ostendere Lucullo caput eius, dolii magnitudine, amphorarum XV capax,


atque, ut ipsius Trebi uerbis utar, barbas, quas uix utroque bracchio complecti esset,
clauarum modo torosas, longas pedum XXX, acetabulis siue caliculis urnalibus
peluium modo, denles magnitudine respondentes. Reliquiae adseruatae miraculo
pependere pondo DCC. sepias quoque et lolligenes eiusdem magnitudinis expulsas in
litus illud idem auctor est. in nostro mari lolliginis quinum cubitorum capiuntur,
saepia binum ñeque his bimatu longior uita.

Ambos textos abundan en la misma idea, cual es la importancia de la pesca y las


salazones para la economía de la ciudad de Carteia, y tal vez una de las causas determi-
nantes de su fundación en el estrecho.
Especialmente interesante el texto de Estrabón con unas documentadas noticias
sobre la abundancia de pesca en la región del estrecho. Posiblemente todo el contenido
proceda de Posidonio, que viajó hasta Cádiz, y tuvo ocasión de conocer de visu toda la
vida de esta región, y seguramente la misma Carteia, hacia comienzos del siglo I a. C. Con
razón se asombra Estrabón de la riqueza pesquera del Atlántico: ostras y conchas cuyo
t a m a ñ o se debe a la viveza de las mareas; cetáceos (ballenas y marsopas). Los congrios
son monstruosos y las murenas. Carteia concretamente destaca por sus trompas y múrices
de diez cotilos. Pasado el estrecho se encuentran murenas y congrios con un peso superior
a ochenta minas y pulpos de un talento, y calamares y animales parecidos de dos codos de
longitud. Sin embargo la gran riqueza de la región fue siempre el atún que viene del

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Atlántico y pasa al Mediterráneo, lo cual dio lugar a la riqueza de la región desde Cádiz
hasta Málaga, lo mismo que a la costa de enfrente. E l auge de las almadrabas de la región
del estrecho era famoso aun en el siglo X V I I , como puede verse leyendo la novela pica-
resca. E l final del texto que citamos es un buen ejemplo de las pintorescas limitaciones de
la ciencia antigua.
El relato de Plinio carece de la información de Estrabón-Posidonio, pero tiene su
propio interés. Es un relato casi fantástico, pero construido con elementos reales, aunque
muy exagerados. Todo el libro I X está lleno de prodigios y animales fantásticos y de
t a m a ñ o desmesurado, que abundan en el océano gaditano. Nuestro geógrafo recoge
cuentos y consejas de autores y testigos sometiéndolos á una crítica ingenua y carente de
rigor. Una de estas consejas se refiere a las observaciones hechas por L . Lúculo, procónsul
de la Bética sobre los pulpos y publicadas por Trebio Niger, que le había acompañado.
Nos cuenta como se alimentan estos animales de las conchas y la manera de atraparlas,
como atacan a los náufragos y a los nadadores en el mar. Para ilustrar su relato, aduce
Niger, y recoge Plinio con cierta desconfianza, el caso ocurrido en Carteia de un pulpo
que estaba en los viveros (cetariae) de la factoría y que solía salir del mar y acercarse a los
viveros abiertos, destrozando las salazones y cometiendo toda clase de tropelías. Saltaba
los setos que las cercaban, trepando a un árbol. Fue descubierto por los perros, que le
vieron una noche cuando iba de vuelta hacia el mar, y alertaron a los guardianes. Estos
quedaron estupefactos del prodigio, de su t a m a ñ o y del olor apestoso que despedía
enteramente untado de salmuera, hasta el punto que parecía imposible que aquello fuese
un pulpo y que se encontrase allí. Su aliento horrible hizo huir a los perros, azotándolos
con las puntas de sus tentáculos, y golpeándolos con sus robustos brazos (sic). Por fin le
mataron a golpes de tridentes. L a cabeza fue mostrada a Lúculo, y tenía un tamaño de
una tinaja capaz de contener quince ánforas. E l resto del cuerpo era de las mismas
proporciones. Sus barbas no podían abarcarse con ambos brazos, nudosas como clavas,
de treinta pies de largo. Las ventosas como orzas, semejando un lebrillo; los dientes (?)
similares. E l resto del cuerpo, quitada la cabeza, pesó setecientas libras. Para dar verosi-
militud al relato Niger dice que el mar en aquellas playas arroja sepias y calamares de la
misma magnitud. Plinio añade que en el mar latino no existen de tales dimensiones ni
pasan de dos años de vida.
Evidentemente el texto de Plinio tiene todas las características del relato fantástico,
trasladado el paisaje a lo mítico, pero más en la mente del autor que en la lejanía
geográfica, ya que en aquella época la costa era perfectamente conocida para la adminis-
tración romana hacía doscientos años y pico. Nos presenta un verdadero monstruo que
no tiene visos de realidad alguna. No obstante el hecho de situar la acción en Carteia, y
hacer que el procónsul la visite para ver la cabeza del pulpo, nos indicaría que la ciudad
atraía la curiosidad de los magistrados romanos por sus pesquerías, que eran ciertamente
famosas como se deduce de la lectura de ambos textos. También es aprovechable desde el
punto de vista histórico el dato que nos da de la existencia de viveros abiertos y otros
cerrados, de salazones, de guardianes de las mismas, etc. Vemos en la penumbra del realto
toda una factoría importante, que vive del mar. En otros textos se nos habló de la base
naval militar, ya durante la república. Creo que con estos dos testimonios se completa el
cuadro marinero de la ciudad.
La arqueología de la ciudad ha demostrado con creces esta faceta de la vida de
Carteia. Los hallazgos de anzuelos, tan frecuentes y numerosos, los depósitos de salazón
excavados; los símbolos monetarios. Todo ello habla de una vida actividad marinera.

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10. L A C O N Q U I S T A D E L O S A R A B E S

Los árabes se acuerdan de nuestra ciudad en algunas citas aisladas. La más extensa es
la de:

Ahmad Ibn'Umar Ibn Auas al-'Udri. Fragmentos geográfico históricos de AI-


Masalik ila Gami'al-Mamalik, Ed. ' A b d A l - A z i z al-Ahwani, Madrid, 1965 pag. 19:

" Y al Este de Algeciras (Madinat al Yazira) hay una mezquita que dicen la construyó
uno de los amigos del Profeta —la bendición y la paz de Dios con él— o uno de sus
seguidores. Es la primera mezquita que los musulmanes construyeron en al-Andalus. E l
lugar sobre el que ésta se levanta se le conoce con el nombre de Carteia (Qartayana). Y
cuando las gentes de Al-Yazira se vieron afectadas por una gran sequía, se fueron allí (a la
mezquita) a pedir la lluvia y la obtuvieron".
(Traducción: E. Gálvez)

Creemos que cuando llegaron los árabes que habían desembarcado muy cerca, la
ciudad que no era ni la sombra de lo que había sido en la antigüedad remota, aún existía,
a lo que parece. La fundación de Gibraltar y Algeciras sería su final.

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II. LA EXCAVACION
1

1. C A M P A Ñ A 1971-73 (Plano n^ 1)

Nuestras campañas de excavaciones en la ciudad romana de Carteia empezaron el


día 5 de agosto de 1971 como continuación de las que durante aquel invierno habia
realizado la Dra. Fernández Chicarro en la muralla norte y al mismo tiempo se hizo una
pequeña limpieza del teatro que estaba sin excavar desde los tiempos del Profesor Martí-
nez Santa-Olalla. Cuando tratamos de buscar el lugar de excavación dentro de las infini-
tas posibilidades que ofrece Carteia tuvimos en cuenta las excavaciones que habían lle-
vado a cabo durante varios años los arqueólogos que me precedieron.
En la parte inmediata al cortijo denominado " E l Rocadillo" y delante de la puerta
principal de acceso aparecía una explanada que en parte habia sido excavada por mis
predecesores donde se habia puesto al descubierto un edificio de buen aparejo, cuadrado y
de tres naves que se interpretó como un templo. A l lado habia aparecido desde hacia
mucho tiempo una piscina de época más tardía con escaleras que fue limpiada en las
c a m p a ñ a s de 1969 y 1970. Creímos que era una zona importante y tratamos de aclarar la
continuidad de estas excavaciones mediante una exploración a fondo de la zona hecha
con el mayor cuidado y observando con minuciosidad el método arqueológico más ade-
cuado. Para ello prescindimos de la forma de excavación que consiste en ir siguiendo los
muros descubiertos y preferimos hacer una cuadricula que puede prolongarse indefinida-
mente en todas direcciones. Mediante este procedimiento, por otra parte elemental tenía-
mos la seguridad de observar todas las incidencias de la estratigrafía y poder registrar
cada hallazgo en su lugar de origen. Además este método nos permitía corregir cualquier
error cometido en un determinado cuadro y subsanarlo en la excavación del cuadrado
siguiente. Como no teníamos hasta la fecha ningún testimonio de la existencia de calles,
plazas, y en general, de espacios vacíos, con la precisión que permite el método empleado,
era más fácil encontrarlos y distinguirlos sin lugar a error. Comprendemos que este
método es muy lento y aparentemente de poca eficacia cuando se trata de explorar
grandes ruinas. Pero el concepto que tenemos de la arqueología no nos permite otro. L a
prisa por hallar grandes resultados en poco tiempo es una de las causas más frecuentes de
errores irreparables. También nos aconsejaban este método otra consideración de tipo
topográfico. Carteia está situada en un declive y apoyada en una colina con un desnivel de
unos 50 metros aproximadamente. Si la excavación se deja limpia, se corre el riesgo de
que durante el invierno con las lluvias abundantes propias de la zona quede destruida en

33
muy poco tiempo; al contrario si se excava mediante un sistema de cuadrículas y se dejan
intactos los testigos, automáticamente se evitan los peligros de denudación inmediata.
Como era normal encontrar niveles de distintas épocas, y en muchos casos sería necesario
destruir los superiores para poder excavar los inferiores, el sistema de cuadrículas nos
ofrecía más garantías científicas. Estos son los motivos que nos indujeron a adoptar el
sistema de cuadrículas. Creímos conveniente hacer una cuadricula de 6 metros de lado
dejando espacios testigos de 50 cm. de anchura, que permiten el paso de las carretillas
para sacar la tierra y son suficientemente consistentes para que no se derrumben con
facilidad. Dentro de cada cuadrícula se procuró seguir un sistema estratigráfíco, hasta
familiarizarnos con la estructura arqueológica del yacimiento. A l principio se excavó en
capas muy finas y después se aligeró el método dando cavas de mayor profundidad. Pero
en todo momento se cuidó al máximo el método estratigráfíco.
La primera campaña fue dirigida, como todas las realizadas hasta la fecha, por el que
suscribe auxiliado por el Dr. D o n Manuel Rabanal Alonso, Profesor del Departamento
de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla. Los trabajos duraron hasta el día 12 de
septiembre. Se excavaron las cuadrículas A l , A 2 , A 3 , B l , B2, B3 y se limpió la parte del
templo ya excavado, que da a la entrada del cortijo. En primavera del mismo año, 1972, se
hizo una campaña de 40 días de duración durante los meses de abril y mayo. Estuvo al
a
frente de los trabajos con la supervisión del que suscribe D o n José M Santero Santurino,
Profesor del departamento de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla. Durante esta
campaña se excavaron las cuadrículas A 4 , B4, C l , C2, C 3 , D I , D2, D3.
En el verano de 1972 continuaron las excavaciones bajo mi propia dirección desde el
15 de julio hasta el 10 de septiembre. E l equipo estuvo formado por el Director que
suscribe, el Dr. Rabanal y los dibujantes Sr. Muñiz Coello y Sr. Padilla alumnos de
Historia de la Facultad de Letras de la Universidad de Sevilla. Durante este verano un
grupo de cinco alumnos participaron en las excavaciones. Se excavaron las cuadrículas
C4, D2, D3, D4, E2, E3, E4, F2, F3 y F4. Se dibujaron y estudiaron todos los hallazgos de
las campañas de los años 1971 y 1972.
El a ñ o 1973 realizamos una sola campaña durante los meses de julio a septiembre. E l
equipo excavador estuvo formado por el que suscribe como Director y los ayudantes Sr.
Muñiz Coello y el Sr. Padilla que ya habían participado en las excavaciones de 1972. Se
excavaron las cuadrículas A 5 , A 6 , B5, B6, C5, C6, D 5 , D6, E5 y E6. C 3 , C'4, C'5, D'3,
D'4, D'5, E'3, E,4.

Al.

Es la primera cuadrícula que se excava. Se levanta una capa de 20 cm. de tierra


vegetal y en ella empiezan a salir estructuras de piedra de pizarra. Una vez extraídas las
piedras derribadas se llega enseguida a un suelo de habitación, y una vez terminada la
limpieza encontramos lo siguiente: en el nivel más superficial aparece una tumba visigoda
(T.5) destruida y construida con piedras en la dirección norte-sur perpendicularmente a
un muro romano tardío indudablemente más antiguo de cuyas piedras derribadas se
aprovecharon algunas para la construcción de la referida tumba. Por hallarse destruida la
parte norte que debía constituir los pies del enterramiento no podemos dar las medidas de
su longitud. L a anchura conservada oscila entre 70 cm. y 1 metro contando las paredes de
piedra. E l interior tiene una anchura de 40 a 60 cm. En su interior se encontraban
solamente dos huesos largos correspondientes a los fémures del cadáver inhumado. Este
enterramiento estaba a unos 20 cm. sobre el suelo más antiguo. N o dio aguar de ninguna

34
clase. E l nivel de construcción más antiguo en éste cuadrado está constituido por una
pared de piedra irregular sin argamasa que forma un cuadrado cerrado y se conserva en
buen estado por los lados sur y oeste, estando derribada por los lados este y norte. En el
lado norte se incrustaba la tumba referida. Dentro de la habitación se halla un trozo de
pavimento que se introdujo debajo de la cabecera de la tumba descrita. Este suelo esta
hecho de cal y cerámica con unas piedrecillas incrustadas formando unas líneas paralelas
en número de tres. L a pared oeste está adosada a la pared del llamado capitolio y la
separa de éste una capa de escupo que pertenecía a la pared del capitolio. En el lado sur se
encuentra un fragmento de suelo del mismo tipo pero situado fuera del recinto que
forman las paredes ya descritas. Es del mismo tipo que vimos en el interior. En este
segundo pavimento se vé un pequeño resto de mosaico hecho con teselas blancas incrus-
tado en el suelo.

A2.

Se extrae la capa superficial de tierra vegetal y a los 20 cm. aproximadamente


empiezan a surgir las estructuras de piedra que vamos a describir. En la parte oeste, es
decir, en la adosada al capitolio encontramos el mismo tipo de muro que continua en todo
el tramo de la cuadrícula con una anchura de 60 cm. igual que su homólogo en el
cuadrado A l . Como el de piedra pizarra sin mortero. En el centro del cuadrado y
perpendicular al muro anterior tenemos un sector de 2,50 metros de ancho empedrado
con pequeñas lajas de pizarra y que a su vez por la parte norte presenta una división que
pudiera ser los cimientos de una pared por su anchura y disposición. Hacia el norte
aparece un trozo de muro muy superficial de 75 cm. de anchura y 1,80 m. de longitud
construido con bloques de piedra arenisca blanca muy poco profundo y colocado sobre
un suelo de tierra. Toda la parte este de la cuadricula está sembrada de piedras caídas sin
orden ni concierto producto del derribo de los muros que en él existieron. De todos
modos se puede sospechar que son continuaciones de los derribos encontrados en la
misma zona en el cuadrado A l .

A3.

En este sector aparecen los restos a la misma altura que en los dos anteriores.
Aparecen tejas e ímbrices con alguna profusión y la disposición de los muros da la misma
estructura que en los anteriores. E l muro adosado al capitolio, sin duda continuación del
que vamos encontrando desde el comienzo de la excavación y otro perpendicular a este
que cubre la parte sur de la cuadrícula, conservado en su punto de inserción en el anterior
y destruido en la restante dejando sembrado la cuadrícula de piedras caidas. Paralelo al
primero aparece un pequeño muro que también tiene sus homólogos en los cuadrados
anteriores de piedras puestas de la misma manera que ellos, del que se conserva un
pequeño trozo de 2,40 m. de largo que se pierde hacia el norte y hacia el sur en la parte
norte de la cuadrícula. En este cuadrado apareció una moneda de bronce (véase
monedas).

Las tumbas visigodas del este de A l y B l .

En la parte exterior de las cuadrículas A l y B l aparecieron enterramientos de inhu-


mación en un nivel superficial cuando se limpió la zona que mira hacia el cortijo de " E l

35
Rocadillo". Se enumeraron empezando por la más septentrional y en detalle son las
siguientes.

Tumba 1. Se trata de una tumba cuadrada construida con las paredes de piedra
puestas sin gran cuidado en forma de rectángulo poco cuidado que resulta un trapecio en
la realidad. Las dimensiones^son de 2,20 metros de longitud y 0,80 metros de altura.
Orientada con la cabeza al norte. Debió estar cubierta por lajas de piedra de las que sólo
se encontró una en la cabecera. E l esqueleto estaba casi completo de una persona alta
probablemente masculina. E l cadáver como se ha dicho estaba parcialmente cubierto en
la cabeza y tronco por una piedra de 0,80 metros de largo y 0,65 metros de ancho. L a
parte de los pies estaba muy destruida porque caía en la zona que sirvió de camino de
entrada al cortijo. De aquí su destrucción casi completa. Como ajuar llevaba a la
izquierda del cráneo un jarrillo con asa de cerámica basta hecho a torno de cuello estrecho
panza ancha y pie indicado. Sus medidas son 136 mm. de alto, 50 mm. de anchura en la
boca, 100 mm. de diámetro máximo y 66 mm. de diámetro en el pie.

Tumba 2.— Situada paralela a la anterior y al sur de ella, separada por unos 30 cm.
Construida por el mismo sistema de lajas puestas sin gran cuidado formando un rectán-
gulo más perfecto que el anterior. Carecía de cubierta. Sus dimensiones 1,85 metros por
0,80 metros de anchura. Aparecieron tres cráneos, el central mayor y mejor conservado
(se pueden ver algunos dientes y muelas) y los dos laterales pequeños y en mal estado. Se
conserva el esqueleto casi completo correspondiente al cráneo central y parece ser de
mujer de mediana altura. Se veían algunos restos de otros huesos pequeños correspon-
dientes a los cráneos laterales muy escasos. Se puede deducir que se trataba de una mujer
enterrada con dos niños. Como único ajuar aparecen a la derecha de la cabecera de la
tumba un jarrillo de cerámica común de color claro con asa con boca de pico y cuerpo
bitroncocónico con unas estrangulaciones en el centro de la panza y un resalte en el
arranque del cuello. Fondo plano. Las dimensiones del vaso son altura 170 mm., diámetro
de la boca 60 mm., anchura máxima 130 mm., diámetro del pie 75 mm.

Tumba 3.— Inmediatamente situada al oeste de la tumba 2 y separada de ella por


una distancia máxima de 60 cm. orientada igualmente de norte a sur con la cabecera hacia
el norte. De ella se conserva solamente la mitad de la cabecera construida de lajas de
piedras como las anteriores y podemos dar la anchura de la cabecera que mide 0,85
metros y puede calcularse la longitud en 1,80 metros. Estaba completamente vacía.

Tumba 4.— Situada al oeste de la tumba 3 casi adosada a ella. Construida de piedra
igual que las anteriores. M u y mal conservada ya que sufrió los destrozos por hallarse
igual que las anteriores al borde del camino de entrada al cortijo. Tiene 1,90 metros de
largo y 0,85 metros de ancho. Estaba orientada en el mismo sentido que las anteriores
como lo demuestra el hallazgo a la derecha de la cabecera de un jarrillo con asa de pasta
clara a torno con bordes envasados, cuerpo ancho y fondo plano. Tiene 140 mm. de
altura, 40 mm. de diámetro en la boca, 75 mm. de diámetro máximo y 53 mm. de
diámetro en la base. N o se encontraron más que algunos restos de hueso.

Bl.

Se excava la capa superficial de 20 cm. aproximadamente de espesor y enseguida


aparecen los restos de construcciones. Esta cuadrícula presenta una serie de muros cons-

36
truidos de piedra sin mortero como los de las cuadrículas ya descritas y una anchura
similar de 60 a 65 cm. de anchura. Los muros están cortados a la altura del suelo. Se
organizan de manera que en el centro de la cuadrícula vemos una habitación con puerta
hacia el lado este y encontramos 3 pavimentos hechos de cal y cerámica machacada que
sin duda formaron el suelo de otras tantas habitaciones dos de las cuales se salen de los
límites del cuadrado por sus lados sur y norte. En la parte oeste del cuadrado que limita
con el cuadrado A l no hay pavimento sino suelo de tierra. Dado lo superficial de la
excavación en esta cuadrícula, no se han encontrado hallazgos dignos de mención arqueo-
lógica porque todo lo que aparecía eran arrastres procedentes de la erosión del suelo.

B2.

Esta cuadrícula ofrece las mismas características arqueológicas que la precedente. Se


extrae una capa superficial de 25 centímetros de espesor y comienzan enseguida las
estructuras arquitectónicas. En la parte contigua a la cuadrícula B l continúa el mismo
pavimento cerrado por un muro que enlaza con el de la cuadrícula anterior asi como su
perpendicular que continua hacia el norte. En la zona que limita con la cuadrícula A 2
aparece un múrete de piedra construido con bloques más grandes de caliza blanca.
En la esquina N - E aparece un muro muy estropeado pero que se ve bien definido. Su
época parece contemporánea a los demás de la cuadrícula.

B3.

En esta cuadrícula se pudo llegar a una profundidad de 1,25 metros. Hasta esta
profundidad no se encontró ninguna estructura arquitectónica que señalara claramente
distintos niveles de construcción. L a tierra presenta un color gris oscuro que se va
haciendo paulatinamente más claro a medida que se profundiza. En ella aparecen revuel-
tos fragmentos de cerámica, huesos, piedrecitas, cascotes de arenisca, valvas de morusco
del mismo tipo que se encuentran actualmente en la playa cercana. Todo ello nos hace
pensar en que estamos en presencia de un vertedero que a su vez ha sufrido incremento
por el derribo de los materiales que corren hacia la zona baja. L a cerámica de éste estrato
recogida y dibujada comprende sigillata de tipo aretino, hispánica y clara, gran abundan-
cia de cerámica vulgar color teja con restos de grandes recipientes panzudos, picos de
ánforas, etc. Este nivel llega hasta los 0,80 metros de profundidad.
La capa inferior de 1,45 metros de espesor presenta una tierra más clara, tirando a
amarillenta, pero sin clara solución de continuidad. Descansa directamente sobre las
estructuras arquitectónicas que vamos a describir. En la parte que limita con el cuadrado
B2 y en una anchura de 1,10 metros aparece un suelo de piedras caídas, que pueden ser la
continuación del muro caido de la cuadrícula contigua por el sur, es decir la B2. Paralelo a
esta zona de piedras, encontramos una banda de 40 cm. de anchura hecha de piedra y
argamasa que termina en un muro perpendicular en dirección norte-sur. Dentro del
espacio cerrado por estos dos elementos aparece un suelo que tiene dos partes claras, un
suelo de piedrecillas contiguo a la banda de piedra y argamasa, y que se continúa hacia el
norte por una zona de suelo de cal y cerámica machacada. Y a hemos mencionado el muro
que cruza la cuadrícula limitando estos suelos anteriormente descritos construido de
piedras de pizarra sin argamasa del tipo que hemos visto en las cuadrículas anteriores.
Las estructuras de esta cuadrícula se corresponden con las halladas en la B2.

37
A4.

Igualmente que en la cuadrícula B3, la falta de estructuras arquitectónicas nos permi-


tió profundizar la excavación hasta 1,50 metros de profundidad y en algunos sectores
hasta 1,60 metros. A pesar de todo el cuidado puesto en el trabajo no hemos podido
separar niveles claros. Tal como parece después de excavado da la impresión de un gran
relleno de tierra con algunas diferencias de coloraciones. L a cerámica se separó en cuatro
niveles pero en realidad no hay gran diferencia en su tipología a no ser la que aparece en
los últimos 20 cm., cuando Íbamos llegando al suelo de la excavación.
Se ha hecho una estratigrafía en la pared norte en la que aparece una primera capa
vegetal de 65 cm. de espesor en algunos lugares de tierra oscura con inclusiones de
cerámica completamente revuelta. Más abajo una capa de 25 cm. de espesor con una
composición de tierra más clara con piedrecillas y cerámica. Debajo de ésta una capa de
10 cm. que parece un suelo de piedra machacada y cerámica. Debajo una capa fina de
unos 20 cm. de tierra compacta apisonada. Debajo una capa de cenizas y tierra todo ello
revuelto, y termina el corte con tierra compacta oscura. Estas líneas estratigráficas se
interrumpen hacia la mitad del corte por un hoyo que alcanza toda la profundidad del
corte y que destruyó todos los niveles, tal vez producido para plantar algún árbol aunque
no se encontraron restos de él. Aparece lleno de cascotes en tierra removida. E l extremo
occidental del corte abarcando toda su profundidad aparece un relleno de tierra gris y
cascote. L a pared este del mismo cuadrado tiene algunas variantes que nos darían un
cuadro distinto. Pero en general coincide con el esquema general del ya señalado para la
pared norte. L a pared sur está formada por derribos de grandes piedras. L a pared oeste es
toda de derribos de tierra gris.
Una vez excavado hasta la profundidad mencionada de 1,50 metros las estructuras
aparecidas son las siguientes: de la pared norte arranca en dirección sur una pared de
ladrillos de 0,20 metros de anchura y que se conserva solamente en una altura de 4 ó 5
centímetros y se pierde a los 2 metros de longitud. En la esquina sureste de la cuadrícula
aparece un desagüe en forma de canadillo hecho con paredes de piedras de 0,27 metros de
anchura; el desagüe continúa debajo de los testigos de la excavación y en una parte está
cubierta por una piedra como debió estarlo en toda su longitud. En la pared sur de la
cuadrícula aparecen restos de muro de piedra del que se conserva solamente una parte
muy pequeña.
Como se verá por el catálogo los niveles más bajos dan restos de estuco pintado en
blanco, rojo y azul y mucha térra sigillata, monedas y algunos restos de cerámica ibérica
como" lucernas, monedas y algún fragmento de campaniense.

Cl.

En la campaña de primavera se trató de explorar la zona oeste del capitolio lim-


piando la parte inferior de lo que antiguamente fue la era para tener una idea clara de los
edificios allí situados y su posible relación con los excavados en la parte adyacente al
cortijo donde se habían descubierto restos de edificios públicos, todo lo cual aumentaba el
interés de ésta zona. Para ello se abrieron nuevas cuadrículas por el mismo sistema que en
la parte ya descrita y se inició la excavación con la cuadrícula C l , es decir la más
inmediata al camino que corre por delante de la puerta de " E l Rocadillo". En esta
cuadrícula la excavación consistió tan solo en limpiar la tierra caida sobre los restos de
construcciones romanas. E l relleno estaba formado por tierra vegetal sin estratigrafía

38
posible, por la razón de que los muros estaban relativamente superficiales y los suelos bien
conservados. Una vez limpio encontramos que la cuadrícula presenta unos muros de
excelente factura construido con sillares de piedra arenisca escuadrados que forman un
ángulo dentro de la superficie descubierta en C l . En el ángulo que queda en la esquina
suroeste aparece un suelo de argamasa con piedrecillas incrustadas de regular tamaño que
representa con los muros de sillares la ocupación de más calidad de éste sector. Sobre el
pavimento aparecen tres tambores de columnas de pie, dos de los cuales aparecen estria-
dos y un tercero liso. Perpendicular al muro más ancho de sillares arranca una línea de
losas en el suelo sobre la que se conserva un tambor de columna en el suelo que debía estar
en su sitio ya que se puede alinear con otras columnas que se describirán en las cuadrícu-
las del mismo sector. En la esquina sureste de la cuadrícula aparecen tambores de colum-
nas caídos juntos con grandes losas que sin duda son los restos hasta aquí enumerados.
Sin embargo ésta cuadrícula comprende restos de construcciones más tardías en unos
muros normales en este sector y que encontraremos en las cuadrículas vecinas, construi-
dos de una manera apresurada y muy pobre con piedras mal puestas unidas por algo de
tierra y que en nuestra opinión representan la fase final de la ciudad por esta parte
meridional. Es un tipo de construcción que encontramos también en el capitolio y en toda
la zona circundante. Estos muros atraviesan habitaciones con suelo de relativamente
buena calidad. También se pudo localizar un quicio de una puerta que accede al suelo
antes citado con el pavimento de argamasa.

C2.

En esta cuadrícula se excavó una capa superficial muy delgada (0,20 m.) que ense-
guida empiezan a aparecer los muros que constituyen una continuación y prolongación de
los muros de la cuadrícula C l . En la tierra revuelta aparecen algunos trozos de mármol
muy fragmentados pertenecientes a una placa sin inscripción. Hasta los 30 cm. de profun-
didad, no aparecen cerámicas y sí algunos fragmentos de tégulas e imbrices y algunos
materiales revueltos, producto de un derrumbamiento. Continúan los fragmentos de
mármol pertenecientes a placas de recubrimiento sin inscripción. En el muro oeste de la
cuadrícula se encontró un enterramiento visigodo hecho en el mismo muro y aprove-
chando las piedras de él. No dio cerámica ninguna pero quedaron los huesos muy destro-
zados que atestiguaban con suficiente claridad la existencia del enterramiento. L a tumba
tiene unas medidas de 1,75 metros de largo por una anchura de 0,80 metros. Este enterra-
miento nos permite fechar con cierta precisión el momento en que esta zona se había
abandonado para la habitación y que quedó destinada a necrópolis que como iremos
viendo a lo largo de esta memoria se extendía por todo el área excavada. Hay que poner
en relación estos enterramientos con los muros de época tardía que encontramos por toda
la zona y con las tumbas que hemos descubierto y seguiremos encontrando, algunas de las
cuales presentan datos suficientes para fecharlas a principios del siglo V i l después de
Cristo. E l suelo de la habitación en esta cuadrícula está formado por tierra amarilla
apisonada sobre la que descansan los materiales caidos procedentes de los derrumbamien-
tos sufridos por las paredes del capitolio vecino. En el centro del sector encontramos gran
cantidad de tégulas que indican que el tejado se d e r r u m b ó por el centro al caer las
columnas que aquí han aparecido. Abunda mucho la cal. Es digno de anotarse un ánfora
rota de cerámica tosca, una pieza entera de mármol con vetas marrón en forma de rombo
con una superficie pulida y otra tosca, que indudablemente iba destinada a incrustarse en
una pared. También señalaremos otro fragmento del mismo tipo de forma triangular. No

39
se ha visto en todo el sector ni un solo fragmento de térra sigillata. Hay que señalar la
aparición de una moneda de Galieno.
Este sector fue especialmente rico en epigrafía.
Una inscripción fragmentaria de la que se han recuperado dos trozos distintos pero
que encajan y completan la lectura. E l primer trozo es de mármol con una longitud
máxima de 285 mm. y una anchura de 180 mm. E l segundo tiene una longitud de 260 mm.
y una anchura de 140 mm. L a inscripción se lee:

VS V E
MAPOLLINIS

Fragmento de inscripción de mármol de 130 mm. por 125 mm. en donde se lee:

IVLI
MC

Fragmento muy pequeño de mármol del mismo tipo que el anterior de 120 mm. de
longitud y 100 mm. de anchura con la inscripción completamente perdida de la que sólo
queda:

O.

Inscripción de la que se pudieron reunir dos fragmentos de mármol de excelente


calidad que forman la parte superior derecha de una inscripción honoraria en capital
cuadrada con las letras rellenas de pintura roja. Las dos piezas unidas tienen una longitud
de 295 mm. y una altura de 345 mm. En ellas se leen:

ERVAE
THICI
IANO
ST

Fragmento de mármol de 45 mm. por 70 mm. en el que se lee:

Fragmento de mármol de 170 mm. por 80 mm. en el que se lee:

L.CV

Fragmento de 70 mm. por 9 mm. en el que se lee:

Fragmento de 130 mm. por 75 mm. en el que se lee la parte superior de dos letras que
pueden ser:

TI

40
Una vez excavado el sector aparece clara la organización de sus muros. Está rodeado
por muros de buena factura muy bien alineados construidos de pizarra puesta sin arga-
masa, muros que continúan a los de la cuadrícula C l , y veremos que también por la
cuadrícula C3. En la dirección norte-sur corre por el centro de la cuadrícula, un muro del
que queda muy poco construido de piedras grandes y en el cual se encuentra una basa de
columna aparentemente en su sitio descansando sobre las piedras del muro. A l este del
muro aparecen caidos dos tambores de columnas cuyas dimensiones son: 0,95 metros y
0,37 metros y 0,95 metros y 0,45 metros. L a basa tiene 0,41 metros de altura, y un
diámetro mayor de 0,80 metros y un menor de 0,50 metros. A l oeste del muro central
aparece una piedra rectangular caida.
En la limpieza final de los muros y del suelo de esta cuadrícula aparecieron algunos
fragmentos pequeños de mármol que reseñamos por tener alguna inscripción:

Fragmento de 60 mm. por 105 mm. en el que se lee:

Fragmento de mármol de 70 mm. por 50 mm. en el que se leen restos de dos letras.
También se encontró un trozo de cornisa de mármol de 16 cm. por 9 cm.
Un trozo de ladrillo de 6 cm. por 15 cm. con marca en la que se lee repetida la
inscripción

HERCV

C3.

Cuando se empezó a excavar esta cuadrícula se vio que era continuación de la


anterior C 2 , y una vez extraída la capa de tierra vegetal que recubría ligeramente las
estructuras arqueológicas, apareció un enterramiento visigótico al mismo nivel que el
descrito en C2, es decir en la parte más superficial de la cuadrícula. Se halla como puede
verse en el plano adosado a un muro tardío y situado a 0,70 metros sobre el suelo antiguo
romano correspondiente a los muros principales de esta época. Está construido de piedras
mal puestas y tiene una longitud de 1,85 metros y una anchura de 0,60 metros. Dentro se
halló un cadáver bastante bien conservado con la cabeza hacia el norte seguramente
masculino y de edad media. Como único ajuar llevaba una placa de cinturón de bronce de
forma rectangular y redonda por un extremo que mide 150 mm. de longitud y 60 mm. de
ancho. V a decorada con motivos bizantinizantes de dos aves estilizadas que rodean el
motivo central y los picos quedan afrontados sobre el agujero del enganche con la hebilla.
En el centro tiene un motivo floral de 7 pétalos inscrito en un rombo y a su vez rodeado
por cuatro motivos que parecen aves estilizadas. En la parte redonda de la placa aparece
un motivo que puede ser la cola desplegada de pavo real.
El interés de estas tumbas visigodas ya lo hemos destacado al describir la de la
cuadrícula anterior e insistiremos sobre ellas en la segunda parte de esta memoria.
En la excavación de esta cuadrícula apareció mármol en abundancia seguramente de
revestimiento, pero muy poca cerámica. Como hallazgo digno de mención podemos citar
una terracota de pequeño t a m a ñ o rota por el cuello de 60 mm. de altura que representa
una cabeza de mujer con peinado de "panal de abejas" de época de Trajano. Abunda en el
relleno el escombro y materiales de construcción revueltos: entre ellos ladrillos, tégulas y

41
cal. En la zona próxima a las columnas apareció un ladrillo con la marca típica de la
ciudad, que consiste en un sello que lleva el nombre de

CARTEIA

Más abajo y cerca del suelo aparecen fragmentos de inscripciones en mármol, que en
detalle son:

Un fragmento de mármol de 120 mm. por 60 mm. en el que se lee:

Fragmento de mármol de 95 mm. por 7 mm. en el que se leen tres letras una en una
línea superior que parece indudablemente una O y dos en la línea inferior que pueden ser
una L y una C o una O.

Cuando se llega al suelo de esta cuadrícula se ve que carece de cerámica y sólo


produce ladrillos, tejas y alguna moneda, junto a trozos de cornisas de mármol. Con ellos
se encontró un pequeño recipiente de bronce medianamente conservado, con las dimen-
siones de 30 mm. de altura, 60 mm. de diámetro en la boca y 35 mm. de diámetro en la
base.
Las estructuras arquitectónicas del sector consisten en dos muros paralelos: el muro
del este consiste en una serie de sillares puestos en forma de muro en el que se apoyan dos
columnas que guardan relación con las encontradas en C2 y en C l , y no son más que una
prolongación del muro que allí veíamos. Las columnas tienen un diámetro de 0,45 metros.
Entre las columnas se construyó después un múrete de mampostería mala que asoma
solamente unos 20 cm. desde los sillares inferiores. Paralelo a este muro por la parte
occidental de la cuadrícula, corre un excelente muro de lozas a soga y tizón perfectamente
construido que es continuación también de lo encontrado en la cuadrícula C2. Y a hemos
descrito el muro construido entre estos dos de época tardía en el cual se apoyan los pies de
la tumba visigótica aludida. Dentro de esta cuadrícula y adosada al muro principal en la
esquina noroeste de la misma se apoya una construcción circular que se continúa en las
cuadrículas contiguas y que describiremos cuando llegemos a ellas, porque así lo exige el
orden en que se excavaron. E l espacio entre el muro de las columnas y el límite de las
1
cuadrículas , es de suelo de almendrilla muy destruido. E l espacio entre los dos muros es de
tierra quemada que pudo servir de suelo.

DI.

Una vez extraída la tierra vegetal que lo cubría en una profundidad de 0,30 metros
aparecen ya las estructuras de los muros y revueltos con la tierra aparecen trozos de
cornisas de mármol iguales a los eocontrados en los otros sectores vecinos. M u y pronto se
llega al suelo que aparece como un suelo de argamasa en la mayor parte del sector. N o
produce cerámica de ningún tipo, solo fragmentos de mármol como hemos dicho, ladri-
llos y tejas. Una cadena de hierro muy carcomida y una hoja de cuchillo también de
hierro, al que falta la punta. E l fragmento conservado mide 160 mm. de largo y 20 mm. de
ancho en la parte más ancha de la hoja. Se conserva parte de la hoja y el vastago para el
mango de madera.

42
Cuando se terminó de excavar esta cuadrícula se ve que las estructuras son la conti-
nuación de las de C l , con el que limita. Encontramos que casi toda la cuadrícula forma
parte de una habitación cerrada por muros de sillares en la parte norte que dejan ver otro
suelo que continua en esta dirección, pero a distinta altura. L a estructura de este muro de
sillares deja ver que existió una puerta de comunicación entre ambos suelos que tuvo que
tener un peldaño dado el desnivel a que están situados. En la parte este de la cuadrícula
asoma un muro de sillares evidentemente más tardío porque estos descansan directamente
sobre el pavimento regular de la habitación.

D2.

En esta cuadrícula, lo mismo que en las contiguas, una vez extraída la tierra vegetal,
aparecen enseguida los muros y los suelos sin que aparezca cerámica de ningún tipo. Sus
estructuras como se puede ver en el plano, son continuación de las cuadrículas anterior-
mente descritas. Constan los muros de dos tipos de construcción un muro de sillares que
presenta una puerta y un muro de piedra continuación del de la cuadrícula D I que se
prolonga hacia la cuadrícula D3. El suelo es de opus de argamasa y teja machacada y está
hundido en gran parte.
Cuando se limpiaba este sector, a un obrero se le hundió el pie en tierra blanda y
luego en el vacío. Hecha la conveniente exploración se vio que debajo del suelo existía un
agujero de grandes proporciones. Después de la preparación consiguiente se pudo bajar
por la abertura descubierta a una cámara hueca en buen estado de conservación excepto
por la parte en la que el pico había penetrado. Se pudo ver que allí precisamente se había
producido un derrumbamiento ya desde antiguo, cayendo una parte del techo. Se trata de
un departamento rectangular con techo de grandes sillares puestos a dos vertientes,
formando una especie de ojiva. Las paredes de piedras están recubiertas de argamasa y
estuco, y el techo asimismo de estuco también. En las paredes de los extremos hay dos
puertas estrechas de comunicación con otros dos departamentos. Estas puertas terminan
en un arco de medio punto. Hay otra tercera puerta en la pared que no esta tapada por el
1
derrumbamiento del techo. Por esta puerta, a la luz de una linterna puede verse otro
departamento aun mayor. Durante esta campaña no se pudo realizar la exploración
minuciosa de esta construcción subterránea, porque el estado ruinoso del techo crea un
peligro para la seguridad de los obreros que allí habían de trabajar.
En la c a m p a ñ a de verano de este mismo a ñ o se continuó la excavación del cuadrado
del que venimos hablando y se observó que faltaba bastante por limpiar desde la campaña
de primavera. Se pudo observar que además de los muros de época antigua se habían
construido otros en época muy tardía con piedras y tierra que en parte descansaban sobre
el pavimento romano antiguo y cerraban parte de una habitación.

D3.

Esta cuadrícula dio un primer nivel de tierra vegetal y piedras que se extrajeron y
enseguida, es decir a los 20 cm. empezaron a aparecer muros y cerámica basta especial-
mente tejas con alguna moneda que estudiaremos en otro apartado de esta memoria. En
seguida se vio que en la parte noreste de la cuadrícula aparecía un muro circular hecho de
piedra que cerraba el aparecido en la cuadrícula C3 y constituía con esa parte un círculo
de un diámetro interior de 2,60 metros. L a pared circular tiene una anchura de 0,60

43
metros y puede ser un brocal de pozo aunque no lo hemos comprobado de una manera
exhaustiva. Por lo tanto esta hipótesis se da con todas las reservas y precauciones. De
todos modos es seguro que se encuentra fuera del edificio que venimos siguiendo a través
de las cuadrículas estudiadas y las siguientes. L a tierra extraída era simplemente de
relleno y no merece ninguna consideración. Los muros denotan como tantas otras veces
en este sector, una primera época, la única interesante en la cual se construyeron los
muros que continúan los ya vistos en la cuadrícula D2. En el muro que corre en dirección
norte-sur aparece una puerta de acceso a una habitación que en esta cuadrícula ocupa la
suroeste de la misma, y que está cerrada por la parte norte por otra pared, también de esta
época perpendicular a la primera, en la cual vemos otra puerta. E l interior de las dos
habitaciones presenta un suelo de argamasa con cerámica incrustada de cierta calidad.
Dentro de la habitación con las dos puertas y ocupando el ángulo suroeste de la cuadrí-
cula aparece una construcción sensiblemente rectangular de piedras y tierra muy mal
puestas que descansan sobre el pavimento romano antiguo. Esta construcción tiene una
longitud de 3 metros y una anchura de 2,60 metros, está completamente cerrada y no
podemos identificar para que fue utilizada.
Los hallazgos de esta cuadrícula en cuanto a epigrafía son: fragmento de mármol
blanco de 130 mm. por 95 mm. en el que se leen: en el renglón superior se ven huellas de
tres letras, pero por la disposición de los espacios de las conservadas debió de haber cinco
por lo menos. En el renglón inferior:

PUF

Aparece una moneda de bronce con la leyenda C A R T E I A .

D4.

Igualmente en esta cuadrícula se excavó muy poco porque los muros aparecieron
enseguida. En ella no existen más que las construcciones romanas que son continuación
de las de la cuadrícula D 3 , y los muros se organizan con bastante claridad. En una
pequeña parte contigua a la cuadrícula D 3 , sigue el mismo suelo de la habitación que
describíamos en dicha cuadrícula y los muros aparecen bastante bien encuadrados for-
mando en el centro de la cuadrícula una pequeña habitación con su puerta y que da acceso
a un suelo de lajas de piedras de pizarra puestas sin argamasa y que se conserva en el
centro de la mencionada habitación. Esta tiene de largo 2,50 metros y de ancho 2 metros.

E2.

En esta cuadrícula la erosión habia sido especialmente activa porque se encuentra en


la parte baja y formando el borde de la era en que se trilló durante muchos años mientras
el cortijo de " E l Rocadillo" fue una explotación agraria activa. Como se puede apreciar
por las curvas de nivel gravita sobre un camino que rodeaba la era por la parte occidental.
A los pocos centímetros de excavación, aparecen suelos y muros que se organizan en el
mismo sentido que los del cuadrado D 2 de los que son continuación. También en este
caso aparece el suelo roto en una gran parte del sector y un gran agujero que comunica
con los espacios subterráneos que señalábamos al hablar de la cuadrícula D2. Sobre la
parte conservada del suelo de argamasa se levantó un múrete con una longitud de 3

44
metros y una anchura de 1,20 metros de piedras y tierras y que creemos corresponde a la
época final del yacimiento en esta parte. Es de la misma época que los que vamos viendo a
través de esta descripción. Del muro que continúa desde D2, parten dos muretes hacia el
cuadrado no excavado que correspondería a E l , uno de ladrillos y otro de piedras.
Los hallazgos fueron muy escasos, ya que los muros estaban casi superficiales, pero
entre las tejas y cerámica basta pudimos recoger un pequeño fragmento de fondo de vaso
campaniense que no creemos tenga más significado que el de un arrastre lógico en esta
parte de Carteia. Aparece igualmente una moneda de bronce ilegible.

E3.

Las características generales de esta cuadrícula son las mismas que las de E2, pero sí
cabe se encontraba aún más destruido producto de los mismos efectos. L a esquina
suroeste de este sector cae a un desnivel de 1,50 metros, y por esta razón esta cuadrícula
tiene cierto interés para situar algunas consideraciones extratigráficas que creemos de
interés para la historia antigua de Carteia.
La excavación se inició extrayendo la escasa tierra vegetal que cubría los muros y
suelos. A los 25 cm. de profundidad empezaron a aparecer los muros y suelos del sector.
En el centro aproximadamente de la cuadrícula aparece superficialmente un muro de 4
metros de largo y 70 cm. de ancho que esta construido sobre el suelo de argamasa que
constituyó el piso de esta habitación en la época en que se habitó el gran edificio del que
forman parte. E l nivel alto de la cuadrícula esta cubierto por un suelo de argamasa
cerámica y piedrecillas continuación de los suelos de las cuadrículas D3 y E2. E l muro que
corre en dirección este-oeste es continuación del que aparece en D3, pero se interrumpe,
como es lógico en el desnivel que corta la cuadrícula en el ángulo oeste, sin embargo
hemos de observar que el suelo que describimos está roto en toda la parte central y esta
rotura es continuación de la producida en la cuadrícula E2, siendo la causa de la misma el
hundimiento que se produjo del techo de las cámaras subterráneas ya aludidas. Precisa-
mente en esta cuadrícula en el límite con E2 aparece un agujero circular cerrado por losas
de cerámica con una escotadura para formar una boca redonda que tiene 0,70 metros de
diámetro y que constituye un pequeño brocal que comunica mediante un conducto
cilindrico con los depósitos subterráneos a los que antes hemos aludido. E l suelo de
argamasa se interrumpe en el desnivel occidental, pero el muro principal continúa hasta el
pequeño talud en donde se vé el muro, pero se interrumpe el suelo. Por debajo del muro
asoma en dicho talud un pequeño muro paralelo al principal y que desaparece debajo del
pavimento hacia el centro de la habitación que se incribe en parte dentro de la cuadrícula.
Sin duda pertenece al mismo nivel de edificación que el muro principal paralelo a él, pero
anterior, como es lógico, a la construcción del pavimento tantas veces citado. Sobre el
pavimento apareció una inscripción a 0,50 metros de profundidad en la esquina noreste de
la cuadrícula en medio del revuelto de tierra, cascotes y tejas que responde a la siguiente
descripción: fragmento de mármol de 0,32 metros por 0,28 metros en el que se lee lo
siguiente:

MP.C.1VLI
AXIMIN
PROV

45
Y a se ha dicho que a un nivel inferior de unos 0,40 metros de profundidad aparecie-
ron muros, uno de los cuales era continuación del muro principal de esta cuadrícula y otro
paralelo que se introducía debajo del pavimento que hemos descrito anteriormente. Desde
el punto de vista de hallazgo ha sido un nivel bastante estéril.
Debajo se encuentra otro nivel de edificación de 0,50 metros de profundidad en el
que podemos ver muros, o cimientos de muro que no tiene nada que ver con los del nivel
superior y responde por tanto a un estrato de edificación sin duda más antiguo y que se
asienta sobre el suelo virgen de la ciudad en esta zona. En el estado actual de su conserva-
ción se hallaba casi al descubierto porque en época indeterminada se construyó un camino
que bordeaba la parte baja de la era del cortijo donde se centraron nuestras excavaciones.
Este camino se pavimentó de piedra pequeña formando una capa de 0,20 metros de
espesor que fue preciso levantar para llegar a los restos antiguos. Una vez realizada esta
operación, dimos sobre los muros que nos referíamos separados de los más modernos por
una capa de tierra de unos 20 centímetros que los aislan completamente entre sí. Están
incluidos en una tierra roja de grano fino y que dio cerámica ibérica pintada en banda y
meandros y alguna cerámica campaniense muy erosionada que nos conduce cronológi-
camente a un nivel evidentemente republicano. No creemos que pertenezca a la época de
la Carteia del siglo II antes de ser colonia de derecho latino pero, no debe andar dema-
siado lejos de este momento.

E4.

Esta cuadrícula se halla también situada sobre el desnivel de que venimos hablando y
cuya parte más baja corresponde al camino construido por los cortijeros. En ella se
extrajo muy poca tierra porque el nivel arqueológico estaba prácticamente al descubierto
en sus distintas profundidades. L a remoción de tierra no alcanzó más que a unos 0,20
metros de profundidad. E n la esquina limítrofe con D4 y E3 se ve que el suelo de
argamasa y fragmentos de cerámica es continuación del que aparece en dichos cuadrados
y formaba parte de la habitación que abarcaba las dos cuadrículas. Esta habitación estaba
limitada por un muro que es continuación del que cruza la cuadrícula D4. Este muro fue
destruido por la erosión y por la construcción del camino. En efecto, al limpiar la parte
inferior del desnivel se ve claramente la existencia de los fundamentos o cimientos de este
muro construido sobre un lecho de tierra roja sobre el cual se ponían piedras sin encua-
drar de pequeño t a m a ñ o y encima de ellas se empezaba la construcción del muro propia-
mente dicho. Este suelo dio alguna cerámica ibérica muy escasa lo que nos demuestra que
el horizonte sobre el que se edificó en esta cuadrícula era sin duda un horizonte ibérico de
la época primitiva de Carteia. No podemos dar fechas exactas porque en esta zona baja
del yacimiento la cerámica puede ser producto del arrastre de zonas próximas, pero queda
evidente el hecho de que debajo no existe poblamiento alguno.

F2.

Por su situación en la parte baja los restos encontrados pertenecen a los muros y
cimientos más profundos de la zona. Todos ellos se asientan sobre una zona de tierra roja
con restos de cerámica ibérica y campaniense. Constituyen las estructuras más profundas
de los edificios que afloran en el cuadrado E2. A pesar de que se excavó con todo el
cuidado requerido no estamos seguros de la organización de las paredes y de su inserción

46
en los muros de las cuadrículas contiguas. Se respetaron todas las estructuras de piedra
fuera escuadrada o no, y la consecuencia a que llegamos es que sobre el nivel ibérico, o
mejor dicho, sobre un suelo estéril en el que aparecen algunos fragmentos de cerámica
ibérica y campaniense, se levantaron gruesos muros de piedra arenisca de buena calidad y
sobre ellos otros más estrechos iguales a los del nivel clásico que delimitan habitaciones en
las cuadrículas situadas en la parte superior de la zona. Los cimientos inferiores son de
gran anchura que en algún caso llegan a tener casi dos metros y están construidos de
piedras puestas sin escuadrar como es costumbre en esta zona. Encima de ellas se constru-
yeron muros de 0,75 metros de anchura con excelente factura con sillares almohadillados,
Aunque los suelos de la habitación que les limita por el Este están a un metro en el
extremo de la cuadrícula situada en el ángulo norte, entre el testigo y la pared y los
cimientos, vemos una estratificación que nos ha llevado a distinguir dos niveles de tierra
compacta superpuestos.

Nivel A . Comprendido en el espacio entre un muro transversal y el nivel inferior.


Tiene 60 cm. de potencia y la tierra que lo forma es de relleno de color gris. D i o cerámica
vulgar romana y alguna térra sigillata hispánica.
Nivel B . — Se puede separar del nivel A o superior por un cambio de color en la tierra
que aparece quemada y en seguida se transforma en una tierra fina de color rojo vivo. Dio
casi exclusivamente cerámica ibérica y campaniense.

Los muros almohadillados y sus cimientos arrancan desde la parte más profunda del
nivel B, quedando a su vez debajo de un muro que corre en dirección perpendicular a estas
construcciones. Los niveles continúan con mayor o menor claridad en la cuadrícula F3.

F3.

Esta cuadrícula es continuación de la F2 y de la E3, con las cuales se organiza con


cierta claridad en cuanto a sus niveles y estructuras. En ella encontramos sólo cimientos
de muros con una excepción de muros almohadillados y después de su excavación se
puede ver que se ha llegado al fondo fértil del yacimiento. En la parte lindante con F2
continúa la misma estratificación en dos niveles A y B de parecidas características y
producto de cerámica. Sin embargo en este caso se ve que están separadas por unas hileras
de piedras irregularmente dispuestas pero con suficiente entidad para separarlos en dos
épocas de ocupación claramente diferenciadas.
El nivel A es aquí de mucha mayor potencia con un metro de espesor en el que
predominan la tierra gris de relleno con alguna cerámica que estudiaremos aparte. Es de
advertir que constituye el relleno correspondiente en profundidad a la parte más estrecha
del muro que se superpone directamente sobre el almohadillado.
E l nivel B o nivel de cimentación presenta tierra quemada y tierra negra con cerámica
ibérica y descansa sobre el nivel estéril del suelo. Tiene una potencia de 40 cm., aunque en
algún extremo llegue a los 45 cm.
En principio las estructuras que aquí aparecen y que se corresponden con las de F2,
no tienen aparente relación, en el estado actual de la excavación con las que venimos
describiendo de las cuadrículas situadas en un nivel superior de época romana aparente-
mente imperial. E l empleo del almohadillado y los niveles de tierra que las separan de las
superiores parece indicar un corte radical en la historia urbanística de la zona. Por otra
parte la cerámica ibérica y campaniense que aparece en la misma cimentación de ellas,

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parece que nos da una fecha suficientemente anterior. Ahora bien, la dirección de los
muros y la existencia de los grandes depósitos en las cuadrículas próximas y que en su
parte más profunda están mas hondos, o por lo menos a la altura de estos cimientos
a b a n d o n a r í a n la idea de que se tratan esencialmente de la misma construcción que ha
sufrido una serie de reedificaciones a lo largo de su historia. L a dirección de los muros no
coincide exactamente con la que llevan los que llamamos muros imperiales, pero se
aproximan bastante y si tenemos en cuenta la poca precisión en el trazado de los muros
maestros de las estructuras urbanísticas romanas apuntarían también hacia esa misma
conclusión. E l problema sólo podrá resolverse con la continuación de la excavación en
todo el ámbito de estas edificaciones.
A l mismo tiempo que se excavaba en las cuadrículas que ya hemos descrito se hizo
una labor de limpieza en las inmediaciones de la zona del edificio explorado por la D r a .
Fernández Chicarro con anterioridad a nuestras excavaciones y que se consideró como un
templo, idea a la que de momento nos adherimos provisionalmente hasta que se excave
definitivamente esta zona. Nuestra labor tendía a delimitar el edificio en la parte contigua
a la entrada de " E l Rocadillo"y en la zona en la que este edificio limita con las cuadrículas
C l y C2. Los resultados no carecen de interés para la historia final de esta construcción.
Y a en la primera excavación se había visto que en los muros que aparecían en este edificio
se notaban claramente dos épocas constructivas; una durante la cual se habían levantado
los muros que forman tres cellae y una época más tardía en la que se construyeron muros
de pésima calidad con piedra puesta irregularmente mediante los cuales se dividió la celia
central y se hizo un pequeño edículo en la celia occidental. Durante nuestra excavación se
pudo ver que además de confirmarse esta idea aparecían tumbas visigodas en el interior de
esta celia occidental.

Q
Tumba n 7.— Construida de piedras, rectangular con una sola piedra a la cabecera y
a los pies, cuyas dimensiones son 2 metros de largo, 0,80 de ancho. N o dio ajuar ninguno.
Los restos humanos aparecieron pulverizados en pequeños fragmentos.
Q
Tumba n 8.— Esta tumba es contigua de la anterior, situada en el borde del mismo
muro y a un metro escaso de ella. Tiene unas dimensiones de 2,40 metros de largo por 1
metro de ancho. Tampoco tenía ajuar. Algunos restos humanos.
Tumba n°9.— Aparece en los límites entre el "capitolio" y el cuadrado C 1 , pero a los
casi adosada a la cara externa del muro de lo que se habia denominado "capitolio".
Estaba cubierta por una pieza de mármol escuadrada y alistada sin inscripción, junto con
otra de arenisca, sin labrar y una tercera igual que la segunda. L a tumba esta construida
de piedras puestas verticalmente con relativa perfección en este tipo de tumbas y la parte
más ancha situada hacia el noreste, que corresponde a la cabecera. Tiene una longitud de
1,90 metros, una anchura en la cabecera de 0,62 metros y en los pies de 0,54 metros,
Dentro había un solo cadáver, al parecer masculino y de edad madura. Como ajuar dio un
vaso en forma de jarrito de cuello alto, de pasta gris claro sin pintar.

L a existencia de estas tumbas como ya hemos señalado nos permiten fechar con
cierta probabilidad el final de la ocupación de este gran edificio al que nos venimos
refiriendo, y junto con las demás tumbas ya descritas y las que encontramos en la cam-
paña de 1973 nos dan el final seguro de esta zona de Carteia. Creemos que las tumbas se
pueden fechar a finales del siglo V I y principios del siglo V I I , antes por tanto de la
invasión musulmana en el 711, pero sobre todo este punto volveremos al exponer en esta
misma memoria las conclusiones de estas primeras campañas de excavación.
En la excavación en la zona del capitolio inmediatamente en frente de la entrada de
" E l Rocadillo" se descubrió una tumba de la que sólo se conserva una pequeña parte que

48
se enumeró con el número 10. Por lo demás la excavación se detuvo porque se vio que
estábamos llegando a los cimientos de los grandes muros y no procedía descubrir estos ya
que se corría el riesgo de arruinar la estructura principal. Apareció cerámica romana de
ánforas con alguna térra sigillata y cerámica vulgar que se incluye en el catálogo.
En la campaña de 1973 se prolongó la red de cuadrículas hacia el norte para darnos
una idea de como se estructuraban los edificios que continuaban alrededor del capitolio y
las casas que habíamos descubierto a ambos lados de él. Se empleó el mismo sistema de
excavar cada cuadrícula independientemente para fijarnos en su estratigrafía y en la
posibilidad de ver las organizaciones de los muros con sus posibles reconstrucciones y en
general estudiar con calma todos los hallazgos que fueran produciéndose.
La zona que teníamos para excavar había sido el lugar de amontonamiento de la
tierra en las excavaciones realizadas por nuestros antecesores en el yacimiento. Por esta
causa se había amontonado gran cantidad de tierra y cerámica que fue preciso levantar
antes de empezar la excavación propiamente dicha. Después de ello era necesario levantar
las piedras que los habitantes del cortijo habían puesto para nivelar la era en la parte en
que declina el terreno. Por ambas causas nos encontramos con un relleno que fue preciso
excavar con cierto cuidado porque existía la posibilidad de encontrar sillares y lápidas
que tuvieran interés epigráfico o arquitectónico. Desgraciadamente no fue éste el caso y
tenemos que lamentar la pérdida de una semana de trabajo científicamente infructuoso.
Sin embargo metodológicamente era necesario hacerlo.

C5.

Una vez extraída la tierra acumulada en excavaciones anteriores, se procedió a


levantar un encachado de piedra menuda puesta en forma parecida a la que encontramos
en cuadrículas anteriores y que correspondía al camino que rodeaba la era del cortijo. A
los 30 cm. de profundidad se encuentra un nivel fértil en el que muy pronto se dibujan las
estructuras de los muros que son continuaciones de los C4. Y pertenecen a la misma
estructura general del edificio que venimos excavando. En esta cuadrícula se ve la articu-
lación de dos muros perpendiculares, y en el que sigue la dirección norte-sur, se ven las
dos piedras correspondientes a una puerta de 1 m. de anchura. Las dos habitaciones que
comprende la cuadrícula no tienen suelo definido y debió de ser de tierra apisonada sobre
la que aparecen los hallazgos más importantes. Entre ellos hemos de citar monedas de
época imperial en número de 10, anzuelos, tégulas, clavos de hierro, agujas de hueso,
cerámica gris ibérica, cerámica campaniense A y algunos fragmentos muy pequeños de
cerámica ibérica. En la parte que linda con C4 aparecen restos de un pavimento formado
por 4 piedras colocadas en su sitio.

D5.

En esta cuadrícula, a los 30 cm. de profundidad después de extraer el relleno de


piedras pequeñas y tierra, aparece un pavimento limitado dentro de la cuadrícula for-
mado por lajas de piedra pizarrosa encuadrado en parte por hiladas de otras puestas de
canto que nos dan una estructura parecida a la que habíamos encontrado en la cuadrícula
D4, pero esta es bastante más regular y mejor dispuesta. Se conservan tres hiladas con
piedras de casi 1 m. de largo y unos 0,70 de ancho. Sobre el suelo se encontraron tejas
caídas sobre él y monedas unas de las cuales es de Tiberio Claudio y otra acuñada en

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Carteia del tipo del delfín. Entre las tejas estampilladas aparecen fragmentos que se
completan entre sí con la marca de P E T R V C I D I V S y junto a ellas una moneda de
Constantino sobre el mismo suelo que las anteriores. Este hecho nos demuestra que este
edificio duró mucho tiempo ya que en este nivel encontramos testimonios que compren-
den por lo menos tres siglos y medio de duración. Por lo que llevamos dicho en la
descripción de las cuadrículas de esta zona vemos que hay testimonios en toda su exten-
sión que demuestran lo mismo que observamos aquí de manera fehaciente.

C'3.

Introducimos la numeración repitiendo las letras por una necesidad metodológica ya


que estas cuadrículas se encuentran entre las correspondientes a la C y a la A . Se trata de
una cuadrícula que comprende parte del extremo occidental de la piscina o baptisterio
que era conocido desde antiguo en esta forma. Pretendíamos averiguar la relación crono-
lógica existente entre la piscina, el llamado capitolio y los edificios que descubríamos en la
zona contigua situada hacia el este. En la excavación anterior a la nuestra se había tratado
de hacer lo mismo pero con un resultado poco claro. A l profundizar en la zona intermedia
entre la piscina y el capitolio se había tenido que suspender la excavación porque mientras
no se había llegado al fondo de la pared de éste último, se veía claramente que se destruían
los cimientos de la pared de la piscina. Demostraba la excavación anterior sin lugar a
dudas que la piscina es posterior al capitolio y la conservación de. esta última impide ver
con exactitud el arranque de éste. Nuestra excavación no fue mucho más afortunada
porque a los pocos cm. surgieron paredes de pésima factura y muy estropeadas que nos
impidieron profundizar y por lo tanto nos quedamos al nivel de los muros exteriores de la
piscina. Durante la excavación encontramos estuco pintado en rojo, amarillo, verde y
negro y objetos como agujas, una campanilla, fragmentos de vidrio, un molde de terra-
cota, etc. Los muros que aparecen en la parte oriental de la cuadrícula son de factura muy
pobre de piedras puestas sin mortero de madera irregular responden a una manera de
construir que no tiene nada que ver con los excelentes de época altoimperial que venimos
describiendo. L a conexión entre éstos y el capitolio quedó también sin aclarar porque
sería preciso destruirlos para poder explorar en niveles inferiores, lo cual pondría en
peligro la existencia del baptisterio.

C4.

Casi en superficie aparece un muro continuación de los de C'3 y un relleno de tierra


blanda. En el lado este del corte restos de una inhumación destrozada casi a nivel del suelo
de la que queda parte de los huesos largos y junto a ella una boca de ánfora rota. En el
lado norte otra inhumación superficial de la que se conservan algunos huesos y cuatro
piedras que la limitaban. Se ha numerado con el número 11 y corresponde a un grupo de
tumbas visigóticas que continúa hacia la cuadrícula contigua al oeste. Los hallazgos se
redujeron a cinco monedas de época imperial, vasijas grandes y un lacrimatorio. Entre las
monedas citaremos una de Faustina Augusta. L a cerámica fue muy abundante y entre ella
encontramos abundantes lucernas de cerámica blancuzca y de cerámica roja, cerámica
campaniense, cerámica barbotina, cerámica blanca fina; mucha térra sigillata tanto clara
como oscura y gran cantidad de cerámica vulgar así como 22 bocas de ánfora Agujas en
gran cantidad y vidrio, una pieza de marfil; anzuelos, clavos y trozos de plomo.

50
C5.

En esta cuadrícula tan pronto como se extrajo la capa vegetal de 35 cm. de espesor
apareció un muro muy destruido hecho de piedras sin escuadrar e irregularmente dispues-
tas que aparece como una continuación del muro que describimos en la cuadrícula ante-
rior hacia el oeste, parte perpendicularmente un pequeño múrete que se pierde en el límite
de la cuadrícula. Dado el estado ruinoso de este muro no es fácil distinguir si se trata de
un solo muro o de dos paralelos. Los hallazgos se redujeron a 6 monedas y cerámica de los
mismos tipos que en la cuadrícula anterior.

D'3.

Este cuadrado cae integramente en la zona del centro de la piscina o baptisterio


excavado en anteriores campañas por lo cual no la trataremos aquí con más detalles.

D'4.

Este cuadrado se excavó en una profundidad irregular, porque el suelo de la era se


había nivelado y en esta zona estaba precisamente el borde de la misma y allí se habían
amontonado las piedras procedentes del capitolio. Extraídas estas se profundizó hasta
0,40 cm. y se encontró un relleno sin que diésemos con ningún suelo que pueda definirse
con claridad. En él encontramos: a) tierra vegetal de color gris oscuro muy fina que sin
duda es tierra de labor; b) mezclados con esta tierra se ven una serie de fragmentos de
piedra caliza blancuzca; c) trozos de yeso; d) tejas de tipo corriente y una de ellas con la
marca de P E T R V C I D I V S . Otra con la marca de M L ; e) cerámica de grandes vasijas, y
otra que se detallará más adelante. En esta cuadrícula encontramos varios enterramientos
visigodos que detallamos a continuación.

Q
Tumba n 12.— Enterramiento de inhumación orientado sensiblemente de norte a
sur al que falta el cierre por el norte. Construido de lajas de piedra hincadas verticalmente
habiendo desaparecido las piedras que formaron la cubierta. Se puede calcular una longi-
tud de 2 m. en su interior y una anchura máxima de 1 m. Contenía un esqueleto de adulto
masculino sin ajuar.
Q
Tumba n 13.— Contigua a la anterior y de t a m a ñ o un poco menor. También
construidas con lajas de las que se conservan sólo las verticales habiendo desaparecido las
de cobertura. Mide 1,90 m. de longitud y la anchura máxima es de 1 m. en la cabecera. A
los pies es ligeramente más estrecha. Tiene una orientación similar de norte a sur con la
cabecera hacia el norte. Contenía una vasija en forma de jarrillo con asa de cerámica clara
adorno típico.
e
Tumba n 14.— Del mismo tipo que las anteriores, conservada como ellas en sus
lajas verticales a la que falta las lajas de la cabecera. Orientada de norte a sur con la
cabecera hacia el norte. Mide 2 m. de longitud en su interior y 0,65 cm. de anchura
uniforme. Contenía un esqueleto adulto masculino y como ajuar aparece una vasija de
cerámica clara típica con asa. Dimensiones: altura 129 mm., anchura de la boca 41 mm.,
anchura máxima 72 mm., diámetro del fondo 45 mm.
Q
Tumba n 15.— Tumba muy destruida del tipo de las anteriores de la que no
podemos dar la longitud porque se encuentra destruida en su parte norte pero debió tener

51
dimensiones similares, con la misma orientación que ellas. D i o restos de un esqueleto
adulto femenino y algún resto de cerámica procedente del ajuar, seguramente de jarrillos.

En el borde mismo del corte E de la cuadrícula aparecen algunas piedras que podrían
indicar restos de otro enterramiento que no numeramos.
Otros hallazgos fueron una moneda ilegible y en la parte sur de la cuadrícula una
tégula ya citada con el nombré de P E T R V C I D I V S .
L a cerámica encontrada en la parte exterior de las tumbas repite los tipos de térra
sigilata hispánica con marcas, cerámica gris tardorromana, lucernas de pasta blanca, roja
y negra, un fragmento de pesa de telar, cerámica sigilata clara, cerámica blancuzca, bocas
de ánfora y algunas asas con sellos y sin ellos, ladrillos, fragmentos de mármol, estuco
rojo, agujas de hueso, vidrio blanco y de color, etc.

D'5.

En esta cuadrícula se excavó hasta una profundidad un poco mayor que en la


cuadrícula anterior donde las tumbas nos habían impedido continuar la excavación hasta
el límite deseado.
Se profundizó hasta 0,70 m. y en todo este espesor dimos con un relleno del tipo que
ya se describió anteriormente sin que apareciesen muros ni restos de construcciones. N o
obstante pudimos recuperar en el corte norte un fragmento de fuste de columna rota, una
moneda y un colgante de bronce. L a cerámica fue muy abundante y en ella señalaremos
abundantes fragmentos de sigillata hispánica, algún fragmento de barbotina, marmorata,
un fragmento de campaniense A , lucernas, vidrios, plomos y cerámica basta de cocina.

E'3.

Esta cuadrícula comprende la parte occidental del baptisterio y su finalidad era la


misma que de su homologa C'3, es decir tratar de establecer la relación entre esta cons-
trucción y la del capitolio.
Se pudo excavar solamente hasta una profundidad de 0,50 m. Se halló un relleno de
tierra oscura con cerámica muy fragmentada. En seguida aparecieron tres tumbas visigó-
ticas que pasamos a enumerar.

Q
Tumba n 17.— Construida de lajas verticales a la que falta la cabecera y los pies,
orientada de norte a sur con la cabecera hacia el norte. Solamente podemos dar la altura
que alcanza, 1 m. en la parte conservada. Tenía un esqueleto adulto sin poder determinar
la edad ni el sexo y algunos fragmentos de cerámica.
Q
Tumba n 18 — Situada al lado de la anterior, construida con lajas y piedras de las
que se han perdido algunas así como toda la cobertura. Mide en su interior 1,90 m. y de
anchura 0,90 m., tiene igualmente la cabecera hacia el norte y dio un esqueleto adulto
masculino y algunos restos de cerámica.
Tumba n° 19.— Contigua a la anterior con una orientación similar. De ella se
conservan algunas lajas verticales sin pies ni cabeceras por lo que las medidas se reducen a
la anchura que a los pies alcanzan 1,10 m. Dio un esqueleto adulto de sexo indeterminado
y unos pobrísimos restos de cerámica.

52
Entre los hallazgos más notables de esta cuadrícula hemos de señalar un fragmento
de cerámica con una estampilla rota en la que se puede leer X R S C A E S .
Dos monedas ilegibles junto al baptisterio. L a cerámica fue muy abundante y en ella
destacamos fragmentos de sigillata hispánica y clara, un fragmento de campaniense B, 15
fragmentos de cerámica ibérica, abundantes lucernas, fragmentos de mármol, trozos de
estuco, vidrio, agujas de hueso, clavos de bronce, una campanilla, anzuelos, una pieza de
juego, etc.

E'4.

Tiene las mismas características arqueológicas que el D'4 del que es sin duda conti-
nuación en cuanto a los hallazgos se refiere. Se excavó en una profundidad de 0,70 m. sin
que se encontrara ningún resto de muro ni construcción alguna. En el extremo norte,
Q
aparece una tumba visigoda que se enumera con el n 16, que es la continuación del
mismo grupo que hemos descrito en el cuadrado D'4. Se trata de una tumba de las mismas
características que dio un esqueleto adulto de sexo indeterminado y pequeños fragmentos
de cerámica. Esta tumba, muy superficial, se hallaba construida en el relleno que ocupa
toda la superficie de la cuadrícula y debajo de la misma se encontraban gran cantidad de
tégulas, ladrillos y fragmentos de mármol y de estuco que sin duda nos dan la evidencia de
que esta tumba se construyó como todas las situadas en las inmediaciones en una época en
que esta parte de la ciudad estaba deshabitada. Los hallazgos más importantes son los de
monedas de las que encontramos 6 ejemplares, uno de los cuales es de la ceca de Carteia y
las demás son ilegibles. Apareció un colgante de pasta azul con tres figuras femeninas,
agujas, terracotas, fusayolas, una tegúla con el nombre de P E T R V C I D I V S . L a cerámica
repite los tipos de las cuadrículas inmediatas y encontramos: cerámica vulgar romana,
bocas, asas y fondos de ánforas, sigillata hispánica, sigillata clara, cerámica ibérica,
cerámica campaniense B y C, lucernas, fragmentos de plomo, anzuelos de bronce, vidrios,
cuentas de collar, etc.

E'5.

Cuadrícula muy parecida a la D'5 que se excava en una profundidad de 1 m. aproxi-


madamente. E n toda ella encontramos un relleno de tierra hasta los 40 cm. de profundi-
dad y después un enorme relleno de tejas y cerámica a los 0,70 m. de profundidad aparece
otra inscripción en teja con el nombre de P E T R V C I D I V S en el ángulo sureste del corte.
A esta misma profundidad aparece en la parte sur del cuadrado un gran montón de piedra
suelta que forma un todo localizado entre las que aparecen trozos de tejas y fragmentos de
estucos y restos de suelo pero sin continuidad, junto a las piedras encontramos una
lucerna cristiana de gran t a m a ñ o con una cruz en Ja parte superior. Una vez levantadas las
piedras no aparece nada digno de tenerse en cuenta, por lo cual concluimos que se trataba
de restos de un derribo sin importancia.
C o n el fin de buscar los estratos más profundos en esta zona de la excavación en la
que podiamos excavar sin poner en peligro restos dignos de conservarse, mandamos hacer
un sondeo en la esquina noroeste del cuadrado que nos ocupa. Se trazó un cuadrado de 2
m. de lado y se procedió a su excavación. A los 10 cm. se encontró una tierra más clara de
color albero, con cerámica vulgar y sigillata hispánica así continúa hasta los 20 cm. en que
se enrarece la cerámica y continúa el mismo color de la tierra. A 1 m. de profundidad

53
aparece una basa de columna, cerámica ibérica, una moneda de plata, un disco de plomo,
cerámica de barniz rojo, un resorte de fíbula, un anillo de bronce, una lucerna pintada de
rojo, abundantes fragmentos de campaniense lo cual nos anuncia un estrato ibérico que se
presenta sin solución de continuidad con el nivel romano superior.

A'5.

En la excavación de esta cuadrícula intentamos seguir con cuidado la estratigrafía


observada en su contigua A ' 4 donde habíamos profundizado hasta un nivel claramente
ibérico. En la parte superior aparecieron grandes piedras, acumuladas allí por los cortije-
ros para lograr una superficie horizontal y entre ellas apareció una labrada en forma de
cornisa que suponemos procedente del edificio del capitolio arrastrada hasta el lugar de su
hallazgo con el fin ya señalado. Inmediatamente debajo de estas piedras aparece tierra
negra vegetal con poca cerámica entre la que se ha encontrado un fragmento de inscrip-
ción. A l llegar a los 0,60 m. empiezan a aparecer piedras cerámica y tejas que nos
demuestra la presencia de un nivel de derribo. L a tierra se va haciendo menos oscura y
aparece en seguida una capa en la que abundan los restos de cal y yeso pintado que se
extiende púr una zona extensa en la parte E de la cuadrícula. N o aparecieron estructuras
de muro en toda la superficie de la cuadrícula. Es de notar el hallazgo de una moneda
ilegible que apareció sobre el pavimento señalado. Los hallazgos son escasos y comprende
cerámica vulgar, térra sigillata hispánica y sudgálica, térra sigillata clara, cerámica cam-
paniense B y C , cerámica gris, cerámica ibérica, lucernas de pasta roja y pasta blancuzca,
boca de ánfora, fondos y fragmentos de asas; fragmento de mármol, fragmentos de
estuco, agujas de hueso, clavos, anzuelos, vidrios, etc.

B'5.

Esta cuadrícula se excava teniendo en cuenta los resultados que habíamos conse-
guido en la campaña anterior en su vecina la B4. Se extrae una serie de piedras que se
habían ido amontonando en esta zona y debajo se encuentra una capa muy fina de tierra
vegetal de 25 cm. de espesor, algunos hallazgos cerámicos y en seguida empiezan a surgir
restos de un muro que resulta ser continuación del que afloraba en la cuadrícula B4. Se
sigue excavando hasta llegar a lo que imaginamos piso correspondiente al ámbito delimi-
tado por este muro, es decir, a una profundidad de 0,75 m. Antes de llegar a él se notan los
derribos con gran cantidad de tejas y ladrillos. Una vez terminada la excavación de la
cuadrícula hemos podido observar que el nivel de derribo tiene en algunas zonas cerca de
50 cm. de espesor, y parece más antiguo que el muro que atraviesa la habitación por lo
menos en alguna de sus partes. Sin embargo aparecen un sillar en el extremo del muro y
otro en el centro que creemos más antiguo que este derribo. Se ve pues que el muro fue
construido en parte sobre el derribo pero aprovechando lo que quedaba de otro anterior.
Esté muro tiene una factura muy pobre de piedras puestas sin argamasa y de una forma
que no conserva la línea recta con exactitud. Representa pues la última fase de construc-
ciones en esta zona de Carteia. A ambos lados del muro aparece un suelo apisonado
formado por tejas, ladrillos, estuco rojo, mortero blanco y otros materiales de construc-
ción y en él hemos detenido la excavación conscientemente de que no se habían agotado
los niveles fértiles como puede verse observando la estratigrafía de A 4 . L a razón es que
tratamos de conservar las ruinas todo lo posible cuando se encuentran superpuestas y no

54
hay garantías de encontrar estructuras definidas en los niveles inferiores. Los hallazgos
fueron escasos y dan la cerámica vulgar romana corriente, térra sigillata escasa, un
fragmento de cerámica ibérica, lucernas, cerámica gris, estuco blanco, verde y rojo,
mármol, ladrillos, tégulas, etc. En la zona más profunda debajo del derribo suelto apare-
cen clavos de hierro, vidrios, fondos y bordes de ánfora y cerámica vulgar, dos fragmentos
de lucerna y dos bordes de tierra sigillata hispánica.

B6.

Una vez extraída la tierra vegetal en una profundidad de 30 cm. empezaron a apare-
cer estructuras de muros de bastante buena calidad que se excavaron hasta dar con el
suelo que apareció a 0,50 cm. Los muros se organizan de manera que dan idea de un
edificio que se prolonga hacia el este y del que no tenemos más que una pequeña parte en
esta cuadrícula. Se trata de muros de pizarra de cierta calidad bien trazados muy pareci-
dos a los que en otras secciones de la excavación atribuimos a la época altoimperial. En el
centro de la cuadrícula se ven dos piedras pulidas con los agujeros para quicios de las
puertas. Tenemos por tanto aquí una de las entradas de este edificio. Los hallazgos han
sido de térra sigillata hispánica y sudgálica, alguna clara decorada con ruedecillas, cerá-
mica basta, fragmentos de lucernas con decoración, vidrio de color verde aguamarina,
una espátula de cobre, piezas de hueso.
Esta construcción si bien no está muy profunda creemos que es de época imperial
más antigua que los muros que encontramos en las cuadrículas B5 y con algunas exten-
siones en el B4.

2. C A M P A Ñ A 1974 (Plano n° 2)

En el verano de 1974 excavamos en Carteia durante el mes de agosto y mitad del mes
de septiembre. E l equipo estuvo formado por el que suscribe como Director, D . Joaquín
Muñiz Coello como Ayudante y los Colaboradores D . Pedro Saéz y D . Daniel Fernández.
Se emplearon 20 obreros de la localidad.
Durante el invierno, el Estado había comprado la finca denominada "Torre Carta-
gena" situada entre la carretera que va desde la barriada de Nueva Carteia hasta Puente
Mayorga y el camino que corre paralelo a la playa y la playa misma. Esta finca constituía
el resto de la ciudad antigua de Carteia que aún no había sido adquirida por la Dirección
General de Bellas Artes y ofrecía una zona de excavaciones de gran importancia. Por los
años 50, esta finca había sido adquirida por D . Bernardo Sáez Martín, quien construyó
una pequeña casa en las inmediaciones de una torre medieval, construida probablemente
sobre fundamentos más antiguos que da nombre al lugar. A l construirse la casa y el jardín
situado en la zona que mira hacia la playa, se habían descubierto, y en parte destruidos,
restos antiguos que se veían en la superficie. Algunos de ellos quedan a la vista y se han
utilizado para adornar el jardín. Muchos de los restos encontrados, como tambores de
columnas, fustes completos, etc. serán descritos en un apartado de esta memoria.
Teníamos noticias de que en esta zona se habían practicado excavaciones por el
entonces Comisario General de Excavaciones, D . Julio Martínez Santa Olalla, cuyos
muros aún se ven y que se describirán más adelante.
A l tiempo que se construía la casa se habían descubierto restos antiguos que habían
quedado tapados por la maleza que había crecido sobre ellos y que exigían una pronta

55
excavación dado el riesgo de destrucción que corrían, riesgo que se hacía mayor ya que los
obreros decían que allí se habían visto trozos de mosaicos.
Por estas razones en el a ñ o 1973 habíamos dedicado unos días a limpiar los restos
excavados por el Prof. Martínez Santa Olalla con el fin de poder hacer los planos y un
estudio dentro de lo posible de la parte excavada por él, ya que de estas excavaciones no
queda ninguna Memoria científica que nos permita tener constancia de su carácter e
importancia. A l mismo tiempo'este mismo a ñ o se hizo un plano de ellas y se tomaron
fotografías de lo más saliente de su estructura. Se continuó la excavación y limpieza de las
mismas y en los momentos en que la excavación nos lo permitió hicimos una descripción
detallada que pueda servir de base a un análisis de las mismas.
L a excavación propiamente dicha se realizó en las inmediaciones de la casa cons-
truida por D . Bernardo Sáez Martín por los motivos arriba indicados.
El método seguido este año fue distinto al empleado en nuestras campañas anteriores
en el cortijo del Rocadillo. Mientras allí seguimos el método de cuadrículas para asegu-
rarnos un control riguroso de los hallazgos, que en muchos casos resultó inútil y poco
fructífero científicamente hablando, pero lo juzgamos necesario dado el espesor de los
rellenos que teníamos que sacar, aquí a la vista de que las ruinas eran superficiales y
continuas formando grandes estructuras, consideramos que era más útil un trabajo de
limpieza sin cuadricular el terreno. De todos modos se procedió con gran cautela y
podemos decir que no necesitamos recurrir a ningún otro sistema.
Escogimos el lugar en que afloraba una construcción rectangular revestida de cal,
cuya parte meridional estaba rota debido a que el terreno en este lugar cae bruscamente
hacia la playa produciendo un derrumbamiento que arrastró toda la zona situada en
dirección a la playa. L a marcha de la excavación se hizo de sur a norte, y una vez limpio el
recipiente citado continuamos en esta dirección. Primero se quitó toda la broza que había
crecido con las lluvias de primavera y a media m a ñ a n a empezamos a excavar el día 12 de
agosto. Se veía claramente que estábamos sobre una casa romana de la que quedaba una
parte muy erosionada, pero que podía excavarse con fruto. En efecto, en el lugar donde
decían los obreros que habían visto en años anteriores un mosaico se encontró que debajo
de la broza aparecían teselas de gran tamaño, y enseguida pudimos ver que se trataba de
un mosaico que rodeaba por tres lados al depósito citado.
La primera tarea fue la limpieza de la construcción que creemos es el impluvium de la
casa, que aparecen destruido por la parte sur, y que había sido descubierto cuando D .
Bernardo Sáez Martín construyó la casa que ahora existe en Torre Cartagena. Tal como
se encuentra ahora aparece cortado aproximadamente por la mitad. Es una piscina rec-
tangular recubierta interiormente por estuco de cal y cerámica con una construcción en el
centro en forma de espiral. L a pared norte y parte de la oriental se conserva en una altura
de unos 40 cm. hacia el noroeste presenta unos canalillos que van a parar al gran aljibe
que tiene su boca en la misma línea de la piscina. Por las esquinas del fondo corre una
moldura en toda la parte conservada.
En la parte norte y este rodeando al impluvium descrito encontramos el mosaico en
muy mal estado de conservación. Solamente pudimos limpiarlo, dibujarlo y fotografiarlo,
cubriéndolo después en espera de que los técnicos puedan arrancarlo, lo que no se ha
podido hacer hasta ahora. En muchas partes está completamente destruido y las yerbas
que han crecido entre las teselas hubo que cortarlas con tijeras una a una. En muchos
casos habían hecho saltar el dibujo produciendo daños irreparables. Por los alrededores
encontramos piezas de cerámica cilindricas como las empleadas para construir las colum-
nillas de los hipocaustos, cosa normal tratándose de una villa. Es un mosaico construido
con teselas blancas y azul oscuro de 1 cm. de arista y el motivo consta de 2 líneas anchas
negras dentro de las cuales hay una línea blanca, después un motivo dentado y a conti-

56
nuación una línea negra azulada y otra blanca. En la franja principal el motivo decorativo
es de círculos azules con un punto negro en el centro blanco que se combina con motivos
de rombos esféricos. Se conserva solamente en una pequeña parte, pero sospechamos que
rodeó el impluvium por las cuatro partes.
La excavación propiamente dicha comenzó hacia el norte de esta zona inicial. A 0,30
m. de profundidad empiezan a aparecer los muros y un relleno de fragmentos de ladrillos
y teja, algunas con marcas, cerámica común de grandes recipientes, algunos fragmentos
de sigillata, algún resto de campaniense, sin duda rodada y algunos clavos de hierro y
trozos de anzuelos. Va apareciendo estuco en las zonas de los muros y algunos restos de
mármol. E l suelo aparece a 0,40 m. de profundidad. Aparecen algunas monedas del siglo
I. A medida que avanza la excavación aumenta la tierra situada sobre las ruinas antiguas,
pero de todos modos no llega a 1 m. de profundidad. En las habitaciones aparece el suelo
muy abombado de opus concretum. Entre los derribos se ven tejas con orificio circular
iguales a las que hemos visto en la zona de E l Rocadillo, que semejan pequeños brocales.
De esta manera quedó clarificado el gran pasillo cubierto por el mosaico geométrico
que hemos descrito y se vio la puerta de acceso que presentaba por el este, así como las
que comunicaban con las habitaciones B y C . Por esta parte el mosaico está limitado por
una pared de piedra puesta en seco sin grandes pretensiones pero de factura bastante
regular. N o es de la misma calidad que los buenos muros de pizarra, y mucho menos de
los de sillería que hemos visto en la zona del cortijo de E l Rocadillo ni en la fábrica de
salazón excavada por D . Julio Martínez Santa-Olalla. Es interesante observar que el
suelo del mosaico se hundió donde se conserva y no lo hizo en la zona en que se superpone
a la bóveda del espacio D , de los que luego hablaremos.

Habitación B .

A l continuar la limpieza de la zona pronto se va organizando en habitaciones que


excavamos mediante cavas de 20 cm. cada una. Como ya hemos visto el relleno estaba
formado por las techumbres caidas y los muros que la rodean tienen un espesor de 0,50 m.
del tipo que ya hemos tratado. Esta habitación tenía las paredes decoradas con estuco de
color rojo vinoso y se abría por una puerta al vestíbulo del mosaico conservándose el
umbral con los dos orificios para la puerta. Comunicaba igualmente con la habitación C
de que luego hablaremos. También aparece comunicada con una pequeña habitación que
designamos E de tamaño muy pequeño con suelo de opus a la entrada que luego se pierde
y el resto del mismo apareció como un relleno de piedras. D i o algunas tejas, ímbrices,
restos de mármol beteado de azul verdoso, alguna cerámica casera basta y unos fragmen-
tos de sigillata hispánica y clara A . Aparecen también algunos fragmentos de mármol
claro y dos fragmentos grandes de plomo que no presentan inscripción alguna.

Habitación C .

Situada al oeste de la B y E. Con muros y suelos del mismo tipo. Igualmente sus
paredes llevaron estuco de color rojo vinoso y es posible que pinturas. Comunica con B y
con el pasillo del mosaico. En su pared occidental hay una puerta al espacio D . Su
excavación a los 30 cm. de profundidad da tejas abundantes, pequeños brocales y una
moneda de plata de L . C A E S A R A V G V T V S C O S . D E S . P R I N . I V V E N T . , junto con

57
otras ilegibles de momento. Y a en el suelo aparece una inscripción de mármol de 157 x
140 mm. rota en tres pedazos en la que se lee:
MINER
VAE AVG.
SACRVM
M.P.V.

Los caracteres están trazados con gran tosquedad y las letras de distinto tamaño pero
como media dan 20 mm. de altura.

Espacio D .

Es el espacio situado al oeste de la habitación C y comunicada con ella. Cuando se


extrajo una capa de 0,30 m. asoman grandes losas formando bóvedas de medio punto.
Carece de suelo y este está formado por el extrados de una bóvedas que subyacen al
edificio que estamos excavando. En la situada más al oeste falta una losa de la clave y por
el agujero se ve que se trata de un gran depósito o aljibe para guardar aguas de lluvias, del
mismo tipo que los existentes en la zona del cortijo de E l Rocadillo. E l empleo del aljibe
en esta zona es conocido por el testimonio de Estrabón, y lógico si tenemos en cuenta el
alto índice pluviométrico durante el otoño, invierno y primavera. Los hallazgos de esta
zona son muy pobres y se reducen a tejas e ímbrices, muy poca cerámica, algunos frag-
mentos de hispánica y restos de vidrio verdoso de botellas de forma prismática. Aparece
una moneda con la leyenda de V I R . C A R T . Evidentemente este espacio debió tener un
suelo de tierra y su armazón está constituido por las tres bóvedas que cubren el aljibe
inferior. E l aljibe fue explorado de visu y se vio que está formado por tres naves con
paredes rebocadas y tiene una altura de unos 3 m. En próximas campañas haremos el
alzado y planta que hasta ahora no se ha podido dibujar, al mismo tiempo que lo
limpiaremos para ver los objetos que el agua pudo depositar en su fondo.

Habitación G .

Está situada al oeste del espacio G y no tiene comunicación visible con él, aunque no
es seguro porque el muro de separación está muy destruido. Encontramos una moneda en
la que se lee C A E S A R A V G . A l quitar la tierra va apareciendo un mosaico que cubre la
parte norte de la habitación. A pesar de que solamente se conserva un trozo ha sido
posible reconstruirlo en dibujo en su totalidad. Consta de dos partes laterales iguales y
otra parte central con una decoración más rica que la que habíamos descrito en el pasillo
que rodea el impluvium. Especialmente la parte central lleva un dibujo más complicado y
rico en teselas muy finas de colores rojos, marrón, azul y blanco. Las partes laterales
tienen motivos geométricos de exágonos y cuadrados, estando todo el mosaico rodeado
de círculos blancos con cuadrados azules en el centro y entre los círculos dichos aparecen
pequeños motivos blancos con diagonales negras y un punto blanco en el cruce de éstas.
El motivo central tiene tres rectángulos de un dibujo muy complicado y separado por un
trenzado de cuatro colores que encuadra todo el diseño. E l centro aparece como un gran
círculo de trenzado y en él motivos concéntricos en forma elicoidal. Tampoco pudimos
arrancarlo y está conservado con plásticos y tierra en espera de que los técnicos se ocupen
de él.

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Después de descubrir el mosaico la casa se termina hacia el oeste, aunque originaria-
mente debió haber continuado en esta dirección. Pero el desnivel del terreno actual
arrastró en su caida todo lo que pudiera haber hacia esta parte.

Espacio I.

A l avanzar la excavación hacia el norte se descubre un espacio de forma trapezoidal


que denominamos 1 apareciendo cerámica romana común, sigillata hispánica y una
moneda de bronce de Vespasiano, otra del mismo emperador, un fragmento de barbotina,
más monedas ilegibles y finalmente se llega al suelo que aparece en declive hacia el oeste.
Sobre él un fragmento de campaniense y otro de sigillata. Por tratarse de un recinto, un
poco más profundo que las zonas vecinas tuvimos cierto cuidado de observar la estrati-
grafía del relleno y comprobar que de arriba a abajo habia dado lo siguiente:

1) Capa de 0,30 m. de tierra vegetal con cerámica abundante.


2) Capa de tierra más clara de 0,20 m. con monedas, algunas cerámicas y el frag-
mento de campaniense.
3) Capa de piedra blanda de color más claro de 0,10 m. de espesor sin hallazgos.
4) Suelo de concreto que se inclina hacia el C , en la parte más estrecha de la
habitación.

Espacio F .

Este espacio debió constituir una habitación de un tipo parecido a su contigua la B,


pero sólo se pudo excavar una pequeña parte porque en esta zona se hizo un gran hoyo al
hacer los cimientos de la casa construida por D . Bernardo Sáez y el resultado fue la
destrucción de la parte este de la villa que venimos excavando. L a espesura de la capa
vegetal era mínima y los muros se encuentran a 10 cm. de la superficie lo cual hace que los
hallazgos sean mínimos. Sin embargo aparecen restos de estuco rojo. A l delimitar el muro
que separa F de Q aparece una basa y trozo de un fuste en la misma pieza que debió
pertenecer al edificio que excavamos.

Espacios M y N .

A l prolongar la excavación hacia el norte enfrente del espacio D aparecieron unas


construcciones de sillería que sin duda constituyeron la entrada exterior de dicho espacio.
Rodeando a estos espacios por la parte norte aparece un muro de construcción muy tardía
con bloques aprovechados del mismo tipo de los que veíamos en el Cortijo de E l Rocadi-
llo y que en nuestra opinión representan el último estadio constructivo en la ciudad de
Carteia y que descansa sobre un relleno que a su vez se apoya sobre el suelo de la calle. De
todos modos creemos que la casa originariamente tuvo una entrada triple. Una puerta
central doble que da acceso desde el espacio M al espacio B a juzgar por los umbrales que
se conservan formados por losas con los restos de los quicios. A l oeste existió otra entrada
que comunica con D que también conserva su umbral y que a su vez el espacio N se
comunica con el vestíbulo M . L a entrada tercera situada al este no existe en la forma

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última de la casa pero se ve que hubo una puerta cegada que dio acceso también a D que
después quedó embutida en la reconstrucción que sufre el muro en esta zona.
Durante la campaña de 1974 hicimos un inventario de las piezas arqueológicas que
existen en el jardín de la finca de Torre Cartagena en el que se ven algunas in situ y otras
acarreadas no sabemos de donde, pero teniendo en cuenta que para construir el chalet
existente fue preciso excavar una zona fértil es de suponer que aparecieron allí y luego se
trasladaron y agruparon de manera que sirvieran para el ornato del jardín. Tampoco es
absurdo pensar que algunas de las piezas deben proceder de la excavación de la fábrica de
salazón excavada por D . Julio Martínez Santa-Olalla en los años en que se había com-
prado ya la finca. Hicimos un breve catálogo de ellas y algunos croquis para incluirlas en
la memoria de este a ñ o .
Bajando de la casa hacia el sur, frente al mar, descendiendo unos 4 m. se encuentran
muros de un aparejo regular con una puerta hacia la casa que divide al edificio en dos
partes asimétricas.
Delante hacia la playa existe un gran sillar formando una mesa y de asientos sirven
tres sillares más y un tambor de columnas.
A l sur de las descritas aparece un muro que enlaza aparentemente con ellas, de piedra
arenisca escuadrada de 0,40 m. de altura en cuya parte oriental hay una pequeña piscina
de 1 m. de ancha hecha de cal mezclado con cerámica y de indudable factura romana que
suponemos pertenecía a un atrium de una casa.
Con materiales recogidos se han formado algunos adornos del jardín dispuestos de
manera arbitraria como son:

Basa y parte de columna sobre un soporte cúbico de piedra arenisca.


Conjunto de una basa y parte del fuste de la misma columna y un fragmento de fuste
que no es de la misma.
Conjunto de tres capiteles, dos de celdillas triangulares y otro que más que capitel
parece una basa.
Conjunto de soporte, capitel y basa puesta encima.
Gran conjunto de cuatro tambores formando una enorme columna.
Conjunto de dos tambores estriados y parte de capitel.

Todas estas piezas han sido dibujadas y fotografiadas para su publicación y estudio.

3. C A M P A Ñ A 1975 (Plano n° 2)

El equipo estuvo formado por el que suscribe como Director, D . Joaquín Muñiz
Coello, D . Javier Verdugo Santos y D . Pedro Sáez. Actuó como capataz D . Antonio
Expósito.
La excavación se realizó continuando hacia el norte la excavación de Torre Carta-
gena. Se hizo la exploración del espacio situado a la entrada de la casa que denominamos
espacio J y la zona denominada K . En la excavación del a ñ o anterior se había descubierto
una pequeña construcción a la que denominamos L que este a ñ o fue objeto de limpieza y
excavación. Los últimos días de la campaña anterior habíamos hecho un pequeño sondeo
estratigráfíco en la parte este del muro que cierra el espacio K. y habíamos encontrado que
a muy pocos centímetros aparecía una hilera de piedras puestas que continuaban por
debajo del subsodicho muro adyacente. Con ello se demostraba que este muro en parte es
una reconstrucción muy tardía contemporáneo de la última fase urbanística del yaci-

60
miento. Se recogieron en la limpieza fragmentos de campaniense C , cerámicas claras y
fragmentos de paredes finas, además de algunos restos de cerámica clara de color rosado
que parece ibérica sin pintura. Me parece que es el tipo de cerámica que la doctora
Fernández Chicarro llama cerámica helenística aunque esta identificación no es segura.
A l mismo tiempo observamos que la zona situada enfrente del corte estaba empedrada
correspondiendo a un suelo que se había perforado el año anterior cuando hicimos el
corte. A su vez se extendía hacia la puerta de la casa excavada, con lo cual nos asegura-
mos de que estábamos en presencia de una calle, a cuya limpieza dedicamos la mayor
parte de la campaña. En el relleno que la cubría a las primeras cavas surgieron restos de
ladrillos, ostiones, anzuelos, algún resto de cerámica sigillata hispánica y cerámica común
y va apareciendo un gran muro que cierra el espacio K por el oeste. A este espacio que
corresponde a una calle perpendicular a J le denominamos O. En su limpieza empiezan a
aparecer suelos construidos de lajas de piedra puestas irregularmente y monedas de
Carteia con cabezas de corona mural, con los restos típicos de conchas como en E l
Rocadillo.
A l mismo tiempo que se trabajaba en este espacio O una brigada de obreros se
dedicaron a limpiar el espacio situado inmediatamente delante de la casa excavada el año
anterior. También aquí se comprobó que se trataba de una calle que corre en dirección
este-oeste, perpendicular por tanto a la que hemos llamado O y se excavaba al mismo
tiempo. En la zona de relleno que excavamos en O aparece junto al muro E una teja con
parte de un sello en el que se lee:

SM.F.
II F

con lo cual creo que hemos dado con una teja con la marca de P E T R V C I D I V S . E l
hallazgo es muy interesante porque nos dá una fecha igual a la que veíamos para la
construcción de las casas excavadas en el cortijo de E l Rocadillo. No creo que se trate de
un fragmento de acarreo desde un lugar situado a más de 300 m. Esto unido a las monedas
nos hace pensar también que la gran época constructiva de Carteia fue el siglo I. A l mismo
tiempo empiezan a aparecer fragmentos de sigillata con cierta abundancia. Aparece una
fíbula romana sin aguja de bronce característica.
Una brigada de obreros se dedica a limpiar un recinto rectangular encuadrado por
una pared de piedra y cal situada al borde de la calle que denominamos J y resulta ser un
depósito de paredes de estuco con una moldura en el fondo muy parecida a las que se
encuentran en la fábrica de salazón excavada en los años 50 por D . Julio Martínez
Santa-Olalla. Por tratarse de un recinto cerrado dio una serie de hallazgos interesantes
entre los que destacan monedas de Carteia, otras de emperadores del siglo I, cerámica de
paredes finas, vidrios de color verde y sigillata con la marca A C E R , una tesela de mosai-
cos de color verde oscuro, etc. A l continuar la excavación en esta zona aparecieron otros
dos depósitos contiguos que denominamos L l y L2. Es posible que se trate de cubetas de
salazón o simples depósitos de agua. Los hallazgos encontrados en estos nuevos depósitos
son los mismos que en el primero, cerámica de época Julio-Claudia, alguna moneda,
sigillata, una cabecilla de terracota recortada de una lucerna y preparada a manera de
medallón.
A esta altura de la excavación había quedado terminada la limpieza de la calle que
corre en dirección este-oeste. Se ve que queda limitada por la casa y las paredes situadas
enfrente, a la vez que enlaza con la perpendicular a ella. Está pavimentada por lajas de
piedra puestas con cierta regularidad en tramos separados por una hilada de piedras

61
pequeñas que la dividen en cinco cuadrados de modo regular. En la parte oeste se pierde
en la zona de derrumbe hacia la fábrica de salazón mientras que continúa hacia el este en
mejor estado de conservación. También se ve claramente que las piedras del pavimento se
conservan mucho mejor en la parte adyacente a los muros encontrándose en el centro
bastante más deteriorada.
En la zona que hemos llamado K se limpia una cierta extensión y vemos que el suelo
del recinto tiene dos zonas de pavimento de opus concretum perdiéndose después en el
resto de una habitación limitada por una pared y a continuación otra llamada T de la que
no se ha excavado más que una pequeña parte. Creo que esta zona de K y T, a juzgar por
las paredes es mucho más moderna, por lo menos en la forma que la hemos encontrado.
A l oeste de la calle O encontramos una habitación aneja a las tres pilas ( L , L l , L2) de
la que se conserva muy poco por estar muy superficial y una más denominada S con suelo
de opus concretum enormemente aladeado que no dio hallazgo alguno de interés.
La excavación se continuó hacia el este para completar las habitaciones de la casa
excavada el a ñ o anterior que quedaban sin acabar de estudiar. Se descubren tres, una de
ellas cerrada sobre sí misma que llamamos Ñ. Un pequeño rincón denominado P de
forma alargada trapezoidal que comunica por un pasadizo con otra grande denominada
Q contigua a la E y F excavadas en la anterior campaña.
Cuando excavábamos la habitación Q casi en superficie apareció una cabeza puesta
encima del dorso de un togado que estaban apoyados en la pared exterior de la casa. Se
extrajo la cabeza y después se procedió a la extracción del togado. Éste estaba metido
entre un relleno de tejas, ladrillos, piedras y tierra de manera que daba la impresión de que
se había puesto intencionadamente para que el dorso de la estatua sirviera de suelo
horizontal. Se pudo conseguir sacarlo sin rotura ninguna trasladándolo junto con la
cabeza al chalet de Torre Cartagena, donde se procedió a su limpieza, medición y fotogra-
fía hasta que fue trasladado al Museo de Cádiz donde se encuentra actualmente.
A l mismo tiempo que se trabajaba en la calle y construcciones adyacentes, una
brigada de obreros se dedicó a limpiar y explorar la muralla que corre rodeando la finca
de Torre Cartagena por la parte este y sur. Cuando se construyó la casa que ahora existe y
poco después de la guerra civil, al construir las fortificaciones militares que se conservan
en la parte del jardín, se puso al descubierto un trozo de muralla que con algunas
rectificaciones y arreglos aún se conserva inmediatamente junto a la construcción medie-
val que da nombre a la finca. Creo que esta es la que ha publicado Thouvenot en su libro
La Province Romaine de Betique, París 1964, pp. 385-6. Las excavaciones fueron poco
afortunadas porque no lograron descubrir más que algunas hiladas de piedras hacia el
norte, dando la impresión de que la muralla rodó hacia el exterior cayendo hacia la
vaguada que corre por la zona exterior de la finca y el límite con las propiedades de
C E P S A . De todos modos se descubre una especie de bastión que sobresale en una zona
muy destruida debajo del cual se descubrieron una serie de pequeños tiestos procedentes
de vasijas. Pronto se pudo ver que se trataba de pequeñas ánforas oboides cubiertas con
tapadera plana.
Después de seguir la muralla por un trecho de grandes piedras caidas desordenada-
mente se llegó al límite del posible trazado de la muralla contiguo a la carretera que corta
el yacimiento y que continua hasta Puente Mayorga. Allí se habían hecho unas explora-
ciones en tiempo de D . Julio Martínez Santa-Olalla, y se habían descubierto algunos
muros y bloques de piedra que parecen derribos de la muralla y otros removidos o
aislados. Parece que en el mismo borde de la carretera existe una estructura de casa con
muros de estructuras rectangulares.
Los hallazgos se redujeron a algunas monedas que van desde una de Felipe IV hasta
las romanas imperiales típicas de Carteia. L a cerámica es la común del yacimiento con

62
abundante sigillata hispánica. Vidrios, terracotas, lucernas. Aparecen también algunos
fragmentos de cerámica vidriada, fenómeno rarísimo en Carteia.

Estatua de Togado.

Se trata de una estatua de togado romano con las características propias de este tipo
de monumento. Le falta la cabeza y los brazos. Por lo demás no tiene roturas excepto
algún pliege saltado.

Medidas: altura incluido el bloque de sustentación, 1,65 m.


Anchura máxima: 0,65 m.
Antero-posterior a la altura de la rodilla avanzada, 0,38 m.
Pedestal: 0,60 x 0,37 x 0,5 m.

Tiene la actitud corriente en los togados de buena época con la rodilla derecha
flexionada. Destaca el hecho de que el pedestal no es completamente regular y el fondo no
es plano, lo cual dificultaría el poner la vertical sin obra de hormigón para equilibrarla.
En la parte inferior del pedestal lleva grabado el numeral X V I y debajo una F . Esta
superficie exterior está picada pero no alisada. Del pedestal solo se encuentra pulida la
cara de frente. Tiene el agujero en el que se insertaba la cabeza con un hoyo que se ha
picado de 20 cm. de ancho y 12 de diámetro anteroposterior. Este hoyo tiene 16 cm. de
profundidad. Se ha roto el borde posterior del mismo.
La mano izquierda se perdió y la rotura queda junto al pliegue de la toga dejando una
huella redonda. E l brazo derecho se insertaba mediante un clavo cuyo agujero se ve en la
estatua con un resto de hierro que lo unía al antebrazo que falta.
La toga se pliega como todas y deja ver en el pecho una especie de esclavina sobre el
hombro izquierdo. No así sobre el derecho con media manga que remata en la inserción
del brazo que falta. Del hombro derecho cae hacia la espalda el manto que da la vuelta
sobre la rodilla derecha. Desde el punto de vista formal destaca la técnica del vestido que
se adapta sobre la carne con gran perfección.
El calzado es de sandalia de dos tiras que deja la parte delantera del pie al descubierto
mientras que el talón queda cubierto por el armazón posterior del calzado. Como apoyo
lleva un vastago adornado con motivo vegetal.
La parte trasera es plana con una banda en el lado izquierdo que termina en una
especie de triángulo.

Cabeza.

Junto a la estatua y encima de ella apareció una cabeza, que no pertenece a la estatua,
y cuyas medidas son las siguientes:

Altura máxima conservada: 215 mm.


Diámetro anteroposterior: 190 mm.
Diámetro transversal: 180 mm.
Diámetro del cuello: 140 mm.

A la pieza le falta la parte superior del cráneo, desde la altura del arranque de la nariz

63
y la oreja izquierda por encima del conducto auditivo, y por la derecha 45 mm. más arriba
de la oreja. L a rotura es vieja y se produjo según un plano casi regular y tiene sobre el ojo
izquierdo una parte pulida quizás por el desgaste natural. D a la impresión de haber sido
rota a propósito, antes de ser abandonada en el lugar del hallazgo. Tiene la misma pátina
que el resto de la pieza. E l cuello tiene una rotura de 130 x 110 mm. Se produjo por el
vastago de hierro que la unía al tronco, quedando dicho vastago inserto en su agujero.
Todo nos hace pensar que fue derribada de un golpe dado de lado, el cual produjo las dos
roturas mencionadas. Tiene además otros desperfectos: uno detrás de la oreja izquierda, y
le falta la punta de la nariz quedando aun el comienzo de las fosas nasales. Tiene otro
ligero golpe detrás de la oreja derecha. E l cabello se le presenta en tres ondulaciones
horizontales que se expresan con incisiones poco profundas en la piedra. En la parte
posterior del cuello se notan aun las huellas del pulimento en unas pequeñas estrias
horizontales que desaparecen en el pulido más fino al llegar a la parte lateral. Lleva una
patilla pequeña como un rizo de mechón curvado hacia adelante. Presenta cierta torpeza
en la ejecución de la oreja derecha aunque está bien dibujada. Los ojos han desaparecido
casi por completo. Del derecho queda el parpado inferior y el lagrimal, habiendo perdido
por erosión el globo del mismo. Del izquierdo no queda más que el lagrimal. E l mentón
está algo erosionado pero no mucho.
La cabeza en su postura normal quedaba algo ladeada hacia la derecha con una caida
muy característica. Destaca la boca con un rictus de gran belleza plástica.

4. I N V E N T A R I O D E L O S M A T E R I A L E S

FIGURA 1
1: Anzuelo de hierro. 2: Fragmento de hierro en forma de aro, con prolongación de lo que sería el resto de
la pieza, no identificada (A3). 3: Punta de lanza de hierro, muy deteriorada, con pedúnculo del mismo metal
para ser ensartado en la pica (A4). 4: Clavo de hierro con cabeza plana (A4). 5: Fragmento de pieza anular de
hierro (A4). 6: Id. ant. (A4). 7: Fragmento rectangular de plomo, curvado (A4). 8: Fragmento de vidrio de
color verdoso, acaso parte de un asita de un vaso (A4). 9: Fragmento de vidrio aplastado por su parte central,
con restos de purpurina que lo decorarían (A4). 10: Clavo de hierro (A4). 11: Pieza de hierro lanceolada, con
anillo en la base (A4). 12: Fragmento de clavo de hierro (A4). 13: Clavo de hierro (A4). 14: Clavo de hierro de
cabeza plana (A4). 15: Clavo de hierro (A4). 16: Anzuelo de hierro (A4). 17: Fragmento de clavo de hierro
(A4). 18: Fragmento de anzuelo de hierro (A4). 19: Aro de hierro, por su tamaño utilizado acaso como anillo
(A4). 20: Pieza de hierro, de forma casi anular, pero con extremos libres (A4). 21: Pieza de tocador de hierro,
en forma de herradura, con extremos destacados y con colgante en uno de ellos (A4). 22: Fragmento de plomo
informe y arrollado (A4). 23: Clavo de hierro doblado (A4). 24: Anzuelo de hierro incompleto (A4). 25: Clavo
de hierro (A4). 26: Llave de hierro de forma rectangular, con perforaciones cruciformes y pedúnculo lateral
(A4). 27: Clavo de hierro (A4). 28: Cuchillo de hierro de buen tamaño, con hoja ancha triangular y pedúnculo
para enmarque (A4b).

FIGURA 2
1: Cuenta de vidrio con perforación para colgante (A 1). 2: Pieza esférica de hueso con perforaciones para
colgante (Al). 3: Pieza de vidrio de forma esférica, aplastada y con perforación para colgante (Al). 4: Id. ant.
5: Aguja de hueso perforada (A4). 6: Fragmento de aguja de hueso (A4). 7: Fragmento de aguja de hueso con
perforación (A4). 8: Pieza rectangular ósea con acanaladuras paralelas a los lados mayores (A4). 9: Frag-
mento informe de vidrio (A4). 10: Fragmento de vidrio sin forma determinada (A4). 11: Fragmento de vidrio
informe (A4). 12: Boca y fragmento de cuello de botellita de vidrio (A4b). 13: Aguja ósea con perforación
(A4b). 14: Fragmento de aguja ósea, falta la parte perforada (A4b). 15: Id. ant. 16: Id. 17: Id. 18: Id. 19:
Fragmento de aguja ósea, falta la parte perforada (A4c). 20: Pieza en forma de media luna, hueca al interior y
con base de apoyo rota, tiene decoración exterior en forma de media luna acanalada (B3). 21: Fragmento
informe de vidrio. 22: Fragmento de hueso en forma de anillo. 23: Fragmento de botella de vidrio verdosa con
moldura convexa, en forma de cordón (B3). 24: Fragmento de vidrio (B3). 25: Fragmento de vidrio de tres
colores de forma semicircular, quizás parte de un anillo (B3). 26: Fragmento de vidrio (B3). 27: Trozo de aguja
ósea (B3). 28: Fragmento de aguja ósea (B3). 29: Id ant. 30: Id. 31: Fragmento de vidrio (B3). 32: Aguja de
hueso sin perforación (B3b). 33: Id. ant. 34: Aguja ósea con cabeza esférica (B3b). 35: Colmillo de jabalí (B3c).

64
Fig. 1

65
36: Fragmento de aguja ósea sin perforación (B4b). 37: Fragmento informe de vidrio (B4b). 38: Fragmento de
cuenta de collar policromada (B4b). 39: Cuenta de collar de hueso (B3). 40: Fragmento de cuenta de collar
policromada (B4b). 41: Pieza ovoide de hueso con perforación, para collar (B4b). 42: Pieza ósea de forma
esférica para colgante (B4c).

FIGURA 3
1: Cerámica común de pasta y enboge gris. Jarro con asa lateral, panzudo y de amplia base. Visigodo o
paleocristiano (TI-18). 2: Cerámica común de pasta y engobe gris. Jarrito al que le falta el asa lateral, esbelto.
Falta la boca. Decoración de estrias rectas en el hombro. Paleocristiano o visigodo (T4-17). 3: Cerámica
común de pasta y engobe grises. Jarro panzudo, con asa, base amplia. Paleocristiano (T4-17). 4: Cerámica
común de pasta y engobe naranjas. Cántaro con dos asas. Muy globular, con boca saliente. Paleocristiano
(D3-20). 5: Cerámica común de pasta y engobe grises. Jarro globular, panzudo, con asa lateral y moldura
cóncava en el punto de tangencia vertical externo. Paleocristiano (T2-19). 6: Cerámica común de pasta y
engobe grises. Jarro esbelto y poco abultado, con asa lateral, le falta parte de la boca, que se halla recons-
truida en el dibujo (A4-20).

FIGURA 4
1: Fragmento de lucerna con decoración de perro con collar, en actitud de carrera (B3-79). 2: Fragmento
de lucerna con decoración simple de dos círculos concéntricos, señalados por una acanaladura. Se conserva el
ojo central para el aire (B3-I00). 3: Fragmento de lucerna sin decoración animada (B3-102). 4: Fragmento de
lucerna, falta la zona que suele decorarse (B3-103). 5: Asa y arranque de cuerpo de lucerna (B3-101). 6: Asa y
arranque de cuerpo de lucerna (B3-82). 7: Asa y parte del cuerpo de una lucerna, no podemos identificar el
pequeño resto de decoración que queda (B3-80). 8: Asa y parte del cuerpo de una lucerna, se lee A V F E R . . .
como parte de la inscripción (B3-84). 9: Fragmento de lucerna, se ve como decoración parte de un pez (B3-87).
10: Fragmento de lucerna con decoración granular en el exterior en relieve (D2). 11: Trozo de asa y arranque
de cuerpo de lucerna (B4c). 12: Pieza casi completa de una lucerna, con decoración central no figurada, en
forma de roseta estilizada (B3-72). 13: Fragmento de lucerna con el que, en el dibujo se ha reconstruido la
pieza, decoración de pétalos en el borde (A4b-250). 14: Fragmento de lucerna con el que se ha reconstruido la
pieza, rosario de pétalos en el borde. Boca con dos volutas (B35-30I). 15: Pequeño fragmento de lucerna, se
conserva resto del motivo central decorativo, pero no lo suficiente para identificarlo (A4b-251).

FIGURA 5
1: Aguja ósea con cabeza esférica. (B4c). 2: Pieza ósea en forma de media luna, hueca al interior y con
base de apoyo. Tiene decoración exterior a base de acanaladuras paralelas que siguen las líneas del borde.
(B4c-7). 3: Aguja ósea con cabeza esferoide. (B4c). 4: Botón óseo, con perforación central. (C2b-192). 5:
Fragmento de aguja ósea. (C2b-198). 6: Fragmento de vidrio con decoración de granulado. (C2a). 7: Pieza
cerámica que representa una cabeza femenina con peinado con moño a la nuca y tocado con diadema rota,
rasgos bien formados. (C3a-6). 8: Aguja ósea con cabeza esférica. (D2). 9: Cuenta esférica, algo aplastada con
perforación para colgante. (D2). 10: Cuenta esférica, algo aplastada, con perforación para colgante. (D3). 11:
Aguja ósea a la que le falta la cabeza. (D3). 12: Aguja ósea con cabeza esférica. (D3). 13: Colmillo de jabalí.
(D3a). 14: Fragmento de aguja con cabeza esférica. (E3). 15: Fragmento de aguja ósea. (E3). 16: Fragmento de
aguja ósea con cabecilla esférica. (E3). 17: Fragmento de aguja ósea. (E3). 18: Id. ant. (E3-203). 19: Fragmento
cilindrico de hueso, con cierta curvatura y vaciado al interior. (E3). 20: Aguja ósea con cabeza en forma de
pina. (E3). 21: Fragmento de vidrio con restos de color. (D3b). 22: Fragmento de aguja ósea. (E3). 23: Id. fig.
ant. (F3). 24: Id. ant. (E3). 25: Id. ant. (E3). 26: Fusayola cerámica, tipo bitroncocónica, pasta y engobe grises.
(F3). 27: Fusayola cerámica tipo troncocónica, pasta y engobe grises. (F3-200). 28: Bola de cerámica de pasta
y engobe grises. (F2). 29: Id. ant. aunque algo más achatada. (F3). 30: Fragmento de vidrio verde con
acanaladuras. (F3).

FIGURA 6
1: Fondo de botella cilindrica de vidrio verde. (A4). 2: Fondo de botella cilindrica, con base algo cóncava
de vidrio azulado. (A4). 3: Base de una botella con fondo cóncavo y paredes finas de vidrio azulado. (A4). 4:
Fragmento de vidrio verde, con restos de haber estado policromado. (A4). 5: Borde de plato con moldura
convexa a todo lo largo del borde. (A4). 6: Id. ant. 7: Id. ant. 8: Id. ant. 9: Id. ant. 10: Id. ant. 11: Base de una
pieza panzuda de paredes finas de vidrio. (A4b-160). 12: Boca de botella de vidrio. (A4b). 13: Base de una
pieza ancha de paredes finas de vidrio. (A4b-157). 14: Id. (A4b-149). 15: Id. (A4b-164). 16: Id. (A4b). 17: Id.
18: Fragmento de vidrio de color verdoso engrosado en el centro de la pieza. (A4b). 19: Base de una pieza de
vidrio, de paredes finas. (A4b). 20: Id. ant. 21: Fragmento de boca de una pieza pequeña de vidrio. (A4b-165).
22: Borde de vasija panzuda de vidrio, con restos de asa lateral, adherida groseramente, con paredes finas,
conserva restos de policromía. (A4b). 23: Vasija de vidrio de forma troncocónica invertida con borde tronco-
cónico diferenciado. (A4b). 24: Base cóncava de una botella de vidrio. (A4b).

66
Fig. 2
Fig. 3

68
Fig. 4

69
70
Fig. 6

71
FIGURA 7
1: Pieza de hierro no identificada. (A4b). 2: Fragmento de clavo de hierro. (A4b). 3: Pieza de plomo
doblada. (A4b). 4: Clavo de hierro. (A4b). 5: Id. ant. 6: Id. 7: Id. 8: Fragmento de hierro alargado, de uso
impreciso. (A4b). 9: Clavo de hierro. (A4b). 10: Id. ant. 11: Fragmento de anzuelo de hierro. (A4b). 12: Aro de
hierro. (A4b). 13: Fragmento de clavo remachado. 14: Anillo de cobre, con resto de resalte que constituiría el
motivo de adorno. 15: Pieza de hierro de uso impreciso. (A4b). 16: Fragmento de clavo de hierro. (A4b). 17:
Id. 18: Id. 19: Id. 20: Fragmento de hierro en forma anular con apéndice. 21: Pieza informe de hierro. (A4b).
22: Fragmento de anzuelo de hierro. (A4b). 23: Piezas de cobre rotas y engarzadas. 24: Pieza de hierro
rectangular, con un lado menor ovalado. (A4b). 25: Fragmento de clavo de hierro. (A4b). 26: Fragmento
alargado de hierro, acaso una hoja de cuchillo. (A4b). 27: Clavo de hierro. 28: Pieza de hierro, acaso hoja de
cuchillo. (A4b). 29: Funda de hierro sobre una lámina del mismo metal. 30: Clavo de hierro. (A4b). 31: Pinza
muy alargada de hierro. (A4b). 32: Clavo de hierro. (A4b). 33: Id. 34: Clavo de hierro. (A4b). 35: Pieza de
hierro informe. (A4b). 36: Fragmento de anzuelo de hierro. 37: Pieza laminar de hierro de uso indefinido. 38:
Clavo de hierro. (A4b). 39: Pieza laminar de hierro con perforación, de uso desconocido. (A4b). 40: Varilla
alargada de hierro, con un posible uso quirúrgico, curvada. 41: Pieza curvada de hierro, de uso impreciso. 42:
Clavo de hierro. (A4b). 43: Id. 44: Arito fino de hierro. 45: Fragmento anular de hierro. (A4b).

FIGURA 8
1: Fragmento de vidrio azulado. (A4b). 2: Id. 3: Id. (A4b-162). 4: Trozo de un asa de vidrio cilindrica.
(A4b). 5: Fragmento informe de vidrio. (A4b). 6: Parte inferior de una botella de vidrio. (A4b-144). 7:
Fragmento troncocónico de una boca de botella de vidrio. (A4b). 8: Parte inferior de vasija panzuda de vidrio,
de perfiles rectos. (A4b). 9: Base de una botella de vidrio de fondo cuadrado. (A4b). 10: Parte superior de un
tarro de vidrio de paredes finas. (A4b-148). 11: Fragmento informe de vidrio. (A4b-158). 12: Parte inferior,
cóncava, de la base de un tarro pequeño de vidrio. (A4b). 13: Borde de un vaso de vidrio de paredes finas, con
labio vuelto. (A4b). 14: Borde de una vasija de buen tamaño de vidrio, de paredes finas. (A4b-168). 15:
Fragmento de vidrio informe. (A4c). 16 a 22: Fragmentos de vidrios sin forma precisa. (A4c). 23: Fragmento
alargado de vidrio.

FIGURA 9
1: Asa y arranque del cuerpo de una lucerna. (C2b-191). 2: Fragmento de lucerna, puede verse como
único motivo de adorno tres acanaladuras concéntricas. (B3). 3: Fragmento de lucerna. Sólo le falta la boca,
no presenta decoración central. (B3). 4: Fragmento de lucerna. Se conserva parte del motivo decorativo
central: un conejo. (B4c-185). S: Fragmento de lucerna. Parte del motivo decorativo central, se aprecia un
busto femenino. (B3). 6: Otra perspectiva del fragmento de la fig. 4. 7: Fragmento de lucerna. Parte central
con decoración de figura humana masculina con capa e instrumento alargado en la mano, en actitud de
carrera. (B3-96). 8: Parte central de una lucerna, sin decoración, con el orificio para el aire. (B3-73). 9: Asa y
parte del cuerpo de una lucerna, con una acanaladura circular en su parte superior. (B3-74). 10: Parte superior
del centro de una lucerna, decorada con motivo animal en actitud de carrera. (B3-86). 11: Fragmento de la
parte inferior de una lucerna, con dos acanaladuras concéntricas, en el interior un rectángulo. (B3). 12: Trozo
de la parte superior de una lucerna, sólo se ve parte de la decoración, parece de tipo vegetal. (B3-83).

FIGURA 10
1: Clavo de hierro doblado. (A4b). 2: Varilla de hierro muy fina. (A4c). 3: Clavo de hierro. (A4b). 4: Id. 5:
Id. 6: Varilla de hierro. (A4c). 7: Clavo de hierro. (A4b). 8: Id. 9: Clavo de hierro con cabeza plana y ancha.
(A4c). 10: Pieza troncopiramidal de hierro, con tres orificios, uso impreciso. (A4c). 11: Clavo de hierro. (A4b).
12: Id. 13: Pieza informe de hierro. (A4c). 14: Pieza de hierro muy fina, con un extremo abultado en el que se
han practicado dos orificios longitudinales. (A4c). 15: Pieza informe de hierro. (A4c). 16: Varilla de hierro.
(A4c). 17: Pieza informe de hierro. (A4c). 18: Clavo de hierro con cabeza plana y ancha. (A4c). 19: Varilla fina
de hierro. (A4c). 20: Pieza de hierro de forma inidentificada. (A4c). 21: Id. (A4c). 22: Pieza informe de hierro.
(A4c). 23: Id. 24: Clavo de hierro. (A4c). 25: Id. 26: Fragmento de anzuelo de hierro. (A4c). 27: Pieza informe
de hierro. (A4c). 28: Id. 29: Id. 30: Id. 31: Anzuelo de hierro. (A4c). 32: Fragmento de anzuelo de hierro.
(A4c). 33: Clavo de hierro. (A4c). 34: Id. 35: Anzuelo de hierro. (A4c). 36: Lámina rectangular de plomo.
(A4c). 37: Varilla de hierro ahusada. (A4c). 38: Fragmento informe de hierro. (A4c). 39: Clavo de hierro de
cabeza plana y ancha. (A4c).

FIGURA 11
1: Trozo de cuello de botella de vidrio de paredes finas. (A4c). 2: Parte superior de una botella de vidrio,
con resto de asa lateral, con reborde en el labio. (A4c). 3: Parte inferior de un tarro de vidrio, con reborde en
la base. (A4c). 4: Trozo de base de vidrio, muy abultada, con reborde vuelto. (A4b-152). 5: Borde de un tarro
de vidrio con amplia boca y paredes finas. (B3). 6: Boca de una vasija panzuda de vidrio, paredes finas. (B3).

72
Fig. 7

73
Fig. 8

Fig. 9

74
F i g . 10

75
7: Base de vidrio con reborde. (B3). 8: Id. 9: Borde de un vaso de vidrio, labio vuelto. (B3). 10: Borde de vasija
de vidrio con labio decorado con ondulaciones. (B3). 11: Parte superior de un tarro panzudo de vidrio, con
reborde. (B3). 12: Borde de un vaso de vidrio, con doble reborde vuelto. (B3). 13: Parte superior de un tarro
globular de vidrio, de paredes finas. (B3). 14: Boca de botella de vidrio. (B3). 15: Parte superior de un tarro
globular de vidrio de paredes finas, borde horizontal vuelto. (B3). 16: Parte superior de una copa acampanada
de vidrio. (B3). 17: Basa con reborde de vidrio. (B3). 18: Id. 19: Base de un vasito de vidrio de paredes gruesas
y fondo abultado. 20: Parte inferior de una botella globular panzuda de vidrio, de pequeño tamaño. (B3). 21:
Parte superior de un tarro globular de vidrio de paredes finas, con el borde horizontal saliente. (B3). 22: Parte
inferior de una botella piramidal de vidrio de paredes gruesas. (B3). 23: Fragmento de cuello y boca de vidrio
acampanada. (B3).

FIGURA 12
1: Parte inferior de un vaso de vidrio panzudo y achatado, paredes finas. 2: Parte inferior de un vaso
globular de vidrio con acanaladura circular en la parte exterior de la base. 3: Fragmento de lucerna. Parte de
la base con la inscripción H E R E . (B4c). 4: Parte media de una vasija panzuda de vidrio, achatada y de paredes
gruesas. 5: Fragmento de lucerna. (B4a-183). 6: Id. (B4a-182). 7: Parte inferior de una vasija de vidrio de base
plana. (B4c-4). 8: Parte de la base de una lucerna con la inscripción . . . V F E R O N en un rectángulo. (B3-260). 9:
Parte inferior de una vasija de vidrio con abultamiento lateral para asirla. (B4c-3). 10: Lucerna casi completa,
con motivo decorativo inanimado a base de dos cornucopias que se enlazan, base con inscripción al exterior,
ilegible. (D3-146). 11: Lucerna de disco casi completa, de orla ancha e inscripción ilegible en el disco. (B-3).
12: Lucerna casi completa con motivo decorativo central inanimado, no identificado. (B3-75). 13: Asa y parte
lateral de una lucerna, llevaría un motivo decorativo central no conservado. (C2b-190). 14: Parte lateral de
lucerna con decoración de pétalos dispuestos concéntricamente, llevaría motivo decorativo central. (B3-97).
15: Asa y fragmento del lateral de una lucerna. (B3-98). 16: Parte lateral y superior de una lucerna, debió estar
muy decorada, con un doble círculo concéntrico de pétalos. (A4c-234). 17: Parte superior central de una
lucerna, con orificio central. (B3-85). 18: Fragmento de lucerna con motivo decorativo animado pero no
interpretable y circulo concéntrico de gotas rodeando la escena. (C2b-189).

F I G U R A 13
1: Pieza alargada de hierro, doblada en la punta. (B3). 2: Varilla alargada de hierro. (B3). 3: Clavo de
hierro. (B3). 4: Clavo de hierro. (B3). 5: Anzuelo de hierro. (B3). 6: Pequeña varilla de hierro. (B3). 7: Anzuelo
de hierro. (B3). 8: Varilla puntiaguda de hierro. (B3). 9: Clavo de hierro, doblado. (B3). 10: Id. II: Clavo de
hierro. (B3). 12: Anzuelo de hierro. (B3). 13: Id. 14: Anillo de hierro. (B3). 15: Anzuelo de hierro. (B3). 16:
Fragmento de anzuelo de hierro. (B3). 17: Pieza de hierro de sección rectangular, doblada. (B3). 18: Pequeño
fragmento de hierro, no identificado. (B3). 19: Fragmento de llave de hierro. (B3). 20: Anzuelo de hierro. (B3).
21: Pinza de hierro, muy bien conservada. (B3). 22: Clavo alargado de hierro. (B3). 23: Anzuelo de hierro.
(B3). 24: Fragmento informe de hierro. (B3). 25: Clavo de hierro, doblado. (B3). 26: Varilla de hierro,
' doblada. (B3). 27: Clavo de hierro. (B3). 28: Pieza de hierro, en forma de cucharita, utilizada para apliques de
tocador. (B3). 29: Clavo de hierro. (B3). 30: Varilla de hierro con agujero en un extremo y apéndice lateral
junto a éste. (B3). 31: Fragmento de clavo de hierro. (B3). 32: Fragmento alargado de hierro. (B3). 33:
Fragmento de clavo de hierro. (B3). 34: Fragmento de pieza no identificada de hierro: (B3). 35: Anillo de
hierro. (B3). 36: Anzuelo de hierro. (B3). 37: Pequeña cazoleta de hierro con cuatro orificios en el fondo. (B3).
38: Anzuelo de hierro. (B3). 39: Id. 40: Id. 41: Clavo de hierro. (B3). 42: Placa de hierro de uso impreciso. (B3).
43: Fragmento de anzuelo de hierro. (B3). 44: Pieza de hierro de uso impreciso. (B3). 45: Fragmento de un asa
de vidrio. (B3). 46: Aguja de hierro curvada con un orificio en la cabeza. (B3b).

FIGURA 14

1: Fragmento de térra sigillata clara A. Borde de vaso con decoración de muescas. Lamboglia forma 2 a,
forma 4 de Hayes; probablemente de la segunda mitad del siglo 11 p.C (A3). 2: Fragmento de térra sigillata
hispánica decorada, de barniz y pasta rojo oscuro. Borde y parte superior de un vaso punzado decorado al
exterior con una cenefa de grupos de círculos concéntricos. Forma 37 de Dragendorff y 35, 4 de Mezquiriz
(A3). 3: Fragmento de térra sigillata hispánica decorada. Vaso similar al anterior. Forma 37 de Dragendorff.
(A3). 4: Fragmento de térra sigillata gálica lisa. Hermet, forma 25. (A3). 5: Base de un cuenco de térra sigillata
lisa, forma Dragendorff 44; Mezquiriz, Aportaciones, p. 269, fig. 19. (A3). 6: Fragmento de vaso de térra
sigillata lisa, con dos incisiones paralelas al borde. Forma Dragendorff 27 (A3).

F I G U R A 15

I: Fragmento de térra sigillata hispánica decorado con motivos geométricos. Forma 37 (salvo indicación
expresa en sentido contrario, este tipo de cita hace referencia al catálogo de Mezquiriz). (A3). 2: Pequeño
fragmento de sigillata hispánica decorado con círculos. Forma 37. (A3). 3: Id. anterior. (A3). 4: Base de un

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F i g . II

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F i g . 12

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F i g . 13

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F i g . 14

so
cuenco de térra sigillata hispánica con decoración de incisiones paralelas y cenefa de grupos de circunferencias
concéntricas. Forma 37. (A3). 5: Fragmento de térra sigillata hispánica con decoración de círculos y temas
vegetales. Forma 37 (A3). 6: Fragmento de térra sigillata clara. Borde y cuerpo de un vaso con reborde
convexo adornado con muescas. Lamboglia, forma I B y forma 8 de Hayes, datada en la primera mitad del
siglo II p.C. (A4-383). 7: Vaso de cerámica común de pasta naranja y engobe pardo. Base convexa, con estrías
al interior. (A4-356). 8: Cuenco de cerámica común, de pasta y engobe ocres. Paredes finas y borde aplicado.
M . Vegas (tipo 5), 6. (A4-291). 9: Jarra de cerámica común de pasta y engobe de color marrón. Con un asa
lateral de fijación vertical y con estrías paralelas al interior. (A4-290).

F I G U R A 16
I: Paletilla de hierro bien conservada, para uso de tocador. (B-3b). 2: Objeto de hierro no identificado
(B-3b). 3: Varilla de hierro (B-3b). 4: Objeto de hierro ahusado, no identificado (B-3b). 5: Varilla de hierro
doblada en su extremo. (B-3b). 6: Objeto amorfo de hierro. (B-3b). 7: Anillo de hierro. (B-3b). 8: Anzuelo de
hierro. (B-3b). 9:Varilla de hierro, doblada. (B-3b). 10: Fragmento de anzuelo de hierro. (B-3b). 11: Frag-
mento de anillo de hierro. (B-3b). 12: Objeto de hierro no identificado. (B-3b). 13: Clavo de hierro. (B-3b). 14:
Id. 15: Id. 16: Pequeña lámina de hierro. (B-3b). 17: Varilla de hierro de sección cuadrada y una protuberancia
en su extremo. (B-3b). 18: Objeto amorfo de hierro. (B-3b). 19: Anillo de hierro. (B-3b). 20: Fragmento de
anzuelo de hierro. (B-3b). 21: Varilla de hierro. (B-3b). 22: Anillo de hierro. (B-3b). 23: Clavo de hierro.
(B-3b). 24: Anillo de hierro. (B-3c). 25: Objeto de hierro similar al número 18. (B-3c). 26: Varilla de hierro.
(B-3c). 27: Id. 28: Id. 29: Placa de plomo rectangular. (B-3c). 30: Varilla de hierro. (B-3c). 31: Objeto amorfo
de hierro. (B-3c). 32: Anzuelo de hierro. (B-3c). 33: Fragmento de clavo de hierro. (B-3c). 34: Fragmento de
clavo de hierro. (B-3c). 35: Varilla de hierro con un extremo vuelto. (B-3c). 36: Objeto de hierro de forma
desconocida. (B-3c). 37: Objeto amorfo de hierro. (B-3c). 38: Objeto punzante de hierro. (B-3c). 39; Varilla de
hierro con un extremo retorcido. (B-3c).

F I G U R A 17
1: Fondo de botella, vidrio. (B3). 2: Fragmento de vidrio coloreado. (B3). 3: Fragmento de vidrio con
restos de policromía. (B3). 4: Parte de un fondo de botella de vidrio. (B3). 5: Fragmento de vidrio con restos
de policromía. (B3). 6: Fragmento de asa de vidrio. (B3). 7: Borde de un plato de vidrio con dos resaltes
paralelos. (B3). 8: Id. 9: Fragmento de vidrio. (B3). 10: Pieza oval de pasta vitrea. (B3). 11: Fragmento de asa
de vidrio. (B3). 12: Objeto de vidrio en forma de campanita. (B3). 13: Trozo de fondo de una botella de vidrio.
(B3). 14: Parte de una base de un vaso de vidrio. (B3). 15: Pieza redonda de pasta vitrea con orificio,
probablemente usado como colgante. (B3). 16: Fragmento de pasta vitrea. (B3). 17: Parte de un borde de
vidrio. (B3). 18: Trozo de un asa de botella de vidrio. (B3). 19: Similar al número 15. (B-4b). 20: Borde y parte
superior de un vasito globular de vidrio. (B-4b). 21: Fragmento de vidrio con restos de policromía. (B-4b). 22:
Id. 23: Id. 24: Fragmento de un borde de vaso de vidrio con labio vuelto y paredes muy finas. (B-4b). 25:
Similar al número 22. (B-4b). 26: Id. 27: Id. 28: Similar al número 25. (B-4b). 29: Varilla de pasta vitrea en
forma de cordones enrollados. (B-4b). 30 a 37: Semejantes al número 22. (B-4b)..

F I G U R A 18
I: Clavo de hierro. (B-4b). 2» Llave de hierro de forma trapezoidal con pedúnculo y 7 orificios. (B74b). 3:
Anzuelo de hierro. (B-4b). 4: Id. 5: Fragmento informe de hierro. (B-4b). 6: Fragmento de clavo de hierro.
(B-4b). 7: Fragmento de hierro semiesférico. (B-4b). 8: Fragmento de clavo de hierro. (B-4b). 9: Varilla de
hierro. (B-4b). 10: Clavo de hierro. (B-4b). II: Id. 12: Id. 13: Fragmento informe de hierro. (B-4b). 14:
Anzuelo de hierro. (B-4b). 15: Objeto informe de hierro. (B-4b). 16: Id. 17: Id. 18: Id. 19: Clavo de hierro.
(B-4b). 20: Fragmento de anzuelo de hierro. (B-4b). 21: Anzuelo de hierro. (B-4b). 22: Varilla de hierro.
(B-4b). 23: Fragmento de anillo de hierro. (B-4b). 24: Varilla de hierro. (B-4b). 25: Id. 26 a 29: Clavos de
hierro. (B-4b). 30: Fragmento de anzuelo de hierro. (B-4b). 31: Clavo de hierro. (B-4b). 32: Varilla de hierro
con un extremo enrollado. (B-4b). 33: Fragmento de clavo de hierro. (B-4b). 34: Varilla de hierro. (B-4b). 35:
Anillo muy fino de hierro con una espiral como motivo ornamental. (B-4b). 36: Fragmento informe de hierro.
(B-4b). 37: Varilla de hierro. (B-4b). 38: Varilla doblada de hierro. (B-4b). 39 a 45: Fragmentos de clavos de
hierro. (B-4b).

F I G U R A 19
I: Fragmento de vidrio. (B-4b). 2 a 6: Fragmentos de vidrio. (B-4b). 7: Parte de un fondo de botella de
vidrio de base cóncava. (Clb-64). 8: Fragmento de base de botella de vidrio (Clb-55). 9: Parte de un asa de un
vaso de pasta vitrea. (Clb-56). 10: Fragmento de vidrio. (Clb-63). II: Trozo de botella de vidrio azulado del
que arranca parte del asa (Clb-51). 12: Fragmento de vidrio. (C2b). 13: Fragmento de vidrio. (D2). 14: Trozo
de base de un vaso de vidrio. (D-3a). 15 a 19: Fragmentos de vidrio. (D-3a).

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F i g . 15

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N4
F i g . 18

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Fig. 19

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F I G U R A 20
I: Fragmento de cerámica común. Parte de una tapadera, con pivote central para asirla. Vegas, (tipo 17),
18. (A4-38I). 2: Fragmento de vidrio. Trozo de boca de botella de paredes gruesas y labio saliente muy
abultado. (A-4b). 3: Fragmento de cerámica común de pasta y engobe ocres. Es un borde saliente pertene-
ciente a una vasija globular. (A4-328). 4: Fragmento de térra sigillata aretina. Es parte superior de un vaso de
poca altura, con un perfil exterior quebrado formado a base de molduras cóncavas y convexas. T sigillata
(A4-b). 5: Base de un recipiente de térra sigallata aretina. (A-4b). 6: Cuenco de térra sigillata oscura de perfil
quebrado por molduras, tanto al interior como al exterior. T. sigillata aretina. (A-4b). 7: Cuenco de térra
sigillata hispánica de cuerpo globular y base alta. Forma Dragendorff 27, forma lisa. (A-4b). 8: Fragmento de
plato de térra sigillata hispánica con el fondo convexo por la parte superior, forma Dragendorff 17. (A-4b). 9:
Plato de térra sigillata aretina de perfil quebrado con base reentrante hacia el interior. T. sigillata aretina
(A-4b).

F I G U R A 21
1: Plato de térra sigillata obscura sin base diferenciada, de forma aproximadamente cilindrica. T. sigillata
aretina. (A-4b). 2: Copa semiesférica de térra sigillata oscura con un resalte en el punto de tangencia vertical
externa. F. Dragendorff 25. (A-4b). 3: Fragmento similar al número 2, pero decorado exteriormente, en la
parte superior, con incisiones oblicuas. F. Dragendorff 25. (A-4b). 4: Cuenco de térra sigillata aretina de perfil
quebrado. (A-4b). 5: Fragmento de la parte inferior de un plato de térra sigillata oscura. Dragendorff 17.
(A-4b). 6: Fragmento de térra sigillata aretina, decorado con una cabra rodeada de una girnalda y con
motivos florales de rosetas y hojas imbricadas. (A-4b). 7: Fragmento de borde de térra sigillata aretina de
perfil quebrado. (A-4b). 8: Copa de térra sigillata oscura de fondo plano al interior. Dragendorff 18, forma
lisa. (A-4b). 9: Fragmento de térra sigillata aretina. decorado en metopas por figuras humanas y animales.
(A-4b). 10: Similar al número 8. Dragendorff 18. (A-4b). 11: Fragmento decorado de térra sigillata aretina,
con motivos vegetales. (A-4b).

F I G U R A 22
1: Pieza de hierro en forma de punta para flecha. (Clb-15). 2: Hebilla de cinturón muy deteriorada.
(Clb-16). 3: Tacita de hierro incompleta. (C3b-174). 4 a 10: Fragmentos de clavos de hierro. (C2B). 11:
Pequeña anilla de hierro. (D2). 12 y 13: Fragmentos de clavos de hierro. (D2). 14 y 15: Objetos informes de
hierro. (D2). 16: Varilla de hierro con una paletilla en un extremo, para tocador. (D2). 17: Placa de cinturón
de forma rectangular, con un lado menor curvado y motivos decorativos a base de una roseta central y en
torno a ella figuras de animales esquematizados; con un orificio rectangular en un extremo y bajo él otro
orificio redondo. En la parte interna de la placa destacan cuatro salientes con orificio, destinados a sujetar la
correa del cinturón. De hierro. Probablemente bizantina. (Dl-12). 18: Cuchillo de hierro con pedúnculo para
ser ensartado en el mango; le falta la punta. (D1-D3). 19 a 22: Clavos de hierro. (D2). 23: Punta de flecha
triangular de hierro. (D2). 24: Clavo de hierro. (D2). 25: Pieza de hierro que recuerda una llave. (D2). 26:
Clavo de hierro. (D2). 27: Placa de plomo enrrollada en forma cilindrica. (D2).

F I G U R A 23
1: Plato de térra sigillata hispánica lisa. Borde saliente. Carena en la panza. 2: Pequeño fragmento de
térra sigillata hispánica con el que no podemos recomponer la forma del recipiente completo. Decoración a
base de anillos concéntricos con rosetas en su interior. 3: Fragmento de térra sigillata hispánica lisa. Forma
Dragendorff 44. 4: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica. Decoración de motivos circulares. 5:
Fragmento de térra sigillata hispánica decorada. Forma Dragendorff 30. 6: Fragmento pequeño de térra
sigillata hispánica. Decoración a base de dos frisos de grupos de anillos concéntricos. 7: Fragmento de tierra
sigillata hispánica decorada. 8: Cuenco de térra sigillata hispánica. Forma Dragendorff 29/37. Decoración a
base de un friso de semióvalos concéntricos entre tridentes. 9: Parte central de una copa de térra sigillata
hispánica. Decoración en un ancho friso horizontal. 10: Base de una copa de térra sigillata hispánica de fondo
cóncavo al exterior. Friso decorativo a base de motivos circulares en la panza.

F I G U R A 24
1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Base y arranque de panza decorada con círculos concéntricos
alineados. (A-4b) forma 37 hispánica. 2: Fragmento de térra sigillata hispánica. Parte superior de la pieza
decorada con círculos concéntricos alineados. (A-4b) forma 37 hispánica. 3: Fragmento de térra sigillata
clara. Borde con decoración de incisiones en forma de "S". (A-4b). 4: Fragmento de térra sigillata clara. Borde
de labio vuelto, decorado con hojas en relieve. (A-4b). Forma 3 de Hayes. 5: Fragmento de térra sigillata
aretina. Base de copa con inscripción interior en cartela: ATEI. (A-4b). 6: Vegas (tipo 1), 1,5. Fragmento de
cerámica común de engobe y pastas ocres. Olla con borde vuelto hacia fuera. (A-4b). 7: Base de una vasija de
cerámica común. (A-4b). 8: Fragmento de cerámica común de paredes finas, con decoración a base de

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Fig. 20

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F i g . 21

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F i g . 23

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F i g . 24

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semicírculos en relieve. (A-4b-366). 9: Plato tronCOCÓnico de térra sigillata, sin basa diferenciada. (A-4b)
forma 19 hispánica; Mezquiriz, Pompado, pág. 247. fig. I 13, núm. 9. 10: Vegas (tipo 22), 20. Fragmento de
cerámica común. Borde vuelto. (A-4b). Vasito de paredes linas. I I: Fragmento de térra sigillata. Decorado
con un saliente en arista. (A-4b) forma 16 hispánica; Mezquiriz, Pompado, pág. 241, fig. 112, núm. I. 12:
Fragmento de cerámica común de pasta y engobe pardos, borde saliente. Vasito de paredes finas; Vegas (tipo
22), 20.

FIGURA 25

I: Fragmento de térra sigillata clara. Plato con el borde muy saliente. (A-4c-229). Forma 3 de Hayes. 2:
Fragmento de térra sigillata clara. Parte superior de un plato de borde vertical. (A-4c-228). Forma 27 de
Hayes. 3: Fragmento de térra sigillata clara. Cuenco de forma aproximadamente semicircular. (A-4c). 4: Plato
de térra sigillata hispánica del que sólo se conserva la base. (A-4c). Dragendorff 35. 5: Fragmento de térra
sigillata hispánica. Cuenco con una moldura horizontal saliente en su parte media, decorado por encima de
ésta con estrias verticales. (A-4c). Dragendorff 25. 6: Fragmento de térra sigillata aretina. Perfil sinuoso.
Paredes finas. (A-4c). 7: Fuente de térra sigillata aretina. Con decoración a base de incisiones en forma de "S"
en una amplia franz.a horizontal. (A-4b). 8: Fragmento de térra sigillata clara de borde saliente, algo vuelto.
(A-4c-405). Forma 3 de Hayes. 9: Parte de un asa de térra sigillata aretina, decorada con motivos florales
estilizados. (A-4b). 10: Fragmento de cerámica común, parte inferior de una vasija globular con base recta y
dos líneas circulares decorando el exterior del fondo. (A-4-382).

FIGURA 26

1: Cuenco de térra sigillata clara, de forma semiglobular y con decoración de incisiones en una franja
horizontal próxima al borde. (A-4c-373). Forma 9 de Hayes. 2: Borde y arranque de vaso de térra sigillata
clara, molduras horizontales cóncavo-convexas al exterior, en una de ellas decoración de incisiones. (A-4b-
387). Forma 8 de Hayes. 3: Cerámica común de pasta y engobe ocres. Recipiente semiglobular de borde
saliente. (A-4c-365). 4: Vegas (tipo 22), 20. Borde y parte del cuerpo de un vaso globular de paredes finas de
cerámica común. 5: Fragmento de cerámica común, hombros muy marcados, la boca sensiblemente más
estrecha que el cuerpo. (A-4c-364). 6: Fragmento de cerámica común. Borde saliente, paredes finas. La pasta y
el engobe ocres. (A-4c). 7: Fragmento de térra sigillata aretina, borde hacia el interior y labio vuelto. (A-4c).

F i g . 25

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F i g . 26

94
F I G U R A 27
1: Base de térra sigillata hispánica. (B-3) Dragendorff 15. 2: Terra sigillata forma 6 hispánica. (Nieto
Gallo, pág. 60, fig. 31, núm. 2). 3: Terra sigillata hispánica forma Dragendorff 18. 4: Terra sigillata hispánica
forma Dragendorff 27. 5: Terra sigillata hipánica forma Dragendorff 18. 6: Terra sigillata hispánica forma
Dragendorff 35. 7: Base de térra sigillata hispánica, con decoración de franja de incisiones al comienzo del
cuerpo. (B-3). 8: Fragmento de térra sigillata aretina. Parte inferior de una vasija de perfil mixtilíneo y forma
troncocónica invertida. (B-3-129). 9: Fragmento de térra sigillata clara. Base y arranque de copa. (B-3-126).
10: Fragmento de térra sigillata hispánica. Parte inferior de una copa con decoración de franja de incisiones
oblicuas junto al borde y moldura convexa que la delimita del resto del cuerpo. (B-3) forma Dragendorff 18.
11: Fragmento de térra sigillata hispánica. Borde y fragmento del cuerpo. (B-3-131) forma Ritterling 8;
Mezquiriz, Liédena, págs. 274-275.

F I G U R A 28
1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Copa de forma semiglobular, con estrangulamiento central.
(B-3). Dragendorff 27. 2: Id. ant. (B-3-109). Dragendorff 27. 3: Fragmento de térra sigillata aretina. Vasija de
perfil mixtilíneo y forma troncocónica invertida. (B-3). 4: Base y arranque del cuerpo de un plato de térra
sigillata hispánica. (B-3-110). 5: Id. al n^ 1. (B-3). Dragendorff 27. 6: Fragmento de térra sigillata hispánica.
Forma semiglobular y moldura horizontal convexa cerca del borde. (B-3). Dragendorff 25. 7: Copa semiglo-
bular de térra sigillata hispánica, con una escotadura junto al borde. (B-3) forma Ritterling 8. 8: Id. al n° 4.
(B-3). 9: Borde y arranque de vaso de térra sigillata hispánica. Con una serie de molduras convexas en arista
cerca de la base. (B-3) forma Dragendorff 15.

F I G U R A 29
1: Borde y arranque de vaso de térra sigillata hispánica, parte superior del cuerpo inclinada hacia el
interior. (B-3). Ritterling 8. 2: Fragmento de térra sigillata hispánica. Vaso de perfil sinuoso, restos de
decoración de figuras humanas en el cuerpo. (B-3-106). Dragendorff 37. 3: Fragmento de térra sigillata
hispánica, decorado con motivos vegetales y franja de semióvalos concéntricos. (B-3). 4: Fragmento de térra
sigillata hispánica con perfil en "S", sin base diferenciada. (B-3-133). Forma 19, Mezquiriz, Pompaelo, pág.
247, fig. 113, núm. 9. 5: Fragmento de térra sigillata hispánica, decorado con motivos vegetales. (B-3). Forma
29. 6: Parte inferior de un vaso de forma troncocónica invertida de térra sigillata hispánica, con moldura
cóncava al llegar a la base. (B-3). Dragendorff 16. 7: Fragmento de térra sigillata sudgálica, decorado en
metopas con temas animales y humanos. (B-3). 8: Fragmento de térra sigillata hispánica. Estrangulamiento en
la parte superior del cuerpo y borde saliente. (B-3-107). Dragendorff 27. 9: Fragmento de térra sigillata
sudgálica decorado con una figura humana desnuda. (B-3). 10: Parte superior de copa semiglobular de térra
sigillata hispánica, con moldura convexa en la parte superior del cuerpo, sobre ella franja decorada con
incisiones oblicuas. (B-3). Dragendorff 25. 11: Fragmento de térra sigillata sudgálica decorado en metopas,
tema no identificado. (B-3).

F I G U R A 30
1: Fragmento de térra sigillata sudgálica. Vasija panzuda de factura excelente con el borde exento de
decoración, en la panza escena animada con motivos vegetales y lineas dobles onduladas delimitando compar-
timentos rectangulares donde se disponen figuras humanas. En uno de ellos una Diana cazadora con su
peinado típico, el arco y la liebre, en otros amorcillos y dos figuras humanas parcialmente conservadas.
(B-3-104). 2: Fragmento de térra sigillata sudgálica de excelente factura, en forma de copa y con borde exento
de decoración, ésta se distribuye en la panza con los típicos motivos de las líneas de ovas o semicírculos
concéntricos y otros motivos vegetales variados; en la franja central se ve un animal en actitud de carrera, no
identificado. (B-3-105).

F I G U R A 31
1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Moldura cóncava de sección triangular en la parte superior del
cuerpo y bajo ella hilera de círculos concéntricos. (B-3). Forma 37 hispánica. 2: Fragmento de térra sigillata
hispánica decorado en su parte media con círculos concéntricos. (B-3). Forma 37. 3: Fragmento de térra
a
sigillata hispánica, similar al n 1, pero en este caso los círculos llevan rosetas en su interior. (B-3). Forma 37.
4: Fragmento de térra sigillata hispánica, decorado. (B-3). Forma 37. 5: Base de térra sigillata hispánica con
decoración en la panza de franja de círculos concéntricos de contornos ondulados, separados por motivos
verticales. (B-3). Forma 37. 6: Fragmento de térra sigillata hispánica, decorado con franjas de círculos
concéntricos con rosetas en el interior. (B-3). Forma 37. 7: Fragmento de térra sigillata con un motivo de
círculos concéntricos. (B-3). Forma 37 hispánica. 8: Fragmento de térra sigillata, la decoración es similar a la
del n° 6, pero en este caso en el interior de los círculos se repite el tema de la media luna. (B-3). Forma 37
hispánica. 9: Fragmento de térra sigillata decorado con círculos concéntricos dispuestos en franjas. (B-3).
Forma 37 hispánica.

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F i g . 28

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Fig. 29

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Fig. 30

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Fig. 31

100
F I G U R A 32
1: Fragmento de térra sigillata clara. Parte superior de un recipiente de forma troncocónica invertida, con
una moldura convexa próxima al borde y decorada con pequeñas incisiones, otras hileras de muescas
próximas a la base. (B-3-67). Forma 8 de Hayes. 2: Vasija globular de térra sigillata clara, decorada en la
panza con lineas de muescas paralelas, dispuestas horizontalmente. (B-3-111). 3: Fragmento de térra sigillata
clara, con molduras cóncavas en la panza y en el interior de ellas hileras de muescas triangulares. (B-3-116). 4:
Parte superior de un recipiente de térra sigillata clara, molduras convexo-cóncavas en el borde, decoración de
hilera de incisiones en forma de puntas de flecha o corazones. (B-3-117). Forma 9 de Hayes. 5: Fragmento de
térra sigillata clara. Parte superior de un recipiente de forma troncocónica invertida, con molduras próximas
al borde, en una de ellas decoración de doble hilera de incisiones. (B-3-115). Forma 9 de Hayes.

F I G U R A 33
1: Fragmento de térra sigillata clara. Recipiente de paredes casi verticales, con molduras convexo-
cóncavas en el borde, decoración de linea de incisiones. (B-3-396). Forma 9 de Hayes. 2: Fragmento de térra
sigillata clara, forma troncocónica invertida con molduras junto al borde, con incisiones tanto en esta zona
como en la panza. (B-3-114). Forma 8 de Hayes. 3: Parte superior de un vaso de perfil curvo de térra sigillata
clara, con línea de muescas en forma de "S" en el borde. (B-3-393). Forma 9 de Hayes. 4: Fragmento de térra
sigillata clara con el borde saliente. (B-3). Forma 67 de Hayes. 5: Recipiente de térra sigillata clara con el
borde saliente. (B-3-395). Forma 3 de Hayes. 6: Vaso de térra sigillata clara de perfil troncocónico y borde
saliente. (B-3-124). Forma 34 de Hayes. 7: Base y arranque del cuerpo de un vaso panzudo de térra sigillata
clara con una doble hilera de muescas. Ondulado al interior. (B-3). 8: Pequeño fragmento de térra sigillata
clara, borde con moldura con muescas. (B-3). 9: Fragmento de térra sigillata clara. Borde con molduras
convexo-cóncavas, en una de ellas incisiones a modo de gotas. (B-3-128).

F I G U R A 34
1: Fragmento de térra sigillata clara. Recipiente con molduras en el borde, en la moldura convexa mayor
se ha realizado una hilera de incisiones. (B-3). Forma 9 de Hayes. 2: Cuenco de térra sigillata clara, molduras
con incisiones en el borde. (B-3-120). Forma 9 de Hayes. 3: Fragmento de térra sigillata clara. Parte superior
de un recipiente de perfil mixtilíneo, con decoración de rectángulos alargados dispuestos en una franja de la
panza. (B-3). 4: Fragmento de térra sigillata clara. Copa con borde horizontal saliente en el que se ha
realizado una incisión cóncava paralela al borde. (B-3-116). Forma 6 de Hayes. 5: Vaso de perfil curvo de
térra sigillata clara, con labio saliente y franja de incisiones triangulares junto al borde. (B-3-123). 6: Frag-
mento de térra sigillata clara. Vaso globular de perfil mixtilíneo. (B-3). 7: Fragmento de térra sigillata clara.
Base y arranque de cuerpo, este último con dos hileras de incisiones en su parte inferior. (B-3-121). 8:
Fragmento de térra sigillata clara. Borde vuelto decorado con hojas en relieve. (B-3-119). Forma 3 de Hayes.

F I G U R A 35
1: Fragmento de térra sigillata clara. Borde vuelto decorado con hojas en relieve. (B-3-112). Forma 3 de
Hayes. 2: Fragmento de térra sigillata clara. Vaso de perfil curvo y borde horizontal saliente. (B-3-125).
Forma 6 de Hayes. 3: Fragmento de térra sigillata clara. Molduras decoradas con incisiones junto al borde.
(B-3-122). Forma 9 de Hayes. 4: Fragmento de térra sigillata clara. Vaso en forma troncocónica invertida, con
borde moldurado y con incisiones. (B-3-118). Forma 8 de Hayes. 5: Fragmento de cerámica barbotina. Vaso
a
globular de paredes finas y decoración de franjas de rombos. (B-3-286). 6: Fragmento similar al del n 5, pero
de menor tamaño. (B-3-347). 7: Fragmento de cerámica barbotina de paredes finas y decoración en relieve.
e
(B-3-349). 8: Fragmento similar al n 7. (B-3-348). 9: Fragmento de cerámica común. Boca de cántaro con
restos de asa lateral, borde de perfil mixtilíneo y cuello bien diferenciado. (B-3-278). 10: Similar al n& 9, pero
sin asa. (B-3-279).

F I G U R A 36
Fragmento de cerámica común de engobe y pasta parduzca. Moldura cóncava en su parte superior,
paralela al borde. (B-3-2). Cuenco de borde aplicado; Vegas (tipo 5) 6. 2: Fragmento de cerámica común.
Parte superior de un recipiente con una estrangulación junto al borde, éste es saliente. (B-3-135). 3: Frag-
mento de cerámica común de pasta y engobe ocres, borde saliente en forma acampanada. (B-3-136-273). 4:
Parte inferior de un recipiente de cerámica común, de fondo cóncavo y paredes rectas al exterior, el interior
formado por una serie de molduras cóncavas. (B-3-244). 5: Plato de cerámica común, borde horizontal
saliente. Mortero; M . Vegas (tipo 7), 10. (B-3-335). 6: Fragmento de cerámica común. Vaso de forma
acampanada, con dos incisiones longitudinales paralelas en el centro del cuerpo. (B-3-95). Mortero; M . Vegas,
(tipo 7), 10.

101
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F i g . 32

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Fig. 33

103
Fig. 34

104
7
1

Fig. 35

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Fig. 36

106
F I G U R A 37
I: Parte superior de un vaso globular de cerámica común, con un estrangulamiento junto al borde.
(B-3-306). 2: Fragmento de cerámica común. Boca de un jarro de borde mayor que el cuello. (B-3-238). 3:
Fragmento de cerámica común, de pasta y engobe ocres. Anforita globular de borde horizontal saliente y dos
hileras de muescas en la parte superior del cuerpo. (B-3-326). Cuenco con borde horizontal. Vegas (tipo 4),
5, 5. 4: Fondo de vaso globular de cerámica común, base poco diferenciada. (B-3). 5: Fragmento de cerámica
común. Parte superior de un recipiente con estrangulamiento junto al borde, este estrangulamiento se ve más
marcado al interior. Pasta y engobe marrones. (B-3-361). Olla con borde vuelto hacia afuera, Vegas (tipo 1), 1.
6: Fragmento de cerámica común con decoración del tipo de la barbotina dispuesta en una línea próxima al
hombro. (B-3-356). 7: Fragmento de cerámica común. (B3). Olla con borde vuelto hacia afuera; M. Vegas
(tipo 1), 1, 4. 8: Base de vaso globular de cerámica común. 9: Fragmento de cerámica común de borde
acampanado. (B-3-322). 10: Parte inferior de un vaso de forma troncocónica invertida, de paredes gruesas y
de perfil formado por una serie de molduras cóncavas. (B-3). 11: Parte inferior de un recipiente de cerámica
común. (B-3-370).

F I G U R A 38
1: Cerámica común de perfil simple, base sólo distinguible por un pequeño saliente. (B-3). Cazuela con
fondo estriado; Vegas (tipo 6), 7. 2: Cerámica común de base convexa y decorada al exterior con líneas
horizontales incisas. (B-3-334). Cazuela con fondo estriado; Vegas (tipo 6), 7. 3: Fragmento de cerámica
común de pasta y engobe ocre claro. (B-3-332). 4: Fragmento de cerámica común, parte posiblemente de una
tapadera, de perfil mixtilíneo. (B-3). 5: Cuenco de cerámica común con borde saliente decorado con molduras
onduladas en relieve. (B-3-283). 6: Fragmento de cerámica común. Olla con borde vuelto hacia afuera; Vegas
(tipo I), 1. (B-3). 7: Pequeño cuenco de cerámica común de paredes casi rectas y borde horizontal. Tres franjas
paralelas en la parte inferior del cuerpo. (B-3). Vegas (tipo 4), 5. 8: Fragmento de jarra de cerámica común de
paredes rectas molduras convexas escalonadas junto al borde. (B-3-288). Vegas, (tipo 38), 32. 9: Fragmento de
cerámica común de borde reentrante y cuello de perfil cóncavo. (B-3-70).

F I G U R A 39
1: Cuenco de cerámica común con el borde decorado exteriormente con pequeñas concavidades ovales
tangentes entre sí. Presenta forma reentrante hacia el interior. (B-3-314). 2: Fragmento de cerámica común.
Parte superior de un jarro de cuello cilindrico y borde de forma también cilindrica, más ancho que el cuello.
(B-3-240). Perteneciente a una jarra de un asa y cuello largo. Vegas (tipo 38), 32. 3: Plato de cerámica común
con una pequeña estrangulación junto al borde con dos asas laterales. (B-3-213). 4: Asita geminada. (B-3-91).
5: Id. (B-3-92). 6: Id. (B-3-93). 7: Fragmento de cuenco con borde horizontal de cerámica común de paredes
aproximadamente verticales, borde horizontal saliente muy grueso. (B-3-221). Vegas (tipo 4), 5. 8: Fragmento
de cerámica común muy decorado con salientes, formando un motivo geométrico quebrado, con muescas
alargadas en la parte inferior. (B-3-346). 9: Extremo de una tapadera de cerámica común acabada en forma
semiesférica. (B-3). 10: Fragmento de cerámica común de paredes verticales gruesas y borde saliente. (B-3-
233). 11: Cuenco de cerámica común con borde horizontal saliente. (B-3-315). 12: Base de cuenco de cerámica
común. (B-3-69). 13: Cuenco de cerámica común de perfil curvo con borde entrante, en el cuerpo hay una
zona decorada con líneas pintadas a modo de red. (B-3-274). 14: Asa de cerámica común de sección cuadrada.
(B-3).

F I G U R A 40
1: Vaso de cerámica común de cuerpo globular y borde saliente. (B-3-142). 2: Copita plana de boca
ancha. Vegas (tipo 22), 20, 5. 3: Fragmento de cerámica común con ranura en el borde. Borde muy pronun-
ciado, grueso y saliente. Cuello diferenciado. (B-3-139). Vegas (tipo 1A), 3. 4: Fragmento de borde de olla de
cerámica común, paredes finas, borde saliente, asa lateral que parte del estrangulamiento que hay bajo éste.
(B-3-94). Olla con borde vuelto hacia afuera, Vegas (tipo 1). 5: Fragmento de cerámica común. Perfil recto,
borde saliente. (B-3-285). 6: Boca de jarro con restos de las dos asas de cerámica común, borde saliente y de
mayor diámetro que el cuello. (B-3). Jarra de dos asas y cuello largo. Vegas (tipo 37), 30. 7: Cuenco de
cerámica común, borde saliente con molduras en su parte superior. (B-3). 8: Fragmento de cerámica común.
Vaso globular con borde vuelto, cuello indicado por un estrangulamiento. (B-3). 9: Boca de jarro con un asa
lateral de cerámica común, perfil en "S". (B-3-134). Jarra de un asa y cuello corto. Vegas (tipo 39), 32, 2. 10:
Fragmento de cerámica común. (B-3-141). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1).

F I G U R A 41
1: Fragmento de cerámica común. Vaso de parte superior vertical y parte inferior en forma de tronco de
cono invertido, con moldura convexa que señala dicho tránsito. (B-3b). 2: Fragmento de cerámica común.
Cuenco de pasta y engobe pardos, sin borde diferenciado, decoración interior a base de una linea horizontal

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Fig. 37

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F i g . 38

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Fig. 39

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F i g . 40

I ! I
pintada y una serie de líneas verticales, también pintadas, que cortan a ésta. (B-3-235). 3: Fragmento de
cerámica común de pasta y engobe ocres. Fondo de recipiente con regatón como el de una ánfora. (B-3-367).
4: Base de ánfora de cerámica común, pasta gris y engobe ocre-amarillento, de perfil cóncavo. (B-3-233). 5:
Fragmento de cerámica común de pasta y engobe grises. Asa trilobulada. (B-3-88). 6: Fondo y arranque del
cuerpo de un vaso globular de cerámica común. (B-3). 7: Parte superior de una olla con ranura en el borde,
Vegas (tipo 1 A), 3, 12. (B-3-359). 8: Cuenco de cerámica común de borde horizontal. (B-3). Vegas (tipo 4), 5,
6. 9: Fragmento de cerámica común. (B-3-311). Cuenco con visera; Vegas (tipo 4), 11,1. 10: Fragmento de
cerámica común de pasta y engobe grises. Parte del asa de un ánfora de sección oval. (B-3-89). 11: Fragmento
de cerámica común, la parte superior, la única conservada, tiene perfil cóncavo con una serie de resaltes junto
al borde. (B-3-360). 12: Fragmento de cerámica común. Olla con borde vuelto hacia afuera; Vegas (tipo 1), 1,
5. (B-3-299). 13: Fragmento de cerámica común. Base y arranque del cuerpo. (B-3-296). 14: Plato de borde
engrosado; Vegas (tipo 16), 17, 8. (B-3-145).

F I G U R A 42
1: Cuenco de cerámica común con el borde decorado exteriormente con pequeñas concavidades ovales
tangentes entre sí. Presenta forma reentrante hacia el interior. (B-3-312). 2: Fragmento de cerámica común de
forma troncocónica invertida, con resalte más pronunciado al interior. (B-3-358). 3: Fragmento de cerámica
común. Borde de perfil mixtilíneo y cuello algo estrangulado. (B-3-307). 4: Pieza globular de cerámica común
de borde saliente y acampanado. (B-3-331). 5: Fragmento de cerámica común de borde acampanado saliente.
(B-3). 6: Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo I), 1,4. (B-3-340). 7: Parte superior de un recipiente
de cerámica común, de boca muy estrecha en relación con el cuerpo, el borde es recto y el tránsito hacia el
cuello es muy breve. (B-3-281). 8: Fragmento de cerámica común. Fondo de vaso de perfil recto y forma
troncocónica invertida, con resaltes interiores y exteriores en el cuerpo. (B-3-369). 9: Jarra con anillos en el
cuello Vegas (tipo 37 A), 30. Vaso tipo "Kalathos"de cerámica común, forma aproximadamente cilindrica y
borde de perfil mixtilíneo. (B-3-243). 10: Fragmento de cerámica común. Vaso ovoideo estrechándose progre-
sivamente hacia la boca, que aquí falta. (B-3-324).

F I G U R A 43
1: Fragmento de cerámica común. Boca de labio ancho y grueso, con un rehundimiento en el cuello.
(B-3-271). 2: Fragmento de cerámica común, perfil recto y labio abultado y saliente, más grueso al interior.
(B-3-357). Grosse, E. 1950, 500 Triaer 1 2 s. I. p. C.3: Fragmento de cerámica común. Cuerpo de perfil recto,
borde de mayor diámetro con un rehundimiento en su parte superior. (B-3-242). 4: Fragmento de cerámica
común. (B-3). Cubilete con borde cóncavo. Vegas (tipo 24), 21. 5: Fragmento de cerámica común. Fondo de
vaso de perfil grueso y con una serie de molduras cóncavas al interior. (B-3-68-237). 6: Fragmento de cerámica
común. Boca de ánfora de labio vuelto y perfil globular, pasta y engobe ocres. (B-3-262). 7: Fragmento de
cerámica común. Cuello cilindrico y borde acampanado, pasta y engobe rojizos. (B-3-327). 8: Fragmento de
cerámica común. Parte inferior de recipiente panzudo con decoración de pares de muescas dispuestas en
alineamientos paralelos, e incisiones inferiores horizontales. (B-3-333). 9: Fragmento de cerámica común.
(B-3-236). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo I) 1. 10: Parte inferior de una vasija globular de
cerámica común. (B-3-317).

F I G U R A 44
1: Cuenco con borde aplicado. Vegas (tipo 5), 6. (B-3). 2: Cuenco de cerámica común, con rehundimiento
marcando la separación entre el cuerpo y el borde. (B-3). 3: Fragmento de cerámica común. Cuerpo recto,
algo inclinado al interior, con borde saliente y rehundimiento en su parte superior. (B-3-309). 4: Fragmento de
cerámica común. Parte superior del cuerpo de perfil cóncavo y molduras exteriores, borde algo saliente.
(B-3-310). 5: Fondo de un vaso globular de cerámica común. (B-3-295). 6: Cuenco algo carenado, perfil en
"S". (B-3-320). 7: Fragmento de cerámica común, cuerpo vertical, borde entrante. Saliente en la zona de unión
entre el cuerpo y el borde. Pasta amarilla y engobe gris. (B-3-220). 8: Fragmento de cerámica común. Perfil en
"S" de forma poco usual, con borde indicado mediante un estrecho e inclinado estrangulamiento que lo
separa del cuerpo. (B-3-338).

F I G U R A 45
1: Fragmento de cerámica común. Boca con borde saliente y rehundimiento entre éste y el cuerpo.
(B-3-287). 2: Fragmento de cerámica común. Parte superior de un vaso panzudo de borde saliente en
dirección vertical y perfil algo convexo. (B-3-308). 3: Fragmento de cerámica común. Jarro con asa lateral que
nace en el borde, teniendo éste dos rehundimientos horizontales. El cuello se estrecharía hasta el inicio de la
panza. (B-3-269). 4: Fragmento de cerámica común. (B-3). Cuenco con borde aplicado. Vegas (tipo 5), 6. 5:
Cuello de una vasija de cerámica común, forma troncocónica invertida, muy ampliada hacia la boca (que no
se conserva). (B-3-323). 6: Boca de vaso de cerámica común. Borde saliente con un rehundimiento en su parte
superior. (B-3). 7: Fragmento de cerámica común, cuerpo vertical, borde entrante. Hay un saliente en la zona
de unión entre el cuerpo y el borde. Pasta amarilla y engobe gris. (B-3-280).

112
til
F i g . 42

I 14
F i g . 43

I 15
Fig. 44

116
Fig. 45

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FIGURA 46

1: Fragmento de cerámica común. Vaso de perfil cóncavo y borde saliente. (B-3-275). 2: Plato de
cerámica común. Pasta y engobe naranjas. Base poco diferenciada. (B-3-319). 3: Boca de vaso de cerámica
común de perfil casi recto, con borde decorado con línea de parejas de muescas. Pared fina y borde saliente.
(B-3-140). 4: Boca de jarro de cerámica común, con borde acampanado saliente, cuerpo cilindrico y ondulado
al interior. (B-3-277). 5: Fragmento de cerámica común. Jarro globular con cuello bien diferenciado, de forma
cilindrica y ondulado al exterior, borde resaltado. (B-3-282). 6: Fragmento de cerámica común, forma
troncocónica invertida, con borde saliente. (B-3-1 38).

FIGURA 47

1: Cuenco de cerámica común de paredes alisadas con borde vuelto hacia atucra. Vegas (tipo 8), 7, 2.
(B-3-276). 2: Boca de olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 4). 5. (B-3-145). 4: Fragmento de
cerámica común. Boca de vasija troncocónica panzuda con asa y borde saliente. (B-3-300). 5: Fragmento de
cerámica común. Boca de olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1). (B-3-278). 6: Fragmento de
cerámica común de cuerpo en forma cilindrica y borde resaltado, tanto al interior como al exterior. (B-3-3 18).

FIGURA 48

1: Fragmento de cerámica común, cuerpo de perfil recto y forma troncocónica, borde saliente. (B-3). 2:
Fragmento de cerámica común. Cuenco de borde horizontal saliente, con dos rehundimicntos en la parte
superior. (B-3-267). 3: Fragmento de cerámica común. (B-3). Cuenco con borde longitudinal, Vegas (tipo 4),
5. 4: Boca de jarro de cerámica común, con asa que parte del borde y cuello cilindrico más estrecho que el
borde. (B-3-313). 5: Cuenco semiesférico de cerámica común, decorado tanto interior como exteriormente con
una gran franja negra que ocupa los dos tercios superiores de la pieza. (B-3-325). 6: Fragmento de cerámica
común. Vaso de perfil curvo con un estrangulamiento entre el cuerpo y el borde, más marcado al interior.
(B-3-361).

I 18
F i g . 48

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Fig. 49

FIGURA 49

1: Fragmento de cerámica común. Boca de jarro de grueso borde y cuello que se estrecha hacia el
hombro. Labio vuelto. (B-3). 2: Fragmento de cerámica común, vaso troncocónico con borde grueso y
saliente, que presenta tres incisiones concéntricas al interior. (B-3-272). 3: Cuenco semiglobular, de borde
saliente, formado por una serie de molduras. (B-3-245). 4: Cuenco de cerámica común de paredes alisadas con
borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 6), 7, 2. (B-3). 5: Tapadera semiesférica de cerámica común con borde
resaltado y tres líneas de incisiones. (B-3-305). 6: Fragmento de cerámica común. Cuenco con borde horizon-
tal. Vegas (tipo 4), 5. (B-3-137). 7: Fragmento de cerámica común. Cuenco de paredes alisadas con borde
vuelto hacia afuera. (B-3-289). Vegas (tipo 8), 7, 1.8: Fragmento de cerámica común. Cuerpo de perfil recto y
forma troncocónica invertida. Labio algo saliente. (B-3).

FIGURA 50

1: Plato de térra sigillata hispánica con borde grueso y perfil curvo, con rehundimientos interiores. (B-3).
Forma 1 1 (Mezquiriz, Aportaciones, pág. 272, fig. 21). 2: Vaso troncocónico de cerámica común, con una
serie de molduras en la parte superior del cuerpo. (B-3-108). 3: Cuenco con borde aplicado de forma tronco-
cónica invertida de cerámica común, con base convexa. Rehundimicntos concéntricos, tanto en el interior del
cuerpo como en el lado externo de la base. (B-3-330), (tipo 5), 6. 4: Fragmento de cerámica común de cuello
alto, con molduras cóncavas en el interior, borde saliente. (B-3-270). 5: Base de vasija globular de cerámica
común. (B-3-298). 6: Cuenco de cerámica común. (B-3-247).

F I G U R A 51

1: Plato de tena sigillata hispánica de perfil Dragendorff 15 mixtilineo. (B-3b). 2: Plato de térra sigillata
hispánica con borde vuelto. (B-3b). Dragendorff 18. 3: Plato de térra sigillata aretina de perfil cóncavo y una
serie de incisiones exteriores. (B-3b). 4: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuerpo de forma troncocónica
invertida, de borde saliente, falta parte de la base. (B-3b). Dragendorff 18. 5: Cuenco de térra sigillata
hispánica, con un estrangulamiento en el cuerpo y borde saliente. (B-3b). Dragendorff 27. 6: Fragmento de
térra sigillata hispánica. Boca de borde grueso, con cuello que se va estrechando progresivamente. (B-3b).
Forma 32.

120
F i g . 50

FIGURA 52

I: Cuenco de térra sigillata hispánica de perfil sinuoso. Decoración de motivos incisos que ocupan todo el
exterior del vaso, de tipo geométrico. (B-3b). 2: Base de térra sigillata hispánica. (B-3b). Dragendorff 27. 3:
Base de térra sigillata hispánica, forma Ludowici Ib; Mezquiriz, IJedena. pág. 2X0. (B-3b). 4: Bases de térra
sigillata hispánica, forma Dragendorff 15. (B-3b). 5: Bases de térra sigillata hispánica forma Ritterling 8.
(B-3b). 6: Fragmento de cerámica de paredes finas, tipo barbotina. Cuerpo de forma cilindrica, base de forma
troncocónica invertida. (B-3b). 7: Base de cuenco de térra sigillata hispánica de forma semiglobular. (B-3b).
Dragendorff 27. 8: Fragmento de térra sigillata hispánica, fondo reentrante. Dragendorff 36. (B-3b). 9:
Fragmento de térra sigillata hispánica, con decoración de figuras humanas distribuidas en metopas, separadas
por dobles lineas onduladas. (B-3b). 10: Fragmento de basa de térra sigillata hispánica decorada con escenas
vegetales y humanas, no precisables. (B-3b). I I: Fragmento de térra sigillata hispánica, con decoración de un
amorcillo dentro de una metopa delimitada por dobles líneas onduladas. (B-3b).

FIGURA 53

I: Fragmento de térra sigillata hispánica con decoración externa de hilera de círculos concéntricos
alineados. (B-3b). Forma 37. 2: Base de térra sigillata hispánica decorada en la panza con hileras de círculos
concéntricos alineados. (B-3b). Forma 37. 3: Similar al número 1. (B-3b). Forma 37. 4: Pequeño fragmento de
térra sigillata hispánica, decorada con el mismo tema que las anteriores. (B-3b). 5: Cuenco de térra sigillata
hispánica, decorado con círculos concéntricos con rosetas de ocho petalos en su interior. (B-3b). Forma 37. 6:
Similar al número 4. (B-3b). 7: Base de térra sigillata hispánica, decorada con círculos concéntricos separados
por motivos geométricos alargados en sentido vertical. (B-3b). Forma 37. 8: Similar al número 4. (B-3b). 9:
Base y arranque de vasija semiglobular de térra sigillata hispánica con decoración de hileras de círculos con
rosetas en su interior. (B-3b). Forma 37.

FIGURA 54

I: Cuenco de térra sigillata hispánica de forma semiglobular y serie de molduras junto al borde, cn ellas
decoración de incisiones. Hay otra franja horizontal de incisiones en la parte inferior del cuerpo. (B-3b-378).
Forma 37. 2: Fragmento de térra sigillata hispánica, decorado en la parte superior del cuerpo con dos hileras
de incisiones triangulares. Forma 37. (B-3b-374). 3: Cuenco de térra sigillata hispánica, con una serie de
molduras junto al borde, decoradas éstas con incisiones. (B-3b-376). Forma 37. 4: Vaso de térra sigillata
hispánica, de perfil formado por molduras cóncavas y convexas, decorado con motivos de pequeños círculos
incisos, formando franjas horizontales en la parte superior de la pieza. (B-3b-379). Forma 37 tardía. 5:
Fragmento de térra sigillata hispánica de labio vuelto, decorado por su parte superior con motivos vegetales
en relieve. (B-3b). Dragendorff 36. 6: Similar al número 3. (B-3b-376). 7: Base y arranque de cuerpo de vaso
globular de térra sigillata hispánica, con decoración de metopas conteniendo hojas esquemáticas. Base cón-
cava al exterior. (B-3b). Forma 37.

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Fig. 51

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Fig. 53

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Fig. 54

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I: Boca de térra sigillata hispánica con borde saliente, rehundido por su parte superior. (B-3b-380).
Forma Ludowici Tb. 2: Fragmento de cerámica común. Boca de borde saliente con un rehundimiento en su
parte superior. Cuerpo de perfil recto. (B-3-292). 3: Plato de térra sigillata aretina con borde vuelto. (B-3b). 4:
Base de pieza semiglobular de cerámica común. (B-3b). 5: Similar al número 4. (B-3b-345). 6: Cuenco de
cerámica común, con labio a bisel hacia el interior. (B-3b-375). 7: Fragmento de térra sigillata aretina, vaso de
perfil troncocónico invertido en su parte inferior y cilindrico en su parte superior. (B-3c). 8: Fragmento de
térra sigillata aretina. Forma cilindrica, con base troncocónica invertida. Forma cóncava al interior. (B-3c). 9:
Cuenco de térra sigillata hispánica con una moldura saliente hacia el centro del cuerpo, decoración a ruedeci-
11a en su parte superior. (B-3c). Dragendorff 24.

F I G U R A 56
1: Fragmento de cerámica común. Vaso troncocónico invertido con borde saliente. (B-3c). 2: Vaso de
forma acampanada de cerámica común con borde saliente grueso. (B-3c). 3: Asa de vaso de cerámica sigillata
hispánica, decorada con motivos vegetales, sección plana. (B-3c). 4: Plato de cerámica común con borde
aplicado. (B-3c). 5: Id. ant. 6: Asa trilobulada de cerámica común. (B-3-90). 7: Cuenco de cerámica común de
borde horizontal. Vegas (tipo 4), 5. (B-3c). 8: Copa de forma troncocónica de térra sigillata hispánica, con
base de perfil cóncavo al exterior. (B-4a). Dragendorff 18.

F I G U R A 57
I: Copa de forma troncocónica de térra sigillata hispánica con base de perfil cóncavo al exterior. (B-4a).
Dragendorff 18. 2: Plato de térra sigillata hispánica. Forma troncocónica invertida. Sin base diferenciada.
Decoración de linea de incisiones próxima al fondo, éste es plano. (B-4a). Forma 49; Mezquiriz, Pompaelo,
pág. 241, fig. 112, núm. 2. 3: Copa de térra sigillata oscura, de perfil sinuoso y con un estrangulamiento
central. (B-4a). 4: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuenco globular con una moldura o resalte en el
punto de tangencia vertical externo. Borde algo saliente. (B-4a). Dragendorff 25. 5: Fragmento de térra
sigillata hispánica. Plato con decoración de círculos concéntricos en el interior de la base, realizados a base de
incisiones. (B-4a). Forma Ritterling 8. 6: Vaso de forma troncocónica invertida de térra sigillata hispánica,
con una serie de rehundimientos próximos al borde. Decoración de temas vegetales, además se observa una
figura femenina desnuda. (B-4a). Dragendorff. 7: Cuenco de térra sigillata hispánica de gruesa base y estran-
gulamiento en la parte superior de lo conservado. (B-4a). Dragendorff 27. 8: Parte inferior de un recipiente de
térra sigillata hispánica. (B-4a). Dragendorff 15. 9: Fragmento de térra sigillata hispánica. Base de pieza
decorada con una franja de grupos de tres hojas imbricados en la zona de la panza. (B-4a). Dragendorff 29.

F I G U R A 58
I: Fragmento de térra sigillata hispánica, decorado con dos figuras humanas a ambos lados de una
columna. Es sigillata hispánica. La escena se incluye en una metopa formada por elementos vegetales. (B-4a).
2: Fragmento de térra sigillata hispánica. Base con decoración en su parte inferior de franja vegetal de hojas
imbricadas; en la parte superior se distingue una liebre. (B-4a). Forma 37. 3: Fragmento de térra sigillata
hispánica. Cuerpo cilindrico y base troncocónica invertida, con restos de decoración vegetal que ocuparía
gran'parte del vaso. (B-4a). Dragendorff 30. 4: Fragmento de térra sigillata hispánica. Decorado con parejas
de figuras de hombres que llevan en sus brazos figuras femeninas, esta escena se hallaría enmarcada en una
metopa. (B-4a). 5: Fragmento de térra sigillata hispánica con restos de decoración de temas humanos y
vegetales. (B-4a). 6: Fragmento de térra sigillata hispánica decorado con círculos concéntricos. (B-4a). 7:
Cuenco de térra sigillata hispánica, decorado en dos franjas, una con hilera de anillos y otra con la repetición
de un tema no distinguible. (B-4a). Dragendorff 37. 8: Fragmento de térra sigillata hispánica decorado con
cuatro grupos de dobles líneas paralelas onduladas. (8-4a-391). 9: Fragmento de térra sigillata clara. Reci-
piente de paredes casi verticales, con una franja junto al borde decorada con hileras de incisiones. (8-4a-389).
10: Fragmento de térra sigillata clara. Cuenco con una moldura decorada con incisiones en la parte superior
del cuerpo, separada del resto de la pieza por dos molduras cóncavas. (B-4a-390). Forma 9 de Hayes.

F I G U R A 59
1: Fragmento de térra sigillata clara. Forma troncocónica invertida, con una amplia moldura convexa
junto al borde y con tres hileras de incisiones triangulares en la panza. (B-4a-392). Forma 9 de Hayes. 2: Base
de pequeño cuenco de cerámica común. (B-4a). 3: Boca de vaso globular de cerámica común, con boca de
diámetro muy inferior al del cuerpo, borde saliente. (B-4a). 4 y 5: Asa de sección oval de cerámica común,
pasta y engobe rojizos. (B-4a-180). 6: Base de térra sigillata aretina, con «sigillum» en la parte exterior de la
base, en el que, dentro de una cartela, se lee: «CN ATEI». (B-4b). 7: Plato de térra sigillata aretina con borde
decorado con hilera de pequeñas incisiones, borde saliente. (B-4b). 8: Cuenco de térra sigillata hispánica con
un estrangulamiento central, la base es cóncava al exterior, allí, y dentro de una cartela, se lee: « A R R O -
NISA». (B-4b). Dragendorff 27. 9: Vaso cilindrico de base troncocónica de térra sigillata aretina. (B-4b).

126
F i g . 55

127
8

F i g . 56

128
Fig. 57

129
Fig. 5X

no
Fig. 59

131
F I G U R A 60
I: Fragmento de térra sigillata hispánica. Vaso troncocónico invertido con molduras convexo-cóncavas
junto al borde, decoración en una amplia banda que ocupa todo el cuerpo, con motivos vegetales y una figura
alada de rodillas. (B-4b). Dragendorff 30. 2: Fragmento de térra sigillata hispánica decorado con círculos
concéntricos separados por motivos vegetales. (B-4b). Forma 37. 3: Vaso globular de térra sigillata hispánica,
con borde separado de la panza mediante resaltes, con decoración de círculos concéntricos. (B-4b). Forma 37.
4: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica, decorado con motivos vegetales. (B-4b). 5: Terra sigillata
hispánica. Pequeño fragmento decorado con círculos concéntricos y temas vegetales. (B-4b). 6: Fragmento de
térra sigillata hispánica. Vaso o cuenco semiglobular decorado con franjas de ovas, guirnaldas, etc. (B-4b).
Q
Forma 37. 7: Similar al n 5. (B-4b). 8: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuenco con molduras
convexo-cóncavas en torno al borde, decorada con una hilera de incisiones en una de las molduras convexas.
(B-4b-400). Dragendorff 29. 9: Fragmento de térra sigillata. Vaso de forma troncocónica invertida, moldura
convexa próxima al borde decorada con línea de puntos. (B-4b). Forma 37 tardía.

F I G U R A 61
I: Boca de jarro de cerámica común. Borde vertical grueso, con un asa lateral de implantación a nivel del
cuello en sentido vertical. (B-4b-30l). 2: Boca de vaso acampanado de térra sigillata hispánica, de paredes
finas, con una moldura cóncava cerca del borde, que recorre todo el fragmento horizontalmente. (B-4c-219).
Forma 37 tardía. 3: Plato de térra sigillata hispánica, con gran labio vuelto. Dragendorff. (B-4c-2l8). 4: Plato
de térra sigillata hispánica de borde casi sin diferenciar y labio recto. (B-4c-216). Forma 6. 5: Plato de térra
sigillata, de borde vertical decorado con motivos vegetales esquemáticos. Moldura saliente en la unión entre el
borde y el cuerpo. (B-4c-217). Forma hispánica 11. 6: Cuenco de ierra sigillata hispánica. Con borde algo
saliente, de labio redondeado, debajo una fina moldura cóncava. (B-4c-2l4). Ritterling 8. 7: Base y arranque
de cuerpo de térra sigillata hispánica, de paredes gruesas. (B-4c-226). Dragendorff 18. 8: Fragmento de térra
sigillata hispánica. Cuerpo cilindrico y paredes gruesas. Base convexa al exterior. (B-4c-223). Dragendorff 33.

F I G U R A 62
1: Cuenco de forma troncocónica de térra sigillata hispánica, con base de perfil cóncavo al exterior.
(B-4c). Dragendorff 15. 2: Cuenco de térra sigillata hispánica con un saliente horizontal en el cuerpo, base de
perfil cóncavo al exterior. (B-4c). Dragendorff 24. 3: Copa semiglobular de térra sigillata hispánica, con
molduras en el pié. (B-4c-215). Ritterling 8. 4: Cuenco de térra sigillata hispánica de perfil sinuoso y borde
saliente. (B-4c). Dragendorff 27. 5: Base de pequeño cuenco de cerámica común, con la parte exterior de la
base cóncava. (B-4c). 6: Fragmento de térra sigillata hispánica. Fondo de copa semiglobular de base cóncava
al exterior y pie de pared fina. (B-4c-188). Dragendorff 24. 7: Fragmento de térra sigillata oscura hispánica.
Vaso de excelente factura, borde diferenciado de la panza por un rehundimiento. La panza se halla decorada
con motivos vegetales y una escena de dos figuras humanas a ambos lados de una columna. La decoración se
distribuye en metopas, separadas por lineas rectas paralelas. (B-4c-l 1). Dragendorff 37.

F I G U R A 63
1: Gran cuenco de térra sigillata clara. Entre dos molduras convexas junto al borde hay una mayor
decorada con tres líneas de estrías horizontales. Hay otra moldura en forma de resalte en la panza, separada
del resto del cuerpo por dos estrechas bandas decoradas. (B-4c-38l). Forma 8 de Hayes. 2: Fragmento de térra
sigillata clara. Cuenco de borde saliente y una serie de molduras en la parte superior del cuerpo, decoradas
con incisiones circulares. (B-4c-382). Forma 9 de Hayes. 3: Fragmento de cerámica común, con el cuerpo de
perfil globular y el borde de forma troncocónica invertida. (B-4c-401). 4: Cuenco de térra sigillata clara. De
perfil formado por molduras convexas. Cuerpo decorado con incisiones. (B-4c). 5: Fragmento de cerámica
común. Forma acampanada y borde saliente. (B-4c). 6: Similar, aunque de menor tamaño, al n° 5. (B-4c-186).
7: Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1), 1. (B-4c-372).

F I G U R A 64
I: Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1), 1. (B-4c). 2: Olla con borde hacia afuera. Vegas
(tipo 1), 1. (B-4c-371). 3: Pequeño platito de cerámica común, muy poco profundo. (B-4c-l87). 4: Fragmento
de cerámica común, forma troncocónica invertida, borde saliente, con un rehundimiento en su parte superior.
(B-4c). 5: Fragmento de cerámica común. Forma troncocónica invertida, perfil cóncavo, faltan tanto la boca
como la base. (B-4c-225). 6: Similar al n° 4. (B-4c). 7: Cuenco de cerámica común, con un rehundimiento en el
cuello, borde vertical. (B-4c). 8: Cuenco de cerámica común. Borde saliente. (B-4c).

132
F i g . 60
F i g . 61

FIGURA 65
I: Cuenco de térra sigillata clara con el borde saliente y grueso. (C-lb-59). Forma 3 de Hayes. 2: Similar
al n° I, pero con el borde más saliente. (C-lb-58). Forma 3 de Hayes. 3: Fragmento de térra sigillata clara,
perfil con tres molduras convexas junto al borde, la central, más abultada, se encuentra decorada con una
hilera de incisiones ovaladas. Con dos rehundidos horizontales al interior. (C-1 b-54). Forma 8 de Hayes. 4:
Q
Similar al n 3, la única variación estriba en la falta de incisiones al exterior. (C-1 b-50). Forma 8 de Hayes. 5:
Id. (C-lb-52). Forma 8 de Hayes. 6: Plato de cerámica común de forma acampanada, base no diferenciada.
(C-2b-233). Arribas, A.; Tarradell. M; Woods. 1). (1973) 25. 1 - Pollentia. 7: Base y arranque de cuerpo de
cerámica común, pie corto. Vegas (tipo 21). (C-lb-62). 8: Fragmento de térra sigillata hispánica. Fondo de
copa semiglobular de base cóncava al exterior. (C-lb-61). 9: Similar al anterior, aunque de menor tamaño.
(C-lb-57). 10: Cuenco de térra sigillata hispánica, con un estrangulamiento en el cuerpo y borde saliente.
(C-3b). Dragendorff 27. I I : Cuenco de térra sigillata hispánica de gruesa base y estrangulamiento a modo de
moldura cóncava en la parte superior de lo conservado. (C-3b). Dragendorff 27.

FIGURA 66

I: Fragmento de térra sigillata clara. Borde separado del cuerpo por un estrechamiento, dos molduras
cóncavas al interior. (C-3b). 2: Copa imitación de la vajilla de mesa. Vegas (tipo 21). (C-lb-9). 3: Id. ant.
(C-la-402). 4: Id. ant. Pasta y engobe rojizos. (C-lb). 5: Id. ant. Pasta y engobe rojizos. (C-lb). 6: Vaso de
cerámica común, de perfil formado al interior por molduras convexo-cóncavas, incluso en la base, le falta la
parte superior, base plana al exterior. (C-2b-233). 7: Fragmento de cerámica común de perfil sinuoso, con una
franja coloreado de oscuro próxima a la base, en el exterior. Pasta y engobe rojizos. (C-2b-232). Cazuela con
fondo estriado; M. Vegas, (tipo 6) 7.

134
135
F i g . 63
ll

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7

F i g . 66

FIGURA 67

1: Plato de cerámica común de pasta rojiza y engobe marrón. De perfil elíptico, con banda estrecha de
• color marrón oscuro al exterior, borde ligeramente inclinado hacia el interior. (C-3b-380). 2: Fragmento de
cerámica común de pasta y engobe marrones. Decorado prácticamente en su totalidad con una ancha franja
de color negro, sin colorear una zona junto al borde y la zona de la base. Borde algo inclinado al interior.
(C-3b-257). 3: Cazuela de cerámica común de pasta y engobe rojizos. Cazuela de fondo estriado. Borde
inclinado al interior y labio cortado a bisel. La zona superior de la pieza se halla pintada de marrón oscuro.
(C-3b-256). 4: Parte superior de un vaso globular, con el borde vertical y de diámetro muy inferior al del
cuerpo. Hombro diferenciado. (C-3b-257). 5: Parte superior de un jarro de cerámica común, borde grueso y
cuello estrangulado. (D-l-329). 6: Escudilla de térra sigillata clara, de forma troncocónica invertida. Decora-
ción de bandas horizontales de incisiones bajo el borde y en la zona próxima a la base. (D-2-403). Forma 8 de
Hayes.

FIGURA 68

1: Fragmento de térra sigillata clara. Borde de vaso panzudo, con dos rehundimientos horizontales al
interior. Otros dos al exterior enmarcando una ancha moldura convexa. Restos de decoración en la panza.
(D-2). Forma 9 de Hayes. 2: Parte inferior de una copa de térra sigillata hispánica. Base muy cóncava al
exterior. (D-2). Dragendorff 27. 3: Fragmento de térra sigillata. Cuerpo del vaso de forma troncocónica
invertida, perfil que se quiebra en arista al llegar a la base. (D-2). Dragendorff 18. 4: Cazuela de fondo
estriado, Vegas (tipo 6), 7. (D-2). 5: Fragmento de cerámica común. Olla con cuello y borde saliente. (D-2).
Mezquiriz, M . A . (1958) 130, 7, Pamplona s. I-IIp.C. 6: Fragmento de cerámica común. Vaso globular con
estrangulamiento a modo de cuello y borde saliente. (D-2).

139
1

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Fig. 67

FIGURA 69

1: Plato de térra sigillata aretina, cuerpo de forma troncocónica invertida y dos salientes en forma de
moldura convexa, uno para señalar la base y otro para el borde, base plana. Decoración imprecisable en el
cuerpo. (D-3). 2: Tapadera de térra sigillata hispánica de perfil mixtilíneo, con decoración de incisiones en
bandas horizontales. (D-3-65). Mezquiriz, Liédena, pág. 277. Dragendorff 46. 3: Cuenco de térra sigillata
hispánica. Decoración de motivos incisos en bandas horizontales. (D-3-66). Dragendorff 24. 4: Fragmento de
térra sigillata hispánica, decorada en metopas con temas animales y vegetales estilizados. (D-3a). 5: Frag-
mento de térra sigillata hispánica con temas decorativos similares a los del anterior fragmenio. (D-3a). 6:
Fragmento de térra sigillata hispánica decorado con el motivo de dos figuras humanas en torno a una
columna. (D-3a). 7: Plato de cerámica común, con borde de labio a bisel hacia el interior. (D-3-224). 8:
Cuenco con borde horizontal. Vegas (tipo 4), 5. (D-3-339).

FIGURA 70

1: Vaso globular de cerámica común, de base plana, pasta y engobe ocres. (D-3-336). 2: Vaso de cerámica
común de cuerpo troncocónico invertido y borde acampanado saliente. Decorado con dos grupos de cuatro
líneas horizontales, uno en el cuello y otro en el cuerpo, así como otras dos líneas en el mismo borde. (D-3). 3:
Cerámica común, sin borde diferenciado. Cazuela de fondo estriado; M. Vegas, pág. 27, fig. 7. (D-3a-264). 4:
Plato de cerámica común, de perfil en forma de cuarto de circunferencia, base recta y borde no diferenciado.
(D-3a-365). 5: Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1), 1. (D-3a-303). 6: Fragmento de cerámica
común. Cuerpo de forma troncocónica, borde grueso algo saliente, con una muesca corrida en su parte
superior. Pasta y engobe marrones. (D-3a-263). Cuenco con borde aplicado; M. Vegas (tipo 5), 6.

FIGURA 71

I: Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo I), 1. (D-3a-302). 2: Fragmento de cerámica común.
Vaso globular de similares características al descrito en el número anterior. (D-3a-304). Id. ant. 3: Fragmento
de cerámica común. Boca de botella de cuello cilindrico, con borde saliente en ángulo recto al exterior, siendo
en el interior continuación del cuello. (E-2). Vegas (tipo 63) 58, 6. 4: Fragmento de térra sigillata hispánica.
Sólo se conserva la boca, de amplio borde saliente. (E-2-404). Dragendorff 36.

140
141
Fig. 69

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F i g . 70

143
F i g . 71

FIGURA 72

I: Fragmento de hierro de forma cilindrica. (D-3). 2: Tro/o informe de hierro. (D-3a-21). 3: Disco de
hierro con un agujero central. (D-3a). 4: Fragmento de hierro de forma troncopiramidal. (D-3a). 5: Cilindro
de hierro, alargado y con una escotadura en un extremo. (I)-3a). 6: Fragmento de clavo de hierro. (D-3). 7:
Lámina circular de hierro, muy deteriorada. (L-2). 8: Fragmento rectangular de plomo, enrollado. (E-2-48). 9:
Clavo de hierro de sección cuadrada. (L-2). lü: Fragmento rectangular de hierro. (E-3). 1 1: Varilla de hierro,
doblada y enrollada en un extremo. (E-3). 12: Fragmento de hierro. (F-2). 13: An/uelo grande de hierro.
(F-2). 14: Objeto de hierro de uso impreciso. (F-2). I 5: Fragmento de un objeto inidentificado de hierro. (F-2).
16: Fragmento de un clavo de hierro. (F-2). 17: Varilla enrollada de plomo. (F-2). 18: Fragmento informe de
hierro. (F-2). 19: Varilla de plomo enrollada en forma de anillo. (F-2).

FIGURA 73

I: Fragmento de plato de térra sigillata hispánica, con carena indicada mediante una moldura cóncava,
borde saliente y labio redondeado. (A-3). Dragendorff 15. 2: Plato de térra sigillata hispánica con bandas
paralelas incisas en la parte superior del cuerpo. (A-3). Dragendorff 18. 3: Similar al anterior, aunque con el
borde más saliente. (A-3). Dragendorff 17. 4: Parte inferior de un recipiente de térra sigillata hispánica, con
dos acanaladuras concéntricas en la parte interior del fondo. (A-3). 5: Plato de térra sigillata hispánica, de
borde saliente y labio redondeado. (A-3). Dragendorff 18. 6: Fragmento de térra sigillata hispánica, fondo
escalonado al interior y arranque vertical del cuerpo. (A-3). Dragendorff 30. 7: Parte inferior de un plato de
térra sigillata hispánica con el fondo horizontal. (A-3). 8: Fragmento de térra sigillata hispánica, con el fondo
muy reentrante. (A-3). Ritterling 8. 9: Pequeño cuenco de térra sigillata hispánica, con dos estrangulamientos:
uno en el cuerpo y otro separando cl borde del resto de la pie/a. (A-3). Dragendorff 27. 10: Parte inferior de
un recipiente de térra sigillata hispánica, con el fondo cóncavo al exterior y algo reentrante al interior. (A-3).
Ritterling 8.

144
Fig. 72

145
1
F I G U R A 74
1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Borde saliente y estrangulamiento en el cuerpo. (A-3). Dragen-
dorff 27. 2: Parte inferior de un recipiente de térra sigillata hispánica, con un estrangulamiento en el cuerpo, y
dos molduras convexas, de sección cuadrada, concéntricas, en la parte exterior del fondo. (A-3). Dragendorff
27. 3: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuerpo de forma troncocónica invertida, separado del fondo por
una escotadura en ángulo recto, parte exterior de la base escalonada. (A-3). Dragendorff 16. 4: Fragmento de
térra sigillata hispánica decorada con dos hileras de muescas y una doble línea en zigzag. (A-3). 5: Fragmento
de térra sigillata hispánica, con el cuerpo separado de la base por una arista. Borde saliente. (A-3). Dragen-
dorff 18. 6: Fragmento de térra sigillata hispánica decorado con motivos vegetales estilizados y animales.
(A-3). 7: Parte inferior de un recipiente de térra sigillata hispánica, con el fondo reentrante y con una
escotadura concéntrica. (A-3). Ritterling 8. 8: Parte inferior de un recipiente de térra sigillata hispánica,
siendo la base cóncava al exterior. (A-3). Ritterling 8. 9: Fragmento de térra sigillata hispánica, decorado con
temas vegetales estilizados y lo que parece ser parte de una figura humana. (A-3). 10: Cuenco de térra sigillata
hispánica con un estrangulamiento en el cuerpo, decoración de líneas horizontales paralelas al exterior. (A-3).
Dragendorff 27. 11: Fragmento de térra sigillata hispánica, decorada por dobles líneas onduladas con circun-
ferencias en los vértices. (A-3).

F I G U R A 75
1: Parte superior de un plato de térra sigillata hispánica, con una franja horizontal decorada con el tema
de los semióvalos concéntricos entre tridentes. (A-3). Forma 37 tardía. 2: Cuenco de térra sigillata hispánica
con una escotadura junto al borde y otra en forma de moldura cóncava en el cuerpo, bajo esta se ve un toro a
la carrera como resto del motivo que decoraría la pieza. (A-3). Forma 37 tardía. 3: Parte superior de un
recipiente de térra sigillata hispánica con molduras convexas en el borde, la mayor de ellas decorada con
incisiones. (A-3-384). Forma 9. 4: Cuenco de térra sigillata hispánica de forma semiglobular, con molduras al
exterior en la parte superior del cuerpo. (A-3). Forma 37. 5: Fragmento de térra sigillata hispánica decorada
con molduras convexas en el borde, la mayor con incisiones en forma de "S". (A-3). Forma 37. 6: Fragmento
de térra sigillata hispánica. Cuerpo de forma semiglobular, borde más vertical, con molduras al exterior,
decorada la mayor de ellas con tres hileras de triángulos incisos. Otra hilera de incisiones en el cuerpo.
(A-3-385). Forma 37.

F I G U R A 76
1: Plato de térra sigillata clara, cuello indicado mediante dos molduras cóncavas. Pie saliente en forma de
corona, moldura convexa al interior, entre el fondo y la panza. (A-2-1). Forma 99 de Hayes. 2: Terracota de
pasta negra. (A-2-2). 3: Fragmento de térra sigillata hispánica. Borde redondo, con dos pequeñas molduras
cóncavas en la parte superior y dos frisos decorativos separados por un baquetón, en el superior se desarrolla
el tema repetido de los semicírculos concéntricos entre tridentes, no podemos identificar el tema del registro
inferior. (A-3-1). 4: Fragmento de térra sigillata hispánica con decoración. Dos frisos decorativos separados
entre sí por dos baquetones. En el superior palmetas dentro de óvalos, en el inferior desfile de personajes.
(A-3-3). 5: Fragmento de térra sigillata hispánica con decoración de un tema inidentíficado en el interior de
metopas rectangulares separadas por una doble línea ondulada. (A-3-6). 6: Fragmento de térra sigillata
hispánica con decoración. Se identifican dos registros separados por una fina línea. En el inferior un desfile de
personajes con cayado. (A-3-4). 7: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica con decoración de temas
vegetales estilizados. (A-3-7). 8: Fragmento de térra sigillata hispánica con decoración en dos bandas, sepa-
radas por cuatro finas línes horizontales paralelas, con rosetas enmarcadas por dobles circunferencias concén-
tricas. (A-3-5).

F I G U R A 77
1: Cuenco de térra sigillata hispánica. Moldura convexa en la panza, sobre esta una ancha banda
decorada a ruedecilla. (A-3-2). Dragendorff 24. 2: Base de térra sigillata hispánica, con sello rectangular con la
inscripción L A V R I O en el interior de dos circunferencias concéntricas. (A-3-8). Dragendorff 27. 3: Base de
cerámica campaniense de pasta clara, algo rojiza; la cara exterior tiene algunos toques marrón-rojizos.
(A-3-10). 4: Fragmento de cerámica común anaranjada, pasta naranja, borde entrante al interior, decorado
exteriormente con una franja saliente con muescas semicirculares. (A-3-11). 5: Parte superior de una ánfora,
de cuello estrecho, borde saliente; con dos asas laterales de fijación vertical con sección circular. (A-4-1).
Forma I de Baldacci; lmportazioni cisalpine e produzione apula, Rechercher sus les ampliares romaines,
Roma-1971, p. 7-28. (Siglo I a. C ) .

147
Fig. 74

148
1
FIGURA 78

I: Parte superior de un plato de térra sigillata clara. Borde saliente con una moldura cóncava en la parte
superior, labio redondeado, decoración de ruedecilla en el cuello. (A-5-134). 2: Borde y parte del cuerpo de un
recipiente de térra sigillata clara. Labio redondo. Cuello con una gran moldura convexa y otras menores,
tanto cóncavas como convexas. Dos molduras cóncavas al interior. Decoración mediante una hilera horizon-
tal de gotas incisas en cl cuerpo, sobre la arista que indica el comienzo de la panza. (A-5-137). Forma 8 de
Hayes. 3: Fragmento de térra sigillata hispánica, al que sólo le falta la base. Borde saliente. Estrangulamiento
mediante una moldura cóncava en el cuerpo. Sin decoración. (A-5-I28). Dragendorff 27. 4: Cuenco de térra
sigillata hispánica. Moldura convexa en el punto de tangencia vertical externo. Decoración estrigilada en la
parte superior del cuerpo. (A-5-129). Dragendorff 25. 5: Base incompleta de cerámica campaniense, pie en
forma de corona. (A-5-132). 6: Base incompleta de cerámica campaniense con el pie en forma de corona,
moldura convexa en el punto de inflexión entre el pie y el cuerpo. (A-5-133). 7: Fragmento de lucerna. Motivo
decorativo inidentificado en el interior de una doble circunferencia concéntrica. (D'-4-l56). 8: Borde y parte
del cuerpo de un recipiente de térra sigillata clara anaranjada. Borde redondeado en una cara. Dos incisiones
horizontales cn el interior. Gran moldura convexa al exterior con decoración de incisiones. (A-5-136). 9:
Fragmento de térra sigillata hispánica decorada con cl motivo del friso continuado de las tres hojas de laurel
unidas. (A-5-131). 10: Fragmento de panza de térra sigillata hispánica, decorada con rosetas con botón
central, rodeadas por dos círculos concéntricos de gotas. (A-5-135). 11: Fragmento decorado de térra sigillata
hispánica. Sobre un friso de grupos imbricados de tres hojas de laurel unidas la decoración se distribuye en'
metopas delimitadas por dobles líneas onduladas con circunferencias en los vértices. En el interior de estas
metopas figuras humanas adultas o infantiles. (A-5-130).

FIGURA 79

1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Decoración en bandas horizontales separadas por lineas
paralelas, rectas u onduladas. Hojas imbricadas en el registro inferior. Tema inidentificado en el superior.
(A-6-2). 2: Fragmento de térra sigillata hispánica. Se identifica parte de una figura humana. (A-6-1). 3: Parte
superior de un cuenco de térra sigillata hispánica. Labio redondo reentrante. Dos líneas paralelas incisas en la
panza. (A-6-4). Ritterling 8. 4: Fragmento de cerámica barbotina, de color marrón y pasta también marrón.
(A-6-5). 5: Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo I), I. Cerámica común de color marrón, pasta gris.
(A-6-7). 6: Cuenco de cerámica común de color rojo, pasta roja con núcleo central gris. Cuerpo ondulado
tanto interior como exteriormente. Base plana. (A-6-10). 7: Fragmento de placa de piedra caliza con decora-
ción en relieve. (A-6-11). 8: Fragmento de cuenco de cerámica común de color marrón y pasta gris. Labio a
bisel hacia el interior. (A-6-6). 9: Fragmento de vaso de vidrio, sin color definido. Molduras en el cuello,
convexa al exterior y cóncava al interior, en esta última una fina línea la recorre en su mitad. (A-6-9).

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Fig. 77

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F i g . 79
FIGURA 80

1: Plato de cerámica común, quemada, de color marrón y pasta gris. Muy ancha la boca, borde redondo
entrante. Línea exterior en el cuello. (A-6-8). 2: Cuenco con borde horizontal. Vegas (tipo 4). 5. Cerámica
común de color negro y pasta gris. (A-6-3). 3: Cerámica ibérica de color rojo y pasta rojiza, con decoración de
bandas horizontales. (B-2-2). 4: Borde de cerámica campaniense C. pasta de color gris muy oscuro, boca muy
ancha, borde no diferenciado del cuerpo. (B-2-1). 5: Fragmento de jarro de cerámica común de pasta ocre y
engobe gris. Cuerpo ondulado al interior, incluso en la base, liso al exterior. Base recta. (B-5-144). 6: Asa
estriada de barro cocido. (B-5-195). 7: Fragmento de base de térra sigillata hispánica. Pie en corona con líneas
incisas horizontales al exterior. (B-6-18). Dragendorff 18. 8: Vaso de térra sigillata clara, decorado con hojas
de hiedra en relieve en el borde, borde saliente. (B-6-15). 9: Parte superior de un recipiente de térra sigillata
hispánica. Decoración en el cuerpo en frisos separados por líneas dobles onduladas horizontales. En el
registro superior semicírculos concéntricos separados por tridentes, en el inferior puntas de flecha. (B-6-1).
Forma 37.

FIGURA 81

I: Parte superior de un recipiente de térra sigillata hispánica. De paredes onduladas. En las molduras
convexas decoración, en una de ellas de líneas verticales incisas, y en la otra de puntas de fecha, separadas por
líneas horizontales dobles onduladas. (B-6-6). Forma 37. 2: Fragmento de plato de térra sigillata hispánica,
con una inflexión en el perfil, indicando el tránsito entre el cuerpo y la base. Borde saliente, sin diferenciar
claramente del resto del cuerpo. (B-6-4). Dragendorff 16. 3: Fragmento de cuenco de térra sigillata hispánica,
con un estrangulamiento indicado por una moldura cóncava. Borde saliente. (B-6-22). Dragendorff 27. 4:
Vaso de térra sigillata hispánica con decoración de ruedecilla. Moldura convexa en el punto de tangencia
vertical externo. (B-6-3). Dragendorff 25. 5: Fragmento de cuenco de térra sigillata clara, con molduras
exteriores en el cuello. (B-6-11). Forma 9 de Hayes. 6: Fragmento de térra sigillata hispánica, decorado con
motivos vegetales y de líneas paralelas rectas u onduladas. (B-6-36). Dragendorff 35. 7: Fragmento de vaso de
térra sigillata hispánica decorado en el borde con hojas de hiedra en relieve. Borde horizontal saliente.
Incisión que recorre interiormente la parte superior del vaso. (B-6-24). 8: Fragmento de térra sigillata hispá-
nica decorado en bandas separadas por líneas onduladas paralelas. En los frisos decoración vegetal, de puntas
de flecha y del típico motivo de los semicírculos concéntricos separados por tridentes. (B-6-20).

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FIGURA 82
I: Fragmento de térra sigillata clara con varias molduras convexas al exterior, en la mayor decoración en
relieve en forma de dientes de lobo. Dos molduras cóncavas al interior. (B-6-13). Forma 8 de Hayes. 2:
Fragmento de plato de térra sigillata hispánica con una moldura cóncava horizontal al interior. (B-6-5).
Dragendorff 36. 3: Borde de térra sigillata hispánica de un recipiente de forma troncocónica invertida, con el
cuerpo liso, una escotadura separa el cuerpo del borde propiamente dicho. (B-6-19). Dragendorff 15. 4:
Fragmento de térra sigillata clara. Borde vuelto. (B-6-14). Forma 3 de Hayes. 5: Fragmento de un plato de
térra sigillata hispánica, muy poco profundo y con la boca muy ancha, borde algo entrante. (B-6-23). Forma
50. 6: Cuenco de térra sigillata hispánica, con el cuerpo estrangulado. Varias lineas incisas al exterior.
(B-6-12). Dragendorff 27. 7: Pequeño fragmento de lucerna, de color marrón, pasta también marrón, deco-
rada con un tema inidentificado. (B-6-30). 8: Fragmento de lucerna de color ocre, pasta del mismo tono, con
decoración de multitud de pequeños triángulos incisos. (B-6-28).

F I G U R A 83
1: Cuenco de vidrio, de color verde aguamarina. Boca muy ancha, molduras al exterior. (B-6-10). 2: Base
de térra sigillata hispánica. En el interior de la base, y dentro de dos líneas circulares concéntricas, hay un sello
con la inscripción . T E . (B-6-21). Forma 37 tardía. 3: Plato de cerámica común, de color marrón claro y pasta
beige. Molduras al interior, concavidad en el centro de la base por la parte interior. (B-6-2). 4: Fragmento de
cerámica común, color ocre y pasta del mismo tono. Cuerpo cilindrico con el borde muy amplio y entrante.
(B-6-25). 5: Fragmento de cerámica común de color blancuzco, pasta roja con inclusiones grises, borde ancho
saliente, labio recto. (B-6-27). 6: Fragmento de plato de cerámica común de color rojo y pasta gris, borde no
diferenciado, labio a bisel. (B-6-26). 7: Parte superior de una botella de cerámica común de color ocre y pasta
roja. Boca maciza en forma de tronco de cono invertido. (B-6-7). 8: Boca de jarra con pico trilobulado a modo
del oinochoe. Cerámica común de color ocre y pasta del mismo tono. Se conserva el arranque del asa lateral
de fijación vertical. Se halla tiznada. (B-6-29). Vegas (tipo 46), 39.

F I G U R A 84
1: Cerámica de color verde con decoración en relieve, barniz verde con pintas azules, algo cuarteado.
(B-6-8). 2: Palmeta de terracota de color ocre, con las nervaduras en relieve. (B-6-9). 3: Fragmento de vidrio
de color blancuzco, con decoración de hilera de puntas de flecha. (B-6-33). 4: Fragmento de térra sigillata
clara. Tres molduras convexas en el borde, en la central y más grande decoración a ruedecilla. Dos estría en la
parte superior del interior. Cuerpo troncocónico invertido. (C-3-86). Forma 8 de Hayes. 5: Plato de térra
sigillata clara con molduras al exterior en el borde, en una de ellas decoración de hilera de dobles puntas de
flechas incisas. Pie pequeño saliente. (C-3-85). Forma 9 de Hayes. 6: Pequeño cuenco de térra sigillata
hispánica. Con una estrangulación poco marcada en la parte superior del cuerpo. Base cóncava al exterior.
(C-3-88). Dragendorff 27. 7: Plato de térra sigillata clara. Borde horizontal saliente con un escalón en su
extremo. Separación en arista entre el cuerpo y la panza. (C-3-83). Forma 6 de Hayes. 8: Base de térra
sigillata hispánica. El fondo presenta al exterior un botón central y dos circunferencias concéntricas incisas.
(C-3-93).

F I G U R A 85
I: Parte inferior de un plato de térra sigillata hispánica. Con una moldura cóncava en la parte inferior de
la panza y otra en el punto de intersección de la pan/a con la base. (C-3-90). Forma 4. 2: Parte superior de un
plato de cerámica ibérica con barniz, borde saliente. (C-3-121). 3: Parte superior de una olla de cerámica
común de color gris, pasta también gris. Cuello marcado por un estrangulamiento, boca saliente, ancha y de
forma troncocónica invertida. (C-3-100). 4: Cerámica común de color gris y pasta del mismo color. (C-3-99).
Cuenco de borde horizontal. Vegas (tipo 4), 5. 5: Borde de plato de cerámica ibérica con barniz, borde
saliente. (C-3-87). 6: Boca y parte de cuerpo de cerámica común clara, con decoración de hilera de pequeñas
gotas incisas en la parte superior del cuerpo, borde pequeño saliente. (C-3-103). 7: Plato de térra sigillata
clara anaranjada con decoración exterior de líneas paralelas a la base. Boca rebordeada hacia el interior, con
dos pequeñas líneas paralelas incisas, fondo estriado. Forma 23 de Hayes. (C-3-84).

F I G U R A 86
1: Parte inferior de un recipiente de cerámica común de color rojizo. Superficie ondulada al interior,
incluso en la base, lisa al exterior. (C-3-104). 2: Boca y parte del cuerpo de un recipiente de cerámica común
clara. Borde formado por una moldura convexa y una parte horizontal saliente. (C-3-102). 3: Borde de
cerámica común, exteriormente de color gris. Boca más estrecha que el cuerpo y abriéndose progresivamente,
labio redondeado. (C-3-101). Mezquiriz, M . A . (1958) 129, 2. Pamplona s. I-IV p. C. 4: Fragmento de térra
sigillata anaranjada con el borde saliente y el cuello marcado por una concavidad, cuerpo globular. Decora-
ción exterior en forma de gotas en dos franjas paralelas separadas por líneas horizontales. (C-3-89). 5:

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Fig. 83

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Fig. 85

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Cazuela de fondo estriado, M . Vegas (tipo 6), 7, 3. Plato de cerámica común con una amplia franja pintada de
negro en el exterior, junto al borde y en sentido horizontal. Labio a bisel hacia el interior. El fondo presenta
hacia el exterior una serie de circunferencias concéntricas impresas. (C-3-94). 6: Boca y parte de cuerpo de un
recipiente de cerámica común de color gris, la pasta también gris. Boca formada por una parte troncocónica y
por encima un saliente, labio redondeado, cuello indicado por un estrechamiento. Cuerpo globular. (C-3-98).
7: Plato de térra sigillata oscura de base estirada. (C-3-92). 8: Cuenco con borde aplicado; M. Vegas (tipo 5),
6. Boca de cerámica común de color gris y pasta rojiza con líneas horizontales paralelas en el interior. Muesca
a todo lo largo del borde por su parte superior. Borde saliente. (C-3-96). 9: Plato de cerámica común con una
amplia franja pintada de negro en el exterior, junto al borde y en sentido horizontal. Pasta rojiza. Base
estirada. Labio a bisel hacia el interior. Cazuela de fondo estriado; M . Vegas, (tipo 6), 7. (C-3-95).

F I G U R A 87
I: Cuenco con borde aplicado; Vegas (tipo 5), 6. Borde de cerámica común de color gris y pasta rojiza.
Cuerpo pintado al exterior en bandas horizontales. Borde saliente con una pequeña moldura cóncava a modo
de escalón en su parte superior. Interior ondulado. (C-3-97). Cuenco con borde aplicado; M . Vegas, (tipo 5),
6. 2: Boca de jarro de cerámica común, cuello de forma troncocónica invertida, borde mixtilíneo. Con un
filtro interior formado por agujeros circulares al nivel del cuello. Color blancuzco. (C-3-126). 3: Fragmento
de borde de térra sigillata hispánica, decorada con motivos curvos y pequeños círculos. (C-3-91). 4: Terracota
de molde rectangular con decoración no precisable. (C-3-123). 5: Basa cuadrangular de caliza, con decoración
en los laterales de rectángulos concéntricos y receptáculo superior circular. (C-3-127). 6; Asa de cerámica
común rojiza de sección circular y de 85 mm. de longitud. (C-3-I05). 7: Borde de cerámica común, de color
beige, pasta del mismo tono, decorado exteriormente por líneas horizontales. Perfil en forma de "S". (C-4-7).
Cuenco de paredes alisadas con borde vuelto hacia afuera. Vega (tipo 6), 7, 3. 8: Boca de térra sigillata
hispánica. Borde horizontal saliente decorado con hojas de hiedra en relieve. Labio redondo. Moldura
cóncava al interior. Al exterior y junto al borde cuatro finas líneas incisas agrupadas de dos en dos. (C-4-16).
Dragendorff 36.

F I G U R A 88
I: Cerámica común brillante de pasta fina color beige. Cuello indicado por una moldura convexa entre
dos cóncavas. Boca saliente, labio a bisel. (C-4-13). 2: Borde de sigillata oscura, decorado en una ancha banda
de círculos concéntricos. (C-4-I0). 3: Vaso de térra sigillata clara, borde horizontal saliente con un pequeño
escalón. Con una arista separando el cuerpo de la panza. (C-4-9). Forma 6 de Hayes. 4: Plato de cerámica
común naranja, pasta también naranja. Dos asas laterales de fijación horizontal y dirección vertical. (C-4-14).
5: Olla para guardar provisiones; Vegas (tipo 48), 41,8, siglo I d. C. Cerámica común anaranjada, pasta
anaranjada. Dos asas laterales opuestas de fijación vertical. (C-4-4).

F I G U R A 89
I: Plato de cerámica común anaranjada, pasta del mismo tono, quemada por el borde. Cuerpo simple en
forma de tronco de cono invertido muy abierto. Labio redondo. Sin decoración. (C-4-3). Plato con borde
ahumado; Vegas (tipo 16), 17. 2: Plato de cerámica común roja, de pasta gris, quemada. Basa plana, boca muy
ancha. Sin decoración. (C-4-11). Mezquiriz, M.A. (1958) 131, 11. Pamplona. 3: Id. número 1. (C-4-5). 4: Plato
de cerámica común de pasta anaranjada, pintado exteriormente con tres franjas horizontales oscuras. Base
estirada. Borde reentrante. Labio a bisel. Cazuela de fondo estriado; M. Vegas, pág. 27; (tipo 6), 7. (C-4-2). 5:
Plato de cerámica común con dos franjas horizontales oscuras pintadas en el exterior al nivel del cuello. Pasta
anaranjada. Borde entrante con labio a bisel. Base estirada. Cazuela de fondo estriado; M . Vegas (tipo 6), 7.
(C-4-1). 6: Vaso de cerámica común fina, de color marrón y pasta beige. Cuello estrangulado con el borde
saliente. Dos líneas horizontales incisas en la panza. Asas laterales de fijación vertical, de sección oval con dos
acanaladuras longitudinales. (C-4-12). 7: Torso humano de terracota. 8: Terracota de forma no identificada,
hueca. (C-4-6). 9: Fragmento de vidrio. (C-4-15).

F I G U R A 90
I; Borde y parte de cuerpo de un recipiente de térra sigillata anaranjada. Borde algo saliente. En la parte
superior del cuerpo y exteriormente presenta una moldura convexa decorada a ruedecilla. algo más abajo otra
Ihenor de sección triangular. Interiormente presenta dos molduras cóncavas. (C-4-1). Forma 8 de Hayes. 2:
Borde de térra sigillata anaranjada, borde exvasado exteriormente. Hay una moldura convexa en el punto de
tangencia vertical externa, en el cuello; bajo ésta otra moldura también convexa de sección triangular. Al
interior dos molduras cóncavas. (C-4-10). Forma 8 de Hayes. 3: Vaso de térra sigillata anaranjada. Borde
muy exvasado con decoración vegetal en relieve. (C-4-17). Forma 3 de Hayes. 4: Vaso de térra sigillata
anaranjada. Borde horizontal muy saliente con una acanaladura en el extremo. Moldura cóncava, al interior,
en la panza. Decorado exteriormente con dos lineas incisas horizontales paralelas, en la parte inferior del

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Fig. 86

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cuerpo. (C-4-9). Forma 6 de Hayes. 5: Fragmento de cuenco de térra sigillata anaranjada. Molduras convexo-
cóncavas en la parte superior del cuerpo, en éstas decoración a ruedecilla. (C-4-15). Forma 9 de Hayes. 6:
Cuenco de térra sigillata anaranjada. Escotadura longitudinal en el cuello; amplia moldura convexa al interior
en la pan/a. (C-4-2).

FIGURA 91

I: Plato de térra sigillata hispánica de perfil mixtilíneo al exterior, liso al interior. (C-4-16). Dragendorff
15. 2: Fragmento de térra sigillata hispánica. Friso corrido de hélices, delimitado por dos líneas onduladas
arriba y rectas abajo. (C-4-13). 3: Cuenco de térra sigillata hispánica, de perfil formado por una serie de
molduras, borde vertical. (C-4-6). Dragendorff 25. 4: Fragmento de térra sigillata hispánica con decoración
de circunferencias concéntricas en franjas circulares. (C-4-12). 5: Base de térra sigillata hispánica, con 4
circunferencias concéntricas, agrupadas de dos en dos, y realizadas por el método de incisión, en la parte
interior del fondo. (C-4-3). 6: Fragmento de térra sigillata hispánica decorado con puntas de flechas imbri-
cadas entre líneas paralelas. (C-4-14). 7: Base de sigillata hispánica con restos del sello, del que no se ha
conservado la inscripción. Fondo reentrante. (C-4-7). Dragendorff 36. 8: Fragmento de lucerna decorado con
motivos geométricos en bandas concéntricas. (C-4-23). 9: Fragmento de térra sigillata anaranjada. Boca en
forma de trompeta con el borde muy exvasado, decorado en la parte superior con tres circunferencias
concéntricas y, entre dos de ellas líneas pareadas perpendiculares. (C-4-7). 10: Fragmento de térra sigillata
hispánica, decorado con rtotivos geométricos en bandas separadas por dobles líneas paralelas. (C-4-8). 1 I:
Fragmento de cerámica barbotina. (C-4-35). 12: Id. (C-4-34). 13: Fragmento de térra sigillata anaranjada,
decorada a ruedecilla. (C-4-18). 14: Fragmento de térra sigillata hispánica decorado con un friso de los típicos
semiovalos concéntricos separados por tridentes, y otra banda más ancha con lo que parece ser una liebre en
actitud de carrera. (C-4-11). 15: Fragmento de cerámica barbotina. (C-4-37). 16: Id. (C-4-36).

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F I G U R A 92
1: Cuenco de cerámica común gris de pasta rojiza. Estrangulación en el cuello. (C-4-41). 2: Plato de
cerámica común de pasta rojiza; borde reentrante con labio a bisel. Decorado exteriormente con una serie de
bandas horizontales paralelas de color negro. Cazuela de fondo estriado; M. Vegas (tipo 6), 7. (C-4-26). 3: Id.
(C -4-30). 4: Cerámica común gris de pasta rojiza. Borde vuelto, decorado interiormente con una multitud de
líneas paralelas. Ondulado exteriormente en la panza, que se halla separada del resto del cuerpo por una
moldura convexa. Cuenco con borde aplicado; M . Vegas (tipo 5) 6, 5. (C-4-38). 5: Fragmento de cerámica
campaniense. Borde saliente con el labio de sección circular. Arista al comienzo del Cuerpo. (C-4-42). 6: Plato
de térra sigillata oscura de boca muy ancha y base plana. Exterior decorado con una sola línea horizontal.
(C-4-19). 7: Plato de cerámica común de pasta rojiza. Borde entrante con el labio redondeado. Al exterior y
cerca de la base una ancha banda pintada de negro. (C-4-28). 8: Cerámica común de pasta rojiza. Borde
entrante con labio a bisel, decorado exteriormente en la pared superior con una ancha banda pintada de color
negro. Cazuela de fondo estriado; M . Vegas, (tipo 6), 7. (C-4-29).

F I G U R A 93
1: Cuenco de cerámica común gris de pasta rojiza. Con una estrangulación muy marcada en el cuello,
borde de dirección vertical con una acanaladura en su parte superior. Fragmento quemado. (C-4-79). 2:
Fragmento de cerámica común gris de pasta rojiza. Cuerpo globular; borde horizontal saliente. Cuenco con
borde horizontal. Vegas (tipo 4), 5. (C-4-39). 3: Plato de cerámica común sin pie ni borde diferenciados.
Ancha banda horizontal pintada de negro al exterior. Pasta rojiza. Base plana decorada interiormente con
una serie de líneas circulares concéntricas incisas. (C-4-27). 4: Fragmento de cerámica común. Quemada.
Boca en forma de trompeta con el borde exvasado. Decorado interiormente con una ancha banda horizontal
pintada de negro, cerca del borde. (C-4-80). 5: Fragmento de cerámica común clara. Olla con borde vuelto
hacia afuera. Vegas (tipo 1), 1,5. (C-4-73). 6: Cerámica común anaranjada. Borde algo reentrante. Cazuela de
fondo estriado; M . Vegas (tipo 6), 7. (C-4-4).

F I G U R A 94
1: Fragmento de cerámica común clara. Olla con ranura en el borde. Vegas (tipo 1A), 3. (C-4-64). 2:
Fragmento de cerámica común clara. Olla con ranura en el borde, Vegas (1A), 3. (C-4-63). 3: Fragmento de
ánfora de cerámica común clara, con el borde saliente y dos asas laterales opuestas de fijación vertical.
Beltrán 1C (1970) 159, 49. (El Rinconcillo, Claudio). (C-4-67).

F I G U R A 95
I: Fragmento de cerámica común gris de pasta rojiza. Olla con ranura en el borde. Vegas (tipo IA), 3.
(C-4-40). 2: Fragmento de cerámica común. Quemada. Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo I), I.
(C-4-78). 3: Fragmento de cerámica común clara. Boca de una ánfora Dressel 20 (Beltrán V). (C-4-65). 4:
Olla con ranura en el borde. Vegas (tipo IA), 3, 12. (C-4-81). 5: Asa de cerámica común clara de sección
circular. (C-4-75). 6: Fragmento de asa de cerámica común clara. (C-4-69). 7: Asa de ánfora olearia Dressel
20 (Beltrán V) procedente del alfar sito en la estación de Palma del Rio (Córdoba). Un ánfora con este tipo de
marca, del monte Testaccio nos ha conservado el nombre de la alfarería fig.(linae) Saxo(ferreo) y la fecha
consular del 149. así como la indicación de que pertenecía al control de Córdoba: Callenda sitúa la actividad
de este alfar entre 110 y 160 aproximadamente.

F I G U R A 96
I: Fragmento de cerámica común clara. Borde saliente. Cuerpo sin decoración. Probablemente tipo 5 de
Vegas. (C-4-74). 2; Fragmento de cerámica común clara. Boca ancha en forma de trompeta con el borde
exvasado. (C-4-72). 3: Fragmento de cerámica común quemada, con dos molduras convexas en el exterior,
una a nivel del borde y otra en el cuello. (C-4-77). 4: Fragmento de plato de vidrio de paredes finas, con dos
líneas al exterior. (C-4-61). 5: Fragmento de cerámica común. Quemada. Cuerpo globular, cuello
estrangulado y borde vertical, algo inclinado al interior. Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo I), 2.
(C-4-76). 6: Plato de cerámica campaniense con el borde entrante y labio redondeado. (C-4). 7: Boca de
ánfora de cerámica común clara. Borde grueso vuelto formando al exterior una ancha faja. Interior ondulado.
(C-4-66). 8: Fragmento de ánfora de cerámica común de color blancuzco. Muy esbelta. Boca saliente, dos
asas laterales opuestas de fijación vertical. (C-4-82). Forma 4 de Beltrán (Dressel 14) para transporte de
salazones (siglo I y comienzos del 11).

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Fig. 93

170
Fig. 94

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Fig. 95

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F i g . 96

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8

F i g . 97

FIGURA 97

I: Asa de cerámica común clara de sección circular. (C-4-70). 2: Id. (C-4-71). 3: Cabeza humana de
terracota con un alto tocado. Hueca. De color ocre y pasta gris. (C-4-62). 4: Cuenco de cerámica campaniense
de pasta rojiza (tipo A), línea horizontal decorativa en el exterior del cuerpo. Fondo terminado al exterior en
un botón semicilíndrico. (C-5-2). 5: Base de cerámica campaniense tipo A. Dos acanaladuras circulares
concéntricas en la parte interior del fondo. (C-5-2). 6: Base de cerámica campaniense C de tipo similar al
anterior. (C-5-3). 7: Parte inferior de un plato de térra sigillata hispánica. Perfil mixtilíneo tanto al interior
como al exterior. Fondo reentrante. Dragendorff 17. (C-5-4). 8: Plato de térra sigillata hispánica. Con dos
pequeñas molduras cóncavas al exterior v entre ellas una faja convexa más ancha decorada. (C-5-1). Forma
16.

174
F I G U R A 98
I: Plato de térra sigillata hispánica, cuerpo de perfil mixtilíneo tanto al exterior como al interior. (C-5-3).
Dragendorff 15. 2: Fragmento de cerámica de paredes finas, decorado en relieve. (C-5-193). 3: Plato de térra
sigillata hispánica. Borde exvasado; con el cuello indicado mediante una línea horizontal. (C-5-1). Dragen-
Q
dorff 18. 4: Pequeño fragmento de cerámica de paredes finas similar al n 2. (C-5-192). 5: Fragmento de
ánfora de cerámica común de color claro, pasta clara. Asas laterales opuestas de fijación vertical y sección casi
ovalada. (C-5-11). 6: Cuenco de cerámica común, de color rojo y pasta rojiza. Con el borde reentrante.
(C-5-7). 7: Tapadera de cerámica común, color claro, pasta clara. Con botón central. (C-5-6). Vegas (tipo
17), 18. 8: Plato de cerámica común, color gris claro, pasta clara. Cuello estrangulado. Interior y exterior
mixtilíneos. (C-5-8).

F I G U R A 99
I: Cerámica común de color gris. La continuidad del perfil se halla rota por una arista, bajo ésta dos
molduras horizontales convexas. (C-5-10). 2: Fragmento de vidrio, de color verde, poco traslúcido. Borde
vuelto. (C-5-15). 3: Fragmento de plato de cerámica común, color rojizo claro. Carenada, con una serie
ininterrumpida de pequeñas molduras convexas bajo la arista, sobre ésta otra serie de molduras, tanto al
interior como al exterior. (C-5-9). Vegas tipo 5. 4: Fragmento de térra sigillata anaranjada. Cuerpo globular.
Cuello estrangulado. Borde vertical con decoración de ruedecilla al exterior. (D'-4-150). 5: Fragmento de vaso
de térra sigillata anaranjada. Con el cuerpo de forma troncocónica invertida; el borde formado por dos
molduras convexas pequeñas, y entre ellas otra mayor. Decoración de incisiones en la moldura mayor del
borde. Dos líneas horizontales de triángulos incisos: una en la parte inferior del cuerpo y otra en la panza.
(D'-4-151). Forma 8 de Hayes. 6: Vaso de térra sigillata anaranjada. Borde horizontal muy saliente con una
escotadura próxima al extremo. Cuerpo de forma globular. (D'-4-148). Forma 6 de Hayes. 7: Fragmento de
térra sigillata hispánica. Vaso de cuerpo en forma troncocónica invertida y borde saliente, con el labio
redondeado. (D'-4-147). Dragendorff 18.

FIGURA 100
1: Cazuela de fondo estriado; cerámica común de pasta rojiza. Pie estirado, borde reentrante con el labio
a bisel hacia el interior. Decorado exteriormente conlíneas horizontales paralelas. (D'-4-154). Vegas (tipo 6),
7. 2: Fragmento de térra sigillata hispánica. Decorado con dos hileras de circunferencias concéntricas separa-
dos por cuatro líneas paralelas. (D'-4-145). 3: Cuenco de borde aplicado, de térra sigillata anaranjada. Borde
exvasado, labio redondo. Dos acanaladuras en el cuerpo. (D'-4-149). Vegas. 4: Pequeño fragmento concéntri-
cos separados por tridentes. (D'-4-l46). 5: Fragmento de cerámica ibérica con barniz. Borde horizontal
saliente. Sin decoración. (D'-4-155). 6: Vasija de cerámica común gris. Cuerpo globular estrechándose hacia el
cuello. Borde saliente. (D'-4-153). 7: Fragmento de cerámica común gris. Cuerpo globular estrechándose
hacia el cuello, borde saliente. (D'-4-152). 8: Asa en ánfora con sello rectangular, en él se lee: "ALBI."
(D'-4-190).

FIGURA 101
1: Cuenco de cerámica campaniense C. Cuerpo globular, borde saliente, molduras cóncavas en el cuello.
(D-5-2). 2: Plato de cerámica común gris. Boca muy ancha. Borde entrante con el labio a bisel hacia el
interior. (D-5-4). 3: Fragmento de térra sigillata clara. Arista que divide al cuerpo de la panza. Labio
redondeado engrasado en el interior. Forma 23 de Hayes. (D-5-1). 4: Fragmento de cerámica común clara.
Borde exvasado con un escalón en la parte superior. Exteriormente dos molduras convexas de sección
triangular junto al cuello. (D-5-8). 5: Fragmento de cerámica campaniense C. Cuerpo en forma de tronco de
cono invertido, muy abierto. Borde casi vertical, algo hacia el interior. (D-5-3). 6: Fragmento de cerámica
común clara. Boca saliente en forma de trompeta. Escalón entre el cuello y el cuerpo. (D-5-7). 7: Fragmento
de cerámica común gris. (D-5-5). Cuenco de borde aplicado; M . Vegas, (tipo 5), 6. 8: Fragmento de cerámica
común clara. Borde saliente grueso. (D-5-6).

FIGURA 102
1: Tegula con varios semicírculos concéntricos; bajo ellos, y en un rectángulo, la inscripción: "M •
PETRVCIDIVS • M F L E G - PRO PR • M • L I O " , puntos circulares. (D-5-16). 2: Fragmento de térra
sigillata hispánica con decoración de guirnaldas. (D-6-1). 3: Plato de térra sigillata hispánica. Borde saliente
con decoración de hiedra en relieve. (D'-6-10). Dragendorff 36. 4: Vaso de térra sigillata hispánica. Borde
saliente con decoración de hiedra en relieve. Línea horizontal incisa por el interior en la parte superior del
vaso. (D'-6-l). Dragendorff 35. 5: Vaso de cerámica marmorata de color beige y pasta roja. Borde exvasado
con decoración de hiedra. Cuerpo globular, con acanaladura de sección triangular en su parte superior.
(D'-6-17). Dragendorff 35. 6: Vaso de térra sigillata hispánica. Moldura horizontal convexa en el cuerpo,
sobre ésta, y hasta el borde, una amplia franja decorada a ruedecilla. Escotadura circular en la parte inferior
del fondo. (D'-6-6). Dragendorff 24.

175
F i g . 98

176
F i g . 99
Fig. 100

178
Fig. lül

179
Fig. 102

F I G U R A 103

I: Cuenco de térra sigillata hispánica. Cuerpo semiesférico. labio rebordeado en sus dos caras. Decora-
ción exterior de grupos de dobles líneas paralelas. (D'-6-9). Forma Ritterling 8. 2: Fragmento de térra sigillata
hispánica. Cuerpo globular. Base extendida. Decoración de motivos vegetales en el cuerpo. (D'-6-32). Ritter-
ling 8. 3: Fragmento de cuenco de térra sigillata hispánica. Cuerpo globular. Decorado con bandas de circuios
concéntricos entre molduras convexas. (D'-6-19). Forma 37. 4: Pequeño fragmento de térra sigillata hispá-
nica. Decorada con temas vegetales. (D'-6-31). 5: Base de térra sigillata hispánica. Sello rectangular con
inscripción muy deteriorada, y sólo legible en su parte superior. Muesca circular en la parte interior de la base..
(D'-6-5). Ritterling 8. 6: Base de cerámica campaniense A . Con varias circunferencias concéntricas en el
interior de la base. (D'-6-l8). 7: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica. Decoración de motivos
vegetales estilizados. (D'-6-33). 8: Fragmento de cuenco de térra sigillata hispánica. Decoración a ruedecilla
en un gran friso en la parte superior; bajo éste hay una gran moldura convexa. (D'-6-2). Dragendorff 25. 9:
Fragmento de tena sigillata hispánica, decorado con motivos geométricos y vegetales estilizados. (D'-6-34).
10: Fragmento de cerámica común gris, de pasta gris. Borde saliente. Una moldura convexa en arista bajo el
borde. (D'-6-29). 11: Fragmento de tetra sigillata hispánica, decorada con motivos florales dentro de anillos
concéntricos. (D-6-8).

F I G U R A 104

I: Fragmento de vaso de térra sigillata hispánica. De perfil carenado. Borde casi vertical y labio redon-
deado. Cuerpo en forma de casquete esférico. (D'-6-7). Dragendorff 16. 2: Vaso de vidrio de color amarillo
caramelo. Borde vertical. Cuerpo decorado con molduras verticales hasta la panza, en ella tres finas líneas
horizontales formando una pequeña moldura cóncava. (D'-6-26). 3: Fragmento de caliza muy deleznable, casi
blanca, tallada en forma de trenza. (D'-6-22). 4: Cerámica común. Pasta y engobe grises. (D-6-35). Olla con
borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1), 1.5: Fragmento de cerámica común de pasta y engobe rojos, con
tres acanaladuras concéntricas en su parte superior. (D'-6-l 1). Cuenco con borde horizontal Vegas (tipo 4), 5.
6: Fragmento de cerámica común rojiza, de pasta roja. Con una asa lateral de fijación vertical a nivel del
cuello. (D-6-28). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1).

180
Fig. 103
F i g . 104

182
FIGURA 105
I: Gollete de cerámica común roja, pasta roja. Cuello cilindrico. Borde saliente con el labio redondeado.
Sin decoración. (D'-6-30). 2: Plato de cerámica común con borde ahumado, de engobe rojo y pasta gris.
(D'-6-l4). Vegas (tipo 16), 17. 3: Pieza de mármol, quizás un mortero. Paredes gruesas. Cuerpo en forma de
casquete esférico. Borde horizontal saliente. (D-6-15). 4: Cuenco de térra sigillata clara. Cuerpo globular sin
decoración. Con dos acanaladuras en el cuello, y entre ellas una moldura convexa, más ancha y decorada.
(E'-3-l). Forma 9 de Hayes. 5: Fragmento de térra sigillata aretina. Con el interior y exterior formados por
una serie de molduras cóncavas y convexas. Algunas de éstas, en el exterior, se hallan decoradas. (E-3-12). 6:
Cuenco de térra sigillata clara. Cuerpo globular. En el exterior dos acanaladuras de sección triangular en la
zona del cuello. (E-3-6). Forma 9 de Hayes.

FIGURA 106
1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Parte inferior de un cuenco de cuerpo globular y pie pequeño
saliente. Decorado en la panza con un friso de hojas pareadas; sobre éste otro de dobles circunferencias
formadas por líneas onduladas, separadas por dobles líneas onduladas verticales de las que resultan circunfe-
rencias dentadas. (E'-3-3). Forma 37. 2: Cuenco de térra sigillata hispánica. Cuerpo de forma globular.
Decorado en su parte superior con una franja de grupos de semivalos concéntricos separados por tridentes.
En la parte inferior otro friso de hojas imbricadas. Entre ellos decoración en metopas, en una de ellas un ave u
otro animal no identificado, en otra una figura femenina, en una tercera un tema vegetal. (E-3-7). Forma 37.
3: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica, decorada con un friso de lo que parecen ser hojas y otro de
animales, separados ambos por una doble línea ondulada. (E'-3-l5). 4: Parte inferior de un cuenco de térra
sigillata hispánica, con moldura convexa horizontal al exterior y botón circular en la parte externa del fondo.
Decoración de figuras humanas, de animales y vegetales estilizadas. (E'-3-8). Forma 37. 5: Parte inferior de un
vaso de térra sigillata hispánica. Se conserva una parte del sello, situado en la parte externa del fondo, dentro
de una circunferencia. (E-3-10). Dragendorff 27. 6: Tapadera de cerámica blanca, fina. Con una amplia
moldura convexa. Decorada con motivos geométricos. (E-3-17).

FIGURA 107
1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuerpo globular. Base pequeña. Decoración en la panza en
frisos corridos, abajo lunas en cuarto creciente, arriba sólo podemos reconocer parte de una figura humana.
(E'-3-9). Forma 37. 2: Vaso de térra sigillata clara. Pie pequeño saliente. Borde amplio y saliente, con un
escalón en su parte superior. (E-3-5). Forma 3 de Hayes. 3: Vaso de térra sigillata clara. Borde saliente con
decoración de hiedra en relieve. (E'-3-l I). Forma 3 de Hayes. 4: Cuenco de térra sigillata hispánica. Estrangu-
lación en la parte central del cuerpo. Borde con labio redondo. (E-3-2). Forma 27. 5: Fragmento de térra
sigillata clara. Cuerpo de forma troncocónica invertida. Cuello con molduras tanto al exterior como al
interior. Borde con el labio redondeado. (E'-3-13). Forma 8 de Hayes. 6: Pequeño plato de cerámica común,
color rojizo claro. Paredes finas. Borde exvasado. Perfil muy abierto. (E-3-35). 7: Plato de térra sigillata
hispánica. Borde saliente grueso, con un escalón en su parte superior. (E'-3-14). Dragendorff 36. 8: Base de
térra sigillata hispánica con el fondo muy reentrante. (EV3-4). 9: Trozo de tapadera de cerámica común de
color anaranjado, de pasta color gris oscuro. Sin decoración. (E'-3-23). 10: Fragmento de cerámica común, de
color ocre. Cuerpo globular estrechándose hacia el borde, formando un cuello estrecho. Borde grueso
saliente. (E-3-26).

FIGURA 108
1: Fragmento de cerámica común, de color gris, ocre en el interior. Cuerpo liso al exterior y moldurado al
interior. (E'-3-37). Olla con borde horizontal. Vegas (tipo 4). 2: Fragmento de cerámica común, color marrón
grisáceo, tiznada. Cuerpo globular, estrechándose hacia el cuello. Borde vertical con una acanaladura en su
parte superior. Con un asa lateral de fijación vertical, con una estrangulación longitudinal descentrada
respecto al eje de simetría. (E'-3-30). 3: Cuenco de cerámica común, de color marrón claro, pasta más oscura.
Cuerpo de forma troncocónica invertida muy abierto, pues la base es muy estrecha en relación con el borde.
Borde vertical con una moldura horizontal saliente que lo recorre en todo su perímetro. Dos molduras
cóncavas en la parte inferior del cuerpo. (E'-3-27). Cuenco con visera. Vegas (tipo 10), 11. 4: Plato de cerámica
común, de color claro; borde saliente de perfil ondulado en su parte superior. (E'-3-40). 5: Fragmento de
cerámica común, cara externa de color rojizo, cara interna de color marrón claro. Borde entrante, labio
redondeado. Moldura cóncava al interior, en la parte superior del cuerpo. (E'-3-22).

FIGURA 109
I: Fuente de cerámica común, de color marrón claro. De grandes dimensiones, pues la boca mide
aproximadamente 54 cm. de diámetro. Cuello indicado por un estrangulamiento. Borde saliente. (E'-3-25). 2:
Parte superior de una ánfora de color gris-rojizo. Borde exvasado. (E-3-42). 3: Fragmento de una posible

183
F i g . 105
F i g . 106

1X5
F i g . 107

186
Fig. 108

187
palmeta de terracota. (E-3-196}. 4: Boca de térra sigillata hispánica. Forma de trompeta, con el borde algo
más saliente. Dos molduras cóncavas en la parte interior del borde. (E'-3-16). 5: Fragmento de cerámica
común, de color marrón-rojizo. Cuerpo globular, con una boca muy estrecha con el borde vertical formando
un gollete, labio redondeado. (E-3-41). 6: Cerámica común, de color rojizo oscuro. Olla con borde vuelto
hacia fuera, Vegas (tipo 1), I. (E-3-34). 7: Fragmento de cerámica común, de engobe marrón claro y pasta
gris-marrón. Cuerpo de forma troncocónica invertida con molduras cóncavas al interior. Borde saliente muy
grueso. (E'-3-24).

FIGURA I 10

1: Fragmento de cerámica común de color rojizo. Cuenco con borde aplicado. Vegas (tipo 5). 6. 5.
(E'-3-32). 2: Cuenco de cerámica común de color claro. Borde saliente. Decorado al interior con líneas
horizontales. Molduras cóncavas al exterior en la zona de la panza. Cuenco con visera. Vegas (tipo 10). 11.
(É-3-33). 3: Plato de cerámica común, de color rojizo oscuro. Perfil muy abierto con el borde saliente. Sin
decoración. (E-3-34). 4: Cuenco de cerámica común, de color marrón oscuro, tiznado. Moldura muy saliente
al interior en el borde. (E-3-36). 5: Fragmento de cerámica común, de color rojizo claro. Borde exvasado
con el labio geminado. (E'-3-35). 6: Base de un recipiente de cerámica fina, de color marrón oscuro. Molduras
tanto en el interior como en el exterior. (E'-3-29). 7: Fragmento de cerámica fina, de color marrón-rojizo.
Barbotina. Cuello estrangulado y borde horizontal saliente. Paredes finas. (E'-3-20). 8: Base de cerámica
común, de color claro, con una banda rojiza pintada en la zona de apoyo, Fondo reentrante al interior.
(E-3-28).

FIGURA 111

I: Fragmento de jarra de cerámica común, de color gris oscuro. Cuerpo liso al exterior y moldurado al
interior, borde saliente. Con un asa lateral de fijación vertical y sección circular. (E'-3-38). 2: Fragmento de
cerámica común con un sello en el que se lee parte de una inscripción: " . . . X PR C A E . . . / . . . VLP1 . . .".
nexo A E . (E-3-183). 3: Cerámica común, de color claro, ondulada al interior y al exterior. (E'-3-31). 4:
Cuenco de tena sigillata clara anaranjada. Con dos molduras cóncavas en el interioren la zona del cuello; al
exterior, en esa misma zona, una gran moldura convexa con decoración a ruedecilla. Entre el cuerpo y la
panza dos hileras horizontales de gotas incisas. Forma 8 de Hayes. (E'-4-173). 5: Gollete de cerámica campa-

Fig. 109

188
F i g . I lü

189
190
niense B. De perfil hiperbólico. (E'-4-177). 6: Cuenco de térra sigillata hispánica. Decoración en bandas
horizontales, en la superior semicircunferencias concéntricas, en la inferior temas vegetales; separadas ambas
por dos líneas onduladas. (E'-4-167). Forma 37. 7: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica, en la que se
ve parte de un animal, probablemente un perro, en actitud de carrera. (E'-4-168).

FIGURA 112
1: Torso de una figurilla votiva masculina togada. De barro cocido. (E'-4-189). 2: Cuenco de cerámica
campaniense B. Cuerpo globular. Borde saliente. Molduras en el cuello. (E'-4-178). 3: Fragmento de una
cabeza humana hueca, de terracota, de color anaranjado. (E*-4-191). 4: Plato muy plano de cerámica común,
quemada. Con decoración de dobles circunferencias concéntricas incisas, tanto al interior como al exterior.
(E'-4-176). 5: Fragmento de ladrillo con la inscripción: " M • P E T R V C I D . . . / L E G • PRO • PR • . . ."en una
cartela rectangular. (E'-4-181). 6: Trozo de piedra con decoración en relieve de una figura inidentificada,
probablemente humana. (E'-4-175). 7: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica. Decoración en bandas
de anillos circulares con rosetas en su interior. (E'-4-l69). 8: Pequeño fragmento de cerámica ibérica con
bandas circulares pintadas. (E'-4-6b-4). 9: Similar a la anterior, aunque de paredes más gruesas. (E'-6b-3). 10:
Plato de térra sigillata clara. Borde exvasado decorado con hojas de hiedra en relieve. (E-6-10). Forma 3 de
Hayes.

FIGURA 113
1: Fragmento de plato de térra sigillata hispánica. Borde saliente con el labio rematado en arista. (E'-6-7).
Dragendorff 18. 2: Parte inferior de un plato de térra sigillata hispánica con decoración exterior, en la panza,
de dos hileras enfrentadas de gotas. Circunferencias concéntricas en el exterior de la base. (E'-6-17). Forma
37. 3: Fragmento de cuenco de térra sigillata hispánica. Estrangulamiento en el centro del cuerpo. Borde
saliente. (E-6-6). Dragendorff 27. 4: Vaso de térra sigillata hispánica. Estrangulamiento en el cuerpo. Borde
saliente. Sello en el interior de una circunferencia, en la parte interior del fondo, con la inscripción: "ECR".
(E-6-14). Dragendorff27. 5: Parte inferior de un vaso de térra sigillata hispánica, con la inscripción: "VIA. .
R" en el interior de dos circunferencias concéntricas, situadas en la parte interior de la base. (E-6-35). 6:
Similar al anterior, pero con la inscripción: " . . . IFO". Dragendorff 27. (E-6-39). 7: Id., con la inscripción: "..
. MMR". (E'-6-l). 8: Id., con la inscripción borrada. (E'-6-4l). Ritterling 8. 9: Pequeño vaso de térra sigillata
hispánica. Con una moldura saliente entre el cuerpo y la panza. Escotadura en el cuello. Decoración de
incisiones en el cuerpo. (E-6-8). Dragendorff 25. 10: Fragmento de cerámica común blancuzca, pasta del
mismo color. Cuerpo de forma troncocónica invertida. Dos molduras convexas en la zona del cuello.
(E'-6-2l).

FIGURA 114
1: Plato de cerámica rojiza, de pasta roja. Dos molduras cóncavas al exterior en la zona del cuello.
(E'-6-4). 2: Plato de térra sigillata clara. Separación entre el cuerpo y la panza por una arista. Borde horizontal
saliente, con un escalón en su extremo. (E-6-11). Forma 6 de Hayes. 3: Base de térra sigillata hispánica, con
sello del que se conservan tres letras (M,S,P), dispuestas en forma circular, en el interior de dos circunferen-
cias concéntricas, situadas en la parte interna de la base. (E'-6-40). Dragendorff 27. 4: Fragmento de térra
sigillata hispánica. Decorado en dos registros; en el superior semióvalos concéntricos alternando con triden-
tes, separado del otro registro, cuyo tema es difícil de distinguir, mediante dos líneas onduladas. (E-6-34).
Forma 37. 5: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica. Decoración dividida en tres registros; en el
superior tema repetido no identificado, en el central lafigurade un animal a la carrera, y en la inferior el tema
de los semióvalos concéntricos separados por tridentes. (E'-6-30). Forma 37. 6: Fragmento de térra sigillata
hispánica. Decoración en dos franjas separadas por dos líneas onduladas, en la superior los semióvalos
concéntricos separados por tridentes, en la inferior una figura animal. (E'-6-18). Forma 37. 7: Pequeño
fragmento de térra sigillata hispánica. Decorado con lo que parecen temas vegetales estilizados. (E'-6-43). 8:
Fragmento de térra asigillata hispánica. Decoración en bandas horizontales de temas geométricos como
rombos, circunferencias, etc. y temas vegetales estilizados. (E'-6-42). 9: Fragmento de térra sigillata hispánica,
decorado con el tema de los semióvalos concéntricos bajo una doble línea ondulada. (E'-6-19). 10: Fragmento
de térra sigillata hispánica. Decoración en bandas separadas por líneas paralelas; no identificamos el tipo de
decoración de la parte superior, en la inferior grupos de tres hojas imbricadas. (E'-6-38). 11: Fragmento de
térra sigillata hispánica. Decoración de hileras horizontales de temas geométricos; bajo éstos se ve la figura de
un ave. (E'-6-37). 12: Fragmento de borde de térra sigillata hispánica. Decoración en dos cenefas; en la
superior semióvalos concéntricos separados por tridentes, en la inferior temas vegetales. (E-6-15). 13:
Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica con decoración de temas geométricos o vegetales estilizados.
(E'-6-9). 14: Fragmento de pasta gris, imitación tosca de la cerámica barbotina. (E'-6-3).

191
Fig. 112

192
F i g . 113

193
194
FIGURA 115
1: Borde de plato de térra sigillata hispánica. Borde saliente, con una franja horizontal pintada de negro
en el interior. (E'-6-7). Forma 37 tardía. 2: Cuenco de cerámica común rojiza, pasta también rojiza. Borde
exvasado y escalonado en la parte superior. (E'-6-2). 3: Fragmento de cerámica común, engobe de color
marrón claro, pata marrón. (E'-6-25). Cuenco en borde horizontal. Vegas (tipo 4), 5. 4: Cuenco de cerámica
común clara, de pasta clara. Estrangulación en el cuello. Borde exvasado y escalonado, con una muesca en su
parte superior. (E'-6-12). 5: Fragmento de cerámica común marrón, de pasta gris. Cuerpo ondulado al
exterior, liso al interior. Borde grueso saliente, con el labio geminado. (SBN-1-29). 6: Fragmento de cerámica
común marrón, de pasta gris. (E-6-30). Cuenco en borde horizontal. Vegas (tipo 4), 5. 7: Cuenco de cerámica
común roja, de pasta gris con inclusiones rojas. Borde no diferenciado del cuerpo. Dos pequeñas molduras
cóncavas al interior en la parte superior. (E'-6-22).

FIGURA 116
I: Cuenco de cerámica común, con el exterior de color gris, quemado; pasta roja. (E'-6-13). Cuenco de
paredes alisados con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 8), 7, 3. 2: Fragmento de cerámica común de
engobe rojizo y pasta roja. (E-6-24). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1), 1, 4. 3: Escudilla de
cerámica común clara, de pasta gris. Base estirada. Borde vertical con un escalón en su parte superior. Base
muy gruesa. Sin decoración. (E-6-3). 4: Fragmento de cerámica de pasta clara. (E'-6-26). 5: Fragmento de
cerámica común rojiza, pasta del mismo color. Borde vuelto. (E'-6-2). Olla con borde vuelto hacia afuera.
Vegas (tipo 1), 1,4. 6: Plato de cerámica común de engobe rojizo y pasta roja. De forma troncocónica
invertida, muy abierta. Borde no diferenciado, labio redondeado. (E-6-4). 7: Cuenco de cerámica común, de
engobe marrón y pasta gris. Cuerpo globular. Cuello sólo distinguible por una pequeña escotadura. Borde
vertical grueso, con una moldura cóncava en la parte superior. (E'-6-29). Cuenco con borde aplicado. Vegas
(tipo 5), 6.

FIGURA 117
1: Anfora olearia de cerámica común de engobe rojizo, pasta también rojiza. No se ha conservado el
cuerpo. El borde es grueso y escalonado. (E'-6-27). 2: Boca de ánfora olearia de color claro, pasta clara. Borde
saliente. Con dos asas laterales homologas, de fijación vertical, de sección oval y con una acanaladura central.
(E-6-32). Beltrán Va. Siglo 1 a. C. y I p. C. 3: (E'-6-5). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1), 1. 4:
Borde de ánfora de cerámica común. Borde saliente. (E'-6-8). 5: Fragmento de tegula con la inscripción: ". . . .
RVCID1VS RO • PR • M . . . . " , de la que, de la primera línea, sólo se conserva la parte inferior de
las letras. Los puntos son circulares. (E-6-23). 6: Cerámica común de engobe rojizo y pasta gris. (E'-6b-5).
Cuenco con borde horizontal. Vegas (tipo 4), 5. 7: Fragmento de térra sigillata hispánica. Borde saliente
horizontal. (E'-6-16). Forma 5.

FIGURA 118
1: Fragmento de cerámica campaniense. Base con pie saliente y moldura convexa de sección triangular.
(PAS-7). 2: Fragmento de cerámica campaniense de pasta gris (campaniense C). Base con pie saliente.
(PAS-8). 3: Plato de color rojizo y pasta roja con inclusiones de mica. Posiblemente fuera un plato de
pescado, imitación indígena de los platos áticos de barniz negro. Borde exvasado. (PAS-1). 4: Cuenco de térra
sigillata clara. Cuerpo semiesférico. Labio ancho saliente. (PAS-5). Forma 99 de Hayes. 5: Olla con borde
vuelto hacia afuera. Gosse. E. (1950), 534 - Trier s. 11 p. C. (PAS-6). 6: Olla con borde vuelto hacia afuera.
Vegas (tipo 1), 1. (PAS-3).

FIGURA 119
1: Copita plana de boca ancha. Vegas (tipo 22), 20, 5. (PAS-2). 2: Olla con borde vuelto hacia afuera.
Vegas (tipo 1), 1. (PAS-4). 3: Parte inferior de una olla de cerámica común de color rojizo claro y pasta gris.
Mal cocida. Cuerpo globular. Base no diferenciada. Fondo muy reentrante. (PAS-9). 4: Fragmento de térra
sigillata clara, color rojo claro y pasta gris-rojiza. Borde grueso y algo saliente en dirección horizontal.
(SBC-1-35). Forma 99 de Hayes. 5: Fragmento de cerámica común gris, pasta del mismo tono. Cuerpo
troncocónico invertido, liso al interior y ondulado al exterior. Sin cuello diferenciado. Borde de sentido
vertical y algo saliente por ser más grueso que el cuerpo. (SBC-1-34). 6: Fragmento de cerámica común, de
color rojizo claro y pasta gris. Cuello cilindrico. Borde de mayor diámetro que el cuello. Líneas horizontales
decorativas en el nombro. (SBC-1-33).

19<
Fig. 1 15

196
Fig. 116

197
Fig. 117

F I G U R A 120

I: Olla para guardar provisiones de pasta gris. Dos asas laterales homologas de fijación vertical, con una
escotadura longitudional disminuyendo progresivamente hacia la parte inferior. (l-BNS-23)-. Vegas (tipo 48).
41, 8. 2: Fragmento de cerámica común de pasta gris. Cuello hiperboloide. Borde saliente. (I-BNS-24). 3:
s
Similar al n anterior. (l-BNS-22). 4: Plato de térra sigillata hispánica, de pasta gris-rosácea. Borde saliente
no diferenciado claramente del cuerpo. Sin decoración. (l-BNS-21). Dragendorff 18. 5: Plato de térra sigillata
hispánica, de pasta gris rosácea. Borde saliente. Con dos líneas horizontales cn la parte inferior del cuerpo.
(PAN-1-17). Dragendorff 18. 6: Plato de cerámica campaniense de pasta gris-amarillenta. Cuerpo de forma
troncocónica invertida muy abierta, con el borde saliente. (PAN-1-15). 7: Copa de cerámica común, de color
gris oscuro y pasta gris algo más clara. Cuerpo globular con el borde entrante y labio redondeado. Sin
decoración. (PAN-1-13). Imitación de la vajilla de mesa. Vegas (tipo 21). 19.

FIGURA 121

I: Fragmento de cerámica común de color gris-rojizo y pasta gris. Cuerpo ondulado interiormente. Borde
vuelto. Dos asas laterales homologas de fijación vertical al nivel del cuello, de las que sólo se conservan el
arranque. ( P A N - I - 1 1 ) . 2: Fragmento de la pared de una vasija de cerámica común rojiza y pasta gris. Con un
asa de forma circular y sección también circular. ( P A N - I - I 6 ) . 3: Fragmento de cerámica común de color
grisáceo claro y pasta gris. Cuerpo globular con varias líneas horizontales en el hombro. Cuello más estrecho,
alto y de sección hiperboloide. Borde saliente con el labio geminado. ( P A N - 1 - 1 4 ) . 4 : Fragmento de ánfora
ibero-romana de pasta grisácea. Cuerpo globular. Boca de tendencia cónica, rebordeada en las dos caras.
(PAN-I-I8).

F I G U R A 122

I: Fragmento de cerámica común, de color blanco-rojizo y pasta gris. Cuerpo de tendencia troncocónica
liso al exterior y ondulado al interior. Cuello estrangulado y borde vuelto. (PAN-1-10). 2: Cerámica común
rojiza, pasta del mismo color. (PAN-1-12). Copita plana de boca ancha. Vegas (tipo 22). 20. 3: Cuenco de
cerámica campaniense, por la parte externa la desaparición del barniz negro deja ver una capa roja: pasta gris
amarillenta. Cuerpo globular y borde reentrante. (PAN-1-19, 20). 4: Plato de térra sigillata clara. Borde
horizontal saliente con un escalón en su extremo. Moldura cóncava en el interior del cuerpo. (CAP-2). Forma
6 de Hayes. 5: Cuenco de térra sigillata clara. Cuerpo globular con dos molduras cóncavas de sección
triangular en su parte superior. Borde con el labio a bisel hacia el interior. (CAP-1). 6: Fragmento de cerámica
común. Cuerpo moldurado al interior. Con una estría de sección triangular en la panza. Pie pequeño saliente.
Fondo horizontal grueso. (CAP-3).

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Fig. 1 18

199
Fig. i 19

.'.()()
F i g . 120

201
Fig. 121

202
.1

Fig. 122

F I G U R A 123

1: Fragmento de cerámica común rojiza, de pasta gris. (SBN-1-32). Olla con borde vuelto hacia afuera.
Vegas (tipo 1), 1. 2: Cerámica de color rojizo y pasta marrón, de mala calidad. (SBN-1-25). Olla con borde
vuelto hacia fuera. Vegas (tipo I), 1. 3: Fragmento de cerámica común. Color rojizo apagado, pasta gris.
(SBN-1-26). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1). 2. 4: Cerámica común, de color rojizo y pasta
rojiza con inclusiones grises. (SBN-1-28). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1), I. 5: Plato de
cerámica común de poco fondo. Paredes muy gruesas. Fondo reentrante. (SUN-1-27). 6: Base de cerámica
común, de color rojizo y pasta rojiza con inclusiones grisáceas. Decoración en la parte interior del fondo de
cuatro hojas dentadas opuestas dos a dos. (SBN-1-30). 7: Fragmento de placa de piedra caliza de mala calidad
con decoración en relieve. (SBN-1-31).

F I G U R A 124

I: Fragmento de lucerna de pintura roja y pasta clara. Se conserva el agujero central. Decorada con la
figura de un animal corriendo. (A-3-9). 2: Fragmento de lucerna de color claro y pasta clara. Con decoración
de una figura humana en actitud de carrera. (B-6-31). 3: Fragmenta de lucerna, decorada con un torso
humano. (B-6-186). 4: Fragmento de la base de una lucerna. Se conserva el sello, en el que se lee: "MNOVI-
V1 SI". (B-6-185). 5: Fragmento de lucerna. Se conserva el hueco circular. Tema decorativo no identificado.
(C-3-119). 6: Fragmento de lucerna. Decorado con un gladiador con escudo, espada corta y casco con
cuernos de ciervo. (C-3-1 17). 7: Fragmento de lucerna. No podemos identificar el tema que le servía de
decoración. (C-3-1 18). 8: Fragmento de lucerna. Tema decorativo no identificable. (C-3-120). 9: Fragmento
de lucerna. Se conserva la parte del asa. Se conserva la inscripción, en el interior de dos circunferencias
concéntricas, en la que se lee: "IVSTI". (C-4-21). 10: Fragmento de lucerna. Se conserva parte del agujero
circular. No llevaba decoración. (C-4-64). 11: Fragmento de lucerna. Se conserva sólo una parte de la
inscripción, leyéndose: "NV. . .". (C-4-24). 12: Fragmento de lucerna. Difícilmente legible la inscripción,
conservada sólo en parte. (C-4-22). 13: Fragmento de lucerna. Se conserva la parte del asa. Decorada con
motivos vegetales. (C-4-20). 14: Fragmento de lucerna. Decoración de temas geométricos en una banda
circular. (D'-4-157). 15: Fragmento de lucerna, de color claro con algunos toques de color marrón rojizo.
Decoración no identificable. (D-5-10). 16: Fragmento de lucerna, de color claro con toques rojizos. Decora-
ción inidentif'icada. (D-5-9). 17: Fragmento de lucerna. Decorada con una flor central de tres hojas. (C-5-
188). 18: Fragmento de lucerna de color rojo y pasta roja. Se conserva la zona del asa. Sin decoración.
(D'-6-13). 19: Fragmento de lucerna de color claro y pasta clara. Con decoración geométrica. (D'-6-23). 20:
Fragmento de lucerna, de color beige y pasta clara. Decorada con una figura humana sedente. (D'-6-36).

203
F I G U R A 125

I: Fragmento de lucerna. Decorada con motivos geométricos. (D'-6-2I). 2: Fragmento de lucerna, de


pasta beige. Decorada con una figura humana. (D'-6-12). 3: Pequeño fragmento de lucerna de color gris
rojizo. Decorada con un tema no identificado. (E-3-19). 4: Pequeño fragmento de lucerna, de color rojizo
anaranjado. Decoración geométrica. (E'-3-18). 5: Fragmento de lucerna de color oscuro. Inscripción en la que
se lee: "C1VNAU X". (E'-3-45). 6: Fragmento de lucerna de color marrón-rojizo oscuro. Todo el cuerpo se
halla decorado con pequeños círculos. (E'-3-21). 7: Fragmento de lucerna. Decoración con animales. (E'-4-
174). 8: Fragmento de lucerna de color claro y pasta clara. Con el agujero para la mecha. (E'-6b-l). 9: Lucerna
de color claro y pasta rojiza. Decorada con una cruz griega con pequeños círculos en su interior, y cuatro
círculos mayores fuera y junto a las intersecciones de los brazos. (E'-6-33). 10: Fragmento de lucerna, de pasta
blanca. Decorada con temas vegetales. (E'-6-28). 11: Fragmento de lucerna, de pasta clara. Decoración de
motivos vegetales. (E'-6-26).

FIGURA 126

1: Varilla de hierro con una pequeña cabeza redonda, algo doblada de 9 cm. de longitud. (A-5-138). 2:
Anzuelo de hierro. (A-5-139). 3: Objeto de hierro en forma de anillo con un apéndice. (A-5-140). 4: Fragmento
de cadena de cobre. (B-6-34). 5: Espátula de cobre de 16 cm. de longitud. (B-6). 6: Objeto de hierro de forma
cónica muy alargada, con un apéndice en la base. (C-3-107). 7: Varilla muy fina de hierro. (C-3-108). 8: Id.
(C-3-109). 9: Anzuelo de hierro. (C-3-110). 10: Anillo de hierro de 20 mm. de diámetro y 2 mm. de sección.
(C-3-113). 11: Anillo de hierro de 21 mm. de diámetro y 4 mm. de sección. (C-3-1 12). 12: Jintinábulum de
hierro. Sin badajo. Con aro en la parte superior para colgarla. (C-3-1 I I). 13: Clavo de hierro. (C-3-106). 14:
Id. (C-4-43). 15: Id. (C-4-44). 16: Id. (C-4-46). 17: Fragmento de clavo doblado, no se conserva la cabeza.
(C-4-52). 18: Fragmento de cobre, quizás de un anillo. (CM-51). 19: Clavo de hierro. (C-4-45). 20: Objeto
informe de plomo. (C-4-54). 21: Clavo de hierro. (C-4-47). 22: Id. (C-4-48). 23: Id. (C-4-49). 24: Objeto de
plomo, de forma inidentificada. (C-4-56). 25: Varilla muy fina y curvada, de cobre. (C-4-50). 26: Objeto de
forma cónica, de plomo. (C-4-55). 27: Varilla alargada de plomo. (C-4-53). 28: Tapadera circular de cerámica
común rojiza, de 10 cm. de diámetro. (D'-4-l 58). 29: Fragmento alargado de hierro. (D'-4-l 59). 30: Posible
colgante de hierro, en forma de corazón. (DM-162). 31: Varilla de hierro. (D'-4-l61). 32: Anillo de cobre de 23
mm. de diámetro y 3 mm. de sección. (D-5-14)

Fig. 123

204
F i g . 124

205
Fig. 125

206
Fig. 126

207
FIGURA 127
1: Objeto de bronce de forma semicircular y sección romboidal. (D-6-2). 2: Cruz de bronce de doble
travesano. Los vértices de éstos terminados en círculos. Agujero en el centro del travesano superior. Decora-
ción de incisiones. Por la parte posterior dos pequeñas asas. (D-6-16). 3: Fragmento de plata de felino, en
bronce. (E'-6-31). 4: Objeto de plomo de forma no identificada. (D'-6-25). 5: Parte superior de una botella de
vidrio. Cuerpo globular. Estrangulamiento entre el cuerpo y el cuello, éste último de forma aproximadamente
cilindrica. Borde horizontal saliente. Paredes finas. (A-5-142). 6: Plato de vidrio. Forma troncocónica inver-
tida y base saliente. (A-5-143). 7: Fragmento de la boca de un recipiente de vidrio con el borde plano saliente.
(A-5-141). 8: Platito de vidrio de color plateado y forma troncocónica muy abierta. (E'-3-66). 9: Parte
superior de una anforita de vidrio. Cuello cilindrico. Borde saliente. Con el arranque del asa. (B-6-35). 10:
Parte superior de un recipiente de vidrio, de forma aproximadamente cilindrica. Moldura cóncava de sección
triangular entre el cuerpo y el cuello. Borde saliente. 11: Adorno cuatrilobulado de vidrio de color azul-
celeste. (C-5-5). 12: Parte inferior de un recipiente de vidrio incoloro, con cuatro apéndices de apoyo. (C-5-4).
13: Parte inferior de una botella de vidrio de sección heptagonal, con el fondo reentrante. (C-5-6).

FIGURA 128
1: Fragmento de vidrio. Cuerpo globular y base cóncava al exterior. (C-4-60). 2: Fragmento de un
lacrimatorio de vidrio. Fino gollete de forma cónica. Borde saliente. (C-4-194). 3: Base de vidrio de color
verde, muy traslúcido. Plana al exterior. (C-5-14). 4: Base de vidrio incoloro. (C-5-12). 5: Base de plato de
vidrio. Color ligeramente verdoso. Fondo plano. Paredes muy finas. (C-5-13). 6: Fragmento de asa de vidrio.
Color verde poco traslúcido. Sección elíptica con molduras en una de las caras. (C-5-15). 7: Base de vidrio
incoloro, con dos molduras convexas circulares en el fondo. (D-5-13). 8: Base de botella de vidrio. De color
ligeramente blanquecino. Fondo reentrante y paredes rectas. (D-5-12). 9: Pequeño fragmento de vidrio, de
color azul-celeste muy intenso. (D-5-11). 10: Boca de una vasija de vidrio, con el borde horizontal saliente y
cuerpo de forma troncocónica invertida. (D'-4-166). 11: Boca de recipiente de vidrio con el borde exvasado.
Labio redondeado. (D'-4-l 64). 12: Boca de recipiente de vidrio. Cuerpo cilindrico y borde horizontal saliente.
(D'-4-165). 12: Boca de recipiente de vidrio. Cuerpo cilindrico y borde horizontal saliente. (D'-4-165). 13:
Cuenta de un colgante, de arcilla. (D'-4-163). 14: Fragmento casi rectangular de vidrio verde. (E'-3-52). 15:
Fragmento de vidrio, de color caramelo, con dos molduras convexas. (D'-6-27). 16: Copa de vidrio de cuerpo
troncocónico invertido, muy abierto. Base saliente en forma de campana. (E-3-37). 17: Parte superior de un
recipiente de vidrio, incoloro. Cuerpo cilindrico y borde saliente. (E'-3-53). 18: Fragmento de asa de vidrio, de
color azul celeste, muy opaca. (D'-6-24). 19: Pie de un recipiente de vidrio incoloro. (E-3-54). 20: Parte
inferior de una botellita o lacrimatorio de vidrio color azul-verdoso. (E'-3-51).

FIGURA 129
1: Fragmento inidentificado de vidrio. Color verde aguamarina, muy brillante. (B-6-32). 2: Fragmento de
recipiente de vidrio. Cuerpo cilindrico. Borde escalonado. (E'-4-180). 3: Colgante de vidrio, de pasta de color
azul oscuro. Varias figuras femeninas en relieve. (E'-4-198). 4: Parte superior de una botella de vidrio. Cuerpo
globular. Cuello alto troncocónico. Borde horizontal saliente. Paredes finas. (E'-6b). 5: Botón perteneciente a
una tapadera de vidrio. (E'-4-179). 6: Colgante de hueso representando un antebrazo humano con el puño
cerrado, en la parte contraria al puño un rostro humano. (B-6-187). 7: Pieza moldurada de hueso. (B-6-17). 8:
Fragmento de flauta de hueso. (C-3-125). 10: Aguja de hueso de cuerpo ahusado y cabeza redonda. (C-3-
114). 11: Aguja ósea. (C-3-115). 12: Aguja ósea con ojo en la parte superior. (C-4-59). 13: Aguja ósea con
cabeza redonda. (C-4-57). 14: Id. (C-4-58). 15: Larga aguja de cobre muy fina, con cabeza redonda. (C-5-5).
16: Fragmento de aguja de hueso con cabeza cilindrica. (D'-4-160). 17: Piedra cilindrica, con dos caras
opuestas planas. (D-5-15). 18: Aguja ósea con ojo en su parte superior y más ancha. (C-3-116). 19: Aguja ósea
Q
con ojo en su parte superior y más ancha. (C-3-116). 19: Fragmento de una aguja de hueso similar a la del n
anterior. (E'-3-46). 20: Pieza de hierro, en forma de varilla cilindrica con un extremo doblado y el otro
acabado en un prisma rectangular. (E'-3-49). 21: Aguja de hueso con ojo en la parte más gruesa. (E-3-47). 22:
Fragmento de aguja ósea. (E'-4-170). 23: Id. (E'-4-l71). 24: Pieza de hierro en forma de varilla cilindrica con
un disco circular junto a uno de sus extremos. (E'-4-172). 25: Borde moldurado de mármol blanco. (E-3-44).
26: Objeto de cobre. En forma de dos troncos de cono de diferente tamaño uno encima del otro. (E'-3-50). 27:
Ficha de hueso. Forma circular de 21 mm. de diámetro. (E'-3-43). 28: Aguja de hueso. (E-3-48).

FIGURA 130
I: Jarro visigodo que se conserva completo, procedente de la tumba n& 14. Base plana. Cuerpo globular
disminuyendo de grosor hacia la parte superior. Cuello de perfil hiperbólico. Borde grueso saliente con el
labio redondeado. Con un asa lateral de fijación vertical en el borde y el hombro. (Tumba 14 - 197).

208
209
Fig. 128

210
211
FIGURA I3I
I: Cuenco panzudo de tena sigillata hispánica. Decoración exterior con una cénela horizontal de semió-
valos; bajo ella una escena animada donde se observa una libre y elementos vegetales. 2: Vaso de tena sigillata
hispánica con un sello al interior donde se lee: "ORNI". 3: Vasito de sigillata hispánica. 4: Id. anterior, sello
"BASSI" al interior. 5: Cuenco de cerámica común no decorado. Incisión horizontal próxima al borde. 6:
Base de cerámica común decorada al interior con motivos geométricos y vegetales estilizados. 7: Plato de
sigillata clara con decoración de circuios de incisiones al interior. 8: Pequeño fragmento de tena sigillata
hispánica decorado con círculos concéntricos. 9: Pequeño fragmento de sigillata hispánica decorado con
motivos vegetales estilizados. 10: Base de térra sigillata clara.

FIGURA 132

I: Vaso de sigillata hispánica decorado al exterior con cenefas de medallones con figuras en su interior. 2:
Cuenco de cerámica común sin decoración. 3: Base de cerámica térra sigillata clara con decoración de
incisiones concéntricas al interior. 4: Fragmento de tena sigillata clara. Borde de labio vuelto, decorado con
hojas en relieve. 5: Cuenco de térra sigillata clara con labio vuelto, sin decoración. 6: Cuenco de cerámica
común no decorada. 7: Fragmento de tena sigillata hispánica decorado con motivos animales y vegetales
estilizados. 8: Fragmento de sigillata hispánica decorado con motivos animales y vegetales estilizados. 9: Id.
número 4. 10: Vaso de térra sigillata clara, decoración punteada a ruedecilla al exterior. I I: Id. número
cuatro.

F i g . 130

212
Fig. 131

213
FIGURA 133

I: Fragmento de térra sigillata clara. Borde de labio vuelto decorado con hojas en relie\e. 2: Jarro sin
asas de cerámica común. Decoración ondulada al interior en la pan/a. 3: Olla de cerámica común, perfil
mixtilíneo en la zona del cuello. Cuerpo globular. 4: Jarro de cerámica común con dos asas laterales de
fijación vertical. Ondulado al interior. 5: Fragmento de cerámica común (posible asa). 6: Aguja de hierro.

F I G U R A 134

1: Fragmento de lucerna. Decorado todo el cuerpo con semiesferas en relieve. (C-l b-10). 2: Fragmento de
lucerna. Decoración en el borde de racimos en relieve, y en el centro un animal. (C-lb-8). 3: Fragmento de
lucerna, con el borde decorado con una serie de semióvalos concéntricos. (C-3b). 4: Fragmento de lucerna,
con inscripción en la que se lee: "CORSIRES". (B-3-76). 5: Fragmento de lucerna, con inscripción (B-3-77). 6:
Fragmento de lucerna, con decoración geométrica. (B-3-71). 7: Pequeño fragmento de lucerna con decoración
de un tema no identificado. (B-3b-353). 8: Fragmento de lucerna con decoración, destaca una media luna.
(B-3b-352). 9: Pequeño fragmento de cerámica. Decoración de un tema no identificado. (B-3b-354). 10:
Fragmento de lucerna decorado con un animal en actitud de carrera. (B-3b-359). I I: Fragmento de lucerna sin
decoración. (B-4a-!84). 12: Trozo de lucerna con decoración en el círculo central de un carro tirado por
caballos. (B-4a-179). 13: Trozo de lucerna con la inscripción: "CFABFVS". (B-4a-181). 14: Fragmento de la
zona del asa de una lucerna, sin decoración. (B-3-266). 15: Trozo de lucerna con decoración de una figura
humana. (B-4a-181). 14: Fragmento de la zona del asa de una lucerna, sin decoración. (B-3-266). 15: Trozo de
lucerna con decoración de una figura humana. (D-2-204). 16: Fragmento de lucerna. Sólo se conserva el asa y
parte del cuerpo. (D-3a). 17: Fragmento de lucerna con el cuerpo decorado con incisiones circulares. (B-4c-l).
18: Pequeño fragmento de lucerna decorado con un friso de círculos incisos en el interior de semióvalos, y
otro de hilera de círculos. (B-4c-5). 19: Fragmento de lucerna, decorado con un tema muy similar al del trozo
s
descrito en el n anterior. (B-4c-2). 20: Pequeño fragmento de lucerna. Decoración de círculos y hojas en un
friso circular. (D-3a).

Fig. 132

214
Fig. 133

F I G U R A 135

1: 43 (pedazo de tegula, terracota). 2: (palmeta, terracota). 3: (id.). 4: 34 (mármol). 6: 37 (id.). 7: 38 (id.).

FIGURA 136

I: 29 (mármol). 2: 32 (id.). 3: 39 (tégula. terracota). 4: (terracota). 5: 27 (mármol). 6: 31 (id.). 8: D-3-35


(id.). 9: 36 (id.). 10: 30 (id.). I 1: 42 (id.).

FIGURA 137

1 : D-3-44 (tégula). 2: 28 (mármol). 3: B-3-45 (tégula). 4: 41 (mármol).

F I G U R A 138

1: C-3b. 2: C-3b. 3: D-2. 4: D-2. 5: D-2. 6: D-2. 7: D-3. 8: E-2. 9: F-3-202. 10: B-3c. 11: D-2. 12: F-3.

F I G U R A 139

1: A - l . 2: A - 3 . 3: A-4. 4: A-4b. 5: A-4b. 6: A-4b. 7: A-4b. 8: A-4b. 9: A-4b. 10: B-3. I I: C-2a. 12: C-2a. 13:
C-2a.

215
Fig. 134

216
F i g . 135

217
F i g . 136

218
Fig. 137

219
Fig. 138

220
o ion.

F i g . 139

221
FIGURA 140
1, 3, 4, 6, 8, 12, 16 y 17: Fragmentos del pie de recipientes de vidrio. (A-4). 2: Parte inferior de un vaso de
vidrio. Pie saliente y base cóncava al exterior. (A-4). 5: Parte inferior de un vaso de vidrio. Cuerpo de forma
troncocónica invertida. Fondo plano y grueso. (A-4). 7: Parte inferior de un vaso de vidrio sin base diferen-
ciada, con el fondo reentrante'. (A-4). 9, 11, 19 y 21: Bocas de recipientes de vidrio con el borde vuelto. (A-4).
10: Fragmento de cuenco de vidrio. Cuerpo globular, disminuyendo hacia el cuello. Borde saliente tanto al
interior como al exterior. Liso en su parte superior. (A-4). 13 y 15: Parte inferior de vasos de vidrio, de fondo
plano, con el pie saliente. (A-4). 14: Boca de un recipiente de vidrio de borde saliente y labio redondo muy
grueso. (A-4). 18: Parte superior de un recipiente de vidrio, más estilizado que el descrito con el n<> 10, con el
borde más saliente al interior y al exterior. Al interior termina cortado a bisel el labio. (A-4). 20: Fragmento
cilindrico de vidrio. (A-4). 22: Parte superior de un vaso de vidrio de cuerpo globular, base plana gruesa y pie
saliente. (A-4). 22: Parte inferior de un vaso de vidrio de cuerpo globular, base plana gruesa y pie saliente.
(A-4). 23: Parte superior de un cuenco de vidrio de cuerpo globular, cuello estrangulado y borde grueso
saliente, éste posee a todo lo largo de su contorno una rebaba entrante atipica. (A-4). 24: Base de un cuenco de
vidrio. Fondo reentrante. (A-4). 25: Parte inferior de un vaso de vidrio, sin pie diferenciado, con el fondo
reentrante. (A-4). 26: Fondo de un recipiente de vidrio, engrosado hacia el centro, con dos molduras convexas
de sección cuadrada en la parte exterior del fondo. (A-4). 27: Parte superior de una vasija de vidrio, de borde
vuelto acabado en una moldura cilindrica que no llega a tocar el cuello. (A-4).

FIGURA 141
1: Fragmento de cerámica ibérica, decorado con bandas de color negro. (D-2-209). 2: Fragmento de
cerámica ibérica. Decoración de bandas onduladas de color negro. (D-2-208). 3: Cuenco de cerámica ibérica.
Cuerpo globular, con una moldura horizontal cóncava que da paso al cuello; éste es estrangulado y tiene
forma troncocónica invertida. El borde es grueso y saliente. La decoración es en bandas horizontales pintadas
de color negro. (C-3b-258). 4: Fragmento de cerámica ibérica, decorada con lineas de color negro. (D-2-207).
5: Id. (D-2-212). 6: Id. (D-2-205). 7: Id. (D-2-210). 8: Id. (D-2-211).

FIGURA 142
1: Fragmento de cerámica campaniense, de barniz negro y pasta rojiza clara. Vaso de cuerpo globular y
base cóncava al exterior. (B-l 1). 2: Plato de cerámica campaniense, de barniz negro y pasta rojiza clara. Plato
muy llano, de fondo plano y paredes casi verticales. (B-l 2). 3: Plato de cerámica campaniense, de barniz negro
y pasta ocre. Con forma de casquete esférico. Borde no diferenciado y labio redondeado. (B-l 3). 4: Fragmento
de térra sigillata hispánica, de color rojo oscuro y pasta ocre. Sólo se conserva el borde, de forma troncocó-
nica inveritda con una escotadura horizontal en su parte central. (B-10). Forma 1. 5: Vaso de térra sigillata
hispánica, de color rojo oscuro y pasta ocre. Cuerpo de forma troncocónica invertida. Pie en corona. (B-6).
Forma 1. 6: Plato de térra sigillata hispánica, de color rojo oscuro y pasta rojiza. Borde vuelto con decoración
de hojas de hiedra en relieve. (B-2). Dragendorff 36. 7: Fragmento de térra sigillata hispánica, de color rojo
oscuro y pasta rojiza. Arista entre el cuerpo y el cuello, éste último tiene forma troncocónica invertida. El
borde es horizontal saliente, con una franja decorativa en su parte superior. (B-l). 8: Plato de térra sigillata
anaranjada, pasta del mismo tono. Cuerpo de perfil curvo. Base muy pequeña. Circunferencias concéntricas
en el interior del fondo. (B-22). 9: Cuenco de cerámica común de color rojo, pasta roja. Cuerpo globular.
Borde no diferenciado, labio rebordeado en la cara interior. Con una banda ancha, pintada de negro, en la
parte superior del cuerpo. (B-l7). Probablemente tipo 6 de Vegas. 10: Fragmento de cerámica común, de color
gris y pasta rojiza clara. Cuenco de borde aplicado. Vegas (tipo 5), 6. (B-l9). 11: Fragmento de cerámica
común, de color casi rosa, y pasta del mismo tono. (B-23). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1),
1. 12: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. (B-3). Cuenco de borde aplicado; M . Vegas,
(tipo 5), 6

FIGURA 143
I: Cuenco de cerámica común de color gris y pasta ocre. Cuerpo semiesférico. Borde no diferenciado.
(B-4). 2: Fragmento de una vasija de cerámica común, de color gris y pasta rojiza clara. Prácticamente sólo se
conserva el borde, que es horizontal saliente. (B-18), 3: Cuenco de cerámica común, de color gris y pasta rojiza
clara. Cuerpo globular y borde grueso saliente, liso por su parte superior. (B-l4). 4: Fragmento de plato de
cerámica común, de color gris y pasta rojiza. Borde de sección cuadrada, saliente; con una moldura cóncava
bajo él. Se conserva restos de un asa lateral de implantación horizontal y dirección probablemente vertical.
(B-8). 5: Cuenco de cerámica común, de color marrón claro y pasta gris. Cuerpo semiesférico. Fondo grueso.
(B-20). 6: Fragmento de cerámica común de color gris y pasta ocre. Cuello entrante, algo estrangulado. Borde
saliente. (B-7). 7: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta ocre. Sólo se conserva el borde, vuelto.
(B-16). 8: Fragmento de cerámica común, de color marrón y pasta gris. (B-9). Olla con borde vuelto hacia
afuera. Vegas (tipo 1), 1. 9: Fragmento de una gran vasija de cerámica común, de color gris y pasta rojiza.
Borde saliente, de perfil mixtilíneo. (B-5). 10: Fragmento de vaso de cerámica común, de color marrón y pasta
gris. Pie pequeño y saliente. Fondo grueso, con una escotadura de sección triangular a lo largo de su
perímetro. (B-24). 11: Parte inferior de un plato de cerámica común, de color rojo, pasta también roja. (B-21).

222
Fig. 140

223
Fig. 141

F I G U R A 144

I: Pieza de hierro, de forma romboidal. (B-32). 2: Clavo de cobre. (B-31). 3: Clavo de hierro. (B-26). 4: Id.
(B-27). 5: Fragmento de fíbula de cobre. (B-28). 6: Fragmento de clavo de cobre, muy doblado. (B-30). 7:
tono. Cuerpo de forma troncocónica invertida. Cuello indicado por una muesca de sección triangular. Baque-
tón exterior en el borde. Dos molduras cóncavas en su interior. (E-3). Forma 8 de Hayes. 4: Cuenco de térra
inscripción: " M I N E R / V A E A V G / S A C R V M / M P V ", (C-l). 10: Fragmento de un plato de cerámica
campaniense, de pasta rosada y barniz negro. Fondo de la base plano en su parte interior, con una serie de
circunferencias concéntricas. (D-2). 11: Similar al fragmento anterior. (D-3). 12: Fragmento de cuenco de
cerámica campaniense, de barniz negro y pasta ocre. Cuerpo globular y borde moldurado. (D-18). 13:
Pequeño fragmento del borde de un plato de cerámica campaniense. de barniz negro y pasta ocre. (D-16). 14:
Pequeño fragmento del borde de un plato de cerámica campaniense, de barniz negro y pasta ocre. (D-16). 14:
Pequeño fragmento de cerámica campaniense, de barniz negro y pasta ocre. (D-17). 15: Fragmento de
cerámica campaniense, de pasta rosada y barniz negro. Cuerpo ondulado al interior. Base con un botón
central al exterior. (D-4).

F I G U R A 145

1: Borde moldurado, tanto al interior como al exterior de térra sigillata anaranjada, de pasta del mismo
color. (D-21). 2: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica de pasta rojiza. (D-20). 3: Pequeño fragmento
de tena sigillata hispánica de pasta del mismo tono. Con decoración de dos bandas oscuras. (D-15). 4:
Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica, de color rojo oscuro y pasta rojiza. (D-19). 5: Fragmento de
cerámica común, de color gris y pasta marrón. (D-22). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1). 1.6:
Fragmento de cerámica común, de color y pasta ocres. Fragmento de base con pie pequeño saliente. (D-l 2). 7:
Fragmento de cerámica común, de color pardo y pasta rojiza. (D-5). Olla con borde vuelto hacia afuera.
Vegas (tipo 1), 1. 8: Fragmento de un asa de una vasija grande, de cerámica común, de color gris y pasta rosa.
Tiene una profunda acanaladura longitudinal en su parte media. (D-14). 9: Fragmento de cerámica común, de
color ocre y pasta gris. (D-6). Cuenco de paredes alisados con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 8). 7, 2.
10: Asa pequeña de cerámica común, de color gris, pasta del mismo color. (D-23). 11: Fragmento de cerámica
común, de color anaranjado y pasta gris. (D-7). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo I). 1. 12: Pieza
de plomo, plana, en forma de trapecio, y con enganche superior. (D-24). 13: Clavo de hierro. (D-l 1). 14:
Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. Con dos asas laterales homologas de fijación
vertical. (D-l3). Olla para guardar provisiones. Vegas (tipo 48). 41. 15: Clavo de hierro. (D-9). 16: Fragmento
de fíbula de cobre. (D-8). 17: Clavo de hierro, doblado. (D-10).

224
Fig. 142

225
Fig. 143

F I G U R A 146

I: Fragmento de cuenco de cerámica común, de pasta ocre y color gris. Cuerpo semiesférico, liso al
exterior y moldurado al interior. Pie estirado. (D-l). 2: Fragmento de plato de térra sigillata anaranjada, con
pasta del mismo color. Borde saliente. (E-2). 3: Fragmento de térra sigillata anaranjada, con pasta del mismo
tono. Cuerpo de forma troncocónica invertida.Cuello indicado por una muesca de sección triangular. Baque-
tón exterior en el borde. Dos molduras cóncavas en su interior. (E-3). Forma 8 de Hayes. 4: Cuenco de térra
sigillata anaranjada, con pasta del mismo color. Borde no diferenciado, con el labio redondeado. (E-l). 5:
Plato de tena sigillata oscura. Pasta rosada. Borde saliente, de menor grosor que el resto del cuerpo. (E-4). 6:
Fragmento de plato de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. Cuerpo en forma de casquete esférico.
Borde saliente. Banda horizontal estrecha en el cuerpo. (E-7). 7: Fragmento de vaso de cerámica común, de
color ocre y pasta ocre; el interior del vaso de color morado. Cuerpo globular ondulado al interior. Base
reentrante al interior. (E-9). 8: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. (E-5). Cuenco de
borde aplicado; M . Vegas (tipo 5), 6. 9: Fragmento de vaso de cerámica común, de color gris y pasta
rojizo-anaranjada. Paredes gruesas. Cuerpo ondulado al interior. Base plana. (E-12). 10: Fragmento de
cerámica común, de color gris y pasta rojiza. (E-8). Olla con ranura en el borde. Vegas (tipo IA). 3. 12.

F I G U R A 147

I:Plato muy completo de cerámica común, de color rojizo y pasta del mismo tono. Muy abierto. Sin
borde ni base claramente diferenciables el cuerpo. Fondo plano. (E-6). Similar el tipo 16 de Vegas. 2:
Fragmento de cerámica común, de color ocre y pasta también ocre. (E-l 1). 3: Vaso de cerámica común de
color gris y pasta rosada. Cuerpo globular. Base estirada. Fondo plano, con un botón en la parte interior.
(E-10). 4: Fragmento de vaso de vidrio, incoloro. Paredes finas y borde engrosado. (E-15). 5: Fragmento de
plato de vidrio, incoloro. Fondo plano y pie pequeño. (E-14). 6: Base de vidrio incoloro. Pie alto. Fondo

226
Fig. 144

227
F i g . 145

228
engrosado hacia el centro. (E-l3). 7: Placa rectangular de pizarra. (E-21). 8: Aro de hierro. (E-l8). 9:
Fragmento de aguja ósea, de forma ahusada. (E-l9). 10: Fragmento de clavo de hierro. (E-17). 11: Clavo de
hierro, muy deteriorado. (E-l6). 12: Pequeño fragmento de una aguja ósea. (E-20). 13: Pequeño trozo de
cerámica campaniense, de color negro y pasta muy clara. (F-4). 14: Fragmento de térra sigillata hispánica,
Forma 37 y pasta rosa. Borde troncocónico, separado del cuerpo por una moldura convexa, con decoración
de temas vegetales estilizados. (F-6). 15: Vaso de térra sigillata hispánica, de pasta rosa. Cuerpo semiesférico y
borde saliente, decoración granular en relieve en el borde. (F-7). Forma Dragendorff 35. 16: Fragmento muy
deteriorado superficialmente de térra sigillata. Estrangulación en la zona inferior de lo conservado. Escota-
dura horizontal junto al borde. (F-5). Dragendorff 27. 17: Fragmento de cerámica común, de color gris y
pasta rosa. (F-l). Cuenco de borde aplicado; M . Vegas, (tipo 5), 6.

FIGURA 148

1: Vasija panzuda de cerámica común, de color gris y pasta rojiza-anaranjada. (F-2). Olla con el borde
vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1), 1, 1.2: Borde de un cuenco de cerámica común, de color gris y pasta ocre.
(F-3). Cuenco con borde horizontal. Vegas (tipo 4), 5. 3: Clavo de hierro. (F-9). 4: Id. (F-8). 5: Fragmento de
un asa de botella, de vidrio azulado. (F-10). 6: Fragmento de plato de cerámica campaniense, de color negro y
pasta rojiza muy clara. Muy plano con el borde casi vertical. (1-50). 7: Fragmento de base de cerámica
campaniense, de color negro y pasta rojiza. Fondo convexo al exterior. (1-39). 8: Pequeño trozo de borde de
cerámica campaniense, de pasta clara. (1-41). 9: Vaso de térra sigillata hispánica pasta rojiza clara. Cuerpo en
forma de casquete esférico y borde saliente. (1-55). 10: Fragmento de vaso de térra sigillata hispánica, pasta
del mismo color. Cuerpo semiesférico, con un baquetón en su parte superior. (1-26). Dragendorff 25. 11:
Fragmento de térra sigillata hispánica, pasta del mismo color. Borde saliente, decorado con hojas de hiedra en
relieve. (1-27). Dragendorff 36. 12: Fragmento de plato de térra sigillata aretina y pasta rosada. Fondo plano.
Cuerpo vertical moldurado. (I-I 5). 13: Fragmento de térra sigillata hispánica y pasta rojiza clara. Decoración
de hojas en relieve. (1-54). 14: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica y pasta rojiza clara, con
decoración en dos bandas estrechas con inicisiones perpendiculares en su interior. (1-53). 15: Fragmento de
recipiente de térra sigillata hispánica y pasta rosada. Perfil de forma troncocónica invertida. Cuerpo separado
del cuello por una moldura horizontal cóncava, de sección triangular. Cuello también de forma troncocónica
invertida. El borde sigue la dirección del cuello en el interior, y forma una moldura convexa al exterior. (1-2).
Forma 37 tardía. 16: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica y pasta del mismo tono que el engobe.
Suponemos sea parte de un borde por su decoración de hojas de hiedra en relieve. (1-29).

FIGURA 149
I: Fragmento de cerámica común. Color pardo y pasta rojiza. (1-16). Cuenco con borde aplicado (Vegas,
tipo 6). 2: Fragmento de cerámica común, de color amarillo-grisáceo, pasta marrón claro, y otra capa oscura.
Cuerpo aproximadamente cilindrico. Borde saliente, de sección aproximadamente triangular. (1-44). 3:
Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta blanquecina. Cuerpo de forma troncocónica invertida.
Borde similar al del número anterior. (1-38). 4: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta ocre clara.
Se conserva el cuello de forma hiperboloide; el borde engrosado y saliente. El cuello es ondulado al interior.
(1-43). 5: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. (1-11). Cuenco de paredes alargadas con
borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 6), 7, 3. 6: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta
anaranjada-rojiza. Olla con borde vuelto hacia afuera (Vegas tipo 1). (1-46). 7: Similar al tipo 16 de Vegas.
Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta marrón-rojiza. Base de fondo grueso, convexo al
exterior. Pie pequeño. (1-48). 8: Fragmento de cerámica común, de color pardo y pasta rojiza. Panza globular,
ondulada al interior. Base de forma troncocónica y fondo plano al exterior, ondulado al interior. (1-7). 9:
Fragmento de hierro, de forma no identificada. (1-24). 10: Pequeño fragmento de cerámica barbotina, de
color rojizo y pasta ocre. (1-33). 11: Fragmento de clavo de hierro. (1-4). 12: Aguja de cobre, con muesca en un
extremo; doblada (1-5). 13: Clavo de cobre. (1-60). 14: Disco y cilindro óseos, unidos entre sí. (1-6). 15: Clavo de
hierro. (1-57). 16: Clavo de hierro. (1-58). 17: Id. (1-56). 18: Varilla alargada de cobre. (1-49).

FIGURA 150
1: Fragmento de térra sigillata anaranjada, pasta del mismo tono. Cuenco con el borde saliente y labio
redondeado. (1-14). 2: Fragmento de vaso de cerámica común, de color morado y pasta rojiza. Pie saliente y
fondo plano. (1-8). 3: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. (1-9). Cuenco con borde
aplicado. Vegas (tipo 5). 6. 4: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta ocre. Parte inferior de un
vaso de cuerpo globular continuado en el fondo, que resulta así cóncavo al interior. Fondo plano al exterior y
pie sin sobresalir. (1-22). 5: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. Recipiente globular,
cuyas paredes van engrosado hacia el fondo. Pie muy pequeño. (1-47). Similar a las formas del tipo 16 de
Vegas. 6: Fragmento de cerámica común, de color marrón y pasta rojiza y ocre en dos franjas. (1-36). Cuenco
de borde aplicado; M . Vegas (tipo 5), 6. 7: Fragmento de cerámica común, de colorgris y pasta rojiza y una
franja interior negra. Vasija de cuerpo ondulado al interior, incluso en la base. Pie cilindrico y fondo plano al

229
Fig. 147

230
Fig. 148

231
Fig. 149

232
exterior. (1-17). Cuenco de borde aplicado. 8: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza.
(1-20). Vegas (tipo 5), 6. 9: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta ocre claro. (1-35). Olla con
borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1). 10: Fragmento de plato de cerámica común, de color gris muy
oscuro y pasta rojiza. Borde de perfil curvo. Borde entrante no diferenciado del cuerpo. Fondo plano. (1-37).
11: Tapadera de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. Con un botón en su parte superior. (1-34). Tipo
17 de Vegas. 12: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza clara. 13: Tapadera de cerámica
común, de color gris y pasta ocre. Con un botón central muy prominente. (1-32) tipo 17 de Vegas. 14:
Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta rojiza. (1-3). Olla con borde vuelto hacia afuera; tipo I de
Vegas.

FIGURA 151
I: Fragmento de térra sigillata, hispánica y pasta de mismo tono. Vasija de perfil aproximadamente
cilindrico, muy moldurado al exterior, interio liso. (1-30). Forma 37. 2: Cuenco de térra sigillata, hispánica y
pasta rojiza Dragendorff 27. Cuerpo con un estrangulamiento muy marcado. Borde algo saliente. (1-1). 3:
Plato de térra sigillata hispánica y pasta de color rojo oscuro. Arista entre el cuerpo y el borde; este último
tiene forma troncocónica invertida. (1-31). 4: Plato deterra sigillata anaranjada, pasta del mismo color,
cuerpo globular y borde saliente. (1-13). Forma 3 de Hayes. 5: Plato de térra sigillata anaranjada, con pasta
del mismo color. Separación mediante una arista entre el cuerpo y la panza. Fondo pequeño. Borde saliente
con un escalón en su parte superior. (1-12). Forma 6 de Hayes. 6: Vaso de térra sigillada anaranjada con pasta
del mismo color. Borde moldurado al exterior. Labio redondeado. (1-51). Forma 9 de Hayes. 7: Vasija de
térra sigillata anaranjada, de pasta del mismo tono. Cuerpo de forma troncocónica invertida. Borde horizon-
tal saliente. (1-19). 8: Plato de térra sigillata hispánica, engobe y pasta de color rojo oscuro. Labio decorado
con hojas en relieve. (1-27). 9: Fragmento de térra sigillata, de color anaranjado y pasta del mismo tono. Una
moldura convexa en el cuello, decorada a ruedecilla. Borde convexo al exterior. (1-21). Forma 9 de Hayes. 10:
Plato de térra sigillata anaranjada, con pasta del mismo color. Cuerpo semicilíndrico. Borde horizontal
saliente con un escalón en su parte superior. (1-18). Forma 6 de Hayes. II: Fragmento de térra sigillata
anaranjada, con pasta del mismo color. Cuerpo troncocónico invertido. Borde horizontal saliente. (1-52). 12:
Fragmento de térra sigillata anaranjada, con pasta del mismo color. Es un trozo de basa. (1-42). 13: Cuenco de
térra sigillata anaranjada, pasta también anaranjada. Borde no diferenciado, con el labio redondeado. (1-10).
Forma 18 de Hayes.

FIGURA 152
I: Fragmento de cerámica campaniense, de color y pasta rosa. Fondo cóncavo al exterior y liso al
interior, con cuatro circunferencias concéntricas agrupadas de dos en dos. (J-62). 2: Pequeño fragmento de
cerámica campaniense, de color negro y pasta ocre. Decoración a base de círculos. (J-46). 3: Pequeño
fragmento de base, campaniense, de color negro y pasta ocre. (J-63). 4: Pequeño fragmento de cerámica
barbotina, de pasta ocre y color marrón. (J-47). 5: Pequeño fragmento de cerámica campaniense de color
negro y pasta ocre. Es un borde de plato muy plano y de perfil curvo. (J-l I). 6: Fragmento de térra sigillata
hispánica, de pasta rojiza. Moldura convexa junto al borde, por encima de ella una moldura cóncava y luego
el borde propiamente dicho, con labio redondeado. (J-53). Forma 37. 7: Fragmento de térra sigillata hispá-
nica de pasta rojiza. Borde redondeado saliente. (J-20). Dragendorff 25. 8: Fragmento de térra sigillata, y
pasta rojiza. Moldura convexa entre el cuello y el cuerpo. Borde pequeño saliente. (J-4). 9: Fragmento de térra
sigillata hispánica con pasta del mismo color. Decoración a base de un tema geométrico repetido, del que sólo
se conserva su parte superior, en forma de semióvalos. (J-42). Forma 37 tardía. II: Fragmento de térra
sigillata hispánica, con pasta de color rojizo, cuerpo casi cilindrico y borde poco saliente, con el labio
redondeado. (J-45). Ritterling 8. 12: Cuenco de térra sigillata hispánica, con pasta rojiza. Con un baquetón
saliente en el cuerpo. Borde pequeño con el labio redondeado. (J-32). Forma 24. 13: Cuenco de térra sigillata
hispánica, de pasta rojiza, y forma similar a la del número I I. (J-26). Forma 25. 14: Fragmento de cuerpo de
térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Baquetón en el centro del cuerpo. Bajo él una franja decorada a
ruedecilla. (J-60). Forma 25. 15: Cuenco de térra sigillata hispánica, pasta clara, forma globular. Con una
moldura a modo de baquetón en el cuerpo; encima una franja decorada a ruedecilla. Moldura cóncava, al
interior, en la parte superior. (J-3). Forma 25. 16: Fragmento de térra sigillata hispánica de pasta rojiza. Borde
horizontal saliente, con una muesca de sección triangular en su extremo. (J-23). Forma 4.

FIGURA 153
I: Fragmento de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Cuerpo globular y borde algo saliente. (J-19).
Ritterling 8. 2: Fragmento de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Forma troncocónica invertida. Borde
no diferenciado. (J-55). Dragendorff 33. 3: Fragmento de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Escotadura
a nivel del cuello. Borde pequeño saliente. (J-25). Forma 37 tardía. 4: Base de térra sigillata hispánica, de
pasta rojiza. Con sello en el que se lee: «NOPC». (J-40). 5: Fragmento de base de térra sigillata hispánica, de
pasta rojiza. Sello en el que se lee: «S. M.M.» Puntos circulares. (J-54). 6: Fragmento de base de térra sigillata

233
Fig. 150

234
Fig. 151

235
F i g . 152

236
hispánica y pasta rojiza. Tiene sello en la parte exterior del fondo que dice: «SMF». (J-15). 7: Fragmento de
base de térra sigillata hispánica de pasta rojiza. Cuerpo globular. No se ha conservado el sello. (J-30). 8:
Pequeño fragmento decorado de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. (J-28). 9: Fragmento de térra
sigillata hispánica y de pasta rojiza. Decorada con temas vegetales estilizados. (J-14). 10: Pequeño fragmento
de térra sigillata hispánica y pasta rosa. Decoración de temas geométricos y vegetales estilizados. (J-64). 11:
Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Decorada con una serie de puntas de flecha.
(J-29). 12: Fragmento de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Decorada con un friso de circunferencias
concéntricas, de lineas onduladas. (J-16). 13: Fragmento de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Es una
base sellada, de marca ininteligible. Fondo plano al interior. (J-37). 14: Pequeño fragmento de térra sigillata
hispánica y pasta rojiza. Con decoración de líneas paralelas. (J-l 8). 15: Fragmento de térra sigillata hispánica,
de pasta rojiza clara. Es un trozo de una base de fondo plano con cuatro circunferencias concéntricas,
agrupadas de dos en dos, en el interior. (J-17). 16: Fragmento de base con pie saliente de térra sigillata,
hispánica pasta rojiza. (J-43). 17: Fragmento de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Base con sello que
dice: «OF PATRIO». Fondo cóncavo al interior. (J-39). 18: Fragmento de plato de térra sigillata aretina, de
pasta rojiza. Forma cilindrica. Fondo plano. Una moldura convexa en la base y otra en el borde. (J-21).

FIGURA 154
I: Fragmento de copa de térra sigillata hispánica, con pasta rojiza. Cuerpo globular y base cóncava al
exterior. (J-27). 2: Fragmento de térra sigillata hispánica, de pasta rojiza. Borde vuelto, decorado con hojas de
hiedra en relieve. (J-51). Dragendorff 36. 3: Fragmento de térra sigillata anaranjada, pasta anaranjada,
moldura convexa junto al borde, decorada con estrigilas incisas. (J-44). 4: Plato de térra sigillata anaranjada,
con pasta del mismo color. (J-48). Forma 6 de Hayes. 5: Fragmento de térra sigillata anaranjada, pasta
también anaranjada. Cuello estrangulado y borde vuelto. (J-52). Forma 3 de Hayes. 6: Cuenco de térra
sigillata anaranjada, pasta del mismo tono. Dos molduras cóncavas de sección triangular. (J-24). Forma 9 de
Hayes. Fragmento de cerámica común, de color gris muy azulado y pasta rojiza. Cuerpo globular y borde
engrosado saliente. (J-22). Olla con borde almendrado (Vegas tipo 2), 3. 8: Cuenco de cerámica común, de
color gris y pasta anaranjada. Labio a bisel hacia el interior. (J-57). 9: Fragmento de térra sigillata hispánica,
pasta rojiza. Vaso troncocónico. (J-59). Dragendorff 30. 10: Borde moldurado de térra sigillata anaranjada,
pasta del mismo color. Al exterior, y en la moldura convexa más ancha, hay dos líneas de incisiones. (J-50).
Forma 8 de Hayes. 11: Cuenco de térra sigillata anaranjada, pasta anaranjada. Forma similar al número 6.
(J-49). Forma 9 de Hayes. 12: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta ocre. (J-41). Cuenco con
visera. Vegas (tipo 9), 11, 3. 13: Fragmento de cerámica común de color gris y pasta ocre. Se trata de un plato
de forma troncocónica muy abierta. Recipiente muy plano. Borde no diferenciado. (J-61). Forma similar a las
del tipo 16 de Vegas.

FIGURA 155
1: Cuenco de cerámica común, de color gris y pasta roja. Cuerpo semiesférico, liso al exterior y ondulado
al interior. Borde entrante. (J-10). 2: Fragmento de cerámica común de color gris y pasta rojiza. Cuenco de
borde aplicado; M . Vegas (tipo 5), 6. (J-l). 3: Regatón de ánfora de cerámica común, de color gris y pasta
ocre. (J-35). 4: Fragmento similar al número 2. (J-5). 5: Cuenco de cerámica común, de color gris y pasta ocre
claro. Cuerpo esférico y borde separado de éste por una pequeña moldura convexa. Decoración vegetal en el
cuerpo. (J-58). 6: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta ocre. Parte inferior de un vaso. De pie
saliente. Fondo plano al exterior y cóncavo al interior. (J-7). 7: Cuenco de cerámica común, de color gris
oscuro y pasta anaranjada rojiza. El perfil se quiebra entre el cuerpo y la panza. Borde no diferenciado y labio
redondeado. (J-6). 8: Asa y parte del cuerpo de una lucerna, de color gris y pasta ocre. (J-9). 9: Fragmento de
cerámica común, de color gris y pasta rosa claro. (J-2). Cuenco de paredes alisados con borde vuelto hacia
afuera (Vegas tipo 6), 7. 10: Fragmento de cerámica común, de color gris y pasta anaranjada. Se trata del pie y
parte del fondo de un plato. (J-33). 11: Fragmento de la parte central de una lucerna. De pasta gris y color
ocre claro. (J-66). 12: Fragmento inidentificado de terracota. (J-31). 13: Fragmento de lucerna, de pasta gris
muy claro y color negro. (J-67). 14: Asa trenzada de cerámica común, de color gris y pasta naranja. (J-75).

FIGURA 156
I: Fragmento de base de un vaso de vidrio. (J-65). 2: Fragmento de vidrio. Parte superior de un vaso de
paredes finas, con una moldurita convexa entre el borde y el cuerpo. Borde saliente. (J-34). 3: Fragmento de
boca trilobulada de cerámica común, de color gris y pasta ocre claro. (J-74). 4: Aguja de cobre muy fina, con
una escotadura en uno de sus extremos; doblada. (J-68). 5: Pieza informe de hierro; quizás una llave. (J-69). 6:
Anilla de hierro. (J-72). 7: Anzuelo de cobre. (J-l 3). 8: Varilla de cobre con cinco estrangulamientos. (J-71). 9:
Fragmento de pieza de cobre, probablemente parte de un espejo. (J-73). 10: Fragmento de cobre en forma de
paletilla, de forma ovalada. (J-70). 11: Fragmento hueco de hierro. (J-25). 12: Clavo de hierro. (J-12). 13:
Lámina rectangular, muy alargada y fina. De hierro. (J-36). 14: Fragmento de cuenco de térra sigillata,
hispánica y pasta rojiza. Con un baquetón en el cuerpo, encima una ancha banda, decarada a ruedecilla.

237
F i g . 153

238
3

"X ! E.,1/3
7

Fig. 154

239
Fig. 155

240
(K-4). Dragendorff 25. 15: Fragmento de térra sigillata, hispánica y pasta rojiza. Decoración en la panza en
una banda horizontal de puntas de flecha, delimitada por dos lineas paralelas arriba, y otras dos abajo. (K-5).
16: Tapadera de cerámica común, de color gris y pasta marrón-ocre. Con un botón muy prominente en la
parte superior. (K-l). Tipo 17 de Vegas. 17: Pequeño fragmento de lucerna, de color gris y pasta ocre.
Decorada con una banda circular de semióvalos concéntricos. (K.-2). 18: Fragmento de térra sigillata, hispá-
nica de pasta rojiza, decorada con lo que parece ser parte de un animal y con motivos vegetales. (K-3).

FIGURA 157
1.2.3.4: Fragmentos constructivos localizados en la zona de Torre Cartagena.

FIGURA 158
1.2.3.4: Fragmentos constructivos y otros, también localizados en la zona de Torre Cartagena.

FIGURA 159
I: Cuenco de térra sigillata hispánica. Cuerpo globular, con una marcada estrangulación. Borde saliente.
(K). Dragendorff 27. 2: Fragmento de plato de térra sigillata aretina. Cuerpo cilindrico, con una moldura
saliente en el borde. Pie saliente. Fondo plano. Cuerpo decorado al exterior. (L-5). 3: Fragmento de térra
sigillata hispánica. Base y arranque del cuerpo. Fondo muy reentrante al interior. Cóncavo en su parte
exterior. (L-l). 4: Fragmento de térra sigillata hispánica. Vasija muy moldurada, tanto interior como exte-
riormente. Borde saliente. (L-15). Forma 37 tardía. 5: Fragmento de térra sigillata hispánica. Fragmento de la
base de un plato con el pie saliente en corona. (L-6). Dragendorff 18. 6: Fragmento de térra sigillata. Plato de
cuerpo aproximadamente de forma troncocónica invertida y borde saliente. (L-IO). 7: Vasija de cerámica
común de paredes finas, de pasta ocre y engobe gris. Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo I), 1.
(L-13). Dragendorff 25. 8: Vaso de térra sigillata hispánica. Baquetón en la parte central del cuerpo, sobre él
una banda decorada a ruedecilla. Borde saliente. No es legible el sello, situado en la parte del fondo. (L-2). 9:
Fragmento de vaso de térra sigillata hispánica. Perfil de forma troncocónica. Borde saliente. Molduras en la
base. (L-l I). 10: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuerpo muy abierto, de forma troncocónica inver-
tida. Fondo engrosado al centro. En la parte interior de la base se conserva el sello, en el que puede leerse:
«M RV». (L-9). 11: Fragmento de térra sigillata hispánica. Fragmento de base, se conserva el «sigillum» dentro
de dos líneas circulares concéntricas, y en el que se lee: «SILV1N». (L-3).

FIGURA 160
1: Fragmento de cerámica común, de pasta rojiza y engobe gris. Es parte de la boca de una ánfora, con el
borde engrosado saliente (L-4). 2: Fragmento de una botella de vidrio. Cuerpo globular. Cuello muy alto, de
forma troncocónica. Borde saliente. (L-7). 3: Parte inferior de una vasija muy panzuda de cerámica común, de
pasta anaranjada y engobe gris. Ondulada al interior, incluso en la base. Fondo plano al exterior. Pie saliente
pequeño. (L-8). 4: Fragmento de la cara externa de una lucerna, de cerámica común, de pasta ocre y engobe
pardo-rojizo. Iba decorada con una figura humana, de la que sólo resta una pierna. (L-14). 5: Vaso de
cerámica común de pasta ocre. Perfil redondeado. Paredes finas. Moldura en el borde. (L-l2). 6: Pequeña
tinaja de cerámica común de pasta azulada y engobe naranja; siendo el tercio inferior de la pieza de color
azulado oscuro. Base estriada, de fondo plano al exterior y algo reentrante al interior. Borde saliente. Dos
asas laterales homologas de implantación vertical. ( L - l 6). Olla para guardar provisiones. Vega (tipo 48), 41. 7:
Vaso de cerámica barbotina de paredes finas, de pasta ocre y engobe rojizo. Cuerpo globular. Decoración
granular en líneas horizontales. (L-10). 10: Fragmento de vaso de térra sigillata hispánica. Cuerpo globular
con un estrangulamiento en su mitad. Borde saliente. Le falla la base. (L-8). Dragendorff 27.

FIGURA 161
1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuenco con una gran moldura convexa junto al borde, en ella
decoración a ruedecilla. Moldurita cóncava en la zona de borde que da al interior. (L'-9). 2: Vaso de térra
sigillata hispánica. Estrangulamiento muy marcado en el centro del cuerpo. Moldura saliente en el borde.
(L'-l); Dragendorff 27. 3: Fragmento de vaso de térra sigillata hispánica. Borde saliente con decoración de
hojas de hiedra en relieve. (L'-2). Dragendorff 36. 4: Tapadera de cerámica común, de pasta ocre y engobe
gris. Botón central saliente. (L'-6). Tipo 17 de Vegas. 5: Fragmento de olla de cerámica común de paredes
finas, pasta anaranjada-rojiza y engobe gris. Cuerpo panzudo, ligeramente ondulado al interior. Borde grueso
saliente. Un asa lateral de fijación vertical en el borde y hombro. (L'-4). Tipo asimilable al número I de Vegas.
6: Fragmento de olla de cerámica común, de pasta ocre y engobe gris. Cuerpo esférico de paredes finas.
Estrechamiento en el cuello. Borde grueso saliente. Un asa lateral de fijación vertical en el cuello y el hombro.
(L'-3). Id. 5. 7: Fragmento de vaso de cerámica común, de pasta naranja y engobe gris. Cuerpo troncocónico

241
Fig. 156

242
O 40cm

Fig. 157

243
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1L
v /
r^

Fig. 158

invertido, ondulado tanto al interior como al exterior. Un asa lateral de fijación horizontal, muy pegada al
cuerpo. (L-l7). 8: Fragmento de estuco con rayas azul oscura y azul clara, separadas de otras bandas azul
oscura y roja por espacios en blanco. (I. -17). 8: Fragmento de estuco con rayas azul oscura y azul clara,
-

separadas de otras bandas azul oscura y roja por espacios en blanco. (L'-16). 9: Fragmento de estuco, con una
franja en azul, otra en marrón-rojizo y otra en blanco. (L'-I5). 10: Fragmento de estuco de fondo blanco, con
un espacio en rojo, adosado a una franjita gris y otra franja azul, estrecha y paralela a aquella. (L'-I4). 11:
Fragmento de estuco de fondo blanco, pintada con una franja azul oscura, separada de otra de igual color y
un gran espacio en rojo. (L'-I2). 12: Varilla de hierro con un abultamiento en uno de sus extremos. (L'-5). 13:
Varilla de bronce, plana y con dos orificios circulares en su extremo más ancho. Le falta la punta. (L'-7).

FIGURA 162
I: Fragmento de estuco blanco, con una amplia franja de color rojo. Por encima una franja morada entre
dos más finas de color azul. Arriba dos franjas o segmentos circulares. (L-l3). 2: Fragmento de estuco de
fondo blanco, con dos rayas pintadas de azul oscuro, (l.'-l 1). 3: Fragmento de plato de plato de cerámica
campaniense, de barniz negro y pasta ocre rosácea. Pared curva. Muy llano. (L"-I2). 4: Vaso de térra sigillata
oscura. Paredes finas. Cuerpo de forma troncocónica invertida. Panza diferenciada. Decoración cn la zona

244
Fig. 159

245
Fig. 160

246
Fig. 161

247
media del cuerpo con un friso a ruedecilla. Por encima decoración de líneas curvas y en espiral. (L"-5). 5:
Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica. Decoración, al parecer de tema vegetal. (L"-8). 6: Pequeño
fragmento de térra sigillata hispánica. Decoración de temas geométricos o vegetales estilizados. (L"-7). 7:
Fragmento de cuenco o cupa de térra sigillata hispánica. Grueso baquetón en la zona media del cuerpo,
encima, y formando una ancha banda, decoración estrigilada. (L"-2). Dragendorff 25. 8: Vaso de térra
sigillata hispánica. Cuerpo globular. Grueso baquetón en la parte superior del cuerpo, encima de él hay una
cenefa decorada a ruedecilla. Borde no diferenciado. La inscripción del sello, situado en la parte interior del
fondo, es ilegible. (L"-l). Dragendorff 24. 9: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica, perteneciente al
borde de un recipiente de boca ancha. Borde saliente. (L"-I0). Ritterling 8. 10: Pequeño fragmento de térra
sigillata hispánica. Decoración de tema vegetal estilizado. (L"-6). 11: Pequeño fragmento de térra sigillata
hispánica. Parte superior de un recipiente muy moldurado al exterior. De borde saliente. (L"-3). Forma 37
tardía. 12: Fragmento de un plato de térra sigillata hispánica. Paredes muy finas. Muy llano. De fondo plano.
Perfil redondeado. (L"-l 7). Forma 50. 13: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuerpo de forma troncocó-
nica invertida. Borde saliente con decoración de hojas en relieve. (L"-l I). Forma 49. 14: Plato de térra sigillata
aretina. Muy llano. De perfil quebrado. (L"-9).

FIGURA 163
1: Lucerna casi completa, pico con volutas. 2: Fragmento de lucerna decorada con una escena animada
(se identifica un lecho). 3: Vaso de térra sigillata clara, sin decoración. 4: Pequeño fragmento de térra sigillata
hispánica, decorado con escenas vegetales estilizadas. 5: Varilla de hirro. 6: Fragmento de térra sigillata,
decorado con figuras humanas (Hércules) y motivo vegetal en forma de guirnalda, forma Dragendorff 30.

FIGURA 164
I: Plato de térra sigillata hispánica. Fondo grueso con un saliente en su parte central. Borde pequeño
saliente. (Ñ-7). Dragendorff 18. 2: Cuenco de térra sigillata hispánica. Con un estrangulamiento en el cuerpo.
Pie alto con dos molduras horizontales cóncavas. Sello con una inscripción en la que se lee: «OF SEG». (Ñ-7).
Dragendorff 27. 3: Fragmento de térra sigillata clara. Cuerpo semiesférico y borde horizontal saliente. (Ñ-4).
4: Fragmento de térra sigillata clara, cuerpo semiesférico y borde vuelto. (Ñ-2). 5: Fragmento de térra sigillata
clara. Forma similar al número 3. (Ñ-3). 6: Fragmento de térra sigillata clara. Similar al número anterior.
(N-l). 7: Fragmento de una llave de hierro. (Ñ-5). 8: Fragmento de cerámica campaniense, de pasta ocre y
barniz negro. Cuerpo aproximadamente cilindrico y borde horizontal saliente. (0-133). 9: Vaso de térra
sigillata hispánica. Cuerpo globular con una moldura convexa en el cuello. Borde vuelto con decoración de
hojas en relieve. (0-56). Dragendorff 36. 10: Vaso de térra sigillata aretina. Moldura convexa de gran tamaño
en el centro del cuerpo. Bajo ésta una moldura cóncava. Decoración de líneas onduladas con los extremos en
espiral. (0-144). 11: Cuenco de térra sigillata hispánica. Cuerpo semiesférico de paredes finas. Borde saliente.
(0-129). Dragendorff 18. 12: Caso de térra sigillata aretina. De perfil quebrado. (0-66. 13: Cuenco de térra
sigillata hispánica. Cuerpo globular, con una moldura convexa en el cuello. Borde saliente. (0-62). Forma 2.

FIGURA 165
1: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuerpo decorado al exterior con una cenefa horizontal de
grupos de semióvalos concéntricos, separados por tridentes. Bajos ésta otra banda más ancha decorada con
temas, al parecer, geométricos y vegetales estilizados. (0-91). Forma 37. 2: Cuenco de térra sigillata hispánica.
Solo se conserva la base y el arranque del cuerpo. (0-118). 3: Base de térra sigillata aretina. Con sello en el que
puede leerse: «GN A». (0-94). 4: Cuenco de térra sigillata hispánica. De perfil mixtilíneo, tanto el interior como
al exterior. Cuerpo globular. (0-125). Dragendorff 25. 5: Base de térra sigillata hispánica. Con botón en la
parte exterior del fondo. (0-141). 6: Vaso de térra sigillata hispánica. Sello de inscripción ilegible. (0-140). 7:
Base de térra sigillata hispánica. Con el fondo convexo al interior. Sello ilegible. (0-145). 8: Base de térra
sigillata hispánica. (0-111). 9: Base de térra sigillata hispánica. (0-30). 10: Vaso de térra sigillata hispánica.
Base con sello ilegible. (0-31). 11: Base de térra sigillata hispánica. (0-142). 12: Fragmento de la base de un
plato de térra sigillata. (0-110). 13: Base de térra sigillata hispánica. Fondo convexo al interior. Sello ilegible.
(0-119). 14: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica, con decoración de grupos de semicírculos concén-
tricos y líneas horizontales rectas y onduladas. (0-138). 15: Pequeño fragmento de ierra sigillata hispánica.
Con sello en el que puede leerse: «OFCAIV...» (0-143). 16: Basede térra sigillata hispánica. (0-1). 17: Base de
térra sigillata hispánica. (0-120).

FIGURA 166
I: Fragmento de base de térra sigillata hispánica. Con decoración en una franja circular en el interior.
(0-117). 2: Base de térra sigillata hispánica. Muy deteriorada. (0-44). 3: Cuenco de térra sigillata aretina. Perfil
carenado. Decoración de estrigilas en el borde. (0-32). 4: Recipiente de térra sigillata aretina. Moldurado al

248
F i g . 162

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Fig. 163

250
Fig. 164

251
Fig. 165

252
exterior. (0-136. 5: Similar al número 3.(0-32). 6: Cuenco de térra sigillata hispánica. Con decoración de tema
vegetal en la parte central del cuerpo. (0-139). Forma 37. 7: Cuenco de térra sigillata hispánica. Cuerpo
semicilíndrico y borde pequeño saliente. (0-101). Dragendorff 36. 8: Pequeño fragmento de térra sigillata
hispánica. Decorado con motivo vegetal. (0-2). 9: Pequeño fragmento de térra sigillata hispánica. Con
decoración. (0-134).

FIGURA 167
1: Plato de térra sigillata aretina. Pared vertical, muy moldurada al exterior. Fondo plano. (0-99). 2:
Cuenco de térra sigillata hispánica. Baquetón en la parte central del cuerpo. Encima una amplia franja
decorada a ruedecilla. Moldura cóncava de sección cuadrada en el cuello. (0-8). 3: Cuenco de térra sigillata
hispánica. Decorado con una línea de anillos circulares en el cuerpo. Borde pequeño saliente. (0-121). Forma
37. 4: Base de térra sigillata hispánica, con sello en su parte interna, donde se lee: «FVSCO». (0-65). 5: Base de
térra sigillata hispánica. (0-33). 6: Vaso de térra sigillata hispánica. Panza y cuerpo separados por una arista.
Cuerpo redondo y borde saliente. (0-137). Dragendorff 18. 7: Plato de térra sigillata hispánica, con borde
pequeño saliente. Pie saliente en corona. (0-135). Dragendorff 18.8: Plato de térra sigillata hispánica. Cuerpo
de perfil curvo y borde saliente. (0-109). Dragendorff 18. 9: Plato de térra sigillata hispánica. Cuerpo y panza
separados en arista. Borde saliente. (0-53). Dragendorff 18

FIGURA 168
1: Cuenco de térra sigillata anaranjada. Cuerpo semicilíndrico y borde vuelto. (0-7). Forma 3 de Hayes. 2:
Id. anterior. (0-35). 3: Fragmento de térra sigillata clara, cuerpo troncocónico invertido. Tres molduras
convexas en la parte superior del recipiente. La central, mayor está decorada a ruedecilla. (0-147). Forma 8 de
Hayes. 4: Id. figura anterior. La decoración es a base de estrigilas. (0-28). 5: Fragmento de térra sigillata clara.
Dos molduras cóncavas en la parte superior del cuerpo. Entre ellas una franja decorada a ruedecilla. (0-16).
Forma 9 de Hayes. 6: Recipiente de forma similar a la del número 3, aunque sin decoración a ruedecilla.
(0-16). Forma 8 de Hayes. 7: Id. número 4. (0-93). 8: Cuenco de térra sigillata clara. Dos molduras cóncavas
rellenas de incisiones, en la parte superior del cuerpo. (0-122). Forma 9 de Hayes. 9: Fragmento de térra
sigillata clara. Algo carenada. Borde horizontal saliente. (0-130). Forma 6 de Hayes. 11: Fragmento de térra
sigillata clara. Gran moldura convexa junto al borde, bajo ella otra moldura convexa más pequeña. Dos
molduras cóncavas al interior. (0-126). Forma 8 de Hayes.

FIGURA 169
1: Fragmento de cerámica común, de pasta anaranjada y engobe gris. Borde grueso saliente, escalonado
en su parte inferior. (0-95). Olla con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 1). 2: Cuenco de cerámica común
de pasta rojiza-anaranjada y engobe gris. Cuello algo estrangulado. Borde saliente, escalonado en su parte
superior. (0-106). 3: Fragmento de cerámica común, de pasta gris, con el interior parduzco y exterior gris
azulado. Cuenco de borde aplicado; M. Vegas, (tipo 5), 6. (0-6). 4: Plato de cerámica común de pasta rojiza y
engobe gris. Pie estirado. Borde entrante, con labio a bisel hacia el interior. (0-26). Tipo similar al 6, fig. 7, 3
de Vegas. 5: Parte superior de una botella de vidrio, de color azul aguamarina. Cuerpo troncocónico, borde
saliente, con el labio redondeado. (0-149). 6: Cerámica común, de pasta ocre-rojiza y engobe gris. (0-114).
Cuenco de paredes alisadas con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 6), 7. 7: Fragmento de plato de
cerámica común, de pasta rojiza y engobe gris. Borde no diferenciado del cuerpo. (0-27). Asimilable al tipo 16
de Vegas. 8: Vasija de cerámica común, de pasta naranja y engobe gris. Cuerpo cilindrico escalonado al
exterior. Cuello estrangulado y borde grueso saliente. (0-131). 9: Cuenco de cerámica común, de pasta ocre y
engobe gris. Estrangulamiento en la parte central del cuerpo. Borde no diferenciado, con una escotadura en la
parte superior. (0-37). 10: Plato de cerámica común, de pasta rojiza-anaranjada y engobe parduzco-grisáceo.
Cuerpo semiesférico. Borde saliente. (0-113). II: Fragmento de cerámica común, de pasta rojiza y engobe gris.
Fondo plano al exterior. Cuerpo ondulado al interior. (0-12). 12: Fragmento de cerámica común, de pasta
anaranjada y engobe gris. Cuerpo ondulado al interior. Base plana con una escotadura circular en la parte
exterior del fondo. (0-106).

FIGURA 170
1: Fragmento de cerámica común, de pasta ocre y engobe gris casi,perdido. (0-100). Olla con borde vuelto
hacia afuera. Tipo 1 de Vegas. 2: Fragmento de ánfora de cerámica común, de pasta ocre-rojiza y engobe gris,
con dos asas laterales homologas de fijación vertical. (0-59). 3: Fragmento de olla de cerámica común, de
pasta anaranjada y engobe gris. Cuerpo globular. Cuello estrangulado y borde saliente en forma de campana.
a
(0-96). Id. n 1.4: Fragmento de cerámica común, de pasta anaranjada y engobe gris. (0-55). Cazuela de fondo
estriado; M . Vegas, p. 27, p. 7; (tipo 6), 7, 3. 5: Plato de cerámica común, de pasta anaranjada y engobe gris,
casi perdido. Cuerpo de perfil curvo. Borde horizontal saliente. (0-5). 6: Fragmento de cerámica común, de
pasta anaranjada-rojiza y engobe gris casi perdido. (0-112). Cuenco de borde aplicado; M . Vegas, (tipo 5), 6.

253
Fig. 166

254
Fig. 167

255
Fig. 168

256
Fig. 169

257
7: Fragmento de cerámica común, de pasta anaranjada y engobe gris casi perdido. (0,4). Cuenco de borde
aplicado; M . Vegas, (tipo 5) 6. 8: Fragmento de jarro de cerámica común, de pasta anaranjada y engobe gris.
Cuerpo globular. Cuello de forma troncocónica invertida. Borde horizontal saliente. Con un asa lateral de
fijación vertical. (0-148). 9: Fragmento de cuenco de cerámica común de pasta rojiza y engobe gris cuerpo
semiesférico y borde horizontal saliente. (0-18). 10: Plato de cerámica común, de pasta anaranjada-rojiza y
engobe gris casi perdido. Cuerpo de perfil curvo. Borde saliente. (0-98).

FIGURA 171
1: Fragmento de cerámica común, de pasta rojiza y engobe gris. Cuerpo muy panzudo ondulado al
interior, liso al exterior. Paredes gruesas. Base muy estrecha, de fondo plano al exterior. (0-10). 2: Fragmento
de base de cerámica común, de pasta rosácea y engobe gris casi perdido. (0-108). 3: Fragmento de cerámica
común, de pasta rojiza y engobe gris. Es parte de una basa y arranque del vaso. (0-3). 4: Fragmento de cuenco
de cerámica común, de pasta ocre clara y barniz negro casi completamente perdido. Cuerpo de perfil curvo.
Dos pequeñas molduras cóncavas horizontales en el borde. (0-92). 5: Fragmento de cerámica común, de pasta
rojiza y engobe gris. Cuerpo globular ondulado al interior y liso al exterior. Pie pequeño saliente. (0-15). 6:
Parte inferior de un vaso de cerámica común, de pasta rojiza y engobe gris. Cuerpo troncocónico invertido.
Pie estirado. Fondo plano en la parte externa. (0-41). 7: Fragmento de cerámica común, de pasta anaranjada-
ocre y engobe gris muy perdido. Cuerpo troncocónico invertido. Borde horizontal saliente. (0-36). 8: Asa de
una lucerna, de pasta clara y engobe gris, prácticamente perdido. (0-34). 9: Asa trilobulada de cerámica
común. Pasta rojiza y engobe gris. (0-9). 10: Fragmento de lucerna, de pasta ocre claro y engobe gris. Asa y
parte del cuerpo. Conserva restos del motivo decorativo, no identificado. (0-19). 11: Fragmento de lucerna de
cerámica común. Pasta blancuzca y engobe gris. Asa y parte del cuerpo, con decoración de una figura
humana. (0-128). 12: Regatón de ánfora de cerámica común, de pasta rojiza y engobe gris. Moldura convexa,
de sección rectangular en la base (0-25). 13: Fragmento de asa trilobulada de cerámica común. De pasta rojiza
y engobe gris. (0-29). 14: Fragmento de asa bilobulada, de cerámica común. Engobe gris casi perdido y pasta
de color crema. (0-11).

FIGURA 172
I: Regatón de ánfora de cerámica común. Pasta anaranjada y engobe color gris, casi perdido. (0-105). 2:
Fragmento de ladrillo de pasta rojiza, con estrias paralelas. (0-13). 3: Pesa de telar de color gris y pasta
rojizo-pardu7aca. Con dos taladros en su parte superior. Forma prismática. (0-42). 4: Id. (0-58). 5: Regatón de
ánfora de cerámica común. De pasta clara y engobe gris. (0-40). 6: Fragmento de ladrillo. Inscripción en
cartela rectangular rehundida, donde puede leerse: «...1VS M F ...RMNILF». (0-150). 7: Asa de ánfora de
cerámica común, de pasta ocre y engobe gris. En una cartela rectangular puede leerse: «VISELLI». (0-102).
Anfora olearia italiana, originaria de Brindisi, forma I de Baldaci, datada en el siglo I a. C. i Genaro Chic
García. Bases y desarrollo del comercio aceitero en la Bélica durante el Alto Imperio Romano. Sevilla-1977.
p. 11. 8: Asa trilobulada de cerámica común. Pasta naranja y engobe gris. (0-104). 9: Fragmento de la parte
superior de una tapadera de vidrio. (0-63). 10: Fragmento de vaso de vidrio incoloro. Paredes finas. Cuerpo
cilindrico, con una moldurita convexa en su parte superior. Borde saliente. (0-116). 11: Tapadera de vidrio
incoloro. (0-22). 12: Base de un recipiente de vidrio incoloro. (0-23). 13: Fragmento informe de plomo. (0-46).
14: Varilla de hierro doblada, probablemente párate de un clavo, al que le faltaría la cabeza. (0-75). 15:
Fragmento informe de hierro. (0-88). 16: Barra plana de hierro. (0-47). 17: Fragmento informe de hierro.
(0-87). 18: Varilla de hierro con varios estrangulamientos. (0-81). 19: Fragmento de vidrio de colores azul
marino y blanco. (0-14). 20: Fragmento de c'avo de hierro. (0-71).

FIGURA 173
1: Clavo de hierro. (0-49). 2: Fragmento de grapa de hierro. (0-48). 3: Clavo de hierro. (0-50). 4: Id. (0-52).
5: Id. (0-68). 6: Id. (0-69). 7: Fragmento de clavo de hierro. (0-80). 8: Id. (0-72). 9: Clavo de hierro. (0-74). 10:
Clavo de hierro, doblado. (0-82). 11: Fragmento de clavo de hierro. (0-78). 12: Id. (0-51). 13: Id. (0-70). 14: Id.
(0-21). 15: Fragmento triangular de hierro, con una anilla en uno de los vértices. (0-98). 16: Clavo de hierro,
doblado. (0-83). 17: Fragmento de hierro. Uso desconocido. (0-64). 18: Anzuelo de hierro. (0-123). 19: Id.
(0-124). 20: Fragmento de clavo de bronce. (0-79). 21: Fragmento de llave de hierro. (0-146). 22: Fragmento de
clavo de hierro. (0-67). 23: Id. (0,127). 24: Clavo de bronce. Sección cuadrada. (0-76). 25: Lámina de hierro,
enrollada en un extremo. Uso desconocido. 26: Pieza de bronce. Varilla curvada en forma de anilla con los
dos extremos vueltos y acabados en cabezas redondas. (0-86). 27: Clavo de hierro. (0-73). 28: Fragmento de
clavo de bronce. (0-77). 29: Pieza de bronce en forma romboidal, con una anilla en el ángulo superior. (0-90).
30: Varilla alargada de bronce. Forma y uso no determinados. (0-84). 31: Fragmento informe de hierro.
(0-20). 32: Lámina de plomo, de forma cuadrangular. con los picos vueltos hacia arriba, formando un rombo.
(0-45).

258
Fig. 171

259
Fig. 172

260
Fig. 173

261
FIGURA 174
I: Fragmento de térra sigillata hispánica. Recipiente acampanado. De cuerpo en forma troncocónica
invertida. Escotadura horizontal en el borde. (0-b-23). Forma Dragendorff 17. 2: Cuenco de térra sigillata
hispánica. Cuerpo semiesférico. Borde saliente. (0-b-12). Dragendorff 27. 3: Vaso de térra sigillata hispánica.
Cuerpo panzudo. Baquetón en la parte central del cuerpo. Base cóncava al exterior. (0-b-2). Dragendorff 25.
4: Cuenco de térra sigillata hispánica. Cuerpo globular. Escotadura en el borde. (0-b-8). Forma 37. 5: Vaso de
térra sigillata hispánica. Con un estrangulamiento muy marcado en la parte superior del cuerpo. Borde
pequeño saliente. (0-b-21). Dragendorff 27. 6: Vaso de térra sigillata hispánica. Baquetón en la zona media del
cuerpo. Encima, y en una franja que llega hasta el borde, decoración a ruedecilla. (0-b-24). Dragendorff 25. 7:
Fragmento de cerámica común, de pasta ocre y engobe gris. Cuerpo de perfil curvo, estrechándose hacia el
cuello. Borde grueso, escalonado en su parte superior. (0-b-45). 8: Fragmento de térra sigillata hispánica.
Cuerpo de forma aproximadamente troncocónica invertida. Borde no diferenciado claramente. (0-b-22).
Dragendorff 18. 9: Fragmento de térra sigillata hispánica. Paredes muy finas. Cuerpo de forma troncocónica
invertida. Borde engrosado. (0-b-28). Forma 37 tardía. 10: Fragmento de vaso de térra sigillata hispánica.
Con sigillum inidentíficable en la cara interna de la base. Pie saliente en forma de corona. (0-b-l). Forma
Dragendorff 27. II: Fragmento de térra sigillata hispánica. Cuerpo de perfil curvo. Borde saliente. Sin
decoración. (0-b-l3). Dragendorff 18.

FIGURA 175
I: Fragmento de plato de térra sigillata hispánica. Perfil roto en arista entre el cuerpo y la panza. Borde
pequeño saliente. (0-b-3). Dragendorff 18. 2: Fragmento de base de un plato de térra sigillata hispánica.
Fondo decorado al interior con bandas circulares con estrías radiales (0-b-5). 3: Fragmento de la base de un
plato de térra sigillata hispánica, con sello ilegible, dentro de dos circunferencias concéntricas en la parte
interna del fondo. (O-b-15). 4: Fragmento de térra sigillata hispánica. Borde vuelto con decoración de hojas en
relieve. (0-b-30). Dragendorff 36. 5: Fragmento de térra sigillata hispánica. Es un trozo de base con dos
circunferencias concéntricas en la parte interior del fondo. (0-b-6). 6: Vaso de térra sigillata clara. Cuerpo
troncocónico invertido. Tránsito en arista entre éste y la panza. Tres molduras convexas en el borde, la central
mayor y más saliente. (0-b-37). Forma 8 de Hayes. 7: Fragmento de térra sigillata clara. Borde saliente con
decoración de hojas en relieve. (0-b-l 7). Forma 3 de Hayes. 8: Fragmento de térra sigillata hispánica. Paredes
finas. Fondo de recipiente con sigillum ilegible. (0-b-49). 9: Fragmento de base de térra sigillata hispánica con
parte de tres circunferencias concéntricas, dentro sello ilegible en una cartela rectangular. (0-b). 10: Frag-
mento de térra sigillata hispánica. Base con dos circunferencias concéntricas en la parte inferior del fondo.
Fragmento de sello, dentro de una cartela rectangular, donde pueden leerse la tres últimas letras de las
inscripción: «... TCI». (0-b-29). 11: Fragmento de térra sigillata hispánica. Decoración en bandas, la superior y
más estrecha con grupos de semióvalos concéntricos separados por tridentes. Tema vegetal en el registro
inferior. Ambos separados por líneas horizontales paralelas. (O-b-14). 12: Fragmento de térra sigillata hispá-
nica. Se trata de un trozo de panza decorada con bandas de óvalos incisos. No puede reconstruirse la forma
del recipiente. (0-b-25). 13: Fragmento de térra sigillata clara, de forma y decoración similar a las del
e
fragmento descrito con el n 7, pero de mayores dimensiones. (0-b-19). Forma 3 de Hayes.

FIGURA 176
I: Fragmento de térra sigillata clara. Vaso de cuerpo de forma troncocónica invertida, de perfil quebrado
al llegar a la panza. Con tres molduras convexas, la central mayor, junto al borde. Este tiene el labio
redondeado. (0-b-37). Forma 8 de Hayes. 2: Fragmento de térra sigillata clara. Parte inferior de un vaso de
perfil quebrado entre la panza y el cuerpo. Ambos de forma troncocónica invertida, pero la panza es más
abierta. (0-b-36). 3: Vaso de térra sigillata clara. Cuerpo de perfil curvo. Borde horizontal saliente. (0-b-38).
Forma 6 de Hayes. 4: Fragmento de térra sigillata clara. Perfil quebrado entre el cuerpo, de forma troncocó-
nica abierta, y la panza, más abierta. Gruesa moldura convexa junto al borde, decorada a ruedecilla, y otras
menores. (0-b-39). Forma 8 de Hayes. 6: La única diferencia con el fragmento anterior estriba en que el cuerpo
es más vertical; y sus mayores dimensiones. (0-b-20). Forma 8 de Hayes. 7: Fragmento de cerámica común. Es
un trozo de la parte superior de un gran plato o ensaladera. De pasta pardo-negruzca y engobe gris. Borde
saliente con respecto al cuerpo, aunque no bien diferenciado. (0-b-48). 8: Fragmento de cerámica común, de
pasta naranja-rojiza y engobe gris. Cuerpo globular, con una acanaladura entre éste y el cuello. Cuello de
forma troncocónica invertida. Borde saliente, de sección rectangular. (0-b-40). 9: Cuenco de cerámica común,
de pasta ocre y engobe gris. Cuerpo globular. Borde reentrante, de perfil curvo y labio redondeado. (0-b-46).
Asimilable al tipo 21 de Vegas. 10. Cuenco de cerámica común, de pasta naranja-rojiza y engobe gris. Borde
no diferenciado del cuerpo. Forma simple. Sin decoración. (0-b-41.

262
Fig. 174

263
Fig. 175

264
Fig. 176

FIGURA 177
1: Fragmento de plato de cerámica común, de pasta ocre y engobe gris claro. Borde reentrante. Con una
ancha banda de color pardo-negruzco en la parte superior del cuerpo y cl borde. (0-b-7). 2: Fragmento de
cerámica común, de pasta naranja y engobe gris. Vaso de forma troncocónica invertida. Cuerpo ondulado al
interior y liso al exterior. Fondo plano. (0-b-42). 3: Fragmento de cerámica común, de pasta azul y pintura
rojiza, con engobe gris. Parte inferior de un vaso panzudo, con base de fondo plano y pie saliente. (0-b-43). 4:
Fragmento de vidrio incoloro. Vaso acampanado de paredes finas. Con varias molduritas convexas al
exterior, en el borde y la parte superior del cuerpo. (0-b-5l). 5: Fragmento de vidrio de color verde. Parte
superior de una botella de borde acampanado saliente y cuerpo troncocónico. Cuello estrangulado. (0-b-27).
6: Fragmento de vidrio, con franja negra en la cara interior del labio. Borde saliente. Boca ancha. (0-b-44). 7:
Fragmento de lucerna de cerámica común. Pasta naranja y engobe rojo. De la decoración se ha conservado
parte de un rostro humano. (0-b-l 1). 8: Fragmento de un vaso de jaspe de paredes finas. Forma troncocónica
invertida, muy abierta. (0-b-47). 9: Fragmento de lucerna, de cerámica común. Pasta clara y engobe gris. Se
distingue parte de una voluta. (0-b-18). 10: Pieza ósea de telar. Disco con taladro circular en su centro.
(0-b-50). 11: Cilindro de hierro. (O-b-35). 12: Fragmento de anilla de hierro. (0-b-9). 13: Aguja de bronce, con
ojo en el extremo más grueso. (0-b-34). 14: Varilla de bronce, doblada en forma de aro. (O-b-33). 15: Anzuelo
de hierro. (0-b-4). 16: Aguja muy fina y afilada de bronce, con cabeza plana. (0-b-32). 17: Fragmento de
hierro, quizás parte de una llave. (0-b-10).

FIGURA 178
I: Fragmento de cerámica campaniense. de barniz negro y pasta ocre rosácea. Base de pie saliente y
fondo escalonado en la cara externa. (Q-3). 2; Cuenco de cerámica campaniense, de barniz negro y pasta ocre.
Borde no diferenciado del cuerpo. (Q-2). 3: Vaso de cerámica campaniense de barniz negro y pasta ocre.
Moldura cóncava, de sección triangular, en la parte superior del cuerpo. Base de fondo plano. Pie saliente en
corona. (Q-l). 4: Fragmento de cerámica común, de pasta ocre y engobe gris. (Q-4). Cuenco de paredes
alisadas con borde vuelto hacia afuera. Vegas (tipo 6), 7. 5: Tapadera con botón central, de cerámica común.
Pasta naranja y engobe gris. (Q-9). Tipo I 7 de Vegas. 6: Pequeña lucerna, a la que le falta sólo el asa, de pasta
ocre y engobe gris. (Q-5). 7: Fragmento de una tapadera, casi completa, de cerámica común. Pasta ocre claro
y engobe gris. (Q-8). Tipo I 7 de Vegas. 8: Fina lámina de hierro de forma irregular. Quizás fuera parte de un
espejo. (Q-7). 9: Fragmento de cerámica común de pasta gris. Engobe pardo-ocre al exterior y azul marino al
interior. En la parte externa tiene líneas paralelas en resalte. (Q-6).

265
Fig. 177
Fig. 178

267
III. CABEZA D E AUGUSTO Y TOGADO CARTEIA
Ambas piezas escultóricas aparecieron juntas el día 27 de Agosto de 1975, a 20 cm. de
profundidad al lado del camino que va a la casa en Torre Cartagena, apoyadas en el muro
que corre en dirección E - W en su parte interior, que corresponde a la estancia A de la gran
casa romana allí excavada (ver plano). L a cabeza apareció de perfil, justo al lado del
dorso del togado, que formaba parte de un relleno de tejas, ladrillos y piedras, dando la
impresión de que la colocación era intencionada, de forma que el dorso del togado
quedara horizontal. Esta circunstancia y las roturas lisas de la cabeza, que parecen indicar
un pulido intencionado, permiten suponer que ambas piezas en época tardía pudieron ser
empleadas como material reaprovechado para construcción.
L a cabeza, fragmentada, tiene las siguientes medidas: altura máxima conservada:
21,5 cm.; diámetro antero-posterior: 19 cm.; diámetro transversal: 18 cm.; diámetro del
cuello: 14 cm. Es de mármol blanco con una pátina amarillenta, también en las roturas,
que son antiguas. Le falta la parte superior del cráneo desde la altura del arranque de la
nariz, habiendo desaparecido casi todo el ojo izquierdo y media oreja izquierda mientras
que la rotura se eleva en su lado derecho, permaneciendo en este lado el ojo y la oreja,
ambos con desperfectos. L a rotura está hecha en plano casi regular y en parte pulida, lo
que hace suponer que fuera intencionada. En la parte izquierda del cuello tiene otra
rotura de 13 x 11 cm., que se produjo por el vastago de hierro que la unía al torso, y cuyo
hueco de alojamiento se conserva. De manera que teniendo en cuenta también la rotura
del cráneo y su inclinación, la cabeza pudo ser arrancada de un golpe seco dado de lado
con una maza para derribarla de la estatua sobre la que se asentaba. En la zona de pelo
sobre la oreja derecha también tiene desperfectos; le falta la punta de la nariz, aunque
conserva el inicio de las fosas nasales, y tiene pequeños desperfectos en el mentón. E l eje
de la cabeza está inclinado a su derecha con respecto a la base plana del cuello, lo que
debió dar una pose sugerente a la figura.
L a pieza es de una excelente calidad en su factura. Representa a un hombre adulto,
aunque con notables rasgos juveniles, en una actitud apacible y segura, de corte helenís-
tico típico. Tanto los rasgos facíales como el tratamiento del pelo nos llevan a la época
inicial del Imperio, momento en que con la persona de Augusto se produce una evolución

271
decisiva en el concepto retratístico romano (1). Es un magnífico ejemplar de ese estilo
clasicista basado en los modelos griegos, que introduce en el retrato romano la genial
tendencia a la idealización. Este estilo, que se aprecia en toda la pieza, unido a rasgos
característicos, como los ojos pequeños y altivos, de mirada serena y ligeramente almen-
drados, los pómulos salientes para facilitar la composición triangular de la cabeza, el
"rictus" de la boca suavemente cerrada con labios breves y finos, el mentón discretamente
saliente en armoniosa ondulación con respecto al plano de la nariz, el cuello largo y
robusto, destacando ligeramente la nuez de Adán, y el pelo en cortos mechones por
detrás, representados en tres planos horizontales mediante incisiones poco profundas, así
como la patilla pequeña, como una especie de rizo del mechón, curvado hacia adelante,
nos hace pensar que estamos ante un soberbio retrato de Augusto, cuyo deterioro de
partes claves para la identificación, como la frente y el cráneo con su peinado, no pode-
mos menos que lamentar profundamente.
Pero a pesar de estas dificultades, creemos que su identificación con Augusto parece
clara. E l giro decisivo de los retratos de Augusto, marcado por esa tendencia a la idealiza-
ción y ese gusto helenístico corresponde al llamado tipo C de Brendel (2), surgido tras la
batalla de Actium (31 a. C.) que marcó también un momento decisivo en la evolución
política de Augusto y la consolidación de su poder (3). Este tipo iconográfico se denomina
también por esta razón "tipo de A c t i u m " y tiene un magnífico ejemplar en el retrato de
Augusto del Museo Capitolino (4), muchos de cuyos rasgos generales son notablemente
parecidos a nuestra cabeza. De cualquier forma este tipo tuvo múltiples ramificaciones (5)
(tipo D de Brendel), que desembocaron en el llamado tipo Prima-Porta por el magnífico
ejemplar de Augusto "thoracato" encontrado en la villa de Livia, cerca de Prima-Porta, y
que quizá sea la escultura más característica y conocida de Augusto. C o n ella se acuña un
tipo clásico, emulador de los modelos griegos, que es la imagen que queda para la
posteridad como el prototipo del creador del Principado.
En esta evolución, nuestra cabeza, con sus semejanzas evidentes al Augusto de
Prima-Porta, no tiene los rasgos de madurez y consolidación iconográfica como para
considerarla variante de este tipo definitivo, por lo que nos inclinamos a ver en ella un
ejemplar derivado del tipo de Actium, entre el retrato del Museo Capitolino y el de
Prima-Porta, cercano al tipo D de Brendel. En efecto, algunas de las réplicas o variantes
del tipo de Actium dadas por P. Zanker están muy próximas al retrato de Carteia, como
la cabeza del Museo de Trípoli (6), cuyo perfil a pesar de su deterioro presenta las mismas
características faciales, o el retrato del Museo Guarnacci de Volterra (7), mejor conser-
vado, que aunque aparece con los labios ligeramente más abiertos puede darnos una idea
muy aproximada de cómo sería completo el retrato de Carteia. Así mismo puede ayudar a
su reconstrucción ideal el retrato de Augusto de Lucus Feroniae, cerca de Roma, también
variante del tipo de Actium (8).
Con estas características hay que suponer que lo que le falta del cráneo a la cabeza de
Carteia vendría representado por una frente despejada con un entrecejo ligeramente
fruncido. En el tratamiento del pelo, las incisiones de nuestra cabeza son menos profun-
das que las de sus paralelos, al menos en la parte conservada de la nuca y patilla, lo que

(1) Cf. V. Poulsen, Les porirails romains. I. Copenhague 1962, pp. 22-25.
(2) O. Brendel, Ikonographie des Kaisers Augusius. NUremberg 1931.
(3) V. Poulsen, Les porirails I, p. 24.
(4) P. Zanker, Sludien zu den Augustus-Portráts, I. Der Aclium-Typus. Góttingen, 1973, pp. 15-17, láms. 6b-8.
(5) V. Poulsen, Les porrraits. . . 1, p. 24.
(6) P. Zanker, op. cit„ p. 18, láms. 9b y II.
(7) P. Zanker , op. cit., p. 19, láms. 12-13.
(8) P. Zanker, op. cit., p. 21, láms. 15a y 17.

272
hace pensar que en general fuera así para todo el pelo, que sin duda en su caída sobre la
frente se caracterizaría por la ya típica "garra" sobre el ojo derecho y la bifurcación
("horca") sobre el ojo izquierdo, que da el inconfundible sello a los retratos de Augusto a
partir al menos del tipo de Actium.
E l tratamiento del pelo y oreja dan la impresión de una mano poca experta, que
como siempre en estos casos hace pensar en que se trata de una obra provinciana. Pero
frente a ello contrastan los rasgos faciales, de gran perfección y armonía en lo apacible y
sereno del semblante, con un tratamiento delicado que hace pensar en un artista de
calidad, por lo que resulta muy difícil definirse sobre el origen de la pieza.
Lo cierto es que con esta cabeza aumenta el grupo hispano de retratos de Augusto,
que ya va tomando consistencia (9), algunos de los cuales pueden encuadrarse entre las
réplicas o variantes del tipo de Actium, como el de la Alcudia (Mallorca), a partir del cual
P. Zanker (10) inicia su estudio de réplicas y variantes de este tipo, o la cabeza bastante
deteriorada de Mérida (11) y la colosal del Museo Arqueológico de Sevilla (12), que para
P. Zanker (13) son una mezcla de las características del tipo de Actium y del tipo Prima-
Porta, probablemente realizadas en época Julio-Claudia, tras la muerte de Augusto. C o n
respecto a la cabeza de bronce de Azaila, que siguiendo a Curtius A . García y Bellido (14)
da como posible réplica del tipo de Actium, P. Zanker (15) da por sentado que no pudo
pertenecer a este tipo.
Teniendo por tanto en cuenta que el tipo de Actium surge a partir del 31 a. C . y la
imagen definitiva de Augusto del tipo iconográfico de Prima-Porta se consolida entre los
años 27 y 23 a. C . (16), habría que colocar cronológicamente el tipo en el que se encuadra
el retrato de Carteia, tomando las referencias extremas, entre los años 31 y 23 a. C , y
teniendo siempre presente que esta referencia alude solo al tipo, porque modelos de estos
mismos tipos se esculpieron también tras la muerte de Augusto (17). En el caso concreto
de la cabeza de Carteia, el contexto arqueológico nos lleva a época de Augusto vivo,
porque la casa donde apareción el retrato nos da fechas de épocas augústea por las tégulas
con la marca de M . Petrucídius, lo que permite aceptar la posibilidad de que la cabeza
corresponda a la época de Augusto vivo, sin que esto tenga que ser determinante.
C o n respecto a la escultura de la que formó parte esta cabeza, en un principio
pensamos en la posibilidad de que encajara en el togado que apareció junto a ella, pero no
era así. E l hueco del togado para la inserción de la cabeza tiene 20 cm. de ancho y 12 cm.
de diámetro antero-posterior, lo que hace imposible que encaje la cabeza de Augusto, con
un cuello de 14 cm. de diámetro; y además las proporciones de la cabeza, calculando la
parte desaparecida, resultan sensiblemente inferiores en relación a las proporciones del
togado, lo que impide la armonía del conjunto (18). Sin embargo, dadas las características
de la cabeza, la inclinación a su derecha respecto a su eje, y sobre todo el hueco para el
vastago de hierro que la unía al torso, basta dar un repaso a las representaciones habitua-

(9) A. García y Bellido, Esculturas romanas de España v Portugal. Madrid 1949, pp. 16 ss., láms. 7 ss.
(10) P. Zanker, op. cit., pp. 13-14, láms. 1-3.
(11) A. García y Bellido, Esculturas N<¡ 12, lám. 12. P. Zanker, op. cit., p. 28, lám. 21b.
(12) A. García y Bellido, Esculturas N ° 10, lám. II. P. Zqnker, op. cit., pp. 28-29.
(13) P. Zanker, op. cit., pp. 27-29.
(14) Esculturas Nü 7, lám. 8.
(15) Estudien zu den Augustus-Portrats 1. . . ., p. 26.
(16) v. Poulsen, Les porlrails. . . . 1, p. 29.
(17) Idem.
(18) Altura máxima del togado, sin contar el pedestal: 1,60 m. Altura máxima conservada de la cabeza: 21,5 cm.; a la
que habría que añadir otros 4 cm. de cráneo perdido (total: 25,5 cm. de altura con cuello incluido). A una cabeza de esta
altura, le correspondería en proporción armoniosa un cuerpo de togado de una altura aproximada de 1,25 m. a 1,35 m., no
de 1,60 m., como el cuerpo del togado de Carteia, que resulta así demasiado grande respecto a las proporciones de la cabeza.

273
les de las estatuas completas de los emperadores (19) para suponer que esta cabeza
formaría parte de una efigie imperial togada o al menos con el "paludamentum"; más
improbable parece que fuera "thoracata" o con el torso desnudo y el manto a la cadera, ya
que en este caso la cabeza suele formar pieza única con el torso. De cualquier forma, y
dadas las proporciones de la cabeza, cabría incluso la posibilidad de pensar en un busto,
aunque nos inclinamos más por la estatua togada.
El togado que apareció junto a la cabeza tiene las siguientes medidas: altura, incluido
el pedestal: 1,65 m.; anchura máxima: 0,65 m.; antero-posterior a la altura de la rodilla
avanzada: 0,38 m.; pedestal: 0,60 x 0,37 x 0,05 m. Es de mármol blanco con pátina
amarillenta. Le falta la cabeza correspondiente, que encajaría en el hueco destinado a este
fin, con una profundidad máxima de 16 cm., 20 cm. de ancho y 12 cm. de diámetro
antero-posterior. Le falta igualmente todo el antebrazo derecho con la mano y el codo que
quedaría descubierto de la toga y sería pieza aparte que encajaría con un clavo de hierro,
cuyos restos aún quedan; también le falta la mano y parte del antebrazo izquierdo desde el
punto en que la toga dejaba de cubrirle. El resto está completo y en buen estado general de
conservación (20).
Se trata de una típica estatua de togado romano, cuya factura es de una excelente
calidad, tanto en la realización de los pliegues de la toga, como en las zonas consideradas
de semitransparencia en la pierna derecha y de los pies. Destaca el hecho de que el
pedestal no es totalmente regular y el fondo no es plano, lo que dificultaría la postura
vertical sobre el mismo, y hay que suponer que el pedestal a su vez estaría sujeto con algún
apoyo, además de que probablemente también estaba apoyado por detrás, ya que la parte
trasera es plana, solo con una banda en el lado izquierdo que termina en una especie de
triángulo. Ello hace pensar que la estatua estaba colocada en algún lugar solo para ser
vista de frente, no por detrás, incluso habría que pensar en una hornacina o similar,
puesto que el borde del pedestal solo está pulido en su cara frontal, no en las laterales ni
en la posterior, lo que no impide que la estatua sea exenta.
L a actitud de la estatua en su conjunto es la normal de los togados, con el brazo
derecho caído, aunque ligeramente adelantado, mientras que el izquierdo con el codo
claramente flexionado hacia arriba, y por tanto con la mano adelantada hacia el frente,
quizá llevando un manuscrito enrollado o "volumen", como suele ser frecuente. L a pierna
izquierda, vertical, lleva el peso del apoyo de la figura, lo que hace que toda su parte
izquierda esté más rígida y el hombro izquierdo aparezca más elevado que el derecho.
Toda la mitad derecha de la figura da una clara impresión de relajamiento y reposo, más
perceptible en la pierna derecha, flexionada en actitud de descanso, lo que hace retroceder
el pie en una posición abierta. Junto a la pierna izquierda, como suele ser normal, aparece
una especie de tronco de árbol o motivo vegetal para sujección con hojas no identificables,
en el mismo lugar en que con frecuencia suele aparecer la caja de los "volumina" en tipos
parecidos en togados.
Con respecto al tratamiento de los pliegues de la toga, la mano del artista muestra una
gran pericia y finura a la que no estamos acostumbrados en la mayor parte de los togados
hispanos. Cae hacía la espalda desde el hombro derecho, para dar la vuelta sobre la
rodilla derecha y elevarse con soltura hasta descansar sobre el hombro izquierdo. L a
factura de estos giros y pliegues es de calidad excelente. L a toga se pliega como es lo

(19) Cf. H. G. Niemeyer, Sludien :ur Slatuarischen Darsiellung der Romischen Kaiser. Monumenta Artis Romanae
V i l . Berlín 1968.
(20) Hay que hacer la salvedad de que tras ser trasladado al Museo Arqueológico de Cádiz, se nos ha comunicado que
ha sufrido una rotura en la zona de los pies y pedestal.

274
habitual. E l pliegue que cruza el pecho forma una especie de esclavina sobre el hombro
izquierdo, mientras en el brazo derecho forma como unamedida que remata en la inser-
ción del brazo que falta. Destaca desde el punto de vista formal la técnica del tratamiento
de la toga en las zonas de semitransparencia, principalmente en el brazo derecho y la
pierna del mismo lado, pudiendo decirse casi lo mismo en el plegado sobre el brazo
izquierdo adelantado que recoge el remate de la toga.
El calzado es el típico calceuspatricius de dos tiras, que deja la parte delantera del pie
cubierta por la piel fina (alutá), mientras que por detrás está cubierto por el armazón
posterior del calzado, de tratamiento más tosco.
La buena factura de la pieza, así como el modo de llevar la toga nos induce a pensar
en una obra de época de Augusto o al menos de muy al principio del Imperio, lo que
aproxima esta pieza en el tiempo a la cabeza que apareció junto a ella. Los paralelos
hispanos más aproximados a este togado se fechan también en esta época, así uno de los
togados aparecidos en el peristilo del teatro de Mérida, en las excavaciones de A . F l o -
ríano, junto con la cabeza de Augusto "capite velatus" (21). También guarda grandes
semejanzas con el togado de Carteia, si se exceptúa la no aparición aquí de la caja de los
"volumina", un togado hallado en el área del templo de Júpiter, en el Capitolio de Belo,
que A . García y Bellido (22) fecha aproximadamente a mediados del siglo I d. C. Y no
hay que olvidar en esta semejanza la vecindad geográfica de Carteia y Belo, lo que podría
hacer pensar en la existencia de un taller escultórico en la zona.
Pero con ser este togado una pieza maestra en su tipo entre las hispanas, lo que ya de
por sí lo confiere un gran interés, quizá lo más interesante de la pieza está en la base no
alisada del pedestal, donde aparece cincelado con toda nitidez el número X V I , y junto a él
unas marcas de más difícil interpretación, también punteadas a base de cinceladas cortas.
Parece verse una especie de cruz o dos líneas que se cruzan, una horizontal y otra vertial; y
próxima a la intersección de las líneas, a su izquierda, se observa una marca hecha
también con cinceladas cortas que parece una F con una T en nexo (F). De todas formas,
la tosquedad del epígrafe no permite pronunciarse con rotunda seguridad sobre la identi-
ficación de la letra o letras, si se trata de tal, o al menos el signo representado. Si fuera una
F , como parece, podría pensarse en un F(ecit), y la posible T en nexo podría referirse al
nombre (T(itus) F(ecit) ?), esto dicho, por supuesto, con las máximas reservas. De lo que
no hay duda por su claridad meridiana es del número X V I , que creemos que alude a una
numeración del cantero, correspondiente al bloque de mármol antes de ser esculpido,
mejor que al número de serie de taller escultórico donde se realizó el togado, puesto que si
fuera así pensamos que el número iría en zona más visible de la escultura ya realizada,
aunque fuera marcado en algún discreto lugar del togado. L o mismo puede decirse de los
símbolos y posibles letras que hemos comentado, y que deben ser marcas del cantero,
porque si fueran del artista que esculpió la pieza no irían en este lugar tan oculto de la
base del pedestal, donde no podrían volver a verse una vez colocada la estatua en su sitio.
Por todo ello, además de la excelente factura del togado, creemos estar ante una
pieza singular en Hispania, que nos ofrece insólitos datos para el mejor conocimiento de
la actividad de las canteras de mármol en la extracción de bloques destinados a ser
esculpidos, lo que hace que esta pieza haya de ser tenida muy en cuenta en futuros
estudios sobre estos aspectos técnicos, así como sobre la procedencia de los bloques de
mármol en Hispania.

JOSE M . SANTERO SANTURINO

(21) A. García y Bellido, Esculturas N» 214, lám. 157.


(22) Esculturas N° 222, lám. 160.

275
IV. EPIGRAFIA
En una excavación de un yacimiento romano la epigrafía es sin duda la meta más
apetecible del arqueólogo. En el caso de nuestras campañas de Carteia los resultados han
sido mediocres, pero algunas inscripciones encontradas merecen un comentario, que
exponemos a continuación.

1. L A S M A R C A S D E T E J A S C O N E L N O M B R E D E P E T R U C I D I U S

Como se ha hecho notar en la descripción de la excavación y naturalmente en el


Catálogo de hallazgos, aparecieron varias tejas con el nombre de Petrucidius, tanto en los
edificios de la zona del Cortijo de E l Rocadillo como en la excavación de la casa de Torre
Cartagena. E l hallazgo reviste en nuestra opinión cierta importancia en nuestra epigrafía
por tratarse de un tema antiguo, y porque, por primera vez se encuentra este epígrafe en
un contexto arqueológico determinado, y nos permite fechar un tipo de construcción con
cierta exactitud cronológica en el caso de que el epígrafe sea susceptible de una datación
correcta. A l mismo tiempo, el contexto puede ayudar a decidir en la discusión del pro-
blema epigráfico.
El texto está impreso con una estampilla en el centro de la teja y dice:

M . P E T R V C I D I V S M . F.
L E G . P R O P R . M . LICI

En el Rocadillo apareció el a ñ o 1860 una teja con una marca exactamente igual a las
nuestras y pasó a manos de un sastre de Gibraltar, siendo publicada por Hübner, primero
en el Monatsberichle der K. preuss. Akademie, 1860 pág. 395, y más tarde en el C I L III, n2
4967. U n fragmento con la misma inscripción se encontró también en Carteia el 1865 y
Q
después de ir a parar a Inglaterra, apareció en el suplemento del C I L n 1.004. U n tercer
epígrafe procede de Mesas se Asta (Asta Regia), junto a un cuarto, que publica Fita en el
Boletín de Real Academia de la Historia, L V I , 1920 pág. 74., y antes lo habían sido por
Pescador en el Boletín de la Comisión de Monumentos de Cádiz, 1909, pág. 228. En

279
Alcalá del Río se hallaron otros dos fragmentos que publica Hübner ( C I L II, 4967 lbc).
Uno de estos ejemplares sólo conserva

TRVCIDIVS
PRO PR

y otro menos letras aún lo cual los hace menos fiables. Más tarde aparece la tégula de
Itálica, que iba a complicar el problema. Pero el letrero de esta tégula, publicada por el
marqués de Monsalud en el Bolet. d. la Acad. de la Hist. L , 1907 p. 251, n. 9., fue leído así:

[ M (?) Petr] V C I D 1 V S M . F.
[leg. pr] O P R A L E X S T

La crítica histórica se ha ocupado de estas inscripciones, siendo Hübner el primero en


dar una teoría lógica sobre ellas. Consideró por el tipo de letra que se trataba de epígrafes
de finales de la república o a lo sumo de comienzos del imperio, y los situaba histórica-
mente en el momento de la guerra civil, con una lectura que significaba: "Marco Licinio,
hijo de Marco, legado pro pretor de Marco Licinio". Quedaba, pues, establecido para
Hübner que Petrucidius era el legado propretor de un procónsul llamado Marco Licinio,
en época augústea, procónsul hasta entonces desconocido.
El a ñ o 1904 se ocupó del problema Dessau en su trabajo De tegulis quibusdam in
Baetica repertis (Eph. Ep. I X , pág. 506 y ss.) en el que observa con razón que la teoría de
Hübner era en parte insostenible, Hübner se había fijado solamente en las inscripciones
completas de Carteia, pero no tenía en cuenta la de Itálica, en la que con toda probabili-
dad tenemos el nombre de Petrucidius, pero el de M. Lid va substituido por el de Alex.
Sí, que lee Alex(ander) ST, lo cual le hace pensar en que tanto M . Lici como Alexander
St. eran los encargados por el legado para hacer las tejas o dirigir los trabajos. En cuanto
a la causa y ocasión de esta actividad constructora, opina que no se debió a la munificencia
del legado propretor, sino a un estado de febril actividad, es decir, a una guerra, y en la
Bética dentro de los límites que ofrecía la paleografía de las estampillas, no podía ser más
que la guerra civil. Tomando como ejemplo a Attio Varo y Considio Longo, legados
propretor pompeyanos en Africa que fortificaron Curubis, lo mismo que L . Plinio Rufo
que lo hizo en la puerta de Lilibeum, del mismo modo Petrucidius hizo trabajos análogos
de fortificación en Hispania en Itálica, Hipa, Asta y Carteia, todas ellas ciudades pompe-
yanas, cuando Cneo Pompeyo vino de Ibiza, que se fortificaron por temor a los legados
de César y a César mismo. Caería así la construcción dicha y el mando de Petrucidius en
el a ñ o 45 a. C . L a dificultad de que Petrucidius no aparezca en las fuentes escritas no
tendría un peso especial, lo que ocurre con otros legados de Pompeyo como Publilicio,
sólo conocido en acuñaciones, y su cuestor M . Munancio Sabino. Todo esto hay que
admitirlo, dice Dessau, como hipótesis de trabajo. Como final de su trabajo da la lectura
de Alex. St desarrollándola en Alex(ander) St(ruxit), lectura seguida por Hirschfeld
(Dessau, op. vil. in fine).
Münzer en R.E., X I X , 2, s. v. Petrosidius (Petruc-), col. 1034-5, acepta la hipótesis de
Dessau en cuanto a la fecha y la función de su mandato.
M . Marchetti (Rugiero, Diz. Epig., III, pág. 817) vuelve a ocuparse del caso Petruci-
dius y ofrece otra posibilidad, siguiendo la teoría de Dessau, creyendo que se puede
modificar ésta de la siguiente manera. Si se excluye que sobre las tégulas está el nombre
del procónsul, como parece evidente, se abre otra posibilidad no vista por el tudesco, y

280
esta es que Petrucidius sería gobernador de la provincia Ulterior antes de que se atribu-
yese la provincia al senado. Según Marchetti la paleografía no se opone, antes bien lo
apoya, y la omisión de augusti en el título del legado, se constata en los epígrafes de
principios de la época imperial.
El descubrimiento de la inscripción que registra el pacto de hospitalidad de la repú-
blica de los Bochoritanos con M . Licinio, hijo de Marco Craso Frugi, procónsul en la
Citerior el a ñ o 10 a. C . abría unas aparentes posibilidades de interpretación para la
estampilla que nos ocupa. Este Licinio Craso fue cónsul el a ñ o 14 a. C. Su estancia en
Q
Tarragona está atestiguada por la inscripción C I L II, n 4364de Faustus / Crassi / Frugi
Ser(vus). Se podría pensar que este M . Licinio es el que aparece en la teja, pero resultaría
difícil de admitir que un procónsul de la Citerior tuviera un legado en la Ulterior. Trae-
mos a colación esta inscripción porque explicaría una extraña opinión de G . Alfóldi en
Fasti Hispanienses, pág. 174, donde dice textualmente: " M . Petrucidius M . f. Dieser
Procónsul, erwáhnt zusammen mit seinem Legatus pro praetore M . Licinius auf ziegel-
stempeln, war in der Baetica nicht in der Kaiserzeit, sondern im Jahre 45 v. Chr.l tátig".
Con esta afirmación no entendemos nada. Pero Alfdlfi Petrucidius era el procónsul y M .
Licinio el legado propraetore.
Broughton, (Magistrales of the Román Republic. pag. 312) considera a Petrucidius
como procónsul del a ñ o 45 a. C , pero con interrogante, siguiendo la línea de Dessau.
Citaremos finalmente la opinión de Szramkiewicz en.su obra Les gouverneurs de
province a l'époque d'Auguste, vol II, pg. 525. Aunque no está muy clara su postura,
parece que Licinio es procónsul de España Ulterior, bajo Augusto o Tiberio (pag. 410).
Por lo que hace a las aportaciones que pueden hacerse al problema, después de
nuestras excavaciones, diremos que los ejemplares de tejas fueron encontrados en dos
zonas de excavación: el área del Cortijo de El Rocadillo, en las campañas de 1972-3 y en la
zona de Torre Cartagena en una casa excavada en 1974-5. En el primer caso podemos
hacer alguna observación interesante, cual es que las tejas fueron halladas en el relleno
producido por la caída de la techumbre de una casa, cuyos cimientos descansan sobre un
nivel viejo, con cerámica ibérica, e incluso algún resto de cerámica ática de figuras negras,
muy rodado y casi irreconocible. Los sillares bajo los muros son almohadillados, y todo
ello nos sitúa en un nivel, que se puede fechar por las cerámicas campanienses, a fines de
la república o comienzos del imperio. En Torre Cartagena se trata también de una casa
corriente. Parece que hay que desechar la idea de las fortificaciones, ya que se trata de
edificios, que no ofrecen el menor síntoma de fortificación. Aparte de esto, hay otra
observación que debemos hacer. Nuestra experiencia de excavadores en Carteia nos ha
demostrado que la gran época constructiva de la ciudad tiene lugar después de la guerra
civil, bastantes años después, cuando la Bética adquiere su gran momento, que va aconti-
nuar dos siglos. Quizá fuera útil recordar aquí lo que se sabe sobre la familia de los
Petrucidios, tal como ha sido estudiado por Münzer en R E , X I X , 2, col. 1304-5. Aparece
un Petrosidius como aquilífero de la legión X I V de César en la Galia(Caes., bell. Gall., V.
37, 5), el cual debe ser del mismo origen que el Petrucidius que nos ocupa. Su estirpe
puede seguirse por una inscripción (Dessau, 6132 b) en la que aparece un M. Petrucidius
C.f. como magister en la comarca de los Praettutios, junto con un tal L . Pacidius P.f. en
una conducción de agua, ambos nombres escritos con la ligatura C l , propia para repre-
sentar un sonido intermedio entre C i y Si característico del umbro. Es curioso que
Pacidius, sólo, aparece como Pacideius siendo activo partidario de Pompeyo en la guerra
africana (46 a. C.) (Bell. Afr. XIII, 1,78,4,10). Este personaje está en relación directa con
Labieno, que pasa a España. Pero además Labieno procedía de Cingulum en el Piceno, y
en sus proximidades en Ricina volvemos a encontrar a dos Petrosidios más. Es evidente
que Pompeyo tuvo clientelas muy poderosas en la región del Piceno, y las gentes de esta

281
zona tomaron su partido en la guerra civil. Según Münzer el Petrucidius de Carteia sería
hijo del Petrucidius C.f., y vinculaciones familiares decidido pompeyano.
Las excavaciones de Carteia han suministrado un dato más sobre las relaciones de
nuestra ciudad con el sur de Italia. Hay dos marcas de los V I S E L L I , conocidos exporta-
dores de aceite durante el s. I a. C .
Volviendo a las tejas propiamente dichas, su estudio no arroja casi luz sobre el
problema que nos ocupa. Es cierto que resulta extraño que un magistrado del estado
romano escriba su nombre con su título en una teja que seguramente es una teja vulgar de
construcción. Además es el único que aparece, porque las demás, o no llevan inscripción
alguna o llevan C A R T E I A o H E R C V L E S , uno y otro letrero con distintas grafías. De
todas las recogidas en el C I L II bajo el título de tegulae, no hay nada similar. Si
pensamos en Roma encontramos tejas con nombres de magistrados, pero no de esta
manera. Aparece a veces el fabricante.
Hay en Carteia un fragmento de teja (172,6), que desgraciadamente está rota, y
gastada, pero debe ser de Petrucidius, y al final del texto, después de Licí, parece que se
lee una F. que podríamos interpretar como F(ecit). En ese caso se resolvería la dificultad
en favor de la teoría de Dessau; pero como decíamos, no tenemos seguridad en esta
lectura.

2. I N S C R I P C I O N E N P I E D R A 136,5%: M E D I D A S : 348 x 106 x 15 mm.

Fragmento de mármol, hallada en la cuadrícula D3. Solo se conserva la parte del


ángulo superior derecho de la inscripción. Parece que se trata de una inscripción honora-
ria, en bella letra capital cuadrada. En cuanto al emperador a quien se dedica, es difícil
decidirse entre Hadriano y Antonio Pió, porque ambos nombres ofrecen el dativo ¡ano.
La decisión dependería de la longitud de la inscripción, que desconocemos. De todos
modos, creemos que puede restaurarse y leerse así:

. . . nepoti] N E R V A E
. . . filio Par] T H I C I
. . . Hadr] I A N O

3. I N S C R I P C I O N 136,8. M E D I D A S : 246 x 120 x 12 mm.

Fragmento m a r m ó r e o del que se conserva el ángulo inferior izquierdo. Escrito en


letra rústica evolucionada, que dice:

PII F (elicis)

Es de notar que lleva interpuncíón entre las ies, lo cual no es correcto. La identificación no
es fácil ni segura. L a paleografía no se opone a que se trate de Commodo.

4. I N S C R I P C I O N 136,11. M E D I D A S : 464 x 180 x 14 mm.

Fragmento marmóreo. Se pueden leer parte de dos líneas, y algunos signos de una

282
tercera, mejor dicho restos de letras, inidentificables, pero que sospechamos son cifras. L a
interpretamos así:

M V S V(ir) E(gregius)
tempplu] M A P O L L 1 N I S

En la tercera línea es posible y creemos que probable que estuvieran las cifras de costo de
las obras del templo. La inscripción tiene cierta importancia, porque nos atestigua que un
individuo de la clase ecuestre construye o repara un templo de Apolo en la ciudad de
Carteia.

5. I N S C R I P C I O N 137,4. M E D I D A S : 320 x 220 x 25 mm.

Fragmento marmóreo de una inscripción de la que conservamos tres líneas de la


parte derecha de la misma. A pesar del dibujo, que no es exactamente fiel, la lectura es
segura.

. . . i] M P . C(aii) I V L I
. . . Veri] M A X I M I N ( i )
. . . pro] C. PROV(inciae)

Esta lectura nos permite suponer que se trata de una inscripción honorífica dedicada
al emperador Julio Vero, que tantas inscripciones ha dejado en la Gallaecia y la Tarraco-
nense, pero, según nuestras noticias, ninguna en el sur de España. Esta distribución de las
inscripciones no tiene en nuestra opinión más explicación que las del norte aparecen en
miliarios y documentan las restauraciones de puentes, arruinados por el mal tiempo
propio de estas regiones.

6. I N S C R I P C I O N 144,9. M E D I D A S : 144 x 124 x 12 mm.

Inscripción en mármol que en caracteres poco cuidados dice:

MINER
V A E AVG(ustae)
SACRVM
M(erenti) P(osuit) V(otum)

283
V. NUMISMATICA
MONEDAS H A L L A D A S EN LAS EXCAVACIONES DE CARTEIA

Fruto de las campañas realizadas en Carteia, que se publican en esta Memoria de


Excavación, son alrededor de 220 monedas, de las cuales se han clasificado aquí 195.
Hemos excluido algunas por totalmente frustras, y deterioradas y otras, también casi
frustras, pero con algún elemento que las remonta a épocas posteriores como la árabe o la
moderna.
Del Catálogo que se detalla más adelante, hemos extraído los datos para la elabora-
ción de las figuras 183 y 184. En la figura 183 se da un simple porcentaje de la cantidad
global de monedas encontradas pertenecientes a cada periodo, y en la figura 184 se
especifica el número de monedas por a ñ o , lo que da una idea más clara en cuanto a
estudios de circulación.
No obstante, en el caso que nos ocupa resalta con gran nitidez y sin lugar a dudas que
la época de ocupación de la zona excavada tiene su apogeo entre mediados del s. II a. C. y
mediados del s. I d. C . Evidentemente, las gráficas que ofrecemos difieren de forma
1
notable de otras referidas a lugares habitados continuamente durante el Imperio . Des-
taca la gran cantidad de piezas pertenecientes al s. I a. C , e incluso a la primera dinastía
imperial. Sin embargo, son menos frecuentes en relación a lo habitual las del periodo de
Nerva a Commodo, que en otros lugares suelen ser abundantes, y también son muy raras
las numerosísimas en otros puntos habitados en el s. III y IV d. C , es decir las de los
momentos inflacionistas de Galieno y Divo Claudio y las de Constancio II, tipo del jinete
caído.
Quizá lo que más llame la atención de este estudio sea la enorme abundancia de
6
monedas acuñadas en la propia Carteia, lo cual hemos reflejado en la figura n 3. Esto
demuestra que el uso de estas piezas de valores pequeños —semises y cuadrantes— era
normal y cotidiano en la ciudad debido a sus estructuras económicas. Lo refuerza el hecho

(1) Vide, I. Pereira, J.P. Bost, J. Hiernard, Fouilles de Conimbriga. Les Monnaies, París, 1974; / Simposium Numis-
mático de Barcelona, vols. l-II, Barcelona, 1979.

287
de que durante el imperio llegan cuadrantes oficiales de la ceca de Roma que no son los
valores más corrientes ni mucho menos en otros lugares. No está ausente la moneda de
valor alto ya que hay varios denarios, pero en proporción a lo que cabía esperar, escasean
los sestercios del s. II.
Las relaciones comerciales de la ciudad, aparte de las consabidas con Roma, se
vuelcan durante la república más hacia la costa que hacia el interior. Poca variedad entre
las cecas latino-ibéricas del Guadalquivir y su valle, compensada por la reiterada aparición
de las piezas gaditanas y algunas del norte de Africa. Sólo en época de Augusto descuellan
algo en número los talleres del interior como Emérita, C. Patricia e Itálica, pero
ligeramente.
Ciertas piezas de interés como el as augústeo de Nemausus y los tres denarios de
Lugdunum, aunque no pueda excluirse una relación comercial con dichas ciudades, se
explican mejor como un abastecimiento normal del emperador, centrado en los dos
talleres galos, hacia las provincias de occidente.
Por último citemos el hallazgo de una tessera en plomo, en la cuadrícula Ob, con un
peso de 35,88 grs. y un diámetro de 31 mm, que lleva como tipo de anverso una cabeza
masculina y en el reverso un personaje que camina a derecha con una pala al hombro.

C A T A L O G O D E L A S M O N E D A S H A L L A D A S EN L A S E X C A V A C I O N E S
DE CARTEIA

I. REPUBLICA R O M A N A

5. // a. C.

A. B R O N C E

1. Anv. Jano bifronte


Rev. Proa
2
39.37 grs.; 37 mm.; 6 h.; As; Roma ; golpe de punzón en el centro
C ; ns 114

2. Anv. Jano bifronte


Rev. Proa, debajo R O M A , encima signo confuso
28 grs.; 33 mm. 4 h; As
A-4; n» 115

3. Anv. Jano bifronte


Rev. Proa
26,50 grs.; 31 mm.; 7 h; As
Q
G; n III

4. Anv. Jano bifronte


Rev. Proa
17.75 grs. (falta fragmento); 31 mm.; As
A-4b; n« I 12

5. — Anv. Cabeza de Saturno a derecha


Rev. Proa, delante S.
4,55 grs.; 20 mm.; 6h; Semis
A-4c; n» 118

(2) De aquí en adelante no se especificará la ceca. que se sobreentiende que es la de Roma, salvo en el caso de que la
pie/a esté acuñada fuera de ella.

288
B. P L A T A

6.— Anv. Cabeza de Píelas, detrás PIETAS


Rev.— Un hermano Cataneo con su padre en los brazos (M. HERENNI)
3.10 grs.: 19 mm.: 4h; Denario forrado; 1080-107 a. C , fam. Cornelia R R C, 308, Ib, Lam. 9;
Superficie; n° 117.

S. I a. C.

A. B R O N C E

7. Anv. Jano bifronte, al centro ara.


Rev. Proa, adelante I, encima L. RUBRI / DOSSEN
8.30 grs. (frgto); 27 mm.; 5h; As; 87 a. C ; fam. Rubria R R C n° 348.5. Lám. XLVI, 2; J; n° 113.

8. — Anv. Cabeza de Saturno


Rev. Proa, debajo R O M A
3,47 grs. (fgto); 21 mm. Semis
B-3; n2 119

B. P L A T A

9.— Anv. Cabeza laureada de Apolo


Rev. Marsyas frente a una columna con una Victoria
2,92 grs.; 18 mm. 2h; Denario; 82 a. C ; Fam. Marcia
R R C n° 363. la. Lám. XLVII, 11; E'-6; n° 116

U/NORTE DE AFRICA

10. Anv. Cabeza masculina a derecha


Rev. Caballo corriendo a derecha
2,60 grs.; 19 mm. 12h; bronce;
J; ne 12

11. Anv. Cabeza de Hercules? a izquierda


Rev. Caballo corriendo a derecha, debajo inscripción ilegible en púnico
1,93 grs.; 16 mm.; 12h
e
Superficie; n 37.

11I/H1SPANIA

A. D U R A N T E L A R E P U B L I C A

a) Hispano-cartaginesa

12. — Anv. Cabeza femenina a izq.


Rev. Protomo de caballo a der.
4,03 grs. (frgto); 19 mm., 5h; 221 a. C ;
VILL. Clase VIII, tipo II, grupo I, ri* 115; superficie; n^ 33

Cásiulo

13. — Anv. Cabeza masculina


Rev. Toro a derecha
8,14 grs.; 22 mm.; 2h; As; s. I a. C.
V.— L X X I , 2; D-3; ne 100

289
14. — Anv. y Rev. idem.
4,06 grs.; 20 mm.; Scmis; s. I a. C.
V.— L X X ; Ob; n0 1

Obulco

15. — Anv. Cabeza de Apolo


Rev. Toro a derecha
3,60 grs.; 20 mm.; 6h; Semis; s. I a. C.
V.— XCVIII, 5 ?; A-4b; no 68

16. — Anv. y Rev. idem.


5,04 grs.; 20 mm.; 3h; idem.
V.— XCVIII, 4; J; n2 56

c) Zona de alfabeto fenicio

Gades

17. — Anv. Cabeza de Hércules de perfil


Rev. Dos atunes a derecha
4 grs.; 16 mm.; 6h; Calco; 280-237 a. C.
V. IX, 5; G U A D A N , Período I; Q; n» 18

18. — Anv. y Rev. idem.


3,08 grs.; 18 mm.; 3h; idem.
V.— IX, 4 ó 5; G U A D A N , Per. I; O; n2 23

19. — Anv. Cabeza de Hércules a izq. con piel de león y maza


Rev. Dos atunes a izq., leyenda púnica
9,65 grs.; 27 mm.; 5h; As; 206-45 a. C.
V.— L X X I V , 1; G U A D A N , Per. III; Ob; n2 18

20. — Anv. idem.


Rev. idem a-1 anterior con tridente
9 grs.; 29 mm.; 2h; idem.
V.— L X X I V , 4; G U A D A N , Per. III; C-5; n8 47

21. — Anv. Cabeza de Hércules a izq. con piel de león y maza


Rev. Atunes e inscripción púnica
4,63 grs.; 20 mm.; 12h; Semis; 206-45 a. C.
V. L X X I X , 6; G U A D A N , Per. III; E4; tfi 94

22. — Anv. Cabeza de Hércules


Rev. frustro
9,10 grs.; 25 mm.; As ?
C-5; no 74

23. — Anv. frustro


Rev. Atunes
7,1 grs.; 25 mm.; As ?

Abdera

24. — Anv. Templo


Rev. Atunes, inscripción púnica
7,55 grs.; 23 mm.; As; s. I a. C.
V.— L X X X I , 2 ó 3; B; vfi 22

290
25. Anv. Cabeza de Hércules
Rev. Atunes, inscripción púnica entre ellos
5,93 grs.; 25 mm.; As; s. II-I a. C.
V.— LXXXIII; C-3b; n2 61

Sexi

26. — Anv. Cabeza de Hércules con piel de león y clava a izq.


Rev. Atunes, creciente, estrella, inscripción púnica
9 grs.; 27 mm.; lh; As; s. II a. C.
V.— LXXXIII, I; K; 2 27 n

Ebussus

27. — Anv. Bes


Rev. Toro embistiendo a izq.
2,45 grs.; 17 mm.; 5h; unidad; 214-150 a. C.
V.— XI, 12; C A M P O , Per. II, G6. XII, nQ 15; D ^ ; n°- 110

28. — Anv. Bes con caduceo


Rev. Frustro
2,82 grs.; 17 mm.; unidad; s. II a. C.
B-6; nü 104

d) Zona de alfabeto libio-fenicio

Lascuia

29. — Anv. Cabeza de Heracles con piel de león y maza


Rev. Elefante, inscripción en libio-fenicio
8.41 grs.; 22 mm.; As; s. II-l a. C.
V.— XCII, 4; A-4; n^ 85

e) Alfabeto latino

Carissa

30. — Anv. Cabeza gateada


Rev. Jinete con rodela
4.42 grs.; 2 mm.; Semis; s. I a. C.
V.— CXVII, 5 ?; A-4; n»- 88

Irippo

31. — Anv. Cabeza masculina, IRIPPO


Rev. Frustro
6,09 grs.; 22 mm.; As; s. I a. C.
V.— C X ; superficie W; n2 70

Lastigi

32. — Anv. Cabeza masculina galeada


Rev. LAS dentro de laurea
2.43 grs.; 23 mm.; 7h; s. I a. C.
V.— CIV, 2; L; n^ 67

Cartagonova

33. — Anv. Cabeza galeada de Palas


Rev. Estatua sobre pedestal
6,92 grs.; 21 mm.; 3h; Semis; s. 0 a. C.
V.— C X X X , 1; Muralla; n" 55

291
B. D U R A N T E E L IMPERIO. A U G U S T O Y TIBERIO
Emérita

34. Anv. Cabeza barbada de frente, (PER)MISV CAES(ARIS) AVGV(STI)


Rev. Yunta, (AVGVSTA) / E M E R I T A
10,55 grs.; 21 mm.; 7h; As
V. C X L I , 6; D-6; rfi 91

35. — Anv. Cabeza de Augusto


Rev. P. CARISI / L E G / A V G V S
9, 60 grs.; 26 mm.; 3h; As
V.— C X L , 14; superficie; n2 45

36. — Anv. Cabeza de Augusto radiada, haz de rayos


Rev. Frustro
7,90 grs.; 28 mm.
V.— C X L I V , 5; superficie; rfl 34

Iulia Traducía

37. — Anv. Cabeza de Augusto a izq., PER(CAES) A V G


Rev. Apex y simpulum, (IVLIA TR) A D
4 grs.; 22 mm.; 6 h; Semis
V. CLXIV, 15; superficie; n<2 36

Colonia Patricia

38. — Anv. Cabeza de Augusto a izq. PE(RM CAES) A V G


Rev. Laurea, en el centro C O L O N I A / P A T R I C I A
7,82 grs.; 26 mm.; 1 lh; As
V.— C L X V , 3; B-6; na 109

39. — Anv. Cabeza de Augusto


Rev. Frustro
105 grs.; 27 mm.; As
K; no 13

Itálica

40. — Anv. Cabeza de Tiberio (IMP TI. CAES) A V G V S T VS PON(MAX)


Rev. Ara de Providentia (PROVIDE / N T I A E / AVGVSTI)
11,78 grs.; 28 mm.; 7h; As
V.— CLXVII, 9; A-4b;ri*99

41. — Anv. Frustro


Rev. Ara de la Providentia
8,37 grs.; 28 mm.; As
V.— CLXVIII, 9; E'-4; nO 92

C. C A R T E I A

a) Periodo I: 130-90 a. C.

42. — Anv. Cabeza de Júpiter


Rev. Haz de rayos (CARTEIA)
8,41 grs.; 24 mm.; Semis; 130 a. C.
a
V. CXXV1, 1; C H A V E S , I Emisión, Serie A; A-46; nQ 101.

43. — Anv. y rev. idem.


7,12 grs.; 23 mm.; 12h; idem.
Idem; Ob; n° 50

292
44. — Anv. Cabeza de Júpiter
Rev. Delfín, Q. CVR(MAN) / (CARTEI)
3,10 grs.; 20 mm.; 5h; Semis; 105 a. C.
a
V.— C X X V I , 11; C H A V E S , 6 Em.; K; n<2 28

45. — Anv. idem.


Rev. Haz de rayos CES (CAR)
4,70 grs.; 21 mm.; 8h; Semis; 100 a. C.
a
V.— C X X V I , 4; C H A V E S , 11 Em.; K; n° 26

46. — Anv. Cabeza de Júpiter (CAR)TEIA


Rev. Proa, A E D / C N . A M I / (L.ARG.)
5 grs.; 21 mm.; 6h; Semis; 90 a. C.
V. CXXVII, 5; C H A V E S . Em. 13. Serie A; B-6; n2 109.

47. — Anv. idem


Rev. Proa, AED/JTN. A M 1 / L . A R G . )
4,75 grs.; 31 mm.; 12h; idem
Idem; superficie; n° 38

48. — Anv. idem


Rev. Proa, ( A E D / CN.AMI) / L. A R G .
4,64 grs.; 21 mm. lh; idem
Idem; B-6; n^ 107

49. — Anv. Idem


Rev. Proa, A E D / C N . A M I / L . A R G .
3,60 grs.; 21 mm.; 7h; idem
Idem; C-5; n<2 82

b) Periodo II: 85-65 a. C.

50. — Anv. Caveza de Júpiter


Rev. Delfín (CARTEIA)
4,50 grs.; 18 mm.; Semis; 85-70 a. C.
C H A V E S , Em. 14; J; a 14
n

51. — Anv. idem


Rev. Delfín a izq. (C)ARTEI(A)
4,30 grs.; 18 mm.; 12h; Semis; 85 a. C.
a
V.— CXXVII, 14; C H A V E S , Em. 14 , Ser. A,b; D-2; n^ 75

52. — Anv. idem.


Rev. Proa, C A R T E I A
4,70 grs.; 18 mm.; 12h; Semis; 85 a. C.
a
V.— C X X I X , 12; C H A V E S , Em. 15 , Ser. A,c

53. — Anv. idem.


Rev. Proa
4,38 grs.; 21 mm.; 6h; Semis; 80 a. C.
a
V.— C X X I X , 11; C H A V E S , Em. 15 ; D'-4; no 90

54. — Anv. y rev. idem.


3,8 grs.; 19 mm.; 3h; Semis; 80 a. C.
a
C H A V E S , Em. 15 ; K; 80 a. C.

55. — Anv. y rev. idem.


3,80 grs.; 24 mm.; 5h; Semis; 80 a. C.
a
C H A V E S , E M . 15 , Ser. A; B-6; n2 105

56.— Anv. Cabeza de Júpiter a izq.

293
Rev. Delfín C.V1B. AID K A R T E I A
9,94 grs.; 24 mm.; 12h; Semis; 65 a. C.
a
V. CXXVI1I, 9; C H A V E S , Em. 18 ; Ob; nQ 51

c) Periodo III: 60-45 a. C.

57. Anv. Cabe/a femenina torreada (CARTEIA)


Rev. Delfín (C.V1BI 1111 VIR)
3,61 grs.; 18 mm.; 12h; Semis; 55 a. C.
a
V. CXXVII1, 8; C H A V E S , Em. 20 , Ser. A; Superficie; nQ 43

58. Anv. idem.


Rev. Timón (C. VIBI) lili VIR (C. MINIVS 1111 VIR IT. IV)
7,50 grs.; 20 mm.; Semis; 50 a. C.
a
V. CXXVII1, 5; C H A V E S , Em. 21 ; superficie nQ 76

59. Anv. idem. C A R T E I A


Rev. idem. (C. VIBI III VIR) C.MINI(VS 1111 VIR IT.IV)
5,28 grs.; 21 mm.; 9h; idem.
Idem; B-3; nQ 86

60. Anv. Cabeza de Neptuno 1111 VIR T E R


Rev. Delfín C A R T E I A C. MINI Q. F.
4,55 grs.; 28 mm. 6h; Cuadrante; 45 a. C.
a
V. CXXVII, 10; C H A V E S ; Em. 22 ; Muralla; nQ 54

61. Anv. Cabeza de Neptuno (IIII VIR TER)


Rev. Delfín (CAR)TEIA (C.MI)Nl Q
3,36 grs.; 18 mm.; 1 Ih; Cuadrante; 45 a. C.
a
V. CXXVII, 10; C H A V E S , Em. 22 ; ob; n° 16

d) Periodo IV: 40 a. C. 15 d. C.

62. Anv. Cabeza femenina torreada. C A R T E I A


Rev. Caduceo alado, C. MAIVS(S.CIF) (POLLIO IIII E X DD)
8,89 grs.; 21 mm.; 6h; Semis, 35 a. C.
a
V. CXXVIII, 2; C H A V E S , Em. 24 ; D-2; n° 72

63. Anv. Cabe/a de Apolo (CARTEIA)


Rev. Lira l . A II NI (C.NVCIA)
5,98 grs.; 19 mm.; 12h; Semis; 30 a. C.
a
V. CXXVIII, 4; C H A V E S , Em. 25 ; E-2; nQ 73

64. Anv. idem.


Rev. Lira L. A UNI C.NVCIA
5.50 grs. (fgto); 19 mm.; 12h; idem.
a
Idem.; C H A V E S . Em. 25 , ser. B; D; n° 32

65. Anv. Cabe/a femenina torreada, C A R T E I A


Rev. Amorcillo sobre delfín lili VIR (EX) D D
4,60 grs.; 19 mm.; 6h; Cuadrante; 25 a. C.
a
V. CXXVIII, 11; C H A V E S , Em. 26 . ser. Az; D; n° 30

66. Anv. idem.


Rev. idem.
6,20 grs.; 21 mm.; 12 h; idem.
idem.; D; n° 31

67. Anv. idem. (CARTEIA)


Rev. idem. (ÍIII)VIR EX DD
3.51 grs.; 20 mm.; 5h; idem.
Idem.; A-4b; n° 80

294
68. — Anv. idem.
Rev. idem. (III VIR) / E X D D
3,30 grs.; 18 mm.; 6h; idem.
2
Idem.; D-5; n 81

69. — Anv. idem. C A R T E I A


Rev. idem. IIII VIR / E X D D
3,27 grs.; 18 mm.; 6h; idem.
2
Idem; A-4b; n 79

70. — Anv. idem. (CARTEIA)


Rev. idem. IIII VIR / (EX DD)
3 grs.; 17 mm.; 6h; idem.
2
Idem.; superficie; n 59

71. — Anv. idem.


Rev. idem. (IIII VIR) / E X D D
2,20 grs.; 16 mm.; 2h; idem.
2
Idem.; superficie; n 95

72. — Anv. idem. (CARTEIA)


Rev. idem., debajo D D
4,30 grs.; 18 mm.; 3h; idem.
a 2
V.— CXXVI1I, 13; C H A V E S , Em. 26 ; ser. B; superficie; n

73. — Anv. idem. (CARTEIA)


Rev. idem.
3.61 grs.; 18 mm.; 6h; idem.
2
Idem.; J , n 15

74. — Anv. idem.


Rev. idem. (D.D.)
4,90 grs.; 18 mm.; 3h; idem.
2
Idem; 0; n 24

75. — Anv. idem.


Rev. idem.
3,95 grs.; 28 mm.; 3h; idem.
2
Idem.; superficie; n 40

76. — Anv. idem.


Rev. idem., D . D .
3,81 grs.; 18 mm.; 12h; idem.
2
Idem.; superficie; n 42

77. — Anv. idem.


Rev. idem.
3,73 grs.; 18 mm.; lOh; idem.
2
Idem.; L; n 64

78. — Anv. idem.


Rev. idem.
3.62 grs.; 19 mm.; 7h; idem.
2
Idem.; A-4b; n 98

98.— Anv. idem.


Rev. idem.
3,55 grs.; 18 mm.; idem.
2
Idem.; E-4a; n 96

295
80. — Anv. idem. C A R T E I A
Rev. idem.
3,1 grs.; 18 mm. 3h; idem.
2
Idem. L; n 19

81. — Anv. idem.


Rev. idem.
2,85 grs.; 17 mm.; 2h; idem.
2
Idem.; L; n 62

82. — Anv. Delfín a izq. con tridente cruzado. C A R T E I A


Rev. Timón a izq. IIII VIR/dD.
4,30 grs.; 20 mm. 6h; Cuadrante; 20 a. C.
a 2
V.— C X X I X , 5; C H A V E S , Em. 27 ; superficie; n 44

83. — Anv. Cabeza femenina torreada C A R T E I A


Rev. Pescador con caña sentado a izq. D . D .
9,26 grs.; 22 mm.; 6h; Semis; Fin. s. I a. C , inicios s. I d. C.
a 2
V. CXIX; 4; C H A V E S , Em. 28 , er.A; B-6; n 108

84. — Anv. idem.


Rev. idem.
8,80 grs.; 23 mm.; 8h; idem.
2
Idem.; A-4) n 83

85. — Anv. idem.


Rev. idem.
8,48 grs.; 21 mm.; 5h; idem.
2
Idem.; muralla; n 52

86. — Anv. idem.


Rev. idem.
6,42 grs.; 23 mm.; 9h; idem.
2
Idem.; D-6; n 78

87. — Anv. idem.


Rev. idem. (D.D.)
5,80 grs.; 22 mm.; 7h; idem.
2
Idem; C-5; n 97

88. — Anv. idem. C A R T E I A


Rev. idem. D . D .
5,58 grs.; 22 mm.; lh; idem.
2
Idem.; L' n 63

89. — Anv. C. femenina torreada. C A R T E I A


Rev. Neptuno de pie, contridente, D.D.
10,5 grs.; 22 mm.; 7h; Semis; inicios s. I d. C.
a 2
V.— C X X I X , 2; C H A V E S , Em. 29 ; L; n 3

90. — Anv. idem.


Rev. idem.
9,15 grs.; 21 mm.; 7h; idem.
2
Idem.; superficie; n 35

91. — Anv. idem.


Rev. idem. (D.D.)
9,05 grs.; 22 mm.; 1 lh; idem
2
Idem.; L; n 20

296
92. — Anv. idem. (CARTEIA)
Rev. idem.
8,18 grs.; 22 mm.; idem.
Idem.; L; n2 66

93. — Anv. idem.


Rev. idem.
8,10 grs.; 22 mm.; 1 lh; idem.
2
Idem.; J; n 58

94. — Anv. idem., C A R T E I A


Rev. idem.
7,91 grs.; 21 mm.; 6h; idem.
Idem.; B; n2 21

95. — Anv. idem,


Rev. idem. D.D.
7,90 grs.; 22 mm.; 3h; idem.
2
Idem.; superficie; n 41

96. — Anv. idem. (CARTEIA)


Rev. idem. (DD)
7,58 grs.; 21 mm.; 6h; idem.
Q
Idem.; superficie; W; n 69

97. — Anv. idem., C A R T E I A


Rev. idem.
7,12 grs.; 22 mm.; 5h; idem.
2
Idem.; B-3; n 87

98. — Anv. idem.


Rev. idem. (DD)
6,80 grs.; 22 mm.; 3h; idem.
2
Idem.; L; n 4

99. — Anv. idem.


Rev. idem.
6,70 grs.; 22 mm.; 3h; idem.
2
Idem.; C-5; n 71

100. — Anv. idem. (CAR)T(EIA)


Rev. idem. D.D.
6,10 grs.; 22 mm.; 6h; idem.
2
Idem.; A-4; n 84

101. — Anv. idem. C A R T E I A


Rev. idem.
5,93 grs.; 22 mm.; 4h; idem.
2
Idem.; C-3b; n 60.

102. — Anv. idem.


Rev. idem.
5,78 grs.; 22 mm.; 9h; idem.
2
Idem.; L; n 2

103. — Anv. idem.


Rev. idem.
5,58 grs.; 21 mm.; 2h; idem.
2
Idem.; 0; n 47

297
104. Anv. idem.
Rev. idem.
5.52 grs.; 22 mm.; 4h; idem.
2
Idem.; L, n 5

105. Anv. idem.


Rev. idem. (D.D.)
5,38 grs.; 21 mm.; 3h; idem.
2
Idem.; L, n 6

106. Anv. ide.m.


Rev. idem. D.D.
5,58 grs.; 21 mm.; 3h; idem.
2
Idem.; L; n 7

107. Anv. idem.


Rev. idem.
4,70 grs.; 21 mm.; 7h; idem.
Idem.; D-3; n° 103

108. Anv. idem. (CARTEIA)


Rev. idem.
4,23 grs.; 20 mm.; 5h; idem.
Idem.; 0; n° 25

109. Anv. idem.


Rev. idem. (D.D.)
4 (frgto); 21 mm.; idem.
Idem.; L; 65

110. Anv. Cabeza femenina torreada, GERM(ANICO ET) D R V S O


Rev. timón (CAESARl)BVS l i l i VIR (CART)
4,75 grs.; 24 mm.; 7h; Cuadrante, 15 d. C.
V. CXXVII, 14; C H A V E S , Em 30; A-4b; n° 102

111. Anv. idem. G E R M A N I C O (ET DRVSO)


Rev. idem CAESARIBVS IIII VIR C(ART)
3,50 grs.; 18 mm.; 2h; idem.
2
Idem.; J; n 57

112. Anv. idem. ilegible


Rev. idem. ilegible
1,20 grs. (desgaste); 17 mm.; idem.
Idem.; F; n° 17

e) Monedas de Carteia ilegibles

113. Anv. Cabeza de Júpiter a der.


Rev. Proa, delante S
3,60 grs.; 21 mm.; 5h
Superficie; n° 28

114. Anv. Cabeza de Júpiter


Rev. Proa ?
2,50 grs.; 21 mm.
2
Superficie; n 91

115. Anv. idem.


Rev. Delfín
2,82 grs.; 17 mm.; 6h
2
E'-4; n 93

298
116. — Anv. idem.
Rev. frustro
4,41 grs.; 21 mm.
2
Superficie; n 39

117. — Anv. Cabeza femenina torreada


Rev. frustro
7,10 grs.; 20 mm.
2
0; n 46

118. — Anv. idem.


Rev. frustro
6 grs.; 20 mm.
C-5; n° 89

IV. A L T O IMPERIO R O M A N O

A. JULIO C L A U D I O S

1) Augusto (27 a. C. — 14 d. C.)

119. — Anv. Dos bustos a derecha. Q. RVSTIVS (FORTVNAE/ANTIAT)


Rev. Ara con F O R . R E (CAESARI) A V G V S T O / E X S.C.
3 grs.; 19 mm.; 12h; Denario; 23 a. C. Roma
2 2
RIC, I, n 96; B; n 134

120. — Anv. Cabeza desnuda a izq. Ilegible


Rev. S.C. alrededor (C. CASSIVS) C E L E R III VIR ( A A A F F )
9,80 grs.; 26 mm.; 6h; As; 22 a. C. Roma
2 2
RIC, I, n 81; Q; n 124

121. — Anv. Cabezas de Augusto y Agripa


Rev. Cocodrilo
6.24 grs.; 25 mm.; 9h; As; moneda partida; Nemausus
2
Ob; n 132

122. — Anv. Cabeza de Augusto laureada. C A E S A R A V G V S T U S DIVI (F. PATER) P A T R I A E


Rev. Gaius y Lucius con escudos y lanzas. C L . C A E S A R E S / A V G V S T I F.COS. DESIG. PRINC.
IVVENT.
3,45 grs.; 19 mm.; 3h; Denario; 2 a. C. - 14 d. C ; Lugdunum
2 2
RIC, I; n 350; C; n 130

123. — Anv. idem. C A E S A R AVG(VSTVS DIVI) F. P A T E R P A T R I A E


Rev. idem.
3,70 grs.; 19 mm.; 7h; idem. ,
2
Idem.; C; n 129

124. — Anv. idem., C A E S A R A V G V S T V S DIVI F. P A T E R (PATRIAE)


Rev. Tiberio en cuadriga (TI. C A E S A R ) / A V G . F. T R . POT. X V
3.25 grs.; 18 mm.; 11; Denario; 2 a. C. - 14,d. C.
2 2
RIC, I, n 355; C; n 128

125. — Anv. Ara. GAL(VS APRONIVS III) VIR


Rev. S. C. Ilegible
2,59 grs.; 17 mm.; 3h; Cuadrante; 5 a. C.
2 2
RIC, I, n 213; W; n 156

2) Tiberio (14-37 d. C.)

126. — Anv. Su cabeza a izq. Ilegible


Rev. Personaje femenino sentado a izq. Ilegible

299
8,9 grs.; 26 mm.; 7h; Dupondio?
G; nQ 133

127. Anv. idem (...) C A E S A R AVG(...) .)


Rev. frustro
7,49 grs.; 29 mm.; As
A; ns 125

128. Anv. idem.


Rev. frustro
8,91 grs.; 26 mm.; As
Q
Superficie, n 126

3) Caligula (37-41)

129. Anv. Su cabeza desnuda a izq. Ilegible


Rev. Minerva ?
8,91 grs.; 25 mm.; As
I; n2 123

130. Anv. idem.


Rev. frustro
7,20 grs.; 29 mm.; As
2
Muralla, n 137

4) Claudio (41-54)

131. Anv. Su cabeza desnuda a izq. (TI. CLAVD)IVS C A E S A R A V G (PM. TR.P.IMP.)


Rev. Libertas de pie. (L)IBER(TAS AVGVSTA)
10,80 grs.; 28 mm.; 7h; As
RIC, I, ns 173

132. Anv. Idem. TI.CLAUD1VS (CAESAR A V G . P . M . T R . P . IMP.)


Rev. idem. LIBERTAS (AVGVSTA)
9,48 grs.; 27 mm.; 6h; As
2
Idem; L; n 127

133. Anv. idem. (TI.CLAVD1VS) C A E S A R AVG(P.M. TR.P. IMP.)


Rev. Minerva con escudo y lanza, S.C.
11,40 grs.; 30 mm.; 12h; As
2
RIC, I, n° 66; D-2; n 155

134. Anv. idem. (TI. C L A V D I V S Q A E S A R (AVG. P.M.TR.P.) IMP.


Rev. idem.
11,20 grs.; 26 mm.; 7h; As
Q
Idem.; muralla; n 136

135. Anv. idem. (. . .) C L A V D I V S C A E S A R A(. . .)


Rev. frustro
11,52 grs.; 29 mm.; As
2
E'-3; n 143

136. Anv. idem. Ilegible


Rev. idem.
10,28 grs.; 28 mm.; As
2
I; n 121

137. Anv. idem.


Rev. idem.
7,54 grs.; 26 mm.; As
2
E-4; n 130

300
138. Anv. idem.
Rev. idem.
5,86 grs.; 25 mm.; As
2
E-4; n 139

139. — Anv. Modius. (TI. CLAV)DIVS C A E S A R (AVG)


Rev. S.C. alrededor (PON. M . TR.P.) IMP.COS.DES.IT.
2,40 grs.; 15 mm.; 2h; Cuadrante
2 2
RIC, I, n 72; muralla n 161

140. — Anv. Mano con una balanza. TI.CL(AVDIVS CAES) A R A V G , en campo P.N.R. Rev. S . C , alrede-
dor P O N . M . (TR. P. IMP. PP. COS II)
3,08 grs.; 15 mm.; 6h; Cuadrante
2
RIC, I, ne 74; D-5; n 157

141. — Anv. Idem. (TI.CLAVDIV)S C A E S A R (AVG), P.N.R.


Rev. idem. (PO)N.M.TR. (P.IMP.P.P. COS II)
3,90 grs.; 16 mm.; 6h; Cuadrante
Idem.; L; ne 158
5) Julio-Claudios anteriores a Nerón, indeterminados

142. — Anv. Cabeza a derecha. Ilegible


Rev. frustro
12,85; 27 mm.; Dupondio
2
Superficie; n 131

143. — Anv. idem. laureada. Ilegible


Rev. frustro
8,72 grs.; 25 mm.; As
2
C-5; n 120

6)" Nerón (54-68)

144. — Anv. Cabeza diademada, Ñ E R O C A E S A R A V G . P.M. (. . .)


Rev. Victoria a izq. S.C.
12,18 grs.; 30 mm.; 8h; Dupondio; 64-68
2 2
RIC, I, n 190; B-6, n 193

B. CRISIS D E L 69 Y LOS FLAVIOS

1) Galba (68-69)

145. — Anv. Su cabeza radiada, (. . .) A V G G E R M . CO(. . .)


Rev. frustro
10,80 grs.; 27 mm.; 6h; As
2
Superficie; n 169

2) Vespasiano (69-79)

146. — Anv. Su cabeza laureada. Ilegible


Rev. Jinete a derecha. Ilegible
21,5 grs.; 32 mm.; 12h; Sestercio
2
C-5-2; n 140

301
A nombre de Tito

147. — Anv. Su cabeza laureada (T. C A E S A R IMP. COS.V)


Rev. Spes de pie, S.C.
9,27 grs.; 26 mm.; 6h; As; 76
B M C , II, ne 728; I; rfi 122

3) Domiciano (81-96)

148. — Anv. Su cabeza laureada (IMP.CAES.DOMIT.)AVG.GER. COS.XII. CE(NS PER. P.P.)


Rev. Fides de pie, FIDES (PVBLICA) S.C.
9,55 grs.; 28 mm.; 7h; As; 86
B M C , II, p. 382; muralla; rfl 135

149. — Anv. idem. IMP. CAE(. . .)


Rev. Fortuna de pie. Ilegible. S.C.
10,70 grs.; 27 mm.; 7h; As
B-6; no 189

150. — Anv. idem. Ilegible


Rev. frustro
5,38 grs.; 22 mm.; As
B-3c; n2 142

4) Dinastía flavia, indeterminados

151. — Anv. Cabeza a derecha. Ilegible


Rev. Frustro
7,82 grs.; 26 mm.; Dupondio
B-4b; no 144

152. — Anv. idem.


Rev. idem.
9,57 grs.; 25 mm.; As
A-3; na 141

C. D E N E R V A A C O M M O D O . LOS ANTONINOS

1) Nerva (96-98)

153. — Anv. Su cabeza laureada, (IMP. N E R V A ) C A E S . A V G . P M . T R . P. COS (II DESIGN III PP.)
Rev. Libertas de pie, (LI)BER(TAS PVBLICA), S.C.
8,30 grs.; 27 mm.; 5,3 lám.; B-3; nQ 159

2) Trajano (98-117)

154. — Anv. Su cabeza laureada, IMP. C A E S A R . N E R V A T R A I A N A V G . G E R . P . M .


Rev. Victoria. T R . P O T (COS IIII P.P.) S.C.
9,10 grs.; 27 mm.; 7h; As 101-102
BMC, III, p. 158; muralla; nQ 160

302
155. — Anv. idem. IMP. TRA1ANO A V G . G E R (DAC.P.M.)
Rev. Dacio vencido, sentado sobre las ramas, COS V P.P.S.P.Q.R. O P T I M O P R I N C / D A C . C A P .

156. — Anv. Su busto laureado, (IMP C A E S N E R V A E T R I A N ) 0 A V G . G E R . D A C . P(M. TR.P. COS V


P.P.)
Rev. Rqma sentada a izq. (. . .) S.C.
21,943 grs.; 34 mm.; 6h; sestercio 104-111
B M C . 111, p.; lám. 28,4; C-5; nQ 172

157. — Anv. idem. Radiado, (IMP) C A E S N E R V A E T R I A N O A V G GER( D A C P.M.TR.P.COS.V.P.P.)


Rev. Spes a izq. S.P.Q.R. OPTIMO (PRINCIPI) S.C.
10,30 grs.; 28 mm.; 7h; Dupondio; 104-111
B M C , III, lám. 34,5; F-3; nQ 175

158. — Anv. idem. laureado (. . .)TRA(. . .)


Rev. frustro
18,32 grs.; 32 mm.; sestercio
O-b; n2 169

159. — Anv. idem. (. . .) T R A I A N O A V G . G E R M ( . . .)


Rev. Frustro
10,35 grs.; 28 mm.; 6h; Dupondio
D-2; no 190

160. — Anv. idem. Ilegible


Rev. idem.
10,88 grs.; 27 mm.; 5h; As
Q
Superficie; n 177

3) Adriano (117-138)

162. —Anv. Su cabeza laureada, HADR1ANVS / A V G COS(. . .)


Rev. Figura femenina de pie (. . .) S.C.
11,80 grs.; 27 mm.; 7h; Dupondio
s
Superficie; n 166

163. — Anv. idem. a izq. Ilegible


Rev. Frustro
8,88 grs.; 29 mm.; Dupondio
C'-5; nQ 171

164. — Anv. idem. laureado a derecha. Ilegible


Rev. idem.
9,46 grs.; 27 mm.; As
E'-6; nQ 176

4) Amonio Pío (138-161)

165. Anv. Su cabeza laureada, ANTONINVS A V G / P I V S P.P.TR.(P. XVII)


Rev. Vesta a izq. COS III, S.C.
3,15 grs.; 17 mm.; 2h; Denario; 153-154
B M C , IV, nQ 806; E'-4; nQ 174

303
166. Anv. idem. Ilegible
Rev. Soldado de pie. Ilegible
6,90 grs.; 25 mm.; lh; As
2
D-2; n 187

167. — Anv. idem.


Rev. Frustro
8,18 grs.; 27 mm.; 6h; As
2
Superficie; n 162

Para Fauslina Maior

168. Anv. Su busto vestido a derecha DIVA FAVS(TINA)


Rev. Figura femenina de pie con cetro. Aelernitas ? Ilegible
23,75 grs.; 33 mm.; I lh sestercio; posterior a 141
2
C-3b; n 164

169. — Anv. idem. DIVA F A V / S T I N A


Rev. idem.
8,50 grs.; 25 mm.; lOh; post. a 141
2
B-6; n 188

5) Marco Aurelio (161-180)

170. — Anv. Su cabeza laureada. Ilegible


Rev. Figura femenina de pie. Ilegible
8,60 grs.; 25 mm.; 12h; As
2
Ob; n 170

171. — Anv. idem.


Rev. Frustro
9,25 grs.; 24 mm.; As
2
W; n 186

6) Dinastía antoniniana, ¡determinados

172. — Anv. Cabeza a derecha. Ilegible


Rev. Frustro
9,70 grs.; 24 mm.; As
2
0; n 163

V. SIGLO III

1) Heliogabalo

173.— Anv. Su busto laureado, IMP. C A E (...)


Rev. Libertas de pie, (...)/AVG.
8, 58 grs.; 27 mm.; 2h; Dupondio
2
C-2a; n 192.

304
2) Galieno (260-268)

174.— Anv. Su busto radiado, vestido. Ilegible.


Rev. Figura femenina a pie. Ilegible
3,29 grs.; 21 mm.; 5h; Antoniniano
C-3b; ne 185
Rev. Idem
2,32 grs.; 19 mm.; 6 h; antoniniano
J; nQ 191

176.— Anv. Idem (...) A L L I (...)


Rev. Fortuna de pie. F O ( . . . ) ?
1,88 grs.; 20 mm.; 5h; Antoniniano
C-2a; n2 191

3) Claudio II (268-270)

178. —Anv. Su busto radiado (...) AVDIO (...)


Rev. Personaje masculino (...) IOV (...)
1,35 grs.; 21 mm.; Antoniniano
C-3b; nS 184

179. — Anv. Idem. Ilegible


Rev. Figura de pie con escudo. Ilegible
1,10 grs.; 16 mm.; 9h; Antoniniano
Q
Supericie, n 205

Postumas: DIVO CLA VDIO: posteriores a 270

180. Anv. Radiado a derecha. (DIVO CLAVDIO)


Rev. Aguila. CON(SECRATIO)
2,01 grs.; 15 mm.; 6h; Antoniniano
J; ne 179
181. — Anv. Idem. (DI)VO C L A V D I O
Rev. Ara. C O N S E C R A T I O
1,40 grs.; 20 mm.; 12h; Antoniniano
C'J; no 180
182. — Anv. Idem. (DIVO CL)AVDIO
Rev. Idem. (CONSECRA)TIO
1,70 grs.; 19 mm.; 6h; Antoniniano
C-5; n°- 186
183. — Anv. Idem. Ilegible
Rev. Idem. Ilegible
0,72 grs.; 14 mm.; 2h; Antoniniano
Muralla; n2 178

4) Floriano (275-276)

184.— Anv. Su busto radiado con paludamentum, IMP.C. F L O R I A N V S . A V G


Rev. El emperador de pie con cetro y globo, VIRTVS A V G X X V .
3,56 grs.; 22 mm.; 6h; Antoniniano
RIC, V, 1, e 47; J; n° 182
n

.305
VI. SIGLO IV

A. DINASTIA CONSTANTINIANA

185. — Anv. Busto de Constantino diademado, con paludamentum, C O N S T A T I / N V S A V G P F


Rev. Dos soldados con dos estandartes G L O R / I A E X E R C 1TVS; en exergo: S(MT)SA
1,55 grs.; 18 mm.; 7h; AE-3; 33-335; Tesalónica
L R B C , nQ 835; C-5; n° 204
186. Anv. Emperador idem. (...) C O N S T (...)
Rev. idem. con sólo estandarte
1.48 grs.; 15 mm.; 6h; AE-3; 355-341
A - l ; n<2 262
187. Anv. Idem. (...)AVG(...)
Rev. Idem. Ilegible
1,30 grs.; 15 mm.; 2h; AE-3; 335-341
D-5; na 201
188. Anv. Idem. Ilegible
Rev. Laurea, dentro VOT/(...)/MVLT3(...)
1,18 grs.; 14 mm.; 12h; AE-3; 341-346
O; na 198
189. Anv. Busto idem. de Constancio II. Ilegible
Rev. Jinete caído, F E L f T E M P REPARATIO)
4,45 grs.; 19 mm.; lOh; AE-3; 346-361
Superficie, na 197

B. DINASTIA V A L E N T I N I A N A

190. Anv. Busto de emperador diademado, con paludamentum. Ilegible


Rev. Emperador levantando a mujer arrodillada (REPARATIO REIPVB)
3.49 grs.; 23 mm.; I lh; AE-2; 378-383
E-3; na 200

C. I N D E T E R M I N A D A S D E L S. IV.

191. Anv. Busto del emperador vestido, diademado, a derecha. Ilegible


Rev. Frustro
1,97 grs.; 17 mm.; AE-3
K; na 195
192. Anv. Idem.
Rev. Idem.
1,93 grs.; 16 mm.; AE-3
Ob; na 196
193. Anv. Idem.
Rev. Idem.
1,60 grs.; 14 mm.; AE-3
D-5; na 203
194. Anv. Idem.
Rev. Idem.
1,58 grs.; 15 mm.; AE-3
K; na 194
195. Anv. Idem.
Rev. Idem.
0,90 grs.; 14 mm.; AE-4
O; na 199

F R A N C I S C A C H A V E S TRISTAN

306
A CLA RA C10NES AL CATA LOGO

El orden de exposición que se ha seguido ha sido: descripción de anverso y reverso, peso, módulo,
posición de cuños expresada en horas, valor, fecha y ceca, en algunos casos referencias a catálogos, estratigra-
fía y numero de inventario.
Los catálogos y obras a que nos referimos son los siguientes:

RRC: H. Crowford, Román Republican Coinage, Cabridge, 1947.


VILL: L. Villaronga, Las Monedas Hispano-Cartaginesas, Barcelona, 1973.
V: A. Vives y Escudero, La Moneda Hispánica, Madrid, 1923.
GUADAN: A . M . de Guadan, Las Monedas de Gades, Madrid, 1963.
CHA VES: F. Chaves Tristán, Las Monedas Hispano-romanas de Carteia, Sevilla, 1979.
RIC: H. Mattingly, E. A. Sydenham, The Román Imperial Coinage, Londres, 1968.
BMC: H. Mattingly, Coins of the Román Empire in the British Museum, Londres, 1965.
LRBC: R.A.G. Carson, P. V. Hill, J.P.C., Late Román Brome Coinage, 324-498, Londres, 1972.

307
FIG. 179. N U M E R O D E M O N E D A S P O R E P O C A H A L L A D A S
EN LAS E X C A V A C I O N E S DE CARTEIA

A . Hispano - c a r t a g i n e s a y N. de A f r i c a

26 B. H i s p a n a s durante la república

2k C. Carteia

22 D. " C o l o n i a l e s " hispanas

20 E República S. II a C

18 F. República S. I aC

16 G. Julio - C l a u d i o s

14 H. Flavios
<n
ni
T J 12 I. De Nerva a Commodo
Ol
c
o J. S. III
E 10
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K. S. IV
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4 A

10

12

16

18

20

22
77
C

308
FIG. 180. N U M E R O D E M O N E D A S P O R A N O E N EL A B A S T E C I M I E N T O
R E F L E J A D O EN LAS E X C A V A C I O N E S DE CARTEIA
ABC SAS n! de años
ORDENADAS monedas por año

MONEDAS OFICIALES DE ROMA

MONEDAS LOCALES

A Hispanas y Carteia S II aC

B - •• S I aC

C Hispanas "coloniales"

200 aC 100 aC 27 aC| 15dC 68 96 193 300 400


25 aC 2ÚdC

FIG. 181. P R O P O R C I O N E N T R E M O N E D A S A C U Ñ A D A S E N CARTEIA


Y OTRAS COETANEAS

A. Monedas de Carteia

B. Monedas Hispanas durante la República y Augustc

80 C. Monedas romanas republicanas

70 D. Monedas del norte de Africa

60
ra
T3 50
c
o
E 40
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B
30

20

10
D

309
LAMINAS I

I. Estratigrafía de la cuadricula F-3.

2. I M i a d o s de la bóveda del aljibe de la casa de lorie Cartagena (D).

310
L A M I N A S II

I. Vista de la calle de Torre Cartagena (J).

2. Vista de la calle de lorie Cartagena (.1).

311
I \s III

I. H a b i t a c i ó n d e la casa de lorie Cartagena [ti).

2. V i s t a de c o n j u n t o de la e x c a v a c i ó n de lorie Cartagena.

312
1. Iixtradós hundido de la bóveda tic uno de los aljibes de Torre Cartagena (I)).

2. Vista de las nuevas excavaciones de Carteia.

313
LAMINAS V

I. Vista de la muralla de Torre Cartagena.

2. Vista de la muralla de lorie Cartagena.

314
Frente y perfil de la cabe/a de Augusto. (Foto Museo Arq. de Cádiz).

315
I \s V i l

l o g a d o (I o l o M u s c o A i q . d e CYidi/.

316
2. Epigrafía.

317
LAMINAS I X

Epigrafía.
318
LAMINAS X

Numismática

319
LAMINAS X I

Numismática.

320
LAMINAS X I I

148 154

Nu mismática.

321
MINISTERIO DE CULTURA
DIRECCION GENERAL DE BELLAS ARTES, ARCHIVOS Y BIBLIOTECAS

SUBDIRECCION GENERAL DE ARQUEOLOGIA Y ETNOGRAFIA

CATALOGO
DE
PUBLICACIONES
MEMORIAS D E LA JUNTA SUPERIOR D E EXCAVACIONES
Y ANTIGÜEDADES

Serie publicada por la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades desde 1916 a 1935.

1. E X C A V A C I O N E S D E N U M A N C I A , por José Ramón Mélida. Madrid, 1916. Precio,


300 ptas.
2. E X C A V A C I O N E S E N M E R I D A , por José Ramón Mélida. Agotado. Madrid, 1916.
3. E X C A V A C I O N E S E N C L U N I A , por Ignacio Calvo. Agotado. Madrid, 1916.
4. E X C A V A C I O N E S E N E L A N F I T E A T R O D E I T A L I C A , por Rodrigo Amador de
los Rios. Madrid, 1916. Precio, 350 ptas.
5. E X C A V A C I O N E S E N P U N T A D E L A V A C A ( C A D I Z ) , por Pelayo Quintero.
Madrid, 1916. Precio, 200 ptas.
6. E X P L O R A C I O N E S E N V I A S R O M A N A S D E L V A L L E D E L D U E R O , por
Antonio Blázquez. Agotado. Madrid, 1916.
7. M E M O R I A D E S E C R E T A R I A . Agotado. Madrid, 1916.
8. E X C A V A C I O N E S E N L A C U E V A Y C O L L A D O D E L O S J A R D I N E S ( S A N T A
E L E N A , J A E N ) , por Ignacio Calvo y Juan Cabré. Agotado. Madrid, 1917.
9. E X P L O R A C I O N E S E N V I A S R O M A N A S D E L V A L L E D E L D U E R O Y
C A S T I L L A L A N U E V A , por Antonio Blázquez y Claudio Sánchez Albornoz.
Agotado. Madrid, 1917.
10. E X P L O R A C I O N E S E N T O L E D O , por Rodrigo Amador de los Ríos. Madrid, 1917.
Precio, 400 ptas.
11. E X C A V A C I O N E S E N M E R I D A : U N A C A S A - B A S I L I C A R O M A N O - C R I S -
T I A N A , por José Ramón Mélida. Agotado. Madrid, 1917.
12. E X C A V A C I O N E S E N P U N T A D E L A V A C A Y E N P U E R T A D E T I E R R A
( C A D I Z ) , por Pelayo Quintero. Agotado. Madrid, 1917.
13. E X C A V A C I O N E S E N E L D O L M E N D E L L A N E R A ( S O L S O N A ) , por Juan
Serra. Madrid, 1917. Precio, 200 ptas.
14. M E M O R I A D E S E C R E T A R I A . Madrid, 1917. Precio, 300 ptas.
15. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N V I A S R O M A N A S : B R I V I E S C A A
P A M P L O N A Y B R I V I E S C A A Z A R A G O Z A , por Antonio Blázquez y Claudio
Sánchez Albornoz. Agotado. Madrid, 1918.
16. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N L A C U E V A Y C O L L A D O D E
L O S J A R D I N E S ( S A N T A E L E N A , J A E N ) , por Ignacio Calvo y Juan Cabré.
Agotado. Madrid, 1918.
17. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N B I L B I L I S , C E R R O D E B A M -
B O L A ( C A L A T A Y U D ) , por Narciso Sentenach. Agotado. Madrid, 1918.
18. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N E X T R A M U R O S D E L A C I U -
D A D D E C A D I Z , por Pelayo Quintero. Madrid, 1918. Precio, 200 ptas.
19. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N N U M A N C I A , por José Ramón
Mélida. Agotado. Madrid, 1918. Precio, 300 ptas.
20. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N C A L A D ' H O R T ( I B I Z A ) , por
Carlos Román. Madrid, 1918. Precio, 300 ptas.
21. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N L A C U E V A D E L S E G R E , por
Juan Serra. Madrid, 1918. Precio, 300 ptas.
22. EXCAVACIONES E N L A C U E V A D E COLLADO D E LOS JARDINES
( S A N T A E L E N A , ' J A E N ) , por Ignacio Calvo y Juan Cabré Aguiló. Agotado.
Madrid, 1919.
23. E X C A V A C I O N E S E N E L A N F I T E A T R O D E M E R I D A , por José Ramón Mélida.
Agotado. Madrid, 1919.
24. E X P L O R A C I O N E S E N VIAS R O M A N A S : D E BOTOA A M E R I D A ; M E R I D A
A S A L A M A N C A ; A R R I A C A A SIGÜENZA: A REJACA A TITULCIA;
S E G O V I A A T I T U L C I A Y Z A R A G O Z A A S E A R N E , por Antonio Blázquez y
Claudio Sánchez Albornoz. Agotado. Madrid, 1919.
25. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS IBERICA D E L A G A L E R A (GRA-
N A D A ) , por Juan Cabré y Federico Motes. Precio, 500 ptas.
26. E X C A V A C I O N E S E N E X T R A M U R O S D E C A D I Z , por Pelayo Quintero. Precio,
200 ptas.
27. E X C A V A C I O N E S E N C A S T E L L V A L L ( S O L S O N A ) , por J . Serra. Precio,
200 ptas.
28. E X C A V A C I O N E S E N I B I Z A , por Carlos Román. Madrid, 1920. Precio, 200 ptas.
29. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N VIAS R O M A N A S : D E C A R R I O N
A ASTORGA YDE MERIDA A TOLEDO. EXCAVACIONES E N LANCIA,
por Antonio Blázquez y Angel Blázquez. Agotado. Madrid, 1920.
30. E X C A V A C I O N E S E N E X T R A M U R O S D E C A D I Z , por Pelayo Quintero. Madrid,
1920. Precio, 200 ptas.
31. E X C A V A C I O N E S E N N U M A N C I A , por José Ramón Mélida y Blas Taracena.
Madrid, 1920. Precio, 300 ptas.
32. E X C A V A C I O N E S E N N E R T O B R I G A , por Narciso Sentenach. Madrid, 1920.
Precio, 200 ptas.
33. E X C A V A C I O N E S E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E L V A L L E D E L
M A N Z A N A R E S , por Paul Werner y José Pérez de Barradas. Agotado. Madrid, 1921.
34. E X C A V A C I O N E S E N S E G O B R I G A , por Narciso Sentenach. Madrid, 1921.
Precio, 200 ptas.
35. E X C A V A C I O N E S E N E L P O B L A D O I B E R I C O D E A N S E R E S A ( O L I U S ) , por
Juan Serra. Madrid, 1921. Precio, 300 ptas.
36. E X C A V A C I O N E S E N N U M A N C I A , por José Ramón Mélida y Blas Taracena.
Madrid, 1921. Precio, 400 ptas.
37. E X C A V A C I O N E S E N E L A N F I T E A T R O D E I T A L I C A , por el Conde de Aguilar.
Madrid, 1921. Precio, 200 ptas.
38. E X C A V A C I O N E S E N M O N T E - C I L L A S , por Ricardo del Arco. Madrid, 1921.
Precio, 300 ptas.
39. E X C A V A C I O N E S E N M E R I D A , por José Ramón Mélida. Madrid, 1921. Precio,
300 ptas.
40. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N V I A S R O M A N A S , por Antonio
Blázquez y Angel Blázquez. Madrid, 1921. Precio, 300 ptas.
41. E X C A V A C I O N E S E N L A S E R R E T A ( A L C O Y ) , por Camilo Visedo Moltó.
Madrid, 1922. Precio, 300 ptas.
42. E X C A V A C I O N E S E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E L V A L L E D E L
M A N Z A N A R E S , por José Pérez de Barradas. Madrid, 1922. Precio, 400 ptas.
43. E X C A V A C I O N E S E N D I V E R S O S L U G A R E S D E L A I S L A D E I B I Z A , por
Carlos Román. Madrid, 1922. Precio, 300 ptas.
44. E X C A V A C I O N E S E N E L P O B L A D O IBERICO D E S A N M I G U E L D E SORBA,
por Juan Serra y Vilaró. Madrid, 1922. Precio, 500 ptas.
45. E X C A V A C I O N E S E N L A S E R R E T A ( A L C O Y ) , por Camilo Visedo. Madrid,
1922. Precio. 400 ptas.
46. E X C A V A C I O N E S E N D I V E R S O S L U G A R E S D E L A I S L A D E I B I Z A , por
Carlos Román. Madrid, 1922. Precio, 400 ptas.
47. E X C A V A C I O N E S E N S E N A , por Vicente Bordaviú. Madrid, 1922. Precio, 300 ptas.
48. E X C A V A C I O N E S E N S A G U N T O , por Manuel González Simancas. Madrid, 1923.
Precio, 500 ptas.
49. E X C A V A C I O N E S E N N U M A N C I A , por Ramón Mélida y Blas Taracena Aguirre.
Madrid, 1923. Precio, 300 ptas.
50. E X C A V A C I O N E S E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E LOS VALLES
D E L M A N Z A N A R E S Y D E L J A R A M A , por José Pérez de Barradas. Madrid,
1923. Precio, 400 ptas.
51. E X C A V A C I O N E S E N E L A N F I T E A T R O D E I T A L I C A , por el Conde de Aguilar.
Madrid, 1923. Precio, 300 ptas.
52. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N V I A S R O M A N A S , por Antonio
Blázquez y Angel Blázquez. Madrid, 1923. Precio 300 ptas.
53. E X C A V A C I O N E S E N L A C U E V A D E L REY, E N V I L L A N U E V A (SAN-
T A N D E R ) , por Jesús Carballo. Madrid, 1923. Precio, 300 ptas.
54. E X C A V A C I O N E S E N M E D I N A A Z A H A R A , por Ricardo Velázquez Bosco.
Madrid, 1923. Precio, 600 ptas.
55. E X C A V A C I O N E S E N U N M O N U M E N T O CRISTIANO BIZANTINO D E
G A B I A L A G R A N D E ( G R A N A D A ) , por Juan Cabré. Madrid, 1923. Precio,
400 ptas.
56. E X C A V A C I O N E S E N E L M O N T E " L A S E R R E T A " , C E R C A D E A L C O Y , por
Casimiro Visedo. Madrid, 1923. Precio, 300 ptas.
57. E X C A V A C I O N E S E N E X T R A M U R O S D E C A D I Z , por Francisco Cervera.
Madrid, 1923. Precio, 400 ptas.
58. E X C A V A C I O N E S E N I B I Z A , por Carlos Román. Madrid, 1923. Precio, 300 ptas.
59. E X C A V A C I O N E S E N VIAS R O M A N A S : D E SEVILLA A CORDOBA, POR
A N T E Q U E R A ; D E CORDOBA A CASTULO, POR EPORA; D E CORDOBA
A CASTULO, POR E L CARPPIO; D E PUENTE L A H I G U E R A A CAR-
T A G E N A , Y D E C A R T A G E N A A C A S T U L O , por Antonio Blázquez yDelgado
Aguilera y Antonio Blázquez Jiménez. Madrid, 1923. Precio, 300 ptas.
60. E X C A V A C I O N E S E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E L V A L L E D E L
M A N Z A N A R E S , por José Pérez de Barradas. Madrid, 1924. Precio, 300 ptas.
61. E X C A V A C I O N E S E N N U M A N C I A , por José Ramón Mélida, Manuel Aníbal
Alvarez, Santiago Gómez Santa Cruz y Blas Taracena. Madrid, 1924. Precio,
400 ptas.
62. E X C A V A C I O N E S E N E L M O N T E " S A N T A T E C L A " , E N G A L I C I A , por
Ignacio Calvo y Sánchez. Madrid, 1924. Precio, 300 ptas.
63. E X C A V A C I O N E S E N U N A ESTACION IBERICA, T E R M A S R O M A N A S Y
T A L L E R D E " T E R R A S I G I L L A T A " , E N S O L S O N A ( L E R I D A ) , por Juan
Serra Vilaró. Madrid, 1924. Precio, 400 ptas.
64. E X C A V A C I O N E S E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E LV A L L E D E L
M A N Z A N A R E S ( M A D R I D ) , por José Pérez de Barradas. Madrid, 1924. Precio,
400 ptas.
65. E X C A V A C I O N E S E N E L C E R R O D E L B E R R U E C O , por P. César Moran.
Madrid, 1924. Precio, 300 ptas.
66. E X C A V A C I O N E S E N E L C A B E Z O D E L CUERVO, TERMINO D E ALCAÑIZ
( T E R U E L ) , por Pedro París y Vicente Bordaviú. Madrid, 1924. Precio, 300 ptas.
67. E X C A V A C I O N E S E N M E D I N A A Z A H A R A , por Rafael Jiménez, Rafael Cas-
tejón, Félix Hernández Jiménez, Ezequiel Ruiz Martínez y Joaquín M a n a de
Navascues. Madrid 1924. Precio, 300 ptas.
68. E X C A V A C I O N E S E N L A I S L A D E I B I Z A , por Carlos Román. Madrid, 1924.
Precio, 400 ptas.
69. E X C A V A C I O N E S Y E X P L O R A C I O N E S E N V I A S R O M A N A S , por Antonio
Blázquez y Angel Blázquez. Madrid, 1925. Precio, 300 ptas.
70. E X C A V A C I O N E S E N E L A N F I T E A T R O D E I T A L I C A , por el Conde de Aguilar.
Madrid, 1925. Precio, 300 ptas.
71. E X C A V A C I O N E S E N D I V E R S O S SITIOS D E L A S P R O V I N C I A S D E
S E G O V I A Y D E C O R D O B A , por Manuel Aulló Costilla. Madrid, 1925. Precio,
400 ptas.
72. E X C A V A C I O N E S E N E L C I R C O R O M A N O D E M E R I D A , por José Ramón
Mélida. Madrid, 1925. Precio. 300 ptas.
73. E X C A V A C I O N E S E N A B E L L A ( S O L S O N A ) , por Juan Serra Vilaró. Madrid,
1925-1926. Precio, 400 ptas.
74. E X C A V A C I O N E S E N L A S F O R T I F I C A C I O N E S D E N U M A N C I A , por Gon-
zález Simancas. Madrid, 1926. Precio, 400 ptas.
•75. E X C A V A C I O N E S E N L A P R O V I N C I A D E S O R I A , por Blas Taracena. Madrid,
1926. Precio, 500 ptas.
76. E X C A V A C I O N E S E N L O S E X T R A M U R O S D E C A D I Z , por Pelayo Quintero.
Madrid, 1926. Precio, 300 ptas.
77. E X C A V A C I O N E S E N E L SANTUARIO IBERICO D E NTRA. SRA. D E L A
L U Z , E N M U R C I A , por Cayetano de Mergelina. Madrid, 1926. Precio, 300 ptas.
78. E X C A V A C I O N E S E N " M A S D E M E N E N T A " ( A L C O Y ) , por Femando Ponsell
Madrid, 1926. Precio. 300 ptas.
79. E X C A V A C I O N E S E N M O L A A L T A D E S E R E L L E S ( A L C O Y ) , por Ernesto
Gatella. Madrid, 1926. Precio, 300 ptas.
80. E X C A V A C I O N E S E N I B I Z A . por Carlos Román. Madrid. 1926. Precio. 300 ptas.
81. E X C A V A C I O N E S E N I T A L I C A , por el Conde de Aguilar. Madrid, 1926. Precio,
300 ptas.
82. E X C A V A C I O N E S E N O C I L I S ( M E D I N A C E L I ) , por José Ramón Melida.
Madrid, 1926. Precio, 300 ptas.
83. E X C A V A C I O N E S E N S O L S O N A , por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1926. Precio,
300 ptas.
84. E X C A V A C I O N E S E N E X T R A M U R O S D E C A D I Z , por Pelayo Quintero. Madrid,
1926. Precio, 300 ptas.
85. E X C A V A C I O N E S E N M E D I N A A Z A H A R A , por Rafael Jiménez Amigo, Ezequiel
Ruiz Martínez, Rafael Castejon y Félix Hernández Jiménez. Madrid, 1926. Precio,
500 ptas.
86. E X C A V A C I O N E S E N L A S P R O V I N C I A S D E S O R I A Y L O G R O Ñ O , por Blas
Taracena Aguirre. Madrid, 1927. Precio, 500 ptas.
87. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N E L CERRO D E L CASTILLO D E
S O R I A , por Manuel González Simancas. Madrid, 1927. Precio, 300 ptas.
88. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D ETA-
R R A G O N A , por Juan Serra Vilaró. Agotado. Madrid, 1927.
89. EXCAVACIONES E N LAS MESAS D E VILLARREAL, E L CHORRO (MA-
L A G A ) , por C . de Mergelina. Madrid, 1927. Precio, 500 ptas.
90. E X C A V A C I O N E S E N M O N T E A L E B R E ( D O M A Y O ) , por Antonio Losada.
Madrid, 1927. Precio, 300 ptas.
91. E X C A V A C I O N E S E N I B I Z A , por Carlos Román. Madrid, 1927. Precio, 300 ptas.
92. E X C A V A C I O N E S E N S A G U N T O , por Manuel González Simancas. Madrid, 1927.
Precio, 500 ptas.
93. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D ETA-
R R A G O N A , por Juan Serra Vilaró. Agotado. Madrid, 1928.
94. E X C A V A C I O N E S E N M O L A A L T A D E S E R E L L E S ( A L C O Y ) , por Ernesto
Botella. Precio, 300 ptas.
95. E X C A V A C I O N E S E N E X T R A M U R O S D E C A D I Z , por Pelayo Quintero. Madrid,
1928. Precio, 300 ptas.
96. E X C A V A C I O N E S E N E L C I R C O R O M A N O D E T O L E D O , por Manuel Castaños
Montijano, Ismael del Pan Fernández, Pedro Román Martínez y Alfonso Rey
Pastor. Madrid, 1928. Precio, 300 ptas.
97. E X C A V A C I O N E S E NE LCERRO D E L TRIGO, TERMINO D E A Y A M O N T E
( H U E L V A ) , por Jorge Bonsor. Madrid, 1928. Precio, 300 ptas.
98. E X C A V A C I O N E S D E M E R I D A , por José Ramón Mélida y Maximiliano Macías.
Madrid, 1929. Precio. 400 ptas.
99. E X C A V A C I O N E S E N C A D I Z , por Pelayo Quintero. Madrid, 1929. Precio
300 ptas.
100. E X C A V A C I O N E S E N T O R R E M A N Z A N A S ( A L I C A N T E ) , por José Belda
Domínguez. Madrid, 1929. Precio, 350 ptas.
101. EXCAVACIONES E NE LROQUIZAL D E L RULLO, TERMINO D E FABA-
R A ( Z A R A G O Z A ) , por Lorenzo Pérez Temprano. Madrid, 1929. Precio, 400 ptas.
102. E X C A V A C I O N E S E N C A R T A G E N A , por Manuel González Simancas. Madrid,
1929. Precio, 300 ptas.
103. E X C A V A C I O N E S E N L A S P R O V I N C I A S D E S O R I A Y L O G R O Ñ O , por Blas
Taracena Aguirre. Madrid, 1929. Precio, 400 ptas.
104. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D E TA-
R R A G O N A , por Juan Serra Vilaró. Agotado. Madrid, 1929.
105. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS CELTIBERICA D E L ALTILLO D E
C E R R O P O Z O ( A T I E N Z A , G U A D A L A J A R A ) , por Juan Cabré, con la coope-
ración de Justo Jubenas. Madrid, 1930. Precio, 500 ptas.
106. EXCAVACIONES E N L A COLONIA D E S A NPEDRO D E A L C A N T A R A
( M A L A G A ) , por José Pérez de Barradas. Madrid, 1930. Precio, 400 ptas.
107. E X C A V A C I O N E S E N L A N E C R O P O L I S D E L M O L A R , por J. J . Sennet Ibáñez.
Madrid. 1930. Precio, 400 ptas.
108. EXCAVACIONES E N E L CAMINO D E L MESTE, PROXIMO A L PUENTE
D E L A R R O Y O D E P E D R O C H E S ( E X T R A M U R O S D E C O R D O B A ) , por
Enrique Romero de Torres. Madrid, 1930. Precio, 350 ptas.
109. E X C A V A C I O N E S E N E L C I R C O R O M A N O D E T O L E D O , por Francisco de
B. San Román, Ismael del Pan Fernández, Pedro Román Martínez y Alfonso Rey
Pastor. Madrid, 1930. Precio, 300 ptas.
110. E X C A V A C I O N E S E N L A C O G O T A S ( C A R D E Ñ O S A , A V I L A ) , por Juan Cabré
Aguiló. Agotado. Madrid, 1930.
111. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D E TA-
R R A G O N A , por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1930. Precio, 400 ptas.
112. E X C A V A C I O N E S E N T O R R E M A N Z A N A S ( A L I C A N T E ) , por José Belda
Domínguez. Madrid, 1931. Precio, 500 ptas.
113. E X C A V A C I O N E S E N L O S D O L M E N E S D E S A L A M A N C A , por César Moran.
Madrid, 1931. Precio, 600 ptas.
114. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS VISIGODA D E D A G A N Z O D E
A R R I B A ( M A D R I D ) , por Saturio Fernández Godin y José Pérez de Barradas.
Madrid, 1931. Precio, 400 ptas.
115. E X C A V A C I O N E S E N L A CITANIA D E TROÑA ( P U E N T E A R E A S , PON-
T E V E D R A ) , por Luis Pericot García y Florentino López Cuevillas. Madrid, 1931.
Precio, 400 ptas.
116. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D ET A -
R R A G O N A , por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1932. Precio, 1.000 ptas.
117. E X C A V A C I O N E S E N C A D I Z , por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1932. Precio,
500 ptas.
118. E X C A V A C I O N E S E N E L T E A T R O R O M A N O D E M E R I D A , por José Ramón
Mélida y Maximiliano Macias. Madrid, 1932. Precio, 400 ptas.
119. E X C A V A C I O N E S E N L A P R O V I N C I A D E S O R I A , por Blas Taracena Aguirre,
Madrid, 1932. Precio, 600 ptas.
120. E X C A V A C I O N E S E N L A S C O G O T A S ( C A R D E Ñ O S A , A V I L A ) , por Juan Cabré
Aguíló. Madrid, 1932. Precio, 1.500 ptas.
121. EXCAVACIONES E N E L CABEZO DE CASCARUJO, TERMINO D E A L -
C A Ñ I Z ( T E R U E L ) , por Adrián Bruhl. Madrid, 1932. Precio, 400 ptas.
122. E X C A V A C I O N E S E N C A D I Z , por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1933. Precio,
400 ptas.
123. E X C A V A C I O N E S E N E L P E N D O ( S A N T A N D E R ) , por Carballo y Larin. Madrid,
1933. Precio, 600 ptas.
124. E X C A V A C I O N E S E N S A G U N T O , Manuel González Simancas. Madrid, 1933.
125. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS VISIGODA D E H E R R E R A D E
P I S U E R G A , por Julio Martínez Santaolalla. Madrid, 1933.
126. EXCAVACIONES E N L A ALBUFERA D E ALICANTE (ANTIGUA L U -
C E N T U M ) , por José Lafuente Vidal. Madrid, 1934. Precio, 1.200 ptas.
127. E X C A V A C I O N E S E N I T A L I C A , por Andrés Parladé. Madrid, 1934. Precio,
600 ptas.
128. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS D EV E G A D E L M A R (SAN PEDRO
D E A L C A N T A R A , M A L A G A ) , por José Pérez de Barradas. Madrid, 1934.
Precio, 400 ptas.
129. E X C A V A C I O N E S E N C A D I Z , por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1934. Precio,
400 ptas.
130. E X C A V A C I O N E S E N O C A Ñ A , por Manuel González Simancas. Madrid, 1934.
Precio, 400 ptas.
131. E X C A V A C I O N E S E N P O L L E N T I A , por Juan Llabrés Sernal y Rafael Isasi
Ransome. Madrid, 1934. Precio, 500 ptas.
132. E X C A V A C I O N E S E N L A I S L A D E L C A M P E L L O , por Francisco Fígueras
Pacheco. Madrid, 1934. Precio, 400 ptas.
133. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D ETA-
R R A G O N A , por Juan Serra Vilaró. Madrid, 1935. Precio, 1.000 ptas.
134. E X C A V A C I O N E S E N C A D I Z , por Pelayo Quintero Atauri. Madrid, 1935.
Precio, 300 ptas.
135. E X C A V A C I O N E S E N L O S D O L M E N E S D E S A L A M A N C A , por César Moran.
Madrid, 1935. Precio, 300 ptas.
136. E X C A V A C I O N E S E N L A C U E V A R E M I G I A ( C A S T E L L O N ) , por Juan B .
Pocar, Hugo Obermaier y Henri Breuil. Madrid, 1935. Precio, 1.500 ptas.
INFORMES Y MEMORIAS D E LA COMISARIA GENERAL D E
EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS

Serie publicada de 1942 a 1956.

1. M E M O R I A SOBRE L A SITUACION A R Q U E O L O G I C A D E L A PROVINCIA


D E C A D I Z E N 1940, por César Pemán. 1942. 2." edición. Precio, 300 ptas.
2. E L T E S O R O P R E H I S T O R I C O D E C A L D A S D E R E Y E S ( P O N T E V E D R A ) , por
Fermín Boúza Brey, 1942. Precio, 300 ptas. Agotado.
3. MEMORIA D E LOS TRABAJOS REALIZADOS POR L A COMISARIA
PROVINCIAL D E EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS DE A L B A C E T E
E N 1941, por Joaquín Sánchez Jiménez, 1943. Precio, 300 ptas.
4. L A S E X C A V A C I O N E S D E L P L A N N A C I O N A L E N L O S BAÑALES D E
S A D A B A ( Z A R A G O Z A ) , por José Galia Sarañana, 1944. Precio, 300 ptas.
5. E X C A V A C I O N E S ARQUEOLOGICAS E N M O N T E BERNORIO (PALEN-
C I A ) , P R I M E R A C A M P A Ñ A 1943, por Julián San Valero Aparisi, 1944. Precio,
250 ptas.
6. L A C A V E R N A PREHISTORICA D E " E L C U E T U " , L L E D I A S (ASTURIAS), Y
S U S P I N T U R A S R U P E S T R E S , por Juan Uria Riu, 1944. Precio, 250 ptas.
7. E L C A S T R O D E Y E C L A , E N S A N T O D O M I N G O D E S I L O S ( B U R G O S ) , por
Saturio González Salas, 1945. Precio, 250 ptas.
8. E X C A V A C I O N E S D E L P L A N N A C I O N A L E N M E D I N A A Z A H A R A (COR-
D O R D O B A ) , C A M P A Ñ A D E 1943, por Rafael Castellón y Martínez de Arizala,
1945. Precio, 300 ptas. Agotado.
9. E L T E S O R O P R E I M P E R I A L D E P L A T A D E D R I V E S ( G U A D A L A J A R A ) , por
Julián San Valero Aparisi, 1945. Precio, 500 ptas.
10. E L TESORILLO VISIGODO D E TRIENTES D E LAS E X C A V A C I O N E S D E L
P L A N N A C I O N A L D E 1944-1945, E N Z O R I T A D E L O S C A N E S ( G U A -
D A L A J A R A ) , por Juan Cabré Aguiló. 1946. Precio, 500 ptas.
11. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N GRAN CANARIA D E L PLAN
N A C I O N A L D E 1942, 1943 y 1944, por Sebastián Jiménez, Sánchez. 1946.
Precio, 500 ptas.
12. MEMORIA A R Q U E O L O G I C A D E L A PROVINCIA D E M A L A G A H A S T A
1946, por Simeón Jiménez Reina. 1946. Precio, 1.000 ptas.
13. P R I M E R A C A M P A Ñ A D E E X C A V A C I O N E S E N E L C A B E Z O D E L TIO PIO
( A R C H E N A ) , por Julián San Valero Aparisi y Domingo Fletcher Valls. 1947.
Precio, 500 ptas.
14. E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S E N T E N E R I F E ( C A N A R I A S ) , por Juan
Alvarez Delgado y Luis Diego Cuscoy. 1947. Precio, 1.000 ptas.
15. E X C A V A C I O N E S YTRABAJOS ARQUEOLOGICOS E N L A PROVINCIA D E
A L B A C E T E , D E 1942 a 1946, por Joaquín Sánchez Jiménez. 1947. Agotado.
16. E X C A V A C I O N E S E N L A C I U D A D D E L B R O N C E , II M E D I T E R R A N E O D E
L A B A S T I D A , D E T O T A N A ( M U R C I A ) , por Julio Martínez Santaolalla,
Bernardo Saez Martín, Carlos F . Ponsac, José A . Soprano Salto y Eduardo del V a l
Caturia. 1947. Precio, 1.000 ptas.
17. L A S PINTURAS RUPESTRES D E L A C U E V A D E L POLVORIN (PUEBLO DE
B E N I F A Z A , P R O V I N C I A D E C A S T E L L O N ) , por Salvador Vilaseca. 1948.
Precio, 500 ptas.
18. E X C A V A C I O N E S E N S A N T A M A R I A D E E G A R A ( T A R R A S A ) , por José de C .
Serra-Rafols y Epifanio de Fortuny, Barón de Esponellá. 1949. Precio, 500 ptas.
19. S E G U N D A CAMPAÑA D E L P L A N N A C I O N A L E N LOS BAÑALES ( Z A -
R A G O Z A ) , por José Galiay Sarañana. 1949. Precio, 250 ptas.
20. EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL E N E L CASTELLET DE BA-
Ñ O L A S , D E T I V I S A ( T A R R A G O N A ) , por Salvador Vilaseca Anguera, José de
C . Serra-Rafols y Luis Brull Cedo. 1949. Precio, 500 ptas.
21. E X C A V A C I O N E S E N E L SANTUARIO IBERICO D E L C I G A R R E L E J O
M U L A , M U R C I A ) , por Emeterio Cuadrado Díaz. 1950. Precio, 1.000 ptas.
22. E X C A V A C I O N E S D E ASTA REGIA (MESAS D E ASTA, JEREZ), CAMPAÑA
D E 1945-1946, por Manuel Esteve Guerrero. 1950. Agotado.
23. E X C A V A C I O N E S ARQUEOLOGICAS E N E L CASTRO Y SU NECROPOLIS
D E M E I R A S ( L A C O R U Ñ A ) , por José María Luengo y Martínez. 1950. Precio.
600 ptas.
24. ACTAS D E L A I A S A M B L E A NACIONAL D E COMISARIOS D E E X C A -
V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S , 1950-1951. Precio, 500 ptas.
25. L A N E C R O P O L I S D E V A L L A R I C O S , por Mirian Astruc. 1951. Precio, 1.000 ptas.
Agotado.
26. LOS SEPULCROS MEGALITICOS D E HUELVA. EXCAVACIONES AR-
Q U E O L O G I C A S D E L P L A N N A C I O N A L , 1946, por Carlos Cerdán Márquez,
Georg Leisner y Vera Leisner. 1952. Precio, 1.200 ptas.
27. L A LABOR D E L A COMISARIA PROVINCIAL D E E X C A V A C I O N E S
A R Q U E O L O G I C A S D E G E R O N A D U R A N T E L O S A Ñ O S 1942 A 1948, por
Luis Pericot y García, con la colaboración de J . M . Corominas Planelles, M . Oliva
Prat, etc. 1952. Precio, 1.200 ptas.
28. NUEVAS EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N LAS CANARIAS
O C C I D E N T A L E S . Y A C I M I E N T O S E N T E N E R I F E Y L A G O M E R A (1947-
1951), por Luis Diego Cuscoy. 1953. Precio, 1.200 ptas.
29. A C T A S D E L A II A S A M B L E A N A C I O N A L D E C O M I S A R I O S D E E X -
C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S . 1951-1954. Agotado.
30. L A LABOR D E L A COMISARIA PROVINCIAL D E ESCAVACIONES A R -
Q U E O L O G I C A S D E G E R O N A D U R A N T E L O S A Ñ O S 1952-1953, por
Miguel Oliva Prat. Precio, 500 ptas.
31. MEMORIA D E L A S EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL REALI-
Z A D A S E N C O R D O B A (1948-1950), por Samuel de los Santos Gener. 1955.
Agotado.
32. VIII R E U N I O N D E L A C O M I S A R I A P R O V I N C I A L D E E X C A V A C I O N E S
ARQUEOLOGICAS DE BARCELONA, CELEBRADA E N BADALONA EL
23 D E O C T U B R E D E 1955-1956. Agotado.

Pedidos: Biblioteca del Museo Arqueológico Nacional.


Serrano, 13.
Madrid-1.
ACTA ARQUEOLOGICA HISPANICA

I.—EL P O B L A D O Y L A N E C R O P O L I S PREHISTORICOS D E L A M O L A (TA-


R R A G O N A ) , por Salvador Vilaseca. Precio, 1.000 ptas.
II.—EL S A H A R A ESPAÑOL A N T E R I S L A M I C O ( A L G U N O S R E S U L T A D O S D E
L A PRIMERA EXPEDICIÓN P A L E T N O L O G I C A A L S A H A R A . JULIO-
S E P T I E M B R E 1943), por Julio Martínez Santaolalla. Precio, 2.000 ptas.
III. — E X C A V A C I O N E S E N A S T A R E G I A ( M E S A S D E A S T A , J E R E Z ) , por Manuel
Esteve Guerrero. Campaña de 1942-1943. Precio, 2.000 ptas.
IV. — L A N E C R O P O L I S V I S I G O D A D E D U R A T O N ( S E G O V I A ) . E X C A V A C I O -
N E S D E L P L A N N A C I O N A L D E 1942 y 1943, por Antonio Molinero Pérez.
Precio 2.500 ptas.
V.—EL CASTRO Y LAS NECROPOLIS D E L HIERRO CELTICO D E CHA-
M A R T I N D E L A S I E R R A ( A V I L A ) , por Juan Cabré Aguiló, Encarnación Cabré de
Moran y Antonio Molinero Pérez. Precio, 3.500 ptas.
VI.—EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS D E " E L B A R R A N Q U E T E " (AL-
M E R I A ) , por María Josefa Almagro Gorbea. Precio, 2.000 ptas.
V I L — E X C A V A C I O N E S E N L A V I L L A R O M A N A D E L A O L M E D A , por Pedro de
Palol y Javier Cortés. Precio, 2.000 ptas.
V I I I . — C A S T U L O I, por José María Blázquez, p. 344. Lám. L X X X I I I . Madrid, 1975.
Precio, 2.000 ptas.
EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA

1. L A N C I A , por Francisco Jordá Cerda. Precio, 200 ptas.


2. H E R R E R A D E P I S U E R G A , por A . García Bellido, A . Fernández de Aviles, Alberto
Balil y Marcelo Vigil. Precio, 350 ptas.
3. M E G A L I T O S D E E X T R E M A D U R A , por Martin Almagro Basch. Precio, 200 ptas.
4. M E G A L I T O S D E E S T R E M A D U R A (II), por Martín Almagro Basch. Precio,
200 ptas.
5. T O S S A L D E L M O R O , por Juan Malúquer de Motes. Precio, 200 ptas.
6. A T Z B I T R A R T E , por José Miguel de Barandiarán. Precio, 200 ptas.
7. S A N T I M A M I Ñ E , por José Miguel de Barandiarán. Precio, J00 ptas.
8. L A A L C U D I A , por Alejandro Ramos Folques. Precio, 150 ptas.
9. A M P U R I A S , por Martín Almagro Basch. Agotado.
10. T O R R A L B A , por F . C . Howel, W . Butzer y E . Aguirre. Precio 100 ptas.
11. L A N E C R O P O L I S D E M E R I D A , por Antonio García y Bellido. Precio, 150 ptas.
12. C E R R O D E L R E A L ( G A L E R A ) , por Manuel Pellicer y Wilhelm Schüle. Precio,
200 ptas.
13. L A S F O R T I F I C A C I O N E S D E L M O N T G O , C E R C A D E D E N I A ( A L I C A N T E ) ,
por Hermanfrid Schubart, Domingo Fletcher Valls y José Oliver y de Cárdenas.
M A L L O R C A ) , por Guillermo Rosselló Bordoy. Precio, 200 ptas.
14. N E C R O P O L I S Y C U E V A S A R T I F I C I A L E S D E S ' O N S U N Y E R ( P A L M A D E
M A L L O R C A ) , por Guillermo Roselló Bordoy. Precio, 200 ptas.
15. E X C A V A C I O N E S E N " E S V I N C L E V E L L " ( P A L M A D E M A L L O R C A ) , por
Guillermo Rosselló Bordoy. Precio, 200 ptas.
16. E S T R A T I G R A F I A P R E H I S T O R I C A D E L A C U E V A D E N E R J A , por Manuel
Pellicer Catalán. Precio, 300 ptas.
17. E X C A V A C I O N E S E N L A N E C R O P O L I S P U N I C A " L A U R I T A " , D E L C E R R O
D E S A N C R I S T O B A L ( A L M U Ñ E C A R , G R A N A D A ) , por Manuel Pellicer
Catalán. Precio, 400 ptas.
18. I N F O R M E P R E L I M I N A R S O B R E L O S T R A B A J O S R E A L I Z A D O S E N C E N T -
C E L L E S , por Helmut Schlumk y Theodor Hauschild. Precio, 500 ptas.
19. L A V I L L A Y E L M A U S O L E O R O M A N O S D E S A D A B A , por Antonio García y
Bellido. Precio, 150 ptas.
20. E X C A V A C I O N E S E N S E P U L C R O S M E G A L I T I C O S D E V A L D O S E R A
( Q U E R O L , T A R R A G O N A ) , por Juan Maluquer de Motes, P. Giro y J . M .
Masachs. Precio, 150 ptas.
21. C U E V A D E L A S C H I M E N E A S , por Joaquín González Echegaray. Precio, 400 ptas.
22. E L C A S T E L L A R ( V I L L A J I M E N A , P A L E N C I A ) , por M . A . Guinea, P . Joaquín
González Echegaray y Benito Madariaga de la Campa. Precio, 300 ptas.
23. U N A C U E V A S E P U L C R A L D E L B A R R A N C O D E L A G U A D E D I O S , E N
T E G U E S T E ( T E N E R I F E ) , por Luis Diego Cuscoy. Precio, 200 ptas.
24. L A N E C R O P O L I S D E " S O N R E A L " Y L A " I L L A D E L S P O R R O S " , por Miguel
Tarradell. Precio, 200 ptas.
25. P O B L A D O I B E R I C O D E E L M A C A L O N ( A L B A C E T E ) , por M . A . García Guinea
y J . A . San Miguel Ruiz. Precio, 250 ptas.
26. C U E V A D E L A C H O R A ( S A N T A N D E R ) , por P. J . González Echegaray, doctor M .
A . García Guinea, A . Begines Ramírez (Estudio Arqueológico); y B . Madaríaga de
la Campa (Estudio Paleontológico). Precio, 300 ptas.
27. E X C A V A C I O N E S E N L A P A L A I A P O L I S D E A M P U R I A S , por Martín Almagro.
Precio, 800 ptas.
28. POBLADO P R E R R O M A N O D E S A N M I G U E L V A L R O M A N E S (MONTOR-
N E S , B A R C E L O N A ) , por E . Ripoll Perelló, J . Barbera Farras y L . Monreal
Agusti. Precio, 200 ptas.
29. F U E N T E S T A M A R I C A S , V E L I L L A D E L R I O C A R R I O N ( P A L E N C I A ) , por
Antonio García Bellido y Augusto Fernández de Aviles. Precio, 250 ptas.
30. E L P O B L A D O I B E R I C O D E I L D U R O , por Mariano Ribas Beltrán. Precio, 200 ptas.
31. L A S G A N D A R A S D E B U D I Ñ O ( P O R R I N O , P O N T E V E D R A ) , por Emiliano
Aguirre. Precio, 300 ptas.
32. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS D E S A N J U A N D E BAÑOS (PA-
L E N C I A ) , por Pedro de Palol. Precio, 350 ptas.
33. EXCAVACIONES E N L A VILLA ROMANA D E L "CERCADO D E S A N
I S I D R O " ( D U E Ñ A S , P A L E N C I A ) ; por el Rvdo. D . Ramón Revilla Vielva, limo.
Sr. D . Pedro de Palol Salellas y D . Antonio Cuadros Salas. Precio, 350 ptas.
34. C A P A R R A ( C A C E R E S ) , por J . M . Blázquez. Precio, 350 ptas.
35. E X C A V A C I O N E S E N E LCONJUNTO TALAYOTICO D E SON OMS (PALMA
D E M A L L O R C A , I S L A D E M A L L O R C A ) , por Guillermo Rosselló Bordoy,
Precio, 300 ptas.
36. E L T E S O R O D E V I L L E N A , por José María Soler García. Precio, 600 ptas.
37. T R E S C U E V A S S E P U L C R A L E S G U A N C H E S ( T E N E R I F E ) , por Luís Diego
Cuscoy. Precio, 350 ptas.
38. L A C A N T E R A D E L O S E S Q U E L E T O S ( T O R T U E R O , G U A D A L A J A R A ) , por
Emeterío Cuadrado, Miguel Fuste y Ramón Justé, S. J . Precio, 200 ptas.
39. E L C O M P L E J O A R Q U E O L O G I C O D E T A U R O A L T O (EN M O G A N , ISLA D E
G R A N C A N A R I A ) , por Sebastián Jiménez Sánchez. Precio, 200 ptas.
40. POBLADO D E PUIG C A S T E L L A R (SAN VICENTE DELS HORTE, BAR-
C E L O N A ) , por E . Ripoll Perelló, J . Barbera Farras y M . Llongueras. Precio,
200 ptas.
41. L ANECROPOLIS CELTIBERICA D E LAS MADRIGUERAS (CARRASCOSA
D E L C A M P O , C U E N C A ) , Por Martín Almagro Gorbea. Precio, 350 ptas.
42. L A E R E T A D E L P E D R E G A L ( N A V A R R E S, V A L E N C I A ) , por Domingo Fletcher
Valls, Enrique Pía Ballester y Enrique Llobregat Conesa. Precio, 200 ptas.
43. E X C A V A C I O N E S E N S E G O B R I G A , por Elena Losada Gómez y Rosa Donoso
Guerrero. Precio, 350 ptas.
44. M O N T E B E R N O R I O ( A G U I L A R D E C A M P O O , P A L E N C I A ) , por Julián San
Valero Aparisi. Precio, 250 ptas.
45. MERIDA: L A G R A N NECROPOLIS R O M A N A D E L A SALIDA D E L P U E N T E
(Memoria segunda y última), por Antonio García y Bellido. Precio, 150 ptas.
46. E L C E R R O D E L A V I R G E N , por Wilhelm Schüle y Manuel Pellicer. Precio,
350 ptas.
47. L A V I L L A R O M A N A D E L A T O R R E L L A U D E R D E M A T A R O , por Mariano
Ribas Beltrán. Precio, 300 ptas.
48. S T L L T , por Guillermo Rosselló Bordoy y Otto Hermann Frey. Precio, 300 ptas.
49. L A S C A S A S R O M A N A S D E L A N F I T E A T R O D E M E R I D A , por Eugenio García
Sandoval. Precio, 600 ptas.
50. M E M O R I A D E L A EXCAVACIÓN D E L A M E Z Q U I T A M E D I N A T A L -
Z A H A R A , por Basilio Pavón Maldonado. Precio, 750 ptas.
51. EXCAVACIONES E N E L CIRCULO FUNERARIO D E "SON BAULO D E
D A L T " ( S A N T A M A R G A R I T A , I S L A D E M A L L O R C A ) , por Guillermo
Rosselló Bordoy. Precio, 200 ptas.
52. E X C A V A C I O N E S E N E L C E R R O D E L R E A L ( G A L E R A , G R A N A D A ) , por
Manuel Pellicer y Wilhelm Schüle. Precio, 200 ptas.
53. C U E V A D E L O T E R O , por P. J . González Echegaray, doctor M . A . García Guinea y
A . Begines Ramírez. Precio, 350 ptas.
54. C A P A R R A II ( C A C E R E S ) , por J . M . Blázquez. Precio, 350 ptas.
55. CERRO D E LOS SANTOS ( M O N T E A L E G R E D E L CASTILLO, ALBACETE),
por A . Fernández de Aviles. Precio, 400 ptas.
56. E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S E N I B I Z A , por María José Almagro
Gorbea. Precio, 300 ptas.
57. E X C A V A C I O N E S E N N I E B L A ( H U E L V A ) , por Juan Pedro Garrido Roiz y Elena
María Orta García. Precio, 300 ptas.
58. C A R T E I A , por Daniel E . Woods, Francisco Collantes de Terán y Concepción
Fernández Chicharro. Precio, 600 ptas.
59. L A NECROPOLIS D E " R O Q U E S D E S A N F O R M A T G E " ( E N SEROS,
L E R I D A ) , por Rodrigo Pita Mercé y Luis Diez-Coronel y Montull. Precio, 350 ptas.
60. E X C A V A C I O N E S E N L A NECROPOLIS C E L T I B E R I C A D E RIBAS D E
S A E L I C E S , por Emeterio Cuadrado. Precio, 350 ptas.
61. E X C A V A C I O N E S E N M O N T E CILDA (OLLEROS D E PISUERGA, P A L E N -
C I A ) , por M . A . García Guinea, J . González Echegaray y J . A . San Miguel Ruiz.
Precio, 600 ptas.
62. OTRA C U E V A ARTIFICIAL E N L A NECROPOLIS "MARROQUIES ALTOS",
D E J A E N ( C U E V A IV), por M . " Rosario Lucas Pellicer. Precio, 250 ptas.
63. E X C A V A C I O N E S E N H U E L V A , E L C A B E Z O D E L A E S P E R A N Z A , por Juan
Pedro Garrido Roiz. Precio, 250 ptas.
64. A V A N C E A L ESTUDIO D E LAS CUEVAS PALEOLITICAS DE L A H O Z Y
L O S C A S A R E S ( G U A D A L A J A R A ) , por Antonio Beltrán Martínez e Ignacio
Barandiarán Maestu. Precio, 300 ptas.
65. E X C A V A C I O N E S E N L A " T O R R E D E P I L A T O S " ( T A R R G O N A ) , por Alberto
Balil. Precio, 400 ptas.
66. T O S C A N O S , por Hermanfrid Schubert, Hans Georg Niemeyer y Manuel Pellicer
Catalán. Precio, 900 ptas.
67. C A P R A III, por J. M . Blázquez. Precio, 400 ptas.
68. E LTESORO Y L A S PRIMERAS E X C A V A C I O N E S E N " E L C A R A M B O L O " ,
por J . de M . Carriazo. Precio, 500 ptas.
69. E L T E S O R O Y L A S P R I M E R A S E X C A V A C I O N E S D E E B O R A , por J . de M .
Carriazo. Precio, 350 ptas.
70. A L C O N E T A R , E N L A VIA R O M A N A D E L A PLATA. G A R R O VILLAS (CA-
C E R E S ) , por L . Caballero Zoreda. Precio, 700 ptas.
71. E X C A V A C I O N E S E N L A N E C R O P O L I S D E " L A J O Y A " , H U E L V A , por J . P.
Garrido Roiz. Precio, 600 ptas.
72. APORTACIONES D E LAS EXCAVACIONES Y HALLAZGOS CASUALES
(1941-1959) A L M U S E O A R Q U E O L O G I C O D E S E G O V C I A , por Antonio
Molinero Pérez. Precio, 1.000 ptas.
73. E L P O B L A D O D E A L M A L L U T X ( E S C O R C A , B A L E A R E S ) , por Manuel Fer-
nández Miranda, Bartolomé Enseñat y Catalina Enseñat. Precio, 500 ptas.
74. E X C A V A C I O N E S A L T O M E D I E V A L E S E N L A S PROVINCIAS D E SORIA,
L O G R O Ñ O Y B U R G O S , por Alberto del Castillo. Precio, 500 ptas.
75. P O L L E N T I A : I. E X C A V A C I O N E S E N S A P O R T E L L A , A L C U D I A ( M A -
L L O R C A ) , por Antonio Arribas, Miguel Tarradell y Daniel E . Woods. Precio,
750 ptas.
76. L A C U E V A D E L O S C A S A R E S ( E N R I B A D E S A E L I C E S , G U A D A J A R A ) , por
Ignacio Barandiarán. Precio, 750 ptas.
77. S E G U N D A CAMPAÑA D E E X C A V A C I O N E S E N " L A C U E V A D E LOS
M U R C I E L A G O S " ( Z U H E R O S , C O R D O B A ) , por A n a María Vivent Zaragoza y
Ana María Muñoz Amilibia. Precio, 750 ptas.
78. EXCAVACIONES E N ITALICA, ESTRATIGRAFIA E N E L PAJAR D E
A R T I L L O (Campaña 1970), por J . M . Luzón Nogué. Precio, 750 ptas.
79. E X C A V A C I O E S D E L A C A S A D E V E L A Z Q U E Z E N B E L O (BOLONIA,
C A D I Z ) , C A M P A Ñ A S 1966 A 1971, por C . Domerge, G . Nicolini, D . Nony,
A . Bourgeois, F . Mayet y J . C . Richard. Precio, 750 ptas.
80. L A NECROPOLIS T A R D O R R O M A N A DE FUENTESPREADAS (ZAMORA),
U N A S E N T A M I E N T O E N E L V A L L E D E L D U E R O , por L . Caballero Zoreda,
con un apéndice redactado por Tito Várela. Precio, 750 ptas.
81. EXCAVACIONES E N E L POBLADO D E LA EDAD D E LBRONCE "CERRO
D E L A E N C I N A " , M O N A C H I L ( G R A N A D A ) , por A . Arribas Palau. Precio,
750 ptas.
82. E X C A V A C I O N E S E N M O N T E CILDA (OLLEROS D E PISUERGA, P A L E N -
C I A ) , por M . A . García Guinea, J . M . Iglesias G i l y P. Caloca. Precio, 750 ptas.
83. L O S C A M P O S D E T U M U L O S D E P A J A R O N C I L L O S , por M . Almagro Gorbea.
Precio, 750 ptas.
84. L A NECROPOLIS HISPANO-VISIGODA D E SEGOBRIGA, SAELICES
( C U E N C A ) , por M . Almagro Basch. Precio, 750 ptas.
85. ABDERA. EXCAVACIONES E N E L CERRO D E MONTECRISTO (ADRA,
A L M E R I A ) , por M . Fernández-Miranda Fernández y L . Caballero Zoreda. Precio,
750 ptas.
86. E X C A V A C I O N E S E N E L POBLADO D E L A CUESTA D E L N E G R O (PU-
R U L L E N A , G R A N A D A ) , por F . Molina González y E . Pareja López. Precio,
750 ptas.
87. L A NECROPOLIS VISIGODA D E L L U G A R L A V A R E L L A - C A S T E L L A R
( C O D O , Z A R A G O Z A ) , por José Luis Argente Oliver. Precio 400 ptas.
88. EXCAVACIONES E N E L POBLADO MEDIEVAL D E CAULERS (CALDES
D E M A L A V E L L A , G E R O N A ) , por Manuel Riu. Precio, 400 ptas.
89. L A BASILICA PALEOCRISTIANA D E C A S A HERRERA E N L A S CER-
C A N I A S D E M E R I D A ( B A D A J O Z ) , por Luis Caballero Zoreda y Thilo Ulbert.
Precio, 750 ptas.
90. T R A Y A M A R . Los hipogeos fenicios y el asentamiento en la desembocadura del río
Algarrobo, por Hermanfrid Schubart y Hans Georg Niemeyer. Precio, 1.200 ptas.
91. E X C A V A C I O N E S E N L A A L C U D I A D E E L C H E , por Alejandro Ramos Folques y
Rafael Ramos Fernández. Precio, 750 ptas.
92. E L Y A C I M I E N T O I B E R I C O D E L A L T O C H A C O N , por Purificación Atrian
Jordán. Precio, 750 ptas.
93. M I N A S D E O R O R O M A N A S D E L A P R O V I N C I A D E L E O N , T O M O I, por
Claude Domerge y Pierre Silliere. Precio, 750 ptas.
94. M I N A S D E O R O R O M A N A S D E L A P R O V I N C I A D E L E O N , T O M O II, por
Claude Domerge y Pierre Silliere. Precio, 750 ptas.
95. E X C A V A C I O N E S E N E L P O B L A D O D E " E L P I C A C H O " , por Francisca
Hernández Hernández e Inés Dug Godoy. Precio, 750 ptas.
96. E X C A V A C I O N E S E N L A N E C R O P O L I S D E L A " J O Y A " . H U E L V A , por Juan
Pedro Garrido Roiz y Elena María Orta García. Precio, 750 ptas.
97. H A L L A Z G O S ISLAMICOS E N B A L A G U E R Y L A A L I A F E R I A D E Z A -
R A G O Z A , por Christian Ewert. Precio, 1.750 ptas.
98. P O L L E N T I A II, por A . Arribas. M . Tarradell y D . Woods. Precio, 1.750 ptas.
99. E X C A V A C I O N E S E N E L Y A C I M I E N T O P R O T O H I S T O R I C O D E I-A P E Ñ A
N E G R A , C R E V I L L E N T E ( A L I C A N T E ) , por Alfredo González Prats. Precio,
1.500 ptas.
100. L A V I L L A T A R D O R R O M A N A D E BAÑOS D E V A L V E A R A D O S (BURGOS),
por José Luís Argente Oliver. Precio, 1.500 ptas.
101. C A L E S C O V E S , por Manuel Fernández-Miranda y M a n a Belén. Precio, 1.500 ptas.
102. E X C A V A C I O N E S E N E L C A B E Z O D E S A N P E D R O ( H U E L V A ) , por J. M .
Blázquez Martínez, D . Ruiz Mata, J. Remesal Rodríguez, J. L . Ramírez Sadaba y K .
Claus. Precio. 1.500 ptas.
103. E L POBLADO IBERICO D E CASTILLEJO D E L A R O M A N A (LA P U E B L A D E
H I J A R , T E R U E L ) , por Miguel Beltrán Lloris. Precio, 1.500 ptas.
104. L A N E C R O P O L I S S U R E S T E D E B A E L O , por José Remesal Rodríguez. Precio,
1.500 ptas.
105. C A S T U L O II, José M.« Blázquez. Precio, 3.000 ptas.
106. E L Y A C I M I E N T O A C H E L E N S E D E P I N E D O ( T O L E D O ) , M.» A . Queral, M .
Santoja. Precio, 1.500 ptas.
107. L A C U E V A D E L A S N O . L O S R A B A N O S ( S O R I A ) , Jorge Juan Eiroa. Precio,
1.000 ptas.
108. C A E S A R A U G U S T A I, Miguel Beltrán Lloris. Precio, 1.500 ptas.
109. S A N T A M A R I A D E M E L Q U E , Luis Caballero. Precio, 5.000 ptas.
a
110. E L C A U R E L , José M . Luzón, Francisco Javier Sánchez-Palencia y otros. Precio,
1.000 ptas.
111. T I E R M E S I, José Luís Argente y otros. Precio, 2.000 ptas.
112. E L P E Ñ O N D E L A R E I N A (Alboloduy. Almería). Catalina Martínez y Miguel C .
Botella. Precio, 2.000 ptas.
113. E L C E R R O D E L A E N C A N T A D A (Granátula de Calatrava. Ciudad Real).
Gratiniano Nieto y José Sánchez Meseguer. Precio, 1.000 ptas.
114. E L C E R R O D O M I N G U E Z ( O T E R O I) (Granátula de Calatrava. Ciudad Real).
Gratiniano Nieto, José Sánchez Meseguer y Carmen Poyato. Precio, 1.500 ptas.
115. C U E V A D E L A S C A L D A S (San Juan de Priorio. Oviedo). M . Hoyos, E . Soto, G .
Meléndez y S. Corchón. Precio, 1.500 ptas.
116. C U E V A D E L A P A L O M A (Soto de las Regueras. Asturias). M . Hoyos, M . " I.
Martínez, T. Chapa, F . B. Sánchiz y P. Castaños. Precio, 1.000 ptas.
a
117. C A S T U L O III. José M . Blázquez Martínez y Jesús Valiente Maya. Precio, 2.000
pesetas.
118. L A S C U E V A S S E P U L C R A L E S M A L L O R Q U I N A S . Catalina Enseñat E n s e ñ a t
Precio, 1.000 ptas.
119. L A N E C R O P O L I S D E B A Z A . Francisco J. Presedo Velo. Precio, 1.500 ptas.
120. L A C I P O (Casares, Málaga). Rafael Puertas.
121. C A R T E I A I. Francisco J. Presedo Velo, Joaquín Muñoz Coello, José M.» Santero
Santurino, Francisca Chaves Tristán.
NOTICIARIO ARQUEOLOGICO HISPANICO

TOMO I, 1953. Precio, 2.000 ptas.


TOMO II, 1955. Precio, 2.000 ptas.
TOMO III-IV, 1954-1955. Precio, 3.000 ptas.
TOMO V , 1956-1961. Precio, 1.000 ptas.
TOMO V I , 1962. Precio, 3.000 ptas.
TOMO VII, 1963. Precio, 1.500 ptas.
TOMO V I I I - I X , 1964-1965. Precio, 2.000 ptas.
TOMO X - X I - X I I , 1966-1968. Precio, 1.500 ptas.
TOMO X I I I - X I V , 1969-1970. Precio, 2.000 ptas.
TOMO X V , 1971. Precio, 1.800 ptas.
TOMO X V I , 1971. Precio, 3.000 ptas.

N U E V A SERIE

TOMO 1, Prehistoria 1. 1972. Precio, 1.200 ptas. Arqueología, 1. 1972. Precio, 1.200 ptas.
TOMO 2, Prehistoria 2. 1973. Precio, 1.200 ptas. Arqueología, 2. 1973. Precio, 1.200 ptas.
TOMO 3, Prehistoria 3.1975. Precio, 1.200 ptas. Arqueología, 3.1975. Precio, 1.200 ptas.
TOMO 4, Prehistoria 4. 1975. Precio, 1.200 ptas. Arqueología, 4. 1976. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 5, Prehistoria 5.1976. Precio, 1.200 ptas. Arqueología, 5.1977. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 6, 1979. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 7, 1979. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 8, 1980. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 9, 1980. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 10, 1980. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 11, 1981. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 12, 1981. Precio, 2.000 ptas.
TOMO 13, 1982. Precio, 2.000 ptas.

ETNOGRAFIA ESPAÑOLA

T O M O 1, 1980. Precio, 2.000 ptas.


T O M O 2, 1981. Precio, 2.000 ptas.

MONOGRAFIAS D E L CENTRO D E INVESTIGACION


Y MUSEO D E ALTAMIRA
N . ° 1 Bernaldo de Quirós, F . : Notas sobre la Economía del Paleolítico Superior. Santan-
der, 1980. P.V.P.: 400 ptas.
N . ° 2 Fernández Tresguerres, J.: El Aziliense en las provincias de Asturias y Santander.
Santander, 1980. P.V.P.: 1.200 ptas.
N . ° 3 González Echegaray, J . , y Barandiarán, I.: El Paleolítico Superior de la Cueva del
Rascaño (Santander). Santander, 1981. P . V . P . : 1.950 ptas.
N . ° 4 Utrilla Miranda, P.: El Magdaleniense Inferior y Medio de la Costa Cantábrica.
Santander, 1981. P.V.P.: 1.950 ptas.
N . ° 5 Villar, E . : Proyecto científico-técnico elaborado por la conservación de las pintu-
ras de la Cueva de Altamira. Santander, 1981. P.V.P.: 100 ptas.
N . ° 6 Piñón Várela, F . : Las Pinturas Rupestres de Albarracín (Teruel). Santander, 1982.
P.V.P.: 2.750 ptas.
N . ° 7 González Morales, M . : El Asturiense y otras culturas locales. Santander, 1982.
P.V.P.: 1.950 ptas.
CUADERNOS D E ESPELEOLOGIA

TOMO II, L a depresión cerrada de Matienzo, J . C . Fernández Gutiérrez (Agotado).


TOMO III, Estudio espeleológico de la Cuevona y otros. P.V.P.: 500 ptas.
TOMO IV, E l Karst de la región de Asón y su evolución morfológica. P . V . P . : 500 ptas.
T O M O V - V I , L a zona karstica de Santillana del M a r y otros. P.V.P.: 500 ptas.
TOMO VII, E l Karst de Pechón y otros. P.V.P.: 500 ptas.
T O M O VIII, Exploraciones en el Valle Medio del río Miera y otros. P.V.P.: 500 ptas.
T O M O I X - X , Trabajos en Castro Urdíales. P . V . P . : 1.500 ptas.

SAUTUOLAS

T O M O I. P.V.P.: 2.500 ptas.


T O M O II. P . V . P . : 2.500 ptas.
T O M O III. P.V.P.: 2.500 ptas.

MEMORIAS D E ACTIVIDADES

Arqueología 79. Precio, 1.500 ptas.


Arqueología 80. Precio, 1.500 ptas.
Arqueología 81. Precio, 2.000 ptas.

CONGRESOS, SYMPOSIA Y SEMINARIOS

A L T A M I R A S Y M P O S I U M . Precio, 4.000 ptas.


L A R E L I G I O N R O M A N A E N H I S P A N I A . Precio, 1.500 ptas.
C O N V E N T O S A S T U R U M . Precio, 800 ptas.

OTRAS PUBLICACIONES
L A S V I L L A S R O M A N A S . Precio, 3.000 ptas.

Pedidos:

Administración de Publicaciones del Patronato Museo Arqueológico Nacional.


Nacional de Museos. Serrano, 13.
San Mateo, 13. Madrid-1.
Madrid-14.

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