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JUZGADO DE LO PENAL Nº 20 DE MADRID

C/ Julián Camarillo, 11 , Planta 3 - 28037


Tfno: 914931563
Fax: 914931555
51012340

NIG: 28.079.00.1-2017/0075261
Procedimiento: Procedimiento Abreviado 246/2018
O. Judicial Origen: Juzgado de Instrucción nº 37 de Madrid
Procedimiento Origen: Procedimiento Abreviado 1096/2017
Delito: Lesiones
GRUPO 2

Acusado: D./Dña. ALFONSO FERNANDEZ RICO


PROCURADOR D./Dña. MARIA PILAR ARNAIZ GRANDA

D. JOSÉ ENRIQUE SANCHEZ - PAULETE HERNÁNDEZ del Juzgado de lo


Penal nº 20 de Madrid, en Procedimiento Abreviado 246/2018 dimanante del
Procedimiento Abreviado 1096/2017, del Juzgado de Instrucción nº 37 de Madrid ha
dictado, en nombre del Rey, la siguiente,

SENTENCIA Nº 276/2019

MAGISTRADO/A-JUEZ: D. JOSÉ ENRIQUE SANCHEZ - PAULETE


HERNÁNDEZ
En Madrid, a diecisiete de julio de dos mil diecinueve

Vistos las precedentes actuaciones de Juicio Oral núm. 246/18,


dimanantes del Procedimiento Abreviado núm. 1096/17 del Juzgado
de Instrucción núm. 37 de Madrid, por un delito de lesiones, en la
que aparecen como:
acusado: Alfonso Fernández Rico, con DNI núm. 4.849.764-F,
nacido el 2-12-91 en Madrid, hijo de Bruno Carlos y de M. Asunción,
y vecino de Madrid, defendido por el Letrado Sr. D. Enrique Vilella
Herrera, y representado por la Procuradora Sra. Dª. M. Pilar Arnaiz
Granda;
y el Ministerio Fiscal representado por la Ilma. Sra. Dª. Amparo
López Martínez, en el ejercicio de la acción pública.

ANTECEDENTES DE HECHO

Primero.- Celebrado juicio oral el día 10 del presente mes, por el


Ministerio Fiscal, en el trámite de conclusiones definitivas, se
calificaron los hechos como constitutivos de un delito de lesiones,
considerando responsable del mismo al acusado en concepto de
autor, sin circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal,
solicitando se le impusieran las siguientes penas: ocho meses de

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multa con cuota diaria de 12 €, con responsabilidad personal
subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos cuotas
impagadas, con imposición de costas: y que en concepto de
responsabilidad civil indemnice a Jorge Pardo Arnaiz en 350 € por
las lesiones y en 1.000 € por la secuela.
Segundo.- Por el letrado defensor del acusado, en el mismo
trámite procesal, se solicitó la libre absolución de su patrocinado.

HECHOS PROBADOS

Primero.- Sobre las 7 horas del día 29-4-17, a la salida de una


discoteca, en el número 69 de la calle Fermín Caballero de esta
ciudad, se produjo una reyerta entre varios jóvenes, en el curso de la
cual, Alfonso Fernández Rico, mayor de edad y sin antecedentes
penales, le propinó un puñetazo a Jorge Pardo Arnaiz, cayendo este
al suelo.
Segundo.- A consecuencia de lo anterior, Jorge Pardo Arnaiz
sufrió herida inciso-contusa en labio inferior derecho, erosión en el
mentón, y contusión en rodilla, de las que curó en siete días, sin
incapacidad para el desempeño de sus obligaciones habituales, tras
sutura de la herida del labio y anti inflamatorios y analgésicos,
quedando como secuela cicatriz cutánea de un centímetro en el lado
derecho del labio inferior.

FUNDAMENTOS JURÍDICOS

PRIMERO.- Los hechos declarados probados lo son en base a los


siguientes medios de prueba: declaraciones del acusado,
testimonios de Jorge Pardo, Daniel Ponce, Luis Herrera, Rafael
Osorio, Jaime Lobo, Margarita Huidobro, Sergio Jiménez, Frederick
Williams, y policías locales números 613.0, 7602.8 y 10170.9; y
documental consistente en: partes de asistencias facultativas a los
folios 9 a 11, reconocimiento fotográfico al folio 20, informe forense
de sanidad al folio 34, consulta telemática de antecedentes penales
al folio 42, todos ellos de las actuaciones.
Tales hechos son constitutivos de un delito de lesiones tipificado
en el art. 147.1 del C.P., por reunirse los requisitos legal y
jurisprudencialmente exigidos al respecto; con carácter previo a
entrar a analizar la concurrencia de tales requisitos, y por exigencias
de lo dispuesto en el artículo 120.3 de la Constitución, es preciso
explicitar las razones de haber declarado probados tales hechos; y
así, podemos afirmar que nos encontramos ante dos versiones
contradictorias, sustentadas por la víctima y por el acusado, así
como por sus respectivos acompañantes; coincidentes en la
existencia de una reyerta en la que intervienen diversas personas,
entre ellas el acusado y el lesionado. Jorge Pardo indica que Alfonso

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Fernández le propinó un puñetazo en la cara, cayendo al suelo. Por
su parte el acusado niega que le golpeara, manifestando que se
acercó solo a separar.
La jurisprudencia viene reiterando que el testimonio de la víctima
es prueba suficiente para enervar la presunción de inocencia,
constituyendo por si mismo prueba de cargo sobre la que fundar una
sentencia condenatoria. Como criterios para la valoración de dicho
testimonio se han establecido los de ausencia de incredibilidad
subjetiva, verosimilitud del testimonio y persistencia en la
incriminación. ( STS de 19-2-00 ).
Por ausencia de incredibilidad subjetiva debemos entender la
inexistencia de condición personal o relacional de la victima que
empañe su testimonio. Lo primero hace referencia a las
características físicas o psico-orgánicas del sujeto, debiendo
valorarse su grado de desarrollo o madurez, sin que en el presente
caso quepa hacer consideración alguna al respecto. En cuanto a lo
segundo viene referido a la inexistencia de móviles espurios, como
son los de resentimiento, venganza, enemistad, interés indirecto,
cuya concurrencia podría arrojar dudas sobre la credibilidad del
testigo, que en el presente caso no concurren al negar los
implicados conocerse con anterioridad.
La verosimilitud del testimonio viene determinada por la lógica
interna de la declaración, así como por la existencia de
corroboraciones periféricas externas al mismo. Comenzando por
esto último se ha de señalar que la única persona lesionada fue
Jorge Pardo, siendo asistido por el Samur, y posteriormente
trasladado al servicio de urgencias del Hospital Universitario La Paz,
donde se le sutura una herida en el labio y se valora una contusión
en la rodilla, constando partes de tales asistencias a los folios 9 a 11.
Del informe forense de sanidad posterior, que obra al folio 34,
resultan iguales lesiones, recogiéndose además una erosión en el
mentón. Existe además inmediatez temporal entre la agresión y el
diagnóstico y tratamiento, pues se produce media hora después. En
lo que atañe a la lógica interna de la declaración, debe indicarse que
el relato que recoge, que le propinaron un puñetazo en la cara
llegando a caer al suelo, es compatible con las lesiones apreciadas,
tanto por su ubicación como por su naturaleza, sin que el testigo
haya incurrido en exageración alguna. Además el testimonio de la
víctima es corroborado por todos los testimonios en mayor o menor
medida. Así Daniel Ponce lo corrobora en su totalidad, los agentes
policiales que intervienen con posterioridad observan las lesiones y
solicitan la presencia de un Samur, y todos los testigos de la
defensa, si bien indican que no vieron la agresión, si vieron a Jorge
Pardo sangrando o con la camisa manchada de sangre, infiriendo la
mayoría de ellos que fue agredido si bien no indican por quién.
Por último el testimonio es persistente, en cuanto no ha sido
modificado a lo largo del procedimiento, tanto en la denuncia inicial,
como en su declaración en instrucción- folio 32-, así como en el acto
del juicio, donde se han relatado los mismos hechos.

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Frente a ello el acusado se limita a negar la autoría de la
agresión, indicando que se acercó tan solo al grupo para mediar.
Pero en relación con la autoría del hecho, resulta acreditada por el
testimonio de la víctima, y del resto de personas que han declarado.
Jorge Pardo ha declarado que fue el acusado el que le golpeó, que
no lo conocía anteriormente, que llevaba puesta una gorra, que le
identificó en presencia de los policías nacionales. Además reconoció
su fotografía en sede policial. Daniel Pardo observa con claridad que
quién golpea a Jorge Pardo es el acusado. Los policías locales han
manifestado, y así se recoge en su parte de intervención, que el
lesionado identificó al agresor en su presencia. Y además han
indicado que Alfonso Fernández Rico tenía un nudillo manchado de
sangre, indicio de haber golpeado con el mismo. El acusado
reconoce dicha mancha, indicando que pudo haberse manchado al
acercarse al lesionado para ponerle su gorra, reconociendo que
llevaba esta prenda, siendo tal versión escasamente creíble, pues no
se alcanza a comprender el motivo de poner una gorra propia en la
cabeza de otra persona, desconocida, que presenta lesiones y
requiere asistencia médica, siendo primerísima hora de la mañana.
Pero además debe valorarse que todos los testigos de la defensa, la
mayoría de ellos amigos del acusado, han admitido que Jorge Pardo
sangraba por el labio o que tenía la camisa manchada de sangre, si
bien han indicado que no vieron como se causó las heridas. Tales
testimonios no descartan la autoría del acusado, pues no se relata
cómo se pudieron ocasionar las lesiones, si se ocasionaron de modo
fortuito o intencionado, y si fueron consecuencia de una agresión,
quién las causo. La eficacia de tales testimonios de descargo es muy
limitada, pues el no ver no implica ver una cosa distinta de la que
manifiesta el lesionado y su acompañante.
En base a todo lo expuesto se entiende que existe prueba de
cargo suficiente, fundada en la declaración de la víctima para
enervar el principio de presunción de inocencia del acusado,
corroborada por el testimonio de Daniel Ponce que le acompañaba,
el de los policías nacionales intervinientes, el parte de la asistencia
prestada en el Servicios de Urgencias del Hospital La Paz, y el
informe forense de sanidad reseñados.
Entrando ya en el concreto análisis de la tipificación penal de los
hechos declarados probados, como hemos adelantado, los mismos
son constitutivos de un delito de lesiones, al concurrir los elementos
de dicho delito: tanto objetivos- acción capaz de producir un
resultado lesivo, resultado lesivo, relación de causalidad- y
subjetivos- dolo específico de lesionar, que como todo hecho
psicológico del agente, debe inferirse de su actuación-, siendo los
mismos constitutivos de delito menos grave y no de delito leve (
antes falta ) al haber requerido para su curación tratamiento médico
que excede del de una primera asistencia facultativa, siendo
considerada la sutura de las heridas como tratamiento quirúrgico
menor por reiterada jurisprudencia, curando a los siete días, sin
incapacidad temporal, con secuela consistente en cicatriz en la zona

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suturada. En cuanto al elemento subjetivo no puede dudarse de su
concurrencia, ante la naturaleza del golpe, un puñetazo en la cara, y
su contundencia, llegando a caer al suelo el agredido como
consecuencia del impacto.
SEGUNDO.- Del expresado delito de lesiones es responsable en
concepto de autor el acusado Alfonso Fernández Rico, por ejecutar
materialmente los actos típicos y tener directa participación en ellos,
conforme a lo dispuesto en el artículo 28 del Código Penal de 1995,
reiterándose lo ya manifestado en el fundamento anterior.
TERCERO.- En el presente procedimiento no concurren
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal que se
hayan probado con igual rigor que el hecho típico mismo, exigencia
que constituye requisito imprescindible para su apreciación,
conforme a reiterada jurisprudencia del Tribunal Supremo.
CUARTO.- La ejecución de un hecho descrito por la Ley como
delito o falta obliga a reparar, en los términos previstos en las Leyes,
los daños y perjuicios por él causados, de conformidad con el
artículo 109 y siguientes del Código Penal de 1995; y en el presente
caso, y partiendo de la base de que el derecho penal presenta una
faceta de derecho reparador del daño causado, procede condenar al
acusado Alfonso Fernández Rico al pago de las indemnizaciones
solicitadas por el Ministerio Fiscal, tanto por las lesiones,
computándose cada día de curación sin incapacitad temporal a 50 €,
como por la secuela, valorando que la cicatriz, si bien de un
centímetro se ubica en la cara, resultando por ello adecuada la
cantidad de 1.000 €, resultando un total de 1.350 €.
QUINTO.- Las costas procesales se entienden impuestas por la
Ley a los criminalmente responsables de todo delito o falta,
conforme al artículo 123 del Código Penal de 1995.
SEXTO.- En cuanto a la pena a imponer, y vistas las peticiones de
las partes, y las normas sobre dosimetría sancionadora contenidas
en los artículos 61 y siguientes del Código Penal de 1995, en
especial el apartado 6º del art 66.1 , se estima adecuada la
imposición de la pena de seis meses de multa con cuota diaria de 6
€. Dada la menor gravedad del hecho, al encontrarnos ante un único
golpe, del resultado, pues la lesión curó en siete días sin incidencias,
y dada la carencia de antecedentes penales del acusado, se opta
por la pena de multa y se individualiza en el mínimo posible de seis
meses. En cuanto a la cuota diaria de la multa se fija en 6 € sin que
consten datos sobre la capacidad económica del acusado que
justifiquen la imposición de cuota superior. La pena de multa
conlleva la responsabilidad personal subsidiaria de un día de
privación de libertad por cada dos cuotas impagadas, en aplicación
de lo dispuesto en el art. 53 del CP.

Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente


aplicación

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FALLO

Que debo condenar y condeno a Alfonso Fernández Rico, como


autor responsable de un delito de lesiones, no concurriendo
circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, a la pena
de seis meses de multa con cuota diaria de 6 €, con responsabilidad
personal subsidiaria de un día de privación de libertad por cada dos
cuotas impagadas, así como al abono de las costas procesales.
En vía de responsabilidad civil el condenado abonará a Jorge
Parto Arnaiz 1.350 € por las causadas y secuelas resultantes.
La anterior cantidad devengará desde la fecha de la presente
resolución, el interés legal del dinero incrementado en dos puntos,
en aplicación de lo dispuesto en el art. 576 de la LEC.
Remítase Nota de Condena al Registro Central de Penados y
Rebeldes del Ministerio de Justicia y testimonio de la condena al
Juzgado Instructor, para la práctica de las anotaciones oportunas.
Efectúense las anotaciones telemáticas correspondientes.
Notifíquese la presente al Ministerio fiscal y demás partes
personadas, así como al perjudicado por el delito, haciéndoles saber
que la misma no es firme, siendo susceptible de RECURSO DE
APELACIÓN, a que se refiere el artículo 790 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, a interponer ante este Juzgado de lo Penal,
y para ante la Ilma. Audiencia Provincial de Madrid dentro del plazo
de DIEZ DÍAS hábiles, a partir del siguiente al de su notificación,
mediante escrito que ha de reunir los requisitos previstos en el citado
precepto.
Notifíquese la presente resolución a Jorge Pardo Arnaiz.
Expídase testimonio literal de la presente, que se unirá a los autos
de su razón, y el original pase a integrarse en el libro de sentencias
a que se refiere el artículo 266 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.
Así, por esta mi Sentencia, lo pronuncio, mando y firmo.
E/.

PUBLICACION.-Leída y publicada ha sido la anterior


sentencia en audiencia pública en Madrid en el día de la fecha, doy
fe.
La difusión del texto de esta resolución a partes no interesadas en el proceso en el que ha sido dictada sólo podrá llevarse a cabo previa disociación de los datos de carácter personal que los mismos contuvieran y

con pleno respeto al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que requieran un especial deber de tutela o a la garantía del anonimato de las víctimas o perjudicados, cuando proceda.

Los datos personales incluidos en esta resolución no podrán ser cedidos, ni comunicados con fines contrarios a las leyes.

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