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A través de la historia del hombre, el culto a los muertos se ha manifestado

en diferentes culturas, pero en las culturas prehispánicas del continente


americano ha sido de gran importancia; así, la visión y la iconografía sobre la
muerte en nuestro país son notables debido a ciertas características
especiales, como el sentido solemne, festivo, gracioso y religioso que se ha
dado a este culto, el cual pervive hasta nuestros días. En México, las culturas
indígenas concebían a la muerte como una unidad dialéctica: el binomio vida-
muerte, lo que hacía que la muerte conviviera en todas las manifestaciones
de su cultura. Los indígenas de Mesoamérica, como casi todos los habitantes
prehispánicos del resto del continente, compartían la creencia de la
existencia de una entidad anímica en el cuerpo que daba identidad y
conciencia al ser humano y que lo abandonaba al morir para ir a una
existencia ultraterrena. Dicha conciencia pervivía en el lugar de los muertos,
en donde seguía requiriendo alimento, reconocimiento y algunas otras
ayudas espirituales que podían ser otorgadas por los vivos para permitirles
continuar su existencia inmortal. Lo anterior generó el desarrollo de un culto
a los ancestros bastante difundido en Mesoamérica, el altar de muertos, que
es un elemento fundamental en la celebración del Día de Muertos. Los
deudos tienen la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del
mundo de los muertos para convivir con la familia ese día, y así consolarlos y
confortarlos por la pérdida. La colocación de altares de muertos no es otra
cosa que recibir, celebrar y compartir los alimentos y cosechas con los seres
queridos que se nos han adelantado. Los niveles en el altar de muertos
representan la cosmovisión, regularmente representando el mundo material
y el inmaterial o los cuatro elementos. La disposición y acomodo de los
objetos puede variar, pero de acuerdo a las creencias y arte popular un altar
debe tener 2, 3 o 7 niveles
El altar de Día de Muertos más tradicional es el que cuenta con 7 niveles o
escalones.

La tradición señala que cada nivel de la ofrenda de Día de Muertos


representa los pasos que las almas deben dar para poder descansar en paz.
Nivel 1. En este escalón se coloca la imagen del santo del que se sea devoto.
En este caso, hemos colocado la imagen de San Sebastián, el santo del
puerto. Cada 20 de enero se celebra a San Sebastián, el Santo que
"protegió" a Veracruz de la peste, pero además, es un patrono muy
querido por soldados y atletas

Nivel 2. Este nivel está dedicado a las ánimas del purgatorio y sirve para que
el difunto tenga permiso para salir de ese lugar. Se recomienda colocar una
imagen de las ánimas del purgatorio.
Nivel 3. Se coloca sal en este escalón para purificar el espíritu y para que no
se corrompa el cuerpo.
Nivel 4. En este nivel va el Pan de Muerto, que simboliza la eucaristía.
Nivel 5. En este escalón se coloca la comida y fruta favorita del difunto,
nosotros ofrecemos hoy la comida típica de nuestra ciudad.
Nivel 6. Aquí va la foto del difunto al que se le dedica el altar. Nosotros
dedicamos nuestro altar al gran maestro Mario Cabrera creador del Ballet
Folklórico del Puerto de Veracruz, el maestro Mario nació en el año 1933.
Aquí en Boca del Rio, dentro de una familia de bailadores y músicos, bailó de
manera natural desde antes de tener uso de razón, fue Bailarín y zapateador
jarocho con casi 80 años de trayectoria, sin duda uno de los rostros más
importantes de la cultura jarocha, inventor de 54 pasos diferentes del baile
jarocho, quien busco que cada paso sea vistoso para el espectador y que no
sea cansado para el bailarín, fue el primero en cambiar el sombrero de
palma huapanapa por el de jipi (palma jipajapa, originaria de Campeche, que
es más resistente, flexible e incluso lavable) y por sustituir el tradicional
paliacate de algodón por uno de seda, más largo, también a el debemos el
uso del zapato blanco como parte del traje jarocho.
Se integró a esta nuestra máxima casa de estudios en 1979, a iniciativa del
entonces rector Roberto Bravo Garzón, el maestro Mario trabajó todo ese
año con Miguel Vélez Arceo en el Ballet Folklórico de la UV, en Xalapa, y para
el año siguiente el propio Rector y Fernando Vilchis le encomendaron la
fundación de un ballet folklórico universitario en el puerto.
Nuestra UV le rindió homenaje al otorgarle el Premio al Decano 2013 y con
un espectáculo especial del Ballet Folklórico del Puerto de Veracruz de la UV,
que él fundó en 1980 y en el que siempre vivirá su esencia.
A partir de su primera gira profesional a los 11 años –en 1944–, Cabrera
Salgado acumulo miles de presentaciones en Veracruz, México y una larga
lista de países, pero nunca consideró dejar el que fue su único lugar de
residencia, Boca del Río.
¡¡Gracias al maestro Mario Cabrera –y a su hermana Zita, su pareja de baile –
la danza jarocha se ha constituido en una de las más importantes
manifestaciones de la cultura veracruzana!! Que nuestros aplausos le den la
bienvenida al maestro Mario para que disfrute de este su altar.
Nivel 7. Se coloca una cruz formada con semillas, frutas o cal. Sirve para el
difunto expíe sus culpas.

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