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Índice

6.1 Trastorno de la conducta disruptiva en infancia y


adolescencia………………………………………………………….3
6.1.1. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad…4
6.1.1.2. Factores biológicos………………………………………..4
6.1.1.3. Factores psicosociales y ambientales…………………4
6.2. Trastorno negativista y desafiante………………………….6
6.3. Trastorno disocial………………………………………………6
6.4. Callo emocional…………………………………………………6

Bibliografía……………………………………………………………7

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6.1 Trastorno de la conducta disruptiva en infancia y
adolescencia.
Los trastornos de conducta disruptiva (DBD, por su sigla en inglés) son trastornos en
los que el niño o adolescente tiene dificultad para controlar sus emociones y su
comportamiento. El comportamiento puede ser muy desafiante, y el niño o adolescente
puede tener fuertes conflictos con las figuras de autoridad. Sus actos pueden ser
agresivos y destructivos. Todos los niños muestran ocasionalmente problemas leves de
conducta, pero los DBD son más graves y continúan con el paso del tiempo.
Los DBD pueden comenzar en la infancia. Cuando un niño o adolescente con DBD no
recibe tratamiento, suele presentar problemas de conducta graves en casa, en la
escuela o en ambas. A medida que crecen, tienden más a tener también problemas de
consumo de alcohol o drogas, al igual que conductas delictivas o violentas.
Algunos ejemplos de DBD son el trastorno de oposición desafiante, el trastorno de
comportamiento y el trastorno explosivo intermitente.
Trastorno de oposición desafiante
Los niños o adolescentes con este trastorno pueden estar la mayor parte del tiempo
irritables o enojados. Pueden discutir a menudo y negarse a obedecer a sus padres, a
las personas que los cuidan, a los maestros u otros. Tal vez quieran también lastimar a
alguien que creen que les ha ocasionado daño.
Trastorno de comportamiento
Los niños o adolescentes con este trastorno pueden actuar de forma agresiva contra
personas, animales o ambos. Pueden asediar o amenazar a alguien, empezar peleas
físicas, usar armas, lastimar animales u obligar a otras personas a tener actividad
sexual. Pueden también destruir propiedad ajena mediante el fuego o por otros medios,
mentir a menudo o robar. Quizá permanezcan en la calle hasta avanzada la noche,
falten a la escuela o se fuguen de la casa. Pueden también mostrar falta de compasión
y no sentir arrepentimiento cuando le hacen daño a otros.
Trastorno explosivo intermitente
Los niños o adolescentes con este trastorno pueden tener arranques de conducta
agresiva o violenta, o gritos. Pueden tener rabietas extremas y empezar peleas físicas.
Usualmente tienen una reacción excesiva y extrema a las situaciones y no consideran
las consecuencias. Los arranques ocurren con poca o ninguna advertencia. Suelen
durar 30 minutos o menos. Después del arranque, el niño o adolescente puede
lamentarlo o sentirse avergonzado.

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6.1.1. Trastorno por déficit de atención con
hiperactividad.
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno
neuroconductual común en la infancia, caracterizado por hiperactividad, impulsividad
y/o falta de atención que son desproporcionados a la edad del niño e intensos lo
suficiente para afectar su funcionamiento cognitivo, académico, conductual, emocional
y social. El TDAH es el trastorno mental más común en los niños y adolescentes y
puede persistir durante la vida adulta. Este trastorno es más común en los niños que en
las niñas, y habitualmente se descubre durante los primeros años escolares, cuando el
niño comienza a tener problemas de comportamiento o dificultades para mantenerse
atento. Aunque no existe tratamiento que cure el TDAH, el mismo puede ayudar al
paciente a lidiar con los síntomas. El tratamiento generalmente implica medicamentos e
intervenciones de comportamiento. El diagnóstico y el tratamiento precoces pueden
hacer una gran diferencia en el resultado final.

6.1.1.2. Factores biológicos.


Actualmente existen diversas causas que pueden estar implicados en el desarrollo del
desorden de personalidad, tales como:
1. La genética
2. Infecciones
3. Defectos cerebrales o lesiones
4. El daño prenatal
5. El abuso de sustancias
Otros factores como la mal nutrición y la exposición a toxinas dañinas, como el plomo,
son otros factores biológicos en la personalidad que pueden contribuir en el desarrollo
de las enfermedades mentales. Diversos estudios han demostrado que algunas causas
que promueven las enfermedades que afectan la forma de ser en los individuos tienen
un marcado componente hereditario. De igual manera, existen datos que indican que
algunos de los trastornos de personalidad se han relacionado con un balance anormal
de productos químicos especiales en el cerebro llamados neurotransmisores
considerado. Los neurotransmisores ayudan a las células nerviosas del cerebro a
comunicarse entre sí. Sin embargo, si estos productos químicos están fuera de balance
o no funcionan correctamente dan lugar a los síntomas de una enfermedad mental, por
ejemplo el trastorno de personalidad límite.
6.1.1.3. Factores psicosociales y ambientales.
Factores psicosociales
Las condiciones relacionadas con el diseño de las instalaciones, la organización y
gestión del trabajo y el contexto social reciben el nombre de riesgos psicosociales, otro
de los múltiples tipos de riesgos laborales que se pueden generar a nivel interno.

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Dichos riesgos se materializan cuando el contexto laboral genera estrés, agotamiento o
depresión, tres de los más problemas más comunes entre los trabajadores.
También pueden originarse por alguna de las siguientes causas:

 Excesivas cargas de trabajo: el horario supera el límite de rendimiento.


 Falta de claridad en cuanto a las funciones del cargo.
 Exigencias contradictorias de la empresa.
 Mala gestión de los cambios corporativos.
 Falta de apoyo por parte de la dirección o de los compañeros.
 Ambientes de inseguridad laboral.
 Acoso psicológico o sexual.
 Violencia ejercida por terceros sobre el capital humano de la empresa.

Sea cual sea la causa, los riesgos psicosociales pueden gestionarse y prevenirse si
se aplica un plan de riesgos laborales; es decir, desde un enfoque sistémico que no
sólo tenga impacto en uno o varios departamentos de la compañía, sino que la recorra
desde las bases hasta los niveles directivos.
En ese sentido, la gestión de riesgos psicosociales no dista mucho del proceso
genérico de prevención, como por ejemplo el que proponen estándares como la
norma OHSAS 18001, el Pacto Europeo sobre la Salud Mental y el Bienestar, la
Directiva Marco sobre la Salud y la Seguridad en el Trabajo y otras legislaciones. Los
pasos principales en ese proceso se pueden resumir de la siguiente manera:
1) Identificación del riesgo: se reconoce, se nombra y se le da una entidad específica
en función de sus implicaciones para la empresa.
2) Evaluación: se analiza su origen, las causas, su impacto sobre el conjunto de la
organización y los efectos concretos que podría traer a ésta.
3) Definición de estrategias: se define el conjunto de acciones necesarias para
contrarrestar el riesgo. En el caso de que no se haya materializado, dichos esfuerzos
adoptarán un enfoque preventivo.
4) Aplicación: se afronta el riesgo con el fin de aminorar su impacto sobre la
organización. Este paso puede derivar muchas veces en una eliminación total del
mismo o en su reconversión en un elemento benéfico.

5) Conclusiones: se evalúan los resultados del proceso de gestión, procurando que la


experiencia sea de utilidad en futuras situaciones. La mejor decisión que se puede
tomar en este sentido es la incorporación de una filosofía corporativa de la gestión del
riesgo psicosocial.

Factores ambientales
El hombre no es un ser aislado, sino inmerso en un medio, y no puede vivir ajeno a él.
Los factores que afectan al entorno del hombre influyen también decisivamente en su
salud. No sólo el ambiente natural, sino también el seminatural y artificial que el hombre
ha creado, pueden verse alterados por distintos factores: físicos (temperatura, ruidos,
radiaciones...), químicos (contaminación por plaguicidas, metales

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pesados...), biológicos (presencia de bacterias, virus y otros microorganismos
patógenos) y psicológicos, sociales y culturales (como drogadicción, estrés , etc.).

6.2. Trastorno negativista y desafiante.


El Trastorno Negativista Desafiante es una pauta de comportamiento recurrente y
persistente en la que se desafían las órdenes de las figuras de autoridad, comprobando
una y otra vez los límites establecidos, ignorando órdenes, discutiendo, mostrando
hostilidad hacia compañeros o adultos y molestándolos deliberadamente o
agrediéndoles verbalmente. Se manifiesta de forma invariable en el contexto familiar,
pudiendo manifestarse o no, en otros contextos como la escuela. Se muestra con
mayor evidencia con adultos o compañeros muy conocidos. En los años escolares
puede haber baja autoestima, labilidad emocional, poca tolerancia a la frustración, uso
de palabrotas, uso temprano de alcohol, tabaco y substancias ilegales. Son frecuentes
los conflictos con padres, profesores y compañeros. Es común el Trastorno por Déficit
de Atención con Hiperactividad. También pueden aparecer trastornos del aprendizaje y
trastornos de la comunicación.
6.3. Trastorno disocial.
El Trastorno Disocial forma parte de los denominados Trastornos Perturbadores del
Control de los Impulsos y de Conducta. Este grupo se caracteriza por déficit en el
control emocional y comportamental que se manifiestan en forma de comportamientos
que violan los derechos de los demás, no se ajustan a las normas sociales y producen
conflictos con las figuras de autoridad.
Se define el trastorno disocial como un patrón de comportamiento, repetitivo y
persistente, en el que se violan derechos básicos de otras personas o normas
sociales que se consideran adecuadas para la edad del individuo.

Según la edad a la que aparece el primer síntoma, podemos encontrar 3 tipos de


trastorno disocial:
 Infantil: al menos uno de los criterios aparece antes de los 10 años. Se asocia a
peor pronóstico. Suele perdurar en la vida adulta y asociarse con trastorno
antisocial de la personalidad. Se asocia a problemas temperamentales y
vulnerabilidad genética.
 Adolescente: inicio del primer síntoma posterior a los 10 años. Suele tener menor
deterioro y gravedad. Se asocia a mayores niveles de rebeldía y rechazo de
normas sociales, en relación con el aprendizaje social en el grupo de iguales.
 No especificado: se utiliza para definir casos en los que es difícil establecer la
edad de aparición del primer síntoma.

6.4. Callo emocional.

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El Callo Emocional (CE) es un rasgo que distingue a niños y adolescentes con
problemas graves de conducta y psicopatía que alude a la insensibilidad emocional,
falta de empatía y baja respuesta al castigo. Uno de los instrumentos utilizados para
evaluar dichos rasgos es el Inventario de Rasgos de Insensibilidad Emocional.

Bibliografía
https://effectivehealthcare.ahrq.gov/products/disruptive-behavior-disorder/espanol#:~:text=Los
%20trastornos%20de%20conducta%20disruptiva%20%28DBD%2C%20por%20su,tener%20fuertes
%20conflictos%20con%20las%20figuras%20de%20autoridad.
https://www.mdsaude.com/es/psiquiatria-es/trastorno-por-deficit-de-atencion-con-hiperactividad/
https://www.trastorno-de-personalidad.com/factores-biologicos/
https://agrega.juntadeandalucia.es/repositorio/27012016/42/es-an_2016012714_9125937/
cuerpo_humano/ambien.htm
https://www.psicoactiva.com/blog/trastorno-negativista-desafiante-causas-sintomas-y-tratamiento/
https://blog.cognifit.com/es/trastorno-disocial/#:~:text=%20Para%20explicar%20la%20aparici%C3%B3n
%20del%20trastorno%20disocial,abuso%20de%20sustancias%2C%20antecedentes%20familiares
%20de...%20More%20
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7046408

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