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Lacan habló del êthos en el seminario 7, este tiene un carácter de “un orden que puede ser

establecido en el sujeto” (p. 33), este êthos tiene la connotación de “una orden que hay que reunir…
en la lógica de Aristóteles, en un soberano Bien” (p. 33)
Este êthos o soberano bien, va en contravía de la lógica neurótica de la búsqueda del objeto
de su satisfacción, impulso que pretende reproducir “el estado inicial, volver a encontrar a das ding,
el objeto” (p.71), recordemos que el das ding en este punto es en sí mismo, la madre.
Por otro lado Lacan especifica que aunque los sujetos traten de encontrar el objeto, en
realidad “este nunca fue perdido” (p.76) y que de lo que se trata y mediatizado por el principio de
placer (en este punto de su enseñanza) que busca el objeto y “impone sus rodeos, que conservan su
distancia en relación a su fin” (p. 76) en este punto Lacan especifica que mediatizado por el
principio de placer, el sujeto se ve llevado “a no encontrar a fin de cuentas más que la satisfacción
del not des lebens (sufrimiento de vivir)” (p. 77) es decir, mantenerse a distancia del objeto
anhelado.
Es allí donde la sublimación cobra un papel imperante, ya que especifica en este seminario
que el “el objeto es inseparable de las elaboraciones imaginarias y muy especialmente de las
culturales” (p.125) en otras palabras, Lacan allí especifica como el sujeto puede de alguna manera
“engañarse sobre das ding” (p.125) es decir, ejercer sublimaciones aceptadas a nivel cultural y
social a nivel imaginario, como revestimientos que taponan la falta-en-ser.
La sublimación en este punto de la enseñanza de Lacan es definida como “elevar un objeto
a la dignidad de la Cosa (p.140) es decir que la sublimación se erige frente al vacío propio de la
cosa y desde allí parten las creaciones humanas, este rodeo permite comprender como Lacan
menciona que Breton quien ha sido citado en el presente trabajo “hacer surgir el amor loco en el
lugar de la cosa” (p.192) es decir, este amor loco, que hemos también evidenciado como amor-
pasión se erige sobre un vació inherente a la condición humana.
En el seminario 8 titulado la transferencia, Lacan menciona que erastés (amante) como
sujeto del deseo y eromenos (amado) como aquel que tiene algo, empero, menciona algo crucial y
es “la cuestión es saber si lo que tiene (amado) guarda relación, diría incluso una relación
cualquiera, con aquello que, al otro, al sujeto del deseo, le falta” (p.45) esto en la lógica de que
ninguno de los participantes del vínculo sabe tanto lo que le falta como lo que no tiene. (relación
madre-hija) demanda.) sentenciando Laca que “lo que le falta a uno no es lo que está, escondido en
el otro” (p.51) por ello manifiesta que “el amor es una metáfora” (p.51)
Frente al banquete y más específicamente frente a aquel amor o vínculo que escapa al ideal
de la época y es trasportador de belleza, Lacan menciona “Cuando se trata del amor donde hay
arrebato, hybris, algo en exceso, aquel que consigue prevalecer frente a las estaciones del año,
entonces empiezan los desastres, los perjuicios” (p.91)

El amor es lo verdaderamente inclasificables, lo que se atraviesa en todas las situaciones


significativas, nunca esta en su lugar, siempre es inoportuno (p.129)
El amor, en efecto, solo se puede articular en torno a esta falta, por el hecho de que, de
aquello que desea, solo puede tener su falta (p.149)

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