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Presentación
Poco se conoce del papel de la mujer en la época prehispánica. Es necesario puntualizar que dada la
complejidad multicultural del corte histórico no es factible dar una sola conceptualización de género en este
periodo. La mujer prehispánica no es tal, es un amplio abanico de facetas. Resulta fundamental ubicar a la
mujer en una cultura y momento histórico determinado lo que ofrecería un panorama cercano de su papel y
desempeño al interior de cada una de las diversas sociedades precolombinas. A este ejercicio conceptual de
delimitación, se suma que el género no es estático, se transforma a lo largo de las diferentes etapas
históricas previas y posteriores a la conquista derivando, de forma inevitable, en condiciones desventajosas
y de subordinación ante el predominio androcéntrico que se vive en la actualidad.
La cosmogonía de las culturas prehispánicas permite a los hombres y a las mujeres armar el gran
rompecabezas que se muestra ante sus ojos; para lo cual toman de referencia los contrapuestos. La
clasificación binaria de su realidad es esencial para entender su mundo y conferirle un orden.
En este proceso de clasificación, hombre y mujer son concebidos como diferentes, hasta opuestos, pero no
se percibe -todavía- una posición de subordinación. Ambos, hombre y mujer son creados por los dioses, de
un mismo material y en un mismo momento -si bien, es necesario realizar un análisis más detallado del
origen de la humanidad para cada una de las culturas de ese periodo- la relevancia de ambos para la
continuidad de la comunidad quedaba de manifiesto. Era más importante sobrevivir, que subyugar. Según
Miriam Judith Gallegos Gómora, del Centro INAH-Tabasco, en "el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas,
que narra que la diosa vieja Ixmucané participó en la creación del pueblo maya junto con su pareja
masculina. Ella creó a los primeros hombres con una pasta hecha con maíces blanco y amarillo".
(http://www.inah.gob.mx/boletin/16-antropologia/5867-revelan-papel-de-la-madre-en-el-mundo-
prehispanico)
En este momento histórico era manifiesta una sobrevaloración de la naturaleza, la cual los abatía como
especie y marcaba su funcionalidad biológica presidiendo sus actividades productivas, religiosas, políticas,
culturales y sociales Para la mujer representaba -casi de manera exclusiva- su capacidad reproductiva, con
asignaciones e interpretaciones variadas según su cultura, a lo que se añadían actividades productivas
importantes -textiles, alfarería, ganadería y agricultura- pero finalmente su rol de madre se posicionaba por
encima de todo, ya que garantizaba la producción de personas.
No es difícil comprender que en este periodo se daba relevancia al hecho de sobrevivir, principalmente si
consideramos que la esperanza de vida en esta época era de 20.7 años, por lo que la vida productiva y
utilitaria de los integrantes de la comunidad era valiosa para la continuidad de su comunidad y la actividad
de todos era por igual relevante.
La construcción del género en la mujer prehispánica no puede realizarse sin una correlación entre su
naturaleza, su grupo social y la cultura a partir de lo cual se definía su rol y estereotipos que le
corresponderían, Lagarde señala: "Mi propia perspectiva me hace proponer una antropología de la mujer
como una mirada peculiar de la cultura, un método para lograr la construcción del sujeto mujer a partir de la
dialéctica biología-sociedad-cultura. Antropología capaz de analizar la dialéctica implícita en la mujer, en su
complejo y contradictorio desarrollo histórico." (Lagarde, 1990:75)
Ante este panorama, el rescate del papel de la mujer prehispánica es un trabajo que debe partir de un
análisis e interpretación de vestigios, por tanto es una labor de arqueólogos, etnólogos y antropólogos. Se
ha mantenido una tendencia de interpretar a la sociedad, a la cultura de esta época como un todo, sin sus
componentes, sin particularizar el papel de la mujer sobre el del hombre. En años recientes se han integrado
relevantes trabajos de investigadores nacionales e internacionales, con Mesas de Trabajo, Simposios que
han permitido realizar la difusión de conocimiento sobre este tema, así como la recopilación y publicación de
trabajos que arrojan información de la mujer prehispánica. "Sally Linton demuestra cómo la ideología
androcentrista se ha concretado en modelos de análisis machistas que han impedido observar la verdadera
participación de las mujeres recolectoras en la reproducción de la sociedad y su cultura." (Lagarde, 1990:72)
En este trabajo se intentará dar una perspectiva del proceso de construcción de género en esta etapa de la
historia. El mirar a la mujer en la historia -desde la actualidad- se vicia de origen es inevitable buscar la
desigualdad, inequidad y violencia de género, sin embargo, la oportunidad está en el análisis del desarrollo
de la definición del género -masculino y del femenino- que se definen mutuamente a través del desarrollo de
las culturas, y que entra en un proceso de amalgamiento durante la conquista y colonia y derivan en lo que
es la mujer el día de hoy en México.
MacLennan (1865) con su teoría del patriarcado o Bachofen (1861) con la del matriarcado, así como Morgan (1877)
y Engels (1884) buscan explicar en su análisis histórico la opresión de la mujer a partir de su lugar en las relaciones
de producción y en la sociedad. No importa para nuestra perspectiva si sus datos, o incluso si algunas de sus tesis o
de sus conclusiones hoy han sido refutadas; lo importante es que conceptualizaron a la mujer y a su circunstancia
en el espacio de la historia y no de la naturaleza, y que la mujer, sus relaciones, sus funciones y las instituciones
que la recrean ocuparon un lugar central en su interpretación histórica. (Lagarde, 1990:67)
Como ya se ha dicho, el proceso de construcción de género durante la época prehispánica cubre una
diversidad de culturas, y cortes en el tiempo que resultan complicadas interpretar, y desarrollar una sola
descripción. El género es un concepto en construcción constante y cambiante, no puede dejarse de
considerar las relaciones, actividades productivas y reproductivas de donde emerge y delinean lo femenino.
La concepción del mundo social y natural está entrelazada, es una dualidad, que se aplica para la
comprensión del acontecer de los grupos culturales en la época prehispánica. Esto es, la concepción del
hombre no se entiende sin la concepción de la mujer, si bien para la definición del género es fundamental la
estructura social, su desempeño al interior de la comunidad, su participación en la división del trabajo y su
condición como hombre o como mujer. Esta forma de ver y explicar el todo, permite que hombres y mujeres
se definan como duales, contrapuestos. Todos los miembros de la comunidad tienen su papel definido y es
fundamental para garantizar la existencia misma, es la lucha por mantenerse con vida, el reconocimiento y
respeto de la muerte siempre cercana. Es la dualidad de la vida y de la muerte. Es la mujer generadora de
vida, y el hombre que lucha y muere en guerras, aunque no de forma exclusiva, ya que en algunas culturas
las mujeres también participaban en las guerras.
La importancia del análisis de éste periodo radica en la conformación del género en la actualidad, que en el
caso de México, también sienta las bases de la construcción de la institución de la maternidad, de la familia.
Es necesario considerar el impacto en la conceptualización de lo femenino y lo masculino al entrar en
contacto con la cultura española, que quebranta la manifestación de roles y estereotipos que hasta el
momento prevalecían en el México antiguo, entremezclándose con lo hispano para generar nuevas
actuaciones.
Sobrevivir como cultura y como especie
Podemos entender que en este largo periodo histórico el factor de sobrevivencia resultaba fundamental para
los integrantes de la comunidad. El que hombres y mujeres se mantuvieran con vida y funcionales
garantizaba la continuidad del grupo. El rol de los hombres y de las mujeres era definido- a partir de la
dicotomía entre la vida y la muerte. Un solo objetivo mantenía la unidad en la comunidad: mantenerse con
vida, mantener a la comunidad con vida.
La esperanza de vida de los pobladores de nuestras tierras era dramáticamente corta. Es por ello, que la
existencia misma es un factor de gran relevancia y valoración en las culturas prehispánicas. La probabilidad
de morir era más alta que la de permanecer con vida. Según estudios realizados en restos encontrados en
algunas zonas arqueológicas se deduce que la esperanza de vida al nacimiento era de 20.7 años a 21.4 años
como esperanza de vida ajustada, en otras investigaciones se habla de una esperanza de vida de 28 años.
No se puede dejar de hacer mención que las tasas de mortalidad infantil y materna eran trágicamente
elevadas.
Las principales causas de muerte son tres: las epidemias, las hambrunas, y las frecuentes guerras (Austin,
1999:4). Bajo este contexto es entendible la importancia de la reproducción, ya que garantizaba la
continuidad de la comunidad, en diversos estudios sobre el comportamiento poblacional durante el periodo
prehispánico se señala que la tasa de crecimiento de la población era negativa y según se incrementaba la
tasa de natalidad la esperanza de vida se extendía. De esta manera, la construcción del género femenino
contaba como pilar su para la definición de roles y estereotipos a partir de su capacidad de generar vida.
En este contexto la maternidad era sobrevalorada, ya que la continuidad de la comunidad era cardinal, ello
significaba mantenerse con vida dentro de un grupo el mayor tiempo posible.
Debido a las condiciones adversas de alimentación y de salud, la mortalidad de las mujeres en parto era muy
alta, y se les consideraba guerreras, el parto y el embarazo eran de gran significado cultural "En
Mesoamérica, dichos procesos estaban provistos de una gran carga simbólica y ritual. Es el caso, por
ejemplo, del embarazo y el parto, pues se creía que los dioses participaban en la fecundación y el nacimiento
era visto como una gran batalla." (Fundación Cultura Amella Spitalier, No. 11, sin año) A esto se suma el
vulnerabilidad de las mujeres ya que por consecuencia del embarazo y la lactancia sufrían condiciones de
anemia al igual que los menores por lo que eran proclives a contraer diversas enfermedades con un alto
peligro de morir.
El embarazo, era un estado de riesgo para las mujeres y para los menores. Por su parte, el parto, significa
las más de las veces morir -tanto para la mujer como para el niño o la niña- estos últimos aún correrían
riesgo de perecer en los primeros meses o años de su existencia. La procreación y crianza resultaban
medulares en las diferentes culturas prehispánicas. La funcionalidad del papel de la mujer partía de su
capacidad biológica reproductora y, social de crianza. El cuerpo de la mujer biológicamente hecho para
concebir era social y culturalmente expropiado para garantizar la continuidad del grupo.
El mundo social construye el cuerpo como realidad sexuada y como depositario de principios de visión y de
división sexuantes. El programa social de percepción incorporando se aplica a todas las cosas del mundo, y
en primer lugar al cuerpo en sí , en su realidad biológica: es el que construye la diferencia entre los sexos
biológicos de acuerdo con los principios de una visión mítica del mundo arraigada en la relación arbitraria de
dominación de los hombres sobre las mujeres, inscrita a su vez, junto con la división del trabajo, en la
realidad del orden social. (Bourdieu, 2000:23-24)
La prioridad para los habitantes en este periodo era el mantener la comunidad, sobrevivir día a día y
garantizar la continuidad de su grupo social; abonar para la proveeduría de nuevos miembros al grupo,
como una consecuencia de la alta tasa de mortalidad. La mujer era valorada por su capacidad de generar
vida, fundamental para la continuidad de las diferentes culturas en Mesoamérica.
Bibliografía
Austin Alchon Suzanne, (1999) "Las grandes causas de muerte en la América precolombina. Una perspectiva
hemisférica" Papeles de Población, vol. 5, núm. 21, julio-septiembre, 1999, Universidad Autónoma del
Estado de México, Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11202107 Red de Revistas
Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, Sistema de Información Científica. (Visto en 16
de octubre del 2014)
Bourdieu, Pierre (2000), La Dominación Masculina , Editorial Anagrama, Barcelona.
Lagarde y de los Ríos, Marcela (1990) Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y
locas, México, UNAM 2006. Primera Edición 1990.
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En esta segunda parte, Georgina Rodríguez Gallardo describe cómo eran los roles femeninos en
esa época, cuyas actividades productivas fueron opacadas por su función reproductiva: tuvo un
mayor peso al grado de determinar la división del trabajo, además de su posición al interior de la
comunidad, que impactaba en el desarrollo de su vida y por ende en la construcción de género.
En esta tercera y última parte, Georgina Rodríguez Gallardo expone las razones por las cuales
debe reconocerse desde diferentes disciplinas el papel de la mujer en la época prehispánica, para
entender la inequidad y desigualdad en la actualidad.
Algunas conclusiones
Se requiere de un trabajo multidisciplinario para el conocimiento y rescate de las condiciones de vida de la
mujer prehispánica, lo cual es fundamental para ofrecer un panorama integral de lo que sería el
conocimiento de construcción del género vigente. Mucha de la actividad de disciplinas como la antropología,
etnología y la arqueología están enfocadas al grupo, con una perspectiva global, pero como señala Lagarde "
¿Por qué una de las disciplinas dedicadas a estudiar, analizar y explicar la humanidad de los seres humanos
no habría de ocuparse de la mitad de ellos?"(Lagarde, 1997:59)
Lo femenino y lo masculino con sus roles, espacios y estereotipos han presentado un desarrollo y cambio
constante ajustándose a las condiciones históricas y culturales. En el desarrollo de los géneros se debe de
reconocer que el papel de la mujer implicaba una actividad productiva y recolectora, que sin embargo por su
capacidad generadora de vida se le remitía a lo natural. La importancia de garantizar la continuidad de la
comunidad resultaba fundamental en esta época, por lo que hombre y mujer debían de trabajar de la mano.
La actividad productiva de la mujer en la época prehispánica debe de entrar en un proceso de revaloración,
ya que era fundamental para la seguridad de su familia y redituaba en beneficio de la comunidad. Los
productos que elaboraba o recolectaba eran utilizados en el intercambio de mercancías, pago de tributos, o
el cuidado y recolecta del cacao, que se utilizaba como moneda de cambio. "En este proceso doble,
permanente e inconcluso en el que la mujer es reducida a la sexualidad y ésta -por considerarse natural- es
desvalorada. Así, la enorme diversidad de actividades, trabajos, sentimientos formas de vida de las mujeres
han sido definidos históricamente como producto de sus cualidades naturales, biológicas." (Lagarde,
1997:61)
El conocer cómo se gestó la definición de lo masculino y lo femenino en el marco de inequidad y desigualdad
actual resultaría de gran ayuda para una nueva manera de ver la relación de estos dos grupos. En este
rastreo del género femenino, se aprecia que la inequidad y desigualdad no han reinado en la historia de la
humanidad. Identificar los contextos económicos, políticos e histórico-culturales en los que se desarrolló la
subordinación de la mujer resulta esencial. "A pesar del carácter determinante de la opresión de la mujer, no
la abarca en su totalidad. En primer término a manera de hipótesis teórica, es evidente que la opresión no
ha sido una característica inherente a la condición de la mujer, se ha desarrollado a partir del surgimiento de
determinados hechos, en procesos concretos." (Lagarde, 1997:84)
La posición de inequidad y desigualdad surgidos del androcentrismo han sido el resultado del desarrollo
mismo de la humanidad, la construcción de los estereotipos, de los roles de hombres y mujeres, de su
comportamiento sociocultural, han sido resultado de un largo proceso de cimentación de las condiciones
actuales de la mujer. La mujer y el hombre de hoy son resultado de un proceso de construcción y
reconstrucción, ya que lo femenino es un concepto que se ha transformado, se ha redefinido conforme a los
cambios históricos, culturales, religiosas, biológicos (fisiológicos y psíquicos), económicos y políticos, es el
todo que define y redefine los roles de las mujeres y de los hombres, que son obra uno del otro.
La condición de la mujer es una creación histórica cuyo contenido está en el conjunto de circunstancias,
cualidades y características esenciales que definen a la mujer como ser social y cultural genérico. Es
histórica en tanto que es diferente a natural, opuesta a la llamada naturaleza femenina, es decir, al conjunto
de cualidades y características atribuidas a las mujeres -desde formas de comportamiento, actitudes,
capacidades intelectuales y físicas, hasta su lugar en las relaciones económicas y sociales y la opresión que
las somete-, cuyo origen y dialéctica escapan a la historia y pertenecen, para la mitad de la humanidad, a
determinaciones biológicas congénitas ligadas al sexo. (Lagarde, 1997:77)
Se puede deducir que la complejidad de la sociedad ha ido acentuándose, con la creación de instituciones, y
principalmente con el surgimiento del Estado. El posicionamiento del hombre y la mujer en las estructuras
sociales ha sido fundamental para la gestación de la inequidad y desigualdad de la que es sujeta la mujer,
que derivó en la violencia de género. Rodríguez señala que "con la complejización de las sociedades a lo
largo de la historia prehispánica, la marginación política, económica y social de las mujeres aumentó
considerablemente y con consolidación de la jerarquía genérica se agudizaron las diferencias entre hombres
y mujeres, al tiempo que se amplió la brecha entre las mujeres de los estratos sociales distintivos."
(Rodríguez 2007:45)
En los inicios de la sociedad, de la comunidad, los roles y actividades de hombres y mujeres resultaban
fundamentales para la continuidad de la especie, en este contexto la mujer con su función gestora de vida,
resultaba esencial para la continuidad de la especie. Esto no ha cambiado, sin embargo se dio un proceso de
institucionalización de la maternidad, de la madre y de la familia que ha jugado un papel importante en el
proceso de subordinación y limitación de la mujer. La función biológica de ser madre, es ineludible e
intransferible -hasta el momento-, la más de las veces es elegida, esperada y en muchos casos deseada. La
maternidad es vista como un instinto, se percibe como parte de la naturaleza de la mujer, es innato el
conocimiento para cuidar al infante -lo cual es incierto ya que la crianza está delineada por la cultura, y el
momento histórico- lo que involucra el sacrificio en beneficio de otros, sean hijos/as o esposo.
En este contexto, la mujer construye su ser a partir de los otros y con la función de procreación-crianza
considerada desde tiempos remotos como mística, en donde la mujer embarazada representó deidades en
diversas culturas y momentos históricos. Si bien las formas de manifestación han cambiado, no así la
relevancia social y cultural.
La adscripción de la mujer al ámbito privado en Mesoamérica, no es del todo evidente -si bien es necesario
puntualizar el corte histórico y a la cultura a la que se hace referencia-. Se destaca la actividad productiva de
la mujer prehispánica, que si bien realizaba diferentes labores en el hogar, paralelamente desarrollaba
actividades de gran importancia, ya que contribuía al sustento del hogar, como es la producción agrícola, de
animales productivos nativos, y el cuidado y educación de los hijos e hijas. A lo que se suman diferentes
actividades de textiles y alfarería, que en buena parte les permitía cubrir sus tributos y la compra de
esclavos. Esta labor productiva saca a la mujer prehispánico de la esfera de lo privado, si bien la actividad
reproductora y de crianza están bajo su responsabilidad, no es limitativa -si bien se requiere un mayor
estudio-. El análisis de los papeles de hombres y mujeres en esta etapa permitirían establecer las
circunstancias sociales, económicas, políticas e históricas que contribuyeron a la conceptualización actual del
género.
Bibliografía
Lagarde, Marcela. (1997). Identidad Genérica y Feminismo, Instituto de Estudios de la Mujer, Universidad Nacional
Heredia, Costa Rica.
Rodríguez Shadow, María J. (coordinadora) (2007). Las mujeres en Mesoamérica prehispánica, Universidad
Autónoma del Estado de México, México, 2007.