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La mujer en la época prehispánica (Primera de tres

partes)

Foto: google.com

Por Georgina Ligeia Rodríguez Gallardo


Doctora en Ciencias Sociales y Humanidades, por la Universidad Autónoma de
Aguascalientes, con Maestría en Sociología de la Cultura y Licenciatura en Sociología
para la misma Universidad. Cuenta con diversas investigaciones y publicaciones, entre
ellas el libro 'Suicidio: Un enfoque para su análisis' (por UCICA, 2013). Es coordinadora
de Proyectos del DIF Municipal de Aguascalientes.

Georgina Ligeia Rodríguez Gallardo analiza la construcción de género en la mujer prehispánica


para dar una perspectiva del proceso de construcción de género en esta etapa de la historia. En
esta primera parte, la autora explica la complejidad de un rescate del papel de la mujer
prehispánica, ya que se debe partir de un análisis e interpretación de vestigios. Asimismo,
sostiene que la mujer era valorada por su capacidad de generar vida, ya que era trascendente
sobrevivir como especie.

Presentación
Poco se conoce del papel de la mujer en la época prehispánica. Es necesario puntualizar que dada la
complejidad multicultural del corte histórico no es factible dar una sola conceptualización de género en este
periodo. La mujer prehispánica no es tal, es un amplio abanico de facetas. Resulta fundamental ubicar a la
mujer en una cultura y momento histórico determinado lo que ofrecería un panorama cercano de su papel y
desempeño al interior de cada una de las diversas sociedades precolombinas. A este ejercicio conceptual de
delimitación, se suma que el género no es estático, se transforma a lo largo de las diferentes etapas
históricas previas y posteriores a la conquista derivando, de forma inevitable, en condiciones desventajosas
y de subordinación ante el predominio androcéntrico que se vive en la actualidad.
La cosmogonía de las culturas prehispánicas permite a los hombres y a las mujeres armar el gran
rompecabezas que se muestra ante sus ojos; para lo cual toman de referencia los contrapuestos. La
clasificación binaria de su realidad es esencial para entender su mundo y conferirle un orden.
En este proceso de clasificación, hombre y mujer son concebidos como diferentes, hasta opuestos, pero no
se percibe -todavía- una posición de subordinación. Ambos, hombre y mujer son creados por los dioses, de
un mismo material y en un mismo momento -si bien, es necesario realizar un análisis más detallado del
origen de la humanidad para cada una de las culturas de ese periodo- la relevancia de ambos para la
continuidad de la comunidad quedaba de manifiesto. Era más importante sobrevivir, que subyugar. Según
Miriam Judith Gallegos Gómora, del Centro INAH-Tabasco, en "el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas,
que narra que la diosa vieja Ixmucané participó en la creación del pueblo maya junto con su pareja
masculina. Ella creó a los primeros hombres con una pasta hecha con maíces blanco y amarillo".
(http://www.inah.gob.mx/boletin/16-antropologia/5867-revelan-papel-de-la-madre-en-el-mundo-
prehispanico)
En este momento histórico era manifiesta una sobrevaloración de la naturaleza, la cual los abatía como
especie y marcaba su funcionalidad biológica presidiendo sus actividades productivas, religiosas, políticas,
culturales y sociales Para la mujer representaba -casi de manera exclusiva- su capacidad reproductiva, con
asignaciones e interpretaciones variadas según su cultura, a lo que se añadían actividades productivas
importantes -textiles, alfarería, ganadería y agricultura- pero finalmente su rol de madre se posicionaba por
encima de todo, ya que garantizaba la producción de personas.
No es difícil comprender que en este periodo se daba relevancia al hecho de sobrevivir, principalmente si
consideramos que la esperanza de vida en esta época era de 20.7 años, por lo que la vida productiva y
utilitaria de los integrantes de la comunidad era valiosa para la continuidad de su comunidad y la actividad
de todos era por igual relevante.
La construcción del género en la mujer prehispánica no puede realizarse sin una correlación entre su
naturaleza, su grupo social y la cultura a partir de lo cual se definía su rol y estereotipos que le
corresponderían, Lagarde señala: "Mi propia perspectiva me hace proponer una antropología de la mujer
como una mirada peculiar de la cultura, un método para lograr la construcción del sujeto mujer a partir de la
dialéctica biología-sociedad-cultura. Antropología capaz de analizar la dialéctica implícita en la mujer, en su
complejo y contradictorio desarrollo histórico." (Lagarde, 1990:75)
Ante este panorama, el rescate del papel de la mujer prehispánica es un trabajo que debe partir de un
análisis e interpretación de vestigios, por tanto es una labor de arqueólogos, etnólogos y antropólogos. Se
ha mantenido una tendencia de interpretar a la sociedad, a la cultura de esta época como un todo, sin sus
componentes, sin particularizar el papel de la mujer sobre el del hombre. En años recientes se han integrado
relevantes trabajos de investigadores nacionales e internacionales, con Mesas de Trabajo, Simposios que
han permitido realizar la difusión de conocimiento sobre este tema, así como la recopilación y publicación de
trabajos que arrojan información de la mujer prehispánica. "Sally Linton demuestra cómo la ideología
androcentrista se ha concretado en modelos de análisis machistas que han impedido observar la verdadera
participación de las mujeres recolectoras en la reproducción de la sociedad y su cultura." (Lagarde, 1990:72)
En este trabajo se intentará dar una perspectiva del proceso de construcción de género en esta etapa de la
historia. El mirar a la mujer en la historia -desde la actualidad- se vicia de origen es inevitable buscar la
desigualdad, inequidad y violencia de género, sin embargo, la oportunidad está en el análisis del desarrollo
de la definición del género -masculino y del femenino- que se definen mutuamente a través del desarrollo de
las culturas, y que entra en un proceso de amalgamiento durante la conquista y colonia y derivan en lo que
es la mujer el día de hoy en México.
MacLennan (1865) con su teoría del patriarcado o Bachofen (1861) con la del matriarcado, así como Morgan (1877)
y Engels (1884) buscan explicar en su análisis histórico la opresión de la mujer a partir de su lugar en las relaciones
de producción y en la sociedad. No importa para nuestra perspectiva si sus datos, o incluso si algunas de sus tesis o
de sus conclusiones hoy han sido refutadas; lo importante es que conceptualizaron a la mujer y a su circunstancia
en el espacio de la historia y no de la naturaleza, y que la mujer, sus relaciones, sus funciones y las instituciones
que la recrean ocuparon un lugar central en su interpretación histórica. (Lagarde, 1990:67)
Como ya se ha dicho, el proceso de construcción de género durante la época prehispánica cubre una
diversidad de culturas, y cortes en el tiempo que resultan complicadas interpretar, y desarrollar una sola
descripción. El género es un concepto en construcción constante y cambiante, no puede dejarse de
considerar las relaciones, actividades productivas y reproductivas de donde emerge y delinean lo femenino.
La concepción del mundo social y natural está entrelazada, es una dualidad, que se aplica para la
comprensión del acontecer de los grupos culturales en la época prehispánica. Esto es, la concepción del
hombre no se entiende sin la concepción de la mujer, si bien para la definición del género es fundamental la
estructura social, su desempeño al interior de la comunidad, su participación en la división del trabajo y su
condición como hombre o como mujer. Esta forma de ver y explicar el todo, permite que hombres y mujeres
se definan como duales, contrapuestos. Todos los miembros de la comunidad tienen su papel definido y es
fundamental para garantizar la existencia misma, es la lucha por mantenerse con vida, el reconocimiento y
respeto de la muerte siempre cercana. Es la dualidad de la vida y de la muerte. Es la mujer generadora de
vida, y el hombre que lucha y muere en guerras, aunque no de forma exclusiva, ya que en algunas culturas
las mujeres también participaban en las guerras.
La importancia del análisis de éste periodo radica en la conformación del género en la actualidad, que en el
caso de México, también sienta las bases de la construcción de la institución de la maternidad, de la familia.
Es necesario considerar el impacto en la conceptualización de lo femenino y lo masculino al entrar en
contacto con la cultura española, que quebranta la manifestación de roles y estereotipos que hasta el
momento prevalecían en el México antiguo, entremezclándose con lo hispano para generar nuevas
actuaciones.
Sobrevivir como cultura y como especie
Podemos entender que en este largo periodo histórico el factor de sobrevivencia resultaba fundamental para
los integrantes de la comunidad. El que hombres y mujeres se mantuvieran con vida y funcionales
garantizaba la continuidad del grupo. El rol de los hombres y de las mujeres era definido- a partir de la
dicotomía entre la vida y la muerte. Un solo objetivo mantenía la unidad en la comunidad: mantenerse con
vida, mantener a la comunidad con vida.
La esperanza de vida de los pobladores de nuestras tierras era dramáticamente corta. Es por ello, que la
existencia misma es un factor de gran relevancia y valoración en las culturas prehispánicas. La probabilidad
de morir era más alta que la de permanecer con vida. Según estudios realizados en restos encontrados en
algunas zonas arqueológicas se deduce que la esperanza de vida al nacimiento era de 20.7 años a 21.4 años
como esperanza de vida ajustada, en otras investigaciones se habla de una esperanza de vida de 28 años.
No se puede dejar de hacer mención que las tasas de mortalidad infantil y materna eran trágicamente
elevadas.
Las principales causas de muerte son tres: las epidemias, las hambrunas, y las frecuentes guerras (Austin,
1999:4). Bajo este contexto es entendible la importancia de la reproducción, ya que garantizaba la
continuidad de la comunidad, en diversos estudios sobre el comportamiento poblacional durante el periodo
prehispánico se señala que la tasa de crecimiento de la población era negativa y según se incrementaba la
tasa de natalidad la esperanza de vida se extendía. De esta manera, la construcción del género femenino
contaba como pilar su para la definición de roles y estereotipos a partir de su capacidad de generar vida.
En este contexto la maternidad era sobrevalorada, ya que la continuidad de la comunidad era cardinal, ello
significaba mantenerse con vida dentro de un grupo el mayor tiempo posible.
Debido a las condiciones adversas de alimentación y de salud, la mortalidad de las mujeres en parto era muy
alta, y se les consideraba guerreras, el parto y el embarazo eran de gran significado cultural "En
Mesoamérica, dichos procesos estaban provistos de una gran carga simbólica y ritual. Es el caso, por
ejemplo, del embarazo y el parto, pues se creía que los dioses participaban en la fecundación y el nacimiento
era visto como una gran batalla." (Fundación Cultura Amella Spitalier, No. 11, sin año) A esto se suma el
vulnerabilidad de las mujeres ya que por consecuencia del embarazo y la lactancia sufrían condiciones de
anemia al igual que los menores por lo que eran proclives a contraer diversas enfermedades con un alto
peligro de morir.
El embarazo, era un estado de riesgo para las mujeres y para los menores. Por su parte, el parto, significa
las más de las veces morir -tanto para la mujer como para el niño o la niña- estos últimos aún correrían
riesgo de perecer en los primeros meses o años de su existencia. La procreación y crianza resultaban
medulares en las diferentes culturas prehispánicas. La funcionalidad del papel de la mujer partía de su
capacidad biológica reproductora y, social de crianza. El cuerpo de la mujer biológicamente hecho para
concebir era social y culturalmente expropiado para garantizar la continuidad del grupo.
El mundo social construye el cuerpo como realidad sexuada y como depositario de principios de visión y de
división sexuantes. El programa social de percepción incorporando se aplica a todas las cosas del mundo, y
en primer lugar al cuerpo en sí , en su realidad biológica: es el que construye la diferencia entre los sexos
biológicos de acuerdo con los principios de una visión mítica del mundo arraigada en la relación arbitraria de
dominación de los hombres sobre las mujeres, inscrita a su vez, junto con la división del trabajo, en la
realidad del orden social. (Bourdieu, 2000:23-24)
La prioridad para los habitantes en este periodo era el mantener la comunidad, sobrevivir día a día y
garantizar la continuidad de su grupo social; abonar para la proveeduría de nuevos miembros al grupo,
como una consecuencia de la alta tasa de mortalidad. La mujer era valorada por su capacidad de generar
vida, fundamental para la continuidad de las diferentes culturas en Mesoamérica.
Bibliografía
Austin Alchon Suzanne, (1999) "Las grandes causas de muerte en la América precolombina. Una perspectiva
hemisférica" Papeles de Población, vol. 5, núm. 21, julio-septiembre, 1999, Universidad Autónoma del
Estado de México, Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=11202107 Red de Revistas
Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, Sistema de Información Científica. (Visto en 16
de octubre del 2014)
Bourdieu, Pierre (2000), La Dominación Masculina , Editorial Anagrama, Barcelona.
Lagarde y de los Ríos, Marcela (1990) Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y
locas, México, UNAM 2006. Primera Edición 1990.
Foto: google.com

Por Georgina Ligeia Rodríguez Gallardo


Doctora en Ciencias Sociales y Humanidades, por la Universidad Autónoma de
Aguascalientes, con Maestría en Sociología de la Cultura y Licenciatura en Sociología
para la misma Universidad. Cuenta con diversas investigaciones y publicaciones, entre
ellas el libro 'Suicidio: Un enfoque para su análisis' (por UCICA, 2013). Es coordinadora
de Proyectos del DIF Municipal de Aguascalientes.

En esta segunda parte, Georgina Rodríguez Gallardo describe cómo eran los roles femeninos en
esa época, cuyas actividades productivas fueron opacadas por su función reproductiva: tuvo un
mayor peso al grado de determinar la división del trabajo, además de su posición al interior de la
comunidad, que impactaba en el desarrollo de su vida y por ende en la construcción de género.

El género en la época prehispánica


Es necesario hacer una distinción entre lo que es sexo (hombre y mujer) y lo que es género (masculino y
femenino). El sexo, se define a partir de una diferencia biológica y física entre dos cuerpos. Al hablar de
género, se hace referencia a las normas, conductas y prácticas esperadas para ellos y para ellas, es la
conformación identitaria a partir de su sexo, de una diferencia física y natural. "La tesis antropológica que
sostiene la unidad de la especie y ubica a los seres humanos como sujetos históricos complejos y
multideterminados es necesaria para concebir a la mujer como una particular unidad dialéctica entre cuerpo,
sociedad y cultura" (Lagarde, 1997:63). Esta diferencia no solo los distingue, sino que los jerarquiza, y
coloca a lo masculino, y a lo femenino en un marco que en el periodo prehispánico se fundamentaba en
sobrevivir como especie, por lo que se asignaba un valor preponderante a la capacidad de concebir vida de
la mujer, sin embargo ésta participaba en labores productivas al igual que el hombre. Es necesario señalar,
la estructura de la familia en este periodo no queda clara, ya que es una familia ampliada, en donde la
poligamia; en algunos grupos o estratos sociales, era admitida.
Aunque faltan estudios más puntales centrados específicamente en rastrear los roles de género y en delinear las
relaciones genéricas en el conjunto de las culturas clásicas prehispánicas, el relevante papel económico y político
que desempeña al sector femenino en algunas de ellas podría significar que las mujeres en las sociedades estatales
tempranas como la de los mayas del Clásico gozaban aún de cierto grado de independencia y autonomía en la
realización de sus actividades y que ello al mismo tiempo implicaba al menos para algunas mujeres un mejor
estatus, pues es seguro que su condición variaba según al estrato social al que pertenecían." (Rodríguez 2007:44)
La sociedad prehispánica contaba con una estructura social, que se basaba en diversos tipos de relaciones
sociales entre las cuales está la de hombres y mujeres. Esta relación, divide a la humanidad precolombina -y
a lo largo de la historia- en dos grupos; clasificación binaria. Es el proceso dicotómico de clasificación del
mundo que define a los sexos como una oposición, pero dependientes; son fundamentos básicos del orden
social y el reconocimiento de la importancia de la labor realizada por hombres y por mujeres que
garantizaban la seguridad y continuidad de la comunidad durante este corte de la historia. Es probable que
esta colaboración hubiese permitido el desarrollo de una relación en un marco de equidad, con toma de
decisiones compartidas.
En este contexto de interdependencia social y colaboración comunitaria, es probable que las actividades femeninas
y su importante contribución a la subsistencia del grupo fuera valorada socialmente y que esto, aunado al crucial
papel de las mujeres en la reproducción biológica, hubiera producido equidad en las relaciones entre los géneros, y
que las decisiones del grupo se tomaran consensualmente (Bruhns y Stothert, 1999:74)
Lo que hoy en día se define como la construcción de género era muy diferente a lo que en la época
prehispánica se puede rescatar como la definición de roles y estereotipos de lo masculino y lo femenino. La
actividad y especialización, para ambos, los coloca en una posición en el grupo social, si bien realizaban
labores diferentes, lo privado y lo público no eran espacios limitativos, la actividad productiva era ejercida
por ambos en diferentes condiciones que requerirían de un mayor análisis, pero la mujer producía productos
textiles, y de alfarería que era valorados, si bien su función biológica de procrear y social de crianza, eran de
su dominio, así como la del hombre de proveedor, como señala Lagarde: "La sociedad les impone modos de
vida diferentes sustentados en su especialización excluyente: lo que es obligatorio para unos está prohibido
para otros porque pertenecen a grupos como las clases sociales y los géneros, relacionados entre
necesidades, carencias y poderes." (Lagarde, 1997:61) Además, lo que es la crianza de los niños y niñas era
una actividad compartida, ya que los menores, debido a las condiciones de vida tenían que aprender e iniciar
sus tareas y oficios a corta edad, y según se muestra en el Códice Mendoza, los padres educaban a los niños
y las madres a las niñas.
La capacidad reproductiva de la mujer prehispánica era valorada y representada de diferentes formas
artísticas, era relacionada con la tierra, por su capacidad de ser fecundada. La interpretación del rol de la
mujer se deduce de las figuras, y pinturas en que se personificaba a la mujer embarazada. Su carácter se
centraba en la maternidad, su identidad se construía a partir de función reproductora, su cuerpo y
sexualidad definidos a partir del desarrollo de la vida de los otros, de la continuidad del grupo. "Una
sexualidad reproductora de los otros, escindida y antagonizada en sexualidad procreadora y sexualidad
erótica. La mujer con su vida social, como hecho de cultura da vida a los otros, los reproduce y lo recrea:
procreadora; sexualidad reproductora para otros: erótica." (Lagarde, 1997:80)
La relevancia de las clases sociales conforme se desarrolla la complejidad de la sociedad precolombina
posiciona a la mujer delimitada a partir de su capacidad reproductiva, así como por su lugar en la división
del trabajo, en este corte histórico la mujer trabajaba en diversas actividades y labores lo que le otorgaban
un papel en la actividad productiva " ...ha sido posible plantear la hipótesis sobre el papel de la división del
trabajo en el antagonismo genérico o sobre el lugar y las funciones de las mujeres en la sociedad a partir de
su intervención en la reproducción y en otras esferas sociales." (Lagarde, 1997:73)
Los individuos se construyen a partir de la visión de las estructuras sociales generando un comportamiento
determinado; el uso, apropiación del cuerpo definen lo que es hombre y lo que es mujer; lo masculino y lo
femenino. En este periodo la definición de los roles se encontraban claramente establecidos, se puede
apreciar en los escritos de la época (códices) como se presentaba el papel de cada uno de los miembros de
la sociedad de acuerdo a su rol y a su oficio.
La construcción del papel de la mujer y del hombre es un proceso que inicia desde el momento del
nacimiento. Es necesario realizar una distinción entre las prácticas de las diferentes culturas prehispánicas
conforme a los cortes históricos identificados, pero veamos el registrado por los Mexicas. "Si era niño, la
partera producía voces imitando las de un guerrero y, luego de cortar el cordón umbilical del recién nacido,
la familia enterraba éste en el campo de batalla, para que el pequeño se convirtiera en guerrero. Si era
mujer, el cordón se enterraba dentro de la casa, para que la niña se acoplara a los quehaceres del hogar."
(Fundación Cultura Amella Spitalier, No. 11, sin año:3)
Si bien, durante el periodo precolombino no está clara la circunscripción exclusiva de la mujer a la esfera de
lo privado, ya que desarrollaba actividades productivas de intercambio de bienes entre otros. El papel de la
mujer prehispánica es variante, se transforma a lo largo de su existencia; durante la juventud su papel es de
generadora de vida; la mujer madura era respetada y punto medular en la familia ampliada. Debido a la
adversidad de las condiciones de vida la población de más de 50 años era escasa, y la acumulación de
experiencia se convertía en un atributo y valor de la persona, era la sabiduría. Las mujeres mayores eran
por esta razón respetadas.
La división del trabajo era básica, el hombre caza y participaba en las guerras, y las mujeres por su
condición reproductiva eran circunscritas al hogar. La integración y mantenimiento del hogar, y de familia
era fundamental para la continuidad, para la vida. La mujer se encuentra relacionada con la tierra, la
procreación; su función generadora de vida era fundamental pero contaba, al igual que el hombre, con
actividades productivas; no sólo le correspondía la labor de la casa, definida con diversas labores que
implicaban la manutención propia del hogar, la crianza y educación de los menores, sino también una serie
de actividades productivas que eran fundamentales para el sustento de su familia. Por lo que la delimitación
a un espacio privado exclusivo del género femenino no resulta evidente.
Las diversas actividades productivas de la mujer fueron opacadas por su función reproductiva. La sociedad
prehispánica continuó su proceso de desarrollo, con cambios en sus estructuras, en la estratificación social y
cultural; durante esta etapa se inicia un proceso de expropiación de los productos derivados de la amplia
labor productiva de la mujer. Este proceso de expropiación coloca a la mujer en una posición de
subordinación creciente. Como señala Rodríguez al citar a Costín: "Junto con Costin (1996) podemos afirmar
que si bien la función primaria del género es regular la reproducción, con el tiempo se llegaron a codificar
una serie de comportamientos culturales y símbolos específicos que regularon tanto la reproducción biológica
como la social" (Rodríguez 2007:29)
Diversos estudios arqueológicos y antropológicos dan evidencia de que la mujer efectuaba buena parte de la
actividad agrícola y del cuidado de pequeñas especies (ganadería), así como la producción de textiles y
trabajos de alfarería. La mujer prehispánica llevaba a cabo labores que se consideran en la actualidad
propias de los hombres. Al menos en este periodo, la mujer realizaba -no de forma exclusiva- la producción
de estos provechos que eran fundamentales para el sustento de la familia y de la comunidad; se trataba de
mercancías de intercambio y de pago de tributo que les proporcionaba una estabilidad. La producción de
textiles representaba riqueza, dinero, con ello pagaban tributos, realizaban intercambio y compraban
esclavos.
...reconocen el trabajo femenino en un extenso ámbito de actividades que muchas veces habían sido consideradas
de dominio masculino, sino al mismo tiempo en analizar las relaciones de género en tanto se entrecruzan con otras
dimensiones de la identidad social, así como en determinar los roles dentro de una división del trabajo genérica tal
como ésta se comporta y es impactada dentro de la dinámica que se genera en la sociedad en su conjunto.
(Rodríguez 2007:29)
No sólo son las diferencias físicas de los cuerpos que son valorizadas de manera distinta y que al atribuirles
un valor y jerarquización adquieren un lugar dentro de la estructura social. La visión androcéntrica de las
culturas se sostiene en estas diferencias físicas y visibles desde las cuales se lee, se interpreta la totalidad
del mundo natural y social. Estas diferencias anatómicas son definidas históricamente. Lo que significa que
es algo que está en continuo cambio de acuerdo a la temporalidad y ubicación, que sin embargo son
normalizadas.
El mundo social actual gestado por años de historia y de cambios quedó dividido en dos, una parte para
mujeres y otra parte para hombres, lo público para ellos y lo privado para ellas. A lo que se suma una
valoración que es socialmente asignada al reconocerse estos dos sexos y sus papeles en el proceso de
reproducción como lo natural, lo normal, sin embargo no ha sido siempre así, ya que la mujer prehispánica
no se encontraba limitada en sus espacios, realizaba una labor productiva, y la esfera de la familia, de lo
privado, era amplia y compleja, en este espacio la mujer disponía de autoridad.
Bajo este contexto construir el papel de la mujer durante la época prehispánica implica la labor de
investigación de diversas disciplinas que permitan conocer cómo se desarrollaba la vida de las mujeres en
las diferentes etapas y culturas de ese momento histórico. La condición de la mujer prehispánica era vital
por su actividad productiva y su función reproductiva. Lagarde señala: "La condición de la mujer está
constituida por el conjunto de relaciones de producción, de reproducción y por todas las demás relaciones
vitales en que están inmersas las mujeres independientemente de su voluntad y de su conciencia, y por las
formas en que participan en ellas; por las instituciones políticas y jurídicas que las contienen y las norman y
por las concepciones del mundo que las definen y las interpretan." (Lagarde, 1997:78)
No se puede dejar de lado que el orden social vigente, se construyó a partir de una visión masculina del
mundo. A partir de esta visión, asignada de superioridad de los hombres sobre las mujeres, redunda en una
relación de dominantes y de dominados. Sin embargo, en la época prehispánica ambos -hombres y mujeres-
se definían por roles y actividades de gran relevancia social. Las actividades desarrolladas de la mano de la
historia en la construcción del género, son: la mujer cuya responsabilidad es la procreación, crianza y
labores domésticas que le son inherentes; y al hombre su función de proveedor que le son innata, a pesar de
estos roles únicos, la mujer no se encontraba circunscrita a lo privado, realizaba una actividad productiva de
relevancia. "Tanto el postulado de la configuración de una sociedad patriarcal, en paralelo al surgimiento del
Estado como las suposiciones acerca de la restricción de las mujeres al ámbito doméstico, se considera que
reflejan un sesgo etnocéntrico a partir de categorías occidentales, no son ni patriarcales ni presentan este
tipo de división tajante en una esfera pública y privada" (Rodríguez 2007:28)
La posición de la mujer en la sociedad no impactaba en la adjudicación de su desempeño al interior de su
hogar, o de sus actividades de producción de textiles lo cual representaba una actividad económica de gran
importancia para la comunidad, y para la familia.
Aunque actividades como la producción de textiles -que era un bien clave en la economía de muchas sociedades
prehispánicas y también de otras partes del mundo (véase Wiesheu, 2003b), al ser usados para vestir a todos los
sectores de la sociedad, pero también para el intercambio y para forjar coaliciones valiosas dentro del ámbito
político oficial-, pudieran haber otorgado un prestigio social mayor a la mujer de la élite, ésta no se exoneraba de
las labores domésticas." (Rodríguez 2007:45)
En el proceso de construcción del género a través de la historia, se definió la circunscripción de la mujer al
ámbito privado que derivó en un desarrollo desigual y tuvo como consecuencia la negación de otros espacios
de actividades para la mujer, sexuados y aptos solo para los hombres. Esto no es otra cosa, que inequidad y
desigualdad en un marco de subordinación, que además entró en un proceso de naturalización, llegando a
pensar que han ido de la mano del desarrollo de la humanidad. "La estructuración del género llega a
convertirse en un hecho social de tanta fuerza que inclusive se piensa como natural; lo mismo pasa con
ciertas capacidades o habilidades supuestamente biológicas, que son construidas y promovidas social y
culturalmente." (Lamas, 2006:37)
El estudio de la mujer prehispánica nos arroja otra evaluación del proceso de construcción del género, en
que la división del trabajo, y la expropiación de los productos que elaboraba, contribuyeron a la construcción
del género. Durante el periodo prehispánico, la funcionalidad biológica tiene un mayor peso al grado de
determinar la misma división del trabajo, productiva para ambos, a esto se suma la identidad social la
posición de hombres y mujeres al interior de la comunidad, lo cual impactaba en el desarrollo de su vida.
Bibliografía
Bruhns Karen O. y Stothert Karen E. (1999). Mujeres en la Antigua América, Universidad de Oklahoma, EU.
Fundación cultural Armella Spitalier, "Diosas y Mortales: Las mujeres en época prehispánica".
www.aglutinaeditores.com/.../253ff7e77fb04e188c1cf97c664039c2.pdf (visto en 16 de octubre del 2014)
Lagarde, Marcela. (1997). Identidad Genérica y Feminismo, Instituto de Estudios de la Mujer, Universidad Nacional
Heredia, Costa Rica.
Lamas, Marta (2006). Feminismo.Transmisiones y retransmisiones, Ed. Taurus, México.
Rodríguez Shadow, María J. (coordinadora) (2007). Las mujeres en Mesoamérica prehispánica, Universidad
Autónoma del Estado de México, México, 2007.
Por Georgina Ligeia Rodríguez Gallardo
Doctora en Ciencias Sociales y Humanidades, por la Universidad Autónoma de
Aguascalientes, con Maestría en Sociología de la Cultura y Licenciatura en Sociología
para la misma Universidad. Cuenta con diversas investigaciones y publicaciones, entre
ellas el libro 'Suicidio: Un enfoque para su análisis' (por UCICA, 2013). Es coordinadora
de Proyectos del DIF Municipal de Aguascalientes.

En esta tercera y última parte, Georgina Rodríguez Gallardo expone las razones por las cuales
debe reconocerse desde diferentes disciplinas el papel de la mujer en la época prehispánica, para
entender la inequidad y desigualdad en la actualidad.

Algunas conclusiones
Se requiere de un trabajo multidisciplinario para el conocimiento y rescate de las condiciones de vida de la
mujer prehispánica, lo cual es fundamental para ofrecer un panorama integral de lo que sería el
conocimiento de construcción del género vigente. Mucha de la actividad de disciplinas como la antropología,
etnología y la arqueología están enfocadas al grupo, con una perspectiva global, pero como señala Lagarde "
¿Por qué una de las disciplinas dedicadas a estudiar, analizar y explicar la humanidad de los seres humanos
no habría de ocuparse de la mitad de ellos?"(Lagarde, 1997:59)
Lo femenino y lo masculino con sus roles, espacios y estereotipos han presentado un desarrollo y cambio
constante ajustándose a las condiciones históricas y culturales. En el desarrollo de los géneros se debe de
reconocer que el papel de la mujer implicaba una actividad productiva y recolectora, que sin embargo por su
capacidad generadora de vida se le remitía a lo natural. La importancia de garantizar la continuidad de la
comunidad resultaba fundamental en esta época, por lo que hombre y mujer debían de trabajar de la mano.
La actividad productiva de la mujer en la época prehispánica debe de entrar en un proceso de revaloración,
ya que era fundamental para la seguridad de su familia y redituaba en beneficio de la comunidad. Los
productos que elaboraba o recolectaba eran utilizados en el intercambio de mercancías, pago de tributos, o
el cuidado y recolecta del cacao, que se utilizaba como moneda de cambio. "En este proceso doble,
permanente e inconcluso en el que la mujer es reducida a la sexualidad y ésta -por considerarse natural- es
desvalorada. Así, la enorme diversidad de actividades, trabajos, sentimientos formas de vida de las mujeres
han sido definidos históricamente como producto de sus cualidades naturales, biológicas." (Lagarde,
1997:61)
El conocer cómo se gestó la definición de lo masculino y lo femenino en el marco de inequidad y desigualdad
actual resultaría de gran ayuda para una nueva manera de ver la relación de estos dos grupos. En este
rastreo del género femenino, se aprecia que la inequidad y desigualdad no han reinado en la historia de la
humanidad. Identificar los contextos económicos, políticos e histórico-culturales en los que se desarrolló la
subordinación de la mujer resulta esencial. "A pesar del carácter determinante de la opresión de la mujer, no
la abarca en su totalidad. En primer término a manera de hipótesis teórica, es evidente que la opresión no
ha sido una característica inherente a la condición de la mujer, se ha desarrollado a partir del surgimiento de
determinados hechos, en procesos concretos." (Lagarde, 1997:84)
La posición de inequidad y desigualdad surgidos del androcentrismo han sido el resultado del desarrollo
mismo de la humanidad, la construcción de los estereotipos, de los roles de hombres y mujeres, de su
comportamiento sociocultural, han sido resultado de un largo proceso de cimentación de las condiciones
actuales de la mujer. La mujer y el hombre de hoy son resultado de un proceso de construcción y
reconstrucción, ya que lo femenino es un concepto que se ha transformado, se ha redefinido conforme a los
cambios históricos, culturales, religiosas, biológicos (fisiológicos y psíquicos), económicos y políticos, es el
todo que define y redefine los roles de las mujeres y de los hombres, que son obra uno del otro.
La condición de la mujer es una creación histórica cuyo contenido está en el conjunto de circunstancias,
cualidades y características esenciales que definen a la mujer como ser social y cultural genérico. Es
histórica en tanto que es diferente a natural, opuesta a la llamada naturaleza femenina, es decir, al conjunto
de cualidades y características atribuidas a las mujeres -desde formas de comportamiento, actitudes,
capacidades intelectuales y físicas, hasta su lugar en las relaciones económicas y sociales y la opresión que
las somete-, cuyo origen y dialéctica escapan a la historia y pertenecen, para la mitad de la humanidad, a
determinaciones biológicas congénitas ligadas al sexo. (Lagarde, 1997:77)
Se puede deducir que la complejidad de la sociedad ha ido acentuándose, con la creación de instituciones, y
principalmente con el surgimiento del Estado. El posicionamiento del hombre y la mujer en las estructuras
sociales ha sido fundamental para la gestación de la inequidad y desigualdad de la que es sujeta la mujer,
que derivó en la violencia de género. Rodríguez señala que "con la complejización de las sociedades a lo
largo de la historia prehispánica, la marginación política, económica y social de las mujeres aumentó
considerablemente y con consolidación de la jerarquía genérica se agudizaron las diferencias entre hombres
y mujeres, al tiempo que se amplió la brecha entre las mujeres de los estratos sociales distintivos."
(Rodríguez 2007:45)
En los inicios de la sociedad, de la comunidad, los roles y actividades de hombres y mujeres resultaban
fundamentales para la continuidad de la especie, en este contexto la mujer con su función gestora de vida,
resultaba esencial para la continuidad de la especie. Esto no ha cambiado, sin embargo se dio un proceso de
institucionalización de la maternidad, de la madre y de la familia que ha jugado un papel importante en el
proceso de subordinación y limitación de la mujer. La función biológica de ser madre, es ineludible e
intransferible -hasta el momento-, la más de las veces es elegida, esperada y en muchos casos deseada. La
maternidad es vista como un instinto, se percibe como parte de la naturaleza de la mujer, es innato el
conocimiento para cuidar al infante -lo cual es incierto ya que la crianza está delineada por la cultura, y el
momento histórico- lo que involucra el sacrificio en beneficio de otros, sean hijos/as o esposo.
En este contexto, la mujer construye su ser a partir de los otros y con la función de procreación-crianza
considerada desde tiempos remotos como mística, en donde la mujer embarazada representó deidades en
diversas culturas y momentos históricos. Si bien las formas de manifestación han cambiado, no así la
relevancia social y cultural.
La adscripción de la mujer al ámbito privado en Mesoamérica, no es del todo evidente -si bien es necesario
puntualizar el corte histórico y a la cultura a la que se hace referencia-. Se destaca la actividad productiva de
la mujer prehispánica, que si bien realizaba diferentes labores en el hogar, paralelamente desarrollaba
actividades de gran importancia, ya que contribuía al sustento del hogar, como es la producción agrícola, de
animales productivos nativos, y el cuidado y educación de los hijos e hijas. A lo que se suman diferentes
actividades de textiles y alfarería, que en buena parte les permitía cubrir sus tributos y la compra de
esclavos. Esta labor productiva saca a la mujer prehispánico de la esfera de lo privado, si bien la actividad
reproductora y de crianza están bajo su responsabilidad, no es limitativa -si bien se requiere un mayor
estudio-. El análisis de los papeles de hombres y mujeres en esta etapa permitirían establecer las
circunstancias sociales, económicas, políticas e históricas que contribuyeron a la conceptualización actual del
género.
Bibliografía
Lagarde, Marcela. (1997). Identidad Genérica y Feminismo, Instituto de Estudios de la Mujer, Universidad Nacional
Heredia, Costa Rica.

Rodríguez Shadow, María J. (coordinadora) (2007). Las mujeres en Mesoamérica prehispánica, Universidad
Autónoma del Estado de México, México, 2007.

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