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Estelibro reivindicael papel dela mujeren lla 'ociologia.

La historia
de esta disciplina ysu desarrollo eståjncompleta sin ellas. Hombres
ymujeres colaboraron ensu nacimientou bn algunos Cäsos de forma
evidenté'. la ordenaci6n y publicaci6nde Economia Sociedad por
FUNDADORAS
Marianne Weber coloc6
Con frecuencia;
-a Max en el lugar privilegiado
estasolaboraci6n•onsisti6 en una simple divisi6n
del •trabajo, evidente •a. partir de la institucionalizaci6n
que ocupa.

dela socio-
DE LA SOCIOLOGfA
logia ety Im universidad. Mientras 10s profesores desarrollaron y, con-
solidaron teorias acerca 'de sociedad evoluci6n, buena parte
de .las soci610gas se centr6 en la investigaci6n empirica poniendo de
Y LA TEORfA SOCIAL
aspectos conflictivos de la sociedad industrial. En
relieve 'los

nea; Harriet Martineau; con flow to ObserveMoralCand Mangers,se


anticip6 seis décadas Cla Reglas de Método Sociolågico de
esa

Durkheim,
If'

1830-1930
éC6mo explicar su casi Olvido?

Lengermann y Niebrugge proponen;j por tantoy ampliar el canOm


•soci016gico incorporando la contribuci6n de estas mujeres al desa04AiÄf4L
errollo de técnicas deinvestigaci6n y al anålisis. de aspeCt0S del eons$
Editadopor
dicto social relegadosc tales como el papel daa muyer;cl tlabajö
de sectores desorganizados por su debilidad (inmigrantes, jmujeree.jse:,. PATRICIA M. LENGERMANN
déficit de servicios sociales, la integraci6n de40s

grantes o el conflicto racial en Estados Unidos. Y GILLIAN NIEBRUGGE


De esta gorma, Fundadoraj de [a sociologiay [a teoriiÄbcial entroncm"
de
la Sociologia con las reivindicaciones feministas clél siglo *Ik.ypri•
mer cuarto del xx;con lucha por los derechos civiles de lan1\n6då
4 Teresa„Gonzålez de la Fe
afroamericana en Estados 'Unidos» com los derechoS Socia[és' de "lath'/
clase obrera cn las sociedades industriales britånicay nortearnerica;zez:
na ycon el disefio de las primeras politicas sociales.OVlåg;;:

CLÅSICOS DEL PENSAMIENTO SOCIAL

CIS
Centro de Investigaciones Socioiögicas

ISBN

GOBIERNO MINISTERIO
DE LA PRESIDENCIA, RELACIONES CON LAS CORTES
E IGUALDAD
9 788474 767902 CIS
Centro de Investigaciones Sociotögicas
FUNDADORAS
DE LA SOCIOLOGiA Y LA TEORfA SOCIAL
1830-1930
FUNDADORAS
DE LA SOCIOLOGfA
Y LA TEORfA SOCIAL
1830-1930

Editado por
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Presentaci6n a cargo de
Teresa Gonzålez de la Fe

Centro de Investigaciones Sociot6gicas

Madrid, 2019
Consejo Editorial de la colecci6n Clåsicos del Pensamiento Social
Director:
José Félix Tezanos Tortajada, Presidente del CIS

ANTONIO ALAMINOS CHICA — INÉS A1.BERD1 — JOSETXO BERIAIN RAZQUIN — M.a DOJC)RES
CACERES ZAPATERO — ESTHER DEL CAMPO GARCIA — IRENE DELGADO SOTILLOS — M.a
ANGELES DURAN HERAS — MANUEL GARCfA FERRANDO — TERESA GONZALEZ DE LA FE —
JULIO IGLESIAS DE USSEL — EMILIO LAMO DE ESPINOSA — RAMON MAIZ SUAREZ — M.a JOSÉ
MATEO RIVAS —JOSÉ LUIS MORENO PFSTANA — BENJAMfN OLTRA Y MARTfN DE LOS SANTOS —
INMACULADA PASTOR GOSÅLBEZ AITONSO PÉREZ-AGOTE — RAMON RAMOS TORRE -- JOSÉ fNDICE
ENRIQUE RODRIGUEZ IBANEZ — CARLOTA SOLE Y PU'IG — EVA SOTOMAYOR MORALES
CONSTANZA TOBfo SOLER — JOSEP MARfA VAILÉS CASADEVALL FERNANDO VALLESPfN ONA
Secretaria:

Marfa del Rosario H. Sånchez Morales, Directora del Departamento de Publicacionesy 1


Fomento de la Investigaciån del CIS
PRESENTACIÖN
AGRADECIMIENTOS 15

Fundadoras de la sociologia y la teor(a social 1830-1930 / editado por Patricia M.


I. Presentes en Ia creaciån. Mujeres en la historia de la sociologia
Lengermann y Gillian Niebrugge; presentaci6n a cargo de Marfa Teresa Gonzålez
de la Fe; traducci6n de Ver6nica de Miguel Luken; revisi6n técnica de Maria Teresa y de la teoria social 17
Gonzålez de la Fe. — Madrid: Centro de Investigaciones Soci016gicas, 2019. 21
(Clåsicos del Pensamiento Social; 23) Una presencia significativa: mujeres soci610gas, 1830-1930
1. Sociologia - Historia 2. Mujeres soci610gas 3. Feminismo Género y conocimiento: la politica de la eliminaci6n 32
316: 396
396: 316 Haciendo regresar a las mujeres

2. Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia


Spanish Language Translation Copyright 0
2019 Centro de Investigaciones Soci016gicas (CIS)
51
Titulo original: The Women Founders. Sociology and Social Theory 1830-1930. A Text/Reader de la Sociedad
Copyright 0 1998 by Patricia Madoo Lengermann y Gillian Niebrugge Antecedentes biogråficos 53
English language edition of this book is published by Waveland Press, Inc.
Teoria social general 62
4180 IL Route 83, Suite 101, Long Grove, Illinois 60047, United States of America

All Rights Reserved.


La importancia de Martineau en la historia y la pråctica actual
de la sociologia 77
Primera edici6n, febrero 2019
O Traducci6n: Ver6nica de Miguel Luken De Harriet Martineau, How to Observe Morals and Manners
O Presentaci6n: Maria Teresa Gonzålez de la Fe
De Harriet Martineau, Society in America 99
Catålogo de Publicaciones de la Administraci6n General del Estado
http:(/publicacionesoficiales.boe.es De Harriet Martineau, «Domestic Service» 115
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducci6n total o parcial dc esta obra por cualquier
procedimiento (ya sea gråfico, clcctr6nico, 6ptico, quimico, mecånico, fotocopia, etc.) y el almacena- 3. Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad 119
miento o transmisi6n dc sus contenidos en soportes magnéticos, sonoros, visualcs o de cualquier otro
tipo sin permiso expreso del editor. Antecedentes biogråficos 121

DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY Teorfa social general 132


Impreso y hecho en Espafia — Printed and made in Spain

NIPO: 045-19-004-5 La relevancia de Addams en la historia y la pråctica actual


ISBN: 978-84-7476-790-2 de la sociologia 150
Dep6sito legal: M-4833-2019
De Jane Addams, «The Settlement as a Factor in the
Fotocomposici6n e impresi6n: INO Reproducciones Labor Movement» 159
Poi. Malpica, calle E, 32-39 (INBISA 11, nave 35) - 50016 Zaragoza

Esta publicaci6n cumple los criterios medioambientales de contrataci6n pfiblica.


vii
De Jane Addams, Democracy and Social Ethics 167 7. La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920).
La investigacidn como defensa 399
De Jane Addams, «Problems of Municipal Administration» 174
Antecedentes biogråficos 401
De Jane Addams, The Long Road of Woman's Memory 177
Teoria social general
420
4. Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialygénero . 187
La relevancia de la Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago
Antecedentes biogråficos 189 en la historia y la pråctica actual de Ia sociologfa

Teoria social general 200 De Julia Lathrop, «The Cook County Charities» 444

La relevancia de Gilman en la historia y la pråctica actual De Annie Marion MacLean, «T,VO NVeeks in Department Stores» 448
de la sociologia 218 De Florence Kelley, «Aims and Principles of the Consumers' League» .
453
De Charlotte Perkins Gilman, Women and Economics 228 De Frances Kellor, «Psychological and Environmental Study
De Charlotte Perkins Gilman, Human Work 245 of Women Criminals»

De Florence Kelley, Some Ethical Gains through Legislation 460


De Charlotte Perkins Gilman, The Man-Made World, or
Our Androcentric Culture 254 De Grace Abbott, «lhe Chicago Employment Agency and
the Inmigrant Worker»
5. AnnaJulia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett 467
De Marion Talbot, Zhe Education of Women
(1862-1931). La fundacidn de la sociologiafeminista negra 263
De Sophonisba Breckinridge y Edith Abbott, «l-lousing Conditions
Antecedentes biogråficos 265 472
in Chicago, Ill: Back of the Yards»
Teoria social general 280 De Edith Abbott, «Are Women a Force for Good Government?» 477
La relevancia de Cooper y Wells-Barnett en la historia y
la pråctica actual de la sociolog(a 299 8. Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia delpositivismo
critico 481
De Ida B. Wells-Barnett, A Red Record . 307
Antecedences biogråficos
De Anna Julia Cooper, A Voice from the South 320
492
Teoria social general

6. Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada La relevancia de Webb en la historia y la pråctica actual
en la mujer 337 de la sociologia 505

Antecedentes biogråficos 339 De Beatrice Potter Webb, Dock Life of East London» 510

Teorfa social general 349 De Beatrice Potter Webb, 7he Co-operative Movement in
Great Britain 515
La relevancia de Weber en la historia y la pråctica actual
de la sociologia 367 De Beatrice Potter Webb, «lntroduction to Awakening
of Women"» 523
De Marianne Weber, from Marianne Weber's Reflections
«Selections
on Women and Women's Issues». Traducido por Elizabeth Kirchen 372 EPfLOGO —TEST DE SIGNIFICACIC)N .
529

BIBLIOGRAFfA 541

ORGANISMOS 567

INDICE ANAI.iTICO 573

viii ix
PRESENTACIÖN

MUJERES, FEMINISMO Y SOCIOLOGiA

resentamos una historia feminista de la sociologfa porque su pregunta


inicial es d6nde estån las mujeres en el inicio de la sociologia, en los

Cien afios que van de 1830 —«padres fundadores»— a 1930 —«clåsicos


y sistematizadores»—. Lo que recogen las historias de la sociologfa y de la teo-
rfa social, 10 que se ha venido ensefiando en todos los textos y cursos de in-

troducci6n a la sociologfa desde 1940 en adelante es una galerfa de retratos

de ilustres sefiores imaginando y formulando una ciencia de la sociedad,

cada uno a su modo y con sus intenciones. Pero siempre hombres, brillantes
y admirables sin duda, pero éd6nde estaban las mujeres? éEstaban? éC6mo
estaban? Y las mujeres estaban, por supuesto. Estaba Harriet Martineau en
el inicio mismo, cuando Comte invent6 la palabra sociologia para definir
la Vieja aspiraci6n de usar la raz6n y la ciencia para la mejora de la Vida
social, de la convivencia de gentes y pa(ses. Pero nadie nos 10 habia dicho.

Ademås, este libro es un clåsico de la sociologia contemporånea. En primer


lugar, porque su primera edici6n en inglés data de 1998, hace ya veinte afios.

En segundo lugar, y mås importante, porque las cuestiones que plantea, los
temas que sefiala y denuncia, obligan a hacer un esfuerzo para repensar la
y de la teorfa social que habfamos aprendido y que
historia de la sociologia
forma parte del sentido comån y del acervo de conocimientos de la comu-
nidad soci016gica. Lengermann y Niebrugge-Brantley presentan una imagen
alternativa de la «sociologfa heredada» en la medida en que presentan autoras

que hacen sociologfa, tanto teorfa como investigaci6n empirica, que se re-

conocen a sf mismas como soci610gas y forman parte de las asociaciones so-

1
Teresa Gonzålez de la Fe

Presentaciön

ci016gicas, pero que, sin embargo, han Sido expulsadas del canon soci016gico,
del conjunto de textos que han servido para socializar a quienes se introducen I 'In Lengermann y Niebrugge-Brantley comienzan
cada uno de los capitulos,
en los estudios de sociologfa y en la profesi6n soci016gica. con un esbozo de y biogråficos, seguido por
los contextos sociohist6ricos
u n anålisis detallado de las teorfas sociales y de las investigaciones realizadas,
En las påginas que siguen se reivindica la obra de un conjunto de mujeres asi como una evaluaci6n de la relevancia de las aportaciones para la historia
que desde 1830 a 1930 hicieron sociologfa en el tiempo en que la sociolo- y para la pråctica actual de la sociologfa y un anålisis de sus contribuciones
gia empez6 a desarrollarse como una ciencia social distintiva, definiendo
al feminismo. En cada capitulo se recoge una cuidada selecci6n de los textos

sus problemas de investigaci6n, sus primeras teorfas y las formas de dar so- mås relevantes de las autoras que permiten conocer directamente el pen-
porte empirico a sus afirmaciones. Mujeres que aportaron conceptos, hi- samiento y el estilo de cada una de ellas. Como Lengermann y Niebrugge-
p6tesis y generalizaciones, asi como métodos y técnicas de investigaci6n Brantley sefialan, estas quince mujeres han Sido pioneras de una historia —la
que, de ser incluidos en el canon y ensefiados a través de las generaciones, de que incluye a muchas Otras mujeres que aån esperan su
la sociologia—
hubiera dado como resultado una sociologfa distinta que hace preguntas reconocimiento en la formaci6n y desarrollo del corpus de conocimiento
distintas a la realidad social y desarrolla instrumentos epistem016gicos y soci016gico.
metod016gicos para responderlas.
Lengermann y Niebrugge-Brantley denuncian en el capftulo introductorio
Si no sabiamos nada de estas soci610gas y de sus aportaciones ha sido, dicen que estas quince soci610gas han Sido eliminadas del canon soci016gico como
las autoras, como resultado de una exclusi6n por ser mujeres y por hacer resultado de una doble politica de exclusi6n: una politica de género y una
una sociologfa comprometida con el cambio social. Por ello, este libro rei- politica de conocimiento. Como queda de manifiesto en los cuadros que

vindica tres cuestiones: que las mujeres siempre se han implicado en hacer acompafian el capftulo, las quince mujeres fueron contemporåneas de Ios
sociologfa; que han hecho contribuciones relevantes a la teorfa social; y fundadores y clåsicos de la sociologia, escribieron teorfa social, hicieron in-

que sus contribuciones se han excluido de la historia de la sociologfa. El vestigaciones empiricas usando diversas metodologias, muchas dieron clases

sostén de estas afirmaciones es una presentaci6n cron016gica, década a dé- de sociologia, estuvieron afiliadas a la recién creada American Sociological
cada, de las ideas de quince soci610gas que abarcan desde 1830 hasta 1930, Society (que después se convirti6 en la American Sociological Association) y

con presencia destacada pero no exclusiva de soci610gas estadounidenses. escribieron en su 6rgano de expresi6n, el American Journal of Sociology
(AJS), siendo reconocidas como soci610gas tanto por sus colegas masculi-
Entre las europeas encontramos a Harriet Martineau (capftulo 2), una bri-
nos como por el resto de la sociedad. Muchas de ellas, ademås, se conocfan
tånica que estaba creando la sociologfa al mismo tiempo que Comte; a Ma-
personalmente y conocfan y citaban sus trabajos respectivos, salvo en los
rianne Weber (capitulo 6) a quien conocfamos principalmente como bi6-
casos de Martineau, que fue de una generaci6n anterior aunque algunas
grafa de su marido Max; y a Beatrice Potter webb (capftulo 8), quizås la
de sus obras sf fueron conocidas, y de Cooper, cuya trayectoria personal
mås conocida por sus estudios sobre el cooperativismo y el Estado del bienes-
no estuvo centrada en Chicago.
tarque ella contribuy6 notablemente a crear. Entre las estadounidenses,
mujeres relevantes como Jane Addams (capftu103), creadora de ese experi-
No fueron invisibilizadas porque nunca fueron visibles. Fueron directa-

mento social que fue la Hull House; Charlotte Perkins Gilman (capitulo 4), mente excluidas como resultado de un proceso de empoderamiento mas-

destacada Ifder del movimiento sufragista y feminista; a las fundadoras de culino que defini6 tanto el tipo de ciencia que debfa de ser la sociolo-

la sociologfa feminista negra Anna Julia cooper e Ida B. Wells-Barnett (ca-


gia —una ciencia libre de valores—, como quiénes debian figurar en el canon
pftulo 5) y a ocho soci610gas de la Escuela de Chicago (capitulo 7): Julia soci016gico. Lengermann y Niebrugge-Brantley usan la figura de Addams

Lathrop, Annie Marion McLean, Florence Kelley, Frances Kellor, Grace Abbott como ilustrativa de este proceso de doble exclusi6n dada su proyecci6n på-
y su hermana Edith Abbott, Marion Talbot y Sophonisba Breckinridge. blica en su tiempo (fue reconocida como una de las figuras mas influyentes
de su época) y su bien documentada relaci6n con los soci610gos masculinos
2

3
Presentaciån
Teresa Gonzålez de la Fe

Aunque las obras de las quince mujeres analizadas en este libro comparte
de su época. Sefialan cuatro momentos claves: la presencia de Addams en
muchos temas, empezando por Ia denuncia y la explicaci6n de la situaci6n
los circulos soci016gicos dominantes (1894-1920), con abundantes articu-
de desigualdad y de opresi6n de las mujeres, quizås sea este compromiso
los en la como resefias de sus libros en la misma revista, algunas
AJS, asi
moral con la reforma social 10 que enlaza de forma inequfvoca sus trayec-
por Herbert Mead o William James, sefialando que entre 1914 y 1919 dis-
Todas practican una sociologfa critica y acti-
torias vitales e intelectuales.
minuye la presencia de Addams en las publicaciones soci016gicas debido a
y metod016gico. Si Harriet Martineau no hu-
vista ligada al rigor te6rico
sus posiciones pacifistas y contrarias a las entrada de los Estados Unidos
biera Sido tan activa y contundente en la lucha por la abolici6n de la
en la I Guerra Mundial. Un segundo momento (1921 — 1928) sefiala la
esclavitud, no se le hubieran cerrado tantas puertas en los Estados Unidos
marginaci6n de Addams en los textos masculinos de la sociologia con es-
para la realizaci6n de su gran obra Society in America, donde también de-
casas citas en textos influyente como los de Park y Burgess o de Sorokin.
fendfa la igualdad entre los sexos y las razas y criticaba la acumulaci6n de
Un tercer momento (1937 — 1983) sefiala la eliminaci6n de Addams de los
propiedad. Esta magna obra, publicada en 1836, es contemporånea de la
empezando por Ihe Structure ofSocialAction de Parsons
registros textuales,
Democracia en América (1835 y 1840) de Alexis de Tocqueville, a quien
(1937), pero también en los influyentes manuales de Timasheffy de Mar-
seguimos estudiandocomo un clåsico de la sociologfa y la politologfa. Ade-
tindale, asi como en los importantes textos de Coser, Nisbet, Gouldner o
al mismo tiempo que el primer manual
mås, Martineau elabora este texto
Ritzer. El cuarto momento, por filtimo, sefiala la reemergencia tentativa
de metodologfa soci016gica (How to observe Morals and Manners, 1838)
del pensamiento de Addams en diversas obras desde 1965 en adelante.
donde aparecen temas y problemas que «nos suenan» a Durkheim: las ins-

La eliminaci6n de las mujeres de la historia de la sociologia se debe a su escasa tituciones, las costumbres, la moral, la conciencia colectiva, las patologfas

autoridad en una cultura fundamentalmente masculina, donde no se las re- sociales. El compromiso pråctico de Martineau queda expresamente for-
conoce como i es ni como parte del «nosotros» soci016gico. La lucha por mulado en su metodologfa cuando a los principios de imparcialidad y cri-
conseguir autoridad, el derecho a ser escuchadas y tenidas en cuenta, va a ser tica, suma el de empatfa: descubrir el significado que las acciones tienen

constante en la Vida y la obra de estas mujeres que son amargamente cons- para los actores. Adelantada en mås de medio siglo a las Reglas del método

cientes de que su pertenencia al sexo femenino las excluye a priori del reco- sociolågico de Durkheim, How to observe Morals and Manners no aparece

nocimiento de su pensamiento. Pero, ademås, para Lengermann y Niebrugge- en la historia ni en los manuales de la investigaci6n soci016gica.

Brantley la marginaci6n de las mujeres del canon soci016gico se vio agravada Elcompromiso moral pråctico de Jane Addams es el motor de su carrera
por las consecuencias del debate sobre la misi6n de la sociologfa y el rol so- como soci610ga. Funda la Hull House en el barrio mås deprimido de Chicago
Cial de los soci610gos, que ellas definen como una politica del conocimiento. con la intenci6n de «vivir entre los pobres», compromiso inicial que fue
Entre 1890 y 1947 se defini6 de forma consensuada que el rol del soci610go ampliåndose en la medida en que ella y el resto de residentes de Hull House
era el de un intelectual «comprometido con el rigor cientffico, la neutralidad fueron tomando consciencia de los graves problemas de sus vecinos inmi-
valorativa y la abstracci6n formal», 10 que hizo perder legitimidad al trabajo grantes, de tal modo que empiezan a construir estructuras para la mejora
cientffico de las mujeres fundadoras (y de muchos hombres) que practicaban social, 10que impuls6 un primer trabajo de investigaci6n empirica sobre
una sociologfa critica y activista comprometida con la mejora de las condi- el que sigue siendo un modelo de investigaci6n social aplicada (Hull
barrio

ciones sociales. Este énfasis en la excelencia cientffica alejada de la pråctica House Maps and Papers). Los derechos de las mujeres figuraron entre sus
social fue resultado del creciente poder de la sociologfa realizada en las uni- principales preocupaciones, pero también la organizaci6n sindical del mo-

versidades y de la identificaci6n de la sociologfa como una disciplina aca- vimiento obrero, los problemas raciales, la integraci6n de los inmigrantes

démica que posibilit6 un nicho laboral, un estatus social y una autoridad o las luchas a favor de jornadas, condiciones de trabajo y salarios mås justos.
Su sociologfa no es te6rica ni abstracta, sino que se basa en la narrativa de
profesional que sigue vigente hasta hoy.

4 5
Teresa Gonzålez de la Fe Presentaciön

los casos individuales que pueden ser tipicos de una clase social o de situa- clrocéntrica es una conciencia comån en la sociedad que estå moldeada por
ciones tfpicas asociadas a las experiencias de marginaci6n y desempodera- las experiencias y los intereses masculinos y es la fuente principal de los
miento. La base filos6fica de su sociologfa es el pragmatismo, filosofia que eonceptos err6neos que estån en el Origen del sufrimiento humano.
compartia con sus creadores —James, Dewey o Mead, todos ellos asiduos y
I •',n los casos de Anna Julia Cooper y de Ida B. Wells-Barnett, su condici6n
colaboradores de la Hull House— y la idea de que el desarrollo de la inteli-
cle afroamericanas en una sociedad racista es la fuente de su compromiso
gencia permitfa a la especie humana el control de su propia evoluci6n a
pråctico con el y el motor de sus teorias e investigaciones so-
cambio social
través de la ética social.
ci016gicas. Aunque fueron coetåneas de muchas de las soci610gas analizadas

Por su parte, el compromiso ético y politico de Charlotte Perkins Gilman en este libro, el contexto social en el que ambas crecieron y desarrollaron
con el feminismo es el motor de su sociologfa. Gilman teoriza el género, su pensamiento y sus teorfas sociales apenas tiene que ver con el de las so-

aunque afin no dispone de ese concepto y 10 denomina como la «excesiva ci610gas blancas pertenecientes a clases sociales mås o menos acomodadas
distinci6n por sexo», y sefiala que es una construcci6n cultural que remarca que se comprometen con el cambio social impulsadas por principios éticos.

las diferencias entre sexos e impide atender a las cualidades humanas com- Canto Cooper como Wells-Barnett son descendientes de personas esclavi-

partidas. Este énfasis cultural en las distinciones de género estå a la base zadas, por 10 que la abolici6n de la esclavitud y la progresiva instauraci6n

de las relaciones entre género y trabajo, a las que llama la «relaci6n sexo- de un nuevo orden social racista y segregacionista, forman parte de sus ex-
econ6mica», y de la cultura androcéntrica. Como soci610ga, Gilman pone periencias cotidianas y moldean decisivamente sus teorfas soci016gicas.
el acento en la estructura social como los entramados en los que tienen Wells-Barnet comienza su carrera de escritora como periodista y el perio-
lugar las relaciones sociales de interdependencia que caracterizan las socie- dismo la conduce al anålisis social sobre las relaciones entre género, raza,

dades humanas, entre lasque destaca el trabajo, la cultura y el género. La clase social y localizaci6n geopolitica que es el nficleo de su sociologfa. La
cultura aparece en la obra de Gilman como la fuente principal del sufri- denuncia de los linchamientos salvajes de afroamericanos frecuentes en los

miento humano (la patologfa social que se dispone a mejorar) debido a estados del Sur y de las leyes racistas no escritas pero vigentes, fue uno de
que es la fuente de pensamientos err6neos tanto en el åmbito del trabajo sus caballos de batalla que la proyect6 a nivel internacional e hizo de ella

y la economfa, como en la socializaci6n o en las relaciones de género. una y una conferenciante muy demandada dentro y fuera de los Es-
lfder

Como sefialan Lengermann y Niebrugge-Brantley, la relaci6n sexo-econ6- tados Unidos. Cooper comienza desde los åmbitos de la educaci6n y la re-

mica es el nåcleo de su obra mås conocida —Women and Economics de 1898— ligi6n y sufre también las consecuencias de ser una mujer negra, 10 que la

en la que denuncia que es la fuente de la distorsi6n de la sociabilidad hu- convierte en activista, conferenciante y escritora destacando la posici6n es-

mana, la principal fuente de la desigualdad social y el resultado de la con- tratégica de las mujeres negras para el anålisis de las relaciones sociales mar-
fusi6n en las relaciones de trabajo, en la distinci6n sexual bi016gica y el gé- cadas por el racismo y el sexismo. Ambas usan su posici6n de testigos para

nero como construcci6n social y cultural. Lo principal de la relaci6n denunciar la dominaci6n blanca y la incapacidad de los Estados Unidos

sexo-econ6mica es la dependencia econ6mica de las mujeres respecto de para cumplir sus propias leyes y principios basados en la libertad, la igual-

los hombres que desarrolla en las mujeres una personalidad subordinada. dad y la justicia, siendo hip6critas tanto en las acciones cotidianas como
Su proyecto de reforma social parte de la eliminaci6n de esta relaci6n sexo- en las politicas påblicas, en un enfoque que Lengermann y Niebrugge-
econ6mica y el redisefio del hogar como espacio de desarrollo de todos sus Brantley denominan «empirico crftico y forense».

miembros. Ademås de esta relaci6n de dependencia econ6mica, Gilman Marianne Weber tiene en el feminismo, en la actividad politica a favor de
sefiala al patriarcado, la cultura androcéntrica como ella 10 denomin6, la mejora de la situaci6n social y politica de las mujeres, la fuente de su com-
como otro lugar en que se pervierte la sociabilidad humana. La cultura an- promiso ético y politico y de sus principales obras soci016gicas. Su privile-

6 7
Teresa Gonzålez de la Fe
Presentaciön

giada posici6n social como esposa de Max Weber, su contacto directo con seguir cambios sociales que alivien los sufrimientos originados por la es-
Simmel, Tönnies y Otros colegas contemporåneos, asi como el conocimiento ructura social impuesta por el desarrollo del capitalismo salvaje caracte-
de sus obras, la Ilevan a centrarse en 10 que estå oculto en el discurso uni- ico de la industrializaci6n de los Estados Unidos, de la que Chicago fue
versalista de la sociologfade su tiempo, que simplemente generaliza la si- lugar estratégico de investigaci6n (Merton, 1987). El compromiso ético
tuaci6n y los puntos de vista masculinos sin atender a la otra mitad de la (lc estas mujeres con el alivio de las condiciones de Vida que la sociedad
especie humana. Weber discute la teorfa de la cultura femenina de Simmel, i Inponfa a los grupos sociales mås desfavorecidos y excluidos estå presente
especialmente la idea de éste de la incapacidad de las mujeres para la crea- tanto en la elecci6n de los problemas de investigaci6n, como en la meto-
ci6n de cultura objetiva y su confinamiento a la creaci6n de cultura subje- dologfa cientffica y Ias técnicas de investigaci6n usadas para la descripci6n,
tiva, afirmando no s610 la capacidad femenina para la cultura objetiva y la el y la explicaci6n, para el desarrollo te6rico. Ellas combinan la ela-
anålisis
subjetiva Sino, ademås, su papel fundamental en un terreno intermedio boraci6n y explotaci6n de datos estadfsticos con diversas técnicas cualita-
entre ambas que ella denomina la formaci6n de la Vida cotidiana inmediata, Kivas, son pioneras en el uso de la observaci6n participante como herra-
sin la cual no es posible la Vida productiva de los hombres y el funciona- tnienta de investigaci6n, tratan de los problemas que son habituales en la
miento de la sociedad. Igualmente interesante es la profundizaci6n que hace Escuela de Chicago, pero nunca las hemos estudiado ni en los manuales
Weber sobre la ética protestante estudiada por su esposo, especialmente en de metodologfa y técnicas de investigaci6n soci016gica ni en las historias
las sectas puritanas, cuando sefiala que la libertad de conciencia fue la cuna de la Escuela de Chicago de Sociologfa.
de los derechos de la mujer y la base para la resistencia a las autoridades ex-
Por filtimo, el compromiso ético de Beatrice Potter Webb, cofundadora de
ternas, entre ellas la del marido. Weber no s610 elabora una sociologfa del
la London School ofEconomics a cuya casa paterna acudfa Spencer a cenar
género al estudiar las diversas condiciones sociales de las mujeres con una
con frecuencia, es 10 que la convierte en una «trabajadora mental» (como
gran atenci6n a las diferencias entre ellas, sino hace también una sociologfa
ella se define). Es la finica soci610ga de las presentes en este libro que estå
feminista en el sentido de que sus estudios van dirigidos expresamente a la
en el canon soci016gico y es conocida y estudiada en sociologia del trabajo.
mejora politica de y politica de las mujeres: la dependencia
la situaci6n social
Como a tantos autores, la «cuesti6n social» —la miseria en medio de la opu-
econ6mica, la ausencia de derechos politicos o su exclusi6n de diversas åreas
lencia— gener6 en Webb un dilema moral y un impulso para usar sus ta-
profesionales e institucionales consideradas exclusivas de los varones.
lentos para contribuir a su soluci6n. El compromiso con la reforma social
Las ocho mujeres que componen la Escuela de Sociologfa de Mujeres de mediante polfticas påblicas, que tuvo como resultado el Estado del bienes-
Chicago y que son tratadas en este libro como una unidad te6rica y meto- tar britånico, estå detrås de los numerosos trabajos de investigaci6n de Webb
d016gica, usan la investigaci6n y la teorfa como instrumentos para la de- y orient6 el desarrollo de su carrera académica y polftica. No se declara fe-

nuncia de las situaciones de injusticia y desigualdad presentes en Chicago minista, e incluso se declara antisufragista, pero vivi6 la segregaci6n sexual
en las åltimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, y como pa- de las oportunidades de educaci6n y desarrollo profesional ofrecidas en su
lancas para la reforma social a través del cambio legislativoy de las presiones tiempo a las mujeres de su privilegiada clase social. Es su compromiso ético
politicas para la construcci6n de un incipiente Estado del bienestar. Son con la mejora de las condiciones de Vida de las clases trabajadoras 10 que
una escuela y metod016gica, pero sobre todo son integrantes de un
te6rica transforma la concepci6n individualista de la sociedad, que Webb mantenfa
conjunto de redes sociales de acci6n politica en måltiples frentes: mujeres, como discfpula de Spencer, en una concepci6n colectivista, segån la cual
infancia (especialmente activas en contra del trabajo infantil), discrimina- las estructuras sociales son las que moldean las vidas y las acciones indivi-
ci6n racial, inmigraci6n, condiciones laborales de trabajadores y trabaja- duales, que guia sus investigaciones empiricas y sus principales aportaciones
doras. Redes de activistas y reformadoras que usan la sociologfa para con- a la sociologfa.

8 9
Teresa Gonzålez de la Fe Presentaciån

Hay otro elemento comfin en la obra de estas soci610gas fundadoras que vilizar las conciencias y de sumar personas a la lucha por la mejora de las si-
tiene que ver con su estilo como escritoras y que radica en la afirmaci6n y I uaciones que denuncian, describen y explican, con abundancia de datos
expresi6n personal, en el sentido de que sus teorfas y sus investigaciones como cualitativos obtenidos mediante rigurosos procesos
anto cuantitativos
no se expresan en nombre de un sujeto universal no sexuado y an6nimo. cle investigaci6n. Son fundadoras de la sociologfa como ciencia social y tam-

Por el contrario, sus condiciones sociales como mujeres de una clase social, bién son fundadoras de 10 que en tiempos recientes se ha reivindicado como
una época, una raza y un lugar aparecen en sus escritos dando contexto a ,Sociologfa Påblica (Burawoy, 2005; Fernåndez Esquinas, 2006).
sus teorfas e investigaciones. En muchas de las autoras estudiadas en este
I 'ara finalizar esta breve presentaci6n, quiero justificar por qué he calificado
libro y en que recopilan Lengermann y Niebrugge-Brantley, la
los escritos c.sta obra como una historia feminista de la sociologfa y no como una obra
vivencia personal de los fen6menos sociales analizados forma parte de su
cle teoria soci016gica feminista. El feminismo es un movimiento politico
estrategia te6rica y da fuerza a sus argumentaciones, sumåndose a la des-
cuyo objetivo es mejorar la situaci6n de las mujeres en todos los åmbitos de
cripci6n y la explicaci6n de los hechos investigados empiricamente, sean la Vida. Para ello, ha echado mano de ideologfas diversas —liberal, socialista,
éstos las condiciones de Vida de las trabajadoras de los grandes almacenes,
comunista— y ha elaborado sus propios principios para la lucha politica. El
las condiciones de trabajo de hombres, mujeres y nifios en los talleres tex-
feminismo es pråctico y es politico, quiere cambiar la situaci6n de las mu-
tiles, la Vida en los suburbios marginados, choque cultural de las personas
el
jeres en la Vida social, por 10 que las esferas y åmbitos que acaparan su aten-
inmigrantes, el racismo detrås de los linchamientos en el sur de los Estados
ci6n son tan amplios y variados como la propia Vida social, pues en cualquier
Unidos y un largo etcétera que emerge con fuerza en los textos selecciona-
esfera de la Vida social encontramos mujeres y hombres y encontramos que
doss En ellos no habla «la naturaleza» por sf misma (en este caso la natu-
mujeres y hombres estån, pero no en las mismas condiciones ni situaciones,
raleza de la sociedad) y no se oculta la persona, como es 10 habitual en el
tanto en la Vida familiar, econ6mica y laboral, como en la politica o en la
discurso y la ret6rica de las ciencias naturales y sociales donde los hechos cultura. Hoy, en la segunda década del siglo XXI, el feminismo es un movi-
«hablan por si mismos» y quien escribe —sin sexo, sin clase social, sin lugar
miento mundial que moviliza mujeres (y hombres) en todos los continentes,
en el mundo y en la época— simplemente se asoma a la ventana de la natu- pafses y culturas. En cada sitio y cada tiempo lucha (desde la legalidad o
raleza (Rorty, 1979) y relata 10 que ve. Quizås con la excepci6n de algunos desde la clandestinidad) por dar voz a las mujeres y mejorar sus condiciones
escritosde Webb, en estos textos ofmos siempre a mujeres comprometidas de existencia, pues las existencias femeninas por regla general se desarrollan
con su tiempo e indignadas con las condiciones de la Vida creadas por las en situaciones de desigualdad y desventaja con respecto a las de los hombres.
estructuras econ6micas y sociales de las sociedades en que viven. El papel Las teorfas feministas han tratado de denunciar y explicar estas situaciones
del sujeto, sea hombre o mujer, en la creaci6n del social del conocimiento usando para ello diversas herramientas te6ricas (ya existentes o creadas ex-
tanto cientffico como ordinario es un tema clåsico en la sociologfa del co-
presamente) que dan soporte a los programas politicos de las organizaciones
nocimiento, tratado por Max Weber y por Karl Mannheim entre otros, y de mujeres. Estas herramientas te6ricas abarcan distintas disciplinas acadé-
sigue siendo un tema a debate en la metodologfa de la ciencia social.
micas: historia, economia, sociologfa, politologfa, antropologfa, critica lite-

En este libro, sus protagonistas tienen Claro que han de dejar explfcito quién raria, psicologfa, biologfa, neurociencia, genética. En el caso de la sociologfa,
habla, para qué y para quiénes,
que enlaza con otra caracterfstica comfin
10 el feminismo se ha apoyado en teorfas muy diversas que componen el åm-
de nuestras soci610gas fundadoras: su afån de divulgaci6n y de hacer ase- bito multiparadigmåtico caracterfstico de nuestra disciplina (funcionalismo,
quibles al påblico educado los mensajes de sus teorfas e investigaciones. No marxismo, fenomenologfa, constructivismo) y las han usado para responder
recurren a la abstracci6n y la universalizaci6n del discurso especializado y a las preguntas båsicas del feminismo: e•D6nde estån las mujeres? Si estån,
asequible finicamente a los iniciados. Por el contrario, en los escritos reco- éC6mo estån? Y si no estån, por qué no estån? Algunas de las autoras estu-
gidos en este libro late el afån de Ilegar al gran påblico, de sensibilizar y mo- diadas en este libro han hecho teorfa e investigaci6n soci016gica para res-

10 11
Teresa Gonzålez de la Fe Presentaciån

ponder a las preguntas del feminismo y para dar soporte a sus luchas por la REFERENCIAS
mejora de la situaci6n de las y soci610gas. Otras
mujeres. Fueron feministas
fueron soci610gas interesadas en problemas sociales y politicos que iban mås rawoy, M. (2005). «For Public Sociology». American Sociological Review,
4—28.
allå de las mujeres, aunque las inclufan: clases trabajadoras, pobreza y mar-

ginaci6n, inmigraci6n, racismo, cultura, educaci6n, etc. Lengermann y Nie- I ;ernåndez Esquinas, M. (2006). «EI resurgimiento de la "sociologfa ptå-
brugge-Brantley analizan en cada caso sus aportaciones a la sociologfa (en blica"». Revista Espanola de Sociologia, 6: 7-33.
la teorfa y en la investigaci6n) tanto respecto a la sociologfa de su tiempo
Merton, R. (1987). «lhree fragments from a sociologist's notebook: esta-
como a la sociologfa actual, pero también evalåan sus aportaciones a la teorfa
blishing the phenomenon, specified ignorance, and strategic research
feminista en sus diversas etapas hist6ricas desde el feminismo de la primera
materials». Annual Review ofSociology, 13: 1-28.
ola centrado en el sufragismo hasta el actual feminismo que incluye personas
homosexuales y transexuales, como sujetos de derechos negados o no reco- Rorty, R. (1979). Lafilosofiay el espejo de la naturaleza. Madrid: Editorial

nocidos. Cåtedra, 1989.

No en todos los casos de las quince soci610gas estudiadas en esta obra en-
contramos teorfa soci016gica feminista. Pero Lengermann y Niebrugge-
Brantley realizan en este libro pionero una excelente historia feminista de
la sociologfa, ampliamente conocida y citada en inglés, pero no disponible
en espafiol. Aunque han pasado veinte afios desde su publicaci6n original,
como sucede con los auténticos clåsicos sus contenidos siguen siendo vi-
y actuales. Porque las mujeres siguen estando casi ausen-
gentes, relevantes
tes y poco reconocidas enel canon soci016gico y porque los temas que las

fundadoras y clåsicas de la sociologfa recogidas en esta obra tratan en sus


teorfas y sus investigaciones siguen siendo problemas requeridos de inves-
tigaci6n y de teorizaci6n. El capitalismo globalizado digital, del mismo
modo que el capitalismo industrial de hace un siglo, sigue generando graves
patologfas sociales. El sexismo, el racismo, la xenofobia, el totalitarismo,

la pobreza, la ignorancia, las denigrantes condiciones de trabajo, en suma,


todas las formas de sufrimiento humano generadas por las condiciones de
la sociedad siguen estando presentes y hacen que las aportaciones de las

mujeres aqui estudiadas sean instrumentos ütiles para «el alivio de la con-
dici6n humana», que es, desde Bacon, el objctivo principal de la ciencia.

TERESA GONZALEZ DE LA FE
Catedråtica de Sociologfa
Universidad de La Laguna

12 13
AGRADECIMIENTOS

n una ocasi6n, Agatha Christie remarc6 en una entrevista que «cuan-


do hay dos personas escribiendo un mismo libro, cada una cree que
se Ileva todos los problemas y solo la mitad de los beneficios». No-

sotras, en cambio, hemos compartido los problemas en este libro en cada


paso del camino. Tampoco el libro es producto finicamente de nuestro tra-

bajo conjunto; estamos en deuda con un gran ntåmero de personas. Como


se harå evidente, estamos en deuda intelectualmente con Mary Jo Deegan,
que mås que ninguna otra persona ha mantenido vivo el conocimiento de
las contribuciones de las mujeres a la sociologfa y sin cuyos estudios este
libro no habrfa Sido posible; con Dorothy E. Smith, cuyas teorfas alimentan
estas påginasy cuyo trabajo establece un referente de excelencia; con George
Ritzer, cuya visi6n de la sociologfa como ciencia multiparadigmåtica traza
el camino para trabajos como este. Elizabeth Kirchen nos proporcion6 las

admirables traducciones de Marianne Weber que mejoran este volumen,


ademås de su propia energfa intelectual apasionada y su apoyo bur16n (nos
dejaba mensajes en nuestro contestador telef6nico a horas intempestivas
del dfa y de la noche: «lmaginad el peor lio en el que os hayåis metido;
ahora elevadlo al y la generosidad con la que
cuadrado»). La inteligencia
nuestros revisores respondieron a este manuscrito, nos animaron y 10 me-
joraron. Nos brindaron horas de su tiempo y nos ofrecieron buenas ideas
sobre el contenido y el estilo, y estamos enormemente agradecidas a Abby
Ferber, Kate Hausbeck, Susan Hoecker-Drysdale, Terry Kandal, E. Doyle
McCarthy, Eleanor Miller, Mary Rogers, y dos revisores an6nimos de los

capftulos 5 y 7. Nuestros editores fueron Jill Gordon, cuyo apoyo inmedia-


to a la idea de este libro nos dio esta oportunidad, y Kathy Blake, que su-

15
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

pervis6 su desarrollo y nuestro progreso con tacto, gracia, visi6n y un humor


galante. Susan Trentacosti supervis6 la producci6n con eficiencia e inalte-

rables dosis de calma. Louise Rossmann, bibliotecaria para las consultas en


Ia Wells College, nos apoy6 enormemente en nuestra investigaci6n, y nos
ayud6 a conseguir muchos textos originales a través de los préstamos inter-
bibliotecarios; Mary Pryor, archivera en la Rockford College, que dedic6 su
tiempo a localizar un documento clave para nuestra comprensi6n de Jane
Addams; el personal de la Biblioteca Dana Porter y de su Colecci6n de Libros
Raros de la Universidad de Waterloo, en Ontario; y Suzy Taraba, bibliote-
caria de los Servicios Påblicos de la Universidad de Chicago. Estamos en
deuda con los estudiantes y colegas de la Universidad George Washington, 1.PRESENTES EN LA CREACIÖN.
la Northern Virginia Community College, y el Wells College, donde desa-
rrollamos los conocimientos que enmarcan los descubrimientos presentados MUJERES EN LA HISTORIA DE
aquf. Dan Niebrugge y Barbara Lantz nos dieron buenos consejos en mo-
LA SOCIOLOGiA Y DE LA
mentos criticos. Finalmente, nos gustarfa expresar nuestro agradecimiento
a Bentley's (el Bar al que hay que ir) y la York Street Kitchen de Stratford, TEORiA SOCIAL
Ontario, donde se gest6 gran parte de este manuscrito, y a la comunidad
de Stratford, que mantiene el bonito entramado de parques donde caminå-
bamos y hablåbamos sobre el libro en proceso.

16
Sociologia es la conciencia, desarrollada sistemåticamente,

de la sociedady de las relaciones sociales.

Dorothy E. Smith

ste es un libro sobre teorfa soci016gica y sobre la historia de la socio-

logia. Reivindica tres cuestiones: que las mujeres siempre se han im-
plicado significativamente en hacer sociologia; que las mujeres siem-
pre han realizado contribuciones distintivas y relevantes a la teorfa social; y
que las contribuciones de las mujeres a la sociologfa y a la teorfa social se han
excluido del registro de la historia de la sociologfa. Nuestra primera reivin-
dicaci6n se debe al esfuerzo de las feministas por reconstruir la contribuci6n
de las mujeres a Ia historia de las ciencias sociales (Broschart, 1991a, b; Collins,

1990; Costin, 1983; Deegan, 1988, 1991; Fish, 1981, 1985; Fitzpatrick, 1990;
Hill, 1989; Hoecker-Drysdale, 1994; Keith 1991; Lemert, 1995; Lengermann
y Niebrugge-Brantley, 1996; MacDonald, 1994; Reinharz, 1992, 1993;
Rosenberg, 1982; Terry, 1983). Nuestra segunda reivindicaci6n justifica el
enfoque particular de este libro: la explicaci6n de las teorfas sociales de las

mujeres fundadoras de la sociologfa. Nuestra tercera reivindicaci6n se refiere

al tema de este capftulo, que explora c6mo la exclusi6n de las obras de las

mujeres fundadoras se produjo como parte de una politica de género y una


politica dcl conocimiento dentro de la disciplina.

Nuestro anålisis se centra en las vidas y las teorfas sociales de quince mujeres
que estuvieron presentes y activas en la creaci6n de la sociologfa: Harriet
Martineau (1802-1876), Jane Addams (1860-1935), Charlotte Perkins Gil-
man (1860-1935), Anna Julia Cooper (1858-1964), Ida B. Wells-Barnett
(1862-1931), Marianne Weber (1870-1954), Beatrice Potter Webb (1858-
1943), y el grupo que denominamos como la «Escuela de Sociologfa de las

Mujeres de Chicago» —Edith Abbott (1876-1957), Grace Abbott (1878-


1939), Sophonisba Breckinridge (1866-1948), Florence Kelley (1859-

19
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologia y de la teoria social

1932), Frances Kellor (1873-1952), Julia Lathrop (1858-1932), Annie Marion realizamos una elecci6n. Una «teorfa» —la palabra procede del verbo
MacLean (ca. 1870-1934), y Marion Talbot (1858-1947)—. Estas mujeres, Iiiic•go «ver»— se puede entender como una lente que dirige la vista hacia
todas participantes significativas en el desarrollo de la sociologia, han emer- realidad dada, de manera que esta se centra en algunos de sus rasgos
gido en nuestro estudio como las pioneras de una historia que incluye a nucntras filtra otros. Si no tuviésemos una teorfa que guiara nuestra aten-
muchas otras mujeresl. ( u;n, se nos presentarfan todas las cosas con la misma importancia, «una
Una de las maneras en que una disciplina o una profesi6n socializa a sus walidad estridente y alborotada» en palabras de William James. Una teorfa
nuevos miembros es contåndoles su historia como un recuento de los tex- social dirige sistemåticamente nuestra atenci6n hacia ciertos aspectos de

tos, descubrimientos, pensadores e ideas reconocidos: el «canon» de la dis- las relaciones sociales humanas; las teorfas sociales se pueden distinguir

La historia que los soci610gos se cuentan a sf mismos importa por-


ciplina. entre ellas segån los aspectos que enfatizan.
que reafirma en los narradores y su audiencia su sentido de identidad: I historia de las teorfas soci016gicas se explica convencionalmente como
quiénes son los soci610gos, qué hacen los soci610gos, qué aspectos de Ia lina historia de capacidad de acci6n y de hombres blancos: el acopio de las

Vida social estudian los soci610gos (Halbwachs, 1992). De alguna manera, contribuciones te6ricas de una generaci6n de hombres «fundadores», Au-
producen historias diferentes de la sociologfa occidental
pafses diferentes guste Comte, Herbert Spencer y Karl Marx, que escribieron a mediados
(Donald Levine, 1995). A1 desarrollar la tesis de este capftulo y de este del siglo XIX, y que se extendi6 a una segunda generaci6n «clåsica» de hom-
libro, nos centramos primordialmente en la manera en que la sociologfa bres, Emile Durkheim, Max Weber, Georg Simmel, George Herbert Mead
americana ha construido su historia de la disciplina, un enfoque que refleja y Robert E. Park, que escribieron entre 1890 y 1930. Esta historia se pre-
nuestra propia localizaci6n en la tradici6n americana. Pero consideramos senta como un relato de la trayectoria natural en que ocurrieron los hechos,
que todas las tradiciones nacionales han excluido a las mujeres de sus textos una cr6nica que va mås allå del poder de sus narradores para cambiarla. No-
y que esta exclusi6n distorsiona y reduce la comprensi6n de la sociologfa sotras, al contrario, retratamos esta historia como una construcci6n social
y de 10 que hace. A1 recobrar la presencia de la mujer en la creaci6n de la que surge de las posiciones de poder en la disciplina y que, como todas las
sociologia y de la teorfa social, redescubrimos el papel que la sociologfa historias, refleja un conflicto continuo entre los valores y las pråcticas ex-
una vez jug6 en dar forma a diversas sociedades occidentales, las direcciones clusivistas e inclusivas (Becker, 1971; Lemert, 1995; D. Smith, 1987). En
que ha seguido, los caminos que podrfa haber escogido. este capitulo demostramos primero el hecho de que Ias mujeres tuvieron
Normalmente se cuenta la historia de la sociologfa como la historia de sus una presencia significativa en la creaci6n de la sociologfa. Después explo-
te6ricos y de sus teorfas. Se trata de una elecci6n. Se podrfa contar como ramos c6mo Ilegaron a ser excluidas de los textos de la historia de la socio-

la historia de los trabajos empiricos mås relevantes (véanse, por ejemplo, logia. Concluimos con una exploraci6n de las razones de su reintroducci6n
Bulmer, Bales y Sklar, 1991; Kent, 1981; Madge, 1963; Platt, 1996; Reinharz, contemporånea en el canon de la sociologfa.

1992) o del desarrollo de campos especializados como la criminologfa o el

comportamiento colectivo. Pero hay razones de peso para escoger el estudio UNA PRESENCIA SIGNIFICATIVA: MUJERES SOCIÖLOGAS,
de la sociologfa como la historia de sus teorfas, siempre que recordemos 1830-1930

La afirmaci6n de que se ha «suprimido» a un grupo de la historia es diferente


I Entre esas otras mujeres estån Helen Campbell, Janie Porter Barrett, Mary McLeod Bethune, Ka- de la afirmaci6n de que se ha «invisibilizado» a un grupo. La «invisibilidad»
tharine Bement Davis, Ellen Irene Diggs, Frances R. Donovan, Ethel Sturgess Dummer, Isabel Eaton, sugiere no ser visto, es decir, que nunca se ha reconocido la presencia como
Lucille Eaves, Emma Goldman, Amy Hewes, Leta Stetter Hollingworth, Susan Kingsbury, Alexandra
Kollontai, Alice Masaryk, Florence Nightingale, Elsie Clews Parsons, Gertrud Simmel, Anna Garlin significativa; un concepto aplicado por muchos afroamericanos con res-
Spencer, Jessie Taft, Mary Church Terrell, Mary van Kleeck y Lillian Wald. pecto a su experiencia de marginaci6n (p. ej., Collins, 1990; Cooper, 1892;

20 21
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciön. Mujeres en la historia de la sociologiay de la teoria social

DuBois, 1903; Ellison, 1952; Lorde, 1984; Rollins, 1985). «Ser suprimido
de que la presencia ha Sido percibida alguna vez por
los textos» sugiere la
comunidad y luego ha Sido borrada de sus registros. Por varias razones, el

caso de las quince mujeres soci610gas que se tratan en este volumen cons-
tituye un ejemplo de eliminaci6n mås que de invisibilidad. En primer
lugar, casi todas estas mujeres fueron figuras påblicas reconocidas durante
sus vidas, mås grandes que la bisofia disciplina de la sociologfa que ayudaron
a crear; como el trabajo de Marx, Max Weber o Durkheim, su trabajo tiene
relevancia para todas las ciencias sociales. En segundo lugar, crearon teorfa

social e hicieron sociologfa en lasmismas épocas y lugares que los hombres


fundadores (véanse las tablas 1.1 y 1.2). En tercer lugar, sus contemporå-

neos, los soci610gos hombres incluidos, las reconocieron ampliamente como

analistas sociales relevantes. En cuarto lugar, todas actuaron como miembros


de una comunidad soci016gica, cumpliendo al menos uno de los siguientes
criterios: trabajaron contratadas como soci610gas, miembros de una asocia-
00
ci6n soci016gica nacional, con publicaciones con una preocupaci6n explfcita
por los principios soci016gicos, se autoidentificaron como soci610gas y tu-
00
vieron el reconocimiento como soci610gas de sus contemporåneos (Käsler,
1981; Deegan, 1991). Presentamos algunas pruebas de estas afirmaciones
en las que siguen de estas mujeres; y desarrollamos estas
breves descripciones
evidencias con mås detalle en los capftulos siguientes.

Martineau —cuya obra Illustrations ofPolitical Economy (1832-1834) super6


en ventas al propio Charles Dickens (Hoecker-Drysdale, 1992)— fue una
preeminente mujer britånica de letras hasta su muerte, y escribi6 sobre

anålisis social, periodismo, historia, novela, historias para nifios y libros de


viaje. Identificada durante mucho tiempo en la historia de la sociologfa

por su traducci6n y compendio de Comte de 1853, en 1834 ya escribfa


ella misma sobre sociologfa, redactando 10 que se convertirfa en la primera oo oo
00

obra importante sobre métodos, How to Observe Morals and Manners 00 00


00
00
(1838b) y probando su metodologfa en su clåsico estudio Society in America 00 00 00 00 0
00, CO CO 00
(1836). Addams fue fundadora del famoso centro social Hull-House de
oo oo 00
00 CO
00 0 00 00
00

00 u O 00 00 00
Chicago, portavoz fundamental para la reforma progresista a favor de Ios 00 k <
o
inmigrantes, sindicatos, mujeres, nifios, clase trabajadora y afroamericanos;
y fue constantemente nombrada en las encuestas de opini6n påblica como
una de las personas mås admiradas en EE. UU. (Davis, 1973; Daniel Levine,
1971). En la Hull-House, administr6 una gran instituci6n de investiga-

22 23
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciön. Mujeres en la historia de la sociologia y de la teoria social

22
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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de [a sociologia y de la teoria social

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26
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presences en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologiay de la teoria social

e hizo uso de su experiencia alli para formular su teorfa social en ocho


andes libros y aproximadamente 200 artfculos. Ella misma se identific6

iO soci610ga; ensefi6 Sociologfa; fue miembro de la American Sociological

.sociely (ASS) —nombre que recibi6, hasta 1959, la American Sociological


/ Lsociation (ASA)—; public6 en laAmericanJournal ofSociology (AJS); y es-
t .11)leci6 una importante relaci6n con Mead, Park, W. I. Thomas, Albion
.Stnall, y Erness Burgess (Deegan, 1988). Gilman fue ampliamente consi-
lcrada como la lfder intelectual feminista de la época. Su Wongen and Eco-
00
uomics (1898) habfa pasado por nueve ediciones antes de 1920, se tradujo
E 50
siete idiomas, y fue la biblia de numerosas organizaciones de mujeres es-

I tidiantes universitarias (Ceplair, 1991). Ademås de su clåsica novela femi-


nista The Yellow Wallpaper (1892) y alrededor de 2.000 obras periodisticas,
poemas y prosa, escribi6 seis trabajos relevantes sobre teorfa social formal,
que inclufan Women and Economics, Human Work (1904) y The Man-Made
World (1911). También public6 en miembro de
la AJS, fue la ASS y man-
t uvo relaciones intelectuales con Lester Ward y E. A. Ross.

Wells-Barnett encabez6 campafias nacionales e internacionales antilincha-


miento, escribi6 relevantes anålisis sobre el linchamiento —Southern Horrors
o ( 1892) y A Red Record (1895)— y Ilev6 la batalla a Gran Bretafia, donde a me-
nudo se dirigi6 a multitudes de miles de personas. Fue una activista de los

derechos civiles de los afroamericanos, y ayud6 a fundar la NationalAssociation


for theAdvancement of Colored People (NAACP). El principal libro de Cooper,
A Voice fom the South (1892), recibi6 criticas excepcionales de publicaciones
de blancos y de negros, posicionåndola como una intelectual pro-
similares
minente representante de las mujeres afroamericanas; fue una de las dos
mujeres que organizaron el primer Congreso Panafricano en Londres en
1900. Cooper y Wells-Barnett elaboraron una genuina teorfa del conflicto
no-marxista en la que expusieron el marco soci016gico de su argumentaci6n,
pero el racismo americano hizo que cualquier relaci6n entre ellas y los pro-
so
fesionales blancos de la sociologia fuese tentativa, a pesar de que ambas co-
nocieron y trabajaron con el soci610go de color W. E. B. DuBois. Marianne
Weber vivi6 en el centro de los circulos soci016gicos alemanes y debati6 las

ideas de Simmel y de su marido Max en sus propios escritos. Fue una figura
lfder movimiento feminista alemån, la primera mujer elegida en el
en el

parlamento alemån, y autora de nueve libros sobre anålisis social y sociolo-


gfa, que incluyeron un trabajo monumental sobre la posici6n de las mujeres

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologiay de la teoria social

en la legislaci6n, Ehefrau und Mutter in der Rechtsentwicklung (Matrimonio, I menos en dos ocasiones con Wells-Barnett sobre el linchamiento,
al

maternidady legislaciån) (1907), y su colecci6n de ensayos Frauenfragen und de las publicaciones apareci6 en un ntåmero memorable de Survey en
Frauengedanken (Reflexiones sobre las mujeres y las cuestiones de las mujeres) Icbrcro de 1913, en el que tanto Addams, como Wells-Barnett, Breckinridge
(1919). Asegur6 la posici6n de Max dentro de la sociologfa tras su muerte )uBois analizaron el problema racia12. Addams, Wells-Barnett, Kelley y
I

al editar y publicar diez volümenes de su trabajo y escribir una importante I heckinridge participaron en la fundaci6n de la NAACP. Las residentes de
biograffa interpretativa del autor. la I lull-House, entre las que se inclufan Addams, Lathrop y Kelley, usaron
Spencer tutoriz6 a Webb, que se autoidentific6 como soci610ga, ensefi6 So- /he Co-operative Movement in Great _Britain, de Webb, para preparar su
ciologfa, trabaj6 como investigadora social en el mayor estudio empirico de propia iniciativa de una casa cooperativa para mujeres trabajadoras. Las
su época (el Life and Labour ofthe People ofLondon, de Charles Booth), y rea- »c•rsonas mås ajenas a esta red son Martineau, que pertenecfa a una gene-
liz6 sus propias investigaciones independientes, que la Ilevaron al clåsico de jaci6n anterior que el resto de mujeres, y Cooper, cuyo recorrido vital ape-

reforma socialista 7he Co-operative Movement in Great Britain (1891). Junto nas la Ilev6 a Chicago, No obstante, Edith Abbott conoci6 y respondi6 al

a su marido Sidney, investig6 y escribi6 como coautora once voluminosos t rabajo de Martineau sobre el empleo femenino en América, y Gilman se

IT'firi6 a los problemas de Martineau para superar las barreras de género en


trabajos sobre sociologfa empirica que constituyeron el anteproyecto para el
Estado del bienestar britånico. Todas las mujeres miembros de la Escucla de
su carrera como analista social. Cooper hab16 efusivamente en Chicago en
Sociologfa de Mujeres de Chicago (desde ahora, referida como Escuela de
1 893 en la Conferencia de Mujeres blancas feministas, y fue activa, como
Wells-Barnett, en la National Federation of Colored Women's Clubs y el movi-
Mujeres de Chicago o Mujeres de Chicago) escribieron prolificamente como
jniento del centro social afroamericano. Ademås, escribi6 un mensaje em-
analistas sociales y todas publicaron en laAJS. Muchas fueron figuras påblicas
påtico sobre el suicidio de Gilman.
relevantes: Kelley lider6 la National Consumers' League (1899-1932); Lathrop
(1912-20) y después Grace Abbott (1920-34) fueron directoras del Children's Estas mujeres sabfan que formaban parte de un movimiento mayor que
Bureau, el puesto mås alto liderado por una mujer en el gobierno federal de buscaba crear una ciencia de la sociedad y tenfan su propio parecer sobre

aquella época; Edith Abbott y Breckinridge fundaron la School ofSocial Service 10 que debfa ser esa ciencia: un proyecto de critica social en el que la inves-
Administration, de la Universidad de Chicago (1922); Talbot fue decana de tigaci6n y la teorfa se centraran, como necesidad moral, en la descripci6n,
las mujeres en la Universidad de Chicago (1893-1925); Kellor fue fundadora anålisis y correcci6n de la desigualdad social. Estas mujeres variaron en los
y miembro del comité ejecutivo de la American Arbitration League (1926- términos especfficos de la desigualdad en los que se centraron —género,
53); Kelley conoci6 a Friedrich Engels, mantuvo correspondencia con él clase, raza, etnicidad, edad o la combinaci6n de ellas—, en el equilibrio re-
hasta su muerte y realiz6 la primera traducci6n al inglés de 7he Condition of lativo entre investigaci6n y teorfa, y en la elecci6n de la estrategia de in-
England in 1844; MacLean estudi6 con Small, Mead y
the Working Class in vestigaci6n y el método te6rico. Trabajando por el compromiso de una
Charles Henderson; Kellor también estudi6 con Henderson; en Introduction teorfa social critica, estas mujeres se implicaron en la sociologia y en la co-
ofSociology, Park y Burgess citan a Edith Abbott, Grace Abbott
to the Science munidad soci016gica en un momento en el que la propia disciplina estaba
y Breckinridge; Talbot fue editora asociada en laAJS desde que Small la fun- emergiendo. Sus relaciones diversas en dicha comunidad reflejan tanto la
dara hasta su jubilaci6n en 1925. inestabilidad de la identidad de la sociologfa emergente como los efectos

Estas mujeres se conocieron personalmente o conocieron el trabajo de las


demås. Gilman, Webb, Weber y Wells-Barnett visitaron la Hull-House,
2 Survey fue una revista fundada tras
la fusi6n de varias revistas de trabajo social; Paul U. Kellogg fue
que fue,por supuesto, el lugar de trabajo de Addams y de la mayorfa de el y Addams trabaj6 en el equipo editorial. Esta revista sirvi6 como vehiculo principal para los
editor
las Mujeres de Chicago. Casi todas ellas leyeron Women and Economics, de reformadores sociales que se vefan a si mismos comprometidos con la sociologfa. También ofrecia una
versi6n mås popular, Survey Graphic, ya quc su equipo editorial consideraba que la tarea principal era
Gilman —Webb, Weber, Addams, Kelley, Lathrop y Talbot—. Addams pu-
la comunicaci6n a un påblico general.

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Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologiay de la teoria social
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

del género, de la clase y de la raza en el acceso a 10 que se convertiria en una mente interrelacionadas que determinaron el destino de las mujeres —una
aventura académica formal, terreno de hombres blancos bien educados. politica de género y una politica del conocimiento—.
Pero en la época en que escribfan estas mujeres, la sociologfa era tanto su Para comprender la precaria relaci6n de las mujeres con la autoridad en este
proyecto intelectual como el de los hombres; finicamente es al volver a contexto, es ilustrativo observar la carrera de Addams. Elegimos a Addams
contarlo cuando ellas desaparecieron. por su proyecci6n ptblica en la sociedad americana, por su muy bien do-
cumentada relaci6n con los soci610gos masculinos (Deegan, 1988), porque
GENERO Y CONOCIMIENTO: LA POLfTICA sus contemporåneos reconocieron sus publicaciones como sociologia, y

DE LA ELIMINACIÖN porque ella misma se autoidentificaba como soci610ga. La tabla 1.3 pre-
senta un retrato resumido de la reputaci6n de Addams en la sociologfa, y
A pesar de sus trabajos en sociologia y teorfa social y de su visibilidad entre ofrece un ejemplo de los procesos de empoderamiento que eliminaron a
sus contemporåneos, las mujeres fundadoras desaparecieron como presencia la mujer de la historia de la sociologfa.
significativa de los registros de la sociologia, sobreviviendo solo en posiciones
marginales. A Martineau se la recuerda como la traductora de Comte; a
UNA POLfTICA DE GÉNERO
Weber, como la criada del genio; a Webb, como la pareja de Sidney; a Addams,
como una santa secular; a Gilman, como el genio excéntrico de The Yellow La eliminaci6n de las mujeres fundadoras se explica båsicamente por 10
Wallpaper, y a las Mujeres de Chicago, como trabajadoras sociales y refor- débilde su autoridad en una cultura hecha por hombres. Se puede enten-
madoras. DuBois cita a Cooper pero la reconoce solo como «una mujer de der esa debilidad con el anålisis de c6mo una persona estå «presente» para,
color» (Washington, 1988)3. Se puede entender esta eliminaci6n en funci6n o es reconocida conscientemente por, otras personas. Desarrollamos este
de una de procesos de empoderamiento que implicaba la concesi6n o
serie anålisis a través de la reelaboraci6n feminista de la teorfa fenomen016gica
la negaci6n de la autoridad, entendida como «una forma de poder que es de Alfred Schutz (Lengermann y Niebrugge-Brantley, 1995; Schutz 1967,
una capacidad especial para conseguir, con las palabras, que se hagan las 1973; Schutz y Luckmann, 1973).
cosas » (D. Smith, 1987, p. 29). Pråcticamente todas las mujeres fundadoras
Para Schutz, la capacidad de conocer a otra persona se aprende en la situa-
fueron conscientes de la importancia de como Smith
la autoridad, asociada,
ci6n de una relaci6n cara a cara, la relaci6n esencial de la Vida humana, en
proponfa, a una habilidad para hacer cosas a través de las palabras, y enten-
la que una conciencia reconoce en otra a una persona «como ella misma».
dieron que lograrla era un problema para las mujeres4. En esta secci6n, nos
Schutz llama a esto la «orientaci6n-tå», o la relaci6n «co-actuante»5. Cuando
centramos en la autoridad como factor clave de dos polfticas intrincada-
los individuos se alejan de la relaci6n cara a cara, o co-actuante, entran en
10 que Schutz categoriza normalmente como la relaci6n «contemporånea».
Cuando ya no estån presentes ffsicamente el uno para el otro, los individuos
3 DuBois y Cooper se conocfan y él sabia perfectamente quién era ella y 10 que habia escrito, Ademås,
como sefiala Mary Helen NVashington (1988), Cooper anim6 a DuBois en algunos proyectos, incluido estån presentes en sus conciencias —se conocen— a través de constructos
uno de sus trabajos mås conocidos, Black Reconstruction; pero no hay ningån registro anålogo de Du- Una tipificaci6n se puede basar en experiencias
mentales o «tipificaciones».
Bois animando a Cooper.
mano, informaci6n procedente de conocidos comunes,
previas de primera
Addams, ya en 1881, reconoce que las mujeres necesitan adquirir «auctoritas... el derecho del orador
a hacerse ofr» (1881 p. 37). Cooper sostiene que se
, han de las mujcrcs y que ocu-
silenciado las voces
documentos producidos por otros o que hablan sobre el otro, o acciones
rrirå un cambio progresivo solo cuando «las mujeres hayan tenido una oportunidad de comprender,
dominar y hacer uso de los dogmas [del mundo]» (1892, p. 58) (véase el capitulo 5). En The Man-
Made World (1911), Gilman analiza las consecuencias de que los hombres se hayan apoderado de la
autoridad para definir las palabras y los significados. Wells-Barnett, en su anålisis del linchamiento,
5 La forma mås importante e intima de la relaci6n «de la orientaci6n tå» es la relaci6n nosotros, en la

indica explicitamente que usarå reportajes de peri6dicos de los blancos porque asi «De sus propias que dos personas en una relaci6n cara a cara son mutuamente conscientes la una de la Otra, y picnsan
bocas saldrå la condena a los asesinos » (1895, p. 15). en ella y en la Otra como «nosotros».

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologia y de la teoria social

Tabla 1.3. Breve resumen de la carrera de Addams en la Sociologfa I Ilbla 1.3. (continuaci6n)

Momento I: presencia de Addams en los cfrculos soci016gicos dominantes, 1894-1920 Monmento II: Marginaci6n de Addams en los textos masculinos de la disciplina

1894 Small y Vincent mencionan la Hull-House en An Introduction to the Study 1 921 En su Introduction to the Science of Sociology* Park y Burgess mencionan ,

clos textos de Addams, Twenty Years at Hull-House y The Spirit ofYouth and the
ofSociety.
City Streets; e incluyen Hull-House Maps and Papers en la bibliograffa.
1895 Addams participa en Hull-House Maps and Papers, un trabajo pionero de
1 922 Emory S. Bogardus menciona dos veces a Addams en A History of Social
sociologfa empirica critica: su contribuci6n se titula «The Settlement as a Factor
7hought, en el capftulo 24 «The Trend of Applied Sociology».
in the Labor Movement» y posiciona al centro social a favor de los trabajadores
1 928 En Contemporary Sociological Theory* Pitrim Sorokin menciona una vez a
,

organizados —un paso radical en 1895; Charles Zeublin, de la Universidad de


Addams.
Chicago, también contribuye en este volumen—. No se resefia en la AJS, que
no se empieza a publicar hasta marzo de 1895. Momento Ill: Se borra a Addams de los registros textuales
1896 Addams publica «A Belated Industry» en el volumen 1 de la AJS.
1937 Talcott Parsons no hace menci6n a Addams en The Structure ofSocial Action*.
1899 Addams publica «Trade Unions and Public Duty» en el volumen 4 de la
1 951 Robin Williams no menciona a Addams en American Society: A Sociological
AJS; ensefia con Kelley en el curso de verano de la Universidad de Chicago.
Interpretation.
1902 Addams publica Democracy and Social Ethics, resefiado por Henderon en el 1 935 Bogardus no incluye a Addams en la tercera edici6n de The Development of
volumen 8 de la AJS de ese mismo afio. Social Thought; igualmente, Nicholas S. Timasheff no incluye a Addams en
1905 Addams publica «Problems of Municipal Administration» en el volumen I O Sociological Theory: Its Nature and Growth, que serå un texto te6rico de referen-
de laAJS cia durante la década de los cincuenta y principios de los sesenta.
1907 Addams publica Newer Ideals of Peace, resefiado por Mead en el volumen 1 960 En 7he Origins and Types of Sociological Theory, de Don Martindale, no se

13 de laAJS de ese mismo afio. menciona a Addams.


1963 En Masters ofSociological Theory, de Lewis Coser, no menciona a Addams.
se
1908 Addams publica «Comment on an Article by John R. Commons, "Class
1966 En The Sociological Tradition* de Robert Nisbet, no , menciona a Addams.
se
Conflict in America"» en el volumen 13 de la AJS.
1970 En The Coming Crisis in Western Sociology* , de Alvin Gouldner, no se men-
1909 Addams publica The Spirit of Youth and the City Streets.
ciona a Addams.
1910 Harriet Tiomas y William James hacen una resefia de The Spirit of Youth NB: Los textos introductorios de sociologfa de los sesenta y setenta tampoco in-
and the City Streets en el volumen 15 de la AJS; Addams publica Twenty Years cluyen normalmente a Addams.
at Hull-House.
1981 En The Emergence ofSociological Iheory, de Jonathan Turner y Leonard Beeghley,
1912 Addams publica «Recreation as a Public Function in Urban Communities» no se menciona a Addams.
en el volumen 17 de laAJS. 1983 En la primera edici6n de Sociological 7heory, de George Ritzer, no se men-
1914 Addams publicaA New Conscience and an Ancient Evil, resefiado por Kelley ciona a Addams.
en el volumen 18 de laAJS; publica «A Modern Devil Baby» en el volumen 19
Momento IV: Reemergencia tentativa de Addams
1916 Addams publica 7he Long Road of Women's Memory. [1965 El historiador Christopher Lasch edita la colecci6n titulada The Social
1919 Addams presenta «Americanization» en la reuni6n anual de la ASS (publi- Thought ofJane Addams.
cado en 1920 en Papers and Proceedings ofthe American Sociological Society). 1988 Mary Jo Deegan publica Jane Addams and the Men of the Chicago School,
NB: la escasez de publicaciones de Addams en revistas soci016gicas entre 1914 y 1892-1918.
1919 se explica por su marginaci6n general en la sociedad estadounidense a
1996 Ritzer incluye a Addams en la segunda edici6n de Classical Sociology.

causa de su continua oposici6n a la Primera Guerra Mundial y a que EE. UU. Nota: Los textos marcados con un * son aquellos que Levine identifica en Visions of the So-
entrara en guerra. ciological Tradition (1995) como documentos clave para interpretar la historia de la socio-

logia y conformar el canon.

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Presentes en la creaciån. Mujcres en la historia de la sociologiay de la teoria social
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

invalidar, por la simple fuerza de caråcter, la tipificaci6n de «mujer»


que se sabe que la Otra persona ha ejecutado. Cuando una persona muere, I

ha estereotipado y subestimado en la conciencia masculina.


la que se la
se convierte en «predecesora» en el esquema de Schutz y queda aån mås su-
M,ttianne Weber cuenta como en 1893, antes de su boda con Max, su fa-
jeta a una tipificaci6n rigida y duradera. A 10 largo del tiempo, como aque-
Ilos que conocfan al individuo también mueren, se recuerda cada vez mås i i lilia la envi6 a una escuela para aprender a dirigir la casa, y ella le escribi6

al predecesor a través de artefactos —cosas que la persona hizo o escribi6, o | pedirle libros para leer. Él respondi6 con inquietud que debfa labrarse
lugar en el espacio doméstico: [M]i mente me dice... que tendrås una
cosas que otros hicieron o escribieron sobre la persona—. En una profesi6n
jsici(3n mås segura. .. si no te centras en la esfera puramente intelectual y
académica como
I

la sociologfa, los artefactos clave para tipificar a los prede-


cesores son sus textos, que se pueden convertir en parte del canon.
.. sino en un dominio de actividad pråctica... ya que. en el åm-
bito intelectual... yo tengo naturalmente mayores recursos» (Weber,
La incorporaci6n del factor género en este modelo 10 altera de forma sig-
1926/1975, pp. 186-187)6. En 1899, Kelley presion6 activamente al go-
nificativa. Como muestran muchos estudios feministas, las mujeres estån
bcrnador Elheodore Roosevelt para conseguir el puesto de New York State
presentes en la conciencia masculina en las relaciones cara a cara, no como
Inspector ofFactories (un puesto similar al que habia ocupado en Illinois).
yo-tå —yo y mi semejante— sino como yo-otro (p. ej. Anzaldåa, 1990; Ben-
IIscribi6 a Roosevelt, le envi6 copias de sus publicaciones, hizo que Lillian
jamin, 1988; Chodorow, 1978; Collins, 1990; DeBeauvoir, 1947/1963; Wald (fundadora del Settlemente Henry Street de la ciudad de Nueva York)
Keller, 1985; Lengermann y Niebrugge-Brantley, 1995; Minnich, 1990; hiciera presi6n a su favor, y logr6 que Addams fuera desde Chicago a en-
Olsen, 1972; Smith, 1987). Los colegas masculinos de las mujeres funda-
contrarse con el gobernador. Pero Roosevelt decidi6 que «el momento no
doras las vefan, a pesar de su fuerte presencia individual, a través del velo
cra el oportuno» para designar a una mujer y en su lugar design6 a un hom-
del privilegio masculino como «menos que el ser», «el ser que no era nece-
bre que, a pesar de admitir que no se ajustaba nada a los requisitos para el
sario tomar en serio» —como ellas, a las que lesfalta autoridad—. Las mujeres
puesto, también habfa estado presionando por el puesto. Roosevelt le acon-
fundadoras eran conscientes de c6mo se las consideraba en sus relaciones
sej6 que hablara con Kelley: «sabe mås sobre el cumplimiento de la legisla-
cara a cara con los hombres. Martineau sefiala, en la introducci6n de Society
ci6n de las fåbricas que cualquier hombre que conozca, y quiero que per-
in America, «me han dicho frecuentemente que ser una mujer era una des-
manezcas en contacto con ella» (Sklar, 1995, pp. 293-294). A pesar de sus
ventaja» para hacer investigaci6n social (1836/1837: I: xii). Cooper escribe
estrechos vinculos con los soci610gos hombres de la Universidad de Chicago,
sobre un encuentro con una autoridad masculina que su decisi6n de «ir a
estos marginaron el trabajo de Addams
casi desde el principio, como se
la universidad... fue recibida con la misma incredulidad y consternaci6n
muestra en la tabla 1.3. En su Introduction to the Science ofSociology, el libro
con la que se habrfa recibido a un bot6n de lat6n [de su abrigo] postulando
de texto requerido para los estudiantes de Sociologfa entre 1921 y 1940,
un nuevo método para la cuadratura del cfrculo o la trisecci6n del arco»
Park y Burgess agruparon unas 800 påginas de lecturas con aproximada-
(1892, pp. 77-78). Incluso Webb, que normalmente optaba por rechazar
mente 200 påginas con sus propios textos. Hicieron referencia a dos libros
ladiscriminaci6n de género, dedic6 unas påginas en su diario en 1889 y
de Addams pero no incorporaron ninguna lectura de ella. En el otro ex-
en su autobiograffa de 1926 a la conversaci6n que mantuvo con el profesor
tremo, habfa 43 referencias de Simmel, y se incluyeron diez lecturas suyas.
Alfred Marshall de Cambridge, que intent6 desanimarla para escribir The
Se da por hecho este contraste entre Addams y Simmel hoy porque la his-
Co-operative Movement in Great Britain (1891); Marshall le dijo: «Podria
hacer que mi mujer me leyerapor las noches un libro tuyo sobre el movimiento

cooperativo para Pasar el rato, pero no leprestaria ninguna atenciån» (la cur- 6 En su laudatoria biografia de Max, la caracteristica presentaci6n que hace Marianne Weber de sf

Siva es de ella) (Webb, 1926, p. 352). misma es de una admirable humildad. Pero de vet en cuando, como después de esta carta, afirma de
sfmisma, aqui escrito de forma crfptica, que «hizo 10 que su propia consciencia le empujaba» a hacer,
Cuando la mujer es contemporånea, un Otro viviente pero no presente di- aunque no pudo haber anticipado que «su matrimonio dependerfa algån dia. de su existencia inte-
rectamente, su demanda de autoridad se vuelve ain mås frågil, ya que no lectual independiente» (Weber 1926/1975, pp. 186-188).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologia y de la teoria social

toria de la disciplina ha ensefiado que asi es como se debian posicionar; pero I )eegan, 1988, pp. 150-151)7. De manera similar, los obituarios de Marti-
aquf, en Introduction, Park y Burgess ya establecieron dicho ranking. t jeau desdibujan, distorsionan y en definitiva borran su contribuci6n. John
Cuando una mujer fallece y se convierte en predecesora, es verdaderamente Morley, al escribir para la generaci6n que seguirfa a Martineau, concedi6

subsumida en los supuestos del patriarcado: «Los hombres bien han pro- que tenia «un buen Ojo para la realidad social», pero prefiri6 extenderse

ducido o bien han controlado el universo de ideas, imågenes y temas —las sobre su caråcter, al declarar que posefa «cualidades refinadas, que princi-
formas simb61icas del pensamiento aceptadas en general— en tanto que el
palmente se podrfan describir como masculinas», «diligencia y energia. ..

trabajoy la experiencia de las mujeres que se han incorporado a ellas 10 na sinceridad espléndida, una magnifica pasi6n por la verdad» (citado en

han hecho en los términos decididos por los hombres» (D. Smith, 1987, l)ichanick, 1980, p. 242). La alusi6n al género en la valoraci6n de Morley

p. 19). En la sociologfa académica, un elemento clave para el manteni-


ensombreci6 el destino de Martineau. Si «diligencia y energfa. .. una sin-

ceridad espléndida, una magnifica pasi6n por la verdad» son «masculinas»,


miento del predecesor es el canon, y a la mujer se la ha excluido del canon
de la sociologfa (Sprague, 1997). El lector puede hacer aqui un simple test:
qué queda para una mujer académica?8.

vuelva al listado de mujeres al principio de este capitulo y pregåntese cuån-


tas veces ha lefdo sus textos o discutido sus ideas como tema central en UNA POLfTICA DEL CONOCIMIENTO
una clase de sociologfa. La inclusi6n en el canon —o en el plan de estudios,
La marginaci6n de las mujeres fundadoras que produjo la politica de gé-
a microescala— es mås que un ejercicio de selecci6n; demanda del lector
nero se aceler6 en la comunidad soci016gica por las consecuencias de un
una orientaci6n seria de su trabajo, que debe tener la cualidad de la auto-
debate sobre el fin de la sociologfa y el rol social del soci610go, consecuen-
ridad. La importancia de esta petici6n, de que el lector oriente seriamente
cias determinadas por las relaciones profesionales de poder que se pueden
su trabajo, se muestra en un estudio clåsico que descubri6 que las respuestas
entender como politica del conocimiento. Este debate se movi6 entre po-
espontåneas de los estudiantes sobre trabajos literarios a menudo daban
siciones en un continuo que se ha descrito de formas variadas, como «la
como resultado una clasificaci6n que no coincidfa con el canon establecido.
objetividad frente al compromiso» (Furner, 1975), atemporalidad «cientf-
El autor de dicho estudio, I. A. Richards, concluy6: «Sin el control de
fica» frente a especificidad hist6rica (Ross, 1991), o «el servicio intelectual
esta. .. autoridad misteriosa y tradicional, los poetas con una reputaci6n
objetivo» frente al reformador «con un prop6sito» (M. Smith, 1994). En
consolidada cambiarfan sus posiciones muy råpida y sorprendentemente
el periodo comprendido entre 1890 y 1947, las élites académicas de la so-
en funci6n de la aprobaci6n general» (1929/1962, p. 297).
Ciologfa Ilegaron a consensuar que el rol apropiado del soci610go era el del
La marginaci6n patriarcal de las mujeres predecesoras se ilustra en los des- intelectual comprometido con el rigor cientffico, la neutralidad valorativa
tinos profesionales de Addams y Martineau. Todos los textos de teorfa so-
Cial que se citan en la tabla 1.3, todos escritos por hombres, marginan a
Addams. Este proceso también se evidencia en un largo poema que Burgess En caso de que el lector piense que la mayoria de los poemas «in memoriam» siguen esta pauta, podrfa
escribi6 a la muerte de Addams, un poema que trivializa en efecto el logro mirar, por ejemplo, el tributo dc W. H. Auden a la muerte de William Butler Yeats. Nadie esperarfa

que un te6rico social hombre fuese elogiado con el sentimentalismo que Burgess lc concedi6 a Addams.
intelectual de Addams al enfatizar su «espfritu» maternal: «Jane Addams,
8 Aparentemente, 10 que le qucda es ser traductora de los hombres. Park y Burgess, en Introduction to
madre de los pobres y desperanzados, / Y de toda la humanidad;. / Gran the Science of Sociology, empiezan citando una traducci6n de Comte hecha por Martineau (se afiadc
vecina / De los pobres, raramente agraciados por la compasi6n,. .. La mi- / una referencia a ella en una nota a pie). Dicen de Comte: «Por supuesto que Comte no cre6 la socio-
logia. Sf que le dio un nombre, un programa y un lugar entre las ciencias» (Park y Burgess 1921 p. 1).
,

rada de los nifios en tus Ojos, compasi6n / Por la inhumanidad del hombre Aun cuando esa afirmaci6n seguramente se puede hacer, Park y Burgess podrian haber mirado a Mar-
hacia el hombre;. .. / Tu espiritu permanece para bendecir nuestro pensa- tineau con la misma facilidad y haber escrito «Por supuesto que Martineau no cre6 la sociologfa. Us6
el nombre ya en 1837 y lc dio un programa, un lugar entre las ciencias y un prop6sito para la sociedad»
miento y trabajo.. (las 93 lineas completas de este poema aparecen en
(Véanse Hill, 1989, Hoecker-Drysdale, 1992 y el capitulo 2 en este texto).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologia y de la teoria social

y la abstracci6n formal. Este consenso deslegitimiz6 el trabajo de las mu- i;ll. [LJa sociologfa es la ciencia abstracta de la experiencia humana y de
jeres fundadoras y el de muchos hombres que practicaban este posiciona- 1.1 naturaleza humana» (1921, pp. 42-43). En 1947, en
quincuagésimo el
miento alternativo de una sociologfa critica y activista de defensa. (Se pue- .tniversario de la AJS, el entonces editor Louis Wirth consolid6 el cambio
den hallar aspectos de la historia de esta politica en la sociologfa americana hacia la excelencia técnica, la abstracci6n y la neutralidad valorativa. Des-
en Bannister, 1987; Diner, 1980; Furner, 1975; Halliday y Janowitz, 1992; una sociologfa que empez6 con «las migajas que caian de la mesa
Kuklick, 1973; Lemert, 1995; Lengermann, 1979; Donald Levine, 1995; (lc... disciplinas académicas mejor establecidas,. .. con temas tales como la
Rosenberg, 1982; Ross, 1991; Silva y Slaughter, 1989; M. Smith, 1994; pobreza, la delincuencia y el crimen, la locura, el matrimonio y el divorcio,
Turner y Turner, 1990 y Wilner, 1985). los suburbios y otras patologias, ademås de temas como la comunidad, los

Podemos seguir el rastro de la emergencia de este consenso a través de cua- IIITIPOS de voluntarios, las clases y las razas» (Wirth, 1947, p. 276). Infrava-
tro trabajos representativos de hombres fundadores de la sociologfa acadé- lor6 a muchos soci610gos anteriores tildåndolos de «trabajadores sociales,

mica. En 1895, en el articulo principal del primer nåmero de la AJS, el tc•formadores sociales, profetas sociales y criticos sociales que, a falta de
editor Albion Small adopt6 una posici6n intermedia en este debate, ins- otro refugio académico, se habfan identificado con la ciencia adolescente

tando al conocimiento cientffico al tiempo que respaldaba un prop6sito (le la sociologia» (Wirth, 1947, p. 273). El ensayo de Wirth es importante

pråctico para la nueva revista y para la sociologfa: «ningün tema que sea porque es båsicamente irreflexivo; asume que cualquiera que leyera la AJS

de interés para los hombres queda fuera de la atenci6n de la sociologfa»; en 1947 compartia su punto de vista.

los autores debfan ser «hombres y mujeres que refinan materiales de la fi- Pero cada una de las mujeres fundadoras habfa definido como problemas
losoffa social desde las fuentes mås diversas»; los contenidos podfan ir desde principales los temas que Wirth infravalor6: pobreza, clase y raza, es decir,
la «metodologfa» hasta la «mejora social», pasando por las «condiciones so- desigualdad social; cuestiones de género como el matrimonio y el divorcio;
ciales»; y el prop6sito era aumentar la comprensi6n de la gente de manera y las formas en que funcionaban las comunidades y los grupos de volunta-
que se pudieran formar «combinaciones mås efectivas para la promoci6n rios. Y muchos soci610gos hombres habfan compartido esta preocupaci6n9.
del bienestar general» (Small, 1895, p. 14). Pero en 1916, en el nåmero
La principal explicaci6n para el creciente énfasis por la excelencia cientifica
correspondiente al vigésimo aniversario, Small defendi6 el gran desplaza-
era el desplazamiento de la sociologfa hacia la universidad como su «legftimo»
miento que se habfa producido en la sociologfa académica durante décadas
emplazamiento de trabajo, un desplazamiento que era parte de su båsqueda
desde la reforma social hacia la investigaci6n pura y el reconocimiento aca-
de autoridad profesional, estatus social y seguridad laboral y salarial. Se abrie-
démico. En Ia comunidad soci016gica estaba «creciendo la insatisfacci6n
ron muchos lugares potenciales de trabajo soci016gico en los afios noventa
por las maneras en que. .. los hombres estaban procediendo... en interés
del s. XIX —agencias de servicios sociales, grupos de investigaci6n y de disefio
de la mejora social» como «enriquecidas y alegres viudas sociales de ambos
de politicas, centros sociales, organizaciones laborales, religiosas y politicas,
sexos que pensaban que resolvfan problemas sociales mientras bebfan una
y variados grupos de presi6n progresistas—. La historia de las ciencias sociales
taza de té». Ahora se crefa que la reputaci6n académica de la sociologfa de-
y de la sociologfa a menudo pasa por alto estas posibilidades, en parte debido
pendfa del rigor que [los soci610gos] mantengan el recono-
cientffico: «El
a que no se tiene en cuenta el trabajo de las mujeres fundadoras durante este
cimiento académico que han ganado dependerå de si se vuelven al menos
tan cientificos como sus colegas mås responsables» (Small, 1916, pp. 768;
861-63). En 1921, Park y Burgess, en su texto definitivo Introduction to
De hecho, incluso en los afios veinte del siglo xx, Park y Burgess y los estudiantes a quienes ensefia-
the Science ofSociology, describieron la sociologfa como un proyecto de in- ban no practicaron sus declaradas metas de abstracci6n, sino que continuaron con una ciencia social

y pura: «una ciencia fundamental... no


vestigaci6n cientffica generalizada que tenia un parecido sorprendente a gran parte del trabajo realizado por las mujeres fundadoras de
la Escuela de Chicago, por su interés por describir la Vida urbana, la etnicidad, la pobreza y la desviaci6n
un mero compendio de programas e intervenciones para el bienestar so- en estudios de caso especificos, enmarcados en la mapificaci6n regional de las funciones sociales.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciön. Mnjeres en la historia de la sociologia y de la teoria social

periodo y en parte porque los propios historiadores escriben desde una po- 1 995; M. Smith, 1994). Por ejemplo, después de haber Sido despedido de
sici6n académica y, por tanto, la favorecen. No obstante, la educaci6n supe- la Universidad de Cornell por haber apoyado abiertamente a los trabaja-
rior era una industria indiscutiblemente creciente, con un 2% de matricula- (lores en la Masacre de Haymarket (1886), Adams aconsej6 a sus colegas
dos de todas las personas en edad universitaria en 1890 y un 150/0 hacia 1940 cientfficos sociales que «evitaran temas controvertidos y se convirtieran en
(Ross, 1991, p. 161). El efecto de esta expansi6n se multiplic6 porque la po- técnicos expertos al servicio de los legisladores o las comisiones regulato-
blaci6n de EE. UU. en ese periodo se dob16. En este contexto de trabajo, la rias» (M. Smith, 1994, p. 23). El economista Edward Bemis, después de
sociologia americana se defini6 a sf misma «como una disciplina académica ser despedido de la Universidad de Chicago y del Kansas State Agricultural
aut6noma [con] un éxito fantåstico» (Oberschall, 1972, p. 187), y pas6 de College, obtuvo un puesto gracias a un alcalde reformista de Cleveland y
cuatro instructores que daban clases en 1880 a 225 instructores y 59 depar- desarr0116 un modelo de abastecimiento de agua para la ciudad (Campbell,
tamentos hacia 1900 (Morgan, 1983, p. 43), y a que «casi cualquier univer- 1988). Dentro de la cultura académica, estas presiones se reformularon
sidad y universidad de primer cic1010 tenga un departamento independiente para dar lugar a un conjunto de criterios a los que los soci610gos académi-
de sociologia» en 1947 (Wirth, 1947, p. 279). cos se tenian que adaptar para lograr la legitimidad académica: una temå-
(ica distinta de la de otras disciplinas, una excelencia basada en la neutra-
Asegurar y expandir este contexto de trabajo signific6 que la comunidad
Iidad valorativa, una ret6rica consistente con el decoro académico, un
soci016gica se convirtiera en permeable a las expectativas académicas y a
protocolo rutinario para hacer que los nuevos miembros se acreditaran, un
los acuerdos de poder. La universidad, ya fuese privada o pfiblica, dependfa
cuerpo establecido de literatura —un canon— a través del cual se socializaran
del apoyo econ6mico de corporaciones poderosas y de grupos guberna-
mentales alineados con el capitalismo. Ante estas circunstancias, las admi-
los nuevos miembros y un respeto hacia la jerarqufa académica y las publi-
nistraciones de las universidades, los académicos con experiencia y las fun- caciones profesionales (Furner, 1975; Donald Levine, 1995; Minnich,

daciones de investigaci6n normalmente se afanaban en distanciar a los 1990; D. Smith, 1987, 1990, Stinchcombe, 1982).

departamentos y las escuelas de las polfticas de los agitadores. Incluso en Este entorno de trabajo académico hizo del todo imposible que las mujeres
medio de la reforma progresista, el profesor de economfa Richard T. Ely interactuaran con los hombres como profesionales del mismo nivel en las

dijo que el presidente Harper de la Universidad de Chicago habfa mani- relaciones cara a cara. Entre 1890 y 1940, en todas las disciplinas las mu-
festado que «EI movimiento de los trabajadores puede ser correcto, pero jeres constituyeron de media una cuarta parte de los académicos (Bernard,
nosotros conseguimos nuestro dinero de las corporaciones y yo estoy con 1964; Carter, 1981; Morgan, 1978; Misra, Kennelly y Karides, 1997). Esta
los capitalistas en todo momento» (citado en Sklar, 1955, p. 295). Muchas proporci6n sobreestima la presencia de las mujeres en la sociologfa acadé-
universidades se deshicieron o presionaron a sus miembros mås radicales, mica ya que incluye a las académicas de las universidades femeninos de
incluyendo a los cientfficos sociales Henry Carter Adams, Edward W. primer ciclo; incluye a las académicas de las «disciplinas de mujeres» como
Bemis, John R. Commons, Richard T. Ely, E. A. Ross, W. I. Thomas y la economfa doméstica, y la biblioteconomfa; y no distingue
la educaci6n,

%orstein Veblen (Deegan, 1988; Fitzpatrick, 1990; Ross, 1991; Sklar, entre los puestos a tiempo completo y las vacantes a tiempo parcial, no
numerarias, de bajo rango, o mal pagadas, que las mujeres cubrian nor-
malmentell. Durante este periodo, en la profesi6n en su conjunto, ninguna
10 N. de la T. El término que se usa en inglés original cs que normalmente se diferencia de
college,

university cn la Oferta de estudios en cuanto a extensi6n de los programas y variedad dc los mismos
(los colleges ofrecen hasta un måximo de cuatro afios dc cstudio, pudiéndose obtener como måximo

el titulo de grado), y a menudo estån mås orientados a carreras profesionalcs dc caråctcr mås pråctico, It No obstantc, cstas cifras podrfan incluir a MacLean, confinada durante gran parte de su carrera en
ademås de ser mås pequefios en ntåmero de alumnos. Puede ocurrir que la propia universidad contenga la Chicago's Extension School, y a Edith Abbott, quicn cn temporadas fue empleada solo como profesora
colleges. En este texto se ha optado por traducir en general como universidad de primer ciclo. En oca- dc Estadfstica social en el departamento de Sociologia de la Universidad de Chicago (como también Ad-
siones, si la distinci6n no es relevante, se deja simplemente universidad. dams y Kelley, quienes ensefiaron juntas durantc un curso de verano de sociologia en la universidad).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologia y de la teoria social

mujer tuvo un puesto de categorfa en ninguno de los principales departa- ccspuesta (Wilner, 1985), asf como la expansi6n de la sociologfa esta-

mentos de Sociologia, no se design6 a ninguna mujer como presidenta de I ica con William Ogburn en la Universidad de Chicago (Bannister, 1987),
la American Sociological Society, y los articulos escritos por mujeres acepta- I I alyajo realizado por H. L. Henderson en Harvard para Ilevar la sociologfa
dos para su publicaci6n en las principales revistas, la American Journal of ot ras ciencias sociales hacia la pråctica de la excelencia técnica (Buxton y
Sociology y la American Sociological Review, supusieron menos del diez por I i liner, 1992), el movimiento en la ASS dirigido por L. L. Bernard para rei-
ciento de todos los artfculos publicados (Hughes, 1975) 12. v I icar una sociologfa completamente cientffica (Bannister, 1987) y la cre-
La tendencia hacia el cientificismo en las ciencias sociales posicionadas aca- tente poblaci6n de soci610gos que trabaj6 para el gobierno federal en Was-
démicamente se ha ralentizado o redirigido en ocasiones en épocas refor- hington durante los afios treinta (Lengermann, 1979).
mistas en la sociedad en general. Una de esas épocas ayud6 a hacer posible A noediados de la década de 1930-1939, la narrativa soci016gica habfa ex-
la producci6n soci016gica de las mujeres fundadoras —el movimiento pro- I jctimentado una importante remodelaci6n que margin6 a muchos hom-
1890 y 1915 que siguieron los trabajadores, grupos
gresista liberal entre I pensadores y complet6 la eliminaci6n de las mujeres fundadoras. Esta
de inmigrantes, afroamericanos, un sector educado de la clase media, y los ctnodelaci6n de la cr6nica intelectual soci016gica legitimiz6 la combina-
movimientos de las mujeres de la primera oleada feminista (véase la tabla ibn de la teoria estructural funcionalista y la investigaci6n por encuestas
1.2)—. Otro momento similar ocurri6 en las décadas de los sesenta y los
desarrollaron Talcott Parsons en Harvard y Robert Merton y Paul La-
setenta del siglo XX por el impacto del movimiento pro derechos civiles de zarsfeld en Columbia, una combinaci6n que ofrecfa una teorfa y una me-
los afroamericanos, el movimiento antiguerra de Vietnam y el movimiento Rlologfa formales, neutrales valorativamente y universales para el estudio
de la segunda oleada feminista. Pero en su mayorfa, el conservadurismo
(le la sociedad. En su trabajo de referencia, Tye Structure of Social Action
general de la sociedad y de la politica americana incentiv6 la tendencia
( 1 973), Parsons defendi6 la convergencia natural hacia una definici6n de
hacia el cientificismo en la sociologfa académica. La aparente anomalfa en la sociologfa como el estudio del consenso y del orden en el sistema social
este vfnculo entre el conservadurismo social y el cientificismo profesional
tl na convergencia cuyo Origen se sitåa en los trabajos de cuatro pensadores
es, por supuesto, la década de 1930, un periodo de crisis econ6mica, mi-
(lesvinculados hist6ricamente, Durkheim en Francia, Max Weber en Ale-
litancia de los trabajadores, oposici6n al capitalismo y compromiso de re- nvania, Vilfredo Pareto en Italia y Alfred Marshall en Gran Bretafia—. En
forma del gobierno nacional —un compromiso que Franklin Roosevelt ex-
921 Park y Burgess habfan hecho cada uno tres menciones irrelevantes a
1 ,

pres6 en su campafia presidencial de 1932 como: «EI pais necesita y, a


Weber y Marshall (båsicamente a ninguno le fue mejor que a Addams),
menos que me equivoque en su caråcter, el pais demanda una experimen-
n nguna menci6n a Pareto, y solo habfan prestado una atenci6n moderada
i

taci6n valiente y persistente»—. Esta afirmaci6n podrfa haber parecido una


Durkheim; sus figuras principales —atendiendo a las referencias, lecturas
llamada a la sociologfa activista; y de hecho muchos programas del New
y extendida presencia en sus obras— habfan Sido Simmel, el propio Park,
Deal (Pacto Social) habfan Sido defendidos anteriormente por las mujeres
W. I. Thomas, Small, Spencer, Charles Horton Cooley y Charles Darwin.
fundadoras (véanse capftulos 3 y 7). Pero, en Ifneas generales, la sociologfa

académica ofreci6 10 que se le pidi6 que proporcionase —experiencia técnica I cuestiones emergen de este retrato general de la politica del conoci-

en la evaluaci6n e implementaci6n de las polfticas de Pacto Social—. La falta miento en la sociologia. En primer lugar, el canon operativo en la sociologfa

de textos criticos en Ias principales revistas soci016gicas es una prueba de jnoderna es un constructo social, no una evoluci6n natural. En segundo
lugar, su configuraci6n legitima un patr6n en la sociologfa que solo se con-
cibe por la marginaci6n previa de las mujeres fundadoras. No se podrfa
Los datos para 1925-45 proceden de Hughes 1975; los datos para 1895-1924 son nuestros propios
12
buscar entre los fundadores y referentes a Martineau, Addams, Gilman,
recuentos. El finico volumen an6malo volumen 14 de laAJS de 1908-9, cn el que 11 de los 52
es el

articulos publicados los escribieron mujeres, aproximadamente un veinte por ciento del total. Cooper, Wells-Barnett, Marianne Weber, Webb o a las Mujeres de Chicago

44 45
Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologia y de la teoria social
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

y asegurar una definici6n de la sociologfa que enfatizara el consenso social


Addams se centra c6mo las personas compaginan la conducta ética y
en
los intereses materiales, c6mo los soci610gos pueden estudiar esta compa-
por encima de la desigualdad social, el anålisis distante por encima de la

implicaci6n activista, y la abstracci6n sobre la critica.


ginaci6n a través de la participaci6n empåtica en las vidas de los desempo-
derados y a través del anålisis de Ias tendencias sociales, y c6mo la sociedad
americana de su tiempo puede Ilegar a ser una «democracia socializada».
HACIENDO REGRESAR A LAS MUJERES
Gilman crea una teoria critica formal que relaciona los hechos determi-
Los pr6ximos capftulos exploran las vidas, el trabajo y la importancia de las nantes de la Vida social (conciencia, trabajo y género) y que muestra
mujeres fundadoras de la sociologia. Cada capitulo es una unidad indepen- c6mo la desigualdad de género («la relaci6n sexo-econ6mica») corrompe
diente y se puede leer en el orden que el lector escoja. Nuestro orden se gufa el potencial humano para pensar y trabajar de forma cooperativa, pro-

por tres objetivos: empezar con Martineau (capitulo 2) como miembro de duciendo una «cultura androcéntrica» en lugar de una humana. Desa-
la generaci6n de soci610gos fundadores; concluir con las Mujeres de Chicago rrolla un programa detallado para lograr la igualdad de género.
y Webb (capftulos 7y 8) como representantes de la tradici6n empirica; y Cooper y Wells-Barnett formulan una sociologfa desde el punto de vista
presentar a las otras pensadoras en el orden en que pudieron haber tenido de los desempoderados, usando la combinaci6n de raza y género como
una reputaci6n mås conocida y haber Sido mås accesibles a través de trabajos
una doble lente a través de la que descubrir las pråcticas sociales de «do-
disponibles para un estudio mås profundo: Addams (capitulo 3), Gilman minaci6n» y los principios de una sociedad basada en la «justicia» social.
(capitulo 4), Cooper y Wells-Barnett (capitulo 5) y Weber (capftulo 6).
Weber describe el mundo social desde el punto de vista de las mujeres,
Comenzamos cada capftulo con un esbozo biogråfico, yaque todo cono- empleando la experiencia de las mismas en cuanto a «autoridad y auto-
cimiento se sitfia en una localizaci6n cultural concreta, a partir de la que
nomfa», «trabajo» y «cultura» para criticar tanto el mundo presente
los soci610gos desarrollan sus teorfas (McCarthy, 1996). Mientras que las
como la comprensi6n masculina universalizada de ese mundo.
vidas de loshombres fundadores son parte de la historia y la leyenda de la
Las Mujeres de Chicago usan la investigaci6n social para apoyar su teorfa
profesi6n, y de forma casi irreflexiva enmarcan el estudio de sus teorfas,
de que hay un «interés pfiblico» en el disefio de politicas sociales que
las vidas de las mujeres no son tan conocidas. Estas biografias son necesarias
mejoren la situaci6n de categorias especfficas de desempoderados (in-
para permitir al lector localizar a las mujeres fundadoras en la historia y la
migrantes, clase trabajadora, nifios, mujeres y afroamericanos).
sociedad. Las propias mujeres fueron conscientes de su situaci6n, y dejaron
a menudo documentos autobiogråficos significativos, como en el caso de Webb busca solucionar el problema de la «pobreza entre los ricos» a través
Martineau, Addams, Gilman, Cooper, Wells-Barnett, Weber, Webb, Kelley, del uso de «la investigaci6n social para orientar las polfticas pfiblicas».

Breckinridge, Talbot y MacLean. Concluimos el anålisis de cada capitulo con una discusi6n sobre la relaci6n

A continuaci6n analizamos las teorfas, resumiendo sus supuestos subya- entre la te6rica o te6ricas con el canon establecido y con el paradigma femi-
centes, explicando sus temas principales y presentando el vocabulario clave: nista contemporåneo. Cada capitulo proporciona después textos seleccio-
nados de la te6rica o te6ricas estudiadas.
El proyecto de Martineau es desarrollar un método para estudiar la rela-

ci6n entre la «moral» y las «costumbres» de una sociedad a través de in- Como muestra el resumen anterior de los temas, las mujeres fundadoras

dicadores sociales, «los OBJETOS», que miden los niveles de libertad y crearon toda una gama de teorfas. Pero todas esas teorfas comparten un
de dominaci6n, y que ella cree que se muestran mejor en el tratamiento compromiso moral con la idea de que la sociologfa deberfa y podrfa trabajar

con los grupos desempoderados (mujeres, pobres, minorfas raciales, nifios


para aliviar el dafio humano producido socialmente. El deber ético del so-
ci610go es buscar conocimiento cientffico fundamentado, rechazar hacer
y discapacitados).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Presentes en la creaciån. Mujeres en la historia de la sociologiay de la teoria social

de ese conocimiento un fin en sf mismo, hablar por los desempoderados, las dinåmicas internas de la profesi6n soci016gica. Dentro de la sociologfa,

y defender la reforma social. Este sentido de finalidad moral no deberfa cs la acci6n feminista colectiva la que hace posible la recuperaci6n de las

malinterpretarse como un remanente en las ciencias sociales de las «virtudes jnujeres fundadoras: la emergencia de Sociologists for Women in Society en
femeninas» del siglo XIX, descritas en la historia social americana como «el 1 971, la creaci6n de la secci6n de la ASA sobre mujer y género en 1972, el

culto de la nueva femineidad» (p. ej., Welter, 1966/1973). Ya que en as- establecimiento de Gender & Society en 1986 y la organizaci6n de la secci6n
pectos clave la sociologia de las mujeres fundadoras se gufa por reglas si-
de laASA sobre Raza, Clase y Género en 1996. Un movimiento hacia una
milares a las de las académicas feministas contemporåneas, para las que la historia mås inclusiva, sin embargo, necesita mås que buena voluntad.
teorfa y la investigaci6n deberfan tener una base empirica y empoderar a Debe basarse en una movilizaci6n continua de aquellos excluidos, una mo-
los desempoderados, la correcta relaci6n entre investigador y sujeto es la vilizaci6n que cree la posibilidad de diålogo entre iguales empoderados
del reconocimiento mutuo, el te6rico social deberfa monitorizarse a sf (Collins, 1996). A1 hablar de los logros de las mujeres en la sociedad con-
mismo de forma reflexiva como un actor ubicado socialmente, y el anålisis temporånea, las soci610gas feministas «advierten del peligro de pasar por

social se deberfa construir desde relatos contextualizados hacia una teorfa alto. .. que tales éxitos [son] el resultado de la acci6n feminista. Es fåcil de

general y critica de la sociedad (Benjamin, 1988; Collins, 1990; Fonow y olvidar» (Ferree y Hess, 1985, en Roby, 1992, p. 20). La historia que se des-
Cook, 1995; Mies, 1983; Reinharz, 1983, 1992; Haraway, 1988). pliega en los siguientes capitulos demuestra hasta qué punto son tenues
dichos logros, hasta qué punto son implacables las fuerzas de exclusi6n y,
A1 elegir declarar que estas mujeres son parte de nuestra tradici6n como
sobre todo, lofåcil que es olvidar.
soci610gos, reafirmamos que la sociologfa es una disciplina que ha hablado
directamente en la historia y ha presionado para actuar sobre los problemas
mås inmediatos que confronta cualquier sociedad en la que se practica. La
importancia de la reincorporaci6n de estas ideas es doble. En primer lugar,
nos muestra que las ideas de la sociologfa feminista contemporånea tiene
una ilustre, larga y genuina tradici6n en la disciplina. En segundo lugar,
nos enfrenta a un problema en el coraz6n de la disciplina: la tensi6n entre
los principios y pråcticas exclusivas e inclusivas. Estos temas son sujeto del
epilogo de este libro.

El presente volumen no es un triunfo de la verdad en sf misma, aunque


pensamos que representa una verdad sobre la historia de la sociologfa y de
y contribuye de manera importante a la comprensi6n de
la teorfa social

nuestra herencia como soci610gos y te6ricos sociales. Los mismos procesos


que operaron para excluir a las mujeres, el funcionamiento conjunto de
una politica de género y una politica del conocimiento, operan ahora para
hacer posible su resurgir. Los soci610gos estån redescubriendo a las mujeres
fundadoras debido a un movimiento social mucho mås amplio dirigido
hacia una mayor inclusi6n —especialmente el movimiento global feminista
de la segunda y, ahora, tercera oleada, junto con la movilizaci6n de personas
de color y de gais y lesbianas—. Este reajuste de poder social afecta ahora a

48 49
2. HARRIET MARTINEAU
(1802-1876).
Los INICIOS DE UNA CIENCIA
DE LA SOCIEDAD
ANTECEDENTES BIOGRÅFICOS

arriet Martineau naci6 en Norwich, Inglaterra, el 12 de junio de


1802, y murid el 27 de junio de 1876 en Ambleside, en Elhe Knoll,
la casa que ella misma habfa disefiado y construido en el Lake
District, en Inglaterra, con el dinero que habfa ganado como reputada
mujer de letras en Gran Bretafia. Habfa cumplido la promesa que se habfa
hecho a sf misma en su 270 cumpleafios, cuando se enfrent6 a la elecci6n
de ganarse la Vida con una aguja o con una pluma, siendo la costura la
fuente de ingresos mås segura: «No poco comunes,
creo que posea talentos
y no tengo un åpice de genio; pero dadas que me han
las circunstancias

Ilevado a pensar de forma mås rigurosa y a leer mås extensamente que otras
mujeres, creo que puedo escribir sobre cuestiones de interés universal para

informar a algunas mentes y agitar otras» (Martineau, 1877, Ill, p. 33).


Escribi6 con éxito sobre diversas disciplinas (sociologfa, literatura, literatura
infantil, historia y cr6nica politica).

Estableci6 sus ideas fundacionales sobre la naturaleza de la sociedad y las


reglas del método soci016gico en la década de 1830-1839, principalmente
en dos trabajos fntimamente relacionados, Society in America (1836) y How
to Observe Morals and Manners (1838b). En su esbozo biogråfico nos cen-

tramos en el camino intelectual y personal que la condujo al proyecto de


fundar una ciencia de la sociedad; después hacemos un breve resumen del
resto de su carrera, enfatizando su trabajo continuado en la sociologfa. Las
fuentes de nuestro esbozo bibliogråfico son la autobiograffa remarcable-
mente vfvida de Martineau, Autobiography (1877); el estudio erudito, me-
ditado y ameno de Susan Hoecker-Drysdale, Harriet Martineau: First Woman
Sociologist (1992); la excelente introducci6n de Michael R. Hill a la tan ne-
cesaria reedici6n de How to Observe Morals and Manners (1838/ 1989); y los
estudios sobre Martineau realizados desde otras disciplinas por Pichanick
(1980), Robert K. Webb (1960) y Yates (1985).

53
Patricia M, Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

FUNDACIÖN DE UNA CIENCIA DE LA SOCIEDAD ci6n estuvo afectado por las condicio-
nes particulares del trabajo de su padre
Tres hechos biogråficos son cruciales en el desarrollo de Martineau como
como capitalista a pequefia escala.
soci610ga: (1) una infancia marcada por las convicciones unitarias, por los
Thomas Martineau trabaj6 duro su-
intereses comerciales de una familia de clase media y por su infelicidad
pervisando personalmente a sus traba-
personal causada en parte por una progresiva pérdida de audici6n; (2) una
jadores, un fabricante cuya prosperi-
serie de crisis a finales de los afios veinte que interrumpieron —o la resca-
dad estuvo ligada al bienestar de sus
taron de— una Vida convencional y le permitieron disefiar su propia Vida;
trabajadores, y un hombre de negocios
(3) su convicci6n de que debfa usar su talento para escribir al servicio de
sobrecargado por los impuestos y por
la sociedad como educadora påblica.
las regulaciones gubernamentales. Pero
Infancia. Martineau creci6 en un ambiente que promovfa la defensa de las este modo de fabricaci6n, basado en la

ideas propias con independencia de las consecuencias sociales, fue capaz coordinaci6n de artesanos cualificados
de expresar esas opiniones claramente con argumentos racionales, y busc6 y semicualificados, fue reemplazado
a través de una reflexi6n férrea c6mo conjugar el propio comportamiento durante su Vida por una industria al-
con los principios trascendentales que gobernaban el universo. Por tanto, tamente mecanizada e impulsada por
desde su infancia, se interes6 por la bisqueda de esos principios —el natural, Harriet Martineau måquinas de vapor en Yorkshire y las
el social y el ético— que configuran el mundo. Midlands britånicas. Esta «revoluci6n
industrial» transform6 las relaciones propietario-trabajadores de una manera
Fue la sexta de ocho nifios nacidos de Thomas y Elizabeth (Rankin) Mar-
que Harriet Martineau no siempre comprendi6 completamente —incluso a
tineau en Norwich, una pr6spera ciudad industrial con una cultura inte-
pesar de que esta revoluci6n industrial, hacia 1820, habfa acabado con el
lectual centrada en la tradici6n inglesa disidente. Los disidentes pertenecfan
negocio familiar y la prosperidad de la mayorfa de Norwich (Webb, 1960)—
al grupo de sectas protestantes —baptistas, metodistas, quakers, presbite-
Estas experiencias hicieron que la «economfa politica», como se conocfa en-
rianos y unitarios— que rechazaron aceptar el anglicanismo, la religi6n es-
tonces a la ciencia emergente de la economfa, se convirtiera en un tema
tatal de Gran Bretafia, y que tuvieron prohibidos algunos derechos civiles
principal de debate en su familia, un tema por donde empez6 a escribir so-
como votar y acceder a la universidad. Los Martineau eran unitarios, una
bre la ciencia social.
secta particularmente intelectual que restaba importancia al significado de
un Dios personal, y se centraba en cambio en el deber humano de buscar Los Martineau, por tanto, se hallaban fuera de la clase dirigente en dos
y vivir segån los principios con los que Dios orden6 el mundo. Los unita- sentidos: eran pequefios fabricantes en un poder politico
pais en el que el

rios enfatizaban la educaci6n y pretendfan una mayor educaci6n para sus todavfa pertenecfa a la nobleza terrateniente y eran disidentes de la iglesia

hijas de 10 que era comån en la sociedad britånica. Martineau fue princi- establecida, que ejercfa poder politico y pretendfa mantenerlo. Este posi-
palmcntc educada en casa, aunque tuvo algunas experiencias de escolari-
cionamiento social hizo que fuesen, como la mayorfa de unitarios, politi-
zaci6n en contextos mås formales; pero como todas las mujeres de su época, camente progresistas mås que revolucionarios: tenfan mucho que ganar de
y aunque le pesara toda su Vida, tuvo prohibido el acceso a la universidad. lareforma pero incluso mås que perder de la revoluci6n. Desde esta tibia
posici6n, los unitarios respondieron a los argumentos intelectuales de las
Su padre, Thomas, fue un fabricante de tejidos, que proporcion6 a su familia
revoluciones americana y francesa, buscaron la reforma politica en Gran
un estilo de Vida c6modo y cultivado de clase media. El sentido que Harriet
Bretafiay trabajaron por los derechos de otros grupos oprimidos, particu-
Martineau le dio a la clase capitalista o poseedora de los medios de produc-
larmente por la abolici6n de la esclavitud en el Imperio Britånico.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

Martineau, seguin su propio relato, enfermaba frecuentemente cuando era los6ficos con los que contribufa en el Monthly Repository. El editor de la

nifia y era a la vez tfmida y obstinada. Harriet interpret6 que estopudo tevista le ofreci6 15 libras al afio y ella empez6 a escribir prolificamente.

haber producido cierto distanciamiento afectivo de su madre —o pudo ser I 'In 1830, afio excepcional, complet6 52 artfculos para el Repository, mås
simplemente que la Sra. Martineau estaba demasiado absorta en la gesti6n (l na novela, un libro sobre historia religiosa y ensayos para tres certåmenes
de un hogar grande—. La Vida de Martineau se complic6 aån mås por la financiados por la Unitarian Association.
pérdida seria y permanente de la mayorfa de su audici6n cuando tenia 12
I 'In 1831 , durante una visita a Dublin financiada por un premio en efectivo
afios, una discapacidad que parece que su familia no reconoci6 inmedia- Cle los unitarios, Martineau tuvo la idea de lanzarse definitivamente a la lite-
tamente —no consigui6 su apreciada trompetilla para el ofdo hasta 1820. ratura inglesa y al mundo politico de su momento, con la convicci6n de que
Su consuelo mås profundo mientras crecfa 10 ha116 en la lectura, el estudio
el pfiblico lector estaba preparado para una serie de cuentos cortos que ilus-
y la escritura. Durante toda su Vida, Martineau desarr0116 el håbito del au-
1 raran los principios de la economia politica. Tras mucho esfuerzo, logr6 fi-
toaprendizaje disciplinado y de la escritura, reflejos de los valores del uni-
nalmente interesar a un editor, pero las condiciones eran muy severas: tenia
tarismo, la admiraci6n de su familia por la erudici6n,y la tregua del estrés que conseguir 500 subscripciones de antemano; el editor se Ilevarfa la mitad
diario que le producfa ser auditivamente discapacitada. Su primera publi-
de los beneficios, podia cancelar el acuerdo después de cinco volåmenes, y
caci6n fue un ensayo an6nimo de 1822, «Female Writers on Practical Di- se tenian que vender mil copias de los dos primeros volåmenes en dos se-
vinity», en Monthly Repository, que recibi6
la revista unitaria los elogios de manas. Los primeros volåmenes de ofPolitical Economy se pu-
Illustrations
su familia incluso antes de que conocieran su autorfa. blicaron en 1832, y las series fueron un contundente éxito de ventas. Escri-
Crisis y cambio. El curso de la Vida de Martineau se vio dramåticamente biendo Illustrations, Martineau sac6 25 volfimenes en 24 meses; en cada
afectado por dos acontecimientos en la década de 1820-1829: el declive volumen de aproximadamente 33.000 palabras se narraba una historia que
de la fortuna familiar y la ruptura de su compromiso matrimonial. Con el ensefiaba los principios de la politica econ6mica, que se resumfan al final, y
comienzo de la crisis econ6mica a escala nacional en 1824, el negocio textil se public6 en versi6n de bolsillo para que fuese mås manejable. Hacia 1834,
de los Martineau sufri6 una constante caida, que se aceler6 con la muerte la serie se vendfa al ritmo frenético de «10.000 ejemplares por mes, que se
de su padre en 1826; el negocio quebr6 por completo en 1829. (La espe- puede comparar con las ventas de otros autores bien conocidos en aquel pe-

culaci6n financiera caus6 la crisis econ6mica, y durante toda su Vida Mar- riodo: se vendieron 3.000 copias de Principles, de J. S. Mills, en cuatro afios;
tineau se opuso a este tipo de inversiones capitalistas). Durante este mismo de las novelas de Dickens, que primero salieron en serie, se vendieron 2.000
periodo, Martineau, con muchas reservas, se comprometi6 con un pastor 0 3.000 copias y se consideraron muy exitosas;... Parece que super6 en ventas
unitario psic016gicamente inestable. A juicio de Hoecker-Drysdale, parece a casi todo el mundo» (Hoecker-Drysdale, 1992, pp. 33-34).

que se comprometi6 mås por convencionalismo que por afecto. Cuando Interpretando su propia Vida hasta ese momento, Martineau consideraba
él cay6 en la locura, la respuesta de Martineau fue de alivio; rehus6 visitarlo, que cambios de los afios 20 —la pérdida de dinero y el
los grandes fin de su
pidi6 sus cartas de vuelta y un mes después de su muerte declar6 que se compromiso matrimonial— la habfan liberado:
encontraba con el «ånimo elevado» (Hoecker-Drysdale, 1992, p. 24). El
Yo, que habia estado obligada a escribir antes del desayuno o de forma privada,
hundimiento del negocio familiar habfa dejado a las mujeres Martineau tuve en adelante libertad para hacer mi propio trabajo a mi propia manera;
solo con su apoyo mutuo. Dos hermanas se fueron a trabajar como insti- porque hab(amos perdido nuestra posici6n social... [All ser abandonadas,
tutrices. Se acord6 en que Martineau, debido a su sordera, se
la familia cuando todavfa podfamos, a nuestros propios recursos, trabajamos eficiente y
quedara en la casa familiar con su madre e intentara ganarse la Vida co- duramente, ganamos amigos, reputaci6n e independencia, vimos abundante
siendo y escribiendo. Martineau comenz6 a escribir cuentos de ficci6n mundo, fuera y dentro y, en resumen, vivimos intensamente en lugar de vege-
sobre temas econ6micos y pidi6 que se le pagara por los textos éticos y fi- tar. (1877, 1, p. 142).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

La llamada de la escritura. Illustrations ofPolitical Economy situ6 a Martineau veinte estados (de los entonces veinticuatro), viaj6 a pie, a caballo, en ca-
ante la opini6n püblica en el papel que iba a mantener durante el resto de su H naje y en barco. Hizo visitas repetidas, especialmente a Nueva Inglaterra
larga Vida: comunicadora de las teorfas criticas y temas de su época para el y a Nueva York. En Washington, visit6 el Congreso, cen6 con el presidente
påblico en general. Escribir para un püblico general le permiti6 ser econ6- Jackson y conoci6 a «pråcticamente cada senador y diputado» (1836/1837,
micamente autosuficiente, influir en las politicas påblicas, responder a la lla- l, pp. x-xiv). La visita a América provoc6 una nueva apertura en el pensa-
mada del deber de educar a otros y, quizås, alcanzar una sociabilidad que su tniento de Martineau, que muestra en Society in America, quizås su pieza
sordera amenazaba. Este conjunto de motivaciones la condujo a una sor- nuis radical sobre anålisis social. En esta obra, defiende con fuerza y claridad
prendente productividad a 10 largo de una larga Vida. La habilidad de Mar- la equidad racial, la liberaci6n de los esclavos, la causa abolicionista, los de-
tineau para escribir a una velocidad excepcional fue el resultado del método
echos de las y la necesidad de equiparar la propiedad. Le gustaban
mujeres,
para componer en el que se habfa entrenado a sf misma con rigida autodis-
los americanos, y parecfa que a la mayor parte de ellos les habfa gustado ella
ciplina: «Siempre me he asegurado de 10
que quiero decir, para después es- (véase Webb, 1960, cap. 1). Hizo amistades significativas y duraderas, las
cribirlo sin miramientos ni ansiedad, ojeåndolo de nuevo solo para ver si
nrås importantes con William Lloyd Garrison, el lider abolicionista y Maria
omitf o repeti palabras, sin alterar una simple frase de todo el trabajo» (1877,
Westin Chapman, Otra abolicionista a quien Martineau nombrarfa mås
I, pp. 121-123). Martineau mantuvo como un objetivo principal la accesi- tarde su albacea literaria.
bilidad al påblico en general de todos sus textos, una preocupaci6n constante
Sti experiencia por la causa abolicionista le dio la oportunidad a Martineau
en Illustrations: «los trabajos que pretenden ensefiar [economfa political se
han escrito para los instruidos, y solo pueden interesar a los instruidos. .. No
cle practicar 10 que tanto habfa predicado: la valentfa de la convicci6n. Mar-
podemos comprender por qué la verdad y sus aplicaciones no se deberfan ineau habfa escrito contra la esclavitud ya en 1830, pero no se habfa iden-

hacer mås claras e interesantes al mismo tiempo, describiendo c6mo esos prin- ( i ficado con los abolicionistas americanos, cuyas estrategias beligerantes ella

cipios repercuten de hecho en las comunidades» (1832-1834, I, pp. viii-xi).


cuestionaba. Inicialmente fue bienvenida como invitada en casas de pro-

como Martineau fue la primera en admitir, poco originales;


Illustrations son,
pietarios de esclavos en el sur, aunque se sentfa inc6moda y declar6 haberse
pero le dieron suficiente seguridad econ6mica, confianza y reputaci6n como posicionado alli en contra de la esclavitud. Pero en su segunda visita a Bos-

para permitirse mayor independencia de pensamiento.


ton asisti6 a una reuni6n abolicionista, donde le pasaron una nota pregun-
l;indole si hablarfa para la concurrencia. En Autobiography, recuerda: «EI
El nuevo giro en su pensamiento fue hacia la creaci6n de una ciencia de la
Inomento en que lef esa nota fue uno de los mås dolorosos de mi Vida. Sentf
sociedad y empez6 en 1834, cuando viaj6 a América buscando un cambio
que nunca podrfa ser feliz de nuevo si rehusaba hacer 10 que me pedian,
tras su agotadora producci6n de Illustrations. Pms6 dos afios en América y
pero cumplir era probablemente cerrarme todas las puertas en los Estados
escribi6 tres libros sobre sus experiencias: Society in America, How to Observe
Unidos excepto las de los abolicionistas» (1877, II, p. 30). Prefiri6 seguir
Morals and Manners y Retrospect of Western Travel (1838d). A Martineau le
su conciencia, a riesgo de ver reducidas sus posibilidades de hacer investi-
encant6 su aventura de dos afios en América, desde el trayecto, durante el
gaci6n en ciencias sociales. Martineau hab16 y a partir de entonces le amena-
cual se at6 a sf misma al måstil durante un huracån para vivir la experiencia
zaron con su Vida, se truncaron sus planes de un viaje de regreso al sur, y se
plena, hasta sus viajes por toda América, y sus conversaciones alli con per-
redujeron sus opciones de visitar con facilidad a mucha gente del norte.
sonas de todo tipo. Abre Society in America con un breve recuento de los

lugares donde estuvo, describiendo un itinerario que intimidarfa incluso A su vuelta a Inglaterra en 1836, Martineau inici6 el proceso de publicaci6n
al viajero moderno. Atrac6 en la ciudad de Nueva York, pero finalmente de Society en America, revis6 y public6 How to Observe Morals and Manners
Ileg6 lejos, por el sur hasta Nueva Orleans, por el oeste hasta la nueva ciu- y escribi6 varios articulos de revisi6n importantes en los que aplic6 su pers-
dad de Chicago, y por el norte hasta la Isla Mackinac (Michigan). Visit6 pectiva de las ciencias sociales. A1 revisar los anales de la Female Anti-Slavery

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

Society en un artfculo titulado (K Tie Martyr Age of the United States» Lili)igo mås joven, Henry George Atkinson, Martineau argument6 que la
(1838c), subray6 tanto su visi6n antiesclavitud como su convicci6n inque- i' jente se puede estudiar cientfficamente como una realidad material que
brantable de la importancia y el heroismo de las mujeres. En «Domestic ideas a partir de la experiencia. Rechaz6 la tesis idealista de que Ia
Service» (1838a) hizo un anålisis soci016gico detallado de la compleja pråc- iiic•nte tiene categorfas inmanentes infundidas directamente por Dios. El
tica del trabajo doméstico remunerado como ejemplo de las tensiones de I tbro fue recibido principalmente como una declaraci6n de atefsmo, una
Acab6 la década con la novela Deerbrook ( 1839), que fue bien acogida
clase. usaci6n que ella describi6 como cierta «en el sentido vulgar, el de rechazar
y que rompi6 con los convencionalismos al ofrecer héroes de clase media 1.1 teologfa popular, pero no en el sentido filos6fico, de negar una Primera
en una novela sobre costumbres, que inspir6 a Charlotte Bronte y George ( ',ausa» (1877, II, p. 351). En 1852 escribi6 Letters from Ireland, un libro
Eliot en sus esfuerzos posteriores, tal y como ellas mismas reconocieron. ' le viajes y anålisis social. En 1853 Martineau hizo la contribuci6n a la so-
'iologfa por la que ha Sido mås recordada hasta la actualidad, la traducci6n

CARRERA POSTERIOR € le los seis volfimenes de Auguste Comte, Positive Philosophy. El trabajo fue
j nucho mås que una traducci6n; fue una condensaci6n sistemåtica que cla-
La década de 1840-1849 anticip6 el patr6n de gran parte del resto de la lic6 muchas de las principales ideas del original:
Vida de Martineau: producci6n prolifica tanto en sociologfa como en otros
Sobre el método de trabajo para mi versi6n, sobreel que a menudo he Sido
géneros, lucha contra la enfermedad, voluntad de buscar nuevas aventuras
cuestionada, era bien simple. Estudiaba a medida que avanzaba con. .. los
e implicaci6n en controversias intelectuales y politicas. Entre 1839 y 1844 temas del autor, revisando todo 10 que habia sabido alguna vez sobre ellos, y
estuvo enferma, aparentemente con problemas ginec016gicos. Sigui6 escri- aprendiendo mucho mås. [Después], simplemente ponia el volumen en una
biendo incluso cuando estuvo enferma: 7he Hour and the Man (1841 a), un pequefia mesa delante de m', Ojeaba una pågina o un pårrafo, y anotaba su
relato de ficci6n sobre Toussaint L'Ouverture, el libertador negro de Haiti, forma mås breve y simple que podia. Por tanto, mi trabajo
significado de la

y The Playfellow (1841b), una serie enormemente popular de historias de no fue una mera traducci6n: supuso un ejercicio intelectual bastante dife-
aventuras para nifios. Curada finalmente —ella crey6 que a través del mes- rente... el trabajo de condensar (1877, II, p. 391).

merismo—, Martineau escribi6 dos libros sobre la enfermedad: Life in a Sick- La edici6n en dos volåmenes de Martineau hizo que Comte fuera accesible
Room (1844), una narraci6n desde la perspectiva del paciente, y Letters on para los lectores en inglés, y a Comte le gust6 tanto que 10 hizo traducir
Mesmerism (1845). Este L'lltimo caus6 controversia porque el hipnotismo de vuelta al francés. Parece que Martineau encontr6 un paralelismo entre
era algo nuevo y no convencional. Pero su recuperaci6n fue completa, y an- la visi6n de Comte sobre el crecimiento social y su propio viaje intelectual
tes de 1845 habfa comprado tierras en Ambleside y habfa disefiado y cons- desde la «teologfa» a la «metaffsica» ya la «filosoffa positiva». En 1855,
truido Tie Knoll. Intent6 dirigir la casa como una granja modélica y una Martineau enferm6 de nuevo; temiendo que iba a morir, escribi6 su auto-
empresa doméstica, cultivando su propia comida y aseguråndose de que el biograffa en tres volåmenes, seguramente una de las obras de este género
servicio doméstico recibfa un trato justo. Continu6 su anålisis soci016gico
en inglés mås deliciosas y profundas. Su otro trabajo soci016gico significa-
en Eastern and Present (1848), un relato de su viaje en 1846 por
Life: Past tivo de esta década fue un importante articulo de revisi6n, «Female In-
Oriente Medio, que trata la religi6n como una construcci6n social mås que dustry» (1859), que analiz6 el trabajo de la mujer en Gran Bretafia y de-
como una revelaci6n divina; y en Household Education (1849), un tratado fendi6 la relevancia de ese trabajo para la riqueza nacional.
sobre la socializaci6n en la infancia que invita a los padres a actuar como
Desde la década de 1850-1859 en adelante, Martineau se concentr6 en su
un refugio donde ofrecer esencialmente su amor incondicional.
carrera como periodista y comentarista påblica, escribiendo «editoriales»,
La década de 1850-1859 sigui6 la pauta de la anterior. En Letters on the es decir, articulos de opini6n en editoriales de revistas inglesas como House-
Laws ofMan's Nature and Development (1851), escrito con un fi16sofo y hold Words, de Charles Dickens, y el peri6dico liberal Daily News, al que

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

contribuy6 con unos 1600 artfculos (editoriales, textos de opini6n, cartas la revoluci6n. De la literatura de estas dos revoluciones (que incluy6 su
y obituarios). Pichanick resume la gama de temas sobre los que escribi6: lectura de Vindication of the Rights of Women, de Mary Wollstonecraft),
«condiciones econ6micas, sociales y politicas; guerra en Crimea... politica la idea båsica de la igualdad humana, especialmente con respecto a
imperialista en Irlanda, India y las colonias... educaci6n a todos los niveles la igualdad de las mujeres y la oposici6n a la esclavitud. Es una pensadora
de la sociedad. .. salud påblica, reformas politicas, legales y presidiarias... jadical en 10 que se refiere a su compromiso por la igualdad de las mujeres
derechos de las mujeres. .. abolici6n y guerra civil en Estados Unidos, cues- y la igualdad racial, temas que son distintivos de su sociologfa.
tiones que preocupaban a la clase trabajadora» (1980, pp. 204-205). La
( tomo la mayorfa de sus contemporåneos, crey6 en el progreso, es decir,
influencia de Martineau en estos afios fue enorme; durante la Guerra Civil
que el principio que rige la historia humana es el movimiento hacia la me-
Americana un politico britånico declar6 que «[f]ue Harriet Martineau la jora. El progreso se vela a veces como la direcci6n frecuentemente inte-
finica que mantuvo informada a la opini6n pfiblica inglesa sobre América H Timpida pero discernible de los acontecimientos humanos; a veces se re-
de parte del bando [unionista] a través de la prensa» (William Edward Fors- I rat6 como una tendencia marcada por una serie de etapas distinguibles.
ter, citado en Pichanick, 1980, p. 213). /\ medida que avanzaba el siglo XIX, la idea del progreso se entrelazaba con
Durante su Liltimo afio, Martineau (1877) redujo progresivamente su rango nociones de la evoluci6n bi016gica como el primer principio del universo.
de actividades, confinåndose finalmente en su habitaci6n de The Knoll; Ill uso que Martineau hace del progreso estå mås pr6ximo a la primera

muri6 pacificamente, dejando un obituario que habfa escrito para sf misma: lorma de esta teorfa, que el progreso tiene un potencial discernible. Su so-

«Vio la raza humana. .. avanzando conforme a la ley del progreso;... dis-


(iologfa se distingue por su esfuerzo por Ilegar a una definici6n completa
(le 10 que constituirfa una mejora en los asuntos sociales humanos.
frut6 de su parte de la experiencia, y no tuvo... reticencias ni ansiedad
cuando tuvo que dejar de disfrutar de la misma» (1877, Ill, p. 462). I Desde su unitarismo, Martineau adopt6 la comprensi6n de que las personas
cran seres activos moral y éticamente, dado que la teologfa unitarista se cen-
raba en la responsabilidad personal mås que en la dependencia a la adora-
TEORfA SOCIAL GENERAL I

Qi(3n de un Dios omnipotente. Una cuesti6n central en su sociologfa es


UÅ3mo esta moral y esta naturaleza activas tienen lugar o se distorsionan en
PREMISAS
el proceso de la Vida social humanaz\Un corolario del unitarismo en laé oca

Desde su infancia, Martineau eligi6 una Vida construida alrededor del es- cle Martineau era la doctrina del necesarianismo, que proclamaba que iOS

tudio, la lectura y la escritura. Aunque reconocida normalmente como una Ivabfa creado el y habfa puesto en marcha leyes natu-
universo en el origen
rales que gobernaban el universo —leyes a las que Dios también estaba su-
escritora de la época victoriana, tenia treinta y cinco afios cuando Victoria
jeto—. Martineau tom6 algunas ideas del necesarianismo: que el mundo ope-
Ileg6 al trono en 1837. Sus experiencias formativas reflejan por tanto las

condiciones intelectuales de la Inglaterra del primer tercio del siglo XIX —al- taba de acuerdo con principios fijos que se podfan descubrir y que
gobern humana y la del mundo natural; ue las cualidades hu-
Vida
gunas difusas y populares, como la respuesta britånica a las revoluciones po-
manas de la raz6n y la conciencia acian que ca a Individuo fuese respon-
Ifticas en el extranjero y la creencia general en el progreso; otras técnicas y
sable de sus acciones; que el individuo debe ser consciente de que cualquier
académicas, que inclufan los debates dentro de la religi6n unitaria, la psi-
elecci6n es producto de las acciones pasadas y que promueve futuros estados
cologfa de Locke, la economfa utilitaria y la filosoffa positivista—.
en los que una elecci6n se deberå adoptar de nuevo; y que la Vida espiritual
Nacida en medio de la intervenci6n desesperada de Inglaterra en las guerras se construye sobre el estudio de este funcionamiento ordenado del universo.
napole6nicas, Martineau absorbi6 tanto la ret6rica de las revoluciones ame-
Martineau desarr0116 una psicologfa a partir de sus lecturas de fi16sofos
ricana y francesa como la ambivalencia de los intelectuales ingleses hacia
como Joseph Priestley y David Hartley sobre el tema del necesarianismo, y

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de Ia Sociedad

de sus predecesores intelectuales como John Locke. Todas las ideas proce- ( tomte. La tesis que la sociedad y la ciencia
principal de Saint-Simon era

den de la experiencia;no hay ideas innatas (por tanto, no hay pecado ori- habfan progresado hasta un punto en que la sociedad podia usar la ciencia
ginal, ni un impulso hacia el mal que nace con cada persona). Pero la mente para descubrir y mejorar su orden social y moral. La lectura que Martineau
no es un receptor pasivo. Su cualidad de ser activa viene de 10 que Hartley waliz6 de Saint-Simon le pudo haber animado a dirigir su båsqueda de
llama el principio de asociaci6n de las ideas —las propias ideas estimulan principios cientfficos hacia el disefio de una ciencia de la sociedad.

otras ideas y asi mente formule leyes y principios—. La fe


cs posible que la
I 'emas principales. Martineau buscaba crear una ciencia de la sociedad qué
de Martineau en la educaci6n, que siempre aparece en su trabajo como so- I uese sistemåtica, basada en la observaci6n empirica, y accesible al lector
ci610ga, se basa en esta teorfa de que la mente se desarrolla en respuesta a
en general, que permitiera a la gente tomar decisiones politicas y personales
su entorno, ese desarrollo moral e intelectual s61ido se produce por un en-
guiadas por una comprensi6n cientffica de los principios que gobiernan la
torno donde conscientemente se forman las mentes.
Vida social. Como otras fundadoras de la sociologfa, trabaj6 relativamente
Aunque Martineau abandon6 mås tarde la economfa politica —«la afirmada sola, experimentando con las formas de nombrar 10 que estaba estudiando.
ciencia no es para nada ciencia, estrictamente hablando» (1877, II, p. 25)— «Sociologfa» era un término general en su vocabulario. Hoecker-Drysdale
reco i6 algunos principios de su estudio de la economfa politica, sobre todo comenta que en 1837 Martineau escribi6 a su hermano James para decirle
el principio ampliamente ace tado de la economfa utilitarista de que el pro- que le habfan ofrecido ser editora de una nueva revista que pretendfa «tratar
los principios filos6ficos, abstractos y aplicados, de la sociologfa» (1992,

época en que Martineau escribi6 Illustrations of Political Economy, la idea pp. 70-71). Pero ella mås a menudo describe su trabajo como la ciencia de
habfa originado dos escuelas. Una defendfa que la gente necesitaba que se Ia sociedad o la ciencia de la moral, y se refiere al soci610go como el estu-
la incentivara con premios o castigos para ajustar sus acciones por el bien dioso de la sociedad, el estudioso de la moral, el observador, el viajante.

del conjunto. La Otra, representada con mås notoriedad por Adam Smith, Usa el término «viajante» en su trabajo mås te6rico, How to Observe Morals
argumentaba que habfa un principio de «identidad de intereses» en la so- and Manners (1838b), porque en él intenta imaginar las condiciones en

ciedad —si las personas persiguen sus intereses individuales, la «mano invi- las cuales su audiencia puede realmente ser llamada a pensar y observar so-

Sible del mercado» producirå el mayor beneficio para el mayor nåmero; los
ci016gicamente. En nuestra descripci6n de sus ideas usaremos los términos

gobiernos solo tienen que adoptar la postura de dejarse Ilevar por la econo- «soci610go», «estudioso de la sociologfa» y «observador».
mfa y permitir que funcione la libre competencia—. Martineau, durante toda Para crear una ciencia de la sociedad, Martineau tuvo que desarrollar tanto
su Vida, dud6 entre estas dos posturas. Su compromiso con los valores de la las reglas de la investigaci6n cientffica como su comprensi6n de la propia
libertad individual y la cacapacidad de acci6n moral la Ilev6 en numerosas sociedad. Esto es 10 que hizo fundamentalmente en dos traba• e-

ocasiones a oponerse a la «reforma» que pretendfa regular el mercado en in- lacionados de los afios treinta: How to Observe Morals and Manners, una
terés de los trabajadores, considerando que esta reforma interferfa en el prin- gufa para el trabajo de campo soci016gico escrito durante su viaje a América
cipio de la identidad de los intereses. No obstante, también estuvo profun- (revisado y publicado tras sus experiencias en América), y Society in Ame
damente comprometida con el principio de igualdad, y nunca dud6 de que rica,un anålisis soci016gico basado en sus dos afios de trabajo de campo.
es necesario algån tipo de equiparaci6n de los recursos materiales para lograr Continu6 haciendo anålisis soci016gico el resto de su Vida. En 10 que queda
dicho principio. La educaci6n era su estrategia para resolver este enigma, de esta secci6n, describimos la sociologfa de Martineau en términos de
no se debe forzar a las personas a ajustar sus intereses por el bien de la co- c6mo desarrollaba un tema de discusi6n, una epistemologfa, una metodo-
munidad, pero se les puede educar para elegir libremente esa posici6n. logia y una critica a la dominaci6n.

En 1830, Martineau ha116 Otra explicaci6n de los principios sociales en la 1. Para Martineau, el tema de debate de la sociologfa es la configuraci6n ca-
filosoffa positivista de Henri Saint-Simon (1760-1825), el maestro de racterfstica de la

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

bres» es el término general que Martineau utiliza para describir el tema de inferidas, con una... voluntad dirigida; un medio transparente a través del
debate de la sociologfa. Por «moral» entiende las ideas colectivas de una so- que se revela el funcionamiento de los principios.. .» (1836/1837, II, p. 93).

ciedad sobre los comportamientos-prescritos y proGiFGöÖÄC(jstuxrrbre», Desde esta filtima perspectiva, el individuo es el medio, o enlace, entr
los patrones de acci6n asociaci6n en una sociedad. Martineau sostiene que moral o principios de la sociedad, por una parte, y sus costumbres o pråc-
låGGiihÅbres son inseparables de la moral o, al menos, dejan de tener sen- ticas de interacci6n, por otra.
tido cuando se separan» (1838b, p. 220). Es decir, los patrones de interacci6n
En su trabajo de campo en América, mås que en su formulaci6n de How
se entrecruzan con las ideas colectivas de la gente, que son las que les infun-
to Observe, Martineau descubre la necesidad del soci610go de tratar las ano-
demsignificadö. La expresi6n «moral y costumbres» no es un victorianismo
malfas, es decir, las contradicciones entre la moral declarada de una socie-
sentimental. Martineau, como Comte y mås tarde Durkheim, busca una eti-
dad y sus costumbres habituales. Las anomalfas de la sociedad estadouni-
queta para el fen6meno del conocimiento compartido de una sociedad. Usa,
dense se convierten en su tema central en Society in America. La anomalia
como ellos, muchos términos —por ejemplo, «cualidades», «prin-
diferentes
es un rasgo particularmente llamativo en la sociedad americana porque esa
cipios», «instituciones», «mentalidad comån»—. En el paradigma funciona-
sociedad declar6 formal y conscientemente sus principios morales en su
lista moderno, este fen6meno se describe como «normas», «valores», «insti-
Declaraci6n de Independencia y en su Constituci6n. Martineau se centra
tuciones» y «cultura». Pero, a diferencia de los funcionalistas, Martineau no
especialmente en los principios de la Declaraci6n de Independencia, que
trata la moral como un revestimiento que controla y determina la acci6n o
promete «que todos los hombres han Sido creados iguales» y describe a los
las costumbres. Mås bien, cree que las costumbres —pautas de acci6n y aso-
ciaci6n— se forman en torno a las i eas co ectivas e una orma compleja: gobiernos en el sentido de que «obtienen sus poderes del consenso de los

motivadas por ellas, contradiciéihkfolåk, revisån o as. Y cree que la moral gobernados». Las costumbres que sostiene que estån mås en contradicci6n

existe de maneras iversas en cuanto a generalidad y formalismo, en todo, con estos principios, o son an6malas a ellos, son la esclavitud, la sumisi6n

déQl&lÄléféöhÄS€a-lkjsÄRafios o las canciones populares. de las mujeres, la desigualdad que resulta de buscar la riqueza en las pro-
piedades, y el flagrante cinismo de los representantes electos del gobierno.
Para Martineau el y evaluar la
trabajo del soci610go es describir, explicar
Centrarse en estas anomalfas la Ileva a formular como principio båsico del
relaci6n entre costumbres y moral en una sociedad dada en un momento
cambio social la tensi6n entre la moral y las costumbres, que no puede
concreto en el tiempo. Para hacer esto el soci610go debe (1) «identificar...
continuar sin resolverse en una sociedad.
las circunstancias» que se origina dicha relaci6n (1828b, p. 27), (2)
en las

generalizar qué aspectos de la moral y las costumbres son «fijos y esenciales» América le ofrece a Martineau un terreno ideal en el que explorar su per-
en una sociedad (1838b, p. 10) y (3) descubrir y explicar «anomalfas» o cepci6n fundamental de que la moral y las costumbres estån siempre cons-
_gonxradiccioncs_tre-acci6n y significadQ (1836/1837, I, p. 132). Entre truyéndose y modificåndose socialmente, a pesar de que la gente que vive

las circunstancias que la propia Martineau estudia estån la geograffa social, en una sociedad no siempre es consciente de esta construcci6n continuada
los recursos materiales, la densidad de la poblaci6n, la historia, Ia relaci6n de la realidad social. Considera que América es soci016gicamente fascinante

con otras sociedades, homogeneidad o heterogeneidad étnica. Para


y la porque 10 que ella llama «el proceso de construir el mundo» es muy visible
describir 10 que estå fijo y es esencial en la moral y las costumbres dÜä¯ o transparente alli comparado con Inglaterra, donde las costumbres se es-

gente, el soci610go tiene que ver a los individuos de una forma particular. conden tanto:

Martineau argumenta que aunque «[hay] dos aspectos en los que se puede En Inglaterra, todo nos Ilega completo y acabado sin notarlo... Cada hombre
observar a cada individuo» —uno sin duda es como una persona aut6noma— puede ser consciente de algån proceso de formaci6n, que es asunto suyo Ilevar
el interés del soci610go estå en estudiar al individuo de una segunda ma- a cabo; pero todo 10 demås se le presenta en su completitud... [En América],
nera, «como un ser conectado infinitamente a otros seres, con facultades se le da la vuelta a la experiencia anterior. .. Es absorbente observar el proceso

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Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de ld Sociedad
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

de construcci6n del mundo, tanto de la formaci6n del mundo natural como americana estå en una situaci6n an6mala, limitada parcialmente por los

del convencional. Fui testigo de ambos procesos en América. (1836/1837, I, principios de igualdad que ha declarado formalmente, pero «desde un acto
pp. 155-156). de fe en el funcionamiento infalible de los principios de verdad y las normas
de justicia... [los Estados Unidos] enaltecen en su civilizaci6n una idea solo
2. Para Martineau la validez epistem016gica del conocimiento soci016gico
depende de tres pråcticas interconectadas: imparcialidad, critica y empatfa.
algo mås elevada que aquellas que manejan naciones mucho menos favore-
Para Martineau el asunto epistem016gico clave es c6mo puede el observa- cidas... en... libertad polftica» (1836/1837, II, p. 154). Un segundo referente
dor elaborar generalizaciones justas y precisas sobre la sociedad observada.
para un juicio imparcial, por el que se aboga explicitamente en la mayorfa
de los propios anålisis de Martineau y se recomienda formalmente a los so-
La orientaci6n apropiada para el observador es la de la «imparcialidad»,
ci610gos es «el finico general», el referente de «la cantidad relativa de felicidad
que para Martineau engloba no solo una proscripci6n del etnocentrismo
humana» (1838b, p. 13)*. Martineau 10 propone como un principio uni-
sinouna prescripci6n de criterios independientes de valoraci6n y la pråctica
de una comprensi6n empåtica. El discurso de Martineau sobre la impar-
versa que trasciende a las sociedades, por el que se puedeny e en Juzgar
la moral y las costumbres explfcitas o implicitas de las sociedades$En su
cialidad es una interpretaci6n matizada y original de la idea de objetividad
propio anålisis soci016gico, aplica este principio utilitario de la måxima fe-
en sociologfa. Ep
primera instancia, imparcialidad significa •«la exclusi6n
del prejuicio, tanto filos6fico como nacional». El soci610go no debe instilar licidad para el mayor nåmero a algunas preocupaciones muy especfficas

prejuicios etnocéntricos o personales en el estudio de otra sociedad, o atri- sobre c6mo se puede lograr, apelando a los principios derivados de justicia

buir a las acciones observadas significados importados de su propia bio-


y ecuanimidad, especialmente en el tratamiento de los menos poderosos.
Explora el principio asf ampliado, estudiando casos en que se viola por actos
graffa o sociedad. El soci610go no debe «quedarse perplejo o enfadarse al

ver que los grandes fines del asociacionismo humano se persiguen con me- de dominaci6n (véase tema 4, mås adelante).

dios que nunca podrfa haber concebido o con cuyas pråcticas no podrfa Pero el soci610go no puede, ni ser imparcial, ni juzgar correctamente sin la
reconciliarse» (1838b, p. 13)*. El estudioso de la sociologfa debe ser siem- capacidad de empatizar, una capacidad que distingue a los estudiosos de la

pre consciente de que «las acciones y los håbitos no siempre Ilevan su moral sociologfa del estudioso de la geologfa o de la estadfstica general. Martineau
impresa de forma visible para todos los Ojos» (1838b, p. 17) y debe intentar escribe que el estudioso de la sociedad que carece de empatfa es «como el

descubrir el significado que las acciones tienen para los actores. que, sin ofr la måsica, ve una sala Ilena de gente que comienza a bailar».
Martineau critica de forma similar al observador en América «que nunca
Es esencial entender que para Martineau la imparcialidad no es la neutrali-

dad valorativa. El soci610go es un ser moral que debe valorar critica pero ha tenido ningån interés politico considerable, y no puede empatizar con
el sentimiento americano sobre la majestuosidad de la igualdad social» y a
justamente el estatus moral de la sociedad observada. Esto exige referentes
imparciales para evaluar. Un referente a usar es el conjunto de principios aquellos observadores americanos de la sociedad inglesa que «no empatizan

que una sociedad establece para sf misma. En Society in America, Martineau con 10 antiguo». Los primeros «nunca podrån entender la religi6n politica
propone «comparar el estado existente de la sociedad en América con los de los Estados Unidos; las conversaciones de los ciudadanos junto a la chi-
principios en los cuales estå declaradamente fundada; por tanto examinando menea, las peroratas de los oradores en los ayuntamientos, las instalaciones

las instituciones, la moral y las costumbres con un referente indisputable y de los funcionarios y el proceso de elecciones»; los segundos no pueden
entender que la sociedad britånica contemporånea no inventarfa la fastuo-
no arbitrario» (1836/1837, I, p. 5). Martineau concluye que la sociedad
sidad de «los carruajes reales, con ocho caballos engalanados con adornos»,
pero la mantendrfa por respeto a la tradici6n*. El soci610go que carece de

* Un asterisco que sigue a una cita en el texto significa que el pasaje citado se ofrecc en un contexto la empatfa para extraer el significado de tales acontecimientos påblicos
mås amplio en las lecturas al final del capitulo. nunca serå capaz de analizar fen6menos relativos a la comunidad y al hogar

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Patricia M. Lengcrmann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

mucho mås complejos y significativos, «incluso aunque los tejados de todas cros sean del tipo que scan, restos arquitect6nicos, epitafios, registros
las casas de una ciudad fuesen transparentes para él y pudiera mirar todo municipales, måsica nacional o cualquiera de las miles de manifestaciones
10 que se hace en cada sa16n, cocina cuartos de los nifios en un radio de de esa mentalidad comån que
puede encontrar en cualquier persona,
se
cinco millas» (1838b, pp. 44-45) * El énfasis en la capacidad de empatizar proporciona mås informaci6n sobre la moral en un dia que la obtenida de
vincularå, para el lector contemporåneo, a Martineau con la tradici6n in- la conversaci6n con individuos durante un afio» (1838b, p. 64)*. Con una
terpretativa o weberiana de la sociologfa. Tan significativa o quizås mås in- inventiva extraordinaria, busca la manera de captar las costumbres de la
trigante es la atenci6n que Martineau ica a la Vida doméstica como ob- gente en los objetos, fijando la atenci6n en los tipos de actividad colectiva
jeto central de anålisis soci016gico, un tema recurrente en su carrera. Esta en los que participa la poblaci6n. Sugiere tanto los indicadores a buscar
atenci6n muestra que ya desde el principio habfa una sociologfa feminista, sobre las costumbres como las preguntas a hacerse sobre los mismos:
una sociologia desde la perspectiva femenina.
Se deben buscar indicios generales... En las ciudades, (abundan las reuniones

3. La metodologfa de Martineau es buscar objetivaciones representativas sociales? cuåles son sus objetivos y su caråcter? *on mayoritariamente reli-

de Ias costumbres y la moral de la sociedad estudiada. La primera regla del giosas, politicas o festivas?. .. éEstån las mujeres allf? e•En qué proporci6n, y con
método soci016gico de Martineau es: «el gran secreto de una investigaci6n qué tipo de libertad? éCuåles son los entretenimientos pfiblicos?... En las peque-
juiciosa sobre la moral y las costumbres es empezar por el estudio de los
fias ciudades del campo, éC6mo se imitan las ciudades?... En los pueblos, écuåles
son los entretenimientos populares? refine la gente para beber o para leer,
OBJETOS, usando el DISCURSO DE LAS PERSONAS como informa-
para debatir, para jugar a juegos de mesa, o para bailar? (1838b, pp. 64-65) *
ci6n sobre los mismos» (1838b, p. 63)*. Enmarca esta regla en una expo-
sici6n detallada de por qué elegir objetos en lugar de disertar, c6mo escoger
Incluso se pueden tratar como objetos las conversaciones con las personas,
los objetos, qué tipos de objetos elegir, y c6mo hacer y organizar las obser-
o los «discursos». En su capftulo «Discourse» («Discurso»), no trata el sig-

vaciones sobre los objetos elegidos. nificado de 10 que la gente dice sobre los objetos, sino que mås bien hace
del discurso un objeto en sf mismo, sugiriendo una tipologfa de posibles
El problema metod016gico al que se enfrenta el soci610go es encontrar re-
estilos de discurso: «En unos pafses se presta menos atenci6n a la verdad
presentaciones justas y que muestren 10 que es fijo y esencial en
rigurosas
de los datos, a la precisi6n detallada, que en otros. Unas naciones son mås
las costumbres y la moral de un pueblo. Martineau ve numerosos proble-
sinceras; otras mås amables. Unas hacen prosa; otras se expresan de forma
mas en Ilegar a la representatividad a partir de entrevistas y afirmaciones
ligera... Unas adulan al extrafio; otras le ignoran... Se puede considerar
de la gente. El soci610go solo puede hablar o escuchar a un nåmero limi-
tales caracterfsticas del discurso general como una corroboraci6n de las su-
tado de personas y no tiene forma de asegurar que esa muestra constituya
posiciones extrafdas de otros hechos» (1838b, pp. 222-223).
una muestra representativa fiable de la poblaci6n en general. La diversidad
A1 decidir qué objetos observar, el soci610go deberfa comenzar con los as-
de circunstancias origina que las opiniones de algunas personas sean mås
pectos universales de la Vida colectiva: las diferencias de edad y género, los
y prominentes en una sociedad. Si el soci610go recibe
accesibles, visibles
opiniones consistentes de los entrevistados puede concluir err6neamente
requisitos para la subsistencia, como la comida, la ropa y el abrigo; las con-
diciones de mortalidad, nacimiento, reproducci6n, enfermedad, muerte;
que hay mås consenso del que existe realmente; por otra parte, una amplia
la necesidad de concebir reglas o pautas para la Vida colectiva; la necesidad
diversidad de opiniones puede conducir al soci610go a hacer generalizacio-
de Vida hogarefia y de afecto. Para hacer generalizaciones seguras de toda
nes basadas en su predisposici6n personal.
una sociedad, Martineau aconseja al soci610go seleccionar objetos que sean
Martineau, por tanto, recomienda el estudio de aquellos «objetos» que en- manifestaciones particulares de esos rasgos universales de Ia Vida social hu-
carnan o representan la «mentalidad comfin», «la voz dc la gente», «las con- mana. El cuadro de contenidos de How to Observe muestra c6mo opera-
diciones de las masas»: «La elocuencia de las instituciones y de los regis- cionaliza estas directrices (véase la tabla 2.1).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

Tabla 2. I. Contenidos de How to Observe Morals and Manners, que muestran cl uso de la ciudad cementerio en Inglaterra como {rea de esparcimiento y
la idea de Martineau de cuåles son los indicadores, las estructuras y los va- (Ic chismorreo fåcil, por otra parte, sugiere un sentido de comunidad que
lores sociales claves
I lasciende la distinci6n entre la Vida y la muerte; los epitafios en los cemen-
terios de Paris muestran una visi6n de la muerte caracterizada por un senti-
CAP. 1. Religi6n CAP. Ill. Estado doméstico
tniento de desesperanza y desolaci6n, mientras que los de Nueva Inglaterra
Iglesias Suelo y aspecto del pais proclaman que la fuerza y esperanza de los vinculos familiares continüan en
Clero Mercados na Vida después de la muerte. Tales indicios pueden sugerir qué comporta-
Supersticiones Clase agrfcola jnientos considera el grupo que son buenos, c6mo interpreta la pérdida de
Suicidio Clase manufacturera II n miembro y, por tanto, c6mo define su propia continuidad.
Clase comerciante
CAP. II. Nociones generales de moral .Scr(a un error considerar los indicadores sociales de la tabla 2.1 simple-
Salud
Epitafios
jnente como una lista de verificaci6n del investigador. Los titulos y subti-
Matrimonio-ymujcr,-hijos
Amor a los semejantes y lugar de u los de esos capftulos nos proporcionan un resumen de 10 que Martineau
CAP. lv. Idea de libertad onsidera la organizaci6n fundamental de la sociedad y 10 que considera
nacimiento €

Conversaciones de ancian Policfa ( omo medidas del grado en que una sociedad concreta estå alcanzando la
IOIicidad humana. En teorfa, define el alcance de la felicidad humana de
aråcter del orgullo prevalente Legislaci6n
Naturaleza de los fdolos populares Clases enlå sociedad II na sociedad en funci6n de los ideales de justicia y ecuanimidad, y la au-

Hitos de la sociedad Sirvientes de pråcticas de dominaci6nAAborda las actitudes generales hacia la

Trato a los culpables Imitaci6n de la metr6polis autoridad y el potencial para la dominaci6n en su capitulo cuarto, «ldea

Testimonio de los delincuentes Escuelas cle libertad»./Su sentido del progreso (el tema de su capftulo quinto) se
•entra en el movimiento hacia un espfritu mås extenso de comunidad, que
Canciones populares ObjétOsy-formas&opresi6n—
Literatura y filosoffa
sc mide de mejor manera por los tipos de caridad que se practican en una
CAP. V. Progreso
sociedad. Aconseja desde el primer momento y repetidamente que el so-

Caridad analice el estatus de la mujer en cualquier sociedad como referente


Artes e inventos para juzgar su estado de moral doméstica.

ÄÄültiplici&ad7Gbjetos Martineau dedica un espacio considerable a los mecanismos para la recogida


CAP. VI. Discurso ile datos, concibiendo un formato de diario que cubre las necesidades pro-
pias, manteniendo el diario de forma regular, entrevistando sin intimidar,

cscribiendo los resultados de las entrevistas tan pronto como puede, y reeva-
Por ejemplo, Martineau observa la experiencia universal de la muerte en las h lando frecuentemente los protocolos de investigaci6n. También sugiere con
secciones sobre suicidios, epitafios y salud (en las que considera las tasas de ejemplos el uso de tipologfas como herramienta para los estudios compara-
mortalidad). Considera que los enterramientos y los epitafios son objetos ivos de las sociedades. Por ejemplo, al buscar los indicadores sociales sobre
extremadamente significativos porque indican la moral y las costumbres de la dominaci6n, Martineau se centra en la pråctica caritativa de una sociedad,
la gente en torno a un hecho inevitable de la Vida social —la gente muere y Isando una tipologfa seguin los esfuerzos caritativos, que oscilan desde el tipo
algo se debe hacer con el cuerpo—. En su interpretaci6n, las piråmides de nuis bajo de caridad, que se preocupa solo de «aliviar la presi6n inmediata
Egipto muestran c6mo los privilegios de clase no se equilibran con la muerte; 'lel sufrimiento en casos individuales», hasta el mås alto, que dirige sus es-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

fuerzos a prevenci6n mås que al alivio». El progreso se mide por el grado opini6n Plåblica y el fetichismo de la riqueza—. Estas motivaron su anålisis
en que «[s]ea da a los desamparados. expresamente a causa de su des- porque son claras anomalias con respecto a los primeros principios decla-
paro, no por los sentinuentos e compasi6n desatados por el espectåculo rados en América de equidad ante la ley, el consentimiento de los gober-
de sufrimiento de casos particulares, sino de una manera mås noble y abs- nados y la instituci6n del gobierno como forma de asegurar los derechos a
tracta» (1838b, pp. 208, 214). A1 informar de los resultados, Martineau in- la Vida, a la libertad ya la båsqueda de la felicidad.
siste en dar al lector un resumen vfvido de las observaciones. A esta estrategia
En «The Morals of Slavery» (uno de los diversos capftulos donde explora
se adhiere explicitamente en Society in America. En la creaci6n y publicaci6n
la moral de algunas instituciones —economfa, comercio, manufactura y po-
entrecruzada de Society in America y How to Observe, tenemos la primera
Iftica—), Martineau examina el intento de justificar la esclavitud como un
yuxtaposici6n en sociologfa de una propuesta metod016gica y de una apli-
ejemplo de la compleja relaci6n entre las costumbres y la moral. Pregunta,
caci6n a la investigaci6n de dicha metodologfa. Si no hay Otra cosa que pro-
virtudes sociales son posibles en una sociedad en la que la injusticia
clame a Martineau como primera soci610ga moderna, este hecho lo hace.
es la caracterfstica principal? éEn una sociedad que estå dividida en dos cla-
4. Para Martineau la sociologfa es una ciencia critica con un imperativo ses, los siervos y los sefiores?» (1836/1837, II, p. 106)*. Ella dice que los
ético de oposici6n a la dominaci6n. Para ella, el derecho primordial de todos duefios de esclavos piden clemencia como jefes, pero que esta es una virtud
los individuos, la clave para quie cada persona persiga la felicidad en el bien sin sentido, que se deriva como 10 hace de una injusticia fundamental: «la
general, es el derecho a actuar como un ser moral. «Si hay algfin poder hu- de seres humanos que estån totalmente sometidos a la voluntad de otros
mano o asun o o pr1V1 eg10 que sea a so utamente universal, es el descubri- seres humanos, que no estån bajo ningün otro control externo que el de la
miento y adopci6n del principio y las leyes del deber. Como cada individuo, ley que prohfbe matar y mutilar, una ley que es diffcil hacer cumplir en
ya sea hombre o mujer, tiene raz6n y conciencia, este es un trabajo que cada casos particulares» (1836/ 1837, II, pp. 112-113)*. Martineau sostiene que
uno estå, por tanto, autorizado a hacer por sf mismo/a» (1836/1837, II, pp. la instituci6n de la esclavitud subvierte el potencial moral de todos: el es-
229-230). Lo opuesto de autonomfa, o independencia, es la dominaci6n, clavo, los propietarios blancos de los esclavos —hombres, mujeres y nifios—;
la forzosa «sumisi6n de la voluntad de uno al otro» (1838a, p. 411)*. La otros blancos que estån en contacto con ellos —los llamados blancos libres
dominaci6n, en su forma mås inmediata y visible, puede hallarse en las
en el sur y los mercaderes del norte que negocian con los bienes producidos
interacciones entre individuos en las que una persona usa a otra persona por los esclavos—. Se centra en la influencia perversa de la esclavitud en la
como un instrumento, negando la subjetividad independiente del otro. La
sexualidad y el matrimonio, entre las poblaciones blanca y negra y dentro
dominaci6n también existe en las pråcticas sociales que limitan la habilidad de ellas. Con un nivel de franqueza que no volveremos a ver de nuevo en
de la gente para funcionar como agentes libres moralmente.
los textos de los soci610gos hasta que empecemos a estudiar el trabajo de
En How to Observe, Martineau presenta tres criterios formales para estimar Anna Julia Cooper e Ida Wells-Barnett, que escribieron medio siglo mås
el grado de dominaci6n en una sociedad: (1) las condiciones de los actores tarde, ella estudia la extendida explotaci6n sexual de las mujeres negras por
menos poderosos o desempoderados —mujeres, prisioneros, aquellos que hombres blancos y la realidad de la atracci6n sexual entre razas. Investiga
necesitan de la caridad—; (2) la idea de libertad de la sociedad, que mostrarå la pena que esta explotaci6n causa en los hombres negros, la impotencia y
sus actitudes hacia Ia autoridad y la autonomfa y (3) la evoluci6n de la so- la complicidad de las mujeres blancas, y la destrucci6n del caråcter del
ciedad como proveedora de los medios para que las personas puedan ser hombre blanco que no es fiel a su mujer y, o bien abusa de ella, o no reco-
actores moralmente independientes. Estos criterios conforman su investi- noce su relaci6n con la mujer negra. Para Martineau, toda la estructura

gaci6n de la sociedad americana, en la que halla cuatro pråcticas principales doméstica, que considera la unidad primaria en la sociedad, estå envene-
de dominaci6n —la esclavitud, el trato hacia la mujer, Ia reificaci6n de la nada por la instituci6n de la esclavitud. Identifica la conexi6n entre raza,

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PatriCia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

color y esclavitud en su capitulo «The Citizenship of People of Color», es {an por los que buscaban un puesto en el gobierno, precisamente porque
decir, gente de color «libre» a quienes se les niegan sus derechos legales que buscaban un puesto se doblegaban ante la opini6n påblica —la
como ciudadanos de los Estados Unidos. i i listna opini6n påblica a la que sus votantes también obedecian

Para Martineau, la dominaci6n de las mujeres es muy similar a la domina- Pvl.trtineau también analiza la anomalfa de la frenética blåsqueda de riqueza
ci6n de Ios esclavos, y sefiala esta comparaci6n contundentemente. Como la repfiblica americana. Esta configuraci6n de costumbres y moral con-
el esclavo, la mujer se ve y se describe a sf misma como complacida, pero i locc, de dos maneras, a la dominaci6n. Primero, produce un orden estra-

«se le otorga la indulgencia como sustitutivo de justicia. Su caso difiere del Ilficado anålogo al de la raza y el género, ya que riqueza es poder, y
caso del esclavo,... solo en esto, que la indulgencia es amplia y universal, dcberfan permanecer grandes cantidades de poder en manos individua-

en lugar de baladf y caprichosa. En ambos casos, la justicia se niega ale- lcs» en una repåblica (1836/1837, båsqueda de
I, p. 175)*. Segundo, la

gando nada mejor que el derecho del mås fuerte» (1836/1837, II, p. 227). iqueza reduce la capacidad de acci6n moral de la gente porque promueve
1.1 ansiedad y limita la reflexi6n. Martineau ve a los americanos insatisfechos
Las leyes que niegan a mujer Ios derechos politicos y econ6micos elimi-
la

nan la capacidad de acci6n moral de la mujer. Martineau establece las con- '01que les falta el tiempo libre para pensar en la direcci6n apropiada para
•,ti.s vidas: «EI tiempo libre, en algån grado, es necesario para la salud espi-
secuencias de esta negaci6n de autonomfa legal y moral, estaFontradicci6n
juttral de cada hombre. Ni la producci6n intelectual, ni la paz mental pue-
entre el principio del consentimiento de los gobernados y otros aspectos
glen florecer sin él?_; Martineau enfatiza que América es suficientenwnte
de la sociedad}el estado del matrimonio, las posibilidades de trabajo de
ica para ofrecer suficiente tiempo libre para todos si hubiese una «comtl-
las mujeres, la salud de las mujeres y de los nifios, la socializaci6n y la edu-
iliclad propietaria» (1836/1837, II, p. 180)*. Cree que los americanos lo-
caci6n de las nifias, y la sexualidad—.
«una ecualizaci6n de la propiedad» cuando reconozcan los costes
En el anålisis de Martineau, la subordinaci6n de los americanos a la opini6n lel fetichismo de la riqueza —delincuencia, ansiedad y mala salud—
pfiblica socava su independencia moral y su capacidad de practicar el go-
( )bservando las pråcticas de dominaci6n como soci610ga critica, Martineau
bierno republicano. Martineau cree que los americanos viven en un estado
érica ue se puede contrastar con la sociedad dc
de perpetua autocensura por sus miedos a la opini6n al lector
hoy: consi era que promesa de Ia sociedad se ha deteriorado y distorsio-
que considere «[q]ué dafio puede infligir "la fuerza de la opini6n pfiblica"
nado por el racismo, el sexismo, la båsqueda irracional de dinero, y el
a un hombre o a una mujer buenos, que se pueda comparar con el demonio
liliedo-adoraci6n hacia la opini6n påblic@de los trabajadores ptlblicos y
de vivir en la perpetua cautela» (1836/1837, II, p. 159). En el caso de la es- vocantes similares.
clavitud, [IVs americanos publican su opini6n argumentando que hablar en
contra de la esclavitud puede dafiar la Uni6nJ«Pero es posible que estos no
vean que la esclavitud estå mal, y si de hecho permanece vinculada a la
I IMPORTANCIA DE MARTINEAU EN LA HISTORIA
Y LA PRACTICA ACTUAL DE LA SOCIOLOGfA
Uni6n, éno debe caer la Uni6n?» (1836/1837, mayor peligro I, p. 134). El

es que la gente asocie la supuesta opini6n påblica con la norma mayoritaria;

y «[e]n un pais donde la voluntad de la mayorfa decide todos los asuntos


MARTINEAU Y EL CANON DE LA SOCIOLOGfA
politicos, existe la tentaci6n de pertenecer a la mayorfa» (1836/1837, II, p. El lugar de Martineau en la historia de la sociologfa es el de un miembro
154). Esta tentaci6n significa que los hombres a menudo buscan un cargo cle su primera generaci6n de fundadores. Hasta ahora los soci610gos han
en el gobierno «declarando que su opini6n coincide con la supuesta mayo- i n terpretado csta generaci6n de acuerdo con los trabajos de tres pensadores
rfa» (1836/1837, I, p. 85). Martineau dice que nada le caus6 mås tristeza I 'lincipales, Auguste Comte, Herbert Spencer y Karl Marx, quienes se con-
durante su investigaci6n en América que el menosprecio que los americanos sidera que han establecido las principales corrientes macroestructurales

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Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

—funcionalismo y teorfa marxista del conflictol—. Cada uno de estos hom- de accesibilidad al påblico en genera12. Martineau se distingue de estos hom-
bres elabor6 amplias manifestaciones fundacionales que presentaron una bres en que busca crear una sociologfa narrativa vivida, fundamentada em-
visi6n de las dinåmicas hist6ricas, sociales y evolutivas imperantes y situa- pfricamente, que muestre la realidad concreta de la Vida de las personas en

ron el trabajo del analista social en la doble tarea de expandir la compren- un estilo accesible para el påblico en general. Desea educar al påblico en 10
si6n cientffica de estas dinåmicas y de proceder deductivamente para in- que mås tarde se llamarå la «imaginaci6n soci016gica» (Mills, 1957/1977),
terpretar cualquier sociedad dada. De estos tres, solo Marx basa su teorfa mostråndole el producto de su imaginaci6n —imågenes fieles y precisas de
en observaciones directas de la Vida social. la Vida social— y ensefiåndole c6mo observar las costumbres y la moral por

sf mismo. Su objetivo es capacitar a la gente para que obtenga una com-


Si incluimos la obra de Martineau como parte de esta actividad definitoria
prensi6n, proporcionada por la ciencia social, de sus deberes como agentes
inicial (en cuanto a publicaciones su obra constituye pråcticamente el pri-
moralmente independientes en el terreno politico y en el social.
mer bloque de textos soci016gicos, que se solapan solo con los de Comte),
descubrimos que desde los mismos comienzos hubo otras corrientes para- Evoluci6n: temas de mayor o menor importancia. Todos los hombres fun-
digmåticas presentes en la sociologfa. El trabajo de Martineau nos muestra dadores sugieren como tesis primordial el principio del desarrollo unidi-
que siempre ha habido una inquietud por los significados que las accio-
(1) reccional de las sociedades. En las teorfas de los tres, el curso de la historia

nes tienen para los actores, (2) la idea de que el lugar para empezar a hacer de la humanidad es un movimiento que va desde formas de la Vida colectiva
sociologfa es en el campo, (3) la definici6n de que el tema de debate de la y vulnerables, hacia sistemas sociales complejos que se
simples, primitivas
sociologfa es la diversidad de la Vida humana, (4) un compromiso con la acercan cada vez mås a la posibilidad de 10 que ellos sostienen que es el
idea de que el género importa y (5) la creencia de que una critica de la so- mayor bien humano realizable. Para Comte, este bien es la estabilidad so-
ciedad en términos de sus miltiples pråcticas opresivas es la responsabilidad Cial en una sociedad organizada jcrårquicamente, guiada de forma auto-
moral del soci610go. Estos cinco puntos nos muestran en diferentes confi- consciente por los principios cientfficos sociales; para Spencer, es el equi-
guraciones que Martineau representa en la generaci6n fundacional tanto librio social entre las instituciones de una sociedad democråtica e industrial;
el paradigma interpretativo, que normalmente se ha sefialado que fue in- para Marx, un orden técnico-industrial en el que el aparato de producci6n
troducido por la segunda generaci6n de fundadores, y el paradigma femi- pertenece a la colectividad y los productos se distribuyen de acuerdo con
nista, solo presentado de forma intermitente como un paradigma soci016- un principio de equidad.
gico con una tradici6n. Por tanto, el lugar de Martineau en el canon es
Martineau también cree en un principio de progreso hacia una mejor socie-
esencial para una comprensi6n completa de Ia complejidad de la historia
dad, que mide como la cantidad y distribuci6n de la felicidad que, para ella,
de la sociologfa. Ampliamos esta idea comparando la sociologia de Marti-
es equivalente al grado en que todas las personas funcionan como agentes
neau con la de Comte, Spencer y Marx y después, en la siguiente secci6n,
morales completos. Dicha sociedad requiere una distribuci6n justa de los
explicando los elementos del paradigma feminista visibles en su obra.
bienes materiales, tiempo libre para la elecci6n reflexiva, cultivar las activi-
Abstracci6n frente a teorfa fundamentada. Comte, Spencer y Marx tienen dades intelectuales y las bellas artes, la educaci6n påblica universal, la igual-
todos como proyecto principal la creaci6n de una teorfa social general y dad entre hombres y mujeres, el autogobierno, el espfritu de moderaci6n y
abstracta, y presentan esta teorfa en un estilo aparentemente sin restricciones el respeto hacia todas las clases de trabajo honesto. Pero Martineau se distin-
gue de los hombres en que no hace del principio de desarrollo unidireccional
de la sociedad un tema central, ni sitåa completamente a ninguna sociedad
I Se puede hacer una comparaci6n inmediata entre el trabajo de Martineau y el de Alexis de Tocquevillc
en Democracy in America (1835/1840). Pero los soci610gos normalmente no incluyen ni a Tocqueville
ni a Martineau en su reconstrucci6n de la historia. De todas formas, Tocqueville es, de lejos, el cronista
sobre América mejor recordado, testimonio de la politica dc género que discutimos en el capitulo l.
2 The Communist Manifesto, de Marx y Friedrich Engels (1848), es la excepci6n a este estilo.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

en algfin punto de un continuo general hacia este bien. En lugar de eso, estu- neau se centra en el mundo de cada dia como tema de debate; este foco la

dia las configuraciones variadas de costumbres y moral en una sociedad —por distingue no solo de Comte, Spencer y Marx, sino también del soci610go

ejemplo, religi6n, politica, matrimonio, género, economfa, raza y clase—, y al que a primera vista podrfa parecerse mås, Emile Durkheim.
desarrolla una serie de subtipologfas de progreso. En religi6n, distingue dos Martineau y Durkheim. Es posible describir a Martineau como predecesora
modelos extremos, el licencioso y el ascético, y el modo mås conveniente, de Durkheim cuando comparamos la primera regla metod016gica de Mar-
que denomina «el moderado» (1838b, p. 68); en estratificaci6n de clases, tineau, «el gran secreto de la investigaci6n inteligente sobre la moral y las
distingue entre sociedades que solo tienen dos clases, «propietarios y traba- costumbres es comenzar con el estudios de los OBJETOS, usando el DIS-
jadores», sociedades definidas por gradaciones complejas, y «las mås avanza- CURSO DE LAS PERSONAS como explicaci6n de ello» (Martineau,
das», aquellas sociedades en las que las funciones del trabajo y del capital 1838b, p. 63) con el argumento de Durkheim en 77ye Rules of Sociological
estån mezcladas y «las clases son menos distinguibles» (1838b, pp. 190-191). Method de que «[l]a primera y principal regla es: Considerar los hechos so-
Cuando todas estas tipologfas entran en juego, ninguna sociedad, desde el cialescomo objetos» (Durkheim, 1896/1938, p. 14). Pero tal perspectiva tri-
punto de vista de Martineau, alcanza completamente la perfecci6n y casi vializa y margina la aportaci6n de Martineau. Ella realiza su afirmaci6n
todas las sociedades tienen algunos rasgos de progreso. unos sesenta afios antes que Durkheim y la hace decisiva y central en su

Estructura frente a significado. Los hombres fundadores conciben los sis- metodologia. Ademås, su desarrollo del concepto «objeto» es diferente del

temas sociales como sistemas de estructuras interrelacionadas: Comte ex- de Durkheim en varios sentidos importantes, sentidos que nos dicen
plora la relaci6n entre instituciones intelectuales como la religi6n, la edu- mucho sobre la idea de ella y la de él de la sociedad y de la Vida social.

caci6n y la ciencia e instituciones pråcticas como la economfa y la politica; La diferencia en la elecci6n de los objetos a observar es la mås importante.
Spencer, usando el paralelismo de la sociedad con un organismo, identifica Durkheim normalmente elige 10 que la feminista contemporånea Dorothy
las relaciones funcionales entre instituciones como la religi6n, el gobierno E. Smith (1987) llamarfa «los textos de las relaciones entre las normas» —le-
y la economfa; Marx, le da la vuelta a Comte, y analiza el efecto de la eco- y registros gubernamentales—; Martineau normal-
yes, doctrinas religiosas
nomfa sobre el resto de instituciones, incluyendo la intelectualidad, pero mente escoge objetos que Smith denomina «realidades de la experiencia vi-
interpola las relaciones de clase como mecanismo de asociaci6n entre ins- vida» —10 que la gente come cuando se refine en el bar, si la gente se refine
tituciones. Martineau se distingue de esta generaci6n por ir mås allå del para beber, leer o bailar, los productos que se venden en un mercado, si el

anålisis de la estructura social e investigar las relaciones entre el orden social hogar es el centro de la Vida social o siempre se planea que la diversi6n tenga
a nivel macro, a gran escala, y las microdinåmicas de la Vida cotidiana. En- Lugar fuera de casa—. Durkheim se centra en los registros estadfsticos del sui-
fatiza la observaci6n empirica critica de las acciones de las personas y sus cidio, pero Martineau desea observar los epitafios en los cementerios. Dur-
significados, ya que estas estån tipificadas en la moral y los principios, que kheim desea observar las leyes como indicadores del consenso social, pero
se manifiestan en la interacci6n y estån presentes en estados intrapsiquicos, Martineau es escéptica sobre la importancia empirica de las leyes, que con-
como el estado de ånimo y la motivaci6n. Excepto en situaciones de ex- sidera como expresi6n del consenso social solo en repåblicas completamente
tremo sufrimiento y pobreza, ella, a diferencia de Marx, no ve que las cir- democråticas —un ideal ni siquiera alcanzado en los Estados Unidos—. Mar-
cunstancias materiales determinen la moral, sino que también la influyen. tineau prefiere buscar n Ica ores en as actitudes e la sociedad hacia la li-

Su interés sigue siendo saber qué pretende la gente, por qué tienen las in- bertad y el control, que ella dice que es la idea que ellos tienen de libertad.
tenciones que tienen, por qué fracasan o tienen éxito en esas intenciones, Ella cree que esta idea se puede medir a través de las actitudes de las personas
y qué anomalfas existen entre los principios formales declarados y la moral hacia la policfa, en la presencia y la calidad de los peri6dicos y en las formas
y las costumbres vividas cotidianamente. Para entender todo esto, Marti- en que se produce la persecuci6n de las opiniones (1838b, p. 204).

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Durkheim desea estudiar qué obliga a las personas a hacer 10 que no harfan rentarfan saber menos de 10 que saben... Los hombres nunca piensan en
en otro caso; Martineau desea comprender qué significados estån presentes esta cuesti6n si pueden evitarlo... Lo consideran un mal que es tarea de
en 10 que hace la gente y juzgar dichos significados de acuerdo con el progreso las esposas gestionar y aguantar» (1838a, p. 408) *
humano. La operacionalizaci6n del concepto de «objetos» de Durkheim Mås adelante, en Society in America, responde como mujer a su propia des-
ofrece una f6rmula para el paradigma funcionalista de la sociologfa; la de cripci6n de las condiciones de las mujeres en su capitulo «Political Non-
Martineau, para los paradigmas feminista e interpretativo. Esta åltima di- existence of Women», que Pichanick llam6 «un manifiesto precoz, dema-
ferencia se hace evidente en la falta de interés de Durkheim por la domina-
siado ignorado, en la campafia por los derechos de las mujeres » (1980, p.
ci6n y la centralidad de la dominaci6n en el pensamiento de Martineau.
93). Siguiendo la historia de la falta y de la pérdida de derechos civiles de
las mujeres en Ios Estados Unidos, Martineau se pregunta «[c]6mo se puede
HARRIET MARTINEAU Y LA TRADICIÖN reconciliar la condici6n politica de las mujeres» con las reivindicaciones
DE LA SOCIOLOGfA FEMINISTA universalistas e inclusivas de la Declaraci6n de Independencia (1836/1837,
II, p. 148)*. Con una prosa mordaz, contesta que no se puede y discute
Desde su despertar como aventura intelectual a mediados del primer tercio
los argumentos que los americanos dan para explicar esta anomalfa. A la
del siglo XIX, la sociologfa ha tenido un paradigma feminista. Cuatro temas
afirmaci6n frecuentemente repetida de que las propias mujeres estån de
clave de este paradigma se articulan en la sociologfa de Martineau: (l) una
acuerdo o consienten su posici6n, dice que, en primer lugar, «dicho con-
perspectiva de género, (2) un interés por las vidas y el trabajo de las muje-
sentimiento no prueba otra cosa que la degradaci6n de la parte menosca-
res, (3) un estudio de Ia dominaci6n y la desigualdad en funci6n de los
bada». Pero en segundo lugar, «esta aquiescencia es solo parcial;. Yo, al
puntos de vista y las diferencias entre las mujeres, y (4) un compromiso
menos, no estoy conforme... Sé que hay mujeres en América que estån de
no solo por analizar el mundo, sino por cambiarlo.
acuerdo conmigo en esto. La excusa de la aquiescencia se invalida con no-
Perspectiva de género. Martineau escribe y hace sociologfa tanto consciente sotras» (1836/1837, II, pp. 151-152)*.
como mujer, como de forma inconsciente. Su punto de vista
de su posici6n
Una perspectiva de género modela el estilo de Martineau de hacer teorfa so-
como mujer se refleja en la presentaci6n que hace de sf misma ante los lec-
ciologia, como modela la de los hombres. Dijimos anteriormente que una
tores, su respuesta a la situaci6n de las mujeres, su elecci6n por los objetos
diferencia sustancial entre Martineau y los hombres coetåneos a ella en la
de estudio, y su estilo de hacer sociologfa y teorfa soci016gica. Comienza
primera generaci6n de soci610gos era que ellos reclamaban una teorfa general
Society in America abordando explfcitamente la cuesti6n de género: «Me
abstracta, mientras que ella buscaba una teorfa descriptivamente rica, sus-
dijeron a menudo que el hecho de ser mujer era una desventaja» para hacer tentada empiricamente. Los te6ricos hombres se distancian debido a su gé-
investigaci6n social (1836/1837, I, xiii)*. La respuesta de Martineau refleja nero del contacto con el mantenimiento cotidiano de la Vida social; Comte
tanto su perspectiva de género como la centralidad de la mujer cuando ar-
vivi6como un recluso, Spencer hered6 una fortuna privada y pudo mantener
gumenta que las mujeres tienen ventaja en la investigaci6n social porque
un servicio doméstico y Marx trabaj6 en sus manuscritos mientras su mujer
pueden tener un acceso mås fåcil a la Vida doméstica, que define como
y sus hijas organizaban la Vida doméstica sin dinero. Martineau, por el con-
lugar estratégico para el estudio de la moral y las costumbres. Repetida-
trario, nunca se alej6 de su propia experiencia cotidiana y la de otras mujeres
mente, invierte la pråctica masculina de enfatizar la llamada esfera påblica
que en la pråctica y en 10 material crean y mantienen la Vida del hogar.
y de marginar la privada. Sugiere que es bastante fåcil estudiar la esfera Pfi-
blica y que 10 que es importante —y diffcil— es estudiar la esfera privada. Enfoque sobre la Vida y el trabajo de las mujeres. La cuesti6n feminista bå-
Remarca el fracaso de los hombres en darse cuenta de la importancia de 10 Sicade estån las mujeres?» es central en la teorfa social de Marti-
neau. La pregunta que ella plantea a todos los investigadores de la socio-
doméstico: «Los hombres saben muy poco sobre ello, y con agrado apa-

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logia es: las mujeres presentes, y con qué tipo de libertad?» (1838b, se degrada y el vicio triunfa. Cualquiera debe observar a simple vista que
p. 65)*. Contestar a esta pregunta la Ileva a investigar la Vida y el trabajo si los hombres y las mujeres se casan con aquellos a quienes no aman, deben
de las mujeres y a explorar la dominaci6n y la desigualdad en funci6n de amar a aquellos con quienes no se casan» (1836/1837, II, p. 243).
los puntos de vista y de las diferencias mu-
entre las mujeres. Retrata a las
Diferencias entre las mujeres. La critica de Martineau a la dominaci6n ya
jeres como actores con capacidad de acci6n, miembros activos del mundo
la desigualdad es una doctrina central en su sociologfa (véase el tema 4,
social, que no son ornamentos pasivos; su capacidad de acci6n adopta mu-
anteriormente en este anålisis sobre el servicio doméstico
chas formas —autonomfa moral, voluntad independiente y acci6n pråc-
agrupan los conceptos de género, clase y etnicidad y constituyen proba-
tica—. Su primera publicaci6n trata sobre las mujeres escritoras de teologfa
blemente sus esfuerzos mås concentrados en la sociologia feminista. Con-
(1822); dibuja a las mujeres como trabajadoras en Illustrations ofPolitical
sidera que la dominaci6n es el nåcleo del enigma del servicio doméstico:
Economy; realiza al menos tres investigaciones extensas sobre el trabajo re-
«La peculiaridad de la Vida del servicio doméstico es el sometimiento a la
munerado femenino: «Domestic Service» (1838a), «Female Industry» voluntad de otro... Una sirvienta entra en una familia con el finico pro-
(1859) y «Modern Domestic Service» (1862); cuando focaliza la atenci6n
p6sito de cumplir con la voluntad del empleador... Lo problemåtico y
en los esfuerzos abolicionistas en los Estados Unidos, 10 hace a través de la
fundamentalmente mezquino de un acuerdo como este se hace aparente
lente de los informes anuales de la Female Anti-Slavery Society de 1835, cuando consideramos la dificultad de establecer d6nde debe parar esta obe-
1836 y 1837 (1838c). A1 final de su Vida, se implica en una batalla contra
diencia al otro» (Martineau, 1838a, p. 411) *
los intentos del Gobierno britånico de proteger la actividad sexual de los
Argumenta que el servicio doméstico «es importante en sf mismo y también
soldados castigando a las prostitutas —y a cualquier otra mujer— sospechosas
porque es sintomåtico de algunas cosas ademås de sf mismo» (1838a, pp.
de transmitir enfermedades contagiosas; aquf, de nuevo se dirige, como en
408-409)*. Una de las cosas de la que es sintomåtico es la tensi6n de clases,
otros momentos de su carrera, hacia el problema de las condiciones que
en particular porque esas tensiones se materializan en la relaci6n entre em-
conducen a las mujeres al trabajo sexual como medio para ganarse la Vida.
pleado y empleador. Los problemas inherentes al servicio doméstico tam-
En sus estudios sobre el trabajo de las mujeres, utiliza datos estadfsticos bién son sintomåticos del hecho de que las relaciones de clase a menudo
para probar la importancia del trabajo de las mujeres en la economfa y en tienen un trasfondo hist6rico integrado que se basa en las difcrencias étnicas.
la sociedad, elabora una historia del empleo femenino, presenta una pa- El estudio de Martineau sobre la dominaci6n en el servicio doméstico la
noråmica de su variedad, habla sobre la dureza de las diferentes ocupacio-
Ileva a las diferencias entre mujeres basadas en la clase y la etnicidad y al
nes, justifica la necesidad de mayor formaci6n y alaba los logros de las mu- problema de la colisi6n de los puntos de vista. La subordinaci6n general de
jeres. En estos enfatiza las limitaciones impuestas por las mujeres a menudo intensifica el uso irresponsable del poder, en lugar de
las pråcticas patriarcales en la capacidad de acci6n de las mujeres y sus efec- atenuarlo. El resultado de las tensiones entre mujeres de diferentes clases,
tos negativos sobre el conjunto de la socieda@Centra la atenci6n en las
empeorado por la subordinaci6n general de las mujeres, estå encapsulado
interconexiones entre una educaci6n restrictiva, unas oportunidades de para Martineau en un hecho que ella cita en sus principales artfculos de re-
trabajo limitadas, la elecci6n forzosa del matrimonio y la envidia que sien- visi6n sobre el trabajo de las mujeres: «Junto con las institutrices, el grupo
ten loshombres de las mujeres trabajadoras. Sostiene, ademås, que el ma- mås amplio de pacientes femeninos en los asilos mentales sonl criadas de
trimonio y la Vida familiar se ven afectados por el maltrato a las mujeres. todos los trabajos» (1838a, p. 423; 1859, p. 307; 1862, p. 426) * Explora las
El matrimonio «se degrada al considerarse la finica finalidad de la Vida en interacciones entre empleados y empleadores en términos de la confrontaci6n
este mundo, aquella de la que depende su mantenimiento, sus consecuen- debido a los puntos de vista, causadas por la falta de vocabulario y de procesos
cias y su poder» (1836/ 1837, I, p. 178). Razona que el resultado inevitable de formaci6n en habilidades domésticas y por la falta de imaginaci6n sobre
del matrimonio por conveniencia debe ser «que la santidad del matrimonio las diferencias entre los distintos actores:

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[Quiénes, de los que no tienen un trabajo manual, entienden los sentimientos «se levantan para derribarla»; se levantan no porque necesariamente vean
de quienes sf 10 tienen?... éQué fue una vez la sirvienta, y c6mo fue su crianza? mås que otras personas, sino porque tienen «mentes gigantes, no en com-
Pronto se acostumbr6 al trabajo duro y a la abnegaci6n... Se ha acostumbrado
prensi6n, sino en fe» (1836/1837, I, pp. 132; 197).
a las 6rdenes de otras personas, pero no a las maneras de otras personas. Va a
hacer su servicio, Ilena de temor y expectaci6n. Durante algfin tiempo su sefiora
El papel del educador påblico —y Martineau define al soci610go como un
tiene paciencia con ella; pero las sefioras no son conscientes del tiempo que educador påblico— es ayudar en esta transformaci6n de las aspiraciones,

Ileva superar los pequefios håbitos de toda una Vida (1838a, pp. urgiendo a la gente a reflexionar sobre sus propias vidas y haciendo una
llamada a la conciencia en nombre de los amenazados y desempoderados.
La sirvienta a su vez no es consciente de que ella no tiene ningån derecho en
la relaci6n y a menudo desdefia o le irritan las actividades que hacen sus em-

pleadoras: la lectura y la escritura, por ejemplo, les parecen un ocio frivolo.

Cambio social. Martineau es en esencia una feminista liberal que cree en LECTURA 2-1
el progreso. Interpreta el progreso como el movimiento hacia el mayor bien
para el mayor nåmero, y ese bien como el derecho de cada individuo de EXTRACTOS DE HOW TO OBSERVE MORALS AND MANNERS
actuar independientemente, un ser social con una moral aut6noma. Su ca- [COMO OBSERVAR LA MORAL Y LAS COSTUMBRESI
rrera y su teorfa del cambio se ocupan de c6mo ocurre el progreso. Ella
cree: (1) que el progreso requiere una transformaci6n de las aspiraciones; Este es el trabajo programåtico de Martineau sobre el método soci016gico,

(2) que la transformaci6n de no puede ser obligada —de


las aspiraciones estå enmarcado en una consideraci6n te6rica importante de la naturaleza
hecho, obligar a un cambio implica dominaci6n y Ia dominaci6n es avanzar de la sociedad, el tema de debate de la sociologfa, y el significado del estu-
en contra del progreso—; (3) que la transformaci6n de las aspiraciones su- dio soci016gico. A 10 largo de él, se refiere al investigador soci610go como
ceden a través de la reflexi6n; (4) que la reflexi6n puede suceder gradual y «observador» o «viajero»; el filtimo término es en parte una estrategia para
naturalmente cuando la gente vive y piensa a través de la experiencia, y (5) incluir al lector medio en la idea y la posibilidad de la investigaci6n socio-
que la reflexi6n también se puede producir de forma abrupta y radical por 16gica, y en parte la consecuencia del hecho de que Martineau 10 escribiera
una llamada a la conciencia. como gufa de sus dos afios de trabajo de campo en Estados Unidos entre

Martineau encuentra ejemplos de ambos tipos de cambio en sus estudios 1834 y 1836. El informe de investigaci6n de ese trabajo de campo, Society
in America, se presenta en forma de extractos siguiendo las secciones de
sobre América. Cree que los americanos renunciarån al final a su bfisqueda
apasionada por la riqueza y que la equiparaci6n de la propiedad ocurrirå.
How to Observe.

Pero insiste en que no ocurrirå por una revoluci6n; ocurrirå mås bien
uando las personas se cansen de su servidumbre universal a la ansiedad EXTRACTO DE LA PARTE 1, «REQUISITES FOR
del mundo, cuando hayan meditado y debatido extensamente sobre el OBSERVATION» [REQUISITOS PARA LA OBSERVACIÖN]
hecho» de que esta persecuci6n de la riqueza es una fuente de sufrimiento
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 1-45. Define las tareas del so-
mås que de alegrfa (1836/1837, II, p. 185). El movimiento abolicionista
ilustra la otra forma en que ocurren los cambios. El cambio en este caso ci610go como el estudio comparativo de la moral y las costumbres de las

sociedades; enfatiza la naturaleza cientffica de este terreno de investigaci6n;


noes el resultado de un proceso gradual de reflexi6n sino de una clara lla-

mada a la conciencia producida por una contradicci6n entre los principios


formales que se profesan y las costumbres y la moral cotidianas que se prac-
Fuente: Harriet Martineau, How to Observe Morals and Maners (London: Charles Knight and Com-
tican. Algunas personas que aprecian la anomalfa, ya sean esclavas o ricas,
pany, 1838).

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Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de tua Ciencia de la Sociedad
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

estableceun eståndar con el que el investigador puede valorar criticamente Los fi16sofos naturales no suefian con generalizar a la misma velocidad que
una sociedad en términos de los niveles de felicidad de sus miembros; y la empleada por los observadores de hombres; aun asi podrian hacerlo con
avisa del rfgido etnocentrismo del investigador, que debe sobre todo adop- mås seguridad, a riesgo de un dafio incalculablemente menor... [Plero si el

tar la virtud de la empatfa en el trabajo de campo. una cualidad que puede haber observado en unos pocos in-
viajero sefiala
dividuos como una caracterfstica de una naci6n, el mal no serå fåcil ni rå-
El observador de los hombres y las costumbres necesita tanta preparaci6n
intelectual como cualquier otro estudioso. Esto, de hecho, no se supone pidamente remediable. Los pensadores abyectos, los lectores pasivos, adop-
por regla general, y multitud de viajeros actllan como si no fuera cierto tan sus palabras; los padres se las repiten a sus hijos; y la gente de la ciudad

[NJo hay recelo que «Puedo proporcionarte


incite [a este viajero] a decir,
divulga los juicios de valor sobre pueblos y aldeas —la fortaleza del prejui-

poca informaci6n general sobre la gente que he estado viendo; no he estu- cio—; los futuros viajeros observan de acuerdo con las ideas preconcebidas

diado los principios morales; no he juzgado sus costumbres nacionales». que se les han ensefiado, y afiaden sus testimonios al error, hasta que re-
vertir una generalizaci6n apresurada se convierta en trabajo de un siglo...
No habrfa nada de 10 que avergonzarse en tal declaraci6n. Ningån hombre
sensato se sonroja por ser ignorante en cualquier ciencia que no se ajuste a Ante todo, el no debe desesperanzarse por encontrar buenos resul-
viajero
su prop6sito de estudio... [Ell fi16sofo natural... o el académico clåsico [no tados de sus observaciones. Dado que no se pueden establecer conclusiones
deberfa] avergonzarse por desconocer la ciencia que, de todas las ciencias que certeras con medios imperfectos, no debe desistir y no hacer nada en ab-
se han abierto ya a los hombres, menos cultivada, la menos
sea, quizås, la soluto. Aunque no se pueda generalizar con seguridad por una via, no debe
definitiva, la menos verificada en sf misma, y la mås diffcil de aplicar... deducirse que no haya Otra via...

éQuién de nosotros asumirfa clasificar la moral y las costumbres de cual- Deberfa animar al viajero pensar que, incluso sino estå en su poder esta-
quier aldea de Inglaterra, después de pasar un verano en ella?... éQuién blecer ninguna conclusi6n respecto a la moral y las costumbres de un im-
pretende explicar todas las acciones de su vecino de la puerta de al lado> perio, puede ayudar infaliblemente a aportar medios de aproximaci6n a la

... Si es por tanto estando en casa, en un contexto


y hay influencias familiar, verdad, y a resaltar «lo que es fijo y esencial en un pueblo». Esto deberfa
prevalentes que condicionan la interpretaci6n cuando se quiere alcanzar un ser suficiente para estimular sus esfuerzos y satisfacer su ambici6n...
mayor nåmero de hechos, e•qué esperanza de una valoraci6n fiable le queda Hay dos partes en el trabajo de observaci6n sobre la moral y las costumbres
por muy bueno que sea su método de viaje, y por muy
al turista extranjero,
—la del observador y la del observado—. Este es un hecho importante por el
larga que sea su ausencia de casa? Mira a la gente que encuentra a 10 largo
.que el viajero pocas veces se preocupa como debiera; pero un momento de
de su camino, y conversa con algunos de esos individuos. Si se separa, de
consideraci6n muestra que la mente del observador —el instrumento con el
tanto en tanto, de la carretera principal —incluso si va de un pueblo a Otro,
que realiza el trabajo— es tan esencial como el material que va a crear... Sefialaré
y cruza montafias, para introducirse en las aldeas de los valles— todavfa sigue
qué requisitos debe que posee antes de comprometerse
estar seguro el viajero
solo una direcci6n, y no controla la amplitud; como mucho estå surtido
a ofrecer observaciones sobre la Moral y las Costumbres de un pueblo.
por no mås que una muestra de personas; y si realmente constituye o no
una muestra, quedarå como conjetura que no tiene medios de verificar. Debe haber establecido qué es 10 que quiere saber... [Este] método es el

Conversa quizås, mås o menos, con un hombre de cada diez mil que ve... finico que promete resultados åtiles...

éQué se debe hacer? Aclaremos primero 10 que no se debe hacer. éQué quiere saber el viajero? Es conciente de que dondequiera que vaya

El viajero debe privarse a sf mismo de toda satisfacci6n producto de deci-


encontrarå hombres, mujeres y nifios; hombres fuertes y hombres débiles;

siones perentorias, no solo ante el påblico a su vuelta, sino también en su simplemente hombres y hombres egofstas. Sabe que encontrarå en todas

diario y en sus pensamientos mås superficiales... partes necesidad de comida, ropa y abrigo; y en todas partes algån tipo de

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

acuerdo general sobre c6mo convivir. Sabe que en todas partes encontrarå El viajero que se ha convencido a si mismo de que hay algunos sentimientos
nacimientos, matrimonios, y muerte; y por tanto apegos domésticos. •Que universales sobre 10 que estå bien y 10 que estå mal, y que en consecuencia
resultados pretende buscar en todos estos elementos de Ia Vida sociaP hay algunos aspectos de la conducta humana que estån guiados por reglas
Las... consideraciones que se acaban de mencionar deben estar subordina- generales, debe a continuaci6n prestar atenci6n a los modos de conducta,

das a la consideraci6n superior, —la finica general— la de la cantidad relativa que le parecen a él buenos o malos, prevalentes en una naci6n, o regi6n, o
de felicidad humana. La importancia de cada elemento de la Vida social se sociedad de limites inferiores. Su primer principio general es que la ley de

deriva de esta consideraci6n. La importancia de las ventajas externas de los la naturaleza es la finica por la que la humanidad puede ser juzgada en ge-

hombres, sus apegos y emociones internas, el orden social, se gradfian en neral. El segundo debe ser que cada virtud o vicio prevalente es el resultado

importancia de forma precisa en proporci6n a c6mo afectan a la felicidad de las circunstancias particulares en las que se desarrolla la sociedad.

general del grupo social en el que se dan. Aqui se halla entonces el objetivo Las circunstancias en las que se originauna virtud o un vicio prevalente pue-
sensato del viajero, mantenerse como un observador ajeno a los prejuicios, den ser o pueden no ser identificables para el viajero. Si son identificables, no

tanto filos6ficos como nacionales. No debe permitirse a sf mismo quedarse deberfa escatimar esfuerzos por familiarizarse con el caso en su totalidad. Si
perplejo o enfadarse al ver que los grandes fines del asociacionismo humano son opacos, debe tener cuidado de no provocar que los individuos se aver-

se persiguen con medios que nunca podrfa haber concebido o con cuyas güencen, ya que esos individuos no viven en las circunstancias que le han
pråcticas no podrfa reconciliarse... hecho a él ser 10 que es. No culparå una deficiencia de independencia moral
en un ciudadano de Philadelphia tan severamente como en un ciudadano de
Esta creencia mås filos6fica, derivada de todas las evidencias imparciales y
de la simple reflexi6n, es que los sentimientos de 10 que estå bien y de 10
Londres, viendo, como debe, que el deseo de independencia moral es una ca-
que estå mal en cada hombre, en lugar de nacer con él, crecen con él a partir
rencia prevalente en los Estados Unidos, y debe haber alguna raz6n para ello...

de las influencias a las que estå sujeto. Lo vemos en otros casos, con respecto El observador debe ser empåtico; y su empatfa no debe tener restricciones ni
a la ciencia, al arte, a las apariencias de la naturaleza, los sentimientos crecen un viajero es un estudioso de la geologia, puede tener el coraz6n
reservas. Si

del conocimiento y de la experiencia; y hay evidencias de que esto también tan duro como las rocas que hace afiicos, y aun asf tener éxito en sus objetivos
es asi con respecto a la moral. Los sentimientos comienzan muy pronto; y inmediatos: si es un estudiante de bellas artes, puede ser tan silencioso como

esta es la raz6n por la que se supone que nacen con los hombres; pero son una pintura, y aun asf lograr sus fines; si es un estadfstico, puede ser tan abs-
pocos e imperfectos en la infancia y, en el caso de aquellos que se ejercitan tracto como una columna de cifras, y aun asf comprender 10 que quiere saber:

fucrtemente en la moral, se van ampliando y reforzando y refinando a lo pero un observador de la moral y las costumbres estarå sujeto al engafio en

largo de sus vidas. •Qué efecto tiene en las observaciones del viajero el que cada esquina, si no encuentra el camino hacia los corazones y las mentes...
defienda esta creencia sobre la conciencia! Sabiendo que algunas influencias ... Un extranjero que nunca ha sentido un interés politico fuerte, y no puede
actfian sobre las mentes de todas las personas en todos los pafses, mira por simpatizar con el sentimiento americano sobre la majestuosidad de la igual-
todas partes buscando algunos sentimientos sobre 10 que estå bien y 10 que dad social y la belleza del gobierno compartido, no podrå entender nunca
estå mal, que es tan seguro que estén en las mentes de todos los hombres la religi6n politica de los Estados Unidos; ni las conversaciones de los ciu-
que es como si hubieran nacido con ellos. Por ejemplo, atormentar a alguien dadanos junto a la chimenea, las peroratas de los oradores en los ayunta-
sin raz6n, real o imaginaria, se considera algo malo en todo el mundo. De mientos, las instalaciones de los funcionarios y el proceso de elecciones, serå
la misma manera, hacer feliz a otros se considera universalmente algo bueno. todo un sonido vacio y una mueca para él. Estarå tentado a refr, a que el

A1 mismo tiempo, el viajero estå preparado para encontrar una variedad in- mundo le llame loco, como aquel que, sin ofr la måsica, ve una habitaci6n
finita de diferencias en cuestiones menores... Ilena de gente que comienza a bailar. El caso es el mismo que con ciertos

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de Ia Sociedad

americanos que no sienten simpatfa por 10 antiguo, y piensan que nuestros del viajero; pero es menos confuso y doloroso en el momento en que el

soberanos estån locos por conducir a St. Stephen's en la carroza real, con proceso se mejora yendo de un grupo de personas a otro, y oyendo 10 que
ocho caballos cubiertos de adornos y una tribu de grotescos hombres a pie... tienen que decir. Ningån
en los Estados Unidos puede aprender
viajero
Si un viajero no empåtico se queda tan perplejo ante una mera cuesti6n de mucho del pais sin conversar igualmente con granjeros y mercaderes, con
orden externo, —una procesi6n real, unas elecciones populares— c•qué se artesanos y funcionarios, con aldeanos y agricultores; pero, mientras cum-
puede esperar que entienda de 10 que es mucho mås importante, mås in- ple con esta tarea, se desconcertarå tanto con las contradicciones de las de-
trincado, mås misterioso, la Vida doméstica y de la comunidad mås pr6xima? claraciones y de las convicciones, que a menudo cerrarå su cuaderno de
Si no sabe ni siente nada de la religi6n de esas personas, puede aprender notas en un estado de escepticismo de si habrå alguna verdad absoluta que
poco de ellas, incluso aunque los tejados de todas las casas de una ciudad brille firmememente tras toda esta tempestad de opiniones. .. La verdad
fuesen transparentes para él y pudiera mirar todo 10 que se hace en cada
completa empieza en el final equivocado.
sa16n, cocina y cuartos de los nifios en un radio de cinco millas.
El gran secreto de una investigaci6n juiciosa sobre la moral y las costumbres
es empezar por el estudio de los OBJETOS, usando el DISCURSO DE
EXTRACTO DE LA PARTE 11, «WHAT TO OBSERVE» LAS PERSONAS como informaci6n sobre los mismos.
[QUÉ OBSERVAR]
A pesar de que los hechos que buscan los investigadores se relacionan con
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 61-66. Es el pasaje mås famoso las personas, se pueden aprender mås fåcilmente de los objetos. La elo-
del libro, y discute el problema de c6mo tomar la muestra de informantes cuencia de las instituciones y de los registros, en los que se representan e
y la necesidad de estudiar «objetos» que objetiven la moral y las costumbres inmortalizan las acciones de la naci6n, es mås completa y veraz que cual-
de una sociedad. Se clarifica cada uno de estos conceptos en la selecci6n quier conjunto de voces individuales. La voz de un pueblo completo se
de Martineau sobre los indicadores de investigaci6n. eleva del trabajo silencioso de una instituci6n; la condici6n de las masas se

Muchos rasgos componen la fisonomfa de una naci6n; y casi nunca un via- refleja en la superficie de un registro. Las instituciones de una naci6n —po-
jero estå cualificado para estudiarlos todos. El mismo hombre rara vez estå Ifticas, religiosas o sociales— ponen las evidencias en manos del observador

suficientemente iluminado para hacer investigaci6n sobre la religi6n de un en cuanto a capacidades y deseos que el estudio de los individuos no podrfa

pueblo, sus nociones generales de moral, su estado econ6mico y doméstico, proporcionar en el curso de una Vida. Los registros de cualquier sociedad,

su condici6n politica y las caracterfsticas de su progreso al mismo tiempo; sean de 10 que sean, ya sean restos arquitect6nicos, epitafios, registros civiles,

todo 10 que es necesario para entender completamente su moral y sus cos- mtsica nacional o cualquiera de las miles de manifestaciones de esa men-
tumbres. Pocos han intentado ni siquiera una investigaci6n de este al- talidadcomån que se puede encontrar en cualquier persona, proporciona
cance. [E]l viajero oye y anota 10 que dicen unas y otras personas. Si tres mås informaci6n sobre la moral en un dia que la conversaci6n con indivi-
o cuatro estån de acuerdo en sus declaraciones en algån punto, él deja de duos durante un afio. Por tanto también las costumbres deben ser valora-
tener dudas, y el asunto se zanja. Si difieren, él se queda confuso, no sabe das. .. Se deben buscar indicios generales, en lugar de hacer generalizacio-
a quién creer y decide, probablemente, de acuerdo con sus ideas precon- nes a partir de Ias costumbres de los individuos. En las ciudades, &bundan
cebidas. Cualquiera de los dos casos es casi igualmente malo. Oirå solo una las reuniones sociales? éY cuåles son sus objetivos y su caråcter? Son ma-
versi6n de la cuesti6n si considera solo a una clase de personas, —como el yoritariamente religiosas, politicas o festivas? Si son religiosas, étienen mås
inglés en América, por ejemplo, que se dirige por 10 general con cartas de bien el caråcter de la Semana de la Pasi6n en Roma, o de una reuni6n de
presentaci6n de los comerciantes de su pais a los comerciantes de las ciu- campamento en Ohio? Si son politicas, •ese refinen las personas en amplias
dades maritimas—. .. Esa interrelaci6n parcial es fatal para las observaciones llanuras para adorar al Sol del Imperio Celestial como en China; 0 en ayun-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

tamientos, para protestar ante los representantes politicos, como en Ingla- san y sienten de manera suficientemente parecida como para convivir en
terra; o en lugares secretos, para hacer saltar minas bajo los tronos de sus base a un acuerdo general sobre .10 que estå bien y 10 que estå mal. Es empresa
gobernantes, como en Espafia? Si son festivas, éson mås bien como los car- del viajero verificar cuål es este acuerdo general en la sociedad que visita...
navales italianos, donde todo el mundo se rie; o como unas vacaciones egip-
cias, donde todos los Ojos se fijan solemnemente en los derviches giradores?
No encontrarå mejor lugar de estudio que el cementerio, ni una ensefianza
mås instructiva que la de las inscripciones funerarias. El lenguaje breve de
éEstån las mujeres allf? ('Ell qué proporci6n, y con qué tipo de libertad?
los muertos le ensefiarå mås que los mås largos discursos de los vivos.
éCuåles son los entretenimientos påblicos?... En las pequefias ciudades del
campo, éC6mo se imitan las ciudades? gas emulan los provincianos sobre Aprenderå cuåles son las posturas prevalentes ante la muerte; y cuando
todo en los espectåculos, en la ciencia, en las artes plåsticas? En los pueblos, sepa cuål es la postura comån ante la muerte, sabrå también sobre nume-
écuåles son los entretenimientos populares? refine la gente para beber rosos aspectos de la Vida; es decir, habrå penetrado en el interior de la
o para leer, para debatir, para jugar a juegos de mesa, o para bailar? éC6mo moral... [L]as piråmides de Egipto nos cuentan al menos que la muerte
son los edificios påblicos? éCome la gente fruta y cuenta historias? bebe no se contemplaba como el gran nivelador, que los reyes y los campesinos
cerveza y habla de politica? •co pide té y pasea? café y juega al domin6? no dormfan lado a lado en la muerte, no mås que en Vida. .. En contraste
é0 limonada y se rie con el ponche?... Un viajero que tenga en cuenta todo con ellas, se encuentran los camposantos de las ciudades inglesas, cuyos
esto diffcilmente mal encaminado. Cada objeto que considere le
podrå ir muertos restan a la completa vista de los vivos; el nifio del colegio le da
instruirå, desde un acueducto hasta una ponchera, desde una penitenciarfa vueltas a su aro entre ellos, y se habla de las noticias del dia encima de sus
hasta una pajarera, desde el instrumental de una universidad hasta el mo- lugares de descanso...
biliario de una cervecerfa o de una guarderfa...
Se puede aprender mucho de las inscripciones funerarias de cualquier na-
En mi opini6n la moral y las costumbres de una naci6n se pueden analizar ci6n. .. Una regla comfin, originada por un sentimiento universal, ha pre-
desde los siguientes apartados de investigaci6n: la religi6n del pueblo, sus sidido el marco de los epitafios durante algunos miles de afios.ß<De mortuis
nociones morales prevalentes, su estado doméstico, su idea de libertad, y nil nisi bonum» [de los muertos, solo cosas buenas] es el acuerdo universal
su progreso, actual o en prospectiva. de los dolientes*. Se sigue de ello que los epitafios deben indicar 10 que se

considera bueno en cada lugar.


EXTRACTO DE LA PARTE 11, CAPiTULO 11, «GENERAL MORAL El observador debe prestar atenci6n a esto. En un pueblo en que «los
el
NOTIONS» [NOCIONES MORALES GENERALES] comerciantes son los principes», el elogio a los difuntos serå de una clase
diferente al que se encontrarå en una naci6n beligerante, o en una comu-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 101-137. Contiene la descrip-
nidad de agricultores...
ci6n de Martineau de los objetos que un soci610go puede estudiar y que
y las aspiraciones de la gente corriente de una sociedad.
revelan las actitudes Incluso la naturaleza de los servicios a la comunidad que se conmemoran,
Este extracto da una idea de la riqueza de su imaginaci6n soci016gica y nos siendo el servicio a la comunidad el mayor elogio, puede indicar mucho.
presenta posibilidades de investigaci6n todavfa fitiles hoy.

A1 hablar de la noci6n popular del sentido moral, se mencion6 que hasta


Los Ojos del viajero pueden encontrar alguna excepci6n alguna vez en su Vida. Hay un camposanto
el momento, a pesar de haber un acuerdo general sobre la pråctica de la
en un pueblo en Inglaterra donde se puede ver la siguiente inscripci6n. Tras el nombre y la fecha se lee:
moral, algunas cosas que se consideran eminentemente correctas en una
Fue un Mal Hijo,
época o pais se consideran eminentemente err6neas en otros; si bien las per- Un Mal Marido,
Un Mal Padre.
sonas de una época o pafs, habiendo crecido bajo influencias comunes, pien-
«EI malvado serå enviado al Infierno».

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Haniet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

tamientos, para protestar ante los representantes politicos, como en Ingla- san y sienten de manera suficientemente parecida como para convivir en
terra; o en lugares secretos, para hacer saltar minas bajo los tronos de sus base a un acuerdo general sobre 10 que estå bien y 10 que estå mal. Es empresa
gobernantes, como en Espafia? Si son festivas, éson mås bien como los car- del viajero verificar cuål es este acuerdo general en la sociedad que visita..
navales italianos, donde todo el mundo se rfe; o como unas vacaciones egip-
No encontrarå mejor lugar de estudio que el cementerio, ni una ensefianza
cias, donde todos los Ojos se fijan solemnemente en los derviches giradores?
mås instructiva que la de las inscripciones funerarias. El lenguaje breve de
éEstån las mujeres allf? ('En qué proporci6n, y con qué tipo de libertad?
los muertos le ensefiarå mås que los mås largos discursos de los vivos.
éCuåles son los entretenimientos påblicos?... En las pequefias ciudades del
campo, éC6mo se imitan las ciudades? éLas emulan los provincianos sobre Aprenderå cuåles son las posturas prevalentes ante la muerte; y cuando
todo en los espectåculos, en la ciencia, en las artes plåsticas? En los pueblos, sepa cuål es la postura comån ante la muerte, sabrå también sobre nume-
écuåles son los entretenimientos populares? refine la gente para beber rosos aspectos de la Vida; es decir, habrå penetrado en el interior de la

o para leer, para debatir, para jugar ajuegos de mesa, o para bailar? éC6mo moral... [L]as piråmides de Egipto nos cuentan al menos que la muerte
son los edificios ptåblicos? éCome la gente fruta y cuenta historias? ('0 bebe no se contemplaba como el gran nivelador, que los reyes y los campesinos
cerveza y habla de politica? •to pide té y pasea? café y juega al domin6? no dormfan lado a lado en la muerte, no mås que en Vida.. En contraste
8) limonada y se rie con el ponche?... Un viajero que tenga en cuenta todo con ellas, se encuentran los camposantos de las ciudades inglesas, cuyos
esto diffcilmente mal encaminado. Cada objeto que considere le
podrå ir muertos restan a la completa vista de los vivos; el nifio del colegio le da
instruirå, desde un acueducto hasta una ponchera, desde una penitenciarfa vueltas a su aro entre ellos, y se habla de las noticias del dia encima de sus
hasta una pajarera, desde el instrumental de una universidad hasta el mo- lugares de descanso...
biliario de una cervecerfa o de una guarderfa...
Se puede aprender mucho de las inscripciones funerarias de cualquier na-
En mi opini6n la moral y las costumbres de una naci6n se pueden analizar ci6n. .. Una regla cornfin, originada por un sentimiento universal, ha pre-
desde los siguientes apartados de investigaci6n: la religi6n del pueblo, sus sidido el marco de los epitafios durante algunos miles de afios. «De mortuis
nociones morales prevalentes, su estado doméstico, su idea de libertad, y nil nisi bonum» [de los muertos, solo cosas buenas] es el acuerdo universal
su progreso, actual o en prospectiva. de los dolientes*. Se sigue de ello que los epitafios deben indicar 10 que se

considera bueno en cada lugar.

EXTRACTO DE LA PARTE 11, CAPfTULO 11, «GENERAL MORAL El observador debe prestar atenci6n a esto. En un pueblo en el que «los
NOTIONS» [NOCIONES MORALES GENERALESI comerciantes son los principes», el elogio a los difuntos serå de una clase
diferente al que se encontrarå en una naci6n beligerante, o en una comu-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 101-137. Contiene la descrip-
nidad de agricultores. ..
ci6n de Martineau de los objetos que un soci610go puede estudiar y que
revelan las actitudes y las aspiraciones de la gente corriente de una sociedad. Incluso la naturaleza de los servicios a la comunidad que se conmemoran,
Este extracto da una idea de la riqueza de su imaginaci6n soci016gica y nos siendo el servicio a la comunidad el mayor elogio, puede indicar mucho.
presenta posibilidades de investigaci6n todavfa fitiles hoy.

A1 hablar de la noci6n popular del sentido moral, se mencion6 que hasta


* Los Ojos del viajero pueden encontrar alguna excepci6n alguna vez en su Vida. Hay un camposanto
el momento, a pesar de haber un acuerdo general sobre la pråctica de la
en un pueblo en Inglaterra donde se puede ver la siguiente inscripci6n. Tras el nombrc y la fecha se lee:
moral, algunas cosas que se consideran eminentemente correctas en una
Fue un Mal Hij0,
época o pafs se consideran eminentemente err6neas en otros; si bien las per- Un Mal Marido,
Un Mal Padre.
sonas de una época o pafs, habiendo crecido bajo influencias comunes, pien-
«El malvado serå enviado al Infierno».

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Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de Ia Sociedad
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

No es de poca significaci6n el hecho de que se honre a un hombre después meros frutos de la fantasia y de los sentimientos de las sociedades mås
de su muerte por haber hecho una carretera, o por haber fundado un mo- rudas; e incluso en las mås civilizadas, constituyen la inica poesia de gran
nasterio, o donado una escuela.. parte del pueblo, Su influencia, por tanto, en el caråcter de un pais se ha
reconocido y sentido universalmente...
El viajero debe hablar con la gente mayor, y ver cuål es la naturaleza de la
locuacidad de la edad. Debe hablar con y anotar la naturaleza
los nifios, Parece que las canciones populares son tanto la causa como el efecto de la

de las aspiraciones de la infancia. Aprenderå entonces 10 que estå bien a moral general: que primero se forma y luego reacciona. Desde ambos puntos
Ojos de aquellos que ya han pasado por la sociedad que estudia, y 10 apren- de vista, sirven como indicador de la moral popular. Las baladas de la gente
derå de las esperanzas de aquellos que todavfa tienen que entrar en ella. nos presentan, no solo vividas escenas de objetos comunes que estån ante

•eEs el orgullo de una madre mayor que todos sus hijos tengan su honor sus Ojos, proporcionadas con mås naturalidad de la que corresponderfa a
impoluto y que sus hijas estén seguras en hogares felices? 8) se jacta de otro estilo de composici6n, sino que presentan también los sentimientos
que uno sea un cura, y la Otra una paresa?... mås prevalentes sobre los temas de interés popular mås relevantes. Si no
fuese no habrfa canciones populares. El viajero no puede equivocarse al
asf,
Junto a esto se sitåa el estudio de las grandes épocas de la sociedad visitada...
concluir que ve un reflejo fiel de la mentalidad de la gente en sus baladas.
Las naciones, también, datan 10 que mås les interesa. Es importante aprender
10 que esto significa. La fecha principal de los ciudadanos americanos es la
Revoluci6n; sus fechas secundarias son y las de las nuevas ad-
las elecciones, EXTRACTO DE LA PARTE 11, CAPfTULO IV, «IDEA OF
misiones en la Uni6n. Las personas de Amsterdam datan la finalizaci6n de LIBERTY» [IDEA DE LIBERTAD]
la Stadt Huis; los espafioles el descubrimiento de C016n; los alemanes las ha-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 183-205. Martineau analiza
zafias de Lutero; los haitianos el secuestro de Toussaint L'Ouverture...
aqui un tema clave, la necesidad de estudiar el equilibrio relativo entre la
un indicador muy importante de las no-
El tratamiento de los culpables es cantidad de dominaci6n y la cantidad de autonomfa moral, o libertad, en
ciones de moral de una sociedad.., Lo que el viajero tiene que observar una sociedad.
por tanto es, primero, si ha habido una mejora en el tratamiento de los
La misma regla —de darle preferencia a la observaci6n de los objetos en
delincuentes en los pafses donde la poblaci6n se ha pronunciado sobre ello;
lugar de confiar en el discurso de las personas— se sostiene apropiadamente
y, en los pafses dirigidos desp6ticamente, si lapoblaci6n se conmueve por
en la tarea de confirmar la idea de libertad que alberga y de la que es cons-
las condiciones de los criminales de Estado, y si los hombres se tratan entre
ellos con rencor cuando reclaman leyes para la ciudadanfa•
ciente una sociedad. Los objetos que se deben observar para este prop6sito
son los siguientes...
Hasta un nivel relativamente alto de civilizaci6n, la ley defiende la Vida
[Lla policfa de un pais [es] un signo fiable de la idea de libertad que existe
mucho después de que el coste privado de ello se haya comprobado o haya
cesado. Antes de que la ley haya reconocido debidamente 10 sagrado de la
en Cuando los soldados son los guardianes del orden social, el que sean
él.

tropas reales —una maquinaria destructiva organizada contra el pueblo— es


Vida humana, los duelos, las reyertas, los asesinatos, se interrumpen pråc-
ticamente e incluso se rechaza la guerra en alguna medida. Y Ilega el mo- totalmente diferente de que sean la Guardia Nacional, que se alza cuando
el pueblo 10 necesita, en beneficio del pueblo...
mento... Se restringen las penas capitales, —y mås que restringidas— se pro-
hiben. Ese es el proceso. Estå ahora casi completado en los Estados Unidos; Esas son algunas de las relaciones de las personas con la autoridad... En
avanza råpidamente en Inglaterra... algunas regiones, todos los hombres van armados: en otras, es delito Ilevar

La parte mås verdaderamente popular y la mås familiar de la poesfa de cada armas: en otras, personas pueden hacer 10 que desean. En algunos pafses,
las

naci6n debe ser siempre la de las canciones. Son invariablemente los pri- las clases visten conforme a la ley, en otros, de acuerdo con su opini6n:

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

mientras que la moda es el finico dictador en un tercer grupo. En algunas Un punto de cierta importancia es si los habitantes de las provincias de-
sociedades los ciudadanos deben obtener permiso de las autoridades para penden de la gesti6n e imitan los modos de Vida de la metr6polis, o si tie-
desplazarse de un lugar a Otro; en otros, solo a los forasteros se les requiere nen sus propios principios y costumbres. Cuando hay menos libertad y
el pasaporte, en otros, hay total libertad de movimientos. menos deseo de ella, todo se centra en la metr6polis. Cuando hay mås li-

bertad, cada «ciudad, pueblo y aldea» piensa y actüa por sf mismo...


Se da por hecho que el viajero se informa, antes de salir de viaje, de la

forma de gobierno y del curso general de la ley en la naci6n que estudia. Los peri6dicos proporcionan evidencias s61idas de las ideas polfticas de la

Mirarå ambas, se ocuparå de la administraci6n y de c6mo se forman las gente; ningån peri6dico particular, exceptuando dos, quizås, coincide com-
leyes, y visitarå, cuando se 10 permitan, las cortes de justicia asi como las pletamente con otro en principios y sensibilidad, y se puede pensar que
salas del parlamento. Pero debe recordar que ni la composici6n del go- ninguno es absolutamente honesto. El viajero no debe formar su opini6n

bierno, ni el conjunto de leyes, ni su administraci6n, son una prueba de la


a partir de peri6dicos particulares, sino a partir de la libertad de expresi6n
que encuentra que se permite, o de las restricciones impuestas a la expre-
idea de libertad presente entre la poblaci6n, excepto en una repåblica de-
mocråtica, donde los actos de gobierno son el resultado de la filtima ex-
si6n. La idea de libertad debe ser escasa y débil entre las personas que per-
presi6n del deseo nacional... miten que el gobierno mantenga una censura estricta; y debe ser poderosa
y efectiva en una sociedad que puede expresar todas sus quejas a través de
Si una sociedad estå dividida en dos clases, o si hay una gradaci6n, es Otra
los peri6dicos, sean como sean de desalentadores Ios informes de los pe-
consideraci6n importante„ Donde hay solo dos, propietarios y trabajadores, ri6dicos sobre la situaci6n de las cuestiones sociales.
la idea de libertad es deficitaria o estå ausente. La clase propietaria no puede
tener otro deseo sobre la cuesti6n que reprimir el intrusionismo de los so-

beranos que estån por encima de ellos, o de la clase trabajadora por debajo
de ellos; y en la clase trabajadora la concepci6n de libertad no estå todavfa LECTURA 2-2
formada...

Hay dos promesas implicitas en el progreso de la idea de libertad en una EXTRACTOS DE SOCIETY INAMERICA
comunidad: una es la mezcla de las funciones de propietarios y trabajadores [SOCIEDAD EN AMERICA]
en la sociedad en su conjunto, dirigida por un gobierno representativo;
El trabajo de investigaci6n mås famoso de Martineau se basa en dos afios
Otra es la gradaci6n de los rangos por algån Otro principio que el de la su-
de trabajo de campo en los Estados Unidos. La estructura analftica del estu-
cesi6n hereditaria...
dio se anticipa en su trabajo metod016gico paralelo, How to Observe Morals
En estrecha conexi6n con esto, debe observar las condiciones de los sirvien- and Manners, cuyos extractos se han incluido en la lectura anterior.

tes... En una casa de campo irlandesa, el invitado puede desear a veces cerrar

con llave su armario. En Inglaterra, percibe los lfmites que tiene una clase EXTRACTO DE «INTRODUCTION» [INTRODUCCIÖN]
para dirigirse a la clase superior. En Francia, una lavandera le habla con
Esta selecci6n se ha extrafdo del volumen I, påginas i-xv. Aqui, Martineau
tanta comodidad a la duquesa como la duquesa a la lavandera. En Holanda,
esboza su estrategia para estudiar la relaci6n entre la moral y las costumbres
el servicio doméstico tiene habitaciones tan escrupulosamente limpias como
en los Estados Unidos, y describe c6mo realiz6 su trabajo de campo.
las de sus patrones. En Irlanda, duermen en compartimentos escondidos.

En Nueva York, pueden hacerse cargo de su propio alojamiento. En Cuba,


duermen, como perros, en los pasillos de las viviendas familiares... Fuente: Harriet Martineau, Society in America, 2 vols. (New York: Saunders and Otley, 1837).

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Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Buscando métodos con los que poder comunicar lo que he observado en la asamblea legislativa de Virginia;. después fui desde Carolina del Norte

mis viajes, sin tener ninguna pretensi6n de ensefiar al inglés, o juzgar a los
y del Sur hacia Charleston... y Columbia, Carolina del Sur.. Atravesé los

americanos, se me ocurrieron dos recursos; y he adoptado ambos. Uno es


estados del sur,... Georgia,. . Alabama,. Nueva Orleans,... Tennessee e,.

comparar el estado en el que se encuentra América con los principios en Kentucky. .. Descendi por el Ohio hasta Cincinnati, [después segui hacia]
los que declaradamente se funda; por tanto, analizar las instituciones, la Virginia
Ilegando de nuevo a Nueva York el 14 de julio de 1835. Pasé
moral y las costumbres siguiendo un patron incuestionable y para nada ar-
el otofio en Massachusetts... Rhode Island... New Hampshire y Vermont..
bitrario, y asegurando que mi punto de vista es el mismo que el de mis En mi tlltimo viaje... me alejé hacia el oeste,... yendo desde el Lago Erie a
lectores en ambas naciones. Detroit, y a 10 largo del territorio de Michigan... a Chicago. y por _los
lagos Michigan, Hur6n y St. Clair hasta Detroit, visitando Mackinaw por
A1 trabajar de acuerdo con este método, mis principales riesgos son dos.
el camino. Navegué desde Nueva York hacia Inglaterra el 1 de agosto de
Tengo el riesgo de no comprender plenamente los principios en los que se
1836, habiéndome ausentado justo dos afios.
fundamenta la sociedad en Estados Unidos; y de errar en la interpretaci6n
de los hechos que Ilegaron a mis sentidos. Respecto a esto filtimo,... Solo En el transcurso de esta gira, visité casi cada tipo de instituci6n. Las pri-

puedo explicar que no he escatimado esfuerzos en descubrir la verdad, en siones... los centros psiquiåtricos y Otros hospitales. .. las instituciones li-

ambas divisiones de mi tarea; y que invito a hacer correcciones, en todos terarias y cientfficas; las fåbricas del norte; las plantaciones del sur; las gran-
los errores que se encuentren... jas del oeste. Vivi en casas que podrfan haberse llamado palacios, en
alojamientos de alquiler, y en una casa-granja. Viajé... en vagones de
El Otro método por el que propongo reducir mi propia responsabilidad
tren. en diligencias... a lomo de caballos. en barcos de vapor. Presencié
consiste en permitir a los lectores que juzguen por sf mismos, mejor de 10
bodas y bautizos;. .. balnearios y... festivales campestres. venta de tierras,
que yo puedo hacerlo por ellos, si mi testimonio merece Ia pena. Para este
el mercado de esclavos.
prop6sito, ofrezco un breve relato cle mis viajes,... y un informe de los

principales medios que utilicé para obtener conocimientos del pais... He respetado y querido a amigos de cada partido politico; y de casi

Desembarqué en Nueva York el 19 de septiembre de 1834; realicé una corta cada denominaci6n religiosa; entre tratantes de esclavos, colonizadores y

visita. ..Nueva Jersey,... y crucé de nuevo Nueva York en mi camino


a...
abolicionistas; entre granjeros, abogados, comerciantes, profesores y cléri-
gos. Estuve con varias tribus de indios; y pasé meses en los estados surefios,
hacia. el Hudson, y Stockbridge, Massachusetts. Viajé a través del Es-
tado de Nueva York,.. a las Cataratas del Niågara,. Embarqué en el Lago siempre con negros cerca de mi.

Erie, tomando tierra a espaldas de Pennsylvania, y viajé hacia el sur... hacia Esas fueron mis fuentes de informaci6n...
Pittsburgh. por las Alleghanies hacia Northumberland, [a] ... Philadel-
Me dijeron a menudo que ser una mujer era una desventaja; y que se hubiera
phia... Baltimore. y Washington. Disfruté de oportunidades especiales escuchado hablar previamente de mf, otra. No estoy de acuerdo con ello.
de ser testigo en procesos de la Corte Suprema en las dos cåmaras del Con-
greso. Conocf a casi todos los senadores y representantes eminentes, tanto
Estoy segura de que he visto mucho mås de la Vida doméstica de 10 que se
de la administraci6n como del lado de la oposici6n; y tuve una relaci6n le habrfa mostrado a cualquier caballero que viajara a través del pais. ICa
habitaci6n de los bebés, la alcoba, la cocina, son todas excelentes escuelas
amistosa y cercana con algunos jueces de la Corte Suprema. Disfruté de la

hospitalidad del Presidente, y de los directores de varios departamentos... en las que aprender la moral y las costumbres de la gente y, por 10 que se
Llegué a Montpelier, escafio del Sr. y la Sra. Madison... segui hacia Char- refiere a los asuntos påblicos y profesionales, —aquellos que realmente sien-
lottesville, y pasé dos dias con los hospitalarios profesores de la Universidad ten interés por los mismos pueden obtener siempre informaci6n completa—
del Sr. Jefferson. [Continué] hacia Richmond, donde habfa una sesi6n de ya sean hombres o mujeres. ..

100 101
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

Por 10 que respecta a la Otra objeci6n, solo puedo manifestar mi creencia tirrepublicana, la repåblica no habrfa existido. La minoria puede seguir ade-
de que mis amigos y yo encontråbamos la relaci6n personal mucho mås lante durante un periodo de tiempo en aparente armonfa con la voluntad
gratificante que ningån conocimiento previo producto de habladurfas, por expresa de la mayorfa, la ley. Pero Ilega el momento en el que su anomalfa
10 que siempre olvidåbamos 10 que habfamos ofdo unos sobre otros ante- choca con Ia ley... [L]leva tiempo despertar la voluntad de la mayorfa y,
riormente... hasta que se despierta, el interés de la facci6n estå activo y traspasa la ley. ...

Soy consciente de que trabajé con una finica desventaja peculiar; pero no No hay temor de que la mayorfa sucumba finalmente a la minorfa, de la

puedo calcular cuånto afect6. Me refiero a mi sordera. Esta no pone en pe- armoniosa ley a la anomalfa discordante...

ligro la exactitud de mi informaci6n, creo, hasta donde Ilega, porque Ilevo Se permite que la compleja falacia se dé a diario sin exponerse ni estigma-
una trompetilla de remarcable fidelidad... por 10 que obtengo mås del téte- tizarse. «No hay que hacer concesiones», me dijo un amigo extrafiamente
å-tétes que 10 que escucha la gente de las conversaciones generales. Pero desconcertado por ella, «no disculpas a la gran cantidad de gente excelente
soy consciente de que hay una pérdida no estimada, en un pais extranjero, que ve la anomalfa y las leyes como ttå, pero que se queda callada, porque
resultado de no ofr las conversaciones casuales de todo tipo de personas, creen sinceramente que si hablan y actfian peligrarfa la Uni6n». Esto explica
en las calles, diligencias, hoteles... la conducta de multitud de gente excelente. que agravian o satirizan a

Esta era mi peculiar desventaja. .. La menciono para que la valfa de mi tes- los abolicionistas y, después, frenan sus lenguas. Pero es posible que no
timonio se reduzca de acuerdo con el efecto que se le suponga a esta cir- vean que si la esclavitud estå mal, y si de hecho estå ligada a la Uni6n,
cunstancia. glebe caer la Uni6n?... Considero una premisa falsa y dafiina que la escla-

vitud esté ligada a la Uni6n: pero me cref el dictamen, no seré yo quien


«retrase el dia fatidico». Cada dfa que deje pasar los males de cualquier
EXTRACTO DE LA PARTE 1, CAPfTULO 111, SECCIÖN IV
clase que la repåblica sostenga en su seno sin rectificar;... cada dia que
«ALLEGIANCE TO LAW» [LEALTAD A LA LEY]
afiada una sanci6n a la fuerza bruta y altere lo sagrado de las leyes, cada
Esta selecci6n se ha extrafdo del volumen I, påginas 120-134. Martineau dia que prolongue la impunidad del opresor y el desaliento del oprimido,
realiza el descubrimiento te6rico de la cuesti6n de la anomalfa —una relaci6n serå un dia mås fatidico que el que acompafie a la palabra renovaci6n.
de contradicci6n entre la moral (o los principios) y las costumbres (o las Pero el dictamen no es cierto...
pautas de interacci6n)—. Aquf, explora la anomalia y sus implicaciones.
Dejemos que los ciudadanos no hagan sino obedecer individualmente para
La ley, en una repfiblica, es la encarnaci6n de la voluntad del pueblo. Mien-
respetar la ley, y veamos 10 que hacen los demås, ningfin vecino la transgrede,
tras la repåblica se halle en un estado saludable y natural, sin contener ano-
ningån hombre de Estado la desprecia sin recibir reproches, ningån nifio
malfas,... la ley funciona fåcilmente, y se comprende y reverencia... crece ignoråndola o descuidåndola; y la Uni6n estarå segura como tierra

Si hay alguna anomalia en las instituciones de una repåblica, seguro que el sobre la que pisar. Si no se hace, todo estarå en peligro, durante esa tempo-
funcionamiento de la ley se ve perturbado, mås pronto o mås tarde: y es rada; no solo la Uni6n, Sino la propiedad, el hogar, la Vida y la integridad.

normalmente la exhibici6n de esa perturbaci6n el sfntoma por el que pri-


mero se detecta, y después se cura... Serå asi con la esclavitud; y con cada EXTRACTO DE LA PARTE 11, CAPfTULO V, SECCIÖN 1
instituci6n inconsistente con los principios fundamentales de la democracia. (MORALS OF SLAVERY» [LA MORAL DEL ESCLAVO]
El proceso se identifica fåcilmente. Los intereses universales de una minorfa
—o quizå de una clase particular— estån ligados a la anomalfa: de una mino- Esta selecci6n estå extraida del volumen II, påginas 106-136. Como ya se
rfa, porque si la mayorfa hubiese estado interesada en alguna instituci6n an- hace evidente en el extracto anterior, la esclavitud es para Martineau la mås

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

seria de las anomalias de la sociedad de los EE. UU. Explora la tensi6n


magullado y las extremidades fracturadas, y cuidaron amablemente de ella;
entre dicha instituci6n y los principios de la sociedad con un detalle vivido y ora unas sefioras de la beneficencia la mantienen en Boston, en su con-
en este capitulo. Trata con un anålisis directo los temas tabtles de entonces, dici6n de mutilada.
la sexualidad y la raza.
Echemos otro vistazo al verdadero libertinaje del sur, y sentenciemos
Este titulono estå escrito en tono de broma; a pesar de que parezca broma si, con una sociedad en tal estado, puede haber algo de seguridad en la pu-
en algån momento, cuando contrastamos la esclavitud con las reglas y los reza y la paz domésticas. Las relaciones con las cuarteronas* de Nueva Or-
principios que ponen a prueba todas las instituciones americanas —los prin- leans son casi universales, como me aseguraron...
cipios de que todos los hombres nacen libres e iguales— los legisladores de-
Las madres de las chicas cuarteronas* de Nueva Orleans las han criado para
rivan sus justos poderes del consentimiento de los gobernados; y la regla
ser 10 que son: las amantes de los sefiores blancos.. , Externamente, las chi-
de la justicia reciproca. Esta discrepancia entre principios y pråcticas no
necesita mås palabras. Pero la instituci6n de la esclavitud existe; y 10 que cas estån muy bien educadas y son, probablemente, tan guapas y estån tan
tenemos que ver es cuål es la moral de una sociedad sometida a ella.
dotadas como 10 pueda estar cualquier colectivo de mujeres. Cada hombre
joven elige pronto a una, y la acomoda en una de esas casas tan bonitas y pe-
éQué virtudes sociales son posibles en una sociedad en la que Ia injusticia
culiares... de Ios Remparts... La relaci6n dura a veces toda la Vida, pero nor-
es la caracterfstica principal?, éen una sociedad que estå dividida en dos
malmente durante varios afios. En el filtimo caso, cuando le Ilega el momento
clases, los siervos y los sefiores>
al sefior de buscar una esposa blanca, la terrible noticia Ilega a su compafiera
[M]e han suplicado a menudo comprensi6n, indulgencia, paciencia en cuarterona...Nunca o en contadas ocasiones se tiene noticia de que la sefiora
defensa del sistema. La falacia de esto es tan repugnante que hace falta cuarterona forme una segunda relaci6n. Muchas se suicidan: mås mueren con
exponerla en cualquier lugar, y en el acto. Estaba... cansada de explicar el coraz6n roto. Algunos hombres mantienen la relaci6n tras el matrimonio...
que la indulgencia nunca puede expiar el dafio: que consentir el extremo,
Qué seguridad de pureza y paz domésticas se puede encontrar cuando
durante toda una Vida, no compensa los derechos ignorados, no repara la
cada hombre ha tenido dos relaciones, una de las cuales debe esconderse;
injusticia irreparable...
y dos familias, cuyas existencias no deben ser conocidas por ambas?...
La injusticia inherente al sistema. origina toda una cosecha de falsa
moral hacia el resto de la sociedad. No hay ocasi6n de explicar c6mo se gestionan las mujeres esclavas en es-

tados donde el objetivo es criar a tantas como sea posible, como si fueran
La opresi6n de los negros es el vicio mås repugnante que conmueve al ex- ganado, para el mercado surefio: por no sefialar el silencio infinito que
tranjero en el pafs. No podrfa nunca ser de Otra forma si los seres humanos
rodea esta pråctica..
estån completamente sometidos a la voluntad de otros seres humanos, que
no estån bajo ningån otro control externo que el de la ley que prohfbe matar Es bien sabido que la violencia mås salvaje que ahora se escucha en el

y mutilar; una ley que es diffcil hacer cumplir en casos particulares... mundo tiene lugar en los estados del oeste y del sur de América. Se queman
a personas vivas, se extraen Ios corazones, y se enganchan en la punta de
Una joven negra habia escapado... y se dio la alarma a los agentes que,
un cuchillo, y otros actos igual de diab61icos, que resultan del odio mås
bajo la direcci6n del patr6n, entraron en la casa [donde ella se habfa es-
profundo del que es capaz el coraz6n humano. .. Surgen del libertinaje de
condido] Ella huy6 subiendo por las escaleras a su habitaci6n en el tercer
las costumbres. El negro estå desesperado porque le quitan a su mujer. ..
piso,y desplaz6 un mueble pesado contra la puerta. No obstante, los agen-
Si el negro intenta contratacar arde madera a su alrededor. ..
tes empujaron y entraron, y la chica se tir6 por la ventana a la calle pavi-

mentada. Su patr6n la mir6 mientras ella yacfa, declar6 que ya no valdrfa


para nada, y se volvi6 al sur. Se Ilevaron a la pobre criatura, con el cuerpo
Nota del E.: Cuarteronas: descendientes de mestizos.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

Veamos, de todas formas, cuål es el mejor estado de las cosas. Tomemos modidades a base de la voluntad extinguida o segregada de aquellos a quie-
las palabras y Ios actos de algunos de los miembros mås religiosos, refinados nes han hecho dafio; sino coacci6n también por sus propias leyes. Las leyes
y amigables de la sociedad. Este aspecto de la cuesti6n me causaba mås contra la prensa son tan dictatoriales como en la mayorfa de los pafses des-
pena, si era posible, que mås tempestuosos que habfa presenciado. La
los p6ticos de Europa...
vulgaridad y dureza de las los mås distinguidos;
mentes y las costumbres de
éQué se puede pensar de la libertad de los sefiores sujetos a la siguiente ley?
10 obtuso del sentido moral de los mås aplicados...
«Cualquiera que intente ensefiar a una persona libre de color, o a un esclavo,

Una sefiora surefia, con una justa reputaci6n por su finura. .., me cont6 la a deletrear, leer o escribir, serå. .. multado... con quinientos d61ares».
siguiente historia. obviamente sin ser consciente de estar diciendo algo re-
Qué se puede pensar de la libertad de los sefiores que no pueden liberar a
marcable. .. Habia tenido a una bonita chica mulata, de la que se declaraba
sus propios esclavos, excepto por consentimiento de un juez.
orgullosa. Un joven Ileg6 para quedarse en su casa y se enamor6 de la chica.
«Ella vino a mf», dijo la sefiora, «en busca de protecci6n, y se la proporcioné».
El joven se fue, pero después de unas semanas volvi6 diciendo que estaba
EXTRACTO DE LA PARTE CAPfTULO 111, SECCIÖN VII 1,

«POLITICAL NON-EXISTENCE OF WOMEN»


tan enamorado de la chica que no podia vivir sin ella. «Me dio pena el joven»,
[LA NO-EXISTENCIA POLITICA DE LAS MUJERES]
concluy6 la sefiora, «asf que le vendf a la chica por 1.500 d61ares»...

La degradaci6n de la mujer es tan evidente como consecuencia de las ac- Esta selecci6n se ha extrafdo del volumen I, påginas 148-154. En este pode-
titudes mostradas anteriormente, que no hace falta extenderse en este pe- roso trabajo feminista, Martineau explora la segunda anomalfa mås impor-
noso asunto. Por degradaci6n de la mujer, no me refiero a que haya nin- tante de los Estados Unidos: la falta de derechos de la mujer. El estatus de la

guna duda sobre la pureza de sus costumbres... mujer es una preocupaci6n que se analiza en otras secciones de este trabajo,

por ejemplo, en relaci6n con sus circunstancias econ6micas y domésticas.


Su degradaci6n surge, no de su propia conducta, sino de la de todas las

otras partes. Cuando la mayorfa de hombres guardan secretos que sus


los Uno de los principios fundamentales anunciados en la Declaraci6n de In-

mujeres deben ser las filtimas en conocer; cuando las inquietudes mås apa- dependencia es que el gobierno obtiene sus justos poderes del consenti-
sionantes y absorbentes de la Vida desgastan en un aspecto a un sexo, y en miento de los gobernados. éC6mo se puede conciliar esto con la condici6n
otro al Otro, se debe poner fin a toda confianza y empatfa generalizada, y politica de las mujeres?
la mujer un ornamento en la casa de su marido, la
se repliega para ser ad- Los gobiernos de los Estados Unidos tienen el poder de gravar con impues-
ministradora doméstica de su feudo, y no su amiga autosuficiente... tos a las mujeres que tienen propiedades; de divorciarlas de sus maridos; de

Por supuesto, mås fatalmente que cualquier Otro,


los nifios sufren, quizås multarles, meterlas en prisi6n y ejecutarlas por ciertos delitos. •eDe d6nde
el sistema de esclavitud. •Qué podemos esperar de nuestros nifios pequefios
obtienen estos gobiernos sus poderes? No son «justos», ya que no se obtie-

que crecen considerando que el atributo mås apreciable del hombre es la nen del consentimiento de Ias mujeres a las que sin embargo gobiernan.
valentfa ffsica; orgullo de la especie y noble gracia de la casta?... éQué se Los gobiernos de los Estados Unidos tienen el poder de esclavizar a cicrtas

puede esperar de las nifias pequefias que se jactan de haber hecho que azo- mujeres; y también de castigar a otras mujeres por su trato inhumano hacia
ten a un negro por ser impertinente con ellas> tales esclavas. Ninguno de estos poderes son «justos»; ya que no se obtienen

[L]a aristocracia del sur no sabe 10 que es la libertad. muchos parecen del consentimiento de las gobernadas.

inconscientes del estado de coacci6n en el que viven ellos mismos• co- Los gobiernos decretan en algunos estados que las mujeres tengan la mitad
acci6n, no solo por sus temores, por ser dependientes de sus continuas co- de la propiedad de sus maridos; en otros un tercio. En algunos, una mujer,

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

al casarse, le entrega todas sus propiedades al marido; en otras, retiene una que las mujeres deben cumplir. La respuesta a esto es que las mujeres son
porci6n, o el total, en sus propias manos. éDe d6nde obtienen los gobiernos las que mejor pueden juzgar... Pero sus guardianes siguen la antigua
10
por tanto el injusto poder de disponer de la propiedad sin el consenti- tradici6n de decidir 10que es mejor para sus tuteladas. El cultivador geor-
miento de las gobernadas? giano percibe 10 duro que la libertad seria para sus esclavos, Y los mejores
amigos de la mitad de la raza humana deciden perentoriamente por ellos
Los principios democråticos condenan todo esto por err6neo; y requieren
la representaci6n politica igualitaria de todos los seres racionales. Los nifios,
y por sus derechos, sus deberes, sus sentimientos, sus poderes. En todos
estos casos, por tanto, las personas son cuidadas asf creen que .1a decisi6n
los idiotas y los delincuentes, durante el periodo de confinamiento, son las

finicas excepciones.
abstracta permanece en ellas; que aunque puedan ser obligadas a rendirse,
no requieren aquiescencia.
El caso es tan Claro que 10 podrfa dejar aqui; pero es interesante investigar
c6mo una decisi6n tan obvia ha Sido evadida para dejar en todo caso a las
Se alega que la mitad de la raza humana consiente en América la decisi6n
de que mitad gobierne sus derechos y deberes. Y hay casos en que
la otra
mujeres sin derechos politicos. .. Hasta donde he podido comprobar, no
no solo por sumisi6n, sino por conformidad. Hace cuarenta afios, las mu-
se ha ofrecido ninguna respuesta plausible; por la simple raz6n de que no
jeres de Nueva Jersey fueron a las urnas y votaron en las elecciones del Es-
sepuede concebir ninguna respuesta plausible. Los expertos sobre politica
tado [ya que la ley electoral indicaba «habitantes» sin consideraci6n de
con mås principios sobre este tema se han hundido en el... despotismo. ..
sexo]. Se realiz6 una moci6n para corregir la inadvertencia; y se adopt6,
Jefferson dice... «Las mujeres, para prevenir su depravaci6n moral y cual- como decisi6n natural; sin ninguna enmienda, hasta donde pude saber, de
quier ambigüedad sobre la cuesti6n, no se podfan mezclar promiscuamente las personas que iban a ser perjudicadas. Esa conformidad prueba la de-
en los encuentros påblicos de los hombres.. .» iComo si no hubiera manera gradaci6n de la parte perjudicada... Una aquiescencia como esta es un ar-
de conducir asuntos påblicos sin reuniones promiscuas! iComo si hubiese gumento para cortar el camino incorrecto de quienes 10 usan.
mås en las reuniones promiscuas de asuntos politicos que en las
peligro
Pero esta aquiescencia es solo parcial; y, para dar muestra de la fuerza de la
reuniones de adoraci6n, de oratoria, de måsica, de entretenimientos dra-
petici6n, la aquiescencia debe ser completa. Yo, al menos, no estoy con-
måticos, de cualquiera de las miles de interacciones de la Vida civilizada!
forme... Sé que hay mujeres en Inglaterra que en esto estån de acuerdo
La petici6n no merece una palabra mås...
conmigo, sé que hay mujeres en América que en esto estån de acuerdo con-
Mill dice,.. L «Desde esta perspectiva, se puede considerar que los intereses migo. La excusa de la aquiescencia se invalida con nosotras.
de casi todas las mujeres estån recogidos, bien en los de sus padres, bien
Se insta a que, en disfrute de la protecci6n que confieren algunas leyes, las
en los de sus maridos». , .

mujeres den su consentimiento a todo. Esto requiere una respuesta breve.


La palabra «casi», en la frase de Mill, rescata a algunas mujeres de la exclu- Cualquier protecci6n conferida asi es, en las circunstancias de la mujer,
si6n que propone. En la medida en que hay mujeres que no tienen maridos una bendici6n que otorgan con placer aquellos en cuyo poder se encuentra
ni padres, esta proposici6n es absurda. la mujer. Ningån tipo de bendici6n compensa la privaci6n de Otra cosa...
Los intereses de las mujeres que tienen padres y maridos nunca pueden ser No puedo entrar a valorar la petici6n mås comån de todas; la que se refiere
idénticos a los de ellos, pero sf hay una necesidad de leyes que protejan a las el juicio y la voluntad del
a la influencia real de la mujer; su influjo sobre
mujeres de sus maridos y padres. Esta declaraci6n no merece una palabra mås. hombre a través de su coraz6n; y similares. Uno también podrfa intentar
diseccionar la neblina matutina...
Algunos que desean que haya igualdad en la propiedad entre hombres y
mujeres, se oponen a la representaci6n politica de las mujeres, basåndose La verdad es que, aunque hay mucho que decir sobre «la esfera de la mu-
en que los deberes politicos serfan incompatibles con otros deberes con los jer», dos nociones ampliamente diferentes se asocian con 10 que quiere

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Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

decir esa expresi6n. La mås reducida y, para el partido en el poder, la noci6n ninguna sociedad excepto la suya que se someta de la misma manera a las
mås conveniente, es que esa hombres y limitada
esfera estå fijada por los restricciones de la cautela perpetua, en referencia a las opiniones de los

por su idea de propiedad; una noci6n de la que pueden disentir justamente demås. Podrån viajar por todo el mundo, y no encontrarån ningån pais
todas y cada una de las mujeres. La concepci6n amplia y verdadera es la de excepto el suyo donde los propios nifios... hablen de los efectos de las accio-

la esfera fijada por Dios, y limitada por los poderes que Él ha conferido...
nes en las mentes de las personas...

La mujer tiene el poder de representar sus propios intereses, nadie se 10 «Sra. B», le dijo un chico de once afios a una amiga mfa, qa qué iglesia

puede negar hasta que ella 10 haya intentado... Una vez establecido el prin- va?» —«A la del Sr. » —«Oh, Sra. B., •zes usted unitaria?» —«No.»

cipio, los métodos para hacerlo efectivo se seguirån de una forma fåcil y tonces, por qué va a esa iglesia?» —«Porque puedo rezar mejor allf.» —«Oh,
natural, en una transmutaci6n remarcable de 10 absurdo a 10 sublime... pero piense en el ejemplo que da, Sra. B. •jen el ejemplo, Sra. B!».

El principio de los derechos igualitarios para las dos mitades de la raza hu- Cuando el extranjero se ha recuperado un poco de la primera desagradable
impresi6n que le produce esta cautela, naturalmente se pregunta qué puede
mana es todo 10 que se tiene en cuenta aqui. Es el verdadero principio de-
haber para que esto merezca la pena. Nunca pude encontrar una respuesta
mocråtico que nunca debe ser seriamente contrapuesto y que, si se evita,

debe ser solo por un corto espacio de tiempo. Los gobiernos solo pueden
satisfactoria a esta pregunta. No puedo imaginar qué dafio le puede hacer
a ningån individuo «la fuerza de la opini6n pfiblica» o la «publicidad»; no
obtener sus justos poderes del consentimiento de los gobernados.
me puedo imaginar qué sufrimiento pueden infligir unas «malas artes» en
un buen hombre o en una buena mujer, que se pueda comparar con el mal
EXTRACTO DE LA PARTE 111, CAPfTULO «IDEA OF 1,
de vivir en una cautela perpetua... Esta esclavitud, este tormento, es peor
HONOUR» [IDEA DE HONOR] Y PARTE CAPfTULO 1, 111,
que el peor que pudiera infligir la «fuerza de la opini6n påblica», incluso
SECCIÖN 1 «OFFICE» [CARGOS] si esa fuerza pudiera cortar la expectativa de un avance politico, la promo-
ci6n profesional o el mejor de los privilegios sociales...
Esta selecci6n se ha extrafdo del volumen II, påginas 155-168 y del volu-
men I, påginas 84-108. Explora las consecuencias para la gente y la Vida Los americanos estarån bien, particularmente los del este y del sur, cuando
politica de la tercera gran anomalfa americana —el temor a la opini6n pt- su idea del honor esté tan encumbrada como la que inspir6 a sus ancestros
blica en una democracia que formalmente promueve la libre expresi6n de
revolucionaros. Cuando quiera que ellos mismos adopten la idea de su de-
las opiniones—. mocracia, como la adoptaron los hombres de Estado en 1801, moderarån
su respeto por la opini6n humana, y realzarån su veneraci6n por la huma-
Es que es mejor vivir para el honor que para la riqueza: pero cuånto
cierto
nidad. Hasta entonces no estarån a la altura de sus instituciones, ni disfru-
mejor, depende de la idea de honor... Si el honor se obtiene de la opini6n
tarån de la libertad y de la paz interiores, para las que 10 exterior solo cons-
que manifiesten los demås, siempre va a haber un temor presente, que con- tituye una parte de sus medios.
tinuamente estimule la acci6n o la impida. En tal caso, se incurre en la
[de «Cargos»]... La tentaci6n de propiciar una opini6n se vuelve poderosa
misma servidumbre que cuando se persigue la riqueza.
cuando un ciudadano desea entrar en el cuerpo legislativo, o ser magistrado
Esta consideraci6n sobre la opini6n se muestra de varias formas en dife- superior del Estado. El riesgo aumenta cuando se vuelve candidato al Con-
rentes partes del pafs, y en 6rdenes sociales diversos...
greso; y no parece que haya expectativa de que un candidato a la presiden-
Los americanos de los estados del norte estån, por educaci6n y håbitos, cia, o sus partidarios, mantengan la simplicidad en su discurso, o conside-

tan acostumbrados a la cautela de la que hablo, que no son consciences de ren la igualdad en la distribuci6n de los puestos y en sus promesas. Todo
esto estå terriblemente mal...
su alcance y singularidad... Podrån viajar por el mundo, y no encontrarån

110 111
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

El principal error es suponer que los hombres no pueden soportar ofr la Hallé una verdad admitida en todos los Estados Unidos, y era que la enor-
verdad. Lo que se ha convertido en el método para conseguir un cargo, no me riqueza privada no es consistente con el espiritu republicano. La riqueza
solo es declarar que se coincide con la opini6n de la supuesta mayorfa, sobre es poder, y no deberfan permanecer grandes cantidades de poder en manos
los grandes temas de los que tendrå que hablar el candidato y sobre los que individuales...

tendrå que actuar cuando esté en el cargo, sino negar, u ocultar, o afirmar Hay, como deberfa ser, un gran temor en América, como en cualquier Otro
cualquier Otra cosa que se suponga que contentarå a esa misma mayorfa. La sitio, a que el despotismo equilibre la propiedad arbitrariamente... Esa agre-
consecuencia es que los mejores hombres no estarån en el cargo... si6n contra la propiedad no debe tener lugar nunca, o ser seriamente acep-

Los primeros principios de los Estados Unidos [son] «los gobernantes


tada en una repåblica en la que todos, excepto los borrachos y los esclavos,
son propietarios, y en la que la Declaraci6n de Independencia proclama
obtienen sus justos poderes del consentimiento de los gobernados»; y que...
para cada uno, ademås de la Vida y la libertad, la btlsqueda de la felicidad.
los mejores hombres son los elegidos para servir. Ambos presuponen la fe
No habrå ataques a la propiedad en los EE. UU.
de los unos en los otros. Supongamos que los gobernados requieren ho-
nestidad como condici6n a su consentimiento; supongamos que eligen a Pero me parece inevitable que haya un acuerdo general, mås pronto o mås
los mejores hombres, de acuerdo con sus convicciones mås escrupulosas, tarde, sobre un mejor principio de la propiedad que ese con el que todos
entonces habrå un final para este escepticismo politico insultante y repug- se sienten inquietos. Con el que la sabidurfa y la paz de la comunidad caen
nante... [Y] se revivirå el espfritu de la constituci6n, que ahora se estå aban- lejos de 10 que en otras circunstancias les Ilevarfa a ellos mismos y a sus

donando en algunos de sus apartados mås importantes. simpatizantes anticipar...

Escribo con esperanzas mås que con expectativas inmediatas. Vi mucho EI tiempo libre, en algfin grado, es necesario para la salud espiritual de

terreno para la esperanza, pero también vi mucho para la aflicci6n. Pocas


cada hombre. Ni la producci6n intelectual, ni la paz mental pueden florecer
sin él. Podrfa tenerse con el sistema actual, pero no se tiene. Con una comu-
cosas de las que observé en Estados Unidos me causaron tanta pena como
nidad de bienes, se podrfa asegurar para todo el mundo. La cantidad reque-
la actitud despectiva de las personas distraidas por aquellos que se arrodi-
llaban ante ellas para que se les permitiera servir.
rida de trabajo conllevarfa una pequefia proporci6n del tiempo disponible...
Los profesionales en América no estån satisfechos... Para mantener una
Toda la evidencia que pude recoger sobre tema vino a probar que las
el
apariencia respetable hace falta un trabajo duro muy severo.„
personas pueden soportar, y prefieren escuchar, la verdad. Es un crimen
alejarlas de ella; y un doble crimen sustituirla por adulaci6n. Los comerciantes no estån satisfechos... En comparaci6n con los comer-
ciantes en general, estån felices; pero en comparaci6n con 10 que los hom-
bres estån llamados a ser, estån encadenados, agobiados y cansados, como
EXTRACTO DE LA PARTE 11, CAPfTULO 111, SECCIÖN 11
los esclavos...
«PROPERTY» [PROPIEDAD]
éEstån los mecånicos y los granjeros satisfechos? No... Ellos, también, son
Esta selecci6n se ha extrafdo del volumen II, påginas 175-186. Aquf, Mar- conscientes de que la Vida debe significar otra cosa que ver c6mo se agota
tineau identifica la cuarta gran anomalia de los EE. UU. —la desigualdad buscando los recursos externos para vivir... Ningfin hombre ni mujer que
en la riqueza en una repåblica de iguales—. Realiza la sugerencia radical de piense, que se vea reflejado en la cantidad de tiempo, pensamiento y ener-
que se deberfa igualar la riqueza con el fin de dar a todo el mundo mayor gia que podrfan liberarse si se eliminara la presi6n de la competitividad y
tiempo libre para su autonomia moral y su felicidad; pero cree que una de conseguir dinero, —tiempo, pensamiento y energfa que ahora se emplean
comunidad debe elegir este camino por sf misma, y no porque se 10 im- en agotar al cuerpo, y en estimular parcialmente y desaprovechar parcial-
ponga una facci6n radical. mente la mente— puede estar satisfecho con el sistema actual...

112 113
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

Cuando la gente se canse de su servidumbre universal en un mundo an- LECTURA 2-3


sioso,cuando haya meditado y discutido plenamente el hecho de que el

noventa y nueve por ciento de los delitos se asocian directamente con la EXTRACTO DE «DOMESTIC SERVICE»
propiedad, de que la mayor proporci6n de los errores humanos tiene rela- [SERVICIO DOMÉSTICO]
ci6n con la posesi6n egofsta, de que las clases de enfermedades mås temi-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 407-432. Este anålisis soci016-
bles estån causadas por el exceso de trabajo duro o la falta de él, y por Ia
gico sistemåtico, muchas exploraciones de Martineau sobre el
una de las
ansiedad mental; estarå preparada para preguntarse si esta tremenda pesa-
trabajo femenino asalariado, ilustra su punto de vista centrado en la mujer,
dilla es de hecho inamovible, y si las dificultades que cabe esperar con su
sus preocupaciones sobre las tensiones entre perspectivas de mujeres que
eliminaci6n puede ser comparable con los males que inflige...
se interrelacionan a un lado y otro de Ifneas de diferenciaci6n por clase y
Se objeta que la mayorfa de la sociedad en América sentirfa horror ante un etnia en una situaci6n caracterizada por la dominaci6n, y su habilidad para
cambio tan grande como el contemplado... Bien: mientras este sea el caso, unir anålisis cuantitativos y cualitativos.
no tienen cambio que temer, ya que todas las alteraciones deben proceder
Cualquier relaci6n entre empleadores y empleados sirve como ejemplo del
de su propia voluntad... Cuando miramos una oruga, nos gusta anticipar
resto... pero si hay una que duda incluye mås que otras todos los sen-
sin
el brillante dia en que se convierta en mariposa. Si pudiéramos hablar de
timientos que se han traspasado a 10 largo de un centenar de generaciones
ello con la oruga, esta estaria probablemente petrificada ante la idea, y ro-
de ricos y pobres, es la del servicio doméstico... Es importante, por sf
garia evitar el excesivo peligro de estar alli arriba en el aire...
misma y porque es sintomåtica de algunas cosas fuera de ella.

El temor principal, expresado u oculto, de aquellos a quienes les disgusta


[E]l tema del servicio doméstico es considerado de poco nivel, banal y
la simple menci6n del crecimiento de la propiedad individual, es el miedo
casi absurdo. Los hombres saben muy poco sobre ello, y con agrado apa-
a ser privados de sus ocupaciones, objetos e intereses. Pero esa privaci6n
rentarfan saber menos de 10 que saben. Las simples palabras evocan en sus
no puede tener lugar hasta que hayan Ilegado a preferir otros intereses al
mentes imågenes de mopas y escobas, o de discusiones sobre si servir la
dinero, ya desarrollar su ocupaci6n favorita con otras perspectivas que la
carne frfa, llamamientos a la policfa por hurtos de las cocineras, y ese tipo
de obtener riqueza. «Oh, e•qué haré sin mis hojas de grosella?» podrfa ex- de cosas desagradables. Los hombres nunca piensan en esta cuesti6n si pue-
clamar la oruga. voy a pasar el dfa, si no me puedo arrastrar mås den evitarlo: apartan todo conocimiento sobre ello por molesto. Lo consi-
por las ramitas?». En el momento en que haya acabado de arrastrarse, en-
deran un mal que es tarea de las esposas gestionar y aguantar. Hace poco
contrarå un par de alas desplegåndose, que harån que arrastrarse le parezca un sefior le jur6 a un oficial de policfa que jamås habfa visto a su sirvienta;
despreciable en comparaci6n... Los hombres pueden despreocuparse tran- y de hecho fue incapaz de identificarla...
quilamente de que se satisfagan sus gustos futuros ante nuevas circunstan-
Las cifras implicadas muestran que la relaci6n es importante en sf misma.
cias, siempre que suceda que el cambio de gustos sea 10 que traiga el cambio
El nåmero de personas en el servicio doméstico supera considerablemente
de circunstancias...
el mi116n en el Reino Unido. El censo de 1831 nos presenta la estimaci6n
Siempre que un apetito saludable permita que Ia mentalidad popular por primera vez. Setenta y Cinco por cada mil mujeres, y dieciocho por
asimile un gran principio, habrå manos suficientemente fuertes y håbiles cada mil hombres son empleados domésticos. Es extrafio que este grupo
para hacer el trabajo requerido. grande haya Sido objeto de tan poca observaci6n y reflexi6n filos6fica...

Fuente: Harriet Martincau, «Domestic Servicc», London and Westminster Review 7 y 29 (1838), pp.
405-32.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Harriet Martineau (1802-1876). Los inicios de una Ciencia de la Sociedad

[E] stas consideraciones serfan suficientes para justificar una revisi6n seria las partes ciegas de sus mentes estån mutuamente presentes, y podrfan estar
de la cuesti6n del servicio doméstico en Gran Bretafia, pero nosotros la también viviendo en diferentes mitades del globo por que respecta a 10
10
adoptamos principalmente como un exponente de la relaci6n general entre que uno sabe del otro. En una ocasi6n le preguntaron a una nifia del campo,
empleadores y empleados. Recomendamos esta elecci6n porque es quizås que en un gran alarde de imaginaci6n se suponfa a sf misma Lady Anne,
la ejemplificaci6n mås suave que se puede proponer de la oposici6n de in- que qué harfa si fuese realmente Lady Anne: «Columpiarme todo el dia en
tereses y talantes entre las dos clases implicadas... la puerta, y comer pan y mantequilla». Esa es la noci6n del privilegio aris-

La peculiaridad de la Vida del servicio doméstico es el sometimiento a la tocråtico. Un pastor que era escritor, pasaba gran parte de sus dias con un
voluntad del otro. Puede haber mayor o menor sometimiento, mås abierto libro o una pluma en la mano. La sirvienta de su mujer, después de varios
sfntomas de indignaci6n, rompi6 un dia en exclamaciones sobre el desper-
o mås solapado, en otras formas de Vida; pero en ninguna otra la distingue

esta peculiaridad... Una sirvienta entra en una familia con el finico prop6- dicio de tiempo de la gente que siempre se entretenfa con la lectura y la es-
critura, mientras que otros trabajaban duramente a su servicio. Esa es la no-
sito de cumplir con la voluntad del empleador; y la obediencia a las 6rdenes
ci6n del trabajador profesional. Por Otra parte, équiénes de los que no tienen
es el primer requisito que se demanda...
un trabajo manual entienden los sentimientos de quienes sf 10 tienen>
Lo problemåtico y fundamentalmente mezquino de un acuerdo como este
•Qué fue una vez la sirvienta, y c6mo fue su crianza? Pronto se acostumbr6
se hace aparente cuando consideramos la dificultad de establecer d6nde
al trabajo duro y a la abnegaci6n; durmiendo en la silla cuando vigilaba, y
debe parar esta obediencia al otro, y cuando consideramos que el sistema
despertåndose de golpe ante el temor de haber dejado caer al bebé. Se ha
es un tertium quid de la mezcla de otros dos sistemas muy diferentes en
acostumbrado a las 6rdenes de otras personas, pero no a las maneras de
sus principios —el de la esclavitud y el contractual—.
otras personas. Todo 10 que ha visto viene de su madre. Barre la habitaci6n
los individuos que tienen un poder irresponsable sobre otros
Pocos son familiar el såbado por la tarde. Friega cuando quiere la pequefia vajilla. Las
sereshumanos y en los que se puede confiar; y esos pocos no se encuentran patatas estån de cualquier forma sobre la mesa. Nunca habla con extrafios
entre los que sufren ellos mismos el Yugo de un poder arbitrario, como le excepto por casualidad, y entonces finaliza su conversaci6n como mejor
ocurre a cada mujer... puede. Va a hacer su servicio, Ilena de temor y expectaci6n. Durante algån

. éDe d6nde surge la maldad eminente de [esta relaci6n] en Inglaterra? tiempo su sefiora tiene paciencia con ella; pero las sefioras no son cons-
El hecho mås importante parece ser que los fieros males de la conquista
cientes del tiempo que Ileva superar los pequefios håbitos de una Vida. Si,

normanda se consumen en esta relaci6n. La Vieja hostilidad anglosajona en unas semanas, los platos no estån perfectamente dispuestos en la mesa,
si hay una mancha en el mantel, o se ha olvidado de la mostaza fresca, si
arde en el seno de las clases trabajadoras de Inglaterra; y en ninguna de
retuerce el extremo de su delantal cuando contesta a los extrafios, si hace
forma mås natural que en aquella que tiene que rendir servicios a un rango
al final algoque se le dijo que hiciera al principio, desgraciada de ella
superior... Los que sufren por ella son ajenos a la causa. Miles y miles lu-
Si rompe una pieza de Ia China, quizås se horrorice por la amenaza habitual
chan e infligen, sin haber ofdo nunca el nombre de sajones o normandos...
de que el importe del artfculo se le deducirå de su salario. Ella no sabe que
Se han transmitido los sentimientos, sin las tradiciones de aquellos tiempos,
su sefiora no tiene derecho a hacer eso, y no tiene un abogado a mano que
entre la gente corriente de Inglaterra...
le informe de los términos de su contrato. No han desembolsado sus sala-
El deseo es [también] de simpatfa, de conocimiento mutuo. Quizås no rios durante largo tiempo mås que en su cabeza; y ahora no sabe de cuånto
haya Otro ejemplo paralelo de dos clases de personas que vivan en tan pr6- se debe desprender de sus primeras ganancias... Tiembla con el sonido de
xima uni6n ignoråndose mutuamente casi por completo, que el caso de los la campana de su sefiora, espera su mirada, se alivia cuando la ve marchar
sefiores y los sirvientes. Se ven los unos a los otros varias veces al dfa; pero fuera y se apena cuando la ve regresar...

116 117
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Es comfin decir que la educaci6n es el remedio de esto y de otros males


sociales. Es cierto; pero la educaci6n debe empezar por el patr6n. Lo que

comånmente se denomina educaci6n es un gran bien; pero si ha fracasado


en ensefiar a los empleadores la verdad que descansa en el fondo de la re-

forma social, fracasarå probablemente en transmitirla al empleado. Esta


gran verdad es que el servicio mutuo es honorable, no ignominioso.,.

La propia educaci6n de la clase empleadora —el estudio de la filosofia

del trabajo, y la ensefianza de la empatfa con los sentimientos humanos—


ayudarån a rectificar la posici6n de una de las partes; y la influencia de su
mejora sobre los que estån debajo de ellos tenderå a disolver los prejuicios
y atemperar los sentimientos de los otros. 3. JANE ADDAMS
(1860-1935).
ÉTICA Y SOCIEDAD

118
ANTECEDENTES BIOGRÅFICOS

ane Addams naci6 el 6 de septiembre de 1860, en Cedarville, Illinois,

y muri6 el 21 de mayo de 1935 en Chicago. Durante su Vida se con-


virti6 mujer mås destacada de América. Su extraordinario éxito,
en la

tanto como reformadora social como te6rica social, se debe en gran


medida a su capacidad intelectual, agudamente descrita por Charlotte Per-
kins Gilman: «Su mente tiene mås "superficie habitable" que ninguna otra
que yo haya conocido. Podia considerar un tema, sin prejuicios, y dar vuel-
tas sobre él, teniendo en cuenta imparcialmente cada punto de vista» (Gil-
man, 1935, p. 184). Las fuentes de informaci6n sobre su Vida son innume-
rables: alrededor de 30.000 documentos de su correspondencia, artfculos

de peri6dicos, recuerdos de personas que la conocieron; sus manifestaciones


påblicas, y sus escritos, especialmente los voltmenes autobiogråficos
Twenty Years at Hull-House (1910b) y The Second Twenty Years at Hull-
House (1930). No hay todavfa una biograffa feminista de Addams a pesar
de que varias soci610gas feministas la han estudiado en profundidad (p. ej.
Gordon, 1994; Marilley, 1995; Muncy, 1991; Scott, 1964). Las dos bio-
graffas mås importantes sobre ella son el laudatorio Jane Addams, de su so-

brino James Weber Linn (1935), que la retrata con rico detalle, y el inte-
ligente pero desigual estudio American Heroine, que la retrata como una
leyenda americana, de Allen F. Davis (1973). La obra mås importante sobre
su lugar en la sociologfa es el estudio de referencia Jane Addams and the
Men ofthe Chicago School, 1892-1918, de Mary Jo Deegan (1988). lie Jane
Addams Papers una riqueza de hechos
(Bryan, Slote, Angury, 1996) ofrece
que no se encuentran en ningfin otro texto. En el resumen biogråfico que
sigue, exploramos Cinco factores que dieron forma a Addams como soci6-
loga y te6rica social: (1) su demanda del derecho a hablar y ser escuchado,
(2) Hull-House, el centro social que ella fund6, (3) sus relaciones con otras
mujeres, (4) la reforma social y los movimientos en las ciencias sociales de
la Era Progresista (1880-1914), y (5) su propio caråcter y temperamento.

121
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

LA BÜSQUEDA DE AUTORIDAD Los siete afios siguientes a su gradua-


ci6n estuvieron marcados por sus co-
En su ensayo final en el Seminario Femenino de Rockford en 1881 Addams ,

mienzos fallidos, la incertidumbre, la


interpret6 la historia de Cassandra, la profetisa que predijo la cafda de
mala salud y los viajes. Emprendi6 y
Troya, como un problema de todas las mujeres: «se nos pone en duda y se
abandon6 planes de escolarizaci6n; se
nos rechaza a pesar de estar en 10 cierto». Sostiene que las mujeres deben
enfrent6 emocionalmente y en la pråc-
encontrar un camino para lograr «lo que los antiguos llamaban auethoritas
tica a las crisis familiares —la muerte
[sic], el derecho del orador a hacerse escuchar» (Addams, 1881, p. 37).
de su padre en 1881, que la Ilev6 a ad-
Nuestra tesis es que el proyecto de Vida de Addams era encontrar la manera
ministrar su finca y su herencia, el
en que ella, como mujer en un mundo patriarcal, pudiera actuar y hablar
deseo de compafifa de su madrastra, la
con auctoritas —con dignidad, con influencia y con consecuencias—.
crisis nerviosa de un hermano, los pro-
Por su relato, creci6 con el modelo de auctoritas de la figura masculina de blemas familiares de una hermana—; se
su padre, John Huy Addams, un hombre
de negocios y abogado exitoso someti6 a una dolorosa intervenci6n
que proporcionaba una confortable Vida de clase media a su familia, que espinal y a una larga convalecencia y
era activo en los asuntos civiles locales y que fue miembro de la asamblea viaj6 dos veces a Europa, con su ma-
legislativa del Estado de Illinois durante muchos afios, trabajando durante
Jane Addams drastra y amigos en 1883-85, y con dos
parte de ese tiempo para Abraham Lincoln. La madre de Jane, Sarah Weber amigas de la universidad en 1887-88.
Addams, muri6 cuando ella tenia dos afios y Jane, criada por sus cuatro her- En estos viajes, parece que fue una tipica turista joven americana, similar a
manos mayores supervivientes, Ileg6 a idolatrar a su padre. Cuando tenia las heroinas queHenry James habfa creado en su ficci6n —excepto en que
ocho afios, su padre se cas6 con una viuda con dos hijos, Anna Hostetter no emergi6 romåntico de ningån hombre hacia ella—.
el interés uizas si Q
Haldeman, hacia quien Jane parece que sinti6 un afecto sincero y quien la se hubiese adscrito al rol de tia soltera, una posibilidad que contemp16, este
inici6 en un estilo de Vida —de muebles elegantes, måsica, debates sobre li-
periodo se habrfa interpretado como tfpico; pero dada la Vida que hizo al
teratura y entretenimiento formal— que pudieron haberla ayudado a sen- final, los afios 1881-87 se quedaron como un paréntesis falto de contenido.
tirse c6moda entre las personas adineradas que posteriormente patrocina-
Parece que Addams Ileg6 a la decisi6n de fundar un centro social en 1888.
rfan la Hull-House.
Aunque sus cartas de aquella época hacfan poca referencia a su decisi6n,
Addams fue enviada al colegio del pueblo, donde fue diligente pero no pre- su relato autobiogråfico de 1910, Twenty Years at Hull-House, presenta una
coz. A los diecisiete, a pesar de su deseo de ir hacia el este, al Smith College, de esta decisi6n, una experiencia
significativa interpretaci6n soci016gica
sigui6 los deseos de su padre y se matricu16, como sus hermanas antes que que las feministas actuales denominan como «conciencia bifurcada» (D.
ella, en el Seminario Femenino de Rockford. A pesar de su aparente desa- Smith 1979, 1987). En su relato de 1883 de su visita al EastEndde Lon-
probaci6n ante el énfasis religioso del colegio, Addams sobresali6 como lfder dres, una zona Ilena de pobreza, recuerda la visi6n desde 10 alto de un 6m-
e intelectual, mostrando esas cualidades mentales que Nancy Miller atribuye nibus de la gente pobre pujando frenéticamente por los restos de comida
a la experiencia intelectual de las mujeres: «no friamente cerebral sino apa- «Desde aquello no he Sido capaz de ver un pufiado de
barata. Ella escribe,
sionada» (citado en Heilbrun 1988, p. 16). Empez6 a tomarse la escritura manos levantadas, incluso... cuando son de una clase de nifios rollizos que
en serio, guardando sus ensayos de la universidad y contribuyendo a la revista las mueven en respuesta entusiasta a la pregunta del profesor, sin revivir

literaria. En mås de una ocasi6n, escribi6 sobre la cuesti6n del rol de las mu- en cierta medida este recuerdo, y sin que se me encoja el coraz6n reminis-
jeres en el mundo. Se gradu6 como primera de su promoci6n en 1881. cente de la desesperaci6n y del resentimiento que me embargaron enton-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

ces» (1910b, p. 68). Pero Addams, recordando el incidente, no se sobrecoge alquilaron la segunda planta de una antigua mansi6n dividida en la calle

solo por 10 que habfa visto, sino por su propia reacci6n ante Su pen- ello. Halsted, que llamaron «Hull-House» en honor al millonario Charles Hull
samiento evoca un pasaje de la literatura: «en el mismo momento en que de Chicago, el propietario original.
miré hacia abajo desde 10 alto del 6mnibus en esa calle del este de Londres,
Addams siempre insisti6 en que ella y
no tuvieron ningån plan Claro
Starr
recordé brusca y dolorosamente 'flhe Vision of Sudden Death", a la que
inicial mås allå de ir como «vecinas», un papel que
a vivir entre los pobres
De Quincey se habfa enfrentado una noche de verano cuando le conducfan
dice mucho de la sociologfa de Addams. Empezaron por invitar a sus vecinos
a través de la Inglaterra rural en una elevada diligencia» (1910b, pp. 69-70).
a noches sociales que pretendfan Ilevarles la «cultura» americana. Råpida-
En la historia, De Quincey narra un momento de horror en el que se queda
mente se dieron cuenta de que los inmigrantes tenfan culturas ricas en sf
demasiado paralizado para actuar porque recuerda un pasaje de La Iliada.
mismas, que 10 que necesitaban era ayuda para poderlas preservar en Amé-
Addams analiza esta divisi6n en su consciencia como consecuencia de su
rica, y las noches se convirtieron en celebraciones de estas otras culturas.
posici6n social de mujer joven, educada, de clase privilegiada. Su aprendi-
Cuando Ilegaron a conocer el barrio, Addams y Starr pasaron de verse como
zaje la habfa paralizado en un enfrentamiento con la experiencia real, ale-
portadoras de cultura a centrarse en cuestiones pråcticas de pobreza.
jåndola de la acci6n mås que Ilevåndola hacia ella. Siente que ella, como
otras mujeres de la primera generaci6n de mujeres universitarias «habfa Casi desde el principio se les unieron otras mujeres, y algunos hombres,
aprendido demasiado råpido,... habfa perdido esa respuesta automå-
casi que fueron a vivir como «residentes» a la Hull-House. Los residentes pa-
tica y simple a las demandas humanas, esa Vieja reacci6n saludable que gaban la habitaci6n y las comidas y usaban sus habilidades para responder
tiene como consecuencia la actividad» (1910b, p. 71). como vecinos, Ilevando a que se realizara una gran variedad de esfuerzos
desde la Hull-House: proporcionaban espacio para las reuniones de grupo
Sin embargo, en los dos afios siguientes, Addams no hizo nada. Después,
—de sindicatos, anarquistas, socialistas y asociaciones de mujeres—, ofrecfan
durante su segundo viaje a Europa, cuando la experiencia de bifurcaci6n se
servicios para nifios —una guarderfa, un parque infantil, una clinica, cam-
repiti6 en Otra retirada de la Vida hacia la literatura, Addams comprendi6
pamentos de verano—, espacio y apoyo para grupos de estudio, clubs so-
que habfa estado sustituyendo la realidad de la acci6n por «la estrategia de
sofiar» que algån dia harfa algån tipo de trabajo de reforma. «Decidf que al
ciales y programas educativos; apartamentos cooperativos para mujeres tra-
bajadoras y, posteriormente, viviendas para hombres trabajadores; una
dia siguiente, pasara 10 que pasara, comenzarfa a Ilevar a cabo el plan, aunque
oficina de informaci6n de servicios sociales para ayudar a las mujeres aban-
solo fuese hablando sobre ello» (1910b, p. 87). A1 dia siguiente se 10 cont6
a su compafiera de viaje, su amiga de la universidad, Ellen Gates Starr, que donadas, trabajadores heridos, inquilinos desalojados, desempleados y per-
sonas tratadas en instituciones como el hospital del condado y los psiquiå-
se unirfa a ella en su plan. En junio de 1888, cinco afios después de su visita
La Hull-House se ampli6 desde una simple planta hasta
tricos estatales.
a los suburbios del este de Londres, volvi6 a Inglaterra para estudiar Toynbee
una manzana de edificios que inclufan una galerfa de arte, una cafeteria,
Hall, prototipo de «centro social», un experimento social en el que j6venes
hombres universitarios de la clase social de Addams se iban a vivir entre los un gimnasio, una biblioteca, un teatro, un museo del trabajo, comedores,
salas de måsica e instalaciones para las viviendas.
pobres para intentar unir la creciente separaci6n entre clases sociales.
Enérgicos e implicados politicamente, los residentes empujaron a Addams
LA EXPERIENCIA DE LA HULL-HOUSE a esfuerzos mås sistemåticos de reformal. Ayud6 a Florence Kelley a coor-

Hacia enero de 1889, Addams y Starr buscaban en Chicago un emplaza-


miento y el apoyo financiero y relacional para su centro social. Eligieron I De ahora en adclante, nos referiremos a Addams en lugar de Addams y Starr. Ellen Gates Starr, que
aån aguarda una biograffa completa, fue una activista social durante un periodo de tiempo considera-
el distrito diecinueve de Chicago, un barrio desesperadamente pobre de
ble, se uni6 a los piquetes e incluso fue arrestada. Finalmente, dej6 la Hull-House y se convirti6 al ca-
inmigrantes, edificios de viviendas de alquiler y talleres clandestinos, donde tolicismo. Pero ella y Addams continuaron siempre en contacto.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebruggc
Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

dinar un estudio extenso sobre el barrio de la Hull-House que Ilegarfa a ser


for the Advancement of Colored People, el Women's Peace Party, la National
uno de los trabajos de investigaci6n revolucionarios sobre América y la so- Consumers' League, y la National Women's Trade Union League.
Ciologfa feminista: Hull-House Maps and Papers: A Presentation ofNationa-
A través de todas estas vinculaciones, Addams trabaj6 con éxito para retener
lities and Wages in a Congested District of Chicago, Together with Comments
su liderazgo en la Hull-House y mantenter la Hull-House independiente de
and Essays on Problems Growing out of the Social Conditions (en adelante,
instituciones invasoras como la Universidad de Chicago. Mantuvo su inde-
Hull-House Maps and Papers) (véase capftulo 7). La autorfa se presenta
pendencia por ser una recaudadora de fondos altamente efectiva, que supo
como «Por los residentes de la Hull-House, un centro social». Este extrafio
conjugar los intereses de patrones adinerados, con las necesidades de la co-
texto muestra el crecimiento de Addams y de la Hull-House entre 1889 y
munidad y las habilidades de los residentes; formaliz6 parte de este patrocinio
1895. La Hull-House existfa ya como una empresa colaborativa. El pro-
en un «sistema de camaraderfa» que provefa de estipendios a los residentes
yecto del centro habia pasado de tener un vago sentido de compromiso
que hacfan el trabajo de la Hull-House (Hamilton, 1943; Knight, 1991;
con los pobres a crear estruturas para la mejora social. Los residentes ahora
Muncy, 1991). Gran parte de este patrocinio procedfa de mujeres ricas.
escribian y hablaban no solocomo vecinos sino como cientfficos sociales.

La propia contribuci6n de Addams al estudio, Settlement as a Factor


in the Labor Movement», muestra un crecimiento en la comprensi6n critica
LA CONFIANZA DE LAS MUJERES
de las clases y las relaciones estructurales y un compromiso con la acci6n
A partir de sus relaciones con otras mujeres, Addams gan6 confianza en su
social cuando parecfa que hacfa falta, incluso cuando era impopular, como habilidad para hablar y actuar con auctoritas. Desde su base de la Hull-
10 era a menudo el movimiento obrero.
House, Addams form6 vinculos con muchas otras mujeres implicadas en
Como reformadora y activista social, Addams particip6 en reuniones de la reforma social y en la ciencia social. Un grupo, al que llamaremos «la

congresos obreros, centros sociales, grupos pro derechos de las mujeres y Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago» (véase el capftulo 7), cre6
grupos pacifistas. Fue mediadora del Ladies' Garment Workers' Union ( 1903) una sociologfa y una teoria soci016gica al mismo tiempo que los hombres
en la huelga Pullman de 1894, y en la huelga de Hart, Schaffner y Marx de la Universidad de Chicago construyeron 10 que vendrfa a conocerse
(1910). Presion6 con éxito para establecer el Illinois Factory Inspector Office como la Escuela de Chicago en la sociologia americana. La primera red in-
(1893), el Cook County Juvenile Court (1898), el Illinois Child Labor Act clufa a mujeres que estudiaron o ensefiaron en la Universidad de Chicago,

(1902) y el Federal Children's Bureau (1909-12). Fue miembro del National y residentes de la Hull-House que hacfan investigaci6n desde ese centro.

Child Labor Committee (1904) y del Chicago Board ofEducation (1905-9), Ademås de Addams, esta red inclufa a Edith y Grace Abbott, Sophonisba

fue la primera mujer presidenta del National Conference of Charities and Co-
Annie Marion
Breckinridge, Florence Kelley, Frances Kellor, Julia Lathrop,

rrections (1909), y vicepresidenta de la National American Woman Suffrage MacLean, Virginia Robinson, Anna Garlin Spencer, Jessie Taft y Marion
Talbot. Estas mujeres fueron parte de una red mås amplia de mujeres, la
Association (1911-14), delegada en la Progressive Party Convention (1912),
primera generaci6n completa de mujeres activas en el gobierno de los Es-
presidenta de la International Committee of Women for Permanent Peace
tados Unidos a nivel municipal, estatal y federal. Gordon (1994) realiz6
(1915), como delegada del plan de paz de las mujeres de las capitales beli-
una breve biograffa colectiva de 76 lfderes de esta red, incluida Addams, a
gerantes de Europa (1915), y como inspectora de residuos (1895) y admi-
quien se la puede vincular por su correspondencia con al menos dos tercios
nistradora de correos del distrito diecinueve (1897). Luch6 en varias cam-
de estas mujeres. «Los votantes de estas lfderes ascienden a varios miles.
pafias politicas en contra de los ediles corruptos del distrito (1895-1900),
Por ejemplo, solo en el Noreste hubo, entre 1911-1913, ochocientos tra-
aunque las mujeres no tenfan permitido votar, y hab16 y escribi6 a favor del
bajadores en centros sociales y mil setecientas mujeres «trabajadoras socia-
sufragio femenino (1906-20). Ayud6 a organizar la National Association
les», voluntarias y remuneradas, en 49 instituciones de bienestar social»

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

(Gordon, 1994, p. 72). Todavia Addams la extendi6 a otras redes a través casi incondicional. Ocup6 el papel de constante apoyo y esposa, financiando
de sus clases en las universidades de primer ciclo para mujeres, centros so- proyectos de la Hull-House, comprando ropa para Addams, preocupåndose
ciales y pequefias ciudades. Esta elaborada red desafi6 su tradicional segre- por su salud, pagando sus vacaciones, Ilevando a Addams al elegante hogar

gaci6n hacia la esfera privada y su exclusi6n de la esfera påblica (Fitzpatrick, que compartfa con sus padres y, sobre todo, proporcionåndole a Addams la
1990; Gordon, 1994; Rosenberg, 1982; Scott, 1964). Para hacer esto, tu- constante sensaci6n de ser amada por una persona en particular3.
vieron que ser inventivas en sus relaciones. Hull-House fue el resultado de
Cuando Addams escribfa sobre sociologfa, no buscaba en los hombres aca-
tal inventiva, como 10 fueron otros centros sociales organizados por mujeres, démicos su PL'Lblico primordial, sino en las miles de mujeres a las que co-
un despliegue de clubs y asociaciones, programas académicos esculpidos nocfa por su trabajo de reforma social, sus giras de conferencias, su corres-
como nichos en las universidades dominadas por los hombres, y poderosas pondencia personal, y por ser potenciales lectoras de sus artfculos en
redes informales de activistas, académicas, y clubs de mujeres formados revistas populares. Entendfa que el trabajo que ella y otras mujeres activistas
desde estas bases.
hacfan era sociologfa, una sociologia creada principalmente por mujeres a
La Hull-House ofrecfa un mundo extraordinario de amistad femenina, es- partir de sus experiencias vitales.

timulaci6n mental, consejo profesional y compafierismo, y apoyo pråctico


y material. Alice Hamilton, una pionera fisica y médica que vivi6 en la Hull- LA REFORMA SOCIAL Y LOS MOVIMIENTOS
House durante 22 afios, escribi6: «La Vida alli satisfacfa cualquier anhelo de DE LAS CIENCIAS SOCIALES
compafifa, de entusiasmo por las nuevas experiencias, de estimulaci6n in-
telectual constante, y de sentido de ser atrapada en un gran movimiento» Los afios desde 1880 a 1920 en América marcaron un periodo de cambio
(1943, p. 69). Las mujeres de la Hull-House a menudo formaron relaciones social masivo y de dislocaci6n social. Una respuesta a estos cambios fue el

intensas y duraderas de todo tip02. Addams normalmente controlaba sus desarrollo de un vasto conglomerado de movimientos de reforma en Amé-
presentaciones påblicas y los residentes de la Hull-House se dirigfan a ella rica, generalmente conocido con el nombre de Progresismo. La ciudad de
como Sefiorita Addams, excepto su cfrculo fntimo, en el que estaban Kelley Chicago fue el epicentro de estos cambios y del impulso de reforma pro-

y Lathrop, que la llamaban J. A. Ademås estableci6 profundas relaciones de gresista. Chicago era el centro urbano de América que crecfa mås råpida-

amistad y tuvo dos importantes relaciones amorosas. La primera, con Ellen mente. Su poblaci6n, compuesta en gran parte por inmigrantes y america-
Gates Starr, fue relevante en la fundaci6n de la Hull-House ya que, en su nos de primera generaci6n, creci6 de 150.000 habitantes en 1860 a mås de
apasionada devoci6n a Addams, Starr pudo haber tenido mås confianza en dos millones hacia 1920. Fue la ciudad del primer rascacielos, la primera
Addams de la que Addams tuvo en sf misma. Pero en la década de 1890- bolsa de productos agrfcolas, los mataderos mås grandes del mundo, de for-
1899, Addams transfiri6 gran parte de su carifio a Mary Rozet Smith, una tunas enormes producidas por la manufactura y el comercio, y de un nivel
voluntaria de la Hull-House, y posteriormente administradora del centro. de pobreza y miseria urbanas que sobrecogfa tanto a los extranjeros como a
Smith, la hija de una rica familia de Chicago, le brind6 a Addams un amor los visitantes americanos de clase media. En Chicago, los trabajadores ex-
plotados escuchaban a los activistas tanto anarquistas como socialistas, y

2 Alice Hamilton present6 a su hermana Margaret a la compafiera de la residencia Clara Landsberg


con quien Margaret Ileg6 a tener una relaci6n romåntica, y las tres se retiraron juntas al final. La di-
rectora de la Children's Bureau, Julia Lathrop, conoci6 y orient6 a Grace Abbott, a quien habia nom-
3 Hemos intentado describir esta relaci6n como la habrian visto Addams y Smith; ellas hablaron de sf
brado su sucesora en la Children's Bureau. Las residences Sophonisba Breckinridge y Edith Abbott,
mismas como «casadas entre ellas», pero probablemente en el contexto de «los matrimonios de Boston».
compafieras enel edificio de la School ofSocial Service Administration de la Universidad de Chicago,
No eran declaradamente lesbianas y no sabemos c6mo eran sus relaciones sexuales (que dependeria en
formaron una triada afcctiva con Marion Talbot, la creadora de la School ofHousehold Administration parte de los eståndares que uno usara para categorizar «sexual»). (Véanse Cook, 1977; Davis, 1973;
de la Universidad de Chicago (véanse Deegan, 1996; Fitzpatrick, 1990; Richards, 1993). Faderman, 1991; Rosenberg-Smith, 1975).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

frecuentemente tenfan lugar violentas disputas laborales, como la huelga tos de las ciencias sociales de reforma y de la sociologfa un årea relativa-
Pullman de 1894. William Jennings Bryan dio su famoso discurso «Cross mente fluida de erudici6n en la que se pudo incluir y reconocer su teorfa
of Gold» («Cruz de oro») y Jane Addams fue aclamada como la primera
allf, social —el trabajo como soci610ga era otro camino hacia la auctoritas—.
mujer en secundar la nominaci6n de un candidato a presidente (Theodore
Roosevelt), en la convenci6n del Partido Progresista en 19124. El pensa-
CARÅCTER Y TEMPERAMENTO
miento social y la carrera de Addams se deben entender con este te16n de
fondo a nivel urbano y nacional; su persona påblica, su auctoritas, y su teorfa En el periodo entre 1889 y 1915, Addams logr6, quizås mås allå de sus
social estaban moldeadas por, y ayudarfan a moldear, el programa de re- suefios, la auctoritas, la influencia y la credibilidad que les faltaban a las
forma progresista (véanse Ias «premisas» mås adelante en este capftulo). mujeres. El bi6grafo Davis sintentiza acertadamente su éxito: «Probable-

Casi desde los inicios de la Hull-House, Addams trabaj6 no solo como re-
mente ninguna otra mujer, en ningån periodo de la historia americana,
haya Sido tan venerada y alabada como 10 fue Jane Addams en el periodo
formadora social sino también como soci610ga. L. L. y Jessie Bernard
anterior a la Primera Guerra Mundial» (1973, p. 200), citando los resul-
(1943) llamaron a esa parte del sector, de pensamiento y actividad progre-
sistas, «el movimiento de las ciencias sociales». El movimiento de las Cien-
tados de las encuestas de opini6n påblica como un indicador de su pro-
minencia. Gran parte de este éxito y el de la Hull-House se debieron al ca-
cias sociales expresaba la creencia progresista de que la ciencia debia con-
råcter y al temperamento de Addams. Tenia un remarcable don para
cambios que la ciencia habfa provocado. Los soci610gos que
trolar los
apreciar los puntos de vista de otras personas, empatizando con la posici6n
formaban parte de este movimiento definfan la reforma y la mejora de la
del otro, mientras mantenfa sus propias opiniones. La vertiente mås rica
sociedad como responsabilidades del soci610go. Addams fue una partici-
pante activa de la sociologfa profesional a 10 largo de toda su Vida. Fue
de su anålisis soci016gico pudo ser su exploraci6n y descripci6n de la ex-
periencia de la interacci6n social desde mfiltiples perspectivas. Esta sensi-
miembro de la American Sociological Society desde su fundaci6n en 1895 y
bilidad hacia los planteamientos de los demås le hizo preferir la negociaci6n
contribuy6 frecuentemente a la American Journal ofSociology, que incluy6
un articulo suyo en el primer volumen. Comenz6 con su contribuci6n a
a la derrota o la victoria. Algunos socios de Addams se sintieron como mf-
Hull-House Maps and Papers en 1895, y sigui6 escribiendo numerosos es-
nimo defraudados y otros incluso traicionados por su preferencia por el
acuerdo antes que por la confrontaci6n.
tudios soci016gicos y nueve libros sobre teorfa y anålisis social: Democracy
and Social Ethics (1902), Newer Ideals ofPeace (1907), Wye Spirit of Youth Ademås, al final Addams sacrific6 por un principio —el de un mundo en
and the City Streets (1909), Twenty Years at Hull-House (1910), A New Cons- paz— la auctoritas que tan diligentemente se habfa ganado. Con la irrupci6n
cience and an Ancient Evil (1912), Women at 7he Hague (1915), Ihe Long de la Primera Guerra Mundial, se volvi6 cada vez mås activa en los movi-
Road ofWoman's Memory (1916), Peace and Bread in Time ofWar (1922) y mientos pacifistas que habfa respaldado durante mucho tiempo, y ayud6
7he Second Twenty Years at Hull-House (1930). Se defini6 a sf misma como a organizar el Woman's Peace Party, presidi6 el Primer Congreso Interna-
alguien que hacfa sociologfa, se refiri6 a la Vida en un centro social como La Haya, fue presidenta de la International Committee
cional de Mujeres en
«sociologfa», y resalt6 con orgullo que la fundaci6n de la Hull-House pre- ofWomenfor Permanent Peace y, en su iniciativa mås osada, viaj6 con otras
cedi6 en tres afios a la fundaci6n del primer departamento de sociologfa delegadas para Ilevar el plan de paz de las mujeres a los lfderes de las nacio-
de los Estados Unidos (1930, p. 405). Addams encontr6 en los movimien- nes beligerantes. En los Estados Unidos, que avanzaban hacia su incorpo-
raci6n en Ia guerra, Addams fue primero ridiculizada por su especial di-
plomacia y después condenada por traidora que despreciaba la valentfa de
'i Parece que hay cierto debate sobre siMary Lease pudo haber secundado una nominaci6n en la Con-
los hombres que luchaban con los aliados. Incluso con la entrada en guerra
vencién Populista de 1892. Pero los perid)dicos de la época de Addams informaron que su discurso se-
cundando a Theodore Roosevelt fue el «primero». de Estados Unidos, Addams, a diferencia de muchos miembros de partidos

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Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

pacifistas, rechaz6 cambiar su posicionamiento antiguerra. El final de la esas personas que habfan recibido mucho y por tanto de las que se esperaba
guerra no le trajo un respiro. Dados sus esfuerzos por conseguir comida mucho, como una agente moral guiada por su conciencia y con un deber
para los derrotados y hambrientos alemanes, la estigmatizaron por consi- absoluto de actuar por el bien de la humanidad.

derarla «pro-alemanes». Por su continua cruzada a favor de la libertad de Llev6 esa orientaci6n a su posici6n como miembro de la primera generaci6n
expresi6n de socialistas y anarquistas, fue acusada de «simpatizante de los de mujeres educadas en la universidad, una cohorte que fue posible por la
rojos». Estos continuos ataques deprimieron visiblemente a Addams. A prosperidad de la post-Guerra Civil. Estas mujeres se enfrentaron a la situa-
pesar de ello, sigui6 fiel a sus principios, y volvi6 a Europa para convertirse ci6n an6mica de necesitar definir su rol en una sociedad que las habfa pre-
en presidenta de una nueva organizaci6n, la Women's International League parado a través de la educaci6n a hacer casi cualquier cosa y que luego les
for Peace and Freedom. Durante los L'lltimos quince afios de su Vida, intent6 negaba cualquier terreno de actuaci6n que no fuera el doméstico. En res-
restablecer su credibilidad; parte de ese esfuerzo la Ilev6 al Premio Nobel puesta a esta situaci6n, el movimiento de las mujeres se centr6 en estrategias
de la Paz en 1931, cuatro afios antes de su muerte.
que Ilevaran a las mujeres a acceder a la esfera påblica, muy especialmente
La propia Hull-House se marchit6 lentamente, y los considerables logros con estrategias para ganar el voto. menudo abordaban los ar-
Los debates a
de Addams como reformadora social y te6rica social se borraron de los ana- gumentos filos6ficos para reclamar el derecho a voto. La respuesta de Addams
les; se convirti6 en un nombre que aprender en la escuela, no una mente a fue invocar la «ética social» como un deber que le correspondfa a todo el
la que emular. En 1937, dos afios después de la muerte de Addams, Talcott mundo, pero especialmente a las mujeres como ella. Sus textos sobre el su-
Parsons public6 The Structure of Social Action, que identific6 la sociologfa fragio abordaron el tema con el argumento liberal feminista de que las mu-
con los esfuerzos de la teorfa formal de los hombres europeos de la genera- jeres tienen los mismos derechos inalienables que los hombres y que, por
ci6n de Addams. Cincuenta afios mås tarde, en 1988, Mary Jo Deegan ini- tanto, pueden reclamar igualdad politica y social. Rechazaba el énfasis indi-
ci6 la tarea de recuperar el trabajo de Jane Addams para el canon de pensa- vidualista en el argumento de los derechos naturales, que ella pensaba que
dores que habfan ayudado a crear y establecer la sociologfa americana. no hacfa concesiones a la capacidad humana para la moralidad colectiva en
lugar de la individual. Sostenfa que el sufragio femenino no era un derecho
TEORfA SOCIAL GENERAL individual, sino un deber cfvico entonces esencial para el pogreso social.

El origen religioso y de clase de Addams hizo que se sintiera c6moda en la


PREMISAS comunidad progresista. En ella, las discusiones te6ricas exploraban las res-

ponsabilidades apropiadas para el Estado. Los progresistas rechazaban la


Addams particip6 en varias comunidades interconectadas de debate, es
posici6n prevalente de dejarse Ilevar con una implicaci6n minima en asun-
decir, grupos de personas con grados diversos de afiliaci6n formal que com-
tos de justicia econ6mica y social, y defendfan que los principios constitu-
partfan preocupaciones y un vocabulario comunes: el movimiento de las
cionales y la 16gica de las ciencias sociales demandaban un Estado ilustrado
mujeres, el progresismo, el darwinismo social de reforma, el pragmatismo
y activista. Los textos de Addams reflejan esta perspectiva. Ella, también,
filos6fico, el cristianismo evangélico social y el movimiento de los centros
pensaba que la acci6n reformista debfa contrarrestar el expansionismo ca-
sociales. Una revisi6n de las preocupaciones clave en cada comunidad de
debate nos puede ayudar a valorar en qué aporta Addams su originalidad
pitalista de cara a atenuar el sufrimiento humano producido por tal ex-
pansi6n, y que el gobierno era la finica estructura social con el poder y los
y d6nde coincide o discute ideas extendidas de su época. La participaci6n
de Addams en todas estas comunidades se vio influida por la postura ética
recursos adecuados para esta tarea. Pero le preocupaba que el Estado con-

de su Origen protestante de clase media del medio oeste.Aunque su fe re- cibiera algunas reformas y pudiera actuar sin el conocimiento necesario

ligiosa posterior no estå Clara, siempre se vio a ella misma como una de sobre la Vida cotidiana de sus ciudadanos.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

La filosoffa del gobierno de dejarse Ilevar dio legitimidad a las ciencias so- los mayores te6ricos de esta filosoffa, incluidos John Dewey, William James
ciales para invocar las teorias del darwinismo social de Herbert Spencer, y George Herbert Mead (véase Deegan, 1988). El pragmatismo analizaba
que sostenfan que la evoluci6n social y el progreso social solo serfan impe- la cuesti6n de la conexi6n entre Ia verdad y la acci6n, el conocimiento y la

didos por la regulaci6n gubernamental. Los progresistas avanzaron una experiencia vital. James (1907) manifest6 que la verdad de cualquier pro-
tesis de ciencia social alternativa, el «darwinismo social de reforma», que posici6n residfa en sus consecuencias pråcticas, su utilidad, su aplicabilidad.
sostenfa que los humanos habfan evolucionado hasta un punto en el que En este sentido, una idea que no funcionara no podia ser verdadera. Dewey
su inteligencia debfa y podia asumir el control de la evoluci6n. De acuerdo entendfa la inteligencia humana como un conjunto meticulosamente afi-
con esta tesis, la ley evolucionista demandaba que la gente encontrara for- nado de håbitos que servfa para resolver problemas de cualquier tipo —mo-
mas alternativas para trabajar en equipo, los unos con los otros, y asegurar rales, cientfficos, pråcticos o te6ricos— y definfa la verdad como la hip6tesis

un entorno social en el que todo el mundo pudiera desarrollarse plena- de un problema que se «comprobaba y confirmaba» con la experiencia
mente. El gobierno debia ser la expresi6n de esta inteligencia conjunta. La (1922, pp. 98-99, 101). El pragmatismo proporcion6 a Addams un marco
perspectiva de Addams de su deber en la pråctica soci016gica encajaba c6- filos6fico para su convicci6n de que la verdad de cualquier teorfa soci016gica
modamente en este ethos de ciencia social, y su teorfa refleja el darwinismo descansaba en su habilidad para presentar soluciones a cuestiones de la Vida
social de reforma con su mezcla de historia e imaginerfa evolutiva. Su teorfa real, y para la resoluci6n a la que habia Ilegado anteriormente de que la res-
también refleja sus relaciones con Ios soci610gos de la Universidad de puesta a Ia crisis de su Vida descansaba en la acci6n y no en el estudio.

Chicago, muy especialmente con George Herbert Mead, W. I. %omas, El discurso religioso de las iglesias cristianas protestantes, conocido como
Charles Henderson, Charles Zeublin y Albion Small (estas relaciones se
el «evangelio social», confirmaba también las ideas progresistas. La doctrina
exploran en detalle en Deegan, 1988).
del evangelio social urgfa a los pastores a actuar como puentes entre clases,

Los argumentos del darwinismo social de reforma y de los progresistas a usar «el gran poder aleccionador del pc'llpito de una forma sensata y sabia
sobre la ideologfa del laissez-faire no fueron simples debates académicos. para abrir las mentes de las personas a la importancia moral de las cuestiones
Se defendieron en los tribunales en algunos de los casos mås importantes sociales», y a llamar a sus congregaciones a trabajar por los pobres y los opri-
de la historia americana: Wabash, St. Louis & Pacific R.R. Co. contra Illinois midos (Rauschenbusch, 1907, p. 369). Addams trabaj6 frecuentemente con
(1886), Chicago, Milwaukee & St. Paul R.R. Co. contra Minnesota (1890), pastores, pero tuvo cuidado de no autodefinirse como evangelizadora social:

U.S. contra E.C. Knight Co. (1895), In Re Debs (1895), U.S. contra Trans- «Para Addams, el evangelio social es parte de un movimiento mås amplio
Missouri Freight Association (1897), Smyth contra Ames ( 1898) Swift , & Co. que no es necesariamente religioso. El evangelio social es la expresi6n cris-

contra U.S. (1905), y Lochner contra New York (1905). En este filtimo caso, tiana del humanitarismo, que va primero» (Murphy-Geiss, 1995, p. 22).

con una opini6n discordante, Justice Oliver Wendell Holmes, Jr. critic6 la
El movimiento de los centros sociales unfa la agenda de reforma progresista
decisi6n mayoritaria por basarse en «una teoria econ6mica» y advirti6 que con los reformadores de las ciencias sociales y los ministerios evangélicos
la «Enmienda nåmero 14 no promulga el Social Statics del Sr. Herbert
sociales. Iniciado en la década de 1880-1889 en Inglaterra, el movimiento
Spencer». Los argumentos de Addams sobre el papel del Estado se desarro-
de los centros sociales se expandi6 råpidamente hacia América y en Amé-
llaron en este contexto de intenso debate legal sobre el derecho del Gobierno
rica: en 1891 habfa 6 centros sociales en los Estados Unidos; en 1897, 74;
a regular las condiciones econ6micas y sociales.
hacia 1900, 100; hacia 1905, 200 y hacia 1910, 400 (Davis 1967, p. 12).
El propio compromiso de Addams con el progresismo y el activismo social Los debates del movimiento se centraron en el prop6sito de los centros, 10
fue legitimado ademås por otra comunidad de debate, la del pragmatismo que debfan ser para los residentes, c6mo debfan orientarse de cara a sus
filos6fico. Addams mantenfa lazos personales importantes con muchos de vecinos, cuål era su rol apropiado en el activismo politico. Addams consi-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

deraba los centros sociales como «una necesidad subjetiva» para la gente ocurre La comprensi6n de Addams de Ia sociologfa empieza
la situaci6n.
joven educada que iba alli como residente, reunificåndola con la Vida de la con la idea de que es un trabajo que hay que realizar. Actåa en base al prin-
que su educaci6n y privilegios la habfa separado (1893). Cada vez apreciaba cipio pragmåtico de que la Vida se puede aprender solo a través de la expe-
mås y hablaba mås desde el punto de vista de sus vecinos. Desarr0116 la riencia, y la Vida social solo a través de la participaci6n interactiva en so-
justificaci6n intelectual de que los centros estaban moralmente impelidos ciedad. EI sine qua non de su teorfa es que «la perspectiva social y la sensatez
a la acci6n politica por sus conexiones con los vecinos pobres, y us6 la en los juicios proceden solo del contacto con la experiencia social»
Hull-House como plataforma desde la que luchar por la reforma. (1902/1907, p. 7)*. Es fåcil malinterpretar esta declaraci6n como simple-
mente el t6pico del investigador de que se deben tener datos empiricos
TEMAS PRINCIPALES para hacer generalizaciones. Pero Addams se refiere a algo mucho mås es-

pecffico y exigente: se refiere a una participaci6n activa y sostenida en los


Addams escribi6 sobre teorfa social como parte de un proyecto mås amplio hechos de las vidas de las personas, una participaci6n probada finalmente
para lograr un cambio social hacia la mejora de su propia sociedad y época. por un deseo de ayudar a aliviar «lote comån» de los proble-
y de hacer un
Su principal proposici6n es que los tiempos necesitan una ética social como mas y necesidades de la gente. Para Addams esta participaci6n era vivir y
principio prevalente de conducta en la sociedad: las personas deben apren- trabajar«como un vecino» en la Hull-House. En su primer manifiesto te6-
der a identificar sus intereses individuales con el bien comån, y el bien rico sobre su idea del centro social, «The Subjective Necessity for Social
comån debe definirse como aquel que reconozca que un una
perjuicio a Settlements», Addams describi6 la orientaci6n que necesitaban los residen-
persona es un perjuicio a todas las personas.Su teorfa social se orienta hacia tes:«Deben estar contentos de vivir tranquilamente al lado de sus vecinos,
una explicaci6n cuidadosa de la necesidad de esta ética y las condiciones hasta que crezca entre ellos un sentimiento de relaci6n e intereses comu-
necesarias para lograrla. nes... Estån obligados a ver las necesidades de sus vecinos como un todo,

Addams fue una te6rica que desconfiaba de la teorfa, ya que reconocfa la a suministrar datos para legislar, ya usar sus influencias para asegurar la

capacidad de la misma para distanciar al pensador de las realidades inme- legislaci6n» (1893/1910b, pp. 126-127). Sus dos principios epistem016gi-
diatas y de 10 que se tenia que hacer. Conscientemente, elabor6 su teorfa cos principales: (1) que el conocimiento de la Vida social solo se puede ob-

social de manera que evitara este peligro, basando y probando sus propues- tener a través de la experiencia social directa, y (2) que el conocedor es res-

tas te6ricas en sus experiencias y observaciones de la Hull-House y del ac- ponsable del sujeto y de la situaci6n cuando los conoce, criterio que aplica
tivismo progresista, escribiendo con compromiso de hacerla accesible,
el igualmente al analista social, al que puede ser reformador, al residente de
tomando como prototipo del soci610go, no al académico, sino al residente la Hull-House, al ciudadano individual.
del centro social, alguien que aprende de los hechos de la experiencia vi- Addams insiste en que la situaci6n por la que se ocupa el anålisis social es
Vida. Dado su compromiso de aprender con la experiencia, Addams desa- la experiencia vivida por los actores individuales. El soci610go puede des-
rrolla una teorfa orgånica en lugar de lineal, procediendo a través de la na- cubrir esa experiencia combinando la «comprensi6n empåtica» con «la in-
rrativa o de la ilustraci6n y no de la argumentaci6n, y presentando mediante
formaci6n del estadistico» (Addams 1910a, p. 70). Aunque ella misma us6
la narrativa los temas principales de su sociologia. La discusi6n que sigue casi siempre estudios de caso, fue también una consistente defensora de
es fiel a los temas de Addams, aunque impongamos cierta linealidad ana-
los estudios cuantitativos y contribuy6 a uno de los primeros trabajos de
Iftica y describamos su teorfa en términos de su epistemologfa, su método,
la sociologfa americana que combinaba investigaci6n cuantitativa y cuali-
su visi6n del individuo y su concepto de sociedad.

1. Para Addams, el trabajo del soci610go es analizar la situaci6n entre manos


* Un asterisco que sigue a una cita en el texto significa que el pasaje citado se ofrecc en un contexto
con el fin de provocar un cambio social de mejora en el contexto en el que
mås amplio en las lecturas al final del capitulo.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

tativa, Hull-House Maps and Papers (1895). El objetivo del investigador es El investigador también tiene la responsabilidad moral de no perder el

construir conocimiento del mundo social como suma de las experiencias punto de vista del sujeto en el relato soci016gico. Addams busc6 activamente
de sujetos humanos con variedad de intereses y puntos de vista. Para hacer estrategias para supervisar sus informes. Insiste en no hablar nunca «a una
esto, Addams combina elementos similares al verstehen weberiano con la audiencia en Chicago sobre el tema del centro social y del barrio sin que
observaci6n participante del interaccionismo simb61ico para formar un vaya un vecino conmigo, para yo consciente de que hay
evitar que, al ser

método que podrfamos denominar «observaci6n empåtica». Primero des- un oyente que conoce las condiciones mås intimamente de 10 que yo podrfa
cribe su técnica en su estudio publicado en el volumen inaugural de laAJS pretender conocerlas, pueda realizar ninguna generalizaci6n apresurada»
sobre el trabajo doméstico remunerado: «Se realiza un intento de presentar (1910b, p. 96). También a modo de autosupervisi6n, nunca se permiti6 a

esta industria desde el punto de vista de aquellas mujeres que trabajan en sf misma olvidar su posici6n econ6mica en relaci6n con los vecinos:
los hogares por un salario... Las opiniones se han obtenido principalmente Por supuesto que siempre estaba presente la desgarradora conciencia de la di-
de la experiencia en una Oficina de Empleo Femenino, y a partir de las ferencia de las condiciones econ6micas entre nosotros y nuestros vecinos. In-
conversaciones mantenidas alli con mujeres que volvfan de.. , " sltuaciones cluso si nos fuésemos a vivir al bloque de viviendas mås precario, existirfa Siem-

en hogares de Chicago de todas las categorfas» (1896, p. 536). pre una diferencia esencial entre ellos y nosotros, ya que nosotros seguirfamos
sintiéndonos seguros ante la enfermedad y la vejez, y la falta de seguridad en
Addams sitåa al conocedor como un ser ético dentro de la «situaci6n por
estos dos aspectos son los espectros que mås persistentemente se les aparecen
descubrir». Para ella, la sociologfa estå éticamente obligada a pasar del co-
a los pobres. (1910b, pp. 133-134).
nocimiento obtenido en la investigaci6n social a un proyecto de mejora so-
Su insistencia en la relaci6n interactiva entre el investigador y el sujeto de la
cial, que puede culminar en la acci6n politica. Una postura de neutralidad
investigaci6n, su creencia en las cualidades éticas de dicha relaci6n y su res-
valorativa invalidarfa el conocimiento adquirido; el conocimiento debe su-
peto por las intenciones de sus sujetos definieron su método de hacer teorfa.
gerir el curso de la acci6n, y el analista social no es moralmente libre de ig-

norar ese curso de la acci6n o de considerarlo como algo aparte del proyecto 2. Addams de hacer teorfa es informar sobre la situaci6n
El método de

de investigaci6n. La investigaci6n social debe conducir a una mejora social, entre manos y analizarla como una narrativa de måltiples puntos de vista.

y la investigaci6n social vinculada a la experiencia vivida debe dar informaci6n El método tipico de Addams de elaborar teorias es desarrollar generaliza-

para la acci6n polftica. En su contribuci6n a Hull-House Maps and Papers, ciones tentativas a través de narrativas. Usamos el término «narrativa» aqui
Addams establece la conexi6n 16gica entre la experiencia y la mejora: en un sentido bastante tradicional, uno que habrfa entendido Addams,
para referirnos a una historia que incorpora personajes y acontecimientos,
Un centro social acepta... que compartir las vidas de los pobres es esencial
contados en una secuencia cron016gica y haciendo algunas atribuciones
para comprender y mejorar esas vidas... El dafio social que sufre el hombre
causales5. Addams cuenta historias de sus experiencias como vecina, una
mås humilde no solo se convierte en la preocupaci6n del centro, sino que por
el simple hecho de su ubicaci6n, estå en posici6n de ver, como nadie excepto
estrategia que le permite permanecer fiel a la situaci6n que analiza y a las
experiencias vividas por los distintos actores. Esta técnica la Ileva al tema
el propio vecino puede ver, el estrés y la necesidad de quienes soportan la peor
parte del dafio social... mås consistente de su teorfa social: Ia colisi6n de los puntos de vista entre
actores situados de forma diferente. Sus trabajos sobre tales choques son a
Si el centro estå convencido de que. .. la falta de organizaci6n Ileva al tra-
menudo reflexivos, e incluyen el punto de vista del residente/analista social,
bajador aislado a la indefensi6n, y es una amenaza para toda la comunidad,
que es un individuo que se entiende que tiene, como cualquier otro de los
entonces estå obligado a comprometerse con la organizaci6n industrial..
Y es en ese punto cuando el centro entra en 10 que se conoce mås técnica-
mente como movimiento obrero (1895, pp. 183-184, 187)*. 5 Esta definici6n combina varias ideas del estudio de E. M. Foster en Aspects ofthe Novel (1927/1955).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

participantes, una clase, una etnia, un género y unos intereses especfficos. conciencia bifurcada, en la mente de un finico protagonista, casi siempre
Ofrecemos como ejemplo una narrativa en la que Addams compara los es- una mujer. A menudo la protagonista es un «tipo social ideal», un personaje
fuerzos y los referentes de los residentes de la Hull-House con los de los que surge de la combinaci6n de muchas personas localizadas en una misma
vecinos de la Hull-House en relaci6n con los funerales: «intersecci6n de biograffa e historia» (Mills, 1959/1977, p. 6).

[U]n nifio pequefio y delicado fue abandonado en la guarderfa de la Hull- En uno de los usos te6ricos mås extensos de Addams de la narrativa, el ca-
House.Una investigaci6n mostr6 que habfa nacido diez dias antes en el hospital pftulo «Charitable Effort» en Democracy and Social Ethics, cuenta la historia
de Cook County, pero no se pudo encontrar ningån rastro de la desafortunada
de una relaci6n que fue tanto prominente en su propio momento como
madre. El pequefio nifio vivi6 durante varias semanas, pero luego, a pesar de
significativa para su sociologfa: la relaci6n entre el asistente de la beneficien-
todos los cuidados, muri6. [Los residentes] decidieron que 10 enterraran las au-
cia y el cliente. El asistente de la beneficiencia representa un tipo social, una
toridades del condado, y el coche debfa Ilegar a las once en punto; sobre las
nueve de la mafiana el rumor del terrible suceso Ileg6 a los vecinos. Media do-
mujer joven educada, potencialmente como la propia Addams, buscando
usar su educaci6n al servicio de los demås. El cliente, y los familiares y veci-
cena de ellos vinieron, muy nerviosos, a protestar. Hicieron una colecta a pesar
de su pobreza con la que sufragar un funeral. Los residentes de la Hull-House nos del cliente, son representativos del ntmero creciente de pobres en la ciu-
eran entonces comparativamente nuevos en el barrio y no se habfan dado cuenta dad quienes, enfatiza Addams, han... «fracasado solo en el plano industrial
de que realmente estaban ofendiendo el sentimiento moral auténtico de la co- [de la economfa]» y «muchos poseen otros atractivos y virtudes»*. Addams
munidad. Con crudeza, pusieron el ejemplo de cuidados y ternura que habfa desarrolla el guion de su narrativa a través del conflicto entre los puntos de
recibido el pequefio mientras estaba vivo; dijeron que habia tenido todas las vista que representan el asistente de la beneficencia y el cliente, ya través
atenciones de un médico cualificado y de una enfermera formada, e incluso su-
del conflicto interno experimentado por cada uno intentando comprender
girieron que los nerviosos miembros del grupo no habfan tomado parte en ello,
al otro. El asistente de la beneficencia se enfrentarå al conflicto entre las in-
y ahora recafa en la enfermera decidir que debia ser enterrado como habfa na-
dicaciones que recibe de la agencia para instruir y animar a la familia de su
cido, a expensas del condado. Es dudoso que la Hull-House haya hecho nunca
cliente, y su incipiente comprensi6n de que su privilegio de clase hace que
nada que dafiara tan profundamente el espfritu de algunos de sus vecinos. Los
sus instrucciones parezcan hip6critas. Los clientes se esfuerzan en verbalizar
mås indulgentes del terreno solo 10 perdonaron porque las residences eran sol-
teronas, y no podfan saber 10 que era tener el coraz6n de una madre. Posible- las obviedades que supuestamente se espera de ellos para obtener la ayuda,

mente, nadie nacido y criado en la comunidad podrfa haber cometido un error


mientras dejan a un lado las realidades en las que cree la «mentalidad del
como ese. Nadie que hubiese estudiado los patrones éticos con toda la atenci6n vecindario», por ejemplo, que en la taberna, condenada a ese cliché, un
podria haber patinado tan completamente (1902/1907, pp. 240-242). hombre puede conseguir un préstamo para pagar el alquiler cuando el asis-

La teorfa social no se ha creado como una narrativa o no se ha contado


tente de la beneficencia se encuentra a millas de distancia. Addams recoge
este conglomerado de experiencias de los encuentros en «Charitable Effort»,
normalmente como tal. A1 elegir desarrollar la sociologfa a través de la na-
que Ileva al lector a través del tiempo —el asistente de la beneficencia Ilega a
rrativa, Addams se compromete con una visi6n de la Vida social basada en
la casa de la familia del cliente, alecciona, se va y vuelve— y que ademås su-
las experiencias hist6ricas de las personas individuales en su interacci6n en
giere una serie interminable de encuentros entre los asistentes de beneficen-
lugares y momentos reales. En sus narrativas, se retrata a la gente organi-
zando sus vidas, no solo de acuerdo con el tiempo y el espacio, sino en tér-
cia tfpicos y las familias clientes tipicas (1902/1907, pp. 13-19).

minos de valores, 010 que Addams llama ética. Hacen juicios de valor sobre 3. Addams entiende que el ser social individual es la personificaci6n de la

sus propias acciones, su pasado, su futuro y otras personas; otorgan signi- subjetividad, con capacidad de acci6n, y motivado por unos intereses y por
ficados a los acontecimientos. Las narrativas de Addams giran en torno al una ética. Addams hace del individuo la unidad båsica de su teorfa, elabo-
conflicto entre diferentes puntos de vista o el conflicto de la conciencia, la rando gran parte de su critica al mundo en el que vive a partir de sus ideas

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

sobre el individuo. Observa al individuo no solo en términos de conciencia, mular la capacidad del nifio de realizar su propia voluntad; los padres deben
voluntad y sociabilidad, sino también como una persona-en-un-cuerpo. El comprender y respetar los «intentos del nifio de reafirmar su individuali-
tema de la personificaci6n le permite a Addams permanecer fundamentada dad, que tan a menudo se oponen a los deseos de la familia ya las reglas

empiricamente en los hechos de las vidas de sus sujetos, mantener al lector del hogar» (1902/ 1907, p. 92). La capacidad de desear estå moldeada por

con un fundamento s61ido, contrastar la teoria a través de soluciones pråcticas las experiencias que la Vida le presenta a la mente. Una obligaci6n de la

y valorar ese mundo por su impacto en el cuerpo. Su anålisis estå marcado persona ética es intentar ampliar su abanico de experiencias (una de las

por una imaginerfa del cuerpo, y a menudo conmovedora, que evoca la


rica
descripciones mås incriminatorias de Addams se refiere a la «estrechez de

interacci6n de clase, género, etnicidad y edad en la biograffa individual: intereses»). Pero en el caso de los nifios, y muchas personas desempodera-
das, las experiencias estån limitadas por sus circunstancias de clase, y estas
[A]lgunas mujeres asustadas me insistieron en ir råpidamente a la casa de una
circunstancias condicionan el foco de la acci6n: «[E]I nifio al que se le ha
anciana alemana, a quien dos hombres de la oficina de empleados del Estado
estaban intentando sacar de la enfermerfa del condado. La pobre criatura an-
puesto prematuramente a trabajar estå constantemente oprimido por la
interminable dificultad de los medios de subsistencia, e incluso los nifios
ciana se habia tirado ffsicamente sobre una pequefia y maltrecha cajonera y se
habfa agarrado ahf tan firmemente que habrfa Sido imposible desprenderla sin pequefios a menudo, en su afectuosa simpatfa, se sienten abrumados por
haberse Ilevado también el mueble. No Iloraba ni se quejaba, ni pretendfa hacer las preocupaciones de la vida» (1902/1907, p. 43)*. Gran parte del pro-
ningfin sonido humano, pero en su respiraci6n entrecortada chillaba de forma yecto de progreso social de Addams implica intentar reducir el estrés en la

aguda, como un animal asustado atrapado en una trampa. El pequefio grupo voluntad individual mejorando las condiciones estructurales que frustran
de mujeres y nifios reunidos ante su puerta se quedaron de pie, horrorizados y distorsionan la voluntad de la poblaci6n desempoderada. A1 mismo
al comprender el negro temor que siempre nubla las vidas de los que son muy tiempo es muy critica con los reformadores y los filåntropos cuyos proyec-
pobres cuando el trabajo escasea, pero que no deja de crecer y se hace mås in- tos rehfisan reconocer la legitimidad de la voluntad de las personas a quie-
minente y amenazante cuando se acerca la vejez. Las mujeres del barrio y yo nes quieren ayudar; ella considera que esos reformadores son del «tipo de
nos apresuramos a hacer todo tipo de promesas de ayudar a la anciana y los
humanitarismo del que ama a la gente sin conocerla realmente... y que es-
empleados pt'lblicos, muy contentos de librarse de su desagradable tarea, la de-
pera que las personas que no se conocen renuncien completamente al de-
jaron a nucstra merced (1910b, pp. 155-156).
recho de seguir su propio camino y se convenzan de la belleza y del valor
Estas personificaciones se caracterizan por una compleja Vida interior, mar- del camino del otro» (Addams, 1905, pp. 425-426)*.
cada en primer lugar por la subjetividad de la acci6n —la capacidad de pensar
El ser social estå impulsado a la acci6n no solo por los intereses dictados
y de desear—. Addams insiste en que el actor tiene sus propios prop6sitos.
por el sentido pråctico, sino por una necesidad ética que estå arraigada en
«No estamos», escribe, «conformes con incluir a todos los hombres en nues-
la propensi6n humana a la sociabilidad y a la bondad. El deseo de sociabi-
tras esperanzas, ya que hemos Ilegado a ser conscientes de que todos los hombres
Iidad puede manifestarse a diario en una interacci6n que Addams etiqueta
tienen esperanzas y son parte del mismo movimiento del que nosotros for-
como «"sociabilidad estética", que nos incita a arrastrar a todos los miem-
mamos parte» (la cursiva es nuestra) (1902/1907, p. 179). Esta capacidad
bros de la familia a la ventana cuando pasa una procesi6n por la calle o
del individuo de mantener sus propios prop6sitos incluso en las circuns-
aparece un arcoiris en el cielo» (1916, p. 6)*. Esta necesidad de sociabilidad
tancias mås o degradantes es algo que la maravilla, y un hecho de
represivas
se menudo aparente por los efectos de su ausencia. En su articulo
hace a
la Vida social que debe ser tenido en cuenta por los demås actores sociales,
para la AJS sobre las trabajadoras domésticas, Addams sugiere que las tra-
tanto como deber normativo como por tratarse de una realidad pråctica.
bajadoras domésticas, a pesar de carecer de vocabulario para describir 10
La teorfa de Addams sobre el desarrollo humano se centra en la forma en que les falta, frecuentemente abandonan sus puestos por el «aislamiento»:
que la voluntad se nutre, toma forma y se frustra. La crianza deberfa esti- «Muchas chicas que se quejan de soledad, y que abandonan su situaci6n

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

con esa finica excusa, intentan formular débilmente ese sentimiento de En las relaciones humanas, la capacidad de acci6n y los impulsos hacia la

contenci6n y desajuste social. A veces dicen que "se sienten tan poco na- sociabilidad y la bondad se entrelazan inextricablemente cuando la gente
turales todo el tiempo"» (1896, p. 548). busca un referente de ética y de correcci6n —que sus acciones sean, no solo
pråcticas, sino inteligiblemente morales o buenas—. «Etica» es el término
Addams considera que el deseo de sociabilidad es una motivaci6n båsica
en la construcci6n de la conducta ética, e ilustra esta motivaci6n con el
que usa Addams para designar el eståndar individual y colectivo de conducta
adecuada en la interacci6n social y ella tiene como tesis principal que los
trabajo de la maquinaria politica corrupta. Manifiesta: «Después de todo,
tiempos requieren una ética colectiva, o social (véase a continuaci6n el tema
10 que el edil corrupto demanda de sus seguidores y de 10 que depende en
gran medida es su sentimiento de lealtad... Todo esto estå perfectamente 4). Para que prevalezca una ética social, la gente debe aprender a practicar

legitimado, y todo linea con el desarrollo de una lealtad civica fuerte, aun-
la bondad a través de la colectividad y no solo de forma individual. Una
forma de establecer una ética que sea mås social que individual es apelar a
que solo sea socializada y ampliada» (1902/1907, pp. 267-268). El votante
su potencial de bondad —un potencial que es reciproco, es tanto la gratitud
que se implica en la maquinaria politica ha Ilegado a entender que el go-
bierno de la ciudad afecta directamente a las vidas individuales y ha aban-
por la bondad recibida como el deseo de ser bondadoso con otros—.

donado la idea de que cada persona haga su Vida de forma independiente. 4. La teoria social de Addams resalta las caracterfsticas esenciales de la so-

ciedad, describe su particular configuraci6n en la sociedad americana y ana-


Los contemporåneos de Addams exploraron la idea en sociologfa de que
los seres humanos desean la sociabilidad; pero Addams difiere y ella se cen- liza c6mo debe cambiar esa configuraci6n si América se quiere transformar

tra en los seres como seres sociables sino como seres que
humanos, no solo
en una sociedad democråtica. Addams considera la sociedad como personas
buscan activamente ser bondadosos. Uno de los puntos de su marco te6rico interactuando en contextos relacionales måltiples, en tiempo y espacio reales
es que toda la gente, sin importar hasta qué punto estån materialmente en —en ciudades, guetos, casas, fåbricas, colegios, reuniones sindicales, sedes
de partidos politicos, encuentros sociales, tribunales, tiendas—. Estos con-
apuros, desean «dar mayor salida a la bondad», buscan «hacerle un favor a
textos estån vinculados los unos a los otros de diferentes formas: por el des-
un amigo», esperan que «se le dé a la bondad. .. alguna forma de expresi6n
plazamiento de los individuos de un lugar a Otro, por la interdependencia
gubernamental» (1907, p. 13). Para resumir este persistente deseo de bon-
funcional, por pautas recurrentes de organizaci6n en lugares del mismo tipo
dad, usa la expresi6n en francés, «l'imperieuse bonté por la que designan
esos impulsos hacia una conducta compasiva que no se le negarfa a nadie»
(p. ej. un hogar de clase media), por coaliciones especfficamente disefiadas

(1907, p. 21). En el estado actual del gobierno municipal, Addams sefiala


para perseguir intereses comunes, y por la coordinaci6n jerårquica. En estos
contextos relacionales, las personas persiguen intereses pråcticos: el sustento,
que el ciudadano solo puede encontrar la expresi6n de la bondad en el
la riqueza, el poder, los bienes materiales, la sociabilidad y la intimidad.
gesto del politico de distrito que entrega el pavo de Navidad, paga y asiste

a un funeral, o ayuda a pagar una fianza pero espera un voto a cambio. En estos contextos relacionales las personas también buscan percatarse de
Pero ella cree que es posible educar al ciudadano para que vea la bondad los intereses éticos como variable en cualquier relaci6n. Aunque un c6digo
en la colectividad y sienta gratitud hacia la colectividad, «la ciudad que con los impulsos humanos de sociabilidad y bondad, Ilega
ético se origina
provee de. una guarderfa la Concejalfa de Salud que apropiadamente a implantarse en el individuo y en la sociedad solo a través de la pråctica
anuncia en un cartel un caso de escarlatina en la puerta de al lado las habitual en la interacci6n social: «por nuestras experiencias cotidianas
autoridades de la ciudad que ponen... un parque infantil» (1902/1907, hemos descubierto que no podemos defender mecånicamente un eståndar
pp. 266-267). Addams recurre frecuentemente al anålisis de las acciones moral, y después saltar a él en los raros momentos de entusiasmo en que
de los sindicatos como ejemplo de la fuerza de la llamada a la bondad y a tenemos la fuerza para ello,... [mås bienl la fuerza para lograrlo se asegura
la decencia humanas (p. ej. 1902/1907, 1905, 1907). del propio interés por la Vida » (1902/1907, pp. 5-6)*. La ética estå hist6-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

ricamente condicionada y «cada generaci6n tiene su. .. eståndar contem- que los directivos de las compafifas tienen la sensaci6n real de estar admi-

poråneo y actual por el que puede juzgar adecuadamente sus propios logros nistrando empresas påblicas» (1902/1907, p. 143). Esta ética individual le

morales» (1902/1907, p. 2)*. proporcion6 al hombre de negocios George Pullman una 16gica
millonario
de dominaci6n que aplic6 en la construcci6n y regulaci6n de una ciudad-
Esta comprensi6n de la sociedad explica la descripci6n de Addams de los
compafifa para sus trabajadores, no permitiéndoles voz en su gobierno por-
Estados Unidos de su época. Para Addams, el hecho histårico de su tiempo
que «[é]l crefa honestamente que sabfa mejor 10 que era Bueno para ellos»
cs que los vinculos entre las personas se vuelven cada vez mås intensos y
(1902/1907, p. 144). En el hogar moderno, afirma Addams, la ética familiar
complejos a medida que América se transforma de una sociedad agricola a
aleja a las mujeres, en particular, del reconocimiento de que el verdadero
una industrial, de rural a urbana, de homogénea a heterogénea. Esta trans-
grupo de uno es su vecindario, la comunidad o la sociedad —ademås de la
formaci6n reclama nuevas pråcticas de sociabilidad y de ética. El hecho so-
familia—. La mujer debe «ampliar su sentido de la responsabilidad a muchas
Cial central es que la gente debe lograr una ética social que encaje con el
cuestiones de fuera de su propio hogar si quiere continuar preservando el
estado actual de la productividad material. Interpreta la necesidad de rea-
hogar» (1910c, p. 21). Asimismo, Ia ética familiar anima al ama de casa a
justarse éticamente en respuesta al cambio industrial, no como un deter-
practicar la dominaci6n sobre la Vida de sus sirvientes, negåndoles la libertad
minismo econ6mico, sino como la respuesta de la inteligencia humana en
de estar con sus familias para asegurar la calidad de Vida de su propia familia.
un årea de la Vida a los cambios provocados por Ia inteligencia humana en
otra. La contradicciön principal es que las nuevas formas de organizaci6n
Addams identifica el origen de muchos problemas del gobierno municipal
del momento en la supervivencia de la ética militarista. Considera que tanto
social todavfa estån impregnadas de la Vieja ética: la ética individual que
los fundadores de la naci6n como los de las ciudades tienen la idea de que
insta a la moral a través del logro personal; la ética familiar (o la «exigencia
un gobierno opera a través de «sanciones, coerci6n, obligaci6n». Este sentido
familiar») que insta a la lealtad a los familiares inmediatos y algunas otras
de la «fuerza de las armas» que se mantiene en los gobiernos municipales
personas pr6ximas; y la ética militarista que premia la participaci6n en la
crea «una administraci6n municipal en América que solo se preocupa a re-
violencia colectiva aprobada por el grupo. Pero los tiempos claman por
gafiadientes de las necesidades sociales de la gente, y en gran medida se redu-
una ética social que requiere que el individuo se identifique con una co-
ce a la administraci6n de medidas restrictivas» (1907, p. 52).
munidad mås amplia, heterogénea, e incluso an6nima, de la que forma
parte. Esta identificaci6n se debe aprender con la experiencia y se debe re- Es importante reiterar que Addams ve su anålisis de la sociedad americana
presentar en todas las formas de asociacionismo. contemporånea como especifico hist6ricamente; no dice que, como regla
general, el cambio comienza con 10 material y se desplaza hacia 10 ético.
Addams es critica con la persistencia de estas formas anteriores de ética por-
que conducen a la gente a malinterpretar su situaci6n presente —«enorgu-
De hecho, en su llamamiento al cambio social, sugiere una inversi6n po-
sible: los cambios en los referentes éticos pueden cambiar la organizaci6n
Ilecerse uno mismo de los resultados de su esfuerzo individual, cuando los
de la producci6n.
tiempos demandan un ajuste social, es errar completamente en la compren-
si6n de la situaci6n» (1902/1907, pp. 2-3) * — y porque todas, de distintas El primer cambio que reclama Addams es en la conciencia y en los håbitos

maneras, legitiman la dominaci6n. Addams sitåa la causa del conflicto in- de interacci6n. Las personas deben aprender a identificar sus intereses indi-
dustrial en el intento de mantener una ética individual de control contra viduales con el bien comån, a verse a sf mismas no en la lucha individual

una socializaci6n de la producci6n, y pone como ejemplo la huelga Pullman para obtener las cosas buenas de la Vida, sino como participantes de un es-

de 1894: «[L]a gran preocupaci6n por la manufactura ha dejado de ser un fuerzo grupal hacia ese fin. La finica manera de adquirir dicha concienciaci6n
asunto privado; no solo se preocupan por su gesti6n un pufiado de traba- es a través de la pråctica interactiva; la ética social debe aprenderse como la

jadores y accionistas, sino que los intereses del påblico estån tan implicados, ética de la familia, a través de su vivencia: «Nos hemos ocupado de las obli-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

gaciones de nuestra Vida familiar, no porque hayamos hecho prop6sitos para propio centro estå alli por la fe en que la época demandaba una ética social
ese fin, sino de forma espontånea, porque la obligaci6n se desarrolla de forma (1910b, pp. 135-137).
comün de recuerdos y afectos, y no vemos Otra manera
natural a partir del poso
Un tercer cambio es que la gente debe usar sus nuevas formas asociativas
de prepararnos para deberes sociales mås amplios» (1902/1907, pp. 5-6) *
para instar al Estado a actuar responsablemente con todos sus ciudadanos,
Esta pråctica interactiva se debe basar en un principio de equidad y en un
porque solo el Estado puede compensar las concentraciones crecientes de ri-
proceso de toma de decisiones colectivo y democråtico. El principio de igual-
queza y poder por las relaciones de la industria capitalista. El anålisis de Ad-
dad consiste en que «ningün grupo de personas tenga menos importancia
dams sefiala la incompetencia del Estado que surge del deseo de no actuar
que Otro, como para sacrificar alguna parte valiosa de su Vida por los demås»
en absoluto, de su predilecci6n por definir mal sus actividades en términos
(1902/1907, p. 124). Para trabajar con éxito, la toma de decisiones colectiva
militaristas y formalistas mås que en términos éticos, y una tendencia, cuando
requiere la forma de «imaginaci6n» que hace posible «comprender las ex-
actüa, a hacerlo a través del politico de distrito en lugar de usar los procedi-
periencias de otras personas» (1902/1907, p. 9). Addams argumenta que mientos éticos establecidos. En un barrio como el distrito 19 de Chicago,
aprender a relacionarse como iguales desde posiciones diferentes y Ilegar a «la politica de las autoridades påblicas de no tomar nunca la iniciativa. .. es
decisiones de forma colectiva es un proceso lento y diffcil. Reconoce que
obviamente fatal [porque] hay muy poca iniciativa de los ciudadanos»
«[h]emos estado a veces entretenidos por los ffitiles esfuerzos, altamente
(1910b, p. 98). Pero esta falta de iniciativa procede del hecho de que el Estado
individualizados, de media docena de personas agrupadas como comité.
haya permitido «condiciones industriales» que Ilevan a la fuerza «a los traba-
Sus intentos azarosos de encontrar un método de acci6n comfin recuerdan
jadores a niveles por debajo de la decencia». Dado que «la simple existencia
el movimiento vacilante de los brazos de un nifio antes de haber aprendido
del Estado depende de la naturaleza de sus ciudadanos se torna posible
a coordinar sus mésculos». Pero insiste en que el proceso es tan importante
deducir el derecho a una regulaci6n del Estado» de esta situaci6n (1910b, p.
como el resultado, que el «esfuerzo asociativo. .. que parece inefectivo. .. 229). Para que el Estado se reforme, los ciudadanos deben tener un interés
puede representar una cualidad social mås fina que la acci6n individual
continuado en su administraci6n, movilizarse para convertirlo en el canal de
mås efectiva» (1902/1907, pp. 137-138).
sus propios impulsos éticos, y promover una reforma de la legislaci6n que
El segundo cambio que reclama es la invenci6n de nuevas formas y lugares apunte al «cuidado doméstico municipal'. Las labores domésticas munici-
de asociaci6n. Los centros sociales fueron una invenci6n de ese tipo, y la pales se refieren al cuidado de la comunidad de forma colectiva y cooperativa
Hull-House en sf misma foment6 otras formas nuevas de asociacionismo: de manera que el Gobierno se convierta en un agente de salud, de seguridad
sindicatos (especialmente para mujeres), clubs educativos, asociaciones de para la tercera edad, de regulaci6n de las condiciones laborales y los salarios,
mujeres, ligas de consumidores, grupos de estudio, equipos para tareas in- «en resumen, toda la organizaci6n y actividad que... prevenga un descenso
vestigativas, y proyectos en cooperativas, como la fundaci6n de una casa en los niveles de vida» (1902/1907, p. 166).
de apartamentos para j6venes mujeres que trabajaban en las fåbricas. El
informe de Addams sobre el proyecto de la casa de apartamentos de la co-
operativa de mujeres, financiado por la Hull-House, muestra el desarrollo
de su programa de cambio social: la decisi6n de cooperar se basa en el deseo
de ser un todo comån; la idea surge de la experiencia de vulnerabilidad
6 De hecho, las palabras de Addams parece que fueron «cuidado doméstico dc la ciudad» o «cuidado
que vivieron las propias mujeres durante una huelga que amenaz6 sus in- doméstico civico». Pero la idea, que repiti6 muchas vcccs, llcg6 a ser popularmente recordada como
«cuidado doméstico municipal». Quizås este recuerdo proceda del titulo dc la conferencia en la que
gresos econ6micos; la decisi6n se adopta tras una investigaci6n cuidadosa;
por primera vez sefia16 su orientaci6n, «The Modern City and the Municipal Franchise for Womcn»
la presencia del centro como lugar de encuentro facilita la decisi6n; y el (su conferencia de 1906 para la National American Woman Suffrage Association).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

LA RELEVANCIA DE ADDAMS EN LA HISTORIA esperar alcanzar una posici6n de titular en la universidad a comienzos del
Y LA PRACTICA ACTUAL DE LA SOCIOLOGfA siglo XX. Marginar la pråctica de la sociologfa significaba marginar a las

mujeres, y a muchos hombres, que trabajaban con dedicaci6n para definir


ADDAMS Y EL CANON DE LA SOCIOLOGfA la sociologfa, haciendo 10 que se denomina ahora «sociologfa aplicada» en

centros sociales, otras asociaciones de voluntariado y agencias guberna-


Mientras que Martineau pertenece a la generaci6n fundadora de la sociologfa,
mentales. Ademås, como muestra Deegan (1988), esta distinci6n signific6
es decir, aquellos soci610gos que escribieron entre 1830 y 1870, Addams y
que las figuras canonizadas de este periodo —Durkheim, Max Weber, Sim-
el resto de mujeres estudiadas en este texto pertenecen a la siguiente gene-
mel y Mead— se recordaran en funci6n de sus teorfas puras y no en funci6n
raci6n de te6ricos sociales, aquellos que hicieron sociologfa en el periodo
de sus pråcticas soci016gicas o de su activismo social. Esta memoria selectiva
entre 1890 y 1930. La contribuci6n de esta generaci6n clåsica se entiende
rehizo significativamente las carreras de Durkheim, Mead y W. l.Thomas,
normalmente en términos de (1) una continuaci6n del funcionalismo de
por nombrar a tres. Devolver a Addams al canon refuerza el argumento
los trabajos de Emile Durkheim, Vilfredo Pareto y, posiblemente, Robert
sobre la relaci6n necesaria entre la teorfa y la pråctica. Ese argumento estå
E. Park, (2) la emergencia del paradigma interpretativo con los trabajos de
presente actualmente en la sociologfa marxista, en el campo creciente de
Max Weber, Mead y Georg Simmel, y (3) el establecimiento de la sociologfa
como disciplina académica. A1 afiadir a Addams en esta generaci6n de clå-
la sociologfa feminista y en el pensamiento feminista negro.

sicos se proporcionan nuevas perspectivas en la construcci6n de la distinci6n Una voz te6rica distintiva. Los hombres hoy canonizados como represen-
entre teorfa y aplicaci6n, la elecci6n de una voz apropiada para escribir teorfa tantes del periodo clåsico buscaron crear una teorfa soci016gica en un tono
soci016gica, las posibilidades criticas del paradigma interpretativo y la pro- que sefialara que estaba al margen de la Vida cotidiana, que implicaba un
blemåtica en curso sobre el actor social limitado o con capacidad de acci6n. acto de concienciaci6n diferente del de la Vida cotidiana (Schutz y Luck-
Teorfa versus aplicaci6n. En el momento de la historia de la sociologfa en mann, 1973). Esta aproximaci6n a la teorfa era un camino hacia el estatus
el que Addams estaba haciendo su trabajo mås creativo, la distinci6n, que profesional. Cuando los hombres escriben, muy pocas veces utilizan el

ahora damos por hecho, entre teorfa y pråctica, entre el trabajo académico
«yo», y ese «yo» se entiende que no se refiere al escritor que vive y respira,
y la sociologfa aplicada, no habfa tenido todavfa lugar. Esta distinci6n se
sino a un actor universal retratado por un momento por las relaciones des-
form6 durante el periodo en que vivi6 Addams, como resultado de los mo- de su concienciaci6n hacia el mundo. Para los hombres, la teorfa comienza

vimientos que realiz6 parte de la comunidad soci016gica para asegurarse el con la construcci6n de conceptos generales, descontextualizados, desubi-

estatus profesional estableciéndose como académicos en la universidad cados hist6ricamente, que trascienden las experiencias de la Vida —los fa-

(véase el capitulo 1). En ese movimiento la profesi6n se divorci6 de la so- mosos tipos de Weber acerca del poder, la acci6n y la estratificaci6n; las

ciologfa, que se alej6 del activismo y de la intervenci6n. Para seguir las nor- igualmente famosas tipologfas de Durkheim sobre las causas estructurales

mas de la universidad, se produjo una divisi6n del trabajo en la sociololo- del suicidio y los conceptos de Mead sobre el «si mismo» (self)—.

gfa, de forma que aquellos que pensaban podian, y pueden, reclamar un Addams escribe sobre teorfa soci016gica con Otra voz —personal, comprome-
mayor estatus para ellos en la profesi6n que aquellos que hacfan. Addams tida, fundamentada y divertida—. Se mantiene a si misma presente en sus in-
rehus6 esta elecci6n forzosa, defendiendo como su primer principio socio- formes te6ricos como «Jane Addams de la Hull-House», una conciencia en-
16gico que la teorfa soci016gica la mejora
debfa ser usada para social y que carnada en un género, una clase, una etnicidad, una edad y una localizaci6n,
la teorfa solo se podia crear a través de una implicaci6n social activa.
que responde con emociones —horror, consternaci6n, humor, ironfa, placer,

En esta pugna profesional, se afiadfa una nota a pie sobre la exclusividad enfado— a las situaciones que analiza. Rechaza la idea de que la Hull-House
de género, raza y clase. Solo la clase privilegiada de hombres blancos podia sea un laboratorio social en el que ella observa como cientffica; por el con-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

trario, escribe como una vecina. Desde su posici6n de vecina, empieza su teo- teorfas, todos los hombres de la generaci6n de los clåsicos Ilegaron a una
ria volviendo a contar la situaci6n que analiza, y los principios te6ricos emer- conclusi6n similar sobre la naturaleza de esta relaci6n: que la sociedad de-
gen de la situaci6n cuando es explicada de nuevo. Repite la historia utilizando termina, en mayor o menor medida, las ideas, la voluntad y la acci6n in-
la narrativa y no mediante una tipificaci6n ideal (véase tema 2, anterior- dividuales. En Durkheim y Mead, esto se presenta como una verdad uni-

mente). De esta manera, el grado de generalizaci6n del relato soci016gico versal; en Weber y Simmel, es una caracterfstica de la sociedad moderna,

tiene un limite intrfnseco porque no se presentan a los actores y sus situacio- con sus sistemas florecientes de cultura objetiva (Simmel) o el proceso so-
nes como universales, sino como tipos hist6ricos profundamente contextua- Cial de burocratizaci6n (Weber). Para Durkheim, el individuo determinado

lizados, como el asistente de la beneficencia, el cliente y el vecino. socialmente es un bien social, ya que el orden social solo es posible cuando
los individuos se adaptan a la conciencia colectiva. Para Simmel y Weber,
Un paradigma interpretativo extendido. Addams es parte de la tradici6n
el individuo excesivamente condicionado es una fuente de preocupaci6n
interpretativa: como Max Weber, se interesa por los significados que las
grave, una enfermedad para la modernidad. Para Mead, esta direcci6n es
personas atribuyen a sus acciones; como Mead, considera que el sf mismo
insostenible en su trabajo te6rico. Para evitar sus implicaciones plenas, re-
(self) se produce a través de las relaciones; como Simmel y Mead, describe
curre a los conceptos desarrollados de forma incompleta del «yo», o el uno
las dinåmicas de las relaciones. Pero la estrategia de Addams para explorar
mismo con voluntad plena, y el «mi», o el uno mismo adaptado, como
los significados de los actores es involucrarse en una continua observaci6n
una tensi6n siempre presente en uno mismo (self); a pesar de que la repre-
participante empåtica de sus vidas cotidianas. Y su interés se extiende a
sentaci6n del «yo» en cualquiermomento, mås que tfpico, es un aconteci-
c6mo los significados interaccionan en situaciones muy concretas; al pro-
miento aberrante o remarcable en el proceso social.
blema, que mås tarde acapararån los etnometod610gos, de la incompren-
si6n de los actores ante los significados de los otros y el trabajo que se realiza
En 10 que quizås Addams se distingue mås radicalmente de estos otros te6-
ricos es en su rechazo a retratar al individuo como socialmente determi-
en dichas situaciones para mantener Ias relaciones; y a c6mo el orden social
nado. De hecho, comienza con la premisa contraria de que el individuo
mås amplio se presenta y se expresa en la Vida diaria. Su trabajo es un ejem-
tiene capacidad de acci6n, es decir, tiene voluntad plena y deseos, es irre-
plo precoz de la etnografia institucional que defienden Dorothy E. Smith
primible, incluso en las circunstancias sociales mås oprimentes. Esto es 10
y sus estudiantes en la sociologfa contemporånea. Adicionalmente, Addams
le proporciona una marca distintiva a la sociologia interpretativa al insistir
que ella observa como vecina en el mundo que le rodea, y 10 que le deleita
y fascina. Esta visi6n la aparta de los te6ricos masculinos que Ilegaron a
en que las personas son agentes morales impulsados a la acci6n, no solo
sus conclusiones desde la distancia a la Vida diaria y su desplazamiento
por la necesidad de sociabilidad y de significados sino por su deseo de en-
hacia una orientaci6n te6rica pura. Ademås, el individuo en Addams tiene
tenderse a ellas mismas, sus relaciones y el mundo, en base a los principios
voluntad plena no solo egofstamente, sino social y éticamente —desea rela-
de 10 que estå bien y de 10 que estå mal.
cionarse con los demås, tener la oportunidad de ser bondadoso, y ser capaz
Determinismo versus capacidad de acci6n. Como parte del movimiento de valorar si sus acciones son buenas o malas—. Addams considera que las
hacia el establecimiento de la legitimidad académica de la sociologfa, los condiciones de modernidad ofrecen una oportunidad enormemente exten-
te6ricos hombres del periodo clåsico clamaban unånimemente que la com- sa para tal capacidad de acci6n ética en la representaci6n de la ética social
petencia especial de la disciplina residia en el anålisis de la sociedad enten- mediante la democracia socializada. Los pasos para lograr esta ética social
dida como pautas complejas de estructuras relacionales con significado. constituyen su agenda te6rica.
Este planteamiento les Ilev6 a todos a una problemåtica te6rica, la de la

relaci6n entre la sociedad, asi definida, y el individuo, entendido como un


ser con voluntad plena y capacidad de pensar. A pesar de sus muy diversas

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addarns (1860-1935). Éticay sociedad

ADDAMS Y LA TRADICIÖN DE LA SOCIOLOGfA FEMINISTA Foco de atenci6n en la Vida de las mujeres. Las mujeres son centrales en el

anålisis social de Addams: el trabajo de las mujeres —doméstico, trabajadoras


La configuraci6n del paradigma feminista de Addams estå marcada por
en la fåbrica, amas de casa, voluntarias de la caridad y trabajadoras en talleres
(1) la perspectiva de género, (2) el foco de atenci6n en la Vida de las mu-
de explotaci6n labora17—; la Vida de las mujeres a 10 largo de su ciclo de Vida
jeres, (3) la exploraci6n de los måltiples puntos de vista, (4) la invenci6n
—como trabajadoras asalariadas j6venes, idealistas educadas, victimas de la
de una metodologfa de investigaci6n respetuosa con estos måltiples puntos
prostituci6n, como esposas maduras y mujeres cargadas con el trabajo ético
de vista, y (5) el compromiso por el cambio.
y pråctico del hogar y la comunidad, como mujeres ancianas que se enfrentan
Una perspectiva de género. Addams siempre se sitåa a sf misma como mujer aterrorizadas a los miedos de la soledad, la enfermedad y la indigencia—; la

en su teorfa, alertando al lector de que siempre estå presente activamente situaci6n de las mujeres en la familia —como administradoras del hogar, ma-
en su relato y de que Ileva la conciencia femenina a su anålisis. Considera y dres e hijas— condicionadas ética y pråcticamente por la moralidad de las
responde activamente y con emoci6n a la cuesti6n de género en el mundo: exigencias familiares; y mujeres como ciudadanas a las que llama a la acci6n
politica, a través de la participaci6n en sindicatos, federaciones y clubs, cen-
No puedo recordar sin indignaci6n una experiencia reciente. Me habia demo-
rado hasta tarde una noche en un edificio de oficinas. .. cuando sali a las once, tros sociales, asociaciones de consumidores y partidos politicos.

me encontré en el pasillo... con una mujer que conocfa, que fregaba de rodillas Addams es una feminista cultural, es decir, cree que las mujeres Ilevan a
las baldosas de mårmol. Cuando se levant6 para saludarme, estaba tan mojada, las situaciones cotidianas una orientaci6n ética y pråctica diferente y que
de los pies a la cabeza, que råpidamente le pregunté por la causa. Su respuesta la Vida pfiblica en los Estados Unidos de su época necesita particularmente
fue que salfa de casa a las Cinco cada tarde y durante seis horas no tenia opor- esta orientaci6n. Atribuye muchos de los problemas de las ciudades al con-
tunidad de amamantar a su bebé. Su leche materna se mezclaba con el agua traste entre la orientaci6n militarista masculina predominante en el go-
con la que limpiaba el suelo (1910b, pp. 174-175). bierno local y su sentido de gobierno como un trabajo doméstico cfvico:

A través de la autorreflexi6n, Addams Ilega a reconocerse como un tipo so- Si las ciudades americanas han fracasado... t•no podemos decir que el trabajo
Cial ideal: una mujer de una clase, etnia, época y lugar particulares, una in- doméstico de la ciudad ha fracasado en parte porque no se ha consultado a las
tersecci6n de biografia e historia. Se identifica especialmente como una de mujeres, tradicionales amas de casa, sobre sus actividades multifacéticas?

las mujeres de la primera generaci6n de universitarias, que se enfrenta al Es dif(cil entender 10 que la destreza militar tiene que ver con las tareas mul-
problema de la autonomfa femenina, mås concretamente a su derecho de tifacéticas que, en una ciudad moderna, incluyen el cuidado de parques y bi-

decidir por ellas mismas la un problema que


direcci6n ética de sus vidas, bliotecas, la superintendencia de los mercados, el alcantarillado y los puentes,
ella teoriza como un conflicto entre las exigencias familiares y la ética social. la inspecci6n de suministros y calderas, y la eliminaci6n apropiada de la basura

El conocimiento que tiene sobre ella misma como tipo social moldea su (1907, pp. 184-185).

reconocimiento de las diferencias entre Ias mujeres. La mujer de rodillas En The Long Road of Women's Memory, Addams explora c6mo trabaja el
que friega es una persona real que Addams conoce, pero también es la per- cerebro femenino, especialmente el de las mujercs ancianas. Addams cree
sonificaci6n de la madre de clase trabajadora. El reconocimiento de las di- que las mujeres usan su memoria de dos formas diferentes pero comple-
ferencias, ademås, hace que Addams se dé cuenta de que los antecedentes

de su propia clase la limitan a la hora de lidiar con los problemas a los que
N. de término original en inglés Generalmente, hace referencia a
se enfrentan las vecinas de la Hull-House. Y esta concienciaci6n la conduce la T. El

textiles situados en viviendas particulares, en


cs sweatshop.
que las condiciones laborales de los trabajadores (sobre
los
los talleres

a uno de sus temas principales, el reconocimiento, la exploraci6n (y dis- todo mujeres) eran realmente precarias. En ocasiones, podian ser clandestinos. El término se ha tra-
ducido en anteriores textos de formas diversas. En 10 que sigue, se emplea «talleres textiles de explota-
frute) del fen6meno de los rnåltiples puntos de vista.
ci6n laboral» o, simplemente, talleres textiles cuando el contexto aporta mås informaci6n.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

mentarias: para «interpretar y mitigar la Vida del individuo» y como «una Lo que Addams nunca pierde de vista —y nunca permite al lector que
capacidad selectiva de reorganizaci6n social» —la memoria es una forma pierda— es la complejidad del problema, la ausencia de soluciones simples.
por la que las mujeres se reajustan a fuerzas impersonales mayores que han
Un método de investigaci6n feminista. Addams invent6 una metodologfa
modelado sus vidas, y en ese reajuste puede preparar el camino hacia el
de investigaci6n que es respetuosa con los måltiples puntos de vista tanto
cambio social— (1916, pp. xi-xiii).
en su método de indagaci6n como en su modo de presentaci6n —una me-
Mültiples puntos de vista. Para Addams, la existencia de måltiples puntos todologia guiada por 10 que las investigadoras feministas contemporåneas
de vista es una prueba de la cualidad que mås le interesa en los seres hu- describirian como «reciprocidad del reconocimiento»— (véanse Benjamin,
manos: la capacidad de los individuos de defender sus propias ideas, sus 1988; Mies, 1983; Reinharz, 1983). Este es el ideal que expresa repetida-
propios deseos, su propia voluntad, a pesar de la presi6n de otras personas mente cuando habla de su relaci6n con los sujetos como «la de una vecina».
y especialmente de personas mås poderosas que ellos. El intento de las per- Varios corolarios fluyen de su proposici6n epistem016gica general del reco-
sonas de comunicarse desde diferentes perspectivas es la prueba del deseo nocimiento mutuo. El investigador estå obligado a reconocerse como un
de sociabilidad y del hecho de que la sociedad debe, en definitiva, ser una actor ubicado socialmente que estå implicado en un proyecto y estå obligado
empresa cooperativa. La negaci6n por parte de algunas personas de los a supervisar su trabajo reflexivamente. Este proyecto no es una tarea inves-
puntos de vista de otras es un elemento esencial de dominaci6n. La forma tigadora independiente y «objetiva», sino una actividad ubicada socialmente
tipica de Addams de analizar los måltiples puntos de vista es a través de en y significados del investigador. En una de sus primeras apor-
los intereses
narrativas que ilustran cuestiones sociales particulares. Por ejemplo: taciones famosas, «The Subjective Necessity for Social Settlements», Addams

La directora de un curso de formaci6n para cuidadoras de guarderfas se dirigi6 reconoce explfcitamente su implicaci6n en el trabajo por su propia necesi-
a un club de mujeres trabajadoras y les hab16 del despotismo con el que a me- dad de expresar valores y de tener un prop6sito. Addams trabaj6 activamente
nudo se trata a los nifios pequefios. Dijo que la denominada determinaci6n en la monitorizaci6n de sus actividades, usando a los vecinos de la Hull-
para frenar la voluntad de un nifio surgfa muchas veces de un deseo de domi- House como auditores y reconociendo abiertamente las implicaciones de
naci6n, e inst6 a que la relaci6n ideal se fundara en el amor y en la confianza. las diferencias en estatus econ6mico entre sus vecinos y ella. Addams, como
Pero eso confundi6 a muchas mujeres. Una de ellas le remarc6 a la escritora
otras soci610gas feministas, se enfrent6 al menos a dos operaciones de trans-
[Addams], cuando salfa de la sala del club, «Si no mantienes el control sobre
formaci6n de la informaci6n en la construcci6n de conocimiento sobre el
ellos cuando son pequefios, nunca conseguirås sus salarios cuando crezcan».
mundo social: (1) la tarea de permitir que se expresaran las experiencias vi-
Otra dijo: «Ah, claro, ella (refiriéndose a la conferenciante) no tiene que de-
vidas, personales y especfficas hist6ricamente de los sujetos en relatos que
pender de los salarios de sus hijos. Se puede permitir ser laxa con ellos porque,
se pudieran compartir sin perder la individualidad de los relatos originales
incluso si no le dan dinero, puede vivir sin él» (1902/1907, p. 46).
y (2) la tarea de trasladar dichos relatos al sistema simb61ico de la sociologia.
En el marco de las opiniones contrastadas entre la profesora de la guarderfa
Como hemos comentado, resolvi6 estos problemas de transformaci6n en
y las madres de clase trabajadora, Addams muestra como los måltiples pun- parte a través del uso de la narrativa. Addams hizo frente al problema de
tos de vista se crean debido a una localizaci6n estructural. Arrastra al lector
trasladar estos relatos al sistema simb61ico de la sociologfa de una forma
a participar en el anålisis al argumentar contra la dominaci6n del nifio, pero
muy diferente a la que hoy se le presenta al moderno, ya que
investigador
mostrando la 16gica del pensamiento de las madres de clase trabajadora. El
no habia en cierto sentido ningån sistema simb61ico en sociologfa cuando
argumento general de Addams es que las estructuras sociales opresivas se
ella escribfa —todo se estaba formando— y Addams era parte de este proceso.
reproducen en las acciones de los oprimidos, acciones que en las circuns-
Addams formu16 una teorfa y encontr6 un estilo de presentaci6n que le per-
tancias de su opresi6n son razonables y necesarias para la supervivencia.
mitieron mantener 10 personal y 10 particular mientras se movfa hacia un
Solo un cambio estructural puede hacer posible la retirada de la dominaci6n.
anålisis de las cuestiones estructurales y politicas.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

Compromiso con el cambio. Addams asume el cambio; para ella la cuesti6n cursos en respuesta a. la compasi6n, e independientemente de la religi6n

fundamental no es si el cambio ocurrirå, sino c6mo dirigir tal cambio para que profesan, de los males que han sufrido y de la moralidad rigida en la que
producir una democracia socializada, es decir, una sociedad infundida de han Sido educados, tienen un deseo insaciable de que la caridad y la simple

valores que hoy son centrales en la agenda feminista contemporånea —in- justicia regulen las relaciones entre los hombres (1907, pp. 12-13).

clusiön, empoderamiento y respeto por lospuntos de vista—.

Addams cree que el cambio es inmanente a las contradicciones de la socie-


dad de los Estados Unidos de su tiempo, entre la organizaci6n social del LECTURA 3-1
trabajo y el control individual de la producci6n, entre la dependencia social
de todas las personas y la Vieja ética del individualismo, el militarismo y la

familia; entre la producci6n social de la riqueza y las desigualdades en su


EXTRACTO DE «THE SETTLEMENT AS A FACTOR IN
distribuci6n, entre las demandas manifiestas de la educaci6n para promover
THE LABOR MOVEMENT» [UN CENTRO SOCIAL COMO
la cooperaci6n civica y la pråctica educativa de premiar la competitividad
FACTOR DEL MOVIMIENTO OBRERO]
individual. Para que se logre el cambio, las personas deben transformar el
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 183-203. Esta es la contribuci6n
malestar que sienten por esas contradicciones en pråcticas interiorizadas
te6rica de Addams al famoso volumen de investigaci6n y teorfa critica de
de interacci6n diaria para desarrollar asociaciones que sean cooperativas,
los residentes de la Hull-House, un referente clåsico olvidado no obstante
democråticas, diversas en su membresfa, que acojan a gente de todos los
en la sociologfa. Addams considera el centro
Es importante entender que
grupos raciales, étnicos, de clase y de género. La gente adquiere los håbitos
social como el lugar para hacer sociologfa, como ella elige definir este campo.
éticos nuevos en los que trabajan para que tengan lugar en el mundo en el Este trabajo es por tanto sobre el rol de la sociologfa en las relaciones de
proceso de intentar producir reformas. Addams defiende que la vanguardia
clase de la Addams de estas relaciones es
sociedad capitalista. EI anålisis de
en este esfuerzo por el cambio debe venir de la clase trabajadora y las mu-
radical, y se basa tanto en la observaci6n como en la lectura te6rica. El cen-
jeres. En su «concepci6n interna», el movimiento de los trabajadores, aun-
tro social tiene un distintivo rol activista que jugar en las relaciones de clase
que no siempre en su «acci6n hacia el exterior», intenta ser democråtico,
y en el movimiento obrero, un rol enmarcado en la teorfa soci016gica de
cooperativo e inclusivo, y organizarse en torno a una expresi6n clave de la
Addams sobre la ética en la sociedad.
ética social: «[e]l dafio hacia uno... se convierte en la preocupaci6n de
todos» (1895, p. 183). Las mujeres son actores potencialmente clave en el Un hombre o un grupo de hombres en ocasiones revela a sus contempo-
movimiento hacia el cambio progresista por dos razones. Su posici6n ética råneos una conciencia mayor simplemente por el hecho de incorporar a la
tradicional con respecto a las exigencias familiares, aunque restringe su vi- acci6n 10 que antes no habfa Sido mås que una posici6n filos6fica. Con
si6n al grupo del que son responsables, no obstante las prepara para la con- esta acci6n el c6digo ético comfin se eleva hasta un punto superior.
tinuada pråctica cotidiana de ser responsable de los otros. Y la consecuencia Un acto con significado moral, por ejemplo, fue el de lealtad de John Burns
de esta responsabilidad hacia los demås es que las mujeres conocen de for- hacia los estibadores en huelga del este de Londres. De hecho, «el dafio
ma pråctica 10 que se necesita para cuidar de la gente. Sobre todo, Addams
hacia una persona» finalmente «se convierte en la preocupaci6n de todos»;
deja descansar su esperanza de cambio en su sentido distintivo de la natu-
y... el hombre que no comparte esa preocupaci6n cae por debajo del es-
raleza del actor social en el mundo moderno: tåndar ético de ese momento...
En medio de la ciudad moderna que, en algunos momentos, parece estar solo
para el triunfo de los mås fuertesy la explotaci6n triunfante sobre los débi-
les,... a diario se produce. un aumento de. .. personas que Ilevan en sus co- Fuente: Jane Addams, «lhe Settlement as a Factor in the Labor Movement», en Hull-House Maps and
razones el deseo de la mera bondad. Con regularidad reducen sus exiguos re- Papers... (Boston: Crowell, 1895), pp. 183-204.

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Cuando la conciencia social, si se puede usar la expresi6n, ha Sido formulada necesidad de organizaci6n en la industria gradualmente asuma un aspecto
notablemente, no es tan duro para los otros seguirla,. débilmente y con moral. La convicci6n Ileg6 e implic6 una obligaci6n social.
tropiezos, quizås... pero aån asi tienen un c6digo ético sobre el que el primer
Ningån sector estå tan sobresaturado como el textil; ya que la aguja ha
hombre estaba confuso. ... Un centro social acepta la ética de sus contem-
Sido siempre el refugio de la mujer no cualificada. La subdivisi6n del tra-
poråneos de que compartir las vidas de los pobres es esencial para compren-
bajo y los salarios bajos han ido tan lejos que la que hace los acabados sola
der y mejorar esas vidas; pero por su simple existencia adopta este c6digo
en casa posiblemente no puede ganar un salario para vivir. Los residentes
moderno de alguna manera formal. El dafio social que sufre el hombre mås
de la Hull-House han investigado detenidamente muchos casos, y estån
humilde no solo se convierte en la preocupaci6n del centro, sino que por el
preparados para afirmar que la viuda italiana que hace el acabado de los
simple hecho de su ubicaci6n estå en posici6n de ver, como nadie excepto el
productos mås baratos, aunque cosa desde las seis de la mafiana hasta las
propio vecino puede ver, el estrésy la necesidad de quienes soportan la peor
parte del dafio social. Un centro social no solo ha asumido el compromiso once de la noche, solo puede obtener 10 suficiente para mantener alimen-

hacia los damnificados, sino que estå situado en un lugar en el que la fuerza tados y vestidos a sus hijos; mientras que debe depender de la caridad o de

motriz para el cumplimiento de dicho compromiso se renueva constante- la hospitalidad de sus paisanos para el alquiler y el combustible. ..
mente. La proximidad es un factor perenne en su existencia. El sastre judfo, el hombre que tiene una familia que sostener y quien, si

Bastarå una revisi6n del comercio textil, visto desde un centro social, para no fuera por la competitividad de mujeres y nifias no cualificadas, podria
ilustrar esta posici6n. ganarse un salario por encima de la subsistencia de una familia, estå obli-

Hull-House estå situada en medio del distrito de talleres textiles de Chicago. gado, para sacarlos a todos adelante, a poner a trabajar a sus nifios pequefios

Los residentes Ilegaron al distrito con la creencia general de que hacfa falta tan pronto como pueden coser botones.

organizar a la gente que trabajaba. Habrian dicho sin duda que el descu- La madre que cose doce docenas de botones por siete céntimos, para
brimiento del poder de uni6n era el descubrimiento que distingufa a
la comprar un lazo azul con el que recoger el pelo de su hija pequefia. .. co-
nuestro tiempo; que. ya funcionaba hasta tal medida en los asuntos co-
.
mete sin querer una ofensa contra sus compafieros de trabajo, aunque a
merciales, que el fabricante que no se unfa con otros de su rama estaba en
nuestros corazones apenados. les duela su miseria.
peligro constante de fracasar;... y que, de la misma manera, los trabajadores
no podian tener éxito a menos que ellos también aprendieran a aprovechar El instinto maternal y el carifio a la familia es el atributo mås sagrado de
håbilmente este poder. la mujer; pero si se incorpora a la Vida industrial, no es suficiente con eso.

Debe suplementar su conciencia familiar con su conciencia industrial y


Los residentes, asi como muchas otras personas, aceptaban esta proposi-
social. Debe ampliar su carifio a la familia para acoger a los nifios de la co-
ci6n, pero no... la fuerza que impulsaba a la convicci6n. Los residentes
munidad. Trabaja de forma ca6tica en el comercio textil, ya que se ha in-
han vivido durante Cinco afios en un barrio ampliamente entregado al co-
corporado a la Vida industrial con el escaso equipamiento que era suficiente
mercio textil, que es una industria totalmente desorganizada. ... [H]an
descubierto gradualmente que la falta de organizaci6n en el comercio hace
para la Vida familiar.

que los trabajadores en ese sector tiendan al desamparo industrial. En todos Por tanto, si el centro social estå convencido de que la falta de organizaci6n
los apartados de la Vida comercial, politica y social, el aislamiento es un en los asuntos industriales Ileva al trabajador aislado a la indefensi6n, y es
error en los asuntos industriales el aislamiento es un crimen social; por- una amenaza para toda la comunidad, entonces estå obligado a compro-
que alli conduce al exterminio.
meterse con la organizaci6n industrial, y a buscar las Ifneas sobre las que
Este proceso de exterminio implica hambre y sufrimiento, y la desintegra- trabajar. Y es en ese punto cuando el centro social entra en 10 que se conoce

ci6n moral desesperada que inevitablemente sigue su curso, hasta que la mås técnicamente como el movimiento obrero.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

El movimiento obrero puede reclamar un esfuerzo coordinado entre los iban bien vestidas y se encontraban comparativamente c6modas. Se sentfan
trabajadores de todos los sectores para obtener una distribuci6n mås equi- acompafiadas por la presencia de las residentes y hablaban sobre ellas con
tativa del producto, y asegurar una existencia mås ordenada para los tra- locuacidad. Estos dos grupos de personas solo permanecfan unidos por la
bajadores. éC6mo pueden ser los centros sociales vålidos para este esfuerzo? presi6n sobre su sector. Les separaban fuertes diferencias raciales, de idioma,

[L]a linea de acci6nmås evidente es la organizaci6n a través de los sin-


de nacionalidad, de religi6n, de modo de Vida, de cada distinci6n social po-
sible. El intérprete se situ6 entre los dos lados de la habitaci6n, bastante im-
dicatos, un movimiento ya bien establecido.
potente. Tenia clara la necesidad econ6mica de la uni6n; era consciente de
Los sindicatos le dicen a cada trabajador, «As6ciate con... los compafieros
la interdependencia mutua; pero estaba desconcertado ante el aspecto social
de trabajo. Es el ånico camino posible para prevenir los cortes en las ta-
de la situaci6n. Las residentes sintieron que entre estos hombres y las chicas
rifas salariales, y para regular las horas de trabajo. El capital se ha organizado habfa una distancia mayor que la del «abismo» tan comentado entre las cla-
y tiene influencias para asegurar que la legislaci6n esté de su parte. Nosotros
ses favorecidas y las desfavorecidas. Las trabajadoras ante ellas, que estaban
estamos desperdigados y debilitados porque no trabajamos juntos». obligadas a salvar esa distancia, tenfan una ventaja sobre las chicas educadas
El sindicalismo, a pesar de los muchos agujeros en los que ha cafdo, tiene que consciente, y a veces heroicamente, cruzaban el «abismo» para unir sus
el halo del altruismo a su alrededor. Es un deber Claro del centro social manos a las de sus hermanas trabajadoras.
mantenerlo en su mejor ideal. .. El mantenimiento de los ideales no es tan Habfa mucha menos diferencia de cualquier tipo entre las residentes y las
fåcil como el trabajo mås pråctico de aumentar los sindicatos, que ya es chicas trabajadoras que entre los hombres y las chicas del mismo sector la-
suficientemente diffcil..
boral. Era un espectåculo que solo se podia encontrar en una ciudad ameri-
Fue quizås natural que, desde esa situaci6n, los sindicatos que se organiza- cana, en las condiciones actuales de la Vida comercial. Los trabajadores se

ron en la Hull-House estuviesen relacionados con el comercio textil. Los empujan entre ellos hacia una democracia social por la presi6n de la situaci6n
fabricantes de camisas se organizaron en la primavera de 1891 ... econ6mica. Presenta un aspecto educativo y de expansi6n de gran valor...

Los fabricantes de capas se organizaron en la Hull-House en la primavera Pero el movimiento obrero no es de ninguna manera tan simple como el

de 1892. Los salarios habfan estado descendiendo de forma continuada y sindicalismo. El centro social encuentra en el movimiento a hombres de-
habia una gran crisis entre los trabajadores del sector... Los hombres habfan votos. que insisten en que la organizaci6n industrial debe ser parte de

insistido en organizarse durante afios, pero no fueron capaces de conseguirlo una reorganizaci6n general de la sociedad. Los individualistas, por ejemplo,
con las mujeres. Un obståculo aparentemente insalvable habfa Sido la posi- insisten en que no se asegurarå nunca una distribuci6n igualitaria hasta

bilidad de encontrar una sala, que no fuera una taberna, 10 sufientemente que no haya igualdad de oportunidades... que la finica funci6n del Estado
,

grande y barata para una reuni6n general. Las mujeres se habfan negado ca- es asegurar la libertad de cada uno, vigilada por la misma libertad de los

teg6ricamente a usar el sa16n de una taberna. .. Hombres y chicas, y dos o demås, y que cada hombre, libre de trabajar por su propia existencia y me-
tres residentes, fueron a la primera reuni6n en la Hull-House. La reuni6n jora, contribuirå con esta f6rmula al desarrollo industrial.

fue una revelaci6n para todos los presentes. Los hombres, quizås unos cua- Contrarios a ellos, entrando en discusi6n cada vez que hablan, estån los so-
renta, eran sastres de origen judeo-ruso, muchos de los cuales no podian ni cialistas en todas sus variedades. El Marx y ve
socialista cientffico lee a Karl

chapurrear inglés. Iban mugrientos y pobremente vestidos, y sospechaban la absorci6n gradual e inevitable de todos los medios de producci6n y de

que la Hull-House hacfa funciones de espionaje para los capitalistas. Eran todo el capital por parte de una finica entidad, llamada comunidad... Con-
trabajadores cualificados, bastante superiores a ellas para coser una capa, sidera que la tendencia presente hacia la concentraci6n de capital y el cre-

pero vergonzosos y poco naturales ante ellas. Las chicas americano-irlandesas cimiento de las corporaciones y monopolios es una transici6n hacia el Estado

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Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad
Patricia M. Lengermann y Gillian Nicbrugge

socialista... En el primer caso teniamos la expropiaci6n de la masa de po- un aumento de salarios, ademås de por la regularidad laboral, por una edu-
blaci6n por parte de unos pocos usurpadores; en el -filtimo tenemos la ex- caci6n y una reforma moral para el trabajador individual; y por un asocia-

propiaci6n de unos pocos usurpadores por parte de la masa de poblaci6n... cionismo que pueda promover principios mås amplios y asumir una mayor
apariencia de fraternidad...
Entre estos dos puntos de vista divergentes encontramos muchas opiniones
intermedias... ; pero quizås la presentaci6n de estos dos... ilustre hasta qué El centro social puede ser valioso si puede proporcionar una perspectiva
punto es diffcil para un centro social ser liberal en el tono y decidir qué mås amplia y consistente de la que es posible que den los trabajadores, do-
medidas inmediatas estån en la linea de favorecer el movimiento obrero y lidos por 10 que sienten que estå mal; o que den los capitalistas, que persi-
cuåles estån en contra. guen solo «acallar», sin considerar la significaci6n hist6rica del caso, y que
insisten en el derecho inalienable del «capital invertido» a obtener unos
La pregunta crucial en este momento es, qué actitud te posicionas
beneficios de al menos un 4%, ignorando la pasi6n humana. Es posible
con respecto al y
sistema industrial actual?éTe parece bien que la avaricia,
Ilevar ambos colectivos hacia un sentido de mayor desarrollo.
aprovecharse de los desaventajados y empujar a los débiles hacia el muro
sea 10 que gobierne tu Vida en los negocios, mientras que tu Vida familiar y Hace un siglo se produjo un impulso irresistible, un movimiento de abajo
social es tan diferente?»... Si estas preguntas nos presionan a todos, entonces hacia arriba, en los grupos de poblaci6n que demandaban participar en la
el centro social debe seguramente enfrentarse al problema industrial como Vida politica, hasta entonces limitada a los privilegiados. .. Existe una de-

prueba de su sinceridad, como prueba de la uni6n de sus intereses con los manda similar a finales de este siglo por parte de la poblaci6n trabajadora;
intereses apremiantes de sus vecinos. éDebe entonces aceptar el credo de pero esta vez es reclamando su parte de los resultados de la industria. ..

una u Otra escuela de pensamiento social[?] ... éPuede encontrar la cuesti6n Es singular que en América, donde el Gobierno se fundamenta en los
moral subyacente? éDeben seguir sus acciones alguna linea ética?... principios de representaci6n, el capitalismo sea tan lento en acordar este

Un vistazo movimiento obrero muestra que se le ha dado


al la fuerza pre- derecho con los trabajadores; que rechace tan firmemente negociar con un
ponderante a 10 que muchos denominan acci6n negativa. .. y que mantenga durante tanto tiempo que nadie
«representante sindical»
«externo» pueda representar a los hombres de su negocio.
Un movimiento no se puede Ilevar a cabo negando otras actuaciones; debe
conducirlo un impulso una fuerza motivadora que gufe y se au-
positivo, Debemos aprender a confiar en nuestra democracia, cuya aplicaci6n no se
tosostenga. No se puede lograr una revoluci6n moral con hombres que ha intentado, aunque pueda parecer como un gigante amenazador con su
estån juntos simplemente porque todos estån dolidos por un mismo sen- hosca fuerza. ..
timiento de dafio e injusticia, aunque pueda empezar por aqui. Aunque la tendencia hacia la contienda muestre el estado primitivo del

Los hombres motivados se esa manera pueden organizar la resistencia, pueden movimiento obrero, también la divisi6n en frentes segån la clase revela una
luchar juntos valientemente, y pueden destruir la causa del dafio, pero no condici6n actual de subdesarrollo. La organizaci6n de la sociedad en enor-
pueden construir, asociarse y unirse. No tienen una fe comån ni colectiva, El mes batallones con patronales y corporaciones en el bando del capital, y
movimiento obrero en América tiene esta marca de juventud e inmadurez... sindicatos y federaciones en el bando del trabajador, divide al mundo en
dos campos hostiles, y nos devuelve a las guerras y limitaciones de clase...
Es cierto, sin duda, que los hombres que trabajan excesivamente solo de-
terminadas semanas al afio, y soportan una desocupaci6n atormentada por . A medida que el movimiento obrero se vaya haciendo mayor, sus lfderes
el miedo a la inanici6n... estån lejos de esa Vida regulada. en la que es podrån adoptar la perspectiva ética mås amplia que siempre proporciona
posible inculcar tranquilamente un principio moral... El movimiento la experiencia genuina; podrån tener la oportunidad de actuar libres de la

obrero estå destinado, por tanto, a trabajar por una reducci6n de horas y presi6n de la amenaza o la ambici6n. No tendrån nada que ganar o perder,

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

salvo que suban o caigan con sus compafieros. A1 alzar a las masas, los hom- ciudad; a trabajar en la mejora, no de un (Lnico tipo de personas o de una
bres podrfan tener una fuerza motivadora. .. mucho mayor que la motiva- clase de personas, sino del bien comån. El centro social cree que asi como los
ci6n por el éxito individual... hombres carentes de camaraderfa por las circunstancias o la ley vuelven a la

brutalidad de la que vinieron, cualquier clase o conjunto de hombres carentes


éEs demasiado esperar que a medida que los mås antiguos sindicatos mejor
de la compafifa de los demås, se torna en consecuencia incivilizada e impedida.
organizados sean råpidos en reconocer la solidaridad en el trabajo y actåen
Ninguna parte de la sociedad puede permitirse avanzar sin los demås.
de acuerdo con la idea literal de hermandad, perciban la mayor solidaridad
que incluye trabajo y capital, y actåen con la idea de una alianza universal?... El centro social, por tanto, insta en primer lugar a Ia organizaci6n de la

gente trabajadora con el fin de asegurar una Vida tan ordenada y ociosa
El centro social puede verse contrariado ante hombres apåticos respecto a
como sea posible, en la que Ilevar a cabo los objetivos mås elevados de la
motivaciones mås elevadas, que piensan solo en estratagemas para ser mås
Vida; en segundo lugar, deberfa hacer el esfuerzo constante de Ilevar al mo-
listos que los capitalistas; o ante hombres que justifican su uso de las malas
vimiento obrero la conciencia de su desarrollo hist6rico; y finalmente,
artes, diciendo que han aprendido las lecciones del otro lado. Esa actitud
acentåa los objetivos éticos (iltimos de este movimiento.
enseguida cambia el movimiento, de ser un movimiento hacia el desarrollo,
a ser lucha, y el ånico juez que queda entre los adversarios es finalmente la

fuerza. Los intereses de clase se convierten en la fuerza que gobierna y mo-


tiva, y 16gicamente el centro social deja de ser valioso para ninguna de las LECTURA 3-2
dos partes. Evidentemente, sus simpatfas se enredan en tal batalla, pero
para ser valioso debe mantener Claro su juicio de cara al resultado ético
EXTRACTOS DE DEMOCRACYAND SOCIAL ETHICS
final, y esto requiere tanto percepci6n como formaci6n.
[DEMOCRACIA Y ÉTICA SOCIALI
Afortunadamente, se pueden analizar los aspectos transitorios y los per-
manentes de cada acci6n. El aspecto transitorio de Ia huelga es el enfado y Esta es la declaraci6n programåtica de Addams sobre el significado de la

la oposici6n al empleador, y demasiado a menudo el sinsabor de la derrota. ética en la Vida social, la necesidad de la sociedad americana de adoptar

El permanente es la uni6n de los huelguistas por vfnculos de asociaci6n y una ética social de la participaci6n colectiva y la responsabilidad, y de la

hermandad, y el logro de una relaci6n mås democråtica con el empleador; importancia del anålisis y la teorfa social en el apoyo y la expansi6n de estas

y es por este sentimiento creciente de hermandad y democracia en el mo- reivindicaciones.

vimiento obrero por 10 que apreciamos en él una fuerza ética creciente.

De aqui el Claro deber del centro social de mantener el movimiento alejado EXTRACTO DEL CAPfTULO 1, «INTRODUCTION»
de convertirse de ninguna manera en una contienda de clases... Una clase [INTRODUCCIÖNI
que trabaja por una clase, y contra Otra clase, implica que en ella deberfa Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 1-12. Su tesis general es que Ia
haber sectores comerciales trabajando por esos sectores, individuos traba- ética es necesaria en la Vida social; que los tiempos piden una nueva ética so-
jando por los individuos. El caråcter universal del movimiento habrfa desa-
cial, entendida como la extensi6n sistemåtica del principio democråtico; y
parecido desde su inicio, y no se podrfa recuperar hasta que no se aceptara que esta transformaci6n ética requiere una comprensi6n mås amplia de las
un ideal que incluyese a todos...

El centro social se compromete en insistir en la unidad de la Vida, en unir en


él el sentido de rectitud presente en el barrio, y hasta donde sea posible en la Fuente: Jane Addams, Democracy and Social Ethics (New York: Macmillan, 1902/ 1907).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

vidas y de las perspectivas de los distintos grupos de la sociedad. La investi- La concepci6n que tienen de la Vida no se ha expresado todavfa en cambios
gaci6n social y la teorfa social asistirån en la creaci6n de una moral social. sociales o en la promulgaci6n de leyes, sino en una actitud mental de in-

Estå bien recordarnos a nosotros mismos, de tarde en tarde, que la «ética» adaptaci6n, y un sentimiento de divergencia entre sus conciencias y su con-
no es sino Otra palabra para «justicia», por la que muchos hombres y mu- ducta. Desean tanto una definici6n mås clara del c6digo moral adaptado
jeresde cada generaci6n han pasado hambre y sed, y sin la cual la Vida deja a demandas del presente
las como una parte de su culminaci6n, tanto un
de tener sentido. credo como una pråctica de la moral social. En la perplejidad de esta in-
tricada situaci6n al menos una cosa queda Clara: si la idea de moral de la
Algunas formas de justicia personal han Ilegado a la mayorfa de la comu-
época moderna es en realidad la de una moralidad social, es inevitable que
nidad de manera casi automåtica. Es tan fåcil para la mayorfa de nosotros
aquellos que la deseen deban tener contacto con las experiencias morales
no robar como digerirla, y hay tanta moralidad voluntaria
nuestra cena
de muchos para procurarse una motivaci6n social adecuada.
implicada en un proceso como en el otro... De la misma forma hemos
Sido educados en un sentido de obligaci6n con la familia, a ser amables y Podemos imaginar que muchos. .. digan: «Funde nuestra experiencia
considerados con los otros miembros de nuestros propios hogares, y a sen- en un molde mås grande si vamos a estimular nuestras vidas con objetivos

tirnos responsables de su bienestar. Si se han establecido reglas de compor- sociales mås ambiciosos. Nos hemos ocupado de las obligaciones de nuestra

tamiento en relaci6n con nuestro autodesarrollo y nuestras familias, tam- Vida familiar, no porque hayamos hecho prop6sitos para ese fin, sino de
bién se han establecido con respecto a los cfrculos limitados de amigos... forma espontånea, porque la obligaci6n se desarrolla de forma natural a
partir del poso comån de recuerdos y afectos, y no vemos otra manera de
Pero todos sabemos que cada generaci6n tiene su propio criterio, un eståndar
prepararnos para deberes sociales mås amplios». Esa demanda es razonable,
contemporåneo y actual por el que se pueden juzgar adecuadamente sus pro-
ya que por nuestras experiencias cotidianas hemos descubierto que no po-
pios logros morales, y que no se puede usar de forma legitima un criterio an-
demos defender mecånicamente un eståndar moral, y después saltar a él
terior menos vigente. El criterio mås avanzado debe incluir de hecho 10 que
en los raros momentos de entusiasmo en los que tenemos la fuerza para
ya se ha alcanzado; pero si no incluye nada mås fracasaremos en el avance...
ello, ya que incluso el propio ideal debe proceder de un desarrollo racional
Lograr la moralidad individual en una época que demanda moralidad so-
de la Vida, para que la fuerza para lograrlo se asegure del propio interés por
cial, enorgullecerse uno mismo de los resultados de su esfuerzo individual
la Vida. .. Estamos Ilevados por tanto a una concepci6n de la democracia
cuando los tiempos demandan ajuste social, es errar complementamente que no es meramente la de un sentimiento que desea el bienestar de todos
en la comprensi6n de la situaci6n. ..
los hombres, ni siquiera la de un credo que cree en la dignidad esencial y
Todos nosotros somos hombres y mujeres que nos hemos entristecido al la igualdad de todos los hombres, sino la que se permite una norma de
ver esa actitud hacia el orden social... Esos hombres y mujeres han asu- convivencia y también una prueba de fe.

mido el reto moral que surge de las exigencias de la Vida contemporåneæ


Seguir el camino de la moralidad social... implica que los fundamentos
y todos tienen cada vez mås ansiedad por su relaci6n actual con la organi-
y las garantfas de la democracia sean la experiencia humana diversificada y
zaci6n båsica de la sociedad.
la empatia que resulta de ella... [yal que nos damos cuenta... de que la
Probar cuål es la que aplicarfan a su conducta es un test social. No consi- perspectiva social y la sensatez en los enjuiciamientos vienen solo del con-
guen estar contentos con el cumplimiento de sus obligaciones familiares y tacto con la experiencia social; que ese contacto es el correctivo mås seguro
personales, y se encuentran a sf mismos esforzåndose por responder a una para las opiniones que se refieren al orden social, y que se referen a los es-

nueva demanda que implica una obligaci6n social; se han dado cuenta de fuerzos, aunque humildes, para su mejora. De hecho, es la concienciaci6n
otro requisito, y su contribuci6n que iria hacia un c6digo de ética social. del valor dinåmico y esclarecedor de esta experiencia humana mås amplia

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Patricia M. Lengerrnann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

y mås completa la que explica en buena medida la nueva curiosidad hacia Cuando antiguamente se crefa que la pobreza era sin6nimo de vicio y
la Vida humana que tiene mås de base moral que intelectual... holgazanerfa,y que el hombre pr6spero era el hombre recto, la caridad se
administraba severamente sin mala conciencia; ya que el asistente de la be-
Hemos aprendido como conocimiento comfin que gran parte de la in-

sensibilidad y dureza en el mundo se debe a la falta de imaginaci6n que im- neficencia realmente culpaba al individuo de su pobreza.. , Hemos apren-
dido desde entonces.,. a juzgar a los hombres por sus virtudes sociales asi
pide la comprensi6n de las experiencias de otras personas... Sabemos... que
como por su capacidad para hacer negocios... y naturalmente nos molesta
si crecemos despreciando a nuestros compafieros, y limitando consciente-
ser obligados a juzgar a la gente pobre finicamente por su aspecto indus-
mente nuestra interrelaci6n con ciertos tipos de personas a las que hemos
trial... Gran parte de la dificultad se adhiere sobre todo a la tendencia mo-
decidido previamente respetar, no solo circunscribimos tremendamente el
derna de juzgar a todos los hombres por un eståndar democråtico, mientras
alcance de nuestra Vida, sino que limitamos el åmbito de nuestra ética.
que la actitud caritativa del pasado comånmentc permitia el uso de dos
Por tanto, la identificaci6n con el destino comån, que es la idea esencial
eståndares. Sabemos que el trabajo ffsico incesante embrutece y extenüa, y
de la democracia, se convierte en la fuente y expresi6n de la ética social.. nuestra posici6n es totalmente insostenible si juzgamos a la mayorfa de
Los siguientes seis capftulos no son. .. [uln intento... de Ilegar a una con- nuestros compafieros ånicamente por su éxito para mantenerlo.

clusi6n, ni de ofrecer consejo mås allå de la premisa de que la cura para los La asistente de la beneficencia que va ataviada con delicadeza y entra en la
enfermos de Ia democracia es mås democracia, pero los resultados bastante pequefia casa desordenada por los esfuerzos enérgicos de la anfitriona, una
inesperados de los estudios parecen indicar que mientras que los miembros lavandera, ya no estå segura de su superioridad frente a esta åltima; se da
mås educados y autoconscientes de la comunidad sienten mås intensa- cuenta de que, después de todo, su anfitriona representa un valor social y
mente la tensi6n y la perplejidad ante la situaci6n, las tentativas y los in- un uso industrial, como por otro lado su propia limpieza de paråsitos y su
tentos reales de adaptaci6n vienen sobre todo de aquellos mås simples y posici6n social adquirida solo por su estatus.
menos analfticos.
Las finicas familias que piden ayuda a las agencias de caridad son aquellas
que han fracasado en su faceta industrial... Podemos asumir que la asistente
EXTRACTOS DEL CAPfTULO 11, (CHARITABLE EFFORT» de la beneficencia es una joven mujer universitaria, bien criada y de men-
[ESFUERZO CARITATIVOJ talidad abierta. .. Los miembros de la familia que le han asignado pueden
tener otros encantos y virtudes, pueden probablemente ser amables y con-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 13-32. Addams, como Marti-
siderados entre ellos, generosos con sus amigos, pero es asunto de ella estar
neau, vela en el tratamiento de los pobres por parte de la sociedad la me- de parte del lado industrial. Como cada dia defiende estos referentes, a me-
dida mås clara de su progreso ético. Aqui utiliza las organizaciones carita- nudo se le pasa por la cabeza a la sensible agente, cuya conciencia se ha dul-
tivas para mostrar la confusi6n ética presente en la sociedad americana de cificado de tanto hablar de fraternidad e igualdad, que no tiene derecho a
su época. En un uso extenso de la narrativa, desarrolla también su tema decir estas cosas; que sus manos no entrenadas no estån mås adaptadas para
sobre las colisiones entre puntos de vista existentes. hacer frente a Ias condiciones actuales que las de su deshecha familia...
Probablemente no haya una relaci6n en la Vida de nuestra democracia que En la mente de la asistente se afiade a esto la concienciaci6n de la confusi6n
esté cambiando mås råpidamente que la de las relaciones caritativas —la re- auténtica que provocan sus motivaciones en los receptores de su caridad,
laci6n que se produce entre benefactor y beneficiario—; al mismo tiempo y en sus vecinos. Consideremos un vecindario de gente pobre, y contras-
que no hay toma de contacto en nuestra moderna experiencia que revele temos su eståndar ético con el de la asistente, que viene con el mejor deseo
tan claramente la falta de igualdad que implica la democracia. .. del mundo de ayudarles en su aflicci6n. La incongruencia mås sorpren-

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dente, inmediatamente aparente, es la diferencia entre la emotiva bondad de Vida, que ellos antes observaron... qué les debo hablar siempre
con la que un vecino pobre ofrece ayuda a otro vecino pobre, y el cuidado de conseguir trabajo y ahorrar dinero, cosas de las que yo ni sé? Si hubiese
prudente con el que la asistente de la beneficencia ofrece la ayuda al recep- Otra cosa en la que yo tuviera que animarlos, 10 podrfa hacer; algo como
tor de la caridad. La mente del vecino se enfrenta de golpe no solo a la di- aprender prosa en latfn, de 10 que yo misma me tuve que preocupar, no
ferencia en el método, sino al choque absoluto de dos eståndares éticos... seria tan duro». Pero le resulta diffcil conectar las experiencias de su juven-
Cuando observan el retraso y la cautela con las que se les da la ayuda, no tud con las experiencias de la familia a la que visita.
lesparece a ellos un recelo consciente, sino la acci6n frfa y calculadora de Esta selecci6n se ha extrafdo de En otra narrativa basada
las påginas 43-44.
un hombre egoistae No es la ayuda que estån acostumbrados a recibir de en la participaci6n empåtica, Addams muestra c6mo la presi6n econ6mica
sus vecinos, y no entienden por qué el impulso que conduce a la gente a puede distorsionar la voluntad y el desarrollo moral; su proyecto, que se
«ser buena con los pobres» deberfa ser tan severamente supervisado... lograrå con su activismo y su teorfa, es provocar un cambio social en Amé-
Cuando la asistente o la agente aparece entre los pobres, y estos descubren rica que elimine esta presi6n de la Vida de la gente en general, y de los
que, ante ciertas condiciones, una fuente desconocida les dispensa comida, nifios en particular.

alquilery ayuda médica, cada hombre, mujer y nifio aprende råpidamente al que se le ha puesto prematuramente a trabajar estå constante-
El nifio
cuåles son esas condiciones y las siguen. Aunque ante sus Ojos un vaso de
mente oprimido por la interminable dificultad de los medios de subsisten-
cerveza estå muy bien y es apropiado cuando se bebe como la beberfa cual-
cia, e incluso los nifios pequefios a menudo, en su afectuosa simpatfa, se
quier hombre respetable, aunque saben que la limpieza es una virtud cara
sienten abrumados por las preocupaciones de la Vida. La escritora conoce
que solo se les puede pedir aunque son conscientes de que los
a algunos;
a un chico pequefio italiano, de seis afios, para quien los problemas de co-
ahorros son pråcticamente imposibles cuando solo se pueden conseguir
mida, ropa y abrigo han Ilegado a ser tan apremiantes e inmediatos que, a
unos céntimos cada vez, aunque sus sentimientos por la iglesia puedan ser
pesar de ser un nifio imaginativo, no es capaz de ver la Vida mås allå de
bastante elusivos de definir y estén bastante alejados de su Vida cotidiana;
ellos. Los duendes y el coco que atormentan a mås afortunados,
los nifios
delante de la asistente ensalzan su propia sobriedad, su limpieza, su capa-
en su mente se han convertido en la necesidad de carb6n que caus6 el
cidad de ahorro y su observancia religiosa...
arranque de rabia histérica y expresiva de su padre cuando se tuvo que
Si una mujer pobre sabe que la vecina de la puerta de al lado no tiene zapa-
Ilevar las såbanas heredadas de su madre, el mosaico de San José y, 10 peor
tos, ella estarå dispuesta a dejarle los suyos, para que la vecina pueda ir de- de todo, su propias botas de goma. Una vez fue a una fiesta en la Hull-
centemente a misa o al trabajo; ya que conoce hasta el objeto mås pequefio
House y no se interes6 por nada excepto por la estufa de gas que vio en la
de su exiguo armario y alegremente la ayuda. Cuando entra la asistente de
cocina. Se emocion6 con el descubrimiento de que se podia producir fuego
la caridad, todos los vecinos se preguntan cuåles pueden ser sus circunstan-
sin combustible. «Le hablaré a mi padre de esta estufa. No compras carb6n
cias. Saben que no necesita un nuevo par de zapatos, y mås bien sospechan
y solo necesitas una cerilla. Cualquiera te da una cerilla». Se 10 Ilevaron a
que tiene una docena de pares en casa; y, de hecho, los tiene a veces.
que visitara una casa de campo y de pronto pregunt6 cuånto pagaban de
[S] u regalo mås generoso se considera tacafio, comparado con 10 que podrfa alquiler. Caundo la anfitriona le dijo, sin prestar mucha atenci6n, que no
hacer. Deberfa conseguir zapatos nuevos para toda la familia, «ve muy bien tenia que pagar alquiler por la casa, regres6 loco de interés porque su pro-
que los necesitan». No es mås de 10 que harfa la propia vecina, de 10 que
blema se habfa resuelto. «Mi padre y yo iremos al campo. Puede coger una
hizo en la pråctica, cuando le dej6 sus propios zapatos. ..
casa grande, totalmente calentada, sin alquiler». No leinteres6 nada mås
La asistente dice que, a veces, al insistir tan duramente a la familia en que en campo que el tema del alquiler, y hab16 de
el ello con la exclusividad
ahorren un mfnimo, ella realmente incumple una regla de su mayor nivel digna de un inspector de hacienda.

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LECTURA 3-3 Si en la actualidad los hombres avanzados inaugurasen el autogobierno,


igual que los fundadores fueron sin duda los hombres avanzados de su
tiempo, Ilevarfan a cabo una investigaci6n cuidadosa de las primeras orga-
EXTRACTO DE «PROBLEMS OF MUNICIPAL
nizaciones de las comunidades en los pueblos, las asambleas populares y
ADMINISTRATION» [PROBLEMAS DE LA ADMINISTRACIÖN
los mirs, esas células primarias de la organizaci6n politica y social, en las
MUNICIPAL]
que la gente no conocfa la diferencia entre las dos, pero simplemente se

Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 425-439. Este articulo ilustra reunian para considerar todas las inquietudes de su Vida en comfin en una

Ia teorfa de Addams sobre el Estado democråtico y su critica hacia el go- discusi6n conjunta. Investigarfan los gremios de artesanos y los artels, que
bierno americano de su tiempo, no en términos de protesta popular por la combinan el gobierno con la ocupaci6n diaria, como hacfan las universi-

corrupci6n, Sino en términos de (l) la persistencia de una ética militarista dades autogobernadas y las ciudades libres.

en el gobierno, y (2) la un proceso democråtico verdadero que


ausencia de Pero nuestros idealistas del siglo XVIII, inconscientes de las compulsiones
descansara en la fe en la humanidad y en Ia virtud del ciudadano medio. de los orfgenes y del hecho de que el autogobierno tuviera un Origen en sf

Estamos acostumbrados a decir que la maquinaria del gobierno incorpo- mismo, tomaron tfmidamente la legislaci6n inglesa como prototipo... De-
rada en las cartas fundacionales de las primeras ciudades americanas, como pendfan de las multas, la coerci6n, la compulsi6n, y los remanentes de los
en las constituciones federales y estatales, la desarrollaron hombres que es- c6digos militares para mantener unida a la comunidad; y se puede rastrear
tuvieron bajo la fuerte influencia de los historiadores y los doctrinarios del gran parte de la mala administraci6n de nuestras ciudades hasta estos su-
siglo XVIII. .. pervivientes, hasta el hecho de que nuestra primera democracia fuera un
romanticismo moral, mås que una creencia bien fundamentada en la ca-
Solo ahora, sin embargo, empezamos a sospechar que el fracaso de la ad-
pacidad social y en la eficiencia de la voluntad popular.
ministraci6n p(iblica admitido actualmente, la llamada «vergüenza de las

ciudades americanas», se puede deber en gran medida a 10 inadecuado de Todo podia haber salido bien con este plan doctrinario,... si no hubiera
una maquinaria que proporcionaron ave-
esos ideales del siglo XVIII, con habido un crecimiento increiblemente råpido de las ciudades sobre una
riada,y ademås a la debilidad inherentc en el método hist6rico y doctri- base totalmente diferente. Multitud de hombres se reunieron de pronto
nario cuando intenta abordar las instituciones humanas en crecimiento. en respuesta a la concentraci6n industrial y comercial del siglo XIX, un vinculo
puramente impersonal... Ademås de este crecimiento sin precedentes por
Estos hombres eran legitimos sucesores de los puritanos del siglo WII con
causas industriales, se incorporaron a las ciudades americanas multitud de
su devoci6n por los principios puros,. .. y representaban ese primer tipo
inmigrantes, que venfan en migraciones sucesivas, a menudo rompiendo
de humanitarismo del que ama a la gente sin conocerla realmente, 10 que
vinculos sociales tan antiguos como la familia humana, y renunciando a
es sin duda una empresa imposible... y espera que las personas que no se
costumbres heredadas de los håbitos del hombre primitivo. Tanto los resi-
conocen renuncien completamente al derecho de seguir su propio camino
y se convenzan de la belleza y del valor del camino del Otro. dentes de la ciudad criados en el pafs como los inmigrantes estaban prepara-
dos para adaptarse a una Vida civica nueva y vigorosa fundada en una sfntesis
. Era inevitable, por tanto, que permanecieran intocables en ese reino so-
de sus necesidades sociales, pero los creadores de nuestras cartas fundacio-
fisticado que nos aconseja conocer la Vida como es, y por esa creencia tan
nales de la ciudad cuidadosamente preparadas no predijeron esta demanda
moderna de que, para que el mundo vaya bien, debe ir a su propia manera.
expansiva en momentos de sobrepoblamiento. No previeron que una vez
que se garantizara el derecho universal al voto, las necesidades y los ideales

sociales estarfan encomendados a entrar como objetos legitimos para la


Fuente: Jane Addams, «Problems of Municipal Administration», American Journal of Sociology, 10
(1905), pp. 425-444. acci6n politica...

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

Tenemos, por tanto, una administraci6n municipial en América que se re- que se metfan con el hombre mayor dåndole 6rdenes en un inglés que él no
duce båsicamente a la administraci6n de medidas restrictivas. podia entender, y negåndose a pagar las bebidas que habfan consumido...

[EJI método mecånico del control cfvico... produce inevitablemente... el Por un breve momento vi la situaci6n desde el punto de vista de la persona
llamado... politico profesional,... que se adapta fåcilmente para evitar ilegal- humilde que peca a menudo de debilidad y pasi6n, pero rara vez por la

mente las condiciones fijas externas asumiendo que esas condiciones las fijaron dureza de su coraz6n; y senti que esa condena y esas conclusiones genera-
doctrinarios que no entendfan en 10 mås mfnimo al pueblo, mientras que él, lizadas que enunciaba el orador nunca se podrfan denominar justas en una
el politico, realiza su llamamiento mås allå de los deseos reales de la propia comunidad democråtica...
poblaci6n. No es por tanto solo el «amigo del pueblo», sino su intérprete. Es De hecho, el gobierno ignora los problemas de la industrializaci6n como
interesante puntualizar c6mo a menudo la gente simple se refiere a «ellos», el avestruz tradicional que esconde su cabeza en la arena... Es meramente
refiriéndose a 10 buenos y grandes que son quienes gobiernan, aunque no los
una cuesti6n de si la industria, en relaci6n con el gobierno, se debe discutir
entiendan, y a «él», refiriéndose al alcalde que los representa en esas incom-
como un tema de interés y preocupaci6n popular en un momento en el
prensibles salas del Estado, como el embajador en un pais extranjero cuyas
que la relaci6n todavfa se podria modificar y controlar.
fronteras no podrfan posiblemente traspasar y cuyo idioma no hablan..
De nuevo vemos esta doctrina del siglo WIII que prefiere defender esta teo-
Como este tipo de politico tiene éxito en su alianza con la delincuencia, de
ria del gobierno e ignorar los hechos, como algo opuesto al cientffico de
tanto en tanto aparece inevitablemente también un llamado reformador,
mentalidad abierta de nuestros dias que desdefiarfa ignorar los hechos por-
que... dramåticamente descubre la situaci6n. retratar el mal contra el
.. A1
que lucha, no reconoce, o al menos no deja claro, toda la bondad humana que podrfan enturbiar su teorfa.

de la que ha crecido. En sus discursos inevitablemente ofende a una audien-


cia popular, que sabe que el mal politico existe en todos los grados y formas
de debilidad humana, pero que también sabe que de ninguna estos males LECTURA 3-4
manera son siempre horribles. Les molestan las imågenes que dejan al des-
cubierto del vicio y de la Vida de los viciosos; y sienten heridos su sentido
de juego limpio, y su deseo bien enraizado de caridad y de justicia.
EXTRACTOS DE THE LONG ROAD OF WOMAN'S MEMORY
[EL LARGO CAMINO DE LA MEMORIA DE LAS MUJERES]
Lo puedo ilustrar con una experiencia personal: Hace algunos afios un fa-
moso reformador de Nueva York Ileg6 a Chicago... Procedi6 a describir a En este libro, Addams presenta, con vividos detalles, datos sobre las ob-
los delincuentes de la baja Nueva York con términos y expresiones que im- servaciones y entrevistas en la Hull-House, con el fin de explorar la con-
presionaron al menos a una de sus oyentes como si fuesen una blasfemia au- ciencia femenina, particularmente las funciones de la memoria de las mu-
téntica contra la naturaleza humana. Pensé en los delincuentes que yo cono- jeres ancianas, pobres y de otro Origen étnico.
cfa, en el jugador para quien cada såbado yo recogfa regularmente su salario
semanal de 24$, guardaba 18$ para su mujer e hijos, y le daba a él 6$ los EXTRACTO DE LA «INTRODUCTION» [INTRODUCCIÖN]
lunes por la mafiana. Su lamento desesperado: «La cosa crece en mf, y no 10
podré dejar nunca», era el llanto de un hombre que, a pesar de sus muchas Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas ix-xv. Aquf, Addams elabora su

tribulaciones, habfa mantenido al menos fiel la intenci6n. Recordé al primer estudio de las memorias de las mujeres: su pregunta sobre las funciones

asesino que habia conocido, un hombre joven que le estaba cantando a su


bebé para que durmiera, y par6 y 10 dej6 en su cuna antes de bajar corriendo
Fuente: Jane Addams, Ibe Long Road of Woman's Memory (New York: Macmillan, 1916); [ed. cast.:
las escaleras hacia la taberna de su padre, para dispersar a la panda de chicos El largo camino de la memoria de las mujeres. Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2014].

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

que cumplen para las mujeres y para la sociedad; sus medidas sobre la re- como mediadora selectiva en la organizaci6n social— no son mutuamente
cogida de datos, es decir, la observaci6n y la conversaci6n «como vecina», excluyentes _y en algunos momentos parecen apoyarse entre sf.
y sus conclusiones de que esa memoria (1) transmutan un pasado doloroso
en la aceptaci6n y reconciliaci6n de mujer individual y (2) muestran
la EXTRACTO DEL CAPfTULO «TRANSMUTING THE PAST» 1,

c6mo las personas en su conciencia de adaptan al cambio social. [TRANSFORMANDO EL PASADOI Y DEL CAPfTULO 11,
A 10 largo de los muchos afios que han pasado en Hull House, he detectado (REACTING ON LIFE» [REACCIONANDO A LA VIDA]
de vez en cuando que, al hablar de referencias pasadas, algunos ancianos
muestran alguna tendencia a la idealizaci6n...
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 1-21 y de la pågina 25. En este
deslumbrante relato etnogråfico, Addams explora el rol de la memoria y
Sir Gilbert Murray en su biograffa de Euripides. .. escribe que... el Viejo
del folclore en la adaptaci6n individual y la aceptaci6n de un pasado y pre-
poeta declar6 que podia convertir en canciones las historias tradicionales
sente dolorosos.
de dolor e injusticia porque, como eran muy antiguas,
ya eran en parte
Si ya seria bastante duro para cualquiera de nosotros decidir en qué verano
memoria y en parte mtsica: «la memoria, esa memoria que es la madre de
dejamos de vivir la Vida tan ardiente de la infancia y la primera juventud,
las musas, ha obrado en aquellas historias».
cuando todas las cosas reales pertenecen al futuro, igualmente dificil debe
Era una explicaci6n que quizå deberfa haber previsto: eran las musas, con de ser para los ancianos decir en qué momento empezaron a mirar el pre-
sus viejos trucos... también estån presentes en esos ancianos cuyas prosaicas sente, principalmente como una prolongaci6n del pasado. No hay duda,
vidas necesitan tristemente esa intromisi6n...
sinembargo, de que tales cambios y regresos han tenido lugar en personas
El tema, sin embargo, no se agot6 tan fåcilmente, ya que, de forma des-
mayores que, sometidas al control de la memoria, viven mucho mås en el

concertante, algunas mujeres mayores del barrio tomaron una direcci6n pasado que en el effmero presente...
bastante distinta a la indicada por Euripides. Para mi asombro, sus recuer- Esta funci6n permanente y elemental de la memoria qued6 gråficamente
dos revelaron una funci6n adicional de la memoria, tan activa y a la vez demostrada en Hull House durante un periodo de varias semanas, cuando
tan moderna que a alguien que como yo vivia en un settlement con ten- se nos inform6 de que sus muros albergaran al llamado «Bebé Diablo».
dencias soci016gicas le resultaba imposible ignorarlo.
La noticia de su existencia se extendi6 entre los residentes de Hull House
Poco a poco me di cuenta de que, aunque suavizan las åsperas realidades el dia en que tres mujeres italianas cruzaron la puerta muy alteradas exi-
del paso, estos recuerdos de las personas mayores ejercen un poder vital de giendo que se 10 mostraran. Ninguna negativa les convenci6 de que no es-
selecci6n que a menudo requiere un mismas tradiciones y con-
asalto a las taba all'. Especialmente a ellas, que sabfan exactamente c6mo era, con sus
versaciones que, segån la creencia comun, tienen su baluarte en la mente pezufias hendidas, sus orejas puntiagudas y una cola diminuta; ademås, el
de los ancianos. .. Bebé Diablo habla desde el nacimiento y era escandalosamente blasfemo.

A la luz de este descubrimiento tardio, me vi impulsada a escribir. .. este Las tres mujeres eran las precursoras de una verdadera multitud. Durante
libro. Se basa en las conversaciones que tuve con varias mujeres que conocfa seis semanas, de todas las partes de la ciudad y de los suburbios brotaban
y cuya experiencia en las relaciones familiares o en el mercado laboral las dfa y noche mareas de visitantes de este bebé mftico, 10 que provoc6 que
habfa obligado a modificar su conducta desde el modelo aceptado hasta el las actividades regulares del settlement se vieran casi desbordadas.
punto de provocar una båsqueda a tientas y selectiva... La versi6n italiana, con un centenar de variantes, presentaba a una piadosa
.. .Las dos funciones de la memoria —la primera, su importante papel para chica italiana casada con un ateo. Su marido, en un momento de rabia, habia
interceptar y apaciguar la Vida para los individuos; la segunda, su actividad arrancado una imagen religiosa de la pared de la habitaci6n diciendo que antes

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Ética y sociedad

tendrfa un diablo que una cosa asf, con lo que el mismo diablo se encarn6 en Durante esas semanas de tensi6n, fueron las ancianas Ias que parecfan estar
su futuro hijo. Tan pronto como el Bebé Diablo naci6, corri6 alrededor de la en su salsa, y tal vez el resultado mås significativo del incidente fue la reacci6n
mesa agitando el dedo, en un gesto de profundo reproche hacia su padre, que que les provoc6 la historia. .. Estån acostumbradas a quedarse en casa y a
finalmente lo atrap6 y, con temor y temblor, 10 Ilev6 a Hull House. escuchar a los miembros mås j6venes de la familia hablar de cosas que se
En la versi6n judfa se debfa al efecto que tuvo que el padre de seis hijas hallan lejos de sus propias experiencias. .. La historia del Bebé Diablo, evi-

dijera antes del nacimiento hijo que preferfa tener un demonio en la familia dentemente, puso en sus manos el tipo de material con el que estaban acos-
antes que Otra chica, con 10 cual el Bebé Diablo apareci6 inmediatamente. tumbradas a tratar. .. como si al final les hubiera ido bien y hubiesen en-

Salvo por un autom6vil rojo que de vez en cuando aparecia en Ia historia trado en una zona de sanciones y castigos que comprendfan...
y un cigarro extraviado que, en algunas versiones, el nifio recién nacido ha- Muchas de las que vinieron a ver al Bebé Diablo habfan tenido que
bia arrancado de labios de su padre, la historia podrfa haberse confeccio- afrontar experiencias trågicas, los poderes de la brutalidad y el horror ha-
nado mil afios antes.
bian alcanzado sus vidas y, durante afios, habfan conocido casos de desastre
[A] unque entre los visitantes del Bebé Diablo habfa personas de todos y muerte. Esas ancianas no eludian la miseria de la Vida por un idealismo
los niveles de prosperidad y educaci6n... débil, ya que estaban mucho mås allå de la etapa de la fantasia. Cuentan

Durante seis semanas oi una voz que repetfa por enésima vez cada dia.• sin pestafiear las experiencias mås horribles: «Tengo esta torsi6n extrafia

«No, no hay ningån bebé asf»,... «No, no 10 hemos mandado a ninguna en la cara desde hace sesenta afios; tenia diez cuando me pas6, la noche en
parte, porque nunca 10 hemos tenido», «No digo que su cufiada haya men- que vi a mi padre matar a mi madre con un cuchillo»...

tido, pero tiene que haber un error», «No, no tiene sentido preparar una Ninguna tenia una palabra de reproche hacia los nifios desobedientes o los
excursi6n desde Milwaukee, ya que no hay ningån Bebé Diablo en Hull nietos desatentos porque, al parecer, cuanto era transitorio y miserable se
House». .. En cuanto me acercaba a la puerta de entrada, ofa fragmentos habfa alejado de su vejez austera, los fuegos se habfan apagado, los resen-
de discusiones a menudo agrias:. «Hemos cogido tres tranvias para venir
..
timientos, odios e incluso sus apreciadas penas se habfan vuelto realmente
y tenemos tanto derecho a verlo como cualquier otro». «Este es un lugar
ininteligibles...
bastante grande, podrfan ocultarlo fåcilmente»...
Una de esas ancianas venia en realidad de un albergue... Escapar no fue
Sin la menor duda, nos hallåbamos frente a un caso de los que los psic6-
un logro pequefio para la pobre y lisiada anciana. Habfa pedido a «un joven
logos llaman «contagio de las emociones», unido a esa «sociabilidad esté-
tabernero de un bar que hay al otro lado de la carretera» que le prestara
tica» que hace que arrastremos a toda la familia a la ventana cuando una
diez centavos, ofreciendo como garantfa ser una Vieja conocida de Hull-
un arcofris aparece en el cielo. Por supuesto,
procesi6n pasa por la calle o
House a la que no un préstamo tan nimio.v. [E] staba
se le podia negar
el Bebé Diablo valia por muchas procesiones y arcofris. .. Aquella historia
Claro que se consideraba recompensada con una visita al Bebé Diablo, ya
tan antigua y contemporånea a la vez era un asunto muy serio y real para
que no solo los internos de su propio pabe116n, sino los de todos los pabe-
las ancianas, que acudfan a Hull-House desde todas las direcciones: alguna
Ilones, «atenderfan» cuando volviera...
que conocfa desde hacfa muchos afios, otras que nunca habfa conocido y
algunas que pensaba que habfan muerto hacia tiempo. Pero todas estaban Mientras divagaba con alegrfa, nosotras, débilmente, posponfamos el mo-
vivas y ansiosas; algo en la historia o en sus misteriosas consecuencias habfa mento de decirle que no habia Bebé Diablo... [S]entf por primera vez el

despertado una de esas fuerzas de la naturaleza humana que no recibe 6r- vago deseo de consolarla mediante el simple procedimiento de no afirmar
denes, sino que solo insiste en darlas. iHabfamos encontrado, bruscamente, demasiado dogmåticamente que el Bebé Diablo nunca habfa estado en
una viva y enérgica cualidad humana! Hull-House.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

Nuestra invitada recordaba con gran orgullo que su abuela tenia un sexto he aceptado el hecho de que muchos de ellos tenian pocas oportunidades
sentido, que su madre habia ofdo a la banshee* tres veces y que ella misma para la meditaci6n. , .

la habfa ofdo una vez... [Y] yo sospechaba que albergaba la secreta esperanza
Quizås el gran interés de tantas ancianas por la historia del Bebé Diablo
de que, cuando pusiera Bebé Diablo] ... [Lle darfa una
los Ojos sobre él [el
fuera un testimonio inconsistente, aunque poderoso, de las trågicas expe-
prueba de que la larga creencia de su familia en esas cosas estaba justificada...
riencias que poco a poco se adornaron con el fin de que su dolor fuese de
[U] na anciana, firme en sus convicciones a pesar de que Ilevaba mucho alguna utilidad...
tiempo encamada, que se negaba obstinadamente a creer que no habfa nin-
[de la pågina 21 Durante las semanas en que el Bebé Diablo parecfa ocu-
gån Bebé Diablo en Hull-House, a no ser que «ella misma» 10 dijera...
par todas las habitaciones de Hull-House, fui consciente de que todas las
Mientras caminaba por la calle, e incluso mientras subfa la escalera destar-
talada de la parte trasera,. me asalt6 la tentaci6n de darle una verdadera
vicisitudes humanas estån, en definitiva, fundidas en el recuerdo; y de que
una declaraci6n metaf6rica de las experiencias båsicas implicitas en la na-
descripci6n completa del Bebé Diablo, que en ese momento yo conocfa
de manera tan precisa... turaleza humana, por cruda que sea la forma de la historia, tiene el singular
poder de influir en la Vida diaria.
Mi mente buscaba argumenos a toda prisa para no perturbar su creencia
en la historia que de manera obvia le habfa despertado un interés tanto
tiempo negado... En el mejor de los casos, le quedaban unos meses de EXTRACTO DEL CAPfTULO IV, «INTEGRATING INDUSTRY»
Vida, y me pregunté: épor qué no darle ese gran interés> [INTEGRANDO LA INDUSTRIA]
. Aån debatfa el caso conmigo misma cuando me encontré en el umbral Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 85-92. Addams continfia su ex-
de su habitaci6n y capté el indomable brillo de sus Ojos, que me retaban a ploraci6n, a partir de las conversaciones, de la conciencia de las mujeres
negar la existencia del Bebé Diablo, y el cuerpo hidr6pico y flåcido res- ancianas, pobres, de una minoria étnica. Aqui muestra que la memoria
pondfa a su abrumadora emoci6n de tal modo que en ese momento parecfa funciona como ayuda para el cambio social, desde una conciencia basada
alerta, en actitud desafiante y ciertamente amenazadora. en la ética familiar hasta una que empieza a vislumbrar la ética social.

Pero, como en el caso de otras muchas pobres almas, se me arrebat6 la po- En algunos de los recuerdos relatados por las mujeres trabajadoras no me
sibilidad de decisi6n; mi vacilaci6n fue suficiente, porque no hay nada mås sorprendi6 tanto que la memoria pudiera integrar la experiencia individual
seguro que la certeza de que el portador de buenas noticias nunca se queda en una especie de relaci6n con los aspectos mås impersonales de la Vida como
perdiendo el tiempo ante la puerta. Poco a poco el brillo desapareci6 de el significado mås amplio que se obtiene cuando el recuerdo que fructifica
hombros erguidos se hundieron y se echaron hacia
sus ancianos Ojos, los solo se alimenta de la mås dura y mon6tona de las experiencias industriales.
delante,y noté con mucha claridad que la pobre anciana habfa aceptado
una decepci6n mås en una Vida Ilena de ellas. Se vio arrojada violentamente
En una conversaci6n que mantuve con una de esas mujeres, Ileg6 a confesar
que su larga lucha habfa terminado y que sabfa que
y su hermana esta- ella
a todas las limitaciones de su experiencia personal y ambiental, y esa Vida
ban destinadas al hospicio. Claramente, o solo manifest6 que habfa captado
mås amplia que habfa previsto con tanto entusiasmo se alej6 de ella como
si le hubieran dado con la puerta en las narices.
un abismo de las grandes fuerzas sociales de su época, sino que habfa tenido
la habilidad de modificar su Vida diaria a causa de 10 que habfa percibido.
[C]omo resultado de esta experiencia, he ido perdiendo la impresi6n
Quizå a la sombra de una rendici6n trågica,... hab16 con mås detalle de
de que los ancianos anhelaban una segunda oportunidad en la Vida,. .. y
su dura Vida en aquella ocasi6n que en los muchos afios de nuestra relaci6n.
Cont6 con detalle iluminador un incidente en su largo esfuerzo por ganar
* Nota de la traductora: hada que anuncia una muerte en la familia. el dinero con el que mantener a su decrépita madre y a su hermana retra-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Jane Addams (1860-1935). Éticay sociedad

sada con un trabajo mal pagado y no cualificado. Ni una vez a 10 largo de te vas a arrepentir después, ni que te vaya a ocurrir nada en particular si 10

cincuenta afios se habfa planteado la posibilidad de enviar a cualquiera de haces, pero no tienes coraz6n para ello, va en contra de tu naturaleza».
ellas a una instituci6n påblica, a pesar de que era casi imposible mantener Cuando expresé mi admiraci6n por su råpida acci6n me respondi6: -«Solo
un hogar después de que la madre, que vivid hasta los noventa y cuatro lehe contado esto a una persona, una mujer que estaba organizando a los
afios de edad, se volviera completamente loca... trabajadores en la confecci6n y vino a mi casa una noche, sobre las nueve,...

Me hab16 de sus mon6tonos afios en una fåbrica de cajas donde siempre La organizadora buscaba a algunas de las mujeres que vivian en nuestro
habfa trabajado bajo la enemistad permanente de los demås empleados. La bloque y habfan aceptado el trabajo de los talleres desde que habfa empe-
zado la huelga. Estaba agotada y, cuando le ofrecf una taza de té, dijo rå-
vefan como la persona designada para marcar el ritmo, y ella, obligada a tra-
pidamente: «TLI no eres una esquirol, •everdad?». Levanté mis pobres y Viejas
bajar råpida y frenéticamente para mantener a tres personas, muy preocupada
manos, hinchadas, rojas de lavar y Ilenas de sabafiones, y le dije que no
por las muchas necesidades no satisfechas de su anciana madre, nunca en-
podia dar ni una puntada aunque mi Vida dependiera de ello.
tendi6 a qué se referfan las chicas cuando hablaban de apoyarse unas a otras.
«Cuando le ofrecf la segunda taza de té a esa mujer. .. le dije: "Mis manos
No cambi6 de actitud ni cuando se dio cuenta de que el precio del trabajo
no son la finica raz6n por la que no soy una esquirol. Sé demasiado sobre
bajaba cada vez mås. A1 fin, se vio obligada a trabajar horas extra hasta altas
los salarios miserables que estas mujeres reciben en la fåbrica y he hecho
horas de la noche con el fin de ganar la pequefia cantidad que antes ganaba
bastante dafio ya con mi trabajo como marcadora del ritmo" Ella me
trabajando durante el dia. Tenia setenta afros cuando se impugn6 la legalidad
sonri6 y asinti6 por encima de mi Vieja taza agrietada, "Eres una sindicalista
de la Ley de las Diez Horas de y su empleador querfa que testificara
Illinois,
de verdad —dijo— "Tienes el verdadero espiritu, tengas el carné o no"»...
en el juicio contra la ley porque ella no podrfa haber mantenido a su anciana
La anciana repiti6 esas palabras como quien recuerda solemnemente la gran
madre todos esos afios si no le hubieran permitido trabajar por las noches.
frase que le incluy6 en una orden de caballerfa, revelando un orgullo secreto
Por fin, fue vagamente consciente de 10 que habfan tratado de hacer quienes
por su complicidad oculta con los sindicatos, ya que se habfa dado cuenta
fueron sus enemigas tanto tiempo, las sindicalistas, y una lealtad subcons-
de que algunas de sus poderosas federaciones habfan pagado a los abogados
ciente a los suyos le imposibilit6 testificar en su contra. No analiz6 sus mo- y habfan reunido a los testigos en el momento del juicio a las diez horas...
tivos, pero me dijo que, por temor a ceder a la petici6n de su jefe, presa del
ue su contribuci6n a la larga lucha fuera una huida sin gloria estaba en
pånico, habfa dejado la fåbrica y habfa trasladado a su desamparada familia
consonancia con la monotonia de las experiencias de sus duros setenta
a Otra parte de la ciudad el mismo dfa en que se esperaba que apareciera en
afios, pero, sin embargo, habfa reconocido galantemente a la organizadora
el tribunal. En su prisa dej6 a sus espaldas cuatro dias de salario sin cobrar sindicalcomo camarada de una causa comfin. Atesoraba en su coraz6n el
Se habfa mudado, sin saberlo, a un barrio de restaurantes baratos y desde ese
recuerdo de un momento glorioso, en el que habfa ofdo vagamente la lla-
momento trabaj6 en cualquiera que la empleara hasta que al fin estuvo de-
mada de las trompetas y habfa hecho 10 posible por responder.
masiado débil para ser de mucha utilidad para nadie.
Cuando termin6 la simple historia de una Vida de sacrificio a las obliga-
A pesar de que nunca se habia unido al sindicato, que finalmente Ileg6 a ciones familiares y de un esfuerzo supremo por responder a una demanda
ser muy poderoso en la fåbrica de cajas que dej6, era consciente de que en social, pensé que, durante mås de medio siglo, la narradora habfa entregado
un momento de gran tentaci6n se habia abstenido de buscar su propio be- libremente todo su tiempo, todas sus ganancias, todos sus afectos y, sin
neficio a expensas de los demås. Mientras chapurreaba tratando de expresar embargo, durante ese periodo de tiempo no habfa desarrollado ningån hå-
sus motivos, dijo: «Los irlandeses a menudo nos sentimos asf. Ya sabe que bito de autocompasi6n. En un momento crucial habfa podido estimar la

yo tenia diez afios cuando vinimos. No es exactamente que te arrepientas Vida no en términos de su autoinmolaci6n, sino en relaci6n con una mul-
después de haber hecho una cosa asf, ni que no 10 hagas porque sabes que titud de compafieros de trabajo en apuros.

184 185
4. CHARLOTTE PERKINS GILMAN
(1860-1935).
ESTRUCTURA SOCIAL Y GÉNERO
ANTECEDENTES BIOGRÅFICOS

harlotte Anna Perkins Stetson Gilman naci6 en Hartford, Connec-


ticut, el 3 de julio de 1860. Enferma de cåncer, muri6 en Pasadena,
California, donde puso fin a su Vida, sin sufrimiento, el 17 de
agosto de 1935. Poco tiempo antes de su muerte escribi6 en su autobiogra-
ffa, The Living of Charlotte Perkins Gilman: «EI deber predominante de uno
es encontrar su tarea y hacerla, y me he esforzado extremadamente en ello»
(1935, p. 335). Ningfin resumen de su Vida podrfa ser mås preciso. Public6
mås de 2.000 trabajos (Scharnhorst, 1985) de un amplia variedad de géne-
ros: ficci6n, poesfa formal y verso ligero, såtira, ensayo, periodismo, y anålisis
social y sociologfa. Mås conocida hoy por su novela 7he Yellow Wallpaper
(1892), en su propia época fue reconocida como una pensadora feminista
destacada por su estudio soci016gico Women and Economics (1898). La teorfa
social feminista y critica de Gilman permea sus textos en todos los géneros;

pero nuestra presentaci6n de su sociologfa se basa en Women and Economics


y sus otras Cinco aportaciones formales sobre teorfa social: Concerning Chil-
dren (1900), 7he Home (1903), Human Work (1904), The Man-Made World,
or Our Androcentric Culture (1911), y His Religion and Hers (1923).
Gilman ha Sido objeto de dos biograffas feministas principales: el multi-
volumen de Mary A. Hill, todavfa en proceso, Charlotte Perkins Gilman:
7he Making ofa Radical Feminist, 1860-1896 (1980); Endure (1985), una
edici6n de los diarios del primer marido de Gilman, Charles 'Valter Stet-
son, AJourneyfrom Within (1995), una edici6n de las cartas que Gilman
dirigi6 alhombre que se convertirfa en su segundo marido, Houghton Gil-
man, entre 1897 y 1900, y el estudio interpretativo de toda su Vida en un
ünico volumen, To Herland and Beyond (1990), de Ann J. Lane. Larry Ce-
plair proporciona una revisi6n inteligente y feminista de la Vida de Gilman

en los ensayos introductorios de Charlotte Perkins Gilman: A Non-Fiction

189
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

Reader (1991). También estå la autobiograffa de Gilman (1935) y sus dia- En su autobiograffa, Gilman define el
rios (ed. por Knight, 1994). nacimiento real de sf misma como un

Nuestro prop6sito aqui es sugerir la particular genialidad —era mås que ta- momento a los quince afios en el que
lento— que Gilman aport6 a su trabajo soci016gico. La propia Gilman des-
descubri6, en una discusi6n con su
cribi6 la naturaleza de dicha genialidad: «No tengo otra cosa que ofrecer
madre, su capacidad de tener volun-
tad propia, de defender sus propias as-
al mundo que 10 que pienso.. .»; «Me gustan algunos hechos destacables y
relevantes,y entonces predigo su generalizaci6n» (citado en Ceplair, 1991, piraciones. Explica de sf misma que
aprendi6 «que ni [mi madre], ni nadie,
pp. 29, 31). Posefa 10 que Henry James atribufa a todos los grandes artistas:
«El poder de adivinar 10 que no se ve de 10 que se ve, de detectar las con- podrfa obligarme a hacer algo. Se pue-
de sufrir, se puede morir si Ilega el ca-
secuencias de las cosas, de juzgar toda la pieza por el patr6n» (1888/1985,
so, pero no se puede ser coaccionado.
p. 437). Gran parte de ese patr6n procedi6 de sus propias experiencias vi-
Nacf» (1935, p. 34). La voluntad que
tales. Esas experiencias vitales estuvieron significativamente marcadas por
descubri6 en ese momento se mani-
el género, una cuesti6n que tuvo la premonici6n de considerar, no como
festarfa repetidamente a 10 largo de su
un dilema personal, sino como la estructura social que determinaba y dis-
Vida, de forma mås dolorosa en algu-
torsionaba la forma de la sociedad y de las vidas individuales. Dividimos
Charlotte Perkins Gilman nas relaciones —con mujeres hacia
su Vida en dos fases, «Formaci6n y crisis» y «Recuperaci6n e invenci6n».
quienes sinti6 un amor ante el que en
general no pudo actuar, y con las exigencias del matrimonio y de la mater-
FORMACIÖN Y CRISIS nidad que empujaron a un colapso nervioso—. Hay pasajes dolorosos en
la

las cartas de Gilman que recogen su amor por otras mujeres: a Martha Lu-
En retrospectiva, la inclinaci6n de Gilman hacia la sociologfa parece que
ther le escribe en 1881, «ya no es una amistad entre nosotras, es amor» (ci-
empez6 por la intersecci6n de cuatro factores biogråficos: (1) el propio re-
tada en Hill, 1980, pp. 83-84); a Grace Channing en diciembre de 1890,
conocimiento de Gilman de ser una mujer movida por sus aspiraciones,
terrible ser un hombre por dentro y no poder casarte con la mujer que
es decir, querfa disefiar y ejecutar proyectos; (2) la emergencia de esas as-
amas! Cuando Martha se cas6 me rompi6 en gran parte el coraz6n, tu Pér-
piraciones en una situaci6n familiar que era irregular y precaria; (3) la ubi-
dida 10 acabarå de romper. .. Pienso en ti con un gran dolor egoista y agudo
caci6n de esas aspiraciones y de esa familia en una cultura que desaprobaba
en el coraz6n. Te quiero —te amo—yo te necesito para rnzl.» (citado en Lane,
las aspiraciones en una mujer; y (4) la crisis en esas aspiraciones que Gilman
1990, p. 150); a Houghton Gilman le escribi6 en 1899 sobre su amor por
experiment6 en su propio intento de matrimonio, de la maternidad y de
Adeline Knapp en California durante la década de 1890-1899, «Adeline
formar una familia, entre 1884 y 1888.
Knapp tiene (supongo que tiene) cartas mfas que reconocen perfectamente
Aspiraciones femeninas. La psicoanalista y soci610ga feminista Jessica Ben- elamor realmente apasionado que senti por ella. Te dije que la amaba de
jamin (1988) sefiala que la pregunta de Freud de «•eQué quieren las muje- esa manera. Deberfas saber que existe la posibilidad de que esas cartas cir-

res?» se deberfa formular realmente como «•eQuieren las mujeres?»: ya que culcn algtfin dia. .. ilmagina profundo impacto de los peri6dicos de San
el

no se ensefia a las mujeres a buscar la acci6n individual, sino a encontrar Francisco en los circulos literarios!... La historia de amor de la Sra. Stetson

su realizaci6n ayudando a otros a establecer y ejecutar sus proyectos. Si esta con una mujer» (Gilman, 1995, p. 246). El camino de Gilman hacia la so-
visi6n es vålida para las mujeres de finales del siglo XX en América, es aån Ciologfa surge de la tensi6n esencial entre su deseo de buscar su propia ca-

una descripci6n mås precisa de las condiciones de las mujeres en la segunda pacidad de acci6n y su deseo de ser aprobada por un mundo convencional
mitad del siglo XIX. que crefa que las mujeres no debfan desear esta capacidad de acci6n.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

La familia. La Vida familiar de Gilman cuando era nifia consisti6 en una bilidad de los parientes, que escribfa a su padre para pedirle apoyo econ6-
serie de lecciones sobre la formaci6n de las aspiraciones de género y sobre mico, que se mud6 frecuentemente, que estuvo escolarizada de forma irre-
la inconsistencia de estatus. A través de su padre, Frederick Beecher Perkins, gular, mientras mantenfa la esperanza y el reto de ser «una Beecher». Sor-
estuvo conectada a una de las familias mås influentes en la América del siglo prende al lector de su autobiograffa y de otros trabajos biogråficos la poca
XIX. Entre sus tfos abuelos y sus tias abuelas estaban Henry Ward Beecher preparaci6n que tuvo para lograr cualquier cosa, salvo para 10 primero que
(1813-1873), un predicador idolatrado; Catharine Beecher (1800-1878), realmente hizo al acabar su adolescencia: casarse.

una defensora de la educaci6n de las mujeres que ayud6 a crear el «culto a Cultura. Gilman madur6 en un periodo de extenso debate sobre la natu-
10 doméstico»;y Harriet Beecher Stowe (1811-1896), autora de La cabaha raleza y el lugar de la mujer, un debate desencadenado por las nuevas opor-
del tio Tom, a quien Abraham Lincoln llam6 «la pequefia sefiora que hizo la tunidades para las mujeres que se generaron con la expansi6n tras la Guerra
gran guerra». Pero el padre de Gilman fue, como dice Lane, «un Beecher fra- Civil y por las propias movilizaciones de las mujeres a favor de una mayor
casado» (1990, p. 26), a quien echaron de Yale antes de graduarse, que se participaci6n påblica. Una rama de este debate se origin6 en torno al «culto
aventur6 como bibliotecario, e intent6 la ficci6n y la såtira, en la que se des- a la verdadera femineidad» de la pre-Guerra Civil, descrita por Barbara
cribi6 a sf mismo como alguien a quien «le faltaba el "deseo instintivo" de
Welter: «Los atributos de la verdadera femineidad, por los que una mujer
la buena voluntad de los otros y buscaba en cambio sacar rendimiento a su
se juzgaba a sf misma y era juzgada por su marido, sus vecinos y la sociedad,
Vida para sf mismo» (Lane, 1990, p. 32). Esta descripci6n encaja ciertamente se podfan reunir en cuatro virtudes esenciales: devoci6n, pureza, sumisi6n
con su comportamiento hacia su mujer e hijas, a las que abandon6 cuando y domesticidad» (1966 / 1973, p. 96). Otra rama del debate modific6 esta
Gilman tenia unos dos afios, proporcionåndoles a partir de ahi solo apoyo radical negaci6n de la capacidad de acci6n de la mujer, «el culto a 10 do-
irregular y rechazando visitar a su antigua mujer en su lecho de muerte. Gil- méstico», que quien represent6 mås contundentemente fue la tia abuela
man resume la Vida de su madre, Mary Fitch Westcott, como «una de las
de Gilman, Catharine Beecher (véase Sklar, 1973). Catharine Beecher, sol-
mås penosamente frustrantes que nunca haya conocido... la mås apasiona- tera y autosuficiente toda su Vida, intent6 ayudar a las mujeres a encontrar
damente doméstica de las adorables amas de casa, estuvo forzada a mudarse
el sentido a la Vida doméstica argumentando que era exigente, que requerfa
diecinueve veces en dieciocho afios. Absolutamente leal, tan amorosa
de una gesti6n cientffica y que era una fuente de empoderamiento: GNO
como un perro spaniel a quien ningån tratamiento por enfermedad podrfa eres, no solo un ama de casa, sino una madre?... que forma a mentes j6ve-
alienar, no se quejaba» (1935, pp. 8-9). El padre de Gilman le proporcion6 nes... que transmitirån 10 que reciban de ti a sus hijos... ihasta que toda
el modelo de aspiraci6n masculina: la determinaci6n de vivir libre; ella ad- una naciån haya recibido su caråcter y su destino de tus manos!» (Beecher,
miraba su intelecto, apreciaba la conexi6n con los Beecher, le reprochaba 1846/1977, p. 124). Una tercera rama fue la demanda de las mujeres de
su deserci6n. La madre de Gilman le proporcion6 el modelo del ideal fe-
una mayor participaci6n politica y de mås educaci6n. La movilizaci6n po-
menino que la época reflejaba: leal, amorosa, abnegada, sin buscar satisfacer suponfa, no solo la lucha por el sufragio, sino Ia formaci6n de orga-
litica
su propia voluntad Sino el bienestar de los demås. nizaciones potentes como el Women's Christian Temperance Union y el mo-
Las dificultades generales de la familia se complicaban y al mismo se ali- vimiento de los clubs de mujeres. Ademås, hacia 1880, habfa 40.000
viaban hasta cierto punto por la inconsistencia de estatus. A través de las mujeres inscritas en instituciones de ensefianza superior, constituyendo un
conexiones con la familia Beecher, a Gilman la invitaban a menudo a casas tercio del total del alumnado (Lane, 1990, p. 68). La cuarta rama fue la

«buenas»; por su padre tenia alguna idea de 10 que significaba estar edu- reacci6n en contra de los logros de las mujeres. En las filtimas tres décadas
y pas6 un periodo breve e interrumpido en la Escuela de Disefio de
cada, del siglo XIX, escritores masculinos de todos los contextos intervinieron

Rhode Island; aun asi creci6 como una familiar pobre, que vivia de la ama- para apoyar el argumento de la «biologfa-marca-el-destino».

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Esmuctura social y género

Gilman estuvo rodeada por las cuestiones de género en las dolorosas situa- de que con el matrimonio me buscarå para pedirme consejo, y me harå el
ciones extremas de su familia inmediata, los modelos de roles contradicto- responsable de la casa» (Stetson, 1985, pp. 139-140). Pero el hecho seguro
rios de sus tfas, y la propia cultura. Tanto la lealtad hacia ciertas ideas enun- que se desprende de los diarios, y registros, es que Gilman fue infeliz
cartas
ciadas enel culto a la verdadera femineidad, como la oposici6n a ideologfas estando en casa e intentando ser esposa y madre, y fue feliz y productiva
como las que atac6 en Women and Economics, que reducfan a la mujer a cuando 10 evitaba: «Me tumbaba en el sofå y Iloraba todo el dfa... Me iba
«mucho menos que el hombre ni siquiera la mitad de la raza en la ac- a la cama Ilorando, me levantaba por las noches Ilorando, me sentaba al
tualidad, sino mås bien una parte de ella, [activada] para la continuidad borde de la cama por las mafianas y Iloraba» (Gilman, 1935, p. 91). Como
de la especie» (1898, p. 172), se reflejan en su Vida y en su sociologfa. Todo remedio para curarse, iba a visitar a una amiga de toda la Vida, Grace Chan-
este debate se enmarc6 en una literatura feminista en expansi6n a la que ning, a Pasadena, California, donde su estado de ånimo mejoraba cuando
Gilman harfa una contribuci6n esencial. escribfa, pintaba y completaba alguna obra con Channing. Pero cuando
volvfa a su casa en Providence, caia de nuevo en periodos de desaliento:
1881-1888: Convencionalismo y crisis. En 1881, Gilman tenia 21 afios,

todavfa vivia en casa, recibfa apoyo emocional y econ6mico de su madre y fuera de la casa, se sentfa estimulada y esperanzada; pero en cada regreso

también se 10 daba. Se recuerda a sf misma como indecisa y segura al mismo al åmbito doméstico, era incapaz de mantenerse en pie.

tiempo: «de ninguna manera definida» pero con «una sensaci6n de poder A principios de 1887, Stetson y su madre Ilevaron a Gilman a ver al Dr. S.
tremenda con capacidad para hacer cualquier cosa que decidiera em- Weir Mitchell, un destacado especialista en cuestiones «nerviosas». Mitchell
prender» (1935, p. 71). Empez6 a escribir para publicar, a enviar articulos le prescribi6 reposo absoluto y que evitara cualquier actividad mental:
y poemas a distintas revistas como la Woman's Journal, publicaci6n oficial «Vive una Vida tan doméstica como sea posible. Ten a tu hija contigo todo
de la American Woman Suffrage Association. En otofio de 1881 Martha Lu- , el tiempo... Y no cojas nunca una pluma, pincel o låpiz mientras vivas».
ther, el primer amor de Gilman, se comprometi61. Dolida por 10 de Martha, Gilman relata que al seguir ese consejo «estuvo peligrosamente a punto de
en enero de 1882 Gilman conoci6 a Charles Walter Stetson, un atractivo perder la cabeza» (1935, p. 96). Pero Gilman no perdi6 la cabeza y volcarfa
artista, que inmediatamente empez6 a cortejarla. Gilman, reticente, no acce- posteriormente la experiencia con Mitchell en el relato de una mujer que
di6 a casarse con Stetson hasta marzo de 1883, y no se casaron hasta mayo se volvfa loca a causa de la inactividad forzosa en The Yellow Wallpaper. A
de 1884. Su hija Katharine Beecher Stetson naci6 el 23 de marzo de 1885. Gilman empuj6 a Stetson a un acuerdo de separaci6n
pesar de la depresi6n,
de prueba y sigui6 escribiendo, publicando ese mismo afio The Right to
Es diffcil deducir a partir de los registros en qué momento empezaron las
(K

crisis de Gilman, si durante el cortejo, el matrimonio, su enfermedad du- Earn Money» en la Woman's Journal. Con el apoyo de Channing, Gilman
rante el embarazo o tras el nacimiento. Ella asoci6 el matrimonio con Ia
cogi6 a Katharine y volvi6 a California. Aunque nunca Ileg6 a estar com-

pérdida de capacidad de acci6n, pero intent6 reanimarse dåndose una de- pletamente libre de la depresi6n, comenz6 un proceso de recuperaci6n que
finici6n adusta del amor: «el amor es mås que querer. El amor es el deseo
la Ilev6 a una de las carreras mås productivas de la historia de la sociologfa.
infinito de satisfacer, es el anhelo de dar, no meramente el deseo ham- En el coraz6n de su sociologfa estarfa el anålisis de género como la causa

briento de obtener» (Gilman, 1994, pp. 841-842). Stetson asoci6 una serie principal de la disfunci6n y del sufrimiento social.

de expectativas convencionales al cortejo y al matrimonio: «No tengo dudas


RECUPERACIÖN E INVENCIÖN
1888-1898: una década de productividad. Entre 1888, cuando regres6 a
I mås tarde, Gilman le escribirfa a Martha: «Aquellos afios contigo, ese dichoso verano del
Afios
ochenta y uno, dudo si la mayorfa de la gente ha Sido tan feliz en algån momento de su Vida como yo Pasadena, y 1898, cuando public6 Women and Economics, Gilman cre6 al

10 fui entonces» (citado en Hill, 1980, p. 68). personaje påblico que fue durante la mayor parte del resto de su Vida. Para

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Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy gånero
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

hacer esto tuvo que ganarse su sustento, desenmarafiar su Vida privada, en-
declaraciones tan claras de hechos evidentes, y nunca habfan escuchado
contrar un påblico para su trabajo, y buscar el espacio para pensar y hacer nada de ese tipo de ninguna mujer» (Ceplair, 1991, p. 35). También Ilev6

las cosas que realmente podia hacer.


la voluntad de ocuparse de los asuntos de las mujeres, de combinar los temas
sobre la igualdad de las mujeres con los objetivos nacionalistas de justicia
Empez6 a ganar su sustento con cualquier cosa que podia, coser, pintar,
econ6mica y bien social (Hill, 1980, p. 183). El cfrculo de grupos para los
Durante algün tiempo trabaj6 como escritora y profesora
ensefiar, escribir.
que hablaba se fue expandiendo, e incluy6 a la Socialist Society, al Social Pu-
en Southern California; después se mud6 a San Francisco-årea de Oakland
rity Society, el Women's Christian Temperance Union, el Friday Morning Club.
Bay y dirigi6 una casa de huéspedes. Alli tuvo varias relaciones apasionadas
Todos estos grupos formaban parte de un movimiento pujante de clubs de
(incluyendo la de Adeline Knapp); cuid6 a su madre que se estaba mu-
mujeres, que eran asimismo un componente fundamental del Progresismo
riendo de cåncer; lidi6 con los ataques que recibi6 de los peri6dicos durante
(véase «Premisas», mås adelante en este capitulo). Sus publicaciones de esta
su divorcio (por mutuo acuerdo) con Stetson; contribuy6 a que se formara
década muestran una preocupaci6n por los temas que serån centrales en su
una alianza entre Stetson y Grace Channing que los Ilev6 a casarse en 1894;
sociologfa: la independencia econ6mica de las mujeres, el funcionamiento
y envi6 a su hija Katharine a vivir con Channing y Stetson, ocasionando
de la conciencia humana, la capacidad de los seres humanos de cambiar la
mås ataques de Todo esto tuvo un precio, y parte de este
los periodistas.
naturaleza humana, la necesidad de justicia econ6mica.
precio 10 pagaron personas que no fueron la propia Gilman. Aunque nues-
tro resumen pueda parecer el guion de un melodrama, sirve para dar la
Cuando dej6 California en 1895, se embarc6 en un periodo de Cinco afios

idea de hasta qué punto esos afios fueron explosivos y duros. Con todo de viajes y charlas casi constantes, a los que ella llam6 sus afios «pr6fugos»,

ello, Gilman se alzaba como imagen påblica. Cuando realmente tenia que ampliando sus redes segån se desplazaba. Conoci6 a Susan B. Anthony, Eli-

hacer frente a la situaci6n con sus propios recursos, podia dar la talla; 10 zabeth Cady Stanton, y a la soci610ga Lester Ward, que admiraba su «Similar
Cases» y cuya teorfa sobre el darwinismo de reforma social hizo que Gilman
que parecfa frustrarla era la sensaci6n de sentirse acorralada por las expec-
se sintiera atrafda por este campo intelectual. Pas6 un tiempo en la Hull-
tativas, especialmente las expectativas de género.
House por invitaci6n de Jane Addams, a quien habfa conocido en San Fran-
En 1888, ese primer afio de independencia para ella, escribi6 alrededor de
Cisco; aunque le deprimfa el entorno de pobreza, nunca estuvo tentada por
treinta artfculos, veintepoemas y diez poesfas para nifios, que vendfa a pe-
la idea de crear un centro social. En una convenci6n socialista en Inglaterra,
ri6dicos progresistas por escasas sumas (que iban de dos a diez d61ares). Uno
conoci6 a algunos de los principales fabianes britånicos —Sidney y Beatrice
de los poemas, «Similar Cases», que satirizaba la creencia de que la natura-
Webb y George Bernard Shaw— y tras su regreso comenz6 a escribir para la
leza humana no podia cambiar, se convirti6 en un grito de guerra para el
American Fabian. Durante estos afros, sistematiz6 cada vez mås sus ideas.
Nacionalismo, una rama de la movilizaci6n Progresista. Los Angeles, a tan
solo unas millas de Pasadena, fue el centro del Nacionalismo, y la popula- En 1897 renov6 el contacto con un primo, George Houghton Gilman, siete
ridad de «Similar Cases» condujo a Gilman a ser propuesta como dirigente afiosmås joven que ella y abogado de Wall Street (aunque no adinerado).
del Club Nacionalista local de allf. Fue su primera conferencia påblica, y Gilman comenz6 a escribirle mientras estaba en sus giras de conferencias;
un gran éxito. Se uni6 al circulo de conferencias de California y se meti6 sus cartas se hacfan cada vez mås largas, convirtiéndose en «mis oraciones

en varias redes de mujeres, asi como en organizaciones de reforma laboral. matutinas» (Gilman, 1995, p. 109). Mientras se embarcaba en el examen
De acuerdo con uno de sus primeros seguidores en California, Gilman Ilev6 de misma a través de las cartas (10 que Houghton pudo haber entendido
si

al circulo de conferencias del Club Nacionalista «una voz Clara, convincente, como cortejo, y se convirti6 en ello), se quej6 de depresi6n y aån fue capaz
aunque familiar, que alcanzaba fåcilmente el final de la sala, sin necesidad de una increfble productividad. El I de julio de 1897, dos dias después de
de ningfin esfuerzo... [L]as mujeres de la audiencia nunca habian escuchado su 37 cumpleafios, escribi6: «He encontrado otra nueva vertiente de mi teo-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estrucrura socialy género

rfa. .. Ahora puedo escribir el libro» (Gilman, 1995, p. 53). El 31 de agosto Confiada en que habfa encontrado su trabajo, produjo cuatro libros funda-
de 1897 en Laconia, New Hampshire, el dia y el lugar que Gilman recuerda mentales de teorfa soci016gica entre 1900 y 1911 Concerning Children (1900),
:

en su autobiograffa, comenz6 a escribir Women and Economics. Siguiendo un estudio sobre la socializaci6n; The Home (1903), un anålisis critico del
Ia pauta de toda su Vida, se mud6 Cinco veces entre entonces y el 8 de oc- hogar como lugar de producci6n; Human Work (1904), su manifiesto socio-
tubre de 1897, cuando acab6 el primer borrador, de 35.600 palabras, sufi- 16gicomås formal de la relaci6n entre trabajo y conciencia, y Ibe Man-Made
ciente para conseguir una Oferta de publicaci6n. Women and Economics, un World, or Our Androcentric Culture (1911), una exploraci6n de la cultura pa-
trabajo programåtico de anålisis soci016gico feminista, se public6 en 1898. triarcal. Fund6 7he Forerunner, una revista mensual que escribi6 y edit6 entre

1898-1916: Confianza y productividad. Women and Economics disfrut6 de 1909 y 1916, publicando en sus påginas 10 equivalente a seis libros de una
una acogida no siempre concedida a los trabajos de los genios, una recep- serie, incluyendo The Man-Made World. A partir de 1907, se la identific6 mås
ci6n inmediata enormemente favorable. Tuvo una critica amplia y positiva. con la disciplina de la sociologfa, y public6 en la American Journal ofSociology,
The Nation 10 llam6 «la expresi6n mås significativa sobre la cuesti6n [de asistiendo y presentando en encuentros de la American Sociological Society.

las mujeres] desde el Subjection ofWoman de Mills [1869]» (citado en De- Declive. La escritora americana Willa Cather observ6, «El mundo se parti6
gler, 1966). Pas6 por nueve impresiones entre 1898 y 1920, se tradujo al
en dos en 1922 aproximadamente» (Leuchtenberg, 1958, pp. 272-273).
alemån, al holandés, al ruso, al danés, al italiano, al hfingaro y al japonés,
Hacia 1923, Gilman, como tantos de su generaci6n, estaba en un lugar muy
y fue elogiado por Susan B. Anthony, Jane Addams y Florence Kelley. diferente de donde habfa estado en los emocionantes afios entre 1898 y 1916.
Gilman estaba enamorada de Houghton y de su trabajo, y crey6 que podia Habfa pasado de ser pacifista a ser una defensora de la guerra que se convirti6
combinar ambos: «Me encanta trabajar. Y este poder crece y crece. Estoy casi fanåticamente en antialemana. También sus actitudes se volvieron mås

muy segura de que el amarte —y ser amada— ser feliz, contribuye enorme- racistas. En afios anteriores, su interés se habfa centrado en las formas de Ile-

mente a mi trabajo» (Gilman, 1995, p. 240). Se casaron el 12 de junio de var a todas las razas a 10 que ella vefa como el mismo punto de progreso evo-
1900. El matrimonio le proporcion6 a Gilman el contexto en el que ela- lutivo. Ahora parecfa que se movia hacia la idea de superioridad de los «ame-
borarfa parte de su mejor pensamiento. Quizås 10 que Houghton le dio ricanos», y por «americanos» parecfa referirse a personas como ella —sobre
fue profunda aceptaci6n y admiraci6n duradera. Cuando a Gilman le ape- todo, una Beecher—. Nunca habfa Sido buena —como ella reconoci6, su hija
tecfa la Vida doméstica, hacfan Vida doméstica; cuando no, no la hacian. lament6 y sus escritos revelaron— para empatizar poniéndose en el lugar del
Durante muchos afios vivieron felices en apartamentos, comiendo fuera. otro. Podia ponerse desde una postura melodramåtica, podia ponerse cog-
Igualmente importante para la felicidad de Gilman fue el hecho de que es- nitivamente para entender el argumento; pero le faltaba la cualidad que tan
taba Ilegando a una audiencia mås amplia y que la valoraba mås que nunca. exactamente habfa identificado en Jane Addams —la habilidad de poner una
Entre 1898 y 1912 aproximadamente, fue aclamada por su extraordinario idea sobre la mesa y darle vueltas, estudiåndola desde el punto de vista de
intelecto y sus dotes como conferenciante. Una resefia en el St. Louis Post cada uno—. Su tremendo éxito tuvo lugar cuando encontr6 y defendi6 a una
Dispatch en 1899, sugiri6 su general aceptaci6n: «No es la mås minima audiencia que no deseaba ofr todos los puntos de vista, sino que deseaba ofr
exageraci6n decir que nunca ha habido un conferenciante påblico en St. su propio punto de vista, el punto de vista de las mujeres de clase-media-
Louis, hombre o mujer, que haya alcanzado un influjo tan completo sobre alta que querian libertad. Después de la Primera Guerra Mundial, la voz de
su audiencia... [con] la combinaci6n de una mentalidad fuerte, perspectivas Gilman dej6 de hablar para las grandes audiencias. La Decimonovena En-
radicales y una marcada energia en sus formas" (Gilman, 1995, p. 205). Sus mienda habia resuelto los derechos de las mujeres para muchos; la guerra
cartas a Houghton estån Ilenas de historias sobre la admiraci6n que le mos- habfa destruido el idealismo progresista; la fe del reformismo darwinista en
traba su audiencia femenina.
la evoluci6n humana habia cedido el paso al determinismo freudiano.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

Los cambios en el mundo, la conciencia de su propio envejecimiento y de Ward, que sostenfa que la mujer, productora de Vida, es el tipo humano
las limitaciones de su poder (en otro tiempo muy influyente) la agriaron. original, y que el progreso de las especies depende de su desarrollo; que el
Y la amargura toc6 la parte de ella que era todavfa la pariente pobre, el pez hombre evolucion6 finicamente para ayudar en la procreaci6n pero que, a
brillante infravalorado y fuera del agua. Houghton muri6 de una hemo- causa de una serie de accidentes medioambientales complejos, se convirti6
rragia cerebral fulminante un afio antes de que falleciera la propia Gilman. en duefio de la mujer; y que este desequilibrio entre hombre y mujer fue
Pas6 sus filtimos dias viviendo a dos pasos de su hija Katharine en Pasadena el Origen de muchos problemas sociales. La aceptaci6n de Gilman del pen-
—con su amiga de toda la Vida, la otra madre de Katharine, segunda mujer samiento evolutivo la Ilev6 a buscar la explicaci6n de cualquier condici6n
de Walter Stetson, Grace Channing— social existente en términos de la primera causa prehist6rica.

El darwinismo de reforma social ayud6 a darle legitimidad intelectual al


TEORfA SOCIAL GENERAL progresismo, en sf mismo convergencia de un vasto nümero de movimien-
tos intelectuales, morales y religiosos que defendfan una mayor igualdad
PREMISAS
en la prosperidad humana. Los progresistas a la vez creaban una literatura

Gilman estuvo influenciada por tres corrientes de pensamiento populares de critica social con los trabajos de: el 7he Shame of the Cities (1904) de

en su época: (1) el darwinismo de reforma social; (2) el progresismo, par- Lincoln Steffens, How the Other Half Lives (1890) de Jacob Rii, If Christ
ticularmente las ramas de su ideologfa de reforma inspiradas en el socia- Came to Chicago (1894) de William Stead, The History of Standard Oil
lismo ut6pico o no-marxista; y (3) el feminismo, la movilizaci6n creciente (1904) de Ida Tarbell. Una novela popular en esta literatura fue la utopia

de las mujeres por los derechos, incluidos el derecho a votar y el derecho a de Edward Bellamy, Looking Backward (1888), que predic6 el socialismo
la independencia econ6mica. en una forma aceptable para la clase media americana. En Looking Back-
ward, el héroe cae en un suefio en 1887 y se despierta en el afio 2000 para
La teorfa social evolutiva fue la de mayor influencia formal en el pensa-
encontrar unos Estados Unidos transformados: las corporaciones de nego-
miento de Gilman, cuyo formalismo te6rico pudo haber atra(do a la cons-
cios ahora constituyen «The Great Trust», una forma de capitalismo de Es-
tructora-de-sistemas que habfa en ella. No era conservadora, una darwinista
tado; cada trabajador es a la vez empleado y propietario; esta organizaci6n
como Herbert Spencer, sino una darwinista de reforma social
social liberal
colectiva de producci6n ha eliminado la pobreza, el crimen, los suburbios;
como Lester Ward (a quien le dedic6 su obra de 1911, Our Man-Made
y las personas se adhieren a una ética de responsabilidad social. Las mujeres
World). El darwinismo de reforma social argumentaba que la evoluci6n de
juegan una parte importante en esta nueva sociedad; ya no son econ6mi-
la conciencia humana proporcion6 a los humanos la capacidad de construir
camente dependientes de los hombres, pueden elegir a los mejores maridos
su entorno social y por tanto de dirigir el curso de cualquier evoluci6n pos-
y, consecuentemente, tener matrimonios mås felices y nifios mås saludables.
terior2. A Gilman le atrajo particularmente la «Gynaecocentric Flheory» de La novela promovi6 la organizaci6n de clubs «nacionalistas», en cuyo circu-
10Gilman empez6 su carrera como conferenciante. No le gust6 Looking
Backward como novela, pero coincidi6 en sus ideas sobre la riqueza com-
Los argumentos evolutivos del darwinismo de reforma social fueron reforzados por la creencia, ahora
desacreditada, deque los rasgos adquiridos podian ser hercdados —la denominada teoria Lamarckiana—. partida, la producci6n compartida, la igualdad de derechos para hombres
El ejemplo de este argumento en los libros de texto es que los cuellos de las jirafas crecen cuando al- y mujeres. Ella reforz6 su socialismo a través de su subsiguiente relaci6n
canzan las hojas mås sabrosas y mås altas y el cuello largo adquirido se pasa a la siguientc ge-
del årbol
neraci6n. La afirmaci6n reforz6 tremendamente argumentos «cientfficos» dc la reforma social: si
los
con el fabianismo (véase el capitulo 8).
los humanos modificaban su entorno social y sus comportamientos, mejorarfa su descendencia y las
La actividad de las mujeres en los Clubs Nacionalistas era solo una parte
futuras generaciones por la herencia genética de las caracteristicas mejoradas adquiridas. Esta tesis corre
a 10 largo de la sociologfa de Gilman, pero no es esencial en ella. Su argumento båsico para el control de su movilizaci6n general de reforma a través de una amplia variedad de
humano del entorno social es que la mejora de las condiciones sociales producirå mejores personas. clubs y asociaciones. El movimiento de los clubs de mujeres fue una de las

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

conexiones con el feminismo mås importantes de Gilman, conexiones por presi6n que usa para describir el proceso de acci6n reciproca y la orientaci6n
su demanda por la igualdad de derechos en la esfera påblica dominada por interpsfquica entre los individuos en el contexto de una membresfa colectiva
hombres y por su afirmaci6n de una ética social femenina distintiva, esen- compartida. La Vida social humana es fundamentalmente un conjunto de
Cial para el discurso påblico. Es importante no subestimar la fuerza del tales relaciones: «Toda nuestra estructura social, junto con el progreso social
movimiento de los clubs de mujeres; en sus formas diversas, su participa- y la acci6n social, descansan en realidad en la relaci6n social» (1903, p. 21).
ci6n fue fundamental en el progresismo (véanse los capftulos 3 y 7). Las Gilman no realiza distinciones micro-macro pero, en su lugar, identifica
mujeres euroamericanas formaron clubs de todo tipo de reforma guberna- flujos de relaciones que van desde las interacciones entre los actores tipifi-

mental, sufragio, educaci6n de las mujeres, legislaci6n a favor de los tra- cados a través del conglomerado de la existencia institucional y social de
bajadores, consumo responsable, paz mundial, y «pureza social», que tra- vuelta hasta las interacciones tipificadas individualmente. Comprende la
taban preocupaciones reales sobre sexualidad y matrimonio, la doble moral, sociedad como «una organizaci6n de seres humanos, viva, compleja, exqui-
y la prostituci6n (p. ej., Gordon,
Scott, 1992; Blair, 1981; Skocpol, 1992; sitamente desarrollada en un servicio mutuo co-ordinado» (1900, pp. 278-
1994). Las mujeres afroamericanas formaron sus propios clubs y asocia- 279). Presenta el hogar o la economfa como personas relacionadas de forma
ciones para promover la educaci6n y luchar por acabar la guerra de razas distintiva y tfpica en lugares especfficos de interacci6n. Asf, una relaci6n ca-
no declarada y creciente contra su gente (véase Caraway, 1991; Giddings, racterfstica del hogar es la socializaci6n, que Gilman describe como acci6n
1984; Gordon, 1994; Scott, 1992; y capftulo 5 en este texto). Gilman fue y orientaci6n entre madre e hijo; la relaci6n caracterfstica de la economfa
activa en todos estos grupos de mujeres —excepto, aparentemente, en las industrial es la dependencia reciproca entre diferentes especialistas segån la
organizaciones de mujeres negras—. Una cuesti6n inc6moda para cualquier divisi6n del trabajo. En sus desplazamientos entre enclaves, las personas en-
discfpulo de Gilman es que no abordara las diferencias entre las mujeres lazan instituciones como el hogar y la economfa. Retrata a los individuos
(véase «Gilman y la tradici6n de la sociologfa feminista», mås adelante). no como caracteres ånicos sino como actores tipificados expresivos de las
relaciones sociales: la joven que espera un marido, el hombre presionado
TEMAS PRINCIPALES por la necesidad de dar sustento a su familia; el nifio que intenta discernir

entre el bien y el mal; asi como aquellos que cumplen roles mås evidentes
Gilman fue una te6rica que crey6 sinceramente en las posibilidades criticas y especializados, como el maestro y el dentista, que surgen en el contexto
y meliorativas de la teorfa. Con su fe, construy6 una teorfa social sistémica de una sociedad compleja y solo tienen sentido dentro de ella.
que explica la Vida humana caracterizada tanto por una sociabilidad fun-
Aunque Gilman usa a menudo un vocabulario asociado con el funcionalismo
damental como por un sufrimiento humano innecesario, producido so-
—«sistema social», «estructura y funci6n», unidad «orgånica», y «patologfa so-
cialmente. Central en la visi6n dual de Gilman de la sociedad —10 que es y
cial»— su proyecto soci016gico no comienza con la problemåtica funcionalista
10 que podrfa ser— es la relaci6n dinåmica entre género y estructura social.
del orden sino en la problemåtica critica del sufrimiento humano: «La can-
Esta secci6n presenta la teorfa Gilman en base a cuatro
soci016gica de
tidad de sufrimiento humano es tan insoportable que solo nosotros, entre
temas: su modelo de Vida colectiva, su método te6rico, y sus conceptos de
todos los animales, manifestamos el fen6meno remarcable del suicidio: un
las dos relaciones cruciales entre género y estructura social, la relaciån sexo-
esfuerzo deliberado por parte de una forma de Vida de dejar de vivir porque
econåmica y la cultura androcéntrica.
vivir es demasiado doloroso» (1904, p. 8)*. La sociologfa se convierte en un
1. El modelo de Gilman de Vida social enlaza tres aspectos analfticamente instrumento clave en su critica cruzada para reducir este sufrimiento. Dado
distintos pero interdependientes de las relaciones sociales: el trabajo, la con-
ciencia comån (o cultura), y la distinci6n sexual excesiva (o género). Para
Un asterisco que sigue a una cita en el texto significa que el pasaje citado se ofrece en un contexto
Gilman, el sujeto de la sociologfa es «la relaci6n social humana», una ex- mås amplio en las lecturas al final del capitulo.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estractura social y género

que «la sociedad siente primero y en mayor medida 10 que le duele,... nuestro jesistir sentada. .. Asf que [ella] da un paso para comunicar la presi6n de
estudio de la sociologfa comienza por la patologfa social.. , Debemos conocer sus sentimientos;... y 10 hace en la decoraci6n de un jarr6n o de un cesto.

el mecanismo de un objeto si queremos arreglarlo» (1904, pp. 15-16). Para Esta decoraci6n es la alegrfa materializada y, al quedar fija en una forma vi-
conocer y arreglar la sociedad, Gilman presenta un modelo de las interaccio- sible, transmite en consecuencia esta alegrfa a tantos como observan el ob-
nes entre tres configuraciones fundamentales de la relaci6n social: el trabajo; jeco. Es una pequefia fuente de energfa social» (1904, pp. 106-107).
«la y «la excesiva distinci6n por sexo» o género.
conciencia cornån» o cultura;
Pero el trabajo, que deberfa ser la fuente de mayor placer de la humanidad,
Cada pauta relacional se origina en una capacidad bi016gica humana, se mo-
se distorsiona en su interacci6n con la cultura, 10 que Gilman define como
difica por las cualidades distintivas de la sociabilidad humana y asume su
la «conciencia comfin a través de la que puede tener lugar la acci6n coordi-
forma presente por su interacci6n con las otras dos.
nada» (1898, p. 124), una definici6n importante por c6mo vincula socie-
Todas las formas de Vida trabajan para obtener 10 que necesitan del entorno dad, acci6n y mente. La cultura tiene su base en el potencial bi016gico de
ffsico para sostener su Vida. El trabajo humano se distingue por su grado la mente humana para formar ideas, o conceptos. Las relaciones sociales
de sociabilidad. En mayor medida que los miembros de otras especies, los humanas estån mediadas por los conceptos, por la comunicaci6n y por la
humanos pueden trabajar colectivamente y refinar su especializaci6n en cultura: «La sociedad es una condici6n psfquica; todas las relaciones sociales
tareas. Por tanto, hombre ha controlado permanentemente su
olo el
y crecen en la mente humana» (1904, pp.
existen La conciencia
suministro de alimento; en lugar de cazar interminablemente en un cfrculo humana individual, a su vez, es un producto social desarrollado mediante
cerrado, fabrica 10 que le hace a él» (1904, pp. 86-87). La especializaci6n la socializaci6n, el lenguaje y la interacci6n. La cultura es vital en la teorfa
humana en las tareas produce una divisi6n del trabajo que se va refinando social de Gilman, ya que ella cree que los conceptos tienen un poder fåctico
hacia una complejidad funcional cada vez mayor y, de forma concomitante, —las personas no el mundo directamente, sino a través de
Ilegan a conocer
hacia una mayor interdependencia. A 10 largo de la historia, esta especia- su idea del mismo—. Una de las principales causas del sufrimiento humano
lizaci6n y esta interdependencia han evolucionado hacia una economfa co-
es que la gente piensa de forma equivocada. En cada uno de los libros de su
lectiva compleja, la marca de la sociabilidad completa en la Vida humana.
periodo intermedio —Concerning Children (1900), The Home (1903), y
En esta economia, las personas experimentan la sociabilidad como una
Human Work (1904)— Gilman identifica los desajustes producidos por ideas
unidad orgånica de servicio mutuo e intercambio mutuo.
err6neas que ve en distintas åreas del trabajo humano. Concerning Children
Dado que dedica mucho peso al trabajo, Gilman se preocupa por establecer describe c6mo el valor de la obediencia, el castigo y el control transforma
la relaci6n entre individuo y economfa. La economfa moldea la personalidad de un proceso que deberfa producir individuos seguros, crea-
la socializaci6n
individual; «todavfa los medios de Vida modifican inexorablemente al indi- tivosy con voluntad propia a un proceso que reproduce la timidez y el au-
viduo» (1898, p. 3). El individuo puede lograr la independencia econ6mica toritarismo en cada generaci6n. The Home contrasta la ineficiencia y la ig-
—un Gilman— a través de la participaci6n en una
bien social esencial para norancia que permean el trabajo doméstico (cocinar, limpiar, artesanfa
relaci6n econ6mica interdependiente. La independencia econ6mica existe doméstica, gestionar el hogar, cuidar a los nifios, cuidar a los adultos) con
para el individuo cuando ella o él se asegura un medio de Vida justo y pre- la mitologfa colectiva de las personas sobre el hogar protector, privado, aco-
visible en respuesta a su trabajo. Ademås, el ser humano en la relaci6n social gedor, que reverencia a la madre, y que cuida la economfa. Human Work,
trabajano solo para ganarse un sustento, sino para realizarse. La creatividad que se podrfa decir que constituye su manifiesto soci016gico mås ambicioso,
individual no es un rasgo distinguible en los seres humanos individuales, presenta una critica detallada de los conceptos err6neos en el pensamiento
sino que surge de la relaci6n social. Gilman ilustra la fuente social de energfa econ6mico, que crean disfunciones fundamentalcs para el capitalismo in-
creativa con una mujer trabajadora tipo, del neolitico, que «en su ya cre- dustrial. Gilman ofrece varias explicaciones sobre el Origen y la persistencia
ciente conciencia social... recibe mås estfmulos de los que su cuerpo puede de las ideas err6neas: remanentes arcaicos de épocas anteriores; el impulso

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

cognitivo/emocional hacia la consistencia conceptual; la tendencia a gene- se ajustaba a su convicci6n sobre la relaci6n entre mente y conducta: «Un
ralizar de la experiencia personal y a personalizar preocupaciones generales; concepto es rnås fuerte que un hecho» (1923, p. 4). El trabajo te6rico le

y la credulidad hacia quienes se visten a sf mismos de la magia de la autori- permitfa sintetizar una variedad de disciplinas —biologfa, ética, historia, li-

dad, ya sea por el cåntico del chamån o por el postureo del economista. y sociologfa— para entender el significado de «humanidad» como
teratura,
una cualidad que trasciende a los elementos en conflicto de femineidad y
Pero la explicaci6n clave de Gilman sobre las ideas err6neas en la relaci6n
masculinidad que podia ubicar en su caråcter, su biograffa y el mundo social.
social es «la excesiva distinci6n por sexo», su expresi6n para 10 que nosotros
Para Gilman, el trabajo te6rico era una forma de praxis critica, un medio
llamamos género. EI género es para Gilman 10 que la clase es para Marx:
para corregir la causa principal del sufrimiento humano producido social-
el Origen de su condena apasionada al mundo de la época; las lentes con
mente, los falsos conceptos de las personas sobre la realidad.
las que enfoca su critica social; el concepto que, a pesar de derivarse anali-
ticamente de los conceptos de trabajo y conciencia, asume una centralidad Los métodos de Gilman para hacer teorfa se guian por una serie de reglas
dinåmica en su teoria. A falta de la palabra «género», Gilman usa en su fåcilmente discernibles. Normalmente comienza declarando explicitamente
lugar la palabra «sexo», y la usa de tres maneras distintas pero interrelacio- que su prop6sito es explicar y también mostrar c6mo mejorar. Después
nadas: sexo como una funci6n en la reproducci6n bi016gica, sexo como ofrece algunas reglas generales para pensar te6ricamente: el principio de
un y una disposici6n cultural en la sociedad, y sexo como sexualidad.
rol causa y efecto, la necesidad de repensar los «hechos» familiares, la impor-
Los seres humanos comparten con otras especies animales la distinci6n de tancia de estudiar la especie humana en relaci6n con otras especies. Nor-
sexo macho-hembra en la reproducci6n bi016gica. La reproducci6n bi016- malmente, presenta su tesis en el primer capitulo y la desarrolla en diferentes
gica requiere atracci6n sexual, que se logra mediante distinciones de sexo direcciones a 10 largo de su trabajo. Su desarrollo muestra los orfgenes del

secundarias, es decir, cualidades que distinguen a los machos de las hembras problema manifestado en su tesis, sus consecuencias diversas —para las rela-

para que se atraigan entre ellos. Es aqui donde la distinci6n del sexo hu- ciones sociales y la felicidad humana— y 10 que se debe hacer para aliviarlo.

mano deja de ser completamente bi016gico. Los seres humanos, dadas sus El personaje de Gilman en su teorfa es la de una persona en un argumento
capacidades conceptuales, magnifican las distinciones de sexo secundarias con el sentido comån predominante pero los conceptos falsos de su
y crean, a través de la construcci6n cultural de género, una «excesiva dis- tiempo, y en concordancia con los descubrimientos de vanguardia de la
tinci6n de sexo». Esta excesiva distinci6n de sexo centraliza la atenci6n cul- ciencia y la ciencia social. El oponente que crea en su trabajo no es por 10
tural en las diferencias machos y hembras en lugar de
entre centralizarla
usual un individuo particular, sino un tipo-ideal de «cualquier persona»
en las cualidades comunes de la humanidad como especie. que 10 que da por hecho se basa en ideas falsas. Su pretendida audiencia es
Para Gilman, la distinci6n de sexo excesiva corrompe la sociabilidad al cla- un påblico lefdo y educado, por 10 ideal, quizås, personas que simplemente
sificar mundo social mås allå de 10 que se requiere
en funci6n del género el empiezan a pensar en las cuestiones que ella plantea, mås especialmente,
para la reproducci6n bi016gica. En su modelo te6rico general, Gilman en- cuestiones sobre los derechos de las mujeres y la justicia econ6mica. El sen-
fatiza la relaci6n entre género y trabajo, a la que llama la relaciån sexo-eco- tido de Ilegar a una audiencia implica que, como la mayoria de mujeres
nömica, y la relaci6n entre género y cultura, la cultura androcéntrica (véanse te6ricas estudiadas en este libro, tiene un compromiso profundo con la acce-

los temas 3 y 4, a continuaci6n). sibilidad de su trabajo.

2. El método de Gilman de hacer sociologia es la construcci6n de una teorfa Gilman tiene éxito en la diffcil empresa de crear una teorfa formal y a su
soci016gica critica. La elecci6n de Gilman por la teorfa, mås que por su apli- vez accesible, principalmente por su uso de ejemplos que toma de los co-
cabilidad o por la investigaci6n, fue consistente con su preferencia por las ideas nocimientos corrientes de su época. Utiliza cuatro tipos de evidencias prin-
sobre los hechos y por las ideas que eran intensamente te6ricas. La teoria cipales: las comparaciones entre especies; las comparaciones entre culturas;

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

selecciones de un amplio abanico de ejemplos de la cultura popular, la li- humanos la independencia econ6mica (véase tema I, anterior): estån po-

teratura, el lenguaje, los dichos populares,y la tradici6n oral; y detalles de sicionadas en una situaci6n en la que no hay relaci6n directa entre sus es-

las minucias cotidianas. Relata estas evidencias con bromas ir6nicas, de tal fuerzos en el trabajo y su obtenci6n de sustento. Las mujeres trabajan sir-

manera que desmiente el concepto falso mientras el lector se rfe. En esen- viendo a otras personas con el trabajo doméstico y el cuidado de los nifios,

cia, us6 las evidencias para ilustrar, para mostrar que existen casos que se permitiendo que esas otras personas sean productivas. Pero para Gilman
ajustan a la proposici6n general que describe. Depende del lector, como «elhecho relevante en este debate es que, cualquiera que sea el valor eco-
ella dice, el Ilevar la teorfa mås allå en su «estudio y discusi6n para probar n6mico de la actividad doméstica de las mujeres, no se les proporciona. ..
su error o establecer su verdad» (1898: xxxix). Las mujeres que trabajan mås obtienen menor beneficio y las mujeres que
tienen mås dinero hacen menos trabajo» (1898, p. 14)*. Argumentar que
Sobre todo, la teorfa le aporta a Gilman una manera de unir su sensibilidad
la maternidad es Ia contribuci6n econ6mica de las mujeres es hacer la afir-
analfticay su sensibilidad estética para presentar un mundo social en el
maci6n obscena de que las mujeres intercambian maternidad por comida
que 10 micro y macro, las fuerzas cotidianas y las hist6ricas, la emoci6n in-
y alojamiento (1898, p. 15). Si la maternidad fuera la cuesti6n, a las mu-
dividual y la estructura social interactåan constantemente: la madre coci-
jeres les servirfan los hombres haciendo el resto del trabajo, de manera que
nando, las chucherfas en la estanterfa, el que envasa la carne adulterando
las mujeres se podrfan dedicar enteramente a la maternidad. El hecho de
el producto, la destrucci6n de los bosques, el lenguaje con el que la gente
que esto no sea asf indica la cuesti6n verdadera: las mujeres no solo trabajan
se comunica y piensa. Gilman logra un estilo de teorizaci6n que podrfa
para sus hijos, sino también «para los hombres;. .. No es la maternidad la
caracterizarse como «metaffsico», que busca «las relaciones [quel .. cons- .

que mantiene al ama de casa de pie desde el amanecer hasta la noche; es el


tantemente conectan 10 abstracto con 10 concreto, 10 remoto con 10 pr6-
servicio en la casa, no el servicio a los nifios» (1898, p. 20). En la relaci6n
ximo, y lo sublime con 10 corriente» (Bennett, 1957, pp. 2-3, 10).
sexo-econ6mica, se niega a las mujeres como clase la independencia eco-
3. La tesis central de Gilman es que la sociabilidad humana ha Sido siste- n6mica, y como clase estån limitadas a servir a los hombres. Su condici6n
måticamente distorsionada por la relaci6n sexo-econ6mica. «La relaci6n es la de subordinaci6n en la relaci6n de dominaci6n. «Su trabajo es pro-
sexo-econ6mica», elmarco conceptual de Women and Economics (1898), piedad de otro. Trabajan segån los deseos de otro; y 10 que reciben no de-
la obra de teorfa social mås conocida de Gilman es, para Gilman, la con- pende de su trabajo, sino del poder y del deseo de otro» (1898, p. 7)*.
figuraci6n båsica de la desigualdad en la sociedad. Resulta de la confusi6n
Origenes y continuidad. Gilman localiza el Origen de la relaci6n sexo-eco-
en las relaciones sociales humanas del trabajo, la distinci6n sexual bi016gica,
n6mica en la prehistoria humana y explica su continuidad a 10 largo del
y la distinci6n sexual excesiva como construcci6n social, o género. El anå-
tiempo a partir de su concepto de la excesiva distinci6n-sexual. La vuelta al
lisis de Gilman de la relaci6n sexo-econ6mica se puede dividir en cuatro
momento mftico de la prehistoria para explicar los orfgenes de las clases se-
partes: su definici6n, sus origenes y continuidad, sus efectos negativos sobre
xuales es similar a la estrategia de Marx para explicar los orfgenes de las clases
la Vida humana y las estrategias para su eliminaci6n.
econ6micas; hay también una tesis psic016gica inmersa en la explicaci6n de
Definici6n. La relaci6n sexo-econ6mica es una condici6n, que existe solo Gilman. Gilman describe primero un momento en el que la cualidad que
en los seres humanos, por la que un sexo, el femenino, depende econ6mi- distingue a los seres humanos como especie —la capacidad mental de pensar
camente del otro sexo, el masculino: «Somos la finica especie animal en la en nuevas formas de relaci6n social— empieza a complicar la atracci6n bio-

que Ia hembra depende del macho para la comida, la finica especie animal 16gica sexualy la procreaci6n. Antes de este momento de inventiva relacional,
en la que la relaci6n sexual es también una relaci6n econ6mica» (1898, pp. hombre humano como otros animales, que compite con otros ma-
retrata al
5, 22)*. El primer paso de Gilman para avanzar en esta tesis es mostrar chos por el derecho a aparearse con la hembra, y a la hembra humana como
que a las mujeres se les niega la actividad båsica que proporciona a los seres la que, cuando no se aparea con el macho, busca el alimento en el bosque

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

tan libre y con tanto éxito como el macho. Entonces Ileg6 el momento «en la personalidad, no por su humanidad, sino
funci6n del sexo; configurando
el que se le ocurri6 a este amigable salvaje de incipiente inteligencia que era por su masculinidad o su femineidad; acordando matrimonios, no entre
mås barato y mås fåcil luchar contra una pequefia hembra, y arreglarse con iguales, sino entre sefior y subordinada, y proporcionando hogares, no para
ella, que luchar cada vez contra un macho grande. Asi que instituy6 la cos- cubrir una necesidad, sino para premiar la conformidad con la relaci6n sexo-
tumbre de esclavizar a la hembra y ella, al perder la libertad, no pudo obtener econ6mica. Y todo esto se reproduce a través de los hijos en el hogar.
ya mås su propia comida ni la de sus retofios» (1898, p. 60). La relaci6n sexual, o sexualidad, tiende a conducir a la gente a pensar en

Ademås del deseo masculino de controlar sexualmente a la mujer, Gilman términos personales, o privados, mås que sociales. Este énfasis en 10 perso-

manifiesta que la dominaci6n del hombre hacia la mujer también brota de nal se convierte en pat016gico en la relaci6n sexo-econ6mica,que fuerza a
su necesidad de sociabilidad, o de reconocimiento por parte del otro. La in- la gente a dividir el mundo en las esferas separadas y contrastadas de 10

venci6n de la esclavitud femenina por los hombres se alimenta psic016gica- «pfiblico» y 10 «privado». Gilman considera que esta divisi6n es un con-

mente de la mismos el momento


necesidad masculina de apropiarse para sf cepto falso; no hay un mundo privado puro, no hay un mundo påblico
primario de la intersubjetividad humana, ese entre la madre y el hijo. Gilman que no esté afectado —o viciado— por los fracasos del mundo privado.

considera que los seres humanos estån definidos por «la demanda imperiosa La relaci6n sexo-econ6mica fuerza a los hombres a poner el bien påblico en
de establecer una conciencia comfin entre... individuos irreconciliables hasta un segundo lugar, tras el bien privado: «Estamos tan acostumbrados a con-
la fecha». La relaci6n entre madre e hijo —«el solapamiento de personalidad, siderar que el primer deber de un hombre es el de dar soporte a su familia,
la necesidad mutua... que sostiene unidas a estas personalidades interactuan- que sacudir nuestras convicciones se considera un caso de soborno y corrup-
tes»— es el primer logro de la conciencia comån en la prehistoria humana. ci6n en sus intereses muy evidente; pero, como un ley soci016gica, cada fase
El macho, al esclavizar a la hembra, asegura su propio lugar en esta conciencia de prostituci6n del servicio pfiblico hacia la ganancia privada... marca una
comån, el «interés comån, que ahora existe no solo entre madre e hijo, sino acci6n social enferma» (1898, pp. 106-107)*. La carga de la dependencia
entre padre, madre e hijo» (1898, pp. 124-125). Gilman argumenta que, a econ6mica de mucho mås diffcil para el hombre casado
otras personas hace
este deseo masculino de controlar tanto la sexualidad de la mujer como su que para el hombre como en los
soltero organizarse para la acci6n colectiva,
capacidad de reconocer su subjetividad, o personalidad, se le atribuye el sen- sindicatos. El hombre casado en una relaci6n sexo-econ6mica puede ser un
timiento de pasi6n noble y positiva: el amor. En la visi6n de Gilman, «el esclavo asalariado o un explotador de otros hombres, un empleador de es-
amor» empieza con la dominaci6n. De este momento original de atadura a clavos asalariados. Todo estå justificado por la raz6n fundamental, la necesi-
través de la esclavitud procede la construcci6n cultural del género, o de la dad de sostener a su familia. El hombre, en el hogar, ya sea un esclavo asala-
distinci6n-sexual excesiva,que continåa reproduciendo el dominio mascu- riado o un explotador, tiene permitido, en detrimento de su caråcter, serun
lino y la subordinaci6n femenina. El género es un producto de la capacidad tirano ruin. Tener «a una criatura humana completa consagrada a su servicio
humana de orientaci6n consciente, planificada, mediada conceptualmente personal directo» conduce al hombre a un sentimiento exagerado de deseo,
del uno hacia el otro. Los seres humanos han introducido de forma efectiva capacidad de acci6n y privilegio en ambas esferas, llamadas pfiblica y privada
un sesgo de género en el trabajo, en la psique, en el mundo: «Hemos dife- (1898, p. 338). Su sentimiento de necesidad sexual es exagerado porque la
renciado nuestras industrias, nuestras responsabilidades, nuestras virtudes en sexualidad se conecta con la fuerza creativa y el poder econ6mic03.
funci6n de una divisi6n de sexos» (1898, p. 41)*

Efectos negativos: la perversi6n de la sociabilidad. La sociabilidad es un po-


tencial de humana, la capacidad de reconocerse a sf misma y de
la especie 3 Gilman escribe largamente sobre la prostituci6n como si fuera «la flor complcta de la relaci6n sexo-
econ6mica» (1898, p. 171). Afirma, «En ninguna otra especie la hembra es econ6micamente dependiente
trabajar conjuntamente. La relaci6n sexo-econ6mica pervierte esta posibili- del macho. En ninguna Otra especie animal se vende la relaci6n sexo-econ6mica. Una coincidencia»
dad al asignar individuos a trabajos, no en funci6n de la habilidad, sino en (1898, p. 95). Considera que la mujer prostituta y el hombre consumidor participan en una transacci6n

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

La mujer en la relaci6n sexo-econ6mica se socializa para suprimir y distor- nacional y la salud. La adulteraci6n de la comida se convierte en un recurso
sionar su deseoy capacidad de acci6n, centråndose en conseguir a un com- amano para que las grandes empresas aumenten sus beneficios, ya que al ama
pafiero masculino. Se debe ajustar al principio de la atracci6n sexual al con- de casa que estå aislada le faltan tanto el conocimiento como el poder para
vertirse en el sexo débil, que es una construcci6n social, no un destino influir con sus compras particulares en la producci6n global y en la distribu-
bi016gico. Se le ensefia a separar 10 que quiere de 10 que hace, como queda ci6n de los alimentos. El nifio que crece en este entorno se socializa viendo a
ejemplificado en 10 que Gilman describe como «la ingeniosa crueldad del su madre como una sirvienta, a su padre como un esclavo asalariado para la
acuerdo» del cortejo (1898, p. 89): «El matrimonio es la esfera adecuada familia, y a sf mismo en cualquier papel que la familia escoja darle.
de la mujer, su lugar divinamente ordenado, su fin natural... Pero, ino debe
Podemos recomendar como deseemos todos a nuestros hijos el gran deber de
parecer que 10 desea!... Piense en el estrés de un organismo nervioso alta-
amar y servir al pr6jimo; pero. 10 que el nifio crece viendo y sintiendo es la
mente sensible por tener demasiado lastre de algo,. .. y que se le prohfba
concentraci6n de toda una Vida —la de su madre— cn cl engrandecimiento per-
hacer nada para asegurarlo!» (1898, pp. 87-88)*. A1 negårsele la caracte- sonal de una familia, y el servicio humano de Otra Vida completa —la de su padre—
rfstica de la especie humana de la producci6n en un entorno completa- tan distorsionada. .. por la necesidad de «sostener a su familia» que la traici6n a
mente social, la mujer redobla sus esfuerzos por establecer la santidad del la sociedad es el precio comfin por la comodidad del hogar. .. y el sentido moral
hogar, la justicia en el pequefio mundo que se le ha permitido. Pero sus es- de la madre dependiente hace que no le culpe (1898, pp. 278, 279).
fuerzos se han restringido a hacerse cargo de reducir las necesidades cor-
La madre, restringida al mundo privado, no sabe c6mo decirle a la hija que
porales, y la actividad de consumo se convierte en su funci6n econ6mica.
se escape, c6mo decirle al hijo que valore su trabajo no por el salario, sino
Por tanto, la relaci6n sexo-econ6mica desarrolla en la mujer la personalidad
por el disfrute del mismo, ni puede decirle a ninguno de ellos c6mo cum-
de subordinada. A1 vivir con sus acciones siempre sujetas a la voluntad de
plir con la demanda social «del gran deber de... servir al pr6jimo».
Otro, aprende a no perder energias en planificar 10 que puede ser que no le

permitan ejecutar. Por una parte, Ilega a actuar solo bajo presi6n y, por Estrategias de eliminaci6n. Gilman no aboga por la abolici6n del hogar,

Otra, a desarrollar «una terquedad perversa y caprichosa por las pequefias sino por su redefinici6n. Las personas deben ampliar su sentido del amor
cosas, la reacci6n ante una sumisi6n forzosa» (1898, pp. 333-334). y compromiso para ir mås allå del hogar familiar privado actual. Gil-
del
man sostiene que todo el mundo necesita un lugar que pueda considerar
El hogar moderno es casi una reliquia hist6rica, no especializado, desorgani-
un hogar, que ese derecho no debe estar ligado a la relaci6n sexo-econ6-
zado, e ingrato, que corrompe no solo el caråcter y la Vida de la mujer, sino la
mica, y que se puede disefiar una diversidad de espacios de Vida para pro-
santidad del matrimonio, la salud y economfa de la naci6n, y la repro-
la
porcionar tales hogares. Un paso en esta expansi6n debe ser la liberaci6n
ducci6n de las virtudes sociales apropiadas en los j6venes. El amor de los ca-
de la mujer —y Ios hombres— de la relaci6n sexo-econ6mica. Pero este paso
sados choca con la relaci6n sexo-econ6mica que separa a los amantes en dos
debe ser concomitante con un redisefio del hogar, un proyecto al que Gil-
clases permanentemente, dos esferas de actividad, la de él påblica y progresista,
man dedica una cantidad significativa de su sociologfa, detallando los cam-
la de ella toma la preparaci6n de las comidas
privada y anticuada. Gilman
bios en la arquitectura, el trabajo, Ia crianza de los hijos y la gesti6n del
humanos avanzaron mås allå que otras especies— como
—la tarea por la que los
aprovisionamiento del hogar, de tal manera que se convierta en un lugar
ejemplo båsico de los efectos negativos del hogar moderno sobre la economfa
para el empoderamiento igualitario de todos sus miembros. (Véase «Gil-
man y la tradici6n de la sociologfa feminista», mås adelante).

que solo puede explicar la relaci6n sexo-econ6mica; cree que las mujeres «virtuosas» que condenan la 4. La segunda tesis de Gilman es que la sociabilidad humana se ha subver-
prostituci6n realmente se oponen a las pråcticas de un comercio injusto, ya que la prostituta vendc
barato 10 que ellas estån obligadas a vender caro. Gilman se pregunta si no hace mås dafio al caråcter tido por el desarrollo de una cultura androcéntrica en lugar de una hu-
de la mujer y del hombre el matrimonio concertado con el fin de obtener un sustento. mana. En The Man-Made World, or OurAndrocentric Culture, Gilman com-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

pleta un giro en su teorfa de género y estructura social; pasa del énfasis en Tabla 4.1. Anålisis de Gilman de los conceptos falsos principales
la estratificaci6n por género, la relaci6n sexo-econ6mica, al énfasis en el en Human Work
patriarcado, en la cultura androcéntrica. Por «cultura androcéntrica», Gil-
man se refiere a una conciencia comån en la sociedad —un sistema de con- Concepto Contenido err6neo Correcci6n

ceptos— que no estå moldeada por el conocimiento humano, sino por las Concepto de ego Que la conciencia es La conciencia humana se

experiencias y los intereses masculinos, por «el efecto sobre nuestra Vida simplemente una experiencia desarrolla colectivamente, y
humana de la dominaci6n desenfrenada de un sexo» (1911, p. 19). independiente y personal. elego debe equilibrarse por
un sentido de 10 social
Un tema consistente en la sociologia de Gilman es que los conceptos co-
Concepto de Que las personas obtienen La satisfacci6n estå en
lectivos son fuerzas sociales poderosas; «el poder de formar y retener con- satisfacci6n mås satisfacci6n de 10 que hacer, en coordinar la
ceptos, y actuar bajo su influencia precisamente como si fueran realidades, -en-el-efecto consiguen que de 10 que hacen. actividad individual con
es 10 que le proporciona a la conducta humana el elemento para un pro- la de los otros.

greso especial y también para una perversidad especial» (1904, p. 39)* Concepto de pago Que la gente trabaja solo La gente trabaja porque su
Gran humanas resulta de la ad-
parte de la «perversidad» en las relaciones por la gratificaci6n. energfa demanda una

herencia colectiva a los sistemas de conceptos falsos. El tema de los con- y la energfa
expresi6n,
humana aumenta a través
ceptos falsos, presente en toda la sociologfa de Gilman, incluso si no 10
de la sociabilidad.
menciona directamente, se desarrolla mås extensamente en Human Work
Teorfa del deseo Que la gente no trabajarfa La gente trabaja porque se
(1904). Ahf, Gilman explica siete «conceptos falsos» sobre la Vida humana sino tuviese algån deseo realiza en el trabajo.
y el trabajo que han persistido por el deseo humano de consistencia (véase no satisfecho.
la tabla 4.1). Este anhelo de consistencia se origina en el deseo de un flujo Teorfa del (similar al deseo) que la La preservaci6n de las

regular de energfa, sin trabas que se deban a contradicciones conceptuales. propio interés gente trabaja solo por especies es la primera ley
La presi6n por la consistencia se intensifica cuando los conceptos se sos- preservarse a sf misma. de la naturaleza y del
tienen colectivamente como parte de la conciencia comån, o de la cultura. trabajo humano.
Concepto de Que el sufrimiento es bueno La gente confunde las
Hacia 1911, en The Man-Made World, Gilman clarific6 su critica, y con- sufrimiento en el sentido de que motiva anécdotas ocasionales con
sider6 estos conceptos falsos como el producto de la cultura androcéntrica: a la gente a trabajar, a que la las causas; la evidencia
«Hasta ahora, hemos vivido, sufrido y muerto en un mundo hecho por poblaci6n de los suburbios, sistemåtica muestra que la

hombres. .. Si se ha defendido una idea durante generaciones en la mente etc., desarrolle su fuerza. adversidad no hace a la

humana • y si es una de las mås antiguas que tenemos guardadas, una gente mejor; nadie dice
«Deja que la Vida sea dura
de Ias grandes ideas en el mundo, comfin e incuestionable, vasta es la tarea
para mf para que forje
de aquellos que persiguen cambiarla» (1911, p. 17)*. El prop6sito de Gil- mi caråcter».
man es esta vasta tarea: cuestionar 10 que se ha dado por hecho, las pautas Ley de la Oferta Que todo el mundo conseguirå La gente se muere de hambre
androcéntricas o patriarcales de las ideas e instituciones de la sociedad. De- y de la demanda los bienesecon6micos que hoy en dfa; esta «ley»
fiende que aunque los rasgos distintivos por sexo de la masculinidad y la necesiteporque la Oferta se significa que si uno tiene
femineidad son comunes a casi todas las especies, cada especie tiene tam- corresponderå con la demanda. dinero y puede pagar y no

bién rasgos distintivos de la especie. En los humanos, de todas formas, esto hay nada para tener, quizås
estå alterado porque la excesiva distinci6n por sexo ha Ilevado a la gente a se pueda conseguir.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

concentrarse en la masculinidad y la femineidad y a ignorar los rasgos hu- que nunca escuch6 hablar [y] no tiene excusa por ello; la pena sigue siendo
manos comunes. Los rasgos masculinos, que los machos humanos com- la misma» (1911, p. 182). La cultura androcéntrica define tal arbitrariedad

parten con los machos de otras especies, son «el deseo, el combate y la au- como la majestuosidad de la ley —la expresi6n de la voluntad del dominador
toexpresi6n» (1911, p. 28). El «deseo» no solo significa sexualidad, sino que no tiene que negociar con los subordinados—. La dominaci6n produce
una capacidad extraordinaria de querer, de desear tener y poseer; el «com- jerarquizaci6n, una sociedad basada en quienes dan 6rdenes y quienes las
bate» significa agresividad, la necesidad de un antagonista para completar cumplen, y ha transformado la familia humana en 10 que Gilman deno-

el sentido de una acci6n; y la «autoexpresi6n» es la sensaci6n de derechos mina la «familia propiedad», una instituci6n modificada para servir, no al

adquiridos como agente individual. La critica de Gilman de la cultura an- nifio, sino al hombre. En esta construcci6n distorsionada de la familia, el

drocéntrica se construye alrededor de dos temas båsicos: se fundamenta en hombre elige como pareja, no a la compafiera fuerte y determinada, sino
la dominaci6n masculina de las mujeres y de la sociedad y se conforma de a la que ha Sido moldeada para agradar, es decir, para someterse como una
cualidades inherentes a la masculinidad que no se compensan con cues- subordinada a la dominaci6n.
tiones femeninas o humanas.
La Otra configuraci6n principal de los rasgos masculinos en la cultura an-
La dominaci6n masculina en la relaci6n sexo-econ6mica hace que los hom- drocéntrica es la combatividad, que crea un esquema de oposici6n en todos
bres se definan a sf mismos como «humanos», «como el prototipo de la los aspectos de la Vida social —gobierno, leyes, politica, religi6n, educaci6n,
raza», las mujeres, en el mejor caso, son los otros, «criaturas extrafias, dife- economfa—. En economia e industria, la mente masculina solo puede con-
rentes, bastante disonantes en el disefio aceptado de las cosas. .. "el sexo cebir el esfuerzo como producto de la oposici6n: «encontramos siempre y
se deja aparte para los servicios especiales peculiares de la femineidad» en todas partes al antagonista, la necesidad de alguien o algo que vencer»
(1911, p. El hombre necesita esta definici6n cultural de las mujeres (1911, p. 236)*. Esta herencia de combate ha creado una actitud que des-
para poder quedarse con «el mundo entero», eliminando cualquier com- precia el trabajo como tarea asignada a derrotados y esclavos. Este esquema
petitividad al relegar a la mujer al «hogar; porque es mujer» (1911, p. 23). de combate también distorsiona las pråcticas de gobierno. El sistema po-
Gilman muestra c6mo la dominaci6n cultural masculina se extiende al len-
litico americano no constituye otra cosa que «el ordenamiento técnico para
guaje, el vehiculo para la formaci6n de los conceptos, que moldea y dis-
Ilevar a cabo la lucha» (1911, p. 221)*. Gilman sugiere que los partidos
torsiona los pensamientos sobre la familia, la salud y la belleza, el arte, la
politicos, y su definici6n acompafiante del proceso politico como una gue-
literatura, los juegos y los deportes, la ética y la religi6n, la educaci6n, la
rra, no son inevitables; que seria posible tener una democracia sin partidos,
«sociedad» y la «moda», la ley y el gobierno, el delito y el castigo, la politica
con politicas y representantes seleccionados por sus méritos. Reconoce que
y la guerra, la industria y la economfa. Por ejemplo, en el capitulo titulado
la mence androcéntrica contestarfa, «Nunca ha habido una democracia sin
«Juegos y deportes», contrasta el «pecado imperdonable» socialmente de la
facciones ni partidos», a 10 que Gilman replica, «Hasta ahora, nunca ha
«conducta antideportiva» con la falta irrelevante culturalmente de la «mala
habido una democracia, solo una androcracia» (1911, p. 222)*.
gesti6n de la casa» —una ilustraci6n de c6mo los intereses masculinos con-
ceptualizan el eståndar para juzgar tanto el significado de un comporta- A1 buscar una alternativa al mundo construido por el hombre, Gilman
miento, como si es o no apropiado (1911, pp. 116-117)— mira primero a las mujeres, revertiendo su principal posicionamiento en

Los rasgos masculinos infunden en las relaciones sociales un trato de do- Women and Economics (1898) de que las mujeres amas de casa son la facci6n
minaci6n, por que un actor expresa su voluntad y su deseo individual
el
no-progresista de la sociedad. Hacia 1911, presenta el concepto de «Mujer
mientras que reduce al Otro actor al estado de subordinado. Gilman con- econ6mica» como alternativa al concepto de los economistas de «Hombre
sidera que este deseo de obediencia a la voluntad arbitraria persiste en las econ6mico». La mujer es el arquetipo del trabajador, que trabaja, no por
leyes actuales, como en el caso en que «un hombre incumple una ley de la temor al castigo o por el deseo de ganar, sino por amor y por necesidad de

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

expresi6n. Las mujeres, por su experiencia como dirigentes del hogar, [levan Puntos generales en comån: la voz te6rica. Gilman, como Spencer, Karl
fuera del mismo los el trabajo y la economfa y
conceptos adecuados para Marx, Emile Durkheim, Max Weber, Georg Simmel y George Herbert
el gobierno: «el mantenimiento de la paz, de la salud, del orden y de la mo- Mead, escribe con la pluma del gran te6rico. Escribe con la confianza —in-
ralidad; el cuidado y alimentaci6n de los nifios como se hace en el hogar;... cluso la bravuconerfa, como hace Marx— de alguien que se puede situar
iC6mo gastar mejor! el tiempo, las fuerzas, el amor, el cuidado, el trabajo, fuera del marco social y ver, describir, analizar y prescribir cambios en el
el conocimiento y el dinero» (1911, pp. 228-229)*. orden social. Su tono es reconocidamente el de la teorfa soci016gica, y su
Incluso en The Man-Made World, Gilman continåa defendiendo que 10 que teorfa no tiene implfcito un prop6sito diferente en sus escritos; es su pro-
se necesita no es un triunfo femenino, sino un triunfo humano. Adopta la yecto. En su marco, encontramos ideas que son indicadores de la teorfa
postura de que un gobierno humano deberfa estar fundado y administrado soci016gica fundacional y clåsica ahora familiares: la comparaci6n con otras
de manera que sus leyes y principios sirvieran como gufas claras de con-
tal especies (Spencer, Mead, Park); la asunci6n de un desarrollo social humano
ducta, no como armas para el combate. En tal sistema, «la ley deja de ser (Spencer, Durkheim, Mead, Park); los hechos sociales condicionantes
autoridad para convertirse en coordinaci6n», de la misma manera que las (Marx, Durkheim) y las interacciones (Simmel, Mead, Park); la centralidad
reglas de un juego como las damas no estån disefiadas para castigar, sino de la Vida econ6mica (Marx, Weber); y el significado de las ideas colectivas

para dejar a las personas jugar juntas (1911, pp. 185-186). Un orden po- (Durkheim, Weber, Mead).
Iftico humano puede empezar con la experiencia de una «paternidad Pfi-
Su presentaci6n de estos argumentos es 10 suficientemente familiar y 10 su-
blica», por la que la gente entienda que el cuidado de los hijos de otras per-
ficientemente innovadora como para marcar el trabajo de Gilman como un
sonas no significa la negligencia de los propios —de hecho, mås bien 10
cuerpo te6rico distintivo. Aunque el vocabulario de la sociologfa evolutiva
contrario: uestros hijos sufren individualmente las malas condiciones
permea muchas de sus aportaciones, y estos referentes han perdido acepta-
sociales, pero no se pueden salvar individualmente» (1900, p. 288)—. El
ci6n, los soci610gos contemporåneos pueden filtrar estos referentes, como
principio de las soluciones colectivas al sufrimiento individual confronta
han hecho para Ilegar a 10 que se considera valioso en las teorfas de Spencer,
al ser humano a una «cuesti6n soci016gica mås seria»: c6mo usar al Estado
Marx, Durkheim, Mead y Park. A diferencia de los hombres, ella hace su
para lograr la voluntad social colectiva (1900, p. 290).
teorfa accesible a través de vividas referencias a la Vida cotidiana y a la cultura
popular. También a diferencia de los hombres, no hace distinci6n entre las
LA RELEVANCIA DE GILMAN EN LA HISTORIA experiencias micro y las macro; su concepto de relaci6n social se extiende
Y LA PRACTICA ACTUAL DE LA SOCIOLOGfA por todas las formas de la Vida humana, desde las interacciones tipificadas
que usa para fundamentar su teorfa hasta sus anålisis transinstitucionales.
GILMAN Y EL CANON DE LA SOCIOLOGfA
Puntos en comån y diferencias: funcionalismo. En una primera lectura, el

A diferencia de Martineau o Addams, para quienes la teorfa era una exten- vocabulario y las interpretaciones de Gilman parecen ser funcionalistas, ya
si6n de otro tipo de trabajo soci016gico, Gilman crey6 en las posibilidades que hace uso de términos como «relaciones sociales orgånicas», «institucio-

meliorativas de la teorfa social. En su empefio de crear una teorfa social nes», «sistema social», «funci6n», «interdependencia», «divisi6n del trabajo»,
general, tiene mucho mås en comån con los hombres soci610gos de las ge- «especializaci6n creciente de tareas», «patologfa» y «evoluci6n social».
neraciones fundadora y clåsica. La incorporaci6n de su teorfa al canon nos Cuando Gilman escribe sobre la sociedad, asume ciertas cualidades sisté-
ofrece un punto de vista ånico sobre los paradigmas principales de las co- micas: un orden institucional, entendido como las pautas de acci6n y com-
rrientes soci016gicas dominantes: el funcionalismo, la teorfa marxista del portamiento por las que los humanos cubren necesidades båsicas colectiva-
conflicto y la teorfa interpretativa. mentee Esas instituciones incluyen a la familia, la economfa, la religi6n, la

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

educaci6n, la legislaci6n y el gobierno. Cada una desarrolla ciertas funciones estå en las pråcticas de estratificaci6n que no permiten a las personas participar
particulares —la familia, el cuidado de los j6venes; la economfa, la producci6n igualmente en las funciones interdependientes de producci6n social.

de las necesidades materiales; la religi6n, la producci6n y promulgaci6n de Pero para Gilman la causa esencial de la desigualdad social no es la clase
los c6digos éticos; la legislaci6n y el gobierno, la producci6n de acuerdos
sino el género. Es el género 10 que produce una divisi6n del trabajo distor-
sobre el uso de los recursos sociales para resolver Ios problemas sociales—. El
sionada, asf como los conceptos falsos sobre el trabajo. Gilman, como Marx,
funcionalismo de Gilman es mås como el de Spencer y el de Talcott Parsons
imagina un punto de partida mftico para la humanidad, un punto que él
que como el de Durkheim; se centra en las interdependencias en un sistema
sitüa en el momento en que la gente empiece a controlar la producci6n de
social mås que en el mantenimiento del orden social a través de las repre-
la Vida material, y ella, a través de las lentes de género, sitåa en el momento
sentaciones colectivas. Gilman difiere de Spencer y Parsons en que presenta en el que la especie empiece a controlar su provisi6n de alimentos. Ella en-
las instituciones no tanto como estructuras normativas macro, sino como
fatiza, de una forma que Marx no hace, el componente de género en su mo-
pautas de interacci6n que mantienen las personas en enclaves vitales reales.
vimiento. Marx traza el movimiento del hombre desde ese primer momento
Pero sus diferencias con el funcionalismo tienen mås peso que estos puntos hasta la creaci6n de la familia y después hacia la construcci6n de la historia,
en comfin. En su teorfa, la sociabilidad humana, las relaciones sociales y la una historia en la que la mujer no tiene su lugar. Gilman se centra en la es-

uni6n social son potencialidades de la especie humana; su problemåtica, clavitud de las mujeres por los hombres; en la pérdida en las mujeres de la
por tanto, no es explicar c6mo son la sociabilidad, las relaciones y las unio- habilidad para participar en la organizaci6n social de la producci6n, excepto
nes, sino explicar c6mo se corrompen. Su preocupaci6n no es c6mo pro- como esclavas; y en la perversi6n de la actitud humana hacia el trabajo por

ducir el orden, sino c6mo promover el progreso hacia la justicia. La justicia dicha esclavitud. Se Ilega a asociar el trabajo con las actividades de aquellos

existe cuando todas las personas son capaces de participar plenamente en que estån ocupados a la fuerza: las mujeres y los esclavos. La estratificaci6n
las interdependencias de la Vida social —es decir, son capaces de trabajar y por clases surge de la estratificaci6n por género. El hombre esclavizado mete
de realizar «un mutuo»— en el sentido de que tanto el trabajo como
servicio a las mujeres en una clase diferente y al mismo tiempo empieza a ponerse
el servicio agraden al individuo y promuevan el bien en la sociedad. La in- en contra de sus compafieros al competir por los bienes sociales para pro-

clusi6n de Gilman en el canon aumenta la posibilidad de unfuncionalismo teger y alimentar a la mujer que ahora le pertenece.

critico genuino. Su inclusi6n nos conduce a preguntarnos qué le ocurri6 a


Gilman considera que el deseo por la propiedad y la posesi6n son exten-
esa posibilidad; esta pregunta nos devuelve al trabajo de la soci610ga a la siones de las cualidades masculinas de deseo, combate e individualismo
que mås admir6, Lester Ward, que también fue eliminada del canon. que determinan la organizaci6n de la Vida social en torno a la lucha y a la

Puntos en comån y diferencias: la sociologfa marxista del conflicto. A pesar dominaci6n. Estas caracteristicas masculinas en las distintas especies, que
del empleo de un vocabulario funcionalista, o que ahora se asocia con fun- Gilman afirma que son fuentes de energfa que tienen sentido en su con-
cionalismo, los textos de Gilman tienen un tono mås pr6ximo al de la teorfa texto, se convierten en pat016gicas en la sociedad humana cuando el género
marxista del conflicto. Ella estå sumida en una argumentaci6n, y el asunto interactfia con la conciencia y la gente transforma un hecho bi016gico en

en cuesti6n es la forma de organizar una sociedad justa. Gilman comparte las un sistema ide016gico y estratificado.

posiciones marxistas esenciales de que la cualidad existencial del ser humano Puntos en comfin y diferencias: la teorfa interpretativa. Para Gilman, como
es el trabajo, de que la sociedad contemporånea estå pervertida porque dis- para los te6ricos interpretativos, la raz6n y el significado son las fuerzas prin-
torsiona la naturaleza del trabajo humano, y de que las dos perversiones clave cipales e independientes en la sociedad. Se ajusta a la tradici6n interpretativa
son la alienaci6n del trabajo y la mala distribuci6n de los bienes y servicios desarrollada por Max Weber, Alfred Schutz, y la escuela de la construcci6n
producidos socialmente. Estå de acuerdo en que la causa de estas distorsiones social de Peter Berger y Thomas Luckmann, mås que a la escuela interaccio-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

nista de Simmel, Mead y Herbert Blumer. Su interés no es tanto c6mo inter- Gilman redujo su autoridad como representante de la sociologia en una
actfia la gente a través de los sfmbolos, sino los conceptos, el bagajecomån mås dominada por los hombres. Lo mismo ocurri6 con
profesi6n cada vez
de conocimientos que la gente Ilega a adquirir sobre la realidad. A diferencia su desarrollo de una teorfa general a partir de las experiencias vitales de las
de los te6ricos interpretativos, no cree que los significados compartidos ne- mujeres en el hogar, con los hijos, en la sexualidad, en el trabajo doméstico,
cesariamente produzcan la felicidad humana. Se distingue de los te6ricos en la identidad de género, en la femineidad y en la masculinidad. Ademås,
interpretativos en que la mayor parte de su trabajo te6rico consiste en ex- su posicionamiento activista y feminista hacia la reforma radical de las re-
plicar el Origen de las tipificaciones err6neas o construcciones sociales de la laciones, tanto de género como de clase, hacia la reestructuraci6n sistemå-
realidad y sugerir las correctas. A pesar de estar de acuerdo en que la realidad tica de la Vida en el hogar, la educaci6n, el trabajo, la cultura y la religi6n,
de las personas se construye socialmente, enfatiza que dicha construcci6n originarfa una apariencia demasiado politica y valorativa para un terreno
ocurre y se basa en una configuraci6n de la producci6n fundamentalmente que se desplazaba råpidamente hacia una posici6n de neutralidad valora-
desigual. La producci6n de conceptos, como todas las otras formas de cons- tiva.La falta de una poblaci6n amplia de mujeres en la profesi6n o de un
trucci6n, se ha pervertido por el concepto falso fundamental de la excesiva movimiento feminista fuerte en la sociedad tras 1920, permiti6 que Gilman
distinci6n de sexo. Los conceptos falsos persisten porque la consistencia en desapareciera. Solo ahora, con el giro de estas tendencias, se da una situa-
los conceptos les proporciona a los seres humanos un flujo regular de ener- ci6n madura para su redescubrimiento en la sociologfa.
gfa, mientras que la inconsistencia produce un estado inc6modo que se lla-

maria mås tarde «disonancia cognitiva» (Festinger 1957).


GILMAN Y LA TRADICIÖN DE LA SOCIOLOGfA FEMINISTA
Exclusi6n del canon. La exclusi6n de Gilman del canon deberfa ser una
fuente principal de disonancia cognitiva para la profesi6n soci016gica, es- De todas las mujeres que designamos como fundadoras de la sociologfa fe-

pecialmente considerando el renacimiento que ha disfrutado en la literatura minista, es Gilman la que rnås sitåa al género en si mismo en el centro de su

y en los estudios sobre mujeres en los filtimos diez afios. Aunque hizo todo anålisis. La contribuci6n de Gilman al paradigma feminista es la identificaci6n
10 que se podrfa esperar de un te6rico relevante de la sociologfa, y en un de cuatro conceptos cruciales para el anålisis feminista (aunque sus etiquetas

idioma, el inglés, que implica que siempre ha Sido accesible para los soci6- varian ligeramente de las que usamos aquf): (1) género como construcci6n
logos americanos, se la ha eliminado sistemåticamente de la construcci6n social y como estructura social, (2) heterosexualidad obligatoria, (3) patriar-

del propio pasado soci016gico y te6rico de la sociologfa americana. Sus seis cado capitalista y (4) dominaci6n como modo de relaci6n. Como todas las

libros sobre teorfa soci016gica desarrollan —en un estilo coherente, autori- te6ricas feministas, no busca simplemente teorizar sobre el mundo, Sino cam-
tario, sistemåtico y accesible, ya comentado— un anålisis de la sociedad tan biarlo. Pero a diferencia de las demås mujeres tratadas en este texto, Gilman

completo como cualquiera de los ofrecidos por sus contemporåneos mas- es insensible a la inquietud feminista sobre las diferencias entre las mujeres.

culinos. Sus textos aparecieron en la American Journal ofSociology, Annals Género como estructura estratificada. Para Gilman, la humanidad participa
of the American Academy ofPolitical and Social Science, y Publications ofthe en su propio desarrollo a través de la conciencia colectiva; una de las cosas
American Sociological Society. Fue miembro de la American Sociological So- que ha construido es el género, y el género se ha convertido en la estructura
ciety desde su fundaci6n en 1895 hasta la muerte de Gilman en 1935 estratificada prevaleciente en la organizaci6n social. El género tiene «no solo
(Keith, 1991) y present6 en sus convenciones anuales de 1908 y 1909. En un efecto inmediato sobre los individuos a través de la acci6n sexual, y sobre
sus textos se reconoce largamente la conciencia soci016gica que Ileva a sus la sociedad a través de los individuos afectados sexualmente, sino también
trabajos. Solo un complejo proceso de sesgo antimujer y antifeminismo un efecto sobre la sociedad a través de la acci6n econ6mica, y a través de la
explica su desaparici6n de los registros de la sociologia y de la teoria socio- sociedad afectada econ6micamente sobre el individuo» (1898, p. 99). La es-
16gica. Como con las otras mujcres estudiadas en este texto, el género de tratificaci6n de género explica el conflicto de clases y el econ6mico, la mala

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

distribuci6n de los bienes y de los servicios, la distorsi6n del trabajo humano, Patriarcado capitalista. Para Gilman, el patriarcado conduce al capitalismo.
el énfasis exagerado en la sexualidad, la hipermasculinidad de los hombres, Los humanos no pueden formar conceptos ni pensamientos que no estén
la capacidad de acci6n frustrada de las mujeres, la ineficacia politica, la in- implicados en la cultura patriarcal. En la base de la economia moderna
eficiencia doméstica y la infelicidad, y las tensiones intergeneracionales o estå la cultura androcéntrica, un sistema conceptual masculino, que toma
entre padres e hijos. Un anålisis soci016gico, para Gilman, siempre comienza las caracterfsticas masculinas —sobre todo el deseo y la agresividad— y las

con una investigaci6n de los patrones de género que se dan en la situaci6n hace caracterfsticas de una naturaleza humana inmutable. El desarrollo de

investigada. No es hasta la década de 1970 que se vuelve a ser testigo en so- la compleja economfa capitalista tiene sus rafces en un deseo insaciable, en
Ciologfa de una teorizaci6n tan sistemåtica del significado de género. una necesidad constante de expansi6n; en la explotaci6n del Otro, sea com-

Heterosexualidad obligada. Gilman sostiene que el modo de control en la


petidor o empleado; y en un sentido del derecho individual adquirido que
afirma repetidamente, «Todo vale en el amor y en la guerra», y luego pro-
relaci6n sexo-econ6mica tanto para hombres como para mujeres es la hete-
rosexualidad obligada. La relaci6n sexo-econ6mica se basa en que cada
cede a definir todo como guerra. El sistema de género permite la invenci6n
de justificaciones culturales tales como la de «sustentar a la familia», que
mujer tiene que estar unida a un hombre para asegurar su provisi6n de ali-

mentos, es decir, su sustento. Una mujer soltera sin un hombre no tiene ca- hacen que el egoismo y la codicia sean buenos y aceptables.

bida —«el menosprecio de los hombres y de la misma manera de las mujeres Bajo el patriarcado, se excluye a la mujer de la participaci6n en el mundo

cae sobre este objeto asexuado: ella es un fracaso humano» (1898, p. 90)— påblico y en la economfa a gran escala. Su potencial para el servicio colec-
Incluso si se convierte en un «fracaso humano», en un patriarcado ideal la tivo y la entrega se redirige desde el nifio y la comunidad hacia el servicio

mujer depende todavfa de su atadura a algån pariente hombre. La hetero- corporal para el macho particular que es su proveedor de alimentos. Ella
sexualidad obligada fuerza a la mujer a estar disponible para el hombre estanto victima como c6mplice de las reglas del patriarcado capitalista,

como una sirviente que da su cuerpo, una sierva, instrumento para el cum- que crea una vasta mitologfa alrededor del hogar con el fin de idealizar el

plimiento de su deseo sexual, Ilevando a los humanos a una obsesi6n sexual encarcelamiento alli de la mujer. Gilman dedica gran parte de su estudio
m6rbida que excede con mucho las necesidades de la procreaci6n, del amor 7he Home a la tarea de desbancar esta mitologfa. Por ejemplo, deconstruye
y de la intimidad. Para los hombres, la heterosexualidad obligada se vuelve el mito de la privacidad doméstica, mostrando las disputas y luchas de
un entrenamiento para la dominaci6n, a través de la experiencia de tener poder en el abigarrado grupo de miembros de la familia que viven juntos
—el nifio superprotegido, el padre que huye de la familia en el trabajo, la
a su mujer y, por extensi6n, a su familia, como instrumentos para lograr
presencia invasiva de los criados domésticos, los comerciantes, los vende-
su voluntad. Si es de la clase dirigente, esta experiencia ademås 10 forma
dores y las visitas—: «La madre —pobre alma invadida— no encuentra ni en
para dominar a sus trabajadores; si es de la clase trabajadora, le compensa
la puerta del bafio una barra sobre que repiquetear sus pequefias manos.
la
la falta de dominio en otras åreas y asegura que seguirå siendo d6cil para
Desde la entrada hasta la cocina, desdela bodega hasta la buhardilla, estå
poder mantener su pequefio reino. En su ültimo libro, His Religion and
a disposici6n de sus hijos, del servicio, de los comerciantes y de las visitas.
Hers (1923), Gilman encuentra en las teorias de Freud la prueba de la in-
Tan perseguida y pisoteada estå que la simple idea de privacidad se ha ido
terconexi6n entre la cultura patriarcal, la sexualidad m6rbida, y la domi-
de su mente; nunca la ha tenido, no sabe 10 que es» (1903, p. 40).
naci6n, parte de la respuesta negativa de los hombres ante los avances de
las mujeres en la legislaci6n y la independencia econ6mica: «[L]a filosoffa Dominaci6n. Gilman define la dominaci6n como la situaci6n en la que
sexual pervertida de Freud. .. parece encarnar el åltimo esfuerzo por parte una persona estå sujeta a la voluntad de Otra, e identifica sus orfgenes en
de los hombres por mantener su abuso sobre las mujeres. Desde las reli- dos fuerzas —la relaci6n sexo-econ6mica y la cultura patriarcal—. La relaci6n

giones fålicas de la antigüedad no habfa aparecido tan fuertemente la ve- sexo-econ6mica sitfia al hombre en la posici6n de sefior, a la mujer en la

posici6n de subordinada. La cultura patriarcal legitima en la conciencia la


neraci6n al sexo» (1923, pp. 165-166).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

relaci6n sexo-econ6mica como una necesidad pråctica, y reproduce la do- Cada ser humano necesita un hogar —soltero, marido, o viudo, nifia, esposa
minaci6n a través del desarrollo de la personalidad individual del hombre o viuda, joven o mayor—. Lo necesitan desde la cuna hasta la tumba y con

como sefior y de la mujer como subordinada. Cuando el hombre entra en independencia de las relaciones-sexuales» (1898, p. 298).
el espacio pfiblico y se encuentra a otros como él, es arrastrado a un proceso
Indiferencia a la diferencia. La teorfa de Gilman no explora la cuesti6n de
interminable de conflicto y lucha sobre quién es el jefe y quién el siervo.
las diferencias entre las mujeres. Esta negligencia se debe probablemente a
Esta es la pauta dc nuestra politica y de nuestra economfa.
la ausencia de una inquietud sobre los diferentes puntos de vista en su so-
Cambio. Para cambiar la sociedad vigente, dice Gilman, se debe eliminar la ciologfa. A diferencia de la mayorfa de mujeres en este volumen, la teorfa

estratificaci6n por sexo. El primer paso para lograrlo es la emancipaci6n de Gilman se formula menos en primera persona «YO, una mujer» y mås en
econ6mica de la mujer, que debe adentrarse en la esfera påblica para recla- la primera persona editorial —o de los grandes te6ricos—, «nosotros». Como
mar su estatus como un ser humano y no como un sexo. Este movimiento ella no se sitiåa a sf misma, de forma continuada, como mujer en el mundo
requiere cambios fundamentales en la socializaci6n de género y en la edu- que describe te6ricamente, a ella no le gufa la comprensi6n de que otras
caci6n; en el desarrollo ffsico de la mujer en toda su extensi6n y fuerza; mujeres en ese mundo también hablan desde sus propias posiciones espe-
requiere repensar y renegociar las expectativas personales, relacionales y se- cfficas. Su foco de atenci6n es en las mujeres como clase y asume que esa
xuales de mujeres y hombres. Pero sobre todo requiere desarmar y recons- clase estå formada por mujeres como ella. Lane apunta que Gilman, cerca
truir la instituci6n del hogar, de forma que las mujeres puedan tener libertad del final de su Vida, en su resumen de 1932, «se dio a sf misma el måximo
para hacer el trabajo que elijan y la sociedad se pueda enriquecer con su consuelo... de una Vida bien vivida. Escribi6: "Una nifia. / iUna nifia lee

labor.En esta L'lltima estrategia se sitåa el acercamiento mås novedoso y pro- esto y se ilumina! / Su Vida ha cambiado. / Se vuelve poderosa —para mover
blemåtico de Gilman a la revoluci6n de las relaciones de género. Con un a otras— / Yo escribo para ella"» (Lane, 1990, p. 346). Gilman se habrfa me-

detalle extraordinario, plantea el proyecto de redisefiar el espacio doméstico recido mås ese consuelo si hubiese Sido capaz de ver realmente en «una nifia»
y la actividad doméstica. En su mundo transformado del hogar, cada per- a cualquier nifia.A veces fue poco respetuosa con las mujeres de clase traba-
sona tiene una habitaci6n para sf misma y un espacio para juntarse con la jadora, y cay6 en estereotipos racistas. Estos prejuicios son mås visibles en sus
familia de su elecci6n y creaci6n. El cuidado de los nifios, el servicio de co- escritos personales que en su trabajo te6rico. Mientras sus textos te6ricos se

midas, la lavanderfa, y la limpieza del hogar se realizarån profesionalmente, deprecian ocasionalmente por algån ejemplo redactado de forma racista o
en espacios de trabajo humanos, por trabajadores bien pagados y formados, con un lenguaje clasista, es importante reconocer que su teorfa en sf misma
que encuentren su llamada y su realizaci6n en dicho trabajo. En torno a no tiene el racismo o el clasismo como elemento fundacional. La cuesti6n
todos ellos —aquellos que trabajan en los nuevos espacios domésticos que se ante cualquier feminista que intente usar su teorfa, brillante por 10 demås,
han disefiado, aquellos que se han criado alli, y aquellos que acuden a la es c6mo dibujar un circulo en el que hacerla entrar.
casa desde cualquier Otro sitio para trabajar— habrå servicios culturales, in-
telectuales, recreativos, y de salud, para el nuevo estilo de Vida comunal, pa-
gados por el ahorro derivado de la eliminaci6n del ineficiente y pesado tra-
bajo doméstico anterior y y pesado trabajo en el mercado
el ineficiente
laboral anterior. Es la utopia de Gilman, como
el comunismo fue la utopia

de Marx. El reconocimiento de las mujeres como personas y no como hem-


bras conducirå a una reorientaci6n en general de la sociedad hacia el indi-
viduo: «Lo que la raza humana requiere es la provisi6n permanente de las
necesidades de los individuos, independientemente de la relaci6n sexual...

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Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

LECTURA 4-1 demos observar incluso entre los mås gregarios de los animales. El tercer
factor, el entorno social, es una enorme fuerza modificadora de la Vida hu-
EXTRACTOS DE WOMENAND ECONOMICS mana. De entre todas estas condiciones del entorno, las relacionadas con
[MUJERES Y ECONOMfA] las necesidades econ6micas son las que tienen una influencia mås marcada.

EXTRACTO DEL CAPfTULO 1 Si dejamos a un lado, de momento, los factores sociales y tratamos a los
seres humanos como meros animales, observamos que las condiciones eco-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 1-22. Da una explicaci6n de la n6micas son las que mås influyen sobre su existencia, al igual que ocurre
relaci6n sexo-econ6mica en la sociedad humana; es decir, de la estratifica-
con el resto de animales. Si bien existen diferencias en cuanto a color y a
ci6n por género con las mujeres como clase subordinada y dependiente.
tamafio, fuerza y velocidad, en cuanto a adaptaciones menores a condiciones
El lector debe recordar que, cuando Gilman usa «raza» o «racial», se refiere
menores, todos los animales herbfvoros comparten una serie de rasgos dis-
a la raza humana y usa «raza» como sin6nimo de «especie».
tintivos, y todos los animales carnivoros también comparten una serie de
A pesar del poder de Ia voluntad individual para luchar contra las condi- rasgos distintivos. Tal es el grado de definici6n, que para clasificar las especies
ciones que se le imponen, para resistirse a ellas durante un tiempo y, en se tiene en cuenta su dentadura y su aparato digestivo y no los medios de
ocasiones, para sobreponerse a las mismas, sigue siendo verdad que las cria- defensa o locomoci6n. Los alimentos constituyen el factor pasivo mås de-
turas humanas estamos condicionadas por nuestro entorno, como le ocurre terminante en su desarrollo; los procesos por los que obtienen estos alimen-
a cualquier Otro ser vivo. El poder de la voluntad individual para resistirse tos constituyen el factor activo mås determinante en su desarrollo. Estas ac-
a las leyes naturales queda bien demostrado por el ejemplo de la Vida y la tividades, ejercicios repetidos persistentemente para alimentarse, son las que
muerte de los ascetas. Cada uno de estos mårtires suicidas es un ejemplo
mås modifican su estructura y mås desarrollan sus funciones...
de voluntad, eso sf, dirigida err6neamente por una inteligencia desenca-
El animalhumano no es la excepci6n a esta regla. El clima le afecta, el tiempo
minada que obliga al cuerpo a desafiar cualquier impulso natural —incluso
atmosférico le afecta, los enemigos le afectan; pero, sobre todo, y como a
hasta Ilegar al umbral de la muerte y traspasarlo—.
cualquier Otra criatura, le afecta 10 que hace para alimentarse. A pesar del di-
Pero, aunque estas excepciones muestran hasta d6nde puede Ilegar la vo-
Iatado progreso de la Vida humana, a pesar de todo el efecto reactivo de las
luntad del hombre, el curso de la Vida en general muestra el efecto inexora-
instituciones sociales, la forma en la que se gana la Vida sigue todavfa afec-
ble de las condiciones del entorno sobre la humanidad. Compartimos con
tando al individuo: «el que con tintes trabaja, las manos se mancha».
el resto de seres vivos las condiciones que establece el universo material. Nos
afecta el clima, la geograffa y las fuerzas ffsicas, qufmicas y eléctricas, como Nuestra Ifnea argumental es clara y nos Ileva a afirmar que los 6rganos
al resto de animales y plantas. Con los animales, ademås, compartimos el y sus funciones se desarrollan segån el uso que se hace de ellos, que aquello
efecto de nuestra propia actividad, la fuerza reactiva de nuestras acciones. que mås ejercitamos se desarrolla en mayor grado y que los procesos diarios
Lo que hacemos, asi como 10 que nos hacen, nos convierte en 10 que somos. de abastecimiento de las necesidades econ6micas son los procesos que mås
Pero, mås allå de estas fuerzas, estamos bajo los efectos de un tercer grupo se utilizan; de esto podemos deducir que, cuando observamos una serie de
de condiciones que son propias del ser humano; a saber, las condiciones so- condiciones especiales que afectan a un grupo especffico de personas, de-
ciales. En los intercambios humanos que constituyen la Vida social, nos beremos esperar que se produzcan resultados especiales.

vemos afectados unos y otros hasta un punto que va mås allå de 10 que po- Teniendo estos hechos en cuenta, debemos prestar atenci6n ahora a una
condici6n econ6mica caracterfstica y peculiar de la raza humana que no
Fuente: Charlotte Perkins Gilman, Women and Economics (New York: Small and Maynard, 1898); [ed. cast.:
encuentra paralelo en el mundo orgånico. Somos la finica especie animal
Mujeres y economia: un estudio sobre la relaciån econömica entre hombres y mujeres comofactor de la evo-
en la que la hembra depende del macho para obtener alimentos, la finica
luciön social. Valencia: Universitat de Valéncia, 2008].

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

especie animal en la que la relaci6n sexual es también una relaci6n econ6- mero de individuos que progresivamente se han especializado. El desarrollo
mica. Entre nosotros, todo un sexo vive dependiendo del otro, y la relaci6n econ6mico de la raza humana, su supervivencia en cualquier periodo y su
econ6mica se combina con la relaci6n sexual. El estatus econ6mico de la avance continuo son deudores de Ias actividades colectivas de todos los co-
hembra humana estå subordinado a su relaci6n sexual. mercios, oficios, artes, industrias, invenciones, descubrimientos y de todas

Aunque se asume comfinmente que esta condici6n también se da entre otros las instituciones civiles y militares que los sustentan. .. Sin embargo, el pro-

animales, 10 cierto es que no es asi. Existen muchos påjaros entre los cuales,
greso econ6mico es, casi exclusivamente, masculino. A las mujeres se les

durante la temporada de cria, el macho ayuda a la hembra a alimentar a los ha permitido participar solo en los procesos econ6micos de caråcter mås
antiguo y primitivo. Si los hombres se vieran reducidos a realizar finica-
polluelos y, en parte, a ella misma; entre ciertos carnivoros de orden superior,
el macho ayuda a la hembra a alimentar a las crfas y, en parte, a ella misma. mente las tareas que ahora realizan las mujeres, nuestro estatus en cuanto
a la economfa se refiere, se verfa lamentablemente limitado. ..
En ningün caso depende totalmente de él, ni siquiera durante esta tempo-
rada.. .. En ningån caso depende la hembra del macho durante toda su Vida. Las causas no se deben buscar en la carencia de Ias facultades esenciales para
conseguir estos logros, ni en una incapacidad inherente al sexo, sino en la
Para la especie humana esta condici6n es permanente y general, aunque
existan excepciones... condici6n actual de la mujer, que tiene prohibido el desarrollo de este grado
de capacidad econ6mica... Desde un punto de vista colectivo, los hombres
Es posible que, muchos no distingan claramente la veracidad
al principio,
producen y distribuyen la riqueza; las mujeres la reciben de sus manos...
de esta afirmaci6n,y pongan como ejemplos en su contra los casos del tra-
bajo de la mujer campesina o de las mujeres en las tribus salvajes o la labor Si consideramos el tema desde un punto de vista individual, los hechos des-

diligente de las mujeres en el hogar. Debemos pues, realizar un anålisis ho- critos todavfa se hacen mås patentes, visibles y familiares. Desde la obrera
nesto y cuidadoso para discernir los elementos esenciales de esta relaci6n, hasta la millonaria, el vestido raido o las joyas brillantes, el techo bajo o el

incluso en estos casos. El caballo, en su estado natural salvaje, es econ6mi- sefiorial, los pies cansados o el rico carruaje: todo esto nos habla de la capa-

camente independiente. Consigue alimentos por sf mismo a través de su cidad econ6mica de los maridos. La comodidad, el lujo, todo 10 que se ne-

actividad, sin tener en cuenta a ninguna Otra criatura. Pero, en su actual cesita para vivir, 10 obtiene la mujer del marido; él se 10 ofrece a ella. Cuando
condici6n de esclavitud, es econ6micamente dependiente. Obtiene sus ali- la mujer sola, sin un hombre a su lado que la «mantenga», intenta buscar
mentos de manos de su amo y su actividad, aunque agotadora, no guarda su propio medio de Vida, los problemas y dificultades que debe afrontar

relaci6n alguna con su alimentaci6n. De hecho, los caballos mejor alimen- muestran sin ninguna duda cuål es su estatus econ6mico. .. Una vez hemos
tados y mejor cuidados no son en absoluto los que mås trabajan. Es cierto vemos enfrentados a la opini6n
Ilegado a esta conclusi6n, en seguida nos

que el caballo trabaja, pero 10 que obtiene a cambio estå sujeto al poder y a generalizada de que, aunque admitamos que son los hombres los que crean
la voluntad de su amo. Obtiene sus alimentos a través de otro. Es depen- y distribuyen la riqueza en el mundo, las mujeres se ganan su parte de la
diente econ6micamente. Lo mismo ocurre con las agotadas campesinas o misma cumpliendo sus funciones como esposas. Esta afirmaci6n supone
mujeres Su labor es propiedad de otro: trabajan sujetas a la voluntad
salvajes. que o bien el marido asume el papel de patr6n y la mujer el de empleada,
de otro; y 10 que reciben a cambio depende, no de su diligencia, sino del o bien que el matrimonio es una «sociedad» y la esposa se encuentra en una
poder y la voluntad de aquel. Ellas son econ6micamente dependientes. Esto relaci6n de equidad con su marido en cuanto a la producci6n de riqueza.
es verdad para la hembra humana, tanto individual como colectivamente.
La independencia econ6mica es una condici6n relativa en el mejor de los

A1 estudiar la posici6n econ6mica de los sexos como colectivos, la diferen- Desde una perspectiva muy amplia, todas las criaturas vivas dependen
casos.
cia es mås significativa. Como animal social, el estatus econ6mico del hom- econ6micamente unas de otras: los animales de los vegetales, y el hombre
bre reside en el conjunto de los servicios de intercambio de un vasto nå- de ambos. En un sentido mås restrictivo, toda la Vida social es econ6mica-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

mente interdependiente. Los hombres, de forma colectiva, producen 10 que El trabajo que la mujer realiza dentro del hogar se entiende como un deber,
cada uno, por separado, no podria producir. Pero, en el sentido mås estricto, no como un empleo..
la independencia econ6mica individual supone que uno paga por 10 que
En cualquier caso, 10 relevante de este argumento es que sea cual sea el valor
obtiene, trabaja por 10 que obtiene, entrega a Otro el equivalente de 10 que
econ6mico del servicio de las mujeres dentro del hogar, estas no reciben
este le proporciona. Yo dependo del zapatero para tener zapatos, del sastre
ningån sueldo. Las mujeres que trabajan mås son las que menos dinero tie-
para mis abrigos; pero si yo les doy al zapatero y al sastre una parte suficiente
nen y aquellas que nadan en la abundancia son las que menos trabajan. Su
de mi propio trabajo como constructor para pagar 10 que me han propor- trabajo no recibe la consideraci6n de factor o valor econ6mico para el in-
cionado, conservo mi independencia personal. No me he quedado con sus
tercambio. Se considera que estån realizando su deber como mujeres; y su
productos sin dar nada a cambio. Siempre que pueda obtener 10 que necesite
estatus econ6mico no guarda ninguna relaci6n con el trabajo que realizan,
con el fruto de mi trabajo, seré independiente econ6micamente.
a no serque sea una relaci6n inversa. Lo que es mås, si recibieran una paga
Las mujeres consumen bienes econ6micos. éQué productos ofrecen ellas a justa por su trabajo y nada mås, el estatus econ6mico de todas las mujeres
cambio? La alegaci6n de que el matrimonio es una sociedad en la que dos quedarfa reducido al del servicio doméstico, criadas. Pocas mujeres y hom-
personas producen una riqueza que no podrfan producir por separado no bres aceptarfan esta condici6n. Una vez desechada la afirmaci6n de que las
se sostiene.. ,
mujeres se ganan la Vida con su trabajo en el hogar, se recurre al argumento
de que las mujeres obtienen el sustento a través de la maternidad. ..
La finica sociedad que realmente comparten los esposos es la que con-
Ileva el cuidado de sushijos: el amor y el servicio que les deben. Pero Si esto es asf, si la maternidad es un valor de cambio que las mujeres utilizan
cuando un un doctor o un abogado contraen matrimonio, aun-
fabricante, en pago por sus ropas y por la comida, deberemos encontrar entonces una
que estén formando una sociedad para la paternidad, no estån aceptando relaci6n de cantidad y calidad entre esa maternidad y 10 que reciben por ella.
socios en sus negocios, a no ser que su esposa sea fabricante, doctora o abo- Si esto es verdad, las mujeres que no son madres no tienen derecho a ningån
gada.., Ella no es una socia de sus negocios en ningån sentido, a no ser estatus econ6mico; y el estatus econ6mico de las que sf 10 son debe ser relativo
que contribuya con capital, con experiencia o con trabajo de la misma a su maternidad. Obviamente, esto es absurdo. .. Es evidente, pues, que la

forma que 10 harfa Otro hombre. La mayorfa de los hombres se 10 pensarfan prosperidad material de Ias mujeres no depende de su maternidad... La afir-
mucho antes de entrar en una sociedad con una mujer, sea esposa o no. maci6n de que la maternidad es un factor econ6mico de intercambio es falsa

en la actualidad. Pero, supongamos que fuera verdad. éEstamos dispuestos a


Si la esposa no es, en sentido estricto, Ia socia del marido, éC6mo se gana
Ilevarla hasta las ültimas consecuencias, incluso en teoria? éEstamos dispues-
la comida, la ropa y el techo que recibe de sus manos? Con el trabajo do-
tos a considerar la maternidad como un negocio, una forma de intercambio
méstico, contestaremos råpidamente.
comercial? éConsideraremos que el cuidado y los deberes de las madres, sus
No debemos pasar por alto la contribuci6n de ciertas personas que trabajan esfuerzos y su amor, son mercancfas para negociar a cambio de alimentos?
sirviendo a otras para que estas puedan producir mås. Es verdad que el tra-
Esta idea nos resulta repulsiva.
bajo doméstico de las mujeres hace posible que los hombres produzcan
mås riqueza de la que producirfan si estas no 10 realizaran; y, en este sentido, [d Qué les queda a aquellos que negaban la dependencia econ6mica de las
las mujeres son factores econ6micos en nuestra sociedad. Pero su funci6n mujeres? Aån les queda otro argumento (el mås hilarante de todos): la fun-

es similar a la de los caballos. El trabajo de los caballos hace que los hom- ci6n reproductora de las mujeres las inhabilita para cualquier Otra actividad

bres produzcan mås riqueza de la que producirfan sin ellos. El caballo es econ6mica, asf que es justo que sean mantenidas por sus maridos...
un factor econ6mico en nuestra sociedad. Pero el caballo no es indepen- Se supone que la mujer no puede mantenerse a sf misma a causa de sus
diente econ6micamente, como tampoco 10 es la mujer. funciones como madre...

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura socialy género

éEs esta la verdadera condici6n de la maternidad humana? éEs una conse- mente con el hombre al que se une en matrimonio, el hombre del que de-
cuencia de la maternidad en la hembra humana la pérdida de control de las pende, es decir, con 10 que este hombre tiene y con 10 que él desee darle.
funciones del cerebro y del cuerpo, la pérdida del poder, de la y
capacidad Las mujeres que asombran al mundo con magnificas extravagancias, que
del interés por cualquier Otra actividad? éEs una realidad que todas las hem- poseen las mås espléndidas riquezas, no son, generalmente, ni amas de casa
bras de la raza humana estén consagradas exclusivamente a los deberes de ni madres, sino simplemente las mujeres que ejercen mayor poder sobre
la maternidad, aisladas, modificadas y especializadas para dedicar por com- loshombres que tienen mås dinero. La hembra de la raza humana depende
pleto todas las fuerzas y energfas de su naturaleza al servicio de sus hijos? econ6micamente del macho. Él es su fuente de sustento.

No. Lo que observamos es a la madre humana extenuada hasta extremos

indecibles, mås incluso que las yeguas, trabajando durante toda su Vida no EXTRACTO DEL CAPfTULO 11
solo al servicio de sus hijos, sino de los hombres (maridos, hermanos, pa-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 23-38. Presenta el tema del gé-
dres o cualquier pariente masculino); trabajando para la madre y la her-
mana también: para la iglesia un poco, si se lo permiten. nero, o excesiva distinci6n sexual, como una consecuencia pat016gica de
la relaci6n sexo-econ6mica.
No es la maternidad 10que mantiene a las amas de casa en pie desde que
amanece hasta que se pone el sol; son las labores del hogar, no el cuidado Conocida Ia importancia que tiene la relaci6n econ6mica en la evoluci6n

de los nifios. Las mujeres trabajan mås duramente y durante mås horas de las especies y una vez aceptada su particularidad entre los humanos, de-
que muchos hombres y no solo en sus funciones como madres... berfamos buscar los efectos concretos de esta peculiaridad. Seria 16gico es-
perar fen6menos de caråcter finico en las relaciones entre sexos y en las re-
A pesar de la supuesta exclusividad de las funciones maternales, las hembras
laciones econ6micas de nuestra especie: fen6menos que muy lejos de
humanas, en todo el mundo, trabajan en deberes extramaternales durante
definir su superioridad, la niegan regularmente; fen6menos tan m6rbidos
suficientes horas como para poder ganarse la Vida de forma independiente
y se les niega esa independencia, jalegando, ademås, que la maternidad les
y marcados que promueven una gran especulaci6n sobre su origen. Son
ciertas estas deducciones 16gicas? éSe hacen patentes en la Vida humana
impide trabajar!
estas peculiaridades de la relaci6n entre sexos y de la relaci6n econ6mica?
argumento pudiera sostenerse, encontrarfamos un mundo Ileno de
Si este
Por supuesto que sf,
mujeres que nunca han levantado un dedo excepto en el servicio a sus hijos
Ya que esta distinci6n tiene lugar en el åmbito de las relaciones sociales,
y de hombres que y sirven a las mujeres
realizan todo el trabajo restante,
serå ahidonde encontraremos los beneficios o los perjuicios que reporte al
cuya maternidad les impide servirse a sf mismas. Este argumento hace aguas
ser humano. En nuestra especie, las relaciones entre Ios individuos son mås
por todas partes. Una hembra humana sana y saludable vive unos veinti-
Cinco afios antes de ser madre y deberfa vivir otros veinticinco afios después relevantes que el entorno ffsico...

de cumplir el servicio maternal que se requiere de ella. Nunca se han alegado Una clasificaci6n aproximada de las esferas de la actividad humana en las

los deberes como abuela para negar la independencia econ6mica. que mayor nåmero de problemas nos descubrirå que una gran
se originan

La fuerza de trabajo de las madres siempre ha Sido un factor prominente parte de ellos surge de las relaciones entre sexos y otra gran parte de las re-

de la Vida humana. Ella es la trabajadora par excellence, pero su trabajo no


laciones econ6micas que se dan entre los individuos que constituyen la so-

se considera como tal y, por tanto, no afecta su estatus econ6mico. Todo ciedad. En general, podemos decir que las dificultades que encontramos
10 que obtiene para vivir, comida, ropa, adornos, diversi6n, lujos..., no en la Vida tienen su Origen en el coraz6n o en la cartera...

tiene relaci6ncon su capacidad de producir riqueza, con su trabajo en el El resto de animales se las ingenia para mantener el tipo de uni6n sexual
hogar o con la maternidad. Todas estas cosas estån relacionadas exclusiva- que mejor garantiza la reproducci6n de la especie, y la ejercita con total

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tranquilidade Nosotros hemos encontrado la que mås nos conviene: la En cualquier caso, esto es del todo inevitable dada la relaci6n sexo-eco-
mejor para los individuos que la practican, para las crfas resultantes y para n6mica que mantenemos en la actualidad. El equilibrio de fuerzas se rompe
la sociedad en general; pero no la practicamos con tranquilidad. Tan pal- desde el momento en el que la hembra depende econ6micamente del
pable es este hecho que 10 hemos aceptado como algo natural, y se ha asu- macho. La selecci6n natural deja de controlar la selecci6n sexual y, ademås,
mido como inevitable que este tipo una fuente continua
de relaciones es trabaja en su misma direcci6n. Cuando ambos sexos obtienen los alimentos
de problemas para la humanidad. «EI matrimonio es una loteria» es un a través de la misma actividad, de Ia misma fuente, en las mismas condicio-
dicho popular. KEI camino del amor verdadero estå plagado de obståculos». nes, ambos sexos estån siendo determinados por el entorno de la misma

Y, haciendo gala del ingenio tfpico de la revista Punch's solemos aconsejar forma y se desarrollarån en el mismo sentido. Cuando cada uno de los sexos
a los que van a contraer matrimonio con un {<iNo!». También hemos acep- obtiene los alimentos en condiciones desiguales y cuando esa desigualdad
tado con toda naturalidad la prostituci6n, esa peculiar forma inferior de implica que uno de ellos debe alimentar al otro, entonces el sexo que sumi-
relaci6n que ha ido de la mano del matrimonio mon6gamo, y hemos Ile- nistra los alimentos se convierte en el entorno del alimentado. Segån la se-
gado a calificarla de «necesidad social». Aunque también se califica de «per- lecci6n natural, todas las criaturas se ven determinadas por el entorno que

versi6n social». Tåcitamente hemos admitido que la relaci6n sexual entre les es propio y desarrollan obligatoriamente aquellas cualidades que les son
los seres humanos ha de ser mås o menos inc6moda e incorrecta, que es necesarias para mantenerse con Vida en ese mismo entorno. El hombre es
parte de nuestra naturaleza que asf sea. el que mantiene a la mujer, por 10 tanto, él es la principal fuerza determi-
nante de su condici6n econ6mica. Segån la selecci6n sexual, los humanos
Examinemos ahora el caso con calma y objetividad y veamos si esta situa-
estån determinados por su pareja, como ocurre con el resto de criaturas.
ci6n es tan inescrutable e inmutable como hasta el momento se ha crefdo.
Cuando la pareja se convierte también en el amo y sefior, cuando a la ne-
éCuåles son las condiciones que se plantean? éQué aspectos le son naturales
cesidad econ6mica se le afiade la atracci6n sexual, el resultado son dos gran-
y cuåles artificiales? Para establecer esta distinci6n, serå necesario realizar
des fuerzas evolutivas que actåan conjuntamente con un mismo fin, a saber,
un pequefio estudio de la evoluci6n de los procesos de reproducci6n.
el incremento de la distinci6n sexual en la hembra humana. Dado que, de
La evoluci6n de las especies prob6 muy pronto, mediante experimentos los dos sexos, es la hembra la que depende econ6micamente del macho, la
de la naturaleza, lentos pero seguros, que 10 mås beneficioso era distinguir distinci6n sexual no solo sirve para atraer al macho como ocurre con el resto
a los dos sexos en organismos diferentes. Asf pues, la simple masa del pro- de criaturas, sino que también es el medio por el que se procura los alimen-
toplasma, las células flotantes, las formas de Vida que eran primitivas y tos y se gana la Vida, algo que no le ocurre a ninguna Otra criatura. A causa
amorfas dieron lugar a la diferenciaci6n entre sexos: el desarrollo gradual de ladependencia econ6mica que la hembra humana tiene del macho, esta
de 6rganos masculinos y femeninos en organismos distintos... A1 mismo queda determinada por el sexo en un grado excesivo.
tiempo que aumentaban los elementos diferenciadores, aumentaba tam-
bién la atracci6n, hasta el punto en que en todas las especies superiores se EXTRACTO DEL CAPfTULO 111
establecieron dos sexos marcadamente distintos, entre los se daba una
fuerte atracci6n sexual, cada uno de los cuales cumplfa un papel funda- Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 40-49. Proporciona un mayor
mental en la reproducci6n de la especie. Estas son las caracterfsticas natu- detalle sobre el significado de la «excesiva distinci6n sexual» y una explica-
rales de la distinci6n sexual y de la uni6n sexual y se observan tanto entre ci6n de por qué tiene un impacto negativo mucho mayor en las mujeres
los humanos como en otras especies. Otra es la caracterfstica artificial y que en los hombres.
poco envidiable que distingue båsicamente a nuestra especie del resto: el Hemos afirmado que existe una «excesiva distinci6n sexual» en la raza hu-
exceso enfermizo en la pråctica de esta funci6n... mana, serå necesario ahora aclarar el significado de esta expresi6n para que

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el lector entienda sus implicaciones. El pensamiento popular, tanto el mås dida subordinaci6n al poder de la atracci6n sexual) donde encontramos las

tosco y familiar como el refinado y sutil, identifica «sexual» con «sensual»; marcas de la excesiva distinci6n sexual en los hombres. Las actividades sanas
y cree ver un reproche en la alegaci6n de que existe un exceso de distinci6n propias del ser humano siempre han refrenado y equilibrado este exceso. El

sexual. Desechemos inmediatamente esta idea, ya que es solo una muestra progreso humano, en sus diferentes vertientes, ha exigido de los hombres
de ignorancia en cuanto a los términos que aqui se utilizan. Un hombre no que emplearan sus energias y desarrollaran sus capacidades en otros menes-
pone ninguna objeci6n al calificativo de «masculino», ni una mujer al de teres. El crecimiento de la industria, el comercio, la ciencia, la industria, el

«femenina». Sin embargo, todo 10 que es masculino o femenino es sexual. gobierno, el arte y la religi6n han hecho que los rasgos humanos del macho
Si alguien destaca por su femineidad, estå destacando por su sexo. Ser de- de nuestra especie sean mås relevantes que sus rasgos masculinos. Sin em-
masiado femenina es estar demasiado sexuada. Manifestar cualquier distin- bargo, a pesar de 10 desaforado de su pasi6n sexual, a pesar de lo inordinado
ci6n sexual, primaria o secundaria, en exceso es estar demasiado sexuado... de su desenfreno, un animal mucho mås normal que la hembra de su es-
es

pecie —mucho menos sexuado en exceso—. Para él, este aspecto de la activi-
Las distinciones sexuales primarias en nuestra raza, como en otras, son me-
dad humana es solo una parte de la Vida, un incidente. Mås allå, él tiene
ramente los 6rganos y las funciones esenciales para la reproducci6n. Las dis-
todo un mundo de posibilidades. Para ella, es todo su mundo. Madame de
tinciones secundarias (donde encontramos los mayores excesos) son todas
Stael 10 explic6 claramente en su conocido epigrama: «El amor para el hom-
las diferencias de 6rganos y funciones, de apariencia y de acci6n, de håbitos,
bre es un episodio, para la mujer, su historia». Es en la mujer donde encon-
costumbres, método, ocupaci6n y comportamiento qu diferencian al hombre
de la mujer... Cada sexo manifiesta unos atributos psfquicos determina-
tramos expresada con mayor profundidad la excesiva distinci6n sexual de

dos. .. La tendencia un rasgo sexual de los machos en general; la


a pelear es la especie humana: psfquica, fisica y socialmente...
tendencia a proteger y proveer es un rasgo sexual de las hembras en general. La femineidad de la mujer —«el eterno femenino» significa simplemente el

En la raza humana, cuyas actividades son principalmente sociales, la ten-


eterno sexual— es mås aparente en proporci6n a su humanidad que la fe-

dencia inicial a la distinci6n sexual se Ileva a cabo a través de funciones mineidad de otros animales en proporci6n a 10 que les define como cani-

muy diversas. Hemos separado nuestros oficios, nuestras responsabilidades nos, felinos o equinos. Todos sabemos a qué nos referimos al decir «una
y hasta nuestras virtudes segån los géneros sexuales. Asi pues, deberå que-
mano femenina» o «un pie femenino». Pero nunca hemos ofdo hablar de

dar Claro que la alegaci6n de excesiva distinci6n sexual en los humanos, y «una pata femenina» o de «una pezufia femenina», La mano es un 6rgano
especialmente en no supone ningån reproche «moral» en par-
las mujeres,
de prensi6n, el pie, un 6rgano de locomoci6n: no son caracterfsticas se-
ticular, aunque, en un sentido mås amplio, su efecto sobre el progreso sf
xuales secundarias. La relativa pequefiez y debilidad de la mujer es una dis-
que suponga un gran perjuicio. tinci6n sexual. Hemos Ilegado al extremo de definir a la mujer como «el

sexo débil». No existe ninguna diferencia tan conspicua entre los machos
El exceso que encontramos en las distinciones primarias no es tan marcado
y las hembras de otras especies avanzadas...
como el que observamos en el desarrollo mås profundo y sutil de las secun-
darias, pero incluso aquf hay pruebas evidentes del mismo. La energfa sexual En sus manifestaciones psfquicas, la intensidad de la distinci6n sexual se

de los machos de la especie humana se manifiesta originariamente en un hace igualmente patente. El instinto primitivo de la atracci6n sexual ha
grado mucho mayor del necesario para los procesos de reproducci6n —sufi- evolucionado bajo la presi6n de las fuerzas sociales para convertirse en una
ciente, incluso, para subvertir y dafiar esos procesos—... Esta inmoderada pasi6n consciente de enorme poder, una devoci6n profunda y duradera,
demanda sexual de los machos humanos supone una distinci6n sexual ex- sobrecogedora por su fuerza. Esto se da de forma exagerada en ambos sexos,

cesiva. Es en este punto (ademås de otros rasgos como una tosquedad y du- pero mucho mås en las mujeres que en los hombres. No estamos hablando
reza exagerada, una beligerancia y orgullo desproporcionados o una desme- de la simple expresi6n ffsica de esta pasi6n, sino de esa emoci6n irracional

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tan intensa que rechaza cualquier consejo y conduce a aquellos posefdos hemos confinado al åmbito exclusivo de 10 personal. Lo que es mås,
asi, la

por ella a arriesgar cualquier Otro bien con el fin de conseguir su objetivo... un hombre nacido de mujer es criado por ella dentro de esta atm6sfera de
Es bueno, para el individuo de la especie, el desarrollo del amor apasionado concentrado personalismo en el que pasarå mås tarde gran parte de su Vida.

y duradero hasta unos niveles que proporcionen la felicidad individual y


Esta condici6n hace que magnifiquemos 10 particular y minimicemos 10

aseguren la reproducci6n. No es bueno, ni para la especie ni para los indi- general, con los resultados que ya conocemos. Hemos convertido en axio-

viduos, que este sentimiento haya Ilegado a ser tan intenso que anule cual- mas hechos tales como la dificultad de reforzar leyes sanitarias que sacrifican
quier Otra capacidad humana, que se mofe de la sabidurfa acumulada du- los beneficios personales a la seguridad general, el clamor de las quejas par-

rante siglos... ticulares frente a las generales o a la necesidad de que «nos 10 expliquen todo
con pelos y sefiales» y la ansiedad con que respondemos a estas explicaciones
. .. Y, mientras que la fuerza de esta pasi6n imperiosa es mås inmediata y
que entorpecen cualquier avance påblico. .. Esto es natural e inevitable y
conspicua en los hombres, ejerce un dominio mås universal sobre las mu-
finicamente 10 mencionamos aqui porque explica parcialmente el hecho de
jeres. Los hombres poseen otros poderes y facultades a través de los cuales
que las personas no vean los aspectos generales derivados de nuestra condi-
pueden liberarse de las cadenas de la pasi6n, pero las mujeres, determinadas
ci6n sexuada en exceso. Sin embargo, estos aspectos son patentes en todas
especialmente por su sexo y obligadas a mantenerse margen de cualquier
al
partes; no solo patentes, sino también dolorosos. Como estamos acostum-
otra actividad propia de la especie, invierten toda su Vida en el amor; si
brados a no nos damos cuenta de su existencia; y, obligados a perci-
ellos
falla este aspecto, el dafio que se produce es irreparable. .. Son capaces de
birlos, atribuimos el dolor que nos causan tales vilezas a la maldad de algu'tn
aferrarse a ella a pesar de padecer rechazo y abusos. Asi 10 demuestran los
individuo, pero nunca consideramos que se trata del resultado de una con-
repetidos casos de mujeres maltratadas cruelmente que se niegan a testificar
contra sus maridos en los juicios... dici6n comtfin a todos. A pesar de estos obståculos, veamos si los efectos
detectables entre nosotros son cotidianos tal como los conocemos, sin pro-
Pero es en mås comunes donde el predominio de la
las relaciones sociales
dundizar, de momento, en aspectos sexuales y sociales mås complejos...
distinci6n sexual en Ia mujer se hace mås evidente... El estatus de la mujer
se ha identificado de tal forma con su sexo, que una de las tareas mås arduas [O] cro ejemplo del perjuicio que estå condici6n ocasiona (tan tremenda-

de los movimientos feministas del siglo XIX ha Sido reclamar la cualidad mente injusto, tan palpable, tan evidente que en ocasiones ha despertado
de persona para la mujer. Las mujeres son personas ademås de hembras, la protesta en nuestras dormidas conciencias) es el hecho de que la mujer
juna propuesta inaudita! se vea abocada forzosamente al matrimonio. Para cualquier joven, como
ya se ha dicho, el matrimonio es el ånico camino abierto en la Vida hacia

EXTRACTO DEL CAPfTULO V la fortuna. Desde su nacimiento, estå altamente especializada como mujer:
se la educa y prepara con mucho cuidado para que sea consciente de las li-

Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 76-90. Explica c6mo la relaci6n mitaciones y de las ventajas de su sexo. Todo 10 que puede obtener, incluso
sexo-econ6mica, manifestada como una excesiva distinci6n sexual, no solo en la infancia, se consigue mayoritariamente a través de los trucos y en-
dana el que configura y distorsiona todas las re-
desarrollo individual, sino cantos femeninos. Sus lecturas, ya sean novelescas o hist6ricas, fijan esta
laciones humanas, la sociedad humana y la experiencia humana del trabajo. finica posici6n para las mujeres. La novela romåntica y la poesfa le dan una

Las relaciones y funciones que se establecen a través del sexo son intensa- predominancia absoluta. El arte pict6rico, la måsica, el drama, la sociedad,

mente personales. El espfritu de «mi familia y yo, y nadie mås» es el espfritu


todo le dice que ella es ella, y que todo depende de con quién se case. Mien-
natural de este aspecto de nuestra Vida. Hemos obligado a la mitad de la
tras que los chicos hacen planes sobre 10 que quieren conseguir en la Vida,

poblaci6n a desarrollarse ånicamente a través de este tipo de funciones y ellas planean a quién quieren conseguir... «él» es su porvenir.

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Estas son las perspectivas que aguardan a las mujeres. Rodeadas de una or- los canales para conseguir la riqueza son los mismos que los del amor, ella

ganizaci6n dispuesta especialmente para este fin, reciben una educaci6n tiene prohibido siquiera pedirlo, tanto por su naturaleza sexual como por
que intensifica el instinto natural utilizando todo el peso de los preceptos motivos de honor...
y de Ios ejemplos, de la sabiduria y de las virtudes. El funcionamiento de Las mujeres son consideradas, incluso por ellas mismas, finicamente como
su entorno social estå planeado para que ellas vean y se dejen ver, para ofre- criaturas sexuales; todo 10 que les rodea va encaminado a fortalecer su poder
cerles «oportunidades»; y sufren la presi6n del beneficio personal y del in-
de atracci6n sexual, ya que de esto dependen sus posibilidades de matri-
terés propio unidos al instinto sexual. Si tenemos todo esto en cuenta, seria
monio —a no ser que a sus encantos se les afiada una «fortuna»—. Asf, no
16gico esperar una sociedad Ilena de desesperadas y ansiosas caza-maridos,
conseguir marido es una prueba evidente del fracaso de la atracci6n, una
que ademås contarfan con el beneplåcito popular.
falta absoluta de valor sexual. Y, ya que carecen de cualquier otro tipo de
iNada mås El matrimonio es la esfera propia de la mujer, el lugar que
lejos! valor, excepto en el orden inferior del servicio doméstico, son 16gicamente
la divinidad ha asignado, su fin natural. Es para 10 que ha nacido, para
le despreciadas. Para qué mås puede servir una criatura que fracasa en las

10 que se la educa, para 10 que se la exhibe. Es, ademås, su finico honorable funciones paralas que ha Sido concebida? El menosprecio, tanto de hom-

de Vida y de mejora social. Pero, jni siquiera debe parecer que 10 desea! No bres como de mujeres, se cierne sobre estas criaturas asexuadas: son un fra-
debe hacer ni un pequefio movimiento de mano para conseguirlo. Debe caso como seres humanos.
permanecer sentada, pasiva, viendo pasar las estaciones y viendo c6mo sus
«oportunidades» van disminuyendo cada afio, Pensemos en la tensi6n que
EXTRACTO DEL CAPfTULO VI
puede Ilegar a sufrir cualquier organismo altamente sensible al tener tantas
esperanzas depositadas en una finica alternativa, al ver c6mo sus posibili- Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 106-113. Explica c6mo la re-
dades son cada vez menores a medida que pasa el tiempo y teniendo abso- laci6n sexo-econ6mica pervierte y distorsiona el trabajo y la producci6n
lutamente prohibido dar ningån paso encaminado a conseguirlo. Las colectiva.
damas deben soportar todo esto con gracia y dignidad hasta el final...
[L]a relaci6n sexual, en sf misma, completamente personal. Nuestra rela-
La injusticia absurda de culpar a no conseguir aquello por
las j6venes por ci6n econ6mica, por el contrario, aunque fue originalmente individual, se
10 que no pueden luchar parece inexplicable, pero resulta algo evidente y hace cada vez mås colectiva a través de la evoluci6n social. A1 combinar la
Claro si 10 observamos en conexi6n con la relaci6n sexo-econ6mica. Aunque
relaci6n sexual humana con la relaci6n econ6mica humana, hemos com-
el matrimonio es un medio de Vida, no se puede considerar un empleo ho-
binado un proceso permanentemente individual con otro progresivamente
nesto en el que uno ofrece su trabajo sin avergonzarse, sino que se trata de colectivo. .. Por otra parte, ha afectado la relaci6n econ6mica de la sociedad
una relaci6n reforzada por la ley en la que el sustento econ6mico se ofrece al introducir una tendencia hacia el individualismo con beneficios sexuales,
de forma inmediata y completa a cambio de los servicios funcionales de la como ejemplifica claramente la pråctica frecuente de sacrificar el bien
mujer, de que cumpla con sus «deberes como esposa y como madre». Por
comån por la ganancia personal, para que asf el individuo pueda «mantener
10 tanto, ninguna mujer honorable puede pedirlo. No se trata solo de que a su familia». Estamos tan acostumbrados a considerar ese mantener a la
el instinto natural femenino debe retroceder, mientras el masculino avanza,
familia como el deber principal de un hombre que hace falta un ejemplo
sino que, como matrimonio supone ser mantenida, resulta indigno que
el
colosal de soborno y corrupci6n en interés propio para que nuestra con-
una mujer le pida eso a un hombre. Estamos hablando de mendicidad eco-
vicci6n se tambalee; pero siguiendo las leyes de la sociologia, cada fase de
n6mica, asf como de una actitud falsa desde el punto de vista sexual.
la prostituci6n del servicio püblico en favor del beneficio privado, desde
Observemos la ingeniosa crueldad de este arreglo. Perseguir la riqueza es la degradaci6n del artista hasta la explotaci6n del indefenso obrero no cua-
tan humano y natural para la mujer como para el hombre. Pero, cuando lificado, supone una acci6n social enfermiza...

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La tendencia hacia el individualismo con ventajas sexuales se desarrolla en LECTURA 4-2


los hombres por un proceso opuesto al que operan las mujeres. Ella se gana
la Vida consiguiendo un marido. Él consigue una esposa ganåndose la Vida.
EXTRACTOS DE HUMAN WORK [TRABAJO HUMANOI
Asegurarse una pareja supone una ventaja econ6mica indivual para ella. Ase-
gurarse unos ingresos supone una ventaja sexual para él. Las funciones sexua- Gilman apela a una sociologfa critica y general que aborde el dolor humano
les, en el caso de las mujeres, se han convertido en funciones econ6micas. Las y que empiece, analfticamente, con un estudio sobre economfa, trabajo y
funciones econ6micas, en el caso de los hombres, se han convertido en fun- conceptos falsos.
ciones sexuales. Esto ha creado una gran confusi6n entre nuestra competiti-
vidad econ6mica natural, que inevitablemente crece hacia la cooperaci6n, y
EXTRACTO DEL CAPfTULO 1, «INTRODUCTORY»
el elemento de la competitividad sexual, una fuerza totalmente distinta...
[INTRODUCTORIO]
[All hacer depender las ganancias de los hombres de su poder de compra
colocamos la inmensa fuerza de la competici6n sexual dentro del campo Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 5-16.

de la economfa social, no solo como un incentivo al trabajo y al éxito, 10 Los fen6menos sociales han tenido lugar entre nosotros desde que comen-
cual seria bueno, sino como un incentivo al beneficio individual sin tener zamos a ser humanos; son tan familiares como los fen6menos ffsicos o fi-
en cuenta los medios que se utilicen, 10 cual es malo: esto explica la mul- si016gicos, pero menos comprendidos incluso. Incluso asf, la interacci6n
tiplicaci6n e intensificaci6n de nuestro deseo por poseer, la avaricia exage- entre las fuerzas sociales y las condiciones sociales forman factores cada vez
rada de nuestro mundo industrial.
mås prominentes en la Vida humana.
La contienda en el coraz6n de cada hombre honrado hoy en dia entre 10 A1 hombre primitivo le afectaban mås las condiciones ffsicas, se tenia que
que «deberfa hacer» y 10 que «se ve obligado a hacer», entre el mejor trabajo adaptar a las exigencias del clima, del suelo, de sus competidores animales.
y el trabajo alimenticio, es la parte que le toca pagar en la lucha incesante El hombre moderno se tiene que adaptar principalmente a las condiciones
entre el interés social y el interés particular. Si dependiera de él, estarfa mås sociales, le afectan mås los gobiernos, las religiones, los sistemas econ6mi-
que satisfecho de poder realizar el mejor trabajo, de poder ser fiel a sus ide- cos, las costumbres en general. Sin embargo, el estudio de este entorno es-
ales, afrontar con valentfa las pérdidas por amor a la verdad. Pero... «el pecialmente importante y apremiante estå poco avanzado. Los hechos co-
matrimonio convierte a los hombres en ratones». Para el joven empresario rrientes y naturales se nos escurren de las manos, y fallamos en reconocer
que se pierde por el camino de las relaciones sexuales inmorales, la clara el significado de las cosas importantes que nos rodean simplemente porque
avaricia de aquella que depende de una amenaza para su honestidad
él es siempre las hemos tenido. También nos dejamos desanimar por el alcance
y para el futuro de sus negocios. Cualquier hombre casado, debe cubrir las y la complejidad de las condiciones sociales. Es bastante innecesario
necesidades de su esposa, sufre el mismo La dependencia de esas
proceso.
Ademås, los primeros escritores sobre este asunto nos asustaron con tecni-
indefensas criaturas que les necesitan para poder alimentarse no estimula
cismos. Menciona algån hecho patente sobre nuestra composici6n social,
su coraje, sino que alienta la sumisi6n.
muestra una relaci6n, sugiere una normativa, y tu alarmado oyente gritarå:

«Oh, jeso es economfa politica! iNo puedo entenderlo, es demasiado diff-

cil!» Es una pena que ese temor reverencial se sienta con la contemplaci6n

Fuente: Charlotte Perkins Gilman, Human Work (New York: McClure and Phillips, 1904).

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de nuestros procesos sociales; como si un hombre tuviera miedo de apren- Desde el Circulo Artico hasta los Tr6picos el hombre se las arregla bastante
der algo sobre la digesti6n porque es «fisiologia». satisfactoriamente con los obståculos naturales; puede que el desarrollo le

La afirmaci6n «las gallinas ponen huevos» expresa un hecho de la ornito- haga revisar y cambiar, pero no es infeliz; Ilega a un equilibrio con la na-

logia, la zoologfa y la biologfa, pero no es el mås diffcil de entender. El es- turaleza y estå comparativamente tranquilo. Pero en su desarrollo social

tudiante especial puede, si 10 desea, amasar suficiente conocimiento de progresivo, no ha Sido capaz todavfa de Ilegar a un equilibrio; sus relaciones

estas ciencias åridas para espantar al no iniciado, pero un simple granjero con los humanos son inciertas y dafiinas. ..
que se dedica a su pråctica puede aprender suficiente de la naturaleza y de •on esenciales estas, hasta ahora supuestas, desventajas de la Vida humana,
los håbitos de las gallinas para asegurarse un suministro rentable de huevos, o son meramente fen6menos pat016gicos y bastante innecesarios? Ahora
sin gravar en exceso su cerebro. Puede haber terrenos de la ciencia soci016-
estamos empezando a considerar esta filtima perspectiva, que es la mås op-
gica que vayan bastante mås allå de donde Ilegarfa Ia mente promedio, y timista...
se dejen acertadamente al especialista versado; pero esa no es raz6n para
[E]n nuestro estado de civilizaci6n actual estamos parcialmente atrasados
no aprender 10 suficiente de la naturaleza y de los håbitos de la sociedad
por las condiciones naturales del entorno Pero sin embargo nuestro
como para asegurar una Vida mås provechosa y placentera...
progreso estå mucho mås retardado por condiciones de patologfa social
Paramuchos en una época el sufrimiento humano se ha convertido en un —por la ignorancia, la pobreza y el delito—, y estas condiciones no son parte
hecho tan visible que hemos llamado a la Tierra «La estrella del sufri- de nuestro entorno esencial, sino que se deben a errores econ6micos y su-
miento». Nuestros ejemplos comunes sobre la felicidad proceden de ani- persticiones...
males inferiores: como una perdiz», decimos,
«feliz «tan alegre como un
De todas formas, dado que podemos ver por la historia c6mo hemos su-
grillo», «contento como perro con dos colas».
frido en épocas concretas a causa de ciertos errores populares y c6mo, con
Las grandes religiones del mundo se han apoyado en una concepci6n de la un mejor conocimiento, hemos superado esos errores y sus penosas conse-
infelicidad general humana... cuencias, épor qué no es razonable asumir que podemos superar nuestros

La cantidad de sufrimiento humano que solo nosotros,


es tan insoportable fallos y supersticiones actuales y sus penosas consecuencias? éNo es posible

entre todos los animales, manifestamos el fen6meno remarcable del suicidio que la persistencia en la sociedad de ciertos fen6menos m6rbidos se deba

—un esfuerzo deliberado por parte de una forma de Vida de dejar de vivir a la persistencia paralela de ciertas ideas falsas? éY que la una se pueda eli-

porque vivir es demasiado doloroso—. La evoluci6n social no calma propor- minar eliminando la Otra>

cionalmente el sufrimiento social; mejora las condiciones externas y asegura Nuestros problemas mås evidentes hoy en dia son econ6micos. e. [A] pesar
una existencia fisica mås y mås fiable; pero no nos hace proporcionalmente de que vemos que se produce una expansi6n y multiplicaci6n de la riqueza
felices. Morimos de diferentes enfermedades y no morimos tan pronto, pero por el desarrollo econ6mico, permanece el poderoso efecto del mal que
continuamos sufriendo mientras estamos vivos, nos seguimos refiriendo al parece seguir el ritmo del avance de la civilizaci6n...
«océano de la miseria humana», nos continuamos matando a nosotros mis-
Pero si conocemos mås sobre la naturaleza de la sociedad podremos empe-
mos porque no podemos soportar la pena de estar vivos...
zar a clasificar y analizar estas dificultades de forma mås inteligente y en-
La sociedad desde hace mucho ha controlado las dificultades de adaptaci6n contrarlas de alguna manera en este orden. Llamemos a la pobreza desnu-
a las condiciones ffsicas, pero no puede arreglar sus propias condiciones trici6n —una gran parte de nuestro tejido social estå insuficientemente
intersociales de forma satisfactoria. «La inhumanidad del hombre hacia el alimentado—. Llamemos a la riqueza sobrenutrici6n, o repleci6n, o sacie-
hombre crea innumerables millares de lamentos», no la de la naturaleza. dad, o degeneraci6n grasa —una pequefia parte de nuestro tejido social estå

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atiborrado e inflamado por su exceso de alimentaci6n—. Llamemos enton- namos su «mecanismo» para encontrar qué se ha roto, perdido, desplazado o
ces a nuestro gran suministro de objetos de mala calidad, falsos y en mal el «elemento extrafio»; pero hacerlo con éxito implica conocer 10 que es un

estado: articulos decomida adulterada, ropas mal confeccionadas, zapatos reloj, para qué sirve, c6mo se fabric6 y c6mo funciona. Necesitamos conocer

de papel, —toda la riada de cosas inåtiles que nuestra sociedad produce y la mecånica del objeto si queremos arreglarlo. Asi que si la sociedad va mal
consume—s malnutrici6n; la sangre es mala y no alimenta. Detrås de estos debemos examinar su funcionamiento y, a menos que tengamos algån cono-
fen6menos encontramos todavfa condiciones mås importantes, que no tie- cimiento sobre 10 que es la sociedad, para qué sirve, c6mo se hizo y, sobre
nen que ver con la politica de alimentaci6n del cuerpo, sino con sus acti- todo, c6mo funciona, no podremos decir qué falla y solucionarlo.
vidades. Alguna acci6n falla en el organismo social; no funciona apropia-
damente. Por eso ese atiborramiento de la riqueza, este peculiar freno a la EXTRACTO DEL CAPfTULO 111, «CONCEPT AND CONDUCT»
distribuci6n, hace que tanto los ricos como los pobres estén insatisfechos [CONCEPTO Y CONDUCTA]
en la faceta mås amplia de la Vida: el trabajo.
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 37-40.
El trabajo es el aspecto mås visible de la Vida humana. El tema de discusi6n
de este libro se centra en las condiciones de trabajo, en nuestros sentimien- Una sociedad dada, en cualquier época, posee ciertos sentimientos e ideas
tos e ideas sobre el trabajo, en nuestros håbitos, métodos, y sistemas de dominantes que le son propios; y que manifiestan mås de
los individuos

trabajo. Se defiende que nuestras dificultades se hallan, no en los aspectos esas ideas y sentimientos serån mås beneficiosos para esa sociedad y
los

esenciales de la naturaleza humana, ni en las condiciones esenciales de la para sf mismos. Pero si los miembros de una sociedad dada persisten en
Vida humana, sino meramente en la preservaci6n de ciertos sentimientos mantener y actuar conforme a los ideales sociales de épocas anteriores, se

y err6neos en nuestras mentes, que actåan continuamente


e ideas antiguos dafian a si mismos y a su sociedad...
por encima de los procesos normales de la economfa social, impidiendo el La sociedad es una condici6n psfquica; todas las relaciones sociales existen
proceso y envenenando el producto... Aqui se afirma que tenemos todavfa y crecen en la mente humana. Esta déspota puede gobernar mås de un mi-
en nuestras mentes populares ciertas tradiciones —supersticiones, falseda- 116n de hombres solo por su estado mental. Ellos creen que 10 hace; deje-
des— sobre el trabajo, y que a través de ellas podemos identificar las des- mos que ellos cambien de opini6n, ella no 10 harå. Como animal humano,
gracias econ6micas tan visibles entre nosotros,..
la déspota tiene una determinada talla, peso y color —es una realidad ff-

[Lla sociedad siente en primer lugar y con mås fuerza aquello que le sica—. Como déspota —no es sino una realidad psfquica— existe como dés-

hace dafio, y nuestro estudio de la sociologfa viene precedido por la pato- pota solo en las mentes de los hombres. (Esto no es una ciencia cristiana,
logia social... sino soci016gica). Es un concepto, un concepto comün, y actuando con-
forme al mismo todos los hombres hacen esto y aquello; si 10 superan, pue-
Necesitamos un estudio cientffico paciente del cuerpo social, de su estructura
den abandonar a la déspota y adoptar otras creencias polfticas...
y de sus funciones, de su anatomfa, de su fisiologfa y de su patologfa, como
10 hemos hecho para el cuerpo ffsico; necesitamos cuidadosos registros de ob- El hombre reacciona ante las condiciones externas como 10 hacen otros
servaciones sobre los resultados de remedios anteriores, y también de los nue- animales, pero también puede actuar conforme a condiciones interiores
vos remedios, y todo ello en un nuevo campo de la ciencia. Tenemos a mano especiales: sus ideas. El poder de formar y retener conceptos, y actuar bajo
måltiples hechos; toda la historia permanece ante nosotros con sus deslum- su influencia precisamente como si fueran realidades, es 10 que le propor-
brantes registros; toda la Vida estå ante nosotros hoy en dia en cada etapa de ciona a la conducta humana el elemento para un progreso especial y tam-
su desarrollo; pero acabamos de empezar a ordenar y estudiar estos hechos bién para la perversidad. Este contexto interior, el mobiliario general del
desde el punto de vista de la sociologfa. Si un reloj deja de funcionar, exami- cerebro del hombre, y mås particularmente sus conceptos båsicos, hace

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mås por determinar su acci6n de 10 que 10 hace el contexto exterior. Estas tras que los procesos vitales de los individuos constituyentes se deben ase-
condiciones internas modifican su reacci6n ante las condiciones externas;
gurar y mejorar por supuesto por la Vida superior que los incluye; puede
a menos que se conozcan no se puede predecir el resultado; a menos que ser necesario incluso, en algin momento, realizar un mayor o menor sa-
se cambien no se puede cambiar el resultado... crificio de los intereses individuales —y se hacen de forma natural—, el mayor
Este poder de dirigir la acci6n mediante los conceptos es al mismo tiempo incluye al menor.
nuestra mayor ventaja y desventaja. Si los conceptos son verdaderos, si Aunque esta organizaci6n social tienda a hacer que sus organismos cons-
estån fundamentados en los hechos y de acuerdo con las normas, promue- tituyenten estén felices y seguros en sus vidas animales separadas, su mayor
ven una conducta favorable; si son falsos, promueven una conducta desfa- felicidad reside en el reconocimiento y culminaci6n de la Vida social.
vorable. Incluso si fueron ciertos una vez, es decir, tan ciertos como podia
Una conciencia social y actividad social en aumento es el crecimiento mås
entender la mentalidad de un periodo concreto, en funci6n al conoci-
saludable y feliz para la raza humana y, ademås, el «misterio de la Vida hu-
miento de ese periodo, se vuelven err6neos si no se modifican para ajus-
mana» se simplifica mucho con esta postura puramente natural y evolutiva.
tarse. al conocimiento ampliado de periodos posteriores.
Como prueba e ilustraci6n consideremos algunos hechos, la mayoria de

EXTRACTO DEL CAPiTULO VI, «THE NATURE OF SOCIETY ellos comånmente conocidos por todos nosotros, pero no comånmente
considerados en este sentido. Observaremos por orden la naturaleza orgå-
(11)» [LA NATURALEZA DE LA SOCIEDAD]
nica de la sociedad como la muestran sus procesos nutritivos, su alta espe-
Esta selecci6n se ha extraido de las påginas 79-94. cializaci6n, que conlleva sacrificios personales, y su patente Vida mental
colectiva...
La proposici6n es que la sociedad esun todo y nosotros somos sus partes:
que el grado de desarrollo orgånico conocido como Vida humana nunca Entre los hechos que se podrfan explicar en un jardin de infancia estå
se encuentra en individuos y que progresa hacia un mayor desa-
aislados, el de la evidente relaci6n econ6mica; «ningån hombre vive para sf mismo
rrollo en proporci6n a la evoluci6n de las relaciones sociales; que el hombre y muere para sf mismo».
es a nivel individual un animal completo, con habilidad suficiente para cu-
Las necesidades cotidianas de un hombre se alcanzan por las actividades
brir las necesidades de la existencia animal; pero que, como ser humano
de otros innumerables hombres. Si ellos no estuvieran, el hombre no podrfa
que es, no es mås que una fracci6n de minuto en una gran entidad, las ne-
cubrir ninguna de ellas; y caerfa, si viviera, al nivel del cazador salvaje —que
cesidades de cuya existencia solo se pueden lograr con actividades interde-
es de hecho «autosuficiente»—. Tenemos, es cierto, un sistema de intercam-
pendientes y complejas de muchos hombres.
bio por el que se procura que la porci6n del producto comün para cada
Esta relaci6n es estrictamente orgånica, e implica una elevada especializa- hombre sea proporcional a sus esfuerzos personales; pero incluso si este sis-
ci6n del hombre como individuo al servicio social en actividades que no tema funcionara existosamente, no alterarfa el hecho de que son otros los
tienen ningån posible beneficio en su separada Vida animal (como las ac- que realmente nos suministran, y el hombre solo no podrfa hacerlo.
tividades de un un maestro); pero que tienen un beneficio
dentista o de
La Vida de cualquier criatura depende båsicamente de la renovaci6n
visible para su comunidad, una comunidad que a su vez le brinda su apoyo.
constante de sus partfculas constituyentes. .. [Sle le suministran regular-
Estas actividades compuestas y comunes han desarrollado una forma de mente materiales frescos a la estructura para posponer su muerte. Llama-
Vida que va mucho mås allå de sus hombres constituyentes; con una es- mos nutrici6n a este suministro regular de materiales frescos. Es un proceso
tructura y funciones que quedan fuera y a la vez incluyen a Ias suyas. Mien- cada vez mås elaborado...

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

Sea cual fuera la forma que adopt6 la comida, donde quiera que fuera la Llegamos ahora a una tercera prueba, que considerada sola es completa-
comida, alli sigui6 el organismo animal, siempre cambiante y fluido, pro- mente suficiente, de la naturaleza orgånica de la sociedad...
duciendo dientes o garras, lengua o trompa, siete est6magos o una cafia de
Ese grado de desarrollo cerebral que llamamos «humano» solo se en-
pescar —10 que fuese necesario para atrapar, coger, sostener, encerrar y asi- cuentra en criaturas relacionadas socialmente; no es una cualidad cerebral
milar esta siempre menguante, y a veces activamente resistente, pero siem-
individual, sino social. El cerebro humano requiere, para su salud y utilidad,
pre indispensable comida—. La evoluci6n de los organismos animales estå
para su Vida normal, una serie de seres humanos con los que sentir, pensar
condicionada sobre todo por el suministro de alimentos.
y actuar. Podemos, un animal humano y man-
es cierto, aislar ffsicamente a
éC6mo cuenta la humanidad en este escenario de transformaci6n? humana —i. e. la Vida social—; sus
tener su Vida animal, pero se dafia su Vida

Ünicamente el hombre, de todo el reino animal, ha logrado un nuevo es- «sentimientos» y «pensamientos», el campo completo de actividad cerebral.

tado completo en este imperativo proceso de nutrici6n. Si la ameba mås Una necesidad funcional imperiosa de la mente es descargar en otras men-
primitiva solo puede recibir el alimento, si la maquinaria completa de los tes, asi como buscar en ellas estfmulos amplios y variados.

organismos posteriores solo puede buscar el alimento; el hombre, y solo el


En ejemplos mås inmediatos y comunes observamos la misma regla. La
hombre, produce alimentos. A 10 largo de todas las épocas, a través de cada dificultad de «mantener un secreto», i. e. , de retener los estfmulos volun-
modificaci6n imaginable de la estructura y de su funci6n, el animal ha per-
tariamente; la necesidad de «aliviar la mente» —una expresi6n que se ajusta
seguido su comida. El hombre la ha cogido.
perfectamente, tanto como su familiar anålogo fisi016gico—; el valor de 10
Solo hombre ha controlado permanentemente su suministro de alimen-
el confesional; y 10 mås corriente de todo, el interés vivido de cada cerebro
tos; en lugar de cazar interminablemente, estå en un cfrculo cerrado: hace humano por los asuntos de los demås. Todo esto muestra la naturaleza co-
10 que le hace. Eso es por 10 que la evoluci6n ffsica se para en el hombre, lectiva de ese 6rgano.
y empieza la evoluci6n psfquica. él)or qué extrafio nuevo poder se ha
La mujer mås corriente, que chismorrea con sus vecinas, manifiesta esta
dado este paso inmenso, que ha permitido que esta, entre todas las formas
necesidad social de contacto e intercambio, aunque a un nivel bajo. Pro-
creadas, aplique la fuerza productiva, en lugar de la fuerza meramente des-
testamos «jmétete en tus propios asuntos!», pero protestamos en vano. Nin-
tructiva, para suministrarse los alimentos? Por el poder de la organizaci6n,
gån cerebro suficientemente avanzado como para llamarse humano puede
entrando en esa nueva Vida, la Vida social, que nos eleva por encima de
posiblemente encontrar su uso completo y ejercer la contemplaci6n fini-
todas las formas inferiores.
camente de sus propios asuntos. Se debe preocupar por los asuntos de
Un segundo tipo de prueba de nuestra relaci6n orgånica, tan patente otros, los asuntos comunes.

como el primero, es la compleja especializaci6n de la humanidad...


El cerebro humano es un 6rgano social. El pensamiento humano es una
La sociedad consiste en un nåmero de funciones altamente especializa- funci6n social.

das e interrelacionadas, cuyos operarios son los animales individuales hu-


manos. La sociedad las desarrolla —nunca habrian podido evolucionar en
solitario—. Se puede concebir fåcilmente a los profesores, carpinteros y den-
tistas que trabajan independientemente, como los Ojos independientes que
se mueven de un lado a Otro y realizan su propia funci6n. La sociedad los
mantiene, como el cuerpo a los Ojos...

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Fstructura social)' género

LECTURA 4-3 Podemos generalizar ahora y afirmar claramente: que es masculino 10 que
pertenece al macho —a cualquiera o todos los machos, independientemente
EXTRACTOS DE THE MAN-MADE WORLD, OR OUR de la especie—. Que es femenino 10 que pertenece a la hembra, a cualquiera
ANDROCENTRIC CULTURE [EL MUNDO HECHO POR LOS o todas las hembras, independientemente de la especie. Que es ovino, bo-
HOMBRES, O NUESTRA CULTURA ANDROCÉNTRICA] vino, felino, canino, equino o asnal 10 que pertenece a cada una de esas es-

pecies, independientemente del sexo.


En estos extractos, Gilman explica 10 que quiere decir con «cultura andro-
céntrica» y estudia las consecuencias de Ia cultura androcéntrica en la po- Todo esto cambia en nuestra propia especie. Hemos aceptado tanto el fe-

Iftica y en la economfa. n6meno de la masculinidad y la femineidad, que nuestra humanidad


comån ha pasado largamente desapercibida. Sabemos que somos humanos,
EXTRACTO DEL CAPfTULO 1, «AS TO HUMANNESS» naturalmente, y estamos muy orgullosos de ello; pero no consideramos en
[CON RESPECTO A LA HUMANIDAD] qué consiste nuestra humanidad; ni consideramos en qué hombres y mu-
jeres nos quedamos cortos de ella, o sobrepasamos sus limites, en esa con-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 9-23.
tinua insistencia sobre las diferencias particulares. Es «de hombres» hacer
Empecemos, inofensivamente, con la oveja. La oveja es un animal con el esto; es «de mujeres» hacer aquello; pero no se piensa 10 que deberfa hacer
que todos estamos familiarizados, se usa mucho en la imaginerfa religiosa; un ser humano en esas circunstancias...
en el repertorio comån de los pintores; es un alimento båsico en la dieta;
éCuåles son entonces las verdaderas caracterfsticas humanas? ('De qué
una de nuestras fuentes principales para la ropa, y un sfmbolo cotidiano
manera se distingue la especie humana de todas las demås especies?
de timidez y estupidez. ..
Nuestra humanidad gira mås claramente en torno a tres ejes principales:
Todas estas cosas, y muchas similares, se nos vienen a la cabeza cuando pen-
es mecånica, psfquica y social. Nuestro poder de hacer y usar las cosas es
samos en una oveja. Estån también las ovejas hembras y los carneros. Sf, cierto,
esencialmente humano, solo nosotros tenemos herramientas que superan
Vero y qué? Todo 10 que se ha dicho se dijo ya de la oveja, genus ovis, esa
nuestro ffsico...
bestia insulsa, compuesta de carne, lana y estupidez, tan extensamente cono-
cida. Con respecto a la carne, a la lana, a su caråcter general, pensamos solo Este grado de desarrollo cerebral que nos da la mente humana es una dis-

en que es una oveja, en absoluto pensamos en que sea macho o hembra... tinci6n clara de raza. El salvaje que puede contar hasta Cien es mås humano
Volviendo al animal, consideremos y en qué difiere su caråcter
al carnero,
que el salvaje que puede contar hasta diez.

del de la oveja. Vemos que una mayor disposici6n a la pelea. Da


él tiene El mås importante de los tres ejes es la naturaleza social de la humanidad.
zarpazos en la tierra y emite ruidos. Tiene tendencia a embestir. Como una Somos en cualquier caso el ånico animal grupal; la hormiga, con su tipo
cabra —el Sr. Cabra—. Como el Sr. Båfalo. .. antiguo de laboriosidad, incluso la banal abeja, son criaturas sociales. Pero

La oveja hembra, por Otra parte, exhibe su amor y cuidado por los peque- se encuentran insectos de este tipo viviendo solos. Nunca a los seres hu-

fios, les da leche e intenta protegerlos. Asi hace la cabra —la Sra. Cabra—. manos. Nuestra humanidad comienza con alguna forma båsica de relaci6n
Asi hacen la Sra. Båfalo y el resto. El instinto maternal no es genuino de social y aumenta a medida que esa relaci6n se desarrolla.

la genus ovis, sino de cualquier criatura hembra...


La Vida humana de cualquier tipo depende de 10 que Kropotkin llama
«ayuda mutua», y el progreso humano mantiene su curso absolutamente
por ese intercambio de servicios especializados que hace orgånica a la so-
Fuente: Charlotte Perkins Gilman, The Man-Made World, or Our Androcentric Culture (New York:
Charlton Company, 1911). ciedad...

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

La humanidad, asf considerada, no es algo que se hace de pronto y es invaria- Podremos ver de una vez, con obviedad, cuål habrfa Sido el resultado de
ble, sino que es un estado de desarrollo; y estå todavfa, como describe Wells, dejar todos los asuntos humanos en manos femeninas. Una situaci6n tan
«haciéndose». Nuestra humanidad se considera que reside, no tanto en 10 que extraordinaria y deplorable habrfa «feminizado» el mundo. Nos habrfamos
somos individualmente como en las relaciones entre unos y otros, e incluso afeminado todos.
la individualidad no es sino el resultado de las relaciones entre nosotros...
Véase c6mo el asunto se muestra claramente en nuestro uso del lenguaje.
Tomados separadamente y en 10 ffsico, somos animales, genus homo; to- Los adjetivos y las palabras derivadas que se basan en distinciones femeni-
mados social y psfquicamente somos, en grados variables, humanos; y nues- nas son extrafias y despectivas cuando se aplican a los asuntos humanos:
tra historia real reside en el desarrollo de esta humanidad. «afeminado» —demasiado femenino— denota desdén, pero no tiene un anå-
Nuestro periodo hist6rico no es muy largo. La historia real escrita solo re- logo masculino; mientras que «emasculado» —no suficientemente mascu-
trocede unos pocos miles de y empieza con los registros en piedra
afios, lino— es un término de reproche, y no tiene un anålogo femenino...
del antiguo Egipto. Durante este periodo hemos tenido casi universalmente [T]odo nuestro esquema de las cosas descansa en la misma premisa tå-
10 que aqui denominamos cultura androcéntrica. La historia, tal y como
cita; se sostiene que el hombre es el prototipo humano; la mujer es una es-
fue, fue hecha y escrita por hombres.
pecie de acompafiamiento y ayudante subordinada, esencial meramente
y el social fueron pråcticamente por com-
El desarrollo mental, el mecånico para hacer personas.
pleto de ellos. Hasta ahora hemos vivido, sufrido y muerto en un mundo
Ha ocupado siempre el lugar de preposici6n con respecto al hombre. Se la
hecho por hombres. Tan general e ininterrumpida ha Sido esta condici6n,
ha considerado sobre él o debajo de él, delante de él, detrås de él, junto a
que mencionarlo no hace mås que remarcar la afirmaci6n de una ley natural.
él, una existencia completamente relativa —«la hermana de Sydney», «la
Hemos dado por hecho, desde el amanecer de la civilizaci6n, que «el género
madre de Pembroke»— pero nunca, en ninguna circunstancia, simplemente
humano» significaba el género masculino, y que el mundo era de ellos.
Sydney o Pembroke.
Se ha _limitado severamente a las mujeres. Las mujeres eran un sexo; «el
Actuando de acuerdo con esta premisa, todos los referentes humanos se
sexo», de acuerdo con el brindis galante; se las apart6 para que realizaran
han basado en caracterfsticas masculinas, y cuando deseamos alabar el tra-
los servicios especiales peculiares de la femineidad...
bajo de una mujer, decimos que tiene una «mente masculina».
. hombre como prototipo de la raza sin ninguna voz disidente;
Se acept6 al

y la mujer —una extrafia, una criatura diversa, bastante disonante en el es- Si se ha defendido una idea durante generaciones en la mente humana,
quema aceptado de las cosas— era excusada y se explicaba solo como mujer. como 10 han Sido casi todas nuestras ideas comunes, eliminarlas conlleva
un esfuerzo sincero y continuado; y si es una de las mås antiguas que te-
Se han requerido libros y libros de tales excusas y explicaciones sobre ella;
nemos guardadas, una de las grandes ideas en el mundo, comån e incues-
también, aparentemente, libros y libros sobre abusos y condenas. En cual-
tionable, vasta es la tarea de aquellos que persiguen cambiarla...
quier catålogo de biblioteca podemos encontrar montafias de volåmenes
sobre las mujeres. .. La tarea que se aborda aqui es de este tipo. Se pretende mostrar que 10 que
Este es un libro sobre los hombres —como tales—. Se diferencia entre la na-
hemos llamado durante todo este tiempo «naturaleza humana» y hemos
menospreciado, era en gran parte solo la naturaleza masculina, suficiente-
turaleza humana y la naturaleza sexual. No irå tan lejos como para alegar
que los rasgos masculinos del hombre son todo 10 que excusa o explica su mente buena en su papel; que 10 que hemos llamado «masculino» y admi-
existcncia; pero sefialarå qué tienen de diferente los rasgos masculinos de rado como tal, era en gran parte humano, y se deberfa aplicar a ambos
los humanos, y cuål ha Sido el efecto en nuestra Vida humana de la domi- sexos; que 10 que hemos llamado «femenino» y condenado, también era
naci6n desenfrenada de un sexo. principalmente humano y aplicable a ambos. Se muestra claramente que

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género

nuestra cultura androcéntrica ha sido, y continüa siendo, una cultura mas- Hasta ahora, nunca ha habido una democracia, solo una androcracia...
culina en exceso, y por tanto indeseable...
En otras palabras, los hombres han convertido una instituci6n humana en
Para el mundo al completo era su mundo; suyo porque él era
hombre, el una actuaci6n ultramasculina y, con bastante raz6n, piensan que las mu-

el macho; y el mundo completo para la mujer era su hogar; porque ella era jeres no podrfan tomar parte en politica como 10 hacen los hombres. Que no
la hembra. Ella tenia su esfera prescrita, limitada estrictamente a sus ocu- sea necesario cumplir con esta costumbre humana de una manera tan mas-
paciones e intereses femeninos; él tenia todo el resto de la Vida; y no solo culina ni se les ocurre. ..
eso sino que, teniéndola, insistia en llamarla masculina.
Cualquiera admitirfa que un gobierno que estuviera totalmente en manos
de mujeres se ayudarfa del apoyo de los hombres; ya que una ginecocracia
EXTRACTO DEL CAPfTULO XII, «POLITICS AND WARFARE» seria, por su propia naturaleza, parcial. A pesar de ello es duro que se re-
[POLITICA Y GUERRA] conozca, aunque reaciamente, el hecho opuesto, que una androcracia tam-
bién debe ser parcial por su propia naturaleza, y que se mejorarfa enorme-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 220-225.
mente con la participaci6n del otro sexo.
En politica, el ideal militar, los procedimientos militares, son tan predo-
La confusi6n inextricable entre politica y guerra es parte del escollo en las
minantes que casi monopolizan «esa parte de la ética».
mentes de los hombres. Como ellos 10 ven, una naci6n es principalmente
La ciencia del gobierno, la empresa sencilla y provechosa de administrar una organizaci6n guerrera; y su asunto primordial es la guerra ofensiva y
una comunidad para su propio bien; hacer su trabajo, avanzar en su pros- de ahi el ultimåtum con el que se oponen a la demanda de igual-
defensiva;
peridad, mejorar su moral, francamente, esto se entiende y se acepta de dad politica: «las mujeres no pueden luchar, por tanto, no pueden votar».
principio a fin como una lucha. Conduce tus fuerzas e intenta entrar, esta

campafia politica. Cuando estés dentro, lucha por seguir dentro y


es la
EXTRACTO DEL CAPfTULO XIII, «INDUSTRY AND
mantener al otro tipo fuera. Lucha con tus propias manos, como un ani-
ECONOMICS» [INDUSTRIA Y ECONOMfA]
mal; lucha por tu dominio como un asesino a sueldo; lucha siempre por
alguna «victoria» deseada, «el botfn es de los vencedores». .. Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 227-243.

La Vida, para la «mentalidad masculina» (ihemos escuchado suficiente sobre El Bosque de la Verdad, sobre el tema de la industria y Ia economfa, es di-

la «mentalidad femenina» para poder usar la analogfa!) es una lucha, y sus ffcil de ver a causa de los årboles...

Viejas instituciones y procedimientos militares mantienen el delirio.


Posiblemente ahora el tratamiento de la cuesti6n llamarå mås la atenci6n
kQué encontramos aquf, en América, en el terreno de la «polftica»? de las mentes de aquellos que saben menos sobre Ia misma; como la de la

Encontramos primero un sistema de partidos que es el ordenamiento téc-


mujer promedio. Para ella, la actividad laboral es un deber que dura todo
nico para Ilevar a cabo la lucha. Es perfectamente concebible que se pueda el dia y toda la Vida, como un impulso natural; y la economfa significa pri-
varse de las cosas. Para tales mentes tan poco formadas pero también sin
Ilevar a cabo un gobierno democråtico floreciente sin ningin partido en ab-
prejuicios, seria fåcil mostrar los hechos principales en estas lineas.
y que los funcionarios püblicos sean elegidos segån sus méritos y
soluto;

cada medida propuesta se juzgue por su valor; aunque esto suene como Dispongåmonos primero con la economfa, que tiene una apariencia Cien-
imposible en la mentalidad androcéntrica. tffica seria...

La réplica es que «jnunca ha habido una democracia sin facciones ni par- La economfa doméstica incluye el cuidado completo y el gobierno del ho-
tidos!». gar; el mantenimiento de la paz, la salud, el orden y la moralidad; la parte

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Charlotte Perkins Gilman (1860-1935). Estructura social y género
Patricia M. Lengerrnann y Gillian Niebrugge

del cuidado y de la alimentaci6n de los nifios que se realiza en casa; la ad- De hecho, la actividad laboral es femenina en sus orfgenes; es decir, ma-
ministraci6n completa del hogar, asf como el gasto y el ahorro del dinero. ternal. Es la fuente rebosante de amor maternal y poder maternal 10 que
El ahorro es la menor y mås pobre; especialmente reflejado en la mera
parte primero empuja a la raza humana a trabajar; y durante largas épocas los
abstinencia de objetos necesarios; muy especialmente cuando esta absti- hombres no realizaron ninguna actividad productiva en absoluto; fueron

nencia es sobre todo «de la madre». iC6mo gastar mejor! el tiempo, Ias simplemente cazadores y guerreros.
fuerzas, el amor, el cuidado, el trabajo, el conocimiento y el dinero: este Es esta falta el trabajo en los machos de nuestra es-
de instinto natural por
deberfa ser el estudio principal de la economfa doméstica. pecie, junto con y opiniones basadas en esta carencia, a las que
las ideas

ellos dieron voz en sus muchos escritos, religiosos y de Otro tipo, que han
La economfa social o, como la suelen llamar, la economfa politica, cubre
un campo mås amplio, pero no necesariamente diferente. Una familia estå dado al mundo el juicio err6neo de la gran funci6n del trabajo humano.
formada por personas, y la madre es su administradora natural. La sociedad Hemos despreciado y oprimido aquello que supone nuestra misma Vida,
nuestra mayor alegrfa, nuestro camino hacia el avance; de manera que hasta
estå formada por personas —las mismaspersonas— solo que en mayor canti-
dad. Todas las personas que son .miembros de la sociedad, son también
hoy se habla con desdén de la «gente trabajadora», las «clases trabajadoras»,
«tener que trabajar», etc. A 10 mejor los zånganos hablan igual entre ellos
miembros de familias, excepto quizås los huérfanos. La economfa social
cubre todo el cuidado de las personas y la administraci6n, el mantenimien- de las „«jabejas obreras!».

to de la paz, del orden y de la moralidad; el cuidado de los nifios que se rea- Lo normal serfa que, si ampliamos hacia el mundo exterior el servicio ge-
liza fuera de casa; asi como el gasto y el ahorro del dinero påblico —todo neroso y cuidadoso de la madre, encontremos que el trabajo se realiza li-

esto se incluye en ella—. bremente, con amor y orgullo.

Actualmente, este gran asunto de la economfa social se entiende poco y se De forma anormal, aplastado bajo la carga del menosprecio y del prejuicio
gestiona peor, por esta raz6n... androcéntricos tenemos el trabajo producido de mala gana por la presi6n de
la necesidad; trabajo de esclavos ante el temor del låtigo, o de los salarios es-
En nuestro presente estudio el hecho principal que se pretende exhibir es
la influencia de la cultura masculina en la economfa social y la industria.
clavos, un paso mås arriba, ante el temor de 10 que se desea.. , [Llos elementos
malignos de nuestra sociedad industrial son inequfvocamente androcéntricos:
La actividad laboral, como un apartado de la economfa social, se entiende
el deseo de obtener del cazador; que interfiere con el deseo de dar de la madre;
poco. Hasta aquf, hemos visto este terreno desde varias posiciones com-
el deseo de vencer al antagonista —originariamente masculino—, que interfiere
pletamente err6neas. Desde la ensefianza religiosa hebrea (completamente
con el deseo de servir y beneficiar —originariamente femenino—.
androcéntrica), hemos considerado el trabajo como una maldici6n.
Dejemos que el lector como seres humanos, los hom-
tenga en mente que,
Nada podrfa ser mås absurdamente no es meramente un
falso. El trabajo
bres son capaces de sobrevivir a su naturaleza masculinay hacer un noble
medio para obtener el sustento para la Vida humana, es la Vida humana. servicio al mundo; también que como seres humanos estån hoy mucho mås
ilmagine una raza de seres que viven sin trabajar! Debe tratarse de los sal-
desarrollados que las mujeres, y hacen mucho mås por el mundo. El asunto
vajes mås rudos.
que se resalta aqui es que, como hombres, su supremacfa no cuestionada ha
El trabajo humano consiste en la actividad especializada y el intercambio resultado en un predominio anormal de los impulsos masculinos en nues-
de sus productos. tros procesos humanos; y que este predominio ha hecho mucho dafio.

Si se sigue esa lastimosa concepci6n del trabajo como maldici6n, apa- Lo que ocurre es que los impulsos maternales o claramente femeninos estån
rece el Viejo håbito androcéntrico de despreciarlo como perteneciente a la mucho mås en linea con el progreso humano de 10 que 10 estån los mas-
mujer, y después a los esclavos. culinos; 10 que hace mås dafiina su exclusi6n de las funciones humanas.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Nuestras ensefianzas actuales sobre la joven ciencia de la politica econ6mica


son inocentemente masculinas. Asumen como incuestionable que «el hom-
bre econ6mico» no harå nunca nada menos que 10 tenga que hacer; solo
a
10 harå para escapar del sufrimiento u obtener placer; y tomarå, inevita-
blemente, todo 10 que pueda conseguir, y harå todo 10 que pueda para
aventajar, vencer, y si es necesario destruir a su antagonista.

Siempre el antagonista; en la mente masculina un antagonista es esencial

para el progreso, para conseguir cualquier logro...

Por tanto, en la actividad laboral y en la economia encontramos siempre y


necesidad de alguien o algo a quien vencer
en todas partes
—si no, épara
al antagonista; la

qué hacer el esfuerzo? — Si no tienes el incentivo de una re- 5. ANNA JULIA COOPER
compensa, o incentivo de un combate, épara qué «La compe-
titividad es la Vida
el

de los negocios».
trabajar?
(1858-1964)
De ahf el hombre econ6mico. IDA B. WELLS-BARNETT
Pero, équé pasa con la mujer econ6mica? (1862-1931).
Para la mente androcéntrica no existe —las mujeres son hembras y eso es LA FUNDACIÖN DE LA
todo—, sus habilidades laborales se limitan al servicio personal.

Seria diffcil de hecho reconocer, para «mente masculina», que seria po-
la
SOCIOLOGfA FEMINISTA NEGRA
Sible elevar la actividad laboral a mayores alturas, encontrar en la economfa

social un proceso simple y beneficioso para la promoci6n de la Vida hu-


mana y la prosperidad, con cualquier Otro impulso que no fuera ninguno
de estos dos, el deseo y el combate.

Tan absolutamente entretejidos estån nuestros conceptos existentes de hu-


manidad y masculinidad, tan seguros estamos de que los hombres son per-
sonas y las mujeres solo hembras, que la reivindicaci6n de un mismo peso
y dignidad de los instintos y métodos femeninos en los asuntos humanos
se considera como absurda...

Uni6n, organizaci6n, servicio complejo entre unos y otros, son los procesos
esenciales de una sociedad creciente; en ellos, en el siempre-creciente tras-
lado del poder a Ifneas de acci6n que se ensanchan, se encuentran la alegria
y la salud de la Vida social. Pero hasta ahora los hombres se juntan para
poder combatir mejor; el servicio mutuo permanece casual ante el fin comån
de la conquista y del pillaje.

262
ANTECEDENTES BIOGRÅFICOS

nna Julia Cooper naci6 el 10 de agosto de 18581, en Raleigh, Caro-


y muri6 el 27 de febrero de 1964, en su casa de Was-
lina del Norte,
hington, D. C., a la edad de 105 afios. Ida B. Wells-Barnett naci6 el
16 de julio de 1862 en Holly Springs, Mississippi, y murid el 25 de marzo
de 1931, en Chicago, Illinois. Como mujeres afroamericanas en el periodo
de la post-Guerra Civil, Cooper y Wells-Barnett crearon teorfa social en unas
condiciones de cambio social radical que ellas experimentaron biogråfica-
mente y comprendieron hist6rica y soci016gicamente. Aunque no eran inti-
mas intelectualmente, es decir, no «alimentaron» sus ideas entre ellas, res-
pondieron a las mismas experiencias criticas en la historia afroamericana y,

a principios de la década de 1890-1899, cada una habfa publicado ya anålisis


sociales relevantes: Cooper, la colecci6n de ensayos con extensi6n de un libro,

A Voicefrom the South (1892), y Wells-Barnett dos investigaciones principales


en forma de libelos, Southern Horrors (1892) y A Red Record (1895). Las si-
tuamos juntas en este capftulo por tres razones principales: (1) excepto por
la extraordinaria longevidad de Cooper, fueron pråcticamente contemporå-
neas y compartieron una herencia regional comån; (2) cada una Ilev6 una
concienciaci6n soci016gica a su respuesta sobre la experiencia afroamericana,
y (3) hay puntos temåticos comunes en su anålisis social que forman parte
de la tradici6n del pensamiento feminista negro (véanse Collins, 1990; Gid-
dings, 1984, y «Teorfa social general» y «Cooper y Wells-Barnett y la tradi-
ci6n de la sociologfa feminista», mås adelante en este capitulo).

Para comprender las experiencias biogråficas que las empujaron al anålisis

social, tenemos que considerar el reto que se les plante6 a los afroamerica-

I Existe un debate sobre esta fecha, pero es la que la propia Cooper utiliz6 al cumplimentar "A Survey
of racial attitudes of Negro students», en 1930, para un estudio del Dr. Charles S. Johnson (1932) so-
ci610go que fue rector de la Universidad Fisk.

265
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciön de la sociologiafeminista negra

nos en el periodo entre 1865 y 1900. El abismo que separa a Cooper y Intelectualmente, la década de 1890-1899 fue una época de apertura para
Wells-Barnett de sus contemporåneas blancas se ilustra por el hecho de los afroamericanos; todavfa estaban inspirados por la esperanza del periodo
que paraAddams (capftulo 3), Gilman (capftulo 4) y las Mujeres de Chicago postemancipaci6n, y nadie, negro o blanco, podia prever con certeza 10 rå-
(capitulo 7), la Guerra Civil fue una época, no un acontecimiento vital; pida y estrictamente que los Estados Unidos se convertirfa en una sociedad
pueden contar sin una menci6n a la Reconstrucci6n. Pero para
sus vidas se segregada. En este contexto de oportunidad y opresi6n, los afroamericanos
Cooper y Wells-Barnett, la Guerra Civil y la Reconstrucci6n son experien- crearon un discurso rico en anålisis politico y social en el que las mujeres
cias fundamentales que moldean sus vidas. Algunas de las mujeres blancas fueron participantes activas. Henry Louis Gates sugiri6 que «los historia-
que hemos estudiado eligieron pasar por situaciones de adversidad, pero dores literarios bien podfan llamar [al periodo entre 1890-1910] la "Era
supieron que siempre podian regresar a la seguridad material de su clase
de la Mujer Negra"», por la extraordinaria productividad de la mujer negra
media-alta. Cooper y Wells-Barnett pudieron agacharse o luchar, pero no
en la ficci6n (Gates, 1988, p. xvi) —una productividad que corri6 en para-
pudieron escapar del racismo americano. Durante sus vidas, los afroame-
lelo a los ensayos de critica literaria y anålisis social—. Fue dentro de este
ricanos fueron liberados de la esclavitud (1865); cayeron en ella de nuevo
discurso donde Cooper y Wells-Barnett crearon su sociologfa.
casi inmediatamente por los Southern Black Codes («C6digos de los negros
surefios») (1865-1867); fueron «liberados» de nuevo con las oportunidades En las dos secciones siguientes, explicamos c6mo las biograffas personales
de educaci6n y participaci6n politica de las politicas de la Reconstrucci6n de Wells-Barnett y de Cooper se interrelacionan con esta historia, centrån-

radical (1867-1875); abandonados por el Norte con la retirada de las tropas donos especialmente en los acontecimientos que las derivaron hacia el anå-
federales del sur (1877); y abandonados en su enfrentamiento a la privaci6n lisis social.

de derechos, a la violencia colectiva y el terrorismo organizado, a la firme


intromisi6n de la segregaci6n legal en el sur, y al racismo generalizado y IDA B. WELLS-BARNETT
segregaci6n, en la pråctica, en el norte.

Pero los afroamericanos se negaron a ser vencidos, y se movilizaron tanto La mejor presentaci6n de la Vida de Wells-Barnett es su autobiograffa, Crusa-
a nivel organizativo como intelectual para lograr su autoprotecci6n y deforJustice (1970) que, aunque inacabada a su muerte, fue admirablemente
avance colectivos. Comenzaron negocios, fundaron peri6dicos y colegios, editada por su hija, Alfreda M. Duster. Algunos ensayos fitiles que resumen
se matricularon en colegios blancos, patentaron inventos, y Ilegaron a ser su biograffa son «The Lonely Warrior: Ida B. Wells-Barnett and the Struggle

profesores, abogados, dentistas, médicos, pastores, periodistas, artesanos for Black Leadership» (1982), de Thomas Holt, y la introducci6n de Trudier
cualificados, pequefios empresarios y trabajadores en todas las profesiones Harris a la edici6n de la Biblioteca Schomburg de las obras seleccionadas de
en las que se les permiti6. Protestaron contra los intentos de excluirlos de Wells-Barnett (1991). Emilie Townes estudia los apoyos religiosos y filos6-

las oportunidades, se organizaron a nivel local en grupos de profesores, ficos del activismo de Wells-Barnett en Womanist Justice, Womanist Hope
centros sociales, y clubs de mujeres y de hombres, y a nivel nacional en la (1993). Paula Giddings estå trabajando en una importante biograffa.
National Association of Colored Women's Clubs (que tenia su propia publi-
Wells-Barnett naci6 de padres esclavos que, tras la Guerra Civil, usaron su
caci6n, Woman's Era), la National Association of Colored Men, la Colored
recién obtenida libertad para ellos mismos y sus hijos. Su madre, Elizabeth
National League, la National Afro-American Council, la American Negro
Warrenton Wells, se matricu16 para aprender a leer la Biblia en el actual
Academy, and Daughters of Commerce (una sociedad se-
los Invincible Sons
Rust College, una instituci6n creada por los blancos nortefios para la edu-
creta comprometida con la compra de productos a comerciantes y vende-
dores negros), la Negro Business League, y hacia 1910, la National Associa- caci6n de los hombres libres. Su padre, Jim Wells, continu6 trabajando
tionfor the Advancement of Colored People. En cada paso, aunque tuvieron como carpintero cualificado para el constructor blanco a quien habfa en-

algån apoyo blanco, se encontraron con mucha mayor oposici6n blanca. sefiado su amo cuando era esclavo; la madre cocinaba para el constructor,

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

y la familia vivia en su propiedad. En sefioras». El conductor le orden6 que se fuera a la parte de «fumadores».
su autobiografia, Wells-Barnett agra- Esta orden, aunque Wells-Barnett no se diera cuenta en su momento, fue

dece a sus padres el haberle inculcado consecuencia de la resoluci6n de 1883 de la Corte Suprema de los EE.
el interés por la polftica, un sentido UU. que declaraba inconstitucional la Ley de los Derechos Civiles del Con-
Claro de la justicia, y la confianza en greso de 1875. Esta decisi6n permiti6 que los estados del sur comenzaran
un pensamiento independiente que la pråctica de segregaci6n racial, de la que los vagones segregados era un
son los sellos distintivos de su sociolo- ejemplo. Los coches de fumadores estaban divididos, y a los hombres y a
gfa. Recuerda con orgullo que cuando las mujeres negros se les ponia en una mitad, que \Vells-Barnett describe
el constructor blanco intent6 dictar el como «sucia [y] asfixiante» (1892/1969, p. 13). En ese dia de 1884, Wells-
voto de su padre —una pråctica de coer- Barnett se resisti6 enérgicamente, y a su regreso a Memphis inici6 un pro-
ci6n cornån entre los empleadores cedimiento legal complicado contra los ferrocarriles Chesapeake and Ohio.
blancos hacia los trabajadores negros— Escribi6 titulares cuando gan6 el caso en los juzgados: «DARKY DAMSEL
Jim Wells se resisti6, y sac6 råpida- SUFRE DANOS» (Wells-Barnett, 1970, p. 19). Perdi6 el caso en la ape-
mente a su familia de la propiedad del laci6n a la Corte Suprema de Tennessee y tuvo que pagar unos 200$ de las
constructor, compr6 sus propias he- costas del juicio, habiendo resistido por cuesti6n de principios el intento

Ida B. Wells-Barnett rramientas y abri6 su propia carpinte- del abogado de los ferrocarriles de Ilegar a un acuerdo para evitar el juicio.

ria. Wells-Barnett asisti6 a clase en el El incidente se hizo famoso en la comunidad afroamericana, y Cooper hace
Rust College hasta 1876, cuando una epidemia de ficbre amarilla mat6 a alguna referencia indirecta a ello.

sus padres y la dej6, como mayor de cinco hijos, determinada a mantener Pero el acontecimiento que condujo a Wells-Barnett a su «cruzada por la jus-
a la familia unida.
ticia» fue el linchamiento de tres hombres negros en Memphis en 1892. Hacia
Acort6 su educaci6n formal y se convirti6 en profesora, respondiendo a la 1889, Wells-Barnett se habfa embarcado en toda regla en su carrera como pe-
imperiosa necesidad de gente alfabetizada para ensefiar en los colegios que riodista y, siguiendo una pråctica que mantuvo siempre que le fue posible,
se estaban creando a 10 largo de todo el sur. Era una persona que aprendfa que escribfa, The Free Speech and Headlight of
fue socia del peri6dico para el

råpido y, ante la demanda de profesores, trabaj6 para cualificarse como pro- Memphis. El linchamiento de 1892 se Ilev6 la Vida de tres hombres —Tho-
fesora en Memphis, donde los salarios eran mås elevados que en los distritos mas Moss, Calvin McDowell y Henry Stuart— que estaban teniendo éxito
rurales. En Memphis, Wells-Barnett se uni6 a un circulo de otros docentes con una empresa llamada People's Grocery Company. Uno de ellos, Moss, era
negros que compartfan textos y discusiones los viernes por la noche, y que buen amigo de Wells-Barnett, a quien ella describfa como alguien que «crefa,
producfan un peri6dico que cubrfa los acontecimientos y los chismes se- como yo, que debfamos defender la causa del bien y luchar contra el mal
manales. Wells-Barnett se convirti6 en su editora y la popularidad de su tra- cuando 10 vefamos» (1970, pp. 47-48). Su éxito les Ilev6 a discutir con un
bajo la anim6 a escribir columnas, bajo el pseud6nimo de Iola, para los pe- tendero blanco del otro lado de la calle y a un enfrentamiento en la oscuri-
ri6dicos baptistas negros. Su carrera como periodista comienza con esos dad en el que tres hombres blancos fueron heridos. Wells-Barnett informa

esfuerzos, y es como periodista como Ilega al anålisis social. en su primer libro antilinchamientos, Southern Horrors, que «No habfa nin-

Su primera acci6n personal relevante de resistencia ante la discriminaci6n


guna ley en la legislaci6n que mandara ejecutar a un afroamericano por
herir a un hombre blanco, pero sf en la "ley no escrita". A tres dc estos hom-
ocurri6 en este periodo, el 4 de mayo de 1884 cuando, volviendo a Mem-
bres, el presidente, el gerente y el dependiente de la tienda de comestibles
phis, se sent6 como normalmente en 10 que se denominaba un «coche de
— "Ios lfderes de la conspiraci6n" [de acuerdo con los peri6dicos de los blan-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

cos]— los sacaron secretamente del calabozo y los lincharon de una manera Horrors2, y fue el inicio de su carrera como conferenciante püblica. Ha-
sorprendentemente brutal» (1892/1969, p. 19). blando en Philadelphia, conoci6 a Catherine Impey, una reformadora bri-

tånica que le ofreci6 ayuda para Ilevar su campafia antilinchamientos a Gran


Siendo testigo de c6mo los peri6dicos blancos distorsionaron el aconteci-
Bretafia. Wells-Barnett lanz6 una campafia internacional en Gran Bretafia
miento, Wells-Barnett empez6 una campafia contra el linchamiento a través
impartiendo clases en dos periodos, en abril de 1893 y en marzo-junio de
de las påginas del Free Speech. Parte de esta campafia alent6 a los negros a
1894. Sus clases provocaron una atenci6n enorme de la prensa blanca esta-
seguir las åltimas palabras de Moss —«dile a mi gente que se vaya al oeste,
dounidense —atenci6n que fue a veces exagerada pero que mantuvo la cues-
no hay justicia para ellos aquf»— y Wells-Barnett inform6 de un éxodo ma-
ti6n del linchamiento ante el ptfiblico tanto americano como britånico—.
sivo de negros desde la ciudad, que result6 en pérdidas econ6micas para los
negocios blancos (1970, pp. 53-54). Pero los linchamientos no cesaron en Antes de su salida para la primera gira britånica, Wells-Barnett estuvo activa
el sur, y en el mayo de 1892, Wells-Barnett escribi6 el
Free Speech del 21 de en otra lucha que afectaba a la opini6n påblica, esta vez acerca de la fla-

editorial que iba a desterrarla de Memphis y la Ilevarfa a comenzar el anålisis grante exclusi6n discriminatoria de los triunfos afroamericanos en la Ex-

de los complejos lazos entre género, raza, clase y localizaci6n geopolftica, posici6n Mundial Colombina, que se celebr6 en Chicago en 1892, un
que forman el mlcleo te6rico de su sociologfa. Se enfrent6 directamente a acontecimiento mediåtico cuyas proporciones rivalizan con las de los ac-

10 que se habfa convertido en la nueva excusa del sur para los linchamientos tuales juegos olfmpicos. Esta exclusi6n fue particularmente irritante para

—las alegaciones hombres negros estaban violando a las mujeres


de que los los afroamericanos porque en el breve cuarto de siglo desde la Emancipa-
blancas: «Ocho negros linchados desde el filtimo nåmero de "Free Speech". ci6n habfan realizado enormes logros, aprovechando cada oportunidad que
y Cinco por la misma Vieja contienda, la nueva alarma sobre la violaci6n de se les proporcionaba remotamente o se les concedfa de mala gana. Para ex-
mujeres blancas. .. Nadie en esta årea del pais cree el Viejo argumento de la poner esta discriminaci6n descarada tanto a los americanos como a los vi-
mentira infundada de que los hombres negros violan a las mujeres blancas» sitantes extranjeros a la exposici6n, Wells-Barnett y otros decidieron sacar
(Wells-Barnett, 1892/1969, p. 4)—. Sugiri6 que toda la publicidad podia un panfleto, The Reason Why the Colored American Is Not in the World}
estar apuntando a una realidad alternativa —que las mujeres blancas se sen- Columbian Exposition (1893)3. Planearon imprimirlo en inglés, francés y
por Ios hombres negros—. Los ciudadanos blancos de Memphis
tian atraidas alemån, pero la falta de fondos solo les permiti6 hacer la introducci6n en
quemaron completamente las oficinas del Free Speech. Afortunadamente, los tres idiomas. Ademås de su propia contribuci6n sobre los linchamientos,
Wells-Barnett ya estaba fuera de la ciudad, cumpliendo con el compromiso, el panfleto incluy6 articulos de Frederick Douglass, J. Garland Penn, de la

acordado anteriormente, de dar una charla en una conferencia de la Iglesia Negro Press Association, y F. L. Barnett, el abogado de Chicago con el que
Episcopal Metodista Africana, en Philadelphia. Imposibilitada para regresar Wells se casarfa en 1895. Se distribuyeron diez mil copias a los visitantes
a Memphis, acept6 una oferta del editor negro Thomas Fortune para escri- de la feria. El anålisis social de Wells-Barnett refleja la idea del poder que
bir en su peri6dico, el New York Age, donde su primer articulo fue una ex- tiene un medio de comunicaci6n de masas creciente para moldear la opi-

plicaci6n de 10 que habfa pasado en Memphis. ni6n påblica y del poder de la relaci6n entre esa opini6n y la aplicaci6n o
Sus artfculos en el New York Age la Ilevaron a otras oportunidades. Conoci6 no de una ley. En 1895, produjo su segundo anålisis mås importante sobre
a Frederick Douglass, lfder de la comunidad afroamericana. Las mujeres
negras de Nueva York y de Brooklyn organizaron un homenaje en su
honor en el que ella hab16 por primera vez a una gran audiencia sobre 10 2 Su método de distribuci6n fue, en parte, Ilevar sicmpre consigo copias del libelo e instar a su au-
diencia y lectores a pasarlos, o los hechos explicados en el mismo, a otras personas, a propagarlos por
que sabfa acerca de linchamientos. El homenaje le proporcion6 a Wells- el mundo.
Barnett el dinero para publicar su primer libro sobre linchamientos, Southern 3 El libelo no Ileg6 tardc, sino la Feria; la direcci6n no pudo acabar los edificios hasta 1893.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

los linchamientos, A Red Record, en el que us6 estadfsticas a partir de la co- una audacia absoluta cuando defendfa 10 que sabfa que era correcto. La
bertura de los peri6dicos blancos sobre los linchamientos, y en el que decfa podfan herir y le podfan hacer sentir el dolor de un insulto, pero no podfan
«Con sus propias palabras condenarån a los asesinos» (1895, p. 15). conseguir que se encogiera de miedo cuando daba su opini6n. Mantuvo
Ia determinaci6n que le Ileg6 tras el linchamiento de Thomas Moss: «Sentf
Muchos temieron que, tras su matrimonio, Wells-Barnett dejara de ser una
activista social efectiva —ella misma habla de los problemas de un «deber
que uno podia tener una muerte mejor luchando contra la injusticia que
muriendo como un perro o una rata en una trampa. Ya habfa decidido
dividido»—. Pero su activismo continu6 sin cesar hasta el final de su Vida.

Era una oradora tan efectiva que las afroamericanas de los clubs de mujeres
vender mi Vida 10 mås cara posible si me atacaban. Senti que si me podia
Ilevar a alguno de los que linchaban conmigo, compensarfa las puntuacio-
le suplicaban que hiciera giras por Illinois, ofreciéndole alojamiento, pen-
si6n completa, y cuidados para su primer hijo: «A menudo me he referido nes un poco» (1970, p. 62).

a ello en mis reuniones con las sufragistas pioneras, ya que honestamente


creo que soy la finica mujer en los Estados Unidos que ha viajado alguna ANNA JULIA COOPER
vez por todo el pafs, para dar discursos politicos, con una nifiera » (1970,
Aunque la Vida de Cooper todavfa espera una biograffa principal, ha reci-
p. 244). Fue participe de las delegaciones negras de protesta que apelaron
bido algån tratamiento por parte de algunas feministas. Las aportaciones
a los presidentes McKinley y Wilson. Ayud6 a organizar numerosos clubs
mås relevantes son: el breve pero bien razonado From Slavery to the Sorbonne
de mujeres negras; intent6 construir puentes hacia los grupos de mujeres
and Beyond: The Life and Writing ofAnna Julia Cooper (1982), de Leona C.
blancas, con diferentes niveles de éxito; inici6 su propio centro social pe-
Gabel; la panoråmica Anna J. Cooper: A Voice from the South (1981), de
quefio pero altamente efectivo, la Negro Fellowship League; trabaj6 cons-
Louise Daniel Hutchinson; la talentosa introducci6n de la edici6n de la
tantemente para crear una organizaci6n unificada para los afroamericanos,
Schomburg Library deA Voicefrom the South (1988), de Mary Helen Was-
comenzando con la Afro-American League y finalmente contribuyendo a
hington, y el estimulante estudio de Karen Baker-Fletcher sobre la teologfa
la fundaci6n de la NAACP. Y continu6 luchando contra la injusticia donde
y la filosoffa de Cooper, A Singing Something: Womanist Reflections on Anna
quiera que la encontraba: en casos concretos de abusos de la policfa blanca
Julia Cooper (1994). Muchos de los manuscritos de Cooper impresos de
hacia hombres j6venes negros, los disturbios raciales organizados por los
forma privada se pondrfan a disposici6n del påblico en The Voice offlnna
blancos, los intentos del Chicago Tribune de presionar para tener escuelas
Julia Cooper, editado por Charles Lemert y Esme Bahn (1998).
segregadas, la pråctica continua de linchamientos, y 10 que ella y su marido
(con muchos Otros) consideraban como los intentos de Booker T. Washington En la Vida de Cooper, a diferencia de la de Wells-Barnett, el bi6grafo no
de controlar el poder politico negro de los Estados Unidos. Thomas Holt encuentra el punto de inflexi6n que explica su giro hacia la teorfa social.

(1982) sugiere que esta åltima batalla le cost6 cara a los dos Barnetts, ya que Por el contrario, la Vida de Cooper es la historia de un intelecto extraordi-
Washington fue un enemigo implacable. nario, con un amor genuino por el aprendizaje y la experiencia estética,
que se refleja en un mundo que pone barreras a la raza, el género y la clase
Holt describe a Wells-Barnett como una «guerrera solitaria» y Townes hace
para el encuentro de ese amor. En los dias que precedieron a A Voice from
una distinci6n apropiada sobre ella: «no es inusual su incapacidad para tra-
the South, Cooper mostr6 una habilidad y un atrevimiento remarcables en
bajar en coaliciones» (1994, p. 173). La propia Wells-Barnett percibi6 esa
su determinaci6n por hallar una Vida que ella pudiera construir, al principio
incapacidad, como indica el comentario a su marido: «tenfa que aprender
solo en la imaginaci6n, a partir de unos escasos fragmentos.
a quedarme con los amigos a medida que me los encontraba, haciendo
concesiones a sus debilidades, y manteniendo de todas formas la amistad» Cooper naci6 como Anna Julia Hayworth de Hannah Stanley, una esclava
(1970, p. 285). Pero esta incapacidad era resultado de su mayor fuerza: de Fabius Hayworth, probablemente el padre de Cooper. Las memorias

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

escritas a mano de Cooper sobre sus primeros la Iglesia Episcopal de Carolina del Norte, y con quien se casarfa en 1877.

afios muestran su amor por aprender y su Después de su muerte en 1879, ella nunca se volvi6 a casar; y en los afios

aprecio por las virtudes de su madre (asi que siguieron mostr6 su continua lealtad a una gran cantidad de valores y
como el desprecio hacia su padre): «Mi madre experiencias —la educaci6n, la fe, su matrimonio con Cooper, y la grandeza
erauna esclava y la mujer mås elegante que del pueblo afroamericano— como, por ejemplo, en la donaci6n a Ia capilla
nunca he conocido. Aunque no instruida, del colegio de un vitral en memoria de su marido, con la historia de Sim6n

podia leer su Biblia y escribir un poco. Uno de Cyrene, el hombre negro que, segån la leyenda, Ilev6 durante parte del
de mis recuerdos mås felices de mi infancia camino la cruz de Jests en su marcha hacia la crucifixi6n.

es explicåndole la sutil diferencia entre la q y Cooper adopt6 la valiente decisi6n de intentar


Tras la muerte de su marido,
la g, o entre la by la l. Presumiblemente mi donde habfa estado ensefiando, e ir hacia el norte en
dejar St. Augustine,
padre fue su maestro, pero si es asf no le debo busca de mås educaci6n. Sin tener en cuenta los modelos de rol, escribi6
un céntimo. Siempre fue demasiado discre- a Oberlin College en Ohio, conocida por ser una instituci6n pionera en la
ta... incluso para mencionarle» (reproducido admisi6n de estudiantes mujeres y afroamericanas, y actu6 guiada por 10
en Hutchinson, 1981, p. 4). Aunque su madre que sabfa de la reputaci6n del centro y por los rumores. Cooper intent6
Anna Julia Cooper y sus hermanos eran solo parcialmente alfa- ser admitida en el riguroso programa de licenciatura de Oberlin, no en el

betos, parece que Cooper a los siete afios ha- programa de magisterio. Solo una mujer negra, Mary Jane Patterson, de la
bia aprendido a leer y a escribir, a pesar de vivir en medio de una guerra promoci6n de 1862, habia completado el programa de licenciatura antes
civil y en una sociedad que prohibfa ensefiar a los esclavos a leer. de la admisi6n de Cooper. Cooper escribi6 directamente al director de

Cualquiera que sea la forma en que la adquiri6, su alfabetizaci6n le dio a


Oberlin, se present6 como 10 que hoy denominarfamos una estudiante no-
Cooper la primera oportunidad de alcanzar un mundo que iba mås allå de covencional —«la viuda de un pastor episcopal (de color)»— y enfatiz6 10
ajustada que estaba su situaci6n econ6mica, la seriedad con la que se to-
su casa. Cuando tenia unos ocho afios, fue una de las pocas mujeres admi-
tidas en el colegio episcopal de hombres libres que se acababa de fundar, St.
maba su educaci6n, y su completa preparaci6n (haciendo un listado con
la transcripci6n impresionante de sus cursos de latfn, griego y matemåticas)
Augustine Normal School and Collegiate Institute, donde recibi6 un estipen-
(Hutchinson, 1981, p. 32). Acab6 pidiendo la gratuidad de la matricula.
dio por ensefiar a otros estudiantes, a menudo hombres adultos, a leer ya
escribir. En St. Augustine, Cooper desarr0116 un vinculo con la fe episcopal Cooper entr6 en Oberlin en otofio de 1881, el mismo afio que otras dos mu-

que le durarfa toda la Vida. Como estudiante extraordinariamente capaz, se jeres afroamericanas, Mary Church (Terrell) e Ida Gibbs, ambas mås j6venes
describe a sf misma «como Oliver Twist», devorando todo 10 que se le ponia y de familias acaudaladas. En Oberlin, vivi6 con la familia Churchill, grande
por delante y suplicando que le dieran mås para estudiar (1892, p. 76). En y confortablemente situada —el profesor Charles H. Churchill, su mujer, Hen-
este prop6sito, tuvo sus primeros encuentros personales con la discrimina- rietta Vance Churchill, sus cuatro nifios, y la «abuela Vance»— y fue buena
ci6n por género en la educaci6n; el colegio ayudaba a los estudiantes mas-
amiga de los Churchill durante toda su Vida. El hogar Churchill convirti6 en

culinos y dejaban que ella y otras mujeres, sin importar 10 capaces que fue- realidad la Vida culturalmente rica que Cooper habfa imaginado. Hutchinson
sugiere: «Los Churchill le mostraron otro estilo de Vida, y la fiera determina-
ran, lucharan por conseguir sus propios medios; tuvo que implorarle al
ci6n de su madre y el entorno cultural de los Churchill se convirtieron en los
presidente del colegio que le permitiera ir a su primera clase de griego. Su
amor por aprender y su devoci6n a la Iglesia Episcopal se unieron en sus
modelos que ella recordarfa [siempre]» (1981, p. 37).

clases de griego, que ensefiaba George A. C. Cooper, un nativo de las Indias Cooper se gradu6 en Oberlin en 1884 y durante los siguientes tres afios ex-

Britånicas Occidentales, que se convirti6 en el segundo negro ordenado por periment6 para ganarse la Vida —primero ensefi6 matemåticas e idiomas mo-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciön de la sociologiafeminista negra

dernos en la Wilberforce University,una escuela negra en Xenia, Ohio, y des- Shaw, en el National Woman's Council en Washington, D. C., y discrep6 de
pués, en 1885, en respuesta a las inquietudes de su madre, volvi6 a Raleigh, su premisa båsica; respondi6 inmediatamente a la publicaci6n del poema
para trabajar de profesora en St. Augustine—. Ayud6 a su madre y a la viuda racista blanco «A Voodoo Prophecy», que habfa irritado comunidad
a la

de su hermano y sus seis hijos y trabaj6 como miembro de la North Carolina afroamericana; sigui6 criticamente Ios informes del censo de 1890 y ofreci6
Teachers' Association (un grupo negro). En 1886, viaj6 a Washington, D. C., una de las primeras criticas a la novela de William Dean Howell sobre rela-
para dar un discurso en una reuni6n del clero episcopal afroamericano sobre ciones raciales, An Imperative Duty (1892). Estos acontecimientos consti-
el tema «La mujer: un elemento vital en la regeneraci6n y el progreso de la tuyeron la base empirica de su teorfa social.
en un capftulo de A Voice from the South.
raza»; el discurso se convirtirfa
En 1892, Cooper public6 su gran trabajo de anålisis social, A Voice from the
Hacia 1887, Cooper busc6 una Vida mås amplia de la que Raleigh le ofre- South, en el que sostenfa que las mujeres negras tenfan un ångulo de visi6n
Cia. Tras lograr obtener un måster en Matemåticas en Oberlin, recibi6 una distinto del mundo social: «desde su peculiar atalaya de observadora muda...
Oferta a través de sus contactos en Oberlin para ensefiar matemåticas y Cien- la mujer de color. .. mira. para sopesar, juzgar y aconsejar» (1892, p. 138)
cias en el finico centro negro de ensefianzas secundarias de Washington, (véase «Teorfa social general»). El libro recibi6 valoraciones superlativas en
D. C. El Washington Colored High School (conocido localmente como «el publicaciones similares blancas y negras, muchas de las cuales estån resumidas
Colegio de Ia calle M») admitfa a los estudiantes tras un examen de cuali- en Noted Negro Women: Their Triumphs and Activities (1893) de Monroe
ficaci6n, sacado de una mezcla de clases de economfa, y ofrecfa tanto for- Majors. El Transcript de Boston, el Inter-Ocean de Chicago, el Plaindealer
maci6n industrial como cursos en artes liberales. En 1891, Cooper ensefi6 de Detroit, el Philadelphia Public Ledger, el Kingsley Times (Iowa) y el Public
latfn y también matemåticas y ciencias en el filtimo curso. Opinion le brindaron criticas laudatorias. El New York Independent sugiri6 el
En Washington, Cooper logr6 la Vida culturalmente rica que queria. Forj6
talante de la acogida general del libro: «Es un secreto a voces que la autora
sus relaciones personales mås significativas, su amistad con el Reverendo de este volumen es la Sra. A. J. Cooper. Pone una voz al libro. .. de la que es
Francis J. Grimké y su sofisticada y artistica mujer, Charlotte Forten imposible desprenderse. Escribe con una pasi6n intensa pero controlada, ba-

Grimké. Hasta la muerte de Charlotte Grimké en 1914, mantuvieron, con sada en hechos contundentes» (Majors, 1893, pp. 284-285).

un reducido grupo de amigos, una rutina de cada fin de semana: los viernes La década desde 1892 hasta 1902 fue una de las mås estimulantes para Cooper.
se reunfan para debatir, estudiar y escuchar måsica en casa de los Grimké y En 1893, ella y otras dos mujeres afroamericanas, Fannie Barrier Williams,
los domingos en la de Cooper. En esos primeros afios en Washington, Cooper una lfder de los derechos civiles de Chicago, y Fannie Jackson Coppin, una
empez6 a ser requerida como oradora påblica, y us6 sus charlas para elaborar autoridad respetada en el åmbito de la educaci6n, fueron invitadas a dar
un conjunto de obras escritas que, en 1892, compondrfan A Voicefrom the una charla en un encuentro especial del Congreso de Mujeres (blancas) ce-
South. Sabemos por ese libro que en los afios que precedieron a su publica- lebrado en Chicago y que coincidi6 con la Exposici6n Colombina. En
ci6n, Cooper desarr0116 un anålisis social sistemåtico que explicaba los acon- 1894, la Colored Women's League de Washington, D. C., que ella habfa ayu-
tecimientos de su Vida personal, de la comunidad afroamericana, de las mo- dado a organizar, incorpor6 oficialmente una gran cantidad de servicios que
vilizaciones femeninas, de la literatura y la cultura popular americanas y de se empezaron a ofrecer —clases sobre tareas del hogar, formaci6n de profe-
la sociedad de los EE. UU. Hab16 en la Universidad de Howard sobre la soras de jardines de infancia, ayuda para los negros pobres que habian in-
importancia a nivel nacional de la ensefianza superior de las mujeres; fue a migrado desde el sur rural—. En 1895, Cooper particip6 en el primer Con-
un intercambio con profesores negros en Toronto, que le proporcion6 la greso Nacional de Mujeres de Color en Boston. En 1896, asisti6 a la primera
oportunidad de hacer comparaciones interculturales sobre las relaciones ra- Convenci6n Anual de la National Federation ofAfro-American Women —un
ciales; escuch6 la charla «Women versus Indian» de la sufragista blanca Anna acontecimiento que se hizo glorioso por la presencia de Harriet Tubman—.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

Cooper fue una de las pocas mujeres que particip6 en la American Negro La idoneidad de Cooper como directora fue cuestionada y se la calumni6
Academy. En 1900, asisti6 al primer Congreso Panafricano en Londres, con acusaciones tfpicamente machistas como que no podia mantener la dis-
donde imparti6 la conferencia «El problema negro en América». ciplina, que empatizaba demasiado con los estudiantes mal preparados, y

Esta productividad finaliz6 en 1902, cuando Cooper se convirti6 en Ia di-


que misma habia tenido un comportamiento inmoral con su hijo adop-
ella

tivo (habfa adoptado a John y Lula Love, de Carolina del Norte, cuando
rectora del Colegio de la calle M. La carga de trabajo como directora y su
sus padres murieron en la década de 1890-1899). En 1906, el consejo can-
compromiso al servicio de la comunidad negra le dejaron poco tiempo
ce16 los contratos de todos los profesores, contrat6 de nuevo a cada profesor
para escribir, y su gesti6n se complic6 por el intenso debate politico sobre
individualmente, y Cooper no fue vuelta a contratar. Pas6 los siguientes cua-
la educaci6n negra. Mucha gente, en las comunidades blancas y negras,
tro afios ensefiando en la Universidad Lincoln de Jefferson City, Missouri
por una mezcla de razones, apoy6 el plan de Booker T. Washington del
—un periodo que ella consider6 como un exilio—. En 1910 un nuevo ins-
Tuskegee Institute que defendfa una férrea formaci6n en artes industriales
pector la invit6 a ensefiar latfn otra vez en el Colegio de la Calle M.
como la mejor manera de garantizar a la poblaci6n negra un lugar en la
sociedad de los EE. UU., otros se implicaron igualmente con Ia reivindi- Degradada pero no rota, Cooper regres6 a Washington determinada a de-
caci6n de W. E. B. DuBois de una educaci6n en artes liberales para prepa- fenderse completando su doctorado, un proyecto que hacfan diffcil las con-
rar al «diez por ciento con talento» como nåcleo de liderazgo de la raza. tinuas politicas del sistema de escolarizaci6n del distrito y su propia deci-
Cooper intent6 mantener una posici6n intermedia en este debate, reco- si6n, en 1915, de asumir la tutela de los cinco nietos de su hermano

nociendo la validez de la formaci6n industrial pero creyendo también que fallecido. Antes de esta adopci6n, habia estudiado intermitentemente du-
a Ios estudiantes negros que tenfan pasi6n por el aprendizaje clåsico se les rante sus veranos en Paris —era una lingüista dotada— y habia continuado
debfa permitir igualmente —que la mente no conocfa ninguna linea de con la preparaci6n de la edici6n de una épica medieval francesa para su

color—. Pero a pesar de sus mayores esfuerzos, acab6 enredada en 10 que se doctorado en Columbia. Pero la tutela hizo que cumplir con los requisitos

conoci6 como «la controversia del Colegio de la calle M». Todavfa se estå de residencia en Columbia fuese imposible. No fue hasta 1922, cuando

analizando esta batalla, pero en Ifneas generales podemos identificar sus los nifios ya eran mayores, que intent6 de nuevo el doctorado —esta vez en

elementos principales: racismo blanco, desacuerdo negro y sexismo. La la Sorbona—. Cooper, pasados los sesenta afios, convalid6 sus créditos de

propia declaraci6n de Cooper es un buen resumen: Columbia y escribi6 su tesis, Slavery and the French Revolutionists, 1788-1805,
en francés (1925/1988), doctoråndose en 1925.
Durante mi direcci6n en el M. St. H. S., la direc. [ci6n] de color estaba bajo la

supervisi6n del inspector blanco de los Centros de Ensefianza Secundaria. En Cooper vivid otros activos cuarenta afios. Después de retirarse del sistema

una reuni6n con los directores se le comunic6 [Cooper se refiere a sf misma], educativo de la D. C., asumi6 la direcci6n de un programa de educaci6n
cuando surgi6 la cuesti6n de la becas para la universidad, que sus graduados no para adultos conocido como la Universidad Frelinghuysen, disefiado para
eran candidatos a intentarlas. A1 mismo tiempo, el director recomend6 al con- trabajadores negros, hombres y mujeres. Dirigi6 esta universidad alejada de
greso que se le asignara un curriculum diferente al Centro de Ensefianza Secun- su casa hasta 1940, cuando se retir6 de nuevo. En 1951, a los 93, public6 de
daria de Color, cuyos estudiantes dijo que no estaban capacitados para hacer el
forma privada un trabajo en dos volåmenes, Personal Recollections of the
trabajo normal. La insubordinaci6n estaba penalizada y, de hecho, se persegui6
Grimké Family and the Life and Writings of Charlotte Forten Grimké.
a la directora cuando envi6, directamente de las clases de M. St, a Harvard, Yale,
Brown y Oberlin a estudiantes que pasaron exitosamente sus exåmenes de in- A1 valorar la Vida de Cooper, Baker-Fletcher sugiere que quizås «fracas6 en
greso... Por cuyo imperdonable "pecado" contra la supremacfa racial sufre la di- cuestionar la ideologfa de clase en la que habfa crecido, una vez que habfa
rectora hasta el presente el castigo de la condena, tanto por parte de los maestros subido en la escala socioecon6mica» (1994, p. 173). Hasta cierto punto
blancos como de los lacayos de color (citado en Gabel, 1982, p. 54). esto puede ser cierto, pero se debe sefialar en su defensa de que pudo haber

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafrminista negra

encontrado en el mundo un lugar donde se sentfa absoluta-


de las ideas James K. Hosmer en Short History ofAnglo-Saxon Freedom: «Aunque la li-

mente a gusto. En su filosoffa educativa y en su servicio social, Cooper pa- bertad anglosajona haya sido... imitada... de forma mås o menos parcial..

recfa haber equilibrado el respeto por las artes manuales con su amor ge- Solo esta raza la ha preservado en medio de un millar de peligros; solo en

nuino por la Vida intelectual. Su teorfa social es, en parte, una respuesta al esta raza es absolutamente congénita» (en Hofstandter, 1955, p. 174). Este

mundo que, segfin la raza, la clase y el género, niega a algunas personas mismo racismo vino a infectar y corromper la movilizaci6n de las mujeres
esa «sensaci6n de libertad mental. .. necesaria para la. .. bfisqueda inspira- blancas por el sufragio, comenzando quizås por los fieros debates en torno

dora de la belleza. Un påjaro no puede trinar sus notas mås preciosas mien- a la Enmienda Décimoquinta, que dio a los hombres negros el derecho al
tras los alambres de su jaula le pinchan y acalambran a cada latido de su voto mientras se seguia negando ese derecho a todas las mujeres. O'Neill
coraz6n» (1892, p. 223). resume el racismo en el movimiento de las mujeres blancas como sigue:

Hacia la década de 1890-1899, el crecimiento de los sentimientos racistas a 10


TEORfA SOCIAL GENERAL largo del pais y la emergencia de una movilizaci6n surefia por el sufragio se
combinaron para hacer, como indica Aileen Kraditor, un «pacto entre el su-

PREMISAS fragio femenino y la supremacfa blanca», ambos naturales y apropiados. Fue


sellado en la convenci6n de la NAWSA en Nueva Orleans en 1903. En esa
Las ideas de Cooper y Wells-Barnett estaban moldeadas por el discurso de ocasi6n Anna Howard Shaw [argument6 que los hombres blancos] "han

lacomunidad afroamericana (Collins, 1990; Giddings, 1984), que traba- puesto el voto en las manos de vuestros hombres negros, haciéndoles politica-
jaba por definirse a sf misma bajo las nuevas condiciones que parecfan ha- mente superiores a vuestras mujeres blancas. Nunca antes en la historia del

cerse posible por la emancipaci6n, y en relaci6n con el discurso blanco,


mundo se han hecho a los antiguos esclavos politicamente superiores a las an-
gran parte de él racista. Esta comunidad de intelectuales y activistas, mu-
tiguas sefioras. Con la adopci6n de ese discurso tan duro por parte de la
Dra. Shaw, que hab(a crecido en Michigan, nadie esperaba que las mujeres su-
chos de ellos mujeres, inclufa a negros libres que habfan Sido activos en las
refias fuesen mås cåndidas. (1971, p. 70).
actividades abolicionistas de antes de la Guerra Civil, negros mayores que
habfan vivido bajo la esclavitud durante buena parte de sus vidas, y miem- El hecho de que mujerescomo Shaw y Susan B. Anthony actuaran a me-
bros de la generaci6n a la que Cooper y Wells-Barnett pertenecfan, la pri-
nudo de maneras personalmente liberales —maneras de las que informaron
mera que creci6 tras la emancipaci6n4. tanto Cooper como Wells-Barnett— confundfa la situaci6n. Caraway, en
Segregated Sisterhood, sefiala que este doble rasero en el comportamiento
Esta comunidad tenia como una de sus premisas que la dominaci6n blanca
«deberfa servir como un aviso de la limitaci6n de los compromisos perso-
y su doctrina acompafiante de supremacfa blanca tenian que ser confronta-
nales con la decencia; esas metas privadas conducian fåcilmente a otros in-
das. El darwinismo social americano le estaba dando legitimidad intelectual
tereses percibidos» (1991, p. 154).
a los blancos, que en esa época significaba ser anglosaj6n y practicar el im-
perialismo fuera y la supremacfa en casa, produciendo dogmas como el de En medio de este racismo creciente, las mujeres afroamericanas se pronun-
ciaron en un contexto doble y a veces triple: como negras y como mujeres
ante los americanos blancos, como mujeres ante los hombres negros, y
4 Con respecto a si los afios formativos fueron principalmente esclavos o Cooper (1858-1964),
libres, como personas de orfgenes particulares de clase ante ellas mismas. Se de-
Wells-Barnett (1862-1931), Booker T. Washington (1856-1915), W. E. B. DuBois (1868-1963) y finieron a sf mismas ante la América blanca como ciudadanas americanas
Mary Church Terrell (1863-1954) pertenecen a esta primera generaci6n tras la emancipaci6n; Frederick
Douglass (ca. 1817-95), Harriet Tubman (ca. 1820-1913) y Sojourner Truth (ca. 1797-1883) perte- negras y como cristianas, enfatizando los vfnculos que habfan compartido
necen a aquellos que habfan vivido parte de sus vidas como esclavos; y Fannie Barrier Williams ( 1855- con los americanos blancos y el fracaso de los americanos blancos en man-
1930), Charlotte Forten Grimké (1837-1914) y Frances Ellen Watkins Harper (1825-1911) son cjem-
plos de aquellos que nacicron en familias negras libres antes de la emancipaci6n.
tener sus propios principios. En 1891, Frances Ellen Watkins Harper, ora-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

dora, poeta y novelista, al dirigirse al National Council of Women of the Mary Church Terrell expres6 las preocupaciones que tenfan las mujeres
United States, en Philadelphia, present6 el caso afroamericano: negras entre ellas sobre las diferencias de clase y sobre el deber de aquellas
Considero un privilegio presentar al negro, no como una mera persona de- empoderadas por la posici6n de clase hacia las desempoderadas. Terrell, fi-

pendiente que pide empatfa nortefia o compasi6n surefia, sino como un miem- gura lfder en el movimiento del club de mujeres negras, argumentaba que
bro del cuerpo politico que ha reclamado justicia a la naci6n, simple justicia, «La supervivencia demanda que [las mujeres negras] se fueran con las hu-
que es el derecho de cada raza. Que ha reclamado protecci6n al gobierno, que mildes. .. a quienes estån atadas por lazos de raza y sexo... para recuperar-
es la demanda legitima de cualquier ciudadano, y que espera la mejor influen- los» (citado en Giddings, 1984, p. 97). Las mujeres negras sabian que las
ciaque nuestra cristiandad comån pueda ejercer para lograr la paz en la tierra diferencias de clase entre ellas pasaban largamente desapercibidas en un
y la buena voluntad de los hombres. ..
mundo blanco en el que la raza era el primer identificativo que se imponfa
Un gobierno que pueda proteger y defender a sus ciudadanos del mal y de la sobre ellas, y el género, el segundo. La clase y el logro individual podfan
crueldad y no 10 hace es cruel. Un gobierno que 10 haria y no puede es débil; pasar inadvertidos y nunca contaban 10 suficiente como para sobreponerse
y donde la Vida humana sea insegura por la debilidad o la crueldad en la ad- a las otras dos identidades.
ministraci6n de la ley, habrå falta de justicia (1891/1976, pp. 247-248).
Finalmente, como parte de sus premisas, Cooper y Wells-Barnett se impli-
Ademås, las mujeres negras tenfan que hacer frente a la acusaci6n, siempre caron en debates sobre el progreso y la historia. Como otras afroamericanas,
presente y raramente manifestada påblicamente, de inmoralidad sexual. creyeron que tenian suerte de vivir en esta época de oportunidades nacien-
Cuando intervino en la Conferencia de Mujeres de Chicago en el afio de tes. En su tratamiento de la historia, Cooper y Wells-Barnett asumen que
la Exposici6n Colombina, en la misma tarima de presentaci6n que Cooper, sus lectores conocen la historia de los EE. UU. y los acontecimientos del
la lfder de los derechos civicos de Chicago, Fannie Barrier Williams, deta116 momento —sobre todo la esclavitud y la Reconstrucci6n— pero que al mismo
los extraordinarios logros de las mujeres afroamericanas, y después hizo re- tiempo esos lectores pueden tener el sesgo blanco de esa historia y esos acon-
caer la inmoralidad sexual en la instituci6n blanca de la esclavitud y en los tecimientos. Sus textos muestran que una interpretaci6n alternativa de la

hombres blancos, y aludi6 sutilmente a la explotaci6n sexual continuada Reconstrucci6n ya tenia lugar en comunidad negra, como sugiere la des-
la

de las mujeres negras por los hombres blancos elogiando el «sentimiento cripci6n de Cooper sobre la misma como un periodo de «presunta corrup-
caballeresco» de los hombres afroamericanos de proteger a las mujeres de ci6n de la supremacfa del negro, nombrado mås propiamente como el pe-
su raza: «no deseo interrumpir la serenidad de este congreso sugiriendo por riodo del resentimiento y la deserci6n blancos del deber» (1892, p. 192).
qué se necesita esta protecci6n o el tipo de hombres frente a quienes se ne-

cesita» (1893/1976, pp. 274-275). TEMAS PRINCIPALES


En situaciones que enfrentaban la identidad de raza con la identidad de gé-
Cooper y Wells-Barnett construyen un anålisis soci016gico de la sociedad
nero, las mujeres negras tendfan a estar de acuerdo con el anålisis de Harper:
como una dinåmica de poder y diferencia, una teorfa tan completa y critica
«cuando era una cuesti6n de raza, se dejaba pasar la cuesti6n menor del gé-
como cualquiera elaborada en la sociologfa americana, una teorfa del con-
nero. Pero las mujeres blancas todas van por la cuesti6n de género, dejando
flicto radical, pero no marxista. Su atenci6n se centra en la interacci6n pa-
que la raza ocupe una posici6n menor» (Lerner, 1972, p. 245). Giddings
t016gica entre diferencia y poder en la sociedad de los EE. UU., una situa-
indica, no obstante, que mientras que hubiese una movilizaci6n fuerte y
ci6n que etiquetan de formas diferentes como «represi6n», «dominaci6n»,
blanca antisufragista, «serfa diffcil encontrar alguna mujer negra que no de-
«supresi6n», «despotismo», «subordinaci6n», «subyugaci6n», «tirarfa», «nues-
fendiera el derecho a voto» como forma de detener la explotaci6n sexual,
tro conflicto americano». Mirando la sociedad a través de la doble lente de
aumentar la educaci6n, y mejorar las condiciones de trabajo (1984, p. 120).
Ia raza y del género, Ilegan también a la clase, y ayudan a crear una socio-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

logia feminista negra. Esta secci6n presenta su sociologfa en funci6n de p. 297). Las personas, incluido el analista social, no siempre estarån de
cuatro temas: su idea del proyecto de anålisis social y del método apropiado acuerdo con la verdad; pero las personas, como agentes con una moral, deben
para ese proyecto, su modelo del mundo social, su teorfa de la dominaci6n, declarar abiertamente y practicar påblicamente 10 que ellas creen que es
y su alternativa a la dominaci6n. verdad. Wells-Barnett comparte el sentir de Cooper de que la acci6n moral
1.Cooper y Wells-Barnett crean su sociologfa desde la perspectiva del opri- empieza con la voluntad de vivir 10 que se profesa creer.

mido; para ellas, el proyecto de anålisis social es la justicia y el método Cooper y Wells-Barnett usan dos principios como referentes morales que
apropiado para el proyecto es el examen-cruzado. Cooper y Wells-Barnett dan soporte a su anålisis de la sociedad: (1) si los actores en una situaci6n
emprendieron el anålisis social como parte de su resistencia moral a la opre- son fieles a los principios que profesan y, (2) si los actores en una situaci6n
si6n. A1 estar en la situaci6n de los oprimidos, usan el anålisis social para se ajustan a los propios principios del analista sobre el comportamiento
ser testigos de 10 que estå pasando, como medio para empoderar a la comu- justo. Para Cooper la fuente fundamental de la verdad estå en la religi6n.
nidad afroamericana, exponiendo a los opresores y apelando a las concien- Aplicando ese referente a la sociedad americana de su tiempo, y especial-
cias del pfiblico potencialmente partidario. Wells-Barnett (1892/1969) em- mente a la situaci6n de los afroamericanos, analiza la situaci6n como re-
pieza su anålisis del linchamiento con esta declaraci6n: «Alguien debe
sultado directo de la confusi6n en la fe de los anglosajones: «[L]a posici6n
mostrar que se ha pecado mås contra la raza afroamericana de 10 que ella
problemåtica que ocupan actualmente los descendientes de los africanos
ha pecado, y parece que hacerlo ha cafdo sobre mi... Si este trabajo en la politica social americana... crece... de la continua indecisi6n en la
puede... despertar la conciencia del pueblo americano para demandar jus- mente de los descendientes mås poderosos de los sajones sobre si es apro-
ticia. .. Sentiré que he hecho un servicio a mi raza» (1892/ 1969: prefacio).
piado aplicar las måximas de su religi6n a sus relaciones civiles y polfticas»
Cooper ofrece en esencia la misma justificaci6n para su proyecto te6rico, (1892, p. 185). El posicionamiento moral de Wells-Barnett estå en los
que define como parte «de nuestro conflicto americano» sobre la raza, di-
principios de la democracia americana. Su critica a los Estados Unidos es
ciendo que ella habla «porque creo que el pueblo americano estå conscien-
por su fracaso en acatar sus leyes. En su anålisis, ella invita a tener en cuenta
temente comprometido con un juicio justo y unas pruebas coherentes y
a aquellas personas que sefiala como hip6critas —por practicar acciones con-
porque siento que es esencial que la verdad se presente en el estrado desde
trarias a sus promulgadas leyes, por mentir sobre la conexi6n entre sus acciones
cada punto de vista, para conseguir una comprensi6n perfecta y un vere-
y sus leyes, o por su fracaso en denunciar las pråcticas que saben con certeza
dicto ecuånime» (1892, p. II) *
que contradicen dichas leyes—.
Cooper contrasta explicitamente esta orientaci6n de la sociologfa con la
Cooper y Wells-Barnett deben inventar una estrategia para hacer investi-
de la objetividad cientffica, un contraste que ella tipifica como el que hay
gaci6n desde su posici6n de subordinadas con algo de capital social, pero
entre la «fe» y el «escepticismo» (y entre los representantes que ella consi-
sin los recursos que los dominantes pueden emplear para producir y di-
dera de la ciencia escéptica, o «desapasionada», estån Auguste Comte y
vulgar el conocimiento para toda la sociedad. Deciden usar la escenograffa
Herbert Spencer). La fe es esencial para que el individuo, la raza, la naci6n,
de la sala de un juzgado a la hora de encuadrar su método de anålisis social.
cubran «la gran necesidad fundamental. .. de herofsmo, devoci6n, sacrifi-
Ellas «hacen un examen cruzado»: establecen su propia perspectiva; y desde
cio» —cualidades incompatibles con «un espfritu principalmente escép-
ella al margen del poder desaffan las declaraciones de los dominantes sobre
tico»—. Define la fe como «el tratamiento de la verdad como verdad» (1892,
los hechos, usando las propias palabras de los dominantes como evidencia;
dan sus propias versiones como testigos ocularcs y «citan» como pruebas
* Un asterisco que sigue a una cita en el texto significa que el pasaje citado se ofrece en un contexto los relatos de otros subordinados. Ellas, ademås, crean un enfoque empfrico
mås amplio en las lecturas al final del capitulo. crftico y forense.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

A1 hablar como testigos, Cooper y Wells-Barnett presentan datos de sus Una estrategia es dejar simplemente que los propios textos de los domina-
propias observaciones de situaciones y acontecimientos, por ejemplo, de dores los incriminen. Cooper, por ejemplo, presenta la descripci6n del his-
las leyes y costumbres en el Jim Crow, de sus viajes
transporte püblico de toriador francés Hippolyte Taine de las hordas anglosajonas del siglo V para
a otros paises en los que la raza un instrumento de pråctica opresiva,
no era establecer su representaci6n de la herencia anglosajona de agresividad des-
de las condiciones en Memphis antes y después del linchamiento de Tho- enfrenada: «Cuerpos blancos, enormes, de sangre fria y fieros Ojos azules,
mas Moss (Wells-Barnett), de las barreras a la educaci6n para las mujeres pelirrojos y rubios... Piratas y ladrones brutos y borrachos... atracan en
afroamericanas (Cooper). Ambas intentan recoger ellas mismas los datos. cualquier lugar, 10 aniquilan todo» (1892, p. 157). Wells-Barnett muestra
Cooper envia un cuestionario a las universidades que admiten a mujeres, los mismos rasgos en los americanos blancos de su momento, a través de
y les pide sus estadfsticas acerca de la educaci6n de las mujeres negras los relatos de la prensa blanca sobre los linchamientos a negros. Por ejem-
(1892, pp. 73-74) y dirige el comité para estudiar el Georgia Convict Lease plo, reproduce el relato del Sun de Nueva York sobre la tortura y asesinato
System establecido por el National Association of Colored Women's Clubs de un negro mentalmente discapacitado llamado Henry Smith, acusado de
(Hutchinson, 1981, p. 96). Wells-Barnett inicia su propia investigaci6n asesinar y violar a una nifia blanca de cuatro afios —una acusaci6n que nun-
con la correspondencia que sigue a los disturbios raciales de 1900 en Nueva ca se prob6—:
Orleans (1900/1991, p. 311-314). En la parte de su autobiografia que
No se pueden encontrar palabras para describir la terrible tortura que se le in-
cubre los afios en Chicago, narra de nuevo sus intentos personales por tra-
fligi6 a Smith. .. El padre de la nifia, el hermano y dos tfos se reunieron alre-
bajar haciendo observaci6n participante en situaciones en las que los dis-
dedor del negro que yacfa atado a la plataforma de tortura y le clavaron hierros
turbios y Ios linchamientos eran inminentes o se estaban calmando.
incandescentes en su carne temblorosa... La densa muchedumbre congregada
Pero, en general, las diferencias de poder en la sociedad significan que Cooper de unas 10.000 personas celebraba cada gemido del desalmado, cada contor-

y Wells-Barnett deben usar al «acusado», es decir, al opresor blanco, como si6n de su cuerpo... Tras quemar sus pies y sus piernas, hicieron rodar las

su fuente de datos fundamental, interpretando los textos producidos por


barras de hierro incandescente —tenian muchas a punto, preparadas a mano—
por el est6mago, la espalda y los brazos de Smith. Después le quemaron los
los dominantes que controlan la producci6n del conocimiento. Wells-Barnett
Ojos y le clavaron hierros en la garganta» (1895, p. 27)*.
sefiala su intenci6n de usar los relatos sobre linchamientos de los peri6dicos
blancos como su principal base de datos en A Red Record (1895): Wells-Barnett reimprime el relato completo en A Red Record.
El prop6sito de las siguientes påginas es proporcionar el registro que han Una segunda estrategia consiste en criticar y rehacer los datos producidos por
hecho, no los hombres de color, sino el que es resultado de las compilaciones los que estån en el poder. Usando los informes sobre linchamientos produci-
realizadas por los hombres blancos, de informes enviados por los hombres dos por el Chicago Tribune, Wells-Barnett elabora estadfsticas que muestran
blancos del sur al mundo civilizado. Con sus propias palabras condenarån a la naturaleza exacta del supuesto crimen de la victima, el estado en el que ocu-
los asesinos... [L]os incidentes relatados de aqui en adelante han Sido confir-
rri6 el linchamiento, el sexo, edad y raza de la victima. Detecta anomalfas en
mados por aquellos por quienes responde el [Chicago] Tribune (1895, p. 15).
la contextualizaci6n, como la hora del linchamiento en un informe: «En Books
Cooper y Wells-Barnett muestran c6mo ven la situaci6n quienes dominan, County, GA, el 23 de diciembre [1894], mientras este pais cristiano se pre-
y valoran esa perspectiva desde los referentes que ellas han establecido como paraba para la celebraci6n de Ia Navidad, siete negros fueron linchados en
la base moral de su critica: (I) c6mo la situaci6n, tal y como estå descrita, veinticuatro horas porque se negaron o fueron incapaces de dar el paradero
se ajusta a los principios que profesan los dominantes; (2) c6mo los prin- de un hombre de color llamado Pike, que mat6 a un hombre blanco» (1895,
cipios que profesan se ajustan en una situaci6n particular a los principios p. 91). Y examina algunas conclusiones que se pueden extraer de los datos: la
mås generales de la norma juridica, de la ética de la tradici6n judeo-cris- mås importante, que a pesar de la excusa repetida del hombre negro que viola
tiana y de la 16gica de la raz6n humana. a una mujer blanca, solo un tercio de las victimas negras de los linchamientos

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciön de la sociologiafeminista negra

habian Sido acusados de ello. Cooper también critica la informaci6n blanca. ofensa, desde el asesinato hasta un delito menor, no habrfa necesidad ahora
Sefiala el racismo encubierto en los datos censales: de esta [investigaci6n]» (1895, p. 11)*

Me gustaria ser capaz de dar estadfsticas fiables sobre la productividad mecå- 2. Cooper y Wells-Barnett analizan cualquier situaci6n investigada en tér-

nica y agrfcola de los trabajadores negros, pero hasta ahora no he Sido capaz minos del grado con el que la diferencia y el poder interactåan pat016gi-
de obtenerlas. Nuestros agentes censales capaces y eficientes nunca dibujan camente, como en la dominaci6n, o justamente, como en el equilibrio.
la Ifnea de color con respecto a la producci6n laboral. No hay problema en Cooper y Wells-Barnett presentan un modelo de Vida social en el que las
pasar a la pågina que indica exactamente qué porcentaje de poblaci6n de color consecuencias para los individuos y para los grupos se basan en las formas
es analfabeta, o simplemente cuåntos han Sido condenados en los tribunales;
en que se ejerce el poder y se organiza la diferencia —por raza, clase, género
no tiene sentido tomarse la molestia de especificar si fue por hurtomayor o
y localizaci6n geopolitica—. Extrapolan este modelo a las situaciones espe-
por un pastel de jengibre, o por robar medio fantåstico mi116n de un banco y
cfficas que analizan y 10 aplican a ellas. Muchas de las situaciones especfficas
huir a Canadå: todos son delitos, por supuesto, y las estadfsticas sobre crimi-
a las que se enfrentaron fueron idénticas: las leyes segregacionistas de Jim
nalidad y analfabetismo deben estar detalladas —y coloreadas— de forma precisa
Crow, la exclusi6n de los afroamericanos de la Exposici6n Colombina, la
(1892, pp. 268-269).
negaci6n blanca de la contribuci6n de los afroamericanos a la construcci6n
Analizando la representaci6n de los afroamericanos en la literatura ameri-
de los Estados Unidos, el abuso hacia los afroamericanos por parte de los
cana blanca, Cooper sefiala, en primer lugar, la ausencia general de tal re-
sistemas politico y legal, la tergiversaci6n de los afroamericanos en los me-
presentaci6n, y después critica los retratos que crean los blancos, a menudo
dios de comunicaci6n y cultura blancos, el trabajo de creaci6n de los mo-
por su ignorancia sobre el sujeto o incluso por su deseo de hacer dafio.
vimientos de mujeres negras y su intento de tender puentes con los movi-
Como ejemplo particularmente ofensivo de ignorancia toma la novela An
mientos de mujeres blancas. Pero diferfan las situaciones mås personales y
Imperative Duty (1892), de William Dean Howells, que trata frivolamente
absorbentes que analizaban. La experiencia directa de Wells-Barnett con
el mestizaje. Howells perteneci6 al realismo americano, una escuela que
el linchamiento la Ilev6 a una cruzada de toda una Vida por la justicia, que
reivindicaba la elaboraci6n de un retrato veraz de la Vida. Sin embargo, su
fue entonces y es ahora la base de su reputaci6n. La posici6n de Cooper
caracterizaci6n de la experiencia negra es imprecisa y apresuradamente di-
como educadora e intelectual la Ilev6 a concentrarse en la discriminaci6n
bujada. Howells, en opini6n de Cooper, fracas6 en cumplir su propio cri-
hacia los negros en la educaci6n y la negaci6n blanca de la inteligencia
terio; «Mr. Howells fracasa... porque da solo una verdad a medias, una
negra, asi como a una inquietud especial por la negaci6n de las oportuni-
media verdad partidista. Creo que no era asunto suyo abordar una cuesti6n
dades educativas a las mujeres negras —una negaci6n de la que a menudo
sobre la que sabfa tan poco, que le importaba tan poco... [E]s un insulto
eran c6mplices los hombres negros—.
a lahumanidad y un pecado contra Dios publicar tales generalizaciones
indiscriminadas sobre la raza con una informaci6n tan exigua y superficial» La sociedad americana, en los modelos de Cooper y de Wells-Barnett, se

(1892, p. 203). Wells-Barnett, citando el trabajo de Frederick Douglass, balancea entre dos posibles configuraciones de la diferencia: la dominaci6n
ofrece una critica extensa sobre las diversas excusas que los blancos surefios o el equilibrio. El proyecto de la dominaci6n es de control absoluto, y en-
han usado a 10 largo de la historia para sus ataques masivos a los afroame- contr6 su måxima expresi6n en la esclavitud, que Cooper describe como
ricanos: temor a la insurrecci6n, necesidad de mantener un gobierno de el esfuerzo del surefio de hacer al negro «absolutamente suyo en cuerpo,

hombres blancos ante el miedo al derecho al voto masculino negro, y la mente y alma» (1892, p. 102). En América, la dominaci6n racial distor-

violaci6n. Ella sitåa cada excusa en su contexto hist6rico y concluye: «Si la siona la «diferencia», que significa tanto la separaci6n de la norma de los
poblaci6n surefia, en defensa de sus crfmenes, dijera la verdad y admitiera blancos anglosajones como la subordinaci6n a la misma: «como si Ilegar a
que se lincha a los hombres y a las mujeres de color por casi cualquier ser blanco fuera la finica panacea... el disolvente universal de toda la irri-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B, Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciön de la sociologiafeminista negra

taci6n de América» (Cooper, 1892, p. 172). Para Wells-Barnett, la domi- 3. Para Cooper y Wells-Barnett, la dominaci6n es un sistema de opresi6n
naci6n se encarna en los linchamientos, una pråctica «por la que la fuerza y privilegio guiado por Cinco factores: la historia, la ideologfa, los recursos

hace el derecho... aplicada a la gente por su raza o color» (1895, p. 7; materiales, las costumbres y Ia furia. La cuesti6n central en su teorfa es la

1892/1969, p. 10). Ambas creen que la clase y el género estån implicados naturaleza de la dominaci6n. No es simplemente un problema te6rico,

en el denominado «problema racial». Wells-Barnett (1970) sostiene que sino pråctico, ya que comprender la dominaci6n es un prerrequisito para
«El linchamiento era una excusa para deshacerse de los negros que estaban socavar un sistema inclinado a destruir la América africana.

adquiriendo riqueza y prosperidad» (1970, p. 64). Cooper se centra espe- Historia. Cooper y Wells-Barnett concentraron sus estudios de la domina-
cialmente en el problema del machismo al que se enfrentan las mujeres en ci6n en la situaci6n hist6rica especffica de los Estados Unidos en el siglo XIX,
general y las mujeres negras en particular. entendiendo que se dividfa en cuatro periodos: pre-Guerra Civil, Guerra
En su modelo, y el poder no produce in-
la intersecci6n entre la diferencia Civil, Reconstrucci6n y post-Reconstrucci6n. El periodo de la pre-Guerra
evitablemente dominaci6n. La alternativa a la dominaci6n es el equilibrio. Civil presenta el caso de la dominaci6n absoluta. En comparaci6n, la Re-
El equilibrio no estå libre de conflicto pero estå libre de dominaci6n. En construcci6n y la post-Reconstrucci6n demuestran el conflicto entre do-

el equilibrio ningån interés, clase, raza, sociedad o individuo es capaz de minaci6n y equilibrio. Hicieron su elecci6n del problema racial de los Es-

dominar y los conflictos se resuelven con la negociaci6n. El equilibrio re- tados Unidos porque para ellas era abrumadora la situaci6n en cuesti6n;
quiere imparcialidad en el acceso del grupo a los recursos materiales, asi pero este es también su método de anålisis: un caso debe ser especffico his-

como la voluntad de movilizar dichos recursos. Muchos de los textos de t6ricamente para ser analizable, la dominaci6n no existe fuera de la historia.

Cooper y de Wells-Barnett se dedican a avanzar el proyecto de obtener esta Cooper volvi6 al estudio del contexto hist6rico especffico de la dominaci6n
imparcialidad necesaria para los grupos subordinados. en su tesis de 1925, donde analiz6 la interacci6n entre la pråctica de la es-

clavitud en la colonia francesa de Haiti y los ideales articulados segfin la


Ninguna de las mujeres present6 estas dos configuraciones como moral-
Revoluci6n Francesa.
mente neutras. La critica a la dominaci6n de Wells-Barnett es una decla-
raci6n moral båsica: la dominaci6n estå mal porque la justicia estå bien. Si Ideologfa. Los criterios de divisi6n y distinci6n son esenciales para la do-

la gente cree en la justicia —y ella cree que hay un potencial en la conciencia minaci6n y se crean a través de ideologfas que distorsionan y exageran las

humana, un sentido moral, que apoya la justicia— entonces no puede apo- diferencias seleccionadas entre la gente. Wells-Barnett reconoce el poder
yar la dominaci6n. Su método y su trabajo reclaman este sentido moral. de la ideologfa que, en la ley sobre linchamientos, efectivamente «cerr6 el

Cooper, en particular, estå absorta en elaborar un argumento te6rico contra coraz6n, reprimi6 la conciencia, deform6 el juicio y silenci6 la voz de la

la dominaci6n. En una presentaci6n extensa, defiende que la dominaci6n prensa y del pålpito» (1892/1969, p. 14). La ideologfa de la supremacfa
estå mal porque niega los principios de la ffsica universal, los registros de blanca en el caso americano interpreta la diferencia como la distinci6n

la historia, los mandamientos de y la necesidad psic016gica hu-


la religi6n, entre el fuerte que merece y el débil que no es merecedor dada su debilidad.
mana de un sentido de progreso. En todos estos casos, la armonfa y el pro- Cooper se enfrenta crfticamente al darwinismo social spenceriano, espe-

greso son «el resultado invariable del equilibrio de fuerzas opuestas» (1892, cialmente con la noci6n popularizada de «la supervivencia del mås fuerte»,

p. 150). Inspiråndose en la teorfa del historiador francés del siglo XVIII Francois que satiriza como «la supervivencia de los matones» (1892, p. 118). Iden-

Guizot, sostiene que en América las razas, clases, principios e intereses en tifica la transformaci6n ide016gica de virtud afroamericana en debilidad
discordia son las «condiciones embrionarias» para el progreso y Ia libertad. afroamericana, describiendo como durante la Guerra Civil: «cuando los

Por tanto, América tiene un problema racial, pero ese problema es una fuen- hogares y los desamparados de este pais quedaron totalmente a merced de
te potencial de fuerza y crecimiento. los hombres negros, ningån pueblo qued6 desolado, ningån edificio que-

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Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologidfeminista negra
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

mado, y ninguna mujer insultada, no hay argumentos, por tanto, para que
SENORAS» balanceåndose sobre una, y el de «PARA GENTE DE COLOR»
repliques: "iFue un cobarde; no se atreviå!". Los hechos simplemente mues- me pregunto a qué categorfa pertenezco» (1892, p. 96). La ma-
sobre la Otra;

tran que este no fue el caso» (1892, p. 198). triz de dominaci6n produce, por una parte, fragmentaci6n y confusi6n en
la mujer (género, clase) de color (raza) mientras que, por Otra, en el grupo
La etiqueta de debilidad es un paso en la movilizaci6n ide016gica de la do-
de j6venes encadenados, estos criterios (raza, género, clase) se intersecan para
minaci6n para legitimar la definici6n del «otro» como subordinado, un ser
reproducir las condiciones de Ia esclavitud.
tan diferente a uno mismo que las reglas que se aplican a uno mismo no se
Wells-Barnett comenz6 su anålisis de las dinåmicas de raza/clase/género
aplican a este otro. Cooper describe al surefio blanco persuadiendo al visi-
tante de que el afroamericano es el «otro», alguien que se va mås allå de las
con el linchamiento de Thomas Moss y sus compafieros, hombres de ne-
gocios establecidos que habfan «crefdo que el problema de la [raza] se re-
respuestas humanas normales, «dando lecciones pråcticas de depravaci6n e
solverfa renunciando a la politica y metiéndose dinero en el bolsillo». Los
inutilidad negras con sus especfmenes mås selectos; Ilevando [al visitante]
por 10 que, en Nueva York, llamarfan "suburbio", [y hablando de] nuestro
peri6dicos blancos los describieron como «forajidos negros que volaron
bajo» (1892/1969, pp. 18-19). La clase, por tanto, fue la mentira ofrecida
terrible problema, que la gente del norte entiende tan poco» (1892, p. 108).
Wells-Barnett analiza c6mo este retrato ide016gico del subordinado como el como explicaci6n al linchamiento —las victimas eran negros peligrosos de
clase baja— y la clase, en efecto, fue gran parte de la raz6n del linchamiento,
«otro» se afianza asi, usando esa estrategia que Adolf Hitler recomendarfa
que comenz6 con el resentimiento blanco por el éxito del negocio de Moss.
mås tarde como «la gran mentira», que a fuerza de repetir transforma ese
Ella concluye que «los ciudadanos blancos usan cualquier método, sea
otro en un monstruo que merece la subyugaci6n tirånica: «La humanidad
como sea de repugnante, cualquier medida, sea como sea de extrema, para
aborrece a los agresores de mujeres, y esta acusaci6n sobre el Negro 10 situ6
subyugar a los hombres j6venes de la raza. Les han engafiado con sus votos,
de inmediato mås allå del limite de la empatfa humana. Con tal unanimidad,
les han privado de sus derechos civiles de reparaci6n en los tribunales ci-
franqueza y candor aparentes se hizo y se reiter6 esta acusaci6n que el mundo
viles, les han robado los frutos de su trabajo, y les estån matando todavia,
ha aceptado la historia de que el Negro es un monstruo» (1895, p.
quemåndoles y linchåndoles» (1892/1969, p. 37). También explora la dis-
La pråctica ide016gica de usar la diferencia para crear la otredad emplea varios torsi6n de la intimidad entre individuos producida por el nexo raza/género.
criterios para subordinar a los otros —principalmente, la raza, el género y la La estratificaci6n por raza pervierte la relaci6n entre los hombres blancos
clase— creando una «matriz de dominaci6n» que tanto oprime a unos como y las mujeres negras, autorizando a los primeros a satisfacer su deseo des-
privilegia a otros (Collins, 1990). El anålisis de Cooper traza repetidamente controlado, y creando la opresi6n sexual sobre las segundas durante siglos:
la compleja interacci6n de raza, clase y género en la experiencia individual «nadie que lea la historia, tal y como estå escrita en la cara de millones de
bajo condiciones de dominaci6n. Tomando como situaci6n concreta en cues- mulatos del sur, concebirå por un minuto que el hombre blanco surefio
ti6n su viaje en los trenes del sur con las condiciones de Jim Crow, primero tuvo en caballerosa consideraci6n el honor de las mujeres [quel las circuns-
sefiala el nexo entre la opresi6n segån raza/clase/género y la grave posici6n tancias pusieron en su poder» (1895, p. 13)*. Las relaciones entre las mu-
de los j6venes, los hombres negros pobres que ve desde la ventana del tren: jeres blancasy los hombres negros también se han pervertido. Las mujeres
«trabajando en fincas privadas, convictos de la Penitenciaria del Estado, entre blancas, aterrorizadas por ser descubiertas y por la deshonra social, menti-
ellos cuadrillas de nifios de catorce a dieciocho afios en grupos encadenados, rån, traicionarån e incluso ayudarån al linchamiento de sus amantes —aun-
sus pies encadenados juntos y unidos a pesados bloques de piedra, no en que no siempre; los casos de Wells-Barnett también muestran a mujeres
1850, sino en 1890, 1891 y 1892» (1892, p. 96). Entonces apunta la divisi6n blancas que ofrecen una desesperada resistencia en un esfuerzo por salvar
imposible que ese nexo produce en las mujeres de color: «[E]n una estaci6n a los amantes negros—. La peor victima de esta situaci6n es el hombre negro
destartalada... veo dos sucias habitaciones pequefias con el cartel de «PARA «linchado por abusar de mujeres cuando los hechos evidencian que la re-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

laci6n entre la vfctima linchada y la supuesta victima de su agresi6n sexual raciales y los subordinados. Cooper y Wells-Barnett esbozan las pråcticas

fue voluntaria» (1895, p. 81)*. Ya que en la 16gica del opresor, el hombre cotidianas de la sociedad surefia para «hacer raza» en el contexto de poder
blanco, «es imposible que exista una relaci6n voluntaria entre una mujer diferencial. Para el dominador es la posici6n que se da por hecho, segån 10
blanca y un hombre de color y, por tanto, el hecho de que haya una rela- retrata Cooper, una cuesti6n de costumbres, de normas prescritas en las
es

ci6n es una prueba del uso de la fuerza» (1895, p. relaciones rutinarias, dentro de las Ifneas de distinci6n racial y entre ellas.

Las expectativas de civismo recfproco, desde la perspectiva del dominador,


Recursos materiales. La dominaci6n no surge solo de las exageraciones ideo-
16gicas de la diferencia y de sus relaciones, sino de la presentaci6n de los re-
se extienden solo a aquellos que considera como iguales socialmente —es
decir, a aquellos de la raza blanca (enmarcados en sus caracterfsticas de
cursos materiales —la violencia, la producci6n, el conocimiento que hace
clase y género)—. En las interacciones entre razas, se espera una cortesia de-
posible la producci6n, y la comunicaci6n—. Los estudios de caso de Wells-
Barnett dejan Claro la cantidad de recursos materiales invertida en los lin-
ferencial solo de parte del subordinado; en esta situaci6n, la expectativa de
los dominadores es la distancia que ellos impondrån a los subordinados
chamientos: pistolas, cuerdas, queroseno, hierros de marcar, clavos y trabajo
humano. Ambas mujeres describen las maneras en que los blancos controlan como sefial de su superioridad. Las excepciones ocasionales a dicha expec-

los medios båsicos de producci6n —capital, comercio, transporte, y capaci-


tativa en casos especfficos solo sirven para probar la regla general. Como
dice Cooper, «[A]penas hay hombres entre ellos [los surefios blancos] que
clades técnicas—. Cooper se preocupa de la marginaci6n del trabajador negro
cualificado: «EI ingeniero blanco mantiene un monopolio hermético tanto
conozcan, y haya conocido desde la infancia, a algunos compafieros negros

del mercado de trabajo como de la ciencia de su oficio. Nada le inducirfa a


a quienes quieran tanto como si fueran blancos... Moririan por Ao por

coger a un aprendiz de color o incluso a trabajar al lado de un hombre de B, pero de pronto se vuelven completamente inmunes a todo principio de
color» (1892, p. 255). Wells-Barnett se centra en el control blanco de la co- 16gica cuando se les pide que apliquen la simple regla de oro a la clase a la

municaci6n, que significa que «la raza que sostiene que la Vida del negro es
que A o B pertenecen» (1892, p. 218). Wells-Barnett identifica las conse-
cuencias fatales que se derivan cuando el subordinado incumple esta regla
barata [es la misma raza] que es duefia de Ios cables del telégrafo, los peri6-
dicos y todas las demås comunicaciones con el mundo exterior. Escriben en sus relaciones, y pone numerosos ejemplos de linchamientos en los que
losafroamericanos fueron acusados por descarados y, en su autobiograffa,
los reportajes que justifican los linchamientos pintando al negro tan negro
como es posible, y las asociaciones de prensa y el mundo aceptan esos re-
pone numerosos ejemplos de personas blancas —desde el Presidente Wilson
hasta una mujer de la alta sociedad de Chicago— que se habian ofendido
portajes sin cuestionarlos ni investigarlos» (1893/1991, p. 75).
cuando una persona negra simplemente se habia mantenido firme, habia
Cooper y Wells-Barnett argumentan, dc todas formas, que el interés material
dicho la verdad o habfa contradicho la declaraci6n de un blanco.
es una explicaci6n insuficiente para la dominaci6n. Cooper muestra que mu-
chas acciones Ilevadas a cabo por los dominadores no tienen un interés ma- Las costumbres, por tanto, estån relacionadas con el racismo, con la domi-

terial real. Por ejemplo, al reflejarse en su experiencia de viajar en vagones de naci6n. A causa de los patrones predominantes en las relaciones cotidianas,
tren segregados, no puede sino «preguntarse 10 que le cuesta a la compafifa el subordinado queda espiritualmente exhausto, mientras que el domina-
dor reproduce su lealtad al sistema opresivo a través de una multitud de
y al estado arreglar los vagones para proporcionar acomodaci6n separada y
especial para transportar las diversas tonalidades humanas» (1892, p. 94). pråcticas que se dan por hecho. Y las costumbres, si se orientaran, aunque
Como lecci6n de historia de las relaciones raciales, Wells-Barnett sefiala que, fuese débilmente, en la direcci6n del civismo, podrfan empezar a socavar
desde la Reconstrucci6n, ninguna concesi6n de los negros a los supuestos sistemåticamente la dominaci6n.
interescs materiales de Ios blancos ha originado violencia contra los negros. Furia. Pero la dominaci6n descansa sobre todo en una emoci6n, un deseo
Costumbres. Una explicaci6n de la persistencia de la dominaci6n es su ru- de control absoluto, que es una furia que se retroalimenta, que siempre se
tina y reproducci6n en las interacciones de cada dia entre los dominadores expande. Wells-Barnett considera la emoci6n violenta del linchamiento

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

como «el resultado inevitable de un poder desenfrenado, ejercido durante energfa. En su anålisis, hicieron una contribuci6n significativa a las teorfas
dos siglos y medio, del hombre blanco sobre el Negro» (1892/1969, p. 7). soci016gicas criticas sobre el poder, tanto neomarxistas como feministas.
Esta furia se intensifica con cualquier amenaza a la misma, cualquier ma- Esta tesis desaffa la demanda fåcil de la posibilidad de un discurso racional
nifestaci6n de autonomia de parte del subordinado, ya que en el marco y nos ayuda a entender la violencia y la determinaci6n recalcitrante de
emocional del sistema de castas racial, la autonomfa del subordinado de-
triunfar con la injusticia, que son parte de nuestro presente y también de
sencadena el terror autoinducido del dominador a la contaminaci6n y a la
nuestro pasado.
deshonra. Para explorar este punto, Cooper analiza un impactante poema
4. Cooper y Wells-Barnett defienden una sociedad moldeada por la coe-
de propaganda escrito por un hombre blanco, «A Voodoo Prophecy», de
y no por la dominaci6n. La alternativa de Cooper
xistencia, o equilibrio,
Maurice Thompson, publicado en el Independent blanco de Nueva York.
y Wells-Barnett a la dominaci6n no es ni un melting pot asimilacionista ni
La voz en el poema se supone que es la de un hombre negro.
la complementariedad funcional de las instituciones. Mås bien, prevén una
En mis entrafias estå retenida una oscura maldici6n
sociedad caracterizada por el conflicto continuo entre intereses confronta-
De inundar
dos e ideas discrepantes de grupos en oposici6n, que son 10 suficientemente
Tu sangre
Y manchar tu piel y rizar tu pelo dorado iguales en recursos de poder como para impedir la dominaci6n de una de
Como has hecho conmigo, haré yo contigo las facciones: «La paz continuada en una naci6n es el resultado del con-

Por todas las generaciones de tu raza; flicto; y el conflicto, razonable, estimulante y continuado, se produce por
Tus extremidades blancas, el azul patricio de tu sangre la coexistencia de elementos radicalmente opuestos o radicalmente dife-
Serån rentes» (Cooper, 1892, p. 151). Este conflicto da vueltas en un espacio que
Mancillados por mf se genera a sf mismo, un espacio en el que las pråcticas de civismo y reci-
Y dejaré mi huella en tu cara (citado en Cooper, 1892, p. 215)
procidad, asi como los procesos de libertad y de progreso, se producen y
El argumento de Cooper es que «al componer este retrato del Negro, Mau- reproducen dinåmicamente. Las realidades de la diferencia, encuadradas
riceThompson, aunque pueda haber Sido inconscientemente, ha dejado al en normas de inclusi6n, inducen a la pråctica del poder en esta alternativa
desnudo su propia alma —su temor secreto y su horrible terror—» (1892, p. a la dominaci6n, que Cooper llama «equilibrio» o «coexistencia».
217)*. La culpabilidad blanca crea este miedo a la represalia. La mentira
Wells-Barnett defiende una serie de estrategias para que los grupos subor-
sobre las violaciones de las mujeres blancas por parte de los negros y la brutal dinados logren un empoderamiento equitativo. Deben usar cualquier re-
crueldad a la que se enfrenta cada una de tales acusaciones son las respuestas
curso econ6mico que pueda resultar para forzar al dominador a capitular:
de la memoria colectiva de las violaciones de las mujeres negras por parte
boicots, retirada del trabajo, publicidad para alejar la inversi6n de capital.
de los blancos. El dominador tiene miedo de que se le pueda dar la vuelta
Deben estar dispuestos a enfrentar fuerzas contra fuerzas: «cuando el hom-
a la situaci6n, que el subordinado asuma el dominio sobre él. Wells-Barnett
bre blanco, que es siempre el agresor, sepa que corre un alto riesgo de morder
10 dibuja en la resistencia brutal a la emancipaci6n negra: «No a la domi-
el polvo cada vez que 10 hace una vfctima afroamericana, tendrå un mayor
naci6n negra se convirti6 en la nueva inscripci6n del sanguinario estandarte
respeto por la Vida afroamericana» (1892/1969, p. 23). Deben movilizar a
del soleado sur, y bajo él circularon el Ku Klux Klan, las autoridades, las
la opini6n påblica. Para Wells-Barnett, el problema de la dominaci6n, como
multitudes sin ley, que por cualquier motivo decidfan matar a un hombre
se manifiesta en los linchamientos, se debe encarar en dos tribunales: el de
o a una docena segån encajara mejor en su prop6sito» (1895, p. 9) *
la ley y el de la opini6n påblica; y ella cree que los dos estån vinculados: «EI
Ni Cooper ni Wells-Barnett consideraron que la furia fuera un factor se- brazo fuerte de la ley se debe aplicar sobre los que linchan con castigos se-
cundario ni una consecuencia de la dominaci6n, sino su autorrenovada veros, pero ni puede hacerse ni se harå a menos que un sentir påblico razo-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

nable demande y sustente tal acci6n» (1892/1969, p. 21). Sus métodos son que formule como axioma la ridiculez de que el hombre y la mujer son uno,

crear unos medios de comunicaci6n negros, usar la prensa blanca contra y ese uno el hombre.. .; no encontrarås economistas politicos que declaren que
el finico ajuste posible entre trabajadoresy capitalistas es el del egofsmo y la
ella misma, y Ilevar su caso a una audiencia que la escuche: la de los negros
rapacidad, que cada uno debe conseguir todo 10 que pueda y quedarse con
del norte, blancos del norte, y la comunidad internacional.
todo 10 que consiga (1892, p. 58).
Cooper afiade a esto la cuesti6n de la coalici6n entre los subordinados, es-
Pero Cooper advierte que, para que triunfe la ética femenina, las mujeres
pecialmente mujeres y gente de color. La dominaci6n existe en los Estados
no deben, en la propia båsqueda de sus derechos, pisar los derechos de los
Unidos, sostiene, debido a dos formas fundamentales de desequilibrio en
otros, o ser arrastradas a la lucha masculina en la que 10 que importa es
el sistema social del momento: uno, la raza anglosajona ejerce una influen-
conquistar. Observando el creciente racismo en los movimientos por los
cia desproporcionada en el debate nacional, y esa raza soporta una tradici6n
derechos de las mujeres blancas, a Cooper le desalienta que algunas mujeres
de excesiva agresividad en su forma de ser; dos, la voz de las mujeres ha
parezcan dispuestas a reivindicar su derecho a voto argumentando que los
Sido excluida durante mucho tiempo, y la civilizaci6n se basa en una ética
hombres de color que ya han conseguido el derecho a voto no son mere-
cultural masculina. Cooper conecta estos dos desequilibrios situando a la
cedores, hombres de raza negra que ellas sostienen que son inferiores a las
civilizaci6n del momento en el contexto hist6rico: «Desde la idea del
mujeres anglosajonas. Para Cooper, el deber de la mujer estå absolutamente
orden. el mundo civilizado, que sucumbi6 ante la fuerza y brutalidad
claro: «Las mujeres no deberfan, ni siquiera por inferencia, o en interés de
bårbaras del siglo V, ha Sido como un nifio criado por su padre. Ha nece-
un argumento, denigrar al débil. Porque la causa de la mujer es la causa
sitado el coraz6n de una buena madre para ensefiarle a ser piadoso, a amar del débil; y cuando todos los débiles hayan recibido su debida considera-
la misericordia, a socorrer al débil y a cuidar del que estå por debajo» (1892, ci6n, entonces la mujer tendrå sus "derechos"» (1892, p. 1 17).
p. 51). Defendi6 la tesis de la herencia de la agresividad anglosajona, usan-
Para Cooper, el rol de la mujer negra de construir una coalici6n entre las
do la descripci6n de Taine de los bårbaros del siglo V como la quintaesencia
mujeres y la gente de color es esencial. La mujer negra representa la voz
del anglosaj6n (véase tema 1, anteriormente). Su mensaje manifiesto es el
del mås débil y, a pesar de ello, la mås perdurable; ella es el elemento no
de una herencia anglosajona que desprecia la debilidad, y proclama que
exterminable del que mås han abusado codas las fuerzas contendientes, y
«verdaderamente nosotros somos el pueblo, y detrås de nosotros no hay
ha Sido silenciada durante demasiado tiempo. El equilibrio del individuo,
nadie mås. Nuestro Dios es el poder; la fuerza, nuestro eståndar de exce-
de las razas, de Ia naci6n y del mundo depende ahora de su voz.
lencia» (1892, p. 53). Pero la descripci6n también introduce un mensaje
oculto: el de la brutalidad del hombre blanco.
LA RELEVANCIA DE COOPER Y WELLS-BARNETT EN LA
Frente a esto, contrasta su propia herencia como afroamericana y su he-
HISTORIA Y EN LA PRACTICA ACTUAL DE LA SOCIOLOGfA
rencia de cultura femenina. Cooper alaba el deseo afroamericano «de ley y
orden, su respeto innato por la autoridad, su ineptitud para las revueltas y
COOPER Y WELLS-BARNETT Y EL CANON
la anarqufa, su gentileza y alegrfa como trabajadores» (1892, p. 173). En DE LA SOCIOLOGfA
su anålisis sobre las culturas masculina y femenina, argumenta que la pre-

sencia de los principios femeninos en la esfera påblica transformarå radi- Cooper y Wells-Barnett realizaron sus trabajos soci016gicos mås importan-
calmente la cultura mundial: tes y creativos a principios de la década de 1890-1899; sus trabajos prece-
No encontrarås una teologfa que envie a los nifios a lagos de fuego inextingui- den o son contemporåneos a las contribuciones ahora canonizadas de pen-
ble mucho después de que las mujeres hayan tenido una oportunidad de ab- sadores,hombres blancos, como Emile Durkheim, Max Weber, Georg
sorber, dominar y hacer uso de sus dogmas... [N]o encontrarås jurisprudencia Simmel y George Herbert Mead, asi como a las contribuciones de soci610gas

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciön de la sociologiafeminista negra

blancas como Addams, Gilman, Marianne Weber, Webb y las Mujeres de Martineau la precede— que reconoce el papel de los medios de comunica-

Chicago.
ci6n de masas como una fuerza de la estructura social. Cooper se preocupa
por el rol del hogar y el rol de la mujer en la socializaci6n de los hijos, la
Se pueden hacer cuatro afirmaciones sobre su contribuci6n. Primero, como
educaci6n de los adultos y en el refuerzo de las buenas costumbres en los
teorfa social general creada a través de las lentes de las relaciones raciales,
grupos. Uno de sus énfasis principales 10 pone en que las buenas costum-
no tiene precedentes en la teoria soci016gica dominante y se deberfa con-
bres civicas en una sociedad altamente diversa sirven para «lubricar las jun-
siderar como un alegato esencial en el contexto de la necesidad actual de
tas y minimizar las fricciones de Ia sociedad» y que las mujeres tienen una
una comprensi6n mås multicultural de la disciplina. Segundo, Cooper y
gran parte que jugar a la hora de modelar estas buenas costumbres (Cooper,
Wells-Barnett no son voces aisladas, sino parte de una enorme tradici6n
1892, p. 121). Por 10 tanto, cree en la funci6n expresiva de las mujeres a
de segregaci6n del anålisis soci016gico de los afroamericanos, que incluye
la hora de moldear, no solo la esfera privada, sino también la påblica (un
el rico discurso de las mujeres afroamericanas (Collins, 1990; Giddings,
argumento que mås tarde hace Johnson 1988, 1989, 1993). Cooper y
1984) y los logros sobresalientes pero vergonzosamente ignorados de W.
Wells-Barnett rechazarfan el proyecto funcionalista de la objetividad; su
E. B. DuBois. Tercero, Cooper y Wells-Barnett crean una teorfa social cen-
proyecto no es ensefiar 10 que es es justo, sino producirlo. Dadas las desi-
trada moral y apasionadamente en un eståndar de justicia derivado de la
gualdades en la sociedad, el analista debe favorecer las voces menos ofdas.
religi6n judeo-cristiana y de las demandas de la América democråtica y re-

publicana. Refuerzan la reivindicaci6n de que la sociologfa es una ciencia Teorfa marxista del conflicto. Cooper y Wells-Barnett reconocen el papel de
moral, una reivindicaci6n que va desde Comte a Martineau y Addams pero Ios recursos materiales en el conflicto pero no consideran las ideas o la ideo-
que se desvanece en el despegue de la disciplina hacia la modernidad pro- logia como una superestructura que descansa en una subestructura material.
fesional y el desapego. Y cuarto, Cooper y Wells-Barnett elaboran una teo- El argumento de que las ideas, aunque a veces influidas por las condiciones

ria de la intersecci6n de la raza, la clase y el género, que afiade una linea materiales, pueden a su vez moldear la forma en que la sociedad organiza sus
vital a la tradici6n feminista de la sociologfa. En esta secci6n, evaluamos la condiciones materiales es central en su anålisis. Wells-Barnett, instando a los

relaci6n de Cooper y Wells-Bartnett con tres paradigmas: el funcionalismo, afroamericanos a actuar para protegerse a si mismos, propone como paso in-
la teorfa marxista del conflicto, y la teorfa interpretativa. En la siguiente mediato: «ayudar a divulgar los hechos... con el fin de poder revolucionar el

secci6n, evaluamos su significado para el paradigma feminista. sentimiento pfiblico» (1892/1969, p. 97). Cooper y Wells-Barnett difieren
significativamente de la teorfa marxista del conflicto en que ellas no ven la
Funcionalismo. Tanto Cooper como Wells-Barnett rechazan la ideologfa del
clase como la relaci6n principal de desigualdad, sino que defienden que las
darwinismo social de «la supervivencia del mås fuerte» que permea el fun-
configuraciones desiguales de raza, género, color, clase y ubicaci6n geopolitica
cionalismo americano inicial. Aun asf, ambas buscan el orden, que Cooper
afectan todas a la biografia individual ya la estructura social. También ven
denomina «equilibrio», como un bien social. A diferencia de los hombres
una diferencia entre las pråcticas de explotaci6n por raz6n de clase y las pråc-
blancos funcionalistas, de todas formas, Cooper y Wells-Barnett creen que
ticas prejuiciosas por raz6n de color y de raza, sefialando la hostilidad hori-
el equilibrio se logra por las disputas entre grupos culturales diferentes mås
zontal entre los trabajadores blancos y negros en los Estados Unidos. Tampoco
que por la asimilaci6n. Por usar el lenguaje posterior de Talcott Parsons,
creen que el conflicto se resuelva en una sociedad sin clases. Para ellas, la di-
sitåan el equilibrio en el proceso de dos åreas funcionales: la integraci6n y
ferencia y la oposici6n son hechos permanentes en la Vida social; el desaffo de
el mantenimiento de las pautas latentes. Wells-Barnett se centra en el sis-
una sociedad es encontrar vfas ecuånimes para gestionar el conflicto.
tema legal como fuente del orden pero afiade el corolario importante de
que el sistema legal funcionarå solo si la opini6n påblica apoya su funcio- Teorfa interpretativa. Cooper y Wells-Barnett tienen mucho en comfin con
namiento. Ella es una de los primeros soci610gos —quizås solo Harriet el paradigma interpretativo: creen en el interaccionismo simb61ico, en las

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

tipificaciones construidas socialmente, y en la pråctica interactiva como hacia una inferioridad de castas radical. Dadas estas diferencias en sus si-

fuerza para moldear la sociedad. Pero difieren acusadamente con la teorfa tuaciones vitales, es destacable apuntar en primer lugar hasta qué punto

interpretativa dominante en que ellas y Ia


consideran que el significado hay una tradici6n soci016gica feminista compartida por todas las mujeres
interacci6n ocurren entre lineas de diferenciaci6n y poder. Reconocen que de este texto. En segundo lugar, es importante afiadir a esta tradici6n la

los significados simb61icos se construyen en un contexto hist6rico y que comprensi6n te6rica distintiva de Cooper y Wells-Barnett. En tercer lugar,
cuestiones como el poder, la dominaci6n y la subordinaci6n estån siempre no debemos, al presentar juntas a Cooper y \Vells-Barnett, homogeneizarlas
presentes en esta construcci6n. Cooper sostiene que una interacci6n sin de forma que las importantes diferencias entre ellas queden oscurecidas.
fricci6n no surge naturalmente de una relaci6n, o como resultado de un
Puntos en comån en la tradici6n feminista. Como casi todas las mujeres en
entendimiento empåtico del otro como individuo. Mås bien, la cordialidad
este texto, Cooper y Wells-Barnett tienen fe en el llamamiento a la moral y
entre Ifneas de diferenciaci6n depende de una generalizaci6n impersonal
fe en el ser humano como un agente moral. Reconocen que este agente moral
tipificada del otro como cualquier Otro, que merece la cortesfa que se le
es un actor individual, que tiene necesidades ffsicas y debilidades, vulnerable
concede a todos los otros. En sociedades organizadas por la dominaci6n,
a la intimidaci6n, y que puede fracasar a causa del cansancio o la agresi6n
nunca es uno simplemente uno es siempre otro en una
«cualquier otro»;
corporal. Creen en el deber moral de las mujeres a expresarse (y en que la
relaci6n compleja de poder. El dominador no puede relacionarse con el
sociedad deberfa educar a las mujeres para que se expresaran), no solo sobre
subordinado como con cualquier Otro, sino solo como con el otro que es
cuestiones de mujeres, sino sobre todas las cuestiones criticas a las que se en-
«menos-que»; cuanto mås cerca estå en estatus el subordinado del domi-
frentan el pais y el mundo, relacionadas con la politica, la economia, la so-
nador, 10 que parecerfa conllevar la posibilidad de una comprensi6n mås
ciedad y la religi6n. Comparten con Martineau, Gilman y Weber la voluntad
empåtica, mås responde el dominador buscando restablecer la diferencia
de afrontar la sexualidad como parte de la experiencia humana. Y, como
—con la rudeza, la descortesfa, la coerci6n—
Martineau, afrontan la relaci6n entre raza y sexualidad. Comparten con las

Mujeres cle Chicago la confianza en la investigaci6n y en los datos empiricos,


COOPER Y WELLS-BARNETT Y LA TRADICIÖN aunque ellas Ilevan a un extremo mås critico el uso de dichos datos, siempre
DE LA SOCIOLOGfA FEMINISTA considerando su fuente. En especial como Addams y Martineau, ambas si-

Afiadir a Cooper y Wells-Barnett a la tradici6n de la sociologfa feminista guen la pråctica metod016gica de mantenerse presentes en sus relatos sobre

desaffa y extiende esa tradici6n de una manera que es mås significativa que la ciencia social como mujeres con biografias particulares y puntos de vista

las consecuencias de afiadirlas al canon masculino. Aunque para las mujeres


moldeados por su raza, clase, nacionalidad, religi6n e historia.

soci610gas blancas de este texto, «raza» significaba agrupaciones diversas


étnicamente en las que la experiencia afroamericana era una de muchas; CONTRIBUCIONES DISTINTIVAS DE UNA TRADICIÖN
ninguna de ellas, en su experiencia vital o en su empefio intelectual, pres- FEMINISTA NEGRA
taron mucha atenci6n al esquema negro/blanco, central en Cooper y Wells-
Barnett y en gran parte de la historia y de la politica de los Estados Unidos. Diversidad. Cooper y Wells-Barnett sittåan la diversidad —diferencias entre

La identidad personal de las mujeres blancas podia ser desafiada en térmi- individuos y entre grupos de individuos— directamente en el centro de la

nos de cuånta autoridad o libertad podia ejercer una mujer, pero su inte- problemåtica feminista. Aceptan el hecho de que la diversidad haga que

gridad ffsica no era un problema. Por el contrario, Cooper y Wells-Barnett los choques de intereses y creencias sean una caracterfstica permanente de
tuvieron amplias experiencias personales relacionadas con el ejercicio del la Vida social. Pensar en un momento en el que el conflicto cese realmente

poder arbitrario de la dominaci6n y de la manipulaci6n de la diferenciaci6n es imaginar la eliminaci6n de la diversidad, posible solamente bajo pråcticas

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

de una tiranfa monstruosa. La cuesti6n es c6mo igualar el poder de todas Diferencias entre mujeres. Para Cooper y Wells-Barnett, la experiencia de
las partes en conflicto para permitir una negociaci6n dinåmica de intereses la subordinaci6n por raz6n de género no necesariamente conduce a las mu-
y demandas. jeres a superar las diferencias producidas por la raza y la clase. Escriben fre-

cuentemente sobre la ceguera de la mujer blanca ante los apuros de las mu-
Dominaci6n como patologia. Todas las feministas consideradas en este libro
jeres negras pobres, sobre el pensamiento estereotipado de las mujeres
entienden la esencia te6rica de la dominaci6n: el proyecto de una parte de
blancas acerca de las mujeres y los hombres negros, y sobre la traici6n de
reducir a las otras partes para que no puedan existir como subjetividades
las blancas feministas a la gente de color. Cooper capta la anomalfa de la
independientes. Cooper y Wells-Barnett entienden esto fundamentalmente,
situaci6n de la mujer negra, que se invoca en términos de injusticia de clase
su tipo-ideal es el recuerdo que su comunidad tiene de la esclavitud. Lo que
y de género y que se ignora en referencia con la injusticia racial:
ellas afiaden a esta comprensi6n te6rica de la dominaci6n es, primero, un
anålisis de c6mo opera la dominaci6n si se la desaffa. Describen en detalle A menudo escucho en el norte a alguna conferenciante que dirige alguna pe-
tici6n seria en relaci6n con «nuestras chicas trabajadoras» (que, por supuesto,
la coerci6n ffsica que usarå el dominador, no solo privaci6n material, sino
significa chicas trabajadoras blancas)... Siempre me alegro cuando oigo que
brutalidad, tortura, asesinato y terrorismo. Esta tesis es esencial para una
se han creado salas de lectura y entretenimientos sociales para mejorar la suerte
comprensi6n feminista de la dominaci6n; puede pasar te6ricamente
sin ella,
de las mujeres que trabajan duro para conseguir el pan, pero... iCuåntas han
desapercibida la relaci6n entre los reportajes de los medios sobre momentos pensado alguna vez en las mujeres de color demacradas y oprimidas, dobladas
violentos dispares pero continuos en los acontecimientos mundiales. Se- sobre la bafiera o las tablas de planchar —con nifios que alimentar y una casa
gundo, Cooper y Wells-Barnett nos muestran que la dominaci6n no es solo de alquiler que pagar, madera que comprar, jab6n y almid6n de los que pro-
un cålculo racional, sino una expresi6n de furia. Los dominadores disfrutan veerse— arrastrando a casa semanalmente los grandes canastos de ropa para las

de la experiencia de su poder y no 10 ceden en respuesta a reclamaciones ra- familias que les pagan por un mes de lavanderfa apenas 10 suficiente para com-

zonables. La dominaci6n se debe entender como una patologfa que, aunque prar un imprescindible par de zapatos! (1892, pp. 254-255).

se desarme momentåneamente, erupcionarå de nuevo si no hay una vigi- Wells-Barnett retrata las ideas estereotipadas sobre la raza de las mujeres
lancia constante que la contrarreste. blancas en su relato sobre su extensa lucha con Frances Willard, del Women's
Christian Temperance Union (WCTU), sobre la cuesti6n concreta de las
La matriz de y opresi6n. Cooper y Wells-Barnett describen una
privilegio
situaci6n de dominaci6n como aquella en la que la diversidad social se or- relaciones sexuales voluntarias entre mujeres blancas y hombres negros
—una relaci6n que Willard llam6 «una imputaci6n sobre la mitad de la raza
ganiza en términos de una matriz de opresi6n y privilegio en la que la raza,

la clase, el género, el color y la ubicaci6n geopolitica se intersecan en las


blanca»— y sobre la cuesti6n politica de la evitaci6n del WCTU de decla-
rarse firmemente en contra del linchamiento. Cooper retrata agriamente
vidas individuales y en las configuraciones sociales. Describen los efectos
el racismo de la mujer surefia blanca en las organizaciones de mujeres y
de esta combinaci6n opresiva en sus propias vidas, a través de relatos au-
critica agudamente la predisposici6n de las mujeres blancas a usar el ra-
torreflexivos, en las vidas de su comunidad, a través de anécdotas (Cooper)
cismo como herramienta en su lucha por el sufragio. Para Cooper y Wells-
y estudios de caso (Wells-Barnett); y en la historia y la politica de los EE.
Barnett, las blancas progresistas son sus aliadas potenciales en la lucha con-
UU. Consideran que esta matriz funciona no solo para oprimir sino tam-
tra la dominaci6n, de ellas es la conciencia a la que se puede Ilegar; pero el
bién para favorecer. Observan los supuestos derechos adquiridos del hom-
racismo social las hace aliadas no fiables.
bre blanco sobre la mujer negra, los intentos de la mujer blanca surefia de
dividir los movimientos de las mujeres en funci6n de la raza, y a las mujeres Diferencias entre Cooper y Wells-Barnett. Nuestra intenci6n al presentar
feministas del norte que priorizan su interés, su género, ante otras dimen- a Cooper y Wells-Barnett juntas ha Sido sugerir algunos de los elementos
siones de la opresi6n como la raza y la clase. de la tradici6n feminista negra en la sociologfa. Nos hemos centrado, por

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tanto, en las similitudes. No deseamos, no obstante, combinarlas asi para y por una llamada al interés propio, ya que 10 mås båsico es saber que a
que el lector vea solo «dos mujeres soci610gas negras»; hay diferencias im- uno le devolverån el golpe.
portantes entre ellas. La principal diferencia puede ser que Wells-Barnett En primer lugar, Wells-Barnett expresa una conciencia feminista por su de-
fue sobre todo una activista, una investigadora, y una periodista en cam- fensa del débil. Estå dispuesta a luchar por el miembro mås débil de la so-
pafia, mientras que Cooper fue en esencia una intelectual y te6rica. Pero ciedad, como muestra en el caso de Henry Smith, el hombre pobre, negro,

estos dos estilos de hacer sociologfa se distinguen entre ellos solo en nuestra discapacitado mentalmente acusado de asesinato (un cargo que Wells-Barnett
configuraci6n actual de la sociologfa, una configuraci6n que surge de una parece aceptar). Ademås, hace que el paradigma de género y raza sea central
politica de género, raza y clase en la profesi6n. En la tradici6n de la sociologfa en su anålisis de la sociedad americana. La conciencia feminista de Cooper
negra, uno tiene que entender que los roles de los activistas y los te6ricos son estå mås presente en su critica a la cultura masculina y su elocuente des-
responsabilidades vinculadas al analista social. Wells-Barnett tenia fuertes cripci6n dc 10 que ella considera como la naturaleza del principio femenino
intereses te6ricos, y Cooper fue activa luchando por los derechos de los de equilibrio: «Dejemos que ella ensefie a su pais que cada motivo de interés

negros durante toda su Vida. en este mundo tiene derecho al menos a una escucha respetuosa, que cada
sensibilidad merece su propia complacencia, que no se deberfa pisotear una
Ademås, a Wells-Barnett te6ricamente le pudo haber entusiasmado mås
causa perdida, ni romperse una cafia doblada» (1892, p. 124).
las maneras en que el conocimiento y la opini6n pulblica se construian so-

cialmente y actuaban de vuelta sobre la sociedad que los habfa construido,


mientras que Cooper pudo estar mås fascinada por la conexi6n o desco-
nexi6n 16gica entre 10 que la gente proclamaba creer y 10 que era capaz de LECTURA 5-1
hacer. Ambas mujeres definen al ser humano en términos de capacidad de
acci6n moral, pero Cooper desarrolla esta posici6n a partir de su propia fe
EXTRACTOS DEA RED RECORD [UN REGISTRO ROJO],
religiosa y localiza la fuente de dicha capacidad de acci6n en las «posibili-
DE WELLS-BARNETT
clades infinitas del alma humana individual» (1892, p. 298). Wells-Barnett

desarrolla su postura desde su creencia en los procesos legales democråticos Estas selecciones se han extrafdo de las påginas 1-98. Muestran los puntos
y sitåa la esencia de la capacidad de acci6n moral del individuo en la po- principales de la teorfa y el método de Wells-Barnett: que la dominaci6n re-

sibilidad de imputabilidad. A1 explorar las cuestiones sobre sexualidad y sulta de la interacci6n de la historia, la ideologfa, los recursos materiales, y la
raza, Wells-Barnett insiste en que las relaciones entre negros y blancos son emoci6n, que la justicia necesita Ia movilizaci6n de la opini6n påblica y un
el resultado natural de un contacto pr6ximo. Cooper prefiere considerarlas sistema legal que proteja a los débiles, que la atracci6n sexual entre razas ocu-

como excepciones a la regla, ya que su deseo es calmar 10 que ha definido rre frecuentemente, pero que la ideologfa de la dominaci6n intenta oculcarlo,

como los peores miedos de los blancos del sur. Cooper y Wells-Barnett y que los oprimidos deben enfrentarse a los opresores con las propias palabras
creen que el empoderamiento negro se logra a través de la educaci6n y de de estos, usando los medios de comunicaci6n blancos para condenar a las

la movilizaci6n econ6mica, pero Wells-Barnett se siente c6moda con la personas blancas al examinar de forma cruzada los datos que ellos presentan.

El lector deberfa observar la elaboraci6n cuidadosa de las estadfsticas de lin-


posibilidad de que parte de ese empoderamiento se deba lograr a través de
la resistencia violenta, y Cooper no c6moda con esa via. La fe de Cooper
estå
chamiento de Wells-Barnett, de las que solo se ofrece aqui una muestra.
la refrena en este sentido, mientras que el compromiso de Wells-Barnett
con la ley, inspirada en el sentir ptlblico, la urge a ello. Wells-Barnett cree

que la opini6n påblica se puede moldear por una llamada a la conciencia Fuente: Ida B. Wells-Barnett, A Red Record (Chicago: Donohue and Hcnneberry, 1895).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciön de la sociologiafeminista negra

EXTRACTO DEL CAPfTULO «THE CASE STATED» 1, La primera [excusal proporcionada al mundo civilizado por el asesinato
[PRESENTACIÖN DEL CASO] de negros inofensivos era la necesidad del hombre blanco de reprimir y
acabar con las alegadas «revueltas raciales»... En estas insurrecciones y re-
El estudiante de sociologfa encontrarå que el afio 1894 estå marcado por el
vueltas era siempre un hecho remarcable que solo se asesinaran a negros
profundo despertar de la conciencia påblica un sistema de anarqufa e in-
en las revueltas, y que todos los blancos escaparan sin dafio...
cumplimiento de la ley que ha ido creciendo durante una serie de diez afros...
Pero esta historia se desgast6 finalmente. Nunca se cristaliz6 ninguna
Comenzando con la liberaci6n del Negro, el resultado inevitable del poder
insurrecci6n; no se detuvo nunca ni se prob6 la culpabilidad de un negro
desenfrenado ejercido durante dos siglos y medio por 10s hombres blancos
sobre Negro empez6 a mostrase en actos de un inconsciente incumpli-
el
alborotador, y no hubo dinamita que registrara la protesta de los hombres
miento de la ley. Durante el régimen de esclavitud, el hombre blanco surefio negros contra la opresi6n y la injusticia...

era duefio del alma y del cuerpo del Negro. Su interés era menguar su alma Después vino la segunda excusa, que naci6 durante los tiempos turbulentos
y preservar su cuerpo. Investido de un poder ilimitado sobre su esclavo, para de la reconstrucci6n. Por una enmienda a la Constituci6n se le dio al Negro
someterlo a todo tipo de castigos ffsicos el propietario blanco rara vez
el derecho a voto y, te6ricamente al menos, su papeleta se convirti6 en su
permitfa que su rabia Ilegara tan lejos como para quitar una Vida, 10 que le inestimable emblema de ciudadanfa... «No a la dominaci6n Negra» se con-
habrfa conllevado una pérdida de varios cientos de d61ares...
virti6 en la nueva inscripci6n del sanguinario estandarte del soleado sur, y
Pero Ileg6 la Emancipaci6n el hombre blanco no tenia derecho a azotar bajo él circularon el Ku Klux Klan, las autoridades, y las multitudes sin ley,
al Negro liberado, afin menos tenia derecho a matarlo. Pero la poblaci6n que por alguna raz6n decidfan asesinar a un hombre o a doce segån encajara
blanca del sur habfa Sido educada durante tanto tiempo en la escuela de la
mejor en sus prop6sitos. Fue una campafia larga y cruenta; la sangre se hiela
pråctica de que la fuerza da la raz6n, que despreciaron dibujar Ifneas de acci6n y el coraz6n pråcticamente pierde su fe en el cristianismo cuando se piensa
estrictas para tratar con el Negro. [Uln nuevo método de intimidaci6n se
en Yazoo, Hamburg, Edgefield, Copiah y las innumerables masacres de ne-
puso en boga; no solo se azotaba y fustigaba al Negro; se le mataba.
gros indefensos cuyo finico crimen fue intentar ejercer su derecho a voto.
No todos ni casi todos los asesinatos Ilevados a cabo por los blancos durante
Azotado desde su hogar; perseguido en la ciénaga; colgado por los ata-
los pasados treinta afios en han salido a la luz, pero los blancos reu-
el sur
cantes a media noche, y asesinado abiertamente a la luz del dfa, el Negro
nieron y preservaron estadfsticas que no han Sido cuestionadas, y que mues-
se aferra a su derecho a voto con un heroismo que habrfa exprimido ad-
tran que durante estos afios mås de diez mil negros fueron asesinados a
miraci6n del coraz6n de los mås salvajes. Crefa que en la pequefia papeleta
sangre frfa, sin la formalidad de un proceso judicial ni de una ejecuci6n
habfa algo sutil que representaba a la humanidad, asf como a la ciudadanfa,
legal. Y aun asf, como evidencia de la absoluta impunidad con la que los

blancos se atrevfan a matar a los negros, el mismo registro muestra que,


y miles de hombres negros acudfan a sus tumbas como ejemplos de c6mo
durance todos esos afios, y de todos esos asesinos, solo tres hombres blancos unos morfan por los otros.

fueron a juicio, declarados culpables y ejecutados.., La victoria del hombre blanco se hizo pronto completa.,. Sin el temor a la
L6gicamente, la comisi6n de estos crfmenes comenz6 a zarandear algo Ia «Dominaci6n Negra» ya ante sus Ojos, la segunda excusa del hombre blan-
conciencia påblica, y el blanco surefio, como tributo a la civilizaci6n del co dej6 de tener valor...

siglo XIX, fue de alguna manera forzado a dar excusas por su barbarie...
La brutalidad continu6 todavfa: los negros fueron abatidos, azotados, exilia-
El mås importante de todos los negros, Frederick Douglass, en un artfculo dos, disparados y colgados cuando y donde le apetecfa al hombre blanco tra-
de fecha reciente.., muestra que ha habido tres épocas distintas de barbarismo tarlos asf, y... los asesinos inventaron la tercera excusa: que tenfan que asesinar
surefio, en funci6n de las tres excusas distintas que se han dado al mismo, a los negros para vengar sus agresiones sexuales contra las mujeres...

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La humanidad aborrece a los agresores de mujeres, y esta acusaci6n sobre el . Para justificar su propia barbarie [los hombres blancos del surl asumen
Negro 10 situ6 de inmediato mås allå del limite de la empatfa humana. Con una gallardfa que no poseen. La verdadera gallardia respeta a todas las mu-
tal unanimidad, franqueza y candor aparentes se hizo y se reiter6 esta acusa- jeres, y nadie que lea la historia, tal y como estå escrita en la cara de millo-

ci6n que el mundo ha aceptado la historia de que el Negro es un monstruo... nes de mulatos del sur, concebirå por un minuto que el hombre blanco
El Negro ha sufrido mucho y estå dispuesto a sufrir mås... Pero Ilega un surefio tuvo en caballerosa consideraci6n el honor de las mujeres [quel las
momento en que hasta el filtimo gusano se transforma, y el Negro siente circunstancias pusieron en su poder... La virtud no conoce lineas de color
hoy que [debe] ... defender su nombre y su hombrfa de esta acusaci6n vil... y la caballerosidad que depende del tono de la piel y de la textura del pelo
no puede conllevar un respeto honesto.
[Ell Negro debe darle al mundo su versi6n de esta terrible historia...

Cuando Ileg6 la emancipaci6n... [d]esde cada rinc6n y esquina del norte,


... La cuesti6n que nos debemos preguntar es qué entiende el hombre blanco
mujeres j6venes blancas y valientes respondieron a esa llamada y dejaron
cuando acusa al hombre negro de violaci6n. e•Se refiere al delito que las leyes
sus hogares cultivados, sus felices asociaciones y sus vidas c6modas y, con
de los estados civilizados describen como tal? De ninguna manera. Para el
heroica determinaci6n fueron al sur a Ilevar luz y verdad a los negros igno-
hombre blanco del sur, cualquier mezcolanza que se produzca entre una
rantes... [E]stas mujeres blancas... se convirtieron en delincuentes sociales
mujer blanca y un hombre de color es fundamento suficiente para el cargo
en el sur„. «Maestras de negros», criminales imperdonables en la ética social
de violaci6n. El hombre blanco del sur dice que es imposible que exista una
relaci6n voluntaria entre una mujer blanca y un hombre de color y, por del sur, y fueron insultadas, acosadas y aisladas, no por los negros, sino por

tanto, el hecho de que haya una relaci6n es una prueba del uso de la fuerza. los hombres blancos que se jactaban de su caballerosidad con las mujeres.

En numerosos casos en que los hombres de color fueron linchados por la Y a pesar de ello..., estando en todo momento y en todos los lugares entre
acusaci6n de violaci6n, se prob6 fehacientemente tras la muerte de la vic- los humildes y desafortunados negros, a quienes habfan venido a buscar y
tima que la relaci6n que sostenfan el hombre y la mujer era voluntaria... servir, estas mujeres del norte... se pusieron a trabajar, sin temer agresiones
Fue por la verificaci6n de este hecho, en defensa de su propia raza, que la sexuales y sin sufrir ninguna...

escritora de estas Ifneas se convirti6 en una exiliada; destruyeron su propie- El Negro... fiel a su confianza en ambos casos... tendria ahora la escucha
dad y prohibieron que regresara a su hogar bajo pena de muerte... imparcial del mundo civilizado...
Pero las amenazas no pueden suprimir la verdad. [D]ebe divulgar al mundo ese grado de brutalidad deshumanizada que
Durante todos los afios de esclavitud no se hizo nunca tal acusaci6n... flja en América la måcula de un crimen nacional... Se convierte en una pe-
Mientras el amo estaba fuera luchando por forjar las cadenas para el es- nosa tarea para el Negro reproducir Ia historia que muestra que una gran
clavo, dejaba a su mujer ninguna protecci6n salvo la de los pro-
e hijos sin proporci6n de la poblaci6n americana admite la anarqufa, consiente el ase-

pios negros. E incluso durante aquellos afios de confianza y peligro, no se sinato y desaffa el desprecio de la civilizaci6n...

prob6 que ningfin negro desertara de su confianza y que ningfin blanco


El prop6sito de las siguientes påginas es proporcionar el registro que han
regresara a un hogar que hubiera Sido destruido.
hecho, no los hombres de color, sino el que es resultado de las compilaciones
De la misma manera ocurri6 durante el periodo de supuesta «insurrec- realizadas por los hombres blancos, de informes enviados por los hombres
ci6n»... en la época de la Reconstrucci6n, cuando el clamor era contra la blancos del sur al mundo civilizado. Con sus propias palabras condenarån
«Dominaci6n Negra»... Debe parecer extrafio, de hecho, a todo hombre a los asesinos. Durante una serie de afios el Chicago Tribune, supuestamente
sensato y sincero, que transcurriera mås de un cuarto de siglo antes de que uno de los principales peri6dicos de América, public6 un especial con la
el Negro empezara a mostrar signos de tal degeneraci6n infame. compilaci6n de estadfsticas relacionadas con los linchamientos. Los datos

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Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

compilados por dicho peri6dico y publicados al mundo el 1 de enero de ACUSACIONES SEGUN DELITO
1894, no han Sido disputados hasta elmomento. Para eximirme de los car- — Violaci6n, 39; intento de violaci6n, 8; presunta violaci6n, 4; sospechoso
gos de exageraci6n, los incidentes relatados de aquf en adelante han Sido de violaci6n, 1; asesinato, 44; presunto asesinato, 6; presunta complicidad
confirmados por aquellos por quienes responde el Tribune. en el asesinato, 4; agresi6n con muerte, 1; intento de asesinato, I; intento
de robo, 4; incendio provocado, 4; incendio, 3; presunto envenenamiento

EXTRACTO DEL CAPiTULO 11, «LYNCH LAW STATISTICS» de ganado, 1; envenenamiento de pozos, 2; presunto envenenamiento de
[ESTADfSTICAS DE LA LEY DE LINCHAMIENTO] pozos, 5; robo con allanamiento, 1; paliza a la mujer, I; autodefensa, 1;

sospechoso de robo, 1; asalto con violencia, 1; insultar a blancos, 2; malas


De los registros publicados en el Chicago Tribune, el I de enero de 1894, se pråcticas, 1; presunta quema de granero, 4; hurto, 2; delito desconocidoy
c6mputo de las estadfsticas de linchamientos en referencia
realiza el siguiente 4; sin delito, 1; prejuicios raciales, 4; total, 159.
a las vfctimas de color de la Ley de Linchamiento solo en el afio 1893:
LINCHAMIENTOS POR ESTADO
INCENDIO PROVOCADO —Alabama, 25; Arkansas, 7; Florida, 7; Georgia, 24; Territorio indio, 1; Illi-

15 de septiembre, Paul Hill, Carrollton, Ala.; 15 de septiembre, Paul Ar- nois, 3; Kansas, 2; Kentucky, 8; Louisiana, 28; Mississipi, 17; Missouri, 3;

Cher, Carrollton, Ala.; 15 de septiembre, William Archer, Carrollton, Ala.; Nueva York, 1; South California, 15; Tennessee, 10; Texas, 8; Virginia, 10...

15 de septiembre, Emma Fair, Carrollton, Ala. Aunque se pretende aqui que los registros presentados incluyan sobre todo
los linchamientos de 1893, no es inapropiado dar los datos del afio prece-
SOSPECHOSO DE ROBO CON INTIMIDACIÖN
dente. El hecho que se expone aparece siempre manifiesto: ni un tercio de
-- 23 de diciembre, negro desconocido, Fannin, Miss. las vfctimas de linchamiento fueron acusadas de violaci6n y, ademås, los
cargos realizados incluyen toda una variedad de delitos que van desde ase-
AGRESIÖN sinatos hasta faltas.
— 25 de diciembre, Calvin %omas, cerca de Bainbridge,
241 personas fueron linchadas en 1892.

INTENTO DE AGRESIÖN De esta cantidad, 160 eran de Origen negro. Cuatro de ellos fueron lin-

chados en Nueva York, Ohio y Kansas; el resto fue asesinado en el sur.


— 28 de diciembre, Tillman Green, Columbia, La.
Cinco de ellos eran mujeres. Las acusaciones por las que los lincharon cu-
INCENDIO bren una amplia gama. Son las siguientes:

— 28 de enero, Patrick Wells, Quincy, Fla.; 9 de febrero, Frank Harrell, Violaci6n, 46; asesinato, 58; revueltas, 3; prejuicios raciales, 6; no se da la

Dickery, Miss.; 9 de febrero, William Fielder, Dickery, Miss... causa, 4; incendio, 6; robo con intimidaci6n, 6; asalto con agresi6n, 1; in-

sultar a mujeres, 2; forajidos, 6; fraude, 1 ; intento de asesinato, 2; no delito


ROBO CON ALLANAMIENTO manifiesto, chico y chica, 2.

17 de febrero, Richard Forman, Granada, Miss. En el caso del chico y de la chica referidos en el pårrafo anterior, su padre,
llamado Hastings, fue acusado del asesinato de un hombre blanco; a su
PALIZA A MUJER
hija de catorce afios y a su hijo de dieciséis los colgaron con los cuerpos
-- 14 de octubre, David Jackson, Covington, La... Ilenos de balazos, al padre 10 lincharon también después. Esto ocurri6 en
noviembre de 1892, en Jonesville, Louisiana.

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EXTRACTO DEL CAPfTULO 111, «LYNCHING IMBECILES El tren que Ileg6 a las doce se encontr6 con una masa emergente de unas
TORTURED AND BURNED IN TEXAS» [LINCHANDO 10.000 personas. Colocaron al negro en una carroza de carnaval... que, se-
IMBÉCILES TORTURADOS Y QUEMADOS EN TEXAS] guida por una inmensa multitud, fue escoltada por la ciudad...

Nunca en la historia de la civilizaci6n se ha detenido ningün pueblo cris- ... [C] uando se le dijo que debfa morir torturado lentamente él suplic6 pro-
tiano ante tal impresionante brutalidad y barbarie indescriptibles como las tecci6n... Implor6 y se retorci6de dolor ffsico y mental... Le arrancaron la

que caracterizaron a la poblaci6n de Paris, Texas, y a las comunidades ad- ropa a pedazos y la esparcieron entre la multitud, la gente cogfa los jirones

yacentes, el 1 de febrero de 1893. La causa de este estallido terrible de furia y los guardaban como recuerdo. El padre de la nifia, el hermano y dos tfos

humana fue el asesinato de una nifia de cuatro afios, hija de un hombre se reunieron alrededor del negro que yacfa atado a la plataforma de tortura

llamado Vance... oficial de policfa durante afios en Paris... conocido por y le clavaron hierros incandescentes en su carne temblorosa... La densa mu-
ser un hombre de mal caråcter, formas autoritarias y dado a tratar dura- chedumbre congregada de unas 10.000 personas celebraba cada gemido del

mente a los prisioneros a su cargo... desalmado, cada contorsi6n de su cuerpo... Tras quemar sus pies y sus pier-
nas, hicieron rodar las barras de hierro incandescente —tenfan muchas a
En la misma ciudad vivia un negro, llamado Henry Smith, un personaje
punto, preparadas a mano— por el est6mago, la espalda y los brazos de
muy conocido, una especie de jornalero, a quien se le consideraba en ge-
Smith. Después le quemaron los Ojos y le clavaron hierros en la garganta.
neral un tipo inofensivo, un mentecato... Smith... fue acusado del asesinato
de Myrtle Vance. El delito de asesinato era en si mismo suficientemente Una vez que los hombres de la familia de Vance hubieron infligido ven-
ganza, la multitud api16 todo tipo de material combustible alrededor del
grave... pero,.. el padre y sus amigos... exageraron vergonzosamente los he-
chos y declararon que se habia abusado despiadadamente de la nifia y des- patfbulo, verti6 gasolina sobre la pila y prendi6 fuego. El negro rod6 y se
pués la habfan matado... De hecho... [p]ersonas que habfan visto a la nifia lanz6 sobre la muchedumbre, solo para ser empujado de vuelta al fuego

después de su muerte, declararon, bajo la mås solemne promesa de decir por la gente mås pr6xima a él... Cientos de personas se giraron y se fueron,

la verdad, que no habia evidencias de tal abuso...


pero la vasta mayorfa sigui6 miråndole calmadamente...

Por temor a que me culpen de que cualquier descripci6n de los hechos de No puede ser improcedente, en relaci6n con este asunto terrible, dar el tes-
ese dia [del linchamiento de Smith] sean exagerados, uso la descripci6n de timonio de un conocido pastor de color, que vivia en Paris, Texas, en el

un hombre blanco que se public6 en los peri6dicos blancos de este pafs. momento del linchamiento, como prueba de nuestra afirmaci6n de que

El New York Sun del 2 de febrero de 1893 contiene un relato, del que to- Smith era imbécil. Él fue testigo de las escenas terribles que allf tuvieron

mamos el siguiente extracto: lugar e intent6, en nombre de Dios y de Ia humanidad, interferir en el pro-
grama. A duras penas se escap6 con Vida, se le expuls6 de la ciudad y se
[«]PARIS. Tex., 1 de febrero de 1893. - Henry Smith, el negro violador de
convirti6 en un exiliado por sus acciones„. [C]itamos su relato como tes-
la nifia de 4 afios Myrtle Vance, ha expiado en parte su terrible crimen con
tigo ocular del asunto...
su muerte en la estaca... Cuando Ileg6 la noticia la pasada noche de que habfa
Sido capturado en Hope, Ark... la ciudad se volvi6 loca de alegrfa... Curiosos a Smith desde hacia afios, y habfa veces que Smith perdfa la ca-
y simpatizantes Ilegaron en tren y en carretas, a caballo y a pie... Se cerraron beza durante semanas. Hace dos afios hice un esfuerzo por meterlo en un
las güisquerfas, las multitudes revueltas se dispersaron, los colegios se desa- psiquiåtrico... Dias antes del asesinato de la pequefia nifia de Vance, Smith
lojaron por misiva del alcalde, y todo se condujo de manera formal... estaba fuera de sf Acababa de sufrir un ataque de delirium
y era peligroso.
tremens y no estaba en condiciones de que se le dejara andar suelto».

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EXTRACTO DEL CAPfTULO V, «LYNCHED FOR ANYTHING creyeron su deber realizar ninguna investigaci6n después de que mataran
OR NOTHING» [LINCHADO POR CUALQUIER COSA a Ios negros. Estaban muertos y fuera del camino, y nadie llamarfa para
O POR NADA] pedir cuentas por su desaparici6n. La opini6n påblica descart6 el tema.

Son escasos los detalles sobre un linchamiento que ocurri6 cerca de Knox
Point, La., el 24 de octubre de 1893. Sobre un punto, no obstante, no hay
EXTRACTO DEL CAPfTULO VI, «HISTORY OF SOME CASES
OF RAPE» [HISTORIA DE ALGUNOS CASOS DE VIOLACIÖN]
dudas, y es que las personas linchadas eran negros. Se dijo que habfan es-
tado robando cerdos, pero ni siquiera esta declaraci6n habfa estado sujeta Se ha dicho que... todos los hombres de color que son linchados, solo
a investigaci6n judicial. Esa cuesti6n no se consider6 necesaria. Unos cuan- pagan el castigo por abusar de las mujeres. Es cierto que las multitudes que
tos vecinos que habian perdido cerdos sospecharon que estos hombres eran linchan no solo se niegan a darle al Negro una oportunidad para defenderse
los responsables de su pérdida, y decidieron dar un ejemplo para advertir a sf mismo, sino que matan a su victima con el conocimiento pleno de que
a los demås. Una multitud amarr6 a los dos hombres y los colg6. la relaci6n del presunto agresor con la mujer blanca que 10 acus6, fue vo-
Quizås el aspecto .mås caracterfstico de este registro de la ley de lincha- luntaria y clandestina... Esta defensa [la de Wells-Barnett] ha Sido necesaria
miento del afio 1893, es el hecho remarcable de que cinco seres humanos porque los apologistas del cumplimiento de la ley insisten en que en nin-
fueron linchados y de que el tema se consider6 de tan poca importancia gån caso la mujer blanca acusadora ha Sido una consorte voluntaria de su

que los poderosos despachos de prensa de este pafs no 10 consideraron de amante, a quien linchan porque se le pi116 por sorpresa haciendo 10 in-

suficiente importancia como para verificar las causas por las que los colga- apropiado. Es bien sabido, de todas formas, que ese es el caso... Que los

ron. Esto le indica al mundo, con mayor énfasis quizås que ningfin otro casos [de consentimiento mutuo] no son infrecuentes, pero la prensa y
quienes conocen de los hechos casi invariablemente los anulan.
aspecto del registro, que la Ley de Linchamiento se habia convertido en
algo tan comån en los Estados Unidos, que el descubrimiento del cuerpo La Gazette, de Cleveland, Ohio, incluye un relato de uno de estos casos de
muerto de un negro, suspendido de la rama de un årbol entre Cielo y tierra, «violaci6n», el 16 de enero de 1892.
era de tan leve importancia que ni las autoridades civiles ni las agencias de
La Sra. J. C. Underwood, la mujer de un pastor de Elyria, Ohio, acus6 a
prensa consideraban que merecfa la pena investigar el tema... un afroamericano de violaci6n... durante la ausencia de su marido en 1888,
... John Hughes, de Moberly, Isaac Lincoln, de Fort Madison, y Will Lewis, que recorrfa el estado dando discursos a favor del Prohibition Party... Pos-

en Tullahoma, Tenn., sufrieron la muerte por un cargo no mås serio que teriormente, ella sefialarfa a William Offett, un hombre casado que fue
el de «haber Sido insolentes con los blancos». En los dias de esclavitud, se arrestado y a quien, por estar en Ohio, se le concedi6 un juicio.
decfa que un tema muy serio era que alguien de color obviara cederle la El prisionero neg6 vehementemente el cargo de violaci6n, pero confes6
acera a alguien blanco que 10 pidiera, y no seria sorprendente encontrar que fue a la residencia de la Sra. Underwood por invitaci6n de ella y que
pruebas de la existencia de esta intolerancia en la época de libertad. Pero tuvo... relaciones intimas con ella a petici6n suya. No le sirvi6 de nada
10 mås que se podia esperar como castigo por actuar o hablar de forma frente al testimonio jurado de la mujer de un pastor, una sefiora de la mås
insolente a una persona blanca era una sanci6n ffsica leve, para hacer que alta respetabilidad. Se le declar6 culpable y entr6 en la cårcel el 14 de di-
el negro «supiera cuål era su lugar», o un arresto y multa. Pero Missouri, ciembre de 1888, con una pena de quince Algån tiempo después, el
afios.
Tenessee y South California eligieron sentar precedentes con sus casos y, remordimiento de la mujer la Ilev6 a confesarle al marido que el hombre
como resultado, los hombres fueron Ilevados y linchados por una multitud era inocente. Estas fueron sus palabras: «Me encontré con Offett en la ofi-
tras ser acusados por sus delitos y arrestados. Las autoridades civiles... no cina de correos. Estaba Iloviendo. El fue cortés conmigo y, como Ilevaba

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varios paquetes en los brazos, se ofreci6 a Ilevårmelos a casa, 10 que hizo. blanco, o si Lillie Bailey hubiese contado una historia lastimera sobre el ultraje

Él sentfa una extrafia fascinaci6n por mf, y le invité a hacerme una visita. por parte de un negro, habria Sido un tema de debilidad o de abuso sexual de
Me hizo una visita y trajo castafias y dulces para los nifios. Asi conseguimos una mujer y habrfa podido permanecer en el Albergue de Mujeres. Pero un
que nos dejaran solos en la habitaci6n. Entonces me senté en su regazo. nifio negro, la no revelaci6n del nombre del padre y, por tanto, la evitaci6n

Me hizo una propuesta y fåcilmente consentf. Por qué 10 hice no 10 sé, del asesinato de otro negro «violador» era un caso de «terrible depravaci6n».
pero que 10 hice es cierto. Me visit6 varias veces después y no fui nunca
discreta. No me import6 después de la primera vez. De hecho, no podia
EXTRACTO DEL CAPfTULO X, «THE REMEDY»
haberme resistido, y no tenia deseos de resistirme».
[EL REMEDIO]
Cuando su marido le pregunt6 que por qué le dijo que habfa Sido ultrajada,
ella contest6: «Tenfa varias razones para decfrtelo. Una era que los vecinos Es un principio bien establecido por ley que cada mal tiene un remedio.
vieron aquf al tipo, miedo de haber contrafdo una en-
Otra era que tenia De ahi nuestro respeto por la ley. El negro no sostiene que cada uno de los

fermedad repugnante, y la (lltima que temia que pudiera dar a luz a un bebé miles de hombres, mujeres y nifios negros que han Sido colgados, dispara-

negro. Esperaba salvar mi reputaci6n contåndote una mentira deliberada».


dos y quemados vivos durante los pasados diez afios fueran inocentes de

Su marido, horrorizado por la confesi6n, hizo que soltaran a Offett, que


los cargos que se les imputaban. Hemos estado demasiado tiempo con el

ya habfa cumplido cuatro afios, y se divorci6.


hombre blanco como para no haber copiado sus vicios ademås de sus vir-
tudes. Pero insistimos en que el castigo no es el mismo para ambas clases
Ha habido muchos casos similares en el sur, con la diferencia de que los
de criminales. En el linchamiento, no se le da oportunidad al negro de de-
hombres blancos del sur, con su furia insensata, infligen venganza sin in-
fenderse de las infundadas acusaciones de hombres y mujeres blancos...
tervenci6n de la ley sobre el negro amante de sus mujeres.
Ninguna prueba que pueda ofrecer satisfarå a la multitud: estå atado de
El Ledger de Memphis (Tenn.), del 8 de junio de 1892, publica 10 si- pies y manos y se caerå a la eternidad. Entonces, para excusar su infamia,
guiente: «Si Lillie Bailey, una nifia blanca bastante guapa, de diecisiete afios la multitud casi invariablemente informarå de la monstruosa falsedad de
de edad, que estå ahora en el hospital de la ciudad, hubiese Sido menos re- la confesi6n completa de su victima antes de colgarla.,.
servada sobre su deshonra, tendrfamos algunos detalles repugnantes sobre
éQué puedes hacer tå, lector, para evitar el linchamiento, para frustrar la
la historia de su Vida. Es madre de un pequefio negrata. La verdad podrfa
anarqufa y promover la ley y el orden en nuestro territorio?
revelar una terrible historia de depravaci6n o evidencias de un ultraje nau-
seabundo. No difundirå el nombre del hombre que ha dejado tal evidencia 10. Puedes ayudar a difundir los hechos contemplados en este libro Ilevån-

negra de su deshonra, y de hecho dice que es un tema que no le tiene que dolos al conocimiento de cada una de las personas con las que estés en con-

interesar al mundo exterior. Lleg6 a Memphis hace casi tres meses, y la Ile- tacto, con el fin de que se pueda remover la conciencia Pilblica. Hagamos
varon al Albergue de Mujeres... Permaneci6 alli hasta hace unas semanas, que los hechos hablen por sf mismos, contigo como intermediario.
cuando naci6 el nifio. Las sefioras encargadas del albergue estaban horro- 20. Puedes ser L'ltil conectando iglesias, sociedades misioneras, asociaciones
rizadas. Se envi6 enseguida a la joven Cuando
al hospital de la ciudad... de j6venes cristianos, los Women} Christian Temperance Union, y todas las

naci6 el nifio se hizo un intento por conseguir que la chica revelara el nom- fuerzas moralesy cristianas de tu Vida social y religiosa, pasando las resolu-
bre del negro que la habfa deshonrado, pero rehus6 obstinadamente y fue ciones de condenas y protestando cada vez que un linchamiento tiene lugar;
imposible sacarle ninguna informaci6n al respecto». y comprobando que se envfan a los lugares donde ocurren estos ultrajes.
N6tese la expresi6n: «La verdad podria revelar una terrible historia de depra- 30. Llevando a que la gente del sur considere de forma inteligente negarse
vaci6n o evidencias de un ultraje nauseabundo». Si hubiese Sido un nifio a invertir capital en los lugares donde dominen la anarqufa y la violencia

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de las multitudes. Muchas organizaciones de trabajadores han declarado bate sobre las relaciones raciales en América, y que la perspectiva de la

por resoluci6n que evitarån las localidades infectadas de linchamientos, asi mujer negra es particular e importante.
como la pestilencia cuando busquen nuevas casas. Si el sur desea construir La herencia y el reparto que se hace para el hombre de color es todavia
råpidamente en sus espacios desolados, no hay mejor manera que apoyar un punto oscuro y decisivo, el desconcertante culde sac de la naci6n... No
la majestuosidad de la ley imponiendo obediencia a todos, y repartiendo se ha escuchado afin a un importante testigo. Se ha hecho acopio de las
Ios mismos castigos a todas las clases de criminales, tanto a los blancos pruebas declaradas, y se ha dado el veredicto del jurado, pero no ha habido
como a los negros. Ademås de una teorfa, debe ser un hecho que haya ni una palabra de la Mujer Negra.
«igualdad ante la ley» antes de que América sea verdaderamente la «tierra
Creo que el pueblo americano estå conscientemente comprometido con
de los libres y el hogar de los valientes».
un juicio y unas pruebas coherentes y porque siento que es esencial
justo
40. Piensa y actåa de forma aut6noma a este respecto. Recuerda que, después que la verdad se presente en el estrado desde cada punto de vista, para con-
de todo, son la civilizaci6n del hombre blanco y el gobierno del hombre seguir una comprensi6n perfecta y un veredicto ecuånime, es decir... Se ha
blanco los que estån sometidos a juicio. Esta cruzada determinarå si... esta afiadido una voz al coro ya completo. No se ha presentado la «otra versi6n»
Naci6n escribe el éxito de su autogobierno o admite la profunda humillaci6n por alguien que «viva alli».
de su completo fracaso; si los americanos blancos profesan y practican los pre-
[C]omo no se deberfa culpar a los abogados caucåsicos de no poder po-
ceptos y teorfas del cristianismo como reglas de oro del pensamiento y de la
nerse suficientemente en el lugar del hombre oscuro, tampoco se podrfa es-
acci6n, o los adoptan como un sistema moral que predicar a los paganos hasta
perar por completo que el hombre oscuro reprodujera total y adecuada-
que logren la inteligencia que necesita el sistema de la Ley de Linchamiento.
mente la Voz exacta de la Mujer Negra...
50. El congresista Blair ofreci6 una resoluci6n en la Casa... Una acci6n or-
Si estas... declaraciones pudiesen de alguna manera contribuir a una vi-
ganizada en el pais puede convertir esto råpidamente en ley, si mandamos
si6n mås y a una comprensi6n mås veraz en el estudio del problema
clara
resoluciones al Congreso para respaldar la propuesta de ley del Sr. Blair.
de nuestra Naci6n, esta Voz de una Mujer Negra del Sur no se habrfa alza-
do en vano.

LECTURA 5-2 EXTRACTO DE «WOMAN VERSUS THE INDIAN»


[LA MUJER FRENTE AL INDIO]
EXTRACTOS DEA VOICE FROM THE SOUTH
[UNA VOZ DEL SUR], DE COOPER Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 80-126. Cooper responde aqui

al discurso de una importante feminista blanca que argumenta que es in-


EXTRACTO DE «OUR RAISON D'ÉTRE» justo que los hombres de color (incluyendo a los hombres nativos america-
[NUESTRA RAZÖN DE SERI nos) nieguen el voto a las mujeres blancas. Cooper ofrece un anålisis socio-
16gico de la importancia de las costumbres (o buenas costumbres) en la Vida
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas i-iii. En este prefacio, Cooper
social y, por tanto, en c6mo afectan a la relaci6n entre rams; un anålisis his-
invoca laimagen de la sala de justicia para su anålisis social, argumentando
t6rico de la influencia del poder del sur blanco en la politica y las costumbres
que se necesita que todos los puntos de vista estén representados en el de-
de los Estados Unidos; un anålisis feminista de la perversi6n del movimiento
de las mujeres blancas por el racismo del sur; y su propia visi6n de los valores

Fuente: Anna Julia Cooper, A Voice from the South (Xenia, OH: Aldine Press, 1892).
feministas que promueven la inclusi6n y se oponen a la dominaci6n.

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En el Consejo Nacional de Mujeres que se celebr6 en Washington, en fe- culca a sus hijos desde sus primeras comidas de bebés, el requerimiento que
brero de 1891, en el conjunto de artfculos sugerentes y reflexivos presen- le impone al marido y al amante con las penas costosas que conlleva...
tados por mujeres eminentes, hubo uno de Rev. Anna Shaw, con el titulo
Fue una suerte para la Mujer Negra del Sur pasar algunas semanas, no hace
que aparece mås arriba... demasiado, en una tierra sobre la que ondeaba la Union Jack. Las barras y
Susan B. Anthony y Anna Shaw... [clomo lfderes del movimiento de Ias las estrellas no fueron los finicos sfmbolos familiares que faltaban. El uni-
mujeres en la actualidad... necesitan clarificar su visi6n asi como mostrar forme, una cortesfa en realidad, la amabilidad exquisita, la råpida percep-
firmeza de caråcter para superar las fuerzas recalcitrantes, y hacer rodar en ci6n de oportunidades para ofrecer un poco de ayuda masculina... en las
linea a las mil y una como ellas, que con sus galas moteadas, nunca estån tiendas y en las salas de espera, en los tranvias y en las canes, le parecieron

impuestas a etiquetas, ni a cambios. a su alma helada... que transformaban al mås burdo patån al servicio del
PL'Lblico en alguien de naturaleza noble y, cuando se superara y analizara la
La mujer negra y la mujer del sur, supongo, a menudo se ven envueltas en
Vieja sensaci6n de perro azotado, apenas podrfa decir si consistia sobre todo
el dilema del hombre confundido que tiene que atravesar el rio con una
en autocompasi6n o en su propia sensibilidad herida, o la vergüenza de
bolsa de maiz, un zorro, y un ganso, de uno en uno...
que su pais ofreciera un contraste tan desfavorable.
La mujer negra aprecia la situaci6n y puede incluso simpatizar con los ac-
La Mujer Negra del Sur tuvo que viajar considerablemente por el pafs,
tores de este dilema c6mico y trågico a la vez.
a menudo desatendida...
Pero, po puede ser que, como mujeres, las lecciones que nos parecen mås Me abstengo a prop6sito de mencionar ejemplos de violencia personal
diffciles de dominar ahora sean posiblemente las mås esenciales para poder
hacia mujeres negras que viajaban por las partes menos civilizadas de nues-
promocionar a un nivel de trabajo superior?...
donde han echado a la fuerza a las mujeres de los tranvfas, las han
tro pais,
La mujer americana de hoy no solo le da voz a su mundo inmediato, sino levantado de sus asientos, les han roto sus ropas, las han herido arbitraria
que... hace vibrar las capas mås profundas de la sociedad. Es preeminente- y cruelmente, América es extensa... Hay también asesinos y ladrones y vi-
mente una época de organizaciones. La «lider», la predicadora, la reforma- llanos en Londres y en Paris. Desde el principio, la humanidad ha tenido
dora, la organizadora que es «entusiasta» con sus lugartenientes y capitanes, sus buitresy tiburones, y no se puede esperar que haya menos personas
la escritora, la pensadora; estas hablan a su vez en sus mirfadas de clubs: que abusen del ser humano en América que en cualquier otro sitio. El que
sociales, eclesiåsticos, culturales, de ocio y de caridad, hasta que cada hom- la virulencia estalle mås råpida y comånmente sobre las personas de color
bre casado del pais haya recibido la misma lecci6n (por no hablar de sus en este pais se debe por supuesto al hecho de que, en general, sean débiles
hijos y hermanos)... y puedan imponer mås impunemente sobre ellas. Los abusadores son
se
siempre cobardes de coraz6n y se les puede reconocer un instinto bastante
La mujer americana es por tanto responsable de las costumbres americanas...
certero para rastrear a su presa. Ademås, la sociedad, si no ha Ilegado a lan-
Sus sentimientos y restricciones cargan y recargan la atm6sfera de los tran-
zar a sus perros con un qatåcale!», como mfnimo ha mirado en Otra direcci6n
vfas, los parques, los paseos, las cafeterias y los hoteles, y los barcos de vapor.
o se ha puesto a estudiar los rfos de Marte. No hablaré de los perros ni de
Las dependientas y las sirvientas... las afanadas trabajadoras asalariadas, Ias
sus acciones, sino de la sociedad que agarra sus correas...
propietarias... estån unidas por el sistema... Casta es la palabra talismån que
recorre las Ifneas de telegrama desde el palacio hasta la tienda de comida, No puede haber ningån test verdadero de buena educaci6n nacional si no
desde el sefiorial Congreso hasta la llanura distante. A pesar de toda su ca- se viaja... Ademås, cuanto mås débil y menos influyente el experimento,
careada independencia, la mujer americana de hoy teme perder su casta mås exactas y cientfficas las conclusiones [L]a Mujer Negra mantiene
como el brahmån indio. Esta es la ley bajo la que vive... la lecci6n que in- que su femineidad, ligada a la imposibilidad de que exista hacia ella una

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afinidad popular o una atracci6n inesperada por posici6n e influencia, se


Otra; me pregunto a qué categorfa pertenezco... Me doy cuenta de que si,
convierte en piedra angular de la buena educaci6n en América...
por alguna me viese obligada a hacer una parada en esa
terrible fatalidad,

estaci6n y, Ilevada por el hambre, me viese forzada a buscar algtån tentempié


También eliminarfa de la discusi6n cualquier reflejo insensible de la antigua
o por necesidad quedarme en el finico alojamiento de la ciudad, ese (cual-
ejecuci6n de las leyes en algunos estados de esta Uni6n, que requerfa que
quier) tallador me informarfa frfamente, sin levantar Ia mirada de su trozo
las personas que se sabfan de color fuesen en un vag6n y las supuestas per-
de madera de pino, «No alojamos negros aquf»...
sonas blancas en otro. Un buen ciudadano puede usar su influencia para
lograr que se cambien o modifiquen las leyes y normativas en vigor, pero . Estoy decidida a rogar con las mujeres.., la instauraci6n de una reforma
no se debe culpar al servidor påblico por obedecer las 6rdenes. No se le pide para que pongan inmediatamente en nuestro programa educativo nacional
al conductor de ferrocarriles que dicte las medidas, ni que elabore o apruebe un departamento para ensefiar BUENA EDUCACIÖN.
las leyes. Su pan depende de que maneje la maquinaria como se le dice. Si, Pero, étengo raz6n en hacer responsable a las mujeres americanas? éEs cierto
por 10 tanto, yo misma me encontrara en un compartimento del tren de-
que los partidarios de que avancen las mujeres... pueden ensefiar a esta na-
signado para los supuestos caucåsicos y personas de color en calidad de sir-
ci6n a ser educada, a que unos sientan por otros empatfa y compasi6n...?
vientas o cuidadoras por las leyes soberanas del Estado, me deberfa informar
el conductor, todo 10 amablemente que pudiera, de que yo habfa cometido Creo que sf...

un error, y ofrecerse a ensefiarme el vag6n apropiado para las sefioras negras. Uno de los hechos mås singulares de la historia escrita de este pais es la ha-
Yo me podria preguntar por el elevado coste que supone para el Estado y la bilidad consumada con la que las influencias surefias, las ideas surefias y
compafifa proporcionar acomodamiento separado, especial para el transpor- los ideales surefios, desde su mismo comienzo hasta el dfa de hoy, han man-
te de distintas tonalidades de humanos, pero por supuesto no 10 considerarfa dado y han dominado el cerebro y Ia fuerza de esta naci6n. Sin riqueza,
como una muestra de cortesfa por parte del conductor... sin educaci6n, sin inventos, artes, ciencia o industria, sin apenas ninguna
Pero cuando un hombre de seis pies de altura, de fornida masculinidad, de las ideas progresistas e impulsos que hicieron de este un pais pr6spero
con la espalda inclinada y la barba sin cuidar viene fanfarroneåndose y... y feliz, el hombre del sur, indolente en 10 personal y eståpido en la pråctica,
me grufie, «jEh!, nifia», (he sobrepasado los treinta) «mejor te vas de este pobre en todo excepto en fanfarroneria y autoestima, con una finura italia-
coche porque, si no, te echo», mi mente anota He aqui un ciudadano ame- na y unas habilidades exquisitas, ha manipulado no obstante los sentimien-
ricano maleducado...; y, cuando en la misma zona de nuestro iluminado tos del norte... De hecho, el surefio es un gerente magnifico, un educador
pais progresista, veo desde la ventana de mi vag6n, trabajando en fincas nato. Durante dos siglos form6 a sus hombres para hacerlos totalmente
privadas, a los convictos de las Penitenciarias del Estado, y entre ellos a cua- suyos, en cuerpo, mente y alma. Asi introdujo entre ellos las diferencias y
drillas de nifios entre catorce y dieciocho encadenados en grupo, con los distinciones, de forma que el mayor que a
apego personal de estos a él era
pies unidos por una cadena y atados a pesados bloques de piedra —no en sus propios hermanos y compafieros sufridores. Hizo que fuese un delito
1850, sino en 1890, en 1891 y en 1892—, me digo... Las mujeres de esta
que dos o tres se juntaran en nombre de Cristo sin la supervisi6n de un
zona deberian organizar una asociaciön para la Prevenciån de la Crueldad en
blanco, y un crimen que alguien les ensefiara a leer ni siquiera la Palabra
los Seres Humanos, y enseüar a tener un enviando a apåstoles
trato civilizado
de la Vida, y aun asi ellos defenderfan los intereses del blanco con su propia
a luchar contra la barbarie por Cuando, mås adelante, en la
la regiån...
sangre; su sonrisa era la felicidad de ellos; el premio de ellos, la palmadita
misma regi6n, nuestro tren para en una estaci6n destartalada, afeada aån
de él en sus espaldas...
mås por decencs de holgazanes.„ y cuando, mirando un poco mås de cerca,
veo dos sucias habitaciones pequefias con el cårtel de «PARA SENORAS» Y no solo dirigfa al hombre negro, también embaucaba al hombre blanco,
balanceåndose sobre una, y el de «PARA GENTE DE COLOR» sobre la al turista e investigador que visitaba sus estados sefioriales. Los esclavos es-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

taban bien, de hecho no podfan ser mås felices, —tenfan mucho para comer, tumbre: «Ah, bueno, se debe dejar que el sur se encargue de los negros...

mucho para beber, casas confortables y ropa— no serfan libres si pudieran... Los negros no merecen una rifia entre hermanos y hermanas».

Las dos grandes fuerzas en politica, el comercio y el imperio, que en cualquier Ultimamente, un gran movimiento nacional e internacional caracterfstico
otro caso habrfan configurado el destino del pafs, se han dirigido a servir y de esta época y pais... el movimiento por la liberaci6n plena, libre y com-
consentir las ideas del sur... Cada hombre de Estado entre 1830 y 1860 agot6 pleta de la mujer, después de mucho cortejo, ha logrado la sonrisa compla-
su genio en la persuasi6n y se comprometi6 a limar el mal caråcter del sur y ciente de la mujer surefia —perd6n— la senora surefia...
a gratificar sus petulantes demandas. Pero como una hermana pequefia y Pero a las mujeres surefias (que me perdonen, yo soy una de ellas) nunca
protestona, el sur se enoja y se enfurrufia y grita: (<iNo jugaré contigo; asi se les reconoci6 su capacidad de razonamiento...
que toma!», y el hermano mayor del norte se convence, cede y se rinde y [Ellas imaginan que porque sus abuelos tuvieron esclavos que eran ne-
acaba por dejar que ella haga 10 que quiera. Hasta 1860, ella tuvo como mas- gros, todos los negros del mundo de cada tono y matiz fueron alguna vez
cota una instituci6n sobre la que decir algo era pena capital, excepto que esclavos [y que] ser educado hacia el Negro implica igualdad social...
habia Sido instituida de forma divina, inaugurada por Noé, autorizada por
Cuando busco comida en una cafeteria p(lblica o pido un asiento de pri-
Abraham, aprobada por Pablo, y que era idealmente perfecta en todos los
mera clase en un tren, 10 hago porque mis necesidades fisicas son las mis-
sentidos. Y cuando, para preservar la autonomfa del orden familiar, se hizo mas que las de los otros seres humanos de parecida constituci6n y natura-
necesario que el hermano mayor aplicara un honesto y leve correctivo en
leza, y anhelo ser satisfecha...; y no puedo ver mås «igualdad social» en
1861, 1862 y 1863... ella asumi6 tal aire de inocencia herida... que el gran
comprar el almuerzo en el mismo restaurante, o viajar en el mismo vag6n,
hermano no hizo nada entonces excepto intentar endulzar y pacificar y refrse
que la que hay en pagar por los productos en el mismo mostrador o cami-
con ella de nuevo para volver a un ambiente amigable... nar en la misma calle.
... Aun asi Arabella sigui6 enfurrufiada, hasta que el resto de la familia de-
La igualdad social que implica una relaci6n forzada o prohibida seria tan
cidi6 que podia quedarse con las mascotas y manejar sus propios asuntos menospreciada y vigorosamente rechaza por el circulo en el que me muevo
sin que nadie interfiriera. como por el mås surefio empecinado de esta tierra. De hecho, el entrevis-

Asi que ahora, si alguien da a entender que algunas clåusulas de la Cons- tador blanco inquisitivo, con las gafas en la nariz y el papel y el cuaderno
tituci6n son letra muerta en el sur y que solo se le ha cambiado el nombre en la mano, me ha molestado mås de una vez viniendo a tratar algunos

y el apoyo a esa instituci6n de mascotas, pero permanece de hecho y en «puntos» sobre «tu gente». Mi «gente» es simplemente como otra gente, de
esencia, sin la responsabilidad ni el gasto, se le dice råpidamente que se hecho, demasiado similar para su propio gusto...

meta en sus propios asuntos y que no ondee la camisa ensangrentada. Lo que quiere el hombre oscuro es meramente vivir su propia Vida, en su
propio mundo, con las compafifas que él mismo escoja, cualquiera que sean
Ni siquiera se escapa el viajero casual de Inglaterra o Escocia. El archi-
las comodidades, el lujo y los honorarios que su talento o su dinero puedan
manipulador se 10 Ileva bajo su especial vigilancia y formaci6n, usa sus exis-
tencias de argumentos y le da lecciones objetivas usando sus muestras se-
proporcionarle en un mercado imparcial y seguro. Si tiene dinero, no querrå
ser forzado a comprarse una casa y criar a su familia en aquellas partes de la
leccionadas de depravaci6n y mezquindad conduce por 10 que
negras; 10
ciudad poco convenientes y salubres. Si tiene arte... [clon su talento aspirarå
en Nueva York se llamarfan «suburbios»... pero que en Georgia se deno-
a estudiar sin proscripci6n a los grandes artistas de todas las épocas...
minan «nuestro terrible problema, que la gente del norte entiende tan
poco».., [Y] no mucho después de que la inoculaci6n comience a funcio- Si es religioso, no querrå que le hagan creer que hay un Cristo blanco y un
nar, se escucha esa Vieja historia sobre el oprimido que se entrega a la cos- Cristo negro, un Cielo blanco y un Cielo negro, un Evangelio blanco y un

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de sociologiafeminista negra

Evangelio negro, sino un solo ideal de humanidad perfecta, una sola socie- otros habrfan hecho en su lugar si las relaciones se invirtieran. Dejemos que
dad universal que ansfa desarrollo y crecimiento... ella ensefie a su pais que cada motivo de interés en este mundo tiene derecho
Esto... es por 10 que creo que la sefiora Shaw escogi6 las palabras incorrectas al menos a una escucha respetuosa, que cada sensibilidad merece su propia
para este tema en el Consejo de Mujeres, que aparecen al comienzo de este complacencia, que no se deberfa pisotear una causa perdida, ni romperse

capftulo.
una cafia doblada; y cuando se haga sagrado el derecho de los individuos,
cuando se consagre y se haga inviolable la imagen de Cristo con forma hu-
La sefiora Shaw es una de nuestras lfderes mås poderosas, y creemos que
mana, ya sea en mårmol o en arcilla, ya sea en alabastro o ébano... cuando
su voz no deberfa dar ningån mensaje dudoso. La mujer no deberfa, ni
se consideren la raza, el color, el sexo o la condici6n como accidentes, no
por inferencia o en bien de la argumentaci6n, dar la impresi6n de denigrar
como aspectos sustanciales en la Vida... entonces se habrå aprendido la Cien-
al débil. Ya que la causa de la mujer es la causa del débil...
cia de la educaci6n, el arte de las relaciones cordiales, que no es Otra cosa
La causa de la libertad no es la causa de una raza o de una secta, de un par-
sino la aplicaci6n pråctica del principio de benevolencia, la espina dorsal y
tido o de una clase, es la causa del género humano.., [EJI movimiento de la médula de todas las religiones; entonces se habrå ensefiado la lecci6n de
reforma de nuestros dfas, conocido como el Movimiento de la Mujer, es en
la mujer y la causa de la mujer habrå ganado, no la de la mujer blanca, ni
esenciauna representaci6n de dicha causa... Y es especialmente importante la mujer negra, ni la mujer roja, sino la causa de cada hombre o mujer que
que no haya una confusi6n de ideas entre sus lideres en 10 que se refiere a se haya retorcido silenciosamente ante el poderoso mal... Ese mal se vincu-
su alcance y universalidad. Si la mujer va a ser la maestra de la moral y de
larå asi indisolublemente con todas las desgracias no defendidas que gener6,
las maneras, todas las nubes deben despejarse ante sus Ojos... [E]s importante con todo el sufrimiento inåtil, y la plenitud de los «derechos» de esa persona
y fundamental que no se produzca ninguna aberraci6n cromåtica o de otro significarå el triunfo final del bien sobre el poder.
tipo cuando la maestra plantee la cuesti6n de qquién es mi vecino?».
La mujer se estå bajando del pedestal de estatua inactiva del santuario EXTRACTO DE «HAS AMERICA A RACE PROBLEM; IF SO,
doméstico.„ simplemente estå completando el circulo de la visi6n del
HOW CAN IT BEST BE SOLVED?» [éTIENE AMÉRICA
mundo...
UN PROBLEMA RACIAL?; Sl ES ASf, éCÖMO SE
... El mundo tuvo que avanzar dificultosamente con el paso tambaleante y PUEDE SOLUCIONAR MEJOR?]
vacilante de un hombre tuerto. De pronto la venda se le cae del Ojo y su
Esta selecci6n se ha extraido de las påginas 149-174. Representa la teorfa
cuerpo entero se Ilena de luz. Ve un cfrculo donde antes veia una linea.
soci016gica de Cooper sobre las interconexiones entre conflicto, diversidad,
Con el Ojo oscuro recuperado, cada miembro se regocija con ello...
equilibrio y progreso; y su argumento de que la diversidad racial y el mul-
. [Entoncesl, épor qué deberfa querellarse la mujer trajeada contra el indio,
ticulturalismo son esenciales.
el negro o cualquier otra raza o clase que haya Sido machacada por el ta16n
de hierro del poder y del egoismo anglosajones? Si el poder de este gobierno
Hay dos tipos de paz en este mundo. Una producida por la represi6n, que
americano ha dafiado y engafiado al indio, es misi6n de la mujer rogar a su es la pasividad de la muerte; y Otra ocasionada por el ajuste apropiado de
las fuerzas vivas en acci6n...
pais que cese de hacer el mal y pague honestamente sus deudas. Si ha enga-
tusado con trampas al negro..., debe ser misi6n de mujer rogar que sea
la No hace falta que diga que la paz producida por la represi6n no es natural
considerado como un hombre y honestamente se le dé la mitad de la calle... ni deseable. El despotismo no es una idea que el hombre haya copiado de
[Slu ruego no debe basarse en la inferioridad del indio o en la depravaci6n la naturaleza. En todo el universo de Dios vemos armonfa y simetrfa eternas
del negro, sino en la obligaci6n de los legisladores de hacer por ellos 10 que como resultado del equilibrio de fuerzas opuestas. El juego limpio en una

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciön de la sociologiafeminista negra

lucha entre iguales es la ley escrita en el libro de la Naturaleza. Y el mat6n fuertes bebidas. Piratas y ladrones brutos y borrachos, se tiran al mar en
solitario que pone su pie sobre el pecho de su åltimo adversario no tiene sus barcas de dos velas, atracan en cualquier lugar, 10 aniquilan todo »

justificaci6n en ninguna verdad de Dios...


c•Qué podia esperar hacer la civilizaci6n con tal enjambre de voluptuosas
La paz progresiva en una naci6n es el resultado del conflicto; y el con- vfboras sedientas de sangre>
flicto, aunque es sano, estimulante y hace progresar, se produce por la co-
Volvamos a Guizot una vez mås... «La civilizaci6n europea Ileva en ella la
existencia de elementos radicalmente opuestos o diferentes racialmente.
promesa delprogreso continuo. Ha soportado ya mås de quince siglos y en
Los hombres tipo bueyes que retrata Bellamy en Looking Backward.. son todo este tiempo ha permanecido en un estado de progresi6n... Mientras
tipos simpåticos sobre los que leer; pero no son naturales; no progresan.
que en otras civilizaciones la dominaci6n exclusiva de un principio (o raza)
El mundo de Dios no estå gobernado de esa manera. El nifio no puede
condujo a la tirania, en Europa la diversidad de elementos sociales (que
nunca tener fuerza si no es con la resistencia, y no puede haber resistencia
crece del contacto de diferentes razas), la incapacidad de cualquiera de excluir
si todos los movimientos van en la misma direcci6n...
al resto, hizo nacer la LIBERTAD que ahora prevalece »

Confieso que no puedo ver una raz6n mås profunda que esta para la espe-
No hace falta citar måse Esto es suficiente para mostrar que las leyes se sos-
cializaci6n de los tipos raciales en el mundo...
tienen bien tanto en la sociologfa como en el mundo material, que el equi-

Cada raza tiene su insignia, sus exponentes, su mensaje, grabados en su librio, no la represiån entrefuerzas en conflicto, es la condiciönpara la armonia
frente por la mano del gran Maestro, que constituyen su peculiar nota clave natural, para el progreso permanentey para la libertad universal...
y su contribuci6n a la armonfa de las naciones.
Pero la civilizaci6n europea, rica como era... no reflejaba todavfa la consu-
Si se la dejara completamente aislada, sin contacto con otras razas... existirfa maci6n de las posibilidades humanas... Hasta que el escenario no cambie
unidad sin variabilidad... una monotonfa aburrida que equivaldrfa al es- y América se haga un teatro para Ia acci6n, no se estrecharån las fuerzas en
tancamiento, la muerte. interacci6n hasta formar una plataforma finica.

Esto es de 10 que se queja M. Guizot con respecto a los tipos de civiliza- Aqui y cabezas redondas, baptistas y papistas... el tory
Ilegaron caballeros
ciones asiåticas; y en cada caso que menciona me cloy cuenta de que solo conservador, Whig liberal y los independentistas radicales... los ingleses...
el
habfa una raza, una fuerza libre que predominaba... los chinos, los africanos... irlandeses, judfos. Aqui seguramente se hallaba
la caldera hirviente de los elementos en conflicto...
Ahora te suplico que consideres que en ninguna de estas [civilizaciones an-
tiguas que murieron] habfa posibilidad de un PROBLEMA RACIAL... Conflicto, conflicto, conflicto.

Pero el rumbo mueve un grado hacia el oeste. Europa se


del imperio se •América para los americanos!..e gritan quienes excluyen. iFuera los italianos!
convierte en el mås prominentes de la civilizaci6n,
teatro de los exponentes Colonizad a los negros en México o deportadlos a Africa. iLinchamiento,
y aqui hallamos un problema racial si, de hecho, nos podemos referir con represi6n, sacadlos a patadas, matadlos! iAmérica para los americanos!
ese término tan dignificado y mudo de «problema» al revoltijo confuso de
son los americanos?»...
razas, al choque y al conflicto, al estruendo y a la devastaci6n de esos afios

tormentosos. Complejo y llamativo seguro que fue. Godos y hunos, yån- Los hombres rojos solfan ser los duefios de la tierra, pero estån a punto de

dalos y suevos, anglos, sajones, jutos... serempujados al océano Pacifico... Si simplemente se aceptaban a los pri-
meros pobladores de fuera y era solo una cuesti6n de derechos de los co-
Taine los describe as':
Ionizadores —por qué, el Mayflower, una instituci6n bastante venerable, se
«Cuerpos blancos, enormes, de sangre fria y fieros Ojos azules, pelirrojos y estableci6 en el afio de gracia de 1620, y la primera delegaci6n de Africa,
rubios; con est6magos voraces, Ilenos de carne y queso, calentados con justo un afio antes, en 1619...

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciön de Ia sociologiafeminista negra

El hecho es que esta naci6n estaba predestinada al conflicto desde sus orige- EXTRACTO DE «ONE PHASE OF AMERICAN LITERATURE»
nes. Sus elementos estaban predestinados desde su nacimiento a un irrepri- [UNA ETAPA DE LA LITERATURA AMERICANA]
mible choque seguido de un equilibrio estable entre oponentes,.. Compro-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 173-237. Aquf, Cooper usa los
miso y concesiones, libertad y tolerancia fueron las condiciones durante el
textos de la literatura americana blanca sobre los afroamericanos como in-
nacimiento de la naci6n y son el sine qua non de su continuada existencia„.
formaci6n con la que explorar las relaciones entre blancos y negros, expo-
La supremacia de una raza, el despotismo de una clase o la tirania de un
niendo el racismo blanco y presentando su propio retrato de la contribu-
individuo no pueden prevalecer finalmente en un continente mantenido ci6n afroamericana a la sociedad americana. También se aventura a una
en equilibrio por dichas fuerzas en conflicto y por tantas y tan fibrosas y sociologfa de la literatura en sus exploraciones sobre las relaciones entre la
fuertes razascomo hay luchando sobre esta tierra... sociedad y la producci6n artistica. Albion Tourgee es un autor blanco re-

éTiene América un problema racial? lativamente olvidado actualmente que sirvi6 en el bando unionista y que
fue juez durante Ia Reconstrucci6n.

éQué vas a hacer sobre ello? Se puede separar a los autores en dos grupos, haciendo una burda clasifica-

ci6n: primero, aquellos en quienes el instinto poético es prominente —aque-


Dejarlo estar...
Ilos que escriben para agradar— o mås bien escriben porque les agrada...
Dios y el tiempo solucionarån el problema...
En el segundo grupo se engloban los predicadores, ya sean de 10 justo o de
Y pensamos que los hombres no tienen un papel que protagonizar en 10 injusto... todos aquellos con un prop6sito o una lecci6n..,
este gran drama menor que el de los dioses, asi que si estå decidido que
Debido a la posici6n problemåtica que ocupan actualmente los descen-
unos pocos sean blancos —amén— que sea asf; pero no los dejes discutir
dientes de los africanos en la politica social americana —y que presumo que
como si en la Vida los hombres negros y las mujeres negras no tuviesen crece con la continua indecisi6n en la mente de los descendientes mås po-
ningån papel que jugar, como si Ilegar a ser blanco fuese la finica panacea
derosos de los sajones, como si fuera conveniente aplicar las måximas de
especffica para todos los males que hereda el cuerpo, el disolvente universal
su religi6n a sus relaciones civiles y politicas— la mayorfa de los escritores
de todas las irritaciones de América..e
que hasta ahora han intentado retratar la Vida y las costumbres de la raza

No despreciemos el factor con el que el Negro estå designado a contri- mås oscura pertenecen a nuestro segundo grupo: todos tienen, mås o
buir en este problema. América necesita a los negros... [S]u instinto por la menos, alguna cuesti6n que probar... y, a menudo por simple ignorancia y
ley y el orden, su respeto innato por la autoridad, su ineptitud para la re- ocasionalmente por su planificaci6n, no han Sido capaces de ponerse en el
vueltay la anarqufa, su amabilidad y buen ånimo como trabajador, y su lugar del hombre oscuro. El arte de «imaginarse a uno mismo en las expe-
profundamente enraizada fe en Dios..„ riencias de los otros» no 10 tienen todos, y es imposible adquirirlo sin el

[L] os historiadores de la civilizaci6n americana congratularån a este pais substrato y el trasfondo de un conocimiento empåtico...

por haber tenido un problema y que los descendientes de la raza


racial Nuestro recuerdo agradecido hacia aquellos que han cogido heroicamente
negra constituyeran uno de sus factores mås importantes para solucionarlo. sus Plumas para defender la causa del hombre negro no altera esta crftica...

A1 presentar la verdad desde la perspectiva del americano de color, el Sr.

Tourgee supera, pensamos, en fervor y frecuencia con los que toma la pa-
labra, a cualquier escritor viviente, blanco o de color... No muchos hombres
de color habrian intentado la valiente defensa de la Reconstrucci6n de

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

El hecho es que esta naci6n estaba predestinada al conflicto desde sus orige- EXTRACTO DE «ONE PHASE OF AMERICAN LITERATURE»
nes. Sus elementos estaban predestinados desde su nacimiento a un irrepri- [UNA ETAPA DE LA LITERATURA AMERICANA]
mible choque seguido de un equilibrio estable entre oponentes... Compro-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 173-237. Aquf, Cooper usa los
miso y concesiones, libertad y tolerancia fueron las condiciones durante el

nacimiento de la naci6n y son el sine qua non de su continuada existencia...


textos de la literatura americana blanca sobre los afroamericanos como in-

formaci6n con la que explorar las y negros, expo-


relaciones entre blancos
La supremacfa de una raza, el despotismo de una clase o la tirania de un
niendo el racismo blanco y presentando su propio retrato de la contribu-
individuo no pueden prevalecer finalmente en un continente mantenido ci6n afroamericana a la sociedad americana. También se aventura a una
en equilibrio por dichas fuerzas en conflicto y por tantas y tan fibrosas y sociologfa de la literatura en sus exploraciones sobre Ias relaciones entre la
fuertes razas como hay luchando sobre esta tierra...
sociedad y la producci6n artistica. Albion Tourgee es un autor blanco re-
éTiene América un problema racial? lativamente olvidado actualmente que sirvi6 en el bando unionista y que
fue juez durante la Reconstrucci6n.

éQué vas a hacer sobre ello? Se puede separar a los autores en dos grupos, haciendo una burda clasifica-

ci6n: primero, aquellos en quienes el instinto poético es prominente —aque-


Dejarlo estar...
Ilos que escriben para agradar— o mås bien escriben porque les agrada...
Dios y el tiempo solucionarån el problema...
En el segundo grupo se engloban los predicadores, ya sean de 10 justo o de
Y pensamos hombres no tienen un papel que protagonizar en
que los .10 injusto... todos aquellos con un prop6sito o una lecci6n...
este gran drama menor que el de los dioses, asf que si estå decidido que
Debido a la posici6n problemåtica que ocupan actualmente los descen-
unos pocos sean blancos —amén— que sea asf; pero no los dejes discutir
dientes de los africanos en la politica social americana —y que presumo que
como si en la Vida los hombres negros y las mujeres negras no tuviesen
crece con la continua indecisi6n en la mente de los descendientes mås po-
ningfin papel que jugar, como si Ilegar a ser blanco fuese la finica panacea
derosos de los sajones, como si fuera conveniente aplicar las måximas de
especffica para todos los males que hereda el cuerpo, el disolvente universal
su religi6n a sus relaciones civiles y politicas— la mayorfa de los escritores
de todas las irritaciones de América...
que hasta ahora han intentado retratar la Vida y las costumbres de la raza

No despreciemos el factor con el que el Negro estå designado a contri- mås oscura pertenecen a nuestro segundo grupo: todos tienen, mås o
buir en este problema. América necesita a los negros... [SJu instinto por la menos, alguna cuesti6n que probar... y, a menudo por simple ignorancia y
leyy el orden, su respeto innato por la autoridad, su ineptitud para la re- ocasionalmente por su planificaci6n, no han Sido capaces de ponerse en el
vuelta y la anarqufa, su amabilidad y buen ånimo como trabajador, y su lugar del hombre oscuro. El arte de «imaginarse a uno mismo en las expe-
profundamente enraizada fe en Dios... riencias de los otros» no 10 tienen todos, y es imposible adquirirlo sin el

[L]os historiadores de la civilizaci6n americana congratularån a este pais substrato y el trasfondo de un conocimiento empåtico..,

por haber tenido un problema racial y que los descendientes de la raza Nuestro recuerdo agradecido hacia aquellos que han cogido heroicamente
negra constituyeran uno de sus factores mås importantes para solucionarlo. sus Plumas para defender la causa del hombre negro no altera esta crftica...

A1 presentar la verdad desde la perspectiva del americano de color, el Sr.

Tourgee supera, pensamos, en fervor y frecuencia con los que toma la pa-
labra, a cualquier escritor viviente, blanco o de color... No muchos hombres
de color habrfan intentado la valiente defensa de la Reconstrucci6n de

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Anna Julia Cooper (1858-1964) e Ida B. Wells-Barnett (1862-1931). La fundaciån de la sociologiafeminista negra

Tourgee y la presunta corrupci6n de la supremacfa del negro, nombrado tan poco, que le importaba tan poco. Solo hay una cosa que me gustarfa

mås propiamente como el periodo del resentimiento y la deserci6n blancos decirle a mis paisanos blancos, y en especial a aquellos que se aventuran con
del deber. No muchos se habrfan atrevido, sin temor, como él hizo, a culpar la tinta y fingen reflexionar sobre el Negro... en concreto, que es un insulto
al pais por su enorme deuda monetaria con los hombres de color por los a lahumanidad y un pecado ante Dios publicar tales generalizaciones in-
doscientos cuarenta y siete afios de trabajo no remunerado de sus antepa- discriminadas sobre la raza con una informaci6n tan exigua y superficial.

sados... Observamos la incongruencia y la indignidad de haber tenido que Lo encontramos en cada esquina: esta vulgaridad ofensiva y arrogante, esta
estar siempre con el gorro en la mano como mendigos, o de haber Sido apreciaci6n gratuita del Negro y la ecuaci6n que 10 define, escrita de forma

empujados hacia un lado como intrusos en un pais cuyos recursos se han tan concluyente, a veces incluso por sus apasionados amigos y defensores
explotado por el trabajo duro no recompensado de nuestros ancestros. Sa- mås valientes. Si no temiera caer en el mismo error que condeno, dirfa que
bemos que nuestra factura es verdadera, que la deuda es tan real como la tener esa confianza arrogante en el propio poder para inferir que no hay
de nuestro gobierno con cualquiera de sus pensionistas. Pero los principios
ecuaci6n que se reconozca como indeterminada, pese a la cantidad de in-

de paciencia y contenci6n, de mansedumbre y caridad, estån tan arraigados c6gnitas que pueda tener, parece una caracteristica anglosajona...

en el caråcter del Negro que apenas nos queda asertividad para reclamar Lo que espero ver antes de morir es un hombre negro que retrate ho-
nuestro derecho a que parte de la riqueza excedente de este pais se Preste nestamente y con admiraci6n tanto al hombre negro que es, como ocasio-
para la educaci6n de nuestros hijos, incluso aunque sepamos que nuestra nalmente al hombre blanco, visto desde el punto de vista del Negro.
pobreza actual se debe al hecho de que el trabajo duro del åltimo cuarto
Como dice el Viejo proverbio: «EI diablo siempre estå pintado de negro —por
de siglo enriqueci6 esas arcas, pero nos dej6 la herencia de... madres y pa-
pintores blancos—». Y 10 que quizås haga falta es darle la vuelta al cuadro
dres con las manos vacfas. iOh, qué vergüenzal
del caballero matando al le6n, para que el le6n se convierta en pintor.
Con [su novela] Pactolus Prime, el Sr. Tourgee ha tenido un éxito incompa-
rable, pensamos, en fotografiar y dar voz a los sentimientos de los americanos
de color con respecto a su profesi6n cristiana ya la pråctica pagana de las

fuerzas dominantes del gobierno americano. Y como denuncia apasionada


del espfritu de casta impio e insensible fundamentado en el color, como re-

primenda mordaz a los cristianos de Ojo vago que no pueden leer la regla de
oro al Otro lado de la linea de color... el libro estå destinado a vivir...

Entre nuestros artistas que hacen arte por el dulce amor al arte, el Sr. Ho-
wells se ha puesto recientemente manos a la obra para intentar pintar al

Negro... y pienso que el veredicto unånime sobre el tema es que, al menos


en esta simple cuesti6n, el Sr. Howells no sabe de 10 que habla... [En] An
Imperative Duty... el Sr. Howells simplemente pretendi6 darle a un bot6n
y tener una imagen de la Vida americana con sus complicaciones raciales.
La cåmara no hace mås; no puede dar sermones ni resolver problemas.

[A1 retratar a los personajes negros, de todas formas], el Sr. Howells fra-
casa. Y fracasa porque da solo una verdad a medias, una media verdad par-
tidista. Creo que no era asunto suyo abordar una cuesti6n sobre la que sabia

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6. MARIANNE WEBER
(1870-1954).
UNA SOCIOLOGfA CENTRADA
EN LA MUJER
ANTECEDENTES BIOGRÅFICOS

arianne Schnitger Weber naci6 el 2 de agosto de 1870 en Oer-


linghausen, en el principado de Lippe, en Alemania; muri6 el

12 de marzo de 1954 en Heidelberg. Si por algo se la recuerda

es por ser la mujer de Max Weber, una de las figuras imponentes de la his-
toria de la sociologfa. El que él 10 sea —y ella sea asi recordada— es parte de

la historia de su Vida, ya que en su propia época ella fue una figura påblica
tan notable como él, reconocida como una intelectual feminista, una te6-

rica social, una soci610ga del derecho, y autora de ocho libros de anålisis

social, de los que, antes de las traducciones en este texto, solo Max Weber:
Una Biografia (1926/ 1975), habfa Sido traducido al inglés. Solo hay cuatro
Marianne Weber disponibles en inglés: la admirable
fuentes sobre la Vida de
traducci6n de su biografia de Max, de Harry Zohn, cuya lectura entre lf-
neas puede revelar mucho al atento lector; el trabajo de fin de måster de
1979 de Anne Camden Britton, «The Life and Plhought of Marianne
Weber», y dos articulos breves (Roth, 1990; Tijssen, 1991). Disponible en
alemån e incorporado a la tesina de Britton estå la propia autobiograffa de
Weber, Lebenserinnerungen («Memorias de una vida») (1948).

El resumen biogråfico que sigue es un primer paso en el establecimiento


de la carrera de Marianne Weber como una y soci610ga por
te6rica social
derecho propio. Para centrarnos en ella y resolver un problema termin016-
gico, en este capitulo (tanto como 10 permita la claridad de la presenta-
ci6n), nos referiremos a ella simplemente como Weber y a su marido como
Max. Sugerimos que la clave de la carrera de Weber puede residir en ciertas

cualidades de su caråcter, adquiridas en la infancia y moldeadas en la etapa


adulta: la determinaci6n por sobrevivir, la determinaci6n por sobrevivir
como alguien notable, y la determinaci6n por lograr esa notabilidad en el
pensamiento social y en la politica. Trazamos su carrera cron016gicamente

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

a 10 largo de tres periodos de su Vida: la nifiez, 1870-1893, el matrimonio, Schnitger. La austeridad de su infancia
1893-1920, y la viudedad, 1920-1954. Este patr6n sigue elque sugiri6 se convirti6 en experiencias de terror
para ella misma en su biograffa de Max. Se despliega en el marco de una con el colapso mental de su padre y de
serie de cambios dramåticos en Ia historia de Alemania, que describimos sus dos hermanos. Su padre vivfa fuera
en el curso de la cronologfa. y solo 10 veia cuando la visitaba, pero
sus tfos se volvieron locos en la casa de
su abuela. Weber narra «horrores ocul-
NINEZ: 1870-1893
s y terribles sonidos y visiones» y
En enero de 1871, unos cuantos meses tras el nacimiento de Weber, Alema- c6mo corri6 siendo nifia al psiquiåtri-

nia, hasta un conglomerado de entidades polfticas autogobernadas,


entonces co en mås de una ocasi6n para Ilevar a

se unific6 como Estado-naci6n bajo la monarquia de la Prusia autocråtica y alguno de sus tios (Britton, 1979; We-

de su tirånico «Canciller de hierro», Otto von Bismarck. La nueva naci6n se ber, 1926/1975, p. 173).

configur6 a partir del liderazgo antidemocråtico y polfticamente militarista De los propios relatos de Weber y de
de Bismarck (1871-1890), de la råpida industrializaci6n que hizo de Alema- Ias evidencias de su Vida, se deduce que
nia una de Ias economfas mås potentes del mundo (1870-1900) y de la re- desarr0116 una combinaci6n de estra-

vuelta social que result6 de esta industrializaci6n. En Alemania, y en otros Marianne Weber tegias de afrontamiento en estas situa-

lugares, estos cambios dieron lugar a una extensa clase media y a nuevas opor- ciones de estrés infantil que evolucio-
tunidades educativas para las mujeres de clase media, condiciones que en- narfan en la formaci6n de su personalidad adulta. Primero, fue importante
marcaron la Vida de Weber y se convirtieron en foco de su anålisis social. para por los demås y por ella misma, como normal y tf-
ella ser definida,

pica, en lugar de como excéntrica o diferente. Ella afirma su propia nor-


Pero estas condiciones no afectaron enseguida a la temprana Vida de Weber,
malidad recordåndose como «desde el principio una nifia feliz» (Britton,
que estuvo marcada por la presi6n econ6mica y psfquica y la inconsistencia
1979, p. 10). Segundo, Weber aprendi6 a distanciarse de la experiencia de
de estatus. Por parte de su madre estaba ligada a la prestigiosa familia Weber,
demencia de su padre, «se distrafa dibujando. .. "Dentro de mf nada habfa
que inclufa a su abuelo Karl, un hombre de negocios reconocido de la ciudad
cambiado"» (Britton, 1979, p. 9). Tercero, ella se centra en los sucesos felices
provinciana de Oerlinghausen, y a la influyente politica e intelectualmente
de su Vida, aunque fuesen ocasionales: un jardin mågico, una buena amiga,
familia berlinesa del hermano de Karl, Max Weber senior, el padre del futuro una Navidad especial. Acudirå a esta estrategia mås tarde en su Vida, dibu-
marido de Marianne, Max junior. Pero su madre, Anna, se habfa casado
jando escenas de viajes durante la enfermedad mental de Max y, durante la
con un hombre que los Weber consideraban por debajo de ellos, Eduard locura masiva del régimen de Hitler, centråndose en los detalles de una fiesta
Schnitger, un doctor rural en aquel tiempo en que la carrera de médico de cumpleafios. Cuarto, se forj6 la absoluta determinaci6n de escapar hacia
tenia poco prestigio. Marianne naci6 en el primer afio de este matrimonio un lugar mejor. Se aferr6 a la idea mågica de escapar, con su familia XVeber:
y dos afios mås tarde Anna muri6 después de dar a luz a su segundo hijo. «Y entre sus ascendientes estaba su. .. abuelo, que era... rico ya través del

Por tanto, Marianne pas6 sus primeros afios fuera de la comodidad del cfr- cual ella formaba parte de una familia respetada. Un dia tendrfa acceso a una
culo Weber, cuidada por la madre de Eduard Schnitger y su hermana en existencia mås amplia y brillante» (Weber, 1926/1975, p. 173). Y el vinculo

circunstancias de adversidad y pobreza gentil. Su tia Flora luch6 por ga- Weber le proporcion6 una serie de oportunidades para esa Vida mås amplia.
narse un pequefio salario como maestra en la escuela del pueblo, y Weber La primera oportunidad surgi6 cuando su abuelo Karl Weber accedi6 a
recibi6 una educaci6n båsica y muchas lecciones de religiosidad en el hogar mandarla fuera, a la edad de dieciséis afios, a una prestigiosa escuela para

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

sefioritas en Hannover. Alli volvi6 a experimentar la inconsistencia de su Emmy tenia un largo historial de enfermedad nerviosa y estaba frecuente-
estatus: ya no era la nifia especial de la escuela del pueblo, råstica y seria mente en sanatorios. Marianne Weber no relata nada del curso de su propio
con sus estudios, se sentia inc6moda con sus compafieras de clase que en- cortejo con Max, o de su papel en promoverlo; pero a finales de 1892, Max
fatizaban su refinamiento social. Pero Weber era una estudiante capaz, que habfa roto su compromiso con Emmy, superado los recelos de Helene, y
pulfa la habilidad para mantener su esencia interior de determinaci6n es- propuesto matrimonio a Marianne. En medio del ajetreo del ritual domés-
condida tras la fachada de una persona que querfa encajar. Se permiti6 a si tico de su compromiso, Marianne apunta que se ve a sf misma «en el inicio
misma ser «refinada», y aprendi6 a bailar, a hablar francés e inglés, a apre- de su desarrollo intelectual» (1926/ 1975, p. 186). Max y Marianne Weber
Ciar la måsica y el arte, mientras por dentro resolvfa como «llegar a ser al- se casaron en otofio de 1893.
guien importante... [conj una 'Cardiente ambici6n" por lograr» algo que la

pusiera «en primer lugar por su importancia» (Britton, 1979, pp. 9-10).
MATRIMONIO: 1893-1920
Después de tres afios en Hannover, en 1889, Weber volvi6 a «casa» para
vivir hermana casada de su madre, Alwine, que le ofreci6 un con-
con la Marianne y Max vivieron su matrimonio en el contexto de un continuo
fortable hogar provinciano de clase media, aunque los deberes de Weber estado patriarcal industrial-militar con el Kåiser Guillermo II y una cre-
eran en gran medida los de una pariente pobre. La infelicidad y el aburri- ciente oposici6n de los liberales, los socialistas y las feministas. En 1914,
miento de Weber en un escenario que «no le ofrecfa nada a su ambicioso la politica militarista de Guillermo ayud6 a precipitar la Primera Guerra
intelecto» incomodaba a la familia, e invitaron a Weber a pasar unas se- Mundial (1914-1919), que dej6 a Alemania vencida, humillada, y sobre-
manas en Berlin, en 1891, con la familia de Max Weber, senior, su mujer, las reparaciones punitivas. Tenemos dos fuentes
cargada por los pagos de

Helene, y el primo segundo de Marianne, Max junior. En esa adinerada y principales de informaci6n sobre la Vida de Weber durance su matrimonio,
sofisticada familia, Marianne vislumbr6 la Vida que querfa. No Ilegaba a su biograffa de Max y su teorfa social. El proyecto de Weber en la biograffa

«saciarse de la atm6sfera intelectual de su casa y de los tesoros culturales de 700 påginas es retratar a Max como el encumbrado intelectual de su

de la gran ciudad. .. alfn esto era vida» (1926/1975, pp. 174-175, las cur- época; ella aparece en los mårgenes de su narrativa, como complemento a

Sivas son suyas). En 1892, un afio después de esta primera visita, Weber la capacidad de acci6n de él. En sus textos te6ricos hasta 1920, de todas

consigui6 volver a vivir con sus primos de Berlin, para formarse mejor en formas, ella describe el matrimonio para la mujer como una båsqueda de

«su modesto talento artfstico» (1926/1975, pp. 175-176). Ahi construy6 dos formas de realizaci6n, autonomfa en los proyectos determinados por
las dos relaciones emocionales cruciales de su Vida adulta, con su tia Helene ella misma e intimidad con el marido en una relaci6n de pareja de carifio

y con su primo Max. La Vida de Helene era de una infelicidad estoica y mutuo y de intereses y satisfacciones ampliados. En esta secci6n nos cen-
magnånima en un matrimonio exigente y destructivo (véase «Premisas», tramos en el desarrollo de Weber como te6rica social, como una manera

mås adelante en este capitulo). Marianne, por su parte, se convirti6 en la por la que logr6 autonomfa e intimidad en su matrimonio.
confidente y en el estimado consuelo de Helene, y Helene, para ella, en la Tres aspectos generales caracterizan el patr6n de la Vida de Marianne Weber
madre que nunca habfa tenido. Su proximidad continu6 hasta la muerte en su matrimoniol. En primer lugar, acept6 las opiniones relativamente
de Helene en 1919. Max, el hijo favorito de su madre y su otro confidente, de Max sobre el rol de las mujeres, que reconocfan su derecho
progresistas
ya era ampliamente reconocido como joven académico brillante, con un a una Vida intelectual, en cualquier espacio que ella pudiese explorar apar-
doctorado en derecho y otro en historia, una reputaci6n como investigador
en ciencias sociales, y un puesto de profesor visitante en la Universidad de
Berlin. A los 28 afios,comenz6 una relaci6n romåntica que durarfa cinco I En varias fuentes se Ileg6 a declarar que el matrimonio no se consum6 (Britton, 1979; Mitzman,
1970; Roth, 1990). No hemos encontrado evidencias en los textos de Marianne disponibles hasta el
afios con su prima Emmy, una relaci6n aprobada por Helene, aunque momento para apoyar esta idea.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954), Una sociologia centrada en la mujer

tado de los deberes tradicionales que él esperaba de su mujer: gestionar las Kandal, 1988; Mitzman, 1970; Weber, 1926/1975). Esta segunda fase del
emociones de él, su hogar, y la Vida social de ambos (incluyendo las rela- matrimonio, entre 1898 y 1904, estuvo marcada por el colapso nervioso

ciones con la familia). En segundo lugar, al explorar este espacio, tuvo re- de Max, que desemboc6 en una profunda depresi6n, su retirada de la Vida

cursos y fortuna para poder contar con un servicio devoto de mujeres que académica, politica e intelectual, sus entradas y salidas de los sanatorios

contrat6 como amas de llaves —durante los 61 afios desde su matrimonio mentales, su necesidad constante de viajar, la renuncia a su prestigioso
en 1893 hasta su muerte en 1954, le sirvieron y a su vcz cuidaron de ella puesto de catedråtico en Heidelberg, y la dificultosa recuperaci6n de su

tres mujeres, Berta, Lina y Lisbeth—. En tercer lugar, Weber trabaj6 para salud mental. La propia carrera de Marianne se desvi6 por la crisis de Max.
compartir la Vida de Max en la sociologfa. Hace del intento por ayudarle a soportar su enfermedad y de trabajar por
su recuperaci6n su primera preocupaci6n durante afios. Pero incluso en
La primera fase de su matrimonio, desde 1893 hasta 1898, estuvo marcada
los dias oscuros de 1900, trabaj6 en la publicaci6n de Fichte's Sozialismus
por el objetivo ambicioso de Max de combinar en su Vida la actividad aca-
und sein Verhältnis zur Marx'schen Doktrin («EI socialismo de Fichte y su
démica, la producci6n intelectual, y la politica de centro-izquierda. Ensefi6
relaci6n con la doctrina marxista») (1900) y «Politics and the Women's
primero en Berlin; después, en 1894, fue profesor de Econ6micas en Fri-
Movement» (1901) y dej6 a Max durante un breve espacio de tiempo para
burgo; y en 1896 profesor de Ciencias Politicas en Heidelberg, la univer-
asistir a una convenci6n feminista. El periodo de enfermedad acerc6
sidad mås destacada de Alemania. En esta fase, Weber sigui6 con su propia
mucho a la pareja, haciendo realidad el otro proyecto de Weber, la bås-
educaci6n superior y ella misma empez6 a hacerse un hueco en el femi-
queda de intimidad en su matrimonio. Se describe a sf misma como una
nismo. En y 1895, sigui6 su «propia animosidad...
Friburgo, entre 1894
cuidadora efectiva que habfa «heredado nervios delicados y desde la infan-
y. .. se ocup6 de. .. sus estudios», una manera de proceder que le sugiri6
cia estaba acostumbrada a tratar con especial consideraci6n a personas que
preguntas «sobre 10 que una mujer podia, debfa, y se le permitia hacer»
sufrfan de la misma forma», y recuerda su Vida de este periodo «tan repleta
(1926/1975, pp. 203-204). Las exigencias de un trabajo en la universidad
de afecto e intimidad, que incluso el paciente la experimentaba como una
significaban que Max tenia menos tiempo para su investigaci6n filos6fica,
nueva felicidad» (1926/1975, pp. 236-237). Cuando la Vida volvi6 a ser
pero Weber empez6 a estudiar seriamente con el fi16sofo neo-kantiano medio-normal, Weber se encontr6 en una situaci6n de roles invertidos, y
Heinrich Rickert, junior. Pronto se puso a indagar en el pensamiento fe-
se convirti6 en la oradora ptåblica del matrimonio, que a menudo se que-
minista, después de asistir a un congreso sobre politica en 1895 en el que daba en las reuniones politicas hasta tarde en la noche mientras Max per-
participaron prominences oradoras feministas. En Heidelberg, en 1896, se manecfa silencioso, descansando en casa.
convirti6 en lfder de una asociaci6n recientemente organizada para la di-
En la tercera fase del matrimonio, de 1904 a 1914 aproximadamente, Max
vulgaci6n de ideas feministas, mientras permanecfa ocupada con sus pro-
mantuvo su salud mental gracias a un renovado y prudente equilibrio entre
pios estudios —asistiendo a las clases de Max sobre politica econ6mica, acu-
estudiosy ocio. El afio 1904 marc6 un punto de inflexi6n; en ese afio, los
diendo a otras clases de filosoffa, y empezando a escribir sus propias obras—.
Weber hicieron un tour por América, Max acept6 ser editor de una nueva
Los Weber trabajaron juntos por abrir Heidelberg a las estudiantes feme-
revista de ciencias sociales, Archivfur Socialwissenschafi und Socialpolitik,
ninas, que Ilegaban en pequefias dosis en aquel tiempo. y public6 en aquella revista su ahora famosa monograffa La éticaprotestante
Pero en 1897 hubo una crisis que Ilev6 esta fase a una parada repentina. y el espiritu del capitalismo. Parece que durante este periodo del matrimonio,
Delante de Marianne y de su madre, Helene, Max se enfrent6 a su padre aunque su Marianne persisti6, Max experiment6 sexualmente
afecto por
por sus de tirånico abuso de Helene. Su padre murid poco después
afios enamor6 de la amiga de ambos, Else Jaffe (Britton,
fuera del matrimonio y se
sin haberse reconciliado ni con Helene ni con Max. Este hecho se ha usado 1979; Green, 1974). Cuando Max se recuper6, Weber también se volvi6
en los estudios psic016gicos de Max para explicar la fase que sigui6 (p. ej. mås activa en sus estudios y en su Vida püblica. En la gira por América,

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

conoci6 tanto a Jane Addams (capftulo 3) como a Florence Kelley (capitulo res, dio clases, particip6 en las negociaciones de Paz de 1918-1919 (aconsej6
7) y, entre 1904 y 1907, public6 varios articulos sobre las experiencias de que no se firmara el tratado, que vefa como desastrosamente injusto y ama-
Ias mujeres, enfrentåndose criticamente a las teorias de Charlotte Perkins
fiado por todos lados), y se le sefia16 como candidato para un alto cargo en
Gilman (capftulo 4). En 1907, public6 su obra fundamental Ehefrau und la recién creada Repåblica de Weimar. En medio de la guerra, Weber con-
Mutter in der Rechtsentwicklung («Matrimonio, maternidad y legislaci6n»). tinu6 escribiendo: «The New Woman» (1914), Ideal of Marriage»
Durante ese afio también muri6 Karl, el abuelo de Weber, y la herencia
(1914), «War as an Ethical Problem» (1916), «ChangingTypes of University
para su nieta dej6 a ella y a Max, el «profesor marginado. .. libres de pre-
Women» (1917), Forces Shaping Sexual Life» (1918a) y «Women's
ocupaciones econ6micas» (1926/1975, p. 367). Los Weber vivian ahora
Special Cultural Tasks» (1918b). En 1919 recogi6 estos y otros ensayos en
mucho mås c6modamente, y Weber empez6 a formar su grupo de intelec- Reflections on Women and Women; Issues y se convirti6 en la primera mujer
tuales, que inclufa a los colegas de Max: Werner Sombart, Robert Michels,
alemana elegida como representante de la asamblea estatal (Baden). En 1920
Georg Simmel y Alfred, el hermano fi16sofo de Max, asi como a feministas
fue elegida presidenta de la Federaci6n de Organizaciones de Mujeres Ale-
prominentes como Marie Baum, Gertrud Bamer, y Gertrud Simmel.
manas. Pero su matrimonio hacfa aguas por todos lados, por la devoci6n
Weber, hacia 1908, era bien conocida como feminista en los circulos inte-
de Max por Else Jaffe, por la muerte de Helene Weber, por el suicidio de
lectuales y politicos. Escribe que a finales de 1908, Max y ella asistieron a
Lili, hermana de Max, y por las emociones que removfan las agrias secuelas
una reuni6n politica en la que él hab16 inesperada y apasionadamente, y
de una guerra devastadora. La decisi6n de Weber de adoptar a los hijos de
un hombre le pregunt6 a otro, «En cualquier caso, e•quién es este Max
Lili pudo haber Sido en parte un intento de salvar su matrimonio. Pero sus
Weber?», a 10 que le contestaron, «Oh, es el compafiero de Marianne»
luchas fueron superadas por los acontecimientos cuando Max Weber muri6
(1926/1975, p. 407). Podemos detectar algo de este ascenso del estatus de
inesperadamente de neumonfa el 14 de junio de 1920.
Weber en el nuevo tono crftico y confiado de sus textos, «The Question of
Divorce» (1909), «Authority and Autonomy in Marriage» (1912), «On the
Valuation of Housework» (1912), «Women and Objective Culture» (1913)
VIUDEDAD: 1920-1954
—recogidos en Frauenfragen und Frauengedanken («Reflexiones sobre las
La Vida y la carrera de Weber después de la muerte de Max estuvicron deter-
mujeres y las Desde aproximadamente
cuestiones de las mujeres») (1919)—.
minadas por los sucesos tumultuosos durante la Repåblica de Weimar (1920-
1910 en adelante, su cercanfa a Max se volvi6 problemåtica, a pesar de que
1933), el auge del nazismo (1933-1938), la Segunda Guerra Mundial (1939-
Weber segufa todavfa profundamente comprometida con la idea de su ma-
1945), y la ocupaci6n de Alemania en la posguerra y su divisi6n en un estado
trimonio con Max. Por una parte, ella Max se
y condujeron por caminos
comunista al este y un estado democråtico-capitalista al oeste (1945-1954).
separados en sus carreras; por Otra, Max estaba cada vez mås absorto en
La Repåblica de Weimar estuvo marcada por la libertad cultural y polftica,
Else Jaffe. Aun asi, formalmente el matrimonio permaneci6 s61ido: el grupo
por una parte, y la inestabilidad econ6mica y la inflaci6n, por otra. La Vida
intelectual continu6, Max defendi6 fieramente a Weber de los ataques an-
de Weber en este periodo comenz6 con una fuerte depresi6n personal pro-
tifeministas, y la relaci6n con la familia de Max, en particular con su madre,
ducida por la muerte inesperada de Max. Durante cuatro afios, se retir6 de
formaba un estrecho nexo entre ellos.
la Vida påblica y social tan dramåticamente que sus amigas le pidieron que
La filtima etapa del matrimonio, de 1914 a 1920, tuvo como te16n de fondo se aferrara a su propio principio feminista de autonomfa. Canaliz6 su tristeza
la Primera Guerra Mundial, la revuelta politica en Alemania y el devastador en su proyecto de construir la fama de Max para la prosperidad. Entre 1920
tratado de paz que dejarfa al pais en la anarqufa econ6mica. En este periodo y 1922, prepar6 diez volåmenes con las obras de Max para su publicaci6n,
parece que Max recuper6 su nivel mås alto de actividad, public6 su estudio incluyendo su manifiesto te6rico principal, en varios volåmenes, Economy
comparativo de la religi6n en varios volåmenes, organiz6 hospitales milita- and Society, asi como Religion and Capitalism, Politics as a Vocation, Science

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

as a Vocation, Collected Works (un volumen de sus primeros textos mås oscu- las expectativas oficiales y las opiniones feministas de Weber, se public6 en
ros), un volumen de sus ensayos politicos, y una colecci6n de su correspon- 1935, en los primeros afios del régimen nazi; Erfiilltes Leben («Una Vida
dencia (Britton, 1979). Entre 1923 y 1926, complet6 su famosa biografia. completa») se public6 por una editorial clandestina en 1942 y se volvi6 a
Escribir y publicar fue una estrategia psic016gica para afrontar la tristeza, y editar tras la ocupaci6n en 1946. Las celebraciones del setenta y del setenta
sus consecuencias son enormemente significativas para la sociologfa occiden- y Cinco cumpleafios de Weber estuvieron marcadas por ceremonias apaga-
tal. Como admite el estudioso de MaxWeber, Guenther Roth, «Es... justo das pero emotivas con su circulo de amigos, entre los estragos de la guerra.
decir que, sin Marianne Weber, el trabajo de su marido podria no haber ad-
Después de la derrota de Alemania, cuando se hizo de conocimiento pt-
quirido la importancia que tuvo después en el desarrollo de las ciencias so-
blico el completo horror del régimen nazi, escribi6 que ella misma habfa
ciales» (Roth, 1990, p. 67). Hacia mediados de la década de 1920-1929,
experimentado, «[s]obre todo, culpabilidad, por haber cafdo una y Otra
Weber se habfa repuesto de la crisis de tristeza y reemergi6 en la Vida påblica. vez» (citado en Britton, 1979, p. 156). Aun asf, defendi6 su papel en el si-
En 1924 acept6 un doctorado honorario en Heidelberg —un honor singular lencio y en la invisibilidad durante aquellos afios: se conoce el
para una mujer— tanto por sus estudios sobre las mujeres como por su edici6n
poder del Cada grito era expiado con una muerte desesperada y un
terror?
del trabajo de Max. En 1926, reemprendi6 las reuniones semanales de su
martirio inåtil. Nos hemos salvado solo por el silencio» (citado en Britton,
grupo intelectual, que mantuvo en funcionamiento, de una manera u Otra,
1979, p. 154). En los primeros tiempos de la ocupaci6n, dos graduados
hasta el final de su Vida. Entr6 en su fase mås intensa de intervenciones på-
de Harvard visitaron a Weber y le dijeron que las teorfas de Max eran fa-
blicas sobre asuntos de mujeres, a menudo dirigiéndose a audiencias que su-
mosas en América, una informaci6n que le proporcion6 una profunda sa-
peraban las 5.000 personas (Britton, 1979). Public6 Die Idee der Ehe und
Weber permaneci6 ocupada escribiendo, primero sus memorias,
tisfacci6n.
die Ehescheidung («La idea del matrimonio y del divorcio») (1929) y Die Ideale
en 1948, y después una edici6n revisada de la biograffa de Max, en 1952.
der Geschlechtergemeinschaft («EI ideal de comunidad entre hombres y mu-
En sus filtimos afios, observ6 la construcci6n de una Alemania Occidental
jeres») (1930). Su Vida doméstica en esos afios se centr6 en hacer malabaris-
pr6spera y democråtica, muchos de cuyos hombres de Estado de mås edad
mos para encontrar escasos fondos en la economfa alemana en hiperinflaci6n,
habian salido de su Viejo grupo intelectual de Heidelberg.
cuidando y adoptando después a los cuatro hijos de Lili, y siendo cuidada a
su vez por su querido circulo de amigas, entre ellas Else Jaffe.
TEORfA SOCIAL GENERAL
El periodo de represi6n y terrorismo que
empez6 en 1933 y continu6 hasta
la Ocupaci6n Aliada de Alemania en 1945 marc6 el fin de la carrera påblica
PREMISAS
de Weber como oradora feminista. Hitler disolvi6 la Federaci6n de Orga-
nizaciones de Mujeres Alemanas en 1935, y el debate politico, incluso en La sociologfa de Weber durante el periodo 1890-1920 estå encuadrada
los circulos privados, se convirti6 en una actividad peligrosa. Sobre el ré-
sobre todo en tres Ifneas del pensamiento social alemån: (l) una ideologfa
gimen de Hitler, Weber coment6 «Un pueblo con necesidad de honor, para de género de una masculinidad agresiva y sensual y una femineidad espi-
el que la fe en un Dios que no se ve y en Su reino se habfa desvanecido, y domesticada, (2) la primera gran oleada de movilizaci6n y pensa-
ritual
anula su visi6n nostålgica al crearse un dios de un esclavista» (citado en miento feminista, y (3) la formulaci6n neoidealista de la ciencia social por
Britton, 1979, p. 110). A pesar de que tenia que aparentar un perfil bajo hombres académicos liberales como Max Weber y Georg Simmel.
en esos afios, mantuvo su circulo intelectual, ofreci6 el socorro que pudo
Ideologfa de género tradicional. La unificaci6n alemana de 1871 se logr6
a sus amigos judfos y a otros disidentes, se sumi6 en una depresi6n a causa
por el régimen autoritario y militar de la monarqufa de Prusia liderada por
de la tristeza por su destino bajo la opresi6n nazi, y aun asi sigui6 escri-
Bismarck. Enorme, bebedor, rudo en su discurso, y persona influyente y
biendo. Frauen und Liebe («Mujeres y amor»), una curiosa soluci6n entre

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

despiadada, Bismarck representaba un modelo de incuestionable domina- de Alemania entre 1870 y 1900 cre6 una enriquecida clase media, segmen-
ci6n masculina, que no permitfa personalidades rivales en su cfrculo poli- tos de la cual avanzaban hacia la tradici6n liberal progresista. La creciente
tico intimo, que aterrorizaba a otros politicos hasta Ilevarlos a una docilidad clase trabajadora se moviliz6 politicamente de acuerdo con diversas formas
casi infantil. Aunque muchos liberales, que inclufan a Marianne y Max de pensamiento socialista, incluyendo la de los exiliados alemanes Karl
Weber, fueron criticos con él, el Canciller fue objeto de endiosamiento y Marx y Friedrich Engels.
devoci6n nacional. Hombres de todas las clases —incluyendo al padre de
En este contexto, «la cuesti6n de la mujer» —el debate sobre el estatus social
Max Weber— intentaron emular su poder, su sensualidad, su energia, su
de segunda clase de las mujeres— se convirti6 en un asunto politico impor-
predisposici6n a la dominaci6n (Kandal, 1988). Bismarck ayud6 tanto a
tante, y una serie de organizaciones de mujeres florecieron para reclamar
crear como a magnificar un ideal de masculinidad tradicional en la Ale-
mejores condiciones para ellas (Kandal, 1988). Un sector poderoso abogaba
mania de finales del siglo XIX.
por una agenda feminista liberal de derechos igualitarios: acceso a la edu-
En este contexto cultural, se esperaba que las esposas fueran sirvientas de caci6n y al empleo, salarios iguales para los mismos trabajos, ayudas para el
sus maridos, sexualmente castas excepto para responder con sus maridos, y cuidado de los nifios y la salud, derechos politicos y sufragio completos, y
restringidas a la esfera privada del Kinder, Kirche, und Kiiche (hijos, iglesia cambios en las leyes sobre el matrimonio para dar a las mujeres derechos de
y cocina). Los hombres tenfan que encontrar su espacio en la Vida ptlblica propiedad, derechos sobre sus hijos, la posibilidad del divorcio, y la posibi-
y eran libres de buscar satisfacci6n sexual fuera del hogar con amantes y Iidad de relaciones de pareja en lugar de la subordinaci6n al marido. La or-
prostitutas. Enfrentåndose a estas expectativas, Ias mujeres crearon una ideo- ganizaci6n mås poderosa de feministas liberales fue la Bund deutscher
logia propia que se resisti6 sutilmente a la ideologfa del dominio masculino. Frauenvereine (Federaci6n de Organizaciones de Mujeres Alemanas), que
Definieron el matrimonio, y la religi6n como medios para expresar
los hijos pasarfa a su modo mås militante entre 1890 y 1920, guiada por Ias criticas
aspectos de la espiritualidad y la etérea bondad que definfan la femineidad. te6ricas a las pråcticas patriarcales. Weber, después de su monumental es-
En contra de la cultura påblica materialista y militarista, entendieron el tudio de 1907, Matrimonio, maternidady legislaciån, fue considerada como
mundo de las mujeres como un lugar de paz, armonfa y aliento espiritual. una lfder intelectual del movimiento feminista liberal y realiz6 una gira exi-
Estas imågenes confrontadas de la masculinidad y la femineidad fueron a gente de conferencias remuneradas como representante de la federaci6n
menudo fuente de una tensi6n aguda entre sexos —una tensi6n agriamente (siendo su presidenta en 1920). Vio muchos de sus proyectos realizados: la
encarnada en la infelicidad del matrimonio de los padres de Max, Max se- admisi6n de las mujeres en la educaci6n superior y en carreras profesionales,
nior y Helene Weber (Weber, 1926/1975)—. Weber describe a la abuela y a el derecho a voto, y la elecci6n de mujeres como representantes politicas.
las tfas que la criaron, y a su suegra, Helene, como personificaciones, hasta
Weber se vio afectada a varios niveles por las tres posturas feministas alter-
cierto punto, de esta imagen de femineidad pura. Incluso cuando se pas6
nativas. Una de dichas posturas fue la de socialistas feministas como Emma
al discurso politico feminista y al discurso académico de las ciencias sociales,
Ihrer, Ottilie Baader, Helene Grunberg, Gertrud Hanna, Clara Zetkin,
Weber permaneci6 profundamente afectada por esta imagen de femineidad,
Luise Zietz, Lily Braun y Marie Jucharz (Fout, 1984, pp. 8-9), que tenfan
asi como por su critica de la masculinidad tradicional.
su base en los sindicatos obreros socialistas y en el partido socialista, los so-
Feminismo alemån. A pesar de las politicas centralistas de Bismarck, Ale- cialdem6cratas. A pesar del sesgo machista y antifeminista de estas organi-
mania no constitufa un paisaje politico uniforme e indiferenciado. La po- zaciones, las feministas socialistas realizaron una critica formidable de los
derosa comunidad académica con bases en måltiples universidades se di- vinculos explotadores entre el capitalismo y el patriarcado, defendiendo los
vidi6 en facciones que se ajustaron a las normas del régimen gobernante y derechos e intereses de las mujeres de clase trabajadora y la solidaridad den-
facciones intensamente criticas con ese régimen. La råpida industrializaci6n tro de la clase trabajadora como medios para destruir el patriarcado capita-

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Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

lista y liberar a las mujeres ya los hombres. Weber obtuvo del feminismo cional. El feminismo er6tico proclamaba la experimentaci6n sexual, el des-

socialista la comprensi6n de que las relaciones entre clases determinadas mantelamiento de monogamia, la liberaci6n de las mujeres y de Ios hom-
la

econ6micamente constitufan el factor principal que creaba diferencias entre bres a través del amor libre, y una critica a la heterosexualidad mediante la
las mujeres por sus experiencias y necesidades vitales. Su anålisis es sensible exploraci6n homoer6tica. Amigos pr6ximos y compafieros de Weber le ex-
a las diferencias de clase. Pero nunca articula propiamente una critica al ca- pusieron los argumentos del feminismo er6tico —muy especialmente, Else
Jaffe— que consecuentemente afectaron a sus amistades y a su matrimonio.
pitalismo, ni concibe su desaparici6n. En esencia, su posici6n es que el pa-
Weber dedica una parte importante de su teorfa a debatir cuestiones sobre
triarcado estå analfticamente separado del capitalismo, y que cambiar las
sexualidad en general y las tesis del feminismo er6tico en particular (véase
costumbres y pråcticas legales del patriarcado eliminarfa la mayorfa de los
el tema 2, a continuaci6n).
abusos de poder que las feministas socialistas vinculaban al capitalismo.

En parte, esta opini6n fue el resultado de su relaci6n con una segunda pos-
Ciencia social del neoidealismo. Como mujer de Max, Weber vivi6 y escri-
bi6 en el centro del circulo de pensadores que realizaron la contribuci6n
tura feminista, la del feminismo cultural, que en mismo fue una extensi6n sf
alemana clåsica a la sociologfa llamada normalmente tradici6n neoidealista,
de la Vieja creencia alemana en las cualidades espirituales y éticas de las mu-
jeres. El feminismo cultural habfa estado en el centro del movimiento fe-
y que se presenta a los soci610gos actuales principalmente a través de las teo-
rias de Max Weber y Simmel. En esencia, la perspectiva de la sociologfa en
minista alemån original, aunque ese movimiento dio un giro a mediados
la que Weber estaba inmersa estå marcada por los siguientes temas. Las Cien-
de la década de 1890-1899 hacia el programa liberal que describimos ante-
cias sociales no son idénticas a las ciencias naturales y fisicas porque su ma-
riormente. Pero incluso con este giro, muchas mujeres, pese a ser fieles al
teria de estudio, los seres humanos, constituye un fen6meno de naturaleza
programa liberal, todavfa afirmaban el valor de 10 que vefan como las cua-
finica. Los seres humanos actåan y se relacionan en funci6n de significados
Iidades especiales de espiritualidad y bondad en las mujeres. Weber recha-
sostenidos subjetivamente que, en gran medida, reflejan la asimilaci6n in-
zaba las proclamas esencialistas tradicionales sobre las diferencias funda-
trapsfquica de las estructuras historica y cultural de su sociedad particular.
mentales en la naturaleza de hombres y mujeres, aunque sostenfa que los
Las ciencias sociales requieren por tanto un método que explore la singula-
modelos de género en el trabajo humano dieron a las mujeres, como grupo,
ridad hist6rica y cultural de las sociedades, las acciones con significado para
las responsabilidades primarias de producir, reproducir, y enriquecer la Vida
los seres humanos en estas sociedades, y las pautas estructuradas de asocia-
humana a un nivel cotidiano y continuado (Kandal, 1988; Tijssen, 1991).
ci6n y organizaci6n que crean. Los cientfficos sociales, aunque también mol-
En tercer lugar, Weber también respondi6 a una rama del feminismo de la deados por significados culturales, que afectan a su selecci6n y definici6n
configuraci6n alemana de la critica, conocida como «el movimiento er6- de los temas de investigaci6n, deberfan situarse metod016gicamente en los
tico» (Green, 1974; Kandal, 1988). El movimiento er6tico, que tenia su sistemas de significados de la ciencia moderna y aspirar a una investigaci6n
base en los circulos intelectuales y artisticos que se irradiaban desde Mu- empiricamente rigurosa y valorativamente neutra. La sociedad moderna occi-
nich, propugnaba darle la vuelta al doble eståndar tradicional de sexuali- dental es el objeto principal de tal investigaci6n. El malestar caracterfstico
dad, asi como una revoluci6n en las costumbres sexuales tanto de mujeres de esta sociedad modcrna occidental viene de la pérdida de sentido de las

como de hombres. Esta revoluci6n volverfa a conectar a hombres y mujeres actividades de los individuos. Esta pérdida de sentido resulta del crecimiento
con su energfa humana esencial y los liberarfa de las represiones proyectadas de estructuras burocråticas masivas e impersonales, y de la propagaci6n de
en la cultura humana por todas las formas de dominaci6n sadomasoquistas. una cultura que no enfatiza ni el sentido trascendental ni el cålculo pråctico

El feminismo er6tico surgi6 de los nuevos aportes del pensamiento psico- de los medios y el fin que instan a la acci6n, sino el seguimiento rutinario
analftico freudiano, que a su vez puede entenderse como una respuesta a de las reglas prescritas. Weber presenta un Claro resumen de esta teorfa en
la estructura familiar hiperpatriarcal de la Alemania bismarckiana tradi- el capitulo 10 de su biograffa de Max. Una caracterfstica de la sociologia de

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

Weber es c6mo modifica la teoria de la ciencia social a través de la critica personal» (1912a/1919/1997, p. 40)*. Por tanto, empieza definiendo la
feminista y a través de su método para ponerse en la situaci6n de las mujeres época —«nuestra época»— no en términos de acontecimientos politicos Ile-

como lugar desde el que descubrir el mundo social. vados a cabo por el hombre, sino en términos de la experiencia de las mu-
jeres. Para las mujeres, el hecho clave de la época es que continåan traba-
TEMAS PRINCIPALES jando en casa y ahora salen a trabajar a causa de la reorganizaci6n capitalista
de la sociedad: «las fuerzas del nuevo estilo de Vida de esta era de maqui-
Weber toma la experiencia de las mujeres como punto de partida para su in- naria rompen y abren el cfrculo de las tareas [de las mujeres] determinadas
vestigaci6n soci016gica, y ve y evalåa la experiencia social a través de la sub- por su género y las dejan sin la protecci6n de la casa y, consecuentemente,
jetividad de las mujeres. Su sociologfa estå, por tanto, centrada en las mujeres, fuera del reino controlado por sus maridos» (1912a/1997, p. 33) *
tanto en los asuntos que estudia como en el ångulo de visi6n que adopta. Su
El anålisis de la organizaci6n social de Weber desde la perspectiva de las mu-
trabajo es una reacci6n a 10 que ella vio que se desarrollaba en los circulos
jeres muestra que la sociedad intenta producir una Vida comunal armoniosa
masculinos de ciencias sociales que conocfa tan fntimamente: el simple su-
a través de la socializaci6n de género de sus miembros. Pero esta socializaci6n
puesto de que las manifestaciones realizadas sobre el actor social o bien se
de género estå pautada por el patriarcado, una estructura transinstitucional
ajustaban tanto a hombres como a mujeres, o bien las mujeres no eran sufi-
que subordina a las mujeres y privilegia a los hombres. Weber centra su
cientemente significativas como para promover un anålisis separado. Pero su
critica del patriarcado en dos åreas principales e interconectadas de la ex-
sociologfa no es meramente reaccionaria; es una declaraci6n feminista proac-
periencia de las mujeres —el matrimonio y el trabajo— y en la forma en la
tiva, que afirma el derecho de la mujer a su autonomfa moral, a la indepen-
que se compra la armonfa social a expensas de la autonomfa de la mujer.
dencia econ6mica, y a la realizaci6n sexual, y que cita las contribuciones re-
Analiza el matrimonio como una intrincada relaci6n de poder e intimidad,
marcables que ellas hacen a la sociedad y la cultura. Presentamos su teorfa
y el como un conjunto de experiencias que abarcan
trabajo de las mujeres
en funci6n de cuatro temas: una fundamentaci6n en la experiencia de las
tanto el en la casa como el trabajo realizado en la es-
trabajo Ilevado a cabo
mujeres, su foco de atenci6n en el matrimonio como paradigma del patriar-
fera pfiblica. Weber muestra c6mo las vidas de las mujeres estån moldeadas
cado, el uso del trabajo femenino como forma de mapificar el mundo social
por las instituciones del derecho, la religi6n y la economfa dominadas por
y su sensibilidad hacia las diferencias entre las mujeres.
los hombres; por un contexto hist6rico que consiste en una serie de acon-
1. SVeber basa su sociologfa feminista critica en su experiencia como mujer tecimientos protagonizados por los hombres; y por el anålisis dominado
en unmundo creado por hombres y en su respuesta al anålisis de ese por los hombres de estas instituciones y acontecimientos.
mundo que aparece en el discurso soci016gico dominado por los hombres.
Elaborando su sociologfa, Weber es consciente de que no solo describe el
Weber toma como punto de partida la posici6n cambiante de la mujer en
lugar de la mujer en un mundo dominado por los hombres, sino que 10
la Alemania de principios del siglo XX y su propia experiencia vital en ese
hace usando los marcos analfticos de los discursos dominados por los hom-
cambio. En esto, ella es consistente con la creencia neoidealista de que uno
bres,mås particularmente los de la sociologfa. Por tanto, su sociologia encaja
no puede generalizar mås allå de una situaci6n hist6rica especifica y se an-
explfcitamente con las teorfas de Simmel e implfcitamente con las teorfas
ticipa el argumento feminista actual de que el anålisis comienza con la ex-
de su marido Max. En su diålogo con Simmel, reelabora la idea del autor
periencia personal vivida por cada uno. Desde este punto de partida, des-
sobre la divisi6n de género en el trabajo para la producci6n de un mundo
cribe la experiencia de Ias mujeres que buscan ahora una Vida dentro y una
Vida fuera del matrimonio: «nuestra época conoce por primera vez el con-
flicto entre matrimonio y profesi6n, entre las tareas especiales... de la
* Un asterisco quc sigue a una cita en el texto significa que el pasaje citado se ofrece en un contexto
mujer y su. .. necesidad de construir con otros el mundo cultural supra- mås amplio en las lecturas al final del capitulo.

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Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

humano con significado y usa las lentes de género para tratar Su tema de la Historia y e$tructura. Weber presenta su trabajo hist6rico del matrimonio

alienaci6n humana. En su diålogo con Max, hace un reelaboraci6n feminista occidental p#rtiendo de la premisa de que «quien quiera entender en pro-

de la teorfa del autor sobre el poder y la autoridad. No escribe desde una po- fundidad y juzgar correctamente la estructura interna del matrimonio, la re-

sici6n de neutralidad valorativa, sino como defensora abierta del cambio laci6n entre sexos, debe lanzar al menos una breve mirada a la historia de su
hacia la igualdad de género entre sexos. Partiendo de la experiencia vital de desarrollo y, sobre todo, a las ha definido»
ideas principales con las que se

las mujeres, desarrolla un modelo de actor social que enfatiza, no solo la blis- (1912a/1919/1997, p. 27)*. A1 analizar textos de derecho, de religi6n, de
politica y de filosofia, comienza una historia del matrimonio con 10 que de-
queda de significado (como en el modelo de Max) o el deseo de sociabilidad
(como en el de Simmel), sino que encarna la necesidad pråctica de la exis-
nomina «patriarcado primitivo», en el que «la mujer era propiedad del ma-
tencia material; que encarna la necesidad sensual de satisfacci6n er6tica y se- rido» y «el ånico principio formativo formal de la relaci6n» era «simplemente
el derecho del mås fuerte» (1912a/1919/1997, p. 27)*. Muestra c6mo las
xual; la necesidad psfquica de agencia, o de acci6n autodirigida, la necesidad
emocional de intimidad; y las necesidades éticas de autonomfa moral y ar- leyes griegas, romanas, judfas y las primeras del Cristianismo restringieron

monfa con los demås. Para Weber, estas necesidades son necesidades huma- gradualmente el poder del marido al establecer que la esposa tenia algunas

nas esenciales, las demandas de la especie, tanto de las mujeres como de Ios demandas legftimas hacia el marido y la sociedad a causa de la relaci6n de

hombres. Bajo hombres tienen garantizado su derecho psf-


el patriarcado, los
matrimonio. Las doctrinas de Ios primeros tiempos del Cristianismo estaban

quico y relacional a satisfacer sus necesidades humanas, mientras que las mu- disefiadas para restringir la sexualidad y, aunque fueron desafiadas en la época
moderna, introdujeron no obstante en el matrimonio la posibilidad de una
jeres se definen y se sittan relacionalmente para sublimar estas necesidades
humanas en su servicio como facilitadoras de la voluntad de los hombres. «relaci6n espiritual y moral entre el marido y la mujer» (1912a/1919/1997,
p. 30)*. Para Weber, el significado de la ética protestante no reside en el es-
2. Weber trata el matrimonio como paradigmåtico de la distorsi6n patriar-
pfritu del capitalismo sino en la demanda de autonomfa por parte de las mu-
cal de la Vida humana. El anålisis de Weber se inicia con la comprensi6n
jeres a partir de la aseveraci6n de que cada persona, hombre o mujer, es un
de que para las mujeres de su tiempo la expectativa del matrimonio es la
agente moral independiente responsable solo ante Dios3. «Dentro de las co-
realidad que configura su existencia. Identifica las consecuencias de este
munidades religiosas del Nuevo Mundo que se sustentaban en el espiritu
principio båsico —que la mujer entiende que estå destinada al matrimonio y
puritanista, la idea de la igualdad religiosa de la mujer empez6 a tomarse en
asf se entiende por los hombres y por la sociedad— en las instituciones del
serio por primera vez. .. La libertad de conciencia, la madre de todos los de-
derecho, del trabajo, de la religi6n, del gobierno, de la filosofia, y de la edu-
rechos personales del individuo, aparecfa también al otro lado del océano en
caci6n . Pero su estudio sobre la posici6n de las mujeres comienza con el
la cuna de los derechos de la mujer» (1912a/1919/1997, p. 31)*.
propio matrimonio. Gran parte de su trabajo, incluida su principal obra Ma-
Weber muestra entonces c6mo esta doctrina de libertad de conciencia se
trimonio, maternidady legislaciån (1907) se dedica a un anålisis hist6rico/
convirti6 en la demanda moral båsica tanto en las revoluciones politicas
estructural del matrimonio. Lo novedoso de este anålisis, sin embargo, es su
del siglo XVIII como en el avance filos6fico del idealismo alemån. El idea-
formulaci6n de las dinåmicas microsociales del matrimonio como un com-
pendio de negociaciones continuadas de podcr y de intimidad, en las que
el dinero, el trabajo de las mujeres, y la sexualidad son asuntos clave.
3 Weber se centra especialmente en la doctrina de los cuåqueros sobre la luz interior, que exige obe-
diencia a Dios tal y como se les revela en la meditaci6n individual y en la comuni6n, mås que a través
de los textos o de las autoridadcs. Considera que en esa doctrina se realiza la manifestaci6n mås expresa
En un Women and Love (1935), Weber rcaparccc para cxplorar una varicdad de
trabajo posterior, de toda la ética protestante del deber del alma individual de actuar como un agente moral aut6nomo.
posibilidadcs margcn del matrimonio heterosexual tradicional como formas de conseguir una inti-
al La doctrina de la luz interior no le permite a uno acudir a alguna autoridad en forma de texto o de sa-
midad humana con sentido; pero en la época de los ensayos que estamos cxaminando, el matrimonio cerdote-intérprete. Como Weber prefiere representarlo, sefiala que el individuo hombre o mujer debe
era, para la amplia mayorfa dc mujeres alemanas, la experiencia vital que habia que aceptar.
estar en contacto directo con Dios y guiarse de esta experiencia esencialmente aut6noma con Dios.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

lismo alemån argumentaba que la capacidad de razonar significa que cada la presencia del Otro, es decir, la presencia de la esposa para el marido. La
individuo tiene la responsabilidad de autorrealizarse y tenet autonomfa mujer puede Ilegar a practicar «simplemente una sumisi6n hip6crita» o ex-
moral. La base ética de las relaciones sociales, por tanto, debe ser que cada perimentar «el desperdicio de todo su desarrollo intelectual/espiritual» o
persona respete estas capacidades en todas las demås personas y que «nin- introducir de pronto su autonomfa como un «elemento hostil» en el ma-
guna persona pueda contemplar al pr6jimo simplemente como el medio trimonio (1912a/1997, p. 36)*. Ademås, la superioridad asegurada Ileva
para lograr sus propios fines personales» (1912a/1919/1997, p. 32)*. Este al marido a «deseos no realistas ni realizables» por 10 que «tampoco puede
principio de la Vida social ética, defiende Weber, se debe aplicar a la relaci6n estar tranquilo cuando sabe que no es continuamente el duefio de toda la

de matrimonio. Pero muestra que al mirar en la relaci6n de matrimonio, Vida interior de ella» (1912a/1919/1997, p. 37)*. Weber cree que el peor
los fi16sofos dejan que el deseo de dominaci6n masculino invalide el im- destino del matrimonio patriarcal es la circunstancia en la que «los esposos
perativo filos6fico de la consistencia. Mås que protestar por la subordina- viven juntos sin ningtån esfuerzo adicional», preservando la apariencia de
ci6n de la mujer en el matrimonio, estos fi16sofos argumentaron que la unanimidad, aunque el marido se quede sin alguien con quien compartir
mujer, al entrar en el matrimonio, acepta voluntariamente ceder su auto- como un igual, y la esposa, sin alguien a quien pueda hablar de sus pensa-
nomfa al marido como parte del contrato. mientos (1912a/1919/1997, p.

La revisi6n hist6rica de Weber concluye que la reciente adquisici6n de las Dinero. En la mayorfa de los matrimonios, sefiala Weber, la mujer es eco-
mujeres de un cierto grado de autonomfa en el matrimonio no Ileg6 como n6micamente dependiente de su marido. Incluso en los casos en que tra-
resultado de la evoluci6n de las ideas, sino a través de las nuevas condicio- baja, a tiempo completo o parcial, sus ingresos normalmente son solo una
nes industriales que las separaron del control de sus maridos, confiando fracci6n de los de él. Esta relaci6n de subordinaci6n o superioridad permea
en ellas como trabajadoras asalariadas en la esfera püblica. Weber apunta la relaci6n marital, es motivo de irritaci6n constante y borra el sentimiento
con ironfa que estas nuevas condiciones industriales forzaron una conce- de adultez moral en la mujer.
si6n importante del sistema legal alemån: «los salarios ganados indepen- [L]a esposa debe ir implorando y persuadiendo al marido sobre asuntos rela-

dientemente por la esposa quedan reservados para ella como propiedad cionados con sus necesidades personales. Como alguien que se mantiene en
suya» (1912a/1919/1997, p. 35). Pese a ello, Weber enfatiza que la mayoria la dependencia... adopta las armas de los débiles e intenta alcanzar sus obje-

de las leyes matrimoniales de su tiempo reforzaban un modelo patriarcal tivosmediante todo tipo de rodeos y trucos. .. iHasta qué punto desfiguran
de matrimonio y hogar. todos estos variados trucos de esclavos a los que todavfa se adhiere nuestro
sexo para conseguir sigilosamente de nuestro «sefior y maestro» tantas de las
Interacci6ny negociaci6n. Después de este encuadre macrosocial del ma-
cosas que necesitamos en nuestras vidas! (1912b/ 1919/1997, p. 43-44)*.
trimonio, Weber cambia su anålisis hacia las dinåmicas microsociales de
la relaci6n marital. Muestra c6mo el patriarcado, que da al hombre la au-
Una fuente previsible de dinero para su uso aut6nomo en la gesti6n del

hogar y en los gastos personales es esencial para la libertad, la capacidad


toridad para tomar decisiones, de manera que la pareja casada pueda pre-
sentar «una apariencia externa de unanimidad» (1912a/ 1919/ 1997, p. 36) *
de acci6n, y la madurez moral de la mujer.

erosiona la integridad de la propia relaci6n del matrimonio. Ya que un ma- Weber explora muchas rutas posibles por las que la esposa podrfa tener in-
trimonio basado en tal «autoridad», es decir, en una superioridad y subor- dependencia econ6mica. Critica la propuesta de Gilman de que todas las

dinaci6n forzadas, destruye la posibilidad de que haya intimidad. En el mujeres se incorporen a la fuerza de trabajo, y muestra, con datos del censo,
matrimonio, solo el reconocimiento de la autonomia del otro puede pro- que solo una infima minorfa de las mujeres educadas de clase alta logra un
ducir un intercambio libre, un crecimiento compartido, y un interés con- trabajo bien pagado y gratificante. La mayorfa de las mujeres que ganan
tinuado por el otro. La subordinaci6n impuesta debe destruir finalmente un salario, sefiala, realizan trabajos duros y mal pagados por necesidad, no

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Patricia M. Lengcrmann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

por elecci6n. Considera la posibilidad de que el Gobierno pague a las mu- poner leyes al amor es rendirse a la transitoriedad, y darle la espalda al Otro
jeres por el valioso trabajo doméstico que realizan todas. Tal pago requerirfa a quien uno le debe la felicidad... Se debe Ilevar también a la pareja los ma-
una significativa prestaci6n del Estado —no una contribuci6n a modo de teriales de la Vida cotidiana, la abundancia inextinguible del mundo»
muestra— y superarfa el total del presupuesto completo del Estado. Sopesa (1918a/1919/1997, p. 62). El discurso explicito de Weber sobre la negocia-
la propuesta de que el marido pague a la mujer por su trabajo en el hogar ci6n sexual florece en parte de su foco te6rico en el matrimonio como el tipo
y considera c6mo podrfa establecerse el valor monetario. Como Gilman, ideal de contexto para las relaciones hombre/mujer, en parte por sus princi-
cree que las esposas que trabajan mås duramente, las esposas de los hombres pios de que la intimidad y la autonomfa son necesidades humanas esenciales
pobres, obtendrfan pagos insignificantes, mientras que las esposas de los y, sobre todo, por su proyecto de estar donde estån las mujeres y desde ese
hombres ricos, si se les pagara la tarifa habitual por las tareas del hogar, a lugar nombrar y explorar los asuntos de la Vida diaria que ellas confrontan
menudo estarfan cerca de la indigencia. En lugar de estas propuestas, como momentos de toma de decisiones morales.
Weber sugiere un cambio en la ley y en las costumbres: el requisito nove-
doso de que en todas las familias se planteara un presupuesto para cubrir
3. Weber usa el trabajo femenino para representar y explicar la construcci6n
y reproducci6n de la persona social y del mundo social. La teorfa de Weber
los gastos personales y del hogar, al que los miembros del hogar que gana-
sobre el trabajo femenino empieza con la idea de que toda cultura es el re-
sen un sueldo contribuirfan regularmente, en cantidades proporcionales a
sus salarios, y seria arbitrado por el Estado en caso de conflicto. Esta pro- sultado del trabajo humano: «Entendemos por «cultura» cualquier trabajo y
puesta sugiere una politica estatal que estimule la autonomfa de las mujeres, modelado del material proporcionado por la naturaleza, determinado inte-

al una negociaci6n del presupuesto entre marido y mujer como


requerirse
lectualmente y con un prop6sito» (1918b/ 1919/1997, p. 1)*. El trabajo hu-
personas con los mismos privilegios materiales. mano un abanico de productos culturales, desde los fen6menos cultu-
crea
rales mås abstractos y masivamente arraigados, como la filosoffa o el lenguaje,
Sexualidad. Una de las maneras directas por las que la gente intenta conseguir
hasta los esfuerzos mås personales y reflexivos del autodesarrollo, como los
intimidad en el matrimonio —y fuera de este— es a través de la sexualidad y
valores de honestidad personal o limpieza. Entre estos dos polos, Weber se-
de la experiencia er6tica. Weber distingue entre sexo y eros: ella considera la
fiala, descansa un territorio cultural vasto e inexplorado: «el terreno interme-
sexualidad ffsica pura como impulsiva, poco satisfactoria al final, y éticamente
dio de la Vida diaria mås cercana», que es esencial para nuestra comprensi6n
cuestionable; el amor er6tico, por Otra parte, usa el placer sexual como medio
de la sociedad, de la cultura, de la divisi6n del trabajo por género, y de la
para alcanzar la intimidad interpersonal que Weber cree tanto una necesidad
contribuci6n de las mujeres a la Vida social (1918b/ 1919/1997, p. 2).
humana esencial como un bien social. Sostiene que la intimidad er6tica de-

berfa ser un proyecto tanto para las mujeres como para los hombres, y que Pero antes de volver a explorar ese terreno intermedio de la cultura, Weber
se puede lograr mejor con un mayor diålogo abierto, una educaci6n sexual manifiesta que todos los seres humanos, mujeres y hombres, comparten
y, cuando sea necesario, la contracepci6n. Rechaza el posicionamiento radical potencialmente los mismos rasgos de la especie para el trabajo, es decir, para
del amor libre, ya que el amor er6tico es en sf mismo transitorio y, si se separa la producci6n cultural. La mujer
del proyecto a mås largo plazo de intimidad hombre/mujer, estå destinado a como ser humano... comparte con el hombre una abundancia de talentos y ha-
marchitarse. Argumenta que dado que sentirse pr6ximo a la pareja en la inti- bilidades que la dirigcn hacia las mismas tareas y formas de actividad que ellos
midad es el valor mås general, los compafieros en una relaci6n sexual necesitan hacen... la mujer estå llamada, en principio, a participar en cada tipo de trabajo
construir un conjunto de intereses, proyectos, y placeres mutuos alrededor de cultural en el que encajan sus talentos individuales... No hay åmbito de actividad,
la primera llama de intimidad er6tica, de manera que la proximidad pueda ya sea tecn016gico, del derecho, de las tradiciones y el arte, cientffico, filos6fico o
crecer incluso si el vinculo er6tico se debilita. «EI sentimiento», escribe, «no religioso, del que pueda ser justificadamente excluida (1918b/ 1919/1997, p. 2
siempre permanece en las alturas, cambiamos, volvemos al dia a dia. .. No [la cursiva es suya])*.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

Aun asf, en la divisi6n del trabajo por género se asignan a la mujer las tareas tencia. Simmel argumenta que los hombres crean cultura objetiva a partir
de producci6n de la existencia diaria. A1 explorar el trabajo de la existencia de sus capacidades especfficas de género para la especializaci6n, el desapego,
diaria inmediata, Weber proporciona un retrato de la sociedad y del trabajo la despersonalizaci6n, la mediaci6n simb61ica y la acci6n en la persecuci6n
humano centrado en la mujer, que desplaza al centro de atenci6n cuestiones de metas a largo plazo (Oakes, 1984, pp. 23-25). La cultura objetiva, de
que merecen interés analftico y han Sido omitidas en la sociologfa dominada todas formas, de acuerdo con Simmel, es un medio raificado y alienador
por hombres. Entre las actividades que reconoce en la producci6n cultural que atrae los esfuerzos masculinos, consume la energfa masculina, y separa
de la cotidianeidad estån: el cuidado del «esposo, los padres ancianos. .. Ia a los hombres de la completitud de la cultura subjetiva. Por Otra parte, los
generaci6n futura»; el cuidado de la casa que «depende materialmente de... rasgos especfficos de género de las mujeres, que son normalmente los opues-
como todos los items diferentes... comprados como género en el mercado... tos a los de los hombres, las predisponen poco a crear cultura objetiva, aun-
se dispongan, usen y se cuide de ellos»; estrategias de consumo para «ejercer que les porporcionan una capacidad agudizada para lograr «la belleza del
una influencia en la producci6n»; cuidado de los nifios, tanto en su aprovi- alma» en la cultura subjetiva, el proyecto mås importante de la humanidad.
sionamiento como en su socializaci6n, «formar sus caracteres de acuerdo Las mujeres son, en este sentido, superiores a los hombres. Siguen, no obs-
con ciertos preceptos e ideales»; la recuperaci6n emocional y ffsica de los tante, siendo participantes secundarias y escépticas en la cultura objetiva,
adultos con la creaci6n de «un hogar, un lugar donde recobrarse... en el que es masculina en esencia. Simmel cree que la capacidad del hombre
que los seres humanos. .. divididos por sus trabajos... puedan recuperarse para lograr la cultura subjetiva, un sentido de significado de la existencia,
continuamente»; la producci6n y reproducci6n en el hogar y en la comu- estå amenazada por la expansi6n desbocada de la cultura objetiva en las

nidad de «lo que podrfamos denominar cultura de la expresiön [que] modula modernas sociedades occidentales.
el comportamiento de los individuos hacia los que le rodean»; y finalmente, Weber contesta primero a la teorfa de género de Simmel con su argumento
la propia moralidad, «la habilidad para, como dice Ia expresi6n, "ponerse
de que las mujeres y los hombres tienen la misma capacidad para el trabajo.
en la piel del otro"» (1918b/ 1919/1997, pp. 3-8)*. En resumen, es en este
La cultura objetiva, dice, se cre6 y mantuvo por el trabajo humano. Pero la
entorno de cada dia donde el ser humano produce el yo que, a través de sus
cultura subjetiva también toma el trabajo, «el dominio» de «los impulsos
acciones en el mundo, afectarå al resto de personas.
instintivos» y «la realizaci6n de las posibilidades intrfnsecas» de la naturaleza
Weber genera este anålisis del trabajo femenino como parte de un diålogo humana (1918b/ 1919/1997, p. 1)*. En muchos de sus ensayos en Reflections
con Simmel, quien respondi6 al debate sobre el lugar de la mujer en la so- on Women and Women's Issues (1919/1997), sitåa la participaci6n de las
ciedad introduciendo una sociologfa de género en el canon clåsico, donde mujeres en la cultura objetiva: desde el trabajo de Ias mujeres en la agri-
permanecerfa inadvertida por los historiadores de la disciplina hasta que cultura en las economfas antiguas, a su participaci6n mås reciente en la in-

el fermento del feminismo de finales del siglo xx envi6 de vuelta a los hom- dustria, el comercio y las profesiones, sus experiencias y contribuciones a
bres académicos al estudio de los hombres clåsicos en busca de la «cuesti6n la educaci6n superior y su rol en politica. Su prop6sito en estos ejemplos
de las mujeres» perdida (véase Coser, 1977; Kandal, 1988; Oakes, 1984). es mostrar la diversidad de las contribuciones de las mujeres a la cultura

Simmel superpone su teoria de género con su mås fundamental y ahora objetiva, el grado en que estas contribuciones son similares a las de los
clåsica distinci6n entre cultura objetiva y subjetiva. «Cultura objetiva» es hombres y también, en ocasiones, c6mo estas contribuciones contrastan

su término para todos los objetos suprapersonales y los textos que trascien- con el modelo masculino tfpico de la producci6n cultural. También enfa-
den y dibujan la existencia social individual —herramientas, tecnologia, tiza las maneras en que el patriarcado afecta a las experiencias de las mujeres
ciencia, arte, lenguaje, conocimiento académico, religi6n, legislaci6n, di- en estas åreas de trabajo —por el tratamiento desigual, la gratificaci6n des-

nero, sistemas morales, etcétera—. «Cultura subjetiva» es el término que usa igual, y las demandas y expectativas de la heterosexualidad en los lugares
para el logro psfquico del individuo del sentido de significaci6n de su exis- de producci6n—. Pero también sostiene que cuando las mujeres Ilegan a la

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

cultura objetiva, y cuando consiguen una educaci6n universitaria o un mismas segfin si trabajan en las profesiones tradicional-
se distinguen ellas
puesto gubernamental, Ilevan a esa cultura objetiva un conocimiento es- mente femeninas de matrona o profesora o pertenecen a una reducida élite
pecial derivado de su trabajo especffico de género en el terreno intermedio de académicas, artistas, escritoras, etcétera.
de la existencia diaria inmediata.
Estas diferencias en la ubicaci6n de clase producen diferencias materiales
De forma mås significativa, manifiesta que el trabajo cultural de las mujeres que se traducen en la Vida diaria en enormes diferencias en el estilo de Vida,
conlleva no solo la cultura subjetiva y la cultura objetiva, sino también la las necesidades y las percepciones. Weber insiste en que las lfderes de los
tercera esfera crucial de trabajo —la producci6n de la Vida diaria inmediata— movimientos de las mujeres no generalicen a partir de las experiencias de
que une los dos polos de manera esencial para la continuidad de la sociedad su propia clase de élite para abogar por una politica o estrategia que alivie
y del autodesarrollo individual. Por tanto, las mujeres trabajan con inquie- a todas las mujeres. Estå particularmente preocupada por el discurso de las

tudes pråcticas inmediatas, de forma continuada, para mediar y trasladar representantes feministas —incluida Gilman— de que todas las mujeres se
los textos y productos de la cultura objetiva a un entorno ütil para los in- pueden emancipar y realizarse con el empleo en el sector asalariado. Weber
dividuos en la Vida cotidiana. Este trabajo de las mujeres no es trivial ni argumenta que dentro de las realidades del empleo capitalista, la mayorfa
marginal, como la sociologfa masculina 10 representa. Es un trabajo que del trabajo asalariado femenino, de hecho, la mayorfa del trabajo asalariado
requiere un juicio pråctico, un esfuerzo ffsico, unas habilidades para rela- de la gente, se hace por necesidad y es duro, «fragmentador» e insatisfacto-
cionarse, una sensibilidad estética, y un fundamento ético y moral, es decir, rio. A1 soportar la doble carga del trabajo asalariado y del hogar, las mujeres
todas las cualidades de la humanidad. de la mayorfa de posiciones de clase Ilevan vidas en las que la soluci6n del

4. La sociologfa de Weber se enmarca en la comprensi6n de las diferencias


empleo para todas no es la utopia.

entre las mujeres que resultan de la clase, la educaci6n, la edad y la ideo- Weber es consciente del privilegio especffico de las mujeres como ella, seguras
logia. En su anålisis de la experiencia de las mujeres, Weber reconoce con- econ6micamente, educadas y viviendo libres de cargas gracias al matrimonio
sistentemente las diferencias categ6ricas entre las mujeres producidas por o en matrimonios como el suyo con maridos de mentes liberales. Para ella,

sus posiciones variadas en la estructura social, de las que la localizaci6n en este privilegio conlleva responsabilidades propias: hablar por las mujeres en
la estructura de clases parece ser la mås importante. Ella comprende las Ios discursos de los hombres, permear esos discursos con los intereses parti-
profundas diferencias entre las mujeres rurales y las urbanas en la Alemania culares y sensibilidades de las mujeres, y acometer el trabajo de vincular la

de su tiempo, y las distinciones entre las propias mujeres rurales: «Los pa- cultura objetiva con el terreno cultural intermedio de Ia Vida diaria para me-
trones de Vida de esas clases [agricultoras], en su mayor parte todavfa es- jorar moralmente tanto la Vida de las mujeres promedio, menos privilegiadas,
tructuradas alrededor del trabajo tradicional de la granja, son... tan dife- como el entendimiento superespecializado y alienado de la cultura masculina
rentes de los patrones de Vida de todas las demås clases... que no tendrfa privilegiada. El trabajo posterior de Weber, Frauen und Liebe («Mujeres y

sentido proponer... una f6rmula general... Ademås... contiene en sf amor») (1935), es un esfuerzo deliberado por popularizar sus ideas te6ricas,

misma tal diversidad de existencias como las de la propietaria campesina... y comenta en su autobiograffa (1948) su satisfacci6n cuando mujeres nor-
la labriega que residente en la granja, la trabajadora temporera y la traba- males le escribieron para decirle cuånto habfan aprendido de su trabajo.

jadora de un dia» (1912b/ 1919/1997, p. 46)*. En la sociedad urbana, las Weber estudia otras Ifneas de diferenciaci6n entre las mujeres. En su ensayo
mujeres se distinguen por la ocupaci6n y los ingresos de sus maridos y por de 1917 «Types of Academic Women» (1917/1919/1997), observa las di-
su propio empleo, ya sea a tiempo parcial o completo, en la industria, las ferencias entre tres generaciones de mujeres educadas en la universidad. La
ventas, el comercio, los hoteles, los restaurantes, como personal doméstico, primera generaci6n, el tipo heroico, tuvo que luchar sola en su camino hacia
jornaleras, o profesionales libres. Weber sefiala que las profesionales libres las salas universitarias ocupadas por los hombres privilegiados, a menudo

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Patricia 1M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

adoptando maneras masculinas y vistiendo para confundirse. Eran normal- LA RELEVANCIA DE WEBER EN LA HISTORIA
mente mayores y solteras, y abandonaban el pensamiento de casarse porque Y LA PRACTICA ACTUAL DE LA SOCIOLOGfA
ese objetivo parecfa traicionar el yo que habfan inventado. Aun asf, estos

sacrificios las condujeron a una Vida completa: eran felices, agradecidas, y WEBER Y EL CANON DE LA SOCIOLOGfA
triunfadoras, en el sentido de que estaban trabajando no solo por ellas, sino
La principal relaci6n de Weber con el canon es su importancia en la con-
por todas las mujeres. La segunda generaci6n, guiada por la primera y por
tribuci6n alemana a la sociologfa interpretativa. En esta secci6n analizamos
un movimiento de mujeres creciente, sinti6 mucha menos presi6n por ex-
de qué formas ella modifica nuestro entendimiento de las teorfas de Max
presar su cualidad como personas a expensas de su cualidad como mujeres,
Weber y Georg Simmel. Hasta que tengamos una traducci6n mås completa
y encontr6 posibilidades para el amor y el matrimonio en las relaciones con
de sus obras, particularmente hasta que tengamos una traducci6n de Ehefrau
sus compafieros de clase. Pero frecuentemente se les asignaban trabajos poco
und Mutter in der Rechtsentwicklung (1907), es imposible valorar comple-
gratificantes en lugar de proyectos intelectualmente ambiciosos y a menudo
tamente su importancia en el discurso de Max Weber y Georg Simmel. En
se sentian aisladas de la rica experiencia femenina de crear la inmediatez
este punto dirfamos que, aunque aporta una voz critica y provocativa al
constante del mundo de cada dia. Pero es la tercera —y en su momento, con-
discurso, el alcance de su sociologia no se aproxima siquiera a las contri-
temporånea— generaci6n, la que preocupa a Weber: ahora admitidas en las
buciones monumentales de los dos hombres. Ademås, se hace aparente en
mismas condiciones que los hombres, no tienen la sensaci6n especial de
sus escritos disponibles que el trabajo de Weber se enmarca en
en inglés
haber ganado un premio solo por estar ahf; su atenci6n se divide entre los
conceptos y temas que asumimos como sellos distintivos del pensamiento
estudios y el deseo de permanecer atractivas para los hombres, entre el deseo
de Max y de Simmel y que ella misma les atribuye: conceptos como «con-
de implicarse en la producci6n de la existencia inmediata y la atenci6n al
tenido social», «forma social» y «tipo ideal»; temas como la alienaci6n re-
trabajo te6rico objetivo. En otros ensayos, Weber explora las diferencias
sultante del crecimiento exponencial de la cultura objetiva, las clases eco-
entre tipos de feministas, diferencias entre mujeres formadas por las ideo-
n6micas relevantes pero no determinantes de las estructuras sociales, la
logias confrontadas del «culto a la domesticidad» y de «la nueva mujer», y
relaci6n entre ley y sociedad y entre sentido y religi6n, y la importancia de
las diferencias entre Ia refinada estrechez mental de las mujeres provincianas
las relaciones de poder en el orden tanto interpersonal como macrosocial.
y los grupos de vanguardia de las grandes ciudades.
También Weber adopta la metodologfa de estos hombres, la metodologfa
Ser consciente de las numerosas Ifneas de diversificaci6n tiene varias con-
que consiste en analizar hist6ricamente casos especfficos y aproximarse a
secuencias para la sociologfa de Weber. La Ileva a una comprensi6n empå- los sujetos humanos con una comprensi6n empåtica de sus significados.
tica y tolerante, un verstehen pråctico, de las opiniones de mujeres muy di-
ferentes de sf misma. La hace pragmåtica en su elecci6n de las direcciones
De todas formas Weber inserta una cufia critica y feminista en este discurso,
de una politica para las mujeres, buscando no necesariamente las soluciones
al abordar el asunto subversivo del feminismo: •e Y qué pasa con las mujeres?
Situåndose en la experiencia de las mujeres y generalizando a partir de esa
te6ricamente «mås feministas», sino aquellas que aportaran mayor flexibi-
experiencia, desmonta sosegada pero efectivamente algunas de las construc-
Iidad a las diversas circunstancias en las que vivian las mujeres. Y se concien-
ciones te6ricas mås famosas de Max y Simmel. Hemos descrito ya su critica
cia deliberadamente de la situaci6n de su posici6n de referencia, que ella
feminista de la sociologfa de género de Simmel y su teorfa de c6mo el género
reafirma pensativa y modestamente, con convicci6n.
se correlaciona con los dos åmbitos de la cultura objetiva y subjetiva (véase
tema 3, anteriormente). Como parte de esta criticia, Weber rechaza la pos-
tura de Simmel de desesperarse por las consecuencias que, para el significado
de la Vida humana, tiene una cultura objetiva aut6noma, en expansi6n y

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954), Una sociologia cent-rada en la mujer

cosificada. Ella presenta muchos de los argumentos de él como las inquie- de las premisas patriarcales incluso en el trabajo de los te6ricos masculinos
tudes asentadas de un pensador hombre de la clase privilegiada. Deja claro, mejor intencionados. Puede ser Max en quien ella piensa cuando escribe
por ejemplo, en su anålisis sobre las amas de casa y el dinero, que la deses- sobre «los maridos, particularmente de las clases intelectuales dirigentes,

peranza filos6fica de la cosificaci6n de la cultura que supone el dinero es el que estån preparados para valorar a sus propias mujeres como personas y
lujo de aquellos que tienen un acceso fåcil y sin problemas al mismo; que a renunciar... al ejercicio de sus privilegios de género» pero båsicamente
para aquellos a quienes les falta una ruta directa hacia la independencia fis- no «estån dispuestos a renunciar por completo a sus derechos de autoridad
cal, el dinero, o su falta, es un asunto pråctico, y el acceso a una cantidad sobre el sexo femenino» (1912a/1919/1997, pp. 33-34) *
suficiente de dinero es un prerrequisito para tener capacidad de acci6n moral
En su imponente ensayo critico «Authority and Autonomy in Marriage»
libre. Rechaza la tesis de que los hombres por naturaleza son menos capaces (1912a/1919/1997), Weber hace una serie de criticas feministas a la so-
que las mujeres de crear cultura subjetiva, que son victimas trågicas de su
ciologfa de Max. Primero, argumenta que solo desde la perspectiva de un
genio para crear formas culturales objetivas y suprapersonales. De hecho,
superior la problemåtica del poder es principalmente una cuesti6n de si se
cuando explora el vasto continente intermedio del trabajo cultural de las
ejerce coercitivamente o autoritariamente. Los subordinados experimentan
mujeres en la producci6n de la Vida diaria inmediata, se tiende a concluir
el ejercicio del poder como control sobre su propia voluntad. La tipologfa
(a pesar de que Weber no Ileva la cuesti6n a su terreno, ya que no es su estilo
de Max de coerci6n versus autoridad aborda solo el grado de apertura y
de argumentaci6n) que la clase de hombres privilegiados se puede ver refle-
explicitud de la tiranfa ejercida en las relaciones de dominaci6n. Deja sin
jada en la tragedia de la alienaci6n de la cultura objetiva porque todavfa
explorar las cuestiones éticas que resultan de subordinar la voluntad del
pueden pensar y sentir con sentido. Esa continuada capacidad de sentir es
actor menos poderoso y del mismo derecho que tiene el subordinado a la
el resultado de la producci6n cultural diaria de las mujeres, producci6n que
autonomia individual. Segundo, en este y en otros ensayos, Weber describe
renueva el significado y el bienestar, a pesar de que pasa desapercibida en al subordinado que no necesariamente obedece a la dominaci6n autoritaria.
los debates intelectuales masculinos de la cultura moderna.
Ya que, desde el punto de vista del subordinado, el superior es el que hace
La relaci6n de Weber con la sociologfa de Max es mås elusivamente critica, la regla que indica que la relaci6n de dominaci6n tiene legitima autoridad.
ya que la representaci6n que hace de ella misma, y de su matrimonio, no El subordinado tiene que encontrar la manera de sobrevivir bajo la domi-
es la de una pareja basada en la lealtad mutua. Aun asf, cuando Weber le naci6n como una subjetividad con completa voluntad usando los poderes

plantea la pregunta, qué pasa con las mujeres?» a la sociologia de Max, del débil: discreci6n, manipulaci6n, mentiras, silencio, infantilismo, co-
ella muestra de hecho que Weber no tiene respuesta en absoluto —no hay queterfa, y sexualidad. Tercero, el anålisis de Weber sobre la historia de la
presencia de mujeres, ni negativa ni positiva, en la sociologfa del autor—. religi6n en la sociedad occidental revela que la sociologfa de Max sobre la
Por tanto, la cuesti6n de las mujeres es mås marginal en el pensamiento religi6n, incluyendo su exploraci6n sobre el protestantismo y las sectas pu-
de Max Weber que en los textos clåsicos conservadores de Émile Durkheim ritanas, se Ileva a cabo con una preocupaci6n centrada solo en las conse-
(Lehmann, 1996), o en los textos igualmente clåsicos y sentimentalmente cuencias de esas instituciones masivas, que crean cultura, en las vidas de
liberales de Simmel (Coser, 1977; Oakes, 1984). Este sesgo masculino en los hombres. Sus profundas consecuencias para las mujeres en particular y

el pensamiento de Max Weber, esclarecedoramente explorado por Kandal las relaciones humanas en general se quedan sin explorar. Cuarto, Weber
(1988) y Bologh (1990), estå ahi a pesar de su respeto personal por las mu- muestra que la preservaci6n de la dominaci6n patriarcal entre sexos en la
jeres, el fuerte nexo con su madre, la relativa relaci6n igualitaria con Ma- relaci6n humana mås intima y cotidiana, el matrimonio, es el aguafiestas
rianne, el apoyo a sus ambiciones y politicas, y su apoyo liberal
intelectuales en las celebraciones de la filosoffa y las ciencias sociales por la expansi6n de
a otras estudiantes mujeres que estudiaron con él. Introducir a Marianne los derechos democråticos en las sociedades occidentales, que se dan por
Weber en el canon nos muestra tanto las consecuencias como la reproducci6n hecho en la sociologfa de Max. Finalmente, Weber no aplica la neutralidad

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

valorativa en su posicionamiento te6rico. Es partidaria de las mujeres, y re- las tensiones que esto le caus6 en su carrera, especialmente por su rechazo
clama polfticas estatales que las liberen del patriarcado. En su autobiograffa, a hacer una sociologfa no valorativa, a pesar de la insistencia de Max. Re-
indica que Max ley6 sus ensayos y la inst6 a no ser «emocional», pero que, presenta en su trabajo compromiso soci016gico feminista de que su tra-
el

a pesar de su deseo por su aprobaci6n, no estaba dispuesta a escribir teorfa bajo se deberfa basar en mejorar la Vida de las mujeres. Ehefrau undMutter

en un tono de neutralidad valorativa (Kirchen, 1997). in der Rechtsentwicklung (1907) es un estudio completo de c6mo ha Sido
definida la posici6n de la mujer en su relaci6n mås formal con el hombre,
La perspectiva personalizada y de género de Weber, por tanto, nos deja ver
la instituci6n del matrimonio. A1 ofrecer esta historia, Weber muestra a las
que los escritos de Max Weber y Georg Simmel, a pesar de presentarse en
mujeres c6mo analizar los textos creados por los hombres que configuran
el tono universal y abstracto de Ia «teorfa pura», son también las manifes-
y permean las relaciones en las que viven. Saca a la luz un årea invisible
taciones de personas particulares con un sello de género, de clase y biogrå-
(porque se da por supuesta) del trabajo de las mujeres: la producci6n de
fico (véase Bologh, 1990). Un ejemplo de ello se encuentra en el sentido
las mujeres en la creaci6n y sostenimiento del medio en el que los indivi-
del trabajo humano tan diferente que tienen (véase el tema 3, anteriormen-
duos pueden desarrollar las caracterfsticas que les permiten relacionarse
te). Un segundo ejemplo se encuentra en c6mo entienden al actor humano.
ética e fntimamente con los demås. Conecta la cotidianeidad del trabajo
Max nos muestra seres humanos individualizados, que persiguen sus pro-
doméstico —el arreglo de los muebles, la temporalizaci6n de las comidas,
yectos personales con una conciencia de que los otros son el «entorno so-
la correcci6n de los modales a la mesa, el cuidado en el vestido para no
cial». Simmel nos muestra seres humanos individualizados unidos por una
causar disgustos a otros— con el efecto que, en conjunto, tiene el individuo
red de vfnculos que cruza el espacio fisico y social. Marianne Weber nos
sobre los demås en el mundo. Y nombra ese trabajo descriptivamente como
muestra un actor social implicado en un complejo juego de malabarismos,
«la formaci6n de la existencia inmediata», elaborando las conexiones —co-
que se mueve desde una que responde ante los otros, hasta una
actividad
producci6n orientada hacia un fin, actos de comunicaci6n con los demås,
mo hacen Anna Julia Cooper, Gilman y Harriet Martineau— entre la pråc-
tica de los modales, la esencia de la moral y el mantenimiento del hogar.
su incorporaci6n en procesos asociativos, y finalmente el autocontrol re-
Ademås de proporcionarnos una de las exposiciones te6ricas mås puras que
flexivo. Esta era la realidad de la propia experiencia de acci6n de Marianne
tenemos sobre 10 que se denomina generalmente «el trabajo doméstico» o
Weber. Aquf, como en cualquier otro punto, al hablar conscientemente
glas tareas del hogar», ofrece también una evaluaci6n equilibrada del pro-
desde un particular punto de vista de género mås que desde un posiciona-
blema, para la pråctica politica, de c6mo las mujeres deberfan ser econ6mi-
miento universal, logra una comprensi6n mås amplia, en lugar de mås es-
camente compensadas por ese trabajo doméstico. Ella conecta la cuesti6n
trecha, de un concepto clave en las ciencias sociales.
de los salarios por las tareas del hogar con la proposici6n mås fundamental
de la necesidad de dinero como requisito para una autonomfa en la socie-
WEBER Y LA TRADICIÖN DE LA SOCIOLOGfA FEMINISTA dad capitalista. Finalmente, Weber alza su voz en el discurso soci016gico
dominado por los hombres. Ella introduce en este discurso, que ha asumi-
Dado que toda nuestra presentaci6n de la teorfa de Weber empieza con la
do durante mucho tiempo la experiencia masculina como la experiencia
afirmaci6n de que es una sociologfafeminista critica, desarrollar ese argu-
del actor social neutral, la posibilidad de que la mujer sea un actor social.
mento aqui seria repetitivo y redundante. Esta secci6n, por tanto, es simple-
Desde esta perspectiva centrada en la mujer, procede a desarrollar una so-
mente una declaraci6n a modo de conclusi6n. Como lfder feminista reco-
Ciologfa y una critica de las sociologfas existentes.
nocida activamente, Weber representa en su propia persona un importante
puente entre las lealtades contradictorias a las que se enfrentaban muchas
mujeres académicas, una lealtad al movimiento de las mujeres y a la teorfa

y la pråctica feminista, y una lealtad a la propia disciplina. Weber expresa

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

LECTURA 6-1 Quien quiera entender en profundidad y juzgar correctamente la estructura


interna del matrimonio, la relaci6n entre sexos, debe lanzar al menos una

EXTRACTOS DE «SELECTIONS FROM MARIANNE WEBER'S breve mirada a la historia de su desarrollo y, sobre todo, a las ideas princi-

REFLECTIONS ON WOMENAND WOMEN'S ISSUES» pales con Ias que se ha definido. Hasta donde se puede saber, en los inicios

[SELECCIONES DE REFLEXIONES SOBRE LAS MUJERES Y de épocas hist6ricas de todos los pueblos europeos cultivados, la mujer era

LAS CUESTIONES DE LAS MUJERES, DE MARIANNE WEBER] propiedad del hombre. Por adquisici6n o por intercambio, él obtenfa de-
rechos de propiedad ilimitados sobre ella y sus hijos. Podia disponer por
Todas las menciones a påginas hacen referencia a las del manuscrito de la tanto de ella cuando deseara —por ejemplo, venderla, repudiarla, poner a
traducci6n de Kirchen. El anålisis de la teorfa de Weber que se presenta en mujeres rivales como compafieras, en cualquier momento— mientras que,
este capftulo se desprende fundamentalmente de este volumen de sus en- a diferencia de él, ella no tenia derechos, atada permanentemente a él y li-
sayos feministas y soci016gicos sobre las experiencias de las mujeres en se- gada por fidelidad y obediencia. El finico principio formal formativo de la

xualidad, matrimonio, divorcio, trabajo doméstico, trabajo asalariado, edu- relaci6n entre marido y mujer es por tanto, en primera instancia, simple-
y politica. Estos ensayos se escribieron entre
caci6n, estudio, legislaci6n mente el derecho del mås fuerte: el patriarcado primitivo... La relaci6n
1904 y 1919 aproximadamente. Muestran a Weber en su debate con Georg entre hombre y mujer se puede caracterizar como matrimonio en sentido
Simmel, Max Weber, Charlotte Perkins Gilman, Gertrud Simmel, y un verdadero solo cuando el poder absoluto del hombre encuentra sus limites
largo nåmero de contemporåneos que estudiaban en Alemania las vidas de en ciertos deberes hacia la mujer. En todas partes, esto ocurre por primera
las mujeres y los asuntos de las mujeres. vez cuando la familia de la mujer ya no la entrega al hombre sin condicio-
nes, sobre todo sin otorgarle una dote, 10 que eleva a la mujer de concubina
EXTRACTO DE «AUTHORITY AND AUTONOMY IN a esposa. A partir de aquf, ella adquiere el derecho de que sus hijos, antes

MARRIAGE» [AUTORIDAD Y AUTONOMfA EN que todos los otros hijos del hombre, se consideren los «legitimos herede-

EL MATRIMONIO] ros»de él. Y asi se desarrolla en todas partes, a partir de la relaci6n de poder
puramente natural, la forma mås antigua de conciencia de la relaci6n se-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 27-41. En ella, Weber explora xual, el llamado «matrimonio legftimo», que aseguraba a ciertas mujeres y
la relaci6n entre las mujeres y los hombres en el patriarcado, centråndose a sus hijos ante los impulsos polfgamos del hombre. Por 10 demås, al prin-
en las pautas patriarcales a 10 largo de la historia, seguin la religi6n, la filo- cipio el matrimonio mantenfa el caråcter de una relaci6n de propiedad4.
soffa, y la legislaci6n, de la mås intima de las relaciones hombre-mujer, el
Cada gran época cultural ha formado y configurado su estructura original,
matrimonio. Estos ensayos proporcionan la critica feminista de Weber
a 10 largo de Ifneas idénticas. Cuando aumentaba la moralidad, aumentaba
sobre la dominaci6n y es una critica detallada a los temas de autoridad y
también el esfuerzo por proteger a la mujer de alguna forma de la arbitra-
poder de Max Weber, asi como a su énfasis analftico en su estudio de la re-
riedad barbårica del marido. Por Otra parte, el dominio sobre ella y los
ligi6n en general y del puritanismo en particular. Marianne Weber analiza
nifios seguia asegurado para él en todas partes.
estos aspectos de la teorfa de Max desde el punto de vista de la experiencia
de las mujeres. Él se dirigi6 hacia el patriarcado humano, una regla mås amable hacia la

mujer, pero que no la reconocfa como una camarada.

Fuente: Marianne Weber, «Sclcctions from Mariannc Weber's Reflections on Women and Women's Issues», tra-

ducci6n de Elizabeth Kirchen (manuscrito no publicado, 1997). (Publicado originariamente como Frauen- 4 Para la historia de esta transacci6n, véase Marianne Weber, Marriage, Motherhood, and the Law, Tü-
fagen undFrauengedanken, Tiibingen: J. C. B. Mohr, 1919). Usado con el permiso de Elizabeth Kirchen.
bingen, 1907.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

La creaci6n de la monogamia como instituci6n legal fue trabajo de griegos Indudablemente, la perfecci6n del ideal cristiano del matrimonio pronto su-
y romanos. Es decir, ellos crearon la monogamia reglamentaria, que Cier- fri6 el dafio de las ensefianzas de la iglesia. Como reacci6n a la licencia sexual
tamente prohibi6 al marido tener varias mujeres en la casa y le permiti6 del mundo cultural antiguo, la iglesia sobreenfatiz6 el ideal del control de
tener hijos legitimos de una sola mujer, 10 que no le dificultaba legal ni los impulsos instintivos, despreciando todo 10 natural y demandando su su-
moralmente tener tantas mujeres como deseara fuera de casa, sin obligaci6n presi6n con la mayor fuerza posible. La base natural de la complicidad entre
contractual. Aquf también el control de la fidelidad marital, con la amenaza marido y mujer se releg6 al reino de 10 pecaminoso, que todavia se permitfa
de un castigo severo, solo segufa imponiéndose en la esposa. ..
abiertamente en el matrimonio, pero que incluso ahi no merecfa consagra-
A diferencia de los griegos y de los romanos, el antiguo judaismo todavfa ci6n. Se juzgaba que permanecer célibe era la situaci6n perfecta. Eva, proto-
permitfa la poligamia. Pero primero rode6 al matrimonio de una consagra- tipo de mujer ffsicamente sensual, madre del pecado, tentadora del mal, con-
ci6n religiosa de importancia mundial e hist6rica absolutaa El matrimonio trastaba con la virginal Marfa, encarnaci6n de la maternidad no sensual.
fue revelado a los profetas del Antiguo Testamento como la instituci6n y El protestantismo elev6 de nuevo el matrimonio, como «trabajo de Dios»,
ordenanza mås antigua de Dios. Sin embargo, el Mismo Dios también habfa sobre como «trabajo del hombre», pero también defini6 el amor
el celibato,
definido la relaci6n entre esposos. Cre6 una «ayudante» para el marido y la sexual como mancha del «deseo del mal», que no partfa de Dios sino del
expuso a su control, «Estarås sujeta a tu marido y él serå tu sefior»... Esta
diablo, que solo en el matrimonio era marginalmente tolerado por Diose..
aprobaci6n del patriarcado tuvo consecuencias de mayor alcance. Hasta Se buscaron nuevos argumentos fuera de la Biblia para subordinar a la
nuestros propios dias ha determinado la estructura del matrimonio cristiano.
mujer. Asi, Lutero fue quien mås enfåticamente cit6 la cafda de Eva como
Aunque ya existfa el noble mensaje cristiano de que la mujer tuviera el su causa hist6rica. ..
mismo estatus religioso, el ap6stol mås importante desvi6 su aplicabilidad
Pero, desde otro ångulo, el espfritu protestante contribuy6 a profundizar
para el marido. Pablo, el propagandista cristiano, que busc6 destruir la tra-
en el ideal del matrimonio y a configurar su pråctica diaria, concretamente
dici6n judaica en todas las åreas, permaneci6 completamente en su postura
a través de las corrientes al margen de las iglesias reformistas oficiales que
con respecto a la mujer. Cuando se le pregunt6 sobre la «ley», afirm6 no
solo el deber de obediencia de la mujer hacia el marido, sino también su se caracterizaron como «puritanas». Indudablemente, el puritanismo al-

canz6 su objetivo a través de una ruta indirecta que no es inmediatamente


posici6n general con un estatus secundario en relaci6n con el hombre: «Ya
que el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre. Y el hom- obvia. En concreto, transmitfa los ideales ascéticos monåsticos al mundo
bre no se ha creado por el bien de la mujer, sino la mujer por el del hombre». y al matrimonio —descartando todos los placeres de la Vida, Ia supresi6n

de todo placer sensual— con una rigidez inexorable. El Dios de Lutero con-
Solidificada como dogma, esta formulaci6n hace que este poder se sienta
hoy en aquellos circulos que creen en la revelaci6n definitiva, e incluso fuera
sideraba todavfa, como el cat61ico, los placeres sensuales maritales con mag-
de ellos. En una direcci6n diferente, sin embargo, el cristianismo cre6 una nånima generosidad, «a través de los dedos». El Dios de los puritanos los

gran propuesta cultural nueva: que la demanda de una monogamia legal se permitfa solo con el prop6sito de la procreaci6n, para mayor gloria de Dios.
intensificara en una demanda religiosa/moral indispensable que ahora no Aunque hoy podamos rechazar contundentemente esta demonizaci6n y
solo apuntaba a la mujer, sino también, por primera vez en la historia, em- racionalizaci6n de fuerzas vitales båsicas, no se puede olvidar todavfa que...
påticamente al marido... Solo cuando el marido se comprometiera también [s]olo cuando la restricci6n de 10 elemental, incluso en el matrimonio, se
hacia la uni6n con una mujer, podrfa crecer el matrimonio como la mås tom6 en serio, la fusi6n espiritual de los esposos, la intimidad de su relaci6n
tierna y profunda relaci6n entre dos almas, las de marido y mujer... con emocional, pudo ocupar la posici6n central como el fundamento mås im-
independencia del aspecto natural del amor sexual transitorio. ...
portante del matrimonio.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

En 10 quepudo convertir el matrimonio en esos cfrculos se expresa de


se mayor claridad en las ensefianzas éticas sobre la libertad del Idealismo ale-

la forma mås bella en una carta de despedida, con el lenguaje religiosa- mån, a través de nuestros grandes pensadores Kant y Fichte. Los aspectos
mente decorado de aquella época, de Quaker W. Penn a su mujer, cuando relevantes para nuestras inquietudes actuales se pueden resumir en unas
dej6 su tierra materna para fundar un nuevo tipo de Estado al Otro lado pocas frases. El ser humano estå determinado, como poseedor de raz6n, a

del océano. «Recuerda amor de mi juventud y gran parte de


que tå eras el
ser su propio director/a, es decir, a actuar no en funci6n de sus caprichos

la alegrfa de mi Vida, el asi como el mås digno de todos mis


mås querido o impulsos instintivos, sino de acuerdo con los dictados de la conciencia,

consuelos mundanos. Y la raz6n de ese amor se hallaba mås en tus virtudes que obedece a las leyes morales. Como poseedor de esta capacidad de au-
interiores, que en las exteriores (que también eran muchas). Dios 10 sabe
tonomia, el humano toma el valor especifico que lo/la distingue como un

y tt'1 10 sabes. Puedo decir que fue una uni6n de la Providencia, y la imagen
individuo de todos los demås seres y puede por tanto reivindicar que es
«un fin en sf mismo». De ahi se sigue un principio båsico simple e inque-
de Dios en nosotros dos fue 10 primero, y el adorno mås amigable y cau-
brantable para la formaci6n de las relaciones humanas: que cada uno debe
tivador de tus Ojos». Qué diferencia entre las palabras de esta forma de en-
obedecer el mandato de cualquier otro ser humano para Ilegar a ser un fin
tender la relaci6n entre sexos y las que salen a la luz en la expresi6n de un
en sf mismo, que ninguna persona pueda considerar al pr6jimo simplemente
pensador griego: «Tenemos cortesanas, con las que nos podemos divertir,
como el medio para lograr sus propios fines personales.
luego mujeres compradas para el cuidado de nuestros cuerpos, y finalmente
las esposas, que son las que nos dan la descendencia legal y cuya responsa-
En la pråctica, no hay apenas ninguna relaci6n humana concebible que
pueda ignorar este principio, si desea ser éticamente suficiente. Sobre todo,
bilidad es atender todos nuestros asuntos del hogar».
el camino del reconocimiento de este principio hacia una nueva formula-
Dentro de las comunidades religiosas del Nuevo Mundo que se sostenfan por ci6n de la relaci6n entre sexos parece corto. Ya que se sigue de este principio
el espiritu puritano, la idea de la igualdad religiosa de la mujer empez6 a to- que, para la esposa también, el mayor objetivo ético de la existencia no
marse en serio por primera vez. Para los cuåqueros incluso, las ensefianzas de puede ser otro que el desarrollo de una personalidad aut6noma moral-
la Bibliano se contaban como la finica revelaci6n posible y definitiva, sino mente. Se sigue que para ella, también, es inmoral inclinarse ante la volun-
mås bien como parte de las numerosas formas en que la «luz interior» brillaba tad de otro si es contraria a su propia conciencia. Se sigue que tampoco
en los humanos. Podian dejar caer, por tanto, el dogma de la subordinaci6n ella puede ser usada simplemente como medio para los fines de su marido.
de la mujer que deseaba Diose La expresi6n «obedece a Dios antes que a los
Pero. .. [i]ncluso los que proclaman mås intensamente la autonomfa nunca
hombres», que confirmaba la libertad de conciencia del individuo como un de- consideraron tocar el sistema patriarcal. Mås bien buscaron, con avezados
recho intocable en contraste con cualquier autoridad mundana, se referfa por movimientos de ajedrez, razonar la subordinaci6n fundamental de la mujer
primera vez a la mujer en relaci6n con el marido. La libertad de conciencia, en aparente armonfa con los nuevos ideales... [Ell matrimonio... se ex-
la madre de todos los derechos personales del individuo, aparecfa también, al plicaba como un todo compacto en el que la mujer se sometfa voluntaria-
Otro lado del océano, en la cuna de los derechos de la mujer... mente al marido...

Esa idea de que cada persona —precisamente porque él o ella es una per- Pero 10 que se le continuaba negando a la mujer en el reino de las ideas,
sona— posee ciertos derechos inalienables con respecto a todas las demås vino pronto forzado desde el reino de la realidad. Las fuerzas del nuevo es-

personas y a toda autoridad terrenal, se dirigi6 en el siglo XVIII hacia temas tilo de Vida de esta era de maquinaria rompieron y abrieron el cfrculo de
seculares: hacia el Estado, en la demanda de reconocimiento politico com- las tareas determinadas por género y las dej6 fuera de la protecci6n de la
pleto e igualdad ante la ley para todos los ciudadanos; hacia la comunidad, casa y, consecuentemente, fuera del reino controlado por el marido. La
en la reclamaci6n moral del individuo para lograr ciertas esferas de libertad progresiva contracci6n del åmbito de trabajo doméstico bajo la presi6n de
interna y externa. Esas ideas Ilegaron a su significado mås profundo y su fuerzas econ6micas y técnicas conduce al exterior a una proporci6n siempre

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge
Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centraaa en la mujer

creciente de mujeres, temporal o permanentemente, que caminan con sus éC6mo aparece entonces el matrimonio, cuando de acuerdo con la formu-
propios pies. También experimentamos, en nuestra época, una redefi-
...
laci6n juridica la autoridad par principio del marido establece de hecho las
nici6n completa de la moral y de las actitudes con relaci6n a la mujer. ..
reglas de la relaci6n entre c6nyuges?...
[i] ncluso en referencia al matrimonio, donde marido y mujer son interde-

pendientes de la forma mås directa, la supremacia masculinaprotegida esta- Cuando los esposos difieren en sus opiniones, surge de ahi sin esfuerzo una

tutariamente todavfa prevalece como principio formativo indispensable. apariencia externa de unanimidad y, por el bien de este fin extremadamente
Ciertamente encontramos un nåmero cada vez mayor de maridos, parti- extrfnseco, se defiende todavfa hoy el principio de autoridad.
cularmente de que estån preparados para
las clases intelectuales dirigentes, él)ero merece este fin el sacrificio que cuesta? Es obvio que una subyugaci6n
valorar a sus propias mujeres como personas y renunciar, en su relaci6n continua de la voluntad de la mujer, sin su propio acuerdo y convicci6n
con ellas, al ejercicio de sus privilegios de género. Pero solo unos pocos internos, puede resultar bien en una sumisi6n simplemente hip6crita que
hombres en la actualidad estån en esencia dispuestos a renunciar por com-
se sacudirå de nuevo solapadamente a espaldas del marido, o bien en la su-
pleto a sus derechos de autoridad sobre el sexo femenino.
presi6n de su propia capacidad de juzgar, desperdiciando asf su desarrollo
Esto se documenta de forma reveladora en la forma juridica del matrimo- intelectual y espiritual completo. ..
nio moderno que el Parlamento Alemån nos concedi6 a la vuelta de siglo.
El marido de mentalidad patriarcal querrå ciertamente supervisar y con-
Indudablemente, la ley civil reconoce ahora fundamentalmente la capaci-
trolar también la Vida interior de la mujer... Tampoco puede estar tran-
dad de las mujeres para actuar y asumir cargas y las hace totalmente res-
quilo cuando sabe que no es continuamente el duefio de toda la Vida inte-
ponsables en los negocios y otras actividades, como a los hombres. Pero la
rior de ella. Sentirå la necesidad de supervisar sus lecturas, sus amistades,
libertad de acci6n de la mujer casada estå restringida en todas partes donde
el control del marido en la casa se vea posiblemente amenazado. Asi que
sus intereses fuera del hogar. Esta tendencia medio inconsciente... es a me-
nuestras leyes matrimoniales han desarrollado un perfil peculiarmente nudo sugerida simplemente por la tradici6n.. La protesta interior del ma-
,

complicado, que exhibe todas de forma que implica un compro-


las faltas rido de mentalidad patriarcal que, no obstante, no disfruta de la ausencia

miso con premisas de base irreconciliables... completa e inocente de la autoconsciencia de tiempos anteriores, muy a
menudo se Viste a sf mismo entonces con la preocupaci6n de que la mujer
Las mujeres modernas, que persiguen los derechos individuales para su sexo
pueda estar abandonando sus deberes hacia el hogar y sus hijos —un lla-
en el sentido mås profundo, es decir, responsabilidad y no-dependencia, pro-
mamiento cuya influencia, naturalmente, rara vez fracasa con mujeres sen-
testan contra estas reliquias del sistema patriarcal... Las mujeres modernas...
sibles y escrupulosas—. .. Aprender a «acomodarse» a una obediencia si-

realzan la idea de la camaderia entre cönyuges, opuesta a la autoridad del ma-


rido, como Proponen 1) dejar de lado
principio formativo del matrimonio.
lenciosa no se ha hecho para ella un deber religioso, durante siglos, y la

condici6n preliminar de su felicidad?. .. Esta situaci6n puede cambiar so-


el derecho general a que el marido tome las decisiones, 2) una divisi6n dife-

rente de los derechos parentales, de forma que en situaciones de diferencias lamente cuando el marido aprenda a renunciar a cualquier demanda de
privilegios autoritarios fundamentales.
de opiniones irreconciliables el padre decida por los hijos, la madre por las

hijas. Trabajan para que Ilegue el momento en que 3) a las mujeres


se asegure éProhfbe entonces la autonomfa ética de la mujer toda subordinaci6n de
de todas las clases una esfera de independencia econ6mica, a través de una su voluntad, en general, a la voluntad del marido? Por supuesto que no.
especificaci6n mås precisa del deber del marido de sustentar a la esposa.
La subordinaci6n por libre-voluntad, flexible, que se ofrece como un regalo
Este no es el lugar para examinar estas cuestiones legales con mås detalle. libre de amor es algo diferente de la subordinaci6n obligada...
Por tanto, regresamos a la cuesti6n ética de base: si es la autoridad o la au-
Aparte de tal convicci6n, incluso la esposa aut6noma puede por supuesto
tonomfa la que deberfa conformar la relaci6n entre los c6nyuges.
hacer suya la voluntad de su marido y situar sus deseos e intereses tras los de

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él. Pero cuåndo puede ocurrir eso solo puede ser decidido en el foro de Su manda de ellas como seres sexuales y que hoy son posiblemente mucho
propia conciencia y solo de caso a caso... Unicamente los ofrecimientos libres mås duros de asumir para muchas que en épocas pasadas, porque por pri-
del amor para que un superior consiga sus objetivos vitales merecen la pena mera vez nuestro tiempo conoce el conflicto entre matrimonio y profesi6n,
y son bellos. Tampoco deshonran cuando el marido se los ofrece a la mujer. entre las tareas de género especiales de la mujer y su necesidad interna de

Cuando, sin embargo, en lugar de esta ofrenda libre de uno mismo, la mujer, construir con otros el mundo cultural suprapersonal. Ya que ahora también
simplemente en pro de Ia conveniencia, en pro de Ia paz hacia el exterior, o quieren ser consideradas como personas adultas y respetadas por los mari-
dos como compafieras en sus vidas...
para agradar al marido, se pone a disposici6n de sus necesidades y objetivos
de cada dfa, contra su propia voz interior, comete una o ensa contra su propia No es una tarea menor mantener la relaci6n marital libre de las sofocantes
valia humana; entonces se degrada a sf misma a un ser de segunda clase. Y las cenizas de 10 cotidiano y habitual en todas las etapas de la larga Vida, desde
consecuencias de tal relaci6n entre c6nyuges se vuelven también contra el ma- la etapa de la pasi6n juvenil, que todo 10 demanda, pasando por el punto
rido. Ella, que estå subordinada a él, se queda totalmente «subordinada» en mås ålgido de la Vida, donde junto con el amor otras fuerzas abundantes

su naturaleza: mitad nifia, ignorante del mundo, poco exigente intelectual- luchan por controlar el alma, hasta los dias de declive. Mucho mås peligrosa
mente, cerrada en el circulo del hogar, sus intereses aferrados a 10 puramente que todo el sufrimiento y las vicisitudes que el destino puede imponer desde
personal, y pequefia. Y esa es la trågica ironia de su destino: esta mujer que fuera, mås que el temor a esos problemas que surgen de las batallas del alma,

por estar a disposici6n de su marido no ha dejado crecer completamente el es la cadena inacabable de la cotidianeidad saciada, confortable y libre de
poder de su juicio moral y de sus cualidades intelectuales, se queda la mayorfa problemas, en la que los c6nyuges viven juntos sin mayores esfuerzos. Solo
de las veces, en el transcurso de los afios, muy por detrås de su esforzado y ace cuando para el hombre y la mujer las reservas del alma, las riquezas de la
tivo marido en cuestiones internas... Asf que a menudo observamos que, en Vida interior, continfian creciendo constantemente, puede encontrar ali-

el muy alabado modelo alemån de la auténtica ama de casa, sigue siendo de mento renovado el fuego sagrado de la ternura y de los sentimientos pro-

hecho permanentemente valiosa para su marido como madre de sus hijos y fundos... Por eso, de todas formas, es ante todo esencial que la mujer, tam-
fuente de su confort, pero él rara vez piensa en compartir su Vida espiritual/in- bién, permanezca siendo alguien que se esfuerza y se desarrolla.

telectual mås elevada con ella. .. [Uln polvo grueso cubre de tedio la relaci6n
y convierte en gris 10 que una vez fue brillante y colorido... EXTRACTO DE «ON THE VALUATION OF HOUSEWORK»
O la otra posibilidad: que el tiempo y el destino hagan madurar a la mujer [SOBRE LA VALORACIÖN DEL TRABAJO DOMÉSTICO]
a pesar de sus limitaciones en cuesti6n de autoridad. Entonces un dia su
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 42-58. Aqui, Weber defiende
voluntad y su juicio romperån ciertamente las restricciones... La Vida per-
la autonomia econ6mica de las mujeres como paso clave hacia su adquisi-
sonal de la mujer, que ha estado latente durante tanto tiempo, aparece ante
ci6n de la liberaci6n plena. Lo hace, sin embargo, con la idea de que la
su marido como algo extrafio, un elemento hostil, que disturba la felicidad
mayorfa de las mujeres viven en matrimonio, con responsabilidades tanto
del matrimonio. La confianza sin reservas se ve mermada, y a menudo una
hacia los nifios como hacia el trabajo doméstico, y que su capacidad para
brecha insalvable quiebra la Vida conyugal, y todo esto solo porque la mujer
ganar un salario en el patriarcado capitalista no les puede dar tanto dinero,
se ha descubierto a sf misma por primera vez muy tarde, mientras que el
ganado de forma independiente, como requerirfan para una autonomfa
marido no ha aprendido a valorar que el ser que tenia a su lado estaba «des-
econ6mica. Explora varias propuestas de medidas politicas para mejorar la
tinado a la autodeterminaci6n», como él mismo.
independencia financiera de la mujer tipica, incluyendo la posibilidad de
Las mujeres modernas... [c]omo las mujeres de todas las épocas... estån un salario por el trabajo doméstico, y muestra su conocimiento de los ar-
preparadas para hacer por el matrimonio aquellos sacrificios que se de- gumentos feministas clave y su capacidad para usar datos cuantitativos.

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El movimiento de la mujer alemana no estå atado a un solo credo. Pero despiertan un rechazo considerable en incontables maridos, de otro modo
prevalece la opini6n completamente unånime de que la mujer en el matri- completamente generosos —y naturalmente tanto mås cuanto mås a menu-
monio, como la no casada, debe considerarse llamada a asumir las respon- do se le acerca para pequefias sumas—. Es comån el fen6meno psic016gico
sabilidades por sf misma al pensar y actuar, y que por 10 tanto se debe esta- de que cualquiera, marido o mujer, soporte con mucha mås calma un sa-
blecer como principio formativo de la relaci6n de matrimonio el concepto crificio ocasional mayor, o también la exacci6n fija repetida regularmente,
de total compafierismo entre los c6nyuges, en lugar de la subordinaci6n que impone con la aparente inevitabilidad de una ley natural, que
se
de la mujer. También prevalece la unanimidad en 10 que se debe seguir de cuando se le solicita una y Otra vez pequefias cantidades cuyos desembolsos
este principio, en relaci6n con la formulaci6n de la ley del matrimonio y no puede controlar. Y ante tales circunstancias, para la mujer esta necesidad
las costumbres morales maritales: la eliminaci6n de cualquier privilegio de pedir muy a menudo se convierte, cuando tiene el derecho legal y los
masculino que no sea objetivamente necesario, como el derecho general medios en su mano, en una adversidad psic016gica aburrida. El que el ma-

del marido a tomar decisiones, su monopolio sobre la autoridad parental, rido satisfaga sus requerimientos y el cömo los cumpla —de forma amable
y sus derechos sobre el uso de las propiedades de la mujer. o de mal humor, con comentarios sobre sus cualidades como ama de casa

Aqui sefialaré meramente las notas fundamentales para una reforma general o sin ellos— depende no solo de motivaciones psic016gicas perdurables, sino
también de otras completamente accidentales: el estado de ånimo mås o
del matrimonio y seleccionaré de ellas un problema especffico para una
discusi6n detallada, uno que aån no ha encontrado un acuerdo unånime menos favorable del momento. Precisamente esta sensaci6n de dependencia

en nuestras filas. Esta es la cuestion de la nueva valoraciån del trabajo que a las respuestas subjetivas de la otra persona, por muy perfectas que sean
desarrolla un ama de casa, que surge, para la mujer, directamente de su ne- —por no decir por muy imperfectas—, se eterniza en la mujer, y no se queda

cesidad —para ser precisa, pecuniaria— de independencia ec6nomica. Esta-


solo en un momento que pasa. Por el contrario, esta situaci6n degradante

mos de acuerdo en que una esposa, como cada adulto independiente, re- puede minar su actitud general ante la Vida, y su consideraci6n y respeto
quiere su propia esfera de control sobre el dinero para sentir que es,
por sf misma, incluso en matrimonios que por otra parte son felices.

también en el matrimonio, una persona particular libre. Requiere este con- Aparte de esto, el resultado frecuente son los efectos, poco satisfactorios,
trol tanto en su esfera de actividad como ama de casa como en la formaci6n sobre el caråcter de la mujer. Como alguien que se mantiene en la depen-
de su Vida personal. Pero, como es bien sabido, esta condici6n todavfa hoy dencia, a menudo no encuentra el ånimo para Ilevar a cabo sus deseos de
no estå garantizada por ley y se ha asegurado recientemente, solo por cos- una forma directa. Asi que adopta las armas de los débiles e intenta alcanzar

tumbre, en estratos muy reducidos de nuestra poblaci6n... sus objetivos mediante todo tipo de rodeos y trucos...

Una consecuencia tipica de esto es que todavfa, en un estrato amplio de la iHasta qué punto desfiguran todos estos variados trucos de esclavos a los
sociedad, el marido —evidentemente suponiendo que puede por tanto tener que todavfa se adhiere nuestro sexo para conseguir sigilosamente de nuestro
una mejor posici6n econ6mica por mujer y ejercer un cierto control
la «sefior y maestro» tantas de las cosas que necesitamos en nuestras vidas!

sobre la distribuci6n de los gastos— dividirå de forma regular el dinero re- Estamos de acuerdo en que esta situaci6n debe cambiar. .. Solo prevalecen
querido para la casa solo en pequefias cuotas. Igualmente extendida es la
entre nosotros opiniones diversas sobre las maneras en que podemos lograr
costumbre de que la esposa debe ir implorando y persuadiendo al marido nuestra necesaria independencia pecuniaria. Se pueden identificar tres lf-
sobre asuntos relacionados con sus necesidades _personales: un vestido neas principales de pensamiento. Una minoria considerable entre nosotros,
nuevo, un viaje, regalos a amigos, ayuda a y cosas similares. Sin
los pobres, las teorfas socialistas. .. y también por el libro intelectual-
influenciada por
duda esas demandas de dinero para necesidades triviales y cotidianas, cuyos mente agudo de nuestra compafiera de armas americana Ch. Perkins-Gil-
costes el marido, por su parte, no puede estimar exactamente, a menudo man, demandamos la emancipaci6n econ6mica de la mujer gracias a sus

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer

ingresos independientes. obtenidos del caso cada vez mås comfin del tra- tipos, y solo el 3,8% en las llamadas «profesiones libres», de las cuales la

bajo continuado remunerado... mayorfa con diferencia son matronas, concretamente el 61%, profesi6n
que por su naturaleza escoge a mujeres casadas. La distribuci6n de estas
Esta posici6n se ha presentado tan a menudo que no necesito exponerla
795.000 mujeres casadas segån la estadistica diferenciada por niveles de la
con mås detalle aquf, Los argumentos de la Otra parte son también bien
escala profesional revela que el mayor contingence, un 77%, pertenece al
conocidos. Sostienen que la combinaci6n del matrimonio y de la mater-
nivel inferior, el llamado «ayuda contratada» o «trabajadoras de un dfa».
nidad con un trabajo profesional apropiado, fundamentado en los talentos
El estrato de las «independientes», «empleadas asalariadas» y aquellas que
e intereses particulares, es deseable y, de hecho, en incontables casos nece-
trabajan en las «profesiones libres» abarcan, juntas, solo el 23%.
sario a nivel interior. Aun
empleo remunerado a tiempo completo para
asf, el

las esposas se puede considerar en las masas no cualificadas solo como algo Iluminemos ahora este problema desde Otro ångulo. Si nos preguntamos a
inevitable, un «tengo que» para muchas, pero no se puede considerar un nosotros mismos si las mujeres que estån empleadas a tiempo completo pue-
destino al que aspiren todas. Yo... me contento con arrojar luz sobre la den, con sus ganancias, lograr de hecho la independencia pecunaria de sus
cuesti6n a partir de algunos datos recientes. maridos, nos atreveremos a afirmar que es asi para el 23%, aquellas que per-
tenecen al grupo de las independientes o de las profesionales libres. Pero sim-
De acuerdo con el filtimo censo de ocupaciones de 1907, de los 10,8 mi-
plemente no podemos afirmarlo para el grupo de las mujeres contratadas.
Ilones de mujeres casadas, 2,8 millones (aproximadamente el 26%) estaban
empleadas a tiempo completo... Esta es ciertamente una cantidad impre- Tampoco existe todavfa suficiente material fiable y completo sobre el nivel

sionante, que probablemente se eleve mås en el futuro. Si, de todas formas, de ingresos de las mujeres casadas en las urbano remu-
parcelas de trabajo

miramos la distribuci6n entre los distintos grupos de profesiones y después nerado. De acuerdo con las cuidadosas compilaciones de la Dr. Rose Ott05,

estimamos sus ganancias promedio, se hace evidente que las pautas de Vida la contribuci6n de las mujeres casadas que trabajan a tiempo completo a
de esas masas no pueden asumir la importancia de la nueva configuraci6n los ingresos familiares de familias de clase-trabajadora suponepredominan-
del matrimonio que una se inclina, en un principio, a atribuirles. De esos temente entre el 20% y el 30%... suficiente para emanciparse econ6-

2,8 millones, mås de 2 millones son trabajadoras agricolas. Los patrones micamente de sus maridos? Pueden cubrir naturalmente sus propios gastos

de Vida de esas clases, en su mayor parte todavfa estructuradas alrededor personales para vivir, siempre que su capacidad para trabajar se vea poco
del trabajo tradicional de la granja, son en términos econ6micos puros tan interrumpida por los embarazos o que le ayude un seguro de maternidad
diferentes de los patrones de Vida de todas las demås clases de poblaci6n, bien planificado.
que no tendrfa sentido mirarlas a ellas para hallar indicadores con los que Deduzcamos simplemente. .. como resultado de nuestra revisi6n esta-
proponer una f6rmula general para el futuro. Ademås, la posici6n de este distica, que la mayorfa de las mujeres empleadas a tiempo completo en las
grupo de mujeres casadas que trabajan por dinero, que contiene en si ciudades pequefias y grandes se contratan, en todo caso, de las clases con
mismo tal diversidad de existencias como las de la propietaria campesina menos probabilidad de tener propiedades y que presumiblemente soportan
y la labriega que reside en la granja, la trabajadora temporera y la trabaja- la doble carga de la maternidad y un empleo remunerado al que no se in-
dora diaria, no se ha estudiado 10 suficiente como para permitir conclu- clinan «profesionalmente», ni realizan por la obtenci6n de independencia
siones generales sobre su posici6n frente a la de su marido. Es mejor, por pecuniaria, sino simplemente por necesidad. Ademås, estas mujeres, tam-
tanto, dejarlas enteramente fuera de esta discusi6n. bién, tan pronto como son madres y quieren cumplir sus deberes de madre,
De las restantes 795.000 mujeres aproximadamente empleadas a tiempo
completo, el 56% 10 estån en el trabajo industrial,
el 35% en el comercio

y la venta, el 5% en el trabajo doméstico o trabajo contratado de varios 5 The Factory Work ofMarried Women, Stuttgart and Berlin, 1910.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en Ia mujer

estån de todas maneras a expensas econ6micamente de los hombres en una pietaria, aquellas con un nivel cultural modesto, pero no las mujeres de
abrumadora mayorfa. otros estratos. En definitiva, esa propuesta va tanto mås allå de cualquiera

Por supuesto, todo esto es aån mås cierto para las mujeres casadas emplea- de las alternativas alcanzables, que tampoco aquf se necesita considerar

das solo a tiempo parcial, que pasan solo una pequefia parte de su tiempo
apenas si ese desarrollo se podrfa entender como deseable. De forma ma-
ganando dinero. Desafortunadamente su nåmero no se ha recogido en las
nifiesta, la transferencia del coste de criar a los hijos al påblico en general

estadisticas. [Pero] todavfa .nos quedan mås de 5 millones de mujeres que tendrfa de hecho el efecto de «emancipar», sobre todo, al marido y padre...

son solo amas de casa. La cuesti6n ahora es ver si para tantos millones hay todavfa otro camino
Por tanto, solo en base a los hechos parece que no tiene sentido y es impo- viable que pudiera acercarnos a ese objetivo... de una nueva valoraci6n del
Sible estudiar las circunstancias de las mujeres urbanas con trabajo remu- trabajo de ama de casa. .. Las actividades de la madre en la casa, que en la

nerado, circunstancias determinadas por la carencia cultural y a menudo mayorfa de los estratos sociales suponen la atenci6n personal de los miem-
por la pura necesidad y que gufan el destino de las mujeres de las otras cla- bros de la casa en cuestiones de alimentaci6n, vestido, orden, limpieza, co-
ses.Tampoco podemos hacerlo con respecto a la posici6n de... las mujeres modidad y bienestar y la crianza de los nifios, se puede valorar como acti-

casadas que estån en los peldafios mås elevados de la escala profesional, ya vidad profesional, tanto como el trabajo fuera de casa del marido, que no
que suponen un mero 2% de todas las mujeres casadas que consideramos seria posible sin este.

aquf... Debemos tener en cuenta que, por supuesto, este grupo puede cre- Pero la demanda es ahora. .. [que] el marido codifique y pague en forma
cer substancialmente pero, en cualquier caso, en términos politicos y eco- de salario el positivo valor econåmico del ama de casa. La demanda de una
n6micos no es expandible infinitamente. Si orientamos nuestras demandas nueva valoraci6n del trabajo doméstico en la mente de la gente se traduce
a las posibilidades y estilos de Vida de estas mujeres casadas con empleos
en las expresiones «compensaci6n» o «paga» por el trabajo del ama de casa,
de alto nivel, nos estaremos dejando de nuevo, por una completa falta de
aunque sin ofrecer ninguna sugerencia que nadie pueda tomar en serio
realismo, a millones de mujeres normales.
sobre c6mo se deberia calcular dicha compensaci6n.
Reconocer esta realidad... origina otra propuesta que, hasta donde sé, Ellen
. iSOlo intente establecer un salario båsico justo para, por ejemplo, la
Key formu16 en primer lugar. Era obtener la independencia pecuniaria de
mujer de un millonario sin hijos, que dirige su casa con la ayuda de tantos
las mujeres casadas mediante un subsidio general por maternidad que, con
sirvientes perfectos como desea y, por otra parte, para la mujer de un con-
los impuestos gravados a la poblaci6n en general, asegurara que cada madre
ductor de ferrocarriles que gana de I. 500 a 1.800 marcos anualmente, que
recibiera por cada hijo una suma especffica de dinero con la que criarlo. Si
cuida de su marido y de sus cuatro hijos sin ayudat
se calculara este subsidio 10 suficientemente alto como para que la contri-
buci6n del padre en los costes de crianza de Ios hijos fuese superflua, en- Por 10 que, por este camino, no logramos ir mucho mås lejos, excepto por
tonces —pero solo entonces— se cortarfa la atadura econ6mica en la forma supuesto por la idea de que las reivindicaciones de la esposa de una clase

de matrimonio que liga al hijo, ya través del hijo a la madre, con el marido. no deben estar en linea con sus contribuciones, sino mås bien con los in-

Los costes requeridos para esto, en Alemania —solo 300 marcos por cada gresosfamiliares... Consecuentemente, 10 que la esposa puede reclamar ra-
nifio hasta los 16 afios— ascenderfan a mås de 7.000 millones de marcos zonablemente para sf misma variarå de acuerdo con el nivel de ingresos y
cada afio. Los gastos conjuntos de la armada, la marina, los servicios pos- el némero de miembros de la familia y es completamente imposible de-
tales, el telégrafo, los y las pensiones de los veteranos
funcionarios estatales, ducirlo de su propia productividad. Quien no pueda entender estas con-
ascienden a solo 2.600 millones. Ademås, con esa suma de 300 marcos por diciones, basadas en la propia naturaleza del matrimonio y de la familia,
nifio 16gicamente solo se podrfan emancipar las mujeres de la clase no pro- simplemente mejor no deberfa casarse.

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Marianne Weber (1870-1954). Una sociologia centrada en la mujer
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

mostrar cuando el asunto es la ampliaci6n de los derechos de las mujeres.


De todas formas, 10 que podemos pedir de forma totalmente justificada
para la mujer casada de cualquier nivel son dos cosas: 1) el dinero dispo- Con la actual distribuci6n de poder en el Estado, todavfa tendremos un
nible necesario para cumplir con su profesi6n doméstica, es decir, el man- largo camino. Pero incluso ahora nos podemos considerar mås cerca de
nuestro objetivo. Haciendo conocer firmemente nuestro deseo de reforma,
tenimiento del hogar y, 2) ademås de eso, dinero a su disposici6n para ase-
gurarse la satisfacci6n de sus necesidades personales, 10 que evitarå, al
podemos desarrollar la conciencia de nuestro pueblo sobre cuestiones le-

menos en principio, sus batallas con la arbitrariedad y la subjetividad del


gales en esa direcci6n, y sobre todo podemos incluso influir ahora en la

transformaci6n de las costumbres matrimoniales, que son casi tan impor-


marido. En mi opini6n, este objetivo se puede alcanzar en un previsible
futuro, para el conjunto de mujeres, solo en funci6n de una ley del matri- tantes como la ley En esto cada mujer moderna puede encontrar un te-

monio y solo mediante la transformaci6n de las costumbres del matrimonio. rreno en el que esforzarse en no solo en la esfera püblica, sino
la pråctica,

Tengo algunas propuestas legales simples que hacer en este sentido...


también cara a cara, y cada matrimonio formado sobre estas Ifneas modé-
licas Ilevarå en sf mismo la semilla fértil de las formaciones futuras. En el
En las leyes matrimoniales, se deberfa especificar que la esposa tiene de-
terreno de las costumbres cada uno de nosotros puede contribuir silencio-
recho a un acuerdo sobre la cantidadflja de dinero para los gastos de la casa e
samente a ennoblecer el matrimonio y mejorar la Vida de las mujeres. Las
igualmente a una suma asignada para su uso personal y en los casos en los
formas de Vida nuevas se desarrollarån desde dentro hacia fuera y, si es ne-
que los ingresos de la mujer deban soportar los costes del matrimonio, es
cesario, se podrå romper de golpe la cåscara de tiempos pasados.
decir, cuando el marido esté incapacitado para el empleo y sin medios de
sustento, el mismo derecho se deberfa convenir para el marido. [P] ara la

multitud de mujeres sin medios propios, las «simplemente-amas de casa»,


EXTRACTO DE «WOMEN'S SPECIAL CULTURAL TASKS»
una parte de los ingresos del marido deberfan destinarse a este prop6sito.
[TAREAS CULTURALES PARTICULARES DE LAS MUJERES]
La demanda de un acuerdo sobre una cantidadfija de dinero para losgastos Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 1-8 y 17-26. Presenta el debate
del hogar, de todasformas, es igual de importantepara todos los estratos socia-
de Weber con la sociologfa de género de Georg Simmel, que asigna distintas
les. .. Se crearå asi la conveniente necesidad de que los esposos establezcan
esferas de producci6n cultural a hombres y mujeres, a los hombres la pro-
un presupuesto anual, de acuerdo con sus ingresos anuales. Se deberia es-
ducci6n de una cultura objetiva y a la mujer la creaci6n de la cultura sub-
tablecer un limite a la tentaci6n del marido de coger ganancias para su pro-
jetiva. Weber explora las capacidades de las mujeres para la producci6n cul-
pio uso de la proporci6n destinada a las necesidades familiares, a la que,
tural en ambas åreas, comprendiendo ambas como trabajo que mujeres y
como es bien sabido, sucumbe todavfa a menudo en los cfrculos proleta-
hombres son igualmente capaces de hacer. Introduce entonces una tercera
rios. Ademås, se evitaria dar rienda a los sentimientos desagradables que
årea de producci6n cultural —«el terreno intermedio que moldea la existencia
las inesperadas extorsiones normalmente le provocan. La mujer, por otra
inmediata y cotidiana»— y establece su importancia crucial para la cultura
parte, evitarfa el pequefio conflicto degradante por algo que ya le pertenece en general, y la enorme significaci6n de las mujeres en esta årea de trabajo.
legalmente a ella, y habrfa conseguido —en principio— cierto margen para
estructurar libremente su Vida personal. Entendemos por «cultura» cualquier trabajo y modelado del material pro-
porcionado por la naturaleza, determinado intelectualmente y con un pro-
[Esta negociaci6nJ me parece que mejor se deberfa dejar que la acordaran p6sito. Y si pensamos en el que reside fuera de nosotros, en la elaboraci6n
losc6nyuges por completo... y, en caso de disputa... la Corte de Surroga- de objetos, en las clasificaciones y conexiones de ideas, o en la formaci6n
ci6n y el Consejo de Familia.
de seres humanos vivos, siempre en proceso de Ilegar a ser, habitualmente
Todavfa no se sabe cuåndo lograremos conseguir una audiencia con el distinguimos entre la cultura objetiva y la subjetiva, entre la material y la
legislador alemån. Ya hemos experimentado a menudo cuånta apatfa puede personal. Estas dos direcciones del esfuerzo humano: por una parte, los tra-

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bajos y las clasificaciones duraderos que se elevan por encima del flujo de cultural en el que encajan sus talentos individuales, y no hay duda de que
acontecimientos y la transitoriedad de la existencia individual; por Otra, el su participaci6n activa en el reino de la cultura objetiva supone la necesaria

desarrollo de la personalidad individual, dando lugar, cuando van juntas en ampliaci6n y valioso enriquecimiento de nuestro acervo cultural. Por su-
interpenetraci6n mutua, al contenido completo de Ia idea de cultura. De puesto, no hay åmbito de actividad, ya sea el tecn016gico, del derecho, de
acuerdo con una interpretaci6n filos6fica profunda6, en su sentido mås ela- las tradiciones y el arte, cientffico, filos6fico o religioso, del que pueda ser
borado la cultura significa el perfeccionamiento del alma a través deldesarrollo justificadamente excluida... La naturaleza le ha impuesto [también] pesados
de todos sus brotesy posibilidades inherentes en las labores espirituales e intelec- deberes de género al organismo femenino, que se le ha evitado al masculino:
tuales objetivas de la humanidad, donde se sitåan la tecnologfa, la ley, las «Veinte hombres juntos no podrfan soportar estas cargas»... Mås allå de las

costumbres, el arte, la ciencia y la religi6n en comparaci6n con 10 individual, responsabilidades de género impuestas por la naturaleza, recae mucho en
valores atemporales que 10 forman, 10 retan y 10 empujan al servicio. ella, al ser una mujer hay una esfera especial de tareas culturales en la que
De hecho, el alma puede lograr «el camino hacia sf misma», e. la realiza- i.
es llamada a cumplir con deberes irreemplazables por la fuerza de su natu-

el rodeo por el mundo objetivo


ci6n de sus posibilidades intrfnsecas, sin dar raleza especial. Esta esfera de tareas especfficamente femeninas, que por su-

de las realidades, como un autodesarrollo interno, puro «en las luchas re- puesto no son las ånicas ni finicamente de ellas, pero para las que estån mås

ligiosas del alma, el autosacrificio moral, la intelectualidad poderosa, la ar- particularmente equipadas, son las que queremos considerar aquf.
monfa de la Vida comunitaria». Pero no se lograrå todavfa ese valor parti- Surge ahora ante nuestros Ojos un terreno intermedio ånico entre las es-

cular que significa la cultura, porque esta forma de compleci6n requiere tructuras de la cultura objetiva, separada de 10 individual, y la cultura sub-
de la autoimpregnacidn de estructuras objetivas, una conexi6n interna, ya jetiva, inextricablemente ligada a 10 individual, que llamaremos la formaci6n
sea a través de la creaci6n o del uso de ellas. «La cultura surge... cuando de la existencia inmediata. En este reino intermedio personal/suprapersonal
dos elementos van juntos, ninguno de Ios cuales es cultura en sf mismo: el el mundo de los objetos, las clasificaciones y las ideas se despoja de su ca-
alma subjetiva y el producto intelectual objetivo». råcter de fin en sf mismo y se presiona conscientemente para el desarrollo

Volveremos nuestra atenci6n mås tarde a este sentido mås profundo de la


de la personalidad, de la existencia individual y de la Vida cotidiana inme-
diata. .. [C] uando hablo de la formaci6n de la Vida cotidiana inmediata,
cultura. Primero consideraremos la distinci6n entre la cultura personal y
no quiero decir meramente el desarrollo y la formaci6n del alma humana
material, subjetiva y objetiva, para clarificar para nosotros mismos en ese
a través de la cultura, sino algo mås: concretamente, la creaci6n de la at-
contexto cultural las tareas que quizås son especialmente significativas para
las mujeres. Con ese fin debemos recordarnos primero a nosotros mismos m6sfera intelectual y moral que rodea al individuo, que fluye desde el indi-

una vez mås el hecho parad6jico de que la mujer sea un ser simultåneamente viduo, que liga al individuo con los demås en relaciones muy personales de
parecido y diferente al hombre. Es decir, como ser humano comparte con el distintos tipos: compafiia, amistad, amor, matrimonio, familia, etc. Ademås,

hombre la abundancia de talentos y habilidades que la dirigen hacia las mis- esto incluye el entorno inmediato de las cosas y su ordenamiento, en los
que tiene lugar nuestra existencia diaria. .. [T]ambién el dia a dia sencillo,
mas tareas y tipos de actividad que ellos hacen. Y, por Otra parte, como
mujer, recaen sobre ella algunas tareas particulares importantes, como re-
sin incidentes, merece ser vivido, y es una tarea formativa que recae, en primer
sultado de su identidad sexual, 10 que le dificulta la realizaci6n de sus tareas lugar, sobre la mujer... Ocuparse y promover esto, el cuidado silencioso de
humanas universales. Considerado desde el ångulo del ser humano univer- las personas que nos pertenecen, del esposo elegido, de los padres mayores,

sal, la mujer estå llamada en principio a participar en cada tipo de trabajo antes de la Ilegada de la siguiente generaci6n, reside en el terreno especial
de la mujer. Ademås de cuidar de las necesidades ffsicas, la tarea de educar
a los nifios es preeminente: formar sus caracteres de acuerdo con ciertos pre-
6 Georg Simmel, «The Concept and the Tragedy of Culture», Philosophical Culture, p. 246 ss. ceptos e ideales. Mientras esto tenga lugar en el seno de la familia, este tra-

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bajo recaerå en gran parte en la madre. Con la cultura que las generaciones significa esto? Modula el comportamiento del individuo hacia las personas
mayores logran para las mås j6venes, no solo se forman nuevas categorfas que le rodean a través de esas innumerables normas no escritas que cons-
de individuos, sino que surgen simultåneamente nuevas formas de morali- cientemente transmitimos con la educaci6n y que, posteriormente, con nues-
dad, que es una parte del flujo vivo de la existencia inmediata...
tra propia conducta como ejemplo, involuntariamente imprimimos sobre
éQué entendemos por el término «moralidad»? Llamamos «moralidad» a otros. C6mo caminamos y c6mo permanecemos de pie, c6mo comemos y
ese poder de formaci6n que cultiva la existencia inmediata, con su prodi- nos arreglamos, nuestras palabras y nuestros gestos, nuestro porte, i. e. la

giosa diversidad en contenido emocional e impulsos, que retiene los ape- forma en que dirigimos nuestras respuestas instintivas —codicia, enfado, odio,
titos instintivos del individuo y regula toda la conducta individual a través pena—, el completo «c6mo» de nuestro ser: todo esto se regula de acuerdo
de y preceptos no escritos, de tal manera que hace posible una
ciertas leyes con los referentes de nuestra cultura formal. Este desarrollo se deberfa co-
Vida armoniosa en comunidad. La moralidad moldea la Vida påblica, asi menzar tan pronto como fuese posible en todos los seres humanos y es, en
como la privada. Pero su semillero mås importante estå en el åmbito do- primera instancia, la ardua tarea diaria de la madre. Ya en el despertar de la
méstico. Por la manera en que los requisitos de la Vida cotidiana se satisfa- conciencia ella debe establecer limites a los impulsos instintivos de su hijo y
cen en el y por la manera en que aquellos unidos en ese
cfrculo doméstico, guiar hacia el control de su naturaleza animal la raz6n que despierta, paso a
cfrculo interactåan entre ellos, apareceuna cualidad especial de la existen- paso. De acuerdo con la opini6n extendida, para Ilegar a la moralidad formal,
cia, que no puede desarrollarse sin el poder de dar forma que tiene la una buena educaci6n en los primeros afios de Vida es casi irreemplazable.

mujer. e. Ya que solo cuando la esposa refine todas las pequefias cuestiones
La importancia particular y de largo alcance de la cultura de expresi6n es
del dfa a dia en una atm6sfera cargada de sentido y les da Vida con calor y
simplemente que cada individuo que la posea tendrå una influencia inme-
carisma, la casa se transforma en un hogar, un lugar de recuperaci6n, de diata sobre su ambiente, sobre el entorno completo con el que tiene con-
humanos divididos por el trabajo y la lucha
bienvenida, en el que los seres
tacto. .. Es decir, nuestras acciones, nuestra conducta, y nuestro ånimo en
por un sustento pueden restaurarse continuadamente para volver a la com-
el momento concreto se traducen inmediatamente en el entorno, de la
pleci6n, a la humanidad plena, y extraer nuevas fuerzas para el crecimiento.
misma manera en que nosotros mismos nos sentimos continuamente in-

Hay que admitir que la gran mayorfa de los objetos que son necesarios fluenciados con fuerza por las formas que nos rodean...
para la construcci6n de este entorno doméstico son, como el propio espacio He hablado hasta ahora de la cultura de expresi6n, como forma externa
de Vida, producidos por los hombres. Pero depende materialmente de la
predominante para construir el caråcter. La moralidad elevada, en el sen-
mujer c6mo se organicen, se usen y se cuiden todos estos objetos variados,
tido mås fntimo, de la que se hablarå a continuaci6n, no se adquiere desde
producidos y Ilevados como mercancfas del mercado... [Ell consumidor
el exterior; mås bien brota desde los niveles mås profundos del alma. En
educado puede ejercer todavfa alguna influencia sobre la producci6n me-
10que se refiere al tipo de comportamiento que la define —respeto por las
diante el rechazo expreso a los ataques al buen gusto. Esta es una capacidad
demås personas, atenci6n amable y paciente a la naturaleza de los demås,
y unaresponsabilidad de la que la mujer educada estå todavfa lejos de ser
habilidad de «ponerse en el lugar del otro» y, ademås, compasi6n, humildad
demasiado consciente...
ante 10 magnånimo y bondadoso— no se puede conseguir sin superar el
Bastante mås importante que la formaci6n de la coraza ffsica dentro de la egoismo natural, 10 que ånicamente se puede lograr con una voluntad sin-
que tiene lugar la existengia diaria es la impregnaci6n de moralidad y cultura cera hacia la båsqueda de la bondad, que brota desde las profundidades
en el propio ser. .. Nos moveremos de 10 externo a 10 interno y comenzare- mås intimas... Los fundamentos para ello se construyen en la juventud.
mos con 10 que podemos denominar cultura de expresiån, las llamadas «bue- El despertar de la voluntad hacia una autoformaci6n ideal surge principal-
nas maneras», que es una parte importante de una moralidad elevada. •Qué mente del modelo viviente de las personas que nos rodean y que Ilevan

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mås recorrido que nosotros. La casa de los padres, por tanto, soporta la La mujer moderna que se ha despertado intelectualmente no necesita eli-
responsabilidad mås temprana y pesada del desarrollo de las almas y los minar el ideal alemån de ama de casa del templo en el que ella rinde ho-
caracteres de los seres humanos, y cualquiera que trate con nifios, cuya menaje a los modelos de rol que representan su esfuerzo. Obviamente re-

tierna adaptabilidad responde con cada sensaci6n, influye con cada simple tendrfa su validez y poder también para las generaciones venideras. Pero
expresi6n personal en su progreso o en sus riesgos... hemos hecho afiicos su poder negativo como valor absoluto y el objetivo

Pero 10 quedenominamos contenido cultural en su sentido mås apro- de su desarrollo exclusivo para el sexo femenino, porque ha ahogado nuestro

piado solo se puede adquirir por el camino de la cultura objetiva, de la pe-


desarrollo como seres intelectuales y espirituales y en general nuestras ca-

netraci6n profunda en el mundo de la mente y del espfritu que se cristaliza racterfsticas y nuestros poderes humanos comunes.
en la existencia inmediata, especialmente en el arte, la ciencia y la filosoffa. Debemos ir mås allå en clarificar ahora c6mo se hacen compatibles la nueva
Un cierto nivel de desarrollo intelectual es un prerrequisito para ello. Para sustancia de la Vida y las nuevas formas de acci6n que hemos esbozado las
alcanzarlo, una formaci6n intelectual o artistica exhaustiva es necesaria, mujeres modernas con el objetivo trazado aquf: el despliegue de un alma
como la que permanece reservada a un fino estrato de la sociedad libre del de mujer mås rica y con un contenido cultural mås profundo. Por ejemplo,
trabajo mecånico y de la diffcil lucha por la existencia. Este extraordinario
épuede el trabajo administrativo, politico y social, que hoy esperamos de
privilegio de adquirir tal contenido cultural para uno mismo ha Sido muy
las mujeres de las clases privilegiadas, junto con sus tareas de madre y ama
poco ejercitado hasta el momento por las mujeres de la clase propietaria. de casa, combinarse con el crecimiento intelectual y la intensificaci6n de
Anteriormente, el ideal de educaci6n especfficamente femenina cierta-
su existencia? No hay duda sobre la necesidad pråctica de tal servicio para
mente no se encaminaba tampoco en esta direcci6n. Mås bien, negaba a
el conjunto por los individuos adaptados para ello. Y es igualmente in-
las mujeres una escolarizaci6n rigurosa para una båsqueda intelectual seria
cuestionable que el unaforma de logro personal
trabajo politico y social es
de los tesoros de la mente, y todas recordamos todavfa las fieras batallas
que permite a la mujer sacar esas capacidades que estån sin explotar, crecer
que tuvimos que luchar para lograr la admisi6n. Hoy, de todas formas,
en competencias, ampliar sus horizontes intelectuales y espirituales, pro-
ahora que esto se ha conseguido, cada mujer de la clase privilegiada deberfa
fundizar en la comprensi6n de todo 10 humano... Pero hay limites, por
esforzarse celosamente por estas bendiciones. Solo entonces tendrfa un im-
supuesto, a este fructifero poder para la formaci6n total de la personalidad
pacto como portadora de la cultura en el sentido mås completo...
y entrafia, como cualquier actividad dirigida externamente, sus propios
Si la mujer privilegiada quiere ser la intermediaria entre la cultura ob- riesgos particulares. Aquellas personas que viven su Vida exclusivamente en
jetiva y la existencia inmediata, si quiere moldear el contenido de ese «cada esas formas de actividad no alcanzarån nunca el contenido cultural en su
dia» del que es la sefiora, y no simplemente cultivar sus formas, debe es- sentido real y apenas avanzarån en la profundizaci6n de su conciencia in-
forzarse incansable en imbuirse del contenido cultural mås profundo. Ya que el trabajo social y politico efectivo es por naturaleza el trabajo
terior.

Ahora la cuesti6n es, c•c6mo se relaciona esta tarea con otros objetivos que que se realiza en comunidad con otras personas; es como un hilo intermi-
no persigue la misma? éC6mo, en primer lugar, se relaciona con el verda- nable que gira alrededor de nosotros y nos enreda en una red completa de
dero ideal alemån de la perfecta ama de casa?... Se potenciarfa y se cuidarfa relaciones. En ese trabajo uno estå normalmente en compafifa, se ve cons-
este modelo, que implica una disposici6n ilimitada a servir al marido y a tantemente ante nuevas tareas y posibilidades; siempre pasa algo; uno Siem-
los nifios con todas las virtudes domésticas que las estrechas circunstancias pre se siente åtilmente empleado. De hecho, siempre estamos presionados
prescriben para ella, tanto en su educaci6n dentro del hogar como en las por variados proyectos que van mås allå de 10 que de hecho es necesario,
escuelas para chicas. En cualquier caso, correspondfa muy bien de hecho soloporque las organizaciones y asociaciones simplemente estån ahf y
con el interés especffico de género del marido promedio por tener esposas deben ejercer su influencia y demostrar su vitalidad. Asi que este trabajo
sumisas, capaces, entregadas y poco exigentes. comunitario hace que la Vida esté en un agradable movimiento a menudo

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cambiante, que satisface, con independencia de su contenido, la necesidad i ples aspectos del alma. No hay duda de que esto es asf. Cualquier activi-

de compafierismo, y libera el espiritu emprendedor y ambicioso que se es- clad que esté diariamente ligada aun nåmero fijo de horas de trabajo y
fuerza por conseguir poder. Y la actividad, una vez encauzada por esta via, deje tiempo insuficiente a que la mente y el alma vuelen en otras direccio-
crece fåcilmente —si se dejacon sus propios recursos— por un impulso in- nes contiene peligro en sf misma. Y encontramos, en todas las profesiones,
vencible, hacia un ajetreo continuo que contrarresta la abandonada inmer- en todas las profesiones que dependen del trabajo intelectual, al tipo de
si6n en el mundo espiritual interior y de hecho agota incluso la capacidad especialista puro, cuyos logros profesionales de primer nivel nos Ilenan de
para la serenidad y la concentraci6n. Este riesgo es leve en el trabajo social admiraci6n, pero cuya humanidad nos parece de alguna manera escasa e
real, cuando se realizan tareas individuales pråcticas y concretas como incompleta. Esta evoluci6n no es necesaria, sin embargo, si el individuo
miembro de una asociaci6n social con prop6sitos especfficos, p. ej. el cui- conscientemente trabaja contra ella. Si se puede evitar o no, depende quizås
dado de los pobres, de los j6venes, etc. Pero no es leve en lo que se reficre Inenos de la estructura de nuestra Vida profesional y 10 que esta nos de-
al trabajo organizativo de todo tipo. Esta demanda intercambio constante manda que de la actitud interior del individuo hacia ella, y aün mås im-
con compafieros de trabajo, relaciones a muchas bandas, «formaci6n de portante, de la cuesti6n de si ganar dinero, la ambici6n, construir una ca-
asociaciones» [« Vergesellschaftung»], i. e., la aglomeraci6n de grupos de per- rrera y el anhelo de poder —en general, los objetivos parciales finitos de la
sonas que deben mantenerse juntas por un prop6sito especifico: en resu- existencia— nos gobiernan totalmente, o si tras estos se reconocen y se an-
men, actividades y proyectos entusiastas. Si no se contrarresta consciente- helan otros valores e ideales infinitos y atemporales del individuo... La for-
mente este peligro, surge una especie de frivolidad espiritual, que tiene la maci6n profesional sistemåtica y la actividad profesional temporal, por
ventaja sobre la frivolidad producto de Ias distracciones sociales usuales la tanto, en absoluto deben tener un precio demasiado alto para el desarrollo
que sirve a un fin 111til, pero que no obstante también reprime el sentido de la mujer como portadora de la cultura en el sentido mås completo. .. Si
de 10 mås esencial: la animaci6n y la espiritualidad de la existencia ella desea Ilegar a ser en el futuro una portadora de la cultura en sentido

se requiere ningån tipo de prescripci6n para que el individuo haga o deje pleno, tendrå que exigirse, como 10 hace el hombre, un duro trabajo inte-
de hacer; 10 finico necesario es observarse a uno mismo, escuchar la propia lectual en una direcci6n u Otra, devoci6n hacia algo por amor al arte, lucha
voz interior, en constante lucha por encontrar las bondades esenciales de resuelta por un contenido profundo del ser, alineamiento constante de su
la Vida, el crecimiento interior.
existencia con los valores y los fundamentos atemporales.
Finalmente, debemos preguntarnos todavfa c6mo se hacen compatibles los
objetivos mås elevados e intimos del desarrollo humano personal, que son
exactamente los mismos para hombres y mujeres, con la actividad profe-
sional, hacia la que se dirigen incluso las mujeres j6venes de las clases pri-

vilegiadas, que no tienen necesidad de ganar su propio sustento y podrfan,


por tanto, junto con sus tareas especiales de género, dedicarse completa-
mente a la plena absorci6n del contenido cultural. Hoy es un asunto serio
que el profesional, y por supuesto el trabajador intelectual infinitamente
privilegiado, corran el gran riesgo de atrofiar sus personalidades, en general,
por las severas demandas de la compartimentada Vida profesional moderna.
De todas formas, al mismo tiempo pueden demandar solo una porci6n de
los PQderes individuales para su especializaci6n en un aspecto y, en conse-
cuencia, sufrir el efecto dc marchitar la receptividad y energfa de los mull-

396 397
7.LA ESCUELA DE SOCIOLOGiA
DE LAS MUJERES DE CHICAGO
(1890-1920).
LA INVESTIGACIÖN
COMO DEFENSA
ANTECEDENTES BIOGRÅFICOS

a «Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago» es nuestro tér-

mino para denotar una red de mujeres que trabajaron colaborativa-


mente para producir un acervo soci016gico que vinculara la teorfa
social, la investigaci6n soci016gica y la reforma social. Trabajaron principal-
mente en dos centros, Ia Hull-House y la Universidad de Chicago, entre
1889 y 1920, e hicieron sociologfa en un contexto compartido de ideas y
acci6n en el que las mujeres apoyaban a las mujeres en su movimiento hacia
la Vida püblica. Fueron influidas en diferentes grados por la teorfa de Jane
Addams de la sociedad civil, que reclamaba un ajuste entre la organizaci6n
de la producci6n y el contenido ético de la interacci6n social (véase el capf-

tulo 3). Nos centramos aqui en ocho miembros de esta escuela: Edith Abbott,
Grace Abbott, Sophonisba Breckinridge, Florence Kelley, Frances Kellor,
Julia Lathrop, Annie Marion MacLean, y Marion Talbot.

A1 reconocer a estas mujeres no simplemente como personas, sino como


una escuela de pensamiento y una red para la acci6n y la reforma, seguimos
los resultados de un distinguido cuerpo de investigaciones feministas: Flo-

rence Kelley: The Making ofa Social Pioneer ( 1966), de Dorothy Blumberg;
Two Sisters for SocialJustice: A Biography ofEdith and Grace Abbott ( 1983),
de Lela Costin; Jane Addams and the Men ofthe Chicago School, 1892-1913
(1988) y Women in Sociology: A Bio-Bibliographical Sourcebook (1991), de
Mary Jo Deegan; «Annie Marion MacLean: A Neglected Part of the Chicago
School» (1981), de Virginia Kemp Fish; Endless Crusade: Women Social
Scientists and Progressive Reform (1990), de Ellen Fitzpatrick; Pitied but Not

Entitled: Single Mothers and the History ofWelfare (1994), de Linda Gordon;

Creating a Female Dominion in American Reform, 1890-1935 (1991), de


Robyn Muncy; Beyond Separate Spheres: Intellectual Roots ofModern Feminism
(1982), de Rosalind Rosenberg; Florence Kelley and the Nation's Work: The

401
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

Rise ofWomen>s Political Culture, 1830-1900 (1995), de Kathryn Kish Sklar; Seminary durante un afio, y sigui6 estudiando hasta graduarse en Vassar
y {Julia Lathrop» (1977), de Louise C. Wade. en 1880. Incapaz de encontrar una carrera con sentido tras su graduaci6n
—como tantas mujeres educadas de su generaci6n— volvi6 a su casa de Rockford
Aun asf, ir6nicamente, puede ser que la primera noticia sobre las carreras

entrelazadas de estas mujeres no proceda de la investigaci6n feminista, sino


y trabaj6 como ayudante legal de su padre, ella misma ley6 sobre legislaci6n
y realiz6 algunas inversiones rentables. Lathrop no hab16 de sus luchas in-
de los ataques conservadores. Ya en 1923, el boletfn informativo Woman
Patriot declar6 que «pråcticamente todo el radicalismo comenz6 con muje- ternas entre 1880 y 1890; pero Addams, en su biograffa My FriendJulia
res en focos de los Estados Unidos como la Hull-House, en Chicago, y el Lathrop, sugiere que la Masacre de Haymarket de 1886, un choque vio-
Children's Bureau, en Washington, con una dinastfa de graduadas de la Hull- lento entre la policfa y los trabajadores, debi6 influir en el pensamiento de
House que estuvieron a cargo del centro desde su creaci6n» (citado en Costin, Lathrop. La idea de la Hull-House probablemente le Ileg6 a Lathrop en

1983, p. 143; véase también Davis, 1973). Como a Muncy (1991), cuando una conferencia que Addams imparti6 en Rockford en 1889, cuando ella
lefmos por primera vez esta declaraci6n nos hizo cierta gracia por nuestras y Ellen Gates Starr estaban iniciando el centro social. Un afio mås tarde, en

propias creencias politicas. Pero nos dimos cuenta de que Woman Patriot y 1890, Julia Lathrop se uni6 a la Hull-House. Durante el resto de su Vida

aquellos que repitieron sus acusaciones quizås no exageraron el caso. Tra- seria una de las mejores amigas y colegas de mayor confianza de Addams
bajando en centros identificables —Hull-House, la Universidad de Chicago, —una de las dos o tres residentes de la Hull-House que Ia llamaban «Jane»—
la Chicago School of Civics and Philanthropy (mås adelante la University of y una fuente de humor fino (Hamilton, 1942).
Chicago School ofSocial Service Administration), la Federal Children's Bureau, Florence Kelley (1859-1932). Florence Kelley naci6 el 12 de septiembre de
la National Consumers' League, y el Chicago Women} Club— estas mujeres, 1859 en Philadelphia. Su padre, William Darrah Kelley, era un congresista
conectadas entre sf con diferentes grados de proximidad, formaron una au- republicano, un abolicionista y un defensor del sufragio femenino. Su
téntica base de poder, y no tuvieron miedo de usar ese poder, como Lathrop madre, Caroline Bartram Bonsall, era una eficiente administradora del
mostr6 cuando administr6 el Children's Bureau.
hogar, que dio a luz a ocho hijos y con la que Kelley mantuvo una afectiva

En 10 que resta de esta secci6n, presentamos primero a las mujeres en el orden correspondencia durante gran parte de su Vida. Kelley asisti6 a la Universi-
en que Ilegaron a Chicago —ya que ninguna, curiosamente, era originaria dad de Cornell, una de las primeras universidades privadas que admiti6 a
de la ciudadl—; nos centramos después en las distintas formas en que se in- mujeres con pleno derecho, y realiz6 su tesis final sobre el trabajo infantil —un
terconectaron en Chicago; y concluimos con un breve resumen de sus vidas tema que seria una de sus preocupaciones durante toda su Vida—. Una ne-
después de 1921 (afio en el que Julia Lathrop, la mayor del grupo, dimiti6 gativa de la escuela de derecho de la Universidad de Pennsylvania, aparen-
del Children's Bureau). temente por raz6n de género, y la enfermedad de un hermano mayor, la

Ilevaron a Europa. Estudi6 en la Universidad de Zurich y se convirti6 a las

LLEGADA A CHICAGO ideas socialistas de Karl Marx y Friedrich Engels. En 1884, con el consen-
timiento de Engels, tradujo del alemån su clåsico de 1845, The Condition
Julia Lathrop (1858-1932). Julia Lathrop naci6 29 de junio en 1858, el ofthe Working Class in England in 1844 y continu6 su correspondencia con
en Rockford, Illinois, donde su padre, William, era abogado, y su madre, Engels hasta su muerte. En Zurich se cas6 con un doctor ruso y compafiero
Sarah Adeline Potter, una sufragista y una lider cultural. Asisti6 al Rockford socialista, Lazare Wischnewetzky, con quien tuvo tres hijos. De vuelta a
América en 1886, Kelley y su marido intentaron sin éxito ser activos en los
complicados cfrculos endogåmicos del Socialist Labor Party de Nueva York,
El traslado de las mujeres a Chicago es indicativo de muchos de los cambios que estaban teniendo
donde se encontraron con que desconfiaban de ellos por «forasteros». Los
lugar en América en este periodo: los movimientos de las mujeres en general, la urbanizaci6n, el cre-

cimiento del estatus de la propia Chicago, y las mejoras en transporte. primeros afios de la pareja en América también se vieron marcados por las

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

dificulcades econ6micas. El matrimonio se deshizo y Kelley rara vez hab16 que fuese a la recién establecida Universidad de Chicago, donde fue nom-
de ello; pero una de Ias razones por las que se traslad6 a Illinois fue porque brada profesora ayudante en Sociologfa y ayudante de Palmer como decana
las leyes de divorcio alli le daban una mayor opci6n de obtener la custodia de mujeres en 1892. Pas6 a ser decana de mujeres en 1893 y trabaj6 como
de sus hijos. Kelley Ileg6 a Chicago con medios muy limitados. Alojåndose editora asociada de la American Journal of Sociology desde la fundaci6n de
con sus hijos y una amiga, se traslad6 a la Hull-House justo tras las Navi- la revista en 1895 hasta su jubilaci6n en 1925.
dades de 18912. Fue una fuerza intelectual relevante en la Hull-House y,
Sophonisba Breckinridge (1866-1948). Sophonisba Breckinridge naci6 el
como Lathrop, una de las amigas del circulo intimo de Addams.
1 de abril de 1866 en Lexington, Kentucky. Su padre, William Cambell
Marion Talbot (1858-1947). Marion Talbot naci6 el 31 de julio de 1858, Breckinridge, procedfa de una Vieja familia politica del estado y continu6
en el seno de una familia con profundas rafces en Boston. Su padre, Israel
la tradici6n como congresista y abogado; su madre, Issa Desha, también
Tisdale Talbot, eraun médico homeopåtico. Su madre, Emily Fairbanks procedfa de una familia de la élite de Kentucky, pero fue una invålida du-
Talbot, era una mujer de mucho talento. La Vida de Marion como la mayor
rante gran parte de su Vida. Ambos padres parece que apoyaron su educa-
de los seis hijos de los Talbot le da en parte un giro interesante a la obser-
ci6n. Después de su graduaci6n en Wellesley en 1888, Breckinridge vivi6
vaci6n de Freud de que «Un hombre que ha Sido el favorito indisputable
un periodo de seis afios de crisis e indecisi6n. Primero ensefi6 en Washing-
de su madre mantiene durante toda su Vida... esa confianza en el éxito que
ton, D. C., donde su padre era congresista, después viaj6 a Europa, y mås
a menudo 10 induce al éxito real». Para garantizarle a Marion la misma
tarde, con la muerte de su madre en 1892, volvi6 a Lexington, donde es-
educaci6n que la establecida para los hombres j6venes, Emily Talbot em-
tudi6 sobre legislaci6n en el despacho de su padre (con poco respaldo pa-
prendi6 una firme batalla contra la ideologfa patriarcal que mantenfa que
terno), y aprob6 el examen oral de admisi6n, la primera mujer, del Colegio
la educaci6n superior podia destruir la salud de las mujeres, hacerlas in-
de Abogados de Kentucky (Fitzpatrick, 1990). Pero su pråctica se construye
fitiles para la reproducci6n, Ilevarlas a des6rdenes nerviosos y dejarlas irre-
lentamente. Su padre se volvi6 a casar en 1893. Después, en 1894, perdi6
mediablemente «masculinizadas» (Rosenberg, 1982, pp. 6-12). Por encima su candidatura a la reelecci6n en una campafia Ilena de escåndalos —apa-
y en contra de estos argumentos machistas, Emily manifest6 una firme
rentemente ciertos— por una relaci6n de nueve afios con una mujer con la
dosis de feminismo, y Marion perserver6 en su educaci6n, graduåndose
que habfa tenido tres hijos y que 10 demand6 por incumplimiento de pro-
en artes por la Universidad de Boston en 1880 y en ciencias (ciencia do-
mesa. Su nueva mujer Ilev6 todo el asunto con dificultad. Breckinridge,
méstica), por el Massachusetts Institute of Technology (MI T) en 1888. En
deprimida y conmocionada, acept6 la invitaci6n de una compafiera de
los afios entre 1880 y 1888, Marion trabaj6 con Emily Talbot, Alice Free-
Wellesley para visitar Illinois en 1894, donde conoci6 a Talbot, que la anim6
man Palmer (de las primeras directoras de Wellesley), y Ellen H. Richards
a hacer un doctorado en ciencias politicas en la Universidad de Chicago.
(profesora pionera en el MIT) para organizar la Association of Collegiate
Breckinridge se traslad6 a Chicago en 1894, obtuvo su doctorado en Cien-
Alumnae (ACA), que se convertirfa en la American Association of University
cias politicas en 1899, y se convirti6 en la primera mujer en conseguir un
Women (AAUW). Palmer le ofreci6 a Talbot un puesto como profesora
doctorado en derecho en 1904. En 1908 entr6 como residente en la Hull-
ayudante en ciencia doméstica en Wellesley y fue primordial para promover
House y emprendi6 ella misma numerosas actividades de reforma mientras
trabajaba en varios puestos en la Universidad de Chicago y la creada re-
cientemente Chicago School of Civics and Philanthropy.
2 Alguna idea de los lazos interconectados de la red de mujeres en los Estados Unidos la proporciona
el hecho de que Kelley fuesc dirigida a la Hull-House a través de un contacto del Women's Christian Annie Marion MacLean (ca. 1870-1934). Annie Marion MacLean naci6
Temperance Union. El sindicato habfa ampliado su programa, bajo el lidcrazgo de Frances Willard,
para incluir objetivos sociales como la regulaci6n del trabajo infantil, y Kelley habia trabajado en un alrededor de 1870 en Prince Edward Island, Canadå, de John y Christina
panfleto, Our Toiling Children, publicado por el sindicato. MacLean. Su padre era pastor y la familia pronto se traslad6 a Nueva Es-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

cocia. Aunque posteriormente se convertirfa en ciudadana de los Estados de todos sus hijos, pero sus esperanzas se vieron interrumpidas por una
Unidos, parece que MacLean siempre permaneci6 pr6xima a su familia ca- sequfa que golpe6 Nebraska a principios de 1890, arruinando a los granjeros
nadiense. Fish (1981) apunta que tres de los libros de MacLean estån de- y al Banco Grand Island, del que Othman Abbott era director. Se neg6 a ir

dicados a miembros de su familia. MacLean obtuvo el tftulo de graduada a la bancarrota, y toda la familia reajust6 sus planes para ayudar a pagar las
y el de måster del Acadia College de Nueva Escocia y después, quizås por deudas. Edith empez6 a dar clases en el centro de ensefianzas secundarias e
las conexiones baptistas entre el Acadia College y la Universidad de Chicago, hizo cursos por correspondencia de la Universidad de Nebraska, completando
decidi6 asistir a la escuela de posgrado de la universidad. Empez6 alli sus su grado en 1901. Grace estudi6 en el recién fundado Grand Island College,
estudios de posgrado en Sociologfa en 1897, se convirti6 en la primera mujer graduåndose en Filosoffa en 1898, y comenz6 a dar clases en un centro de
en conseguir un måster en Sociologfa, y obtuvo su doctorado en Sociologfa ensefianzas secundarias. En 1902, Edith Abbott realiz6 unos cursos de verano
en 1900, la segunda mujer en hacerlo. Ensefi6 en la Extension, o Home Study en la Universidad de Chicago y conoci6 a Sophonisba Breckinridge; hacia
Division de la universidad y mantuvo un historial activo de investigaci6n 1903, habfa empezado a estudiar para el doctorado en Econ6micas en la
y publicaciones hasta su muerte en 1934. universidad. Grace Abbott estudi6 intermitentemente en la Universidad de

Frances Kellor (1873-1952). Frances Kellor naci6 el 20 de octubre de 1873 Chicago entre 1904 y 1907 cuando se mud6 a Chicago para hacer el måster
en Columbia, Ohio. Su padre, Daniel Kellor, abandon6 a su familia, y en en ciencias politicas. Grace Abbott empez6 a residir en la Hull-House en
1875, su madre, Mary Sprague Kellor, traslad6 a la familia a Coldwater, 1908. Edith Abbott ensefi6 brevemente en Wellesley y estudi6 en la London
Michigan, donde Kellor asisti6 al colegio y ayud6 a su madre, que trabajaba School ofEconomics con Beatrice y Sydney Webb
1906 y 1908, pero entre

como lavandera y empleada doméstica. La situaci6n econ6mica oblig6 a volvi6 definitivamente a Chicago en 1908, uniéndose a su hermana en la

Kellor a dejar el colegio en 1890. Consigui6 un trabajo en el peri6dico lo- Hull-House.

cal, donde conoci6 a dos hermanas, Mary y Frances Eddy, y a otra mujer
adinerada, Celia Parker Woolley, que la ayudaron a ir a la Universidad de VIDAS ENTRECRUZADAS. EL SURGIMIENTO
Cornell, donde se gradu6 en derecho en 1897. Woolley estaba entonces DE UNA ESCUELA
viviendo en Chicago, y Kellor se fue a la Universidad de Chicago para
hacer trabajo en criminologfa como graduada. Se matricu16 en el Depar- La Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago se desarr0116 por la

tamento de Sociologfa en 1898, con la ayuda de Woolley y una beca del interacci6n de varios factores: la confrontaci6n de Ias mujeres con los pro-

Chicago Women's Club. Entre 1898 y 1905, Kellor fue residente intermi- blemas de un entorno compartido: Chicago; su trabajo a partir de funda-
tente en la Hull-House (Fitzpatrick, 1990), y durante sus afios en la Uni- mentos compartidos; su deseo de forjarse, a pesar de las restricciones pa-
triarcales, una carrera en ciencias sociales; su determinaci6n de usar las
versidad de Chicago public6 extensamente —especialmente en criminologfa
y sobre las relaciones interraciales—. Después de mudarse a Nueva York, ciencias sociales para lograr el cambio social; y su creaci6n de redes para

continåo con sus contactos de Chicago a través de su trabajo sobre inmi- lograr esos fines.

graci6n, relaciones interraciales y del Partido Progresista. Espacio compartido. El mundo al que habfan Ilegado las mujeres en Chicago
Edith Abbott (1876-1957) y Grace Abbott (1878-1939). Edith Abbott naci6 se ha descrito en otro lugar en este libro (capftulo 3) como el paradigma
en Grand Island, Nebraska, el 26 de septiembre de 1876; Grace Abbott naci6 de una América en transici6n hacia el capitalismo industrial moderno. Es-
alli el 1 1 de noviembre de 1878. Sus padres fueron colonos; su padre, Othman taba marcado por los extremos: de riqueza y pobreza, de privilegio y opre-
Abbott, fue un abogado que Ileg6 a ser vicegobernador del estado, y su ma- si6n, de expansi6n råpida de las posibilidades materiales y la multiplicaci6n
dre, Elizabeth Griffin Abbott, fue sufragista. Ambos cuidaron de la educa- de los problemas sociales, de las defensas ide016gicas del capitalismo y de

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

los privilegios de clase, raza y género, y de las criticas anarquistas, socialistas de menores y después para el Children's Bureau), la ACA (que a menudo se
y feministas a estas desigualdades. Las mujeres descubrieron en Chicago reunfa en la Hull-House y que ayud6 a fundar la Illinois Consumers' League),

suciedad, enfermedad, agotamiento, multitud, confusi6n, desesperaci6n, y la National American Woman Suffrage Association (NAWSA)—. También
trabajo excesivo, sufrimiento, y el hecho abrumador de la diversidad que fueron activas en grupos mixtos, los mås importantes la American Socio-
logical Association, la American Social Science Association, el National Child
introducfa la multitud de nacionalidades que Ilegaron como inmigrantes
para trabajar en las florecientes industrias. Llegaron a conocer Chicago Labor Committee (una organizaci6n que con el tiempo creci6 hasta los

desde una de las siguientes dos bases, la Hull-House y la Universidad de 8.000 miembros), la National Conference of Charities and Corrections (pos-

Chicago. Talbot, las Abbotts, Breckinridge, Kellor y MacLean Ilegaron a teriormente la National Conference of Social Work), la National Federation

Chicago por la universidad y todas trabajaron, ensefiaron o estudiaron allf.


ofSettlements y la National Association for the Advancement of Colored People,

Lathrop y Kelley fueron de las primeras residentes y estuvieron durante un asi como la Immigrants' Protective League (IPL). Las complejas redes de

largo periodo en la Hull-House; las Abbotts, Breckinridge y Kellor vivieron relaciones personales y profesionales que unfan a estas mujeres se resumen
alli en varios momentos de su carrera. Las dos bases estaban muy vincula- en las tablas 7.1 y 7.2.
das; Addams y Kelley ensefiaron en alguna ocasi6n en la Universidad de Activismo e investigaci6n. Aparte de 10 que compartieron, las Mujeres de

Chicago (véase Sklar, 1995, pp. 295-296, para un vivido relato); Talbot Chicago desarrollaron un estilo de trabajo colaborativo que combinaba la
us6 su posici6n como decana para conseguir que algunas estudiantes hi- investigaci6n en ciencias sociales con el activismo social por el avance de
cieran trabajo de campo en la Hull-House. Como estudiantes de posgrado, los derechos de los trabajadores (especialmente las mujeres trabajadoras y
las Abbotts, Breckinridge, Kellor y MacLean «trabajaron en la ciudad por los nifios) y de los inmigrantes, las mujeres, los pobres, los ancianos y los
una mejora del saneamiento, la salud püblica, la legislaci6n laboral, la reforma enfermos. Ofrecemos ejemplos escogidos de esta colaboraci6n.

de las prisiones y de la corte criminal, la elaboraci6n de normativas y la cons- En 1892, las residentes de la Hull-House respondieron a la pobreza que se
trucci6n de mejores colegios» (Rosenberg, 1982, p. 34). producfa en el barrio con el «sistema de talleres textiles de explotaci6n la-
boral». Por este sistema, los fabricantes contrataban a individuos para hacer
Las integrantes de la Escuela de Mujeres de Chicago dieron forma a las
el trabajo en «casa», en bloques de apartamentos-talleres, donde los miem-
experiencias que compartieron entre ellas y con muchas otras mujeres a
bros de la familia y otros ayudantes temporales trabajaban para ofrecer al
través de varias redes sociales. Compartieron grupos de amistades infor-
contratante el måximo trabajo por el menor precio. Animadas por el ins-
males y animados debates en los desayunos y cenas de la Hull-House.
tinto de Kelley para saber cuål era el punto clave para influir en un sistema,
Todas publicaron en la American Journal ofSociology y también escribieron
las residentes de la Hull-House unieron a los sindicatos para presionar por
como Charities, Survey, y Proceedings
para revistas sobre servicios sociales una legislaci6n sobre fabricaci6n que regulara las horas y las condiciones de
of the National Conference of Charities and Corrections; otras revistas aca- trabajo, especialmente las de mujeres y nifios. Kelley se apoy6 en Addams
démicas, muy especialmente laJournal ofPolitical Economy; y publicacio- y Lathrop para intentar ayudar a vender el aspecto mås impopular del pro-
nes intelectuales mås generales como Area y el New England Quarterly. yecto de ley, las restricciones en el trabajo infantil, del que muchos padres
Participaron en asociaciones de voluntariado de mujeres como el Chicago dependfan para completar sus ingresos familiares. Uno de los resultados de
Women's Club (que ayud6 a financiar la investigaci6n de Kellor sobre el su exitoso esfuerzo fue que el gobernador reformista John P. Altgeld nombr6
tratamiento de los afroamericanos en las prisiones del sur), la General a Kelley como primera Inspectora de Fåbricas del Estado de Illinois en 1893.
Federation of Women's Clubs (que Lathrop us6 repetidamente como grupo Kelley a su vez escogi6 a sus delegados cuidadosamente, contratåndolos

de presi6n para buscar financiaci6n —primero para un sistema de juzgados entre las residentes de la Hull-House, los vecinos y los contactos que tenia

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

Tabla 7.1. Experiencias compartidas

Publicaciones Residencia en Asociaciones Investigaci6n sobre edad,


en la AJS la Hull-House Bases educativas en Chicago profesionales I i .ibajo para el gobierno Asociaciones y actividades progresistas clase, raza, género

Edith Abbot desde 1908 1908-20 Doctorado U de C 1905; ASSA, NCCC, A i tavés de CSCP y la SSA
la NAWSA, panfletista por el sufragio; Trabajos principales sobre
(1876-1957) ensefi6 estadistica social U AASW libi6 informes para la CB ACA; WTUL; NAACP; UL; Chicago mujeres en la industria,

de C 1913-20; CSCP 1907-20; Women} Club trabajo infantil, inmigraci6n


SSA 1920-49
Grace Abbott desde 1908 1908-17 Måster U de C 1909; profesora NCSW, presidenta It, 1917-19; Illinois IPL, directora ayudante, después Trabajos principales sobre
(1878-1939) en CSCP 1914: profesora 1923-24 /pnynigration Commission directora 1908-17; Conferencia inmigraci6n
en SSA 1939 I 19-21; reemplaz6 a Lathrop internacional de Mujeres en La Haya
directora dc la CB 1921-34 1915; Chicago Women's Club

Sophonisba desde 1901 1907-20 Doctorado U de C; ayudante AASW, NCSW, de la CSCP y SSA IPL; NAWSA, vicepresidenta 1911; Vivienda, inmigraci6n,
Breckinridge decana de Talbot; CSCP ASSA 'ibid informes para la CB activista del Partido Progresista; afroamericanos, trabajo
(1866-1948) 1913-20; SSA 1920-49 NAACP; ACA; WTUL; femenino, igualdad de salarios

Chicago Women's Club

Florence Kelley desde 1896 1891-99 Ensefi6 U de C 1899; grado en Ass, ASSA, NCCC I •,ttldio para el US Bureau of CL; secretaria nacional 1900-1932; Hull-House Maps and Papers;
(1859-1932) Derecho en Northwestern miembro del Comité / ,/bor en Chicago 1893; NAACP; NCLC; NAWSA; Some Ethical Gains Through
sobre Condiciones de I • '%pectora de Fåbricas del Chicago Women's Club Legislation; estudios de todo
Vida y de Trabajo lÄ,tado de Illinois 1893 tipo sobre trabajo
del NCCC
Frances Kellor desde 1899 Intermitente Estudios de posgrado en ASS, ASSA York Bureau ofIndustries Fund6 la Liga para la Protecci6n de Causas sociales del delito;

(1873-1952) 1898-1905 Sociologia U de C, Immigration, directora 1910 Mujeres de Color 1906; que se convirti6 afroamericanos; agencias de
1898-1900 en la UL 1911; American Arbitration empleo; inmigraci6n
Association 1926; activista por el sufragio
del Partido Progresista

Julia Lathrop 1912 1890-1912 Ayud6 a fundar CSCP, NCCC; NCSW, Junta Directiva de la Illinois Miembro fundadora del National Anålisis sobre asociaciones
(1858-1932) ensefi6 allf y Ilev6 a presidenta 1918 /'oard of Charities 1893; primera Committee on Mental Hygiene 1909; caritativas; informes de la CB;
E. Abbott y Breckinridge de la CB 1912-20 Juvenile Court Committee; NCLC; Hull-House Maps and Papers
a investigar alli activa en los clubs de mujeres, que us6
para presionar a la CB
Annie Marion desde 1899 Visitas Doctorado en Sociologia Ass, ASSA 'Vcw York State Tenement Publicit6 la CL en articulos de la AJS; Trabajo, especialmente trabajo
MacLean U de C 1900; Facultad de / louse Commission colabor6 para la YMCA en yacimientos femenino y salarios
(ca. 1870-1934) Estudios del Hogar de carb6n
U dec 1903-34

Marion Talbot desde 1895 visitas Decana de mujeres U de C ASS, ASSA, American ACA, miembro fundadora 1881, Educaci6n de las mujeres;
(1858-1947) 1892-1925 Public Health presidenta 1895-97; National Federation administraci6n del hogar
Association of Women's Clubs; NAWSA

Abreviaturas: AASV/=American Association ofSocial Workers (Asociaci6n Americana de Trabajadores Sociales); ACA= Association of Collegiate the Advancement of Colored People (Asociacic3n Nacional para el Avance de las NAWSA= National American Woman
Personas de Color);
Alumnae (nuis tarde AAUW) (Asociaci6n de Alumnas Universitarias); ASS- American Sociological Society (mås tarde ASA) (Socicdad Americana Association (Asociacién Nacional Americana por el Sufragio Femenino); NCCC= National Conference of Charities and Corrections
de Sociologia); ASSA= American Social Science Association (Asociaci6n Americana de Ciencias Sociales); Children's Bureau (Agencia para tarde NCS\V) (Congreso Nacional de Organizaciones de Beneficencia y Correcci6n); NCLC= National Child Labor Committee (Comisi6n
la Infancia); CIF Consumer's League (Liga de Consumidores); CSCP= Chicago School of Civics and Philanthropy (mås tarde SSA) (Escuela cle Aacional para el Trabajo Infantil); NCSW= National Conference ofSocial Work (Congreso Nacional de Trabajo Social); W TUL- Women} Trade
Chicago de Civismo y Filantropfa); II) IF Immigrant's Protective League (Liga para la Protecci6n de los Inmigrantes); NAACP=NationalAssociation I ODon League (Liga de Sindicatos de Mujeres); U de Universidad de Chicago; ULF Urban League (Liga Urbana).

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La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

Tabla 7.2. Relaciones entre ellas

Edith Abbott- EA-Sophonisba EA-Florence Kelley EA- Frances Kellor


FA-Julia Lathrop EA-Annie Marion MacLean LA-Marion Talbot
Grace Abbott Se conocian bien; cada una Se habrian conocido en
Breckinridge la
lathrop ayud6 a fundar la CSCP y Ambas escribieron sobre las mujeres Colegas por mucho tiempo en U de C;
Hermanas; compartieron Se conocieron cuando EA us6 Ia investigaci6n de la Hull-House; ambas trabaja- en la industria, ambas estudiaron en U Talbot ayud6 a EA a conseguir y man-
consigui6 puestos de investigaci6n para
intereses profesionales; Edith hizo su primer curso de verano Otra sobre condiciones de ron en esrudios sobre inmi-
F.A y Breckinridge; EA investigé para CB d C; aunque MacLean algo antes tener varios puestos alli
mås académica, Grace tnås en U de C 1904; ensefiaron trabajo; se citaban entre graci6n
politica; muy pr6ximas juntas en CSCP; fundaron ellas frecuentemente;
SSA; coautoras; amigas fieles colegas; micrnbros NCCC,
Ass,. NAACP

Grace Abbott- GA-Florence Kelley GA-Frances Kellor


GA-Julia Lathrop GA-Annie Marion MacLean GA-Marion Talbot
Sophonisba Trabajaron juntas en mu- Compartieron preocupaci6n Muy cercanas; GA fue elegida por No estå Claro hasta qué punto eran Se tendrian que haber conocido bien a
Breckinridge chas causas sobre el trabajo por IOS inmigrantes Lathrop para sucederla en CB, como pr6xirnas; compartieron membresfa en través de E. Abbott; Talbot decana
Breckinridge fund6 IPL, infantil, GA alabå especial- fue la elecci6n de Addams para la CL; ambas escribieron sobre cuando GA estudiaba en U de C
que dirigirfa posteriormente mente a Kelley en una cena
Hull-House; Lathrop detecto pronto inmigraci6n
GA; habrian Sido conocidas en NCSW en honor a GA, elpotencial de GA
pr6ximas a través de la rela- GA admir6 mucho a Kelley
ci6n de Breckinridge con
E. Abbott

Sophonisba SB-Frances Kellor SB-Annie Marion MacLean SB-Marion Talbot


SB-Julia Lathrop
Breckinridge- Compartieron preocupa- Relaci6n cercana a través de la CSCP Ambas en U de C al mismo tiempo, Talbot consigui6 una beca para que SB
Florence Kelley ci6n por los inmigrantes y (véase anteriormente) e departamentos diferentes; compartieron pudiera quedarse en Chicago, le asegur6
SB apoy6 a CL; ambas por la discriminaci6n hacia
investigÖ para CB interés por Ios salarios de las mujeres varios puestos en U de C; coautoras;
participaron en NAACP los afroamericanos;
buenas amigas, profundamente unidas
coincidieron en U de C
durante un periodo

Florence Kelley- FK-Annie Marion MacLean FK-Marion Talbot


FK-Julia Lathrop amigas
Frances Keilor mucho
de la Hull-House durante Ambas miembros de la CL; Actividades de la ACA; NAWSA;
Se conocieron en Nueva
tiempo; lucharon juntas para combatir ambas escribieron sobre temas Talbot seguidora de CL
York, donde Kellor fich6 a
la viruela; la idea de CB pudo haber de la CL — el mismo afio, AJS;
FK para la Liga Inter-Muni- comenzado con FK y Lillian Wald; FK MacLean cit6 a FK
cipal disefiada a proteger a presionö por CB a través de la NCLC
las trabajadoras domésticas

Frances Kellor-Julia Lathrop FK-Annie Marion MacLean FK-Marion Talbot


FK residente ocasional de la Hull- Ambas hicieron estudios pioneros de Chicago Women's Club; ACA; Talbot
House; activista del Parcido Progresista observaci6n participante; se graduaron decana mientras FK en U de C
en un pucsto para apoyar a CB; en el programa de sociologfa de
habrian compartido a Kelley como U de C al mismo tiempo
contacto mutuo

Julia Lathrop-Annie JL-Marion Talbot


Marion MacLean Ambas miembros de ACA, activas en
Abreviaturas: AASW=American Association ofSocial Workers (Asociaci6n Americana de Trabajadores Sociales); ACA= Association Ambas miembros de ACA, ambas la secci6n de Chicago
of Collegiate Alumnae (mås tarde AAUW) (Asociaci6n dc Alumnas Universitarias); ASS= American Sociological Society (mås carde seguidoras de CL, ambas preocupadas
ASA) (Sociedad Americana de Sociologia); ASSA— American Social Science Association (Asociaci6n Americana de Ciencias Socialcs); por los inmigrantes
Children's Bureau (Agencia para Ia Infancia); Consumer's League (Liga de Consumidores); CSCP= Chicago School of
Civics and Philanthropy (mås tarde SSA) (Escuela de Chicago de Civismo y Filantropfa); IPL= Immigrant's Protective League (Liga Annie Marion
para la Protecci6n de IOS Inmigrantes); NAACP—NationalAssociationfor the Advancement ofColored people (Asociaci6n Nacional MacLean-Marion Talbot
para el Avance de las Personas de Color); NAWSA= National American Woman SuffrageAssociation (Asociaci6n Nacional Americana Talbot decana mientras AMM como
por el Sufragio Femenino); NCCC— National Conference of Charities and Corrections (mås tarde NCSW) (Congreso Nacional de estudiante y profesora en Estudios
Organizaciones de Beneficencia y Correcci6n); NCLC= National Child Labor Committee (Cornisién Nacional para el Trabajo In- Domésticos en U de C; INCA;
fantil); NCSW= National Conference ofSocial Work (Congreso Nacional de Trabajo Social); WTUL= Women.} Trade Union League incondicionales de la CL
(Liga de Sindicatos de Mujeres); U de C= Universidad de Chicago; UL= Urban League (Liga Urbana).

412 413
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciön como defensa

en los sindicatos3. Durante el trabajo de Kelley como inspectora de fåbricas, tigaci6n de Kellor dio lugar a un importante estudio crimin016gico, Expe-
que implicaba vigilar los talleres textiles de explotaci6n laboral, hubo un rimental Sociology (1901), cuyo pr610go escribi6 Charles R. Henderson,
brote de viruela, y Kelley y sus inspectores afirmaron que las prendas que que también habfa aconsejado a MacLean en su tesis.
se hacfan en los edificios infectados de viruela se debfan quemar para pre-
En 1903, Talbot, en su continua batalla contra el machismo en la Univer-
venir la propagaci6n de la enfermedad. Las residentes de la Hull-House en-
sidad de Chicago, luch6 contra la iniciativa de segregar hombres y mujeres
traron en los apartamentos para proporcionar ayuda a los enfermos y Ilevarse
en las clases introductorias. Tomando datos de los diez primeros afios de
las ropas infectadas. Un juez recuerda a Kelley y Lathrop durante esta epi-
la universidad, present6 estadfsticas que mostraban 10 bien que las mujeres
demia: «Vi a aquellas dos mujeres hacer 10 que el departamento de salud de
estaban respondiendo en las clases: de los 1.164 estudiantes que obtuvieron
la gran ciudad de Chicago no pudo hacer. Las autoridades tenfan miedo,
no solo del contagio del personal, sino de las acciones por dafios y perj uicios
un tftulo de grado, el 53% habfan Sido hombres y el 48% mujeres; pero
199 mujeres habfan conseguido el tftulo con matricula de honor, frente a
si destrufan el género infectado. Por eso dijeron que no habia viruela en
145 hombres; y 73 mujeres habfan conseguido alguna menci6n especial,
Chicago... [Pero] Kelley... y... Lathrop arriesgaron sus vidas en los distritos
de los talleres textiles de explotaci6n laboral. .. entrando en las habitacio-
frente a 44 hombres. La universidad respondi6 decidiendo, siguiendo la

16gica de Albion Small, que las mujeres maduraban antes y que su presencia
nes. de los enfermos» (citado en Gordon, 1994, p. 69). Kelley volc6 re-
en muchas clases introductorias podia desalentar a los hombres; se institu-
petidamente su experiencia como inspectora de fåbricas en su uso para las

ciencias sociales en dos artfculos sobre Ia industria de los talleres textiles de yeron pråcticas segregatorias por sexo en las clases (Deegan, 1988, pp. 195-
199). Talbot, a su vez, respondi6 intentando encontrar vias para crear de-
explotaci6n laboral en Hull-House Maps and Papers (1895), su articulo en
elAJS «Aims and Principles of the Consumers' League» (1899) y su estudio partamentos y programas para mujeres. Colabor6 con Breckinridge en gran

Some Ethical Gains 7hrough Legislation (1905). En 1907, Breckinridge, trabajando como ayudante
parte de este trabajo.
decana de Talbot, se enfrent6 al racismo directo cuando una estudiante
En 1898, inspirada por el trabajo de la reciente rama de la Consumers' League
afroamericana busc6 alojamiento en las residencias y algunas mujeres su-
creada en Chicago, que surgi6 de los esfuerzos de la ACA local y celebraba
refias amenazaron con irse. Breckinridge se posicion6 firmemente de parte
sus reuniones organizativas en la Hull-House, MacLean realiz6 observaci6n
de la estudiante afroamericana y se ofreci6 para ayudar a que se trasladara
participante para su estudio sobre la Vida de las trabajadoras en unos gran-
a las estudiantes blancas. Pero al cabo de unos dias la llamaron al despacho
des almacenes, que public6 en la AJS en 1899. También analiz6 el tema
del Presidente Henry Pratt Judson y le dijeron que las habitaciones de las
recurrente del trabajo en los talleres textiles de explotaci6n laboral en otro
residencias eran solo para estudiantes blancas. Breckinridge, en sus notas
estudio con observaci6n participante en 1903.
autobiogråficas, sefiala que al menos logr6 que quedara registrado que la de-
En 1900, Kellor obtuvo apoyo del Chicago Women} Club para viajar a través cana de la oficina de mujeres estuvo a favor de la admisi6n abierta a las resi-
del sur y comparar el sistema de justicia criminal de alli con el del norte.
dencias para todas las estudiantes (Fitzpatrick, 1900, p. 182). Breckinridge
Esta investigaci6n condujo a Kellor a desafiar las entonces populares teorfas continuaria estudiando la discriminaci6n en la vivienda hacia los afroame-
de Cesare Lombroso que consideraba que el delito era resultado de un de-
ricanos y siendo activa en la NAACP de Chicago.
fecto genético que se reflejaba en la fisionomfa del delincuente. La inves-
En 1903-1904, Lathrop trabaj6 con Graham Taylor, fundadora del Chicago
Commons Settlement House, en la organizaci6n de una serie de cursos para
3 Seleccion6 a Alzina Stevens, una residente de la Hull-House, como su jefa adjunta. Stevens tenia
P. formar a personas y cualificarlas para trabajar en varias organizaciones de
larga experiencia en el movimicnto obrero; un desastre financiero familiar la habia obligado a trabajar
beneficencia estatales y asi propinar un golpe al sistemal patronal al que
a los trece afios, y habfa perdido un dedo en un accidente en una fåbrica, un recuerdo constante para
ella de la necesidad dc una normativa sobre seguridad. tanto se oponfa Lathrop. Hacia 1908, este programa se habia convertido

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escue/a de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

en la Chicago School of Civics and Philanthropy. Lathrop dio clases en esa principal; presion6 entonces håbilmente para conseguir que nombraran a
escuela, ayud6 a organizar uno de sus cursos insignia en terapia ocupacional Lathrop. Lathrop acudi6 repetidamente a la Hull-House, a Kelley y a Wald
para los enfermos mentales (Wade, 1977), desarr0116 el departamento de en busca de ayuda para dotar de personal a la agencia, us6 su puesto para con-
investigaci6n de la escuela, y asegur6 los puestos alli de Edith Abbott y seguir contratos de investigaci6n para Breckinridge y Abbott en el CSCP
Breckinridge, que estaban teniendo dificultades con varias vacantes com- (Muncy, 1991, p. 87) y, cuando se retir6, consigui6 asegurar que nombraran
prometidas en la Universidad de Chicago. En 1920, Edith Abbott y directora de la agencia a Grace Abbott.
Breckinridge lograron trasladar la escuela, presionada econ6micamente, a
Pautas similares de activismo, apoyo y actividad soci016gica se pueden iden-
la Universidad de Chicago, como la School ofSocial Service Administration, tificar en otros contextos, quizås el mås destacado el de los derechos de los
SSA (Fitzpatrick, 1990; Muncy, 1991).
inmigrantes, una causa por la que todas presionaron y trabajaron. Breckin-
La Huelga de Trabajadores Textiles de 1910 en Chicago involucr6 a las ridge ayud6 a fundar la Immigrants' Protective League en 1907 y escribi6
hermanas Abbott como académicas y reformadoras. La huelga empez6 en sobre la experiencia de los inmigrantes, ofreciendo en una obra, New Homes
septiembre cuando un grupo de mujeres trabajadoras de Hart, Schaffner for Old (1921), un caso que empatizaba con la preservaci6n de los valores
y Marx dejaron el trabajo para protestar por una reducci6n en la cantidad de los inmigrantes en el nuevo mundo. Por insistencia de Breckinridge,

de dinero que cobraban por pieza de trabajo. La huelga creci6 y, después Grace Abbott se convirti6 en directora del IPL en 1908 y también escribi6
de unas siete semanas, implic6 a 40.000 trabajadores textiles. La Hull- extensamente sobre la experiencia de Ios inmigrantes. Los estudios sobre la

House, donde residian las Abbott, se convirti6 en un centro donde conso- vivienda en Chicago de Edith Abbott y Breckinridge se centraron especial-
larse y, cuando Ileg6 el invierno, de calor y comida. Grace Abbott iba con mente en los problemas de las viviendas de los inmigrantes, y Abbott escri-

Addams, Ellen Gates Starr y otras residentes de la Hull-House a recoger bi6 diarios sobre la inmigraci6n. El trabajo pionero de Kelley en Hull-House
dinero para comida y combustible; después se uni6 a las filas de los piquetes Maps and Papers representa la complejidad de las relaciones étnicas en un
y empez6 a hablar en las reuniones de los huelguistas. Edith Abbott puso barrio inmigrante. Kellor se fija en las experiencias laborales de los inmi-
a sus estudiantes de la Chicago School of Civics and Philanthropy a estudiar grantes en su estudio Out ofWork; fue nombrada secretaria de la New York
la huelga, registr6 las quejas de los trabajadores y describi6 la naturaleza State Immigration Commission y Ileg6 a ser directora y jefa de investigaci6n
de la manufactura textil. de la New York Bureau ofIndustries and Immigration en 1910, en 1920 es-

En 1912, esta remarcable red de mujeres consigui6 la creaci6n de la Children's


cribi6 Immigration and the Future. Lathrop fue fundadora y consejera de la

Bureau que, con el nombramiento de Lathrop como directora, se convirti6


IPL de Illinois, centrada en los problemas de los inmigrantes en los sistemas

en un lugar clave para las mujeres reformadoras. La idea de la Children's de beneficencia de Chicago (1895), y Coolidge la eligi6 para investigar las
condiciones en Ellis Island en 1924. MacLean, inmigrante ella misma (de
Bureau se origin6 supuestamente durante la conversaci6n en un desayuno
en 1903 entre Kelley, entonces secretaria de la National Consumers' League, Canadå), escribi6 Significance of the Canadian Migration» (1905),

que vivia en el Henry Street Settlement (Centro Social de Henry Street) de Modern Immigration (1925) y sobre su propia obtenci6n de la nacionalidad,
en 1932. Talbot le dedic6 algo de atenci6n a las necesidades especiales de
la ciudad de Nueva York, y Lillian Wald, fundadora del centro y una Vieja
amiga de Addams a través de las asociaciones de centros sociales. A través los nifios inmigrantes en The Education of Women (1910).

del National Child Labor Committee, Kelley y Wald presionaron para que Motivaci6n. Las Mujeres de Chicago fueron, como las que Addams descri-
se formara la agencia desde 1903 hasta 1912, cuando la legislaci6n habili- bfa repetidamente en sus textos, educadas para servir, aunque luego se les
tante se aprob6 finalmente. El dia de su aprobaci6n, Addams le escribi6 a negaran oportunidades para servir. Muncy (1991) argumenta persuasi-
las

Wald y a Kelley que seria bueno que se asignara a una mujer como directora vamente que parte de su impulso de reforma era su deseo de crear 10 que

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

elladenomina «un dominio femenino», un lugar donde las mujeres pudie- mos». Lo que defendemos aquf es que estas mujeres funcionaron como un
ran ejercer poder,un sentido de poder que mezclaba inconscientemente su grupo para volverse «prolfficas innovadoras sociales» (Scott, 1964, p. xxxvi)

deseo de una capacidad de acci6n con el rol feminino mås aceptado y tra- y para desarrollar en interacci6n una teorfa soci016gica.
dicional de servicio a los demås. Coincidimos con Muncy y enfatizamos
que esta mezcla pudo haber Sido lograda mås fåcilmente por 10 que deno- TRAS LA ERA PROGRESISTA
minarfamos la «primera generaci6n» —Addams, Lathrop, Kelley y Talbot
que, como pioneras, se establecieron principalmente con una idea de servi- La gran época de la Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago coin-
Cio y de labrarse gradualmente una carrera. La segunda generaci6n —Mac cidi6 con la era de reforma progresista. Cuando esa era acab6, el extraordi-
Lean, Kellor, las Abbott y, hasta cierto punto, Breckinridge— recibieron se- nario momento de gloria de las mujeres se transform6. Mucho de aquello
fiales mixtas: las escuelas, que las necesitaban como estudiantes, y el éxito por 10 que habfan trabajado anticip6 las inquietudes y polfticas del moderno
de la primera generaci6n de mujeres reformadoras parecfan prometer que Estado del bienestar y se abord6 en la legislaci6n del Nuevo Pacto Social
podrfan desarrollar carreras parelelas o entrelazadas conlas de los hombres4. (New Deal) de la década de 1930-1939, que Grace Abbott ayud6 a esbozar.
Pero el argumento de Muncy de que la ambici6n personal era una motiva- Pero gran parte de esa legislaci6n quedaba muy por debajo de las acciones
ci6n significativa no es una definici6n de si mismas que habrfan aceptado que tanto su hermana Edith como ella sabfan que eran necesarias para al-

fåcilmente las Mujeres de Chicago. Talbot (1910) observ6 que «[e]l pequefio canzar los objetivos que habfan emergido de los experimentos de la Era Pro-
grupo de lideres que hicieron el trabajo pionero en el siglo pasado al recla- gresista, en los que la Escuela de Mujeres de Chicago habfa jugado un papel
mar y construir nuevas oportunidades, hicieron un valiente servicio: en nin- tan fundamental. Mås especialmente, las Mujeres de Chicago habfan in-
gtln Otro åmbico hicieron mejor servicio que en mostrar la fuerza social po- tentado establecer Ios objetivos para un Estado del bienestar definiendo un
sitiva del valor de los ideales» (1910, p. 3). Addams escribi6 sobre la cuesti6n eståndar nacional de calidad de Vida y estableciendo los minimos por debajo
de la motivaci6n en su biograffa de Lathrop: «[O]pino que el caråcter de de los cuales no se deberfa permitir caer a ningtin ciudadano (véase el capitulo
Julia Lathrop nunca cambi6 a 10 largo de toda su Vida y yo pondrfa la mano 3 y «Las Mujeres de Chicago y el canon», mås adelante en este capitulo). La
en el fuego por ilustrar su calidad humana desinteresada. .. su inagotable década de 1930-1939 fue testigo de las muertes de Lathrop, Grace Abbott,
sentido de la obligaci6n moral y su espontånea empatfa. Es ese tipo de virtud Kelley y MacLean. Edith Abbott y Breckinridge continuaron su lucha loable
desinteresada el que ha Sido designado como un des- "el rechazo a albergar en la School ofSocial Service Administration hasta los afios cuarenta. Talbot
tino privado"» (1935, p. 49). Es posible, como ha documentado Gordon dimiti6 como decana de mujeres en 1925, lanzando su åltimo disparo a la
(1994), ver a estas mujeres como exclusivistas y endogåmicas, una red pio- Junta Directiva de la Universidad de Chicago, al afirmar que se trataba abo-
nera de «viejas amigas»; pero también es posible, como han apuntado Costin minablemente a las mujeres académicas, una declaraci6n que probable-
(1983, p. 100) y Gordon (1994, p. 70) entender que esa red completa po- mente tuvo consecuencias positivas, ya que Breckinridge, por ejemplo, fue
sefa 10 que el juez del Tribunal Supremo, Felix Frankfurter, describi6 como nombrada profesora titular en 1925 y obtuvo la cåtedra Samuel Deutch en
«un raro nivel de desinterés e indiferencia ante su parcela de ego en el cos- Administraci6n de Bienestar Pfiblico en 1929. Talbot trabaj6 de 1927 a
1930 como presidenta interina de la Women's College de Constantinopla,
Turqufa. Cuando volvi6 a los Estados Unidos en 1930, escribi6 la historia
Muncy extiende su critica para sugerir que, algunas veces, sin ser conscientes, estas mujeres podfan de la ACA y sus memorias, More 7han Lore. Muri6 en 1947, y su buena
haber explotado las necesidades de otras mujeres y de mås débiles que ellas para hacer sus ca-
aquellos
rrcras. Una revisi6n cuidadosa de sus carrcras le deja auna con la duda con la que Muncy concluye: amiga Breckinridge muri6 unos meses mås tarde, a principios de 1948. Des-
«que incluso el profesionalismo femenino de las mujeres dominantes estaba plagado de la arrogancia pués de 1926, Kellor pas6 el resto de su Vida escribiendo sobre mediaci6n,
del poder... [Es] posible reconciliar profesionalismo con feminismo, para inclinar el privilegio del pro-
fesionalismo hacia el empodcramiento de todas» (1991, p. 165).
produciendo algunos textos que todavfa son clåsicos en jurisprudencia, y

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La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

prestando servicio como presidenta de la American Arbitration Association; Club de Mujeres de Chicago estudiaban El Capital como parte dc su pt•c•

murid en 1952. Edith Abbott fue la filtima superviviente del grupo, pas6 paraci6n general para empezar a «dirigir proyectos de envergadura» (Scot
1993, p. 120). Kelley, la otra gran te6rica de la Escuela, se habfa vuelto so
sus åltimos afios en la Hull-House y regres6 a Nebraska para morir en 1957.
cialista en Zurich a mediados de la década de 1880-1889, y public6 la pri
En una de sus filtimas comparecencias pfiblicas mås importantes, en 1951,
mera traducci6n al inglés de The Conditions ofthe Working Class in England
en la que aceptaba el Premio de Investigaci6n de la Convenci6n Nacional
in 1844, de Engels. El impacto del socialismo en el pensamiento de Kelley
de Trabajo Social, se mostr6 todavfa con ganas de batalla y critic6 10 poco
se muestra en su propia obra remarcable, también publicada en 1887, «The
que se habfa logrado «La seguridad social no es seguridad social cuando
Need for Theoretical Preparation for Philanthropic Work», que aplica la
Ilega solo a los desamparados» (citado en Fitzpatrick, 1991, p. 216). En esa
teorfa marxista a la filantropfa, argumentando que
declaraci6n, articulaba la visi6n de Estado del bienestar hacia la que la Escue-
[n]uestra filantrop(a burguesa, tome la forma que tome, es realmente solo el
la de Sociologfa de Mujeres de Chicago habia estado avanzando en su teorfa
social. Pasamos ahora a dicha teorfa.
esfuerzo por devolver a los trabajadores un poco de 10 que nuestro sistema so-
Cial al completo, sistemåticamente, les roba, y asi respaldar ese sistema at'm un

poco mås. .. Son los trabajadores quienes producen todos los valores; pero la
TEORfA SOCIAL GENERAL mayor tajada de 10 que producen se la Ileva el le6n, la clase capitalista. [P lara
la clase capitalista en su conjunto, todo el esfuerzo filantr6pico es un trabajo
PREMISAS de restituci6n para la autopreservaci6n (Kelley 1887/1986, p. 94).

El debate que result6 de esta publicaci6n se centr6 en el problema que sus-


Las integrantes de la Escuela de Mujeres de Chicago compartieron muchas
tenta el trabajo y el pensamiento de las Mujeres de Chicago: la intensifica-
de las premisas de su principal te6rica, Jane Addams: progresismo, las movi-
ci6n de las divisiones de clase en los Estados Unidos5.
lizaciones de las mujeres, el pragmatismo Glos6fico, la filosofia de participa-
ci6n democråtica de los centros sociales, y un esencial sentido protestante Las Mujeres de Chicago asumieron que una contribuci6n que podian hacer

del deber, del medio oeste (véase el capitulo 3). Y asumieron algunos de los los cientfficos sociales al problema de la divisi6n de clases era proporcionar

puntos principales de la sociologfa que Addams estaba formulando: el deber descripciones rigurosas de las condicioncs de las clases trabajadoras y de
de la sociologfa de trabajar por la mejora social, Ia necesidad de tener en todos los grupos que vivian en la pobreza extrema: inmigrantes, trabajadores
cuenta c6mo entendfa la realidad el actor individual, la comprensi6n del in- de los talleres textiles de explotaci6n laboral, afroamericanos, los ancianos

dividuo como alguien fisico, con capacidad de acci6n, que actåa en interés
y los enfermos ffsicos y mentales. Para Ilegar a un eståndar de rigurosidad,
tomaron la influencia de dos tradiciones del empiricismo que se estaban
propio, sociable y ético; y el anålisis de una sociedad pautada por la ética y
desarrollando. Una era la tradici6n representada por Caroll Wright en su
la producci6n material. Ademås, otras tres corrientes de ideas afectaron su
trabajo, primero en la American Social Science Association, y después como
pensamiento: el socialismo marxista, el empiricismo y la jurisprudencia.

Aunque solo Kelley tenia s61idos conocimientos sobre el marxismo formal,


las otras mujeres (incluida Addams) identificaban la posici6n econ6mica
5 El ensayo de Kelley se ley6 por primera vez en una reuni6n de la secci6n de NuevaYork de la Asso-
de clase como variable principal para explicar la miseria humana que vefan ciation of Collegiate Alumnae. Una se prcgunta qué sac6 su audiencia de su extraordinaria visi6n del
trabajo filantr6pico; los bi6grafos de Kelley, Blumberg (1966) y Sklar (1995), comentan que no hay
a su alrededor, la codicia capitalista desenfrenada como causa primaria de
actas existentes de la reuni6n de la ACA. el cnsayo se public6 en el nåmero de junio de
Pero cuando
dicha miseria, y 10 importante que eran la organizaci6n y la legislaci6n la- 1887 dc Christian Union, Kelley escribi6 a Engels que «[llos editorcs recibieron mås de ochenta cartas
de preguntas y quejas y me cay6 un aluvi6n de libros, panfletos y cartas de todas partes del pais, mien-
boral para la emancipaci6n de los trabajadores. La teorfa marxista se debatfa
tras que el Christian Union imprimi(3 tres editoriales de protesta y varias protestas largas a dos columnas
en los clubs de la Hull-House, Addams lefa a Marx, y las miembros del de los lectores» (citado en Blumberg, 1966, p. 79).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

director principal de la US Bureau ofLabor Statistics. Wright ayud6 a Emily Las Mujeres de Chicago mostraron un interés continuado por la jurispru-
y Marion Talbot a analizar los datos de la encuesta de 1882 para la ACA dencia, ya que tenian la filosofia de que la ley era el medio para la reforma
(véase tema 2, a continuaci6n). Contrat6 a Kelley para que Ilevara la parte social—una fe progresista generalmente aceptada—. Lathrop, Kelley, Breckin-
de Chicago en su séptimo informe para la Bureau ofLabor Statistics, 7he Slums ridge y las Abbott tenfan padres que eran abogados y legisladores. Kelley es-
ofBaltimore, Chicago, New York, and Philadelphia (1894), que le dio acceso a cribi6 «On Some Changes in the Legal Status of the Child since Blackstone»
algunos datos para el libro Hull-House Maps and Papers (véase tema 2, a con- para su tesis final de Cornell. Kelley, Breckinridge y Kellor hicieron el grado
tinuaci6n). El interés particular de Wright parece que estuvo en desarrollar
en derecho, y Lathrop y Grace Abbott estudiaron leyes durante un tiempo.
una serie de indicadores —especialmente sobre condiciones sociales— que Las Mujeres de Chicago mostraron un entusiasta interés tanto por hacer
pudieran ser recogidos y tabulados por estadfsticos. Los reformadores so-
el borrador de reforma de ley, como por su aplicaci6n y administraci6n.
ciales usaron estas estadfsticas como evidencias «contundentes» para avanzar
Vefan la ley como el medio para implementar un Estado social dem6crata
en el programa progresista. La segunda influencia fue la de algunos pioneros
y comprometido. La declaraci6n mås importante de Kelley, Some Ethical
britånicos en investigaci6n empirica, mås particularmente Charles Booth y Gains Through Legislation, es un trabajo paradigmåtico de esta visi6n com-
Beatrice y Sidney Webb, que estaban interesados en el problema general de
partida: de que los grupos sociales vulnerables experimentan un sufri-
c6mo usar los hechos para generar teorfa relevante para el disefio de politi-
miento producido estructuralmente, que un ptlblico ético informado por
cas.La obra maestra de Booth, 7he Life and Labour ofthe People ofLondon
la investigaci6n social se verå impelido a mitigar ese sufrimiento, y que la
(1892-1902) era bien conocida en los circulos de ciencias sociales de los
ley, adecuadamente escrita y administrada, es el instrumento adecuado para
EE. UU. Beatrice Webb ayud6 en ese trabajo y mås tarde, con su marido
esta inquietud ética.
Sidney, fundaron la London School ofEconomics; Edith Abbott estudi6 alli,
hizo el curso «Métodos para la investigaci6n social», que ellos daban, y asis-

ti6 a las clases Webb en la época en que Beatrice estuvo intensa-


de ambos TEMAS PRINCIPALES
mente implicada en la Poor Law Commission (véase el capftulo 8). Se en-
La Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago define un problema
cuentran referencias a Booth y Beatrice Webb en los textos de Addams,
como «social» si sus origenes descansan en la organizaci6n de la sociedad mås
Hull-House Maps and Papers, y en las publicaciones de Edith Abbott, Brec-
que en la naturaleza humana o en el caråcter individual, y el prop6sito de la
kinridge, y Kelley. Como Booth y los Webb, las Mujeres de Chicago bus-
sociologfa es el descubrimiento de ese orden social que conduce a la desigual-
caron aquellos indicadores que mejor midiesen la pobreza urbana y sirvieran
dad y al sufrimiento humano. El deber del investigador es tanto descubrir
como gufa para reformar la legislaci6n. Subyacente a esa båsqueda estaba
dicho orden como defender medidas para su reforma. Estudiar un problema
la fe en que era posible establecer normas de investigaci6n en ciencias so-
solo desde el interés cientffico abstracto, sin hacer un intento por remediarlo
ciales sobre cuya validez estuviesen de acuerdo los investigadores, los legis-
es, para las Mujeres de Chicago, i16gico en la pråctica y moralmente inde-
ladores y el påblico (véase el capitulo 8). La Escuela de Mujeres de Chicago
fendible. Exploramos su sociologfa de acuerdo con tres temas: la atenci6n
estuvo al principio mås influenciada por estas tendencias empiricistas en las
que prestan a las causas socio-estructurales del dolor humano, la invenci6n
ciencias sociales que sus contemporåneos masculinos del Departamento de
Sociologfa de la Universidad de Chicago, quienes, en la divisi6n del trabajo de una metodologfa de investigaci6n que retrate rigurosamente la configu-

académico, consideraban los estudios empfricos como «trabajo de mujeres». raci6n estructural, y el rol del soci610go como defensor del cambio.

Por eso, por ejemplo, Edith Abbott ensefi6 durante muchos afios la asigna- 1. Para las Mujeres de la Escuela de Chicago, el tema de la sociologfa es la
tura de estadfstica social como profesora marginada en el Departamento de configuraci6n social sistémica que produce el sufrimiento humano. Las
Sociologfa de Chicago (Deegan, 1991). Mujeres de Chicago varian en su forma de trabajar este principio, pero en

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciön como defensa

general sus estudios estån marcados por cuatro caracterfsticas: (1) la con- toestima que experimentaban los trabajadores: «Esta es una de las cosas
creci6n deun problema social a partir de vividos ejemplos individuales del mås patéticas en relaci6n con el trabajo [del investigador]. A los hombres
dolor humano; (2) la demostraci6n de que el dolor no sucede aleatoria- les da vergüenza contar su historia. "Todo el mundo engafia al novato ,

mente, sino que sigue unas pautas; (3) la investigaci6n de las causas estruc-
dicen, y se quieren esconder de quienes estån ansiosos por ayudarles, 10
turales de la desigualdad y del sufrimiento; y (4) la determinaci6n por pro- que consideran un reflejo de su inteligencia» (1908, pp. 298-299)*.
ducir soluciones (comentado en el tema 3).
Correlatos del dolor humano. Las Mujeres de Chicago comprenden y de-
La realidad del dolor individual y colectivo. El deber de dar testimonio del
muestran que las escenas de miseria individual que retratan resultan de la
dolor individual es el comienzo emocional, si no el de presentaci6n, de la
intersecci6n de diferentes dimensiones de la opresi6n —clase, género, et-
investigaci6n y el activismo de las Mujeres de Chicago. En su estudio «The
nicidad, raza, edad— en biograffas individuales pero tfpicas: el nifio de
Cook County Charities», en Hull-House Maps and Papers, Lathrop se pre- clase trabajadora, la mujer anciana de clase trabajadora, el hombre inmi-
gunta si «[e]xperimentan... el filåntropo e igualmente el soci610go una grante que intenta sustentar a su familia sin tener conocimientos del
cierta satisfacci6n al haber tocado fondo, y haber alcanzado los hechos ab-
idioma, de las leyes o de las costumbres. Lathrop analiza el trasfondo ético
solutos» (Lathrop, 1895, p. 144)*. Lathrop ilustra gråficamente, al Ilegar
y la clase social de las personas que acaban en el Cook County Charities, y
a uno de esos hechos trascendentales, en su anålisis sobre la norma admi-
se da cuenta de que son personas que han trabajado por «un salario medio
nistrativa que separa a los maridos de sus esposas en habitaciones de hom-
tan bajo que no les ha permitido ningün ahorro. un seguro inefectivo
bres y mujeres en los albergues para pobres del condado, el principio de
ante emergencias» (1895, p. 143). MacLean observa Ia intersecci6n entre
los asilosde organizarse para sus empleados y no para sus internos. Ella
género y clase en las vidas de las dependientas de los grandes almacenes
describe el horror que esta norma produjo en «una anciana pareja irlan-
(1899) y las combinaciones de etnicidad, clase, género y edad en el trabajo
desa», que suplicaba no ser enviada al albergue del condado: «la anciana;
de los talleres textiles de explotaci6n laboral (1903). Grace Abbott (1908)
que tendrfa unos noventa afios, dijo, "Oh, tendrå que irse con los hombres;
y Kellor (1905a, b, c, 1915) exploran la intersecci6n entre clase y raza/etnia
yo tendré que irme con y nos quitarån todas nuestras ropas.
las mujeres,
en las pråcticas de las agencias de empleo a las que acuden los inmigrantes,
Yo me puedo apafiar mås o menos; pero él... no puedc. Lo sentirfa mås
los afroamericanos y las mujeres que buscan puestos en el servicio domés-
por él que por mf"» (1895, pp. 149-150)*. En el mismo volumen, Kelley
tico. Breckinridge describe c6mo la raza se antepone a la clase en la dis-
proporciona un ejemplo explicito de ancianidad producida, no por vivir
criminaci6n en la vivienda a la que se enfrentan los americanos negros:
hasta «los noventa mås o menos», sino por la sobrecarga de afios de trabajo
«cada hombre negro», ya sea «rico o pobre», estå forzado a pagar «rentas
que empezaron en la infancia. Expone el caso de un «modisto que empez6
abusivas» y a vivir en åreas peligrosas por su proximidad a «elementos
a trabajar... a la edad de catorce afios, y se encontr6, después de veinte
blancos de mala reputaci6n... estån forzados a vivir entre ellos» (Breckin-
afios de discreto y leal trabajo... demasiado debilitado para ser de valor
ridge, 1913, p. 575).
para ningån taller». «Dos médicos competentes» declararon que «sufrfa de
vejez... a los treinta y cuatro» (1895, p. 37). Grace Abbott, en un estudio El ejemplo mås asombroso de este esfuerzo por mostrar los correlatos de
sobre las agencias de empleo que sistemåticamente engafiaban a los traba- la pobreza puede ser el compendio de mapas a color extraordinariamente
jadores inmigrantes sefia16, no solo el precio ffsico, sino el ataque a la au- detallados de Hull-House Maps and Papers (1895) que presenta, vivienda a
vivienda, la raza/etnia y los ingresos familiares de los vecinos de la Hull-
House (véase tema 2). Los estudios sobre las condiciones de los hogares de

* Un asterisco que sigue a una cita cn el texto significa que el pasaje citado sc ofrece en un contexto Breckinridge y Edith Abbott continåan esta tradici6n, y retratan con ma-
mås amplio en las lecturas al final del capitulo.
pas, estadfsticas, fotograffas y palabras la calidad de Vida de varios suburbios

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

étnicos. Describen el distrito conocido como «los patios traseros6», locali- para tratar a estos hombres honestamente. Este estudio sobre empleo ha
zado entre los mataderos y el vertedero de Chicago: «En los Mataderos... proporcionado solo un conocimiento superficial de un problema mucho
se mezclan los chillidos de los animales esperando a ser sacrificados, la pre- mayor de la Vida industrial americana» (1908, p. 300). También se des-
sencia de desperdicios, la visi6n de la sangre, los esqueletos desnudos de arrolla esta linea de pensamiento en los estudios de MacLean sobre los mi-
carne y piel, indicios de muerte y desintegraci6n, todo 10 cual debe tener neros del carb6n y los recolectores de Ifipulo, asi como en el estudio de
un efecto desmoralizante, no solo sobre el caråcter de la gente, sino por las Breckinridge y Edith Abbott sobre el trabajo en los mataderos. Mås tarde
condiciones en las que viven» (1911, pp. 434-435)*. Su estudio muestra en su carrera, durante una clase a trabajadores sociales en 1939, Grace Ab-
la correlaci6n entre «dolor» —representado por la muerte, la enfermedad y bott amplfa su anålisis al problema general del desempleo en el capitalismo:
la miseria— y la clase, el nivel de capacitaci6n, el estatus inmigrante, el «EI desempleo se puede ver, por tanto, en mayor o menor grado, como un
idioma y las barreras culturales. Ellas consideran que las terribles viviendas resultado inevitable de nuestro sistema industrial. Nuestra economfa se
en un enclave de pesadilla es la variable intermedia en esta correlaci6n. basa en ello. Una democracia que apoye este sistema deberfa, por tanto,
Causas estructurales del dolor. Las Mujeres de Chicago estudian el orden hacer una provisi6n adecuada y democråtica para sus victimas, recono-

social sistémico que produce estas correlaciones. Su principio analftico go- ciendo los costes de su cuidado como el precio a pagar por la continuidad

bernante es que todas las condiciones sociales estån interrelacionadas: no del sistema capitalista» (G. Abbott, 1941/1966, pp. 4-5).
se puede hablar independientemente de la industria, la familia, el género, Las Mujeres de Chicago muestran las pautas del empleo y de la miseria
la educaci6n, el servicio doméstico, el hogar, la fåbrica, el gobierno, el con- por clase, etnia/raza, género y edad. MacLean considera que la clase y el
sumismo o la inmigraci6n. Su modo tfpico de anålisis es comenzar por género mantienen a las dependientas en niveles de salario tan bajos que
una condici6n del dolor humano, descrita analfticamente pero también estån forzadas a prostituirse (1899). Kellor explora la explotaci6n de las
empåticamente, para mostrar luego tanto sus causas en la estructura social
mujeres rurales negras del sur que intentan encontrar trabajo en el norte
como sus consecuencias para la comunidad mås amplia y la sociedad. Des-
(1905a, b, c). Breckinridge y Abbott (1911) intentan explicar por qué los
pués buscan los cambios que se pueden realizar para mejorar ese dolor. inmigrantes van a vivir a «los patios traseros». Los nuevos inmigrantes, a
Identifican tres caracterfsticas de la estructura general que causan dolor: quienes les falta el dinero y el conocimiento del idioma inglés y de las cos-
(1) el funcionamiento del orden industrial bajo el capitalismo; (2) las pråc-
tumbres americanas, necesitan vivir cerca de su trabajo y con gente que
ticas discriminatorias en los patrones de acceso; y (3) el desajuste entre el
hable su idioma, 10 que intensifica los problemas de vivienda. Kelley co-
proceso de producci6n y la respuesta ética de la comunidad. necta los patrones de vivienda con la cuesti6n de las horas de trabajo: «En
Grace Abbott, en su estudio sobre las agencias de empleo que tratan con esas ocupaciones en las que prevalecen las largas jornadas laborales, los em-
inmigrantes, reconoce que en el contexto mås amplio del empleo «en Es- pleados estån obligados a vivir cerca de su lugar de trabajo. .. por 10 que se
tados Unidos se debe hacer trabajo estacional. .. No se puede hacer el tra- intensifica el hacinamiento» (Kelley, 1905, p. 109).
bajo fåcilmente atractivo o deseable, pero se debe concebir algån sistema
Las Mujeres de Chicago sitåan gran parte de la causa del dolor que se pro-
duce sistémicamente en la desconexi6n, identificada por Addams (capftulo
3), entre la organizaci6n material de la industria y la organizaci6n ética de
6 N. de la T. El término en inglés original es «Back of the Yards». Se refiere a un årea de la ciudad, de las relaciones sociales. La producci6n industrial estå organizada social-
antiguas casas decampo que sobrevivieron al crecimiento de Chicago o viviendas para varias familias,
que fueron generalmente ocupadas por trabajadores no cualificados de Origen inmigrante. En los des- mente, pero las relaciones sociales permanecen ancladas en una ética indi-
campados o patios dc la parte trascra de las vivicndas, estos realizaban algån tipo de trabajo, quc ha- vidualista y en las exigencias familiares, haciendo que la codicia sea acep-
bitualmente estaba relacionado con las actividades derivadas de los mataderos de la zona. Se usa la tra-
ducci6n «patios traseros» aunquc, en algån caso, por el contexto dcl texto, sc prefiera «dcscampado».
table. Estudiando el sistema de justicia penal en el sur, Kellor muestra c6mo

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

la codicia individual, consagrada por ley, puede corromper al Estado: «No de måltiples estrategias de investigaci6n para explorar un asunto dado; (3)
puede haber dudas de que Ias leyes penales del sur se administran de forma la actitud critica hacia los datos recogidos y las implicaciones éticas del di-
desigual. .. La mejor clase de hombres evitan la oficina de justicia y pocas sefio de investigaci6n; y (4) la presentaci6n de los datos vivida y accesible
personas honestas aceptan esto. El salario es bajo, y la regla es: no hay con- en la que las investigadoras se mantienen presentes para sus lectores.
dena, no hay tarifa para la justicia ni para el jurado. Es un anzuelo directo
Las Mujeres de Chicago Ilevan al terreno de la investigaci6n su propia ex-
para condena» (Kellor, 1901b, p. 421). Kelley sitåa a los agentes princi-
la
periencia como ciudadanas que viven vidas ordinarias: vuelven tarde a casa
pales de la codicia en la Cima del sistema econ6mico, con el productor ca-
en el trolebås (Kelley, 1905), ayudan con el registro de votantes (E. Abbott,
pitalista. Describe c6mo el sistema textil, que pemite que se fabrique la
1915), recuerdan su infancia (MacLean, 1903), evalåan la comida y las
ropa en edificios de apartamentos, es parte de un sistema de trabajo mucho necesidades de las instituciones (Lathrop, 1895). También usan su expe-
mås amplio. El fabricante de ropa, buscando reducir gastos, se da cuenta
riencia en puestos oficiales. como
Por ejemplo, Kelley usa sus experiencias
de que es «mås barato» subcontratar varios puestos, para reducir asi los gas- Inspectora de Fåbricas de Illinois como una fuente principal de datos sobre
tos generales de mantener una planta.
relaciones laborales, Lathrop recurre a su propia experiencia como asistente
En una ocasi6n se le pregunt6 a un filåntropo millonario, responsable de una del Illinois State Board of Charities para escribir una gufa para otras volun-
de las empresas de ropa mås grandes del mundo, por qué no empleaba direc- tariascomo ella, los estudios sobre inmigrantes de Grace Abbott empiezan
tamente a las personas que fabricaban su género, y utilizaba la energfa de vapor, con sus experiencias como Directora Ayudante de la Immigrants' Protective
ahorråndoles el pesado agotamiento para su salud y reduciendo el nåmero de League; y Talbot usa sus incalculables reuniones académicas para elaborar
vfctimas de los talleres textiles que se encontraban cada invierno en el hospital.
esta descripci6n atemporal sobre la politica universitaria en el curriculum:
«Hasta ahora», contest6, «hemos comprobado que la energia de las piernas en
los talleres es mås barata» (Kelley, 1895, p. 40). c•Cuål es el Origen de esta tiranfa del curriculum? En gran medida las concep-
ciones tradicionales del valor inherente a ciertos temas de estudio... [yl la pre-
2. Para las Mujeres de Chicago, el método en sociologfa es el uso de estra-
si6n por su reconocimiento continuado [por parte del. académicos y direc-
tegias mfiltiples de investigaci6n para lograr resultados rigurosos empirica- tores de departamento. .. En el debate y en la discusi6n, en la regulaci6n y en
mente sobre el dolor humano que se produce socialmente. Un reto impor- la pråctica. [l]os miembros de las facultades universitarias parecen a menudo
tante para las Mujeres de Chicago era crear métodos que les dieran la estar atrofiados en su opini6n sobre las necesidades humanas, por una parte,

informaci6n generalizable y empiricamente fundamentada que necesitaban y ser ignorantes del cambio constante en el contenido y en los métodos de la

para formular iniciativas politicas. Para solucionar este reto, fueron noto- materia que se ensefia, por Otra (Talbot, 1910, pp. 183-184).
riamente inventivas; uno de sus logros mås duraderos es la variedad de téc-
En cualquier simple estudio, las investigadoras normalmente combinan
nicas de recogida de datos en las que fueron pioneras. Con solo unos pocos informes cualitativos de las vidas de las personas, resultados cuantitativos
estudios anteriores para guiarlas (véase «Premisas», anteriormente, y el ca- sobre la distribuci6n de y anålisis de textos clave. En su
las caracterfsticas,
pftulo 8), las Mujeres de Chicago inventaron a menudo sus procedimientos estudio sobre la Vida como vendedora en unos grandes almacenes para la
de investigaci6n a medida que avanzaban, guiadas por su curiosidad pero AJS en 1899, MacLean usa observaci6n participante, compone tablas pro-
refrenadas por un criterio autoimpuesto de rigor empfrico. En la tabla 7.3 se
porcionando estadfsticas de ocupaci6n de las mujeres, ingresos, etnicidad
presenta una muestra representativa de sus estrategias de recogida de datos, y tiempo de duraci6n en el trabajo actual, y ofrece resfimenes sobre intentos
que enumera técnicas de observaci6n directa y de anålisis textual de docu- legislativos del Estado de regular el trabajo femenino. En su artfculo de
mentos para datos cuantitativos y cualitativos. Hay cuatro cualidades en la
1911, «Back of the Yards», Breckinridge, Edith Abbott y sus estudiantes
investigaci6n de las Mujeres de Chicago que son especialmente relevantes:
combinan fotograffas, mapas, descripciones verbales, entrevistas, medidas
(1) la voluntad de empezar desde la experiencia vital inmediata; (2) el uso ffsicas del tamafio de las habitaciones y del nåmero de ventanas, perfiles

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estadfsticos sobre etnicidad y ocupaci6n, y anålisis sobre la normativa en a color la etnia/raza y el salario familiar semanal promedio de cada hogac
relaci6n con la vivienda para presentar resultados multidimensionales de en el vecindario de la Hull-House. En mapas separados, usan seis colorcs
la Vida en un årea desesperadamente pobre. para representar los intervalos de salarios y dieciocho colores para las na-
cionalidades. (Un edificio puede contener varios hogares; los negocios no
Las Mujeres de Chicago adoptan una actitud critica ante la recogida de
estån anotados excepto si son burdeles). Comparando los diferentes mapas,
datos por otros y ante la ética de sus propias estrategias de recogida de datos.
el lector puede localizar, para cualquier edificio dado, la diversidad en in-
Edith Abbott y Breckinridge (1906) sefialaron que varios apartados de los
gresos y etnicidad, y dentro del barrio, los enclaves étnicos y las mezcolan-
datos censales de 1900 —Poblaci6n; Ocupaci6n, Empleo y Salario; y Fabri-
zas, asi como las gradaciones de pobreza.
cantes— se prepararon con dos directores diferentes y que las desagregaciones

y definiciones de las categorfas no coincidfan, por 10 que era problemåtico Como investigadoras, las Mujeres de Chicago normalmente estån presentes
hacer comparaciones entre los distintos conjuntos de datos. Como directora como personas fisicas en sus narrativas, y usan esta presencia para dar tes-

de la Children's Bureau, Lathrop (1912) se preocupa porque muchos estudios timonio del sufrimiento de la situaci6n descrita, y para sugerir posibles li-

oficiales no se han lefdo o no se han hecho accesibles para el påblico general mitaciones en sus datos. Kelley fue testigo con sus propios Ojos del trabajo

y establece como primer objetivo de la agencia editar dichos estudios (véase que se esperaba entonces de las mujeres en algunas fåbricas mecanizadas y

tema 3, a continuaci6n). La sensibilidad general de las Mujeres de Chicago que ella describi6:

hacia la ética de los datos sociales se sugiere en la introducci6n de Hull- Por su capacidad como inspectora para la National Consumers' League, la autora
House Maps and Papers: «La dolorosa naturaleza de la investigaci6n minu- ha tenido la fortuna de visitar e inspeccionarun gran nåmero de fåbricas... En
ciosa, y la impertinencia personal de muchas de las preguntas emitidas, no el transcurso de esa actuaci6n ha habido un desarrollo de la maquinaria. .. con
consecuencias significativas[:] .. la velocidad de las måquinas de coser se ha in-
si no fuera por la convicci6n de que, una
.
serfan perdonables ni tolerables
crementado de tal manera que, en 1905, hacen dos veces mås puntadas por mi-
vez que se despierte Ia conciencia del pulblico, este demandarå mejores con-
nuto que en 1899. Las måquinas que antes Ilevaban una aguja ahora Ilevan de
diciones para los ciudadanos mås inertes y con mås tiempo sufriendo en la
dos a diez. Por tanto, una chica que usa una sola de estas måquinas es ahora
comunidad» (Holbrooke, 1895, pp. 13-14). Kellor debate el asunto de la
responsable del doble de puntadas como minimo... La tensi6n sobre su vista...
honestidad en la investigaci6n mediante observaci6n participante en las em-
es bastante mås del doble de la que era... Asf, cuando la aguja realizaba dos mil
presas: «No se puede investigar la empresa privada, ni siquiera aproximarnos doscientas puntadas por minuto, como era el caso en 1899, la escritora, cuya
remotamente a la precisi6n en la informaci6n, si nos identificamos declarada vista es inusualmente aguda, podia ver la aguja cuando la måquina estaba en
y abiertamente como investigadores; y esto es especialmente cierto para las movimiento. Con la velocidad actual, la autora, cuya vista ha permanecido sin
compafifas que son cuestionables en mayor medida». Lamenta la necesidad defectos, es completamente incapaz de ver la aguja, discerniendo meramente
de disimular pero pregunta, GEI fin no justifica los medios? éNo es correcto el resplandor de la luz donde estå en movimiento (Kelley, 1905, pp. 121-122).

emplear este, el ånico método preciso de investigaci6n, en lugar de conti- En una direcci6n diferente, MacLean usa sus reflexiones sobre su experien-
nuar con las condiciones presentes?» (1904, p. 2, 3). cia para admitir posibles defectos en su informe sobre su experiencia en
En la presentaci6n de sus hallazgos, las Mujeres de Chicago se esfuerzan un taller textil. Admite su agotamiento absoluto por el trabajo pero con-

por ser accesibles y mantenerse presentes para sus lectores en sus informes. cede que «serfa 16gico cargar gran parte de mi malestar a mi inexperiencia».
Su deseo de accesibilidadqueda marcado en su uso de soportes visuales, Incluso asi mantiene el hecho de que el trabajo en el taller textil es «un sis-

tanto cuantitativos como cualitativos, de los cuales los mapas de Hull-House tema ruidoso, con el sollozo de los nifios y los gemidos de las mujeres ago-
Maps and Papers sigue siendo el logro mås relevante. Estos mapas estruc- tadas» (MacLean, 1903, pp. 307-308). A continuaci6n, MacLean carga
turan los datos de una encuesta del Departamento de Trabajo para mostrar sobre sus lectores por su responsabilidad moral como consumidores a saber

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los orfgenes de 10 que estån comprando: «Y los que compramos no debe- «la doble carga de ganarse el sustento y de realizar las tareas domésticas», se

mos aliviar nuestras conciencias con la creencia de que estamos indefensos ve a menudo forzada a condiciones de «pobreza, hacinamiento en el hogar,

ante la cuesti6n, mientras que las personas que distribuyen el trabajo son un vecindario atestado» (Breckinridge, 1910, pp. 54-55). A1 discutir la ne-

los ånicos pecadores. Esto puede ser c6modo, pero es inmoral. El contra- cesidad de una ley que prohfba el trabajo infantil, Kelly, con independencia
tante nos da 10 que estamos dispuestos a coger» (MacLean, 1903, p. 300). de la preferencia paterna, razona que «[e]l cuidado y la alimentaci6n de la
infancia es por tanto una preocupaci6n vital de la naci6n... Un test infalible
3. Para las Mujeres de Chicago, el deber del soci610go es usar la investiga-
de los eståndares éticos de una sociedad es la cuesti6n de «Qué ciudadanos
ci6n para movilizar a la gente y al Estado para reformar el orden social des-
se estån formando aquf» (Kelley, 1905, pp. 3-4). Talbot (1910) defiende la
igual. La Escuela de Mujeres de Chicago comprendfa que, para cambiar
educaci6n superior de las mujeres porque un mundo cambiante impulsa a
las condiciones sociales que producian el dolor humano, tenfan que mo-
Ias mujeres a relacionarse mås allå de sus hogares, proporcionåndoles, como
vilizar a dos actores potenciales, las personas y el Estado. La movilizaci6n
consumidoras, un nuevo recurso para su empoderamiento. Pero Breckinridge
presentaba al menos cuatro problemas te6ricos: la naturaleza de las perso-
y ella sefialan que para que las mujeres usen cualquier poder que tengan,
nas, la ideologfa de «lo pfiblico frente a 10 privado», la invenci6n de formas
«EI ama de casa debe estar presente en su propia persona o en la persona de
de asociacionismo necesarias para la declaraci6n de una agenda de reforma
su representante, ya que las preocupaciones de su familia estån en cuesti6n»
y la organizaci6n del Estado. Su comprensi6n humano individual,
del ser
(Talbot y Breckinridge, 1912, p. 85).
conceptualizado en gran medida como 10 hace Addams (véase capitulo 3),
Inventando asociaciones. Las Mujeres de Chicago se dan cuenta en la teorfa
como persona ffsica con capacidad de acci6n, motivada por intereses pråc-
un deseo de sociabilidad, y una necesidad ética de juzgar las acciones
ticos,
y en la pråctica de que la gente tiene que inventar nuevas formas de asocia-

como «buenas» o «malas», gufa su llamamiento a la poblaci6n. Se relacio- cionismo para hacer una presi6n que se aplique sobre los que perpetran in-
justicias. Kelley presenta el significado te6rico del asociacionismo en la causa
nan con la gente a través de su llamada a la conciencia y a la båsqueda de
de la reforma en su articulo de 1899 en el AJS, «Aims and Principles of the
su interés propio, criticando la ideologia de 10 påblico frente a 10 privado,
Consumers' League». Kelley intenta animar a los consumidores a ser una
analizando la necesidad de nuevas formas de asociaci6n, y explicando los
funcionarnientos del Estado. fuerza social constante que corrija el equilibrio entre el capital y el trabajo.

Aquellos de nosotros que disfrutan del privilegio del voto pueden ayudar, una
La critica de 10 påblico frente a 10 privado. Dentro de la ideologfa de 10
o dos veces al afio, a decidir sobre la tarifa, o la moneda, o la tasa de impuesto
«privado frente a 10 püblico», que todavfa permea los debates politicos ame-
local que se ajustarån a nuestras industrias. Pero todos nosotros, todo el
ricanos, se entiende por «privado» 10 que descansa en el terreno del indivi- tiempo, decidimos con nuestros gastos qué industrias deberfan sobrevivir en
duo y fuera del derecho del Estado, mientras que por «påblico» se entiende realidad, y bajo qué condiciones. Expresado de forma general, el objetivo de
10que afecta a toda la comunidad hasta el punto de ignorar el interés pri- la National Consumers' League es moralizar esta decisi6n, reunir y poner a dis-
vado y estar sujeto a la intervenci6n estatal. Las Mujeres de Chicago usan posici6n informaci6n que nos capacite para decidir a la luz del conocimiento,

estudios empiricos para apoyar su manifestaci6n te6rica de la interrelaci6n y recurrir a las conciencias, de manera que cuando se tome una decisi6n, esta

entre 10 privado y 10 påblico. Breckinridge (1910) llama a este argumento sea la correcta (Kelley, 1899, pp. 289-290)*.

«la teorfa del interés pfiblico»; Kelley (1905), la teoria de «los eståndares éticos Todos los principios esenciales de la sociologia de las Mujeres de Chicago
de la comunidad». Breckinridge razona que «el interés påblico justifica el re- estån en este artfculo: que las ciencias sociales deben actuar por el cambio,
fuerzo de... las obligaciones por parte del marido» hacia la esposa y la familia, que todos los ciudadanos, incluso las mujeres a las que se les niega todavfa
ya que 10 påblico estå afectado por las limitaciones educativas y la posible el sufragio, son de todas formas responsables moralmente del bienestar del
delincuencia de los nifios criados por «la madre sin ayuda» que, al soportar pafs, que cada acci6n liga a una persona con otras personas, que en la ac-

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tualidad la virtud personal efectiva se debe alcanzar a través del asociacio- mentales; la investigaci6n en ciencias sociales se usa en la formaci6n de es-
nismo porque solo en las asociaciones las personas pueden obtener tanto trategias de reforma; y hay comunicaci6n accesible y abierta entre agencias,
el conocimiento como el poder para hacer que su acci6n individual sea real- påblico ciudadano, y cientfficos sociales. El ciudadano no solo se debe mo-
mente «correcta», es decir, tanto democråtica como efectiva.
vilizar para la aprobaci6n de una ley, sino para su aplicaci6n. Viendo cuån-
Kelley hace el llamamiento alconsumidor en base a principios morales y tos inspectores se emplean con la implementaci6n de la Tenement House
por el propio interés de este. Los consumidores, dice, estån equivocados al Commission de la ciudad de Nueva York y qué poca plantilla del departa-

creer que comprando el producto mås caro se estån protegiendo del peligro mento de limpieza y recogida de basuras de Chicago se pone a disposici6n
de contagio de enfermedad y de la responsabilidad en la explotaci6n del para implementaci6n de regulaciones similares, Breckinridge y Edith
la

trabajador. Kelley cuenta una historia de sus dias como Inspectora de Få- Abbott concluyen «Back of the Yards» con una severa advertencia: «Cuando
bricasde Illinois, y explica c6mo un abrigo caro encargado en Helena, la conciencia comunitaria se haya despertado 10 suficiente como para exigir
Montana, acab6 en la habitaci6n de trabajo de un modista en un edificio cambios en los contenidos de la ley, serå deshonesto no hacer posible su apli-
infectado de viruela de Chicago. Insiste en que el modista que hizo el caci6n. Sustituir 10 superficial por 10 esencial al tratar con el problema de la

abrigo fue obligado a ocultar 10 de la viruela por temor a perder incluso vivienda en la ciudad reducirå råpidamente la delincuencia» (Breckinridge y
un dfa de sueldo, y que muchos productos elaborados habian pasado ahora G. Abbott, 1911, p. 468). La tesis de que la investigaci6n en ciencias so-
a un estatus de «listos para tomar», por 10 que todos los consumidores esta- ciales deberfa fundamentar las decisiones gubernamentales anot6 una de

ban potencialmente amenazados por «qufmicos perjudiciales... en la leche, sus victorias mås famosas por un caso apoyado en parte por la Consumers'

el pan, la carne y Ios remedios caseros» (Kelley, 1899, pp. 293-294). League que dirigfa Kelley. En Muller contra Oregon, 1908, un caso sobre la
legalidad de una ley de Oreg6n que limitaba el nåmero måximo de horas
Se centra entonces en las acciones directas que deberfa emprender la Con-
que una mujer podia trabajar, Louis Brandeis formu16 10 que se Ileg6 a co-
sumers' League: trabajar por una legislaci6n uniforme —importante, ya que
nocer como gel informe Brandeis», una argumentaci6n para la que us6 es-
la Constituci6n de los EE. UU. prohibfa que cualquier estado negara la
tadfsticas y datos econ6micos y soci016gicos como pruebas adicionales a los
importaci6n de productos de otro—; traducir los informes estadfsticos gu-
argumentos legales tradicionales.
bernamentales en gufas para el consumidor que listaran las fåbricas que in-

cumplfan las regulaciones laborales; y marcar los productos con la etiqueta A1 establecer la agenda para la Children's Bureau, Lathrop, en un discurso

propia de «Liga», que certificara que el producto contenfa 10 que se suponia en julio de 1912 para la General Federation ofWomen's Clubs (GFWC), en-
que contenfa y que ningån trabajador hubiese Sido explotado en su pro- que para que se proceda con la reforma del gobierno, los electores
fatiza

ducci6n. «El consumidor», manifiesta, «determina en åltima instancia toda que apoyaron la creaci6n de la Agencia (que inclufa a los miembros de la

la producci6n» (Kelley, 1899, p. 290). Pero para que se pueda sentir su po- GFWC) debfan permanecer siendo consultados, motivados y movilizados.
der, los consumidores deben unirse en suficientemente cantidad como para Subraya su rol en el primer proyecto relevante antes de la Agencia, el re-

que sus demandas afecten a los fabricantes: el poder de los consumidores gistro riguroso de los nacimientos. Viendo que el Gobierno federal se resis-

solo puede Ilegar a través del asociacionismo. tirfa ante el intento de registro masivo basåndose en los derechos estatales,
pidi6 a las asociaciones de mujeres progresistas que ayudaran en los esfuer-
Reforma a través del Gobierno. El anålisis de las Mujeres de Chicago del
zos de recogida de datos a nivel local y que presionaran por una legislaci6n
rol del Estado en la mejora social refleja un empiricismo terco atesorado
estatal. Después describe la relaci6n que se necesita entre los investigadores
en sus largos afios como investigadoras y activistas. Sostienen que el Estado
de ciencias sociales, las agencias gubernamentales, las asociaciones de vo-
podrå y actuarå responsablemente solo si las asociaciones de ciudadanos
luntariosy los ciudadanos particulares para resolver los problemas sociales.
comprometidos dinamizan, movilizan y supervisan las agencias guberna-
La Agencia debfa sintetizar los cientos de estudios ya existentes en ciencias

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

sociales y publicarlos de una forma [til para el lector profano: «Aquellos escuelas son escasas en la historia de la profesi6n. En la historia de la socio-
responsables del trabajo de la Agencia... estån preparados para aceptar la logia occidental las escuelas mås conocidas son aquellas que brotaron alre-
funci6n de popularizar la sabidurfa de los otros. .. [como] tarea [quel de- dedor de Émile Durkheim en Paris antes de la Primera Guerra Mundial; la

berfa preceder al trabajo original de parte de la propia Agencia» (Lathrop, «Escuela de Chicago» masculina que se desarr0116 en torno a Robert E. Park
1912, pp. 320-322). A1 Ilevar a cabo esta tarea, Lathrop sigui6 la aproxi- entre las dos Guerras Mundiales; el Instituto de Frankfurt en Alemania en
maci6n centrada en las mujeres que caracteriz6 su administraci6n en la la década de 1920-1929; y el grupo de estudiantes, soci610gos eminentes por
Agencia. Aunque tuvo en cuenta los consejos de los expertos médicos mas- pleno derecho, que estudiaron con Talcott Parsons en Harvard durante la
culinos, para escribir el panfleto se dirigi6 de hecho a una viuda con Cinco década de 1940-1949 e inicios de la de 1950-1959. Estudiadas como una
hijos —«las publicaciones [sobre cuidados infantiles] de Mary Mills West escuela, las Mujeres de Chicago ejemplifican la forma en que se hace la
se convirtieron en las mejores-ventas de panfletos de la Government Printing «ciencia normal» (Kuhn, 1962), es decir, el trabajo cientffico basado en una
Offce en la década de 1910-1919» (Muncy, 1991, p. 55)7—. perspectiva te6rica compartida. La Escuela de Sociologfa de las Mujeres de
Chicago cre6 muchas de las estrategias metod016gicas y de recogida de datos
LA RELEVANCIA DE LA ESCUELA DE SOCIOLOGfA que hacia los afios treinta se convirtieron en criterios —adoptados sin ningün
DE LAS MUJERES DE CHICAGO EN LA HISTORIA reconocimiento— para la sociologfa masculina profesionalizada. Aunque solo
Y EN LA PRACTICA ACTUAL DE LA SOCIOLOGfA sea para reconducir esta situaci6n, para darles Ia «patente» de 10 que ellas in-

ventaron y se apropiaron los soci610gos masculinos, es necesario reincorpo-


LAS MUJERES DE CHICAGO Y EL CANON DE LA SOCIOLOGfA rarlas al canon (véase Bulmer, Bales y Sklar, 1991, para una perspectiva his-
t6rica de una parte de esta metodologfa).
A1 ubicar la Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago en la historia
El siguiente punto a anotar es que las Mujeres de Chicago fueron investi-
de la sociologfa, la primera cuesti6n a anotar es que tenemos aqui una au-
gadoras en primer lugar, te6ricas solo secundariamente. Afiadirlas al canon
téntica «escuela» de soci610gas, entendida como un grupo de pensadoras e
de la historia de la sociologfa nos hace ver, como también la inclusi6n de
investigadoras localizadas esencialmente en el mismo espacio, que trabajan
Beatrice Webb (véase el capftulo 8), que hay otra forma de contar esta his-
de forma estrecha, guiadas por las ideas de una te6rica principal, Addams, y
toria, como la historia de los grandes trabajos empiricos de la sociologfa
que modifican esas ideas de diversas maneras pero manteniéndose fieles a la
mås que de sus principales teorfas. Como escuela que desarrolla la teorfa a
teorfa de base, aunque también reflejen las biograffas, personalidades, inte-
través de sus principales trabajos empiricos, Mujeres de Chicago crefan
las
reses intelectuales, y resultados de investigaci6n del grupo a 10 largo del
que la investigaci6n se hace para conseguir el cambio social, que no deberfa
tiempo. Aunque sea solo por este hecho, la Escuela de Sociologia de las Mu-
defender la neutralidad valorativa, que algunos problemas llaman la aten-
jeres de Chicago merece su lugar en la comprensi6n de nuestro pasado. Tales
ci6n del investigador porque las condiciones en cuesti6n causan sufri-
miento y que el investigador comienza con una lealtad general hacia el

principio de justicia o equidad en la sociedad y deja que las configuraciones


7 Lathrop, como las otras Mujeres de Chicago, tenia una larga historia de criticas hacia el sistema patronal
de contrataci6n que controlaba casi todas las agencias de servicios sociales de Chicago; concluy6 su estudio especfficas de la equidad emerjan de la investigaci6n. Esta Escuela jug6 un
Hull-House Maps and Papers con la queja, «Es tan cansado como que Cartago debe ser destruida, pero es papel importante en la formaci6n de las politicas sociales en EE. UU., ya
cierto que la Condado de Cook nunca Ilevarå a cabo apropiadamente sus deberes hasta
beneficencia del
que la politica se divorcie de ellas» (1895, p. 161). Pero como directora de la Children's Bureau adopt6 una
que sus miembros ayudaron a producir, a través de la National Conference
visi6n amplia de las leycs de la administraci6n påblica y us6 el poder que tenia para contratar a una abru- of Charities and Corrections, el articulo de referencia de su posicionamiento:
madora plantilla fernenina, y a menudo disefi6 los exåmcnes pcnsando en las mujeres que ella consideraba
«Social Standards for Industry». Ese articulo destac6 buena parte de
que 10
que se ajustaban especialmentc bien. Muncy (1991) proporciona una excelente explicaci6n del ejercicio
cle podcr de Lathrop para hacer nombramientos relacionados con la ley de la administraci6n påblica. hoy se asocia con el Estado del bienestar: regulaciones gubernamentales en

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciön coma defensa

la industria para lograr que todos los ciudadanos tuvieran un salario mf- LAS MUJERES DE CHICAGO Y LA TRADICIÖN
nimo, un sueldo pagado cada dos semanas, una jornada de ocho horas, DE LA SOCIOLOGfA FEMINISTA
una semana de seis dfas, la prohibici6n del trabajo en casa (es decir, del sis-
Una metodologfa de investigaci6n feminista. Las Mujeres de Chicago co-
tema de talleres textiles de explotaci6n laboral), seguro de desempleo, pen-
mienzan sus investigaciones por una situaci6n concreta, bastante literal-
siones para las personas mayores, compensaciones para los trabajadores y
protecci6n para las mujeres y los nifios en ciertas condiciones de trabajo. mente en su propio patio trasero, la Hull-House, el registro de votantes,
El articulo Ileg6 a ser parte del programa del Partido Progresista en 1912,
un debate en la Consumers' League sobre el aprieto de las dependientas en

y sus ideas estån detrås de la legislaci6n del Nuevo Pacto Social (New Deal). los grandes almacenes, un huelga importante de trabajadores textiles. Desa-
rrollan su teorfa de la manera que convincentemente articula Maria Mies
El tercer punto a anotar es la relaci6n ecléctica de las Mujeres de Chicago
(siguiendo a Mao Tse-tung): «Si quieres saber algo, debes cambiarlo»
con las ideas de las tradiciones te6ricas masculinas principales. Comparten
(1983, p. 125). Dejan Claro repetidamente en sus estudios empfricos que
con el funcionalismo la fascinaci6n por la sociedad como sistema de interre-
han alcanzado un entendimiento de las condiciones sociales al haber in-
laciones y persiguen la posibilidad de lograr cierto grado de equilibrio en la
tentado cambiarlas. A1 decidir sobre las estrategias en la recogida de datos,
sociedad. Se centran, como Durkheim, en la ley y sus textos, y creen, como
las Mujeres de Chicago son ejemplos pioneros del eclecticismo e inventiva
los funcionalistas posteriores, que el procedimiento legal deberfa tener una
funci6n de integraci6n a la hora de juzgar el conflicto social. Incluso asf, en
que las académicas feministas contemporåneas ven como una caracterfstica
su critica a la desigualdad social, en su atenci6n a los problemas producidos
de los métodos de investigaci6n feministas (Fonow y Cook, 1995; Rein-
por la desigualdad social, y en su compromiso moral con una sociologfa de harz, 1992). Se mueven fåcilmente entre los datos primarios y los secun-

defensa infundida de valores, son fundamentalmente diferentes de los fun- darios, y entre las expresiones cuantitativas y cualitativas de dichos datos.
Sus habilidades en 10 cuantitativo son sofisticadas, sus técnicas cualitativas
cionalistas. Las Mujeres de Chicago atribuyen gran parte del conflicto social
a las pråcticas de explotaci6n del capitalismo industrial moderno, de las que reflexivas e ingeniosas, y—a diferencia de algunas feministas modernas— no
sostienen que el Estado es c6mplice. Se posicionan como defensoras de aque- expresan tensi6n ide016gica al elegir entre estas aproximaciones. Esto puede
Ilos explotados por elcapitalismo y definen esa explotaci6n principalmente deberse a la gran cantidad de fuentes de datos, cualitativas y cuantitativas,
en términos de clase. Todo esto las vincula con Ia teorfa marxista del conflicto. que interrelacionan en sus informes. A menudo trabajaron en equipo y es-
Pero, a excepci6n de Kelley, las Mujeres de Chicago no fueron marxistas. cribieron de forma colaborativa.

Consideran la etnicidad y el género, asi como la edad, como factores pri-


Importancia de las mujeres. El género no es siempre Ia primera variable o
mordiales en las pautas de explotaci6n, y creen que las diferencias de clase se
la variable clave en el trabajo de las Mujeres de Chicago; pero es siempre
pueden superar y la sociedad se puede reformar con una llamada a la con-
una Son siempre conscientes de la posibilidad de que haya dife-
variable.
ciencia påblica para transformar el Estado. Como en el paradigma interpre-
rencias entre las experiencias de hombres y mujeres en la misma categorfa
tativo, las Mujeres de Chicago se centran en grupos, en enclaves de trabajo,
—inmigrantes, desempleados, trabajadores, miembros de la familia, com-
comunidades étnicas y barrios distintivos. Ven a estos grupos como personas
pafieros en una instituci6n—. Comentan los enormes cambios en la orga-
en interacci6n, en comunicaci6n simb61ica, e involucrados en el curso de
nizaci6n social trafdos por la industrializaci6n a partir de las experiencias
una acci6n significativa. Lo que separa a las Mujeres de Chicago de la tradi-
de las mujeres; cambios en el hogar y en la familia en todas las clases so-
ci6n interpretativa, de todas formas, es su comprensi6n de que los significa-
ciales, en el papel de las mujeres en la industria, al buscar trabajo y estar
dos no se producen por un intercambio igual entre partes, que el poder Siem-
sin trabajo, en las necesidades de ayuda econ6mica de las madres, en la
pre estå presente, manifeståndose en realidades fisicas objetivas y mesurables
creciente interdependencia de las personas en la Vida urbana, en los pro-
—dinero, recursos organizativos, espacio, tiempo, salud— y determinando el

resultado de las negociaciones sobre el significado.


blemas creados por el fracaso al actuar segån impulsos de amabilidad cru-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia dc las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

zando barreras de nacionalidad y raza, en la necesidad de sufragio, y en los La cuesti6n es que el empleo de madres de nifios pequefios a menudo pasa dc
problemas de la diferencia y la desigualdad crecientemente exacerbados ser un problema en la organizaci6n industrial a ser un problema de pobreza o
por el incremento de las discrepancias en riqueza. Y animan a las mujeres dependencia. En tales casos, la doctrina de los dependientes con la que los hom-
a ser agentes del cambio social a través de organizaciones como la Consumers' bres reafirman sus reclamaciones se aplicarfa ciertamente a ellos... [E]n el mer-

League, la General Federation of Women's Clubs, la National Women's Trade cado de trabajo, se puede prevenir que su presencia se convierta en una catåse

trofe solo con el pago de un salario familiar (Breckinridge, 1923, pp. 533-534),
Union League, y la National American Woman Suffrage Association.
EI grueso de los estudios que emergen de las Mujeres de Chicago se centra
Un ejemplo de la convergencia de muchas de estas predisposiciones y pre-
en las mujeres y los nifios, pero pråcticamente siempre extienden la discusi6n
ocupaciones es el anålisis de Breckinridge sobre la equidad en los salarios
a las vicisitudes de los hombres también, y especialmente las de los inmi-
en «The Home Responsibilities of Women Workers and the "Equal Wage"»
grantes. Sus investigaciones revelan el reconocimiento implicito de la nece-
(1923). Breckinridge apunta la complejidad de las relaciones que encierran
sidad de cruzar las variables de raza, género, localizaci6n geopolitica, y edad
frases como «responsabilidades familiares» e «igual salario» en su declaraci6n
en la comprensi6n de la situaci6n de la persona. Dibujan repetidamente estas
de apertura, «La demanda de las mujeres trabajadoras de un "mismo salario"
intersecciones: en los problemas de los ancianos pobres, en la discriminaci6n
para hombres y mujeres por el "mismo trabajo" es probable que no solo sus-
hacia los negros en la vivienda, en las condiciones de las viviendas de los tra-
cite Ia pregunta de qué es un 'mismo trabajo" y qué es "igual salario", sino
bajadores inmigrantes y en la infancia de los hijos de la clase trabajadora.
que también conduzca råpidamente a la cuesti6n de la carga relativa en la

forma en que hombres y mujeres que ganan un salario se hacen cargo de Conclusi6n. Las Mujeres de Chicago son hoy importantes para nosotros

las obligaciones familiares» (Breckinridge, 1923, p. 521). Después procede


tanto por el contenido de su sociologfa como por los modelos de rol que
a argumentar que es ampliamente reconocido que las mujeres en raras oca- combinaron con éxito una investigaci6n disciplinada con el compromiso
por un cambio social meliorativo. Aun asi es fitil recordar que no todas co-
mismo salario y que rara vez tienen la oportunidad de tra-
siones reciben el
bajar en 10 mismo que los hombres. Apunta como corolario a estas dos con-
menzaron con un compromiso con los ideales progresistas o con el cambio

diciones gemelas que «la diferencia entre el salario de uno y Otro grupo es social. Algunas —especialmente las Abbott, Breckinridge, Kellor y MacLean
Ilegaron al compromiso de usar la investigaci6n social para la mejora social
mayor que la diferencia entre el valor que sus respectivos productos tienen
solo después de haber realizado sus estudios universitarios y, como sostiene
para el empleador» (1923, p. 521). Dice que la consecuencia social de esto
Muncy (1991), solo tras sus estudios universitarios fracasaron en producir
es que las mujeres se convierten en «las eternas esquiroles de la industria»
trabajo en la universidad. Edith Abbott es quizås el ejemplo mås evidente
(1923, p. 523). Analizando los factores que conducen a que las mujeres co-
de un cambio de orientaci6n. Formada en la Universidad de Chicago y des-
bren menos, sefiala en primer lugar que las mujeres tienen mås probabili-
pués en la London School ofEconomics, cuando empez6 a vivir en la Hull-
dades de seguir la secuencia de trabajar y después casarse y dejar de trabajar;
House en 1908 estaba comprometida con el creciente ideal de la investiga-
segundo, ellas tienen menos probabilidad de estar bien organizadas en gru-
ci6n valorativamente neutra. Pero el entorno de la Hull-House —un entorno
pos para negociar los sueldos; y tercero, y mås crftico, que el salario del
que parece que ella encontr6 solo por la falta de posibilidades de carrera
hombre se define en términos de 10 que le permitirå mantenerse a sf mismo
académica para las mujeres— la cambi6. En un tributo a Lathrop en 1932,
y a su familia, mientras que el salario de la mujer se define en funci6n del
Abbott «rechaz6 la teorfa académica de que la investigaci6n social solo podia
supuesto de que ella solo se tiene que mantener a sf misma. Aun asf, muchas
ser "cientffica" si no tenia consideraci6n por el descubrimiento de resultados
mujeres j6venes trabajadoras que viven con sus padres normalmente con-
(Itiles socialmente y no tenfa interés por los seres humanos cuyas vidas se
tribuyen al «salario familiar conjunto». Las mujeres trabajadoras casadas re-
estaban estudiando» (citado en Muncy, 1991, p. 73).
presentan un problema para toda la sociedad.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciön como def•nsa

LECTURA 7-1 Se requiere poco trabajo de cada interno para mantener el lugar en orden.
Hay un asistente contratado en cada unidad... Tanto la enfermerfa como
EXTRACTO DE «THE COOK COUNTY CHARITIES» el sanatorio para enfermos mentales estån bajo el control de un superin-

[LA BENEFICENCIA EN EL CONDADO DE COOKI tendente.,.

DE JULIA LATHROP Las unidades de mujeres nunca estån tan masificadas como las de los hombres.
Por alguna curiosa ley de pauperismo e irresponsabilidad masculina, cuyo es-
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 143-153 y 158-161. Lathrop
tudio pormenorizado ofrece una tarea interminable para cualquier amante de
empieza con un comentario contextualizado sobre 10 que los mapas del
la recogida de datos, hay una amplia mayoria de hombres en los hospicios...
volumen muestran sobre la poblaci6n del barrio de la Hull-House. Después
explora 10 que le pasa a la poblaci6n cuando se enfrenta a emergencias con
Una indicaci6n curiosa del efecto de los duros tiempos se muestra en el

incremento repentino de 299 casos en la poblaci6n masculina, y de solo


sus ingresos demasiado escasos y deben acudir por ayuda a la beneficencia.
Observa varias organizaciones de caridad. Nuestro extracto se centra en la
16 en la femenina, casi un 25% en el primer caso y poco mås del 4% en
el segundo, desde enero de 1893 a enero de 1894...
enfermerfa y un puesto exterior de socorro. Enfatiza el rol de clase, la nece-
sidad de un püblico motivado, y los problemas de patrocinio estatal. En un invierno sin precedentes como el de 1893-1894, las unidades de
hombres estån completamente Ilenas, muchas de las cuales terriblemente
El estudio de estos mapas revela una arrolladora proporci6n de extranjeros,
sobremasificadas, y algunos pasillos se Ilenan a veces por la noche con col-
y un salario medio demasiado bajo como para permitirse algån ahorro, e
chones de paja para personas que duermen allf y no pueden ser acomoda-
incluso si existe, ese seguro es inefectivo para las emergencias, y nos conduce das en las unidades...
a investigar qué pasa cuando el recurso de la autoayuda se pierde... Cuando
investigamos, entonces, qué provisiones tienen para enfrentarse a la enfer-
Hay [en las unidades de cirugfa] normalmente de cincuenta a setenta y
Cinco nifios, de quienes una gran proporci6n son nifios pequefios con sus
medad, a un accidente, al desempleo, a la vejez, y a un accidente inevitable,
madres... El resto, quizås un tercio, son los residuos de todos los orfanatos
la muerte, nos preguntamos a qué se dedican algunas agencias externas...
y hospitales, que nadie se preocupa de adoptar porque no son atrac-
nifios
Experimentan, sin duda, el filåntropo e igualmente el soci610go una cierta tivos o tienen cicatrices o son enfermizos...
satisfacci6n al haber tocado fondo, y haber alcanzado los hechos absolutos;
y en algån sentido esto es 10 que hemos hecho cuando hemos Ilegado a las
Y bien, équé impresi6n recibe el visitante que acude a la enfermerfa, no
para analizar los grandes problemas de pauperismo y delincuencia, para
instituciones del condado. Estas son la enfermerfa, el sanatorio para enfermos
cuyo estudio este lugar ofrece oportunidades infinitas; ni para analizar el
mentales, el hospital, el hospital penitenciario, y Ia agencia del condado...
valor o la eficiencia de nuestro sistema de cuidados de los dependientes,
Para mostrar la relaci6n entre la poblaci6n en la enfermerfa y la poblaci6n
sino simplemente para analizar si el trabajo realizado se estå Ilevando a
de este distrito [Hull-House], basta con sefialar que de las 5.651 admisiones
cabo adecuada y razonablemente? éTenemos dificultades para comprender
durante el afio 1893, 3.563 fueron de personas nacidas en el extranjero...
el temor universal del «Condado»?...
La enfermerfa es un gran edificio de ladrillo, con muchas unidades bien
La falta absoluta monotonia y el aburrimiento, la dis-
de intimidad, la
iluminadas y limpias, con calefacci6n a vapor...
ciplina... [L]os mås decentes y
mås despreciables desean igualmente
los

cualquier provisi6n para sentir un poco de comodidad hogarefia, para la


diversi6n o las distracciones de ellos mismos y sus obligados vecinos.
Fuente: Julia Lathrop, (ahe Cook County Charities», en Hull-House Maps and Papers, (Boston: Crowell,
1895), pp. 143-161.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920), La investigaciön como defrnsa

Si maridos y mujeres se ven obligados a ir a la enfermerfa, siempre son se- Desde el Punto de vista del receptor, se hace una constante critica a la agencia
parados, sin importar qué edad tengan, 10 enfermos que estén, ni 10 ino- de asistencia del condado. Dice que el carb6n se reparte lentamente y en es-
centes que sean. La actitud de una pareja irlandesa de ancianos que conozco casa medida, que los asistentes muestran favoritismos, que los entierros se
me indic6 hasta qué punto puede ser dolorosa esta separaci6n... Cuando atrasan y son inhumanos; y los hechos le dan la raz6n. Pero cualquiera que
se les sugiri6 [en el hospicio del condado] entraron en pånico; y la anciana, esté familiarizado con el trabajo diario de esta agencia debe sentir que 10
que tendrfa unos noventa afios, dijo, «Oh, tendrå que irse con los hombres; asombroso es que los 1 ()0.000$ destinados a este trabajo estén realmente tan
yo tendré que irme con las mujeres, y nos quitarån todas nuestras ropas. injustamente repartidos como nosotras vimos. Los métodos de esta oficina
Yo me puedo apafiar mås o menos; pero él es algo torpe, y no puede... Dé- (con sus registros guardados segån elige cada cambiante administraci6n), sus
jenos estar aqui [en casa]».„
subsidios sujetos a todo tipo de pequefias influencias polfticas, y su fracaso
[E]n la enfermerfa, como en las otras tres instituciones del condado, el para cooperar con la beneficencia privada, no los puede aprobar la ciencia.
eje sobre el que gira la cuesti6n del... cuidado y de la atenci6n de estos seres
Solo los gastos corrientes de estas instituciones le cuestan al condado casi
debilitados, es el cambio en el personal del equipo del condado.e. la asig-
700.000$ al afro, con los que proporcionan puestos asalariados a quinientas
naci6n de todas las personas que tienen un cargo en esta comunidad se
personas o mås y, por supuesto, con los que cubren en cierta medida las
hace y se cambia solo en funci6n de la preferencia politica...
necesidades de una gran poblaci6n dependiente que es en el presente un
[S]i la constante sucesi6n de nuevos enfermos es perjudicial para el co- factor inevitable de nuestro problema social. Tal estado de irresponsabilidad
rrecto trabajo de la enfermerfa, équé se debe hacer... d6nde se va a cuidar que la investigaci6n evidencia una y Otra vez nos Ilega a desanimar. Estamos
a la gente enferma? pone al cuidado constante de una enfermera for- impresionadas por la falta de sistematizaci6n y clasificaci6n de los benefi-
mada para ello, dia y noche, al hombre o a la mujer aquejado de una do- ciarios de la enfermerfa y la agencia del pais para la asistencia en el exterior.
lencia de las que la ley de Illinois reconoce finalmente como enfermedad? Estamos impresionadas por 10 inhumano de la gesti6n con los hombres,
Para nada. Excepto si alguien tiene «influencias».
las mujeres y los nifios apifiados, victimas de la desgracia y reliquias de la

La prueba mås espectacular de la pobreza que afect6 a Chicago por la de- disipaci6n, los holgazanes, los delincuentes ineficientes, el convaleciente
presi6n econ6mica general, y de los inevitables deshechos humanos que dej6 sin dinero, bajo un mismo techo y un mismo castigo...
la Feria Mundial a nivel local, se pudo ver a diario durante todos los meses
... éCuåntas personas de la ciudad de Chicago, cuyos ingresos las manten-
mås duros del invierno de 1893 y 1894. Eran multitudes apremiantes y
gan a salvo de la posibilidad de tener un interés personal por estos lugares,
compactas de cientos de hombres harapientos y mujeres con chal o capu-
los visitan alguna vez o saben siquiera d6nde estån? Mås aån, •ecuåntas de
Cha, viniendo de todas partes de la gran ciudad... que permanecfan hora
ellas se dan cuenta de que sus visitas, su interés real, es todo 10 que se ne-
tras hora sosteniendo la cesta de la compra por encima de sus cabezas para
cesita para hacer que estas instituciones den un buen servicio? No hay nin-
que la revisara la policia, polfglotas, pero con elmismo idioma comån de
guna pésima administraci6n tan fuerte como para persistir ante la atenci6n
su persistencia, su cansancio, del frfo y del hambre... Cuando finalmente
y el conocimiento påblicos. El püblico tiene ahora y tendrå exactamente
el solicitante entraba en el despacho, se vela en la s6rdida sala de espera de
las instituciones que demanda, administradas exactamente como requiere
la Agencia del Condado de Cook, desde la que se le dispensaba asistencia
su discernimiento. Es tan cansado como que Cartago debe ser destruida,
en el exterior. Proporcionaba su nombre y su direcci6n, y un asistente re-
pero es cierto que la beneficencia del Condado de Cook nunca Ilevarå a
munerado le mås tarde. Segån su informe se le concederfa o de-
llamarfa
cabo apropiadamente sus deberes hasta que la politica se divorcie de ellas.
negarfa el combustible y la raci6n. O, si se le habfa concedido ya la solici-
tud... se Ilevarfa de allf la asignaci6n de comida y una barra de jab6n duro,

el proveedor le enviarfa posteriormente el carb6n...

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

LECTURA 7-2 Ley de Massachusetts (MassachusettsAct) se convirti6 en realidad. Los demås


estados siguieron el ejemplo establecido de manera que, en el presente, casi
todos los estados con grandes intereses manufactureros tienen una buena ley
EXTRACTO DE «TWO WEEKS IN DEPARTMENT STORES»
de fåbricas. Illinois es una notable excepci6n... Nosotros estamos justo en
[DOS SEMANAS EN UNOS GRANDES ALMACENES],
vfsperas de una movilizaci6n por la mejora de las condiciones de trabajo de
DE ANNIE MARION MACLEAN
una vasta armada de vendedoras y nifios en las cajas... Y acometf mi labor
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 721-739. Este es uno de los para ayudar, en pequefia medida, al movimiento de concienciaci6n aquf...
primeros trabajos de investigaci6n con observaci6n participante. MacLean
[N]o fue hasta después de varias visitas que me prometieron un puesto
conecta investigaci6n y reivindicaci6n en sus vinculos con la Consumers
de tres d61ares a Ia semana... Con el empleo acordado, parecfa 16gico hos-
League. Cree que la relaci6n entre género y clase determina la calidad de la
pedarme en alguna casa para mujeres trabajadoras, ya que el ambiente que
Vida de las vendedoras de unos grandes almacenes.
tal lugar me proporcionarfa mejores resultados. Tuve suerte de encontrar
Es tan comån que las personas que compran productos no piensen abso- un lugar de 10 mås satisfactorio no lejos del coraz6n de la ciudad, y alli me
lutamente nada sobre los empleados que las atienden, o las condiciones en fui como mujer trabajadora... Una gran proporci6n de las sesenta y Cinco
las que se produjeron los que parece oportuno justo ahora, que
artfculos, residentes éramos vendedoras y, en el trascurso de las conversaciones, me
la Consumers' Leaguet ha empezado una cruzada para educar al påblico, dieron mucha informaci6n ttil...

dar una imagen real de algunas de las condiciones que existen en Chicago...
Eses por tanto, fue el lugar desde el que sali para empezar a trabajar el lunes
Con la intenci6n de confirmar algunas cosas que solo se podfan aprender acordado por la mafiana... Llegué a mi destino sin demora a las ocho, la
desde dentro, se Ilev6 a cabo la investigaci6n que va a constituir el tema de hora de apertura... Pero el director habfa cambiado su opini6n sobre el sa-
este articulo. Pareci6 evidente que se podria obtener informaci6n valiosa lario, y me dijo que me darfa dos d61ares a la semana mås un 5 por ciento
si alguien estuviese dispuesto a soportar las dificultades de la Vida de una
de comisi6n por las yentas, en lugar del salario fjo que habfa mencionado
vendedora, y ser capaz de realizar una valoraci6n sobre las condiciones ob-
en nuestra anterior entrevista.e. Me enviaron al departamento de juguetes,
La urgencia de la necesidad,
servadas a partir de la experiencia personal.
donde me encontré con otras sesenta y Cinco que iban a ser mis compafieras
junto con un interés entusiastaque desarrolla la Consumers'
por el trabajo
en el duro trabajo...
League, me Ilev6 a unirme al elenco de empleadas de venta al por menor
durante dos semanas, durante la avalancha de las compras de vacaciones... Todas trabajåbamos en la doble tarea de supervisora y dependiente, y nues-

El consumidor deberfa saber hasta qué punto sus compras de Navidad su- tra funci6n consistfa en comprobar que nadie escapara sin haber com-

ponen dificultades para las empleadas...


prado... La causa de tal actividad de vigilancia por parte de tantas emple-
adas era el 5% de comisi6n que iba a complementar el salario semanal de
Desde 1830 hasta 1874 la inquietud por la protecci6n de las mujeres y
dos o tres d61ares...
los nifios no Ileg6 a las fåbricas, hasta que finalmente, en fecha mås tardia, la
Una de las dificultades al principio era conocer todos los precios, ya que
frecuentemente cambiaban durante el dfa...

t La Consumer/ League de
Illinois fue organizada por las antiguas alumnas universitarias de esta ciudad en

febrerode 1897, cuando se adoptaron unos criterios y se redactaron unos estatutos provisionales. Se cre6 Cada mafiana habfa rebajas especiales... Pero pronto aprendimos qué cosas
una organizaci6n permanente, con la Sra. Charles Henrotin como presidenta, en la reuni6n mantenida un dfa para Otro, y las breves instrucciones del director
iban a «triunfar» de
en la Hull-House el 30 de noviembre de 1898. La liga actualmente tiene unos ochocientos miembros.
cada mafiana eran suficientes para mantenernos informadas sobre las gan-
Fuente: Annie Marion MacLean, «Two Weeks in Department Stores», American Journal of Sociology,
4 (1899), pp. 721-741. gas...

448 4-49
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciön como defensa

Oh, i'qué cansancio esa primera mafiana! Las horas parecfan dfas. El pensa- tras la medianoche, y pronto me di cuenta de que me estaban siguiendo.
miento predominante en mi cabeza era (GES posible que pueda estar de pie La caza continu6 durante dos manzanas, hasta que Ilegué tambaleåndome
todo el dfa?»... no habfa asiento de ningån tipo en la sala y la finica manera sin aliento a la entrada de mi edificio, con mi perseguidor a menos de cinco

en que una podia tener un momento de descanso era sentåndose en el mo- pasos. Mi terror me habfa dado la fuerza para huir de él...
biliario infantil que estaba a Ia venta en una parte de la planta... [A aquellas El domingo en casa era un dia tranquilo. Todo el mundo estaba cansado y
que encontraban descansando asi les hacfan una seria advertencia]. Por la
desanimado... La mayorfa de las chicas... vigilaban sus pequefias ganancias
noche los hombres y también las mujeres renqueaban cansadamente por la con cuidado. Para mis gastos yo me guiaba por los de ellas y Ilevaba un re-
planta, y muchas ventas se realizaban en una completa agonfa ffsica.
gistro preciso de mis desembolsos semanales. Aqui presento los conceptos:
[N] uestro establecimiento estaba abierto cada noche hasta las diez mås
Pensi6n de una semana 2,50 $
o menos, y la finica compensaci6n que nos daban por el trabajo extra era
una cena... Nos alimentaban en tropel y nos echaban de alli con prisas Tarifa tranvfa, 6 dias a IOC 60
antes de que la filtima boca Ilena hubiese tragado. El ment consistfa en
75
Comida 5 dias, a 15c
una cena de carne y un guiso de ostras... [Ell llamado guiso consistfa en
Comida un IOC 10
un bol de leche caliente, en el fondo del que se ocultaban tres ostras, a ex- dfa,

cepci6n del dfa memorable en que me encontré cuatro. [MacLean proporciona un registro detallado que suma un total de gastos
Los dias en la tienda eran todos parecidos, con su fatiga interminable. de 4,79$].
Habfa ratos en los que la avalancha era mayor; después de nuevo no tenia-
Lo que gané en la semana fue 10 siguiente:
mos nada que hacer aparte de permanecer por alli y hablar. Por eso nos
Salario 2,00 $
Ilegamos a conocer sorprendentemente bien en poco tiempo. Hablåbamos
de nuestros salarios y comparåbamos las hojas de ventas en cada ocasi6n Comisiones 3,25 $

posible... La angustia mental de algunas de las chicas cuando vefan por la 5,25 $
noche las escasas ventas que habian hecho es imposible de describir.
Menos multas 0,30 $
Yo pude elegir convertirme en trabajadora, y soportar las dificultades de la
4,95 $
faena dura, y vivir la Vida del obrero, y recibir los mismos sueldos de ina-

nici6n, peronunca podré experimentar el abyecto infortunio de no saber Por tanto, tenia un saldo positivo de dieciséis céntimos después de pagar
a d6nde cuando el filtimo d61ar se haya agotado. Tres d61ares a la semana
ir
mis facturas, y esto era 10 mismo que tenia mucha gente. A ese ritmo me
para una chica sola en la ciudad significa hambre o vergüenza...
Ilevarfa mucho tiempo ganar 10 suficiente para comprar un par de botas...
EI vestidor, el bafio y el mås asquerosos y sombrfos en
comedor eran los
Las horas se hacfan muy largas. Trabajåbamos de ocho de la mafiana a once
los que nunca he tenido la desgracia de entrar. .. Y alli era donde las mu-
de la noche, con la excepci6n de la vispera de Navidad, que trabajamos
jeres que trafan sus almuerzos tenfan que comerlos. [Por la noche] habfa
hasta las doce...
siempre hombres en las esquinas de las calles preparados para hablarles a
las chicas que iban solas, y un paso dudoso significaba peligro. Casi todas ... iMe parecfa que mis pensamientos estaban siempre centrados en mis pies!
las mafianas las chicas tenian alguna historia que contar de encuentros con Nuestros brazos se cansaban, también. Tenfamos que saber negociar bien

hombres de todas clases, y por una experiencia propia pude comprobar con el stock. Un hombre me hizo abrir y coger las mufiecas de diecinueve

que, en efecto, no estaban exagerando. Una noche, bajé del tranvfa tarde, cajas para ver si no podia encontrar una con los Ojos negros y el pelo rubio.

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La Fscuela de Sociologia de las Majeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Le dije que se habfan vendido todas, al precio que deseaba, pero querfa que LECTURA 7-3
verificara mi afirmaci6n. Como si le importara a un bebé de dos afios..

[L]os salarios eran desgraciadamente insuficientes. El promedio era de EXTRACTO DE «AIMS AND PRINCIPLES OF THE
cuatro a Cinco d61ares a la semana... Que se atravesaban los caminos de la CONSUMERS' LEAGUE» [OBJETIVOS Y PRINCIPIOS DE
deshonra para suplementar los bajos ingresos era un hecho abiertamente LA LIGA DE CONSUMIDORESI DE FLORENCE KELLEY
conocido entre las chicas. .. Consideraban la cuesti6n finicamente desde
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 289-299. Kelley reivindica tanto
un punto de vista comercial, y justificaban su conducta por 10 apremiante
la ética como el interés propio e insta a la necesidad de organizarse.
de la necesidad. Las propias chicas decfan... «Si no consigo un salario
mayor tendré que volverme mala. Pero odiarfa deshonrar a mi familia»... A 10 largo de nuestras vidas elegimos, o la elecci6n se hace por nosotros,
Tenemos que ganarnos la vida». c6mo disponemos del dinero... Cuando 10 hacemos, ayudamos a decidir,
aunque inconscientemente, c6mo pasarån el tiempo nuestros compafieros
Todas las dificultades de la Vida de la chica de la tienda son menores
hombres haciendo 10 que compramos. Pocos de nosotros podemos dar
ante este grave peligro que tiene que afrontar. Un apoyo adecuado es la
mucho a la caridad... Pero sean cuales sean nuestras donacioness son
primera necesidad. La mejora de las condiciones sanitarias y de las opor-
menos decisivas para el bienestar o el infortunio de nuestros compafieros
tunidades para el descanso pueden ocupar perfectamente un segundo lugar.
que nuestros gastos habituales. Para un hombre es importante aquello en
Se puede hacer que estén seguras por ley; pero debe haber una acci6n uni-
10 que le convierte su trabajo —un artista, un artesano, un esclavo, una vic-
taria por parte de los compradores y las propias vendedoras se deben orga-
tima del taller textil de explotaci6n laboral, o simplemente para que dé
nizar. Se deberfa fomentar el espfritu sindical, y ensefiar a las mujeres tra-
menos låstima, un trabajador del taller textil—. Todos estas y muchas mås
bajadoras el poder del esfuerzo conjunto.
clases de trabajadores existen para suministrar las demandas que estån re-
En las dos semanas que estuve empleada trabajé ciento setenta y cinco presentadas en nosotros, en nuestros amigos y en nuestros conciudadanos.
horas y recibf once d61ares y ochenta y ocho centavos, o algo menos de 6
Aquellos de nosotros que disfrutan del privilegio del voto pueden ayudar,
centavos la hora. Voy a presentar aqui, en forma de tabla, informaci6n
una o dos veces al afio, a decidir sobre la tarifa, o la moneda, o la tasa de
que reunf de mis compafieras trabajadoras sobre ellas mismas. [La tabla
impuesto local que se ajustarån a nuestras industrias. Pero todos nosotros,
de MacLean describe a sus informadoras en funci6n de su empleo, horas
en cada momento, decidimos con nuestros gastos qué industrias sobrevi-
de trabajo, horas extras, salarios semanales, compensaciones adicionales,
coste de Vida semanal, estado civil y salud]. virån, y en qué condiciones.
Expresado de forma general, el objetivo de la National Consumers' League
es moralizar esta decisi6n, reunir y poner a disposici6n informaci6n que
nos capacite para decidir a la luz del conocimiento, y recurrir a las concien-
cias, de manera que cuando se tome una decisi6n, esta sea la correcta.

La Consumers' League actåa, por tanto, sobre la proposici6n de que es fi-

nalmente el consumidor el que determina toda la producci6n, ya que cual-

Fuente: Florence Kelley, «Aims and Principles of the Consumers' League», American Journal ofSociology,
5 (1899), pp. 289-304.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge
La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

quier producto dado debe dejar de producirse si todos los consumidores


dejan de comprarlo...
nando en el proceso a un gran nåmero de comerciantes y fabricantes que
adivinan sin éxito los deseos del pt'lblico...
Sin embargo, aunque todo el grupo de consumidores determine, en este
largo camino a largo plazo, 10 que se producirå, el consumidor particular La Consumers' League reconoce el hecho de que esta previsi6n ciega, que in-
no tiene actualmente, por deseo de la organizaci6n y por su conocimiento fiere y deduce los deseos del consumidor a partir de su acci6n en el pasado,

técnico, los medios adecuados para hacer ofr sus deseos, hacer que su de- aunque sea casi universal en este pais, no es una consecuencia inevitable de
manda sea una demanda efectiva... ninguna ley natural o social. Toda ley sobre fabricaci6n se promulga en re-

conocimiento del hecho de que las relaciones humanas de oferta y demanda


Se cuestiona a veces si... es cierto que en general las leyes protegen al com-
son susceptibles de modificaciones favorables; el movimiento cooperativo
prador, y que el productor vuelca todas sus energfas en cumplir 10s deseos
es un testimonio mås del mismo hecho; la Consumers' League, åltima en Ile-
de los consumidores... estas son realmente dos preguntas, y deben con-
testar separadamente. gar a este terreno, aspira atln a Otra demostraci6n de esta verdad.

Por 10 que se refiere a la segunda parte de la consulta, si el conumidor estå


Primero, productor y su esfuerzo por cumplir 10s deseos del consumi-
la del
dor. Es cierto que cada fabricante estudia el mercado; condicionado para o no sustancialmente protegido por las leyes... [ulna de las consideraciones
mås importantes es el hecho de que la legislaci6n no es de ninguna manera
tener éxito en sus negocios. .. El fracaso de un porcentaje enorme de fabri-
uniforme en todos los estados. ... [Y] por la constituci6n de los Estados
cantes muestra 10 diffcil de esta tarea de inferencia... Las dificultades del fa-
Unidos ningfin estado puede prohibir la importaci6n de bienes elaborados
bricante se intensifican enormemente por la extraordinaria incompetencia
en otro estado, por mucho que los criterios acerca de las condiciones de
del comprador «promedio» por su propia cuenta 10s artfculos de-
fabricaci6n en ese estado puedan ser menos estrictos que los suyos propios.
seados. éQué ama de casa puede detectar, sola y sin ayuda, 10s qufmicos per-
judiciales en sus suministros de leche, pan, carne o remedios caseros?... Aunque no sea con otro prop6sito, parece que hay espacio en la National
Consumers' League para trabajar en la promoci6n de una legislaci6n uni-
[U]n gran volumen de productores han recurrido durante mucho forme que proteja al consumidor.
tiempo a la estrategia mås simple de la publicidad. Esta no requiere nin-
guna calidad en la educaci6n. No estå claramente pensada para educar o
Tampoco es esto todo. .. El Departamento de Trabajo de Washington, la

agencia estatal de estadfsticas laborales, los inspectores estatales de las få-


instruir sino para estimular, persuadir, incitar, seducir e inducir al indife-
rente a comprar. Gran parte de la publicidad actual... apunta directamente bricas, los equipos municipales de salud, todos publican... informaci6n
a la ignorancia del comprador. disefiada a instruir e iluminar al påblico... [Pero] ninguno de estos fun-
cionarios publica la lista de sastres a quienes los comerciantes textiles les
A1 productor la liga le ofrece la condici6n que mås necesita para el éxito:
dan sus productos para fabricarlos; como tampoco ninguno de ellos pueda
un conjunto de consumidores estables de alguna manera. En Gran Bretafia,
dar informaci6n posiblemente sobre d6nde se pueden detectar con éxito
donde movimiento cooperativo ha crecido lentamente hasta proporcio- las adulteraciones de alimentos en las cocinas privadas. Hay una necesidad
nes enormes, los compradores, uniendo sus intereses, han Sido capaces de
apremiante de que una sociedad privada investigue ciertas ramas especificas
emplear a compradores expertos que pueden estipular de antemano las
de la producci6n... para garantizar que los productos se fabrican en con-
condiciones de la fabricaci6n, como 10s precios y las calidades; y obtener diciones higiénicas y saludables.
en respuesta a la demanda estable que representan, bienes producidos por
fabricantes conscientes, de antemano, de 10s deseos de esta parte del
De forma incidental, es cierto que es probable que la comunidad disfrute

blico comprador. En este pais, en ausencia de tales organizaciones, se deja


de los beneficios de una aplicaci6n mås rfgida de las ordenanzas y los esta-
que la Oferta y la demanda se regulen ellas automåticamente, arrui- tutos de forma proporcional a su colaboraci6n con los funcionarios que
escriben estos informes a través de organizaciones voluntarias...
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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigacibn como defensa

La National Consumers' League actåa sobre la proposici6n de que, para descubrir el potencial criminal detectando los rasgos fisi016gicos y menta-
constituir una demanda efectiva de los bienes elaborados en las condiciones
les. Kellor trabaja aqui para establecer los factores sociales y ambientales
adecuadas, debe haber un nåmero de consumidores suficientemente gran- que inducen a la gente a cometer actos delictivos, cuestionando la teorfa
de como para asegurar compras estables y considerablemente grande como de una predisposici6n genética al delito. El Club de Mujeres de Chicago
para compensar los gastos incurridos por los empleadores justos... Los cri-
financi6 parcialmente su investigaci6n.
terios adoptados actualmente abarcan cuatro requisitos, a saber: que todos
Aunque. a menudo estén estrechamente interrelacionados con las con-
los productos se fabriquen por el fabricante siguiendo sus propias premisas;
diciones psiquicas, écuåles son algunos de los factores [sobre la delincuencia
que se acaten todos los requisitos de la ley estatal de fåbricas; que no se
femenina] verificados por la investigaci6n soci016gica? Entre las fuentes y
emplee a ningån nifio por debajo de y que no se trabajen
los dieciséis afios;
losmétodos se incluyen..€ el håbitat de las delincuentes... los datos que
horas extras. Se espera que en un tiempo razonable pueda ser posible incluir
muestran los registros institucionales, las observaciones que recogen las su-
algån requisito sobre salarios mfnimos...
pervisoras segån las captan ellas, y el interrogatorio a las delincuentes ya
Desde el éxodo de la fabricacidn en el hogar, la gran funci6n industrial de sus c6mplices... El interrogatorio a las delincuentes y sus c6mplices se Ileva
las mujeres ha Sido la de compradora... Es, por tanto, muy natural que el a cabo frecuentemente. .. durante conversaciones aparentemente casuales
primer esfuerzo por educar al gran conjunto de variados compradores sobre con las mujeres en las prisiones.
el poder del consumidor fuese emprendido por las mujeres, entre mujeres,
Los resultados que se obtienen de estas fuentes y con estos métodos se pueden
y para favorecer a las mujeres ya los nifios. Habiéndose probado exitoso,
agrupar en los siguientes temas: naturaleza del delito, edad, nacionalidad,
en limites moderados, en ese terreno, ahora se estå extendiendo a otras per-
religi6n, estado civil, nümero de hijos, ocupaci6n, educaci6n, håbitos, rein-
sonas con independencia de su edad o sexo.
cidencia, degradaci6n, sentido moral, influencia econ6mica, padres y sus
ocupaciones, laboriosidad, c6mplices, enfermedad, influencias bi016gicas.

La pregunta que surge a menudo: éQué delitos cometen las mujeres mås
LECTURA 7-4 comfinmente? los delitos de las internas de los asilos para pobres son...
contra la moral påblica, el orden påblico, y las normas påblicas... [E]n
EXTRACTO DE «PSYCHOLOGICAL AND ENVIRONMENTAL las penitenciarias. .. los delitos son sobre todo contra la propiedad y la se-
STUDY OF WOMEN CRIMINALS» [ESTUDIO PSICOLÖGICO guridad pfiblica. Cuando se amenaza la seguridad pfiblica, como en los
Y AMBIENTAL DE MUJERES DELINCUENTES] homicidios, las condiciones emocionales de la mujer entran en juego, a di-
DE FRANCES KELLOR ferencia del caso de los hombres, para quienes el motivo suele ser conseguir

algån beneficio.
Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 671-682. Este es el segundo de
Por 10 que se refiere a la edad de las mujeres delincuentes, no se puede decir
dos artfculos de Kellor; en el primero expone los resultados de las medidas
casi nada. Esto depende completamente de sus declaraciones, que no son
ffsicas que tom6 de las delincuentes, como sugerfa en su investigaci6n y
de fiar...
teorfa el soci610go italiano Cesare Lombroso, que argumentaba que la de-
Los registros institucionales ponen el acento en la nacionalidad y la reli-
lincuencia era innata en algunas personas y que el cientffico social podia
gi6n. Estos parecen tener un efecto negativo en comparaci6n con otros
factores... a menos que se conozca el lugar de nacimiento de los padres, y
Fuente: Frances Kellor, «Psychological and Environmental Study of Criminals», American
el tiempo que Ilevan los padres y las delincuentes en América. Las fuerzas
Journal ofSociology, 5 (1900), pp. 671-682. sociales y sus efectos sobre ellas son por Otra parte incomprobables.

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Patricia M. Lengerrnann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

La primera objeci6n a las conclusiones sobre las estadfsticas referentes a la en las referencias que establecemos para los dos sexos. Decimos que la
religi6n es que estån muy estrechamente relacionadas con la nacionalidad... mujer estå peor, pero 10 valoramos asi por comparaci6n con el ideal de

No es muy importante la cuesti6n de si numéricamente hay mås mu- mujer, no con el ideal comån... La dejadez en la conversaci6n y en las ma-
jeres delincuentes casadas o solteras como el hecho de que haya una canti-
neras, la falta de higiene en los håbitos y en la persona, existen en un alto

dad tan grande de mujeres casadas en las prisiones. A menudo estas mujeres grado; pero los hombres y las mujeres vienen de las mismas clases, tienen

los mismos references y conocen la misma Vida. Por tanto, desde este punto
son madres... [L]as cifras varian segån la localidad, pero muestran que...
de vista las mujeres no estån mås degradadas que los hombres. ..
[e]l matrimonio de muchas de estas mujeres no las aleja completamente
del mundo competitivo, ya que tienen que contribuir frecuentemente al Intenté sacar algo de luz sobre las oportunidades durante la infancia, a par-
sustento de la familia... [Llas conversaciones con algunas de las mujeres tir del mlmero de hijos en la familia de la delincuente, que combiné con
revelan un grado elevado de infelicidad doméstica... la dureza del entorno informaci6n sobre las condiciones econ6micas, si estaba disponible. ..
y la brutalidad de sus c6mplices...
El nåmero de hijos, junto con la ocupaci6n de los padres, que era normal-
Considero importante la ocupaci6n por muchas razones. De las 1.451 mu- mente algån tipo de venta o trabajo no cualificado, y la temprana edad a
jeres en la Isla de Blackwell, 1.208 eran empleadas domésticas, 125 amas la que muchas de ellas buscaron trabajo, muestran que sus oportunidades

de llaves (normalmente una ocupaci6n dudosa relacionada con el concu- de avanzar debfan haber Sido inferiores de las de quienes habian logrado
binato)... Un anålisis de la clase de empleadas domésticas, tal y como estån una buena educaci6n.
en las ciudades, puede sugerir [que] La actividad de las mujeres proporciona Otra condici6n interesante. De
[p]or las siguientes razones, no hay otra ocupaci6n para las mujeres que
1 1 5 registradas, 60 admitieron que estaban desocupadas cuando cometie-
incluya a tantas delincuentes: (1) el gran nåmero de mujeres en esta ocu- ron el delito.

paci6n, (2) es la ocupaci6n de muchas mujeres de las clases mås bajas Que las condiciones econ6micas de la mujer la hacen mås vulnerable a la in-
cuando otros medios fallan; (3) los salarios inadecuados para la satisfacci6n moralidad ha Sido tan ampliamente estudiado en otros trabajos que solo
de sus deseos en vestido y diversiones (4) el camino fåcil que esta ocu-
• aporto una ilustraci6n, resultado de una investigaci6n en Nueva York. Tras
paci6n proporciona hacia la prostituci6n, a través de sus tentaciones, casi recortar de los peri6dicos unos treinta anuncios para oficinistas, taqufgrafos,

todos los casos de prostituci6n que resultan de la seducci6n son de esta contables, etc., mi ayudante fue conteståndolos. Aunque visit6 solo algo mås
clase; (5) las oficinas de empleo para sirvientas que a menudo 10 que pro- de la mitad de los lugares, casi todos ellos fueron trampas que le tendieron
curan son lugares para la prostituci6n; (6) la educaci6n limitada y la per- con prop6sitos inmorales, y las propuestas se las hicieron tan abiertamente

cepci6n err6nea de la relaci6n entre las cosas, especialmente cierto para el que declin6 contestar mås. A una chica que depende de sf misma en una gran
colectivo extranjero... ciudad, le ofrecen de forma atractiva las oportunidades para la inmoralidad...

[E]ncontré mås confusos los datos correspondientes a la educaci6n... A pesar de que se presenten factores como los anteriores. no se realizan

[S]e debe comprobar la educaci6n, y no [confiar] en la aserci6n verbal de intentos para negar la falsedad del lado bi016gico de la delincuencia...

la delincuente. .. [Por ejemplo,] a través de mis tests me enteré del grado ... [Pero] queda mucho trabajo por hacer aqui y mucha investigaci6n sobre
y del nivel de lectura vigente cuando la persona dej6 la escuela... las clases no delincuentes, pero de las que proceden los delincuentes...

Es una opini6n prevaleciente que cuando las mujeres son delincuentes Dos cosas se necesitan en un estudio de sociologfa criminal: una pre-
se degradan y abandonan mås que los hombres. De la observaci6n de sentaci6n de Ios hechos que haga posible una actitud mås racional y soli-

ambos sexos, se deduce que esto parece mås bien debido a las diferencias daria de parte de la clase no-delincuente, una legislaci6n que fuerce a re-

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La Fscuela de Sociologia de las Mujeres de La sa
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Chicago (1890-1920). investigaciön como

conocer estos hechos, y no volver a los precedentes de la Edad Media en la gente asalariada por obtener, en forma de tiempo libre, una parte pro-
esta iniciativa. Las necesidades son tales que deberfan presionar a que cual- porcional de las ganancias universales que resultan de la productividad in-
quier ciencia que se presente como fiable y liberal se ponga al servicio de crementada en cada ocupaci6n, debido a la mejora incesante de la maqui-
la investigaci6n social, y la alivie de la carga de la mera teorizaci6n. naria, es sin embargo susceptible de interpretaci6n.

Obviamente el rasgo caracterfstico de la Vida industrial del siglo XIX era el

aumento sin precedentes de la producci6n en todas las ramas... La cuesti6n


LECTURA 7-5 ética fundamental del siglo fue, en esencia, la distribuci6n equitativa de
estas posesiones nuevas adquiridas por la raza humana.

EXTRACTO DE SOME ETHICAL GAINS THROUGH mås preciado que todo 10 enumerado es el ocio como consecuencia
uizås

LEGISLATION [ALGUNAS MEJORAS ÉTICAS A TRAVÉS imponderable e inmaterial para el ser humano. .. Aun asi, por raz6n de su
DE LA LEGISLACIÖN], DE FLORENCE KELLEY distribuci6n desigual, permaneci6, en la forma asocial y vulgar de tiempo
desempleado, como la desgracia y la tristeza de una buena proporci6n de
Esta selecci6n se ha extrafdo del capftulo 3, The Right to Leisure», påginas
(K
la clase trabajadora, que estaba condicionada a dedicar generaciones a un
105-126. En este libro, Kelley presenta argumentos a favor de ciertos de- esfuerzo organizado por regular, equilibrar y redistribuir su tiempo de tra-
rechos båsicos de la gente, tales como el derecho a la infancia o, en el caso bajo y su tiempo libre. ..

a continuaci6n, el derecho al ocio. Ofrece un anålisis en capftulos diferentes


Asegurar el ocio diario es un elemento esencial para una Vida saludable,
de cada legislaci6n en particular que ha intentado hacer cumplir las normas
Sin él, la infancia es infortunada, perversa, dcforme; la edad adulta se
que garantizan dichos derechos, y de la suerte de dicha legislaci6n en las
vuelve innoble y no merecida por un ciudadano de Ia Repfiblica. La auto-
cortes. Aqui defiende que las asociaciones de voluntarios y el Estado hagan
ayuda y la autoformaci6n entre los asalariados dependen tanto del ocio
efectivo el derecho al ocio.
diario como del trabajo diario. La fatiga excesiva impide la posibilidad de
El esfuerzo por establecer el derecho al ocio vino de un movimiento carac-
reuniones bien dirigidas de clases, logias, sociedadcs cooperativas y otras
teristico del siglo XIX, que acompafid al desarrollo de la maquinaria... El do-
formas de esfuerzo organizativo para la automejora..
mingo descanso, el såbado medio dia de fiesta, el Dia de los Caidos, el Dia

del Trabajo, el cumpleafios de Lincoln... [l]as tiendas cerraban antes.. La


A medida que la maquinaria se vuelve cada vez mås automåtica y la delicada
maquinaria reduce el trabajo. .. a... un desempefio completamente mon6-
prohibici6n del trabajo de las mujeres y los nifios por la noche... los esfuerzos
tono... el ocio se convierte en indispensable para equilibrar el efecto de ador-
por parte de la legislaci6n sobre el trabajo infantil... por asegurar catorce
mecimiento mental que ejerce el trabajo diario.. , Sin el ocio regular y orga-
afios libres para la escolarizaci6n y un crecimiento saludable. .. el movimiento
nizado, no puede haber una inteligencia sostenida en el electorado votante.
por las diez horas, y mås tarde... el movimiento por las ocho horas.

La lucha por conseguir una jornada laboral mås corta se describe normal- En aquellas ocupaciones en las que prevalecen las largas jornadas de trabajo,
los empleados estån obligados a vivir cerca de sus lugares de trabajo, y por
mente como el esfuerzo del trabajador por hacer el menor 'trabajo excesivo
tanto, ese sobrepoblamiento se intensifica, 10 que es una de las caracterfs-
posible en respuesta al pago que recibe y muchos trabajadores aceptan pa-
sivamente esta afirmaci6n del espiritu de este movimiento. El esfuerzo de ticas mås desafortunadas de las grandes ciudades manufactureras. Acortar
las jornadas de trabajo proporciona a la poblaci6n trabajadora un margen
mås amplio de selecci6n en la localizaci6n de sus viviendas, beneficiando

Fuente: Florence Kelley, Some Ethical Gains through Legislation (Nueva York: Macmillan, 1905). asf a las mujeres y a los nifios, como también a los propios operarios.

460 461
La Bcuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago a 890-1920). La investigaciån defensa

El comercio de 10s cigarrillos ha disfrutado durante mucho tiempo de 10s

Asegurar diariamente el ocio sirve a un prop6sito de gran valor social, al beneficios de jornadas laborales cortas a causa del... principio que todos
permitir que el asalariado administre ese recurso de energia nerviosa que re- IOS sindicalistas reconocen, y de acuerdo con el que miles de ellos
quiere para continuar una Vida de trabajo activo tras pasar la juventud. En conscientemente. Se han gastado millones de d61ares en anunciar su marca;
los comercios textiles, los hombres son viejos a los cuarenta y las mujeres IOS cigarrillos de esa marca se hacen solo en tiendas en las que la jornada

son mayores a los treinta, 10 que resulta fundamentalmente de las alteracio- laboral estå limitada a ocho horas; y los trabajadores de todos los oficios. e.
nes por la sobrecarga de trabajo y la impuesta desocupaci6n, y de la ausencia compran los cigarrillos asi recomendados... Es un hecho interesante y sig-
de ese periodo de descanso regular suficiente y recurrente entre el cierre de nificativo que las organizaciones mencionadas que usan este método estån

un dia de trabajo y el comienzo del siguiente, que es 10 ånico que permite entre las defensoras mås persistentes de la legislaci6n que restringe las horas
al cuerpo y a la mente soportar dfas de trabajo continuo sin agotarse... de trabajo, actuando de acuerdo con el principio de que se deben seguir,
no uno, sino todos los métodos para proteger el tiempo de ocio de los tra-
Puede ser justamente reivindicado, entonces, que el establecimiento del
bajadores, conocedores por experiencia de hasta qué punto es mås efectivo
ocio regular diario contribuye a la salud, la inteligencia, la moral, el alar-
su esfuerzo cuando se dirige hacia la aplicaci6n de las leyes que cuando se
gamiento de la Vida en el comcrcio, la mayor libertad de elecci6n de los al-

rededores del hogar, el ahorro, la autoayuda y la Vida familiar de la gente limita solo a la persuasi6n.
trabajadora. Dando por hecho que no todos Ios trabajadores hacen el

mismo uso valioso del tiempo libre, asf como los miembros de la clase

ociosa varian en los usos a los que aplican su ocio, sigue siendo cierto que,
sin tiempo libre, estos beneficios son imposibles. Estar privado de tiempo
LECTURA 7-6
libre es estar privado de aquellas cosas por las que merece la pena vivir.
EXTRACTO DE «THE CHICAGO EMPLOYMENT AGENCY
El ocio parece que ha Ilegado a diferentes grupos de personas de diferentes AND THE INMIGRANT WORKER» [LA AGENCIA DE
maneras; a algunos automåticamente, sin esfuerzo de su parte; a otros como EMPLEO DE CHICAGO Y EL TRABAJADOR INMIGRANTEI
resultado de una y penosa lucha; a muchos no les ha Ilegado nada.
larga
La proporci6n de la sociedad a quien no le ha Ilegado el ocio consiste, por
DE GRACE ABBOTT
Esta selecci6n se ha extraido de las påginas 289-298 y 305. Abbott explora
una parte, en el gran grupo de nifios y chicas j6venes de la industria textil
y otras industrias en estados en los que no hay leyes que definan todavfa
las actuaciones de las agencias de empleo, que preocupan mucho a las Mu-
los limites de su jornada laboral y de su semana laboral; y por Otra parte,
jeres de Chicago, cuyas investigaciones muestran repetidamente que son
actuaciones cuestionables, que a menudo defraudan a los inmigrantes y
en el colectivo de trabajadoras no cualificadas tan desorganizadas e inde-
fensas como los propios nifios... sirven para procurar mujeres a 10s circulos de prostituci6n. Abbott deja
Claro que su conocimiento procede de sus esfuerzos por cambiar este sis-
A través de la educaci6n de la opini6n påblica se ha conseguido algo en la
tema y enfatiza las conexiones entre poder y discriminaci6n.
provisi6n de tiempo libre en ciertas ocupaciones... Las horas de trabajo
de las empleadas y los nifios en las cajas de las tiendas de muchas ciudades Ignorante de nuestro idioma, el pais, y los niveles salariales americanos, y
se han mejorado como consecuencia de los esfuerzos de las ligas de consu- presionado por su pobreza a aceptar el primer trabajo posible, el inmigrante

midores en algunos lugares, y de las asociaciones de protecci6n de los em-


pleados de los comercios minoristas en otros, que han inducido al påblico
Fuente: Grace Abbott, «The Chicago Employment Agency and the Immigrant Workers«, American
comprador a considerar a los empleados cuando planean sus horarios para
Journal of Sociology, 14 (1908), pp. 289-305.
las compras.
463
Patricia M. I-engermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciön como defenså

estå especialmente indefenso cuando se ofrece al mercado de trabajo.. Con el hombre inmigrante la situaci6n es mucho mås diffcil... por su ig-

[D]epende en la mayorfa de los casos del agente de empleo privado y se norancia del inglés. .. no puede trabajar con un intérprete. Solo se puede
convierte, por su ignorancia y necesidades, en una gran tentaci6n para el contratar a intérpretes de una forma rentable cuando trabajan juntos gran-
agente honesto y una gran oportunidad para el que no tiene escråpulos, des grupos de inmigrantes. Las fundidoras, los mataderos, las minas, los

Por esta raz6n, se realiz6 una investigaci6n sobre las oficinas de Chicago, ferrocarriles, las Ifneas de tranvfa o la construcci6n de edificios, los terrenos
con el fin de determinar en qué tipos de trabajo se incorporan, de qué for- agricolas, los aserraderos y campamentos de hielo contratan a esos gru-

mas y qué cambios son necesarios en la legislaci6n para re-


se les explota pos... Gran y estå localizado a larga
parte de este trabajo es estacionario

ducir tal explotaci6n a un minimo. [La investigaci6n se limit6 a] 110 agen- distancia de la ciudad. La paga no es buena... La pensi6n es cara y de
cias... [ya que eran] las finicas en la ciudad que trataban con inmigrantes poca calidad... [L]os hombres deben volver a Chicago para su siguiente
en grandes volåmenes. De estas, y seis proporcionaban trabajo
cincuenta trabajo, asi que deben sumar el billete de vuelta en el tren. .. [A pesar de

a hombres, treinta y tres a mujeres, y veintiuna a hombres y mujeres. Como ello] es trabajo que puede hacer el inmigrante, porque en la mayorfa de los
las condiciones y las dificultades de los hombres y de las mujeres inmigran- casos debe trabajar inmediatamente, y 10 acepta encantado. Esto significa

tes son bastante diferentes, se deben considerar separadamente sus relacio- que cualquiera que sea su formaci6n y experiencia debe trabajar como
nes con los agentes de empleo. aprendiz en la jerarqufa de los trabajadores temporeros no cualificados...

El problema. .. hasta ahora, en lo que se refiere a la chica inmigrante, Obligado a obtener trabajo a través de las agencias privadas de empleo, el
es asegurarle un trabajo en el que esté protegida moralmente. Mientras inmigrante normalmente sufre de una de las tres siguientes maneras: (1) estå

haya... una sobredemanda y una escasez de Oferta de trabajadoras domés- sobrecargado en las tareas que realiza; (2) el trabajo obtenido no es como
ticas. siempre tendrå este trabajo al que recurrir. 10 presentaba la agencia por tipo, permanencia o remuneraci6n; (3) no
logra conseguir el trabajo o el trabajo dura solo unos pocos dfas, dejåndole
a una enorme distancia de los mercados de trabajo de la ciudad...
Tabla que muestra el tipo de trabajo proporcionado a las mujeres inmigran-
tes por las agencias de empleo de Chicago Algunos casos concretos... han llamado la atenci6n de la Liga [Protec-
tora de Inmigrantes] ... Uno [de ellos] ... estuvo protagonizado por hån-
Agencias que solo garos. Eran cincuenta y hombres y dos mujeres que esperaban ser las
tres
colocan a mujeres cocineras de la cuadrilla, una de las cuales tenia un bebé. Fueron contra-
Agencias que ofrecen trabajo doméstico 28 tados el 14 de abril por un agente de Chicago, a través de un agente de St.

Louis. Cada uno pag6 al agente de Chicago catorce d61ares, quien les pro-
Agencias que ofrecen trabajo 18
en hoteles o restaurantes meti6 trabajo estable a 1,40 $ al dia. Cuando Ilegaron a Leslie [Arkan-
sas] ... [l]es dijeron que el trabajo estaba a veinticinco millas de allf. Cami-
Agencias que ofrecen trabajo en las fåbricas 4 naron hacia ese lugar, pero el encargado se ri6 de ellos y les dijo que no

50 tenia trabajo para tanta gente. A1 final puso a trabajar a quince hombres y
a la mujer que no tenia cargas con el bebé. El resto. comenz6 a caminar
Agencias contadas dos veces
de vuelta a Chicago. .. A1 final del tercer dia la mujer 10 dej6 y el hombre
Nfimero total
33 le quit6 el dinero y la mand6 de vuelta en ferrocarril. Entonces se desper-
digaron para encontrar trabajo por el camino. A dos de ellos los dispar6 la
policfa en St. Louis y la filtima vez que se supo algo de ellos estaban en un
hospital allf. El resto finalmente Ileg6 a Chicago. ..

464 465
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La iwvestigaciån como ddensa

Diez trabajadores polacos dejaron una casa en la parte oeste y fueron a LECTURA 7-7
Wyoming el pasado invierno esperando trabajar en un aserradero. Pagaron
diez d61ares por persona a un agente. Cuando los sacaron del tren en Wyoming
EXTRACTOS DE THE EDUCATION OF WOMEN
se dieron cuenta de que no habfa trabajo con las caracterfsticas descritas,
[LA EDUCACIÖN DE LAS MUJERES] DE MARION TALBOT
pero les dieron trabajo por poco tiempo en los ferrocarriles. Después em-
pezaron a caminar de vuelta. Uno de los hombres, un joven brillante de han extrafdo de las påginas 10-49. Talbot ofrece en este
Estas selecciones se

veintid6s afios, se conge16 el pie. Sin dinero para pagar a un médico y pre- un resumen completo de la educaci6n de las mujeres en los Estados
trabajo

sionado para seguir caminando, cuando finalmente Ileg6 a Chicago tenia Unidos hasta 1910. Su atenci6n en la primera parte del libro, del que se
una septicemia y se le tuvo que amputar. Aunque discapacitado para toda extraen aqui algunos fragmentos, se centra en c6mo los cambios materiales

la Vida, no siente tanto resentimiento hacia el agente que 10 envi6 como en la producci6n hacen que la educaci6n de las mujeres sea una necesidad
vergüenza por haber Sido tan ignorante como para no conocer el clima de social creciente. Sus argumentos aånan muchos de los anålisis de otras mu-
Wyoming, y humillaci6n por haber resultado una victima tan fåcil. Esta jeres en este volumen.
es una de las cosas mås patéticas en relaci6n con el trabajo. Los hombres

sienten vergüenza de contar su historia. «Todo el mundo engafia al novato», EXTRACTO DEL CAPfTULO 2, «THE INDUSTRIAL AND
dicen, y se quieren esconder de aquellos que estån ansiosos por ayudarles, COMMERCIAL CHANGE» [EL CAMBIO INDUSTRIAL
ya que consideran la ayuda un insulto a su inteligencia... Y COMERCIAL]
[T]odo esto revierte en la ciudad, ya que hace de Chicago la sede central El cambio mås impactante en los intereses de las mujeres es debido a la re-
de 10 que es realmente una armada de trabajadores informales que man- voluci6n industrial o a la introducci6n del sistema de fåbricas. La elimina-
tienen a la baja los salarios de los trabajadores regulares no cualificados de ci6n de las industrias caseras en los hogares se ha producido råpidamente...

la ciudad. Peor que esto, tras las experiencias que muchos de estos hombres y solo permanecen remanentes de estas ocupaciones, de manera que si la
sufren cuando salen de la ciudad, es cada vez mås diffcil reducir la pobreza casa es ahora un taller, frecuentemente es uno que diffcilmente merece su
en la ciudad y el sobrepoblamiento distribuyéndolos por todo el pais, y nombre, ya que el trabajo retenido es no cualificado o «atrasado».
estos trabajadores estacionarios desempleados se convierten en materia de Con. .. excepciones sin importancia, el hogar ha dejado de ser un centro
la que se forma una clase social degradada.
de producci6n, y las mujeres trabajadoras han continuado su trabajo en
El... remedio sugerido para esta situaci6n es... alguna modificaci6n de la ley las fåbricas, fuera del hogar... y en otras ocupaciones asalariadas

actual de las agencias de empleo. Sugiero que las tasas a pagar sean påblicas La lista de ocupaciones incorporada al Duodécimo Censo (1900) contenfa
y uniformes, que no haya divisi6n de tasas entre contratantes, que las notifi- 303 empleos separados, en 295 de los cuales se encontraban las mujeres...
caciones contengan informaci6n detallada sobre el trabajo y que el emplea-
Habia, no obstante, solo dieciocho ocupaciones que empleaban a un 1%
dor se dirija al candidato en un idioma que pueda entender, que se permi-
o mås de un 1% del total de mujeres con empleo remunerado, y estas die-
tan dafios y perjuicios si el trabajo no es seguro o no es como se present6,
ciocho juntas empleaban al 86,8% del total..
y que las tasas se reembolsen råpidamente cuando no se haya asegurado
ningån trabajo o cuando solo dure un corto espacio de tiempo. Estas re- Cuando se comparan estas cifras con las de 1890, se observa que en cuatro
formas se piden no solo para proteger al inmigrante, sino a la comunidad ocupaciones hay un descenso de mujeres empleadas en comparaci6n con
en la que vive.

Fuente: Marion Talbot, The Education of Women (Chicago: University of Chicago Press, 1910).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciön como defensa

la poblaci6n, y que estas ocupaciones son las que popularmente se supone Se establecieron escuelas libres de primaria y secundaria de forma gene-
que son de mujeres, véanse, modistas, costureras, sirvientas y camareras. ralizada en las décadas que precedieron a la Guerra Civil. Se puede identi-
De las otras catorce ocupaciones de este grupo, una, la de «taquigrafas y me- ficar el empleo de profesoras en cantidades relativamente altas por los efectos
can6grafas», triplicaba sus cifras... «vendedoras», «contables» y «enfermeras y de la Guerra La apertura de instituciones de ensefianza superior
Civil...

matronas» tenfan mås del doble; cuatro: «mfisicas y profesoras de måsica», para las mujeres empez6 en 1833 con la fundaci6n del «Oberlin Collegiate
«amas de naves de pensiones y alojamientos», «amas de llaves y camareras» y Institute», que desde sus inicios admitfa a mujeres ademås de hombres. Le
«lavanderas», se habfan incrementado en mås de la mitad*. sigui6 el Antioch College en 1853, y las universidades estatales que comen-
zaron con la de Utah, abrieron todas sus puertas a las mujeres en 1850, con
Debido a este cambio, las mujeres tienen ahora la importante funci6n de
decidir c6mo se consumirån los productos del trabajo de otras personas...
la excepci6n de Florida, Georgia y Virginia. En muchas universidades las

mujeres ocupan puestos de ensefianza, aunque todavfa en su mayoria de


[ya que] el centro de consumo es el hogar. Esta es una responsabilidad
rango inferior, y siempre con promociones mås lentas y fecuentemente con
nueva y seria, que requiere... un conocimiento de los tejidos y de otros
salarios inferiores a los que reciben Ios hombres en la misma categorfa...
materiales, de los métodos de producci6n, de las leyes que gobiernan los
diferentes procesos industriales, de los criterios de adecuaci6n del articulo [Ell movimiento prosigui6 con una fuerza que 10 marc6 como una de
y de la eficiencia en el trabajo. Deberfa incluir también una valoraci6n de las grandes caracterfsticas del siglo pasado. ..
las necesidades humanas que ayudarå a determinar las condiciones en las Cualesquiera que sean las modificaciones que se puedan hacer para li-

que se producen los bienes, y a demandar talleres libres de enfermedades, mitar el nåmero [de mujeres] en una instituci6n, como en la Universidad
la prohibici6n del trabajo infantil, horas razonables y salarios decentes para Leland Stanford Jr., o dar instrucciones para separarlas de los hombres,
los trabajadores... Actualmente, las chicas no reciben una formaci6n pro- como en la Universidad de Chicago, o incluso negarse a conceder la ad-
porcional a su importancia para cumplir con estos nuevos deberes... misi6n [de mujeres], como en la Universidad Wesleyan, se ha establecido
el principio, que ya no se sacrificarå, de que las mujeres tengan, si 10 desean,
Afortunadamente, hay algunos que ven maneras de trabajar para lograr un
la mejor formaci6n intelectual que el mundo conoce...
poder directivo inteligente en este terreno. La Consumers' League y la Wo-
man's Trade Union League son ejemplos de experimentos en esta direcci6n. [L]as cifras obtenidas del Report of the United States Commissioner of
Education for 1907-08 miden en parte la fuerza de este movimiento edu-

cativo... [Talbot proporciona varias påginas de gråficos mostrando la pre-


EXTRACTO DEL CAPfTULO 3, «THE EDUCATIONAL
sencia de las mujeres].
CHANGE« [EL CAMBIO EDUCATIVO]
De la plantilla de profesores en las matriculas escolares de los Estados Uni-
Los nuevos niveles educativos de las mujeres constituyen otro factor de in- dos, el 78% son mujeres.
fluencia que ha estado funcionando y que afecta a su posici6n e intereses.
De la plantilla de profesores en los centros de secundaria, el 56% son mu-
En la primera mitad del siglo XVIII menos del 40% de las mujeres de Nueva
jeres...
Inglaterra que firmaron papeles legales escribieron su nombre; las otras pu-
sieron su marca. El 52% de los inspectores y el 91% de los profesores, en ciudades por en-
Cima de los 8.000 habitantes, son mujeres.

De los alumnos graduados en universidades y escuelas tecn016gicas abiertas


a ambos sexos, el 34% son mujeres. ..
Edith Abbott y Sophonisba P. Breckinridge, «Employment of Women in Industries»,Journa/ ofPo-
liticalEconomy, enero, 1906. De los 543 colegios profesionales, a 268 asisten mujeres.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

EXTRACTO DEL CAPfTULO 4, «THE CIVIC CHANGE» ciones sociales a través de una organizaci6n comån... Mås importante que la
[EL CAMBIO cfV1co] ampliaci6n de la Vida intelectual de las mujeres por su interés en los clubs es
el espfritu social mås amplio y profundo que se genera a través del movimiento
La nuevaera industrial y las crecientes facilidades en el transporte son ele-
de los clubs. .. La enumeraci6n de algunas de las grandes organizaciones na-
mentos que han conducido a un desarrollo notable de la Vida urbana. La
cionales de mujeres es suficiente para probar que su poder de organizaci6n
poblaci6n total de los Estados Unidos en 1790 era de 3.929.214 personas,
social es tremendamente efectivo. La General Federation ofWomen's Clubs, la
de las cuales 131.472, o el 3,35%, vivfan en ciudades de 8.000 habitantes
Associationof Collegiate Alumnae, el Congress ofMothers, la Nacional Council
o mås, y habfa 6 ciudades asf. En 1900, la poblaci6n era de 76.303.387,
ofJewish Women, la National Woman's Trade Union League...
de la cual 24.992.199 de personas, o el 33, 1%, vivian en ciudades, y el

mlmero de ciudades habfa subido hasta 545. .. Su poder de cooperaci6n se puede juzgar por la participaci6n de las mujeres
y los hombres en organizaciones como la National Education Association,
Este desarrollo de la Vida urbana ha modificado ampliamente las activida-
la Conference of Charities, la National Child Labor Committee, la Religious
des y responsabilidades de las mujeres...
Education Association, la American Federation ofLabor... asi como organiza-
Los grupos familiares... que viven juntos en las ciudades, han encontrado ciones dedicadas a... la ciencia o al arte, como laAmerican Chemical Society...
necesario la provisi6n de un suministro comån de agua y de luz, cooperar
la American Philosophical Society...
en la eliminaci6n de la basura y en el control de los suministros de comida,
Este espfritu social mås amplio también se manifiesta en el movimiento que
de edificios, de cafierfas, de enfermedades contagiosas, y cuidado de los
enfermos, delicados, enfermos mentales y delincuentes... [S] urge aquf un mira hacia la cooperaci6n por el control gubernamental a través del sufragio,

deber nuevo para las mujeres, el de la cooperaci6n inteligente y efectiva


un movimiento cuyas proporciones indica el hecho de que haya cuatro es-

con otros miembros de comunidad por el bienestar de los hogares indi-


la
tados donde se conceden los mismos derechos politicos a mujeres y a hom-
viduales. La educaci6n correcta no solo proporciona a la mujer el conoci-
bres, véanse, Colorado, Idaho, Utah y Wyoming, y que el derecho a voto en
algunos o todos los procesos electorales sobre temas escolares y de educaci6n
miento especifico, sino el vigor y la amplitud de miras, la disciplina de ca-
råcter, y la libertad de pensamiento que acompafian la actitud cientffica... estå garantizado para las mujeres en Arizona, Colorado, Connecticut, Dela-
Se ha dicho que el hogar no acaba en la puerta de la calle, es tan amplio ware, Iowa, Illinois, Idaho, Kentucky, Kansas, Michigan, Massachusetts,
como el mundo hacia el que el individuo da el paso. New Hampshire, New Jersey,
Minnesota, Mississippi, Montana, Nebraska,
New York, North Dakota, Oklahoma, Ohio, Oregon, South Dakota, Utah,
Determinar la naturaleza de ese mundo... constituye un deber real que
Vermont, Wyoming, y Wisconsin.
descansa sobre la mujer. Esto significa el control de las calles, las escuelas,

los coches de la calle, la tienda, el parque, la biblioteca påblica, la galerfa Kansas concede el sufragio a las mujeres en las elecciones municipales, en
de arte, el teatro y el propio aire... Nueva York tienen derecho a voto las mujeres que pagan impuestos en todas
las ciudades y pueblos sobre los impuestos locales, y Montana y Louisiana
Como resultado de estos cambios, el instinto social de la mujer ha encontrado
su expresi6n en parte en el movimiento que fue caracteristico de los Estados
dan derecho de voto a las mujeres que pagan impuestos sobre los temas fis-

cales. En Minnesota, las mujercs tienen derecho a votar sobre las adminis-
Unidos durante unos afios, pero que ahora se ha extendido råpidamente a
traciones de las bibliotecas ptblicas.
todos. .. los pafses. El movimiento de los clubsS. .. une a las mujeres en rela-

S La General Federation ofWomen's Clubs tenia 967 clubs particulares micmbros en 1908-9, con 77.544
miembros activas y 8.592 miembros asociadas. Habfa 5.312 clubs en las federaciones estatales con
358.497 miembros.

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La Escue/a de Sociologia de [as Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defrnsa

LECTURA 7-8
Las casas de este distrito siempre han Sido casas de trabajadores. Las peque-
nas casas de campo han Sido gradualmente sustituidas o sobrepasadas en
EXTRACTO DE «HOUSING CONDITIONS IN CHICAGO, 111: nåmero por edificios construidos para dos o mås familias; pero han seguido
BACK OF THE YARDS» [CONDICIONES DE LAS VIVIENDAS siendo casi firmemente ocupadas por aquellos que dependen de un des-
EN CHICAGO, 111: LOS PATIOS TRASEROSI DE SOPHONISBA campado o patio para trabajar y por aquellos de cuyo trabajo sigue depen-
BRECKINRIDGE Y EDITH ABBOTT diendo por su parte la industria.

En tiempos anteriores, los trabajadores de los descampados y de las vi-


Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 435-467. Este artfculo fue parte
viendas del barrio eran casi exclusivamente irlandeses; pero a medida que
de una serie de estudios sobre las condiciones de las viviendas que hicieron
fueron encontrando gradualmente su camino hacia trabajos de mayor nivel,
Breckinridge y Edith Abbott y sus estudiantes del Chicago School of Civics
fueron sucedidos primero por los alemanes y mås tarde por los eslavos...
and Philanthropy. Es representativo del principio de usar måltiples estra-
Se seleccionarion dos grupos de manzanas para las entrevistas puerta a
tegias de investigaci6n que las Mujeres de Chicago emplearon en sus estu-
puerta, uno de polacos y otro de lituanos, y se hizo un intento por seleccio-
dios sobre las causas de los «problemas sociales». El articulo completo con-
tiene mapas, fotograffas y gråficos.
nar aquellas que contuviesen, no a los mås pobres, sino las casas tfpicas del
vecindario. .. El mapa que acompafia muestra el vecindario completo en
En los mataderos. ,.
se mezclan los chillidos de los animales esperando a relaci6n con las manzanas investigadas.
ser sacrificados, la presencia de desperdicios, la visi6n de la sangre, los es-
La siguiente tabla... indica hasta qué punto es extensa la poblaci6n de esla-
queletos desnudos de carne y piel, indicios de muerte y desintegraci6n,
vos en los patios traseros [y] se ofrece por manzanas para mostrar c6mo tien-
todo 10 cual debe tener un efecto desmoralizante, no solo sobre el caråcter
den a segregarse polacos y lituanos.
de la gente, sino por las condiciones en las que viven...
El hecho de mayor interés... es que 1.167 de los 1.562 cabezas de familia
Los terrenos en la parte trasera de los «patios» es tan desafortunado en sus
son polacos o lituanos. Cuando se afiade la gran cantidad de inquilinos
deterioradas inmediaciones que se despert6 un gran interés sobre cuåles que tienen estos hoy en dia un
grupos familiares, se hace evidente que es
eran de hecho las condiciones de Vida que podia haber en un årea depri- distrito casi exclusivamente formado por inmigrantes eslavos, muchos de
mente con los basureros, las fåbricas de ladrillo, y el «Bubbly Creek» los cuales Ilegaron recientemente y son incapaces de hablar inglés. El pro-
(«Arroyo burbujeante») por un lado, y los mayores mataderos del mundo, blema de adaptaci6n de los inmigrantes recién Ilegados estå estrechamente
por otro. Sus peculiaridades, comparadas con las de otros barrios, parecen conectado con el problema de la vivienda. Ocurre de forma pråcticamente
justificar un estudio de las condiciones de la vivienda... Los registros de regular que Ias familias que son las mås extranjeras son las mås explotadas
las United Charities _muestran que una gran proporci6n de los solicitantes en 10 que se refiere a su situaci6n con la vivienda. Pagan los alquileres mås
de asistencia proceden de este territorio. .. [U]n mapa publicado por el co- altospor los peores apartamentos, y parece que son bastante incapaces de
misionado de salud muestra que un nåmero elevado de bebés muere aqui entender que tienen derecho a insistir en reparaciones que son necesarias
cada afio, y la tuberculosis, la mortalidad infantil alta, la pobreza y las malas o en unos niveles decentes de limpieza...
condiciones sanitarias y de vivienda generalmente se dan juntas... Los estudiantes investigadores que hicieron las entrevistas casa por casa in-
formaron que su autoridad en raras ocasiones fue cuestionada entre los
grupos menos americanizados; las personas fueron uniformente sumisas,
Fuente: Sophonisba Breckinridge and Edith Abbott, «Housing Conditions in Chicago, Ill: Back ofthe y aparentemente nunca se les ocurri6 que tenfan derecho a preguntar por
Yards, American JournalofSociology, 16 (1911), pp. 433-468.
qué unos extrafios podfan entrar y medir sus puertas y ventanas.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciön como defensa

Es un hecho bien conocido que el trabajo no cualificado en los descampados


10 realizan sobre todo miembros de estos grupos extranjeros. Sin embargo,
en esta tabla se encuentra evidencia adicional que muestra que, de los 876
O 00 cabezas de familia (hombres) de cuyas ocupaciones se supo, solo 152 hacfan
trabajo que requerfa algån grado considerable de cualificaci6n...

[E]n este barrio todavfa... existe un saneamiento primitivo. .. Las necesi-


dades de las familias en... 1.119 apartamentos que no tenfan retrete se cu-
brfan en parte por los primitivos retretes y letrinas en el patio trasero pero
en la mayorfa de los casos por retretes en los s6tanos o bodegas que se usa-
o ban por varias o todas las familias del edificio. Los inquilinos de 127 edi-

o
ficios usaban los retretes del s6tano o de la bodega y en 155 edificios los

retretes estaban en los rellanos. En un edificio habfa un retrete para Cinco


familias, en otro uno para seis familias y en Otro uno para siete familias.

00 00 Estå Claro que los alojamientos insalubres que a menudo son oscuros y
y los usan grandes grupos de inquilinos
malolientes, estån deteriorados,
hombres, y a menudo familias que no tienen håbitos higiénicos, son ante
o todo una influencia degradante y contaminante que se podrfa prevenir få-

00 00 cilmente...

Las condiciones de los apartamentos se supone que estån controladas por


ciertas regulaciones que tienen que ver con la cuesti6n de la luz y del aire,
o y del espacio de aire ctbico por persona. Lo mås importante de todo ello,
aunque sin duda 10 mås diffcil de hacer cumplir, es la claåsula que intenta
prevenir el hacinamiento, requiriendo para cada ocupante un mfnimo de
espacio determinado...
00
o [La] tabla [que cruza la ocupaci6n por habitaci6n y espacio en pies cåbicos]
muestra que en 1.981 casos se vi016 la ley contra el hacinamiento, y que
en muchos otros el nåmero de pies cåbicos en la habitaci6n era sorpren-
dentemente mås bajo que el nfimero de pies cåbicos requeridos por ley...
O
Una de las peores caracterfsticas de este hacinamiento es la falta desmora-
lizante de intimidad...
o
oo
Se desprende de [lal tabla [que proporciona el cruce de manzanas con ha-
bitaciones usadas para dormirl que incluso se usaba la cocina como dor-
N N N N N N
mitorio por la noche en 106 familias. En 508 casos todas las habitaciones
excepto una se usaban como dormitorios por la noche.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge
La Escuela de Sociologia de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigaciån como defensa

Se observ6 que, de los 1.616 apartamentos que se visitaron... [eln un gran dera... colchones viejos, ropas usadas, y articulos de uso personal... que
nåmero eran inadecuados en iluminaci6n asf como en superficie, La orde- pueden transmitir infecciones fåcilmente... y finalmente restos de co-
nanza prescribe que las habitaciones en los bloques de viviendas de alquiler mida. .. Se deberfa afiadir que los artfculos con valor real se mezclan fre-
nuevas tengan una altura minima de ocho pies y medio, pero se encontra- cuentemente con los rechazados por error.
ron 935 habitaciones que no cumplfan este requisito...
Se ha hecho esta referencia a los basureros de la ciudad porque al pre-
El elevado ntåmero de inmigrantes, tanto hombres como mujeres, que sentar la informaci6n sobre las condiciones de la vivienda en este vecindario
encuentran fåcil conseguir un empleo en los patios traseros desean, cuando parece importante llamar la atenci6n sobre esta gran extensi6n de terreno...
Ilegan por primera vez a este pais, vivir cerca de su trabajo, y entre personas A pesar del hedor fétido, de las pesadas nubes de polvo, de la deprimente
de la misma nacionalidad. Las familias que viven en el barrio estån por
fealdad, las mujeres que esperan sumar algo a sus exiguas provisiones de
tanto constantemente tentadas a aumentar sus ingresos admitiendo a un mobiliario y combustible, estån tentadas a buscar aqui, y los nifios que cre-
inquilino mås. Solo 768 de las 1.616 familias visitadas dijeron que no te-
cen acostumbrados a estas condiciones encuentran aqui aventura y juego.
nfan inquilinos. Es decir, mås de la mitad de las familias aumentaban sus
ingresos Ilenando sus habitaciones hasta el måximo posible de su capacidad
con hombres y mujeres que eran demasiado nuevos en este pais para darse
cuenta de que podian pedir algo mås que un sitio para dormir... LECTURA 7-9
El hecho de que haya varios inquilinos en una familia supone un serio ha-
cinamiento en estos apartamentos pequefios... significa una gran cantidad EXTRACTO DE «ARE WOMEN A FORCE FOR GOOD
de trabajo adicional para la esposa y la madre sobrecargada... También su- GOVERNMENT?» [éSON LAS MUJERES UNA FUERZA PARA
pone un sacrificio de su intimidad; ya que en muchos casos los inquilinos UN BUEN GOBIERNO?] DE EDITH ABBOTT
duermen en la misma habitacidn que algunos miembros de la familia. e. A
veces hombres y mujeres inquilinos dormian en la misma habitaci6n... En Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 437-439. Edith Abbott hizo

otros casos los inquilinos hombres dormfan en las mismas habitaciones una serie de anålisis de 10 que hoy denominarfamos «brecha de género» en
que las hijas j6venes de la familia, y nadie parecia ser consciente del peligro el voto, usando sus habilidades estadfsticas para contestar las acusaciones
o de la indecencia... de que el voto de las mujeres no marcaba ninguna diferencia. Aqui se centra
en las elecciones municipales de Chicago, insistiendo en el punto impor-
La pråctica de aceptar inquilinos se debe explicar, por supuesto, por el hecho
tante de que el finico momento en el que los votantes tuvieron una elecci6n
de que las familias son grandes, los ingresos escasos, y los alquileres altos. El
real fue en las primarias republicanas —en este periodo el partido Republi-
inquilino, no obstante, es tanto la causa como el efecto de los alquileres altos;
cano era el partido mås liberal, o «progresista»— y ahf es donde se tenia que
para el propietario es fåcil excusar el alto alquiler sefialando que las familias
buscar el impacto de las mujeres.
seguramente meterån inquilinos y ganarån 10 suficiente para pagar.
e•Qué efecto tuV0 de hecho el voto de la mujer en las recientes elecciones
Ya se ha hecho referencia al hecho de que las condiciones en los des-
municipales en Chicago? él-lubo algån candidato nominado o elegido que
campados debe una influencia desmoralizadora para la gente que vive
ser
cerca; pero junto con la influencia de los mataderos se deberfa reconocer no habrfa Sido nominado o elegido sin el voto de las mujeres? Si las mujeres

la del gran «basurero» de la ciudad...

El material depositado en estos basureros es obviamente de varios tipos:


Fuente: Edith Abbott, «Are Women a Force for Good Government?», National Municipal Review, 4
cenizas y otras sustancias... latas, botellas, cachivaches viejos, cajas de ma-
(1915), pp. 437-443.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge La Escuela de Sociologi.a de las Mujeres de Chicago (1890-1920). La investigacibn como defensa

no cambiaron en definitiva el resultado de las elecciones, évotaron mås am- Esta tabla muestra que las mujeres dieron una mayorfa simple decisiva de

pliamente que los hombres por los mejores candidatos? mås de 7.700 votos al mejor candidato, mientras que los hombres le dieron
una mayorfa simple todavfa mås amplia al candidato menos deseable. Cin-
A1 intentar contestar estas preguntas, que se han preguntado tantas veces
en tantas partes del pais desde las elecciones, no es necesario entregarse a cuenta y Cinco por ciento de las mujeres votaron por Judge Olson, mientas
que la mayorfa simple de los hombres para el Sr. Thompson fue suficien-
la especulaci6n. Las mujeres de Illinois tenfan solo un sufragio limitado, y
temente grande como para sobrepasar el voto de las mujeres. Si los hombres
se proporcionaron «papeletas de mujeres» especiales para que las usaran
hubiesen permanecido lejos de las urnas el dfa de las primarias y hubiesen
ellas, y estas papeletas se contaron de forma separada a las de los hombres.
C6mo votan las mujeres por tanto, todo un asunto de registro oficial,
es,
dejado a las mujeres elegir un candidato por su cuenta, el destino de Chicago

y es necesario estudiar solo la recurrencia para determinar los hechos. habrfa Sido diferente.

El estudio de la influencia del voto de las mujeres en las elecciones a la al-


En la contienda entre el alcalde Harrison y el Sr. Sweitzer por la nomina-
ci6n Dem6crata, no hubo tal linea de divisi6n entre los elementos buenos
caldfa debe comenzar necesariamente con la elecci6n de los candidatos en
las primarias... Los dos candidatos lfderes para la nominaci6n republicana
y malos. Ambos eran candidatos del «aparato», aunque el aparato del al-
calde se consideraba menos deseable que el del Sr. Sweitzer...
eran William Hale Thompson* , alcalde elegido e investido, y el Jefe de Jus-
ticia Harry Olson, de la corte municipal de Chicago, el candidato de uni6n El contraste entre la situaci6n del dia de las primarias y del dia de las elec-

elegido por acuerdo entre los Progresistas, dirigidos por el Profesor Charles ciones fue impactante. Cuando se Ilevaron a cabo las primarias, hubo opor-
E. Merriam, que ha Sido durante muchos afios el lfder de las fuerzas del tunidad de nominar a un candidato de reforma como alcalde, y las mujeres
buen-gobierno en Chicago... Sobre quién era el mejor candidato no podia tomaron su decisi6n a favor del juez Olson y del buen gobierno. Los hom-
haber duda posible. La significaci6n, por tanto, de las cifras dadas en las bres eligieron diferente, y el dia de las elecciones la decisi6n fue entre un
siguientes tablas [sic] no es posible que se sobreestimen. indeseable dem6crata y un igualmente indeseable o ligeramente menos
indeseable— republicano. Los hombres y las mujeres tuvieron que hacer
por igual 10 mejor que pudieron con la desesperada situaci6n creada por
Nåmero y porcentajc de votos emitidos por hombres y mujeres para los
los votantes hombres. Si los hombres hubiesen permanecido en casa el dia
candidatos de las primarias republicanas
de las primarias, recordamos, los hombres y las mujeres habrfan tenido la

Nåmero decisi6n entre el juez Olson y el Sr. Sweitzer. Dado que no habia ningån
Porcentaje
«buen» candidato al que votar, 10 mejor que podfan hacer hombres o mu-
Hombres Mujeres Hombres Mujeres jeres era votar por el candidato menos indeseable.
'Ihompson 61.506 25.827 53,0 42,7
Olson 51.255 33.570 44,2 55,6

Hey 1.019

Total 116.025 60.614 100,0 100,0

* Nota del E.: William Halle Thompson, conocido como Big Bill, fue alcalde de Chicago entre 1915-
1923 y 1927-1931, fue el filtimo alcalde republicano de la ciudad. Su administraci6n fue célebre por
su corrupci6n, la eficacia de su machine politica y su alianza tåcita con A1 Capone.

478 479
8. BEATRICE POTTER WEBB
(1858-1943).
SOCIOLOGiA DEL
POSITIVISMO CRiTICO
ANTECEDENTES BIOGRÅFICOS

eatrice Potter Webb naci6 el 2 de enero de 1858 cerca de Glouces-


ter, Inglaterra; muri6 en Passfield Corner, Surrey, el 30 de abril de
1943. El 12 de diciembre de 1947, sus cenizas y las de su marido,
Sidney Webb, se enterraron ceremoniosamente en la Abadfa de Westminster,
y ese dia el primer ministro britånico Clement Atlee declar6: «Millones de
personas estån viviendo vidas mås completas y libres actualmente por el
trabajo de Sidney y Beatrice Webb» (Muggeridge y Adam, 1968, p. 258).
La palabra enfåtica aqui es «trabajo»; ya que Beatrice Potter Webb fue 10

que ella precis6 que era, «una trabajadora mental», una investigadora social,
cuya incansable labor con su marido Sidney dej6 un compendio de inves-
tigaciones empiricas orientadas al disefio de politicas que no solo es insu-

perable en las ciencias sociales, sino que sirvi6 como anteproyecto para la

gran empresa humanitaria del Estado del bienestar britånico. Las mejores
fuentes para conocer la Vida de Webb son simplemente sus dos volåmenes

autobiogråficos, el muy aclamado My Apprenticeship (1926) y el p6stumo


Our Partnership (1948). Hay numerosas biograffas de Webb y de los Webb.
Las mejores obras feministas son el Claro y esclarecedor The Apprenticeship
of Beatrice Webb (1985), de Deborah Epstein Nord, y el fino articulo de
resumen de Barbara Caine, «Beatrice Webb and the "Woman Question"»
(1982). El mejor trabajo que sitåa a Webb en el contexto politico de su
época es el empåtico y eminentemente ameno Beatrice Webb (1946), de
Margaret Cole. También estå el vivido e intimo Beatrice Webb: A Life,
1858-1943 (1968), de su sobrina Kitty Muggeridge y Ruth Adam.
Webb es una anomalfa en este texto. A diferencia del resto de mujeres es-
tudiadas aquf, no ha Sido olvidada en los relatos tradicionales centrados en
los hombres de la historia de la sociologfa. Como compafiera reconocida
de Sidney, ha Sido incluida en los debates de la tradici6n empirica de la

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Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

sociologfa. Realiz6 el grueso de sus escritos en una compleja colaboraci6n CIRCUNSTANCIAS DE LOS NACIMIENTOS
con Sidney, por 10 que Webb. Ademås,
es diffcil aislar la contribuci6n de
Webb, la octava de nueve hermanas, tenia cuatro afios cuando sus padres
esa contribuci6n estå moldeada por su alineamiento con un discurso in-
Richard y Laurencina (Heyworth) Potter tuvieron un hijo y heredero
tensamente dominado por los hombres, la reelaboraci6n britånica de las
var6n, y tenia siete afios cuando falleci6. Unos meses después de su muerte,
ideas socialistas conocida como el socialismo fabiano. No solo no 10 logr6,
naci6 la (11tima hermana de Webb, que se convirti6 en el consuelo del dolor
sino que parece que rechaz6 la perspectiva de género en sus propios textos de su madre. Webb resume su infancia como vivida «en la sombra del na-
y el feminismo como movimiento independiente. Pero omitirla serfa una
cimiento de mi hermano bebé y de su muerte» (1926, p. 58). Es posible
injusticia. Sola y en compafifa de Sidney, crearon algunas de las obras per-
ver en la primera etapa de la Vida de Webb una reelaboraci6n de la expe-
durables de la tradici6n de la sociologfa empirica, que tomadas en combi-
riencia edipica del nifio var6n: en lugar de rechazar él madre por no
a su
naci6n con las actividades politicas de Webb, son un ejemplo de sociologfa ser una nifia, Webb se distanci6 de su madre por el hecho de no ser un
critica como motor de la politica social. Este capftulo intenta hacer frente
nifio —primero por el nacimiento del hermano, después por su muerte, a
a esta anomalfa siguiendo, en sus textos antes o independientemente de
continuaci6n por el nacimiento de la hermana—. Si Webb hubiese Sido un
Sidney, el desarrollo del empiricismo radical de Webb con su critica cre-
nifio, el nacimiento de su hermana no la habrfa borrado del centro de aten-
ciente a la sociedad capitalista. Se hacen referencias ocasionales a sus tra-
ci6n de su madre y las circunstancias de la familia durante esos primeros
bajos conjuntos en los que se puede mostrar la conexi6n entre el contenido
afios de su Vida no habrfan dejado que Webb se esfumara de como
la vista,
de esos escritos y la propia teorfa de Beatrice Webb. Donde la facilidad de
comenta ella misma que pas6 (sefialando que su madre la vefa como a la
la comunicaci6n 10 permita, para mantener la atenci6n centrada en ella,
(mica hija sin talento en la familia). Parece que experiment6 cierto descon-
nos referiremos a ella como Webb y a su marido como Sidney (no mantuvo
cierto båsico sobre su identidad de género, que aunque no fuese el hecho
Potter en su nombre tras el matrimonio).
determinante de su Vida, sin duda la dej6 con sentimientos encontrados
Nuestro prop6sito en este esbozo biogråfico es considerar c6mo Ileg6 Webb sobre ser una mujer. La particularidad de su respuesta se demuestra quizås
a ser soci610ga y el tipo de soci610ga que era. Para este fin, centramos la bio- por el hecho de que todas sus hermanas tuvieron buenos matrimonios con-
graffa mås particularmente en los afios hasta 1892, cuando se cas6 con Sidney vencionales y vivieron unas vidas de trabajo femenino convencional.
—un periodo de crecimiento y desarrollo intelectual que ella explica en su
Es igualmente importante sefialar que el hogar en el que creci6 fue inmen-
autobiograffa MyApprenticeship, un relato soci016gico sobre la construcci6n
samente privilegiado en 10 material, asegurado por un padre que recuerda
de una soci610ga—. En las påginas iniciales sefiala las preguntas que la codu-
a vez como una persona indulgente y un especulador capitalista capaci-
la
jeron a la sociologfa: haber una ciencia de la organizaci6n social
tado. El genio particular de Richard Potter se dirigfa hacia la actividad em-
que nos permita prever 10 que va a pasar, y quizås alterar los acontecimientos
—podia ver c6mo hacer negocios, a pesar de que tenia poco interés
presarial
a través de la acci6n... ? Y. .. •ces la capacidad del hombre para el descubri-
en supervisar los detalles una vez que el trato se cerraba—. Por tanto, la
miento cientffico la finica facultad requerida para la reorganizaci6n de la so-
muerte del hijo tuvo lugar en el contexto de una familia en la que el here-
ciedad.. éO necesitamos la religi6n ademås de la ciencia... ?» (1926, p. xiv).
.?
dero var6n habrfa reclamado el negocio familiar, y en el que el apoyo del
Para explicar c6mo estas preguntas Ilegaron a ser relevantes para Webb, nos
servicio signific6 que la madre de luto podia evitar atender a sus hijas. Ade-
centramos en tres factores interrelacionados: circunstancias de los nacimien-
mås, su posici6n econ6mica le dio la oportunidad de conversar durante
tos;una predilecci6n temperamental por el orden intelectual; y el dilema de
las cenas con el distinguido Viejo amigo de la familia, Herbert Spencer, du-
género y carrera, resuelto finalmente por su emparcjamiento con Sidney.
rante una parte de su crecimiento, una etapa vital en su viaje intelectual.

Lo mås importante, la posici6n de clase de la familia signific6 que Webb

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

pronto distingui6 entre la clase de per- cle Faust, y empez6 a Ilevar un completo diario, que se convertirfa en parte
sonas que «daban 6rdenes» y la clase Clel orden en su Vida en los siguientes setenta afios, y a viajar por negocios a
de personas que «recibfan 6rdenes». América con su padre. Confia a su diario que era correcto cuestionar la reli-

gi6n convencional pero que entonces una tenia el deber de crear un sistema
Aunque Webb dedicarfa una extraor-
de creencias propio. Durante la mayor parte de su Vida, Webb trabaj6 cons-
dinaria cantidad de trabajo a mejorar
cientemente para construirse una fe: a veces la encontraba en el oficio de in-
las vidas de aquellas personas que nor-
vestigadora social, a veces en el optimismo persistente de Sidney acerca de 10
malmente recibfan 6rdenes, quizås
nunca tuvo éxito en dejar de identifi- que importaba su trabajo y de que la época y el progreso estaban de su parte;
otras veces, echaba en falta algtån credo religioso. Sobre sus creencias escribe
carse como alguien que daba 6rdenes.
Este sentido de clase, de ser quien da-
en su diario que «las dos grandes fuerzas para hacer el bien en el mundo son
el método cientffico aplicado al proceso de la Vida, y el uso de la oraci6n para
ba 6rdenes, no encajaba con la posi-
ci6n de su género de recibir 6rdenes dirigir el prop6sito de la vida» (citado en Nord, 1985, p. 221). Webb dese6

de parte de los hombres de su misma de forma temperamental un orden intelectual personal del mundo; quizås
encontr6 ese orden en la creaci6n de textos escritos —el diario privado, la au-
clase. Las circunstancias de los naci-
mientos que moldearon la Vida de tobiograffa, el anålisis soci016gico para el påblico—.
Beatrice Potter Webb
Webb son, por tanto, una intersecci6n
entre las experiencias particulares de EL DILEMA DEL GÉNERO Y LA CARRERA
su identidad de género y su propio sentimiento profundo, aunque consi-
derado ambiguamente, de identidad de clase.
En un escrito de 1926, Webb afirm6 que «nunca sufrf las incapacidades
que se presume que se presentan con mi sexo» (1926, p. 355). Pero a pesar
de que negara que ser mujer inhibfa sus opciones de Vida, Webb tenia que
TEMPERAMENTO: UN DESEO POR EL ORDEN ser consciente de que solo un cierto nåmero de opciones de carrera eran
Y EL PROPÖSITO
posibles para una mujer de su clase. Por su edad, justo se perdi6 la apertura
de las universidades britånicas a las mujeres. Cuando su madre falleci6 en
Una serie de institutrices educaron a todas las hijas Potter en casa. Webb es-
1882, tuvo cuatro opciones obvias para su Vida: permanecer con su padre,
taba amenudo enferma y rara vez podia completar el trimestre en la sala de
clase, por 10 que cada vez mås se fue educando a sf misma, usando la biblio-
administrando el hogar familiar2, casarse, ser una solterona dedicada a las

teca de su padre y consolidando su amistad intelectual con Spencerl. Webb obras de caridad, o quizås intentar ser una «sefiora novelista».

recuerda que el ambiente intelectual de su casa invitaba al cuestionamiento Pero Webb pudo empezar a imaginar otra opci6n, una que no le cuadraba
ya los desaffos intelectuales. Su autoformaci6n alcanz6 un momento clave muy bien a los hombres, mucho menos a las mujeres: la posibilidad de ser
a sus quince afios, en 1873, cuando lefa Goethe y hacfa su propia traducci6n una cientffica social. Habfa crecido conociendo y estudiando a Spencer y
habia Ilegado a través de ese estudio hasta Auguste Comte. Conocfa los

I Esa amistad fue 10 suficientemence fuerte como para que Spencer la nombrara su albacea literaria,

hasta la convcrsi6n de ella al socialismo en 1892. Incluso entonccs siguieron siendo amigos y ella 2 Informa en su autobiografia que su padre le sugiri6 que se uniera a él en los negocios si no se casaba.
acept6 trabajar con el hombre al que él finalmente llam6 albacea. La autobiograffa y los diarios de Pero es una frase aislada, y no queda Claro hasta qué punto la Oferta fue seria. Estå Claro que durante
Webb muestran su lealtad personal hacia Spencer como ser humano incluso cuando discute con cre- el periodo en que Webb administr6 los negocios de Richard Potter, tras su derrame cerebral en 1885,
ciente mordacidad su teoria soci016gica y rompe con ella.
que implic6 hacer espcculaciones arriesgadas, pens6 que era muy estresante.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge
Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

debates intelectuales de los cfrculos politicos y de ciencias sociales, debates


binaba datos y métodos de investigaci6n cuantitativos y cualitativos, Ileg6
centrados durante la década de 1880-1889 en la cuesti6n predominante a ser para Webb un referente de excelencia en la pråctica de la investigaci6n
de c6mo podia haber «pobreza entre los ricos» (Webb, 1926, p. 216). Podia social. En el curso de la misma, tuvo oportunidades de probar varios mé-
ver por d6nde iria la acci6n en las ciencias sociales y en la reforma social.
todos de investigaci6n social: la observaci6n personal, las entrevistas, la
Y comenz6 un camino tortuoso para labrar su camino hasta ahf. compilaci6n estadfstica, el uso de documentos y literatura, y la observaci6n
En el periodo entre 1883 y 1887, Webb se forj6 su camino en el mundo participante. (Véanse «Premisas» y el tema 1 mås adelante en este capftulo).

de la investigaci6n social. Primero experiment6 con el trabajo caritativo, y En 1889, al finalizar su trabajo para el estudio de Booth, Webb estaba de-
fue golpeada por los acordes de la compasi6n y por un intenso deseo de terminada a una «trabajadora mental», una expresi6n que usa frecuen-
ser
conocer mås y de forma mås precisa sobre la gente que conformaba la clase temente, para establecer su identidad con respecto a otros trabajadores.
trabajadora manual, de la que crefa que sus casos de caridad podfan ser solo Convencida por el estudio de Booth de que el sistema capitalista estaba des-
una pequefia fracci6n. Su primer paso hacia la compilaci6n de esta infor- truyendo lentamente a la clase trabajadora britånica, quiso estudiar a los
maci6n fue retornar al hogar original de los Potters y Heyworths —Bacup, trabajadores manuales que administraban sus vidas con éxito y en cuyo éxito
Lancastershire— donde todavfa tenia familiares lejanos. Disfrazåndose ella podia residir la esperanza de una estrategia socioecon6mica alternativa. Vol-
y sus prop6sitos para observar la Vida espontånea de la comunidad, descu- vi6 a su experiencia de Bacup y al tema de las cooperativas de consumidores
bri6 que los parientes de Bacup era un grupo autosuficientey aparentemente de clase trabajadora. Ya habfa adquirido una reputaci6n modesta por tres
feliz de gente de clase trabajadora, sus vidas estaban centradas en torno a publicaciones en revistas sobre las condiciones de la clase trabajadora. Una,
la Iglesia No Conformista y la Cooperativa de Consumidores, la tienda
«Pages from a Working Girl's Diary» (1888), aunque fue la obra soci016gi-
local, propiedad de Ia comunidad, administrada democråticamente. Esta camente mås discreta, fue considerada apropiada para su género y la gente
experiencia de investigaci6n fue el punto de inflexi6n hacia su decisi6n de categoriz6 a Webb a partir de ahi como un especialista en cuestiones de trabajo
Ilegar a ser investigadora social. femenino. Por ello, cuando se dirigi6 a dos mentores masculinos, Booth y
Dos episodios separados de su Vida se unieron para darle la oportunidad Alfred Marshall, un distinguido economista de Cambridge, para un estudio

que buscaba. Volvi6 a Londres y se convirti6 en supervisora y «recaudadora sobre el movimiento cooperativo, ambos la instaron a estudiar el trabajo de
de alquileres» en los Edificios Katherine, parte de un experimento de vi- las mujeres. La respuesta de Marshall, en marzo de 1889, fue especialmente
viendas de bajo coste para los pobres cerca de los muelles de Londres Este. irritante: mi mujer me leyera por las noches un libro tuyo
«Podrfa hacer que

Sinti6 que el trabajo era frustrante: los edificios estaban tan desnudos (fal- sobre el movimiento cooperativo para pasar el rato, pero no le prestarfa nin-

taban incluso fregaderos en los apartamentos) que desmoralizaban aån mås guna atenci6n» (Webb, 1926, p. 352)3. Dos meses mås tarde, Webb firm6
a la gente forzada a vivir alli por la pobreza; y parecfa que no habia registros, una petici6n antisufragio, cuya publicaci6n tuvo el efecto de desacreditarla
ni informaci6n, ni conocimiento sobre quién acababa allf y por qué. Se ante la mayoria de la gente como investigadora en asuntos de mujeres. Qui-

cuestionaba c6mo podia justificar moralmente el hecho de insistir a la gente zås se vio empujada por la necesidad de distanciarse de los asuntos de mu-

a mejorar en tales condiciones desesperadas.

Mientras tanto, a través de un contacto familiar, empez6 a trabajar con


3 A pesar de sus negaciones de haber experimentado discriminaci6n sexual, Webb se afligi6 tanto por
Charles Booth, que estaba esbozando el plan para su éxito de ciencias so- la respuesta de Marshall que, no solo recogi(3 la conversaci6n extensamente en su diario, sino que
treinta y cinco afios mås tarde reproduciria en su autobiograffa aquellas påginas del diario y afiadiria
ciales, The Life and Labour of the People ofLondon. Se uni6 al proyecto de
una nota a pie. En la nota a pie habla de un obituario de Marshall escrito por un profesor que recuerda
investigaci6n de Booth, no por un impulso filantr6pico, sino por un deseo que, cuando habfa Sido estudiante de grado, el Profesor Marshall se habia tomado especial interés por
él y le habia aconsejado estudiar el tema del cooperativismo pero sin dejarse afectar por The Co-operative
de trabajar como investigadora cientffica. El estudio de Booth, que com-
Movement in Great Britain, de Beatrice Potter.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

jeres para poder ser vista como una trabajadora mental, es decir, una inves- estudios empfricos detallados, muchos de los cuales todavia requieren lectura,
tigadora social que casualmente era mujer. No intent6 variar påblicamente muy especialmente desde la historia del trabajo. Sus primeras dos obras se
este posicionamiento antisufragio hasta 1906 (véase «Webb y la tradici6n relacionaban con el interés que Beatrice Webb habfa estado persiguiendo,
de la sociologfa feminista», a continuaci6n). las organizaciones colectivas al margen del Estado —The History ofTrade Unio-
Webb hizo su estudio sobre las cooperativas y elabor6 su libro mås influ-
nism (1894) y el volumen acompafiante, Industrial Democracy (1897) —. Des-

yente como finica autora, The Co-operative Movement in Great Britain pués volvieron su atenci6n a 10 que se iba a convertir en un trabajo monu-
(1891), que se tradujo a doce idiomas (véanse capftulos 3 y 7 y «Webb y mental, una historia del gobierno local britånico, como manera de explorar
la tradici6n de la sociologfa feminista», a continuaci6n). Durante su trabajo
la historia de la actividad colectiva cooperativa dentro del Estado. Empeza-
sobre el movimiento cooperativo, se convirti6 al socialismo —un cambio ron este trabajo en la primavera de 1899; que al final se extenderfa a ocho

de creencia que recogi6 en su diario el 1 de febrero de 1890—. Se convirti6 libros principales y diez volfimenes, reuniendo unas 4.212 påginas (Cole,
en socialista por su experiencia como investigadora social, y tanto ella como 1946, pp. 96-97): The History ofLiquor Licensing in England (1903), The
sus colegas consideraron que fue una conversi6n radical. No obstante, el Parish and the County (1906), The Manor and the Borough (1908), The Story
socialismo al que se convirti6 no era revolucionario, sino reformista. Su of the King's Highway (1913), Statutory Authorities for Special Purposes
principio mås båsico en el momento de la conversi6n parece que fue que (1922), English Prisons under Local Government (1922), English Poor Law

tenia que haber una acci6n colectiva o estatal que parase el impetu des- History: The Old Poor Law (1927), y English Poor Law History: The Last
tructivo de la libre competencia y garantizara a cada miembro individual Hundred Years (1929). Adicionalmente, en aquellos afios, escribirfan The
de la sociedad un nivel de calidad de Vida mfnimo. Prevention ofDestitution (1920), The Decay ofCapitalist Civilization (1923),
Methods of Social Study (1932), su filtimo trabajo importante de ciencias
sociales, y su åltima obra, Soviet Communism: A New Civilization (1937).
COLABORACIÖN CON SIDNEY
Ademås de estos trabajos académicos enormes, los Webb también fueron ac-
Webb conoci6 a Sidney, un reconocido socialista fabiano, en la primavera tivos en la politica britånica. Ayudaron, con otros fabianos, a organizar la
de 1890; él era funcionario de carrera de un Origen claramente menos privi-
London School ofEconomics (donde Edith Abbott estudi6; véase el capftulo
legiado que el de los Potter. Pero tenia una memoria enciclopédica, predis- 7) y fueron los principales propulsores del New Statesman, una de las revistas
posici6n para el trabajo duro, y una cualidad que Webb menciona con ad- intelectuales de izquierdas mås importantes de Gran Bretafia. Beatrice Webb
miraci6n como «desinterés», es decir, un deseo auténtico de promover el bien fue protagonista principal de una de las mayores controversias de la politica
en lugar de buscar su beneficio (citado en Cole, 1946, p. 42). En el relato de britånica de los afios anteriores a la Primera Guerra Mundial: el boceto del
Webb (1926), Sidney no fue ni la fuente de su conversi6n al socialismo, ni
influente Minority Report (Informe Menor) de la Poor Law Commission. A
un gran interés amoroso. Lo que le atrajo de él —y a él de ella, aunque apa- pesar de su historia accidentada y su fracaso en el Parlamento, ese Informe
rentemente él también la encontraba ffsicamente atractiva— fue la oportuni-
Menor se convirti6 en la base del Informe Beveridge de 1942, que guiaria
dad de emparejarse con otro trabajador mental. Las opiniones polfticas de la constituci6n del Estado del bienestar en Gran Bretafia. Sidney Ileg6 a ser
Sidney le hicieron parecer como salvajemente radical a gran parte de la fa-
miembro del Parlamento y después ministro del Gabinete en los dos pri-
milia de Webb y esper6 a que su padre muriera en 1892 para casarse con él. meros gobiernos del Partido Laborista de la historia britånica, en la década
Desde 1892 hasta el final de su Vida en 1943, Beatrice y Sidney Webb tra- de 1920-1929. Como parte de las maniobras para el puesto de ministro del
bajaron en colaboraci6n de forma remarcable, pero una colaboraci6n que Gabinete, le dieron a Sidney un titulo nobiliario; tom6 el titulo de Bar6n
exigfa cambio, adaptaci6n y sacrificio por parte de Webb, una colaboraci6n Passfield, aunque Beatrice se resisti6 sin éxito al titulo de Baronesa Passfield
en la que parece que Sidney asumi6 la direcci6n. Publicaron masivamente (Muggeridge y Adam, 1968, pp. 228-229).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

Sobre su relaci6n de pareja con Sidney, que trajo las vicisitudes de la batalla estaba sucediendo y que ese progreso era el resultado de la ciencia, o —de
politica y los logros extraordinarios en investigaci6n empirica, Webb tenia forma quizås mås precisa— la aplicaci6n de la ciencia a los avances tecn016-
sentimientos encontrados. En una serie de entradas en su diario, citadas por gicos. Los cambios tecn016gicos hicieron posible el crecimiento del capita-
Nord (1985, p. 225), Webb revela su sentido de pérdida de control en la co- lismo, que se convirti6 en la mentalidad popular asociada con el progreso
laboraci6n de pareja: «Nunca escribo con mi propio estilo, excepto en mi dia- material. Por ejemplo, la expansi6n de los ferrocarriles, de la que hizo una
rio» (8 de diciembrc de 1913); «He limitado mi intelecto, obligada a concen- fortuna considerable el padre de Webb, Richard Potter, fue vista como el mi-
trarme en un tema tras Otro; en algunos de los detalles mås aburridos y menos lagro de la época, un primer indicador del progreso como resultado de la

esclarecedores de la organizaci6n social... Recuerdo vividamente las nåuseas aplicaci6n pråctica de la ciencia. Los ferrocarriles transformaron Gran Bre-
con las que, dia tras dfa, continuaba con esta tarea» (22 de diciembre de 1918). tafia, sobre todo haciendo posible el crecimiento de los centros industriales

Como sefiala Nord (1985, p. 236) «Es desconcertante y profundamente re- y comerciales que hicieron del pais la potencia econ6mica y politica del
velador que, mientras se estaba estableciendo el primer gobierno laborista en mundo en el siglo XIX: si en 1800 habfa una ciudad con una poblaci6n de
la historia de Gran Bretafia, Beatrice Webb afiorara que la dejaran libre para mås de 100.000 habitantes (Londres, 865.000), hacia 1850 habfa nueve, y
dedicarse a su autobiograffa». Y es quizås por esta autobiograffa, My Appren- hacia 1891, veintitrés centros asi. La «Gran» Londres creci6 hasta mås de
ticeship, que Ileg6 a ser especialmente valorada por la generaci6n actual de cuatro millones en 1900 (Altick, 1973, pp. 75-76). Ademås, en la mentalidad

mujeres soci610gas; ya que a pesar de su incomodidad no confrontada por la victoriana, la ciencia se Ileg6 a asociar no solo con el progreso, sino con la

discriminaci6n de género, es un texto de sociologfa reflexiva remarcable sobre salvaci6n.Darwin acab6 reverentemente su obra The Origin of the Species
el viaje intelectual de una mujer hacia una visi6n de la sociedad. (1859): «Hay una grandeza en esta visi6n de la Vida, con sus fuerzas diversas,
que ha Sido originariamente infundida por el Creador en unas pocas formas
Los gobiernos laboristas no cumplieron las expectativas de los Webb, que
o en una... y de ese inicio tan simple han evolucionado y siguen evolucio-
cada vez mås miraban a la Uni6n Soviética como modelo. Beatrice Webb
nando formas interminables de la mayor belleza y esplendor».
murid en medio de la Segunda Guerra Mundial, habiendo expresado su
esperanza de que el hogar familiar, Passfield Corner, Ilegara a ser «un puerto El debate sobre la pobreza. La Inglaterra victoriana de los afios formativos
en el que los soci610gos cansados pudieran descansar y debatir». intelectualmente de Webb estaba atormentada por el debate sobre las cau-
sasde la pobreza, en el que las Viejas opiniones se reforzaron por la aplica-
TEORfA SOCIAL GENERAL ci6n de Herbert Spencer de la teorfa evolutiva a la Vida social. La postura
tradicional defendiaque la prosperidad o miseria de una persona resultaba
PREMISAS de sus propias acciones individuales; que «la ley de hierro de los salarios»
establecfa la cantidad de dinero disponible para los salarios en un momento
Cuatro inquietudes de la Vida intelectual britånica moldearon el trabajo dado en cualquier punto del desarrollo econ6mico de un pafs, de manera
de Webb: (1) las ideas victorianas entrelazadas de ciencia y progreso, (2) la que si parte de ese dinero iba a la ayuda a los desempleados, habfa menos
tensi6n entre la doctrina del individualismo y la existencia de pobreza en para los trabajadores; y que la teorfa malthusiana demostraba que los actos
la prosperidad, (3) la tradici6n emergente de la sociologfa empirica, y (4) de caridad podfan producir sobrepoblaci6n al permitir que los menos pre-
las doctrinas socialistas en aumento, especialmente el socialismo fabiano. parados se multiplicaran mås allå de la capacidad de la tierra para soste-

«EI espfritu de mediados de la época victoriana». Webb recuerda a su familia nerlos. Spencer reforz6 estas opiniones argumentando que el mejor con-
infundida en las ideas que ella denomina «del espfritu de mediados de la texto social es aquel en el que se permite al individuo, la unidad båsica de

época victoriana», en la que la ciencia y el progreso eran temas entrelazados. la sociedad, que funcione sin obståculos. El capitalismo, como una expre-
si6n de la evoluci6n, defiende que cada célula o unidad individual de la
Un individuo solo tenia que mirar a su alrededor para ver que «el progreso»

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Pobter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

sociedad actåe en su propio interés. La interferencia colectivista en la com- la teorfa individualista de la sociedad, fue instruida por Charles Booth
petitividad individual producirfa caos y desorden, y conducirfa a un retro- sobre la metodologfa empirica —y finalmente los hallazgos del åltimo la

ceso, un regreso a un estado mås primitivo de la sociedad en el que todos harfan descarrilarse de las Ifneas politicas del primero—. Los dogmas del
sufrirfan. Por tanto, la intervenci6n del Estado para ayudar a los pobres pensamiento de Booth sobre los problemas de la investigaci6n empirica
subvertirfa el principio de supervivencia de Ios mås preparados al aumentar estån contenidos en sus cartas a Webb, la finica de los discfpulos de Booth

el nfimero de personas que no podrian sobrevivir por su cuenta, hasta tal que realmente compartia sus inquietudes acerca de la metodologfa de in-
punto que los mås adaptados para la supervivencia serfan arrollados. Aun- dagaci6n en ciencias sociales (Simey y Simey, 1960). La primera preocu-
que los actos individuales de caridad puedan ser buenos para el caråcter paci6n de Booth fue desarrollar un sistema de recogida de datos que pro-
del donante individual —e incluso esto fue cuestionado—, la acci6n caritativa dujera teorfa en lugar de ser modelado por la teorfa. La segunda fue
del Estado solo inducirfa a la ruina absoluta por su interferencia con el pro- ponderar apropiadamente el significado de cualquier dato en el contexto

greso evolutivo. Si alguien deseaba riqueza para la naci6n, debia aceptar la del sistema completo de informaci6n empirica. La tercera fue encontrar

existencia de pobreza para algunos individuos. Estos debates fueron abso- las formas para verificar que los datos indicaban realmente los «hechos»—
lutamente reales, y explicaban las transacciones de diferentes sociedades de un reto que alcanz6 con la estrategia de recoger y comparar datos de tantas
beneficencia con las que Webb habfa empezado su carrera como cientffica fuentes como fuese posible. La cuarta fue el asunto de separar los hechos
social, asi como el pensamiento de pioneros como Canon Barnett, funda- de la opini6n en estos datos, no necesariamente descartando la opini6n
dor de Toynbee Hall, que habia influido a Jane Addams4. pero consideråndola como opini6n. Finalmente, cuando empez6 a hacer
ensayos para ver si su metodologfa funcionaba, Booth se enfrent6 al pro-
La tradici6n de la sociologfa empfrica. Una respuesta a este debate fue mirar
blema de establecer categorias fiables de clasificaci6n. Lo que es relevante
a la ciencia en båsqueda de soluciones para la pobreza o de guias sobre las
en la aproximaci6n de Booth, y 10 que inspir6 a Webb, fue su focalizaci6n
maneras de hacer caridad. Igual que Webb fue tutorizada por Spencer sobre
en encontrar vias para Ilegar a los «hechos reales» sobre las condiciones de
un conjunto de personas, mås particularmente, el complicado colectivo de
poblaci6n pobre en contextos urbanos.
Respondiendo a este problema moral, Webb se implic6 en varios momentos en «trabajo caritativo» a
travésde la Charity Organisation Society, mås en particular como administradora de los Edificios Ka- Socialismo fabiano. En el curso de su investigaci6n empfrica, Webb Ileg6 a
therine. Pensaba que el trabajo caritativo se enredaba en el vasto debate que superaba a la sociedad vic-
toriana sobre cl porqué estaba sucediendo todo eso. El filåntropo, a quien ella Ileg6 a conocer por su convencerse auténticamente de que el problema de la pobreza era estructu-
trabajo caritativo, intentaba varias soluciones al problema. Una primera aproximaci6n era ayudar al ral, no individual, y se convirti6 al socialismo. Por su relaci6n con Sidney,
pobre que se 10 merecfa; pero se veia que los que 10 merecfan eran a veces aquellos a los que no se podia
ayudar —por ejemplo, los enfermos cr6nicos, derrumbados y que pedian mås recursos de los que la ca-
Webb se incorporarfa a un grupo de pensadores britånicos, los socialistas
ridad de la sociedad podia proporcionarles—. Una segunda aproximaci6n era ayudar a quienes podfan fabianos, que hacia finales de la década de 1880-1889 habian logrado su-
ser ayudados, aunque parccia a menudo que aquellos que podian tirar hacia dclante de alguna manera
cran quizås los menos inclinados a hacerlo. Una tercera aproximaci6n era proporcionar asistencia de
ficiente consenso como para presentar sus ideas en un libro sorprendente-
una manera cientffica, juzgando cada caso en funci6n de qué tipo de ayuda beneficiarfa mås a la persona mente popular, Fabian Essays in Socialism (Shaw, 1889b). La posici6n te6rica
y a la clase para resistir por su cuenta —a pesar de que esto, por supuesto, no resolvia los problemas
en este libro era «ecléctica» (Cole, 1961), por la disposici6n a tomar pres-
båsicos dc que el que se 10 merece necesita dcmasiado y al que se le puede ayudar a menudo parcce in-
clinado a ser ayudado indefinidamente—. Ademås, estaba siempre presente la cautela de no dispensar tadas y unir una diversidad de fuentes y a adoptar posturas a mitad de ca-
caridad indiscriminadamente, ya que eso animaria a la gente a hacerse dependicnte. Finalmente, estaba
mino. Se presentaba al socialismo como esencialmente pragmåtico y «bri-
el sentimiento inc6modo de que daba igual cuånta ayuda se dispersara, que la pobreza de entonces se-
guirfa siendo la misma. Entre estas opiniones en conflicto, Webb se sentfa especialmente frustrada por tånico», mås que radical y marxista. Los fabianos sostenfan que 10 que Marx
la ausencia de datos brutos, de hechos reales, sobre 10 que estaba pasando. Lleg6 a admirar sobre todo llama «plusvalfa» es en realidad «renta» —el beneficio que obtienen propie-
a las mujercs que simplemente hacfan 10 que pensaban que era 10 correcto, como una tal Emma Cons
que no sigui6 las recomendaciones de la Charity Organisation Society y organizaba entretenimientos en
tarios y capitalistas— y se debfa devolver al trabajo o entregar a la comunidad
salas de conciertos para pobres; pero Cons tcnfa poco o ningån interés por la recogida de datos. en su conjunto. La concesi6n privada de esta «renta» conduce al desperdicio

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(Shaw, 1889a). La posici6n de los fabianos era que dicha «renta» o «plusva- (undia a los miembros de la intelectualidad de su clase: el problema de la

lfa» se debfa usar para hacer funcionar grandes empresas centralizadas como creciente miseria a pesar de la creciente prosperidad econ6mica. Describi-

la oficina de correos o los ferrocarriles, e incluso mås significativamente, mos su sociologfa en base a tres cuestiones: que la investigaci6n empirica
que este dinero se debfa ceder a los gobiernos locales, entendidos como los deberfa fundamentar la teorfa, que la sociedad es un sistema de estructuras,

«"representantes de la comunidad elegidos democråticamente", cualquiera y que el proyecto de la sociologfa es ayudar a crear una sociedad caracteri-

que fuera la comunidad» (Cole, 1961, p. 30). Crefan que expertos cualifi- zada por la igualdad econ6mica y la toma de decisiones democråtica.

cados contratados por los representantes de la comunidad elegidos demo- I. Para Webb, la sociologfa comienza con la proposici6n de que cualquier

cråticamente debfan Ilevar a cabo la gesti6n definitiva de los asuntos cfvicos. demanda de las ciencias sociales debe Ilegar inductivamente y estar funda-
En su ensayo en esta colecci6n, Sidney Webb presenta el objetivo del socia- mentada en la pråctica de la investigaci6n empirica rigurosa. Para com-
lismo en términos del consagrado principio britånico benthamita de «el prender esta proposici6n como punto de partida, es necesario apreciar la
mayor bien para mayor nåmero». Reconoce que Marx tiene raz6n, que
el mezcla de respuestas con la que los victorianos confrontan el problema que
el funcionamiento econ6mico o material de una sociedad determina su describen como «la pobreza entre los ricos»: incredulidad, rechazo, confu-
forma polftica; pero dice que el socialismo no Ilegarå a través de la lucha o si6n, culpa, remordimiento, remedios temporales, llamadas al cambio ma-
de la revoluci6n, sino a través de la evoluci6n gradual de la opini6n påblica sivo. En uno de sus primeros anålisis publicados, < The Dock Life of East
trabajando mediante un proceso democråtico (S. Webb, 1889, p. 35). Los London», Webb describe algunas de las posiciones en este debate:
fabianos crefan que la via para producir el cambio era a través de la estrategia El economista de este estudio frunce el cefio severamente mientras condena
que Sidney denomina como «permeabilidad». En todos los niveles de go- las diversiones de los trabajadores de clase baja de Londres. El filåntropo, fresco
bierno y organizaci6n cooperativa, los miembros fabianos tomaban cual- desde la compuerta del muelle, manifiesta con una entonaci6n mås sensacio-
quier iniciativa politica en la que se estuviera avanzando e intentaban mol- nalista la culpabilidad del empleador del muelle y del puerto al negar a los tra-

dearla en la direcci6n socialista o colectivista. Esencial para la permeabilidad bajadores indefensos mås incentivos para permanecer, mås posibilidades para

era la producci6n de anålisis rigurosos y competentes de Ias condiciones so- vivir decentemente y multiplicarse libremente. El indiferente solo se queda a

ciales, de forma que el fabianismo pudiera asociarse en las mentes påblicas un lado de la instituci6n existente, y habla sin pensar sobre la tendencia inevi-

con una presentaci6n de la realidad meditada y justa. Compartiendo la fe


table de una competitividad inevitable a producir una irregularidad inevitable
en el empleo; fracasando en reconocer que los asi llamados «inevitables» su-
general en el progreso de los victorianos, los fabianos crefan que la evoluci6n
ponen el deterioro gradual del cerebro y de la fuerza de los compafieros del
social irfa en la direcci6n que ellos estaban delineando, aunque tendrfan
campo (1887, p. 483)*.
que trabajar para que sucediera. Aunque habfa mujeres miembros activas
en la organizaci6n, era un discurso dominado por los hombres. Solo una La respuesta de Webb fue tanto epistem016gica como metod016gica: se

mujer, Annie Besant, contribuye a Essays. Y cuando unos afios mås tarde la tenia que buscar alguna manera de determinar si habia desigualdades sig-
nificativas en la sociedad o si la cuesti6n era un caso de 10 que Webb des-
sociedad public6 el libro titulado What Every Intelligent Woman Needs to
Know about Socialism, George Bernard Shaw fue su autor. cribirfa posteriormente como «la falacia del caso particular » (1907, p. 347),
como las historias de los peri6dicos sobre la increfble adversidad individual,
disefiadas para Ilegar a la conciencia del pfiblico sobre las condiciones so-
TEMAS PRINCIPALES

Webb querfa ante todo explorar la posibilidad de crear una ciencia de la


sociedad que pudiera describir, explicar y predecir las relaciones sociales.
* Un asterisco que sigue a una cita en el texto significa que el pasajc citado se ofrece cn un contexto mås
El tema central de dicha ciencia era la ansiedad que la rodeaba a ella y con- amplio en las lecturas al final del capitulo.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

ciales, pero que finicamente reflejaban el ejemplo de un caso particular de Cualquier imagen de la situaci6n entre manos se debe situar en el contexto,

mala suerte. El primer deber del soci610go es Ilegar a dar una imagen cer- tanto estadfstica como hist6ricamente. El contexto estadfstico ayuda al in

tera de la situaci6n entre manos, comenzando por el conocimiento co- vestigador a conocer si una condici6n es social, al prevenir la distorsi6n dc
mfinmente aceptado de la situaci6n y avanzando con la investigaci6n hasta cualquier observaci6n, entrevista o documento particular, ya que la esencia
descubrir bien la complejidad de 10 comfin, bien las cosas en comån sub- de la estadfstica para Webb es que todas las unidades se observan por igual.

yacentes a las condiciones que popularmente se creen diversas. Pero solo se puede determinar la naturaleza y la igualdad de las unidades

La «imagen» de la situaci6n entremanos tiene dos elementos, sus hechos en el agregado si se han realizado observaciones personales repetidas de
casos individuales. El contexto hist6rico establece cuåles son las acciones
inmediatos y el encuadre hist6rico y estadfstico de tales hechos. Webb se
basa en tres fuentes de hechos inmediatos: observaci6n personal directa
pasadas de los seres humanos que parecen haber provocado el inicio de
esta situaci6n. El investigador no presume que estas acciones se empren-
por el investigador, entrevistas, y el uso de documentos y literatura. La ob-
dieran para producir estas condiciones, sino solo que estas acciones parecen
servaci6n personal se realiza de forma mås precisa, dice Webb, cuando las
relacionadas y relevantes para el hecho de que existan las condiciones. Ob-
personas observadas no son conscientes de la observaci6n y por tanto se
servando los muelles de Londres, Webb identifica el rol de las estructuras
comportan espontåneamente. Por ello, trabajar como cobradora de los al-
creadas hist6ricamente en la configuraci6n del destino de los actuales tra-
quileres en los Edificios Katherine fue un método de campo mejor que
estar como observador de las ciencias sociales en las salidas de los muelles bajadores del puerto. Por ejemplo:

de Londres Este. Webb se apoya en el modelo de entrevistas del trabajo de La sustituci6n de los barcos de vela por los de vapor, aunque distribuye el empleo
mås equitativamente a 10 largo del afio, aumenta la incertidumbre del dia a dia y
Booth, The Life and Labour ofthe People ofLondon (1892-1902), que us6
de hora a hora. En dias pasados, en ciertas estaciones del afio, una flota de veleros
como recurso clave al School Board of Visitors que llamaba a cada casa del
se alineaba en los atraques del muelle. El trabajo se extendfa durante semanas y
barrio para recoger datos como el tamafio de la familia, la ocupaci6n y Ios
meses, y en cada dia de éxito se vefa al mismo nåmero de hombres empleados
ingresos. Booth y su equipo entrevistaron en profundidad a los trabajadores
por el mismo nåmero de horas. .. Ahora la escena ha cambiado. Los barcos de
de la School Board, revisando con ellos los datos que habfan recogido, un vapor van y vienen con independencia del viento y de la marea (1887, p. 485)*.
método que Webb caracteriza como «entrevistas al por mayor» (1926, p.
El investigador debe también empezar a crear de forma inductiva posibles
277). Cree que esta técnica es una forma de reducir el sesgo: las idiosin-
tipificaciones o clasificaciones de estos datos agrupåndolos por su relaci6n
crasias en los informes del School Board Visitors se equilibraban en el pro-
ceso de entrevistarlos a todos; el prop6sito de los asistentes en la recogida
entre ellos. Webb enfatiza repetidamente la importancia de tomar notas y

de datos compensa con el prop6sito diferente de los entrevistadores de


se
de realinear y reorganizar las notas para que aparezcan Ias pautas descriptivas
y causales. Su cuidadosa presentaci6n de los mecanismos para tomar notas
Booth; y ninguno de los entrevistadores captan o controlan la direcci6n
es una forma por la que Webb concreta el proceso mental por el que se debe
completa del proyecto. Por tanto, las tendencias de entrevistadores y en-
transcurrir para pasar del hecho a la clasificaci6n, y de ahi a la causa-efecto.
trevistados a dar forma a las declaraciones de acuerdo con su propia pre-
disposici6n se filtran progresivamente de los datos. Webb espera que los La efectividad de este método desde el trabajo inductivo con los datos hasta
datos de las entrevistadas conduzcan al investigador a los documentos y a Ilegar a una afirmaci6n se ilustra en el estudio de Webb «How to Do Away

la literatura; «un documento es un testimonio escrito que una organizaci6n with the Sweating System» (1892/1898). Webb comienza con la proposi-
social mantiene inconscientemente en secreto con el prop6sito, no de in- ci6n esencial de que el primer deber es la presentaci6n precisa de la situa-
fluir en el pensamiento, sino de influir en la acci6n», mientras que la lite- ci6n: «Primero, debemos decidir 10 que entendemos por explotaci6n textil

ratura estå disefiada para influir sobre el pensamiento y es «la impresi6n y el sistema de talleres textiles en los domicilios particulares; y segundo,
personal del individuo que escribe» (1907, pp. 348-349). debemos determinar la causa de este mal» (1892/1898, p. 139). Explica

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que cuando empez6 su trabajo, la explotaci6n textil se malinterpretaba para controlar la competitividad y el capitalismo, y producir una distribu-
como un acuerdo que implicaba la presencia de un subcontratante. Inves- ci6n equitativa de los bienes y servicios. Por extensi6n 16gica, por supuesto,
tigando taller tras taller, registrando sus resultados, y revisando sus datos, el colectivismo argumenta que no solo la estructura social o el orden co-
Webb encontr6 que el subcontratante no era un factor constante. Su tra- lectivo es la causa de la pobreza, sino que también es la fuente del capita-
bajo empirico la convenci6 —y su testimonio, junto con el de otros, consi- lismo y de la riqueza. Webb romper completamente con la socio-
Ileg6 a
gui6 convencer al House ofLords Committee on Sweating— de que «el trabajo logia liberal de Spencer por 10 que ella consideraba como falacias
en los talleres textiles no era un método particular de remuneraci6n, no intelectuales en su teorfa. La mås evidente de ellas es la que identifica como
era una forma peculiar de organizaci6n industrial, sino que eran ciertas su etiquetaje arbitrario del capitalismo individual o corporativo como «na-
condiciones de empleo, a saber: salarios inusualmente bajos, excesivas horas tural», mientras que los intentos de los sindicatos o de los movimientos
de trabajo, y lugares de trabajo insalubres» (1892/1898, p. 140). Por eso, la cooperativos son intromisiones «artificiales» en el macroproceso de evolu-
legislaci6n que pretendfa que el subcontratante corrigiera el trabajo en los ci6n social. Webb sostiene que «no hay tal cosa como una estructura social
talleres textiles como pråctica de empleo estaba de hecho apuntando solu-
aparte de los seres humanos, o independiente de su actividad. Por tanto,
ciones err6neas. Webb continåa entonces presentando 10 que sus datos estrictamente hablando, cada desarrollo de la estructura social y su funcio-
muestran sobre los lugares acertados para buscar soluciones.
namiento, desde la familia... hasta la mås complicada ley parlamentaria,

2. La reivindicaci6n soci016gica båsica de Webb es que la investigaci6n em- son igualmente «artificiales», es decir, productos de la intervenci6n hu-
pfrica muestra que la sociedad es un sistema de estructuras sociales emer- mana» (1926, p. 342). Para entender la sociologfa de Webb es fundamental
gentes mås que la consecuencia de la acci6n individual. Para Ilegar a esta darse cuenta de que ella considera que el argumento precedente es el re-

reivindicaci6n, Webb hizo un viaje intelectual desde una interpretaci6n sultado, no de la «teorfa», sino del «descubrimiento». Llega a él a través del

una interpretaci6n colectivista, es decir,


individualista de la organizaci6n a empiricismo cientffico, es decir, de la investigaci6n sobre los hechos guiada
desde una visi6n del individuo como unidad social primaria y causante de por el método cientffico. De hecho, otro punto de fricci6n con Spencer es

su propio destino, hacia una visi6n en la que el individuo estå moldeado que él usa los datos, no para Ilegar a Ia teorfa, sino para ilustrar teorfas pre-
por la organizaci6n social. Esta afirmaci6n resuelve parte del problema que concebidas, y que no practica el método cientffico que proclama.
originariamente inspir6 a Webb a hacer investigaci6n social: las causas de Webb es intensamente consciente de que ella, y los demås, son resultado
la miseria en la prosperidad. Las investigaciones empfricas de Webb le de contextos de clase particulares que les inspiran ciertos intereses en la si-
muestran que la causa de la pobreza no estå en los caracteres individuales,
tuaci6n que investigan. Este es quizås para ella el rasgo distintivo de la so-
sino en la estructura social. Pero Webb insiste en que ella misma no empez6 ciologfa: que el soci610go realmente no puede estar fuera del marco de 10
desde esa premisa, sino desde la premisa de que, entre los pobres, se debfa que investiga, de la manera en que Webb imagina que 10 estån el qufmico
reforzar el caråcter individual de alguna manera.
o el bi610go.Lo que le parece crftico a Webb es que su propia posici6n de
La explicaci6n que ella etiqueta como «individualismo» considera la po- clase no cambia, su posici6n no cambia por la s61ida realidad de la expe-
breza como un resultado inevitable del hecho de que los individuos persi- riencia empirica. El trabajo de la investigaci6n social la conduce, le guste

gan sus propios intereses en la libre competencia, un proceso del que de- o no, a una interpretaci6n cada vez mås colectivista de las causas. Por tanto,

pende la evoluci6n social (como hace su manifestaci6n «mås progresista», el argumento båsico de Webb es que la sociologfa puede ser convincente
el capitalismo). Contra este argumento individualista estå la posici6n te6- si sus métodos son rigurosa y sabiamente empiricos.
rica que Webb denomina «colectivismo», que sefiala que la causa de la po- Pero Webb admite que la ciencia sola no puede explicar el interés de ella o
breza es precisamente el fracaso de la poblaci6n en actuar colectivamente
el interés de sus contemporåneos por el problema de la coexistencia de la

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pobreza y la riqueza. La sociologfa podrfa presentar la imagen de la gente el ya exitoso movimiento cooperativo de los consumidores, que conocfa
inocente sufriendo a causa del fracaso colectivo y la sociedad podria todavfa de primera mano por su trabajo inicial en Bacup (Webb, 1891). Le interesa
sentir que no habfa nada que deseara hacer. Pero esta es una posici6n que este movimiento porque parece haber comenzado de las propias personas,
Webb permite solo en teorfa, argumentando que en la pråctica uno debe entendidas aqui como trabajadores manuales; porque reconoce Ios princi-
actuar «"como si" cada alma en particular... estuviera en comuni6n con pios båsicos de la autogobernanza, y porque ofrece un sistema econ6mico
una fuerza sobrehumana que hiciera justicia» (1926, p. 344). diferente del capitalismo para la producci6n y distribuci6n de bienes.
La teorfa de Webb de que las estructuras sociales son factores causales prin- Webb considera que el movimiento de tiendas cooperativas ha Sido desarro-
cipales es central en toda su sociologfa, pero no es focal. Una vez que esta- llado por un sistema de ensayo y error, o experimento social, que combina
bleci6, a partir de la investigaci6n empirica, su propia confianza en la in- las mejores ideas de dos visionarios britånicos admirados —el economista ut6-
terpretaci6n colectivista, fij6 su atenci6n en el uso de la investigaci6n social pico Robert Owen (1771-1858) y el reformador parlamentario dem6crata
empirica para guiar la politica social. William Cobbett (1763-1835)—. En palabras de SVebb, Owen vio la necesi-
3. Para Webb, el proyecto de la sociologia es descubrir c6mo se puede Ilegar dad de eliminar «el beneficio en el precio», es decir, la venta de objetos por

a la igualdad econ6mica a partir de una toma de decisiones democråtica. mås de 10 que cuesta fabricarlos, pråctica que es la base del capitalismo. Que-
El empiricismo de Webb la Ilev6 desde la critica de las condiciones exis- ria establecer fåbricas en las que los trabajadores mantuvieran un estilo de

tentes de explotaci6n hacia una exploraci6n de vfas alternativas de organi- Vida c6modo, en lugar de que dieran beneficios monetarios a propietarios

zaci6n social, que ella encuentra en varios «experimentos sociales». Webb que los usaran luego para crear mås dinero. Pero Owen no vio espacio para
sostiene que los experimentos sociales tienen lugar todo el tiempo en las
que los trabajadores tomaran las decisiones democråticamente. A Cobbett,
colectividades y en los negocios, y que los gobiernos intentan diferentes por otra parte, no le importaban las cuestiones econ6micas, pero intentaba
centrar la atenci6n de las masas en la reforma parlamentaria y en el sufragio,
acciones para ver si estos producirån los efectos deseados en diferentes gru-
creyendo que la democracia curarfa los males de la economia.
pos de personas. Estos esfuerzos no se reciben normalmente el nombre de
«experimentos», pero eso es de todas formas 10 que son. Webb presenta la tienda cooperativa como experimento exitoso del uso

De hecho, estamos aplicando siempre nuestro conocimiento de la sociedad del proceso democråtico en la toma de decisiones para dirigir la provisi6n

para predecir acontecimientos, y basamos nuestro conocimiento en la predicci6n. de bienes. En Ifneas generales, las tiendas cooperativas eran asociaciones

élmagina qué ocurrirfa si tuviera a un funcionario, encargado de la oficina de de consumidores de clase trabajadora que elegian a sus propios adminis-
correos justo antes de Navidad, asaltado por una duda filos6fica, que rechazara tradores, encargados de negociar, con elconsejo de los miembros, la com-
autorizar la contrataci6n de carteros adicionales basåndose en que no hay raz6n pra de los bienes que querfan los miembros. La compra al por mayor para
para suponer que tendrå lugar el mismo incremento de trabajo que en afios un gran colectivo permitfa a los administradores presionar a los productores
anteriores? Sugiero que podamos verificar con suficiente certeza cuål serå la para hacer buenos tratos. A1 final del afio, si la tienda generaba algån be-
conducta del hombre promedio bajo circunstancias ordinarias, para basar la
neficio, ese beneficio se repartfa entre los miembros de la cooperativa como
acci6n en ella. Todo el éxito de un gobierno se fundamenta en este tipo de co-
dividendo basado en la cantidad de items que habian comprado de la co-
nocimiento (1907, pp. 350-351).
operativa durante el afio.

Webb pretende analizar esos experimentos sociales que Ilevan democracia po-
Webb usa la tienda cooperativa como punto de partida de su visi6n de una
Iftica a la Vida econ6mica a través de la investigaci6n de las ciencias sociales.
sociedad organizada de manera diferente a la competitividad capitalista, una
El primer experimento hacia el que se dirige, como alternativa al modelo sociedad organizada democråticamente en torno a los roles econ6micos si-

liberal de los intereses y la competitividad individuales sin restricciones, es métricos de productor y consumidor y al proceso que ella denomina «ne-

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia delpositivismo critico

gociaci6n colectiva». Webb cree que la negociaci6n colectiva es una fase de LA RELEVANCIA DE WEBB EN LA HISTORIA
la evoluci6n industrial, que reemplaza tanto el antiguo sistema de intercam- Y LA PRACTICA ACTUAL DE LA SOCIOLOGfA
bio directo entre individuos, obsoleto por la revoluci6n industrial, como el

intercambio basado en la explotaci6n del capitalista que ahora tenia lugar. WEBB Y EL CANON DE LA SOCIOLOGiA
Las negociaciones entre grupos de trabajadores y consumidores, a través de re-
Introducir a Webb en el canon nos Ileva a dos reformulaciones: (1) la de
presentantes autorizados, deben reemplazar los trueques entre individuos...
la relaci6n entre teorfa e investigaci6n en la historia de la sociologfa y (2)
Para obtener una concepci6n clara de la negociaci6n colectiva —de la relaci6n
la del lugar de Webb como contribuidora a la tradici6n te6rica de la teorfa
social que reemplazarå a la relaci6n individual— imaginemos, por tanto, que
analftica del conflicto.
la democracia industrial estuviese completamente desarrollada y que la indus-
tria estuviese organizada por asociaciones de consumidores (ya fuesen volun- La tradici6n empirica. A diferencia del resto de mujeres presentadas en este

tarias u obligatorias, la Tienda, las Sociedades de Mayoristas, el municipio y libro, Beatrice Webb ha sido, por su colaboraci6n con su marido Sidney,
el Estado), y que todos los trabajadores estuviesen unidos en sindicatos. En- parte del canon de la sociologia. Pero la parte que se les ha asignado a los
tonces, el responsable del sindicato textil debatirfa las cuestiones sobre el salario
Webb —la sociologfa empirica y mås particularmente la tradici6n britånica
y la formaci6n técnica con el responsable de la tienda o del municipio. el
de la sociologfa empirica— ha Sido marginada en sf misma. En A History of
responsable del sindicato y el responsable de la comunidad, ciertamente, re-
British Empirical Sociology (1981), Raymond Kent toma el supremo estu-
presentarfan intereses contrapuestos de diferentes secciones de la comunidad.
dio de los Webb, Industrial Democracy (1897/1902), una exploraci6n del
Pero como miembros de un solo Estado los intereses de los electores son idén-
sindicalismo en Gran Bretafia, como ejemplo del traslado de los datos em-
ticos en åltima instancia (1891/ 1904, pp. 216-218)*.
pfricos a la teoria. En el inicio de la planificaci6n del libro, los Webb in-
Trabajando con Sidney tras 1893, Webb desarr0116 la teorfa de la historia
tentaron usar datos empiricos para generar teorfa y para evitar que la teorfa
del gobierno municipal, no como una historia de la ejecuci6n de las leyes, se permitiera moldear la investigaci6n. Solo mås tarde en el trabajo, en
sinocomo una historia que empez6 con un grupo de ciudadanos que de- base a sus hallazgos empfricos, vuelven a la teorfa. En la introducci6n a la
seaban procurar el bien colectivo mås que el individual, como carreteras y
edici6n de 1902 de Industrial Democracy, ofrecen una declaraci6n rigurosa
parques. El gobierno municipal puede ser visto entonces, no en términos de este principio de dejar que los datos gufen hacia la teorfa:
de votos y aplicaci6n de leyes, sino en términos de personas intentando
Para empezar, el estudiante debe prepararse resolutivamente para encontrar, no
encontrar el camino para cubrir las necesidades materiales colectivas. Esta
la respuesta definitiva al problema pråctico que le ha tentado a trabajar, sino
visi6n del Estado condujo a Webb a proclamar que, en la crisis de la miseria
cuål es la estructura actual y la funci6n de la organizaci6n en la que estå inte-
en la riqueza, los gobiernos locales y el nacional tenfan el derecho de actuar
resado. Por tanto, su tarea principal es observar y diseccionar los hechos, com-
a través de varias formas de regulaci6n gradual para reducir la explotaci6n
parando tantos especfmenes como sea posible, y registrando de forma precisa
y la degradaci6n que el capitalismo producfa en las clases trabajadoras. todas las semejanzas y diferencias parezcan o no significativas. Esto no quiere
decir que el observador cientffico deba empezar con la mente libre de ideas pre-
Pero primer paso para una regulaci6n estatal inteligente, para Webb,
el

continåa siendo el conocimiento de las condiciones actuales de trabajo. El concebidas en cuanto a clasificaci6n y secuencias. Si tal persona existiera, no
seria en absoluto capaz de hacer observaciones (1897/1902, pp. ix-x).
gran deber del soci610go en la politica påblica es empirico: reunir datos y
organizar los datos evitando el sesgo hasta que formen pautas descriptivas Sugieren tres fuentes principales de datos, fuentes a las que vuelve Webb
y causales que los legisladores puedan usar para dirigir el curso de la socie- (1907) repetidamente: el documento, la observaci6n personal y la entre-
dad. Pero la direcci6n de tal curso, concluye Webb, depende finalmente vista. Ofrecen entonces, como Webb ha hecho desde sus primeros mo-
de los valores que elija la sociedad. mentos, consejo sobre el uso y toma de notas. En su libro de métodos de

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia delpositivismo critico

1932, Methods of Social Study —que tuvo como base los primeros escritos de la industria», ya sean capitalistas o empleados pfiblicos asalariados. Pero
de Webb, incluido unmemoråndum que escribi6 para sf misma en la dé- el interés de estos directivos puede ser conseguir el abaratamiento de la
cada de 1880-1889— describen c6mo Ilegaron a su teorfa sobre el sindica- producci6n, 10 que podrfa dafiar la «calidad de vida» de los trabajadores
lismo después de barajar y volver a barajar constantemente sus notas. Sobre manuales. Por eso, los Webb consideran que los sindicatos son los actores
su metodologfa, Kent propone una hip6tesis interesante: «puede que no principales de la tercera decisi6n, el establecimiento de las condiciones bajo
sea tan disparatado sugerir que aquf... estuviesen los comienzos de 10 que las cuales esta producci6n —una vez determinada en funci6n de los pro-
los soci610gos contemporåneos llamarfan anålisis multivariante, que es el ductos, materiales y procesos— tendrå lugar. Lo que ellos estudian es la
reordenamiento de los datos de muy diferentes maneras para revelar pautas complejidad de la interrelaci6n entre estas tres decisiones, las decisiones
y relaciones entre fen6menos que, a primera vista, no eran para nada apa- de producci6n, proceso y condiciones.
rentes» (1981, p. 116). Este es un tributo apropiado a las instrucciones
En este modelo, los Webb pueden ofrecer una significativa aunque inexplo-
cuidadosas de Webb sobre la toma de notas, que concretan la experiencia
rada declaraci6n temprana de la teorfa analftica del conflicto, una declaraci6n
mental de buscar la pauta de las relaciones en los datos. Centrarse en los
consistente con muchas generalizaciones de te6ricos modernos como Randall
Webb muestra de nuevo que la definici6n de la sociologia en funci6n de
Collins (1975) y Ralf Dahrendorf (1968). El modelo de los Webb localiza
sus teorfas es una elecci6n, no arbitraria pero tampoco inevitable. A1 realizar
grupos que parecen tener intereses enfrentados en la sociedad: productores
tal elecci6n, los estudiantes de historia de mueven hacia un
la sociologfa se
y consumidores, trabajadores y capitalistas, ciudadanos y productores, ciu-
extremo en el que su visi6n del trabajo es como la de los Webb, un trabajo
dadanos y capitalistas. Muestran, sin embargo, que hay solapamientos sig-
importante para la disciplina y la sociedad en su conjunto.
nificativos en esas categorfas, que no son necesariamente excluyentes entre
La tradici6n de la teorfa analftica del conflicto. En Industrial Democracy, los ellas, salvo porque las personas estån incentivadas a identificar sus intereses
Webb presentan una teorfa que hoy podrfamos reconocer como una forma con una categorfa particular, a menudo porque a las otras categorfas les falta
de «teorfa analftica del conflicto», una perspectiva te6rica que, en esencia organizaci6n y voz colectiva. Los Webb insisten en que estos intereses en
aunque no por nombre, Beatrice us6 anteriormente en The Cooperative conflicto, aunque reales, deben reconciliarse finalmente por alguna 16gica
Movement in Great Britain (1891). En su anålisis en Industrial Democracy, ante el hecho de que cada persona particular es un miembro de Ia «comu-
los Webb consideran tres tipos de decisiones que se deben realizar sobre la nidad», como quiera que esta se defina. Ellos piensan que todas las personas
producci6n: qué producir, como producirlo en términos de materiales y tienen que residir geogråficamente en algfin lugar, y el hecho de estar ffsi-

habilidades requeridas, y en qué condiciones de trabajo. Y ponen esas tres camente presente significa que al final uno tiene que cuidar de las carreteras,
decisiones båsicamente en manos de tres grupos con intereses diferentes: del agua, del airey de la posibilidad de enfermedades epidémicas, temas
las asociaciones de consumidores, los directivos de la industria, y los sin- que presionan con urgencia a las sociedades de hoy. En tal disposici6n de
dicatos. Los Webb atribuyen la primera consideraci6n, la cuesti6n de qué intereses encontrados y compartidos, un sistema podrfa tener éxito si reco-
producir, a los consumidores. Sostienen que los sindicatos «no tienen mås noce abiertamente 10 que los Webb normalmente denominan como «sesgo»
que decir que cualquier otro ciudadano o consumidor sobre la determina- y que nosotras denominarfamos «interés», por parte de los grupos consti-
ci6n de qué se debe producir » (Webb y Webb, 1897/1902, p. 818). Ade- tuyentes. Su proyecto es formar una «democracia industrial» que reconozca
mås, los Webb estån especialmente preocupados por vetar la segunda con- de una manera diferente a los grupos constituyentes que forman una socie-
sideraci6n a los sindicatos —sobre procesos, materiales y trabajo humano— dad, en funci6n de los procesos de producci6n, distribuci6n y consumo de
porque creen que los sindicatos estån profundamente sesgados, no a favor bienes y servicios, e integrando esos procesos econ6micos en un sistema de
de la comunidad al completo, sino de los intereses particulares de sus toma de decisiones democråtico polfticamente, de manera que la Vida ma-
miembros. Esta segunda decisi6n se la atribuirfan los Webb a «los directivos terial esté gobernada democråticamente.

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

WEBB Y LA TRADICIÖN DE LA SOCIOLOGfA FEMINISTA mos algunas de sus influencias sobre las Mujeres de Chicago en cuesti6n
de metodologfa y en la idea del consumidor como actor social. Ya en 1891 ,

Como ya hemos sugerido, Webb no se identific6 activamente como femi- Addams ley6 7he Co-Operative Movement in Great Britain (Addams
nista; de hecho, en alguna ocasi6n pareci6 identificarse como antifeminista. 1910b). Es interesante comparar la ret6rica y el pensamiento de Addams
Podrfamos esperar o desear que su empiricismo la hubiese Ilevado a ver en «The Subjective Necessity for Social Settlements» (1893) y en Democracy
que las condiciones particulares en la organizaci6n de la sociedad afectaban and Social Ethics (1902/1907) con el anålisis de Webb acerca de Robert
a las mujeres de una manera especial. Pero sus necesidades personales y el Owen, William Cobbett y la fundaci6n del movimiento cooperativo. En
socialismo fabiano que adopt6 parece que detuvieron la investigaci6n em- The Co-operative Movement in Great Britain, Webb escribe de Owen: «en
pfrica abierta que marc6 sus viajes intelectuales mås osados. Una vez com- contradicci6n con la f6rmula competitiva de "cada uno a 10 suyo y sålvese
prometida, a través de un proceso de investigaci6n empirica, con el prin- quien pueda", él declar6 "que la felicidad de uno mismo, claramente en-
cipio te6rico del colectivismo, encontr6 diffcil, como ha concluido Barbara tendida, solo se puede lograr con un servicio directo y consciente de la co-
Caine, «reconocer que las necesidades de las mujeres no eran idénticas a munidad"» (1891/1904, p. 25). Webb sostiene que el fallo de Owen fue
aquellas de la comunidad en su conjunto» (1982, p. 41). que «[é]l no habfa captado el significado de la democracia como una forma
Ocasionalmente realiz6 esfuerzos para favorecer a las mujeres. En 1906, de asociacionismo por la que el conjunto de personas adquiere una Vida

en una carta que tenia la intenci6n de que se publicara en un momento colectiva, la voluntad interna de transformar las instituciones que precede
al acto externo de la reforma» (1891/1904, p. 31). Mucha de la articulaci6n
crucial de la movilizaci6n por el sufragio, pas6 a retractarse de su posicio-
de Addams en su teorfa sobre la ética social estå en linea con el argumento
namiento antisufragio de 1889 y a alinearse con la causa argumentando
aqui desarrollado por Webb, y Owen podia haber Sido un modelo para las
que su justificaci6n en 10 tocante al sufragio femenino, no descansaba en
criticas de Addams hacia los filåntropos que presumen de conocer mejor
la doctrina de los derechos naturales, sino en la tesis de que la Vida es «una
que la propia poblaci6n 10 que es bueno para ella (véase el capftulo 3).
serie de obligaciones» y que para que las mujeres pudieran «cumplir sus...
Ademås, Webb conoci6 a Charlotte Perkins Gilman, que mås tarde con-
obligaciones particulares» necesitaban ejercer el derecho a voto (Caine,
tribuy6 a la iniciativa feminista mås radical de Webb en un nåmero del
1982, p. 35). En 1908, ayud6 a fundar el Fabian Women's Group que, a 10
New Statesman. Y Marianne Weber cita a Webb en un ensayo de 1904
largo de los afios y a pesar del compromiso fabiano masculino con los roles
sobre el lugar de las mujeres en la creaci6n del conocimiento.
familiares tradicionales, hizo algunos esfuerzos importantes. Webb apoy6
al grupo aunque en raras ocasiones particip6 en él (Caine, 1982). En 1918, La parte del anålisis de Webb que las feministas contemporåneas pueden
escribi6 un informe menor sobre la cuesti6n de la igualdad de salarios en encontrar mås provocativa o empåtica aparece en un artfculo de 1913 para

el que recomendaba, de forma caracterfstica, que los salarios se definieran elNew Statesman, que presentaba un suplemento especial sobre «la cuesti6n
de las mujeres», Awakening of Women». En esa «Introducci6n», Webb
por la ocupaci6n con independencia de quién ocupara una posici6n par-
ticular. Este fue un movimiento positivo, aunque esquiv6 la diffcil cuesti6n escribe con pasi6n porque ve, aunque momentåneamente, una conexi6n
entre los movimientos de las mujeres, los movimientos obreros y el nacio-
del hecho de que hombres y mujeres casi nunca ocupaban la misma posi-
nalismo de las personas-sujeto. Comienza:
ci6n, un asunto sobre el que ella misma ya habia argumentado con ante-
rioridad (Webb, 1895/1896/1898). Nunca entenderemos el despertar de las mujercs hasta que no nos demos cuenta
de que no es mero feminismo. Es uno de los tres movimientos mundiales si-
El trabajo de Webb, a pesar de que fue esencialmente no feminista (pero
multåneos hacia una colaboraci6n mås equitativa entre los seres humanos para
quizås no afeminista), influy6 a muchas de las mujeres mås feministas de los asuntos humanos... [E]l movimiento para la emancipaci6n de la mujer corre
este volumen. Visit6 la Hull-House en 1898. En el capitulo 7, apuntåba- en paralelo, por una parte, con el Movimiento Obrero Internacional —la uni6n

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge
Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

de las clases de trabajadores manuales para obtener «su lugar al sol»— y, por Otra,
y estadfsticos, observaciones y entrevistas para identificar las categorias en
con el malestar existente entre las personas-sujeto que luchan por la libertad
los grupos de la clase trabajadora involucrados en el trabajo portuario.
para desarrollar sus propias civilizaciones peculiares (1913, p. 111)

[Lla imaginaci6n popular representa al estibador bien como un holgazån


Después dominador que oprime a los tres grupos como si fue-
identifica al
irrecuperable, bien como un ångel cafdo. No reconoce que hay «de todo
ran una y la misma persona, mostrando que la dominaci6n estå en el co-
tipo y condici6n», aqui como en cualquier Otro lugar del East End. .. El
raz6n del sistema mundial de estratificaci6n.
economista de este estudio frunce el cefio severamente mientras condena
Esta parte, reproducida en las lecturas, es un anålisis feminista extraordi- Ias diversiones de los trabajadores de clase baja de Londres. El filåntropo,
nario. Es también principalmente un disparo de un solo tiro. Dirfamos fresco desde la compuerta del muelle, manifiesta con una entonaci6n mås
que el malestar esencial de Webb no era con la idea de sf misma como sensacionalista la culpabilidad del empleador del muelle y del puerto al
mujer, sino con la idea de sf misma como alguien que recibe 6rdenes en negar a los trabajadores indefensos mås incentivos para permanecer, mås
lugar de darlas, con independencia de cuånto intent6 mejorar las condi- posibilidades para vivir decentemente y multiplicarse libremente. El indi-
ciones de las clases que habitualmente reciben las 6rdenes. Identificarse ferente solo se queda a un lado de la instituci6n existente, y habla sin pensar
con las mujeres como clase era admitir la posibilidad de pertenecer, no a sobre la tendencia inevitable de una competitividad inevitable a producir
Ia categorfa de los que dan las 6rdenes, sino a la categorfa de quienes las una irregularidad inevitable en el empleo; fracasando en reconocer que los
reciben, de no ser la dominadora luchando por los intereses de Ios oprimi- asi llamados «inevitables» suponen el deterioro gradual del cerebro y de la
dos, sino ser algo mucho mås arriesgado, la subordinada que se resiste a la fuerza de los compafieros del campo. Pero, afortunadamente, la democracia
opresi6n. Ese fue quizås el salto que no pudo dar.
tiene gusto por los hechos, y podemos esperarar un creciente sentido de la
proporci6n. Me atrevo por tanto a describir la Vida en los muelles del este
de Londres, a distinguir entre las diferentes clases de trabajo y a caracteri-

LECTURA 8-1 zarlas. Y estoy capacitada, por cortesfa de los oficiales portuarios, para dar
las cifras actuales de los empleados, y para presentar este esbozo con una
nota breve sobre las circunstancias que han conducido al presente estado
EXTRACTO DE «THE DOCK LIFE OF EAST LONDON» y a los métodos de empleo.
[LA VIDA EN LOS MUELLES DEL ESTE DE LONDRES]
Lostres muelles del este de Londres son el London and St. Katherine, el West

Esta selecci6n se ha extrafdo de las påginas 483-494. La primera publicaci6n and East India y el Millwall. Los dos primeros se abrieron a finales del siglo
soci016gica de Webb muestra muchos de los rasgos perdurables de su so- pasado y principios del actual, respectivamente, y durante los primeros cin-
ciologfa: el centro de atenci6n en los trabajadores manuales y las cuestiones cuenta afios de su existencia posefan el monopolio virtual del comercio de
de pobreza, una definici6n bastante tradicional de los roles de las mujeres, Londres. En 1868, el muelle Millwall cubri6 el espacio dejado por el West
y un intenso interés por la investigaci6n empirica como medio para infor- and East India en Isle ofDogs. La competencia en los embarcaderos se habia
mar al pfiblico sobre la compleja realidad que existe tras la comprensi6n es- vuelto dura en aquel tiempo, y el Millwall se abri6 con todos los equipa-
tereotipada y simplista de un «problema social». Webb usa datos hist6ricos mientos y métodos mås novedosos para ahorrar trabajo y reducir los costes

de las operaciones... Pero incluso durante los buenos tiempos las dos gran-
des compafifas empezaban a escudrifiar los balances de sus tesoreros...

Fuente: Beatrice Potter Webb, «The Dock Life of East London», Nineteenth Century, 22 (1887), pp. La feroz competitividad en un negocio en declive no fue el finico factor en
483-499.
juego para producir demandas de trabajo espasm6dicas y tensas. La susti-

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tuci6n de los barcos de vela por los de vapor, aunque distribuye empleo el Muelles West and East India
mås equitativamente a 10 largo del afio, aumenta la incertidumbre de dfa
Personal en el exterior:
a dia y de hora a hora. En dias pasados, en ciertas estaciones del afio, una
flota de veleros se alineaba en los atraques del muelle. El trabajo se extendfa Trabajadores permanentes
durantes semanas y meses, y en cada dia de éxito se vefa al mismo nümero Capataces &c 457
de hombres empleados por mismo nåmero de horas... Ahora la escena
el 114
Policfa
ha cambiado. Los barcos de vapor van y vienen con independencia del
Otros trabajadores permanentes 247
viento y de la marea. Los numerosfsimos navieros de Londres no muestran
818
signos de desear organizar sus negocios para proporcionar tanto empleo Total empleados regularmente
regular como sea practicable...
Empleados irregularmente
Resumiendo brevemente, los acontecimientos comerciales, que han ayu- 2.355
Måximo
dado a ocasionar el estado actual del empleo portuario en el este de Londres
Mfnimo 600
y que todavfa siguen vigentes, estån experimentando una mayor transfor-
1.311
maci6n. La futilidad del intento de separar la cuesti6n del trabajo de la Empleados irregularmente (media)
cuesti6n del comercio se hace cada dfa mås aparente; y a menos que en- 2.129
Preferidos para el empleo
tendamos el curso del comercio, no lograremos dibujar la Ifnea correcta
700
entre 10 previsible y 10 inevitable en las cada vez mås profundas sombras "Royals"
de la existencia en East End. Pero todas las cosas estån en proceso de Ilegar
a ser, y el ayer rivalizacon el hoy como si fuera un clarividente del mafiana. Muelles London y St. Katherine

Y pienso que si el lector me sigue en la breve explicaci6n sobre. .. las clases


Personal en el exterior:
de hombres empleados y de métodos de empleo.. , se afiadirå algo de rea-
lismo a la imagen de la Vida en el puerto Trabajadores permanentes

&c 400
A continuaci6n doy las cifras de los empleados en los tres muelles del este Capataces
Policfa 100
de Londres, clasificados de acuerdo con la regularidad o irregularidad del
empleo. Artesanos 150

Se verå de 10 anterior que las dos grandes compafiias portuarias emplean Otros trabajadores permanentes
tres clases de trabajadores: permanentes, preferentes y casuales. .. Intentaré 1.070
Total empleados regularmente
describir a grandes rasgos en qué se distinguen estos estratos sociales; e in-
tentaré dar las condiciones econ6micas, sociales y morales mås importantes Empleados irregularmente
bajo las que existen y se forman... Måximo 3.700

El capataz es inequivocamente el OGcial. Cuando acaba el dia de trabajo Mfnimo 1.100


se apresura directamente desde el barrio de mala reputaci6n hacia el olor 2.200
Empleados irregularmente (media)
a respetabilidad que respira en su zona residencial de clase media. All', en
Preferidos para el empleo 3.270
una de esas casas irreprochables construidas con la tfpica ventana en arco,
y acaso con jardfn, o al menos con un patio trasero, donde mantener y 450
"Royals"

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

montar sus pasatiempos, él Ileva su mås estimable Vida. Sin duda estå ro- [El maridoJ puede evitar la inanici6n pero no puede alcanzar un empleo
deado de su mujer y de su familia, quizås cuenta con una sirvienta para permanente.. .. Y aparte del trabajo y de la casa hacinada y sin comodida-
todo, y tiene unos pocos amigos seleccionados. Se inmiscuye poco en asun- des, ni el marido ni la mujer ni los nifios tienen ninguna alternativa o alivio

tos påblicos. vive hacia sf mismo... [y obedece] la eterna f6rmula del excepto la mon6tona agitaci6n de baja categorfa de la calle East End.
credo individualista: Soy el cuidador de mi hermanop
.. [c]on un salario normalmente
El trabajador «permanente» del puerto.
de veinte a veinticinco chelines a semana y una familia promedio, sub-
la
LECTURA 8-2
siste sobre la linea de la pobreza, aunque en momentos duros frecuente-

mente baja de ella... Por regla los hombres permanentes no viven en el ba-
rrio mås cercano al puerto. Estån desperdigados a 10 largo y ancho
a 10
EXTRACTO DE THE CO-OPERATIVE MOVEMENT IN
en... distritos periféricos; la regularidad de su salario les permite vivir en GREAT BRITAIN [EL MOVIMIENTO COOPERATIVO
una pequefia casa alquilada por la misma cantidad que le saldrfa una sola EN GRAN BRETANA]
habitaci6n en el centro de Londres. .. En comån con todos los trabajadores
Esta selecci6n se ha extrafdo del capitulo 7, «The Ideal and the Fact», pågi-
con unos ingresos regulares pero moderados, el estibador permanente de- nas 205-221. Este libro hizo a Webb famosa en los circulos progresistas a
pende de su mujer. Si ella es una mujer ordenada y una buena administra-
nivel mundial e influy6 en las teorfas de Jane Addams (capftulo 3) y de las
dora, versada decentemente en las raras artes de la cocina y la costura, la
Mujeres de Chicago (capitulo 7). Representa también, para Webb, un viaje
Vida de la familia es independiente, incluso confortable, y los nifios pueden te6rico remarcable y una transformaci6n de valores: de Ios valores capitalis-
seguir los pasos de su padre o alcanzar algo mejor. Si ella es una chismosa
tas de su propia familia adinerada y el tutelaje en la politica «liberal» de Her-
y una chapucera —peor acin peor, una borrachina— la familia se hundirå
bert Spencer, a Ia defensa de las soluciones colectivistas y socialistas para
por debajo del nivel de la calle del este de Londres. ..
mejorar las vidas de la clase trabajadora. La descripci6n de Webb de la so-

Pero los capataces y los trabajadores permanentes constituyen, después de ciedad de finales del siglo XIX conducida por un capitalismo sin restricciones
todo, el diez por ciento mejor posicionado en la Vida del puerto, y nuestro —caracterizada por la inseguridad laboral, los trabajadores manuales infra-
interés se centra naturalmente en el gran volumen de trabajadores que lu- pagados, una mala calidad de Vida para el ciudadano medio, la pobreza cre-
chan por un sustento, dfgase, en las manos irregulares empleadas en el cienteen un sector de la sociedad, los ingresos desproporcionados para unos
puerto, los grandes almacenes, y los embarcaderos del este de Londres. No pocos de 10 alto de la escala econ6mica, los bienes de consumo de mala ca-
he podido recoger estadfsticas completas... Pero de las evidencias que Iidad, un precio arbitrario por los bienes y servicios— es todavfa oportuna.
agrupé. .. [ell promedio de mano de obra empleada de forma irregular por Su soluci6n socialista es no-marxista y no violenta, y convoca a la organiza-
las tres compafifas portuarias se sitåa en 3.000. .. un salario bueno una se- ci6n de los trabajadores y de los consumidores; a la eliminaci6n del beneficio
mana y nada la siguiente. no son condiciones favorables para ahorrar, privado o corporativo; y a la regulaci6n püblica de la producci6n y de la

para la moderaci6n, ni para una buena administraci6n. muchos de los distribuci6n del dinero, de los bienes y de los servicios. Webb usa diversas
estibadores [irregulares pero permanentes] viven en alojamientos comunes estrategias polfticas interesantes para presentar sus argumentos, se basa en
de 10 mås respetables, Si se casan, se deben rendir ante una inh6spita casa la investigaci6n, especialmente la investigaci6n sobre un «experimento» ya
de una habitaci6n que, incluso a pesar de 10 insuficiente, les cuesta de 3
chelines a4 chelines 6 peniques de sus exiguos ingresos. Con mås proba-
bilidadque menos, la mujer pasa el dia estresada, con un trabajo misera-
Fuente: Beatrice Potter 'Webb, The Co-operative Movement in Great Britain (London: Swan, Sonnens-
blemente pagado, por alcanzar las necesidades båsicas de existencia...
chein and Company, 1891/1904).

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia delpositivismo critico

intentado por los trabajadores, el movimiento de consumo cooperativo, y riqueza aparte de rendir servicios a la comunidad. Ya que si toda la industria

muestra que los argumentos del socialismo son britånicos y de larga tradi- estuviese organizada de acuerdo con la forma democråtica de la coopera-

ci6n, originåndose con Robert Owen, no con Marx. Dado que la coopera- tiva, y se jugara en participaciones, todas las operaciones como la .«especu-
no obtiene «beneficio en el precio», puede poner precios competitivos.
tiva laci6n a la baja», la «especulaci6n y la monopolizaci6n del mercado
al alza»,

Hace referencia a las «leyes de los pobres» en el sistema de la asistencia Pfi- se relegarfan al trabajo de un anticuario econ6mico. Un Departamento

blica a los desamparados, que empez6 en el siglo XVII y todavfa tenia lugar Bancario comfin supervisarfa el Mercado de Valores...
en Gran Bretafia en su propio tiempo, y sobre el que ella trabajarfa para re- En la democracia abierta de la tienda cooperativa y de las instituciones fe-
formarlo radicalmente a principios del siglo XX.
derales dependientes, todo el excedente sobre el coste de producci6n, junto
Estamos ahora en la posici6n de estimar hasta qué punto el movimiento con la «plusvalfa» de los mejores enclaves o de las fluctuaciones del comer-
cooperativomoderno ha culminado el sistema cooperativo industrial de cio, se comparte con todos aquellos que eligen unirse, incluso a la undé-
Robert Owen.
Cima hora, o si no, se acumula en forma de depreciaciones extra de la tierra
El lector recordarå que la piedra angular del Nuevo Sistema de Sociedad de y de los edificios, y de pesados fondos de reserva para el uso de las genera-

Owen era la eliminaci6n del beneficio en el precio y la sustituci6n del capi- ciones futuras de ciudadanos...
talista por un funcionario asalariado. Él consideraba el beneficio en el precio En resumen, el colectivo completo de consumidores rechaza el tributo
como el fruto prohibido de la industria —como el potente veneno que esti-
a una minorfa de capitalistas con exceso de tasa de mercado.
mula al hombre econ6mico a estrategias fraudulentas y al monopolio egois-
Es mås diffcil y delicada la cuesti6n de si la forma democråtica de la coo-
ta— en resumen, como el Origen del conflicto industrial. E imagin6 que la
rentabilidad como un método para ajustar la Oferta y la demanda podrfa sus-
perativa ha demostrado finalmente y de forma efectiva que la rentabilidad
tituirse por la verificaci6n cientffica de las necesidades de los trabajadores. individual es un método innecesario para ajustar la oferta y la demanda...
Asf, en las reuniones trimestrales de la Sociedad de Mayoristas, y en los
Con respecto al primer punto --1a eliminaci6n del beneficio en el precio— la
congresos de compradores mantenidos en diferentes lugares del pafs, los
forma democråtica de la cooperativa ha tenido un éxito absoluto. La absor-
directores y funcionarios de la instituci6n federal soportan el suplicio de
ci6n del beneficio por la comunidad ha tenido un efecto doble. El vendedor
los mayoristas de ofr las criticas de los clientes expertos, las opiniones de
real de un artfculo en el sistema cooperativo no tiene interés personal en
los hombres cuya profesi6n en su Vida es verificar los deseos, y cubrir las
defraudar al cliente. La forma democråtica de la cooperativa ha puesto efec-
necesidades de los consumidores individuales; mientras que los compra-
tivamente en un callej6n sin salida dentro del årea de su influencia a todos
estos monstruos y formas enanas de la tiranfa industrial: la estrategia del
dores y los directores de las instituciones centrales tienen amplia oportu-
nidad de instruir a los representantes de los consumidores sobre el verda-
sistema de crédito y contable, los regateos y engafios en los artfculos desta-
cados y de los segundos precios en los bienes fraudulentos o adulterados, dero valor de los articulos al margen de su precio competitivo, y de las

junto con la politica mås moderna y funcionarial de los grandes fideicomisos condiciones de empleo necesitadas para la producci6n de los productos
y las combinaciones capitalistas, que dictan los precios osadamente. baratos. En las reuniones anuales y trimestrales de las tiendas particulares,
sus representantes y delegados estån obligados a presentar por turno las
Este es el resultado directo e inmediato de la eliminaci6n del beneficio en
quejas detalladas sobre c6mo ajustan las botas de Leicester, el sabor de un
el precio. Pero el efecto definitivo de vender al precio de coste sobre la or-
paquete de té, y el color de la loncha de beicon. Los miembros requieren
ganizaci6n de la industria es de mayor importancia. El logro glorioso de la
una explicaci6n satisfactoria o insisten en una soluci6n råpida. Sin duda
forma democråtica de la cooperativa es que es la finica, y 10 digo dcspués
esta vinculaci6n pr6xima y constante entre el empresario y los clientes jus-
de pensarlo bien, que al eliminar los beneficios y a los capitalistas, destruye
tifica el aumento inequivoco de la calidad del sabor, el conocimiento del
la ocasi6n —los arranca de rafz y extirpa sus cimientos— _para el arte de hacer

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Beatrice Potter Webb (1858-1943). Sociologia del positivismo critico

valor real, y consecuentemente la estabilidad de la demanda que es una ca- cipio en lugar de en Otro, sino en la capacidad general de todos los ciuda-
racterfstica del consumo de los distritos cooperativos. Aquf percibimos una danos de un autogobierno democråtico...
aproximaci6n a la verificaci6n cientffica de los deseos de la comunidad.
... Todos los que estån interesados en las asociaciones de consumidores poseen,
Pero admito libremente que en la medida en que el movimiento cooperativo si eligen usarlo, material completo para un juicio sensato de la excelencia re-
forme un «Estado dentro del Estado», y el sistema cooperativo se rodee de lativa de los servicios proporcionados por los proveedores y profesionales par-
una sociedad individualista y competitiva, es imposible afirrnar dogmåtica- ticulares. Los miembros pueden estimar el gasto de la capacitaci6n, asi
mente que el control democråtico serå una alternativa efectiva a la rentabi- como la satisfacci6n de la demanda, pueden comparar los costes sociales
Iidad individual para bajar los precios y mejorar la calidad de los productos. con el valor social. De ahi que la emulaci6n entre los funcionarios para
En la actualidad, los encargados de las tiendas cooperativas estån empujados asegurar la confianza y buena voluntad de sus electores reemplaza la bfis-
por los esfuerzos de los vendedores a ofrecer un precio mås bajo que ellos.
queda de Ios beneficios... Se da por hecho, por tanto, que la comunidad
Las Sociedades de Mayoristas viven con el temor absoluto al comerciante
asumirfa todo el comercio y la industria del pais en forma de tiendas, mu-
privado y al fabricante. Ademås, los miembros de las tiendas cooperativas,
nicipios, condados o estados. Fuesen cuales fuesen las otras dificultades
el delegado de la Sociedad de Mayoristas, pueden acabar con las quejas de
que se pudieran encontrar, la competitividad entre individuos seria todavfa
una administraci6n ineficiente con la prueba tangible en forma de un ar-
un método efectivo para la selecci6n de funcionarios, y un potente estfmulo
tfculo de mejor calidad o precio inferior comprado en mercado libre. Si el
para la capacitaci6n y la actividad, en servicio de la comunidad, de las di-
la eficiencia de la administraci6n sobrevivirfa a un monopolio de la clientela
ferentes clases de productores.
por las asociaciones de consumidores, es una cuesti6n sobre la que ninguno
de nosotros puede dogmatizar. No obstante, me atrevo a ofrecer algunas su- Podemos decir, por tanto, que el principio cardinal del Nuevo Sistema de
gerencias para la soluci6n a esta importante cuesti6n. Sociedad de Robert Owen, la eliminaciön del beneficio en el precio, se ha
Ilevado a término en el movimiento cooperativo moderno. Pero el lector
Primero, déjenme recordar al lector que la competitividad entre individuos
recordarå que... Robert Owen... era contrario igualmente a la competitivi-
y comunidades no estå necesariamente conectada con la obtenci6n de be-
neficios. Los funcionarios, desde los embajadores hasta los directores de dad por el empleo entre individuos como método para determinar elprecio
escuelas de pueblo, se eligen entre muchos competidores... por el que deberfan trabajar. Por citar las palabras del primer capftulo: (<él
sostenfa que ese trabajo (que inclufa todas las formas de esfuerzo humano)
[Y] podemos imaginar muchos ejemplos de competitividad efectiva sin
deberfa considerarse de acuerdo con sus necesidades; es decir, de acuerdo
la obtenci6n de beneficios. Los municipios de Leicester y Northampton
con los gastos requeridos para mantenerlo en un completo estado de efi-
podrfan comprometerse a proporcionar gas, agua, educaci6n y entreteni-
ciencia, proporcionåndole al mismo tiempo educaci6n, en su sentido mås
miento a sus habitantes. Una mejor administraci6n de los asuntos de Lei-
amplio, para la mejora ffsica, intelectual y de caråcter del individuo y de la
cester se harfa aparente råpidamente para los ciudadanos de ambas ciuda-
raza; e incluyendo una paga por riesgo de enfermedad o incapacidad, y por
des, conducirfa a la insatisfacci6n de los ciudadanos de Northampton, y a
la decrepitud de la vejez».
una consecuente emigraci6n hacia la ciudad mås favorecida... La imitaci6n
entre localidades sustituirfa, en estas circunstancias, la competitividad entre Pero en el gran sistema comercial y competitivo de hoy en dfa observamos
comerciantes individuales. De hecho, si cada municipio provee a sus ciu- dos hechos que varian completamente de la visi6n de Robert Owen de lo
dadanos de todas las necesidades para vivir a precio de coste, la ley de la que es un método apropiado para remunerar el esfuerzo humano. En pri
«supervivencia del mås fuerte» dirfa mås de
y del tempera-la inteligencia mer lugar, los trabajadores mentales extraen del conjunto de ingresos de la
mento humano. En ese caso, el servicio eficiente de la comunidad no de- comunidad una mayor proporci6n que la correspondiente a sus necesida-
penderfa de la aparici6n casual de un Harrod o un Whitelely en un muni- des; en segundo lugar, las clases de trabajadores manuales al completo se

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limitan a una subsistencia båsica, a una calidad de Vida que degrada sus mediante un salario eståndar quela resistencia y capacidad de un individuo
facultades como productores de riqueza, ciudadanos y padres. no bajarå la remuneraci6n de todos hasta un nivel en el que la eficiencia en
La forma democråtica de la cooperativa adolece obviamente del primer esa actividad en particular sea imposible para el hombre promedio...
problema. Para una multitud de oportunistas en competencia, por cada De nuevo, por tanto, por la conjunci6n entre cooperativa y organizaci6n
intento de amasar una fortuna, o de afiadirle una pequefia cantidad, vemos sindical, debemos poner cara a cara al productor y al consumidor. No me
a todo un servicio påblico en actividad, una armada de empleados con sa- refiero a que el fabricante de botas le pueda vender sus botas al tejedor,
larios fijos que van desde las 2 libras a la semana del tendero del pueblo a mientras que el tejedor se deshace de sus prendas con la mujer del granjero;
las 400 libras al afio de los directores de departamento que manejan mer- esta relaci6n personal no es posible ya en un sistema comercial transformado
cancfas de alrededor de varios millones. Estos salarios, que nos dictan mer- por la revoluci6n industrial. Los trueques entre individuos se deben sustituir
caderes potentados y grandes financieros, son bastante inadecuados para por _las negociaciones, a través de representantes autorizados, entre grupos
atraer ese calibre de inteligencia necesario para asegurar operaciones eco- de trabajadores y consumidores. El intercambio individualista debe seguir
n6micamente s61idas.., La tendencia creciente a la empresa cooperativa, el a la producci6n individualista, y dar lugar a las negociaciones colectivas.
progreso firme del sistema de tiendas cooperativas con sus instituciones fe- Para obtener una concepci6n clara de la negociaci6n colectiva —de la rela-
derales, que aumentan afio tras afios la multiplicidad de sus operaciones ci6n social que reemplazarå a la relaci6n individual— imaginemos, por
en la industria y el comercio, son una respuesta suficiente a esta opini6n tanto, que la democracia industrial estuviese completamente desarrollada
sesgada o te6rica sobre la motivaci6n humana. Se ha comprobado que la y que la industria estuviese organizada por asociaciones de consumidores
buena voluntad conjunta de una gran comunidad, el poder politico y la (ya fuesen voluntarias u obligatorias, la tienda cooperativa, las Sociedades
influencia social lograda equitativamente por el empleado capaz y enérgico de Mayoristas, el municipio y el Estado), y que todos los trabajadores es-
de una organizaci6n creciente y poderosa es una forma de remuneraci6n tuviesen unidos en sindicatos. Entonces, el responsable del sindicato textil
tan eficiente como las ganancias desconocidas y los gastos sin ley del em- debatiria las cuestiones sobre el salario y la formaci6n técnica con el res-

prendedor capitalista, o los exorbitantes salarios que los accionistas de clase ponsable de la tienda o del municipio; el colegio de cirujanos o médicos
media les dan a los empleados de clase media, consecuentes con la estima- determinaria, como actualmente, los niveles y temas de examen de los es-

ci6n extravagante del dispendio convencional debido a su posici6n social... tudiantes de medicina y fijarfa las tasas del servicio médico, sujetas quizås
Pero mientras que ha Sido fåcil para los cooperativistas eliminar el beneficio
al control democråtico de un Ministerio de Sanidad5. El responsable del

del intermediario, para el empleador de la cooperativa que lucha en medio


sindicato y el responsable de la comunidad, ciertamente, representarfan
intereses contrapuestos de diferentes secciones de la comunidad. Pero como
de un sistema competitivo ha Sido imposible subir los salarios de los tra-
miembros de un solo Estado, los intereses de los electores son idénticos en
bajadores manuales al nivel de una ciudadanfa efectiva. Los cooperativistas
åltima instancia. Ya que con la organizaci6n democråtica de la industria,
necesitan para esta iniciativa la ayuda constante, y me temo que a veces no
bienvenida, de los sindicatos. se reconocerå que el bienestar de cada individuo estarå indisolublemente
ligado a un alto nivel de capacidad de todo el grupo de ciudadanos.
Pero ninguna organizaci6n, excepto un sindicato, o como se denomina mås
correctamente en francés, una asociaciån de profesionales, posee a la vez el

conocimiento técnico y la experiencia para determinar, y el poder para ase- 5 Es destacable que la clase capitalista no objete el que un sindicato o asociaci6n de profesionales de-
termine el precio por el que trabajarån, o las cualificaciones educativas sobre las que insistirån, en pro-
gurar, los criterios de educaci6n técnica y de forma de Vida para todos sus fesiones como las del derecho y la medicina, en las que tienen pråcticamente el monopolio. Pero la
miembros. Un sindicato ofrece a la comunidad una estimaci6n råpida y autoridad limitada y quebrada de de los sindicatos de la clase trabajadora y el intento por su parte de
asegurar un salario para la subsistencia completa de sus miembros, se atacan agriamente por conside-
vaga del desembolso necesario para una cierta clase de capacitaci6n; asegura
rarse interferencias a la libertad individual.

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Tampoco es diffcil descubrir el fundamento pråctico de lograr un compro- Pero el valor social de esta forma de la sociedad no consistirfa solamente o
miso entre los intereses inmediatamente en conflicto del consumidor y del incluso principalmente en una difusi6n mås equitativa de las cosas nece-
productor de servicios y mercancfas especiales, suponiendo que estos gru- sarias y de las comodidades de la Vida. Si eso fuese todo, seria un resultado
pos diferentes de ciudadanos rechacen persistentemente reconocer la pobre para las generaciones que han dedicado su esfuerzo; un objetivo in-
«mayor conveniencia» de la ciudadanfa eficiente en todas las clases de la digno para los discfpulos de Robert Owen. Ya que los cooperativistas Siem-
comunidad...
prehan estado inspirados por la antigua doctrina de la camaraderia hu-
Por ello, si el Sindicato Nacional de Fabricantes de Botas y Zapatos elevase mana, por el nuevo espfritu de servicio social, por una fe firme en que
los salarios por encima del nivel de ciudadanfa eficiente, la Sociedad de Ilegarå el dia en que cada hombre y mujer trabajarå, no por su subsistencia
Mayoristas o el municipio importarfa botas y zapatos y fabricaria otros personal o su beneficio personal, sino por toda la comunidad. Este servicio

productos en su lugar; o si los proveedores de gas no fuesen razonables, de los ciudadanos a la comunidad —este ministerio libre de todos y para
podrfamos preferir petr61eo o luz eléctrica en vez de someternos a su de- todos— constituye el ideal moral del movimiento cooperativista britånico,
signio. Los abogados y los médicos pueden incluso Ilegar a términos mo- y uno del que 10 mås seguro es que los cooperativistas no tengan raz6n
destos por la justicia libre y los dispensarios municipales. Ya que si los asun- para sentirse avergonzados. La organizaci6n de una sociedad en la que la

tos entre productores y consumidores de productos o servicios no se comunidad —no un individuo que quiera obtener beneficios— sea siempre
complicasen por los beneficios y pérdidas desconocidos de los capitalistas la empleadora —una organizaci6n del trabajo donde el bienestar (lltimo e

individuales o de los trabajadores mentales, la opini6n påblica serfa un tri- inmediato de los trabajadores sea protegido por un representante perso-
bunal de apelaci6n decisivo e irresistible. La comunidad poseerfa todos los nalmente desinteresado en la cuesti6n de los salarios y que esté decidido a
materiales para un dictamen, pero también tendrfa el poder absoluto para esforzarse a un alto nivel ya disfrutar de la clase que representa— esta de-
hacerlo cumplir... En una organizaci6n democråtica de la industria —tal y mocracia industrial totalmente desarrollada proporciona sola, de forma
como nosotros, por el prop6sito de nuestro argumento, asumimos que completa, las bases econ6micas de la futura religi6n de la humanidad.
existe— todos los hombres similares serfan, por una u otra habilidad, servi-
dores de la comunidad... Y si un grupo especial de trabajadores estuviese
marcado por la opresi6n, apenas haria falta la inteligencia de un economista
para darse cuenta apriori de que la contrataci6n en esa profesi6n o activi- LECTURA 8-3
dad no seria muy numerosa. Si los servicios de esa clase fueran åtiles para
lacomunidad, los términos tendrfan que mejorar... EXTRACTO DE «INTRODUCTION TO "THE AWAKENING
De nuevo, se objeta que esta forma de organizaci6n industrial, con sus ni- OF WOMEN"» [INTRODUCCIÖN AL "DESPERTAR
veles de tarifas salariales y de precios, es aplicable solo a los trabajadores DE LAS MUJERES"]
eficientes y bien disciplinados del ejército industrial. En otras palabras, la
La introducci6n de Webb a este suplemento sobre la «cuesti6n de las muje-
organizaci6n de la industria para elcomunidad no dejarå
beneficio de la
res» —que contiene articulos de muchas feministas, incluida Charlotte Perkins
lugar a aquellos que, por una raz6n u Otra, no puedan rendir un servicio
Gilman, a las que se refiere Webb en su trabajo— es un rico anålisis te6rico
eficiente a la comunidad... éEs necesario remarcar que de los no aptos, los
de las mfiltiples pråcticas opresivas del Atlåntico Norte, la clase propietaria,
hombres y mujeres que han cafdo de la clasificaci6n, se encargarå al final,
en el presente sistema, la Ley de Pobres, y que en otro sistema industrial
concebible solo se harfa cargo de estos desafortunados efcazmente una Ley
Fuente: Beatrice Potter Webb, « Introduction to "The Awakening of Women"», A Special Supplement
de Pobres reformada (a menos que les permitiéramos morir en las calles)? to the New Statesman, 1 noviembre (1913), pp. iii-iv.

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los hombres blancos con respecto a las mujeres, la clase trabajadora, la gente Wright no se haya dado cuenta ni siquiera ahora de que casi en cada pågina
de subyugadas; y de la resistencia creciente, multidi-
color, las sociedades de su Unexpurgated Case Against Women Suffrage, su insolencia ingenua
mensional, a esa opresi6n. La linea argumental feminista y explicita usada hacia las mujeres se entremezcla con una insolencia tan ingenua como des-
en este trabajo lo hace, como hemos discutido antes en este capitulo, atfpico, informada hacia toda la clase de trabajadores manuales asalariados, y hacia
ya que Webb normalmente prefiere un anålisis de la sociedad en términos cada raza de este amplio mundo que difiere del color de la suya. Hay un
de clase y es ambivalente sobre las cuestiones de género.
cierto encanto simp16n en la forma en que este hombre, propietario blanco,
Nunca entenderemos el despertar de las mujeres hasta que no nos demos suma los tres prejuicios. Denuncia como «no merecedora de una raza im-
cuenta de que no es merofeminismo. Es uno de los tres movimientos mun- perial viril» ni la simple noci6n de una balanza de la justicia equilibrada, ni
diales simultåneos haciauna colaboraci6n mås equitativa entre los seres el mero ideal de que «en la distribuci6n de riqueza o poder politico, o cua-
humanos para los asuntos humanos. Para los futuros fi16sofos historiadores que el Estado tenga elpoder de conferir, cada hombre
lesquiera otrosprivilegios
podemos dejar el anålisis de hasta qué punto estos tres movimientos si- comparta igualmente con cada Otro hombre y cada mujer con cada Otra
multåneos por todo el mundo forman parte uno de otro. Por el momento, mujer, y cuando los europeos y los nativos vivan lado a lado estos Llltimos
es suficiente sefialar que el movimiento para la emancipaci6n de las mujeres compartan todos los privilegios de los blancos» (p. 11). Sir Almroth Wright
corre en paralelo, por una parte, con el Movimiento Obrero Internacional no puede, de hecho, agrupar juntos, siempre en una y finica frase, el tema
—la uni6n de Ias clases de trabajadores manuales para obtener «su lugar al de la clase, el tema de la raza y el tema del sexo. Pero podemos identificar
sol»— y, por la Otra, con el malestar existente entre las personas-sujeto que la idea correctamente a través de su argumento. En el siguiente pasaje solo
luchan por la libertad para desarrollar su propias civilizaciones peculiares. he insertado las palabras necesarias para mostrar 10 fåcil que es usar todos
Y los tres movimientos progresan hacia su consecuci6n. Dentro de las gran- los argumentos a favor de la dominaci6n del sexo masculino como razones
método y ob-
des corrientes hay, en cada caso, corrientes transversales de para una dominaci6n similar de una clase de propietarios o de raza blanca:
jetivo inmediatos, que a menudo aparecen en mutua oposici6n, pero que
se mueven finalmente en la misma direcci6n general. Planes de reforma
«EI fracaso de reconocer que el hombre [el capitalista, el hombre blanco]
es el patr6n y por qué es el patr6n reside en la rafz del movimiento sufra-
cuidadosamente concebidos y persistentemente apremiantes se cruzan con
los ataques heroicos de revueltas impacientes. Como narran los historia- gista [obrero, nacionalista]. A1 ignorar la superioridad fisica masculina [la

dores posteriores, ambos sirvieron para el mismo fin general: la transfor- del capitalista, la del hombre blancol, se ignora el poder de compulsi6n

maci6n de las ideas, las costumbres y las leyes aceptadas por el grueso de en el que se basa todo gobierno. Dejando fuera del argumento todos los

humanos apåticos y absortos. Naturalmente hay en las tres corrientes todo poderes mentales en los que el hombre [el capitalista, el hombre blanco]
tipo de creadores de obståculos —reaccionarios del sexo, de la clase, o de la es superior, la mujer [el obrero, el hombre de color] cae en el error de pen-

raza— que afirman, con todo grado de franqueza y convicci6n, que los opri- sar que ella [éll puede competir realmente con él [ellosl y que ella lél] per-
midos no estån cualificados para la libertad, que aquellos a quienes se les tenece a la misma casta intelectual. Finalmente, al poner fuera de visi6n la
ha negado la participaci6n en las cosas buenas de esta Vida realmente no superior capacidad del hombre [del capitalista, del obrero] para ganar di-
estån perjudicados por su miseria, iY que es fundamentalmente por ama- nero, se ignora el poder de la billetera» (p. 71).
bilidad y humanidad que los fuertes han estado cuidando a los débiles!
Esta aceptaci6n de que una amalgama de fuerza ffsica y de poder del dinero
Es interesante trazar el paralelismo de los tres movimientos en el vivido li- es el fundamento correcto de la organizaci6n social es caracteristica de los
belo que se acababa de publicar por el mås franco, y me inclino a pensar tipos mås båsicos de Imperialismo y Comercialismo, como 10 es también
que el mås honesto, de estos reaccionarios. El testimonio es todavia mås de una «casa alborotada». En resumen, tenemos aqui un mero estallido de
convincente por su aparente inconsciencia. Probablemente Sir Almroth insolencia del poder consciente, y la curiosa identificaci6n, que a menudo

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es el resultado de un conocimiento limitado de las ciencias ffsicas, de 10 que . No nos damos cuenta adecuadamente de cuånto trabajo en el mundo rea-
es con 10 que deberia ser. lizan actualmente las mujeres. Para bien o para mal, el sistema capitalista ha
forzado a salir a millones de mujeres de una posici6n de dependencia eco-
Esos reaccionarios que, como Sir Almroth Wright, argumentan en cfrculos
n6mica del marido o del padre a la posici6n de trabajadoras remuneradas
deduciendo de los propios efectos del sometimiento por sexo, clase o raza
independientes, a menudo responsables del sustento, no solo de ellas mismas,
la justificaci6n para continuar con el sometimiento— pueden quizås no
sino también de familiares dependientes. iLa tragedia de la situaci6n es que,
darse cuenta de con qué eficacia estån defendiendo a sus oponentes. A aunque se ha forzado a estas millones de mujeres a caminar a 10 largo del ca-
aquellos que se encuentran impedidos en la lucha, ya sea por desventajas
mino del trabajo remunerado, no se les han desatado Ios pies! A1 continuar
de sexo, clase o raza... les ayudarå el articulo de la Sra. Gilman... para con-
marcando a la mujer como inferior al hombre, no merecedora de ninguna
vencerlos de que aquello de 10 que sufren realmente es de un freno a su
participaci6n en la direcci6n del pafs, en cuanto al desarrollo econ6mico del
desarrollo artificialmente intensificado, que el hombre conservador (o el
que la hemos hecho directamente dependiente; al darle mucha menos for-
hombre blanco conservador o como puede ser
el capitalista conservador,
maci6n técnica y educaci6n superior que al hombre; al decirle que tenia
el caso) intenta, consciente o inconscientemente, perpetuar. Hay sobradas
menos capacidades y menos necesidades, y que no se esperaba de ella nada
evidencias de esta hip6tesis del freno artificial al desarrollo... Hay médicos
excepto trabajo duro de caråcter rutinario... al vetarle... las ocupaciones mejor
indios que argumentan sin ninguna duda que la estatura mås baja, com-
remuneradas —quizås para conformarlas con 10 que Sir Almroth Wright de-
plexi6n débil e inteligencia subdesarrollada de las mujeres indias confinadas
nomina «capacidad de hacer dinero intrinsecamente inferior de las muje-
las inhabilitan para emerger del zenana; que serfa peligroso para la chica
res»— el hombre ha convertido a la mujer no en una mera asalariada, Sino,
permanecer sin casarse hasta ser adulta; que seria impropio y contrario a
tomado en su conjunto, en el mundo laboral, desafortunadamente también
la ética «inmemorial» que apareciera sin velo incluso delante de la mayorfa
en una «esquirol», que debilita insidiosamente el salario del hombre.
de los hombres de su propia familia... El médico indio... podrfa incluso
creer que la emergencia de la mujer del zenana perturbarfa los sentimientos Por otra parte, cuando las posiciones que implican trabajo mental y res-
de los hombres hasta el punto de hacer impracticable la Vida social. Argu- ponsabilidad se ha abierto a las mujeres —cuando se les ha dado la bienve-

mentos muy parecidos se han usado sobre la salida de los obreros manuales nida como honorables colegas en términos equitativos— han demostrado

de su sometimiento. Apenas hace un siglo una Cåmara de los Comunes cuånto podian responder a los estimulos, incluso estando todavfa en des-

aplaudia a un contemporåneo Wyndham cuando alegaba en contra de la ventaja por las cadenas de las costumbres y una formaci6n profesional im-
educaci6n de los asalariados y a favor de conservar las orgias inmemorial- perfecta en muchos sentidos. En medicina y en administraci6n påblica...

mente sancionadas del hostigamiento de toros y las peleas de gallos, con el en la gran profesi6n de la ensefianza, en la literatura y en el trabajo cientf-

fundamento de que cuanto menos ignorantes y sensuales Ilegaran a ser los fico, las pocas mujeres que comparativamente han tenido las mismas opor-
trabajadores mås riesgo tendrfan de «sedici6n». Observo la misma llamada tunidades que los hombres han mås que justificado su admisi6n competi-
de autoasertividad nerviosa entre los miembros mås conservadores del Indian tiva, que asegura la libertad, en los servicios påblicos. Es interesante anotar
Civil Service, que en la misma exhalaci6n dirån que los Bengalfes son in- que en todas estas profesiones las mujeres, tomadas en conjunto, se han
capaces de manejar su propia administraci6n local, y que si cometemos el
distinguido a sf mismas por aquellas cualidades para los méritos påblicos

error de formarlos en administraci6n, se librarån de los empleados britå- admirados, por las que sus nuevos detractores las rechazaban, por la incan-

nicos. Ninguno de los que generan estos obståculos propone ningån ar- sable y persistente capacidad de trabajo, por su juicio sano y comedido,
gumento contra la hip6tesis de que serfa una ventaja para el mundo que por la exactitud y la perspicacia, y mås increfble de todo para el
(quizås 10

se acabara con el freno al desarrollo o que, si se acabara, los seres humanos hombre simp16n) por su sentido del honor y un esprit de corps que iguala,
implicados fracasarfan en su desarrollo. si no supera, el de sus colegas hombres.

526 527
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Algunos criticos pueden objetar que la sobriedad y callada diligencia por


las que se han distinguido las mujeres en las profesiones de trabajo mental

han Sido mås que compensadas en afios recientes por las actividades de las
reivindicaciones «militantes» por el Sufragio Femenino. Tomado en su con-
que el Movimiento de las Mujeres en todo el
junto, es interesante apuntar
mundo, en comparaci6n con los otros dos que se esfuerzan por la libertad,
el Movimiento Obrero y el Movimiento Nacionalista, ha estado singular-
mente libre de «militancia».

Durante los (lltimos tres cuartos de siglo las mujeres han estado siguiendo
firmemente su camino, en todas partes del mundo, por la liberaci6n eco-

n6mica, social y politica, y con un éxito notable. En un pais tras Otro, han EPiLOGO
conseguido acceso, a menudo a pesar de la mås fuerte oposici6n, a la
educaci6n superior, a
el

la profesi6n médica, al gobierno a varias ramas


local,
TEST DE SIGNIFICACIÖN
del servicio påblico, incluso al derecho a voto; mientras que en el norte,
en el sur y en el oeste —en Escandinavia, Australia, América Occidental—
han logrado la ciudadania plena y libre. Este progreso se ha conseguido
sin «insurrecci6n» o llamamiento a la fuerza ffsica. Solo en el Reino Unido
en los åltimos afios encontramos un intento de abrir la puerta a la fuerza
en lugar de hacer uso de la persuasi6n. E incluso entre aquellas que hoy en
dia estån orgullosas de llamarse «militantes» ha habido de principio a fin
una singular sensibilidad hacia la Vida humana o el dolor, siempre a excep-
ci6n de las propias «militantes», que han sacrificado voluntariamente sus

vidas y sus comodidades... Estamos en contra de la insurrecci6n y de la

violencia porque pensamos que el llamamiento a la fuerza fisica es simple-


mente tan decadente y poco concluyente en el caso de las mujeres como
en el de los hombres. Sabemos que los estallidos de desorden degradan Ias
formas pfiblicas, de las que todos compartimos la responsabilidad, como
también todos encontramos nuestras vidas condicionadas por ellas, mujeres
y hombres... Somos conscientes, de todas formas, de que la negaci6n de la
justicia siempre evoca, en algfin lugar y en algån momento, una de las re-
acciones mås tristes del mundo, la exasperaci6n salvaje del oprimido. No
estamos llamados a condenar una exasperaci6n que deploramos tanto
como la injusticia. Mås bien condenamos aquellas posiciones de poder que
incitan a la dominaci6n por la fuerza ffsica como tånico fundamento posi-
ble para un gobierno eficiente y para la Vida social.

528
Necesitamos aprender cömo tratar 10 que... dicen las mujeres

comofuenteyfundamento para nuestro propio trabajoy


pensamiento... como portavoces acreditadas de nuestra

experiencia y preocupaciones.
Dorothy E. Smith

ntonces qué?» continåa siendo la pregunta mås planteada en


la investigaci6n, ya sea porque una se 10 pregunte a sf misma
o se 10 pregunten otros. La cuesti6n nos Ileg6 pronto a no-
sotras, después de haber hecho una presentaci6n sobre Jane Addams. Un
reflexivo miembro de la mesa describi6 varios temas de la sociologfa con-

temporånea en los que él crefa que su trabajo se «habfa anticipado» y en-


tonces realiz6 las preguntas clave: «Lo que tenéis que pensar, tanto para vo-
sotras mismas como para los demås, es •cen qué nos podrfa hacer hoy
diferentes la sociologfa de Jane Addams? e•C6mo podrfa cambiar 10 que ha-

cemos?»l. Este epilogo es una respuesta a esas preguntas, que generalizamos


a todas las mujeres estudiadas en este libro: e•qué significado tiene la recupe-
raciån de lasfundadoras para la sociologia contemporånea? Damos dos res-

puestas: una sobre el significado de un cambio en la comprensi6n de la his-

toria de la disciplina; la Otra sobre el significado de las teorfas de las mujeres,


porque a pesar de sus muchas diferencias, comparten temas comunes im-
portantes. Nuestra discusi6n comienza con el asunto de la reconfiguraci6n
de la comprensi6n del pasado de la sociologfa, y se desplaza, por etapas,
hacia el asunto de la significaci6n de las teorfas de las mujeres para nosotros

en la actualidad.

I Agradeccmos al Profesor James Ennis su respuesta meditada e inquisitiva a nuestro artfculo para el
Eastern SociologicalAssociation Meetings de 1996 en Boston. Sus preguntas permanecieron con nosotras

a 10 largo dc nuestro trabajo.

531
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Epilogo — Test de significaciön

El significado inicial de la investigaci6n para nosotras era que satisfacfa nues- ciendo una sociologfa y una teorfa social elaboradas «con una voz dife-
tra curiosidad intelectual, una curiosidad que no era ni incorp6rea, ni des- rente». Nuestra valoraci6n inicial de las mujeres fundadoras como «antici-

interesada, ni ånicamente nuestra. Como feministas empezamos con pre- padoras» de desarrollos posteriores de la sociologfa no es err6nea, pero es
guntas båsicas y radicales del feminismo: quépasa con las mujeres? Como superficial, y en su superficialidad distorsiona la significaci6n de sus logros.
soci610gas con un interés en la historia de la disciplina, supimos por el tra- Ya que su de alguna manera que las aportaciones originales
efecto es sugerir
bajo pionero de Mary Jo Deegan y muchas otras investigadoras feministas de las mujeres fundadoras son mås esquemåticas, que abarcan menos de la
que habfa habido mujeres soci610gas en los primeros tiempos de la sociolo- realidad social de 10 que sigue, importantes solo por 10 que viene después.
gfa. Como soci610gæs feministas con un particular interés en la teorfa social, Ahora pensamos que se entiende mejor a las mujeres fundadoras no como
no solo querfamos saber que estas mujeres habfan vivido, sino 10 que habian «anticipadoras», sino como creadoras de los inicios de una tradici6n que,
pensado. Pero nuestra curiosidad estaba impregnada de 10 que Dorothy E. si bien no atemporal, seguro que no es effmera. La teorfa social de las mu-
Smith (1979, 1987) llama «conciencia bifurcada», un riesgo profesional jeres fundadoras reafirma la reivindicaci6n de una tradici6n de sociologfa
para mujeres formadas como nosotras 10 habfamos sido: por una parte, que- feminista y critica.
rfamos conocer 10 que las mujeres pensaban, pensåbamos que el pensa-
Descubrir esta tradici6n es especialmente importante para las mujeres so-
miento de las mujeres importaba; por Otra parte, nuestro propio pensa- ci610gas que buscan hacer un trabajo feminista. Ya que descubrir a las mu-
miento estaba circunscrito a nuestra formaci6n en la sociologfa americana.
jeres fundadoras de un proyecto mås amplio de la
la sociologfa es parte de
Una metåfora arque016gica puede describir nuestra conciencia cambiante
historia de las mujeres: «recuperar a la historia y recuperar
las mujeres en
a medida que avanzaba la investigaci6n. Empezamos esperando encontrar
nuestra historia para las mujcres» (Kelly-Gadol, 1976/1983, p. 11). Esta no
varios templos femeninos, finicos e interesantes en el «Valle de los Reyes»,
es una ambici6n menor, ya que la historia debe ser la fuente de un valor vi-
ya que habfamos Sido bien socializadas en el sentido americano del canon
cario; cuando nos encontramos a nosotros mismos —es decir, a personas
soci016gico, que fue y es una interpretaci6n masculina. Encontramos en su
como nosotros— en la historia, podemos encontrar también el valor de in-
lugar un vasto mundo perdido de estudios femeninos sobre teorfa social,
tentar hacer las cosas que ellos hicieron, las cosas que realmente aspiramos
sociologfa y ciencias sociales, un descubrimiento que nos forz6 a reconfi-
a hacer. La escritora feminista Tillie Olsen ha descrito el valor particular
gurar, por etapas, 10 que pensåbamos que sabfamos: nuestra comprensi6n
que requiere ser escritora, confeccionar un resumen mås o menos perma-
de la importancia de la historia de la sociologia para la pråctica contempo-
nente de los pensamientos de uno y compartir esos pensamientos con un
rånea de la sociologfa: la forma y la voz con las que se puede hacer teorfa;
påblico: «Cuånto requiere ser un escritor. Preferencias (mucho mås comån
las maneras en que las lentes de género moldean la teorfa social; las posibi-
de 10 que asumimos), circunstancias, tiempo, desarrollo de una destreza,
Iidades de investigaci6n y pråctica feministas; y el futuro de la sociologfa en pero mås allå de todo ello: cuånta convicci6n de la importancia de 10 que
el periodo actual que Charles Lemert (1995) denomina «tras la crisis».
uno tiene que decir, el derecho de uno a decirlo. Diffcil para cualquier
Ademås, nuestra lectura inicial sobre las mujeres fundadoras estaba influida hombre no nacido en una clase que cultive tal confianza. Casi imposible
por la expectativa anacr6nica de que podrfamos encontrar un Durkheim para una chica, una mujer» (1972, p. 8). Recobrar a las primeras creadoras
mujer o la Dorothy Smith del siglo XIX; que encontrarfamos «anticipacio- de teorfa soci016gica nos puede proporcionar una fuente de convicci6n y
nes» a las teorfas que conocemos hoy en dia. Tuvimos que aprender a leer confianza a las soci610gas y a las estudiantes que buscan en la actualidad ha-
a las mujeres tal como eran,a entender que fueron participes de la creaciån blar sobre teorfa y con autoridad sobre alguna cuesti6n de trascendencia so-
de la sociologfa y, por tanto, libres de los convencionalismos en el pensa- cial. Ya que las fundadoras no limitaron su sociologfa a la exploraci6n dcl
miento que nos atan hoy a formas particulares de hacer sociologfa y de es- «género como variable». Mås bien comenzaron del hecho de ser mujeres y
cribir teorfa social. Ellas fueron disefiando sus propios caminos, produ- después procedieron a hacer anålisis desde ese punto de vista, con la con-

532 533
Patricia M. Lengerrnann y Gillian Niebrugge Epilogo — Test de significaciån

vicci6n de que ese punto de vista importaba. Como Anna Julia Cooper dijo como 10 es el anålisis de la autoridad de Weber. Un contraste interesante
de la mujer negra: randes cuestiones econ6micas y sociales esperan su de género es el uso de Max Weber de la palabra «herrschaft», traducido por
intervenci6n... problemas de trascendencia nacional... la gesti6n de los sis- Parsons y otros como «autoridad», una palabra que Ileva consigo en alemån
temas educativos. .. el talante de las instituciones påblicas. .. la extensa in- el sentido de «una expectativa a que se obedezcan las palabras de uno»;
fluencia de prisiones y reformatorios... el tratamiento de lunåticos e imbé- Marianne en cambio elige la palabra «autöritat», que tiene el significado
ciles... cuestiones sometidas a debate en la economfa politica... las relaciones de que «uno debe obedecer». En este vocabulario contrastado vemos en-
entre el trabajo y el capital» (1892, pp. 134-135, 138). Las mujeres funda- capsulada la verdad de que toda la teorfa soci016gica estå creada a través de

doras aseveraron que las mujeres tenfan opini6n sobre todo, que esas opi- las lentes de género (y de clase, raza y cultura).
niones no podfan subsumirse a las de los hombres, que su género —un tér-
Colectivamente, las fundadoras produjeron una teorfa social y una sociolo-
mino que no tenian— era una lente con
ellas la que ineludiblemente vefan gia caracterizadas por un voz distintiva o diferente de la tfpica de los textos
el mundo social y creaban teorfa social. del canon soci016gico. Mientras que Ia expresi6n una «voz diferente» se aso-

Su comprensi6n de que hacfan anålisis social desde el punto de vista de una cia al trabajo de Carol Gilligan sobre las diferencias de género en la toma
mujer condujo a las mujeres a algunas pråcticas te6ricas distintivas y com- de decisiones éticas (1983), la usamos aqui, para nuestros propios prop6si-
partidas: una negativa a realizar declaraciones universales sobre el compor- tos, para describir la relaci6n que establece el te6rico social entre sf mismo,
tamiento humano, una preferencia por el anålisis concreto de la sociedad, la audiencia y el objeto de estudio. Las caracterfsticas principales de la voz

y una sensibilidad hacia los efectos del género, la clase, la raza, la etnia y la de las mujeres, a diferencia de la de los fundadores, son que estå personifi-

edad en cualquier situaci6n estudiada. Esto es cierto para el anålisis de Mar- cada en lugar de ser general, estå comprometida en lugar de ser abstracta,
tincau sobre la moral y las costumbres en culturas especificas en la historia; es especifica en lugar de universal, y es accesible en lugar de arcana. La fun-
para la atenci6n de Addams en los efectos variables de la edad, la etnia, el dadora normalmente se representa a sf misma como mujer y normalmente
género y la clase sobre la adaptaci6n de los individuos a la complejidad del como mujer de una clase y etnia particulares. Es consciente de que estos

capitalismo industrial en América; para el contraste de los feminismos hechos influyen en su percepci6n de los acontecimientos. Explica la posici6n

blanco y negro de Cooper; para el uso de Wells-Barnett de una matriz de desde la que se dirigc a sus lectores, y establece las bases de su conocimiento

género, raza, y regi6n para analizar la sexualidad; para la critica de Gilman en su experiencia vital. Ademås, se presenta preocupada por los eståndares

de las diferencias entre la experiencia del trabajo humano productivo de éticos de «la conducta correcta», «la justicia» y «la equidad». Se interesa por

hombres y mujeres; para el anålisis de Weber sobre las variaciones segån estos aspectos en la sociedad que estudia y como parte de su propia com-

clase en Ias experiencias de las mujeres en el trabajo; para la defensa de las


prensi6n del rol del soci610go. La moralidad que invoca tiene como fun-

Mujeres de la Escuela de Chicago de los colectivos desempoderados especi- damento la idea de que los humanos y de que
tienen derecho a la felicidad
se deberfan examinar las estructuras sociales en funci6n de si promueven
ficos de la sociedad de los EE. UU; y para la comprensi6n matizada de
dicho derecho. Las fundadoras escriben con el deseo de comunicarse con
Webb de las variaciones econ6micas en las vidas de la clase trabajadora.
una audiencia mås amplia que la de la sociologfa profesional, y experimen-
El uso del género por las fundadoras nos Ileva a comprender que los fun-
tan presentando las ideas soci016gicas de muchas formas: en libros de viaje,
dadores, aunque inconscientes del hecho, también observan a través de las
columnas de revistas, novelas, poesfa y editoriales, asi como en tratados
lentes de género —un fen6meno en la teorfa social explorado por otras so- formales. En la båsqueda de la accesibilidad, ellas mezclan ideas abstractas
ci610gas feministas (p. ej. Bologh, 1990; Kandal, 1988; Lehmann, 1995; con una rica imaginerfa de la Vida cotidiana y un sentido del humor sub-
Sydie, 1987)—. Por tanto, el anålisis de Mead del yo mismo es realmente yacente. Ejemplos de esta mezcla abundan en las secciones de lecturas de
un anålisis del desarrollo del yo mismo desde el punto de vista masculino,
los capitulos precedentes.

534 535
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Epilogo — Test de significaciön

Redescubrir a las fundadoras puede sensibilizar a los soci610gos contempo- inmediatas. Las fundadoras nos incitan a preguntarnos si, por ejemplo,
råneos a oir el abanico de «voces» y formas con las que la teorfa social se fuésemos juzgadas como soci610gas por alguna revista profesional relevante,
puede expresar. Esta concienciaci6n nos hace regresar al pasado con nuevas concluirfan que estamos haciendo esto. En un estudio titulado Main
preguntas e inc6gnitas, pero es igualmente significativa para orientar la so- Drift of Sociology between 1936 and 1984», Patricia Wilner (1985) sos-
Ciologfa contemporånea. Las fundadoras refuerzan la reivindicaci6n socio- tiene que la sociologfa se aleja incesantemente del compromiso con 10 que
16gica de una tradici6n, hasta la fecha asociada casi exclusivamente con ella identificaba como «los acontecimientos cruciales» de aquel periodo: Ia

Marx, implicadas como 10 estån con el proyecto de construir una sociologfa Gran Depresi6n, el McCarthyismo, los movimientos sociales entre finales

crftica. También proporcionan una pauta distintiva para el proyecto de cri- de la década de 1950-1959 y principios de la de 1970-1979, y «el declive de
tica: no solo se oponen moralmente a la desigualdad social y al sufrimiento la economia nacional de los EE. UU. y la hegemonfa global». Buscando ar-
humano producidos comprometen también moralmente a
socialmente; se tfculos en la American Sociological Review que fucsen «directamente relevan-
la consecuci6n de la felicidad humana. Martineau, por ejemplo, cree que tes» en relaci6n con estos acontecimientos, Wilner encontr6, para el total

un indicador clave del bienestar de una sociedad es su patr6n en la distri- del periodo, 130 artfculos de 2.559, o un 5,1%, que se centraron en estos
buci6n del recreo, la domesticidad y el ocio; Addams sostiene que la socie- acontecimientos importantes. Y la tendencia que documenta Wilner ha con-
dad de su tiempo se centra err6neamente solo en la organizaci6n de la pro- tinuado en las publicaciones profesionales. Es la tendencia que le hizo perder
ducci6n mientras que ignora la cuesti6n de la promoci6n del placer; Gilman las esperanzas a Lemert en 1995, y que lo condujo a volverse hacia «los so-
cree que la felicidad humana se experimenta con el trabajo con sentido en ci610gos extramuros». Incluir a las fundadoras en nuestro canon de textos
la comunidad, un potencial subvertido por un orden social de género inco- clåsicos puede ayudarnos a todos a evaluar la disociaci6n entre la actividad
rrecto y por la estratificaci6n por clases; la critica de Cooper de la opresi6n soci016gica «profesional» y los temas que presionan a la opini6n påblica.
por raza y género se alimenta del reconocimiento de que «un påjaro no
Finalmente, el redescubrimiento de las fundadoras les presenta a los te6ri-
puede trinar sus notas mås preciosas mientras los alambres de su jaula le
cos soci016gos un test especffico sobre sus demandas de inclusividad. Para
pinchan y acalambran a cada latido de su coraz6n» (1892, p. 223); en su
responder a estas demandas, los soci610gos, como los escritores y los pro-
estudio sobre los beneficios éticos obtenidos a través de la legislaci6n, Kelley
fesores, tendrian que pasar a incorporar ideas de las fundadoras en sus pre-
se centra en el ocio como un derecho humano imperativo.
sentaciones de los textos clåsicos. Este es un reto pråctico a cierto nivel.
La inclusi6n de las fundadoras en la historia del canon soci016gico expande Muchas veces nos han preguntado en este proyecto, podemos afia-
las posibilidades del futuro de la sociologfa, dåndonos ejemplos de 10 que dir algo mås a nuestras programaciones, nuestras lecturas, nuestras expec-
Lemert (1995) ha llamado «los soci610gos extramuros», es decir, te6ricos tativas sobre el nümero de textos que un estudiante se puede permitir com-

sociales fuera del c6digo profesional académico. Aceptar esta pråctica y esta prar? •Qué textos actualmente "canonizados" tendremos que borrar si, en
posibilidad en nuestra historia hace posible y practicable que nuestra co- la pråctica, nuestro canon tiene que incluir a las fundadoras? Nuestra res-
munidad soci016gica y te6rica actual «renuncie a su rfgida adherencia a los puesta a estas preguntas es que plantean un falso dilema, quizås porque se
eståndares tradicionales de la disciplina» y Ilegue a los te6ricos extramuros dirijan con la 16gica defectuosa de que afiadir algo significa quitar algo, en
contemporåneos —personas como Trinh T. Minh-ha, Henry Louis Gates, lugar de expandir y enriquecer el abanico de opciones de la gente. Ya que
Toni Morrison, Mary Daly, Spike Lee, Gloria Anzaldåa— que estån «escri- aunque los cursos estån restringidos por los limites temporales del calen-
biendo la sociologfa de nuestro tiempo» (Lemert, 1995, pp. 208-209). Lo dario académico, los requisitos y las opciones del curriculum son muy ma-
que los soci610gos «extramuros», tanto del pasado como del presente, tie- leables, como sabe cualquiera que haya ensefiado sociologfa en las åltimas
nen mayormente en comc'tn es la habilidad para transmitir su compromiso décadas de avances tecn016gicos en informåtica, sofisticaci6n estadfstica,
activo con los problemas que afectan a la poblaci6n en sus vidas cotidianas multiplicaci6n de los paradigmas y emergencia de nuevas subespecialidades

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Patricia M. I-engcrmann y Gillian Niebrugge
Epilogo — Test de significaciån

conoo la sociologia de género, la de la sexualidad, y de las diferentes etnias.


sociedad industrial éticay productiva; o la tradici6n combinada y matizada
Se pueden afiadir cursos, alterar los requisitos, ofrecer programas alterna-
de las fundadoras de la teorizaci6n centrada en las mujeres. Servirån para
tivos. Si la temåtica se considera interesante estos cambios se pueden hacer
la tarea de desarrollo del aprendizaje en pensamientos complejos cuando,
—se han hecho—. Se Ilega asi a un asunto mås fundamental: éhay una vo-
por ejemplo, los soci016gos empiecen a confrontar el anålisis de Gilman
luntad real de ser inclusivo aquf? éPuede la comunidad soci016gica garan-
de que la opresi6n de las mujeres es la causa de alienaci6n en el capitalismo,
tizar la autoridad de las voces femeninas, de las teorfas feministas y, por
no una consecuencia de ella; o cuando los soci610gos tracen la interacci6n
extensi6n, de las voces y del conocimiento de todos los demås «otros» que
entre el odio y el amor, la raza y el género, que es la comprensi6n de Wells-
trabajan como soci610gos y margen de un discurso do-
te6ricos sociales al
Barnett sobre las relaciones raciales en América. Se pagarån las pequefias
minado por el conocimiento blanco, masculino, heterosexual, de la clase
invenciones intelectuales a las fundadoras cuando —de nuevo de forma ilus-
y noratlåntico? Este es un asunto que actualmente se estå de-
privilegiada
trativa— Cooper se convierta en una cita tan rutinaria como Collins al re-
batiendo en la profesi6n con la måxima seriedad (véanse, por ejemplo,
ferirnos a la tradici6n de la teoria feminista negra, o cuando se recuerden
Alway, 1995; Bhavnani, 1996; Collins, 1996; Ingraham, 1996; Lemert, con citas a Edith Abbott, Breckinridge y Talbot en estudios empfricos sobre
1995; McCarthy, 1996; Smith, 1996; Stacey and Thorne, 1996). Las fun-
el estatus educativo, politico y econ6mico de las mujeres. Serån tratadas
dadoras de la sociologfa presentan un ejemplo inmediato y apremiante de como fuentes de ideas fundamentales cuando las opiniones de Marianne
la necesidad de estrategias de inclusi6n en términos de igual autoridad.
Weber sobre el poder y la autoridad sean incluidas junto a las de Max,
Arthur Stinchcombe ofrece, en un artfculo de 1982 titulado «Should So- como una posici6n te6rica distintiva y fundacional, o cuando la reivindi-
ciologists Forget Their Mothers and Fathers?», que desgraciadamente solo caci6n de Addams de que la misi6n del ser humano es dar y recibir afecto
analiza a los «padres» de la sociologfa, seis criterios para evaluar el grado en sea incorporada en las discusiones soci016gicas sobre el individuo en la so-

el que tal inclusi6n plena y empoderada ha tenido lugar. Stinchcombe des- ciedad. Nos proporcionarån hip6tesis rutinarias para la investigaci6n siem-
cribe seis usos de los textos de la teorfa clåsica: «(1) como "piedra angular" pre que nos detengamos a tomarnos a cualquiera de ellas seriamente, ya
que ofrece "una forma posible y bonita de hacer el propio trabajo cientffico"; que el compromiso con la investigaci6n empirica es tan esencial en su teorfa
(2) en "tareas de desarrollo", ensefiando a los estudiantes a realizar a partir social como 10 es su comprensi6n de la significatividad de las lentes de gé-
de ahi conexiones te6ricas no identificadas; (3) como pequefia invenclon nero. Ejemplos de tales hip6tesis incluyen la tesis de Martineau de que el

para indicar a través de las citas la tradici6n intelectual en la que se estå tra- tratamiento que la sociedad hace de sus miembros desviados, empobrecidos

bajando; (4) como discusi6n de "ideas fundamentales" que abordan algfin o discapacitados es una medida segura de sus pråcticas generales de libertad
principio båsico "que las grandes mentes del pasado han abordado"; (5) como social y su compromiso ético con ellas; la afirmaci6n de Gilman de que los

fuente contrastable de hip6tesis en la "ciencia rutinaria"; y (6) en la "funci6n «falsos conceptos» de las teorfas capitalistas sobre la motivaci6n econ6mica
ritual" de proporcionar una historia comån». dirigen err6neamente el potencial colectivo para el trabajo productivo; el

argumento de Cooper de que las maneras tienen un rol funcional en la


Usando estos criterios, podemos medir el grado en que cualquiera de las
el
gesti6n del conflicto social; o Ia demostraci6n empirica de Webb de que la
fundadoras comienza a valer como clåsica del canon soci016gico. Tendrån
gente normal en el ordenamiento del mundo moderno ha inventado re-
estatus de «piedra angular» cuando, individual o colectivamente, se usen
petidamente asociaciones colectivistas y cooperativas efectivas. Finalmente,
como paradigmas que enmarquen nuestro pensamiento: cuando, por ejem- ellas formarån parte de nuestro ritual de comunidad cuando los hechos y
plo, encontremos «posible y bonito» el equilibrio de Martineau entre la
las leyendas de sus vidas sean parte de las historias que todos nos contemos
båsqueda estoica de indicadores empfricos y una preocupaci6n critica y
a nosotros y a nuestros estudiantes de sociologfa, cuando nos imaginemos a
apasionada por la injusticia social; o la amplia visi6n de Addams de una
Gilman (como a Max Weber) sentada mirando fijamente al papel de la

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Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

pared nerviosa y agotada; cuando se recuerde la elecci6n deAddams de


hacer carrera en ciencias sociales, como ella la recuerda, en un momento de
claridad moral cuando observa desde lo alto de un 6mnibus en Londres las

manos extendidas de los pobres de Londres; cuando la pråctica de la socio-

logia de las Mujeres de Chicago como defensa se vincule


drama de Kelley al

y Lathrop avergonzando a las autoridades sanitarias de Chicago y arries-


gando sus vidas durance una epidemia de viruela, cuando entraron en edi-
BIBLIOGRAFfA
ficios infectados para Ilevar ayuda a los inquilinos y para eliminar los tejidos
y cuando la exposici6n soci016gica de Wells-Barnett
infectados de los talleres;
sobre el linchamiento se asocie con sus salidas de campo, pistola en mano,
a los escenarios de terrorismo blanco y con su determinaci6n tantas veces
declarada: «Sentf que uno podia tener una muerte mejor luchando contra
la injusticia que muriendo como un perro o una rata en una trampa. Ya
habia decidido vender mi Vida 10 mås cara posible si me atacaban. Sentf que Abbott, Edith (1908). «A Study of the Early History of Child Labor in
si me podia Ilevar a alguno de los que linchaban conmigo, compensarfa las
America». American Journal ofSociology, 14.
puntuaciones un poco» (Wells-Barnett, 1970, p. 62).

Pero el test de significaci6n mås båsico —la respuesta definitiva al «entonces,


Abbott, Edith (1910). «Women in Industry: A Study of American». Eco-
équé test?»— es que nosotras no nos damos por satisfechas con afiadir a estas nomic History. New York: Appleton.
mujeres como una nueva bandada de iconos en la historia misma de la so- Abbott, Edith (1915). «Are Women a Force in Good Government? An
ciologfa. En lugar de eso, su recuperaci6n requiere que sigamos adelante Analysis of the Returns in the Recent Municipal Election in Chicago».
para contestar a la pregunta, mås estå esperando a ser descubierto?
National Municipal Review, 4.
éQué otras mujeres y hombres, de qué raza, clase, edad o nacionalidad, te-

nfan algo importante que decir sobre sociologfa y teorfa social, y todavfa Abbott, Edith y Breckinridge, Sophonisba (1906). «Employment of
esperan nuestro descubrimiento para hablar una vez mås, haciendo alguna Women in Industries: Twelfth Census Statistics». Journal of Political
aportaci6n a los måltiples significados de la sociologfa?
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American Negro Academy (Academia Americana Negra)

American Philosophical Society (Sociedad Americana de Filosoffa)

American Social Science Association (Asociaci6n Americana de Ciencias So-

ciales)

American Sociological Association (Asociaci6n Americana de Sociologfa)

American Sociological Society (Sociedad Americana de Sociologfa)

American Woman Suffrage Association (Asociaci6n Americana por el Sufra-

gio Femenino)

566 567
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge
Organismos

Association of Collegiate Alumnae (ACA) (Asociaci6n de Alumnas Univer- Immigrants' Protective League (Liga para la Protecci6n de los Inmigrantes)
sitarias)
Indian Civil Service (Administraci6n Påblica India),
Charity Organisation Society (Sociedad para la Organizaci6n de la Caridad)
International Committee of Women for Permanent Peace (Comité Interna-
Chicago Board ofEducation (Junta de Educaci6n de Chicago),
cional de Mujeres por la Paz Permanente)

Chicago Commons Settlement House (Centro Social Comunitario de Chicago) International Lady Garment Workers Union (Uni6n Internacional de Tra-
Chicago School of Civics and Philanthropy (Escuela de Chicago de Civismo bajadoras Textiles)
y Filantropfa)
Invincible Sons and Daughters of Commerce (Hijos e Hijas Invencibles del

Chicago Women's Club (Club de Mujeres de Chicago) Comercio)

Chicago's Extension School (Escuela de Extensi6n de la Universidad de Juvenile Court Committee (Comité de Tribunales de Menores)

Chicago)
Kansas State Agricultural College (Facultad de Agricultura del Estado de
Colored National League (Liga Nacional de Color) Kansas)

Colored Women's League (Liga de Mujeres de Color) National Afro-American Council (Consejo Nacional Afroamericano)

Conference of Charities (Congreso de Organizaciones Caritativas) National American Woman Suffrage Association — NAWSA (Asociaci6n Na-
Cook County Charities (Organizaciones Caritativas del Condado de Cook) cional Americana por el Sufragio Femenino)

Cook County Juvenile Court (Tribunal de Menores del Condado de Cook) National Association for the Advancement ofColored People (Asociaci6n Na-
cional para el Avance de las Personas de Color)
Fabian Women's Group (Grupo de Mujeres Fabianas)
National Association of Colored Men (Asociaci6n Nacional de Hombres de
Federal Children's Bureau (Agencia Federal para la Infancia)
Color)
Female Anti-Slavery Society (Sociedad Antiesclavista Femenina)
National Association of Colored Women's Clubs (Asociaci6n Nacional de
General Federation of Women's Clubs (Federaci6n General de Clubs de Mu- Clubs de Mujeres de Color)
jeres)
National Child Labor Committee (Comisi6n Nacional para el Trabajo In-
Henry Street Settlement (Centro Social de Henry Street)
fantil)

House ofLords Committee on Sweating (Comité de la Cåmara de los Lores


National Committee on Mental Hygiene (Comité Nacional para la Higiene
sobre Explotaci6n Laboral en los Talleres Textiles)
Mental)
Illinois Board of Charities (Consejo de Organizaciones Caritativas de Illi-
National Conference of Charities and Corrections (Congreso Nacional de
nois)
Organizaciones de Beneficencia y Correcci6n)
Illinois Consumers' League (Liga de Consumidores de Illinois)
National Consumers' League (Liga Nacional de Consumidores)

568
569
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Organismos

National Council of Women of the United States (Consejo Nacional de Mu- School ofHousehold Administration (Escuela de Administraci6n del Hogar

jeres de los Estados Unidos) de la Universidad de Chicago)

National Education Association (Asociaci6n Nacional de Educaci6n) School ofSocial Service Administration (Escuela de Administraci6n de Ser-

vicios Sociales)
National Federation ofAfro-American Women (Federaci6n Nacional de Mu-
Social Purity Society (Sociedad de la Pureza Social)
jeres Afroamericanas)

National Federation of Colored Women's Clubs (Federaci6n Nacional de Socialist Labor Party (Partido Socialista Obrero)

Clubs de Mujeres de Color) Socialist Society (Sociedad Socialista)

National Woman's Council (Consejo Nacional de Mujeres) Sociologists for Women in Society (Soci610gos por las Mujeres en la Sociedad)

National Women's Trade Union League (Liga de Ios Sindicatos Nacionales Unitarian Association (Asociaci6n Unitaria)

de Mujeres) US Bureau ofLabor (Oficina de Trabajo de los EE. UI_J)

Negro Business League (Liga de Negocios Negros) US Bureau ofLabor Statistics (Oficina de Estadfsticas Laborales de los EE.
Negro Fellowship League (Liga de Compafieros Negros) UU.)

Negro Press Association (Asociaci6n de Prensa Negra) Woman's Peace Party (Partido Pacifista de la Mujer)

New York Bureau ofIndustries and Immigration (Oficina de Industria e ln-


Women's Christian Temperance Union (WCTU) — (Uni6n Cristiana de Mu-
migraci6n de Nueva York) jeres por la Templanza)

New York State Immigration Commission (Comisi6n de Inmigraci6n del Es-


Women's International League for Peace and Freedom — (Liga Internacional

de las Mujeres por la Paz y la Libertad)


tado de Nueva York)

New York State Tenement House Commission (Comisi6n de Vivienda del

Estado de Nueva York)

North Carolina Teachers' Association (Asociaci6n de Profesores de Carolina

del Norte)

Poor Law Commission (Comisi6n de la Ley de Pobres)

Progressive Party Convention (Convenci6n del Partido Progresista)

Religious Education Association (Asociaci6n de Educaci6n Religiosa)

Retail Clerks' Protective Associations (Asociaciones de Protecci6n de los Em-


pleados del Comercio al por Menor)

570 571
fNDICE ANALfTICO

A Red Record (Wells-Barnett), 272, 307-320


A Singing Something: Womanist Reflections on Anna Julia Cooper, 273

A Voice from the South (Cooper), 273, 276, 277, 320-335

Abbott, Edith, 5, 19, 23, 27, 30-33, 127-128, 401, 406, 408-413, 416-

420, 422, 423, 429-432, 437, 462, 472-480.

extractos de

«Are Women a Force for Good Government?», 477-479

«Housing Conditions in Chicago, Ill: Back of the Yards», 472-477

Abbott, Elizabeth Griffin, 406

Abbott, Grace, 4, 19, 23, 30, 127-128, 401, 406-408, 410-413, 416-

420, 423-426, 430, 437.

extracto de «The Chicago Employment Agency and the Immigrant


Worker», 463-466

Abbott, Othman, 406-407

Acontecimiento vital, Guerra Civil como, 266-267

Activismo social, 134-136, 409-417

573
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Indice analitico

Adam, Ruth, 483-491 teoria social general de, 132-149

Adams, Henry Carter, 42 uso de la narrativa, 139-141

Addams, Jane, 2, 4, 5, 6, 7, 19, 22, 23, 26, 27, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 37, y la tradici6n interpretativa, 152
38, 39, 43, 45, 46, 47, 119-186, 197, 198, 199, 218, 266, 300, 303, 346,
Afro-American League, 272
401, 403, 404, 408, 409, 413, 416, 417, 418, 420, 422, 434, 438, 494,
509, 515, 531, 534, 536, 539, 540,
Aims and Principles of the Consumers' League», 414, 435

antecedentes biogråficos, 121-130 Alienaci6n, 220, 356, 367-368

como una voz te6rica distintiva, 152 Altgeld, John P., 409

extractos de Altick, Richard, 493

Democracy and Social Ethics (Addams), 167-173 American Arbitration League, 30

«Problems of Municipal Administration», 174-175 American Journal ofSociology, 5, 29, 44, 130, 199, 222, 405, 408

The Long Road of Women's Memory (Addams), 177-176 American Negro Academy, 266, 278

Settlement as a Factor in the Labor Movement», 159-166 American Social Science Association, 409-412, 421

foco de atenci6n en, las vidas de las mujeres, 155 American Sociological Association (ASA), 5, 29, 409

método de investigaci6n feminista, 157 American Sociological Review, 44, 537

método para hacer teorfa, 139-141 American Sociological Society (ASS), 5, 29, 34, 44, 130, 199, 222, 410, 412

måltiples puntos de vista para, 156-157 Amor er6tico, 360


punto de vista de género de, 154 Anålisis social, 283-285

relevancia para la historia y la pråctica actual de la sociologfa, 150-159 Anomalias, y la båsqueda de la riqueza, 77, 94

sobre el deseo de sociabilidad, Anthony, Susan B., 197-198, 281, 322

sobre el individuo, 141-142 Anzaldåa, Gloria, 36, 536

sobre el trabajo del soci610go, 136-139 «Are Women a Force for Good Government?» (Abbott), 477-479

sobre los cambios, 158-159 Arena, 410

teorfa del desarrollo humano, Atkinson, Henry George, 61

teorfa frente a aplicaci6n, 141-144 Atlee, Clement, 483


teorfa social de, 145-149 Auden, W H., 39

574 575
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge indice analitico

Autoridad, Blumer, Herbert, 222

logro de, como problema para las mujeres, 32 Bologh, Roslyn W., 368, 371, 534

Baader, Ottilie, 351


Bonsall, Caroline Bartram, 403

Bahn, Esme, 273 Booth, Charles, 30, 422, 488, 489, 495, 498

Baker-Fletcher, Karen, 273, 279 Brandeis, Louis, 437

Bales, Kevin, 20, 439 Braun, Lily, 351

Bamer, Gertrud, 346 Breckinridge, Sophonisba, 5, 19, 23, 28, 30, 31, 46, 127, 128, 401, 405,

407, 408, 410, 411, 412, 415, 416, 417, 418, 419, 422, 423, 425, 427,
Bannister, Robert, 40, 45
429, 413, 430, 431, 432, 434, 435, 437, 442, 443, 468, 472-477, 539
Barnett, Canon, 494
extracto de «Housing Conditions in Chicago, Ill: Back of the Yards»,
Barnett, F. L. , 271
472-476
Baum, Marie, 346
Breckinridge, William Cambell, 405
Becker, Ernest, 21
Britton, Anne Camden, 339-342, 345, 348-349
Beecher, Catharine, 192-193
Broschart, Kay, 19
Beecher, Henry Ward, 192
Bryan, William Jennings, 121, 130
Bemis, Edward W., 42-43
Bulmer, Martin, 20, 439
Benjamin, Jessica, 36, 48, 157, 190
Burgess, Ernest, 6, 28-30, 35-41, 45
Bennett, Joan, 208
Burns, John, 159
Berger, Peter, 221
Buxton, William, 45
Bernard, Jessie, 130

Bernard, L. L., 43, 45 Caine, Barbara, 508

Besant, Annie, 496 Cambio,

Bhavnani, Kum-Kum, 538 compromiso con el, 155

Bismarck, Otto von, 340, 350-353 social, 86, 87.

Blair, Karen, 202 Campbell, Helen, 20, 43

Blumberg, Dorothy, 401, 421 Capacidad de acci6n frente a determinismo, 152-154

576 577
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Indice analftico

Caraway, Nancie, 202, 281 Cobbett, William, 503, 509

Caridad, 72-74, 155, 159, 161, 171-172, 176, 322, 334, 444, 453, 487, Coerci6n frente a autoridad, 147, 175, 268, 302, 304, 369
488, 493, 494
Coexistencia, 297, 303, 501
Carter, Susan, 42, 43
Cole, Margaret, 483
Cather, Willa, 199
Colegio de la Calle M, 276, 278-279
Centro Social de Henry Street, 37, 416
Collins, Patricia Hill, 538
ceplair, Larry, 29, 189-190, 197
Collins, Randall, 19, 21, 36, 48, 49, 265, 280, 292, 300, 507
Channing, Grace, 91, 195, 196, 200
Colored National League, 266
Chapman, Maria Westin, 59
Commons, John R., 34, 42
Charities, 410
Comte, Auguste, 3, 4, 21, 22, 23, 24, 25, 32, 39, 61, 65, 66, 77, 78, 80,

Chicago Board of Education, 126 81, 83, 284, 300, 487


Chicago Commons Settlement House, 415 Conciencia bifurcada, 123, 141, 474, 532

Chicago School of Civics and Philanthropy, 472 Conciencia, libertad de, 357, 358, 376

Chicago Women's Club, 402, 406, 408, 414 Conferencia de Mujeres, 31

Children's Bureau, 27, 30, 126-128, 402, 409, 410, 412, 416, 432, 437, 438 Confianza de las mujeres, 127-129

Chodorow, Nancy, 36 Congreso Nacional de Mujeres de Color, 277

Church, Mary (Terrell), 20, 275, 280, 283 Congressional Civil Rights Act (1875), 269

Churchill, Charles H., 275 Conocimiento soci016gico, validez epistem016gica del, 68-70

Churchill, Henrietta Vance, 275 Conocimiento, politica del, 6, 19, 33, 39-46, 48

Ciencias sociales, 353 Consumers' League, 410, 412

investigaci6n en, 409-417 Conway, 121


neoidealistas, 353-354 Cook, Blanche Wiesen, 129, 441

Cientificismo, tendencia hacia el, 44 Cook, Judith A., 48


Clases econ6micas, 209, 367 Cooley, Charles Horton, 27, 45

Clubs nacionalistas, 196 Coolidge, Mary Elizabeth Burroughs Roberts Smith, 417

578 579
indice analitico
Pat lie ia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Dahrendorf, Ralf, 507


co, Anna Julia, II, 5, 9, 19, 21, 23, 25, 26, 27, 28, 29, 31, 32, 36, 45, 46,
e. /5, 125, 148, 1/19, 156, 158, 244, 263-336, 371, 447, 534, 536, 539 Daly, Mary, 536
antecedences biogråficos, 265-279 Darwin, Charles, 25, 45, 493

diferencias entre Ida B. Wells-Barnett y, 305-307 Darwinismo social

extractos deA Voice from the South, 320-336 de reforma, 134, 200-202

sobre el funcionalismo, 300-301


progresista, 134
sobre la teorfa marxista del conflicto, 300-301 Davis, Allen F., 22, 121, 129, 131, 135, 402
sociologfa feminista y la tradici6n de, 303-305 Davis, Katherine Bement, 20

teorfa social general, 280-298


De Quincey, 124
y el canon de la sociologfa, 299-306
DeBeauvoir, Simone, 36
Cooper, George A. C., 274
Debilidad, 291
Coppin, Fannie Jackson, 277 Deegan, Mary Jo, 1, 19, 22, 29, 33, 35, 39, 42, 121, 128, 132, 401, 415,

Coser, Lewis, 6, 35, 362, 368 422, 532


Costin, Lela, 19, 401, 402, 418 Degler, Carl, 198

Costumbres, Democracy and Social Ethics (Addams), 167-170

objetivaciones representativas de las, 68-74 Deseo de sociabilidad, 143-144, 156, 356, 434
relaci6n entre moral y, 66-67, 78-80 Desha, Issa, 405
y dominaci6n, 75-76, 295 Determinismo frente a capacidad de acci6n, 152-153
Critica, 354-356
Dewey, John, 8, 135
Crow, Jim, leyes, 25, 286, 289, 292
Dickens, Charles, 22, 61
Cultura androcéntrica, 8, 47, 202-206, 213-217, 225, 254-258
Diferencia(s),
Cultura, 204
al crear la otredad, 291-293
androcéntrica, 202-206, 213
entre mujeres, 85
expresiva, 362-363
indiferencia ante la, 227
objetiva, 362-363
Diner, Steven, 40
subjetiva, 362-363

581
580
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge indice analitico

Distinci6n sexual excesiva, 202, 208, 210, 238 Dummer, Ethel Sturgess, 20

Divisi6n de clases, 421 Durkheim, Emile, 150-151, 153, 219-220, 299, 368, 439-440, 532

Documento, 505 Duster, Alfreda M., 267

«Domestic Service» (Martineau), 60, 84, 115-118


Eaton, Isabel, 20
Dominaci6n sadomasoquista, 352
Eaves, Lucille, 30
Dominaci6n, 225-226, 289-290
Economfa, politica, 55-58, 64, 245, 260, 534
alternativas a la, 292-294
Ecuanimidad, 69, 73
criterios para estimar el grado de, 74-77
Eddy, Frances, 406
de las mujeres, 76, 208-210
Eddy, Mary, 406
de los esclavos, 76
Edificios, Katherine, 488, 494
e historia, 291
Eliminaci6n, politica de la, 32-46
e ideologfa, 291
Ellison, Ralph, 22
en el servicio doméstico, 85
Ely, Richard T., 42
equilibrio como alternativa a la, 291
Empatfa, 69
factores en las pautas de la, 291-297
Empleo,
sadomasoquista, 352
capitalista, 364-368
y båsqueda de la riqueza, 77 sector salarial, 364-366
y costumbres, 294-295 Engels, Friedrich, 24, 25, 30, 79, 351, 403, 421

y furia, 295-296 Enmienda décimoquinta, 281


y patologfa, 304 Entrevista, 70, 73, 177, 327, 429, 430, 449, 473, 489, 498, 499, 505, 511

y recursos materiales, 294 Equilibrio, 307-309


Donovan, Frances R. 20 ,
como alternativa a la dominaci6n, 291

Douglass, Frederick, 270-271, 280, 288, 308 Era de la Mujer Negra, 267

DuBois, W E. B., 22, 27, 31, 32, 278, 280, 300 Esclavos, dominaci6n de, 74-77

582 583
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge indice analitico

Escuela de Sociologfa de las Mujeres de Chicago, 19, 127, 399-480 er6tico, 353

antecedentes biogråficos, 401-419 negro, 534


teorfa social general de, 420-437 primera-ola, 14

y el canon de la sociologfa, 438, 441


proactivo, 354
y la tradici6n de la sociologfa feminista, 440-443
segunda-ola, 44
Estrategias de recogida de datos, 428, 432, 441
Ferree, 49
Ética,
Festinger, Leon, 222
en oposici6n a la dominaci6n, 74
Fish, Virginia Kemp, 401, 406
femenina, 298-299
Fitzpatrick, Ellen, 19, 42, 128, 401, 405, 406, 413, 415-416, 420
protestante, 345-357
Fonow, Mary Margaret, 44, 48
social, 136, 150-153
Forster, E. M., 139
Evoluci6n bi016gica, 63
Forster, William Edward, 62
Evoluci6n, 45

Examinaci6n cruzada, 283-287 Fortune, Thomas, 270

Experiencia er6tica, 360 Frankfurter, Felix, 418

Exposici6n Mundial Colombina, discriminatoria, 26, 271, 277, 282, 289 Free Speech, 269-270

exclusi6n de los afroamericanos, 271 Frente a coerci6n, 69

logros de la, 271 Freud, Sigmund, 190, 224, 404

Expresi6n, cultura de la, 362 From Slavery to the Sorbonne and Beyond: The Life and Writing ofAnna
Julia Cooper, 273
Faderman, Lillian, 129
Funcionalismo, 13, 78, 150, 203, 218-220, 300, 440
Fe, 284
Furia y dominaci6n, 296
Federaci6n de las Organizaciones de Mujeres Alemanas, 347-351
Furner, Mary, 39, 40, 43
Feminismo, 5, 8, 9, 13, 14, 200, 202, 344, 367, 848, 509, 524, 532

alemån, 350 Gabel, Leona C., 273, 278

cultural, 352 Garrison, William Lloyd, 59

584 585
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge fndice analitico

Gates, Henry Louis, 267, 536 sobre la dominaci6n, 225-226

General Federation of Women's Club (GFWC), 408, 437, 442, 470-471 sobre la familia, 192-193

Género, sobre la relaci6n social humana, 202


en la divisi6n del trabajo, 356, 361-362 sobre las relaciones sexo-econ6micas, 207-210

politica de, 33-39 teorfa social general de, 200-202


socializaci6n de, 355-356 voz te6rica de, 203
uso de las mujeres fundadoras del, 534 y el canon de la sociologfa, 118-227
Gibbs, Wells-Barnett, Ida B., 275 y el funcionalismo, 203-204
Giddings, Paula,202, 265, 267, 280-283, 300, y el género como estructura de estratificaci6n, 206-208
Gilligan, Carol, 535 y el patriarcado capitalista, 225-226
Gilman, Charlotte Perkins, 4, 8, 19, 23, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 45, y la heterosexualidad obligatoria, 223
46, 47, 121, 187-263, 266, 300, 303, 346, 359, 375, 371, 372, 383, 509,
y la indiferencia ante la diferencia, 227
523, 526, 534, 539, 540
y la sociologfa marxista del conflicto, 218
antecedentes biogråficos, 189-199
y la teorfa interpretativa, 218-220
exclusi6n del canon, 222-223
y la tradici6n de la sociologfa feminista, 227-230
extractos de,
Gilman, George Houghton, 197
Human work, 245-253
Gilman, Houghton, 189-191, 198, 200
The Man-Made World, or Our Androcentric Culture, 254-262
Goldman, Emma, 20
Women and Economics, 228-243
Gordon, Linda, 1, 121, 127-128, 202, 401, 414, 418
método para hacer sociologfa, 207
Green, Martin, 345, 352
puntos en comfin y diferencias, 120-227
Grimké, Charlotte Forten, 276, 279-280
sobre el cambio, 226-227
Grimké, Francis J., 276
sobre el deseo femenino, 190-191
Grunberg, Helene, 351
sobre la cultura androcéntrica, 202-214
Grupos pacifistas, 126
sobre la cultura, 193-194
Grupos por los derechos de las mujeres, 126

586 587
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge indice analitico

Guerra Civil como acontecimiento vital, 265-279 Hoecker-Drysdale, Susan, 1, 19, 22, 39, 53, 56, 57, 65

Guillermo, kåiser, II, 343 Hofstandter, Richard, 281

Gynaecocentric Theory, 200 Holbrooke, Agnes Sinclair, 432

Hollingworth, Lena Stetter, 20


Halbwachs, Maurice, 20
Holmes, Oliver Wendell, 134
Halliday, Terence, 40
Holt, Thomas, 267, 272
Hamilton, Alice, 128
Hosmer, James K., 281
Hamilton, Margaret, 127, 403
«Housing Conditions in Chicago, Ill: Back of the Yards» (Breckinridge y
Hanna, Gertrud, 351
Abbott), 472-477
Haraway, Donna, 48
How to Observe Morals and Manners (Martineau), 87-99
Harper, Frances Ellen Watkins, 280-282
Howell, William Dean, 277, 288, 334
Harris, Trudier, 267, 479
Hughes, Helen McGill, 44, 316
Hart, Schaffner, Marx, 156, 416
Hull, Charles, 125
Hartley, David, 63, 64
Hull-House, 4, 7, 8, 22, 26, 27, 30, 31, 34, 35, 121-132, 136-140, 148,
Hayworth, Fabius, 273 151, 154, 157, 159-162, 173, 177-183, 197, 401-420, 422-425, 432-433,

Heibrun, Carolyn, 121 448, 508

Henderson, Charles, 30, 134, 415 Human Work (Gilman), 245-253

Henderson, H. L., 45 Hutchinson, Louise Daniel, 273-275, 286

Hess (con Ferree), 49 Idealismo alemån, 358, 377

Heterosexualidad obligatoria, 223 Ideologfa, 13, 134, 19+4, 210, 179, 311, 364, 434
Hewes, Amy, 20 género, 349, 350, 360, 366, 404
Hill, Mary A., 189, 191, 194, 197 y dominaci6n, 301-302, 317
Hill, Michael R., 9, 39, 53 Iglesia episcopal metodista africana, 270-274

Historia y dominaci6n, 292 Iglesia episcopal, 224


Hitler, Adolf, 292, 341, 348 Igualdad econ6mica y toma de decisiones democråtica, 497-502

588 589
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Indice analitico

Igualdad racial, 63 Johnson, Miriam, 301


Ihrer, Emma, 351 Journal ofPolitical Economy, 408, 468

Illinois Consumers' League, 409 Jucharz, Marie, 351

Imaginaci6n, soci016gica, 79, 94 Judson, Henry Pratt, 415

Immigrants' Protective League (IPL), 439 Jurisprudencia, 198, 420, 423

Imparcialidad, 17, 68, 290 Justicia, 69, 268-273, 280-284, 289

Independencia econ6mica, 197, 200, 209, 224, 231, 232, 234, 354
Randal, Terry R., 345, 350-352, 362, 368, 544
359.378, 382
Karides, Marina, 42
Indiferencia ante la diferencia, 227
Käsler, Dirk, 22
Individualismo, 158, 221, 243, 244,
Keith, Bruce, 19, 222
Informe Brandeis, 437
Keller, Evelyn Fox, 36
Ingraham, Chrys, 538
Kelley, Florence, 4, 19, 23, 25, 26, 37, 30, 31, 34, 37, 43, 46, 125, 127,
International Committee of Women for Permanent Peace, 126, 131
128, 198, 346, 401, 403, 404, 409, 410, 411, 412, 413, 414, 416,
«lntroduction to "The Awakening of Women"» (Webb), 523-528 417, 418, 419, 420, 421, 422, 423, 424, 427, 428, 429, 430, 431, 433,

Invenci6n de formas de asociacionismo, 434 434, 435, 436, 437, 440, 536, 540

Investigaci6n social, 488 extractos de

Invincible Sons and Daughters of Commerce, 266 «Aims and Principles of the Consumers' League», 453-455

Invisibilidad, 21-22, 349 Some Ethical Gains through Legislation, 460-463

Kelley, William Darrah, 403


Jackson, Andrew, 59
Kelley-Gadol, Joan, 533
Jaffe, Else, 345-348, 353
Kellogg, Paul U., 31
James, Henry, 123, 190
Kellor, Daniel, 406
James, William, 6, 21, 44, 135
Keilor, Frances, 4, 20, 23, 30, 127, 401, 406-408, 410, 412, 432
Janowitz, Morris, 40
extracto de «Psychological and Environmental Study of Women
Johnson, Charles, 265 Criminals», 456-459

590 591
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge indice analitico

Kellor, Mary Sprague, 406 Lemert, Charles, 19, 21, 40, 273, 532, 536, 538

Kennelly, Ivy, 43 Lengermann, Patricia Madoo, 19, 36, 45

Kent, Raymond, 505-506 Lerner, Gerda, 282


Key, Ellen, 386 Leuchtenberg, William E., 199

Kingsbury, Susan, 20 Levine, Daniel, 22


Kirchen, Elizabeth, 362, 370 Levine, Donald, 20, 40, 43

Kleeck, Mary van, 20 Libertad de conciencia, 357-358, 376

Knapp, Adeline, 191, 196 Linchamientos, 29, 270, 272, 284-287, 289, 540

Knight, Louise Wilby, 127, 190 Lincoln, Abraham, 192

Kollontai, Alexandra, 20 Linn, James Weber, 121

Kraditor, Aileen, 281 Locke, John, 64

Kuhn, %omas, 439 Lombroso, Cesare, 414, 430

Kuklick, Henrika, 40 Lorde, Audre, 22

Love, John, 279


L'Ouverture, Toussaint, 60
Love, Lula, 279
Landsberg, Clara, 128
Luckmann, Thomas, 33, 151, 221
Lane, Ann J., 189, 191, 192, 193, 227
Luther, Martha, 191, 194
Lathrop, Julia, 4, 20, 30, 31, 127, 128, 401, 408, 409, 410, 413, 415
417, 423-425, 429, 430, 432, 437, 443, 540
MacLean, Annie Marion, 20, 30, 43, 46, 127, 401, 405, 406, 408, 410,
extracto de «The Cook County Charities», 444-447 414, 417, 418, 419, 425, 427, 429, 433, 443

Lathrop, William, 402 extracto de «Two Weeks in Department Stores», 448-452

Laurencina (Heyworth) Potter, 485 MacLean, Christina, 405

Lazarsfeld, Paul, 45 MacLean, John, 405


Lease, Mary, 130 Madge, John, 20
Lee, Spike, 536 Majors, Monroe, 277

Lehmann, Jennifer, 368, 534 Mao Tse-tung, 441

592 593
indice analitico
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Marginaci6n, 21 y el canon de la sociologfa, 77-81

patriarcal, 38 y la tradici6n de la sociologfa feminista, 82-86

Marilley, Suzanne M., 121 Martineau, James, 65

Marshall, Alfred, 36, 45, 489 Marx, Karl, 20, 22, 77, 79, 81, 83, 206, 209, 219, 221, 226, 351, 403,
420, 495, 516, 536
Martineau, Harriet, 19, 22, 32, 36, 38, 39, 46, 53-118, 150, 218, 300
301, 303, 371, 534, 536, 539 Marxismo, 420

antecedentes biogråficos, 53-62 Masaryk, Alice, 20

extractos de Matrimonio, 84-85, 356-361, 368

«Domestic Service», 115-118 Matriz de privilegio y opresi6n, 304

How to Observe Morals and Manners, 87-99 McCarthy, Doyle, 46, 538

Society in America, 99-114 McDonald, Lynne, 19


foco de atenci6n en, la Vida y el trabajo de las mujeres, 83-84 McDowell, Calvin, 269
influencia del unitarismo, 54-56
McKinley, William, 272
manifestaciones fundacionales sobre la naturaleza de la sociedad y Mead, George Herbert, 21, 29, 30, 134-135, 150, 151, 152, 219, 222,
las reglas del método soci016gico, 53
299, 534
metodologfa de, 70-74
Merriam, Charles E., 478
punto de vista de género, 82-84
Merton, Robert, 45
sobre el cambio social, 86-87
Métodos de investigaci6n feministas, 441
sobre la dominaci6n, 74-77
Michels, Robert, 346
sobre la moral y las costumbres, 65-67
Mies, Maria, 48, 157, 441
sobre la validez epistem016gica del conocimiento soci016gico, 68-70
Miller, Nancy, 122
sobre las diferencias entre las mujeres, 85
Mills, C. wright, 141
sobres las costumbres y la moral, 78-80
Mills, J. S., 57, 79
teorfa social general de, 62-77
Minh-ha, Trinh T., 536
valentfa de la convicci6n, 59
Minnich, Elizabeth K., 36, 43
y Durkheim, 81-82

594 595
indice analitico
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Movimiento er6tico, 352


Misra, Joya, 43

Mitchell, S. weir, 195


Movimiento evangelista social, 132, 135

Movimiento por los derechos civiles, 44


Mitzman, Arthur, 343, 345

Moral Movimiento progresista liberal, 44

Muerte, experiencia universal de la, 72


objetivaciones representativas de la, 70-73
Muggeridge, Kitty, 483, 491
relaci6n entre costumbres y, 66-67, 78-80
Mujer blanca, ceguera ante las såplicas de las mujeres negras pobres, 305-307
y dominaci6n, 74, 75-76

Morgan, J. Graham, 42, 43 Mujeres

ceguera de las blancas, ante las ståplicas de las mujeres negras pobres,
Morrison, Toni, 536
305-307
Moss, Thomas, 269, 273, 286
como soci610gas, 21-31
Motivaci6n, 417-418
condici6n politica de, 82-83
Movilizaci6n por el sufragio, 508
confianza de las, 127-129
Movilizaci6n, 434
congreso de, 127-129
Movimiento abolicionista, 86
diferencias entre (among, en el original), 85, 364-366
Movimiento anti-Guerra de Vietnam, 44
diferencias entre (between, en el original), 305-307
Movimiento cooperativo, 454-455, 489, 490, 501, 503, 509
dominaci6n de las, 74, 209-210
Movimiento de las Ciencias Sociales, 129-130
en la historia de la sociologfa y de la teoria social, 19-49
Movimiento de las tiendas cooperativas, 503, 518, 520
igualdad de las, 63
Movimiento de los centros sociales,

importancia de, 441-443


afroamericanos, 31
logro de la autoridad, como problema de, 32-46
La Hull-House en el, 22, 30, 124-130, 401, 407, 408, 443
sufragio de las, 133
Movimiento de los clubs de mujeres, 201-202

Movimiento de los derechos civiles de los afroamericanos, 44 trabajo de, 83-84

Muller contra Oregon, 437


Movimiento de reforma social, 129-130
Muncy, Robyn, 121, 127, 401, 402, 416, 417, 418, 438, 443
Movimiento del centro social afroamericano, 31

597
596
Indice analitico
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

Murphy-Geiss, Gail, 135 Nord, Deborah Epstein, 483, 487, 492

North Carolina Teachers' Association, 276


Murray, Gilbert, 178

National Afro-American Council, 266 Oakes, Guy, 363, 368

National American Woman Suffrage Association (NAWSA), 126, 409, 442 Oberlin College, 275-276

National Association for the Advancement of Colored People (NAACP), Oberschall, Anthony, 42

29, 31, 127, 266, 272, 409 Objetividad, cientffica, 284-285

National Association of Colored Men, 266 Observaci6n

National Association of Colored Women's Clubs, 266 participante, 429

National Child Labor Committee, 126, 409, 416 personal, 489, 498

National Conference of Social Work, 409 Observaci6n participante, 429

National Congress of Charities and Corrections, 126, 409, 439 Observaci6n personal, 489, 498

National Consumers' League, 30, 127 Ogburn, William, 45

National Federation of Afro-American Women, 277 Olsen, Tillie, 36, 533

National Federation of Colored Women's Clubs, 31 Olson, Harry, 478

Opini6n påblica, sumisi6n a la, 76


National Federation of Settlements, 409

National Women's Trade Union League, 127 Opresi6n

matriz de privilegio y, 304


Necesarianismo, 63
punto de vista de la, 284-288
Negro Business League, 266
Otley, 99
Negro Fellowship League, 272
Otredad, pråctica ide016gica de usar la diferencia para crear, 291-293
Negro Press Association, 271
Otto, Rose, 385
New England Quarterly, 408
Owen, Robert, 503, 509, 516, 519, 523
New York City Age, 270

Niebrugge-Brantley, Jill, 19, 36 Palmer, Alice Freeman, 404

Nightingale, Florence, 20 Pareto, Vilfredo, 45, 150

598 599
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Indice analitico

Park, Robert E., 21, 29, 40, 45, 150, 219, 439 Pragmatismo filos6fico, 132

Parsons, Elsie Clews, 20 Pragmatismo, filos6fico, 132

Parsons, Talcott, 45, 132, 220, 300, 439, 535 Priestley, Joseph, 63

Patriarcado capitalista, 223, 225, 352, 381 Primera-ola feminista, 14

Patriarcado, 38-39 Privado, critica de 10 påblico frente a 10, 434-435

capitalista, 223-225 Privilegio, matriz de opresi6n y, 304

y marginaci6n, 225 «Problems of Municipal Administration» (Addams), 174-177

y matrimonio, 351, 354-356, 357-359 Proceedings of the National Conference of Charities and Corrections, 408

Patterson, Mary Jane, 275 Progresismo, 129, 201, 420

Progreso, 62-63, 86
Penn, J. Garland, 271
«Psychological and Environmental Study of Women Criminals» (Kellor),
Penn, Quaker W, 376

Pensamiento psicoanalftico freudiano, 199, 353


Påblico, critica de 10 privado frente a 10, 434-435
People's Grocery Company, 269
Pullman, George, 146
Personal Recollections of the Grimké Family and the Life and Writings of
Punto de vista de la opresi6n, 284-288
Charlotte Forten Grimké, 279
Punto de vista, de género, 82-83, 154
Personificaci6n, 141-142
Puntos de vista, mfiltiples, 139-140, 156
Perversi6n de la sociabilidad, 210

Pichanick, Valerie Kossew, 53, 62 Qué significaci6n, (entonces, e•qué test?), 540

Platt, Jennifer, 20
Rauschenbusch, Walter, 135
Pobreza, debate sobre, 86, 493 Reciprocidad del reconocimiento, 156-157

Politica de género, 33, 36-38 Recursos materiales y dominaci6n, 294


Politica del conocimiento, 39-45 Reflections on Women and Women's Issues (Weber), 372-397

Potter, Richard, 485, 487 Reforma a través del gobierno, 436-437

Potter, Sarah Adeline, 402 Reforma progresista, 22

600 601
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Indice analitico

Regulaci6n estatal inteligente, 504 Schutz, Alfred, 33, 151

Reinharz, Shulamit, 19, 20, 48, 157, 441 Scott, Joan Firor, 121, 128, 202, 419, 421

Relaciones sexo-econ6micas, 208-213 Segunda-ola feminista, 44

Relaciones sociales, aspectos de las, 202-206 Servicio doméstico, dominaci6n en el, 85

Relato soci016gico, 139 Sexualidad, 360-361

Richard, Ellen H., 404 Shaw, Anna, 277, 281, 322

Richards, Dell, 128 Shaw, George Bernard, 197, 496

Richards, I. A., 38 Significaci6n, pérdida de, 353

Rickert, Heinrich, Jr., 344 Silva, Edward T., 40

Riqueza, båsqueda de la, 75-77, 86 Simmel, Georg, 21, 150, 219, 299, 346, 349, 353, 356, 367, 370, 372, 389

Robinson, Virginia, 127 Simmel, Gertrud, 20, 29, 37, 45, 151, 153, 222, 346, 363, 368, 372

Roby, Pamela, 49 Simon de Cyrene, 275

Rollins, Judith, 22
Situaci6n entre manos

Roosevelt, Franklin, 44 anålisis de la, como narrativa de los måltiples puntos de vista, 139-

140, 156
Roosevelt, Theodore, 37, 130
e interacci6n entre la diferencia y el poder, 289-290
Rosenberg, Rosalind, 19, 40, 128, 401, 404, 408
Situaci6n por descubrir, 138
Rosenberg-Smith, Carroll, 129
Sklar, Kathryn Kish, 20, 37, 42, 193, 402, 408, 421, 439
Ross, E. A., 29, 39, 40-42
Skocpol, Theda, 202
Roth, Guther, 339, 343, 348
Slaughter, Sheila A., 40
Saint-Simon, Henri, 64 Slavery and the French Revolutionists, 279
Saunders, 99 Small, Albion, 29, 30, 40, 45, 134, 415

Scharnhorst, Gary, 189 Smith, Adam, 64

Schnitge, Anna, 340 Smith Dorothy, 19, 21, 32, 38, 43, 81, 123, 129, 152, 531, 532, 538
,

Schnitger, Eduard, 340 Smith, Henry, 287, 307, 314-315

602 603
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge indice analitico

Smith, Mark C., 39, 43


Soci610gos,

Smith, Mary Rozet, 128 como educadores påblicos, 87


Sociabilidad estética, 143 rol social de, 39
Sociabilidad, deseo de, 143-144 trabajo de, 136-139

Sociabilidad, perversi6n de la, 210-212 Sombart, Werner, 346

Socialismo fabiano, 484, 490, 492, 495-496 Some Ethical Gains through Legislation (Kelley), 460-463
Society in America (Martineau), 99-114 Southern Horrors, 269, 270

Sociologfa Spencer, Anna Garlin, 20, 127

académica, 38-45 Spencer, Herbert, 21, 30, 45, 77-78, 80, 83, 134, 200, 219, 284, 485, 493, 501

aplicada, 150-151 St. Augustine Normal School and Collegiate Institute, 274, 275

definici6n de, 41 Stacey, Judith, 538


dolor humano que se produce socialmente, 428-433 Stanley, Hannah, 273

empfrica, 494-495, 505-506 Stanton, Elizabeth Cady, 197

extramuros, 536 Starr, Ellen Gates, 124-125, 128, 403, 416

feminista negra, 265-335 Stetson, Charles Walter, 193-195, 196, 200

interpretativa, 301-302 Stetson, Katharine, 191, 196

métodos de la, 428-433 Stevens, Alzina P., 414


mujeres en la historia de la, 19-49 Stinchcombe, Arthur, 43, 538

Sociologfa feminista, 10, 48, 70, 82-85, 126, 151, 154, Stowe, Harriet Beecher, 192

crftica, 533 Stuart, Henry, 269


puntos en comån de la, 304 Subordinaci6n forzada, 358

tradici6n de la, 370-371 Sufragio para las mujeres, 133

Sociologfa feminista negra, Sufrimiento,

contribuci6n distintiva de la, 303-306 causas estructurales del, 426-427

fundamentos de la, 263-336 colectivo, 424

604 605
indice analitico
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge

individual, 424-425 Cook County Charities» (Lathrop), 424-425, 444-447

problemåtica critica del ser humano, 203-204 The Co-operative Movement in Great Britain (Webb), 515-523

Survey, 408 «The Dock Life of East London» (Webb), 497, 510-515

The Education of Women (Talbot), 467-472


Sydie, Rosalind, 534
The Long Road of Women's Memory (Addams), 177-185
Taft, Jessie, 20, 127
The Man-Made World, or Our Androcentric Culture (Gilman), 254-257
Taine, Hippolyte, 287
7he Reason Why the Colored American Is Not in the World} Columbian Ex-
Talbot, Emily, 404, 422, 430 position (1893), 271
Talbot, Israel Tisdale, 404 «The Settlement as a Factor in the Labor Movement» (Addams), 159-166

Talbot, Marion, 20, 30, 46, 127, 128, 401, 404, 405, 408, The voice of Anna Julia Cooper, 273
422, 429, 430, 539 Thomas, W. 1., 29, 42, 45, 134, 151

extractos de 7he Education of the Women, 467-471 Tiompson, Maurice, 296


Tareas del hogar, 277, 360, 361 Thompson, William Hale, 478
Taylor, Graham, 415 Ilorne, Barrie, 538

Teorfa analftica del conflicto, 505-507 Tijssen, Lietake van Vucht, 339, 352

Teorfa del conflicto, 283 Tipificaci6n, 33

marxista, 78, 301 Tocqueville, Alexis de, 78

no-marxista, 29, 283 Toma de decisiones democråtica, 497, 502

Teorfa social evolutiva, 200 Townes, Emilie, 267, 272

Teorfa social, 20 Toynbee Hall, 124

Teorfa, 20 Trabajo doméstico, 30, 138, 155, 205, 209, 223, 226, 232, 360, 371,
372, 377, 381-289, 464
abstracta frente a fundamentada, 78-79, 83
Trabajo inductivo, 499
Teorfas de las mujeres, significaci6n de las, 531-540
Truth, Sojourner, 280
Terrell, Mary Church, 280, 283
Tubman, Harriet, 277, 280
Chicago Employment Agency and the Immigrant Worker» (Abbott),
463-466 Turner, Stephen P., 45

606 607
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge indice analitico

Twist, Oliver, 274 Dock Life of East London», 510-515

«TWo Weeks in Department Stores» (MacLean), 448-452 The Co-operative Movement in Great Britain, 515-523

teorfa social general, 492-504


Unitarismo, 63
y el canon de la sociologfa, 505-507
Universidad de Chicago, 401, 405, 415-416
y la tradici6n de la sociologfa feminista, 508-510
School of Social Service Administration, 30
Webb, Robert K., 53
Universidad de Wilberforce, 276
Webb, Sidney, 197, 407, 422, 483, 484, 487, 490, 491, 495, 504
Universidad Frelinghuysen, 279
Weber, Alfred, 346
Universidad Lincoln, 297
Weber, Helene, 342, 344, 347, 350
Vagones de ferrocarriles segregados, 269-270
Weber, Karl, 340, 341, 346
Validez epistem016gica del conocimiento soci016gico, 68
Weber, Marianne, 19, 29, 32, 37, 45, 47, 153, 300, 303, 339-397, 535, 539
Vance, Myrtle, 314
antecedentes biogråficos, 339-349
Veblen, Thorstein, 42
Reflections on Women and Women's Issues, 372-397

wade, Louise C., 402, 416 teorfa social general, 349-366

Wald, Lillian, 20, 37, 416-417 y el canon de la sociologfa, 367-370

ward, Lester, 29, 197, 200, 220 y la tradici6n de la sociologfa feminista, 370-371

Washington Colored High School, 276 Weber, Max, 21, 22, 29, 45, 150, 152, 219, 221, 300, 339, 340, 341,
343, 347, 348, 349, 353, 354, 356, 367, 368, 370, 372, 535, 540
Washington, Booker T., 272, 278, 280
Wells, Elizabeth Warrenton, 267
Washington, Mary Helen, 32, 273

Webb, Beatrice Potter, 19, 30, 36, 45, 46, 47, 55, 59, 197, 300,
wells, Jim, 267
407
422, 439, 483-528, 539 Wells-Barnett, Ida B., 19, 29, 31, 32, 45, 46, 75, 534, 539, 540

antecedentes biogråficos, 483-492 antecedentes biogråficos, 265-273

extractos de diferencias entre Anna Julia Cooper y, 305-307

«lntroduction to the "Awakening of Women"», 523-528 extractos de A Red Record, 307-320

608 609
Patricia M. Lengermann y Gillian Niebrugge Indice analitico

sobre el funcionalismo, 300-301 Yates, Gayle Graham, 53

sobre la teorfa marxista del conflicto, 301 Yeats, William Butler, 39

sociologfa feminista, y la tradici6n de, 302-305


Zetkin, Clara, 351
teorfa social general, 280-299
Zeublin, Charles, 134
y el canon de la sociologfa, 299-300
Zietz, Luise, 351
»«elter, Barbara, 48, 193
Zohn, Harry, 339
West, Mary Mills, 438

Westcott, Mary Fitch, 192

Willard, Frances, 305, 404

Williams, Fannie Barrier, 277, 280, 282

Wilner, Patricia, 40, 45, 537

Wilson, Woodrow, 272, 295

Wirth, Louis, 41, 42

Wischnewetzky, Lazare, 403

Wollstonecraft, Mary, 63

Woman's Era, 266

Woman's Peace Party, 131

Women and Economics (Gilman), 228-244

Women's Christian Temperance Union (WCTU), 305

Women's International League for Peace and Freedom, 132

Women's Peace Party, 127

Women's Trade Union League, 442

Woolley, Celia Parker, 406

Wright, Caroll, 421-422

610 611

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