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ATENCION PSICOLOGICA
EXTRAHOSPITALARIA DE LAS

CRISIS DE ANGUSTIA (PANIC ATTACK)

Autor : Muñoz, F.A.


Correspondencia : famp@correo.cop.es
Publicado en la Revista Anales de Psiquiatría, 1998, 7 : 311-313.
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RESUMEN .-

El artículo muestra la clasificación, valoración y manejo del paciente que


presenta que presenta una crisis de angustia (panic attack) extrahospitalaria. Además
pone de relieve la falta de estudios más amplios sobre este caso.

The article shows the patient classification, valuation and handling who has a out
of hospistal, panic attack. Further the absence of larger studies sobut this event is
pointed out.

PALABRAS CLAVE.-

Urgencia psicológica, angustia, extrahospitalaria, crisis.

Phychological urgency, panic, out of hospital, crisis.

INTRODUCCION.-
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El manejo de las urgencias psicológico - psiquíatricas extrahospitalarias, ha sido


estudiado en menor medida en España que en otros países ( Dubin y col., 1981) ; igual
correlación existe con las intrahospitalarias, lo cual dificulta la existencia de bibliografía
específica sobre la atención en estas situaciones.

Una de las áreas que generan un mayor número de consultas, tanto en servicios
de urgencia extra e intrahospitalarios como en consultas de psicología y psiquiatría son
las crisis de angustia; en las que se parte de la premisa de urgencia y en el que como tal
“ la población no sabe qué hacer “ ( Poveda, 1985).

Denominamos Crisis de Angustia (A.P.A.,1995) a “ la aparición temporal y


aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro o más de los siguiente
síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros
10 minutos :
1. Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca. 2.
Sudoración. 3. Temblores o sacudidas. 4. Sensación de ahogo o falta de aliento. 5.
Sensación de atragantarse. 6. Opresión o malestar torácico. 7. Náuseas o molestias
abdominales. 8. Inestabilidad, mareo o desmayo. 9. Desrealización ( sensación de
irrealidad) o despersonalización ( estar separado de uno mismo). 10. Miedo a perder
el control. 11. Miedo a morir. 12. Parestesias ( sensación de entumecimiento u
hormigueo). 13. Escalofríos o sofocaciones”.

Esta clínica, puede dar lugar a la confusión con otra serie de cuadros de base y/o
tratamiento orgánico, y que tienen por tal motivo una menor sustentación en patología
psicológica .

Según la clasificación del DSM- IV (A.P.A., 1995), en los trastornos de


ansiedad podríamos diferenciar entre : Trastorno de angustia con/ sin agorafobia,
agorafobia sin historia de trastorno de angustia, fobias específicas, sociales, trastorno
obsesivo compulsivo, trastorno por estrés postraumático / agudo, trastorno de ansiedad
generalizada y trastorno de ansiedad no especificado , cuya causa y tratamiento debe ser
psicológico - psiquíatrico, aunque siempre se debe realizar un diagnóstico diferencial
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con otros cuadros y trastornos, que pueden ocasionar la presencia de crisis de angustia
como el trastorno de ansiedad inducido por sustancias, y el trastorno de ansiedad debido
a enfermedad médica.

Dentro de estos dos últimos grupos han sido señalados ( Freire, 1993), una serie
de cuadros que pueden generar crisis de angustia :

1. Causas orgánicas : Enfermedades cardiorespiratorias, trastornos endocrino -


metabólicos ( Hipertiroidismo, Hipoglucemia, Tetania, Feocromocitoma, Porfiria
intermitente aguda), trastornos neurológicos ( Epilepsia, Vértigo de Ménière, ACV),
síndromes de abstinencia.
2. Abuso de sustancias
3. Otros trastornos psiquíatricos : Depresión, Esquizofrenia, Síndromes Orgánicos
Cerebrales,...).

VALORACION PSICOLOGICA DE LA CRISIS DE ANGUSTIA

Se debe sospechar que la etiología de la crisis es psicológica cuando en el


paciente el examen médico sea normal, haya padecido / padezca un trastorno o episodio
psicológico clínicamente significativo, o existan circunstancias socio - ambientales que
así nos lo puedan indicar.

Ante lo señalado una vez que se ha descartado que la etiología de la crisis de


angustia sea médica, se debe de realizar una valoración psicológica buscando :

• Si existe “ normalidad “ en la presencia del cuadro ( duelo, ruina afectiva,


personal, social, laboral, etc.).

• Qué antecedentes psicológicos tenía / tiene el paciente, haciendo especial


hincapié tanto en la forma, tipo y tratamiento del trastorno que refiera.

• Cuál ha sido el estresor o situación, que ha desencadenado la crisis de


angustia que presenta.
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• Existencia de otra psicopatología concomitante a la que tuviera (


especialmente trastornos somatoformes, factícios o de conversión), o
búsqueda y consecución de incentivos externos per se .

Todos estos puntos, nos permitirán la realización de un diagnóstico más aproximado


del tipo de trastorno psicológico que presenta ( si lo hubiera), y el tipo y forma de
tratamiento que requiere.
Existen diversas teorías sobre la patogenia de la angustia ( Hudson ,1987).

MANEJO

La realización de una intervención en crisis es muy complicada, habiéndose


publicado estudios sobre la misma, abordándola desde diferentes perspectivas ( Rosen,
1978, Slaikeu, 1989, From-Rechmam, 1977), pudiendo concluir que las pautas
generalizables son escasas, debiendo adaptase elásticamente la conducta del profesional
de salud mental, a la intervención.

Dado que el presente artículo trata de la atención al paciente extrahospitalario


que presenta una crisis de angustia, las primeras medidas que se deben de adoptar antes
de llegar al lugar de los hechos, si estuviéramos en un Servicio Integral de Urgencia
Extrahospitalaria (Muñoz, 1998) o de recibir al paciente, en consulta, es el recabar toda
la información posible sobre que le ocurre, dónde, quién y por qué solicita ayuda, etc.

Antes de tener contacto con el paciente, adoptaremos las medidas de seguridad


que consideremos necesarias, en función de la información previamente recibida.

Salvo que el paciente sea conocido, siempre deberemos de identificarnos


profesionalmente indicándole que es lo que vamos a ir realizando con él, elaborando
una exploración rigurosa (nivel de conciencia y contacto con la realidad, actividad y
calidad de su conducta verbal y motora, valoración de la información que aporte tanto
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el paciente como la familia, así como su interacción, ambiente socio - laboral, consumo
de sustancias, etc, etc.).

La evaluación deberá de realizarse sin tiempo predeterminado, ya que el tratar de


evaluar rápidamente en crisis, puede provocar un agravamiento del cuadro, y dificultar
la intervención, tratar de inferir tranquilidad y seguridad al paciente ( ya que además
puede beneficiar, a controlar el cuadro), manteniendo una actitud de equilibrio ante los
comentarios y actitudes que muestre el paciente.

Durante el tiempo que realicemos la evaluación, deberemos prever que la


evolución del cuadro pueda empeorar, hacia cuadros como el de agitación psico -
motora, por lo que deberemos adoptar las medidas necesarias en cada situación.

Es recomendable cuando sea posible, informar al paciente de que es lo que le


ocurre, la causa del cuadro, manifestar cual debe de ser el tratamiento en el momento y
a corto plazo, y evitar siempre la realización de comentarios reduccionistas y
minusvaloradores , de su situación ( “ está Vd. bien, esto no es nada “...).

Si la evolución del cuadro es indeseable, o existe patología psicológica grave,


que hiciera que el paciente presentara un riesgo heteroagresivo alto, será necesaria la
contención física del mismo, debiendo explicársele el motivo de la toma de esa decisión
terapéutica.

La solicitud de intervención policial, sólo es aconsejable cuando la situación de


heteroagresvidad mencionada, tenga la impresión de ser incontrolable por otras formas,
que no sean la sujeción física.

En el caso de que al paciente sea necesario ingresarle en un centro hospitalario,


utilizando el artículo 211 del Código Civil, es recomendable que previamente al
traslado, el médico de urgencias valore la administración de un ansiolítico vía I.V ó
I.M., para evitar sufrimientos y complicaciones en ese traslado, debiendo tener
presentes siempre las peculiaridades que este tipo de intervenciones suponen, y su
ajuste a la responsabilidad profesional conforme a Ley (Carrasco, 1989).
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Hay que destacar que, en el caso de que al paciente no se le ingrese


hospitalariamente, la medicación sólo va a suponer en un amplio número de casos un
tratamiento sintomático, pero que no es definitivo sin la presencia de un tratamiento
psicológico concomitante.

Siempre se debería realizar y dar al paciente un informe los más completo y


detallado posible.

CASO CLINICO

Mujer de 23 años de edad, diagnosticada previamente según criterios DSM-IV


de :
Trastorno depresivo mayor, episodio único, moderado ( 296.21).
Trastorno de angustia con agorafobia ( 300.21).

En tratamiento desde hacía 15 días con Psiquiatra, habiendo pautado Paroxetina 20 mg,
1-0-0, y Bromacepan 1.5 mg, 1-1-1, y en tratamiento durante el mismo tiempo con
Psicólogo, en terapia individual semanal de índole cognitivo - conductual.
Presenta en su domicilio, cuadro de opresión precordial, taquicardia, miedo a perder el
control, temblores, miedo a morir y sudoración generalizada. Por tal motivo y de motu
propio llama al servicio de urgencias de su zona, que desplaza un médico al domicilio,
diagnosticando el cuadro de Crisis de angustia. Pauta el médico tratamiento de
Diacepam 10 mg I.M., siendo rechazada su administración por la paciente.

Al persistir el cuadro solicita telefónicamente atención urgente de Psicólogo.

Vía telefónica se demanda a la paciente información, orientada a la visión globalizadora


del cuadro (como se ha descrito con anterioridad) ; obteniéndose, aún con las
restricciones que supone la comunicación telefónica, entre otros los datos de :
diagnósticos previos, ausencia valorable de auto - heteroagresividad, presencia en el
domicilio de su marido e hijo, inexistencia conocida de desencadenante de la crisis,
ausencia de consumo de tóxicos.
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Se desplaza al domicilio Psicólogo realizando técnicas de intervención en crisis


(Slakieu, 1989), entre ellas técnica de relajación muscular progresiva (Jacobson, 1929),
y técnicas de reestructuración cognitiva ( Mahoney y col., 1978).

Tras la aplicación de las técnicas descritas y de los procedimientos señalados, la


paciente muestra un descenso considerable de los niveles de angustia, que permiten una
remisión clínicamente significativa del cuadro, por lo que se deja a la paciente en
domicilio, con informe detallado, pendiente de evolución, aconsejando a su marido
sobre su actitud hasta la evaluación de su equipo de tratamiento, recomendando la visita
urgente a este, para reajuste de tratamiento si procediera.

BIBLIOGRAFIA .-

American Psychiatric Association, DSM- IV. Masson, Barcelona, 1995.

Carrasco, J.J. Responsabilidad médica y psiquiatría. Colex, Madrid, 1989.

Dubin, W.R. Rhodes, L.A. Emergency psichiatry for the house officer. MTP Press
Limited, Lancaster, 1981.

Freire, I. El paciente con trastorno de ansiedad. En Urgencias en Psiquiatría Edos,


Barcelona, 1993.

From -Reichman, F. Psicoterapia de emergencia. Horme, Buenos Aires, 1977.

Grivois, H. Urgencias Psiquíatricas. Masson. Barcelona, 1985.

Hudson, J.I. Crisis o ataques de ansiedad y angustia. En Manual de Urgencias


Psiquíatricas, Ed : Hyman., S.E. Salvat, Barcelona, 1987.

Jacobson, E. Progresive Relaxation. Chicago. Press, University of Chicago. 1929.


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Mahoney, M.J. Arnkoff, D. Cognitive and self-control therapies. En : S.L. Garfield,


A.E. Bergin (Eds.), Handbook of Psychotherapy and Behavior Change : An Empirical
Analysis. Wiley, New York , 1978.

Muñoz, F.A. Psicólogo en Urgencias : Expectativas e Integración. Emergencias,1 : 53-


54, 1988.

Poveda de Agustín, J.M. La intervención en crisis en la práctica de la psicología


comunitaria. Rev. Asoc. Esp. Neuropsiquiatría , 5 (14) : 342-348, 1985.

Rosen, J.N. Tratamiento de la psicosis sin medicamentos. Biblioteca Nueva, Madrid,


1978.

Slakieu, A. Intervención en crisis : Manual para la práctica e investigación. Manual


moderno, México, 1989.

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