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Universidad de Jaén

Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

Grado de Historia del Arte

“Climatología y pintura parietal”

Autor:
Jose Quiles Álvarez

Docente:
José Luis Cancer Pomar
Índice:
1. El clima y la historia humana
2. Clima y Paleolítico
3. Clima y Mesolítico
4. Clima y Neolítico
5. Conclusión
1. El clima y la historia humana
En los tradicionales estudios de la Historia, se ha investigado y hablado sobre diversos temas
como los ascensos al poder de reyes, conflictos bélicos entre países y multitud de cosas más.
Poco a poco, fueron apareciendo nuevas formas para estos estudios, enfocándose en hechos
históricos vistos desde una perspectiva de género o desde cómo influyó la filosofía vigente en
dichos sucesos. Sin embargo, hasta hace relativamente poco un gran olvidado no ha sido dado
el papel protagonista que merece, más concretamente, hablamos del clima.
La importancia de la climatología en la Historia es esencial para poder comprenderla. En
mayor o menor escala, el clima ha estado presente y está en la gran mayoría de los sucesos.
Ha sido protagonista en importantes acontecimientos históricos como la derrota de Napoleón
I o del mismo Hitler, ambos superados por el clima extremo del territorio ruso en sus
respectivas conquistas. Sin tener en cuenta la climatología, tampoco podríamos ser capaces
de explicar los cambios en las formas de vida de nuestros antepasados prehistóricos, cuyo
desarrollo como especie se debe, en gran parte, a las condiciones climáticas.
En lo personal, ante la propuesta de realizar una tarea de investigación basada en la relación
entre la historia o el arte con la geografía y sus relacionados, el abanico de posibilidades para
elegir me parecía tan amplio que fue difícil ceñirse a un sólo tema en concreto. Finalmente,
impulsado por mi gusto hacia el arte y las sociedades prehistóricas, decidí que sería buena
idea investigar acerca de la relación entre el arte rupestre y el clima. Es sabido por todos que
el clima fue un factor a tener muy en cuenta por los habitantes prehistóricos de nuestro
planeta. No obstante, es más bien desconocido el hecho de que el mismo clima fue una
influencia importante para la realización de las famosas pinturas rupestres. Por lo tanto, me
pareció que sería interesante profundizar sobre ello para así poder abrir una nueva perspectiva
acerca de la climatología y el arte parietal.
Tener al clima como compañero en el estudio de la historia humana desde los tiempos más
remotos proporciona una gran fuente de información para comprenderla desde otros puntos
de vista. Ésto hace posible tratar temas como del que se va a hablar en este trabajo: ¿Qué
relación tuvieron el clima y la pintura parietal? o ¿cómo influyó en los cambios del arte
prehistórico?
Nuestros antecesores, desde el primero al último, se vieron obligados a adaptarse a períodos
de escasez de alimento, de saturación demográfica, a territorios helados, etc. Debido a todas
estas causas y más, los conocidos homininos, como el Homo Habilis (hasta ahora, el primero
en salir de África), tuvieron que migrar hacia otros territorios en busca de unas mejores
condiciones, afectando estas adaptaciones al proceso evolutivo favorablemente. Por lo tanto,
podemos afirmar, sin ninguna duda, que el clima ha sido un factor clave en la evolución de
nuestra especie.
El medio ambiental desde el 10.000 a.e. hacia millones de años atrás, se tornaba más bien
frío, aunque con breves mejoras en los conocidos períodos interglaciares. De estos períodos
glaciares, vamos a centrarnos en la última gran glaciación. Ésta se extiende desde unos
115.000 años atrás hasta hace unos 11.700 años, alcanzando su máxima expresión entre hace
26.000 y 19.000 años. Fue entonces cuando el hielo alcanzó mayor volumen, cubriendo gran
parte de Norteamérica, de Europa, etc. Ésto provocó la migración de las especies a regiones
más cálidas, como el sur de Francia y la Península Ibérica, lugar donde se concentra una gran
cantidad de pinturas rupestres. Las temperaturas globales medias eran de unos 4-6ºC, dejando
un paisaje desolador: grandes extensiones de nieve y tundra en latitudes medias, grandes
desiertos debido a la sequedad en áreas subtropicales o retroceso de las selvas y la línea de
costa. Estos ciclos glaciales e interglaciales son debidos a los cambios de la órbita terrestre.
Ésto fue propuesto por el astrofísico serbio Milankovitch, el cual pone nombre a estas
variaciones: “ciclos de Milankovitch”. Estos ciclos se han relacionado con el avance y
retroceso de los glaciares.
Pese a todas estas extensas cronologías, vamos a centrarnos desde el Paleolítico Superior en
adelante, especialmente en el período Neolítico.

2. Clima y Paleolítico
Nos ubicamos en torno hace 40.000 años. Este período se caracteriza por encontrarse dentro
del Pleistoceno superior y en la última gran glaciación (Würm III). El Homo Sapiens,
afectado directo de este período climático, fue capaz de adaptarse y sobrevivir a las
glaciaciones. Éstas, concedieron una serie de ventajas y desventajas a la especie. Por un lado,
algunas regiones como Gran Bretaña se volvieron totalmente inhabitables, obligando al
humano a tener que replegarse hacia otras zonas. No obstante, fueron capaces de obtener
recursos en áreas donde el frío había modificado la fauna vegetal y animal. La tundra se
extendió hacia el sur. Los inviernos debieron ser extremadamente duros, con grandes nevadas
que obstaculizaron el desplazamiento humano. Sin embargo, la formación de grandes
glaciares redujo considerablemente el nivel del mar, a cifras de unos 100 metros por debajo
en todo el mundo en el auge de la glaciación. Ésto provocó zonas marítimas totalmente
accesibles al paso humano. Por ejemplo, uniendo la Europa continental a las Islas Británicas.
Por otro lado, las estepas y tundras que se extendieron por Europa, ofrecían unas condiciones
de vida perfectas para la vida adaptada al frío, formándose grandes manadas de renos,
caballos, bisontes… Ésto sería aprovechado por las comunidades humanas, realizando sus
asentamientos en los lugares de trashumancia de estas especies para poder interceptarlas.
Todo ésto afecta directamente a lo mencionado anteriormente, grupos humanos asentándose,
especialmente, en las zonas del suroeste francés y la Península Ibérica. Pese a este hecho,
cabe recalcar que estas regiones no fueron las únicas habitadas, sino que los Sapiens supieron
adaptarse a zonas con un clima más extremo como el de Siberia. Adaptarse de esta forma no
hubiera sido posible sin la capacidad del humano para construir refugios seguros, fabricar
ropa abrigada y ser capaces de aprovechar los recursos de su entorno a su favor. Por ejemplo,
utilizaron cuernos de los mamuts para usarlos como combustible.
Volviendo al tema principal, pese a tener al humano repartido por el mundo, durante el Würm
III podemos observar, gracias a la pintura parietal, una gran concentración de población en
las zonas mencionadas anteriormente, suroeste francés y Península Ibérica, puesto que
podemos ver una gran concentración de yacimientos de arte rupestre en esta zona. Esta zona
recoge una particularidad no muy común durante el Paleolítico Superior, y es que podemos
encontrar una gran cantidad de pintura parietal al aire libre. Ésto se normalizará más adelante
con la entrada del Holoceno y por ende, el calentamiento y la estabilidad climática.
Normalmente, las pinturas están ubicadas en los interiores profundos de las cuevas. Pese a
encontrarse estas características también en las zonas de las que hablamos, es innegable
obviar el gran número de pinturas en abrigos rocosos, entradas de cuevas o al descubierto.
Conociendo que el clima es algo más cálido en esta zona, podemos intuir que es un factor
clave para esta peculiaridad. Es obvio deducir que si al exterior hay un clima extremadamente
frío, con nevadas intensas y malas condiciones, los artistas prehistóricos van a buscar los
interiores de las cuevas para realizar sus obras. No obstante, si las condiciones fuera son más
estables, va a ser más común ver a estos “artistas” situarse en zonas más cercanas a la luz del
Sol. Aquí puede observarse una consecuencia directa de los efectos del clima en la vida del
humano. Conocidos como “santuarios exteriores”, se entienden como un conjunto de
yacimientos caracterizados por frisos figurativos realizados en bajorrelieves y en grabados de
surco profundo. Esta técnica requería de un largo tiempo de ejecución, por lo que la luz solar
iba a ser totalmente necesaria para realizarla. Los yacimientos encontrados hasta la fecha al
aire libre son los siguientes: Fornols-Haut en los Pirineos, Siega Verde, Mazauco y Foz-Côa
en la Cuenca del Duero, la estación de Ocreza cerca del Tajo en Portugal, el complejo de
Domingo García en la Meseta segoviana y, por último, el Enclave de las Piedras Blancas en
Almería. Todos estos yacimientos se encuentran en peñas y lajas que reciben directamente los
rayos del Sol.

Fornols-Haut Piedras Blancas

Bajo los diferentes tipos de obras llevadas a cabo bajo la luz diurna, podemos encontrar tres
tipos de patrones distintos: los bajorrelieves, que se ubican en la parte meridional de Francia,
sobre viseras y abrigos calcáreos, como en La Madeleine y Le Cap Blanc; los grabados en
surcos que se sitúan en las cavidades de la cuenca asturiana del Nalón y en la región
cantábrica. También es posible encontrar ejemplos, aunque escasos, en la cueva del Moro en
Cádiz e incluso en Italia, zona mediterránea con un clima parecido a la Península. Y por
último, las zonas con motivos pintados, que se encuentran en la zona mediterránea de la
Península, como en la cueva de Jorge y Cabras en Murcia, Reinós en Alicante o Atlanterra en
Andalucía.
Estas pinturas al exterior pueden ser muy llamativas en este periodo del Pleistoceno, pero no
podemos olvidar que son sólo una excepción, y que la gran mayoría de pinturas se hallan en
las profundidades más oscuras de las cuevas.
Adentrándonos en el apartado más artístico de las pinturas parietales del Paleolítico Superior,
podemos contemplar un gran ingenio y agudeza en su realización. No obstante, si definir el
arte en nuestros días resulta complicado, definir el “arte prehistórico” lo es aún más. Por lo
tanto, numerosos teóricos han tratado de encontrar una respuesta a tal desconcertante
pregunta. Sobre la mesa han sido puestas diversas teorías buscando una explicación al porqué
de estas manifestaciones. Por ejemplo, una de ellas es la teoría de Breuil, el cual afirmaba que
las pinturas se realizaban con una intención de atracción-repulsión, es decir, plasmaban
animales con el fin de atraerlos o repelerlos a través de las pinturas. Otro caso sería la teoría
de Leroi-Gourhan, quien sostenía que las pinturas tenían un carácter ritualístico, realizándose
para actos iniciáticos, por ejemplo, un individuo joven que alcanza la edad suficiente para
comenzar a cazar. No obstante, ninguna es considerada completamente correcta.
Las pinturas parietales del período Paleolítico presentan unas líneas generales que las
caracterizan. En ellas no encontramos apenas indicios de la figura humana como tal, sino que
lo representado son los motivos animales. Sin embargo, sí que se encuentran improntas de
manos, tanto en negativo como en positivo, como en la cueva de Gargas. Volviendo a la
temática animal, éstos se caracterizan por mostrar siempre un número limitado de especies,
entre las que destacan los cérvidos, uros, bisontes, équidos, cápridos, rinocerontes, mamuts y
algunos carnívoros. Probablemente, esta limitada selección esté relacionada con las teorías
mencionadas anteriormente, ya que la fauna que convivía con los grupos humanos era muy
extensa. La figura de estos animales era contorneada con un grueso trazo negro o rehundida
en la roca, aprovechando en numerosas ocasiones los relieves de los muros para encajar sus
figuras, consiguiendo así un acercamiento a la plasmación del volumen. Ésto lo hacían para
buscar el realismo de la figura, ya que trataban de representar al animal fiel a la realidad. En
la búsqueda de este realismo tendrá también un papel importante la policromía de las figuras.
Los colores utilizados se repartían, especialmente, entre rojos y negros. Los pigmentos los
obtenían de sustancias orgánicas como minerales: óxido de hierro para rojos (también sangre)
y amarillos, y carbones para el negro. Las pinturas eran realizadas con diferentes técnicas
aditivas, utilizando dedos, tampones o similares para aplicar la pintura.

Cueva de gargas Bisontes de Altamira

En las obras paleolíticas vamos viendo una evolución desde la etapa Auriñaciense hace
38.000 años hasta el magdaleniense, último período Paleolítico, volviéndose más naturalista.
Sin embargo, un notorio cambio llegará con el paso al Holoceno y, por ende, al Mesolítico.

3. Clima y Mesolítico
El paso al último y actual período de la escala de los tiempos geológicos traerá consigo una
cantidad de cambios que condicionarán la forma de vida. El Holoceno va a suponer una
subida global de la temperatura media unos cinco o seis grados centígrados debido al
retroceso de los glaciares. El cálido ambiente, la humedad y la mayor cantidad de dióxido de
carbono va a suponer un repoblamiento de los bosques en las zonas desérticas y estepas. Otra
consecuencia será el aumento del nivel del mar, que modificó la línea de costa, estrecharon
los puentes de paso y desaparecieron antiguos asentamientos. Los humanos se vieron
obligados a ocupar regiones abandonadas durante la época glacial, como por ejemplo una
vuelta a la Europa septentrional, antes ocupada por el hielo. No obstante, no todo iban a ser
cambios favorables para las sociedades cazador-recolectoras del Mesolítico. Muchas de las
especies adaptadas al frío como el mamut o el rinoceronte lanudo conocieron su extinción, y
muchas otras como el reno y el alce migraron hacia regiones más septentrionales.
Todo este aumento de vegetación, lluvias, humedad, etc., significará un entorno rico en
recursos. Ello conducirá hacia un acercamiento al sedentarismo de las sociedades del UMG
(Último Máximo Glacial), las cuales no necesitarán realizar grandes expediciones para
obtener los recursos requeridos. Con unas condiciones favorables, grupos asentados, etc., se
producirá un aumento demográfico. Sin embargo, algo inesperado para las sociedades
mesolíticas fue un nuevo enfriamiento repentinamente que duró entre los años 11.000 y 9.000
a.e. Fue el período conocido como Dryas reciente. Éste supuso una disminución de la
población que, de otro modo, volverá a aumentar ante una nueva estabilización del clima.
Antes de continuar, es necesario aclarar el significado de los términos Mesolítico y
Epipaleolítico, los cuales tienden a causar confusión, ya que ambos tienen diferentes
interpretaciones:
● Ámbito anglosajón: Sinónimos.
● Academia francesa:
- Mesolítico: Sociedades cazador-recolectoras que, por sí solos, se vuelven agricultores.
- Epipaleolítico: Sociedades que necesitan influencia de otras ya neolitizadas para
volverse productores.
● Tercera tendencia:
- Epipaleolítico: Sociedades iniciales con tradición paleolítica.
- Mesolítico: Sucesores.

En lo respectivo al arte, van a ir perdiendo protagonismo las impresionantes pinturas ubicadas


en los túneles subterráneos y se centrarán exclusivamente en los abrigos rocosos arropados
por la luz diurna y al arte mobiliar. Este cambio se debe a lo ya comentado anteriormente,
donde apreciamos que unas condiciones cálidas conducen a la realización de las pinturas
parietales alejadas del interior de las cuevas. Antes, ésto solo se observaba en las zonas de la
Península Ibérica y el sur de Francia. Sin embargo, esta condición se generalizará por el resto
del continente.
Estudiaremos la industria Aziliense, la cual nace a finales del Tardiglaciar y se extiende hasta
el Holoceno. Se trata de una evolución del Magdaleniense y es resultado de la regionalización
causada por el final del Würm IV. Ésto causará que la distribución del Aziliense sea más
restringida, limitándose a la zona del Cantábrico, Pirineos y sur de Francia. El Azeliense
puede dividirse en dos períodos: Antiguo y Clásico.

Aziliense Antiguo
Se ubica en la transición final del Magdaleniense Superior. Si las pinturas de éste se
caracterizaban por una tendencia al naturalismo, en el Aziliense comenzaremos a ver una
aproximación hacia el esquematismo y la simplificación geométrica. Estas nuevas obras se
van a caracterizar por diferentes motivos. Se siguen representando figuras zoomorfas, pero se
van a realizar de un modo esquemático, construyéndose a través de formas trapezoidales. El
contorno se verá como un trazo continuo, trazo en “alambre de pino”, yuxtaposiciones de
líneas cruzadas y el doble trazo rellenado con líneas cruzadas. Otro rasgo característico son
las facciones ciegas, puesto que no representaban elementos como la nariz o los ojos.
La pintura de este período va a encontrarse en piezas portátiles especialmente. Será el arte
mueble el más decorado, mayoritariamente, con representaciones de bovinos y caballos.

Aziliense Clásico
Continúa con la elaboración de pinturas en el arte mobiliar. Éstas se vuelven más
esquemáticas, comenzando la ejecución de un arte más geométrico. No obstante, nuestro
centro de interés se encuentra en el siguiente período prehistórico. Se trata, ni más ni menos,
del Neolítico.

4. Clima y Neolítico
Las temperaturas subieron una vez que las corrientes oceánicas abisales se recuperaron tras el
Dryas reciente. Por otro lado, la agricultura y la ganadería se habían extendido ya por gran
parte del mundo. Esto significaría la “Revolución neolítica”, la cual desencadenaría en la
“Revolución urbana”. Y es gracias a la estabilización del clima que estas revoluciones son
posibles. Como se ha mencionado anteriormente, la presencia de un clima más cálido traerá
una serie de beneficios a estas sociedades prehistóricas. Una de las consecuencias fue el
aumento demográfico, el cual conllevará a la necesidad de una organización social.
La comentada Revolución Urbana supuso el nacimiento definitivo de la civilización. Por
ejemplo, una de las cunas de la civilización se encuentra en la antigua ciudad de Uruk, en la
Baja Mesopotamia. Es un hecho el decir que el Próximo Oriente es uno de los lugares más
importantes para el desarrollo humano. Como no, la geografía juega un papel crucial para el
nacimiento de la civilización sumeria. Fue el dominio geográfico de la zona, domesticación
de los ríos Tigris y Éufrates, sumado a las lluvias y fertilidad de la tierra lo que permitió el
desarrollo de las revoluciones mencionadas. Este ejemplo es claro para entender la
importancia de la geografía y sus derivados en el desarrollo de las sociedades prehistóricas.
Volviendo a aspectos más relacionados con el arte, al tener un clima favorable al igual que en
el período anterior, las pinturas parietales van a seguir realizándose en abrigos rocosos y
zonas con luz diurna. Va a aparecer el Arte Macroesquemático. Como su nombre nos indica,
se trata de un arte a mayor tamaño de lo habitual que plasma motivos esquemáticos.

Las pinturas abarcarán, normalmente, toda la superficie del abrigo. La técnica utilizada se
verá reducida al uso de tonos rojizos y a la representación de la figura humana de unas
formas particulares:
- Antropomorfas: No presentaba ningún rasgo que diferenciara las figuras sexualmente.
- Serpentiformes.
- Puntuaciones y barras: Siempre se asocian a los dos anteriores, complementando.

Estas pinturas se ubican en un espacio muy limitado, el cual es la zona alicantina en la


Península Ibérica, región con gran protagonismo en este período. Sin ninguna duda, la
manifestación pictórica más característica de esta etapa será el Arte Levantino.
El Arte Levantino se concentra en toda la región mediterránea de la Península. De nuevo, el
soporte serán los abrigos rocosos y se ubicará algo alejado de la línea de costa. Los colores
utilizados en esta corriente será el rojo, el blanco y el negro. Los temas serán zoomorfos y
antropomorfos. Buscarán representar la fauna de la región geográfica, entre los que destacan
la cabra, el ciervo, bovinos, jabalíes y caballos. Aparecen representados mayoritariamente
como el centro de la composición, aunque siempre sufriendo la presencia humana. Ésta se
caracterizará por una predominancia de los hombres arqueros, muy representados. Son
figuras esquemáticas, aunque fácilmente reconocibles, sin llegar a la abstracción. La
presencia de animales y humanos será plasmada a través de escenas cinegéticas normalmente.
También aparecen enfrentamientos entre humanos, consecuencia directa de los conflictos
entre bandas debido al aumento demográfico del Neolítico. Continuando en esta línea,
también serán representadas escenas agrícolas o ganaderas, siendo así el arte neolítico un
reflejo de las sociedades productoras que se habían desarrollado.

5. Conclusión
Hasta este momento nunca había podido imaginar la importancia que alberga la relación que
guarda el clima con el desarrollo de las sociedades humanas, tanto en la Prehistoria como
actualmente. Y es que, si se piensa tranquilamente, el clima junto a otros aspectos
relacionados con la geografía son vitales para nuestra existencia, ya que basamos nuestra vida
alrededor de ello. Si habitamos una región fría como las septentrionales europeas nuestra
forma de vida va a ser muy distinta a que si habitamos una región cálida del sur de Europa.
Por lo tanto, que en el pasado ésto ocurriese de igual forma cobra todo el sentido. De hecho,
ésto se plasma en la “teoría del uniformismo”, la cual sostiene que la evolución de las
especies se debe a los cambios naturales como las estaciones, por ende, observamos una
relación directa con el clima.
La experiencia de haber tenido que investigar acerca de las sociedades prehistóricas y cómo
ha ido evolucionando el clima a lo largo de la historia del planeta ha sido más que interesante
y me ha abierto un nuevo punto de vista para interpretar y ver la Historia de otra forma. Por
lo tanto, el hecho de haber comprendido esta relación climatológica y prehistórica va a ser un
precedente para seguir buscando este vínculo entre ambas, pudiendo ahora estudiar de nuevo
hechos históricos pero desde una visión completamente distinta.
6. Bibliografía:
- Martín-Chivelet, J., Memorias de un clima cambiante. Entender el pasado para
corregir el futuro. Una visión científica sobre la emergencia climática, Shackleton
Books, 2019.
- Lieberman, B., Gordon E., El cambio climático en la historia de la humanidad. Desde
la Prehistoria al presente, Bloomsbury Publishing Plc, 2021.
- Barry Cunliffe, Ed., Prehistoria de Europa, Oxford, 1994.
- Sanchidrián Torti, J. L., Manual de arte prehistórico, Ariel S. A., 2001.
- Liverani, M., Uruk. La primera ciudad, Bellaterra Arqueología, 2006.
- Hernández Herrero, G., Arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica,
Castilla-La Mancha. Junta de comunidades, 1999

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