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Actividad B.

Objetivo específico: introducir a las/les/los estudiantes a una perspectiva


teórica acerca de qué es leer y escribir.

LA IMPORTANCIA DEL ACTO DE LEER

H
asta aquí les he preguntado qué es leer para ustedes y cada una
fue compartiendo su visión particular. De esta manera buscamos
obtener una visión global acerca de qué es leer para este curso. En
este punto estamos ahora, lo que haré a continuación es explicarles, a
través de este texto y de manera sencilla, el pensamiento de un pedagogo
brasilero llamado Paulo Freire. Es un punto de vista particular al que adhiero
personalmente.

Veamos. El acto de leer no es para


Freire el sólo desciframiento de la
palabra escrita.

Hay un primer momento en la vida en


el que la lectura, aún no alfabetizada,
es lectura de la realidad, de los
signos que nos ofrece el mundo
inmediato que nos rodea: el lenguaje de los mayores con su carga de cultura
propia y heredada, la simbología, las señales, los ruidos que percibe el niño.
Una lectura que a medida que se profundiza va despejando los miedos. Y es
en ese entorno, el de lo conocido, el de lo que ya le es posible leer, que el
niño es introducido por sus mayores en el desciframiento de la palabra
escrita. Más o menos ahí es cuando comienza nuestro camino por la escuela.
Digamos que a los seis años.

La escolaridad representará para él un segundo momento, una segunda


lectura, la de la palabra-mundo. La escuela profundiza el conocimiento que
trae, no representa una ruptura sino la continuidad natural de ese momento
primero, de esa realidad conocida. Los textos son objetos a develar, de los
que es posible aprender una significación profunda y personal que hará
posible finalmente la memorización y la fijación sin ser éstas impuestas por
el/la docente. Una lectura que comienza con el universo de lo conocido por
los y las estudiantes, con aquellas palabras que son suyas y por ello
significativas. Una lectura que se inicia con las palabras del alumno/a y no
con las que el maestro/a propone. Para Paulo Freire será necesario superar
la “visión mágica” de la palabra escrita asociada a la memorización, a la
repetición, a la lectura voraz y mecánica, a la calidad relacionada con la
cantidad y con la posibilidad de rendir cuentas de lo que se ha aprendido con
la lectura. La lectura tiene la importancia de un acto creador, de un acto de
conocimiento pero también de un acto político, porque provee las
herramientas para disentir, para cambiar el mundo. El educador ayuda,
acompaña en ese proceso, pero es el educando el sujeto de ese proceso,
quien debe poner en juego su creatividad, su responsabilidad y su
conocimiento de mundo

Finalmente, para el autor, leer y escribir se presentan en


este marco como imposibles de separar porque ambos son
actos creadores. Lectura y escritura de la palabra son
precedidas por lectura y escritura del mundo, donde leer el
mundo será interpretarlo y escribirlo será en realidad
rescribirlo, es decir, transformarlo.

¿Quién es Paulo Freire?

Paulo Freire nació un 19 de Septiembre de 1921, en Recife, Brasil. Freire creció en un


ambiente familiar cálido donde, según él mismo manifiesta, aprendió el sentido del
respeto y la importancia de la opinión de los demás. En 1931 sufre en propias carnes
los efectos de la “gran depresión del 29” viéndose la familia obligada a trasladarse a
Jaboato, lugar donde fallece su padre. Es un periodo de fatigas y dificultades
económicas, que hacen que Freire conozca el hambre y el sufrimiento, que lo forjaron
a temprana edad. Este descubrimiento de la realidad, lo lleva a buscar su
transformación para conseguir la dignidad del ser humano. Todo su trabajo en
educación tendrá que ver con estas primeras vivencias. En 1944 contrae matrimonio
con Elsa María con quien tiene cinco hijos. Su esposa era profesora, llegando ejercer
de directora de un colegio, lo que ayudó nuevamente a incentivar el interés de Freire
por la educación. Aunque aspiraba a ser educador, se graduó en Leyes en la
Universidad Federal de Pernambuco por ser la única carrera relacionada con las
ciencias humanas, no existían cursos de formación de educadores. Después de ejercer
una corta carrera como abogado, regresa a su labor de enseñanza luciendo ropa de
luto como una expresión de protesta y tristeza a causa de la 2da guerra mundial.

En 1947 fue director del Departamento de Educación y Cultura del Servicio Social de la
Industria. Ahí tuvo contacto con la educación de adultos y trabajadores, animando a
que el Estado brasileño se enfrentara el problema de la educación y más
particularmente de la alfabetización. Junto a otros educadores fundó en los años 50 el
Instituto Capibaribe, institución privada reconocida en Recife por su alto nivel de
enseñanza y de formación científica, ética y moral encaminada hacia la conciencia
democrática.

En 1961 fue el primer director del Departamento de Extensión Cultural de la


Universidad de Recife. En 1959 obtuvo el título de Doctor en Filosofía e Historia de la
Educación defendiendo la tesis "Educación y Actualidad Brasileña".

Con un lenguaje propio y con un pensamiento de la educación renovador, propuso que


la educación de adultos tenía que estar fundamentada en la conciencia de la realidad
cotidiana vivida por la población y jamás reducirla a simple conocimiento de letras,
palabras y frases, con este objetivo desarrolla un método de alfabetización que no se
conforma con enseñar a leer y a escribir, sino que busca la transformación personal de
las personas y la del mundo que las rodea, a través de la participación activa en la
sociedad.

En 1964 los militares dan un Golpe de Estado en Brasil que detiene las políticas de
alfabetización en el país y llevan a la cárcel a Paulo Freire acusado de "subversivo
internacional" "traidor de Cristo y del pueblo brasileño” y “porque la Campaña Nacional
de Alfabetización concientizaba inmensas masas populares" lo que incomodó a las
élites conservadoras. Se exilia a Chile donde trabajó para varias organizaciones
internacionales.

Después de pasar un año en Harvard, fue a Ginebra en donde completó 16 largos años
de exilio. Desde aquí viajó como "consejero andante", del Departamento de Educación
del Consejo Mundial de las Iglesias por tierras de África, Asia, Oceanía y América.

En agosto de 1979, bajo un clima de amnistía política regresa a Brasil planteándose


como objetivo "re-aprender a mi país". Para ello realizó incesantes viajes por todo el
país. Recibió docenas de Doctorados Honoris Causa de Universidades de todo el
mundo y numerosos premios incluyendo el de la paz de la UNESCO en 1987. Al hablar
de Freire, se habla de su método: piensa una realidad y actúa sobre ella.

A sus 70 años Freire seguía predicando la fuerza del amor, defendiendo la necesidad
del compromiso personal con los desheredados y reelaborando sus ideas sobre
educación. Pocos días antes de su muerte debatía sus proyectos sobre las nuevas
perspectivas de la educación en el mundo en su propio Instituto en Sao Paulo. Paulo
Freire muere el viernes 2 de mayo de 1997 a la edad de 75 años.

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