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Consejos para luchar contra la ansiedad

Tal y como explicábamos en este artículo, la ansiedad es una activación física y mental
que tiene lugar en el cuerpo ante el temor de vivir una situación que se interpreta como
amenazante. Es decir, la ansiedad se proyecta en el futuro, la ansiedad la provoca el
miedo a que pase aquello que temo, es el miedo al miedo.
La sensación de tensión en las personas que sufren de ansiedad es continua, sienten que
no se pueden relajar y eso les provoca un gran malestar.
Hablamos en este otro artículo sobre los tratamientos para el Trastorno de Ansiedad
Generalizada, pero sin llegar al punto de sufrir un trastorno, hay ciertas cosas que
podemos hacer en nuestra vida diaria que nos pueden ayudar a rebajar nuestros niveles
de ansiedad y, por lo tanto, a relajarnos más y disfrutar de la vida.

¡Muévete!
Está claro que el ejercicio físico nos mantiene en forma, evita que nos oxidemos y nos
permite desconectar. Pero además, la tonificación que podemos conseguir con sólo
media hora al día de ejercicio físico moderado, nos ayudará a mantener nuestros
músculos más relajados a la vez que nos otorgará un mayor control sobre ellos.
Por supuesto, un ejercicio físico moderado y constante nos ayudará a dormir mejor,
mejorando nuestro estado de ansiedad, ya que un cerebro que descansa es un cerebro
sano y despierto.
El ejercicio físico, además, permite desconectar y evitar las rumiaciones o pensamientos
repetitivos tan característicos de la ansiedad.
¿Qué puedo hacer?
• Camina media hora al día. Sal de casa y da una vuelta por tu barrio, sin parar en las
tiendas, intentando que el ritmo sea constante.
• Haz ejercicios en casa. Puedes encontrar por internet numerosos vídeos y consejos
para hacer en casa tu propio centro de salud física sin gastar mucho dinero.
• Sube y baja las escaleras. Olvídate del ascensor, aprovecha el rato que subes y bajas
escaleras para concentrarte en tu cuerpo y tu respiración.
• Sé creativo. Hay mil maneras diferentes de moverte y de hacer actividad física, que
no sean mil las excusas que te pones.
¡Mímate! Buenos hábitos
Es importante que tu cuerpo y tu mente sean tu templo de placer, disfrute y goce. Nos
solemos olvidar con cierta facilidad de que nuestro cuerpo es todo lo que tenemos con
nosotros mismos y que nos hace diferentes a los demás y, a la vez, que nos permite
interactuar con ellos.
Mímate. Aprende a disfrutar de tu cuerpo y de tu mente. Instaura los buenos hábitos en
tu vida, no como una forma de ganar en salud (que también) sino como una forma de
mimarte y cuidarte.
Si aprendemos a tratar bien a nuestro cuerpo, estaremos aumentando nuestra autoestima
y nuestro estado de salud, por lo que nos sentiremos mejor con nosotros mismos y será
más fácil apartar nuestra mente de pensamientos terroríficos que nos crean ansiedad.
¿Cómo lo hago?
• Cuida tu alimentación. Come de todo, de lo que te gusta y de lo que no te gusta, de
lo que engorda y de lo que no engorda tanto, de lo que es sano y de lo que no es
tan sano. “Un poco de todo y un mucho de nada” debería ser tu máxima.
Descubre qué es lo que le sienta bien a tu cuerpo y no te dejes llevar por la
comida. Tu eres el que controla qué entra en tu cuerpo y qué no.
• Dale importancia a la hora de dormir. Descansar bien es imprescindible para
mantener nuestro estado de salud físico y mental. Lleva a cabo una rutina que te
permita llegar a la cama con el chip puesto en descansar y, sobretodo, deja los
problemas y las preocupaciones fuera de la habitación. No aproveches el
momento antes de dormirte para programar qué tienes que hacer mañana.
• Diviértete con tus amigos. Cuidarnos también implica cuidar nuestra esfera social.
La ansiedad, muchas veces, nos impulsa a encerrarnos en casa porque tenemos
que hacer tal cosa o porque, directamente, no nos sentimos con fuerzas para salir
de casa. Nada de eso. Llama a un amigo o amiga y sal a tomar un café. Hablad
de todo y de nada, reíd. Ir al cine, salir a tomar unas copas, ir a bailar a la
discoteca, a hacer una excursión por la montaña, etc. Todo eso te va a ayudar a
rebajar tus niveles de ansiedad ya que te sentirás más acompañado y más en paz
con el mundo.
• No te olvides del sexo. Tanto si tienes pareja como si no la tienes, tu cuerpo es tuyo y
tienes el derecho a disfrutarlo. El sexo tiene beneficios corporales y mentales de
sobra comprobados. Disfruta de tu cuerpo, explora, juega, dale mimos,
descúbrelo, aprende de ti mismo. Sentirnos bien con nuestro cuerpo implica
darle placer en todos los sentidos.
¡Piensa en positivo!
El pensamiento, lo que nos decimos a lo largo del día, es muy importante. Si yo todo el
día me estoy recordando a mi misma lo mal que hago las cosas, lo mal que me queda el
pelo, lo fea que me veo en el espejo, lo mal que queda la celulitis en mis piernas, y mil
cosas más de este tipo, lo que estoy haciendo es convencerme de ello, precisamente.
Pensar en positivo es una cuestión de entrenamiento. Por alguna razón nos es mucho
más sencillo pensar en negativo sobre nosotros mismos, somos nuestros peores críticos,
así que el esfuerzo para cambiar esto va a ser muy importante, pero vale la pena.
Cuando pensamos en positivo, automáticamente, nuestro cerebro empieza a percibir el
mundo en positivo, lo que quiere decir que las situaciones ya no nos dan tanto miedo,
no nos preocupa tanto el qué dirán o el qué haré pasado mañana. Si pensamos en
positivo nos vemos capaces de llevar adelante cualquier cosa que nos propongamos.
¿Cómo puedo aprender a pensar en positivo?
• Deja de insultarte. Sí, lo haces. Todos lo hacemos en mayor o menor medida. ¿Qué
te dices a ti mismo cuando se te cae algo al suelo? “¡Seré inútil!”. Bien, eso,
aunque te lo dices casi sin pensar y de una forma racional sabes que no es así,
va calando hondo en tu cerebro y al final acabas por aceptarlo como cierto. Así
que deja de insultarte, es un trabajo complicado, pero tu ansiedad lo agradecerá.
• No intentes ser perfecto. Nadie lo es, ¿por qué deberías serlo tu? Relájate, hay cosas
que no se te dan tan bien como otras, y no pasa nada. Concéntrate en aquellas
que se te dan mejor y, si crees que puedes hacerlas mejor, inténtalo, pero no te
obsesiones con ello.
• Date mensajes positivos. Como esta niña en este vídeo. ¿No sería fantástico empezar
así todas las mañanas?
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v=K8qJn66hhao&list=PLNRZ9CKVBJNcHXFBLzb8d0DqbF__Dc_dW"]

¡Frena!
Es importante planificar el tiempo, sí. Compaginar el trabajo, la familia, los amigos,
cuidarte a ti mismo, cuidar tu casa, etc. es una tarea titánica que exige una gran
planificación.
Pero debemos tener claro que no somos súper héroes. Planificarte una semana intensa
sin tiempo prácticamente para respirar, no es una buena ayuda a tu ansiedad, sólo
conseguirás que tu cuerpo y tu mente estén más en tensión y no puedas llegar a todo lo
que te habías propuesto, generando una sensación de ansiedad que se irá alimentando
cada vez más.
¿Cómo lo hago?
• Haz una planificación coherente de tu tiempo, dejando siempre por lo menos media
hora de margen entre una actividad y la siguiente. De esta manera, si te alargas
un poco en una seguirá habiendo tiempo para llevar a cabo la siguiente.
• No pretendas hacerlo todo de golpe. Las cosas se deben hacer poco a poco, ir
construyendo piedra a piedra.
• Reserva tiempo para ti. No organices un calendario sólo con tus obligaciones. Deja
un espacio de tiempo para cuidarte, para mimarte o, simplemente, para descansar
mientras ves la televisión o lees un libro. Hacer estas pausas te servirá para ser
más eficiente en las tareas siguientes y, por lo tanto, agobiarte menos.
Y, además…
• Puedes practicar técnicas de relajación.
• Puedes apuntarte a alguno de estos talleres de crecimiento personal.
Puedes pedir ayuda directa a un psicólogo online que te explique cómo puedes
ayudarte a ti mismo para luchar contra esa sensación de ansiedad.

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