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Maria Elena Walsh

"El que vive para nadie, sabés dónde va a parar: a torres de arena y humo y
a su propio funeral."

Nació el 1º de febrero de 1930, en Ramos Mejía, provincia de Buenos
Aires. Fue escritora, poeta, guionista, cantautora, compositora y
dramaturga. Familia
Hija de Enrique Walsh, empleado ferroviario, y de Lucía Elena Monsalvo,
hija de argentino y española, que, casada con su padre, en segundas
nupcias, tuvieron dos hijas, Susana y María Elena. Del primer matrimonio,
su padre tuvo además cuatro hijos. Sus abuelos, por parte de padre nacieron
en Londres y llegaron a Argentina en 1872.

Estudios
Cursó estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes.
María Elena Walsh y el tiempo de jugar
En el siguiente artículo recordamos a la escritora, poeta, guionista,
cantautora, compositora y dramaturga María Elena Walsh. Rememoramos
su infancia y sus comienzos como artista, y destacamos el valor de su
legado para la historia cultural argentina. Además, les ofrecemos un
conjunto de recursos multimedia para conocer y compartir sobre la obra de
esta gran creadora.

Retrato de María Elena Walsh joven

Foto: Retrato de María Elena Walsh, por Grete Stern.

María Elena Walsh nació el 1.º de febrero de 1930 en la localidad


bonaerense de Ramos Mejía. En ese entonces era una zona aún campestre,
muy verde y apacible, rodeada de chacras y casas quintas. La estación de
tren se había inaugurado en septiembre de 1858 y fue la primera parada
ferroviaria instalada fuera de los límites de la actual Capital Federal. En
1923 ya se había electrificado el Ferrocarril Oeste en el tramo Once-
Moreno, lo que permitía combinar con el subte hacia la Plaza de Mayo. El
eslogan de esa época era: «Del subte al tren sin cambiar de andén». El
desarrollo ferroviario era sinónimo de progreso.

Su padre, Enrique Walsh, que era hijo de inmigrantes de origen irlandés,


trabajaba como jefe de contaduría de la línea Sudoeste. Era viudo, con
cuatro hijos adolescentes, casado en segundas nupcias con Lucía Elena
Monsalvo, una argentina, amante de la naturaleza, hija de padre argentino y
madre andaluza. Juntos tuvieron dos hijas, Susana, la mayor, y María
Elena, cinco años menor. Vecina de la famosa fotógrafa Grete Stern, toda la
familia vivía en un gran caserón con huerta, patios, gallinero, rosales,
gatos, limoneros, naranjos y una higuera.

Voy a contarles lo que había

entonces en Ramos Mejía.

Había olor a tía,


veredas de ladrillo con pastito
y, tras la celosía,
un viejo organillero con monito.

Y había por los caminos


muchísimos fideos finos.

Había un cielo entero


por donde navegaban las hamacas
y leche que el lechero
traía, no en botella sino en vaca.

Había lluvia en tinas


y patios con ranitas adivinas,
y una gallina clueca
mirándonos con ojos de muñeca.

Había a cada rato


un gato navegando en un zapato,
y había en la cocina
una mamá jugando con harina.

(«Fideo fino», Álbum Juguemos en el Mundo II, 1969).

Su padre trabajaba era contador funcionario de los ferrocarriles que era


británicos, cosia, hacia carpintero, tocaba el piano, mandolín y el viloncelo
y tanto el como su madre nunca les importaron las apariencias
A su papá le gustaba tocar el piano y cantar canciones de la tradición oral
inglesa que había escuchado de niño. Les cantaba las Nursery Rhymes Fue
él quien introdujo a la pequeña María Elena en ese cancionero popular y en
los juegos lingüísticos que caracterizan el nonsense británico, una de las
principales fuentes de inspiración de donde posteriormente ella tomaría el
uso del absurdo como un recurso humorístico esencial de su obra.
Ella se da cuenta que mientras mas investigaba, se daba cuenta de la
capacidad de disparate y de juegos que en ellos habían. Y había poca para
nuestros niños. Quiso recrear los versos ingleses.

Sus padres eran personas con una gran sensibilidad hacia el arte, la lectura,
la música. María Elena creció un entorno de clase media ilustrada, rodeada
de música, libros y películas del recién nacido cine sonoro, en los años
dorados del musical hollywoodense.
Fue educada con mayores libertades con respecto a la educación tradicional
de las niñas de la época, lejos del estilo Shirley Temple —ícono de la
infancia en la década del 30, AÑO DE LA REVOLUCIOS; EN
MATANZA;de risitas con hoyuelos y adorables rizos tirabuzones—. María
Elena se desarrolló al margen de cursilerías sociales tales como las típicas
clases de danzas clásicas y declamación.
Justa a su casa pasaba el arrollo Maldonado, hediondo, las industrias
sign¡nificaban prfogresos pero envenenaban a otros.

Tempranamente ella marcó un distanciamiento ideológico de las


expectativas y los estereotipos impuestos social y culturalmente para
cualquier jovencita en esos tiempos.

A los 12 años ingresó a la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano de


Buenos Aires que, a diferencia de la mayoría de los establecimientos de
enseñanza secundaria de los años cuarenta, ofrecía una propuesta educativa
algo más liberal. Pero ella decía que dibujaba como la mona y que lo suyo
era escribir.
Hubo dos hechos que afectaron mucho a su familia, la guerra civil española
y la segunda guerra mundial.
Ella viene del socialismo, Alfredo palacios, etc.
Su adolescencia y primera juventud fueron difíciles: «Era tímida y arisca,
una osa encerrada en mí misma», contó en alguna oportunidad. Tímida y
rebelde, leía mucho.

A los 15 años publicó su primer poema en la revista El Hogar y en 1947, a


los 17, antes de terminar de cursar en la Escuela Nacional de Bellas Artes,
de donde egresó como profesora de Dibujo y Pintura, solventó con sus
ahorros, dice que rompió la alcancía, la publicación de su primer libro,
Otoño imperdonable, que recibió el Segundo Premio Municipal de
Poesía. El jurado se había excusado de no haberle otorgado el primer
premio debido a que era demasiado joven. Este poemario, que reunía textos
escritos por ella entre los 14 y los 17 años, inmediatamente llamó de la
atención del mundo literario hispanoamericano por su estilo y madurez
expresiva, como de premio Nobel de literatura Juan Ramón Jiménez y
Pablo Neruda. Ese año fallece su padre.
Victoria Ocampo la quiere conocer, Borges. Y sale a repartir los libros. SE
encuentra con Neruda, la invita a un aoficinita en laa calle Guemes, y le
pide encontrarse. Con mucho coraje

La sombra
Todo persiste en su razón primera
—frágil andanza, precio del encanto—:
La araña en su ritual devanadera
y el pájaro en la forma de su canto.
Yo también nombraría, si pudiera,
esa versión alegre del quebranto,
pero cautivo de mi cabecera
está el silencio que me duele tanto.
Está mi esencia, sueño amortajado,
por equivocaciones y cadenas,
por floraciones muertas en retoño.
Y el mar de pensativo acantilado
que enfría en el tumulto de mis venas
sus peces importados del otoño.

La escritura comenzaba a dejar de ser esa práctica común, de carácter


pasajero en la vida de cualquier adolescente, para a partir de entonces
impulsar un significativo y decisivo giro en su futuro. A raíz del impacto
que despierta su obra, María Elena comienza a frecuentar tanto círculos
literarios como universitarios, donde se vincula con las figuras más
encumbradas de la cultura nacional e internacional. Precozmente inicia su
independencia y su alejamiento del hogar familiar.
Foto en blanco y negro donde se ve a una joven María Elena Walsh junto al
poeta

En 1948 llega de visita al país junto con su esposa el célebre escritor


español Juan Ramón Jiménez. Aunque todavía no había sido
galardonado con el Premio Nobel, Jiménez ya era un prócer de las
letras. Impresionado por la obra de la joven poeta, la invita a pasar
una temporada en su casa, en los Estados Unidos y le brinda una beca
para asistir a cursos en la Universidad de Maryland en calidad de
oyente. La relación entre ese hombre de edad avanzada, poeta
consagrado, y la poetisa adolescente resultó tirante.

«Un tipo difícil, muy depresivo. Por algo lo odiaban todos los poetas. Era
muy difícil la relación. Yo era muy chica, y él era un señor muy grande y
tan importante. Yo era muy tímida. De todas maneras, lo recuerdo como un
maestro. A pesar de las maldades más grandes que decía. Era muy generoso
y elogioso y muy alentador», dice la autora en una entrevista que le
realizó Martín Caparrós a principios de la década del 90.
A las 7 la levantaba para preguntarle si había escrito algo. Casi me
quita las ganas de escribir, decía.

Rompe un poco con todo , hay un quiebre . PERON GOBERNABA.


Pero los jóvenes se revelaban.

Regresa a la Argentina y prueba suerte como profesora de inglés.


Insatisfecha y desilusionada por la mediocridad, la envidia reinante y la
afición por el chisme en el ambiente literario, sumada a la incomodidad
que le provocaban las circunstancias político- culturales que se vivían
durante el primer gobierno peronista, decide abandonar su destino de
joven promesa literaria y emprende un viaje iniciático junto con Leda
Valladares, primero por Latinoamérica y más tarde rumbo al París de la
posguerra, donde resplandecía el viejo varieté.
Ellas conformaron el dúo Leda y María. Recorrieron varias ciudades
europeas interpretando música folclórica —zambas, cuecas, vidalas y
bagualas— en distintos reductos nocturnos con aires bastante
existencialistas, hasta que recalaron en el Crazy Horse, donde esperaban a
que terminaran los números de strip tease para salir a escena a cantar.

SE hospedaron en hostales donde ella cuenta la vida real


de los ratones, como juegan, como hacen rondas y hasta
interactuaban con ella. Actuaba con Leda en variete , con
cómicos, perros acróbatas, cantantes debutantes de lo que
sería el movimiento de la nueva chanson française,
transformistas, bailarinas y toda clase de artistas y rutinas
compartían tablas con el dúo de exóticas cantantes de
América del Sur. Obtuvieron un gran reconocimiento del
público y grabaron algunos discos. Por esa época, entre
bambalinas, María Elena comenzó a escribir versos para
niños, y del folclore nacional dio un vuelco hacia la
«canción infantil de autor», según la denominación de su biógrafo
Sergio Pujol. A partir de entonces comienza su periodo más productivo,
personal, original y por el que más se la reconoce.

Para Leopoldo Brizuela, escritor y amigo entrañable de la autora, con


sus espectáculos ella inauguró el «cabaret para chicos», el «varieté
infantil». A través de sus canciones, textos, guiones y obras teatrales
infantiles exploró una nueva poética que trascendía lo didáctico y lo
tradicional. En la misma medida que Walsh vigilaba celosamente todos los
detalles de su producción artística, por ejemplo los aspectos gráficos y el
trabajo de sus sucesivos ilustradores, siempre mantuvo una actitud
extremadamente abierta y desprejuicida con respecto a las infinitas
adaptaciones inspiradas en su universo creativo. Reposiciones o tributos
teatrales que incluyen el Varieté para María Elena, de Gerardo Sofovich, o
la Manuelita devenida top model de García Ferré. Múltiples revisitas de
su cancionero en la voz de artistas tan diversos como Julia Zenko, Sandra
Mihanovich, Jairo, Mercedes Sosa, el Cuarteto Zupay hasta Adriana
Szusterman.

El escritor Pablo De Santis, en un video que puede verse más abajo, rescata
su valor como figura capaz de ensamblar el mundo de la infancia y el
universo de los adultos; el mundo de la música con el de la literatura; el
mundo de la narración con el de la poesía; el acervo popular y el erudito.
SUPO GUSTARLES A NIÑOS Y COMBINAR EN SINSENTIDO Y
HUMOS PARODICO INGLESM FOLKLOTEM COPLAS;
ROMANCERO ESPAÑOL
Ella supo recrear y traducir un conjunto de múltiples influencias culturales
—el sinsentido y el humor paródico inglés, el romancero español, el
coplerío y el folclore latinoamericano junto con el music hall francés y
americano— en un repertorio singularísimo y diverso, presente en la banda
de sonido de la infancia de muchas generaciones de niños, y que perdurará
como un tesoro familiar y afectivo altamente apreciado por todos nosotros.

Recursos multimedia sobre María Elena Walsh


Comienzo de la película «Juguemos en el mundo» (1971). Una obra única e
incomparable en su tipo, que atravesada por toda la impronta y la audacia
de la creadora –a diferencia de la más reciente, taquillera y muy libre
adaptación cinematográfica de Manuel García Ferré– pasó sin pena ni
gloria por las salas de cine. Sugerimos poner atención a todos los nombres
que aparecen en los créditos cinematográficos: guión de María Elena Walsh
y dirección de María Herminia Avellaneda; un elenco estelarísmo de
actores de gran prestigio teatral; vestuario general de Renata Schussheim y
las túnicas y ponchos de María Elena Walsh hechas por Fridl Loos,
innovadora artista, diseñadora y creadora de una moda gauchesca
absolutamente original, utilizando por primera vez materiales como
barracán o tejidos en telar del Norte; esculturas y objetos de agua móvil
realizados por el artista plástico Gyula Kosice, un precursor del arte de
vanguardia cinético lumínico. Doña Disparate (Perla Santalla) y Bambuco
(Jorge Mayor) se trasladan a un pueblo y allí viven distintas aventuras
llenas de sarcasmo, disparate y parodia. Fue filmada en Pasteur, localidad
bonaerense del partido de Lincoln, donde María Herminia Avellaneda había
nacido y vivido gran parte de su niñez.

Canción «Serenata para la tierra de uno», fragmento de la película


«Juguemos en el mundo» (1971).

Canción «El manubrio azul», fragmento de la película «Juguemos en el


mundo» (1971).

Publicidad de la «Enciclopedia» y «Colección Veo Veo», de Hyspamérica


(1986). Material del Archivo Difilm, de Daniel y Luis Mariano Di Chiara.
Un proyecto editorial ambicioso que combinaba textos didácticos,
divulgación científica y literatura, cuidando muy especialmente la
ilustración y el diseño gráfico. Dirigido por María Elena Walsh y con la
colaboración invalorable de Beatriz Ferro. De periodicidad semanal,
aparecía un fascículo y dos libros que formaban los siete tomos de «Mi
primera enciclopedia» y por otro lado «Mi primera biblioteca», compuesta
por 100 volúmenes de cuentos divididos en series (celeste, amarilla). Esta
última seguía un exquisito y riguroso criterio literario en la selección de los
relatos. La propia Walsh tradujo a los más notables y originales autores
europeos de literatura infantil, en particular –seguramente debido a su
especial interés por la calidad de las imágenes– se ocupó de difundir obras
de escritores que a su vez eran ilustradores de sus propios textos, de los que
poco o casi nada se conocía en la Argentina, tales como: David McKee,
Allan Ahlberg, Colin Mcnaughton, Gabrielle Vincent, Yvan Pommaux,
Janosch, Erwin Moser y otros prestigiosos escritores como Jacques Prévert,
René Escudié, Robert Desnos. Les sugerimos salir a buscar los escasos
ejemplares que existen todavía escondidos en los anaqueles de las librerías
de viejo.

Discurso de María Elena Walsh, en ocasión en que fuera distinguida en el


170º aniversario de la UBA (1991). Material del Archivo Difilm, de Daniel
y Luis Mariano Di Chiara. El video la muestra en su faceta de pensadora y
observadora crítica de su tiempo, con filosas opiniones públicas a las que
era imposible mantenerse indiferente. Aquí por ejemplo se pronunciaba
acerca del arancelamiento de la universidad pública.

Una de las últimas entrevistas a la autora, transmitida por el canal C5N en


ocasión de su fallecimiento, el 10 de enero de 2011.

(Homenaje a María Elena Walsh emitido por la TV Pública: Parte 1.


Entrevistas a la cantante Susana Rinaldi; fragmentos de: «Doña Disparate y
Bambuco», personificados por Perla Santalla y Jorge Marrale;
«Requetepillos», programa escrito por María Elena Walsh y dirigido por
María Herminia Avellaneda (ATC, 1987, 1988), con: Nora Zinski, Claudio
Da Passano, Claudio Gallardou, Carola Reyna, Rita Terranova, Elvira
Vicario, Guido Dalbo y las canciones de la autora interpretadas por Julia
Zenko. Podés seguir viendo Parte 2 y Parte 3 de este tributo televisivo. )

Célebre por su literatura infantil, la producción artística de Walsh comenzó


con el libro de poesías publicado a sus diecisiete años Otoño Imperdonable,
que le valió el reconocimiento de escritores e intelectuales, como los
premio Nobel de literatura Juan Ramón Jiménez y Pablo Neruda.
La sombra
Todo persiste en su razón primera
—frágil andanza, precio del encanto—:
La araña en su ritual devanadera
y el pájaro en la forma de su canto.
Yo también nombraría, si pudiera,
esa versión alegre del quebranto,
pero cautivo de mi cabecera
está el silencio que me duele tanto.
Está mi esencia, sueño amortajado,
por equivocaciones y cadenas,
por floraciones muertas en retoño.
Y el mar de pensativo acantilado
que enfría en el tumulto de mis venas
sus peces importados del otoño.

A los 21 años se embarcó, junto a la folklorista Leda Valladares, rumbo a


París, donde difundieron el folklore de tradición oral con gran
reconocimiento del público, grabando varios discos que presentaron en su
regreso a la Argentina en una extensa gira y presentaciones en Canal 7. Por
esa época comienza a componer para niños y graba, junto a Valladares, el
famoso disco Canciones para Mirar (1960), que incluía canciones que son
parte de la cultura argentina como El Reino del Revés, y Doña Disparate y
Bambuco (1962) que dio vida a Manuelita, la tortuga.

Incursiona como guionista de televisión en programas infantiles, ganando


un Martin Fierro. Estrena el espectáculo para niños Canciones para Mirar
compuesto por una serie de canciones, poemas y cuentos breves que luego
fue publicando tanto en libros como en discos marcando un hito en la
cultura nacional.

En 1965 publica Hecho a mano, su cuarto poemario para adultos y tres


años después estrena el espectáculo Juguemos en el mundo dirigido al
público adulto y que influiría fuertemente en la nueva canción popular
argentina. Tomando elementos del folklore, el tango, jazz y el rock
compone letras de alto contenido social convirtiéndose en un exponente de
la canción de protesta latinoamericana de la época. El espectáculo teatral
fue acompañado de un disco y en 1971 María Herminia Avellaneda dirigió
la versión cinematográfica.
Poeta, compositora, cantante, dramaturga, guionista, narradora o
“cupletista”, como le gustaba definirse a ella, Walsh es reconocida por su
obra infantil; sin embargo, en esta nota te contamos su faceta más
desconocida, militante feminista
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María Elena Walsh nació en la localidad bonaerense de Ramos Mejía, el 1
de febrero de 1930. Fue la hija menor de un matrimonio inmigrante
integrado por un ferroviario con raíces inglesas e irlandesas, y una madre
argentina hija de andaluces. Su infancia se desarrolló con mucha libertad,
decidió irse a estudiar a la Capital Federal, en la Escuela Nacional de
Bellas Artes Manuel Belgrano, y al poco tiempo se dio cuenta que se le
daba mejor escribir. Fue por ese camino y publicó sus primeros poemas en
diferentes medios de comunicación. El primero en la Revista El hogar, a
sus 15 años.

Al fallecer su padre, en 1947, publicó con sus ahorros “Otoño


imperdonable”, celebrado por Juan Ramón Jiménez, Jorge Luis Borges y
Pablo Neruda. De a poco empezó a formar parte de un selecto círculo
literario, que significó un choque para su familia, que era trabajadora y de
bajo perfil. Jiménez la invitó a hospedarse una temporada en Maryland,
Estados Unidos, a modo de beca para mejorar su escritura, aunque una
década después, en un artículo de la Revista Sur, se animó a describir al
autor de "Platero y yo" como una persona distante:

"Siempre me he sentido borrada a su lado, como si sus ojos me estuvieran


corrigiendo, culpable de no ser ángel de la perfección poética o demonio de
la belleza total. Él ansía diálogo, pero lo imposibilita. Cada día tenía que
inventarme coraje para enfrentarlo, repasar mi insignificancia, cubrirme de
una desdicha que hoy me rebela".

(Foto: Eterna Cadencia).

Viaje a París
Esta abrumadora experiencia en su adolescencia marcó un antes y un
después. Walsh decidió alejarse de la elite literaria y empezó a explorar
otras manifestaciones artísticas como el universo musical. En pleno
gobierno de Perón, partió a probar suerte en Europa, concretamente en
París, donde en el Hôtel du Grand Balcon conoció a una gran cantidad de
artistas. Con Leda Valladares formó el dúo Leda y María, interpretando
folklore, tuvieron mucho éxito durante unos años pero por diferencias
artísticas se separaron. María Elena, ya de vuelta en Buenos Aires,
comenzó a experimentar con la canción infantil, publicando los álbumes
"Canciones para mirar" (1962) y "Doña Disparate y Bambuco"(1963),
ambos espectáculos estrenados con mucho éxito en el Teatro San Martín.

Paralelamente sostuvo un compromiso por la educación infantil. Junto a la


especialista en el tema Eva Giberti (psicoanalista), Florencio Escardó
(pediatra) y Arnaldo Rascovsky (pediatra y psicoanalista), estudiaron la
pedagogía del psicoanálisis sobre cómo era la infancia de 1963 en nuestro
país y qué necesidades había en ese área.

(Foto: María Elena Walsh fotografiada por Grete Stern, en 1952. Fuente:
Museo Nacional de Bellas Artes. Colección donada por Sara Facio).

En un Congreso de la Organización Mundial de Educación Preescolar


(OMEP), Walsh dio una charla sobre la poesía en la primera infancia,
donde se debe jugar e interactuar de manera libre con este género literario,
estimulando así la imaginación. Mencionó además la importancia de la
música y las denominadas nursery rhymes, base de la poesía para niños de
Lewis Carroll, autor de "Alicia en el País de las maravillas" y otras obras
cumbres para lectores tanto grandes como chicos.

La voz feminista
En su juventud, Walsh leía textos de Virginia Woolf, Doris Lessing y
Victoria Ocampo, que posteriormente darían lugar a una multiplicidad de
artículos periodísticos, entrevistas y reflexiones en sus diferentes facetas
artísticas que, si bien en ese momento no se catalogaron así, eran de corte
feminista.

Admiraba apasionadamente a Victoria Ocampo, quien años más tarde se


convirtió en una gran amiga. Su intercambio epistolar entre 1960 y 1980
fue editado recientemente por Sara Facio.

“Ocampo aprende muy temprano que la verdadera revolución cultural es la


emprendida por las mujeres. Es testigo de las batallas libradas en las
primeras décadas del siglo por las sufragistas, a quienes tiene la osadía de
elogiar y agradecer".

(Foto: En un concierto en el Luna Park. Fuente: Web Fundación MEW).

En la Argentina en 1970, nacen la Unión Feminista Argentina (UFA) y el


Movimiento de Liberación Feminista (MLF), agrupaciones con activistas
de clase media alta e intelectuales que trajeron libros de Estados Unidos
sobre feminismo radical y los tradujeron. También hubo representación del
Partido Socialista y del Partido Obrero, que crearon nuevos espacios de
reflexión para las mujeres.

Había dos vertientes: feminismo puro y feminismo y política. Walsh


formaba parte de este segundo grupo. Junto a la escritora Angélica
Gorodischer y la cineasta María Luisa Bemberg fueron las artistas
representantes del movimiento más relevantes de la época.

En el artículo "Virginia Woolf y los secretos de la tribu femenina", Walsh


escribió sobre el ensayo que la obsesionaba en su juventud, al igual que a
Ocampo: "El cuarto propio es una metáfora de un ámbito mental, una
manera de ordenarnos interiormente y escapar a la locura impuesta a las
mujeres (y los pobres) por el discurso autoritario y represivo".
Hemeroteca
En "Bolivia cherchez la femme", destacó la figura de Lidia Gueiler,
presidenta interina de ese país de 1979 a 1980, la segunda mujer de
Latinoamérica en ocupar ese cargo después de Isabel Martínez de Perón.
Fue en su época de crónicas periodísticas donde más se manifestó su
opinión respecto de temas de actualidad como música, literatura, pero
también política y feminismo. Walsh colaboró en la Revista El Hogar,
Revista Realidad, Revista La mujer y el cine, en Revista Sur, en La Nación,
Clarín y en Humor, entre muchas otras publicaciones.

"Desventuras en el País-Jardín de-Infantes" (1979) se publicó en Clarín


sorteando la censura militar. Walsh utilizó metáforas sobre la situación del
país y sus autoridades que trataban a la sociedad como si se tratara de niños
que no podían distinguir el bien del mal. Ese mismo año, en el mismo
diario, publicó su despedida a Victoria Ocampo en el artículo “Feminismo
y no-violencia”. Ocampo fundó la Unión Argentina de Mujeres para luchar
contra la desigualdad de género, desmontando el estereotipo que
encasillaba a las feministas en las clases trabajadoras:

“¿Quién dijo que el feminismo no es integración humana? ¿Y quién dijo


que Victoria no era feminista? Es que una dama, tan culta, tan bella,
académica, para colmo, no puede, mejor dicho no debe ser feminista. (...)
La palabra feminista asusta a muchas personas. Sobre todo a las que temen
al ridículo. En un libro se dice que se conserva de ella la caricatura y se ve
a la feminista como a una vieja agresiva, agriada por su falta de
pretendientes en la juventud, mal vestida, sin encantos femeninos”.

Sepa usted por qué es machista


En la Revista Humor, en 1980, María Elena escribe un artículo titulado
"Sepa usted por qué es machista", donde enumeró con elocuencia los
motivos, aquí compartimos algunos:
Porque le falta el principal de los sentidos: el del humor.
Porque se siente Dios, aunque no sea Ministro.
Porque cree todo lo que le dicen los medios (o miedos) de difusión de la
Argentina actual, y ya tiene el cerebro más lavado que mate cebado por un
polaco.
Porque su mamá es una santa, por lo tanto las demás mujeres son unas
brujas.
Porque su mamá es una bruja, por lo tanto las demás mujeres también.
Porque no tiene mamá y no consigue quien lo mime.
Porque en realidad le gustan más los hombres, aunque no ejerza.
Porque quiere hacer mérito ante los centros de poder, exclusivamente
masculinos: empresariado, Fuerzas Armadas, animadores de TV, deporte,
sindicatos, clero, pompas fúnebres, etcétera.
Porque todo ese asunto de la gestación y el parto le da miedo y asquete,
como la educación sexual al Ministro de Educación.
Porque usted tiene los mismos atributos de Woody Allen pero no le dan el
mismo resultado.
Porque no soporta la idea de un rechazo sexual hacia usted o hacia otro, y
cree que la bella siempre debe estar a disposición de la bestia.
Porque usted no vive en el presente (y para eso lo ayudan mucho) sino en la
prehistoria mental, y se da manija con tangos del 40.
Porque usted es burro y en lugar de corregirlo con tiempo y esfuerzo lo
disimula con agresividad.
Porque usted es culto pero culturiza fuera de la maceta, y leyó a Julián
Marías y no a Simone de Beauvoir.
Porque en el fondo es antisemita, antinegro, antiobrero, antijoven, pero
como eso ya no corre se desquita con la misoginia, que aquí y ahora viene
con premio (pero no se descuide: por poco tiempo más).
Porque usted ama el orden por sobre todo, y cada cosa en su lugar las
mujeres en la cocina (o en cueros en tapas de revistas), y Pinochet, Castro y
García Meza en el poder.
Porque cree que la inepcia es cuestión de sexo, que es como creer en la
cigueña o en elecciones inminentes.
Porque teme que las mujeres hagamos rancho aparte, y no piensa que son
los hombres quienes lo inventaron y perpetúan. (Ver punto 8.)
Porque supone que la mujer quiere imitar al varón, y no sabe que antes
muerta que imitar a semejante fabricante de desastres, desde la guerra
atómica hasta el IVA.
Porque le gusta que al mundo lo manejen los colectiveros.
Porque tiene mucha paciencia para dejarse pisar la cabeza por cualquier
matón y muy poca para comprender errores de mujeres, que al fin y al cabo
son, históricamente, debutantes en la mayoría de las profesiones.
Porque teme que las mujeres "pierdan la femineidad", cosa imposible de
perder, salvo que usted llame así a cosméticos y pilchas.
Porque usted teme que le roben algo y no sabe bien qué, a pesar de que a
diario lo saqueen y basureen, y no precisamente las mujeres.
Porque es sincero, y vale más machista recuperable que "feminista"
patrocinante como un papito que a las pretensiones femeninas dice que sí
PERO...Ahora ya sabe. Con estos 24 puntos usted ahorra años y fortunas en
psicoanálisis. Usted puede ser hombre o mujer, el machismo tampoco es
cuestión de genes: poca gente más machista que algunas mujeres, sólo que
ellas lo son por instinto de conservación, por despiste, por imitar a los
hombres, por comodidad o porque así las dejan hablar por TV. Usted
también lo es por todas estas razones pero además porque se cree
superiorcito: hace unos 10.000 años que le pasan el aviso y claro, usted
sigue comprando un producto inexistente. Ahora puede seguir siendo
machista, pero con apoyo logístico. No se trata tampoco de ejercer la
represión desde estas páginas. Es posible que la perseverancia le acarree
aplausos y sensación de deber cumplido, amén de las palmadas de la
patota. Pero ojo que no hay premio mayor que saberse persona inteligente y
civilizada. Si no opta por eso, estará contribuyendo a la contaminación
mental, que es la que nos mata. Y no la humedad.
Estará inflando la maquinaria del prejuicio y la prepotencia y al fin se va a
quedar solo como un ciempiés, de luto, convertido en drácula de utilería y
en hazmerreír de las criaturas primaverales.
En el artículo "Infancia y bibliofobia", publicado en Clarín en 1980, siguió
militando por el feminismo a través de la ironía:

"Si a nuestra sociedad le preocupara en serio el hábito de la lectura en los


chicos, procuraría no seguir fomentando la existencia de madres ignorantes.
A la mujer se la disuade firmemente, por todos los medios, de cultivarse en
profundidad. (...) A una nena entusiasmada con una novela se le sugerirá
que "no se quede tanto tiempo sentada sin hacer nada, que ayude en las
tareas domésticas".

En una entrevista con Página /12, en el año 2008, siguió reflexionando


sobre la hipocresía de la sociedad argentina frente a determinados temas
que atañen a la mujer:

“Decime cuántos no verían con malos ojos que una mujer se niegue a la
maternidad y diga: “Me revienta ser madre y tener hijos”. La verdad, muy
pocos. Y ahí es donde se nota que en nuestro país no ha habido feminismo.
O que si lo ha habido, ha sido una versión tímida, blandengue,
autoencerrada por miedo, por pudor, por lo que sea. En países donde existió
y existe el feminismo, se habla de estos temas con mucha más franqueza. Y
en la Argentina, mal que nos pese, aún estamos lejos de arriar la bandera
del machismo”.

Walsh siempre escapó de los estereotipos y expectativas que se tenían sobre


ella como mujer: era independiente en todos los aspectos de su vida y no
dejaba que nada afectara esto. Así lo expresaba: “Nunca pensé que hiciera
falta agregar moraleja al final de una canción ni decirles a los nenes que se
porten bien. Nunca me interesó ponerme en el papel de madre”. Al
respecto, Sara Facio recuerda que “María Elena siempre sostuvo que la
mujer lo primero que tenía que hacer era tener su independencia
económica. Que a partir de ahí era su libertad para hacer lo que quería de
su vida”.
(Raúl Alfonsín saluda a María Elena Walsh. Foto: Archivo General de la
Nación).

Carta para una compatriota


En 1973, plena dictadura de Lanusse, a pocos días de las elecciones, María
Elena Walsh escribió el artículo "Carta para una compatriota", que fue
publicado en la Revista Extra y de la que seleccionamos los siguientes
fragmentos:

"Las feministas no tenemos odio, tenemos bronca. El odio –con los fierros,
sean armas o moneda– es cosa de hombres. Estamos hartas de odio, aunque
venga empaquetado en sublimaciones y piropos. No hemos declarado la
guerra, sino que señalamos que existe y tiene los años de nuestra
civilización. Nos defendimos como pudimos, a veces con malas artes, por
lo tanto es mejor que ahora parezca una guerra abierta, limpia, esta que
declaramos contra todas las formas de la arrogancia machista. La guerrilla
de la artimaña, el repliegue y la comodidad no hace sino reproducir series
de esposas “achanchadas” y madres castradoras".

"El Movimiento de Liberación Femenina es una ideología revolucionaria,


no exprimida de libracos apolillados sino del cotidiano martirio de la mitad
de la humanidad. Nace en las ferias y junto a las bateas, a la vera de las
camillas de ginecólogos carniceros y a contrapelo de los viejitos célibes del
Vaticano que vienen diagramando la conducta sexual según conviene a los
intereses de los capitales y a las fluctuaciones del mercado bélico".

"No es un entretenimiento destinado a distraer de la liberación de los


pueblos, sino que esa liberación es mentira mientras la determinen
exclusivamente los varones. Así como ya no es posible pensar en términos
previos a Marx o Freud (por no decir a Galileo y a Colón), tampoco es
posible seguir pensando sin erradicar de cuajo los prejuicio sexistas, base y
modelo de toda opresión".

(Susana Rinaldi, Walsh y María Herminia Avellaneda en La Cigarra, 1984.


Fuente: Fundación MEW).
Pañuelo verde
Eva Giberti declaró en una entrevista: "Hoy, María Elena Walsh no es una
figura reconocida por las feministas y me parece injusto. La destaco porque
fue una mujer independiente que se enfrentó a la dictadura. Y porque,
además, le pidió al presidente Raúl Alfonsín que legislara el aborto con lo
que significaba en esa época".

En 1981, Walsh y Facio visitaron a Doris Lessing para realizar una


entrevista que sería publicada en Clarín, titulada "Doris Lessing, esa bruja",
cuyo "Libro dorado" fue descrito como una obra pionera para el naciente
movimiento feminista.

Pasada la dictadura militar, el programa "La cigarra" fue muy emblemático


y ejemplificador para el futuro de la televisión en Argentina: Walsh,
Avellaneda y Susana Rinaldi hicieron un programa sobre y para mujeres,
pero que nada tenía que ver con el ámbito doméstico, sino que planteaba
otro tipo de cuestiones, que fue criticado y en pocos meses dejó de emitirse.

Los premios
Walsh recibió, en 1973, Gran Premio de Honor SADAIC de Música
Internacional, fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos
Aires en 1985, obtuvo el Gran Premio de Letras del Fondo Nacional de las
Artes en 1987, fue nombrada Doctor Honoris Causa de la Universidad
Nacional de Córdoba en 1990, Highly Commended - Premio Christian
Andersen, de Dinamarca en 1991 y en 1995 recibió el Premio Mundial de
Literatura Infantil José Martí en Costa Rica.

(Con la escritora británica Doris Lessing. Fuente: Web Fundación MEW).

Últimas reflexiones y el adiós


“La relación entre varones y muchachas no era tan franca e igualitaria
como es ahora, a una mujer le resultaba dificilísimo o imposible realizar
muchas actividades cuando el novio o el marido se oponían. Esto se
transformó, pero no tanto como se dice. Son ustedes quienes terminarán de
modificarlo, espero. Y las injustas diferencias entre los sexos como toda
forma de sometimiento entre los seres humanos les parecerán más
prehistóricas que encender fuego con dos piedras”.

En la última etapa de su vida publicó dos novelas: “Novios de antaño”


(1990), en homenaje a sus padres y “Fantasmas en el parque” (2008),
donde convoca con tintes autobiográficos personajes que han marcado su
camino.

María Elena Walsh falleció en 2011 en Buenos Aires a los 80 años.

"Hecho a mano", su poemario más comprometido:

Oda doméstica

No sé, pero supongo que algún día

hará frío en los libros y tendremos

que consultar las hojas de verano

Nos habremos cansado de aludir,

no quedará papel ni llanto

para desperdiciar en poesía.

Por ahora, vamos a perpetuarnos


en la fugacidad de la cocina,

a padecer el cotidiano

fallecimiento de las cucharitas.

Una diaria estación de cacerolas

nos ensucia pequeñamente el aire.

Dan asco las ideas puras,

vergüenza la botánica, pudor

la desnudez del pensamiento.

Mejor es ser sumisamente

cuerpo afanado, manos eficaces

para abrochar el delantal del mundo.

Un día los periódicos dirán

que el amor se ha caído a la basura,

que los ángeles agonizan,

pero no acudiremos, ocupadas


en asistir obligatoriamente

a una melancolía de botones.

He pensado a menudo en todo esto,

mujermente agobiada de plumeros.

Nos amenazan hortalizas,

nos corren copas, números, pelusa,

nos arrebatan tiempo reservado

para comprar una porción de sueño.

En la suma de los pañales

y el tintineo de los desayunos,

en repetidas dosis de mercado

y en la elaboración del miedo

se nos va, se nos va el latido

que dedicábamos a la locura.

Y los que calzan sombra masculina,

heredado poder, cómodo imperio,


ordenan nuestra humana servidumbre

mientras se ponen seriamente

a fabricar los tajos de la guerra,

el obstinado pan del sufrimiento

Retrato de señora que hace dulces

Hago esto en memoria tuya.

Cuando llega el otoño pelo fruta

y rodeada de pellejos

vierto en heredado recipiente

pulpas filosofales

algún carozo que lo sabe todo

y progreso del agua y del azúcar

La casa o vientre se llena de aroma

y aunque es fruta itinerante

y no de huerta propia
bastante bien parodia

aquella alquimia

cuyo secreto nunca me enseñaste,

madre guardadora.

Fabrico por antojo

dulzuras que obligada cometiste,

transmuto para no interrumpir

el linaje de los frascos

empezado hace tantas abuelas.

Obro por reverencia y no deber,

para que mueras menos

y sientas, pobre ausente,

que hago un reino de tu servidumbre.

Consagro con ademanes

de hechicera venida a menos


el fuego, el mismo fuego

que encendió Eva tras el Paraíso

y que cruzando el valle

sube hoy por astutas cañerías

como lágrimas a los ojos.

El almíbar me enseñó paciencia

y sacrosanta cuchara de madera

a ordenar olas subterráneas

para que tomen punto

sin prisas y con pausa

de palabras en la poesía.

Si no repito gestos

de autora de alimento

para gozo de alguna criatura,

si no copio de manos maternales

ritos de mis antepasadas,


si toda magia compro hecha

y ya no me entretengo

en mandar de lo crudo a lo cocido,

si no pruebo y reparto,

pereceré.

Punto Cruz

Me desvivo en monótonos dedos

y el ojo de la aguja es mi ventana

por donde miro el universo

más obvio que una borla.

En eso estuve

por siglos de siglos

agachada la cabeza

como momia en cántaro


mordiendo el hilo

de permitidos laberintos

la boca sólo abierta

en ceremonias de bostezo.

Para qué habré unido

tanto lienzo disperso

en vez de remolcarlo

en fuego.

Por qué la lenta oveja

y el taimado algodón

La feminista

Sucede que ya no aguanto

que en la calle me grités


a la primera de cambio:

"¡Tenías que ser mujer!"

Soy mujer y me equivoco

pero vos, ¿quién te creés?

¿Valentina la astronauta,

Evita, sor Juana Inés?

Sos el león de la Metro,

mucha porra y poco rey.

No me vengas con rugidos

que no hay selva por acá

y no soy ninguna fiera

ni la mona de Tarzán.

Yo fallo por accidente

y no por fatalidad.

Cuando agarre la manija

no sé si lo haré tan mal


como ustedes, que arremeten

gobernando marcha atrás.

Conmigo te equivocaste

de programa y de canal.

Me tomaste por tu abuela

que aguantó sin pestañear.

Si tenés el monopolio

del acierto universal

yo te dejo vía libre

pero vos, dejame en paz.

Y cuando las papas quemen

¡arreglate sin mamá!

Con tambor

Con tambor
y a la intemperie

es mejor.

De mujer

tengo las intenciones

y el no poder.

Yo soy mansa,

pero cansa.

¿Sabés qué?

Te lo escribo en el suelo,

con el pie.

Mundo raro

Para el pobre

no hay reparo.

Amor mío,

ya no queda

ni rocío.
Vida ésta.

Dura poco

pero cuesta.

¿Viste?

Con florcitas

no es tan triste.

No me ven.

Así es el aire

y yo también.

De a poquito,

arañando el dinero

que necesito.

Sin apuro,

que hay pan duro.


De mal modo

me olvidaron

y eso es todo.

Cuando canto

padecer es lo mismo

pero no tanto.

Ayer y hoy:

fui cuerpo ajeno,

mi sombra soy.

No digo nada.

Desde mi abuela

que estoy callada.

Con tambor

y a duras penas

es mejor.
COMO HICE la cigarra

Gran parte el mundo de los argentinos, esta hecho de música.

Cada uno tiene como una propia banda sonora. Algunas canciones se nos quedan colgadas en
el alma para siempre.

La gente se apropia de una canción por que le hace falta, simplemente

El exilio, en la dictadura, durante este periodo, hizo una poesía que fue imposible silenciar.

Sara Fasio, su amiga, nos dio fotos de toda su vida.

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Como la cigarra

Canción de Mercedes Sosa

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Con quién habré cantado la cigarra que dice ve acá

Ah, ya sé, ya sé cuándo en Cosquín cantamos con

Victor Heredia y León Gieco

Como la cigarra de María Elena Walsh, no me di cuenta

El que quiera cantar, que cante conmigo

Ustedes saben que tienen el permiso total para cantar

Esta es una canción para el corazón directamente

Como son todo lo que yo canto

Tantas veces me mataron

Tantas veces me morí

Sin embargo estoy aquí

Resucitando

Gracias doy a la desgracia

Y a la mano con puñal

Porque me mató tan mal

Y seguí cantando

Cantando al sol

Como la cigarra

Después de un año

Bajo la tierra

Igual que sobreviviente

Que vuelve de la guerra

Tantas veces me borraron

Tantas desaparecí
A mi propio entierro fui

Sola y llorando

Hice un nudo del pañuelo

Pero me olvidé después

Que no era la única vez

Y seguí cantando

Cantando al sol

Como la cigarra

Después de un año

Bajo la tierra

Igual que sobreviviente

Que vuelve de la guerra

Tantas veces te mataron

Tantas resucitarás

Cuántas noches pasarás

Desesperando

Y a la hora del naufragio

Y la de la oscuridad

Alguien te rescatará

Para ir cantando

Cantando al sol

Como la cigarra

Después de un año

Bajo la tierra

Igual que sobreviviente

Que vuelve de la guerra

Mucha gente piensa que la hizo debido a la dictadura y alos exilio, pero em realidad, ella la hizo
desde el punto de vista del artista,que a veces te pone en un pedestal, a veces te olvida,

Luego tomo otro significado, exilio.

Los últimos años vivio en un su propio exilio. Siempre escondió su vida privada, ella no buscaba
notas, por ejemplos.

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