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Por ejemplo, si alguien dispara un arma de fuego contra otra persona y esta
muere debido a la herida de bala, se debe establecer una conexión causal
directa entre el disparo y la muerte para que se considere que el autor es
culpable de homicidio. Si se demuestra que el disparo fue la causa real y
directa de la muerte, entonces se aplicaría la responsabilidad penal al autor.
Por ejemplo en el caso de robo a mano armada. La acción es la parte activa del
delito y está relacionada con la conducta del autor. Por su parte el "resultado"
se refiere al daño o evento negativo que resulta de esa acción. En este caso, el
resultado podría ser el robo exitoso del bolso de la víctima. En el causalismo
naturalista, se presta atención a ambas partes, pero se enfoca principalmente
en la acción y en la relación causal entre la acción y el resultado. Para que
alguien sea considerado culpable de robo en este contexto, se debe demostrar
que su acción de asaltar a la persona con un arma fue la causa directa del
resultado, es decir, el robo del bolso. Si se puede establecer esta relación
causal, entonces se aplicaría la responsabilidad penal al autor por la acción
delictiva.
A diferencia de otras teorías del derecho penal que podrían enfocarse más en
las intenciones del conductor o en su estado mental al cometer el acto, el
causalismo naturalista se centra en la relación causal y objetiva entre la acción
y el resultado. No se presta tanta atención a las intenciones subjetivas o
motivaciones del conductor en este enfoque. Si se puede demostrar que la
acción objetiva (exceso de velocidad) fue la causa directa del resultado objetivo
(atropello fatal), entonces el conductor puede ser considerado penalmente
responsable por homicidio involuntario, independientemente de sus intenciones
personales.