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Uno apoya su futuro en Jesucristo, lo pone como forma definitiva. Mediante la Fe,
Esperanza y Caridad (amor). Esto último es lo que siempre queda, el amor.
3. En cualquier época, los creyentes que desean vivir fielmente su fe cristiana se han
preguntado y tendrán que preguntarse: ¿Quién fue Jesús de Nazaret? ¿Quién es
hoy Cristo para nosotros? ¿Qué podemos esperar de Él?
La pregunta de quién fue Cristo y quién es hoy Cristo siempre está. La pregunta tiene un
sentido transversal.
4. «La Iglesia llama “Encarnación” al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido
una naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación.»
A la tierra de Jesús se le llama judea (o país de los judeos), y allí se encuentra Galilea
samaría (zona intermedia) y Judea, Jesús es de Galilea. Esta Judea, Samaría y Galilea.
Jesús es de Nazaret de Galilea. Tenemos tres ideas de lo que fue Israel o de lo que podría
haber sido Israel. Está atravesada por el río Jordán. Galilea está en la parte de arriba, en
medio está Samaría y al final Judea. La profecía decía que de Belén saldría el Salvador.
7. Sus padres son José y María, sus abuelos Joaquín y Ana, sus tíos Isabel y
Zacarías, su primo Juan.
Estos nombres aparecen en los evangelios apócrifos.. Hay dos tipos evangelios: canónicos
(dentro del canon, relación, bíblico: mateo marcos lucas y juan) el más antiguo es de
marcos,que se escribe cerca de la resurrección de Jesucristo. Del de marcos van a beber el
de lucas mateo y juan. Dentro de los canónigos están los sinópticos que son Mt, Mc y Lc.
En el evangelio de Juan, el más reciente escrito en época de persecución es más filosófico,
más de sentimiento. Se puede hablar de un 5 evangelio que son los hechos de los
apóstoles,escrito por el evangelista lucas.
Los apócrifos son los que están desechados, los que no se utilizan, porque la iglesia
primitiva ve que había elementos de esos evangelios que no permitían que fueran
utilizables. Dentro de ellos aparecen los nombres de los padres. El que pone por escrito
cualquier libro de la biblia, el inspirado de dios, es el heliógrafo. Después hay una
comunidad, que lo confirma.
Su primo es Juan el bautista, el que bautiza a Jesús en el Jordán.
9. La ley:
a. Jesús no abolió la ley del Sinaí, sino que la perfeccionó de tal modo que
reveló su hondo sentido.
b. Se sometió a la ley, pero no se limitó a ella, porque lo prioritario para él, era el
bien de cada ser humano.
c. Por eso escandalizó a los fariseos que comiera con pecadores y publicanos
(Lc 5,30), que dejara a sus discípulos coger espigas en sábado (Mt 5,17- 19;
12,2).
Para el pueblo judio es muy importante la ley (el decálogo o la alianza), que está fundada en
los diez mandamientos
Ley del sinaí: los diez mandamientos también llamados la torá, el decálogo.
Los fariseos son los expertos en la ley, los que guardan y velan para que se cumplan las
normas
Publicanos: prostituta
Del I al III son mandamientos de dios, y del IV al x del hombre
La ley oprimía a los creyentes.
*jesús no abolió la ley del Sinaí, sino que la perfeccionó de tal modo que reveló su hondo
sentido. Se llama así porque se la entregó Dios en ese monte.
Se sometió a la ley pero no se limitó a ella, porque lo prioritario para él, era el bien de cada
ser humano. Jesús rompió una serie de normas que existían.
Por eso escandalizó a los fariseos que comiera con pecadores y publicanos (Lc 5,30), que
dejara a sus discípulos coger espigas en sábado (Mt 5,17-19; 12,2) Marcos lo dice
claramente, que se veía constantemente esa relación de Jesús con los pecadores y
publicanos.
“Jesús da plenitud a la ley sobre la pureza de los alimentos, tan importante en la vida
cotidiana judía, manifestando su sentido pedagógico por medio de una interpretación
divina: Todo lo que de fuera entra en el hombre no puede hacerlo impuro… Porque
de dentro, del corazón de los hombres, salen intenciones males (Mc 7, 18-21).
11. Templo:
– Respetó el Templo de Jerusalén. Fue presentado en él por José y María. Acudió a él a los
doce años. Durante su vida pública subió a él todos los años, al menos durante la
celebración de la Pascua.
– El Templo era para él la casa del Padre, casa de oración (véase Catecismo de la Iglesia
Católica 583-584)
– Los fariseos (separados). Eran fanáticos de la pureza ritual y del respeto a la ley
(Mt 23,1-36).
– Escribas o rabinos. Eran los cultos, los que enseñaban la Ley (Mc 1,22). Estos
eran los cultos, los que enseñaban la ley, enseñaban a escribir, a leer…
13. Aprende a dirigirse a Dios con la oración de los judíos, los salmos.
Los salmos son composiciones poéticas para ser captadas y muchas veces bailadas.
La mayoría son escritos por salomón y por el rey david
se bailaban en torno al arca de la alianza.
16. ¿Cómo oraba Jesús? La vida de Jesús era toda ella una oración. En los momentos
decisivos (las tentaciones en el desierto, la elección de los apóstoles, la muerte en la
Cruz) su oración fue especialmente intensa. A menudo se retiraba en soledad para
orar, especialmente por la noche. Ser uno con el Padre en el Espíritu Santo: ése fue
el hilo conductor de su vida terrena. [26002605]
En todo momento lo que hace durante el día se nota una gran oración, se hacen
presencia de dios.
17. ¿Cómo oró Jesús ante la muerte? Ante la muerte Jesús experimenta toda la
profundidad del miedo humano. Sin embargo, sacó fuerzas para confiar en el Padre
celeste también en esta hora: "¡Abbá, Padre!; tú lo puedes todo, aparta de mí este
cáliz. Pero no sea como yo quiero, sino como tú quieres" (Mc 14,36). [26052606,
2620] "La necesidad enseña a orar". Casi todas las personas experimentan esta
verdad en sus vidas. ¿Cómo oró Jesús cuando experimentó la amenaza de la
muerte? Lo que le movía en esas horas era la disposición absoluta a abandonarse
en el amor y el cuidado de su Padre. No obstante, Jesús pronunció la más
impenetrable de las oraciones, que tomó de las oraciones judías de los moribundos:
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mc 15,34; según el salmo
22,1). Toda desesperación, toda queja, todo lamento de los hombres de todos los
tiempos y el deseo de encontrar la mano auxiliadora de Dios se contienen en esta
palabra del Crucificado. Tras las palabras: "Padre, a tus manos encomiendo mi
espíritu" (Lc 23,46) exhaló su espíritu. En ellas resuena la confianza sin límites en el
Padre, que tiene poder para superar la muerte. De este modo, la oración de Jesús
anticipa, en el centro de su Pasión, la victoria pascual en su Resurrección. 100
18. ¿Qué significa aprender de Jesús cómo orar? Aprender de Jesús a orar es entrar
en su confianza sin límites, unirse a su oración y ser conducido por él, paso a paso,
hacia el Padre. [26072614,2621] Los discípulos, que vivían en comunión con Jesús,
aprendieron a orar escuchando e imitando a Jesús, cuya vida era toda ella oración.
Tal como él, ellos tenían que estar vigilantes, luchar por tener un corazón puro, dar
todo para que llegue el reino de Dios, perdonar a sus enemigos, confiar en Dios
hasta la osadía y poner por encima de todo el amor a Dios. En este ejemplo de
entrega, Jesús invitó a sus discípulos a llamar al Dios omnipotente "Abbá, papá". Si
oramos en el espíritu de Jesús, especialmente el Padrenuestro, seguimos los pasos
de Jesús y podemos estar seguros de que llegamos infaliblemente al corazón del
Padre. 495-496,512
19. Como buen judío, a los doce años peregrina a Jerusalén (Lc 2,41-52). Allí
descubre un mundo más amplio que Nazaret: las muchedumbres ansiosas de
liberación y de dignidad, el Templo, los comerciantes, los doctores de la ley...
A Jesús lo vamos a encontrar en el templo desde recién nacido. Todo primogénito que
pertenece a Dios, y para rescatarlo se ofrecía dos tórtolas o un pichón. A los doce años el
niño sube para la celebración de la pascua, ya que solían casarse con esa edad. El templo
para Jesús es muy importante porque es donde lo encontramos desde el primer momento.
20. Jesús destaca por su gran libertad frente a: la familia, la ley, el mero culto externo,
los prejuicios.
21. Libertad ante los prejuicios
No le importa la opinión de los demás, acoge a los despreciados. La gente con la que se
relaciona Jesús era de todo tipo, pero sobre todo gente alegre.
– Denuncia la hipocresía de los que hacen del culto solo un conjunto de normas, ritos,
lugares o palabras.
– El verdadero culto no es algo separado de la vida, no se opone al amor del prójimo. Sin el
encuentro y reconciliación con el hermano, el culto es algo vacío: “No todo el que dice
Señor, Señor...” (Mt 7,21). “Vete primero a reconciliar con tu hermano, y después vuelve a
presentar tu ofrenda...” (Mt 5,23-24).
Jesus centra la mirada siempre en el corazón del ser humano. El sábado hay muchas
normas. Se denuncia la hipocresía a esas normas, la hipocresía está en el hombre.
– Él se entrega a su misión poniéndola por encima de su familia. Para Jesús hay un
parentesco mayor: el de aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen (Lc
8,20-21).
– Destaca por su libertad frente al círculo de sus discípulos, que quieren dictarle
como debe ser su conducta, en contra de la voluntad última del Padre (Mc 8,31- 33).
Hay una violencia entre la familia de jesús y la forma de predicar el reino de dios que está
en el cielo. Hay como dos familias: la familia carnal, con la que vive durante 30 años, y ya
que después se habla de otra familia, la espiritual, que son los que escuchan la palabra de
Dios. La virgen maría se convertirá en discípula de jesus.
Nos situamos en el tema de la libertad frente a las familias, incluso a la virgen la deja fuera
de juego. A partir de los treinta años va a mantener Jesús relación con los doce discípulos.
Después hay un grupo, las mujeres (Juana, maría, Marta) son las sensatas que quedan al
final. Después hay otro grupo, el de los 72, de estos aparecerán dos santos varones en lo
alto de las escaleras, José de Arimatea y Nicodemo.
La ley para los judios es el decálogo, ley del sinaí o 10 mandamientos. la ley fundamental,
los derechos universales de la persona.
los que estaban pendientes de esa ley eran los escribas, fariseos y saduceos: guardianes
de la ley y la religión
La ley hay que adaptarla al ser humano.
-que os amáis unos a otros
*– Jesús es libre frente a los escribas, fariseos y saduceos, guardianes oficiales de la ley y
de la religión. No la anula.
– Jesús trata con ellos pero no se somete a su autoridad, y no porque considere que actúan
de mala fe (sobre todo en el caso de los fariseos), sino porque ve que se han apropiado del
poder de interpretar la ley, y con ello, oprimen a los más débiles. No hay nada más
importante que el ser humano, por eso veremos como Jesús se enfrentará con estos.
– Se atreve a enfrentarse a ellos y criticarlos (Mt 23).
– Para Jesús la ley no debe tener otro fin que ayudar a cumplir el doble mandamiento del
amor: a Dios y al prójimo.
La ley se resume en dos: amaras a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti
mismo. Esto le va a llevar a desarrollar una conciencia profunda con los más pobres. Le va
a llevar a estar cerca de los que más lo necesitan, se acercan para recuperar su dignidad a
Jesús. Lo importante no es tanto la recuperación física, sino la dignificación, ya que el
enfermo estaba fuera, porque además la mayoría de enfermedades eran contagiosas. Por
eso su circulo solía ser bastante extraño (prostitutas, ladrones…).
En esa cercanía destacan también los más pequeños, las mujeres, incluso a los que le
faltaba cultura, que no cumplen la ley por falta de conocimiento.
25. Siempre está de parte de los que más ayuda necesitan para recuperar su
dignidad como hombres y mujeres libres.
– Se acerca con sencillez a los pequeños, los incultos, los que no pueden cumplir la
ley porque ni siquiera la conocen (Jn 9,34).
– Acoge a los débiles, a los niños (Mc 10,13-16), a las mujeres marginadas por la
sociedad (Lc 8,2-3; 10,38-42; 13,10-17).
– Se acerca a los enfermos, los leprosos, los enajenados, los impuros, personas sin
posibilidades en la vida, consideradas pecadoras a los ojos de todo judío (Mc 1,25-
28; 1,40-45; 5,21-34).
– Se preocupa del pueblo humilde, la masa, las gentes desorientadas de Israel (Mc
6,34; Mt 9,36), el pueblo agobiado por las prescripciones de los rabinos (Mt 23,4). –
Llega hasta a amar a los enemigos y se lo propone a sus seguidores. En la cruz se
dirige al Padre pidiendo perdón por sus mismos asesinos: “Perdónalos porque no
saben lo que hacen“(Lc 23,34). Dice que para amar al prójimo no basta “no matar”,
sino que es preciso vivir reconciliado con el hermano (Mt 5,21-26).
El libro de los Hechos de los Apóstoles resume esta cercanía y modo de relacionarse Jesús
con la gente diciendo que “pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el demonio”
(Hch 10,38).
cercanía que va a tener con la gente que lo necesita. Siempre hay un grupo de gente
sospechosa con los que dios se relaciona
Cercanía a:
-Publicanos, ladrones y prostitutas
-Pequeños e incultos
-Los más débiles, con menos recursos
-Mujer marginada
-Enfermos
-Leprosos: tenian que vivir apartados y no acercarse a nadie
-Samaritanos: que no se trataban con los judíos
-pueblo humilde
-El amor llegara a los enemigos
-Al prójimo
Ese modo de actuar se encuentra en los evangelios y en los Hechos de los Apóstoles.
Con un gesto concreto, en las horas anteriores a su muerte, condensa toda la verdad de
este “vivir para los demás”.
Se arrodilla ante sus discípulos y realiza una acción propia de los esclavos, de los
sirvientes: les lava los pies uno a uno.
Al terminar les dice: “¿Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros? Os he dado
ejemplo para que hagáis lo que yo he hecho con vosotros” (Jn 13,12-15).
Vino a servir y no a ser servido, es decir, vivir para los demás. Cuando los evangelios
sinópticos describen la última cena hablan de los detalles, etc., pero Juan se quedó con un
detalle en concreto que pasó, el cual fue el lavamiento de los pies que se hace en la liturgia
del jueves santo, el sacerdote que lava los pies de forma gratuita, es una actitud distinta a lo
que se había pedido hasta ahora.
Jesús ofrece el perdón de Dios de forma gratuita, sin exigir una penitencia previa,
con lo cual adopta una actitud sin precedentes en la historia judía (cf. Mc 2,1-12; Lc
7,36-50).
El perdón no es una penitencia, siempre hay acogida de la persona que necesita esa
cercanía y esa misericordia. El perdón es un símbolo.
Durante su vida pública no solo acogió a los pecadores y tuvo misericordia de ellos,
perdonándolos, sino que también manifestó el efecto de este perdón.
– A los pecadores que son perdonados los vuelve a integrar en la comunidad del pueblo de
Dios, de donde el pecado los había alejado e incluso excluido.
– Un signo manifiesto de ello es el hecho de que Jesús admite a los pecadores a su mesa;
más aún, Él mismo se sienta a su mesa, gesto que expresa el perdón de Dios (cf. Lc 15) y
el retorno al seno del pueblo de Dios (cf. Lc 19,9).
división en la forma de referirse de jesús: uno lo acusa de blasfemo (aquel que va contra
dios o lo insulta), o otros creían en el
Ese perdón que Jesús da no es simbólico sino que es eficaz, las personas sienten que su
vida ha cambiado, que es otra, el encuentro con Jesús hace que la vida de una persona
cambie. Lo vemos en una relación constante con el pueblo por este motivo.
– Así lo creían las personas a las que decía “tus pecados te son perdonados”.
– Sin embargo, muchos otros se escandalizaron por su atrevimiento: “¿Cómo habla éste
así? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar los pecados sino solo Dios?” (Mc 2, 7).
Esto produce dos actitudes: El que cree que es una blasfemia, y aquel que piensa que trae
un mensaje nuevo, se sienten invitados, interrogados. Jesús se va a presentar como el
rabino, el maestro en el sentido más profundo, en el ejemplo a seguir.
30. Único maestro. Jesús fue conocido como maestro en Israel. Jesús es un maestro
de vida en la libertad y en la verdad:
-Es un maestro de “vida” porque todo lo que sabe y vive nos lo quiere transmitir (Jn 15,15).
Aparece como maestro, el que enseña, es una clase experiencial, con palabras, su método
no es a través de fábula sino que son parábolas.
31. ¿Qué significa que Jesús, el primogénito? Jesucristo es la Palabra (el Verbo), el
interlocutor fiel de Dios (Jn 1,1-8). Cuando escuchamos a Cristo, recibimos el
mensaje de Dios.
Es el primero que nace, abre el comienzo de la iglesia. El verbo conjuga siempre por lo que
Jesucristo es quien conjuga con nosotros a través de su palabra. Quien nos da a conocer
quién es dios es jesucristo.
32. Jesucristo es imagen de Dios, su icono (2 Cor 4,4). Cuando miramos a Cristo
vemos en Él toda la belleza y perfección de Dios.
– Cuando descubrimos que es justo, nos damos cuenta de que todo el que obra la justicia
se parece a Él y que toda justicia viene de Dios (1 Jn 2,29;3,10).
Icono: imagen más cercana a la realidad. Para pintar un icono lo tiene que pintar un monje.
Cuando miramos a Jesús estamos viendo la palabra de dios. El icono es el reflejo más
grande de lo que podría ser Dios. Por eso decimos que Jesús es el primogénito, centro y
meta de lo que existe, y en él encontramos la forma de obrar justa y equilibrada.
– Cuando nos encontramos con Cristo, conocemos al hombre de verdad, “al primogénito
entre muchos hermanos” (Jn 19,5).
– En Él conocemos al tipo de ser humano que todos estamos llamados a ser: el “nuevo
Adán” (1 Cor 15,22.45), el “hombre nuevo” (Ef 4,23-24).
Jesús es el nuevo Adán, por Eva entra el pecado, por María la llena de gracia. Adán
significa hombre. Los cristianos después de la resurrección de Jesús se van a reunir en
comunidades donde además tienen los bienes en común.
Por eso, todas las fibras de nuestro ser nos llevan hacia Cristo: “Nos has hecho, Señor, para
Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti” (San Agustín. Libro de las
Confesiones I,1).
Jesucristo, en cuanto ser humano, es un hombre más de la historia. Pero como Verbo,
imagen de Dios, primogénito de toda creación y poseedor del Espíritu Santo en plenitud, es
el artífice de nuestra filiación divina. Viéndole, escuchándole y siguiéndole, vivimos como
hijos de Dios, como Él.
Filio significa hijo. Esa filiación divina que se hace a través del bautismo. San Agustín habla
de esa afiliación, de la búsqueda de la felicidad, de ir más allá que haga que tu vida tenga
un sentido, de llegar a descubrir en Jesús, el cual es definido como verbo. Logos en griego
es palabra, pero la corrección correcto es la de verbo, ya que el verbo conjuga, porque el
ser humano conjuga con Dios a través de Jesucristo nuestro Señor, es más profundo, mas
significativo este sentido. El punto de referencia es Jesús, viéndole escuchándole y
diciéndole.
35. ¿Cómo muestra Jesús a Dios? Él, al revelarnos a Dios, nos lo presenta como
Padre, como Señor del cielo y de la tierra, como Amor y misericordia.
Jesús lo presenta como Padre. El rostro es como padre, por el amor misericordioso, el lugar
de encuentro con Él es la eucaristía, que en todas las ramas cristianas existe. En el caso de
los protestantes es simbólico. En la Eucaristía se comulga, y vivir en unión con otras
personas de tu misma fe, es el sacramento más importante. Esta síntesis de esta parte
cristológica de la vida de Cristo es a través de la muerte y la resurrección. Vamos a ver
cómo lo presentan los sinópticos. Los evangelios parten de los logios, los cuales se
comparan. Tras esto, los hagiógrafos son los que lo escriben.
36. Jesús se entrega en la eucaristía como alimento
Eucaristía: acción de gracia, el viernes santo no se hace misa porque es la muerte del
señor.
37. Los sinópticos presentan la muerte de Jesús desde el punto de vista histórico La
muerte de Jesús fue una consecuencia de su obrar. Sufrió una muerte cruel e
injusta: – Lo apresaron debido a la traición de uno de sus amigos. El precio fue de
30 monedas (unos 18 euros).
– Se vio impotente (con la impotencia de quien sabe que es inocente y va a ser condenado)
ante los testigos falsos que testificaron contra él.
– Sabía que estaba condenado antes de empezar el juicio y, sin embargo, tuvo que soportar
el juicio, que no pretendía más que mantener la apariencia de que se hacía justicia.
– Soportó burlas humillantes como la corona de espinas, la flagelación, las mofas que
recibió cuando estaba clavado en la cruz.
– Vive la experiencia de la ausencia de Dios. Cree que le ha abandonado: “Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27,46).
Dos formas de conocer la muerte y resurrección: una de ellas son los sinópticos.
La mujer de Pilato intenta convencerlo para que no lo matara a latigazos.
Jeus experimenta que Dios en el momento que más lo necesitaba lo había abandonado.
Los sinópticos presentan la muerte de Jesús de forma simbólica. La traición es por Judas, la
detención de Jesús fue con palos, porras, etc., después todo el proceso será de acusación
será el de haber blasfemado en contra de Dios, las humillaciones (coronación de espinas,
etc.).
38. Fue llevado a la muerte por las autoridades religiosas y políticas. Fue
crucificado por:
– Las autoridades religiosas a las que había denunciado porque oprimían al pueblo con
leyes sin sentido.
– Las autoridades romanas que cedieron a la petición de las autoridades religiosas para
mantener el prestigio y el orden establecido.
Para un judío morir en una cruz era ser maldito, por colgar de un árbol, esto era una
maldición judía. Pilato no quería que llegara Jesús a la cruz. Las palabras de la cruz, una de
ellas, la más dura fue “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Esta fue la
última tentación de Cristo. La vida de Cristo dice el evangelio que se retiró a mejor. Las
últimas palabras fueron: “En tus manos encomiendo mi espíritu”.
Cuando Pilato lo presenta como rey en el lugar que se llamaba en el losado, especie de
trono donde se sentaba Pilato para juzgar, dictaba sentencia. La cruz se colgaba siempre
arriba, y en Jesús ponía Jesús el Nazareno, el rey de los judío (JNRJ). Por tanto, en la cruz
se le reconoce como rey, y los judíos le protestan a Pilato por esto. En el interrogatorio con
Pilato, Jesús reconoce que Él es rey, pero su rey no es de este mundo. Incluso se lo dice a
sus discípulos. Si intentamos ver el sentido de esta muerte hay que ver primero los datos
históricos. Primero, es un hombre que está pisoteado, y esto resulta molesto a todo el que
está en el sistema establecido. El llama siempre a la conversión. La coherencia de Jesús es
vivir con unos valores marcados por la fidelidad a Dios. Su sufrimiento no es solo físico, sino
que también es moral, que proviene de experimentar que Dios lo va a abandonar, ya que ha
vivido apoyado en Dios toda su vida. Desde San Juan, recordando que cuenta desde la
experiencia de la resurrección, lo cuenta como alguien que ha ganado, que ha vivido de
forma diferente, es la muerte como un paso al encuentro con Dios, y en esa muerte
descubre que es el sentido de su vida.
Los valores cristianos van surgiendo después.
Juan habla como quien sabe que no ha terminado todo. Él ve en la cruz, no el fracaso, sino
el medio por el que Jesús triunfa, porque sabe que tras ella viene la resurrección. Juan
describe la muerte de Jesús del siguiente modo:
– Para Juan, Jesús es Dios que se entrega por nosotros, que va a la muerte libremente, no
como una víctima (Jn 10,17; 17,1).
– Introduce la caída de los soldados en el huerto de los olivos al suelo ante la manifestación
de Jesús como “Yo soy” (Jn 18,4-6).
– Presenta la muerte serena de un hombre que se sabe superior a los que le matan (Jn
18,19-24).
✸Pilato le hace sentarse en su trono (Jn 19,13), le presenta como un rey (Jn 19,14), y así lo
manda poner en la cruz (Jn 19,19-20).
✸Y habla de ella con sus discípulos: “Ha llegado la hora... si el grano de trigo no muere...”
(Jn 12,23-24). “Cuando me levanten de la tierra, tiraré de todos hacía mí. Decía esto dando
a entender cómo iba a morir” (Jn 12,32-33).
40. Sentido de la muerte de Jesús. Partiendo de los datos históricos, podemos decir
que:
– La muerte de Jesús es la muerte trágica de un hombre que fue plenamente fiel a Dios y es
quitado de en medio por quienes no entienden o no quieren entender esta fidelidad.
– Jesús, aunque siente que ha fracasado, que Dios le ha abandonado, sigue creyendo y
esperando en Él y le vuelve a llamar Padre en el momento final de su entrega:
Dios muere en la cruz porque hay una parte de la humanidad que es así, si Dios hubiera
apoyado a Jesús en la cruz, hubiera estado con Él en el sufrimiento.
– Jesús, al morir, tiene conciencia de que las Escrituras se han cumplido en su pasión, se
cumplen en su muerte y se cumplirán en su resurrección.
El mesías que se estaba esperando se cumple en Jesucristo, que cambia la realidad en las
personas.
Alguien que ha amado mucho.
Jesús no es un Mesías político, sino el que quiere salvar a la persona humana desde su
interior.
42. Dios, su Padre, lo resucitó y vive para siempre entre nosotros ¿Por qué buscáis
entre los muertos al que está vivo? Lc 24,6. La resurrección entendida en una doble
manera
La resurrección de lazara, hija de jairo, viuda de naín, gente que vuelve a la vida pero que
vuelve a morir.
En el segundo caso es el paso a ser un hombre nuevo, ya no estamos sometidos a la
caducidad de la realidad en la que nosotros estamos.
Jesús sentía resucitado
Se puede entender de varias maneras; hay una resurrección que es temporal y la que está
por encima de cualquier limitación humana (esta es la verdadera). Nosotros estamos
sometidos al espacio y al tiempo, pero no conocemos otras opciones, significa que no lo
sabemos. Todo lo que no conocemos no significa que no exista, sino que no lo conocemos.
La expresión correcta de la Biblia es “Dios lo ha resucitado” para devolverle la autoridad en
su vida, ha sido glorificado por el Padre. La resurrección no es ni intrahumana ni
intrahistórica, está por encima del espacio y del tiempo, y no sabemos más, solo sabemos
la experiencia de los apóstoles. Aparte de la fe, de la resurrección, podemos hablar de las
mujeres.
La resurrección verdadera es la que está por encima de cualquier limitación humana. Las
temporales no son verdaderas.
44. La resurrección es la legitimación de la vida y mensaje de Jesús.
– Jesús no ha quedado a merced del sepulcro, sino que está vivo, glorificado junto al Padre.
– Tras la muerte de Jesús ocurre un hecho insólito: unas mujeres y el grupo de los
discípulos afirman haberle visto y quedan transformados por esta experiencia.
48. Hay una serie de fórmulas de fe que dicen que Cristo murió, que fue sepultado,
resucitó y que se apareció a sus discípulos (1 Cor 15,3-4; 1 Tes 4,14).
Fórmulas que se van a repetir hasta la actualidad: que cristo murió, fue sepultado y resucitó
Esto no son pruebas definitivas, son acontecimientos que también sucedieron a nivel de la
resurrección. Hay dos credos, el primero es el más breve y el segundo el más extenso. El
credo apostólico (vulgarmente llamado breve) y el Niceno constantinopolitano.
También fórmulas de exaltación, la cruz aparece como algo glorioso, demuestra quién era
Jesús de verdad.
50. Los relatos de apariciones son más extensos que las fórmulas de fe. Todos estos
relatos se expresan en lenguaje de resurrección, excepto uno: el relato sobre la
Ascensión (Lc 24,50-53; Hch 1,9-11).
– El reconocimiento progresivo y libre por parte de la persona. Los discípulos que dudan
quieren comprobar, ver, tocar (Lc 24, 36-45).
– Las personas no se muestran crédulas, sino más bien críticas para admitir el hecho:
dudan, se informan, quieren pruebas...
– La aparición a las mujeres (Mc 16,1-8) tiene un alto grado de fiabilidad histórica, porque
todas las demás apariciones podían haber sido más o menos compuestas por los discípulos
para legitimar su creencia y su predicación. Pero la de las mujeres está libre de este peligro,
ya que su testimonio no contaba para nada. Otra cosa es que la narración esté compuesta
más tarde y tenga añadidos no históricos.
– Siendo básicamente creíble el hecho del encuentro del Resucitado con estas personas,
los relatos son ya “historias de fe” que incluyen muchos elementos de interpretación.
– El encuentro con Jesús Resucitado, al que con frecuencia se le llama “ver”, aparece como
experiencia de Dios en Jesús.
Las apariciones:
las personas no se lo creen
La aparición a las mujeres es un dato de la época importancia a esto pareciera..
el que escribe el evangelio no les importa el q se lo crea o no.
Este amor Dios lo ha derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha
sido dado. Rom 5,5
«Gracias a este poder del Espíritu Santo los hijos de Dios pueden dar fruto. El que nos ha
injertado en la Vid verdadera hará que demos “el Fruto del Espíritu que es caridad, alegría,
paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza” (Gál 5,22-25).»
Catecismo de la Iglesia Católica 736
Espíritu de Amor. Cuando hablamos del espíritu santo estamos hablando de un don
recibido. Como si estuviéramos injertados en una vid y nosotros estamos dando los frutos
del espíritu, que son la caridad, alegría, paz, etc.
La despedida del señor es que va a venir el espíritu santo (segundo nombre que se le
nombra a este: paráclito). Nos va a ayudar a ver cual es la realidad de nuestra vida.
+Jesús le llama “Paráclito” que se traduce como “Consolador” y “Espíritu de verdad”. +En
las Cartas Apostólicas se le llama:
En la Liturgia de la Iglesia se saluda deseando: “El Señor esté con vosotros”. Las oraciones
concluyen: “Por Nuestro Señor Jesucristo... “
En la Biblia, Jesús es llamado con distintos nombres, en los que se resalta su relación con
Dios, su Padre y su misión:
– Jesús: Salvador.
– Maestro...
El hombre que le coloca san josé, no la virgen, es Salvador. Hay más nombres.
– Con el Templo (no son meras piedras sino el lugar donde Dios habita).
«La Iglesia llama “Encarnación” al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una
naturaleza humana para llevar a cabo por ella nuestra salvación.» Catecismo de la Iglesia
Católica 461
El cambio radical de la historia lo hace Jesucristo desde dentro, asumiendo nuestra propia
naturaleza.
Es una comparación que recurre a una realidad natural o humana para esclarecer una
verdad religiosa. Las parábolas se presentan de una forma sencilla y plástica. Como
instrumento pedagógico, tienen cierto carácter enigmático: por un lado, despiertan la
atención y la curiosidad de los oyentes, por otro requieren una interpretación.
Jesús no define el Reino, sino que habla de él a través de las parábolas. Las parábolas
sobre el Reino lo presentan incluyendo dos fases:
– Una actual en la que el Reino existe ya, pero sigue oculto en el misterio.
Presenta el reino de dios a través de la realidad d e las parábolas. Habla del reino de dios
como si ya existiera.
61. En los evangelios sinópticos, las parábolas se emplean para proclamar el Reino
de Dios, aunque no se agota el tema en ellas. En el lenguaje de los evangelios se
utiliza a veces la expresión “Reino de Dios”, otras veces se habla de “Reino de los
cielos” o solamente “el Reino”.
La resurrección, los milagros de Jesús, la lucha contra el mal, el anuncio de la buena noticia
a los pobres, la alegría, la paz
Los diez mandamientos, entregados por Dios a Moisés en el monte Sinaí, Jesús los traduce
en una nueva ley:
“Os aseguro que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños,
conmigo lo hicisteis...” (Mt 25). Para vivir este amor nos entrega un programa: las
bienaventuranzas.
La nueva ley del amor y las bienaventuranzas (ser dichosos), son términos fundamentales.
La regla de oro («Trata a los demás como quieres que te traten a ti») es conocida en
muchas culturas como norma de una vida buena. El mandamiento del amor en el Antiguo
Testamento se resalta con más fuerza: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lv 19,18).
Jesús intensifica y concreta el mandamiento del amor recíproco, fundamentándolo en sí
mismo y en la entrega de su vida: «Así como yo los he amado, amaos también vosotros los
unos a los otros» (Jn 13,34). Este amor se dirige de igual manera a la comunidad como a la
persona, pues cada uno cuenta como una persona única e inconfundible que es amada por
Dios, y, a su vez, es remitida a vivir este amor con los demás. El amor divino es el comienzo
de una «civilización del amor» (papa Pablo VI y Juan Pablo II), a la que pueden contribuir
todos los seres humanos.
Síntesis de dos versículos que hay en el antiguo testamento. Este mandamiento, este estilo
se encuentra en las primeras culturas. Trata a los demás siempre como un fin, nunca como
un medio
El ser humano que ama también participa en esta comunión de amor. Solo podemos
realizar plenamente nuestra vida si no nos cerramos a esta corriente del amor divino y nos
abrimos a ella. El amor nos permite estar abiertos a las necesidades del prójimo y nos
capacita para entregarnos. Jesucristo, que por amor a los seres humanos se sacrificó
libremente en la cruz, realizó con la entrega de su vida humana el máximo acto de amor.
TRINIDAD
Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió en el corazón de éste el deseo
de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia sí,
para que viva y encuentre en Él aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin
descanso. En consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente
religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación con Dios otorga
al hombre su dignidad fundamental.
Para conocer a Dios con la sola luz de la razón, el hombre encuentra muchas dificultades.
Además, no puede entrar por sí mismo en la intimidad del misterio divino. Por ello, Dios ha
querido iluminarlo con su Revelación, no sólo acerca de las verdades que superan la
comprensión humana, sino también sobre verdades religiosas y morales, que, aun siendo
de por sí accesibles a la razón, de esta manera pueden ser conocidas por todos sin
dificultad, con firme certeza y sin mezcla de error.
Podemos llegar pero no es suficiente, difícilmente se puede llegar a asimilar solamente con
la razón. El sentido de la creación en el Génesis y la teoría de Darwin no se contradicen
porque tratan temas diferentes. Los extremismos son los que hacen contradictorias las
cosas.
A lo largo de la historia se ha querido llegar a conocer a Dios con la razón.
La revelación es sacar de la oscuridad, Dios se va dando a conocer para que podamos
descubrirlo a través de la Revelación. Normalmente Dios se revela en el Evangelio. Aunque
también uno puede tener una experiencia con Dios que le muestre quién es Dios para el
para poder conocer la verdad.
Se puede hablar de Dios a todos y con todos, partiendo de las perfecciones del hombre y
las demás criaturas, las cuales son un reflejo, si bien limitado, de la infinita perfección de
Dios. Sin embargo, es necesario purificar continuamente nuestro lenguaje de todo lo que
tiene de fantasioso e imperfecto, sabiendo bien que nunca podrá expresar plenamente el
infinito misterio de Dios.
De Dios se puede hablar con todos para todos a partir de nuestras propias capacidades, y
desde lo que nos rodea. Así, vamos viendo lo positivo. Ciertamente, hay que ir purificando
nuestro lenguaje para no confundir lo que es fantasioso de lo que es real.
• La de los primeros hombres que creó, a los que les prometió la salvación después de la
caída.
• La de Noé, con el que Dios hace una alianza que abarca a todas las naciones y seres
vivientes.
• La de Abrahán, a quien Dios hizo una promesa de la que surgió el pueblo de Israel.
• La de Moisés, con quien hizo la Alianza en el Sinaí y al que dio la Ley de Israel.
Se puede leer cronológicamente, por los acontecimientos que han acontecido en nuestra
vida, y otra forma es con los momentos en los que Dios ha intervenido en nuestra vida.
La primera, más destacada, la caída del pecado.
La segunda, el diluvio universal.
Los profetas, donde aparece la promesa del Mesías.
La Revelación.
Jesús es quien muestra cómo es Dios y el encuentro con Él. Esta revelación es divina, y es
el conocimiento de la verdad. ¿Cómo puedo llegar a este conocimiento? A través de Jesús.
A esto se le llama la tradición apostólica (lo que lleva haciendo la Iglesia año tras año,
desde los apóstoles).
La Tradición apostólica es la transmisión de Cristo desde los Apóstoles, el testimonio tanto
de palabra como de obra, las instituciones, el culto, y los escritos inspirados (en este caso,
la Biblia). Esto se va transmitiendo de generación en generación hasta la actualidad. Todo lo
que sería la Sagrada Escritura, y los 2000 años de experiencia que llevamos, que se ha ido
haciendo y creando.
Dios no solo se deja encontrar, sino que, es más, se nos manifiesta o (por decirlo con otras
palabras) se nos revela.
Por naturaleza tenemos una cierta idea de Dios y podemos conocer también mediante la
razón. Pero cómo es precisamente, cuáles son sus pensamientos y sus planes, es algo que
no logramos explicar con nuestro intelecto. Por eso es Dios mismo quien tiene que
comunicarnos cómo es. Y no lo hace enviándonos una idea, un libro o un sistema político,
sino haciéndose un ser humano. En Jesucristo, Dios se ha revelado plenamente y
definitivamente: Dios se hace hombre para que el hombre entienda quién es Dios. Jesús es
el lenguaje de Dios.
Abraham escuchó a Dios. Estuvo dispuesto a partir a donde Dios quisiera ya hacer lo que
Dios quisiera. En la escucha y la disponibilidad para ponerse en camino es un modelo para
nuestra oración. [25702573] No se nos han transmitido muchas oraciones de Abraham.
Pero allí donde iba, construía para su Dios altares, lugares de oración. De este modo, en el
camino de su vida, tuvo múltiples experiencias con Dios, también algunas que le pusieron a
prueba y le desconcertaron. Cuando Abraham vio que Dios quería aniquilar la ciudad
pecadora de Sodoma, intercedió por ella. Incluso luchó obstinadamente con Dios. Su
intercesión por Sodoma es la primera gran oración de petición en la historia del pueblo de
Dios.
De Moisés podemos aprender que "orar" es "hablar con Dios". Junto a la zarza ardiente,
Dios inicia una verdadera conversación con Moisés y le confía una misión. Moisés pone
objeciones y hace preguntas. Finalmente, Dios le revela su nombre sagrado. Así como
entonces Moisés adquirió confianza con Dios y se dejó tomar del todo a su servicio, así
también debemos orar nosotros y entrar en la escuela de Dios. [25742577] La BIBLIA
menciona el nombre de Moisés 767 veces; esto muestra lo central que es su figura como
liberador y legislador del pueblo de Israel. Al mismo tiempo, Moisés fue un gran intercesor
por su pueblo. En la oración recibió su misión, de la oración sacaba fuerzas. Moisés tenía
una relación íntima y personal con Dios: "El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como
habla un hombre con un amigo" (Éx 33,11). Antes de actuar o enseñar al pueblo, Moisés se
retiraba al monte para orar. Por este motivo es el prototipo del orante contemplativo.
Moisés da un paso más en el tema de la oración,es el que se atreve a hablar con dios. El
aprende a ver lo que dios le está pidiendo
La existencia de Dios nunca ha estado fuera del alcance del conocimiento racional de los
seres humanos.
En la historia de fe de Israel abrió Dios su intimidad y habló con Abrahán, Isaac y Jacob. A
Moisés le encomendó liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto.
Llamó una y otra vez a los profetas para que hablaran en su nombre.
Nunca ha estado fuera del conocimiento racional, pero en abraham isaac y cacb vemos a
los patriarcas, el que está formando una gran familia.
Una vez que se conoce a Dios, nada puede seguir como antes. El pueblo de Israel lo
expresa claramente mediante la alianza que Dios hace con él. Los signos de esta alianza
son los diez mandamientos, que Dios entrega a Moisés en el monte Sinaí (Ex 19–24).
Correspondemos al amor de Dios cuando nos orientamos por los mandamientos e
intentamos así comportarnos de forma justa. Por consiguiente, tenemos la posibilidad de
cooperar en el plan maestro de Dios para el mundo y la historia.
Cristo fue en todo semejante a nosotros, menos en el pecado. Por eso es Jesús el ser
humano ejemplar, el ser humano modelado según el plan maestro de Dios. Jesús vivió lo
que quiere Dios: el amor. Ser cristiano significa intimar lo más posible con Jesús. Mediante
los sacramentos nos unimos profundamente con Jesús; nos convertimos en «Cuerpo de
Cristo».
Dios «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1
Tim 2, 4), es decir, de Jesucristo. Es preciso, pues, que Cristo sea anunciado a todos los
hombres, según su propio mandato: «Id y haced discípulos de todos los pueblos» (Mt 28,
19). Esto se lleva a cabo mediante la Tradición Apostólica.
Todo aquello que recibimos de la época de los Apóstoles. La Iglesia es única, santa y
apostólica. Los sucesores de los apóstoles son los obispos.
Ya hemos diferenciado la tradición viva de Sagrada Escritura, la relación que existe entre
ambas. Esto es porque la Tradición es la experiencia de vivir la S. E en mi propia vida, y
juntas son las que constituyen lo que llamamos el sagrado depósito de fe. De aquí la Iglesia
saca su certeza de Fe.
La misericordia del nuevo testamento prevalece sobre la lectura estricta sobre la sagrada
escritura.
Están unidas, no se separan. La misericordia está por encima de una interpretación literal
de la Biblia.
El depósito de la fe ha sido confiado por los Apóstoles a toda la Iglesia. Todo el Pueblo de
Dios, con el sentido sobrenatural de la fe, sostenido por el Espíritu Santo y guiado por el
Magisterio de la Iglesia, acoge la Revelación divina, la comprende cada vez mejor, y la
aplica a la vida.
Este sagrado depósito lo guardan los Apóstoles, y estos se lo dan a la Iglesia, es decir son
todos los cristianos con el sentido sobrenatural de la fe y con la fuerza de espíritu santo y el
magisterio de la Iglesia. Los maestros son fundamentales.
Por tanto, la fe, el espíritu que ilumina y acompaña, y el magisterio que acoge y aplica a la
vida de hoy.
Ambas se habla del depósito de la fe, lugar donde se guarda algo que es importante, la
unión entre la tradición y la sagrada escritura.
Lo dirige todo el pueblo cristiano.
Escritura, Tradición y Magisterio están tan estrechamente unidos entre sí, que ninguno de
ellos existe sin los otros. Juntos, bajo la acción del Espíritu Santo, contribuyen eficazmente,
cada uno a su modo, a la salvación de los hombres.
Ninguna sin la otra. Ante estos dogmas de fe, respondemos con la obediencia de la fe, creo
porque me fio de los maestros que pone Jesús y de la divina revelación.
86. ¿Por qué la fe es un acto personal y al mismo tiempo eclesial? 166-169 181
La fe es un acto personal en cuanto es respuesta libre del hombre a Dios que se revela.
Pero, al mismo tiempo, es un acto eclesial, que se manifiesta en la expresión «creemos»,
porque, efectivamente, es la Iglesia quien cree, de tal modo que Ella, con la gracia del
Espíritu Santo, precede, engendra y alimenta la fe de cada uno: por esto la Iglesia es Madre
y Maestra.
«Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre» (San Cipriano).
San Cipriano es uno de los Santos Padres. Es uno de los primeros sucesores de los
Apóstoles.
Creemos con otros, por eso decimos que la Iglesia es madre y maestra. El sentido del
vientre materno, hijo de Dios por adopción y maestra porque nos enseña (madre).
Las fórmulas de la fe son importantes porque nos permiten expresar, asimilar, celebrar y
compartir con los demás las verdades de la fe, utilizando un lenguaje común.
Cuando la Iglesia dice Creemos, se refiere a que todos creemos las mismas verdades de fe,
utilizando un lenguaje común. El mismo padrenuestro.
La Iglesia, aunque formada por personas diversas por razón de lengua, cultura y ritos,
profesa con voz unánime la única fe, recibida de un solo Señor y transmitida por la única
Tradición Apostólica. Profesa un solo Dios –Padre, Hijo y Espíritu Santo– e indica un solo
camino de salvación. Por tanto, creemos, con un solo corazón y una sola alma, todo aquello
que se contiene en la Palabra de Dios escrita o transmitida y es propuesto por la Iglesia
para ser creído como divinamente revelado.
Esa fe es una sola, con matices, pero una sola fe, y es trasmitida a través de la tradición
apostólica. Esa fe profesa un solo Dios donde se nos indica un camino de Salvación a
través de Jesucristo.
Hay cuatro notas: santa, una, católica y apostólica. La fe de la iglesia es una sola porque
Comienza con esto porque es lo más importante, creo en Dios, y a partir de ahí, detalla lo
que creo de Él. La fuente de las demás verdades sobre Dios y el mundo se detalla después.
Profesamos un solo Dios porque Él se ha revelado al pueblo de Israel como el Único,
cuando dice: «escucha Israel, el Señor nuestro Dios es el Único Señor» (Dt 6, 4), «no existe
ningún otro» (Is 45, 22). Jesús mismo lo ha confirmado: Dios «es el único Señor» (Mc 12,
29). Profesar que Jesús y el Espíritu Santo son también Dios y Señor no introduce división
alguna en el Dios Único.
Viene de Abrahán que se revela al pueblo como Único Dios, y Jesús después desarrollará
esa afirmación. El espíritu de Dios ya aparece anteriormente, y la experiencia de Dios como
padre atraviesa toda la escritura. Jesús une que el amor a Dios solo se puede demostrar
con el amor a los hombres. La iglesia le va poniendo a esto lógica y razón, pero sin
olvidarse de la fe.
91. ¿Con qué nombre se revela Dios? 203-205 230-231
Dios se revela a Moisés como el Dios vivo: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de
Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob» (Ex 3, 6). Al mismo Moisés Dios le revela su
Nombre misterioso: «Yo soy el que soy (YHWH)» (Ex 3, 14). El nombre inefable de Dios, ya
en los tiempos del Antiguo Testamento, fue sustituido por la palabra Señor. De este modo
en el Nuevo Testamento, Jesús, llamado el Señor, aparece como verdadero Dios.
El nombre de Dios es YHWH, el que hace que yo sea, la esencia. A Jesús se le va a llamar
el Kyrios. Este término como referido en el evangelio. Esta formulación la utilizan para decir
que es el Señor quien ha llegado.
Mientras las criaturas han recibido de Él todo su ser y su poseer, sólo Dios es en sí mismo
la plenitud del ser y de toda perfección. Él es «el que es», sin origen y sin fin. Jesús revela
que también Él lleva el Nombre divino, «Yo soy» (Jn 8, 28).
Solo el es la esencia.
Dios es en sí mismo la plenitud de la perfección y del ser. Esto es el significado propio del
verbo.
94. ¿Qué nos revela Jesucristo acerca del misterio del Padre?240-243
Jesucristo nos revela que Dios es «Padre», no sólo en cuanto es Creador del universo y del
hombre sino, sobre todo, porque engendra eternamente en su seno al Hijo, que es su
Verbo, «resplandor de su gloria e impronta de su sustancia» (Hb 1, 3).
Nuestras oraciones, hechas en el nombre de Jesús, llegan allí donde llegaban también las
oraciones de Jesús: al corazón del Padre celestial. [2664-2669, 2680- 2681]
Cuanto más confiemos en Jesús, tanto más seguros podemos estar de esto. Porque Jesús
nos ha abierto de nuevo el camino del cielo que estaba cerrado para nosotros por el
pecado. Dado que Jesús es el camino hacia el Padre, los cristianos concluyen sus
oraciones con la fórmula "por Jesucristo, nuestro Señor". 477
EL PADRENUESTRO
96. ¿Qué dice el Padrenuestro? Padre nuestro que estás en el cielo, santificado
sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra
como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos
dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
El Padrenuestro es la única oración que Jesús mismo enseñó a sus discípulos (Mt
6,9- 13; Lc 11,2-4). Por eso el Padrenuestro se llama también "la oración del Señor".
Cristianos de todas las confesiones la rezan a diario, tanto en las celebraciones
litúrgicas como en privado.
La oración del padrenuestro, la utilizamos cómo una oración hecha, pero no es algo
hecho es algo qué nos ayuda a relacionarnos con Dios cómo padre.
101. ¿Cómo pueden los hombres llamar "Padre" a Dios, si han sido
atormentados o abandonados por su padre o por sus padres? Los padres y las
madres alteran a veces la imagen de un Dios paternal y bondadoso. Pero nuestro
Padre del cielo no es idéntico a nuestras experiencias humanas de paternidad y
maternidad. Debemos purificar nuestra imagen de Dios de todas nuestras ideas
personales, para poder encontrarnos con él con una confianza plena. [2779]
Incluso personas que han sido violadas por su propio padre pueden aprender a
rezar el Padrenuestro. Con frecuencia es tarea de toda su vida dejarse abandonar a
un amor que le fue negado de una forma cruel por los hombres, pero que sin
embargo existe de una manera maravillosa, más allá de toda comprensión humana.
A nivel humano la persona puede sentir un equilibrio para purificar la figura del
padre. La relación qué Jesús tiene con el padre, puede ayudar a purificar esa figura
mala qué tienen algunos con sus padres o su padre.
El cielo está allí donde está Dios. La palabra cielo no indica ningún lugar, sino que
designa la existencia de Dios, que no está sometido ni al tiempo ni al espacio.
[27942796, 2802]
No debemos buscar el cielo por encima de las nubes. En cualquier lugar donde nos
dirigimos a Dios en su gloria y al prójimo en su necesidad; allí donde
experimentamos la alegría del amor; donde nos convertimos y nos dejamos
reconciliar con Dios, allí se abren los cielos. "No donde está el cielo está Dios, sino
que donde está Dios está el cielo" (Gerhard Ebeling). 52
Cualquier lugar donde uno sea capaz de vivir una experiencia de amor ya se puede
llamar cielo.
105. ¿Qué quiere decir "venga a nosotros tu reino"? Estamos pidiendo qué se
viva desde los valores del evangelio.
Cuando decimos "venga a nosotros tu reino", pedimos que Cristo regrese, como ha
prometido, y que se implante definitivamente la soberanía de Dios, que ya ha
comenzado aquí. [28162821, 2859] Francois Fénelon dice: "Querer todo lo que Dios
quiere, quererlo siempre, en toda ocasión y sin reservas, esto es el reino de Dios
que está en el interior"
107. ¿Qué quiere decir "danos hoy nuestro pan de cada día"?
Tanto material cómo espiritual, estoy dispuesto a luchar con mi pan y compartirlo con el
resto.
Pedir el pan de cada día nos convierte en personas que lo esperan todo de la bondad de su
padre celestial, también los bienes materiales y espirituales necesarios para vivir. Ningún
cristiano puede formular esta petición sin pensar en su responsabilidad real por todos
aquellos a quienes en el mundo les falta lo necesario para vivir. [28282834,2861]
108. ¿Por qué el hombre no vive sólo de pan? "No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4,4, según Dt 8,3). [2835]
Esta palabra de la Escritura nos recuerda que los hombres tienen un hambre
espiritual que no se puede saciar con medios materiales. Se puede morir por falta
de pan; pero también se puede morir porque sólo se ha recibido pan. En el fondo
somos alimentados por aquel que tiene "palabras de vida eterna" (Jn 6,68) y un
alimento que no perece (Jn 6,27): la sagrada EUCARISTÍA.
109. ¿Qué quiere decir "perdona nuestras ofensas como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden"?
El perdón misericordioso, que nosotros concedemos a otros y que buscamos
nosotros mismos, es indivisible. Si nosotros mismos no somos misericordiosos y no
nos perdonamos mutuamente, la misericordia de Dios no puede penetrar en nuestro
corazón. [28382845, 2862] Muchas personas tienen que luchar durante toda la vida
para poder perdonar. El bloqueo profundo de la intransigencia sólo se disuelve
finalmente mirando a Dios, que nos ha aceptado "siendo nosotros todavía
pecadores" (Rom 5,8). Dado que tenemos un Padre bondadoso, es posible el
perdón y la vida reconciliada. 227,314
Uno vivir completamente y tranquilamente sí experimentamos la experiencia de la
vida del perdón.
Existe el bien y el mal. Pero el mal está en otro lugar muy distinto en la balanza. Al
mal se le conoce cómo el tentador, el mentiroso, etc.
112. ¿Por qué terminamos el Padrenuestro con un "Amén"? Tanto los cristianos
como los judíos terminan desde muy antiguo todas sus oraciones con "Amén", con
lo que quieren decir: "Así sea". [28552856, 2865] Allí donde un hombre dice "Amén"
a sus palabras, "Amén" a su vida y su destino, "Amén" a la alegría que le espera, se
unen el cielo y la tierra y estamos en la meta: con el amor que nos creó en el
principio. 165
La BIBLIA dice: "Pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos inefables" (Rom 8,26). [26702672]
Orar a Dios sólo se puede hacer con Dios. Que nuestra oración llegue ante Dios no es
únicamente un mérito nuestro. Los cristianos hemos recibido el Espíritu de Jesús, que
anhelaba intensamente ser uno con el Padre: ser totalmente amor, escuchar plenamente al
otro, entenderse mutuamente del todo, querer todo lo que quiere el otro. Este Espíritu Santo
de Jesús está en nosotros, y habla dentro de nosotros cuando oramos. En el fondo, orar
significa que desde lo hondo de mi corazón Dios habla a Dios. El Espíritu Santo ayuda a
nuestro espíritu a orar. Por eso debemos repetir continuamente: "Ven, Espíritu Santo, ven y
ayúdame a orar". 0120
El espíritu santo es el que ora dentro de nosotros. En la tradición cristiana, los difuntos
siempre se han guardado en un cementerio.
La persona tiene dignidad en sí misma porque es templo del espíritu santo, Dios actúa a
través de nosotros.
Hay huellas, la primera huella está en el encuentro de los tres personajes que llegan a la
tienda de Abrahán, con signos e instituciones de la Biblia, pero, evidentemente, es un
misterio que, por la razón humana, no se puede comprender, sólo lo podemos comprender
cuando tengamos al Espíritu Santo. El meollo del misterio es este; o se cree o no se cree.
117. ¿Qué quiere decir la Iglesia cuando confiesa:<<Creo en el Espíritu Sano>>?
118. ¿Por qué la misión del hijo y la del espíritu son inseparables?
La misión del Hijo y la del Espíritu son inseparables porque en la Trinidad indivisible, el Hijo
y el Espíritu son distintos, pero inseparables. En efecto, desde el principio hasta el fin de los
tiempos, cuando Dios envía a su Hijo, envía también su Espíritu, que nos une a Cristo en la
fe, a fin de que podamos, como hijos adoptivos, llamar a Dios «Padre» (Rm 8, 15). El
Espíritu es invisible, pero lo conocemos por medio de su acción, cuando nos revela el Verbo
y cuando obra en la Iglesia.
Porque repetimos las mismas oraciones de cristo, por eso esta unida la mision de estos.
Porque los tres juntos y no separados son Dios. Esta es la afirmación del catecismo, son
tres personas pero el mismo Dios. El espíritu Santo es invisible y lo conocemos por sus
obras.
Son numerosos los símbolos con los que se representa al Espíritu Santo: el agua viva, que
brota del corazón traspasado de Cristo y saciar la sed de los bautizados; la unción con el
óleo, que es signo sacramental de la Confirmación; el fuego, que transforma cuanto toca; la
nube oscura y luminosa, en la que se revela la gloria divina; la imposición de manos, por la
cual se nos da el Espíritu; y la paloma, que baja sobre Cristo en su bautismo y permanece
en Él.
Aparece como agua (el signo del espíritu santo representado después en el bautismo),
como fuego (transforma todo lo que toca) y como columna de nube. La imposición de
manos y la forma corpórea de la paloma, por ser la más fácil de identificar.
121. ¿Qué significa que el Espíritu «habló por los Profetas»?687-688 702-706
743
Con el término «Profetas» se entiende a cuantos fueron inspirados por el Espíritu Santo
para hablar en nombre de Dios. La obra reveladora del Espíritu en las profecías del Antiguo
Testamento halla su cumplimiento en la revelación plena del misterio de Cristo en el Nuevo
Testamento.
Que los libros proféticos que tenemos en el Antiguo Testamento están inspirados por los
profetas, hablan en nombre del espíritu santo. El gran profeta es Jesús de Nazaret. Un
profeta es todo aquel inspirado por el Espíritu Santo para hablar en nombre de Dios. Están
plagados de anuncios en nombre de Dios avisando del Mesías (siervo sufriente de Isaías
“Siervo ultrajado”, como anticipo de lo que pasará en la pasión de Cristo).
El Espíritu colma con sus dones a Juan el Bautista, el último profeta del Antiguo
Testamento, quien, bajo la acción del Espíritu, es enviado para que «prepare al Señor un
pueblo bien dispuesto» (Lc 1, 17) y anunciar la venida de Cristo, Hijo de Dios: aquel sobre el
que ha visto descender y permanecer el Espíritu, «aquel que bautiza en el Espíritu» (Jn 1,
33).
El Espíritu Santo culmina en María las expectativas y la preparación del Antiguo Testamento
para la venida de Cristo. De manera única la llena de gracia y hace fecunda su virginidad,
para dar a luz al Hijo de Dios encarnado. Hace de Ella la Madre del «Cristo total», es decir,
de Jesús Cabeza y de la Iglesia su cuerpo (nosotros), es una imagen teológica en la que
madre se convierte también en madre adoptiva de todos nosotros. María está presente
entre los Doce el día de Pentecostés, cuando el Espíritu inaugura los «últimos tiempos» con
la manifestación de la Iglesia.
A María se le dice la “llena de gracia”, por el Espíritu Santo. María está presente en
Pentecostés donde se constituye propiamente la Iglesia.
Desde el primer instante de la Encarnación, el Hijo de Dios, por la unción del Espíritu Santo,
es consagrado Mesías (en el momento del bautismo) en su humanidad. Jesucristo revela al
Espíritu con su enseñanza, cumpliendo la promesa hecha a los Padres, y lo comunica a la
Iglesia naciente, exhalando su aliento sobre los Apóstoles después de su Resurrección.
Esta relación existe desde siempre, hay una relación constante a través del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo edifica, anima y santifica a la Iglesia; como Espíritu de Amor, devuelve a
los bautizados la semejanza divina, perdida a causa del pecado, y los hace vivir en Cristo la
vida misma de la Trinidad Santa. Los envía a dar testimonio de la Verdad de Cristo y los
organiza en sus respectivas funciones, para que todos den «el fruto del Espíritu» (Ga 5, 22).
Podemos hablar de hechos que hace que mucha gente cambie de actitud como el Espíritu
Santo les decía.
La construye, la santifica. La semejanza divina que hemos perdido con el pecado y que nos
hace vivir permanentemente con Dios. Solo se puede hacer mediante el Espíritu Santo, ya
que somos limitados.
En el diálogo se puede ver la acción del Espíritu Santo.
127. ¿Cómo actúan Cristo y su Espíritu en el corazón de los bautizados?738-741
Por medio de los sacramentos, Cristo comunica su Espíritu a los miembros de su Cuerpo, y
la gracia de Dios, que da frutos de vida nueva, según el Espíritu. El Espíritu Santo,
finalmente, es el Maestro de la oración.
LA IGLESIA
La misión es anunciar y vivir el Reino de Dios, cuyo programa son las Bienaventuranzas.
Está formada por hombres y mujeres a lo largo de la historia para anunciar y construir el
Reino de Dios, como punto referencial de nuestra vida.
Las primeras comunidades cristianas podemos descubrirlas a través de los hechos de los
Apóstoles, su historia se centra en la Eucaristía (en la fracción del pan). Esta lectura la
hacen desde la resurrección. En tercer lugar nace este grupo de la Pascua (La muerte y la
resurrección de Jesús).
Tienen una experiencia común gracias al Espíritu Santo, su tarea es la misma que la de
Jesús. Otra característica es que tienen que ir mas allá, tienen que coincidir con el Espíritu
Santo, y una gran pluralidad, primero, porque son muy variados los que los componen, cada
uno va a desarrollar una función y cada uno encarna la fe y estar al servicio y un espíritu
grande de comunión.
Los cristianos se reúnen en los cementerios porque saben que allí no van a perseguir. Con
esto, empieza la Iglesia a crecer y comenzará la clandestinidad lo veremos en las
catacumbas. Antes el cristiano se negaba a rendir culto al emperador. Denuncian la
desigualdad de clases, esto también desestabilizaba el poder, y en tercer lugar, no se
identifican con judíos ni paganos. Otra característica del siglo II al III será el martirio,
muchos cristianos mueren por su condición. Las iglesias de las catacumbas están reunidas
en los cementerios y hay una gran expansión de la fe. Tienen conciencia de estar creando
un tipo de vida distinto y que es eficaz. Los sucesores de los apóstoles serán los segundos
padres.
La gente se convierte y sale de las catacumbas. Esto provoca que la conversión no sea
auténtica. Aparece el monacato. En esta época aparecen los grandes padres. Vamos a
tener cuatro concilios. El primer concilio es el de Jerusalén donde se decide si los judíos
tienen que circuncidarse o no, y se decide que no.
Iglesia marcada por la secularización, la huida generalizada de los fieles hasta la actualidad.
la fe ya no se está transmitiendo como ahora.
La secularización, ya no hay esa Iglesia en Cristiandad, ya no todo el mundo es cristiano.
«Cristo es la luz de los pueblos. Por eso, este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu
Santo, desea vehementemente iluminar a todos los hombres con la luz de Cristo, que
resplandece sobre el rostro de la Iglesia, anunciando el Evangelio a todas las criaturas. Con
estas palabras comienza la Constitución dogmática sobre la Iglesia del Concilio Vaticano II.
Así, el Concilio muestra que el artículo de la fe sobre la Iglesia depende enteramente de los
artículos que se refieren a Cristo Jesús. La Iglesia no tiene otra luz que la de Cristo; ella
es,según una imagen predilecta de los Padres de la Iglesia, comparable a la luna cuya luz
es reflejo del sol.»Catecismo de la Iglesia Católica 748
La importancia de María está en ser la madre de Dios. Ella no va por libre (capítulo VIII), por
eso es tan importante dentro de la Iglesia el papel de la Virgen María, es el cuerpo místico
en la Iglesia. No es un cuerpo humano real que remite a lo espiritual. Es, por tanto, modo de
cómo relacionarse con Dios.
Con el término «Iglesia» se designa al pueblo que Dios convoca y reúne desde todos los
confines de la tierra, para constituir la asamblea de todos aquellos que, por la fe y el
Bautismo, han sido hechos hijos de Dios, miembros de Cristo y templo del Espíritu Santo.
La palabra Iglesia designa al pueblo de Dios (de todos los lugares), y todos unidos por la Fe
y el Bautismo. Forman parte del cuerpo de Cristo y forman parte del templo de Cristo.
Todo cristiano que esté en cualquier lugar del mundo pertenece a esa fraternidad por medio
del bautismo.
140. ¿Hay otros nombres e imágenes con los que la Biblia designe a la Iglesia?
En el A.T. aparecen ligadas al pueblo de Dios; en el N.T. aparecen como “El Buen Pastor”,
etc., imágenes de construcción, y también de la vida familiar.
Cuando termina el mundo termina la misión de la iglesia,
La misión de la Iglesia es la de anunciar e instaurar entre todos los pueblos el Reino de Dios
inaugurado por Jesucristo. La Iglesia es el germen e inicio sobre la tierra de este Reino de
salvación.
Es el comienzo del Reino de Dios, y así, ir generando procesos de formación para que la
sociedad sea más humana. La Iglesia es el signo de que Dios está actuando.
La Iglesia es Misterio en cuanto que en su realidad visible se hace presente y operante una
realidad espiritual y divina, que se percibe solamente con los ojos de la fe.
Es un misterio donde Dios opera y hace una realidad espiritual y divina, por tanto va
generando que tengamos más humanidad.
Dios tiene instrumentos, para llegar a la realidad, para incidir en una realidad que se ha
hecho libre es a través de la Iglesia, por eso es instrumento de reconciliación y de unión
entre los hombre entre sí. También decimos que:
145. Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, Templo del Espíritu
Son tres maneras complementarias de decir lo que es la Iglesia. Pueblo de Dios porque
Dios convoca a toda la humanidad a formar parte de su pueblo elegido. Los que se
incorporan a la Iglesia se convierten en miembros de un nuevo pueblo y ciudadanos de un
nuevo reino que no es de este mundo.
Este pueblo, del que se llega a ser miembro mediante la fe en Cristo y el Bautismo, tiene
por origen a Dios Padre, por cabeza a Jesucristo, por condición la dignidad y la libertad de
los hijos de Dios, por ley el mandamiento nuevo del amor, por misión la de ser sal de la
tierra y luz del mundo, por destino el Reino de Dios, ya iniciado en la Tierra.
Las características del pueblo de Dios son el origen (Cristo es el que crea ese pueblo donde
se reconoce la dignidad y la libertad del ser humano).
148. ¿En qué sentido el Pueblo de Dios participa de las tres funciones de Cristo:
Sacerdote, Profeta y Rey?
El Pueblo de Dios participa del oficio sacerdotal de Cristo en cuanto los bautizados son
consagrados por el Espíritu Santo para ofrecer sacrificios espirituales; participa de su oficio
profético cuando, con el sentido sobrenatural de la fe, se adhiere indefectiblemente a ella, la
profundiza y la testimonia; participa de su función regia con el servicio, imitando a
Jesucristo, quien siendo rey del universo, se hizo siervo de todos, sobre todo de los pobres
y los que sufren.
La función real del cristianoe s la del servicio, y al mismo tiempo decimos que es sacerdote,
que sirve para ofrecer la vida por el bien de los demas.
Cristo «es la Cabeza del Cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1, 18). La Iglesia vive de Él, en Él y
por Él. Cristo y la Iglesia forman el «Cristo total» (San Agustín); «la Cabeza y los miembros,
como si fueran una sola persona mística» (Santo Tomás de Aquino).
Llamamos a la Iglesia esposa de Cristo porque el mismo Señor se definió a sí mismo como
«el esposo» (Mc 2, 19), que ama a la Iglesia uniéndola a sí con una Alianza eterna. Cristo
se ha entregado por ella para purificarla con su sangre, «santificarla» (Ef 5, 26) y hacerla
Madre fecunda de todos los hijos de Dios. Mientras el término «cuerpo» manifiesta la unidad
de la «cabeza» con los miembros, el término «esposa» acentúa la distinción de ambos en la
relación personal.
La Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo porque el Espíritu vive en el cuerpo que es
la Iglesia: en su Cabeza y en sus miembros; Él además edifica la Iglesia en la caridad con la
Palabra de Dios, los sacramentos, las virtudes y los carismas.
«Lo que nuestro espíritu, es decir, nuestra alma, es para nuestros miembros,
eso mismo es el Espíritu Santo para los miembros de Cristo, para el Cuerpo de Cristo, que
es la Iglesia» (San Agustín).
Lugar donde Dios habita es precisamente la Iglesia. Lo que el espíritu es para el alma, eso
es el Espíritu Santo para la Iglesia. Lo que mueve a la Iglesia es el Espíritu Santo.
Los carismas son dones especiales del Espíritu Santo concedidos a cada uno para el bien
de los hombres, para las necesidades del mundo y, en particular, para la edificación de la
Iglesia, a cuyo Magisterio compete el discernimiento sobre ellos.
La Iglesia se organiza en carismas o ministerios. Todo el mundo puede ser maestro pero no
todos tienen carisma, ese don para la enseñanza. Don natural unido a la vocación, se siente
llamado a algo. En función de los carismas, entonces yo presta un carisma, un ministerio.
Esto no se hace solo sino que lo hacemos en comunión con los demás. Es decir, nosotros
participamos en comuniones santas. A los cristianos se les llaman cristianos pero también
“los que quieren ser santos”.
A cada cristiano el señor de la un don.
La expresión «comunión de los santos» indica, ante todo, la común participación de todos
los miembros de la Iglesia en las cosas santas (sancta): la fe, los sacramentos, en particular
en la Eucaristía, los carismas y otros dones espirituales. En la raíz de la comunión está la
caridad que «no busca su propio interés» (1 Co 13, 5), sino que impulsa a los fieles a
«poner todo en común» (Hch 4, 32), incluso los propios bienes materiales, para el servicio
de los más pobres.
La expresión «comunión de los santos» designa también la comunión entre las personas
santas, es decir, entre quienes por la gracia están unidos a Cristo muerto y resucitado. Unos
viven aún peregrinos en este mundo; otros, ya difuntos, se purifican, ayudados también por
nuestras plegarias; otros, finalmente, gozan ya de la gloria de Dios e interceden por
nosotros. Todos juntos forman en Cristo una sola familia, la Iglesia, para alabanza y gloria
de la Trinidad.
Todos forman parte del mismo pueblo. Con todo eso, se forma una sola familia: La Iglesia, a
estar unidos a Dios.
ESCATOLOGIA
El término carne es necesario para comprender esto. La carne referida a nuestra condición
humana, terrenal, no es perfecta, solo se puede hacer perfecta cuando llegamos al
encuentro con Dios.
Se refiere a las cosas del más allá.
Cuerpo: lo que ha sucedido en nuestra vida una vez que hemos pasado los años que
hemos vivido.
Alma o espíritu: lo inanimado.
Carne: lo que se pudre.
La carne es de lo que estamos compuestos nosotros.
El verbo, segunda persona de la santísima trinidad, se hace cargo.
Está el alma y el espíritu; la carne y el cuerpo. Este último es el concepto hebreo que
entiende más como una globalidad. Ese concepto sería un concepto más evangélico. La
resurrección es una especie de purificación y será para todos.
Creemos que algun dia volveremos a la vida.
Así como Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos y vive para siempre,
así también Él resucitará a todos en el último día, con un cuerpo incorruptible: «los que
hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la
condenación» (Jn 5, 29).
Dios nos ha creado con cuerpo (carne) y alma. Al final del mundo él no abandonará la
«carne», ni a su creación como si fuera un juguete viejo. En el «último día» nos resucitará
en la carne. Esto quiere decir que seremos transformados, pero que nos encontraremos, no
obstante, en nuestro elemento. Tampoco para Jesucristo fue un mero episodio el estar en la
carne. Cuando el Resucitado se apareció, los discípulos contemplaron sus heridas
corporales.
Condenación=infierno
Con la muerte, que es separación del alma y del cuerpo, éste cae en la corrupción, mientras
el alma, que es inmortal, va al encuentro del juicio de Dios y espera volverse a unir al
cuerpo, cuando éste resurja transformado en la segunda venida del Señor. Comprender
cómo tendrá lugar la resurrección sobrepasa la posibilidad de nuestra imaginación y
entendimiento.
En la muerte se separan el cuerpo y el alma. El cuerpo se descompone, mientras que el
alma sale al encuentro de Dios y espera a reunirse en el último día con su cuerpo
resucitado. El cómo de la resurrección de nuestro cuerpo es un misterio. Una imagen nos
puede ayudar a asumirlo: cuando vemos un bulbo de tulipán no podemos saber qué
hermosa flor se desarrollará en la oscuridad de la tierra. Igualmente no sabemos nada de la
apariencia futura de nuestro nuevo cuerpo. Sin embargo, san Pablo está seguro: «Se
siembra un cuerpo sin gloria, resucita glorioso»
Es una separación, el alma es inmortal y va al encuentro de Dios: “te pesan para ver qué
has hecho”.
El cuerpo se corrompe y el alma va a un encuentro de Dios. Se pesa lo que hemos hecho
cada uno de nosotros en nuestra vida.
Morir en Cristo Jesús significa morir en gracia de Dios, sin pecado mortal. Así el creyente en
Cristo, siguiendo su ejemplo, puede transformar la propia muerte en un acto de obediencia y
de amor al Padre. «Es cierta esta afirmación: si hemos muerto con Él, también viviremos
con Él» (2 Tm 2, 11).
Cristo nos sale al encuentro y nos conduce a la vida eterna. Cuando morimos, no caemos
más que hasta las manos de Dios. Quien muere no viaja a la nada, sino que regresa al
hogar del amor del Dios que le ha creado.
En gracia de Dios, sin pecado mortal. Para ello, tenemos la confesión y la Eucaristía, nos
hace vivir en gracia.
Por cielo se entiende el estado de felicidad suprema y definitiva. Todos aquellos que mueren
en gracia de Dios y no tienen necesidad de posterior purificación, son reunidos en torno a
Jesús, a María, a los ángeles y a los santos, formando así la Iglesia del cielo, donde ven a
Dios «cara a cara» (1 Co 13, 12), viven en comunión de amor perfecta con la Santísima
Trinidad e interceden por nosotros. Le habla bien de nosotros a Dios.
«La vida subsistente y verdadera es el Padre que, por el Hijo y en el Espíritu Santo,
derrama sobre todos sin excepción los dones celestiales. Gracias a su misericordia,
nosotros también, hombres, hemos recibido la promesa indefectible de la vida eterna» (San
Cirilo de Jerusalén).
El cielo es el momento sin fin del amor. Nada nos separa ya de Dios, a quien ama nuestra
alma y ha buscado durante toda una vida. Junto con todos los ángeles y santos podemos
alegrarnos por siempre en y con Dios.
Quien contempla a una pareja que se mira tiernamente; quien contempla a un bebé que
busca mientras mama los ojos de su madre, como si quisiera almacenar para siempre su
sonrisa, percibe una lejana intuición del cielo. Poder mirar a Dios cara a cara es como un
único y eterno momento de amor.
El purgatorio es el estado de los que mueren en amistad con Dios pero, aunque están
seguros de su salvación eterna, necesitan aún de purificación para entrar en la eterna
bienaventuranza.
El purgatorio, a menudo imaginado como un lugar, es más bien un estado. Quien muere en
gracia de Dios (por tanto, en paz con Dios y los hombres), pero necesita aún purificación
antes de poder ver a Dios cara a cara, ése está en el purgatorio. [1030-1031]
Cuando Pedro traicionó a Jesús, el Señor se volvió y miró a Pedro: «Y Pedro salió fuera y
lloró amargamente». Éste es un sentimiento como el del purgatorio. Y un purgatorio así nos
espera probablemente a la mayoría de nosotros en el momento de nuestra muerte: el Señor
nos mira lleno de amor, y nosotros experimentamos una vergüenza ardiente y un
arrepentimiento doloroso por nuestro comportamiento malvado o quizás «sólo» carente de
amor. Sólo después de este dolor purificador seremos capaces de contemplar su mirada
amorosa en la alegría celestial perfecta.
Es para que aquellos que siendo buenas personas necesitan aún completar esa fase, como
una recuperación del examen final
En virtud de la comunión de los santos, los fieles que peregrinan aún en la tierra pueden
ayudar a las almas del purgatorio ofreciendo por ellas oraciones de sufragio, en particular el
sacrificio de la Eucaristía, pero también limosnas, indulgencias y obras de penitencia.
Sí podemos ayudar. Puesto que todos los bautizados forman una comunión y están unidos
entre sí, los vivos pueden ayudar a las almas de los difuntos que están en el purgatorio.
Una vez que el hombre ha muerto, ya no puede hacer nada para sí mismo. El tiempo de la
prueba activa se ha terminado. Pero nosotros podemos hacer algo por los difuntos que
están en el purgatorio. Nuestro amor alcanza el más allá. Por medio de nuestros ayunos,
oraciones y buenas obras, y especialmente por la celebración de la Sagrada ->
EUCARISTÍA, podemos pedir gracia para los difuntos.
Las que permanecen por la oración, la limosna, la indulgencia, el perdón de los pecados, y
también las obras de penitencia o de misericordia. El mes de Noviembre era de oración por
los difuntos.
Consiste en la condenación eterna de todos aquellos que mueren, por libre elección, en
pecado mortal. La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios, en
quien únicamente encuentra el hombre la vida y la felicidad para las que ha sido creado y a
las que aspira. Cristo mismo expresa esta realidad con las palabras «Alejaos de mí,
malditos al fuego eterno» (Mt 25, 41).
El infierno es el estado de la separación eterna de Dios, la ausencia absoluta de amor.
Quien muere conscientemente y por propia voluntad en pecado mortal, sin arrepentirse y
rechazando para siempre el amor misericordioso y lleno de perdón, se excluye a sí mismo
de la comunión con Dios y con los bienaventurados. Si hay alguien que en el momento de
la muerte pueda de hecho mirar al amor absoluto a la cara y seguir diciendo no, no lo
sabemos. Pero nuestra libertad hace posible esta decisión. Jesús nos alerta
constantemente del riesgo de separarnos definitivamente de él, cuando nos cerramos a la
necesidad de sus hermanos y hermanas: «Apartaos de mí, malditos [...] lo que no hicisteis
con uno de éstos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo» (Mt 25,41.45)
167. ¿Cómo se concilia la existencia del infierno con la infinita bondad de Dios?
Dios quiere que «todos lleguen a la conversión» (2 P 3, 9), pero, habiendo creado al hombre
libre y responsable, respeta sus decisiones. Por tanto, es el hombre mismo quien, con plena
autonomía, se excluye voluntariamente de la comunión con Dios si, en el momento de la
propia muerte, persiste en el pecado mortal, rechazando el amor misericordioso de Dios.
No es Dios quien condena a los hombres. Es el mismo hombre quien rechaza el amor
misericordioso de Dios y renuncia voluntariamente a la vida (eterna), excluyéndose de la
comunión con Dios.
Dios desea la comunión incluso con el último de los pecadores; quiere que todos se
conviertan y se salven. Pero Dios ha hecho al hombre libre y respeta sus decisiones. Ni
siquiera Dios puede obligar a amar. Como amante es «impotente» ante alguien que elige el
infierno en lugar del cielo.
Hay gente que elige vivir siendo asesino, o haciendo el mal a los demás. Hay grandes
pecados.
Como Señor del cosmos y de la historia, Cabeza de su Iglesia, Cristo glorificado permanece
misteriosamente en la tierra, donde su Reino está ya presente, como germen y comienzo,
en la Iglesia. Un día volverá en gloria, pero no sabemos el momento. Por esto, vivimos
vigilantes, pidiendo: «¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22, 20).
A través de la Iglesia.
Es sobre lo que existe y la historia.
Cristo no está sometido al tiempo pero permanece en la tierra.
Después del último estremecimiento cósmico de este mundo que pasa, la venida gloriosa
de Cristo acontecerá con el triunfo definitivo de Dios en la Parusía y con el Juicio final. Así
se consumará el Reino de Dios.
Hablamos de tres venidas: la de Belén, la última del final del tiempo, y la intermedia, cuando
descubres que este evangelio es bueno para ti.
Este mundo, el final de los tiempos: Parusía.
Cristo juzgará a los vivos y a los muertos con el poder que ha obtenido como Redentor del
mundo, venido para salvar a los hombres. Los secretos de los corazones serán desvelados,
así como la conducta de cada uno con Dios y el prójimo. Todo hombre será colmado de vida
o condenado para la eternidad, según sus obras. Así se realizará «la plenitud de Cristo» (Ef
4, 13), en la que «Dios será todo en todos» (1 Co 15, 28).
172. ¿Cuándo tendrá lugar este juicio?1040. El juicio final sucederá al fin del
mundo, del que sólo Dios conoce el día y la hora.
La oración es la elevación del corazón a Dios. Cuando un hombre ora, entra en una relación
viva con Dios. [2558-2565] La oración es la gran puerta de entrada en la fe. Quien ora ya no
vive de sí mismo, para sí mismo y por sus propias fuerzas. Sabe que hay un Dios a quien se
puede hablar. Una persona que ora se confía cada vez más a Dios. Busca ya desde ahora
la unión con aquel a quien encontrará un día cara a cara. Por eso pertenece a la vida
cristiana el empeño por La oración cotidiana. Ciertamente no se puede aprender a orar
como se aprende una técnica. Orar, por extraño que parezca, es un don que se recibe a
través de La oración. No podríamos orar si Dios no nos diera su gracia.
Capacidad que tiene todo ser humano de poder hablar con la divisas, no solo con dios sino
tambien con los que han muerto.
Oramos porque estamos llenos de un ansia infinita y porque Dios ha hecho a los hombres
para estar con él: "Nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti" (san Agustín).
Oramos también porque necesitamos orar; así lo dice Madre Teresa: "Como no puedo
fiarme de mí misma, me fío de él las 24 horas del día". [25662567,2591] A menudo nos
olvidamos de Dios, huimos de él y nos escondemos. Pero, aunque evitemos pensar en
Dios, aunque lo neguemos, Él está siempre junto a nosotros. Nos busca, antes de que
nosotros lo busquemos, tiene sed de nosotros, nos llama. Uno habla con su conciencia y se
da cuenta, de pronto, de que está hablando con Dios.
Uno se encuentra solo, no tiene con quien hablar y percibe entonces que Dios siempre está
disponible para hablar. Uno está en peligro y se da cuenta de que Dios responde al grito de
auxilio. Orar es tan humano como respirar, comer, amar. Orar purifica. Orar hace posible la
resistencia a las tentaciones. Orar fortalece en la debilidad. Orar quita el miedo, duplica las
fuerzas, capacita para aguantar. Orar hace feliz.
176. ¿Por qué podemos confiar en que nuestra oración será escuchada por Dios?
Muchas personas que pidieron su curación a Jesús en su vida terrena fueron escuchadas.
Jesús, que ha resucitado de la muerte, vive y escucha nuestras súplicas y las lleva ante el
Padre. [26152616,2621] Todavía hoy conocemos el nombre del jefe de la sinagoga: Jairo
fue el hombre que imploró a Jesús que le ayudara y fue escuchado. Su pequeña hija estaba
mortalmente enferma. Nadie más podía ayudarle. Jesús no sólo curó a su hijita, sino que
incluso la resucitó de entre los muertos (Mc 5,21-43). De Jesús brotaron una gran cantidad
de curaciones testificadas con seguridad. Realizó signos y milagros. Los paralíticos,
leprosos y ciegos no suplicaron en vano a Jesús. También hay testimonios de oraciones
atendidas por todos los santos de la Iglesia. Muchos cristianos tienen la experiencia de
haber suplicado algo a Dios y haber sido escuchados. Sin embargo, Dios no es una
máquina. Debemos dejar en sus manos la forma en la que contesta a nuestros ruegos.
40,51
Tenían conciencia de que el espíritu santo los estaba guiando y que tenían capacidad para
entrar en comunión con cristo después de la muerte y de la resurrección.
Una bendición es una oración que pide la BENDICIÓN de Dios sobre nosotros. Toda
bendición procede únicamente de Dios. Su bondad, su cercanía, su misericordia son
bendición. La fórmula más breve de la bendición es "El Señor te bendiga". [26262627] Todo
cristiano debe pedir la bendición de Dios para sí mismo y para otras personas. Los padres
pueden trazar sobre la frente de sus hijos la señal de la cruz. Las personas que se aman
pueden bendecirse. Además la BENDICIÓN en virtud de su ministerio, bendice
expresamente en el nombre de Jesús y por encargo de la Iglesia. Su oración de bendición
es especialmente eficaz por medio del sacramento del Orden y por la fuerza de la oración
de toda la Iglesia.
Bendición: hablar bien de algo o de alguien. Lo usaban los padres hacia los hijos, haciendo
la señal de la cruz.
Siempre aparece como signo de la lucha, intentando que la voluntad de Dios cambie.
Parecido a las letanías del rosario.
182. ¿Qué expresan los cristianos mediante las diferentes posturas de oración?
Con el lenguaje del cuerpo, los cristianos ponen su vida ante Dios: Se postran ante Dios.
Unen sus manos en la oración o las extienden (postura del orante). Hacen la genuflexión o
se arrodillan ante el Santísimo Sacramento. Escuchan el Evangelio de pie. Meditan
sentados.
~~ La postura de estar de pie ante Dios expresa respeto (uno se pone en pie cuando entra
alguien de más categoría), y al mismo tiempo atención y disponibilidad (uno está dispuesto
a ponerse inmediatamente en camino). Si al mismo tiempo se extienden las manos para
alabar a Dios (postura del orante), se adopta el gesto original de la alabanza.
Del mismo modo que Abraham intercedió a favor de los habitantes de Sodoma, así como
Jesús oró por sus discípulos, y como las primeras comunidades no sólo buscaban su
interés "sino todo el interés de los demás" (Flp 2,4), igualmente los cristianos piden siempre
por todos; por las personas que son importantes para ellos, por las personas que no
conocen e incluso por sus enemigos. [26342636, 2647] Cuanto más aprende un hombre a
rezar, tanto más profundamente experimenta que pertenece a una familia espiritual, por
medio de la cual la fuerza de la oración se hace eficaz. Con toda mi preocupación por las
personas a las que amo, estoy en el centro de la familia humana, puedo recibir la fuerza de
la oración de otros y puedo suplicar para otros la ayuda divina. 477
Todo lo que somos y tenemos viene de Dios. San Pablo dice: "¿Tienes algo que no hayas
recibido?" (1 Cor 4,7). Dar gracias a Dios, el dador de todo bien nos hace felices.
[26372638, 2648] La mayor oración de acción de gracias es la "EUCARISTÍA" (en griego
"acción de gracias") de Jesús, en la que toma pan y vino para ofrecer en ellos a Dios toda la
Creación transformada. Toda acción de gracias de los cristianos es unión con la gran
oración de acción de gracias de Jesús. Porque también nosotros somos transformados y
redimidos en Jesús; así podemos estar agradecidos desde lo hondo del corazón y decírselo
a Dios de muchas formas.
No. Quien sólo ora según sus apetencias no toma a Dios en serio y pierde la práctica de la
oración. La oración vive de la fidelidad. [26502651]
La BIBLIA es una fuente para la oración. Orar con la Palabra de Dios es aprovechar las
palabras y los acontecimientos de la Biblia para la propia oración. "Desconocer la Escritura
es desconocer a Cristo" (san Jerónimo). [26522653] La Sagrada Escritura y especialmente
los salmos y el NUEVO TESTAMENTO son un valioso tesoro; en ellos se encuentran las
oraciones más hermosas y penetrantes del mundo judeocristiano. Pronunciar estas
oraciones nos une a millones de orantes de todos los tiempos y culturas, pero en especial
con el mismo Cristo, que está presente en todas estas oraciones.
La biblia no se libre desde el génesis al final. Sino desde los evangelios hacia delante y
desde los evangelios hacia atrás.
LAS FUENTES DE LA ORACIÓN
188. ¿Tiene mi oración personal algo que ver con la oración de la Iglesia?
Puede rezar cualquier persona pero tantos sacerdotes como sacerdocios están llamados a
rezar. La liturgia de las horas son:
Puedo orar por los momentos por los qué estoy pasando.
Cada acontecimiento, cada encuentro puede ser un impulso para una oración. Pues cuanto
más profundamente vivimos en unidad con Dios tanto más profundamente comprendemos
el mundo que nos rodea. [26592660]
Quien busca la unidad con Dios ya desde la mañana es capaz de bendecir a las personas
con las que se encuentra, incluso a sus rivales y enemigos. A lo largo del día pone todos
sus problemas en manos del Señor. Tiene más paz en su interior y la irradia. Emite sus
juicios y toma sus decisiones preguntándose cómo actuaría Jesús en esa circunstancia.
Vence el miedo por medio de la cercanía a Dios. En las circunstancias desesperadas no es
inestable. Lleva en sí la paz del cielo y con ello la transmite al mundo. Está lleno de
agradecimiento y de alegría por todo lo bueno, pero también soporta las dificultades que se
encuentra. Esta atención a Dios es posible incluso durante el trabajo.
A partir de los acontecimientos que suceden puedo rezar, puedo discernir y buscar esos
momentos de Dios en la sagrada escritura.
191. ¿Por qué nos ayuda dejarnos guiar por los santos en la oración?
Los santos son personas inflamadas por el Espíritu Santo; mantienen vivo el fuego de Dios
en la Iglesia. Ya en el tiempo de su vida terrena los santos fueron orantes fervientes y
contagiosos. En su cercanía es fácil rezar. Aunque no debemos nunca adorar a los santos,
podemos invocar a quienes están en el cielo para que intercedan por nosotros ante el trono
de Dios. [26832684] Alrededor de los grandes santos se han formado escuelas particulares
de devoción (ESPIRITUALIDAD), que, como los colores de un espectro, señalan la luz pura
de Dios. Todas parten de un elemento fundamental de la fe para conducir, cada una por una
puerta diferente, al núcleo de la fe y de la entrega a Dios. Así, la espiritualidad franciscana
parte de la pobreza de espíritu, la benedictina, de la alabanza a Dios, la ignaciana, de la
decisión y la vocación. Una espiritualidad por la que uno se siente atraído según sus
características personales es también una escuela de oración.
Los santos son testimonios de cómo rezar. Por eso los santos siempre suelen ser un
indicativo de cómo orar.
Sí, se puede rezar en cualquier lugar. Sin embargo, un católico siempre buscará los lugares
en los que Dios "habita" de un modo especial. Éstos son sobre todo las iglesias católicas,
donde Nuestro Señor está presente bajo las apariencias (especies) de pan en el sagrario o
TABERNÁCULO. [2691,2696]
Se puede rezar en cualquier lugar pero el cristiano suele rezar delante del sagrario, donde
se guarda el resto de la eucaristía que es para los enfermos.
EL CAMINO DE LA ORACIÓN
Se hacía antes en la mañana al comenzar con la bendición de los alimentos y por la tarde
cuando esta cae.
Sí, existen la oración vocal, la meditación y la oración de contemplación. Las tres formas de
oración presuponen el recogimiento del corazón. [2699,2721]
Ante todo, la oración es una elevación del corazón a Dios. Y, sin embargo, Jesús mismo ha
enseñado la oración vocal. Con el Padrenuestro nos ha dejado la oración vocal más
perfecta, es como su testamento sobre cómo debemos orar. [27002704,2722] En la oración
no sólo debemos tener pensamientos piadosos. Debemos expresar lo que nos preocupa y
ponerlo ante nuestro Dios como queja, ruego, alabanza o acción de gracias. A menudo son
las grandes oraciones vocales -los salmos y los himnos de la Sagrada Escritura, el
padrenuestro, el avemaría- las que nos indican los verdaderos contenidos de la oración y
las que nos conducen a una oración interior libre. 511-527
Llevan en el interior salmos: composiciones realizadas para alabar a dios, hechas por David
y Salomón y hechas para ser cantadas y bailados.
La esencia de la meditación es una búsqueda orante, que parte de un texto sagrado o una
imagen sagrada e indaga en ellos la voluntad, los signos y la presencia de Dios. [27052708]
No se pueden "leer" las imágenes y los textos sagrados como se leen los asuntos de un
periódico, que no nos afectan directamente. Hay que meditarlos, es decir, hay que elevar el
corazón a Dios y decirle que ahora estoy totalmente abierto a como él quiera hablarme por
medio de lo que he leído u observado. Además de la Sagrada Escritura hay muchos textos,
que nos conducen a Dios, apropiados para la meditación. 16
La oración de contemplación es amor, silencio, escucha, estar ante Dios. [2709, 2719,2724]
Para la oración de contemplación hace falta tiempo, decisión y ante todo un corazón puro.
Es la entrega pobre y humilde de una criatura, que, dejando caer todas las máscaras, cree
en el amor y busca con el corazón a su Dios. La oración de CONTEMPLACIÓN es
denominada con frecuencia también oración interior y oración del corazón. 463
Fundamentada en la mirada.
Cada uno descubre que hay cosas que tenemos que cambiar y la oración denuncia las
cosas que no están bien y aunque no tengamos nada intentamos cambiar. POr eso la
oración siempre es una lucha.
La oración no puede ir simplemente acompañada con una meditación sino poner por obra
aquello que cada uno ha meditado.
Quien ora no huye de la realidad: más bien abre los ojos para ver toda la realidad. Recibe
del mismo Dios todopoderoso la fuerza para resistir la realidad. La oración es como una
gasolinera donde se recibe gratis la energía para recorrer caminos lejanos y para los retos
más extremos. La oración no saca de la realidad, sino que introduce plenamente en ella.
Orar no es perder el tiempo, sino que duplica el tiempo que queda, lo llena de sentido desde
dentro. 356
No es una huida, sino un serenar la vida para poder afrontar la lucha, que es el vivir.
No se puede despachar a Dios con un par de palabras por la mañana o por la tarde.
Nuestra vida debe convertirse en oración, y nuestras oraciones deben hacerse vida. La
historia de cada vida cristiana es también una historia de oración, un único y largo intento de
unirse cada vez más íntimamente con Dios. Como en muchos cristianos está vivo el deseo
de estar siempre junto a Dios en su corazón, recurren a la llamada "oración de Jesús", que
es una costumbre antigua especialmente en las iglesias orientales. El orante intenta integrar
una fórmula sencilla de oración -la más conocida es "Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia
de mí"- de tal modo en su jornada, que se convierte en una oración constante.