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EXAMEN FINAL
TERCERO DE TEOLOGIA
2016
TABLA DE CONTENIDO
1.1 SIGLO I
1.2 SIGLO II
1.4 SIGLO IV
2.4 ORGANIZACIÓN
2.5 HEREJIAS
2.6 CONCILIOS
2.6.1 EL MONACATO
LOS DOCE
3.2 TERTULIANO
3.3 CIPRIANO
3.4 CONSTANTINO
3.5 ATANACIO
3.6 AGUSTIN.
1.1 SIGLO I
CONCLUSIÓN
Comienza la lucha de varios siglos del imperio contra los cristianos, pero también el
atractivo cada vez mayor del evangelio para los habitantes de ese imperio, al ver el
ejemplo heroico de muchos cristianos que se dejaban matar antes de claudicar de su fe.
¡Qué razón tuvo Tertuliano al decir: “La sangre de los mártires es semilla de cristianos”!
Cuando llegó la hora de la libertad de la Iglesia, el cristianismo había penetrado
profundamente en Oriente y Occidente: Siria, Asia Menor, Armenia, Mesopotamia, Roma
y la mayor parte de Italia, Egipto y África del norte. Otras tierras, como Galia y España, sin
alcanzar el nivel de las primeras regiones, contarían también en su población con fuertes
minorías cristianas.
1.2 SIGLO II
Así acabamos el siglo II. La Iglesia, con la asistencia del Espíritu Santo, iba poco a poco
llevando a cabo la misión encomendada por Jesucristo. Dificultades, había, no cabe duda.
Los cristianos iban con el ejemplo y con la palabra defendiendo su fe cristiana, y llevando
esa fe por donde iban. Es verdad que los cristianos apologistas no convencieron a todos
sus interlocutores; tampoco Cristo lo logró. Los enemigos eran fuertes y usaban todo tipo
de tretas para acabar con el cristianismo. Por eso, cuando buscaban a los responsables
de las desgracias de la época, siempre las acusaciones se lanzaban contra los cristianos.
Y para calmar el furor del pueblo, los emperadores pronunciaban condenas contra los
cristianos. Así nacieron las crueles e inhumanas persecuciones. ¿Qué hicieron en esos
terribles momentos los cristianos? Ellos se fortalecían con los sacramentos y se animaban
con su caridad.
1. Roma sufre de una profunda crisis, una gran inestabilidad. Los militares se habían
adueñado del poder. Las crisis económicas y las convulsiones sociales eran
endémicas. Los pueblos bárbaros se acercaban cada vez más a las fronteras
romanas y se hicieron sentir; hasta tal punto que obligó a Roma a rectificar el
“limes”, abandonando ciertos territorios muy avanzados. Ya los vándalos habían
llegado desde el siglo primero. Los godos y alamanos arribaron a principios del
siglo III, junto con los francos (240) y los burgundios (277). Estas naciones
bárbaras seguían en su mayoría sin evangelizar, sumidas en el paganismo
ancestral.
2. Aunque el imperio experimentaba su crisis, sin embargo, los cristianos seguían
profundizando en su fe. De hecho, algunos cristianos empezaron a estudiar el
misterio de la Trinidad, en su intento de seguir ahondando en el conocimiento de la
Persona de Jesucristo. Pero desgraciadamente algunos cristianos se apartaron de
la unidad de la fe y se dieron algunas herejías o errores en materia doctrinal. Entre
estas herejías se encontraban: El adopcionismo, Politeísmo, El modalismo de
Sabelio, El monarquianismo, El patripasianismo, El maniqueísmo y la herejía de
Celso, quién fue hostil a los libros inspirados, a Cristo y a la Iglesia.
3. Se ciernen sobre la iglesia furiosas persecuciones de distinta índole:
a) Séptimo Severo (193-211): prohibió el proselitismo cristiano bajo pena de
graves castigos; y prohibió también el catecumenado, es decir, la preparación
de los adultos paganos que querían recibir el bautismo. Durante esta
persecución murieron mártires santas Perpetua y Felicidad, bautizadas en la
cárcel (202).
b) Decio (249-251): obligó a todos los ciudadanos a sacrificar a los dioses del
imperio y pidió un certificado de haberlo hecho. Algunos cristianos desertaron y
sacrificaron a los dioses. A éstos se les llamó “lapsi” (los caídos).
c) Valeriano (253-260): pretendió dar un golpe fatal a la Iglesia, orientando el
ataque hacia los puntos neurálgicos de la estructura cristiana. Por eso, tomó
medidas contra el clero, prohibiendo el culto y las reuniones en los cementerios
o catacumbas. Quienes no sacrificaban a los dioses, debían morir. Murieron
Cipriano de Cartago, Sixto, Papa y obispo de Roma y su diácono Lorenzo.
d) Diocleciano (285): la última y la más terrible de las persecuciones fue la de
Diocleciano, aunque su esposa y su hija eran cristianas. Prohibió las reuniones
de los cristianos. Mandó destruir los libros sagrados, los lugares de culto;
pérdida de derechos jurídicos de los cristianos, condena a las minas o a la
muerte. Mandó a prisión al clero, con el fin de privar a los fieles de sus
pastores. Infligió suplicios terribles: hachazos en Arabia; fuego lento en
Antioquía; cortar pies en Capadocia; colgar la cabeza en un brasero ardiendo
en Mesopotamia; meter trocitos de caña entre carne y uña; quemar las
entrañas con plomo derretido en el Ponto; echar los cadáveres a los perros en
Cesarea, decapitar y crucificar a muchos. En este tiempo el número de los
cristianos alcanzaba ya el 50 por ciento de la población.
4. En el siglo III las diversas iglesias locales alcanzaron una sólida estructura. En
cada una de ellas había un obispo, al que auxiliaban los presbíteros y los
diáconos. También se instituyeron otros ministerios con el de acólito, exorcista,
etc.
5. Parece ser que desde mediados del siglo III se construyen verdaderas iglesias. Lo
prueba el hecho de que Diocleciano ordenó su demolición.
6. Poco a poco fueron edificando pequeños oratorios y templos expresamente
dedicados para el servicio divino. En ellos oraban, leían y comentaban las
Escrituras, recitaban salmos y, en momentos señalados, hacían la Fracción del
Pan o sagrada Eucaristía. Muchos de aquellos lugares se convirtieron luego en
verdaderos templos. Al principio se les denominaba, familiarmente, “domus
ecclesiae”, es decir, casa de reunión, por su parecido arquitectónico con los
domicilios domésticos privados.
7. Y con la paz de Constantino (313) el cristianismo cambió de faz. El culto divino
empezó a ser público y a revestir solemnidad y magnificencia, en honor a Dios. Y
así comenzaron las grandiosas basílicas constantinianas; así llamadas por su
fundador y dotador, el mismo emperador.
CONCLUSIÓN
La Iglesia, a pesar de todas las dificultades, seguía firme y en pie, porque estaba
cimentada sobre la firme roca que puso Jesucristo. Se iba perfilando la primera teología
dentro de la Iglesia y quedaban en claro estos puntos:
·Los cristianos tienen que referirse siempre a la tradición de los apóstoles y ésta está viva
en las iglesias apostólicas, las fundadas por ellos (Roma, Antioquia, Alejandría,
Jerusalén). En ellas podemos remontarnos a los apóstoles a través de la sucesión de los
obispos.
Uno de los criterios para discernir, entre los muchos libros que circulaban, cuáles eran
inspirados por Dios, era la apostolicidad; es decir, si ese libro directa o indirecta había
sido escrito por uno de los apóstoles o de sus discípulos. A éste se añadía otro criterio: si
ese determinado libro era usado en la liturgia de las iglesias apostólicas.
La Iglesia anuncia un mensaje idéntico en todo el mundo; por tanto, una sola fe y una
misma doctrina.
1.4 SIGLO IV
CONCLUSIÓN
El Imperio romano fue uno de los más grandes y poderosos imperios de la historia, su
territorio se extendía por gran parte de Europa, Asia Menor y África. Con sus conquistas el
imperio no solo aseguraba su control sobre estas tierras, sino que también implantaban
sus leyes, su política y su estado socio-cultural, en cuanto a la religión los dioses eran
bien recibidos por los romanos, debido a su concepción politeísta.
Durante el dominio del Imperio romano, es que ocurre el nacimiento de Jesús y su
ministerio público hasta su muerte y resurrección, después de estos acontecimientos que
son muy importantes para la Iglesia es que empieza su expansión por toda la tierra
conocida por aquel entonces, uno de sus principales misioneros que lidero esta tarea
evangélica fue el apóstol Pablo, el cual recorrió gran parte de Imperio llevando la buena
nueva de Cristo y fundando iglesias por las ciudades que iba visitando.
Primeros indicios de las persecuciones
Al inicio el Imperio romano era totalmente indiferente con el cristianismo, solo intervenían
por las revueltas que pudiesen surgir especialmente que afectaran el orden público, una
de ellas fue la crucifixión de Jesucristo, debido a que en Palestina siempre habían varios
levantamientos en contra del Imperio y por ello exigía un mayor control en esta región.
Los primeros cristianos no tenían problemas con predicar su mensaje al inicio pues eran
confundíos con los judíos quienes también predicaban allí, los cuales eran una de los
pocos pueblos a los que se les aceptaba tener una religión propia sin intervención del
Estado en sus ritos, pues ellos habían hecho un trato con Roma donde le prometían
acatar las leyes romanas y pagar los impuestos a Cesar. Pero en ocasiones se
encontraban estos dos grupos y ocurrían fricciones que llevaban a problemas de orden
público, es por eso que Roma decide que estos problemas los atienda la justicia judía.
Fue en Antioquía donde se llamó por primera vez a los seguidores de Jesús, Cristianos,
como lo podremos ver en Hch 11,26. Esto ayudo a las autoridades del Imperio a distinguir
entre judíos y los seguidores de Cristo.
Inicio de las persecuciones:
Las persecuciones en contra de los cristianos van a durar dos siglos y medio, que
abarcan desde el año 64 con Nerón y va hasta el 313, fecha que el emperador
Constantino concedió la Paz Romana.
Las persecuciones por las que pasó la Iglesia se pueden dividir en tres tipos: las
persecuciones de los cristianos como individuos particulares, las persecuciones no
sistemáticas contra la Iglesia en cuanto tal y las persecuciones sistemáticas contra la
Iglesia.
Las persecuciones de los cristianos como individuos particulares
Inician con el Emperador Nerón (54-68). En el año 64 sucedió un incendio que devasto
gran parte de Roma, algunos acusan que fue el propio Nerón quien realizó semejante
acción con fines de mejoramiento estructural de la ciudad, pero el testimonio oficial que se
dio por este incidente, fue que había sido provocado por los cristianos y este reporte lo
apoyo Nerón, pues sabía que los cristianos no eran muy queridos por algunos grupos
sociales y que inmediatamente el emperador emprendió su persecución hacia ellos el
pueblo lo apoyo. En el reinado de Nerón murieron san Pedro y San Pablo.
Después otro emperador que siguió con la cadena de persecuciones fue Domiciano (81-
96), el cual los persigue porque le tenía miedo a este grupo religioso, después de este
emperador lo sucede en el trono Nerva (96-97) quien trajo un momento de calma para los
cristianos. Cuando murió este emperador el Imperio pasa a manos de Trajano (97-117),
que vuelve reiniciar la persecución y el martirio a los cristianos.
Adriano (117-138), viene a suceder en el Imperio a Trajano; en el mandato de este
gobernante se dio el martirio de Policarpo de Esmirna, entre otros celebres mártires de la
Iglesia.
Marco Aurelio (161-180) viene a tomar represalias contra los cristianos porque no realizas
sacrificios públicos a los dioses. El tiempo de calma vuelve a la vida de la Iglesia durante
el mandato de Cómodo (180-192).
se presentan a finales del siglo ll, donde las autoridades romanas se dan cuenta que los
cristianos no actuaban como individuos sino que tenían una organización, es por eso que
se empieza como tal a atacar la Iglesia como Institución.
Entre los emperadores que gobernaron en este periodo están:
Septimio Severo (192-211), quien prohíbe en el año 202 la conversión al cristianismo y la
propaganda del mismo.
Los sucesores a Severo fueron más benévolos con los cristianos como lo fueron:
Caracalla (211-217), Heliogábalo (218-222), Severo Alejandro (222-235), después de
ellos le sucedió Maximino Tracio (235-238), el cual va ir en contra de la jerarquía eclesial
y por eso va a matar a varios Papas. Al final le retorna la paz a los cristianos.
El último de este listado es Felipe el Árabe, quien era gran amigo de los cristianos y no los
persiguió.
Este periodo va desde el año 249 hasta el 311. Inicia con Decio (249-251), quiso en
primera medida unificar el culto religioso en el imperio, para ello debían todos los
habitantes ofrecer un sacrifico a los dioses, el que no lo hiciera era gravemente castigado.
Galo (253-260) sigue los pasos de su antecesor. Después llega Valeriano (253-260), con
él se recrudece la situación en contra de los cristianos, especialmente contra los ministros
de la Iglesia. Con la muerte de Valeriano le sigue en el trono imperial Galieno (260-268),
con este emperador la Iglesia vivo un tiempo más favorable pues le restituyo los
cementerios y lugares de culto. Pero con Aureliano (270-275) esta situación estuvo a
punto de quebrantarse.
El emperador más cruel fue Diocleciano (275-305), el cual persiguió con violencia a la
Iglesia y da pena de muerte a varios clérigos. En su reinado mueren varios hombres de fe.
Constancio Cloro hizo que cesaran las persecuciones durante su mandato, pero en la otra
parte del imperio se vino a ver el Edicto de tolerancia hasta el 311 con Galerio. Majencio
va a ser uno de los que termina al final aceptando el edicto de tolerancia y lo promulga en
Roma, con esto se terminan las grandes persecuciones y se les devuelven los bienes
confiscados a la Iglesia.
2.2 LA PAZ ROMANA
A la hora de hablar de paz romana tenemos que partir con el cese de las persecuciones
hacia los cristianos o mejor hacia la Iglesia por parte del Imperio romano y una parte
importante para hablar de este hecho es el documento que se expide por parte del
emperador romano donde se terminan las persecuciones y se les devuelven los bienes
confiscados a la Iglesia, que se da con el Edicto de Tolerancia, pero lo que vine a sellar
de una vez una paz estable entre los cristianos y el Imperio viene hacer la conversión del
emperador Constantino, el grande, cuando ganó la batalla del puente Milvio, en el 312
contra el emperador romano de occidente Majencio, lo que hizo que Constantino fuese el
emperador de los dos imperios romanos, el de Oriente y el de Occidente, después de esta
victoria el Emperador se hizo bautizar y profirió la fe cristiana para él y su imperio.
En el año 313, en la Ciudad de Milán, el emperador Constantino promulga un edicto, el
cual se da la libertad de promulga la región cristiana como religión oficial del Imperio y le
da la libertad para promulgarla, facilitando a la Iglesia todos los medios para que realizara
esta labor en todas las tierras imperiales.
Con la conversión del emperador Constantino, la religión cristiana se hizo muy popular en
todo el imperio y tomó más fuerza cuando subió al puesto de religión oficial Imperial, esto
hizo que muchos paganos de distintas clases sociales también encontraran atractivo
convertirse al cristianismo haciendo que día tras día se fuera expandiendo más el
evangelio por todo el territorio romano.
Surge una nueva relación entre Estado e Iglesia donde el Emperador tenía casi el mismo
poder que el Papa para mandar sobre el pueblo de Dios, pero esta relación un poco
extraña trajo consigo a la Iglesia muchos beneficios pues le permitió hacer más fácil su
labor misionera y convertir a los pueblos, al igual que todas sus decisiones estaban
amparadas bajo el poder imperial lo que ayuda a que la respetaran los otros credos
religiosos que en tiempos anteriores la persiguieron.
2.4 ORGANIZACIÓN
La Iglesia no solo ahora cuenta con el respaldo imperial para poder expandirse, sino que
también reorganizarse no solo a nivel de cargos en el clero sino que va adaptar la
organización Imperial para aplicarla como modelo en su estructura de gobierno territorial
eclesial. Es de allí donde surgen la división en diócesis, metrópolis, patriarcados y Roma
será su sede principal donde estará el Papa junto con el Emperador, ambos gobernaran el
uno desde lo político y el otro desde lo eclesial.
Pero también surgen nuevos cargos en la Iglesia como son el de Obispo, Arzobispo y
Patriarca, en este último cargo se relaciona con el territorio que va a gobernar donde en
Oriente los patriarcados son Constantinopla, Jerusalén, Alejandría y Antioquía y en
Occidente el único patriarcado será Roma. Estas distribuciones se vienen a notar con
gran fuerza a finales del s. lll y principios del s. lV.
El obispo de Roma era el Patriarca de todo Occidente, este cargo lo ocupa el Papa.
En esta organización también surgen nuevos cargos y oficios eclesiásticos como son
debido a que el número de cristianos crecía en las ciudades y se hizo urgente crear
distintos Títulos, a los que se les asigno un clérigo para que celebrara el sacramento,
dando origen a las Parroquias, las cuales a su vez estaban divididas en: parroquias
rurales, parroquias madre y arciprestazgos.
También aparece el oficio de arcipreste, archidiácono, los cubicularios, los ecónomos, los
párrocos, entre otros. A mitad del Siglo IV se suprimieron los cargos de: ostiarios,
exorcistas y diaconisas.
2.5 HEREJIAS
En la historia de la Iglesia se han presentado varios casos de herejías, las cuales son una
secta que se aparta en alguna de sus partes de la fe universal. En este punto es muy
importante diferenciar las herejías de cismas, donde el cisma, lo que hace es dividir a la
Iglesia por grupos o por cuestiones personales.
Existen varios tipos de herejías: las paleocristianas, las herejías que atentan contra la
divinidad de Cristo y las herejías antitrinitarias.
Herejías paleocristianas: surgen de pensamientos judaizantes, los cuales se oponen en
varios puntos al cristianismo y defendían la ley mosaica como primacía. Niegan la
encarnación o la divinidad de Cristo.
Entre estos pensamientos heréticos que niegan alguna parte de la naturaleza divina o
terrena de Jesús están:
2.6 CONCILIOS
Los primeros concilios eran convocados por loe emperadores de las cuales cada pregusta
era sometida a la aprobación de los participantes los cuales respondían “placet” para Sí y
“non placet” cuando la respuesta era negativa o no aprobada.
Luego de la aprobación del sumo pontífice, las conclusiones son promulgadas por una
Bula.
CONCILIOS ECUMÉNICOS
La iglesia, así como humana y divina es también visible e invisible al mismo tiempo,
obrando según los principios de su naturaleza con el magisterio, que trasmite el
pensamiento divino por medio de la palabra humana, obra a través de un ministerio que
atraves de los sacramentos infunden la vida sobrenatural.
La iglesia ha tenido que a través de los años reunirse con sus hijos más doctos ya sea por
su dignidad o sabiduría para enfrentarse a oposiciones destructoras que atacan la
doctrina moral y disciplinar. Estas asambleas reciben el nombre de concilios algunos de
los cuales en ocasiones solo abarcan una porción de la iglesia como una provincia
eclesiástica o el bien de la iglesia en todo un país.
Los concilios ecuménicos o universales deliberan obre asuntos que atañen a toda la
iglesia y a las cuales asisten representantes de todas las latitudes en este caso asiste el
Sumo Pontífice y preside las sesiones o bien se hace representar por legados.
3. De Éfeso 431
Cristo, Dios-Hombre es un solo sujeto (=Persona); la unión hipostática es substancial, no
accidental, física, no moral.
4. De calcedonia 451
Las dos naturalezas en Cristo están unidas (personalmente), no confundidas ni mudadas
ni alterada de ninguna manera.
5. II De Constantinopla
En Cristo hay dos voluntades, como hay dos naturalezas, aunque sea una sola la
Persona, que es la del Verbo.
6. III De Constantinopla. 680-681
Siglos VIII y IX la (Iconoclastia), destrucción de imágenes, estuvo en auge y se convirtió
en abiertas persecuciones promovidas por los emperadores orientales
7. II De Nicea. 787
Reivindícase la legitimidad del uso y del culto a las sagradas imágenes
8. IV De Constantinopla. 869-970
Condenación de Focio. Confirmación del culto de las imágenes. Afirmación del Primado
del Romano Pontífice.
9. I De Letrán. 1123
Se reivindica el derecho de la Iglesia en la elección y consagración de los Obispos contra
la investidura de los laicos y la condena de la simonía y el concubinato de los
eclesiásticos como herejías.
10. II De Letrán. 1139
Papa Inocencio II por la disciplina y buenas costumbres.
La idea de apartarse lo más posible del mundo para entregarse al servicio de Dios, se
encuentra también en religiones que nada tienen que ver con la Iglesia católica, como el
budismo, en los lamas del Tíbet. Pero aquel pensamiento es acertado, por cuanto la vida
en una orden, tal como de hecho se ha desarrollado en la Iglesia, está indisolublemente
unida con la esencia de ésta y constituye por así decir el corazón de la vida religiosa en la
Iglesia. Ésta ha cultivado siempre con especial amor la vida religiosa, no por su utilidad
para la cultura y la sociedad, sino porque ve en ella el más perfecto cumplimiento de su
misión pastoral.
Como tantas otras grandes instituciones de la Iglesia, la vida monacal no surgió por
iniciativa de sus más altas autoridades, sino partiendo de comienzos insignificantes,
desarrollándose, por así decir, espontáneamente. Conocemos el lugar y el tiempo de su
nacimiento: el lugar es Egipto, y el tiempo, la segunda mitad del siglo III. Con frecuencia
se ha afirmado que la causa fueron las persecuciones: se supone que algunos cristianos
huidos al desierto se quedaron allí iniciando una vida eremítica.
El monacato egipcio no surgió «espontáneamente», sino por obra de hombres que con
toda conciencia le imprimieron el cuño de su propia personalidad. En la cúspide se
levantan dos nombres: san Antonio y san Pacomio.
San Antonio procedía de una familia de campesinos acomodados del valle medio del Nilo.
Nacido a mediados del siglo III, empezó viviendo como anacoreta en la forma que ya
entonces era tradicional, en las proximidades de su aldea nativa. Sólo a finales del siglo
se retiró al desierto, entre el Nilo y el mar Rojo, donde cerca de una aguada se arregló
una celda, acompañado siempre por algún discípulo. San Jerónimo y otros visitaron el
lugar y nos lo han descrito. Todavía hoy existe allí un cenobio, habitado por monjes
coptos.
San Pacomio. Éste era un organizador nato. Fundó un gran cenobio de monjes que vivían
en común en la isla de Tabennisi, en el Egipto superior, y luego otros todavía, y redactó
para ellos una regla, la más antigua regla monástica, que permite una visión detallada de
la vida y trabajos de estos monjes. Pacomio murió en el año 346, pero su organización
siguió extendiéndose.
Laura de San Sabas († 532), Que Aún Hoy Existe, En El Desolado Desierto Rocoso Que
Se Extiende entre Jerusalén y el mar Muerto.
Irlanda. San Columbano. El futuro apóstol de Irlanda, san Patricio, había residido durante
un tiempo en Lérins, y desde allí trasplantó la vida monástica a la verde Erin. Al morir el
santo en 461, Irlanda no sólo estaba cristianizada, sino que se había convertido en una
iglesia de monjes. Irlanda no había pertenecido nunca al Imperio romano. No existían en
ella ciudades. Los primeros centros de cultura fueron los monasterios.
San Benito. Columbano y los suyos fueron los precursores y adelantados de la más
importante de todas las órdenes, la benedictina. Verdad es que san Benito había vivido en
época anterior a Columbano, pero su fundación no se difundió hasta el siglo VII, y en gran
parte lo hizo en un terreno ya preparado por el irlandés.
3. PRINCIPALES REPRESENTANTES.
LOS DOCE.
Conocidos por ser los primeros “héroes de la fe” esta época incluye a los apóstoles. De
acuerdo a la tradición, todos ellos participaron fielmente en la gran comisión, llevando el
evangelio a lugares tan lejanos como Etiopía e India. Con excepción de Juan, todos
sufrieron una muerte violenta.
ANDRÉS: era el hermano de Pedro, e hijo de Jonás. Vivió en Betsaida y Cafarnaúm y era
pescador antes de que Jesús lo llamara. Originalmente fue un discípulo de Juan el
Bautista (Marcos 1:16-18). Andrés trajo a su hermano Pedro a Jesús (Juan 1:40).
SANTIAGO, el menor o más joven, hijo de Alfeo, o Cleofás y María, vivió en Galilea. Fue
el hermano del Apóstol Judas.
JUAN BOANERGES, hijo de Zebedeo y Salomé, hermano de Santiago, el apóstol. Fue
conocido como el discípulo amado.
JUDAS ISCARIOTE, el traidor, fue el hijo de Simón quien vivió en Kerioth de Judá. Él
traicionó a Jesús por treinta piezas de plata y luego se ahorcó (Mateo 26: 14,16).
JUDAS TADEO, o Lebeo, hijo de Alfeo o Cleofás y María. Fue hermano de Santiago el
más joven. Fue uno de los apóstoles de los que se sabe poco y vivió en Galilea. La
tradición dice que predicó en Asiria y Persia y murió como mártir en Persia.
SIMÓN PEDRO, hijo de Jonás, era un pescador que vivió en Betsaida y Cafarnaúm. Fue
un miembro del Círculo Interno y escribió las dos epístolas del Nuevo Testamento que
llevan su nombre. La tradición dice que fue crucificado en Roma con la cabeza hacia
abajo.
FELIPE La tradición dice que Felipe predicó en frigia y murió como mártir en la Hieràpolis.
Felipe vino de Betsaida, el pueblo del cual Pedro y Andrés vinieron (Juan 1:44).
TOMÁS Dídimos vivió en Galilea. La tradición dice que trabajó en Persia e India, sufriendo
martirio cerca de Madrás, en el Monte Santo Tomás, India.
Policarpo (c. 69 – c. 155 d.C.) fue discípulo de Juan y obispo de Esmirna hasta mediados
del siglo segundo. Siendo anciano fue arrestado y repetidamente incitado por el procónsul
a maldecir públicamente a Cristo. Su respuesta al magistrado le llevó a morir en la
hoguera, convirtiéndole en un ejemplo de fe inquebrantable a los creyentes a través de los
siglos: “Durante ochenta y seis años le he servido, y nunca me ha hecho mal alguno:
¿Cómo he de blasfemar a mi Rey, quien me salvó?”. Ireneo (¿? – c. 202 d.C.) fue
discípulo de Policarpo y se constituyó en uno de los primeros defensores de la fe. Su libro
Contra las Herejías es relevante hasta la actualidad.
3.2 Tertuliano (c. 155 – c. 220 d.C.). Otro gran defensor de la fe. Luchó vehementemente
contra el intelectualismo y la filosofía, enfatizando la prioridad de la verdad revelada. La
Biblia es nuestra fuente de verdad infalible y primaria. La razón es secundaria. Fue el
primero en usar la palabra trinidad para describir la esencia del ser de Dios.
3.3 Cipriano (c. 210 – c. 258 d.C.). Conocido por defender a la iglesia como el punto
central del avance del reino de Dios en el tiempo presente. Esto dio lugar a su famosa
frase: “No puede tener a Dios por Padre aquél que no tiene a la iglesia por su madre”, la
cual ha sido malinterpretada y abusada por siglos.
3.5 Atanasio (295 – 373 d.C.). Importantísimo por su lucha contra el hereje racionalista
Arrio a principios del siglo cuarto. Fundamental en la defensa de la completa deidad de
Jesús, la composición del Credo de Nicea, y la definición final del canon del Nuevo
Testamento.
3.6 Agustín (354 – 430 d.C.). Obispo de Hipona en el siglo V. Posiblemente el teólogo
extra-bíblico más importante del primer milenio en la historia del cristianismo. Sus escritos
apologéticos clarificaron varias de las doctrinas más importantes de la fe; incluyendo la
trinidad, el pecado original, la predestinación, y el significado de la gracia y su carácter
objetivo y soberano.
Los materiales de derribo de los templos paganos ahora construían los nuevos templos
cristianos, estatuas de los dioses la gran mayoría destruidos. Aquello que suponía el
carácter heroico de ser cristiano en tiempo de las persecuciones suponiendo arriesgar la
vida en defensa de la propia fe, con el favor de lo emperadores el cristianismo comienza a
carecer de fe y de vigor, caracterizado durante los tres primeros siglos.