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1. Definición
El choque séptico es un tipo de shock que se produce como resultado de una respuesta
inflamatoria generalizada del organismo debido a una infección. Es una Sepsis, en la que los
trastornos de los sistemas cardiovascular, metabólico y a nivel celular son tan profundos
que aumenta de manera significativa la mortalidad.
2. Introducción
La sepsis grave y el choque séptico constituyen un importante problema de salud que resulta del
daño inducido por la respuesta inmunológica del huésped a una infección grave.1 Se han realizado
múltiples estudios clínicos con la finalidad de dilucidar cuál es manejo más apropiado o correcto
para lograr un adecuado desenlace clínico. Actualmente contamos con guías de manejo terapéutico
para estandarizar el tratamiento de los pacientes y poder tener metas claras a alcanzar; sin embargo,
existen múltiples puntos de controversia acerca de cuál es el tratamiento óptimo o cuáles son las
variables clínicas o paraclínicas más importantes para corregir. En los últimos años, se han
propuesto modificaciones en el algoritmo del manejo del paciente con sepsis grave o choque
séptico, y esto ha sido gracias al mejor entendimiento de la fisiopatología de esas entidades
nosológicas.
En los próximos párrafos trataremos de explicar la fisiopatología de la sepsis, sepsis grave y choque
séptico, establecer los puntos básicos del tratamiento del choque séptico y analizar para integrar a
nuestra práctica cotidiana las nuevas recomendaciones y metas que se han establecido además de las
guías.
3. Causas
Las toxinas bacterianas también se distribuyen por vía hematógena, lo cual desencadena
reacciones cutáneas difusas. En ocasiones, algunas lesiones cutáneas sugieren
microorganismos patógenos específicos. Cuando la septicemia se acompaña de petequias
cutáneas o púrpura, se sospecha de N. meningitidis o, con menos frecuencia, H. influenzae;
en el paciente mordido por una garrapata en un área endémica, las lesiones petequiales
también sugieren rickettsiosis exantemática americana. Una lesión cutánea hallada casi de
forma exclusiva en pacientes neutropénicos es el ectima gangrenoso, por lo regular debido a
P. aeruginosa. Ésta es una lesión ampollar rodeada de edema con hemorragia central y
necrosis. El análisis histopatológico muestra bacterias en y alrededor de la pared de un vaso
pequeño, con una respuesta neutrófila reducida.
Fisiopatología AURA
Es bien sabido que los estados de sepsis y choque séptico se acompañan de la producción de
mediadores humorales y aumento de la producción de óxido nítrico por activación de la enzima
oxidosintasa inducible, todos los cuales producen depresión miocárdica y disfunción ventricular. A
su vez, también disminuyen las resistencias vasculares sistémicas, lo que condiciona una reducción
de la presión arterial diastólica, que es el principal determinante de la presión de perfusión
coronaria. De igual forma, en el choque distributivo hay alteraciones de la permeabilidad vascular
que permiten que el volumen intravascular se extravase y produzca un componente hipovolémico.
Ante una disminución crítica de la irrigación tisular, con prescindencia de la causa que la
desencadene, la respuesta inicial incluye mecanismos neurohormonales cuya finalidad es la de
mantener el funcionamiento del sistema cardiovascular. Cuando se pierden estos mecanismos de
compensación, se presenta disminución de las presiones de perfusión; el corazón se torna isquémico
y se liberan sustancias depresoras del miocardio, aparece la acidosis tisular, y la acidemia empeora el
rendimiento cardiovascular y la respuesta a las catecolaminas.
Hay dilatación arteriolar que empeora la hipotensión, y de manera simultánea con este mecanismo
de defensa celular se suscita una vasoconstricción poscapilar, la cual aumenta las presiones capilares
y favorece el incremento del volumen capilar que representa una mayor pérdida de volumen
intravascular. Asimismo, se desencadena la cascada inflamatoria, la cual ocasiona fuga de líquido
capilar, abertura de los circuitos arteriovenosos, isquemia esplácnica y favorece la translocación
bacteriana, que determina segundas y terceras invasiones de agentes nocivos.
Todo esto produce un círculo vicioso de hipoperfusión tisular con choque irreversible que va
seguido de apoptosis y muerte celular. Además, se activan factores de transcripción para la síntesis
de proteínas de la respuesta inflamatoria, se activan leucocitos y macrófagos, células endoteliales y
de la vía extrínseca de la coagulación (por expresión del factor tisular en células endoteliales y
monocitos), todo lo cual conduce a un síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS),
disfunción multiorgánica y muerte. Una característica del choque a nivel celular es la diso xia, es
decir, la demanda celular de oxígeno excede la disponibilidad, lo que imposibilita mantener la
fosforilación oxidativa.
A través de su rodamiento sobre las células endoteliales, los leucocitos disminuyen su velocidad,
antes de lo cual se localizan en las capas externas del flujo sanguíneo, para después rodar sobre las
células endoteliales y acabar por fijarse a éstas de una forma más firme a través de otras moléculas de
adhesión del grupo de las integrinas, desde donde migran a la región subendotelial a través de las
uniones intercelulares. Citocinas proinflamatorias como el factor de necrosis tumoral a, la
interleucina 1 y la interleucina 6 incrementan la permeabilidad de las células endoteliales, la cual se
evidencia 6 horas después del estímulo y es máxima entre las 12 y 24 horas después de una lesión.
Alteraciones metabólicas.
Los pacientes sépticos muestran resistencia a la insulina con hiperglucemia. Las citocinas, como el
TNF y la IL-1, las hormonas inducidas por el estrés (como glucagón, hormona de crecimiento y
glucocorticoides) y las catecolaminas, inducen todas la gluconeogenia. Al mismo tiempo, las
citocinas proinflamatorias suprimen la liberación de insulina, al tiempo que inducen resistencia
simultánea a la insulina en el hígado y otros tejidos, posiblemente mediante la alteración de la
expresión de GLUT-4, un transportador de glucosa, 65
en la superficie. La hiperglucemia reduce la función de los neutrófilos, lo que suprime su actividad
bactericida, y aumenta también la expresión de las moléculas de adhesión en las células endoteliales.
Aunque la sepsis se asocia a un pico agudo de producción de glucocorticoides inicialmente, tras esta
fase se suele producir una insuficiencia suprarrenal y una deficiencia funcional de glucocorticoides.
Inmunosupresión.
El estado hiperinflamatorio iniciado por la sepsis puede activar mecanismos inmunosupresores
contrarreguladores, que pueden implicar a la inmunidad innata y adaptativa.
Los mecanismos propuestos para la supresión inmunitaria incluyen el cambio de citocinas
proinflamatorias (TH1) por antiinfl amatorias (T H 2) la producción de mediadores
antiinflamatorios (p. ej., receptor de TNF soluble, antagonista del receptor de IL-1 e IL-10),
apoptosis de linfocitos, efectos inmunosupresores de las células apoptóticas e inducción de la
anergia celular. Todavía se discute si los mediadores inmunosupresores son perniciosos o
protectores en la sepsis.
Disfunción orgánica.
La hipotensión sistémica, el edema intersticial y la trombosis de vasos pequeños reducen el aporte
de oxígeno y nutrientes a los tejidos, que son incapaces de utilizar los nutrientes que les llegan de
forma adecuada por cambios en el metabolismo celular. Las concentraciones elevadas de citocinas y
los mediadores secundarios pueden reducir la contractilidad del miocardio y el gasto cardíaco, y el
aumento de la permeabilidad vascular y las lesiones endoteliales pueden ocasionar el síndrome de
dificultad respiratoria del adulto. En último término, estos factores acaban provocando la
insuficiencia de múltiples órganos, como los riñones, hígado, pulmones y corazón, hasta producir la
muerte.
La gravedad y la evolución del shock séptico dependen posiblemente de la extensión y virulencia de
la infección, del estado inmunitario del huésped, de la existencia de otros procesos patológicos
asociados y del patrón e intensidad de producción de mediadores. La multiplicidad de factores y la
complejidad de las interacciones responsables de la sepsis explican por qué los intentos de intervenir
terapéuticamente con antagonistas de mediadores específicos han conseguido beneficios modestos
como mucho e incluso resultan perniciosos en algunos casos. El tratamiento habitual sigue siendo
la administración de antibióticos adecuados, el tratamiento intensivo con insulina por la
hiperglucemia, la reanimación con líquidos para mantener las presiones sistémicas y las «dosis
fisiológicas» de corticosteroides para corregir la insuficiencia suprarrenal relativa.
Merece la pena recordar ahora que un grupo adicional de proteínas secretadas por las bacterias y
llamadas superantígenos también producen un síndrome parecido al shock séptico (el llamado
síndrome del shock tóxico ). Los superantígenos son activadores policlonales de los linfocitos T que
inducen la liberación de gran cantidad de citocinas, que determinan diversas manifestaciones
clínicas, que oscilan desde un exantema difuso a la vasodilatación, con hipotensión y muerte.
Escala SOFA
En pacientes con sospecha de infección, el puntaje de valoración de falla orgánica relacionada con la
sepsis. El SOFA es un sistema de medición diaria de fallo orgánico múltiple de seis disfunciones
orgánicas. Cada órgano se clasifica de 0 (normal) a 4 (el más anormal), proporcionando una
puntuación diaria de 0 a 24 puntos. El objetivo en el desarrollo del SOFA era crear un score simple,
confiable y continuo, y fácilmente obtenido en cada institución.
El SOFA durante los primeros días de ingreso en la UCI es un buen indicador de pronóstico. Tanto
la media, como el score más alto son predictores particularmente útiles de resultados.
Independientemente de la puntuación inicial, un aumento en la puntuación SOFA durante las
primeras 48 horas en la UCI predice una tasa de mortalidad de al menos el 50%.
Apache
Interpretación de APACHE II
Interpretación del SOFA
SAPS II:
SAPS II fue diseñado para medir la gravedad de la enfermedad en pacientes ingresados en unidades
de cuidados intensivos de 18 años o más. 24 horas después del ingreso a la UCI, la medición se
completó y dio como resultado una puntuación de puntos enteros entre 0 y 163 y una mortalidad
prevista entre 0% y 100%. No se podrá calcular ninguna nueva puntuación durante la estancia. Si
un paciente es dado de alta de la UCI y reingresado, se puede calcular una nueva puntuación SAPS
II.