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Universidad de Panamá

Facultad de
Administración Pública
La Investigación Social y
Licenciatura en Trabajo
Social
Sus aportes en el que hacer
Metodología /Método de
Investigación del Trabajo Social y El
Bienestar Social

Articulo de
Reflexión
Autora

Itzel Aurelia
Sánchez
Serrano

Facilitador

Profesor:

Magister

Gabriel A.
Galdeano

Fecha: 9 de Noviembre de 2023


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Introducción
El artículo trata a grosso modo, del sentido y significado que se le da a la investigación social en Trabajo
Social, la evolución que ésta ha tenido y su incidencia en el desarrollo de la disciplina. Para finalizar con
algunas reflexiones que no llevan a ver realmente el cambio drástico del significado de bienestar social a
Estado de Bienestar permiten comprender la necesidad de hacer investigación lo anterior debido a la
necesidad de que la profesión trascienda a la discusión de los métodos y asuma desde sus raíces el
compromiso de aportar conocimiento con una mejor descripción y explicación de los problemas sociales
desde un centra miento en ideas constitutivas del surgimiento de la Cuestión Social, donde se pretende
hacer un recorrido en la construcción de la misma, especialmente en nuestro país, también en relación con el
campo problemático de la familia en su proceso histórico y en como se expresa hoy la conflictividad social
alrededor de su conformación, para a partir de ello y del desarrollo de la profesión del Trabajo Social, pensar
posibles estrategias de intervención desde un posicionamiento teórico epistemológico ligado
indisolublemente a lo ideológico político. Es importante decir que solo tiende a ser un trabajo teórico
aproximativo sobre la conflictividad social y la familia, emergente y producto de la tensión entre lo uno y lo
múltiple, como expresión de un contexto histórico particular.

Palabras Claves: Conflictividad,Insublimente,Emergente,Discusión,Posicionamiento


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El Bienestar Social Ante la Nueva CkjkloCuestiónuestión


Social

El Bienestar social se relaciona con la idea de superación, la búsqueda de justicia y progreso a partir de la
razón.
En este caso el Trabajo Social asume este concepto como una aspiración personal que aporta a la búsqueda
de soluciones de los problemas que dificultan el desarrollo de la sociedad. Se trata de mantener la
homogeneidad de la población, de mantener el orden social establecido por las instituciones. Y A su vez,
puede decirse, que a partir de sus intervenciones el Trabajo Social colabora en la construcción de los
destinatarios de su intervención, los que originalmente son “señalados”, determinados, por quienes detentan
el poder, y en la tarea de construir ideales a los que debe aspirarse funcionalmente a los intereses de la clase
dominante que se considera el único sistema que garantiza este bienestar y el “estado de libertad” es el
capitalista.

En esta época el Trabajo Social toma una primera forma de organización sistemática elaborando lo que
podríamos mencionar como una metodología de intervención que parte del supuesto de relacionar el
bienestar social con el progreso individual a través de la explotación de las potencialidades del individuo
donde se naturaliza la pobreza y su posible solución haciendo precario el concepto de bienestar en tanto éste
es parte de una racionalidad reproductora del orden social.

Durante la primera mitad del siglo XIX se concretiza el desarrollo de las fuerzas productivas, los procesos
de industrialización y urbanización, la burguesía lucha por alcanzar la hegemonía política y económica
surgiendo la “cuestión social” como amenaza al orden establecido y como manifestación de las
desigualdades estructurales del capitalismo. Se entiende por capitalismo no sólo el sistema mercantil
generalizado sino fundamentalmente las relaciones de producción que se instauran entre el capital y el
trabajo, siendo ellas las que determinan la emergencia y generalización de un sistema capitalista. Tiene sus
inicios en una nueva crisis de acumulación capitalista que se produce en los años setenta en los países
centrales y que impacta gravemente en los países periféricos que llega a desestructurar el mundo social y el
mundo de la vida como brevemente lo analizara en relación a la Argentina.
Esta cuestión social tiene diferentes manifestaciones en tanto el proyecto del Estado de Bienestar y sus
políticas económicas distributivas, para el discurso oficial no "garantizaron" la acumulación del capital, se
produce el aumento del "gasto público", el Estado intervencionista se "sobredimensiona", las deudas
externas se acrecientan.

“La cuestión social contrapone así una organización político-jurídica que asegura los derechos de todos los
ciudadanos con un sistema económico que genera miseria y pobreza”.

Entendida como la manifestación de las desigualdades y antagonismos políticos, económicos, culturales, y


cuestionando al poder hegemónico de la burguesía, la cuestión social es vivida como un atentado contra el
orden social establecido. Esto genera la necesidad, en el poder instituido, de implementar estrategias para
enfrentarla, callarla, naturalizarla.

Debemos señalar, sin embargo, que al decir de algunos autores no siempre la existencia de la cuestión social
generó el reconocimiento de que el propio desarrollo del proceso productivo y las diversidades sociales eran
las causas de su existencia, sino que se la naturalizó transformándola en problemas de la “asistencia social”,
o de violencia y caos social. La justificación de su existencia fue centrada en la existencia de problemas
individuales o desviaciones patológicas.
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Conceptualmente, la cuestión social alude a una articulación de prácticas sociales, discursos sociopolíticos,
imaginarios sociales y conceptualizaciones teóricas y técnicas relevantes para definir los temas que exigen
una intervención pública, es decir, aquellos que tematizan la política social, establecen su agenda y sus
alcances, así como un horizonte simbólico de carácter sociopolítico para los actores interesados en ella.

Esta cuestión ha estado presente a todo lo largo del desarrollo de las sociedades modernas, como eje de un
discurso interesado en hacer frente a los problemas sociales ligados a la expansión del capitalismo y en dar
cuenta de los dilemas morales generados por la segunda revolución industrial. Por ello, detrás de ella ha
estado siempre la exigencia de algún tipo de respuesta pública.

En la actualidad, la cuestión social se vuelve a discutir debido a la precarización del empleo y el


debilitamiento de los mecanismos de protección social erigidos por los estados de bienestar después de la
segunda guerra mundial. La restructuración del capitalismo se ha acompañado a escala global por la
agudización de desigualdades sociales, por el crecimiento de la pobreza y por agudos procesos de
desafiliación social.

Por otra parte muchas veces recae también sobre la mujer, dentro de su papel como contenedora afectiva,
hacerse cargo de la desestructuración de la identidad que supone para el hombre la inestabilidad laboral, la
pérdida del empleo, estar desocupado no pudiendo muchas veces cumplir con el papel asignado socialmente
de ser el soporte económico del hogar, lugar esperado y legitimado socialmente lo que desestructura su
mundo simbólico. Las bases del sistema industrial no han cambiado en tanto el trabajo retribuido supone el
trabajo doméstico, lo que sí ha cambiado es que ante el deterioro del mundo productivo y de las redes
sociales de contención la familia aparece como el lugar de deposito por excelencia de la alta conflictividad
social generándose problemas de identidad individual y familiar lo que la hacen cada vez mas vulnerable
con la aparición de nuevos conflictos que suelen estallar violentamente fragilizando los vínculos. La falta de
un proyecto social incide en la falta de proyectos familiares que trasciendan el vivir el hoy. Todo indica que
justo ahora, cuando se vaticina el fin del estado del bienestar y se tiende a equiparar la libertad individual a
la de mercado, cuando muchos gobiernos aceptan que el mercado debe ser el principal instrumento para
ordenar la vida social, se observa no un conjunto de grandes oportunidades para todos sino una cadena de
víctimas. Las primeras son las instituciones públicas y las segundas se ubican a lo largo y ancho de la
sociedad.

En Europa, se tiende a abordar la nueva cuestión social en términos de exclusión social. Fenómenos como
el desempleo de larga duración o el vagabundeo constante de los jóvenes en el medio urbano expresan una
degradación de las condiciones generales de vida. Muestran la vulnerabilidad de quienes viven de un trabajo
precario.

Cada vez es más clara la existencia de amplias zonas de la vida social con bajos niveles de protección social.
Lo que está ocurriendo en estas sociedades ha sido expresado mejor que nadie por Robert Castel (1997),
quien habla de un masivo proceso de desafiliación social, entendido como la desconexión gradual de las
instituciones que ofrecían protección y garantías sociales, y como la pérdida de estados de equilibrio
anteriores.
Para este autor, el tema central es el déficit que no ha parado de crecer en relación con el trabajo y las
instituciones de integración social. Según afirma que la verdadera cuestión social en nuestros días es la.
desestabilización de la condición laboral y la pulverización de las protecciones sociales.

Un diagnóstico semejante es realizado por Pierre Rosanvallon (2000) quien señala que en la actualidad no es
posible abordar al estado de bienestar sin enfatizar el tema del trabajo. Desde su perspectiva, la cuestión
central no es cómo financiar crecientes gastos sociales en un periodo de restricciones presupuestales sino la
re inclusión económica de poblaciones que han sido excluidas del mundo laboral.

En su opinión, los derechos sociales no son un marco adecuado para resolver los problemas de desempleo
masivo y creciente exclusión social que se dan en Europa, porque fueron concebidos como recursos para
solucionar problemas temporales (enfermedad, desempleo de corta duración, entre otros). En lugar de
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indemnizar a los desempleados, Rosanvallon (2000) afirma que la estrategia adecuada es pagar salarios a
trabajadores, esto es, trasformar gastos pasivos en gastos activos.

Así, lo social fue inventado para contribuir al mantenimiento del orden, de la estabilidad, ligada a los
derechos ciudadanos, donde el bienestar resulta importante (Donzelot, 1994).

El Desarrollo Social Nuevos Paradigmas en su Abordaje

La necesidad de aprovechar otros paradigmas, de replantear nuevos análisis, sugiere un


profundo cuestionamiento respecto a la responsabilidad de los intelectuales y de nuevas
instituciones. Antes de abordar el paradigma de desarrollo social es importante aclarar que
no se trata de ponderar los cambios sociales que son necesarios para lograr un mayor
desarrollo económico (la teoría de la modernización ya reconoce que estos cambios sociales
son necesarios) o los impactos sociales resultantes de la globalización, los sistemas
mundiales o las relaciones de dependencia. Si esto fuera así, no estaríamos hablando de un
paradigma diferente

La construcción de nuevos paradigmas –un nuevo paradigma social– para “otros mundos
mejores” ha estado en proceso por mucho tiempo. Ante los progresivos estragos sociales y
ambientales de la sociedad mercado-céntrica, muchos sectores de las sociedades alrededor
del mundo reconocen la urgente necesidad de virar hacia formas alternativas de organización
social y económica. Desde la academia, también, desde hace mucho tiempo se está
reconociendo que es imprescindible proponer nuevos paradigmas que trasciendan las
disciplinas que han evolucionado para respaldar el sistema actual, con su énfasis en el
individualismo, la transformación de la naturaleza y las relaciones sociales en mercancías, la
subyugación de todo al mercado y la centralidad de la propiedad privada. En las prácticas
ancestrales de las comunidades campesinas e indígenas, así como en sus formas actuales de
organización y comportamiento, se hallan algunos principios para la construcción de otras
sociedades. Sin embargo, también podemos encontrar estos principios entre los paradigmas
heterodoxos de las ciencias sociales. Analizarlos e incorporarlos a un conjunto teórico es la
labor de los intelectuales comprometidos con las víctimas del sistema y con la consecución
de un mundo mejor. La triple crisis que hoy padecemos –económica, social y ambiental– es
fruto de la operación normal de un sistema actual que promueve la organización productiva
para la acumulación de capital, concentrada en unas cuantas manos. Como parte inherente en
este sistema de producción, se ha generado una miseria humana sin precedentes en la historia
de las “civilizaciones”, acompañada de la degradación de muchos ecosistemas alrededor del
mundo.

El Modelo Económico Actual y su Incidencia en El Desarrollo Social de América


Latina

La realidad económica es más compleja que la visión que puede ofrecer un modelo que, en
general, obvia numerosos matices y aspectos al reflejar, únicamente, los elementos más
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significativos y comunes. A pesar de tratar de explicar la realidad económica sobre la base


de modelos pueda parecer una simplificación lo cierto es que puede servir para entender
algunas de las transformaciones registradas en el mundo a lo largo de la historia.

Una primera etapa que transcurre entre las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del
siglo XX (1850 – 1930), en la que las economías latinoamericanas conocieron un fuerte
proceso de modernización de sus economías y de sus sociedades, de construcción de sus
Estados nacionales, de la creación del mercado interno y de la actividad productiva
industrial. Fue una etapa caracterizada por un modelo de desarrollo primario exportador, en
el que los países latinoamericanos exportaban materias primas para atender una demanda
creciente de
los países desarrollados, convirtiéndose la demanda externa en la variable principal de su
crecimiento económico, generando un modelo dependiente y exógeno. La crisis de 1929 y el
ambiente de inestabilidad económica de las economías desarrolladas produjeron
consecuencias notables en la evolución de las economías subdesarrolladas que generaron, a
partir de los años 30, un cambio en el patrón de desarrollo. A partir de ese momento y hasta
La crisis de la deuda externa en los años Ochenta, se instauró un nuevo modelo Denominado
proceso de sustitución de importaciones. Las principales características de este modelo, en
términos generales, son la reserva del mercado interno para la producción nacional mediante
el recurso al proteccionismo y el mantenimiento de las exportaciones como fuente de divisas
necesaria para poder importar productos de capital. Destacan, además, el carácter parcial de
esta estrategia de desarrollo ya que las transformaciones en la estructura productiva se
limitan,
casi exclusivamente, al sector industrial y a las actividades relacionadas con él, sin modificar
sustancialmente el sector primario, incluyendo las actividades de exportación. Asimismo
indican que únicamente los países que iniciaron este proceso y que ya contaban con cierta
base industrial expandieron la sustitución de importaciones en este sector y avanzaron en la
de bienes intermedios y de capital. Con el nombre de crisis de la deuda externa originando
que los gobiernos de la región abandonaran la estrategia Intervencionista y proteccionista
que caracterizaba el modelo.

A partir de ahí, todos los países Latinoamericanos iniciaron un camino de profundas


reformas liberalizadoras, Cambiando, de nuevo, la orientación del modelo de desarrollo
aplicado esta nueva estrategia de desarrollo se basó en el libre mercado y en reformas
estructurales neoliberales que se recogieron en el denominado “Consenso De Washington”,
esto es, un conjunto de medidas tendentes a liberalizar y a desregular las economías. En estas
Circunstancias pusieron en marcha una serie de reformas con el fin de alcanzar una mayor
estabilidad macroeconómica y la liberalización de los mercados.

La falta de fuentes internas de Financiación a largo plazo provocó que Se recurriera a fuentes
externas de recursos para que el proceso de desarrollo fuera viable, esto es, recurrieron a la
deuda externa. En los años ochenta otra crisis financiera llevó al colapso de Este modelo en
un fenómeno conocido. Desafortunadamente, la construcción de una nuevas teorías es un
tema recurrente que ha sido resistido eficazmente en la academia; hoy en día, el embate de
las élites contra estos modelos está cobrando su cuota, marginando a muchos, obligándonos a
construir nuestras propias instituciones, nuestros propios canales de colaboración y
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comunicación. Somos pocos los que estamos dispuestos a hablar de la bancarrota de la teoría
recibida, de la necesidad de abandonar las sendas del crecimiento. Existe una urgencia de
aprender de otras culturas, de otros pueblos, aun cuando estos últimos no hayan pasado por
los pasillos de la academia; debemos profundizar y ampliar el diálogo de saberes que refleje
nuevas formas de aprendizaje.

Más aún, que nos ofrezca la posibilidad de integrar la reflexión teórica con una práctica
académica y social, que nos dé una ampliación del pluralismo metodológico necesario, que
propone la construcción de sociedades post-capitalistas, debemos incentivar el proceso de
consolidación de modelos de coexistencia que les permitan a dichas comunidades ofrecer
importantes opciones para sus miembros frente al empobrecimiento social y material, de cara
al deterioro de la calidad de la vida planetaria. Si tenemos suerte y capacidad, quizá también
esas mismas comunidades nos ofrecerán la oportunidad de transformarnos antes de que sea
demasiado tarde. como conclusión principal, a partir del análisis realizado, que el proceso de
crecimiento económico, derivado de los modelos de desarrollo puestos en marcha en
América Latina, ha sido altamente desequilibrado. Los desequilibrios detectados se
derivaron, sobre todo de dos características comunes en los tres modelos: la tendencia a la
concentración de la riqueza y la tendencia a incrementar el desequilibrio externo. Además,
las estrategias de desarrollo no solucionaron los problemas de desigualdad social y de la
deuda externa.

John Maynard Keynes (1936) propendía por una clara intervención del Estado en el logro
del bienestar. Keynes incluía el manejo económico y la intervención estatal en los deberes
del Estado, pero claramente su interés por el nivel de empleo y de demanda agregada tenía
como base una preocupación por los desempleados y los consumidores como beneficiarios
directos de esta intervención. Como fundador de los organismos de Bretton Woods, su visión
sobre el papel del Estado intervención económico difiere ampliamente de lo que estos
organismos terminaron haciendo. Para los teóricos del Estado de Bienestar, el Estado se debe
plantear el bienestar de sus miembros, pero no sería el único responsable. En el esquema
colaborativo entre Estado y ciudadanos que proponía Beveridge, el Estado ofrecería
seguridad a sus ciudadanos, sin ahogar la iniciativa y el esfuerzo personales. En el esquema
provisional propuesto por Beveridge, la seguridad social es un sistema basado en
contribuciones de los trabajadores, no un derecho automático por el hecho de ser ciudadano.
Si es al Estado a quien le corresponde ser responsable del bienestar de sus ciudadanos, su
intervención para garantizar la equidad y el acceso a los servicios sería casi obligada. Pero
hasta dónde intervenir es materia de debate. La crisis del Estado de Bienestar en varios
países europeos y en el Japón ha demostrado que esa intervención pública en la provisión de
servicios públicos se hace a costa de una tasación elevada que, en muchos casos, va en
contra de la creación de nuevas industrias pequeñas y medianas empresas. De igual manera,
los impuestos elevados son un incentivo para que la gente no busque enriquecerse más de un
cierto punto y las contribuciones elevadas de la seguridad social son un freno a la
contratación de mano de obra, con lo cual la creación de empleo se ve comprometida.

La política social está llamada a vigilar que las inequidades sociales sean monitoreadas por
el Estado de manera tal que la estructura social de un país no sea un impedimento para el
acceso de sus ciudadanos a los servicios sociales básicos. Una política social es un esfuerzo
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integral de políticas sectoriales que incluyen a los sectores sociales. Esto se logra solamente
cuando en su definición y operación hay detrás una concepción sobre el desarrollo social al
que se quiere llegar. La política social, como política pública que es, requiere de recursos
fiscales para ejecutarla, así como una serie de principios que la guían entre los cuales se
encuentran la solidaridad, la universalidad de los servicios, la eficiencia y la equidad en su
Prestación (Ocampo, 1999: 40-51).El tipo de desarrollo que hay que propiciar para lograr el
bienestar es uno en el que se logre la inversión social Necesaria para que los miembros de
una sociedad accedan a los servicios sociales, logren el desarrollo de su máximo Potencial y
se vuelvan personas que contribuyan efectivamente a la economía y al funcionamiento del
estado. Cualquiera que sea la vía de Desarrollo que se adopte lo que Algunos autores
denominan “el modelo de desarrollo” debe incluirse una concepción de desarrollo social y
Económico que propicie el bienestar, no atente contra la sostenibilidad del Planeta, se base
en el cumplimiento de los derechos ciudadanos, se inspire en el contrato social vigente y se
apoye en las Instituciones creadas para garantizar el Buen gobierno y la participación política
de sus miembros.

Conclusiones

 Buscando formas de intervención en lo social que fundamentalmente logren la visibilidad del Otro,
construyendo formas de re encuentro, colonizando prácticas y saberes que nos permitan pensar desde
América y hagan salir a nuestras sociedades de la dominación que las pone en el lugar de la
imposibilidad, de la impotencia. Facilitando así la reconstrucción de las subjetividades devastadas en
las diferentes crisis, generando prácticas situadas e implicadas que construyen una diferente forma de
mirar, de comprender, de explicar.

 El bienestar y el desarrollo representan dos de las mayores aspiraciones del ser humano. Si bien,
dichos conceptos han mutado a lo largo del tiempo para imbricarse en el contexto específico de una
sociedad, en una suerte de actualización discursiva, pragmática y de contenido. El análisis del
bienestar individual o social incluye el estudio de las condiciones determinantes de la calidad de vida
tanto de los individuos como de los grupos sociales; en este sentido, el análisis de la calidad de vida
de una población dada es el objeto de estudio de la teoría económica del bienestar, En este sentido, el
concepto de bienestar está estrechamente asociado al de desarrollo porque el último puede ser
concebido como un proceso en el cual los individuos al mejorar sus condiciones y calidad de vida
expanden sus libertades reales en el seno de la sociedad . Sin embargo, en los últimos años, la
predominancia de la economía de mercado, asociada a la desregulación comercial y financiera han
desplazado de las agendas gubernamentales, las discusiones sobre cómo lograr el vivir mejor.
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