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El concepto de violencia en la familia se refiere a las acciones, una persona perfecta, en el espacio
donde se desarrollan las relaciones afectivas, que de alguna manera dañar la vida, el cuerpo, la
integridad psicológica o la libertad de otro grupo familiar. Todas las formas de violencia doméstica
tienen una línea común: el abuso de poder y confianza, causa daños deliberados al que sufre.
Explosión (agresión física grave, insultos, heridas desgarradas, acciones sexuales forzadas,
etc.)
1. Suicidio: La violencia intrafamiliar puede tener un impacto devastador en la salud mental de las
personas involucradas. El ambiente violento puede aumentar el riesgo de ideación suicida y
comportamientos autodestructivos. Es importante detectar los signos de alerta temprana, como
cambios drásticos en el comportamiento, aislamiento social, expresiones de desesperanza o la
manifestación directa de intenciones suicidas. La prevención del suicidio implica brindar apoyo
emocional, buscar ayuda profesional, promover entornos seguros y fomentar la comunicación
abierta en las familias.
La persona suicida tiene la intención de quitarse la vida, teniendo conciencia de su realidad, sin
encontrar la solución de los problemas.
Factores asociados en la persona suicida
Las personas que desean la muerte se encuentran debilitadas Psicológica y emocionalmente,
debido a:
Sentimiento de soledad
Depresión
Enfermedad física y/o mental.
Alcoholismo y/o drogadicción.
Baja autoestima.
Baja tolerancia a la frustración.
Factores familiares: perdidas significativas (muerte o separación de un ser querido, termino de una relación
afectiva, divorcio de padres, así como incomprensión de seres queridos con relación a la capacidad o
incapacidad de responder a expectativas de otros).
Maltrato o abuso sexual.
Historia familiar o social de suicidio o violencia.
Irritabilidad
(De mal genio
Fácilmente molesta)
ejemplo, gritarle a la familia o a los amigos). Esto es más probable que suceda si la persona no sabe
cómo manejar sus sentimientos o si la persona está estresada. Las personas pueden sentirse
tensas, nerviosas, sensibles o al límite cuando están irritables.
3. Síndrome del niño maltratado: Los niños expuestos a la violencia intrafamiliar pueden
experimentar el síndrome del niño maltratado, que incluye una variedad de consecuencias físicas,
emocionales y sociales. La prevención se enfoca en la detección temprana y la intervención
adecuada, lo cual implica la capacitación de profesionales de la salud y educación sobre los signos
de abuso infantil. También es fundamental proporcionar entornos seguros, programas de apoyo
psicológico y educar a los padres sobre disciplina positiva y estrategias de crianza saludable.
El síndrome del niño maltratado se refiere a una forma grave de maltrato infantil que abarca
diferentes tipos de violencia, abuso físico o mental, descuido o negligencia hacia un niño por parte
de sus padres, tutores u otras personas encargadas de su cuidado. Este síndrome puede tener
repercusiones físicas y psicológicas significativas en el niño y puede ocurrir en cualquier entorno
familiar.
El maltrato infantil puede manifestarse de diversas formas, como golpes, sacudidas violentas,
quemaduras, abuso emocional o negligencia en la provisión de cuidados básicos como
alimentación, atención médica y educación. Los niños maltratados pueden presentar síntomas
físicos, como moretones, fracturas óseas, retraso en el desarrollo, bajo peso o desnutrición.
Además, pueden experimentar problemas emocionales y psicológicos, como ansiedad, depresión,
trastornos del sueño, baja autoestima y dificultades en las relaciones interpersonales.
El diagnóstico del síndrome del niño maltratado implica la evaluación exhaustiva del niño por parte
de profesionales de la salud, como médicos, psicólogos o trabajadores sociales, que buscan
identificar signos físicos, emocionales y comportamentales del maltrato. Es importante que cualquier
sospecha de maltrato infantil sea denunciada a las autoridades competentes para proteger al niño
y brindarle la atención necesaria.
Las consecuencias del maltrato infantil pueden ser a largo plazo y afectar la salud y el bienestar del
niño en su vida adulta. Los niños maltratados tienen mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales,
4. Retraso mental: Los niños que son víctimas de violencia intrafamiliar pueden presentar un mayor
riesgo de retraso mental debido al estrés crónico, la falta de estimulación adecuada y la negligencia.
La prevención involucra brindar apoyo y servicios de intervención temprana a estos niños, así como
educar a los padres sobre la importancia del cuidado y el desarrollo infantil.
Se caracteriza por un funcionamiento intelectual por debajo del promedio, lo cual se manifiesta a
través de una calificación considerablemente baja en las pruebas de habilidad mental. Las personas
con retraso mental presentan limitaciones en diversas áreas de su vida, como la auto-dirección,
actividades escolares, laborales, de recreación y las habilidades comunes en la vida diaria, sociales
y de comunicación. Este trastorno suele manifestarse desde la infancia y puede continuar durante
toda la vida.
El TDAH puede presentarse en diferentes grados de intensidad y puede afectar a personas de todas
las edades. En los niños, los síntomas más comunes son la falta de atención, la impulsividad y la
hiperactividad. Estos niños suelen tener dificultades para seguir instrucciones, organizarse,
completar tareas y controlar su comportamiento. En los adultos, el TDAH puede manifestarse de
manera diferente, con dificultades para la gestión del tiempo, la concentración y la organización.
No se conoce la causa exacta del TDAH, pero se cree que factores genéticos, ambientales y
neurobiológicos pueden desempeñar un papel en su desarrollo. El diagnóstico del TDAH se realiza
a través de una evaluación exhaustiva que incluye la recopilación de información sobre los síntomas
y la historia clínica del individuo. El tratamiento del TDAH puede incluir terapia psicológica,
modificaciones en el estilo de vida, entrenamiento en habilidades sociales y, en algunos casos,
medicación.
6. Autismo: Aunque la violencia intrafamiliar no causa directamente el autismo, el estrés crónico y los
factores ambientales pueden influir en el desarrollo de los síntomas autistas. La prevención se centra
en brindar apoyo y servicios de intervención temprana para los niños con autismo, así como en
proporcionar información y recursos a las familias para manejar el estrés y promover un ambiente
seguro y comprensivo.
El autismo es un trastorno psicológico que se caracteriza por la intensa concentración de una
persona en su propio mundo interior y la progresiva pérdida de contacto con la realidad exterior. Es
un trastorno del espectro autista (TEA) que afecta el desarrollo neurológico y se manifiesta desde
edades tempranas. Las personas con autismo pueden presentar dificultades en la comunicación,
interacción social, comportamiento y habilidades cognitivas.
El autismo es una condición crónica que tiene una base genética fuerte, aunque también puede ser
influenciado por factores ambientales. No hay una causa única conocida para el autismo y se
considera que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales.
El trastorno del espectro autista (TEA) se ha clasificado en diferentes tipos, como el trastorno autista,
el síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado. Cada tipo
presenta características específicas, pero comparten algunas características comunes, como
dificultades en la comunicación verbal y no verbal, dificultades en la interacción social, patrones de
comportamiento repetitivos y restricciones en los intereses y actividades.
El diagnóstico del autismo se realiza mediante la evaluación de los síntomas y comportamientos
observados en la persona. Los profesionales de la salud utilizan criterios establecidos en los
manuales de diagnóstico, como el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
(DSM-5) y la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11).
El tratamiento del autismo se basa en un enfoque multidisciplinario que puede incluir terapia
conductual, terapia ocupacional, terapia del habla y lenguaje, y apoyo educativo. El objetivo es
ayudar a las personas con autismo a desarrollar habilidades sociales, de comunicación y
comportamientos adaptativos, y mejorar su calidad de vida.
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