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1.1. Intervalos
Schoenberg (1992) nos indica que le material de la música es el sonido, el cual actúa
directamente sobre el oído, siendo capaz de crear arte y producirnos sensaciones.
Latham (2008) define intervalo como “la distancia entre las alturas de dos notas, que
puede estar en relación melódica o armónica, siendo la unidad básica de la armonía”. Los
intervalos se expresan mediante un número que indica la distancia y una especie que nos
indica si son mayores, menores, aumentados, disminuidos y justos. No podemos hablar
de consonancia y disonancia en términos absolutos, pues son conceptos que han
evolucionado a lo largo de la historia de la música.
Cada teórico hace su propia clasificación. Zamacois (2003) clasifica los intervalos
como melódicos, armónicos, conjuntos y disjuntos, simples y compuestos, además de:
• Consonancias perfectas: 8ª, 5ª y 4ª justas
• Consonancias Imperfectas: 3as y 6as mayores y menores.
• Semiconsonancias: 4ª aumentada y 5ª disminuida.
• Disonancias absolutas: 2as y 7as mayores y menores.
• Disonancias condicionales: Intervalos aumentados resultantes de una
enarmonización de un intervalo consonante imperfecto.
A todo esto hay que añadir, que “cuando los intervalos están invertidos, sus cualidades
de consonancia-disonancia cambian debido a que el espacio y registro han sido alterados
(…) llegando a invertir su función básica” (Persichetti, 1985, P.15). Los intervalos que
están separados por más de una octava como en el caso de las terceras y sextas se vuelven
más ricas, y las octavas, quintas y cuartas justas se vuelven más fuertes. En el caso de las
disonancias se tornan menor mordientes, pero más brillantes (Persichetti, 1985).
Pitágoras explica que cuanto más sencilla sea la relación entre dos intervalos, más
consonante serán estos: 2:1 la octava, 3:2 la quinta y 4:3 la cuarta. La teoría de Tyndal
además añade que “dos sonidos son más consonantes cuando la relación de la velocidad
de sus vibraciones está expresada por números más simples” (Cattoi, 1985). Schoenberg
(1992) dice que “las consonancias vienen al principio de la serie armónica y son más
perfectas cuanto más cerca estén del sonido fundamental” (P. 17).
Figura 3. Acordes del modo menor. Piston, W. (2001). Armonía. Idea Books. P. 43
Podemos añadir más terceras para llegar a acordes de novena, oncena, etc. Persichetti
(1985), en su tratado Armonía del siglo XX, hace una síntesis de las distintas formaciones
acordales realizadas por diferentes compositores, ya sea por cuartas, segundas —B.
Bartók—, clusters, poliacordes —Stravinsky—, doce sonidos — C. Ives y Milhaud— etc.
Además, indica que los acordes por tonos enteros provienen de los armónicos 7 a 11,
acordes por cuartas formado por armónicos 6-8-9 y el acorde de cuarta aumentada 6-8-
11.
Referencias citadas
Burkholder, Grout y Palisca. (2010). Histoira de la Música Occidental. Madrid: Alianza
Musical.
Cattoi, B. (1985). Apuntes de acústica y escalas exóticas. Buenos Aires: Ricodi.
Latham, A. 2008. Diccionario enciclopédico de la música. México: Fondo de Cultura
Económica.
Persichetti, V. (1985). Armonía del siglo XX. Madrid: Real Musical.
Piston, W. (2001). Armonía. Idea Books.
Riemann, H. (1866). Armonía y modulación. Barcelona: Labor.
Schoenberg, A. (1992). Tratado de armonía. Madrid: Real Musical.
Zamacois, J. (2003). Tratado de armonía Vol. 1. Idea Books.