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Capítulo 1
Introducción a la psicología social
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Psicología Social 46
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Capítulo 2
Capítulo
Cognición 2 y pensamiento social
social
Cognición social y pensamiento social
¿Qué opinas?
¿Qué1. opinas?
Le han entrevistado para un puesto de trabajo. Tu posible futura jefa, la Sra. Jones, ha
decidido que eres inteligente, sincero y servicial. Sin embargo, no se ha reído de uno de
1. Le hansusentrevistado
chistes, por paralo un
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trabajo. Tu queposible
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humor.Jones, ha se
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ti? Sin embargo, no se ha reído de uno de sus
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2. Elporpelo
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Shahidsospechar que no tiene
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colores humor. ¿Cómocada se dosformaría una ¿Le
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impresión general de ti?
reconocerían inmediatamente en una reunión de estudiantes y personal de su
2. El pelodepartamento
de Shahid esdemulticolor
psicología?y¿Y losencolores cambian
un consejo cada dos semanas.
de administración ¿Le empresa
de la mayor verían de
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contabilidaden una
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capital?de estudiantes o de su departamento de psicología? ¿Y en
un consejo de administración
3. Durante de la mayor estadounidense
la campaña presidencial empresa de contabilidad
de 2016,de la capital?
Donald Trump se disculpó
3. Durantepúblicamente
la campaña tras presidencial
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Más tarde, difusión de un vídeo
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tarde, dijo a personas cercanas que dudaba de que la voz grabada fuera la suya.
¿Recordaba mal lo que aparecía en el vídeo o estaba mintiendo claramente? ¿En qué se ¿Recordaba
mal lo que aparecía
diferencia estaenversión
el vídeodeolos
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procesos claramente?
que subyacen ¿En qué se diferencia
a los testimonios esta
oculares erróneos?
versión de los procesos
4. Zander viene a que subyacen
la mente a los testimonios
de Sophia y Yinka de oculares
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bastante diferente. Sophia lo
4. Zander recuerda
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abogados queSophia
conoce. lo Yinka
recuerda
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sobre todo cuando piensa en los distintos abogados que conoce. Yinka piensa
en su sonrisa estrafalaria y en su conocimiento de las novelas más vendidas. ¿Por qué en su sonrisa
estrafalaria y en
difieren sussurecuerdos
conocimiento deaspectos?
en estos las novelas más vendidas. ¿Por qué difieren sus
recuerdos en estos aspectos?
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efectivamente autobiográficos, resultaba casi imposible refutarlos o generalizarlos.
Conductismo Dado que los psicólogos consideraban que las teorías debían basarse en datos públicamente
Se hace hincapié en observables y reproducibles, se pasó del estudio de los acontecimientos internos (cognitivos) al
explicar el
comportamiento
de los acontecimientos externos, públicamente observables. La máxima expresión de este
observable en cambio fue el conductismo El conductismo de principios del siglo XX (por ejemplo, Skinner,
términos de 1963; Thorndike, 1940; Watson, 1930) convirtió la cognición en una mala palabra en psicología
programas de
refuerzo.
durante casi medio siglo. Los conductistas se centraron en conductas manifiestas (por ejemplo,
un gesto con la mano) como respuesta a estímulos observables en el entorno (por ejemplo, un
autobús que se acerca), basándose en castigos y recompensas de conductas anteriores (por
ejemplo, ser recogido por el autobús).
En la década de 1960, los psicólogos empezaron a interesarse de nuevo por la cognición. Ello
se debía, en parte, a que el conductismo parecía terriblemente engorroso e inadecuado como
explicación del lenguaje y la comunicación humanos (véase Chomsky, 1959); ya que era
necesario estudiar cómo las personas representan el mundo simbólicamente y cómo manipulan
esos símbolos. Además, la persuasión y transferencia de información empezaba a dominar el
mundo: el procesamiento de la información se convirtió en un foco de atención cada vez más
importante para la psicología (Broadbent, 1985; Wyer y Gruenfeld, 1995). Este desarrollo
continuó con la revolución informática, que ha animado y permitido a los psicólogos modelar
o simular procesos cognitivos humanos de gran complejidad. El ordenador también se ha
convertido en una metáfora de la mente humana, ya que los programas informáticos sustituyen
a la cognición. La psicología cognitiva, a veces denominada ciencia cognitiva, resurgió como
Psicología de la una actividad científica legítima (por ejemplo, Anderson, 1990; Neisser, 1967).
Gestalt
Perspectiva en la que
En contraste con la psicología general, la psicología social ha sido casi siempre notablemente
el todo influye en las cognitiva (Manis, 1977; Zajonc, 1980). Este énfasis puede rastrearse al menos hasta Kurt
partes constituyentes, Lewin, a quien a menudo se hace referencia como el padre de la psicología social experimental.
y no a la inversa.
Basándose en la Psicología de la Gestalt, Lewin (1951) creía que lo más útil era entender el
comportamiento social como una función de las percepciones que las personas tienen de su
mundo y del procesamiento que hacen de dichas percepciones. La cognición y el pensamiento
pasaron a ocupar un lugar central en la psicología social. El énfasis cognitivo en la psicología
Coherencia cognitiva social ha tenido al menos cuatro formas (Jones, 1998; Taylor, 1998): coherencia cognitiva,
Un modelo de científico ingenuo, avaro cognitivo y estratega motivado.
cognición social en el
Después de la Segunda Guerra Mundial, en las décadas de 1940 y 1950, hubo un frenesí de
que las personas
intentan reducir la investigación sobre el cambio de actitud que produjo teorías que compartían el supuesto de que
incoherencia entre las personas se esfuerzan por lograr coherencia cognitiva, es decir, las personas están motivadas
sus cogniciones,
para reducir las discrepancias entre sus diversas cogniciones porque tales discrepancias nos
porque la
incoherencia les generan malestar (por ejemplo, Abelson et al., 1968; Festinger, 1957; Heider, 1958; véanse
resulta desagradable. también los capítulos 5 y 6). Las teorías de la coherencia perdieron cierta popularidad en la
década de 1960 al acumularse pruebas de que las personas son notablemente tolerantes con la
Psicólogo (o
científico) ingenuo incoherencia cognitiva (disonancia); sin embargo, dichas teorías siguen siendo influyentes
Modelo de cognición (Gawronski y Strack, 2012).
social que caracteriza En su lugar surgió, a principios de la década de 1970, un modelo científico ingenuo: la gente
a las personas como
usuarias de análisis necesita atribuir causas al comportamiento y a los acontecimientos para hacer del mundo un
racionales, científicos lugar significativo en el que actuar. Este modelo sustenta las teorías de atribución del
y de causa-efecto comportamiento que dominaron la psicología social en la década de 1970 (véase el capítulo 3).
para comprender su
mundo. El modelo del científico ingenuo parte de la base de que las personas son básicamente racionales
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a la hora de realizar análisis causa-efecto de tipo científico. Los errores o sesgos que se
Atribución
producen son desviaciones no óptimas de la normalidad que pueden atribuirse a una El proceso de asignar
información limitada o inexacta y a motivaciones como el propio interés. una causa a nuestro
propio
Sin embargo, a finales de la década de 1970 quedó claro que, incluso en circunstancias
comportamiento y al
ideales, las personas son científicos bastante chapuceros. En la mayoría de los casos, las de los demás.
personas tienen una capacidad limitada para procesar la información y toman numerosos atajos
cognitivos: son errores cognitivos (Nisbett y Ross, 1980; Taylor, 1981). Los diversos errores y Avaro cognitivo
Modelo de cognición
sesgos asociados al pensamiento social no son desviaciones motivadas de alguna forma ideal social que caracteriza
de procesamiento de la información, sino que son intrínsecos al pensamiento social. La a las personas como
motivación está casi completamente ausente desde la perspectiva del Avaro Cognitivo. Sin usuarias de las
cogniciones menos
embargo, a medida que esta perspectiva maduró, la importancia de la motivación volvió a complejas y
hacerse evidente (Gollwitzer y Bargh, 1996; Showers y Cantor, 1985). Es la perspectiva del exigentes que
Estratega motivado: generalmente
producen
“un pensador plenamente comprometido que dispone de múltiples comportamientos
estrategias cognitivas y elige entre ellas en función de sus objetivos, adaptativos.
motivos y necesidades. A veces, el estratega motivado elige sabiamente,
Estratega motivado
en aras de la adaptabilidad y la precisión, y a veces... a la defensiva, en Un modelo de
aras de la velocidad o la autoestima...” cognición social que
Fiske & Taylor (1991, p. 13) caracteriza a las
personas como
poseedoras de
El desarrollo más reciente de la cognición social es la neurociencia social, a veces múltiples estrategias
denominada neurociencia cognitiva o neurociencia cognitiva social (Harmon-Jones y cognitivas
disponibles, entre las
Winkielman, 2007; Lieberman, 2010; Todorov, Fiske y Prentice, 2011). La neurociencia social que eligen en función
es, en gran medida, una metodología en la que la actividad cognitiva se puede monitorizar de sus objetivos,
mediante imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), que detecta y localiza la motivaciones y
necesidades
actividad eléctrica en el cerebro asociada a actividades o funciones cognitivas. De este modo, personales.
distintas partes del cerebro se "iluminan" cuando las personas están, por ejemplo, pensando
positiva o negativamente sobre amigos o extraños o categorías sociales, o cuando atribuyen Neurociencia social
Exploración de la
causalidad a distintos comportamientos. En la actualidad, la neurociencia social se aplica actividad cerebral
ampliamente a fenómenos psicológicos sociales, como los procesos interpersonales (Gardner, asociada a la
Gabriel y Diekman, 2000), la inferencia atribucional (Lieberman, Gaunt, Gilbert y Trope, cognición social y a
los procesos y
2002), los prejuicios y la deshumanización (Harris y Fiske, 2006), la experiencia de ser excluido fenómenos
socialmente (Eisenberger, Lieberman y Williams, 2003) e incluso las convicciones religiosas psicológicos sociales.
(Inzlicht, McGregor, Hirsh y Nash, 2009).
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cognición social (Schneider, Hastorf y Ellsworth, 1979). Sin embargo, ciertas informaciones
influyen más que otras en las impresiones que nos formamos.
Modelo de
configuración
¿Qué información es importante?
Modelo gestáltico Según el modelo de configuración gestáltica de Solomon Asch (1946), en la formación de la
de Asch sobre la
primera impresión nos fijamos en determinados rasgos centrales, que tienen una influencia
formación de
impresiones, en el desproporcionada en la impresión final. Otras informaciones, denominadas rasgos periféricos,
que los rasgos influyen mucho menos. Los rasgos centrales y periféricos son los que están más o menos
centrales
intrínsecamente correlacionados con otros rasgos y, por tanto, son más o menos útiles para
desempeñan un
papel construir una impresión integrada de una persona. Los rasgos centrales influyen en el
desproporcionado significado de los demás rasgos y en la relación percibida entre ellos, es decir, son responsables
en la configuración
de la configuración integrada de la impresión.
de la impresión
final. Para investigar esta idea, Asch hizo que los alumnos leyeran una de dos listas de siete
adjetivos que describían a una persona hipotética (véase la figura 2.1). Las listas sólo diferían
Rasgos centrales
ligeramente: una contenía la palabra cálido -en inglés warm (afectivo)- y la otra la palabra frío.
Rasgos que
influyen A continuación, los participantes evaluaron a la persona en cuestión según otras dimensiones
desproporcionadam evaluativas bipolares, como generoso/no-generoso, feliz/infeliz, fiable/no fiable. Asch
ente en la descubrió que los participantes que leían la lista que contenía la palabra cálido tenían una
configuración de
las impresiones impresión mucho más favorable de la persona objetivo que los que leían la lista que contenía
finales, en el el rasgo frío. Cuando las palabras cálido y frío se sustituían por cortés y brusco, la diferencia
modelo de impresión era mucho menos marcada. Asch argumentó que cálido/frío es una dimensión
configuracional de
Asch de formación central del rasgo que influye más en la formación de la impresión que cortés/brusco, que es una
de impresiones. dimensión periférica del rasgo. Investigaciones posteriores han confirmado que la calidez es,
de hecho, una dimensión fundamental de la percepción social y la formación de impresiones
Rasgos periféricos
Rasgos que tienen (Cuddy, Fiske y Glick, 2008; Fiske, Cuddy y Glick, 2007; Kervyn, Yzerbyt y Judd, 2010). La
una influencia calidez también está estrechamente relacionada con la forma en que una persona puede
insignificante en la encariñarse con otra (Williams y Bargh, 2008; véase el capítulo 14).
configuración de
las impresiones El experimento de Asch fue reproducido en un entorno natural por Harold Kelley (1950), que
finales, en el terminaba su presentación de un conferenciante invitado con: “La gente que le conoce le
modelo considera una persona más bien fría [o muy cálida], trabajadora, crítica, práctica y decidida".
configuracional de
Asch de formación El conferenciante dio conferencias idénticas a varias clases, la mitad de las cuales recibieron la
de impresiones. descripción fría y la otra mitad la cálida. Después de la clase, los alumnos evaluaron al profesor
en varios aspectos. Los que recibieron el rasgo frío calificaron al profesor de más asocial,
egocéntrico, impopular, formal, irritable, sin sentido del humor y despiadado. También eran
menos propensos a hacer preguntas y a interactuar con el profesor. Esto parece apoyar la visión
gestáltica de que las impresiones se forman como conjuntos integrados basados en indicios
centrales.
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Inteligente
Hábil
El espacio vacío
Trabajador contiene:
Asch (1946) presentó a los
participantes una descripción de siete
Cálido o Frío rasgos de una persona hipotética en la
que aparecía la palabra cálido o frío,
o cortés o brusco. El porcentaje de
Cortés o Brusco participantes que asignaban otros
Decidido rasgos al objetivo se veía
Precavido notablemente afectado cuando se
sustituía cálido por frío, pero no
Práctico cuando se sustituía cortés por brusco.
Fuente: Basado en Asch (1946).
Precavido
Generoso
Sabio
Feliz
Buen Carácter
De Fiar
Figura 2.1 Impresiones de una persona hipotética, basadas en rasgos centrales y periféricos
Sin embargo, los críticos se han preguntado cómo se decide que un rasgo es central. Los
teóricos de la Gestalt creen que la centralidad de un rasgo se basa en su grado intrínseco de
relación con otros rasgos. Otros han argumentado que la centralidad es una función del contexto
(por ejemplo, Wishner, 1960; Zanna y Hamilton, 1972). En el experimento de Asch, cálido/frío
era central porque era distinto de las otras dimensiones de rasgos y estaba semánticamente
vinculada a las dimensiones de respuesta. Las personas tienden a emplear dos dimensiones
principales y distintas para evaluar a otras personas: bueno/malo socialmente, y bueno/malo
intelectualmente (Rosenberg, Nelson y Vivekanathan, 1968), o lo que Fiske y sus colegas
denominan calidez y competencia (Cuddy, Fiske y Glick, 2008; Fiske, Cuddy y Glick, 2007).
Cálido/frío es claramente bueno/malo social, y también lo son los rasgos que se utilizaron para
evaluar la impresión (generoso, sabio, alegre, bonachón, fiable). Sin embargo, los otros rasgos
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de la impresión (inteligente, hábil, trabajador, decidido, práctico, precavido) son claramente
buenos/malos intelectuales.
Primacía y recencia
El orden en que se presenta la información sobre una persona puede afectar drásticamente a
la impresión posterior. Asch (1946), en otro experimento, utilizó seis rasgos para describir a
Primacía una persona hipotética. Para la mitad de los participantes, la persona fue descrita como
Un efecto de orden
inteligente, trabajadora, impulsiva, crítica, testaruda y envidiosa (es decir, los rasgos positivos
de presentación en el
que la información primero, los negativos al final). El orden de presentación se invirtió para el otro grupo de
presentada antes tiene participantes. Asch descubrió el efecto de primacía: los rasgos presentados en primer lugar
una influencia influían desproporcionadamente en la impresión final, de modo que la persona era evaluada
desproporcionada en
la cognición social. más favorablemente cuando se presentaba primero la información positiva que cuando se
presentaba primero la negativa. Tal vez la información temprana actúe de forma parecida a los
Recencia rasgos centrales, o tal vez la gente simplemente preste más atención a la información temprana.
Un efecto de orden
de presentación en el También puede producirse un efecto de recencia, en el que la información posterior tiene más
que la información impacto que la anterior. Esto puede ocurrir cuando estás distraído (por ejemplo, sobrecargado
presentada más tarde de trabajo, bombardeado de estímulos, cansado) o cuando tienes poca motivación para atender
tiene una influencia
desproporcionada en a alguien. Más tarde, cuando sepas, por ejemplo, que es posible que tengas que trabajar con esa
la cognición social. persona, es posible que prestes más atención a sus rasgos (y por tanto, a los centrales más). Sin
embargo, en igualdad de condiciones, los efectos de primacía son más comunes (Jones y
Goethals, 1972): las primeras impresiones realmente importan.
Positividad y negatividad
En ausencia de información contraria, la gente tiende a suponer lo mejor de los demás y a
formarse una impresión positiva (Sears, 1983). Sin embargo, cualquier información negativa
atrae nuestra atención y se impone en nuestra impresión posterior: estamos predispuestos hacia
la negatividad (Fiske, 1980). Además, una vez formada, es mucho más difícil cambiar una
impresión negativa a la luz de información positiva posterior que una impresión positiva a la
luz de información negativa posterior (por ejemplo, Hamilton y Zanna, 1974). Podemos ser
especialmente sensibles a la información negativa por dos razones:
1. La información es inusual y distintiva: la información inusual, distintiva o extrema
atrae la atención (Skowronski y Carlston, 1989).
2. La información significa indirectamente peligro potencial, por lo que su detección
tiene valor de supervivencia para el individuo y, en última instancia, para la especie.
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las personas, mientras que usted prefiere la inteligencia. Tenemos distintos sistemas de
constructos personales y nos formaremos distintas impresiones de la misma persona. Los
constructos personales se desarrollan con el tiempo como formas adaptativas de percepción de
la persona, por lo que son resistentes al cambio.
También desarrollamos nuestras propias teorías implícitas de la personalidad (Bruner y
Tagiuri, 1954; Schneider, 1973; Sedikides y Anderson, 1994), teorías laicas de la personalidad Teorías implícitas de
la personalidad
(Plaks, Levy y Dweck, 2009) o filosofías de la naturaleza humana (Wrightsman, 1964). Se trata
Formas idiomáticas y
de principios generales sobre qué tipo de características van juntas para formar determinados personales de
tipos de personalidad. Por ejemplo, Rosenberg y Sedlak (1972) descubrieron que la gente daba categorizar a otras
personas y explicar
por sentado que las personas inteligentes también son amables, pero no egocéntricas. Las
su comportamiento.
teorías implícitas de la personalidad son ampliamente compartidas dentro de las culturas, pero
difieren entre ellas (Markus, Kitayama y Heiman, 1996). Igual que los constructos personales, Peculiar, distinto
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Estereotipos
Las impresiones sobre las personas también se ven muy influidas por suposiciones
ampliamente compartidas sobre las personalidades, actitudes y comportamientos de las
personas en función de su pertenencia a un grupo, por ejemplo, etnia, nacionalidad, sexo, raza
Estereotipo y clase social. Se trata de estereotipos (tratados en este capítulo y en detalle en los capítulos 3,
Imagen evaluativa
10 y 11). Una de las características más destacadas de las personas que conocemos por primera
ampliamente
compartida y vez es su pertenencia a una categoría (por ejemplo, la etnia), y esta información genera una
simplificada de un impresión coherente con el estereotipo. Haire y Grune (1950) descubrieron que las personas
grupo social y sus
tenían pocas dificultades para componer un párrafo que describiera a un "trabajador" a partir
miembros.
de información coherente con el estereotipo, pero enormes dificultades para incorporar un
elemento de información incoherente con el estereotipo: que el hombre era inteligente. Los
participantes ignoraron la información, la distorsionaron, tardaban mucho más tiempo e incluso
ascendieron al hombre de trabajador a supervisor.
Juzgabilidad social
La gente se forma impresiones para juzgar a los demás: si son mezquinos, amables,
Juzgabilidad social inteligentes, serviciales, etcétera. Es poco probable que las personas se formen impresiones y
Percepción de si es emitan juicios si se considera que el destinatario no es socialmente juzgable en el contexto
socialmente aceptable
específico, es decir, si existen reglas sociales (normas, convenciones, leyes) que inhiben emitir
juzgar a una persona
en un contexto juicios (Leyens, Yzerbyt y Schadron, 1992; Yzerbyt, Leyens y Schadron, 1997; Yzerbyt,
específico. Schadron, Leyens y Rocher, 1994). Sin embargo, si el destinatario se considera socialmente
juzgable, los juicios se hacen más polarizados. También se hacen con más confianza cuando se
piensa que el destinatario se ha valorado con la cantidad suficiente de información social. Una
implicación es que la gente no hará juicios basados en estereotipos si las convenciones o normas
proscriben que una conducta es “políticamente incorrecta”, pero lo harán fácilmente si las
convenciones fomentan y legitiman esa misma conducta.
Álgebra cognitiva
La formación de impresiones implica la integración secuencial de fragmentos de información
sobre una persona (es decir, rasgos que surgen a lo largo del tiempo) en una imagen completa.
Álgebra cognitiva La imagen suele ser evaluativa, al igual que los propios datos. Imagínese que le preguntan su
Enfoque del estudio impresión sobre una persona que conoció en una fiesta. Podrías responder: "Parecía muy
de la formación de
impresiones que se
simpático y divertido; en general, una buena persona". Lo más importante es que se ha formado
centra en cómo las una impresión positiva o favorable. La formación de impresiones es una cuestión de evaluación,
personas combinan no de descripción. El álgebra cognitiva es una aproximación al estudio de la formación de
atributos que tienen
valencia en una
impresiones que se centra en cómo asignamos valencias positivas y negativas a los atributos y
impresión general cómo combinamos esos más y esos menos en una evaluación general (Anderson, 1965, 1978,
positiva o negativa. 1981). Existen tres modelos principales de álgebra cognitiva: suma, promedio y promedio
ponderado (véase Tabla 2.1).
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Tabla 2.1 Formación de una impresión por suma, media o media ponderada
Media ponderada
Rasgos iniciales
Inteligente (+2) 2 3
Sincero (+3) 3 2
Aburrido (-1) 3 0
Primera impresión +4.0 +1.33 +3.33 +4.00
Impresión final al saber que la +6.0 +1.20 (peso = 2) +2,60 (peso = 1) +2,60
persona también es generosa
(+1)
Suma
Suma se refiere a un proceso en el que la impresión general es la suma acumulativa de cada
Suma
dato. Digamos que tenemos una escala de valoración mental que va de -3 (muy negativo) a +3 Método de
(muy positivo), y que asignamos valores a rasgos específicos como inteligente (+2) sincero formación de
(+3) y aburrido (-1). Si conociéramos a alguien que tuviera estas características, nuestra impresiones
positivas o
impresión general sería la suma de los constituyentes: (+2 + 3 - 1) = +4 (véase Tabla 2.1). Si negativas mediante
ahora nos enteramos de que la persona tiene sentido del humor (+1), nuestra impresión la suma de la
mejoraría a +5. Mejoraría a +6 si conociéramos a alguien que tuviera estas características. valencia de todos
los atributos
Mejoraría a +6 si supiéramos que la persona también es generosa (+1). Cada dato cuenta, así constitutivos de la
que para proyectar una impresión favorable debes presentar cada faceta tuya que sea positiva, persona.
aunque sea marginalmente positiva. En este ejemplo, harías bien en ocultar que eres aburrido;
tu impresión sobre los demás sería entonces (+2 + 3 + 1 + 1) = +7.
Promedio
Promedio Método de
Promedio es un proceso en el que la impresión general es la media acumulada de cada dato. formación de
impresiones
Así, en el ejemplo anterior, nuestra impresión inicial sería (+2 + 3 - 1)/3 = +1,33 (véase Tabla positivas o
2.1). La información adicional de que la persona tenía buen humor (+1) empeoraría la impresión negativas mediante
hasta +1,25: (+2 + 3 - 1 + 1)/4 = +1,25. Con la información de que la persona era generosa (+1), la media de la
valencia de todos
la impresión empeoraría aún más hasta +1,20: (+2 + 3 - 1 +4 = +1,25): (+2 + 3 - 1 + 1 + 1)/5 = los atributos
+1.20. Por tanto, para proyectar una impresión favorable, debes presentar únicamente tu mejor constituyentes.
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faceta. En este ejemplo, lo más sensato sería presentarse como una persona sincera, y nada más;
la impresión que causaría en los demás sería entonces de +3.
Media ponderada
Aunque la investigación favorece el modelo de media ponderada, tiene algunas limitaciones.
Media ponderada
Método de Es posible que la valencia de los distintos elementos de información no sea fija, sino que
formación de dependa del contexto de la tarea de formación de la impresión. El contexto también puede
impresiones
influir en la importancia relativa de los elementos de información y, por tanto, darles diferente
positivas o
negativas peso en la impresión. Estas consideraciones condujeron al desarrollo de un modelo de media
ponderando ponderada. Por ejemplo (véase la tabla 2.1), si se evaluara a la persona objetivo como posible
primero y
amigo, podríamos asignar pesos relativos de 2, 3 y 3 a inteligente, sincero y aburrido. La media
promediando
después la valencia ponderada sería +3,33: ((+2 × 2) + (+3 × 3) + (-1 × 3))/3 = +3,33. Si se evaluara a la persona
de todos los como político potencial, podríamos asignar pesos de 3, 2 y 0 para llegar a una media ponderada
atributos de +4: ((+2 × 3) + (+3 × 2) + (-1 × 0))/3 = +4,00. La tabla 2.1 muestra cómo la información
constitutivos de la
persona. adicional con diferente ponderación puede afectar a la impresión general. (Remítase a la
primera pregunta "¿Qué opina?" al principio de este capítulo. Sugiera distintas formas en que
la Sra. Jones podría formarse su impresión general de usted).
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únicamente en los aspectos cuantitativos y sufre en consecuencia.
Desarrollos más recientes en cognición social han venido a sustituir los rasgos centrales por
el concepto más general de esquema cognitivo (Fiske y Taylor, 2021), y por la idea más
moderna de que la calidez (warm) y la competencia son principios organizadores centrales
perennes en la percepción social (Cuddy, Fiske y Glick, 2008; Fiske, Cuddy y Glick, 2007).
Por ejemplo, en el caso de la competencia, la competencia futura (potencial) puede atraer
evaluaciones y resultados más favorables que la competencia pasada (logros) (Tormala, Jia y
Norton, 2012).
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argumentado que el procesamiento descendente se produce, o puede producirse, cuando las
motivaciones y los sentimientos, en lugar de los esquemas cognitivos, dan forma a percepciones
específicas (véase Firestone y Scholl, 2016).
La alternativa a un enfoque basado en esquemas es aquel en el que la percepción se trata
como una representación verídica y sin filtrar de la realidad (por ejemplo, Mill, 1869); la
formación de impresiones es, como ya se ha comentado, el álgebra cognitiva de la combinación
de rasgos (por ejemplo, Anderson, 1981), y la memoria se establece pasivamente a través de la
asociación repetitiva de estímulos (por ejemplo, Ebbinghaus, 1885).
Tipos de esquemas
Existen muchos tipos de esquemas. Todos ellos influyen en la codificación (interiorización
e interpretación) de la información nueva, el recuerdo de la información antigua y las
inferencias sobre la información que falta. Los esquemas más comunes, algunos de los cuales
se han utilizado como ejemplo, son los esquemas de persona, los esquemas de rol, los esquemas
o guiones de acontecimientos, los esquemas sin contenido y los autoesquemas.
Esquemas de persona
Los esquemas de persona son estructuras de conocimiento sobre individuos concretos. Por
ejemplo, usted puede tener un esquema de persona sobre su mejor amiga (por ejemplo, es
amable e inteligente, pero callada en compañía de otros y prefiere ir de bares a ir en bicicleta a
la montaña), o sobre un político concreto, un autor conocido o un vecino de al lado.
Esquemas de roles
Roles
Patrones de
Los esquemas de roles son estructuras de conocimiento sobre las personan que desempeñan
comportamiento un determinado rol: por ejemplo, los pilotos de avión (pilotan el avión y no se les debe ver
que distinguen las bebiendo whisky en la cabina) y los médicos (aunque a menudo son completos desconocidos,
distintas
actividades dentro
pueden hacer preguntas personales y hacer que te desnudes). Aunque los esquemas de roles se
del grupo y que se aplican a roles (es decir, tipos de función o comportamiento en un grupo; véase el capítulo 8),
interrelacionan a veces pueden entenderse mejor como esquemas sobre grupos sociales, en cuyo caso, si dichos
entre sí para el
beneficio del
esquemas son compartidos, se trata de estereotipos sociales (capítulos 10 y 11).
grupo.
Guiones
Los esquemas sobre acontecimientos suelen denominarse guiones (Abelson, 1981; Schank y
Abelson, 1977). Tenemos guiones para asistir a una conferencia, ir al cine, celebrar una fiesta,
hacer una presentación o comer en un restaurante. Por ejemplo, las personas que suelen ir a
partidos de fútbol tienen un guion muy claro de lo que ocurre dentro y fuera del campo. Esto
hace que todo el acontecimiento tenga sentido. Imagínese cómo le iría si nunca hubiera asistido
a un partido de fútbol y nunca hubiera oído hablar del fútbol (véase el Cuadro 3.4 del capítulo
3, que describe una situación de este tipo). La falta de guiones relevantes suele ser la causa de
los sentimientos de desorientación, frustración y falta de eficacia que experimentan los
inmigrantes en culturas extranjeras (por ejemplo, los recién llegados; véase el capítulo 16).
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Autoesquemas
Por último, las personas tienen esquemas sobre sí mismas. Representan y almacenan
información sobre sí mismos de forma similar, pero más compleja y variada que la información
sobre los demás. Los esquemas sobre uno mismo forman parte del concepto que tienen las
personas de quiénes son, el autoconcepto; se tratan en el Capítulo 4, que trata del yo y la
identidad.
Semejanza familiar
Propiedad
definitoria de la
pertenencia a una
categoría.
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Consideremos la categoría concierto: los conciertos varían enormemente en música (heavy
metal, cuarteto clásico), lugar (campo abierto, sala de conciertos), tamaño del público (pequeño
pub, festival de Glastonbury), duración (un par de horas, muchos días), etc., pero tienen un
parecido familiar caracteristico entre sí y con un prototipo que es un conjunto difuso de atributos
más que una lista de atributos concretos (ni siquiera el hecho de que haya música es un atributo
definitorio: las óperas, los ballets e incluso los ascensores también tienen música).
Aunque los prototipos pueden representar al miembro medio/típico de la categoría, no
siempre es así (Chaplin, John y Goldberg, 1988). En algunas circunstancias, el prototipo puede
ser el miembro típico (por ejemplo, el ecologista típico), mientras que en otras circunstancias,
el prototipo puede ser un miembro extremo (el ecologista más radical). Los prototipos extremos
pueden prevalecer cuando las categorías sociales compiten entre sí (por ejemplo, ecologistas
frente a constructores); este análisis se utiliza para explicar cómo las personas se ajustan a
normas de grupo más extremas o polarizadas (por ejemplo, Abrams, Wetherell, Cochrane,
Hogg y Turner, 1990; Gaffney, Rast, Hackett y Hogg, 2014; véase el capítulo 7).
MÁS INCLUSIVO
Europeo
Británico
Español
MENOS INCLUSIVO
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Brewer denomina "óptimamente distintivas" (Brewer, 1991; Leonardelli, Pickett y Brewer,
2010). Por ejemplo, es más probable que la mayoría de nosotros identifiquemos algo como un
"coche" que como un "vehículo" (demasiado inclusivo) o un "BMW descapotable" (demasiado
exclusivo).
Las categorías de nivel básico son la opción por defecto, pero en realidad pueden no ser tan
comunes en la percepción social, donde los factores contextuales y motivacionales dominan la
elección del nivel de categorización (Brewer, 1991; Cantor & Kihlstrom, 1987; Hampson, John,
& Goldberg, 1986; Turner, 1985).
He aquí un breve ejercicio para ilustrar la naturaleza de las categorías como conjuntos difusos:
2. Anótalo. Puede que esto te resulte más difícil de lo que esperabas: los prototipos pueden volverse
frustrantemente nebulosos e imprecisos cuando intentas documentarlos.
3. Ahora imagina a todos los profesores universitarios que se te ocurran. Serán profesores que te han
dado clase en grandes aulas o en clases reducidas, profesores con los que te has encontrado después
de clase, en sus despachos, o profesores a los que has visto merodeando por tu facultad de psicología.
También incluye a los profesores sobre los que has leído en libros y periódicos, o a los que has visto
en películas o en la televisión. Todos ellos forman parte de la categoría "profesor universitario".
4. ¿Cuál de estos casos es el más prototípico? ¿Alguno se ajusta perfectamente al prototipo o todos son
más o menos prototípicos? ¿Cuál de estos casos es el menos prototípico? ¿Alguno es tan poco
prototípico que apenas se parece al resto? Descubrirá que hay una enorme variedad de
“prototipicidades” (la categoría es relativamente diversa, un conjunto difuso que contiene casos que
tienen un parecido familiar) y que ningún caso se ajusta exactamente al prototipo (el prototipo es una
construcción cognitiva).
5. Por último, compara tu prototipo con los de tus compañeros. Puede que descubras una gran similitud;
tu prototipo es compartido por los estudiantes. Los prototipos de grupos sociales (por ejemplo, los
profesores) que comparten los miembros de un grupo social (por ejemplo, los estudiantes) pueden
considerarse estereotipos sociales.
Además de representar categorías como abstracciones (es decir, prototipos), las personas Ejemplares
pueden representar categorías en términos de instancias concretas específicas que han Entidades
específicas de un
encontrado (es decir Ejemplares; Smith y Zárate, 1992). Por ejemplo, los europeos pueden miembro de una
representar la categoría "americano" en términos de Barack Obama, o quizá Donald Trump. categoría.
Para categorizar nuevas instancias, las personas a veces utilizan ejemplares en lugar de
prototipos como estándar. Brewer (1988) sugiere que a medida que las personas se familiarizan
con una categoría, pasan de la representación prototípica a la ejemplar, y Judd y Park (1988;
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véase también Klein, Loftus, Trafton y Fuhrman, 1992) sugieren que las personas utilizan tanto
prototipos como ejemplares para representar a los grupos a los que pertenecen, pero sólo
ejemplares para representar a los grupos externos. Los psicólogos sociales todavía no están
seguros de las condiciones de uso de los prototipos frente a los ejemplares (Fiske y Neuberg,
1990; Linville, Fischer y Salovey, 1989; Park y Hastie, 1987), ni de la conveniencia de
difuminar la distinción entre prototipos basados en la abstracción y ejemplares basados en
entidades concretas, los llamados modelos "mixtos" de representación de categorías (Hamilton
y Sherman, 1994).
Además de representar las categorías como prototipos o como ejemplares, también podemos
representarlas como redes asociativas de atributos, como rasgos, creencias o comportamientos
vinculados emocionalmente, causalmente o por mera asociación (por ejemplo, Wyer y Carlston,
1994).
Una vez categorizada una persona, un acontecimiento o una situación, se invoca un esquema.
Los esquemas y los prototipos son similares y a menudo se utilizan indistintamente. Una forma
de distinguirlos es cómo están organizados. Los prototipos son representaciones difusas
relativamente nebulosas y desorganizadas de una categoría; los esquemas son especificaciones
muy organizadas de características y sus interrelaciones (Wyer y Gordon, 1984).
Categorización y estereotipos
Los estereotipos son generalizaciones ampliamente compartidas sobre los miembros de un
grupo social (Leyens, Yzerbyt y Schadron, 1994; Macrae, Stangor y Hewstone, 1996). Son
esencialmente esquemas de grupos sociales -imágenes simplificadas- que a menudo son
despectivas cuando se aplican a grupos externos (exogrupo) y a menudo se basan en, o crean,
diferencias claramente visibles entre grupos (por ejemplo, en términos de apariencia física;
Zebrowitz, 1996). En el Cuadro 2.2 se describe un estudio realizado por Linssen y Hagendoorn
(1994) sobre los estereotipos que tienen los europeos de las naciones del norte y del sur de
Europa. En otro estudio, sobre las naciones de Europa central y oriental, Poppe y Linssen (1999)
demostraron que las características geográficas se vinculan de forma evaluativa a los
estereotipos nacionales.
Los estereotipos y la creación de estereotipos son aspectos centrales de los prejuicios y la
discriminación (véase el Capítulo 10) y del comportamiento intergrupal (véase el Capítulo
11). Descritos científicamente por primera vez por Walter Lippman (1922), los estereotipos se
trataron como imágenes mentales simplificadas que actúan como plantillas para ayudar a
interpretar la desconcertante diversidad del mundo social. Décadas de investigación sobre el
contenido y la forma de los estereotipos han desenterrado varias conclusiones claras (Brigham,
1971; Katz y Braly, 1933; Oakes, Haslam y Turner, 1994; Tajfel, 1978):
• La gente está extraordinariamente dispuesta a caracterizar a grandes grupos humanos
en función de unos pocos atributos comunes bastante burdos.
• Los estereotipos tardan en cambiar.
• Los estereotipos suelen cambiar como respuesta a cambios sociales, políticos o
económicos más amplios.
• Los estereotipos se adquieren a una edad temprana, a menudo antes de que el niño
tenga ningún conocimiento sobre los grupos que están siendo estereotipados (pero
otras investigaciones sugieren que algunos estereotipos cristalizan más tarde en la
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infancia, después de los 10 años; Rutland, 1999).
• Los estereotipos se vuelven más pronunciados y hostiles cuando hay tensión social y
conflicto entre grupos, y entonces son extremadamente difíciles de modificar.
• Los estereotipos no tienen porque ser inexactos ni erróneos, sino que sirven para dar
sentido a determinados tipos de relaciones intergrupales.
Acentuación perceptiva
Aunque normalmente se ha pensado que los estereotipos están asociados a categorías sociales
(por ejemplo, Allport, 1954b; Ehrlich, 1973), fue Henri Tajfel (1957, 1959) el primero en
especificar cómo el proceso de categorización podría ser responsable de los estereotipos. Tajfel
razonó que, al emitir juicios sobre alguna dimensión central, las personas se basan en cualquier
otra dimensión periférica que pueda ayudar (véase también Bruner y Goodman, 1947). Se trata
de una característica absolutamente básica del modo en que la mente da sentido al mundo. Por
ejemplo, si un vino tinto se tiñe de blanco o un vino blanco se tiñe de rojo (utilizando un
colorante insípido e inoloro), las personas utilizan el color del vino para ayudarles a juzgar el
sabor: informan de que están probando un vino blanco o tinto, respectivamente (Goode, 2016).
Durante diciembre de 1989 y enero de 1990, Hub Linssen y Louk Hagendoorn (1994) distribuyeron un
cuestionario a 277 alumnos de 16 y 18 años de Dinamarca, Inglaterra, Países Bajos, Bélgica, Alemania,
Francia e Italia. Los alumnos indicaron qué porcentaje de cada grupo nacional creían que tenía cada una
de las 22 características. Estas características se agrupaban en cuatro dimensiones generales:
Existía una clara distinción entre norte y sur: las naciones del sur de Europa se consideraban más
emocionales y menos eficientes que las del norte. Estos estereotipos eran independientes de otras
diferencias entre las naciones del norte y del sur de Europa (por ejemplo, tamaño, poder político,
organización social).
Otro ejemplo: si tuviera que juzgar la longitud de una serie de líneas (dimensión central) y
supiera que todas las líneas etiquetadas como A son mayores que todas las líneas etiquetadas
como B (dimensión periférica), podría utilizar estas etiquetas como ayuda para su juicio. Tajfel
y Wilkes (1963) pusieron a prueba esta idea. Hicieron que los participantes juzgaran la longitud
de una serie de líneas presentadas de una en una, varias veces y en orden variable. Había tres
condiciones: (1) las líneas estaban etiquetadas al azar como A o B; (2) todas las líneas más
cortas estaban etiquetadas como A y todas las más largas como B; y (3) no había etiquetas. Al
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parecer, los participantes utilizaron la información de la segunda condición para ayudarles a
juzgar y tendieron a subestimar la longitud media de las líneas de tipo A y a sobreestimar la
longitud media de las líneas de tipo B. La relevancia de este experimento para los estereotipos
Principio de
acentuación
sociales queda clara si, por ejemplo, se sustituye la longitud de las líneas por la capacidad de
La categorización cantar y las etiquetas A/B por gitano/payo. Dado que la gente puede creer que los gitanos cantan
acentúa las especialmente bien (es decir, que existe un estereotipo social), la categorización de las personas
similitudes
percibidas dentro
como gitanos o payos produce una distorsión perceptiva en la dimensión central de la capacidad
de los grupos y las de canto, es decir, la categorización produce estereotipos.
diferencias entre Éste y otros experimentos con estímulos físicos y sociales (véase Doise, 1978; Eiser, 1986;
ellos en
dimensiones que
Eiser y Stroebe, 1972; McGarty y Penny, 1988; McGarty y Turner, 1992; Tajfel, 1981a; Taylor,
las personas creen Fiske, Etcoff y Ruderman, 1978) han confirmado el principio de acentuación de Tajfel (1957,
que están 1959):
correlacionadas con
la categorización.
• La categorización de los estímulos produce una acentuación perceptiva de las
El efecto se similitudes intracategoría y de las diferencias intercategoría en dimensiones que se
amplifica cuando la
cree que están correlacionadas con la categorización.
categorización o la
dimensión tienen • El efecto de acentuación se potencia cuando la categorización tiene importancia,
importancia, relevancia o valor para el categorizador.
relevancia o valor
subjetivo
Se puede añadir una tercera condición. Las investigaciones de Corneille, Klein, Lambert y
Judd (2002) han demostrado que el efecto de acentuación es más pronunciado cuando las
personas no están seguras de la dimensión del juicio. Por ejemplo, la acentuación fue mayor
Teoría de la
para los belgas que juzgaban la longitud en pulgadas y los estadounidenses que juzgaban la
identidad social longitud en centímetros (unidades con las que no estaban familiarizados), que para los belgas
Teoría de la que utilizaban centímetros y los estadounidenses que utilizaban pulgadas (unidades conocidas).
pertenencia a un
grupo y de las
El principio de acentuación se encuentra en el núcleo del trabajo de Tajfel sobre las relaciones
relaciones intergrupales y la pertenencia a grupos, que ha alimentado el desarrollo posterior de teoría de
intergrupales la identidad social y teoría de la autocategorización (por ejemplo, Tajfel y Turner, 1986; Turner,
basada en la
autocategorización,
1982; Turner, Hogg, Oakes, Reicher y Wetherell, 1987; véase también Abrams y Hogg, 2010;
la comparación Hogg, 2016, 2018a; Hogg y Abrams, 1988); estas teorías se describen en el capítulo 11. Sin
social y la embargo, Tajfel (1981a) consideró que aunque la categorización podría explicar el proceso de
construcción de
una autodefinición
estereotipación como una distorsión perceptiva dependiente del contexto de fuerza variable, no
compartida en podía explicar los orígenes de estereotipos específicos sobre grupos específicos.
términos de
propiedades
definitorias del
intragrupo.
Más allá de la acentuación
Los estereotipos no son sólo creencias consensuadas que tienen los miembros de un grupo
Teoría de la sobre los miembros de otro grupo; también son teorías más generales (Von Hippel,
autocategorización Sekaquaptewa y Vargas, 1995) o representaciones sociales (Farr y Moscovici, 1984; Lorenzi-
Teoría de Turner y
colaborades sobre Cioldi y Clémence, 2001; véanse también los capítulos 3 y 5) de los atributos de otros grupos.
cómo el proceso de Para profundizar en nuestra comprensión de los estereotipos, es posible que tengamos que ir
categorización de más allá de los procesos cognitivos:
uno mismo como
miembro de un • reincorporar el análisis del contenido de estereotipos específicos (Hamilton,
grupo produce Stroessner y Driscoll, 1994) (véase el cuadro 2.3);
identidad social y
comportamientos • comprender cómo se forman, representan y utilizan los estereotipos en el lenguaje y
grupales e la comunicación (Maass, 1999; Maass y Arcuri, 1996);
intergrupales.
• considerar las funciones sociales de los estereotipos y el contexto sociohistórico de
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las relaciones entre grupos (Tajfel, 1981a; véase también Hogg y Abrams, 1988;
Leyens, Yzerbyt y Schadron, 1994; Oakes, Haslam y Turner, 1994); esta idea se
desarrolla en los capítulos 3 y 11.
Además, los estereotipos tienen inercia, no son estáticos. Responden al contexto social y a
los motivos de las personas. Los cambios inmediatos o duraderos en el contexto social (por
ejemplo, con quién se compara uno y con qué propósito) afectan a la naturaleza del estereotipo
y a cómo se expresa (por ejemplo, Oakes, Haslam y Turner, 1994). Los estereotipos suelen
persistir si nos resultan fácilmente accesibles en la memoria (probablemente porque los
utilizamos mucho y son conceptualmente importantes para nosotros) y parecen dar sentido a
las actitudes y el comportamiento de las personas (es decir, se ajustan perfectamente a la
"realidad"). Los cambios en la accesibilidad o el ajuste modificarán el estereotipo.
La motivación desempeña un papel importante porque el pensamiento estereotipado sirve a
múltiples propósitos. Además de ayudar a la coherencia cognitiva y a la reducción de la
incertidumbre (Hogg, 2007b, 2012, 2021a), los estereotipos pueden clarificar los roles sociales
(Eagly, 1995), las diferencias de poder (Fiske, 1993b) y los conflictos intergrupales (Robinson,
Keltner, Ward y Ross, 1995), y pueden justificar el statu quo (Jost y Banaji, 1994; Jost y
Kramer, 2002; Jost y Van der Toorn, 2012) o contribuir a una valoración positiva de la identidad
del grupo (Hogg y Abrams, 1988).
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Susan Fiske y sus colaboradores sostienen en su modelo de contenido estereotipado que la percepción
social se organiza en torno a dos dimensiones distintas: calidez (o sociabilidad) y competencia (Cuddy,
Fiske y Glick, 2008; Fiske, Cuddy y Glick, 2007; Fiske, Cuddy, Glick y Xu, 2002; Fiske, Xu, Cuddy y
Glick, 1999). Las personas, y por tanto los grupos sociales a los que pertenecen, pueden ser vistas
positivamente como cálidas y competentes, negativamente como frías e incompetentes, o
ambivalentemente como cálidas e incompetentes o frías y competentes.
Los estereotipos ambivalentes de grupos externos son bastante comunes. El prejuicio paternalista se
produce cuando un grupo es visto como incompetente pero cálido: el grupo puede caer bien pero no ser
respetado. Por ejemplo, los estereotipos sobre los afroamericanos pueden descalificarlos como
incompetentes, pero, al mismo tiempo, elogiarlos por ser atléticos, musicales y rítmicos (Czopp y
Monteith, 2006). Del mismo modo, los estereotipos de las mujeres pueden caracterizarlas negativamente
como incompetentes, pero positivamente como cariñosas y atractivas (según el Inventario de Sexismo
Ambivalente), lo que se denomina sexismo benevolente, ya que evoca la protección de los hombres que
se adhieren a los estereotipos tradicionales de los roles sexuales (Glick y Fiske, 1996; véase el análisis del
sexismo en el capítulo 10).
El prejuicio envidioso se produce cuando un grupo es visto como frío pero competente: el grupo puede ser
respetado y admirado, pero no querido. Por ejemplo, los estereotipos de los judíos pueden despreciarlos
por ser avariciosos, pero admirarlos por ser inteligentes (Glick, 2002), y los estereotipos de los asiático-
americanos (medidos por una Escala de Estereotipos Antiasiático-Americanos) pueden admirarlos por ser
inteligentes y trabajadores pero no gustar por ser poco sociables fuera de su red familiar (Lin, Kwan,
Cheung y Fiske, 2005).
Nicolas Kervyn y sus colaborades (Kervyn, Yzerbyt y Judd, 2010) también han identificado un curioso
efecto de compensación que afecta a las dimensiones de calidez y competencia. Cuando las personas
juzgan a dos objetivos (individuos o grupos) y piensan en uno de ellos de forma más positiva en, por
ejemplo, la dimensión de competencia es probable que juzguen al otro objetivo de forma más positiva en
la dimensión de calidez. Ponen este ejemplo:
En la universidad, a los estudiantes que trabajan con constancia y sacan sobresalientes se les considera
empollones. Todo el mundo intenta copiar sus apuntes y resúmenes, pero nadie les invita a fiestas. En
cambio, una chica que forma parte del equipo de animadoras será invitada al menos a tres fiestas diferentes
cada viernes por la noche, pero le costará encontrar un grupo con el que trabajar en sus prácticas.
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Costes de Equivocarse
• Dependencia de Resultados
• Rendición de Cuentas
Esquemas más utilizados
Dado que las personas se basan en categorías de nivel básico que no son ni demasiado
inclusivas ni demasiado exclusivas (Mervis y Rosch, 1981; Rosch, 1978; véase el apartado
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anterior), inicialmente acceden a subtipos más que a categorías superiores o subordinadas (por
ejemplo, mujer de carrera, no mujer o abogada; Ashmore, 1981; Pettigrew, 1981), y acceden a
estereotipos sociales y esquemas de roles más que a esquemas de persona (por ejemplo, político,
no inteligente). También es más probable que las personas utilicen esquemas basados en rasgos
fácilmente detectables, como el color de la piel, la forma de vestir o el aspecto físico (Brewer
y Lui, 1989; Zebrowitz, 1996), o rasgos distintivos en un contexto concreto, como un hombre
solo en un grupo de mujeres. Es más probable que se activen esquemas accesibles que se
utilizan habitualmente o que destacan en la memoria (Bargh, Lombardi y Higgins, 1988; Bargh
y Pratto, 1986; Wyer y Srull, 1981), y esquemas que son relevantes para uno mismo en ese
contexto. Así, por ejemplo, un racista (alguien para quien la raza es importante, sería accesible
en su memoria y lo utilizará habitualmente para procesar información sobre personas) tendería
a utilizar más los esquemas raciales que alguien que no fuera racista. Por último, las personas
tienden a activar esquemas congruentes con el estado de ánimo (Erber, 1991) y esquemas
basados en la primera información en lugar de posterior (es decir, el efecto de primacía; véase
más arriba en este capítulo).
Estos procesos, en su mayoría automáticos, son lo suficientemente funcionales y precisos
para fines interactivos inmediatos. Tienen una precisión circunscrita (Swann, 1984). A veces,
sin embargo, las personas necesitan utilizar esquemas más precisos que se correspondan mejor
con los datos de que disponen, en cuyo caso se produce un cambio de la cognición basada en
la teoría a la basada en los datos (Fiske, 1993a; véase la figura 2.3). Si aumentan los costes de
equivocarse, las personas prestan más atención a los datos y pueden utilizar esquemas más
precisos.
Esquemas más
utilizados
Los entornos sociales pueden
invocar muchos esquemas. ¿Es
una madre alguien que está en
casa, jugando con un niño y tal
vez pensando en preparar la
cena? O tal vez esté haciendo
algo peligroso, como escalar
grandes rocas.
Los costes de equivocarse pueden ser importantes cuando los resultados de las personas (es
decir, las recompensas y los castigos) dependen de las acciones o actitudes de los demás (Erber
y Fiske, 1984; Neuberg y Fiske, 1987). En estas circunstancias, las personas buscan más
información, prestan más atención a los datos, sobre todo a la información inconsistente con
los esquemas, y, en general, prestan más atención a los demás. Los costes de equivocarse
también pueden ser importantes cuando las personas tienen que explicar o justificar sus
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decisiones o acciones. En estas circunstancias, hay una mayor vigilancia y atención a los datos
y, en general, una cognición más compleja, lo que puede mejorar la precisión (Tetlock y
Boettger, 1989; Tetlock y Kim, 1987).
Si el coste de la indecisión es alto, la gente tiende a tomar una decisión rápida o a formarse
una impresión rápida; de hecho, cualquier decisión o impresión, por inexacta que sea, puede
ser preferible a no tomar ninguna decisión o no formarse ninguna impresión, por lo que la gente
confía mucho en los esquemas. La presión del rendimiento (es decir, emitir un juicio o realizar
una tarea con poco tiempo) puede aumentar el uso de esquemas. Por ejemplo, en un estudio, la
presión del tiempo hizo que los hombres y las mujeres con actitudes conservadoras respecto a
los roles sexuales discriminaran a las solicitantes de empleo femeninas y que las mujeres con
actitudes más progresistas respecto a los roles sexuales discriminaran a los solicitantes
masculinos (Jamieson y Zanna, 1989).
La distracción y la ansiedad también pueden aumentar el coste percibido de la indecisión y
hacer que las personas confíen más en el procesamiento esquemático (Wilder y Shapiro, 1989).
Cuando uno tiene la tarea de comunicar información a los demás (por ejemplo, en
presentaciones formales), se hace más importante estar bien organizado, seguro y ser claro, y
por lo tanto es más importante confiar en los esquemas (Higgins, 1981). Este puede ser el caso,
sobre todo, cuando uno comunica algo técnico (modo científico), en lugar de contar una historia
que requiere una descripción y caracterización ricas (modo narrativo) (Zukier, 1986).
Las personas pueden ser conscientes de que el procesamiento esquemático es inexacto y, en
el caso de los esquemas de grupos sociales, indeseable, porque puede invocar estereotipos
despectivos. En consecuencia, pueden intentar deliberadamente no depender en exceso de los
esquemas. Aunque esto puede tener cierto éxito, suele ser bastante insignificante en el contexto
de los procesos descritos en este capítulo de (Ellis, Olson y Zanna, 1983). Sin embargo, existen
algunas diferencias individuales que pueden influir en el grado y el tipo de esquema utilizado.
• Complejidad atribucional: las personas varían en la complejidad de sus explicaciones
sobre otras personas (Fletcher, Danilovics, Fernandez, Peterson y Reeder, 1986).
• Orientación a la incertidumbre: las personas varían en su interés por obtener
información precisa frente a permanecer desinformadas pero seguras (Sorrentino y
Roney, 1999).
• Necesidad de cognición: las personas difieren en cuanto a su tendencia a pensar
profundamente sobre las cosas (Cacioppo y Petty, 1982).
• Necesidad de cierre cognitivo: las personas difieren en la rapidez con la que necesitan
atar los cabos sueltos cognitivos y pasar a tomar una decisión o emitir un juicio
(Kruglanski y Webster, 1996).
• Complejidad cognitiva: las personas difieren en la complejidad de sus procesos y
representaciones cognitivas (Crockett, 1965).
Las personas también difieren en el tipo de esquema que tienen sobre sí mismas (Markus,
1977; véase anteriormente en este capítulo). En general, los atributos que son importantes en Accesibilidad
nuestro esquema personal también lo son en la percepción esquemática de los demás (Markus, Facilidad para
Smith y Moreland, 1985). Las diferencias individuales en la accesibilidad crónica de los activar y recordar
categorías o
esquemas (es decir, uso frecuente, facilidad para recordar) también pueden influir de forma esquemas que
bastante obvia en el uso de los esquemas para percibir a los demás. Por ejemplo, Battisch, tenemos en nuestra
Assor, Messé y Aronoff (1985) llevaron a cabo un programa de investigación que demostró mente.
que las personas difieren en sus orientaciones habituales hacia los demás en la interacción social
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(algunas son más dominantes y controladoras, otras más dependientes y confiadas), y que esto
influye en el procesamiento esquemático.
Dos tipos de esquemas que han sido ampliamente investigados, y en los que las personas
difieren, son los esquemas de género y los esquemas políticos. Las personas tienden a diferir
en cuanto a la naturaleza tradicional de sus esquemas de género o los roles sexuales (Bem,
1981), y esto influye en la medida en que perciben a los demás como masculinos o femeninos
(véase el capítulo 10). Los esquemas políticos parecen basarse en la experiencia y
conocimientos políticos, y su uso predice una codificación rápida, un pensamiento enfocado
(capaz de concentrarse de manera sostenida) y un recuerdo relevante (Fiske, Lau y Smith, 1990;
Krosnick, 1990).
Adquisición de esquemas
Podemos adquirir esquemas de segunda mano: por ejemplo, podemos tener un “esquema de
profesor” basándonos sólo en lo que nos han contado sobre los profesores. Sin embargo, en
general, los esquemas se construyen, o al menos se modifican, a partir de encuentros con
miembros de una categoría (por ejemplo, exposición a profesores individuales leyendo sus
textos, en los medios de comunicación o cara a cara). La adquisición y el desarrollo de
esquemas implican varios procesos:
• Los esquemas se vuelven más abstractos, menos ligados a miembros concretos
(ejemplares), a medida que se encuentran más miembros (Park, 1986).
• Los esquemas se enriquecen y se hacen más complejos a medida que se encuentran más
casos: una mayor experiencia con una persona o un acontecimiento en particular
produce un esquema más complejo de esa persona o acontecimiento (Linville, 1982).
• Con el aumento de la complejidad, los esquemas también se organizan más
estrechamente: hay vínculos cada vez más complejos entre los elementos esquemáticos
(McKiethen, Reitman, Rueter, & Hirtle, 1981).
• Una mayor organización produce un esquema más compacto, que se asemeja a un único
constructo mental que puede activarse de manera "todo o nada" (Schul, 1983).
• Los esquemas se vuelven más resistentes: son más capaces de incorporar excepciones
en lugar de ignorarlas porque podrían amenazar la validez del esquema (Fiske y
Neuberg, 1990).
• En igualdad de condiciones, todo este proceso debería hacer que los esquemas fueran,
en general, más precisos, en el sentido de cartografiar con exactitud la realidad social.
Cambio de esquemas
Dado que los esquemas parecen ser precisos, dan una sensación de orden, estructura y
coherencia a un mundo social que, de otro modo, sería muy complejo e impredecible. Por eso,
los esquemas no cambian fácilmente (Crocker, Fiske y Taylor, 1984). Las personas son muy
resistentes a la información que socava un esquema: por lo general, hacen caso omiso de la
información o la reinterpretan. Por ejemplo, Ross, Lepper y Hubbard (1975) permitieron a los
participantes formarse impresiones sobre un individuo objetivo basándose en la información de
que el objetivo tomaba buenas o malas decisiones (acertando 24 o 10 ítems de un total de 25).
Aunque luego se les dijo que la información era falsa, los participantes mantuvieron sus
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impresiones y predijeron que en una tarea posterior el objetivo obtendría de media 19 o 14,5
aciertos.
Los abogados en Estados Unidos se aprovechan de ello. Introducen pruebas inadmisibles que
el juez ordena inmediatamente que no tenga en cuenta el jurado. Pero, por supuesto, una
impresión formada a partir de una prueba inadmisible no se desvanece sólo porque el juez haya
ordenado a los miembros del jurado que no la tengan en cuenta; la impresión persiste
(Thompson, Fong y Rosenhan, 1981).
La gente piensa mucho sobre sus esquemas, reuniendo todo tipo de pruebas de apoyo (Millar
y Tesser, 1986). Las personas también protegen sus esquemas basándose acríticamente en sus
propios juicios anteriores: justifican y racionalizan utilizando juicios anteriores, que a su vez se
basan en juicios aún más anteriores. La base original de un esquema concreto se pierde en la
Contabilidad
noche de los tiempos y rara vez se desentierra, y mucho menos se reexamina críticamente
Cambio gradual del
(Schul y Burnstein, 1985). esquema mediante
Sin embargo, los esquemas cambian si son realmente inexactos. Por ejemplo, un esquema la acumulación de
bits de información
que caracterizara a los leones como mascotas mimosas, bondadosas y juguetonas, como las que
inconsistente con el
se ven en un divertido programa de televisión, cambiaría drásticamente si nos encontráramos esquema.
con uno mientras caminamos por la naturaleza, ¡suponiendo que sobreviviéramos al encuentro!
Rothbart (1981) estudió cómo funciona la categorización social y sugirió tres formas en las que Conversión
Cambio repentino
pueden cambiar los esquemas: de esquema como
1. Contabilidad: cambios lentos ante la acumulación de pruebas. consecuencia de la
2. Conversión: cambio repentino y masivo una vez que se ha acumulado una masa acumulación
gradual de
crítica de pruebas que lo desmienten. información
3. Subtipificación: los esquemas se transforman en una subcategoría o subtipo para inconsistente con el
adaptarse a las pruebas que no los confirman. esquema
Codificación social
La codificación social se refiere a la forma en que los estímulos sociales externos se
representan en la mente del individuo. Existen al menos cuatro etapas clave (Bargh, 1984).
1. Análisis Preatento: exploración automática y no consciente del entorno.
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2. Focalización de la Atención: una vez percibidos, los estímulos se identifican y
clasifican conscientemente.
3. Comprensión: los estímulos adquieren significado.
4. Razonamiento Colaborativo: el estímulo se relaciona con otros conocimientos para
permitir inferencias complejas.
La codificación social depende en gran medida de lo que capta nuestra atención. A su vez, la
atención se ve influida por la saliencia, la intensidad y la accesibilidad.
Saliencia
Los estímulos que captan la atención son los estímulos salientes. En cognición social, la
Saliencia saliencia se refiere a la propiedad de un estímulo que hace que destaque en relación con otros
Propiedad de un estímulos. Pensemos en el segundo "¿Qué te parece?" del principio de este capítulo. Por
estímulo que hace
que destaque en ejemplo, un hombre solo destaca en un grupo de mujeres, pero no en un grupo de hombres; una
relación con otros mujer en las últimas etapas del embarazo destaca en la mayoría de los contextos, excepto en la
estímulos y atraiga clínica obstétrica; y alguien que lleva una camiseta brillante destaca en un funeral, pero no en
la atención.
la playa. La saliencia está "ahí fuera", es una propiedad del ámbito del estímulo. Las personas
pueden ser salientes porque:
• son novedosas (hombre solo, mujer embarazada) o llamativas (camiseta brillante) en
el contexto inmediato (McArthur & Post, 1977);
• se comportan de un modo que no se ajusta a lo que se esperaba de ellos como
individuos, como miembros de una categoría social concreta o como personas en
general (Jones y McGillis, 1976); o bien
• son importantes para sus objetivos, abarcan su campo visual o le han dicho que les
preste atención (Erber y Fiske, 1984; Taylor y Fiske, 1975; véase la figura 2.4).
Las personas destacadas atraen la atención y, en comparación con las no destacadas, tienden
a ser consideradas más influyentes en un grupo. También son más responsables personalmente
de su comportamiento y menos influenciables por la situación, y suelen ser evaluadas de forma
más extrema (McArthur, 1981; Taylor y Fiske, 1978; véase la figura 2.4). Como prestamos más
atención a las personas destacadas, éstas dominan nuestros pensamientos y, en consecuencia,
aumentan la coherencia (es decir, la organización y consistencia) de nuestras impresiones. Las
personas no recuerdan necesariamente más sobre las personas destacadas, sino que les resulta
más fácil acceder a una impresión coherente de la persona. Por ejemplo, imagine que no le
gustan los hombres muy altos. Si ahora acude a una fiesta en la que destaca un hombre
especialmente alto, puede tener una impresión muy negativa de él y pensar que dominaba la
conversación y se mostraba relativamente poco influenciable por los demás. Aunque no
recuerde necesariamente mucha información precisa sobre su comportamiento, se habrá
formado una impresión razonablemente coherente de él como persona.
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Antecedentes Consecuentes
• Novedad • Novedad
• Figural • Figural
• Comportamiento inusual • Comportamiento inusual para
para esa persona c ia esa persona
Salien
• Comportamiento inusual de • Comportamiento inusual de
las personas en general las personas en general
• Comportamiento inusual • Comportamiento inusual para
para las personas de esa las personas de esa categoría
categoría • La persona es importante
• La persona es importante para sus objetivos
para sus
Figura 2.4 Algunos objetivosy consecuencias de la relevancia social
antecedentes • Dominio del campo visual
• Dominio del
Para la cognición social, la saliencia
campo es principalmente una propiedad del estímulo en relación•conRecibir
otros estímulos
instrucciones de
del contexto social. Tiene consecuencias previsibles para la percepción, el pensamiento y el comportamiento.
visual vigilar a la persona
• Recibir instrucciones de •
vigilar a la persona
Vivacidad •
Mientras que la saliencia es una propiedad del estímulo en relación con otros estímulos en
un contexto determinado, la vivacidad es una propiedad intrínseca del propio estímulo. Los Vivacidad
Propiedad
estímulos vívidos son los que:
intrínseca de un
• Emocionalmente llama la atención (por ejemplo, un atentado terrorista); estímulo por sí
mismo que lo hace
• Concreta y provocadora de imágenes (por ejemplo, una descripción sangrienta y destacar y atraer la
detallada de un atentado terrorista); atención.
• Cercanos en el tiempo o lugar (por ejemplo, un atentado terrorista muy reciente en su
ciudad) (Nisbett & Ross, 1980).
Los estímulos vívidos deberían atraer la atención igual que los estímulos salientes y, por lo
tanto, deberían tener efectos cognitivos sociales similares. Sin embargo, la investigación no lo
ha confirmado (Taylor y Thompson, 1982). La información presentada de forma vívida (por
ejemplo, a través de la experiencia directa o de un lenguaje colorido acompañado de imágenes
o vídeos) puede ser más entretenida, aunque no más persuasiva, que la información presentada
de forma más gris o monótona. Los efectos aparentes de la viveza pueden atribuirse a menudo
a otros factores que coexisten con ella. Por ejemplo, los estímulos vívidos pueden transmitir
más información, por lo que puede ser la información y no la viveza lo que influya en la
cognición social.
Accesibilidad Accesibilidad
Activación de
A menudo, la atención no se dirige tanto por las propiedades de los estímulos "externos" categorías o
como por la accesibilidad o la facilidad para recordar categorías o esquemas que ya tenemos en esquemas
la cabeza (Higgins, 1996). La accesibilidad se produce cuando somos conscientes de las accesibles en la
memoria que
características de un estímulo que son muy accesibles en la memoria; nos vienen a la mente con influyen en cómo
facilidad y son útiles para dar sentido a la naturaleza intrínsecamente ambigua de la información procesamos la
información nueva.
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social. Son categorías que utilizamos a menudo, que hemos utilizado recientemente y que son
coherentes con los objetivos, necesidades y expectativas actuales (Bruner, 1957, 1958). Por
ejemplo, las personas que están muy preocupadas por la discriminación sexual (es decir, es una
categoría accesible) pueden darse cuenta de que ven sexismo a menudo en casi todas partes; se
activa fácilmente y se utiliza para interpretar su mundo social. Algunas categorías son
crónicamente accesibles, es decir, se activan habitualmente en muchos contextos (Bargh,
Lombardi y Higgins, 1988), lo que puede tener efectos generalizados. Bargh y Tota (1988)
sugieren que la depresión puede atribuirse en parte a la accesibilidad crónica de los
autoesquemas negativos.
La investigación sobre la accesibilidad expone a las personas a pistas que preparan categorías
específicas. Esto se hace de tal forma que las personas no detectan conscientemente el vínculo
entre el indicio y el esquema activado. Por ejemplo, los participantes de un experimento que
interpretan un comportamiento ambiguo después de procesar un concepto clave (Higgins,
Bargh y Lombardi, 1985). A los participantes se les expuso a las palabras o bien aventurero, o
bien temerario, y luego se les pidió que evaluaran la conducta de "navegar por los rápidos de
un río en canoa". La interpretación del comportamiento fue diferente en función del esquema
que activó la palabra clave. Por ejemplo, estudios realizados en Estados Unidos han demostrado
que las palabras relacionadas con los afroamericanos pueden activar categorías raciales. Así,
los participantes blancos interpretaron el comportamiento ambiguo como más hostil y agresivo,
lo que concuerda con los estereotipos raciales (Devine, 1989).
Saliencia
Los estímulos llamativos
captan nuestra atención. Un
desfile de Papás Noel, en sí
mismo una novedad, incluye
uno vestido de azul. Entonces,
¿quién capta la atención de la
multitud?
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Fiske, Cuddy y Glick, 2007). Los recuerdos de rasgos pueden ser bastante abstractos y
“colorear” recuerdos más concretos de comportamiento y apariencia.
La conducta suele percibirse como una acción intencionada, por lo que la memoria del
comportamiento puede organizarse en función de los objetivos de las personas: la conducta
“Ana corre para coger el autobús” se almacena en función del objetivo de Ana de coger el
autobús. En este sentido, la conducta, aunque más concreta y observable que los rasgos, también
implica cierta inferencia: inferencia de propósito (Hoffman, Mischel y Mazze, 1981).
La memoria de la apariencia suele basarse en información concreta directamente observable
("Carlos tiene el pelo amarillo rebelde y la cara grande") y se almacena como una “imagen” y
no como una proposición. En otras palabras, la apariencia se almacena directamente, como una
imagen en la mente, que conserva toda la información espacial original, en lugar de como un
conjunto deconstruido de proposiciones que tienen un significado simbólico. Los estudios de
laboratorio revelan que somos extraordinariamente precisos a la hora de recordar caras: a
menudo podemos recordar caras con una precisión del 100% durante periodos de tiempo muy
largos (Freides, 1974). Sin embargo, tendemos a ser menos precisos a la hora de reconocer los
rostros de personas de una raza distinta a la nuestra (Malpass y Kravitz, 1969). Una de las
explicaciones es que simplemente prestamos menos atención a las caras de grupos externos o
las procesamos de forma más superficial (Devine y Malpass, 1985). De hecho, la codificación
superficial socava la memoria para las caras en general, y un remedio para la mala memoria
para las caras es simplemente prestar más atención (Wells y Turtle, 1988).
También somos notablemente imprecisos a la hora de recordar las apariencias en contextos
naturales en los que se requiere el testimonio de un testigo presencial, por ejemplo, al identificar
o describir a un desconocido al que hemos visto cometer un delito (Kassin, Ellsworth y Smith,
1989; Loftus, 1996). Esto se debe probablemente a que los testigos o las víctimas a menudo no
pueden ver bien y con claridad al delincuente: el delito puede ser aterrador, inesperado, confuso
y terminar rápidamente, y el delincuente puede ser visto sólo a través de la ventanilla sucia de
un coche o puede llevar una máscara u otro disfraz. En términos más generales, el testimonio
de un testigo presencial, aunque se exponga con confianza, debe tratarse con cautela (véase el
Cuadro 2.4). Sin embargo, el testimonio de los testigos oculares es más preciso si se cumplen
ciertas condiciones (Shapiro y Penrod, 1986; véase el Cuadro 2.5).
Memoria de
persona
¿Con qué precisión cree que podría
describir este drama callejero? ¿Fue
un robo? ¿Cuántas personas había?
¿Viste a alguna mujer? Si es así,
¿qué llevaban puesto?
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Diferentes personas que presencian el mismo suceso pueden ver cosas muy distintas, especialmente
cuando la situación es rápida, confusa y aterradora. El testimonio de los testigos puede ser muy poco fiable.
Reflexiona sobre la tercera pregunta "¿Qué opinas?" del principio de este capítulo. ¿Mintió realmente
Donald Trump cuando afirmó que había manoseado a mujeres, o es posible que "recordara mal" este
suceso?
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Aunque el testimonio de los testigos oculares suele ser poco fiable, existen varias formas de mejorar su
precisión. Si:
El testigo:
regresa mentalmente a la escena del crimen para reinstaurar indicios adicionales;
ya ha asociado el rostro de la persona con otra información simbólica;
estuvo expuesto a la cara de la persona durante mucho tiempo;
declaró muy poco tiempo después del crimen;
está habitualmente atento al entorno exterior;
generalmente forma imágenes mentales vívidas.
La persona:
tenía un rostro que no se alteraba con el disfraz;
tenía menos de 30 años;
parecía deshonesto
Fuente: Shapiro y Penrod (1986); Valentine, Pickering y Darling (2003); Wells, Memon y Penrod (2006).
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Existe una perspectiva alternativa sobre la relación entre la memoria basada en la persona y
la memoria basada en el grupo, y es que pueden coexistir como formas de representación
esencialmente distintas (Srull y Wyer, 1989; Wyer y Martin, 1986). Estas formas distintas de
representación pueden estar asociadas con diferentes tipos de identidad que pueden tener las
personas, basadas en las relaciones interpersonales o en la pertenencia a un grupo. Esta idea es
coherente con la teoría de la identidad social, que es una teoría del comportamiento grupal como
algo muy distinto del comportamiento interpersonal (véase Hogg, 2018a; Hogg y Abrams,
1988; Tajfel y Turner, 1986; véase el capítulo 11).
Arriba PERCEPTOR
Abajo
Lo que sabe y conoce
Lo que percibe
Abajo
Arriba EL MEDIO
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El procesamiento abajo-arriba inicia el análisis de la información desde el nivel más bajo de estímulo sensorial, y
su procesamiento va hacia arriba, hacia niveles más altos del análisis perceptivo. Es habitual en situaciones poco
familiares en las que carecemos de información relevante y, también, en aquellos casos en que los estímulos son
claros y se perciben sin ambigüedad. Sin embargo, el procesamiento arriba-abajo, adopta la dirección opuesta: se
inicia con la activación de expectativas y conocimientos previos, y se mueve hacia abajo influyendo en la forma
en que interpretamos los estímulos. Para responder adecuadamente a la información procedente del medio, los
individuos necesitamos dar significado a los estímulos y construir una representación interna de la situación. Pero
esto es imposible si no se dispone de creencias, actitudes y expectativas almacenadas en la memoria.
Lo que recuerdes de las personas de tu vida depende en gran medida de lo que necesites o quieras
recordar de ellas, es decir, de tus objetivos de interacción y memoria. Piensa en cómo difieren tus
objetivos de memoria cuando la otra persona es un cajero de banco, una estrella de cine, un amigo
íntimo o un amante. Los psicólogos sociales han identificado varios objetivos de interacción social
y cómo afectan al recuerdo de otras personas.
Objetivo Efecto
Comprender Memoria limitada
Recordar Memoria variable, organizada de forma ad hoc, a menudo por categorías
psicológicamente irrelevantes.
Formase una impresión Buena memoria, organizada por rasgos
Lo que recuerdes de las personas de tu vida depende en gran medida de lo que necesites o quieras
recordar de ellas, es decir, de tus objetivos de interacción y memoria. Piensa en cómo difieren tus
objetivos de memoria cuando la otra persona es un cajero de banco, una estrella de cine, un amigo
íntimo o un amante. Los psicólogos sociales han identificado varios objetivos de interacción social y
cómo afectan al recuerdo de otras personas.
Fuente: Basado en Fiske y Taylor (1991).
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Inferencia social
La inferencia social es, en muchos aspectos, el núcleo de la cognición social. Aborda los
procesos inferenciales (que pueden ser bastante formales y abstractos, o intuitivos y concretos)
que utilizamos para identificar, muestrear y combinar información para formar impresiones y
emitir juicios. Hay dos formas distintas de procesar la información social: (a) podemos basarnos
automáticamente en esquemas generales o estereotipos de forma deductiva descendente; o (b)
podemos basarnos deliberadamente en casos concretos de forma inductiva ascendente (Figura
2.5). Esta distinción aparece de distintas formas en la cognición social.
Ya hemos tratado la distinción entre el modelo configuracional de Asch (las impresiones se
basan en imágenes holísticas) y el modelo de álgebra cognitiva de Anderson (las impresiones
se basan en la integración de fragmentos de información). Más recientemente, Brewer (1988,
1994) ha propuesto un modelo de proceso dual que contrasta el procesamiento relativamente
automático de la información social basado en categorías con un procesamiento más deliberado
y personalizado basado en atributos. Estrechamente relacionado es el modelo continuo de Fiske
y Neuberg (1990; Fiske y Dépret, 1996), que hace una distinción similar entre las inferencias
basadas en esquemas y las basadas en datos.
De la investigación sobre actitudes surgen otras dos distinciones relacionadas (Eagly y
Chaiken, 1998; véase el capítulo 6 para más detalles). El modelo de elaboración-verosimilitud
de Petty y Cacioppo (1986b) distingue entre el procesamiento de la ruta central, en el que las
personas consideran la información de forma cuidadosa y deliberada, y el procesamiento de la
ruta periférica, en el que las personas toman decisiones rápidas basadas en estereotipos,
esquemas y otros atajos cognitivos. Casi idéntico es el modelo heurístico-sistemático de
Chaiken (Bohner, Moskowitz y Chaiken, 1995; Chaiken, Liberman y Eagly, 1989): las personas
procesan la información cuidadosa y sistemáticamente, o se basan automáticamente en Modelos
normativos
heurísticos cognitivos. Procesos ideales
En general, los investigadores de la cognición social han estudiado los procesos inferenciales para hacer
en comparación con los procesos ideales, denominados modelos normativos, que producen las inferencias sociales
precisas.
mejores inferencias posibles. En conjunto, estos modelos normativos se conocen como teoría
de la decisión conductual (Einhorn y Hogarth, 1981). Las estrategias intuitivas de inferencia Teoría de la
social implican una serie de sesgos y errores, que producen inferencias subóptimas, es decir, decisión conductual
Conjunto de
inferencias que no llegan a ser las descritas por los principios de la teoría de la decisión modelos
conductual (por ejemplo, Fiske y Taylor, 2021; Nisbett y Ross, 1980). normativos
(procesos ideales)
para realizar
Desviaciones de lo normativo inferencias sociales
precisas.
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Esta dependencia de los esquemas personales se conoce como "juicio clínico" y, aunque no es
del todo malo, puede producir inferencias y juicios subóptimos (Dawes, Faust y Meehl, 1989).
La gente también puede dejarse influir demasiado por ejemplos extremos y muestras
pequeñas (las muestras pequeñas rara vez son representativas de poblaciones más grandes; esto
se llama la ley de los números pequeños); y puede no prestar atención a los sesgos en las
muestras y a lo típica que es una muestra de su población. En Europa, por ejemplo, los medios
de comunicación han dado mucha cobertura a los discursos de odio de los "islamistas" radicales
que promueven la violencia y el terrorismo antioccidentales. De ello, algunas personas pueden
deducir que todos los 1.800 millones de musulmanes del mundo se comportan así. Sin embargo,
esta deducción es errónea: se basa en información no representativa (la mayoría de los medios
de comunicación presentan casos extremos, no ordinarios) que retrata a una pequeña muestra
de musulmanes atípicos que se comportan de forma extrema.
Desviaciones de lo
normativo
Si confiamos demasiado en los
esquemas, podemos pasar por alto
detalles interesantes, prestar
demasiada atención a información
engañosa o, incluso, ¡algo peor!
Regresión a la media
Regresión
Los casos individuales suelen ser más extremos que la media de la población de la que
Tendencia a que las
observaciones proceden. A medida que aumenta el número de casos, se produce una regresión a la media de
iniciales de la población. Por ejemplo, un restaurante que acabas de visitar por primera vez puede haber
instancias de una
sido realmente excelente, lo que te lleva a ensalzar sus virtudes ante todos tus amigos. Sin
categoría sean más
extremas que las embargo, la siguiente vez que vas, resulta ser mediocre. En la siguiente visita, es
observaciones moderadamente bueno, y menos bueno en la siguiente. Este es un ejemplo de regresión. Es
posteriores.
probable que el restaurante sea en realidad moderadamente bueno, pero esto no se notaría en
una sola visita: habría que hacer varias. Cabría esperar que la gente controlara los efectos de la
regresión al formarse impresiones siendo conservadora y cautelosa al hacer inferencias a partir
de información limitada (es decir, uno o unos pocos casos o instancias). Sin embargo, la gente
tiende a no hacerlo: por lo general, ignora la regresión y no la tiene en cuenta a la hora de
formarse impresiones y emitir juicios (Kahneman y Tversky, 1973).
Sin embargo, se puede inducir a la gente a hacer inferencias más conservadoras si la
información inicial parece menos diagnóstica por la presencia de otra información. Por ejemplo,
saber que Hans da patadas a los gatos puede generar una impresión extrema y negativa de él:
dar patadas a los gatos es relativamente diagnóstico de ser una persona desagradable. Sin
embargo, si esta información se diluye (Nisbett, Zukier y Lemley, 1981) con otra información
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que indique que es un ecologista comprometido que escribe poesía, colecciona antigüedades,
conduce un híbrido y cuida de su madre enferma, es probable que la impresión sea menos
extrema, porque la tendencia a utilizar el diagnóstico "patea gatos" se debilita.
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qué frecuencia se emparejaba cada palabra. Aunque todas las palabras se emparejaban el mismo
Significado
asociativo número de veces con todas las demás, los participantes sobrestimaban los emparejamientos
Correlación ilusoria significativos (p. ej., beicon/huevos) y los distintivos (p. ej., floraciones/cuadernos, palabras
en la que se percibe que eran mucho más largas que todas las demás palabras de la lista).
que los ítems van
juntos porque Chapman razonó que existen dos bases para la correlación ilusoria: el significado asociativo
"deberían" ir (los elementos parecen ir juntos porque "deberían" hacerlo, basándose en expectativas previas);
juntos, basándose y distintividad emparejada (se cree que los elementos van juntos porque comparten alguna
en expectativas
previas. característica inusual).
La correlación ilusoria basada en la distinción puede ayudar a explicar los estereotipos, sobre
Distintivos todo los estereotipos negativos de los grupos minoritarios (Hamilton, 1979; Hamilton y
emparejados
Correlación ilusoria Sherman, 1989; Mullen y Johnson, 1990; véase también el capítulo 11). Hamilton y Gifford
en la que los (1976) hicieron que los participantes recordaran afirmaciones que describían dos grupos, A y
elementos se B. Había el doble de afirmaciones sobre el grupo A que sobre el grupo B, y había el doble de
perciben como
pertenecientes a un afirmaciones positivas que negativas sobre cada grupo. Los participantes recordaron
mismo grupo erróneamente que había más frases negativas (las menos comunes) emparejadas con el grupo
porque comparten B (el grupo menos común). Cuando se repitió el experimento pero con más afirmaciones
alguna
característica negativas que positivas, los participantes sobrestimaron el número de afirmaciones positivas
inusual. emparejadas con el grupo B.
En la vida real, los acontecimientos negativos son distintivos porque se perciben como más
raros que los positivos (Parducci, 1968), y los grupos minoritarios son distintivos porque la
gente suele tener relativamente pocos contactos con ellos. Por lo tanto, se cumplen las
Favoritismo condiciones de la correlación ilusoria basada en el carácter distintivo. También hay pruebas de
Endogrupal
que los estereotipos negativos de los grupos minoritarios se basan en el significado asociativo:
Tendencia de los
miembros de un la gente tiene ideas preconcebidas de que los atributos negativos van con los grupos
grupo a favorecer, minoritarios (McArthur y Friedman, 1980).
beneficiar o valorar
Aunque la correlación ilusoria puede estar implicada en la formación y el uso de estereotipos,
mejor a los
miembros de su su papel puede estar limitado a situaciones en las que las personas realizan juicios basados en
propio grupo en la memoria y no en vivo (McConnell, Sherman y Hamilton, 1994); después de todo, primero
comparación con
necesitan recordar información distintiva o asociativa para luego realizar una correlación
los miembros de
otros grupos. Esto ilusoria.
puede llevar a un Desde un punto de vista más radical, puede afirmarse que los estereotipos no son "ilusorios"
trato preferencial
en absoluto. Por el contrario, son procesamientos racionales, incluso deliberados, que
hacia los miembros
del endogrupo y a diferencian al endogrupo (mi grupo) de los exogrupos (grupos a los que no pertenezco) de
la discriminación forma que favorecen evaluativamente al endogrupo (favoritismo endogrupal) (Leyens, Yzerbyt
hacia los miembros
del exogrupo.
y Schadron, 1994; McGarty, Haslam, Turner y Oakes, 1993; Oakes, Haslam y Turner, 1994).
Las diferencias estereotipadas son funcionalmente adaptativas. Para el poseedor de un
estereotipo, se trata de un proceso "real" en el que estas diferencias se acentúan automática y
estratégicamente al categorizarse como miembro de uno de los grupos.
Heurística
Ya hemos visto lo ineptos que somos, en comparación con los estándares de la teoría de la
decisión conductual, a la hora de hacer inferencias. Quizá se deba a que disponemos de una
memoria a corto plazo limitada para el procesamiento en vivo, pero de una enorme capacidad
para la memoria a largo plazo: en comparación con un ordenador, la primera es RAM (memoria
de acceso aleatorio) y la segunda, capacidad de disco duro. Por tanto, merece la pena almacenar
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la información de forma esquemática en la memoria a largo plazo y recurrir a los esquemas
para ayudar a la inferencia. Por lo tanto, es probable que la inferencia social se base en gran
medida en la teoría y los esquemas, con la consecuencia de que está sesgada hacia prácticas
inferenciales conservadoras y que apoyan los esquemas. A pesar de ello, y de ser tan malos en
la inferencia social, los humanos parecen salir adelante. El proceso puede ser adecuado para la
mayoría de nuestras necesidades inferenciales la mayor parte del tiempo, y deberíamos estudiar
los procesos "adecuados" en lugar de los óptimos.
Precisamente con esta idea en mente, Tversky y Kahneman (1974; Kahneman & Tversky,
1973) han detallado los tipos de atajos cognitivos, llamados heurísticos, que la gente utiliza
para reducir la resolución de problemas complejos a operaciones de juicio más sencillas. Los
tres heurísticos clave son: (1) representatividad, (2) disponibilidad y (3) anclaje y ajuste.
Heurístico de representatividad
Heurística de la
A la hora de decidir la probabilidad de que una persona o un acontecimiento pertenezcan a representatividad
una categoría u otra, la gente suele limitarse a estimar el parecido superficial del caso con un Un atajo cognitivo
miembro típico o medio de la categoría. El heurístico de representatividad es un juicio de en el que las
instancias se
relevancia que no tiene en cuenta la información de la línea base, el tamaño de la muestra, la asignan a
calidad de la información y otros principios normativos. No obstante, es rápido y eficaz, y la categorías o tipos
mayoría de las veces produce inferencias suficientemente precisas para nuestros fines. Por basándose en la
similitud o
ejemplo, consideremos la siguiente información: "Steve es muy tímido y retraído, siempre semejanza general
servicial, pero con poco interés por la gente o por el mundo real. Es una persona tranquila y con la categoría.
ordenada que necesita el orden y la estructura, y siente pasión por los detalles" (Tversky y
Kahneman, 1974). El heurístico de la representatividad llevaría rápidamente a deducir que
Steve es bibliotecario y no, por ejemplo, agricultor, cirujano o trapecista, y en general eso sería
probablemente correcto.
Anclaje y ajuste
Anclaje y ajuste Un atajo cognitivo
Al hacer inferencias, a menudo necesitamos un punto de partida -un ancla- a partir del cual, en el que las
inferencias se
y con el cual, podemos ajustar las inferencias posteriores (por ejemplo, Wyer, 1976). El anclaje vinculan a normas
y el ajuste es una heurística que vincula las inferencias a normas iniciales. Así, por ejemplo, las o esquemas
iniciales.
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inferencias sobre otras personas suelen estar ancladas en creencias sobre nosotros mismos:
decidimos lo inteligente, artística o amable que es otra persona con referencia a nuestro propio
autoesquema. Los anclajes también pueden proceder del contexto inmediato. Por ejemplo,
Greenberg, Williams y O'Brien (1986) descubrieron que los participantes en un estudio sobre
jurados simulados a los que se les pidió que contemplaran primero el veredicto más duro lo
utilizaron como ancla a partir de la cual sólo se hicieron pequeños ajustes, y se emitió un
veredicto relativamente duro. Los participantes a los que se instruyó para que considerasen
primero el veredicto más benévolo también lo utilizaron como ancla, emitiendo posteriormente
un veredicto relativamente benévolo.
Afecto y emoción
La cognición social se centra en el pensamiento más que en las emociones, pero en los
últimos años se ha producido una "revolución afectiva" (por ejemplo, Forgas, 2006; Forgas y
Smith, 2007; Haddock y Zanna, 1999; Keltner y Lerner, 2010; Wetherell, 2012). La
investigación se ha preguntado cómo los sentimientos (afecto, emoción, estado de ánimo)
influyen y son influidos por la cognición social.
Por lo general, en ausencia de acontecimientos que provoquen emociones intensas, las
personas están de buen humor y se sienten felices. La razón es evolutiva: los comportamientos
asociados al buen humor promueven la autoprotección y el éxito reproductivo (Diener,
Kanazawa, Suh y Oishi, 2015). Sin embargo, cuando se producen acontecimientos que
provocan emociones más marcadas, las cosas cambian. Diferentes situaciones (funeral, fiesta)
evocan diferentes emociones (triste, feliz), pero también la misma situación (examen) puede
evocar diferentes emociones (amenaza, desafío) en diferentes personas (estudiante débil,
estudiante competente).
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Según Richard Lazarus y Craig Smith, la respuesta afectiva se basa en siete valoraciones, que
pueden formularse como preguntas que las personas se hacen a sí mismas en situaciones concretas.
Hay dos conjuntos de dimensiones de valoración, primaria y secundaria, que son relevantes para
todas las emociones.
Evaluaciones primarias
1. ¿Qué relevancia (importancia) tiene lo que está ocurriendo en esta situación para mis
necesidades y objetivos?
2. ¿Es congruente (bueno) o incongruente (malo) con mis necesidades u objetivos?
Evaluaciones secundarias
Estas valoraciones están relacionadas con la responsabilidad y el afrontamiento.
1. ¿Soy responsable de lo que está ocurriendo en esta situación?
2. ¿Cómo de responsable es alguien o algo?
3. ¿Puedo actuar sobre esta situación para que se parezca más a lo que quiero?
4. ¿Puedo manejar y adaptarme a esta situación sea como sea?
5. ¿Espero que esta situación mejore o empeore?
Juntas, estas siete dimensiones de valoración producen una amplia gama de respuestas afectivas
y emociones. Por ejemplo, si algo fuera importante y malo y estuviera causado por otra persona,
sentiríamos rabia y estaríamos motivados para actuar hacia la otra persona de forma que se arreglara
la situación. Si algo fuera importante y malo, pero causado por nosotros mismos, sentiríamos
vergüenza o culpa y estaríamos motivados para enmendar la situación.
Fuente: Lazarus (1991); Smith y Lazarus (1990).
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• Procesamiento heurístico: se basan en varios atajos cognitivos o heurísticos.
• Procesamiento sustantivo: construyen deliberada y cuidadosamente un juicio a partir
de una variedad de fuentes informativas.
Los estados de ánimo actuales no influyen en los juicios que implican un acceso directo o un
procesamiento motivado, pero sí afectan a los juicios que implican un procesamiento heurístico
o un procesamiento sustantivo. En estos últimos casos, la cognición está impregnada de afecto,
de modo que los juicios sociales reflejan el estado de ánimo actual, ya sea indirectamente (el
afecto prepara el juicio objetivo) o directamente (el afecto actúa como información sobre el
objetivo). Por ejemplo, en el procesamiento heurístico, el estado de ánimo puede ser en sí
mismo un heurístico que determine la respuesta: estar de mal humor produciría una reacción
negativa hacia otra persona (es decir, congruencia del estado de ánimo). En el procesamiento
sustantivo, cuanto más deliberamos, mayor es el efecto de congruencia del estado de ánimo.
El afecto influye en la memoria social y en el juicio social: por ejemplo, las personas tienden
a recordar más fácilmente la información congruente con su estado de ánimo que la información
incongruente con su estado de ánimo, y juzgan más positivamente a los demás y a sí mismas
cuando están de buen humor. En consonancia con el modelo de infusión afectiva, el efecto del
estado de ánimo en la autopercepción es mayor en los aspectos periféricos que en los centrales
del yo: los aspectos periféricos están menos firmemente arraigados y, por tanto, requieren más
elaboración y procesamiento que los aspectos centrales (por ejemplo, Sedikides, 1995). Los
estereotipos también se ven afectados por el estado de ánimo. Estar de buen humor puede
aumentar la confianza en los estereotipos cuando la pertenencia a un grupo no es muy relevante
(Forgas y Fiedler, 1996), pero el afecto negativo puede animar a las personas a corregir las
evaluaciones negativas de los grupos externos que se hayan hecho de forma precipitada
(Monteith, 1993).
Una consecuencia concreta de la infusión de afecto es el efecto de la emoción en la toma de
decisiones. Solemos pensar que la emoción es contraproducente en la toma de decisiones
porque inyecta irracionalidad al proceso. Zeelenberg y colaboradores sostienen intrigantemente
lo contrario: que las emociones ayudan a tomar decisiones al priorizar y centrar la atención y
establecer objetivos de comportamiento (Zeelenberg, Nelissen, Breugelmans y Pieters, 2008).
Las emociones no son sólo una cuestión de valencia (buena frente a mala); cada emoción es
bastante distintiva, acompañada con un componente cognitivo diferente que representa un
significado y encarna objetivos que especifican y motivan la conducta. Por ejemplo, el
arrepentimiento, la decepción, la culpa y la vergüenza son todas afectivamente negativas, pero
cada una tiene significados subjetivos diferentes y fomentan decisiones y conductas posteriores
distintas.
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Resumen
• La cognición social se refiere a los procesos y estructuras cognitivos que afectan al
contexto social y se ven afectados por él. Se supone que las personas tienen una capacidad
limitada para procesar la información y son unos avaros cognitivos que toman todo tipo de
atajos cognitivos; o son unos estrategas motivados que eligen, en función de sus objetivos,
motivos y necesidades, entre una serie de estrategias cognitivas.
• Las impresiones generales que nos formamos de otras personas están dominadas por
estereotipos, información desfavorable, primeras impresiones y construcciones personales
idiosincrásicas. Al formarnos impresiones de otras personas, ponderamos los componentes
y luego los promediamos de formas complejas; o bien determinados componentes pueden
influir en la interpretación y el significado de todos los demás componentes y dominar la
impresión resultante.
• Los esquemas son estructuras cognitivas que representan conocimientos sobre personas,
acontecimientos, roles, el yo y el procesamiento general de la información. Una vez
invocados, los esquemas sesgan todos los aspectos del procesamiento de la información y
la inferencia de tal forma que el esquema permanece intacto.
• Las categorías son conjuntos difusos de características organizadas en torno a un prototipo.
Están estructuradas jerárquicamente en términos de inclusividad, de forma que las
categorías menos inclusivas son subconjuntos de categorías más amplias y más inclusivas.
El proceso de categorización acentúa las similitudes intracategoriales y las diferencias
intercategoriales percibidas en dimensiones que una persona cree que están correlacionadas
con la categorización. Este efecto de acentuación es la base de los estereotipos, pero
requiere tener en cuenta las relaciones intergrupales para ofrecer una explicación completa.
• Al procesar información sobre otras personas, tendemos a confiar en esquemas
relacionados con subtipos, estereotipos, estados de ánimo actuales, rasgos fácilmente
detectables, categorías accesibles e información relevante para nosotros mismos. Sin
embargo, las personas dependen menos de los esquemas cuando aumenta el coste de hacer
una inferencia errónea, cuando el coste de ser indeciso es bajo y cuando las personas son
conscientes de que el procesamiento esquemático puede ser inexacto.
• Con el tiempo, los esquemas se vuelven más abstractos, complejos, organizados,
compactos, resistentes y precisos. Son difíciles de cambiar, pero pueden ser modificados
por información inconsistente con el esquema, principalmente mediante la formación de
subtipos.
• La codificación de la información está muy influida por la saliencia de los estímulos y por
la accesibilidad cognitiva de los esquemas existentes.
• Recordamos a las personas principalmente por sus rasgos, pero también por su
comportamiento y apariencia. Pueden almacenarse cognitivamente como personas
individuales o como miembros de una categoría.
• Los procesos que utilizamos para hacer inferencias distan mucho de ser ideales. Nuestros
esquemas nos dominan, no tenemos en cuenta los efectos de regresión ni la información
de línea base y percibimos correlaciones ilusorias. Recurrimos a atajos cognitivos
(heurísticos) como la representatividad, la disponibilidad y el anclaje y ajuste, en lugar de
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a técnicas óptimas de procesamiento de la información.
• El afecto y la emoción se sustentan cognitivamente en la valoración de la responsabilidad
y de nuestras necesidades, objetivos y capacidad para hacer frente a una demanda en una
situación concreta. A su vez, el afecto influye en la cognición social: sólo infunde
cognición social cuando las personas procesan la información de un modo abierto y
constructivo que implica la elaboración activa de detalles del estímulo e información de la
memoria.
• La cognición social ha sido criticada por ser demasiado cognitiva y por no relacionar
adecuadamente los procesos y estructuras cognitivos con el lenguaje, la interacción social
y la estructura social, fracasando en consecuencia a la hora de abordar muchos temas de
interés central para la psicología social. Esta situación ha mejorado en los últimos años; sin
embargo, la neurociencia social puede ser presa de estas limitaciones de una forma aún
mayor.
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