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Psicología Social 45

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Capítulo 1
Introducción a la psicología social

Contenido de los capítulos


¿Qué es la psicología social?
La psicología social y sus vecinos cercanos
Temas de psicología social
Métodos de investigación
Método científico
Experimentos
Métodos no experimentales
Datos y análisis
Ética de la investigación
Bienestar físico de los participantes
Respeto de la intimidad
Uso del engaño
Consentimiento informado
Debriefing
Teorías y teorización
Teorías de la psicología social
Psicología social en crisis
Reduccionismo y niveles de explicación
Positivismo y pospositivismo
Contexto histórico
La psicología social en el siglo XIX
El auge de la experimentación
Influencias posteriores
Las revistas
Psicología social en Europa
Acerca de este texto

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Psicología Social 46
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Capítulo 2
Capítulo
Cognición 2 y pensamiento social
social
Cognición social y pensamiento social

Contenido de los capítulos


Contenido de los capítulos
Psicología social y cognición
Psicología Breve
socialhistoria
y cognición
de la cognición en psicología social
Breve historia
Formación dede la cognición en
impresiones psicología
sobre otrassocial
personas
Formación¿Qué
de impresiones
información essobre otras personas
importante?
¿QuéSesgos
información
en la es importante?
formación de impresiones
Sesgos en la formación
Álgebra cognitiva de impresiones
Álgebra cognitiva
Esquemas y categorías sociales
Esquemas Tipos
y categorías sociales
de esquemas
TiposCategorías
de esquemas y prototipos
Categorías y prototipos
Categorización y estereotipos
Categorización
Cómo y estereotipos
utilizamos, adquirimos y cambiamos los esquemas
Cómo utilizamos, adquirimos y cambiamos los esquemas
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Universidad de Burgos
Utilización
Psicología de esquemas
Social 47
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Adquisición de esquemas
Cambio deUtilización
esquemasde esquemas
Codificación Adquisición
social de esquemas
Saliencia Cambio de esquemas
Vivacidad
Codificación social
Accesibilidad
Saliencia
Memoria sobre Vivacidadlas personas
Accesibilidad
Contenido de la memoria sobre personas
Organización
Memoria para de la memoria sobre personas
las personas
Utilizar la memoria
Contenido sobre
de lapersonas
memoria personal
InferenciaOrganización
social de la memoria personal
DesviacionesUtilizar
de lolanormtivo
memoria personal
Heurística
Inferencia social
Mejorar la Salidas
inferencia de social
la normalidad
Heurística
Afecto y emoción
AntecedentesMejorar la inferencia social
del afecto
Consecuencias
Afecto y emoción del afecto
RegulaciónAntecedentes
de las emociones del afecto
Más allá de la cognición y del
Consecuencias la neurociencia
afecto
¿Dónde está Regulación
lo "social"de lasenemociones
la cognición social?
Más allá de la cognición y la neurociencia
¿Dónde está lo "social" en la cognición social?

¿Qué opinas?
¿Qué1. opinas?
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decidido que eres inteligente, sincero y servicial. Sin embargo, no se ha reído de uno de
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conocimiento deaspectos?
en estos las novelas más vendidas. ¿Por qué difieren sus
recuerdos en estos aspectos?
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Psicología social y cognición


Como aprendimos en el Capítulo 1, la psicología social estudia "cómo las cogniciones,
emociones y conducta humana se ven influidos por otras personas y ejercen influencia sobre
ellas". Dentro de esta definición, el pensamiento desempeña un papel fundamental: las personas
reflexionan sobre su mundo social y utilizan sus pensamientos para actuar de determinadas
maneras. Sin embargo, cuando los psicólogos sociales hablan de pensamiento, suelen utilizar
el término más técnico "cognición". En la conversación cotidiana, tendemos a utilizar
pensamiento y cognición indistintamente; sin embargo, los psicólogos sociales utilizan los dos
términos de forma algo diferente. El pensamiento es el lenguaje interno y los símbolos que
utilizamos; a menudo es consciente o, al menos, algo de lo que somos o podríamos ser
conscientes. La cognición es más amplia: también se refiere al procesamiento mental que puede
ser en gran medida automático. No somos conscientes de ello y sólo con cierto esfuerzo nos
damos cuenta, por no hablar de plasmarlo en el lenguaje o en símbolos compartidos. La
cognición actúa un poco como un programa informático o un sistema operativo: funciona
automáticamente en segundo plano, ejecutando todas las funciones del ordenador.
La cognición y el pensamiento ocurren dentro de la mente humana. Son las actividades Cognición social
mentales que median entre el mundo exterior y lo que la gente hace después. Su funcionamiento Procesos y
estructuras cognitivas
puede deducirse de lo que la gente hace y dice: de sus acciones, expresiones, dichos y escritos. que influyen en el
Si somos capaces de entender la cognición, comprenderemos mejor cómo y por qué las personas comportamiento
se comportan como lo hacen. La cognición social es un enfoque de la psicología social que se social y se ven
influidos por él.
centra en cómo la cognición se ve afectada por contextos sociales más amplios e inmediatos y
en cómo la cognición afecta a nuestro comportamiento social.
Durante la década de 1980 se produjo una explosión de la investigación sobre la cognición
social. Según Taylor (1998), durante el apogeo de la cognición social, el 85% de los artículos
enviados a la revista Journal of Personality and Social Psychology, el buque insignia de la
psicología social, eran artículos sobre cognición social. La cognición social sigue siendo la
perspectiva dominante en la explicación del comportamiento social (por ejemplo, Dijksterhuis,
2010; Fiske y Taylor, 2021; Macrae y Quadflieg, 2010; Moskowitz, 2005). Nos ha enseñado
mucho sobre cómo procesamos y almacenamos la información sobre las personas, y cómo esta
información afecta a la forma en que percibimos a los demás e interactuamos con ellos.
También nos ha enseñado nuevos métodos y técnicas para llevar a cabo la investigación
psicológica social - métodos y técnicas tomados de la psicología cognitiva, y más recientemente
de la neurociencia (Gazzaniga, Ivry, & Mangun, 2013; Todorov, Fiske, & Prentice, 2011), y
luego refinados para la psicología social. La cognición social ha tenido, y sigue teniendo, un
enorme impacto en la psicología social (Devine, Hamilton y Ostrom, 1994; Fiske y Taylor,
2021).

Breve historia de la cognición en psicología


social
Wilhelm Wundt (1897) fue uno de los fundadores de la psicología empírica moderna. Utilizó
la autoobservación y la introspección para comprender la cognición (la experiencia subjetiva
de las personas), que consideraba el principal objetivo de la psicología. Esta metodología se
hizo impopular porque no era científica. Los datos y las teorías eran idiosincrásicos y, al ser

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efectivamente autobiográficos, resultaba casi imposible refutarlos o generalizarlos.
Conductismo Dado que los psicólogos consideraban que las teorías debían basarse en datos públicamente
Se hace hincapié en observables y reproducibles, se pasó del estudio de los acontecimientos internos (cognitivos) al
explicar el
comportamiento
de los acontecimientos externos, públicamente observables. La máxima expresión de este
observable en cambio fue el conductismo El conductismo de principios del siglo XX (por ejemplo, Skinner,
términos de 1963; Thorndike, 1940; Watson, 1930) convirtió la cognición en una mala palabra en psicología
programas de
refuerzo.
durante casi medio siglo. Los conductistas se centraron en conductas manifiestas (por ejemplo,
un gesto con la mano) como respuesta a estímulos observables en el entorno (por ejemplo, un
autobús que se acerca), basándose en castigos y recompensas de conductas anteriores (por
ejemplo, ser recogido por el autobús).
En la década de 1960, los psicólogos empezaron a interesarse de nuevo por la cognición. Ello
se debía, en parte, a que el conductismo parecía terriblemente engorroso e inadecuado como
explicación del lenguaje y la comunicación humanos (véase Chomsky, 1959); ya que era
necesario estudiar cómo las personas representan el mundo simbólicamente y cómo manipulan
esos símbolos. Además, la persuasión y transferencia de información empezaba a dominar el
mundo: el procesamiento de la información se convirtió en un foco de atención cada vez más
importante para la psicología (Broadbent, 1985; Wyer y Gruenfeld, 1995). Este desarrollo
continuó con la revolución informática, que ha animado y permitido a los psicólogos modelar
o simular procesos cognitivos humanos de gran complejidad. El ordenador también se ha
convertido en una metáfora de la mente humana, ya que los programas informáticos sustituyen
a la cognición. La psicología cognitiva, a veces denominada ciencia cognitiva, resurgió como
Psicología de la una actividad científica legítima (por ejemplo, Anderson, 1990; Neisser, 1967).
Gestalt
Perspectiva en la que
En contraste con la psicología general, la psicología social ha sido casi siempre notablemente
el todo influye en las cognitiva (Manis, 1977; Zajonc, 1980). Este énfasis puede rastrearse al menos hasta Kurt
partes constituyentes, Lewin, a quien a menudo se hace referencia como el padre de la psicología social experimental.
y no a la inversa.
Basándose en la Psicología de la Gestalt, Lewin (1951) creía que lo más útil era entender el
comportamiento social como una función de las percepciones que las personas tienen de su
mundo y del procesamiento que hacen de dichas percepciones. La cognición y el pensamiento
pasaron a ocupar un lugar central en la psicología social. El énfasis cognitivo en la psicología
Coherencia cognitiva social ha tenido al menos cuatro formas (Jones, 1998; Taylor, 1998): coherencia cognitiva,
Un modelo de científico ingenuo, avaro cognitivo y estratega motivado.
cognición social en el
Después de la Segunda Guerra Mundial, en las décadas de 1940 y 1950, hubo un frenesí de
que las personas
intentan reducir la investigación sobre el cambio de actitud que produjo teorías que compartían el supuesto de que
incoherencia entre las personas se esfuerzan por lograr coherencia cognitiva, es decir, las personas están motivadas
sus cogniciones,
para reducir las discrepancias entre sus diversas cogniciones porque tales discrepancias nos
porque la
incoherencia les generan malestar (por ejemplo, Abelson et al., 1968; Festinger, 1957; Heider, 1958; véanse
resulta desagradable. también los capítulos 5 y 6). Las teorías de la coherencia perdieron cierta popularidad en la
década de 1960 al acumularse pruebas de que las personas son notablemente tolerantes con la
Psicólogo (o
científico) ingenuo incoherencia cognitiva (disonancia); sin embargo, dichas teorías siguen siendo influyentes
Modelo de cognición (Gawronski y Strack, 2012).
social que caracteriza En su lugar surgió, a principios de la década de 1970, un modelo científico ingenuo: la gente
a las personas como
usuarias de análisis necesita atribuir causas al comportamiento y a los acontecimientos para hacer del mundo un
racionales, científicos lugar significativo en el que actuar. Este modelo sustenta las teorías de atribución del
y de causa-efecto comportamiento que dominaron la psicología social en la década de 1970 (véase el capítulo 3).
para comprender su
mundo. El modelo del científico ingenuo parte de la base de que las personas son básicamente racionales

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a la hora de realizar análisis causa-efecto de tipo científico. Los errores o sesgos que se
Atribución
producen son desviaciones no óptimas de la normalidad que pueden atribuirse a una El proceso de asignar
información limitada o inexacta y a motivaciones como el propio interés. una causa a nuestro
propio
Sin embargo, a finales de la década de 1970 quedó claro que, incluso en circunstancias
comportamiento y al
ideales, las personas son científicos bastante chapuceros. En la mayoría de los casos, las de los demás.
personas tienen una capacidad limitada para procesar la información y toman numerosos atajos
cognitivos: son errores cognitivos (Nisbett y Ross, 1980; Taylor, 1981). Los diversos errores y Avaro cognitivo
Modelo de cognición
sesgos asociados al pensamiento social no son desviaciones motivadas de alguna forma ideal social que caracteriza
de procesamiento de la información, sino que son intrínsecos al pensamiento social. La a las personas como
motivación está casi completamente ausente desde la perspectiva del Avaro Cognitivo. Sin usuarias de las
cogniciones menos
embargo, a medida que esta perspectiva maduró, la importancia de la motivación volvió a complejas y
hacerse evidente (Gollwitzer y Bargh, 1996; Showers y Cantor, 1985). Es la perspectiva del exigentes que
Estratega motivado: generalmente
producen
“un pensador plenamente comprometido que dispone de múltiples comportamientos
estrategias cognitivas y elige entre ellas en función de sus objetivos, adaptativos.
motivos y necesidades. A veces, el estratega motivado elige sabiamente,
Estratega motivado
en aras de la adaptabilidad y la precisión, y a veces... a la defensiva, en Un modelo de
aras de la velocidad o la autoestima...” cognición social que
Fiske & Taylor (1991, p. 13) caracteriza a las
personas como
poseedoras de
El desarrollo más reciente de la cognición social es la neurociencia social, a veces múltiples estrategias
denominada neurociencia cognitiva o neurociencia cognitiva social (Harmon-Jones y cognitivas
disponibles, entre las
Winkielman, 2007; Lieberman, 2010; Todorov, Fiske y Prentice, 2011). La neurociencia social que eligen en función
es, en gran medida, una metodología en la que la actividad cognitiva se puede monitorizar de sus objetivos,
mediante imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf), que detecta y localiza la motivaciones y
necesidades
actividad eléctrica en el cerebro asociada a actividades o funciones cognitivas. De este modo, personales.
distintas partes del cerebro se "iluminan" cuando las personas están, por ejemplo, pensando
positiva o negativamente sobre amigos o extraños o categorías sociales, o cuando atribuyen Neurociencia social
Exploración de la
causalidad a distintos comportamientos. En la actualidad, la neurociencia social se aplica actividad cerebral
ampliamente a fenómenos psicológicos sociales, como los procesos interpersonales (Gardner, asociada a la
Gabriel y Diekman, 2000), la inferencia atribucional (Lieberman, Gaunt, Gilbert y Trope, cognición social y a
los procesos y
2002), los prejuicios y la deshumanización (Harris y Fiske, 2006), la experiencia de ser excluido fenómenos
socialmente (Eisenberger, Lieberman y Williams, 2003) e incluso las convicciones religiosas psicológicos sociales.
(Inzlicht, McGregor, Hirsh y Nash, 2009).

Formación de impresiones sobre otras


personas
Somos muy rápidos a la hora de invocar rasgos de personalidad cuando describimos a otras
personas, incluso a las que acabamos de conocer (Gawronski, 2003). Pasamos mucho tiempo
pensando en los demás. Nos formamos impresiones de las personas que conocemos, oímos
describir o encontramos en los medios de comunicación. Comunicamos estas impresiones a los
demás y las utilizamos como base para decidir cómo nos sentiremos y cómo actuaremos. La
formación de impresiones y la percepción de las personas son aspectos importantes de la

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cognición social (Schneider, Hastorf y Ellsworth, 1979). Sin embargo, ciertas informaciones
influyen más que otras en las impresiones que nos formamos.

Modelo de
configuración
¿Qué información es importante?
Modelo gestáltico Según el modelo de configuración gestáltica de Solomon Asch (1946), en la formación de la
de Asch sobre la
primera impresión nos fijamos en determinados rasgos centrales, que tienen una influencia
formación de
impresiones, en el desproporcionada en la impresión final. Otras informaciones, denominadas rasgos periféricos,
que los rasgos influyen mucho menos. Los rasgos centrales y periféricos son los que están más o menos
centrales
intrínsecamente correlacionados con otros rasgos y, por tanto, son más o menos útiles para
desempeñan un
papel construir una impresión integrada de una persona. Los rasgos centrales influyen en el
desproporcionado significado de los demás rasgos y en la relación percibida entre ellos, es decir, son responsables
en la configuración
de la configuración integrada de la impresión.
de la impresión
final. Para investigar esta idea, Asch hizo que los alumnos leyeran una de dos listas de siete
adjetivos que describían a una persona hipotética (véase la figura 2.1). Las listas sólo diferían
Rasgos centrales
ligeramente: una contenía la palabra cálido -en inglés warm (afectivo)- y la otra la palabra frío.
Rasgos que
influyen A continuación, los participantes evaluaron a la persona en cuestión según otras dimensiones
desproporcionadam evaluativas bipolares, como generoso/no-generoso, feliz/infeliz, fiable/no fiable. Asch
ente en la descubrió que los participantes que leían la lista que contenía la palabra cálido tenían una
configuración de
las impresiones impresión mucho más favorable de la persona objetivo que los que leían la lista que contenía
finales, en el el rasgo frío. Cuando las palabras cálido y frío se sustituían por cortés y brusco, la diferencia
modelo de impresión era mucho menos marcada. Asch argumentó que cálido/frío es una dimensión
configuracional de
Asch de formación central del rasgo que influye más en la formación de la impresión que cortés/brusco, que es una
de impresiones. dimensión periférica del rasgo. Investigaciones posteriores han confirmado que la calidez es,
de hecho, una dimensión fundamental de la percepción social y la formación de impresiones
Rasgos periféricos
Rasgos que tienen (Cuddy, Fiske y Glick, 2008; Fiske, Cuddy y Glick, 2007; Kervyn, Yzerbyt y Judd, 2010). La
una influencia calidez también está estrechamente relacionada con la forma en que una persona puede
insignificante en la encariñarse con otra (Williams y Bargh, 2008; véase el capítulo 14).
configuración de
las impresiones El experimento de Asch fue reproducido en un entorno natural por Harold Kelley (1950), que
finales, en el terminaba su presentación de un conferenciante invitado con: “La gente que le conoce le
modelo considera una persona más bien fría [o muy cálida], trabajadora, crítica, práctica y decidida".
configuracional de
Asch de formación El conferenciante dio conferencias idénticas a varias clases, la mitad de las cuales recibieron la
de impresiones. descripción fría y la otra mitad la cálida. Después de la clase, los alumnos evaluaron al profesor
en varios aspectos. Los que recibieron el rasgo frío calificaron al profesor de más asocial,
egocéntrico, impopular, formal, irritable, sin sentido del humor y despiadado. También eran
menos propensos a hacer preguntas y a interactuar con el profesor. Esto parece apoyar la visión
gestáltica de que las impresiones se forman como conjuntos integrados basados en indicios
centrales.

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Inteligente

Hábil

El espacio vacío
Trabajador contiene:
Asch (1946) presentó a los
participantes una descripción de siete
Cálido o Frío rasgos de una persona hipotética en la
que aparecía la palabra cálido o frío,
o cortés o brusco. El porcentaje de
Cortés o Brusco participantes que asignaban otros
Decidido rasgos al objetivo se veía
Precavido notablemente afectado cuando se
sustituía cálido por frío, pero no
Práctico cuando se sustituía cortés por brusco.
Fuente: Basado en Asch (1946).

Precavido

% de asignación de rasgos adicionales en función del rasgo central insertado

Rasgos centrales insertados en la lista

Cálido Frío Cortés Brusco

Generoso
Sabio
Feliz
Buen Carácter
De Fiar

Figura 2.1 Impresiones de una persona hipotética, basadas en rasgos centrales y periféricos

Sin embargo, los críticos se han preguntado cómo se decide que un rasgo es central. Los
teóricos de la Gestalt creen que la centralidad de un rasgo se basa en su grado intrínseco de
relación con otros rasgos. Otros han argumentado que la centralidad es una función del contexto
(por ejemplo, Wishner, 1960; Zanna y Hamilton, 1972). En el experimento de Asch, cálido/frío
era central porque era distinto de las otras dimensiones de rasgos y estaba semánticamente
vinculada a las dimensiones de respuesta. Las personas tienden a emplear dos dimensiones
principales y distintas para evaluar a otras personas: bueno/malo socialmente, y bueno/malo
intelectualmente (Rosenberg, Nelson y Vivekanathan, 1968), o lo que Fiske y sus colegas
denominan calidez y competencia (Cuddy, Fiske y Glick, 2008; Fiske, Cuddy y Glick, 2007).
Cálido/frío es claramente bueno/malo social, y también lo son los rasgos que se utilizaron para
evaluar la impresión (generoso, sabio, alegre, bonachón, fiable). Sin embargo, los otros rasgos
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de la impresión (inteligente, hábil, trabajador, decidido, práctico, precavido) son claramente
buenos/malos intelectuales.

Sesgos en la formación de impresiones

Primacía y recencia
El orden en que se presenta la información sobre una persona puede afectar drásticamente a
la impresión posterior. Asch (1946), en otro experimento, utilizó seis rasgos para describir a
Primacía una persona hipotética. Para la mitad de los participantes, la persona fue descrita como
Un efecto de orden
inteligente, trabajadora, impulsiva, crítica, testaruda y envidiosa (es decir, los rasgos positivos
de presentación en el
que la información primero, los negativos al final). El orden de presentación se invirtió para el otro grupo de
presentada antes tiene participantes. Asch descubrió el efecto de primacía: los rasgos presentados en primer lugar
una influencia influían desproporcionadamente en la impresión final, de modo que la persona era evaluada
desproporcionada en
la cognición social. más favorablemente cuando se presentaba primero la información positiva que cuando se
presentaba primero la negativa. Tal vez la información temprana actúe de forma parecida a los
Recencia rasgos centrales, o tal vez la gente simplemente preste más atención a la información temprana.
Un efecto de orden
de presentación en el También puede producirse un efecto de recencia, en el que la información posterior tiene más
que la información impacto que la anterior. Esto puede ocurrir cuando estás distraído (por ejemplo, sobrecargado
presentada más tarde de trabajo, bombardeado de estímulos, cansado) o cuando tienes poca motivación para atender
tiene una influencia
desproporcionada en a alguien. Más tarde, cuando sepas, por ejemplo, que es posible que tengas que trabajar con esa
la cognición social. persona, es posible que prestes más atención a sus rasgos (y por tanto, a los centrales más). Sin
embargo, en igualdad de condiciones, los efectos de primacía son más comunes (Jones y
Goethals, 1972): las primeras impresiones realmente importan.

Positividad y negatividad
En ausencia de información contraria, la gente tiende a suponer lo mejor de los demás y a
formarse una impresión positiva (Sears, 1983). Sin embargo, cualquier información negativa
atrae nuestra atención y se impone en nuestra impresión posterior: estamos predispuestos hacia
la negatividad (Fiske, 1980). Además, una vez formada, es mucho más difícil cambiar una
impresión negativa a la luz de información positiva posterior que una impresión positiva a la
luz de información negativa posterior (por ejemplo, Hamilton y Zanna, 1974). Podemos ser
especialmente sensibles a la información negativa por dos razones:
1. La información es inusual y distintiva: la información inusual, distintiva o extrema
atrae la atención (Skowronski y Carlston, 1989).
2. La información significa indirectamente peligro potencial, por lo que su detección
tiene valor de supervivencia para el individuo y, en última instancia, para la especie.

Constructos personales y teorías implícitas de la


Construcciones
personales
personalidad
Formas George Kelly (1955) ha sugerido que los individuos desarrollan sus propias formas
idiosincrásicas y idiosincrásicas de categorizar a las personas. Estas construcciones personales pueden tratarse,
personales simples de
categorizar a otras para simplificar, como conjuntos de dimensiones bipolares. Por ejemplo, yo considero que el
personas. estado de ánimo es el principio organizador más importante para formarme una impresión de
Perteneciente al temperamento de una persona

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las personas, mientras que usted prefiere la inteligencia. Tenemos distintos sistemas de
constructos personales y nos formaremos distintas impresiones de la misma persona. Los
constructos personales se desarrollan con el tiempo como formas adaptativas de percepción de
la persona, por lo que son resistentes al cambio.
También desarrollamos nuestras propias teorías implícitas de la personalidad (Bruner y
Tagiuri, 1954; Schneider, 1973; Sedikides y Anderson, 1994), teorías laicas de la personalidad Teorías implícitas de
la personalidad
(Plaks, Levy y Dweck, 2009) o filosofías de la naturaleza humana (Wrightsman, 1964). Se trata
Formas idiomáticas y
de principios generales sobre qué tipo de características van juntas para formar determinados personales de
tipos de personalidad. Por ejemplo, Rosenberg y Sedlak (1972) descubrieron que la gente daba categorizar a otras
personas y explicar
por sentado que las personas inteligentes también son amables, pero no egocéntricas. Las
su comportamiento.
teorías implícitas de la personalidad son ampliamente compartidas dentro de las culturas, pero
difieren entre ellas (Markus, Kitayama y Heiman, 1996). Igual que los constructos personales, Peculiar, distinto

son resistentes al cambio y pueden basarse idiosincrásicamente en experiencias personales


(Smith y Zárate, 1992).

El aspecto físico cuenta


Aunque probablemente nos gustaría creer que somos demasiado sofisticados para dejarnos
influir en nuestras impresiones por la mera apariencia física, las investigaciones sugieren que
no es así. Como la apariencia suele ser la primera información que tenemos sobre las personas,
influye mucho en las primeras impresiones y, como hemos visto antes, los efectos de primacía
influyen en las impresiones duraderas (Park, 1986). Esto no tiene por qué ser siempre malo: las
impresiones basadas en la apariencia pueden ser sorprendentemente precisas (Zebrowitz y
Collins, 1997). Uno de los juicios más inmediatos que hacemos es si alguien nos parece
físicamente atractivo o no. Los estudios confirman que tendemos a asumir que las personas
físicamente atractivas son "buenas" (Dion, Berscheid y Walster, 1972): son interesantes,
cálidas, extrovertidas, socialmente hábiles y tienen lo que el poeta alemán Friedrich Schiller
(1882) denominó "belleza interior, belleza espiritual y moral".
El atractivo físico tiene un marcado impacto en la afiliación, la atracción y el amor (véase el
Capítulo 14), pero también puede afectar a la carrera profesional de las personas. Por ejemplo,
un estudio de Heilman y Stopeck (1985) reveló que los ejecutivos atractivos eran considerados
más capaces que los menos atractivos. Las ejecutivas atractivas eran consederadas menos
capaces que las menos atractivas; los participantes sospechaban que las mujeres atractivas
habían sido ascendidas por su aspecto, no por su capacidad (véase el capítulo 10). En la
mayoría de los países occidentales, los hombres más altos (y, en cierta medida, las mujeres) y
las mujeres más ligeras se consideran más atractivos. Un metaanálisis de 45 estudios diferentes
con 8.500 participantes británicos y estadounidenses concluyó que una persona de 1,83 m de
estatura gana, de media, casi 166.000 dólares más durante 30 años de carrera que alguien de
1,65 m, incluso teniendo en cuenta el sexo, la edad y el peso (Judge & Cable, 2004). Otro
estudio, sobre el peso (excluidas personas obesas) y los ingresos realizado en Alemania y
Estados Unidos, descubrió que a medida que aumentaba el peso de una mujer, disminuían sus
ingresos, mientras que en el caso de los hombres, la relación era a la inversa (Judge & Cable,
2011).

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Estereotipos
Las impresiones sobre las personas también se ven muy influidas por suposiciones
ampliamente compartidas sobre las personalidades, actitudes y comportamientos de las
personas en función de su pertenencia a un grupo, por ejemplo, etnia, nacionalidad, sexo, raza
Estereotipo y clase social. Se trata de estereotipos (tratados en este capítulo y en detalle en los capítulos 3,
Imagen evaluativa
10 y 11). Una de las características más destacadas de las personas que conocemos por primera
ampliamente
compartida y vez es su pertenencia a una categoría (por ejemplo, la etnia), y esta información genera una
simplificada de un impresión coherente con el estereotipo. Haire y Grune (1950) descubrieron que las personas
grupo social y sus
tenían pocas dificultades para componer un párrafo que describiera a un "trabajador" a partir
miembros.
de información coherente con el estereotipo, pero enormes dificultades para incorporar un
elemento de información incoherente con el estereotipo: que el hombre era inteligente. Los
participantes ignoraron la información, la distorsionaron, tardaban mucho más tiempo e incluso
ascendieron al hombre de trabajador a supervisor.

Juzgabilidad social
La gente se forma impresiones para juzgar a los demás: si son mezquinos, amables,
Juzgabilidad social inteligentes, serviciales, etcétera. Es poco probable que las personas se formen impresiones y
Percepción de si es emitan juicios si se considera que el destinatario no es socialmente juzgable en el contexto
socialmente aceptable
específico, es decir, si existen reglas sociales (normas, convenciones, leyes) que inhiben emitir
juzgar a una persona
en un contexto juicios (Leyens, Yzerbyt y Schadron, 1992; Yzerbyt, Leyens y Schadron, 1997; Yzerbyt,
específico. Schadron, Leyens y Rocher, 1994). Sin embargo, si el destinatario se considera socialmente
juzgable, los juicios se hacen más polarizados. También se hacen con más confianza cuando se
piensa que el destinatario se ha valorado con la cantidad suficiente de información social. Una
implicación es que la gente no hará juicios basados en estereotipos si las convenciones o normas
proscriben que una conducta es “políticamente incorrecta”, pero lo harán fácilmente si las
convenciones fomentan y legitiman esa misma conducta.

Álgebra cognitiva
La formación de impresiones implica la integración secuencial de fragmentos de información
sobre una persona (es decir, rasgos que surgen a lo largo del tiempo) en una imagen completa.
Álgebra cognitiva La imagen suele ser evaluativa, al igual que los propios datos. Imagínese que le preguntan su
Enfoque del estudio impresión sobre una persona que conoció en una fiesta. Podrías responder: "Parecía muy
de la formación de
impresiones que se
simpático y divertido; en general, una buena persona". Lo más importante es que se ha formado
centra en cómo las una impresión positiva o favorable. La formación de impresiones es una cuestión de evaluación,
personas combinan no de descripción. El álgebra cognitiva es una aproximación al estudio de la formación de
atributos que tienen
valencia en una
impresiones que se centra en cómo asignamos valencias positivas y negativas a los atributos y
impresión general cómo combinamos esos más y esos menos en una evaluación general (Anderson, 1965, 1978,
positiva o negativa. 1981). Existen tres modelos principales de álgebra cognitiva: suma, promedio y promedio
ponderado (véase Tabla 2.1).

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Tabla 2.1 Formación de una impresión por suma, media o media ponderada
Media ponderada

Suma Promedio Ponderación Ponderación


potencial potencial
"amigo” "política"

Rasgos iniciales
Inteligente (+2) 2 3

Sincero (+3) 3 2

Aburrido (-1) 3 0
Primera impresión +4.0 +1.33 +3.33 +4.00

Impresión revisada al enterarse +5.0 +1.25 (peso = 1) +2,75 (peso = 0) +3.00


de que la persona también tiene
sentido del humor (+1)

Impresión final al saber que la +6.0 +1.20 (peso = 2) +2,60 (peso = 1) +2,60
persona también es generosa
(+1)

Suma
Suma se refiere a un proceso en el que la impresión general es la suma acumulativa de cada
Suma
dato. Digamos que tenemos una escala de valoración mental que va de -3 (muy negativo) a +3 Método de
(muy positivo), y que asignamos valores a rasgos específicos como inteligente (+2) sincero formación de
(+3) y aburrido (-1). Si conociéramos a alguien que tuviera estas características, nuestra impresiones
positivas o
impresión general sería la suma de los constituyentes: (+2 + 3 - 1) = +4 (véase Tabla 2.1). Si negativas mediante
ahora nos enteramos de que la persona tiene sentido del humor (+1), nuestra impresión la suma de la
mejoraría a +5. Mejoraría a +6 si conociéramos a alguien que tuviera estas características. valencia de todos
los atributos
Mejoraría a +6 si supiéramos que la persona también es generosa (+1). Cada dato cuenta, así constitutivos de la
que para proyectar una impresión favorable debes presentar cada faceta tuya que sea positiva, persona.
aunque sea marginalmente positiva. En este ejemplo, harías bien en ocultar que eres aburrido;
tu impresión sobre los demás sería entonces (+2 + 3 + 1 + 1) = +7.

Promedio
Promedio Método de
Promedio es un proceso en el que la impresión general es la media acumulada de cada dato. formación de
impresiones
Así, en el ejemplo anterior, nuestra impresión inicial sería (+2 + 3 - 1)/3 = +1,33 (véase Tabla positivas o
2.1). La información adicional de que la persona tenía buen humor (+1) empeoraría la impresión negativas mediante
hasta +1,25: (+2 + 3 - 1 + 1)/4 = +1,25. Con la información de que la persona era generosa (+1), la media de la
valencia de todos
la impresión empeoraría aún más hasta +1,20: (+2 + 3 - 1 +4 = +1,25): (+2 + 3 - 1 + 1 + 1)/5 = los atributos
+1.20. Por tanto, para proyectar una impresión favorable, debes presentar únicamente tu mejor constituyentes.

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faceta. En este ejemplo, lo más sensato sería presentarse como una persona sincera, y nada más;
la impresión que causaría en los demás sería entonces de +3.

Media ponderada
Aunque la investigación favorece el modelo de media ponderada, tiene algunas limitaciones.
Media ponderada
Método de Es posible que la valencia de los distintos elementos de información no sea fija, sino que
formación de dependa del contexto de la tarea de formación de la impresión. El contexto también puede
impresiones
influir en la importancia relativa de los elementos de información y, por tanto, darles diferente
positivas o
negativas peso en la impresión. Estas consideraciones condujeron al desarrollo de un modelo de media
ponderando ponderada. Por ejemplo (véase la tabla 2.1), si se evaluara a la persona objetivo como posible
primero y
amigo, podríamos asignar pesos relativos de 2, 3 y 3 a inteligente, sincero y aburrido. La media
promediando
después la valencia ponderada sería +3,33: ((+2 × 2) + (+3 × 3) + (-1 × 3))/3 = +3,33. Si se evaluara a la persona
de todos los como político potencial, podríamos asignar pesos de 3, 2 y 0 para llegar a una media ponderada
atributos de +4: ((+2 × 3) + (+3 × 2) + (-1 × 0))/3 = +4,00. La tabla 2.1 muestra cómo la información
constitutivos de la
persona. adicional con diferente ponderación puede afectar a la impresión general. (Remítase a la
primera pregunta "¿Qué opina?" al principio de este capítulo. Sugiera distintas formas en que
la Sra. Jones podría formarse su impresión general de usted).

Causar una impresión


Quiere mucho este trabajo y la han
preseleccionado para una entrevista.
¿Debe destacar todas sus cualidades
positivas o sólo las mejores?

Las ponderaciones reflejan la importancia percibida de los elementos de información en un


contexto concreto de formación de impresiones. Pueden determinarse de varias maneras. Por
ejemplo, hemos visto que la información negativa (por ejemplo, Kanouse y Hanson, 1972) y la
primera información (el efecto de primacía, comentado anteriormente) pueden tener más peso.
Paradójicamente, puede que ahora hayamos cerrado el círculo hacia los rasgos centrales de
Asch. El modelo de media ponderada parece permitir algo parecido a los rasgos centrales, que
se ponderan más en la formación de la impresión que otros rasgos. La diferencia entre Asch y
la perspectiva de la media ponderada es que, para esta última, los rasgos centrales son
simplemente información más destacada y ponderada; mientras que para Asch, los rasgos
centrales influyen realmente en el significado de los rasgos periféricos y reorganizan toda la
forma en que vemos a la persona. La perspectiva de Asch conserva el aspecto descriptivo o
cualitativo de los rasgos y las impresiones, mientras que el álgebra cognitiva se centra

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únicamente en los aspectos cuantitativos y sufre en consecuencia.
Desarrollos más recientes en cognición social han venido a sustituir los rasgos centrales por
el concepto más general de esquema cognitivo (Fiske y Taylor, 2021), y por la idea más
moderna de que la calidez (warm) y la competencia son principios organizadores centrales
perennes en la percepción social (Cuddy, Fiske y Glick, 2008; Fiske, Cuddy y Glick, 2007).
Por ejemplo, en el caso de la competencia, la competencia futura (potencial) puede atraer
evaluaciones y resultados más favorables que la competencia pasada (logros) (Tormala, Jia y
Norton, 2012).

Esquemas y categorías sociales


Un esquema es una "estructura cognitiva que representa el conocimiento sobre un concepto
o tipo de estímulo, incluidos sus atributos y las relaciones entre esos atributos" (Fiske y Taylor, Esquema
1991, p. 98). Se trata de un conjunto de cogniciones interrelacionadas (por ejemplo, Estructura
cognitiva que
pensamientos, creencias, actitudes) que nos permite dar rápidamente sentido a una persona, representa el
situación, acontecimiento o lugar a partir de una información limitada. Ciertos indicios activan conocimiento sobre
un esquema. El esquema "rellena" los detalles que faltan. un concepto o tipo
de estímulo,
Imagine, por ejemplo, que visita París. La mayoría de nosotros tenemos un esquema de París, incluidos sus
un rico repertorio de conocimientos sobre lo que uno hace cuando está en París: pasear por los atributos y las
bulevares, sentarse en los parques, tomar café en las terrazas, curiosear en las librerías o comer relaciones entre
esos atributos.
en los restaurantes. La realidad de la vida en París es, obviamente, más cruda y diversa, pero
este esquema le ayuda a interpretar los acontecimientos y le orienta sobre cómo comportarse.
Durante su estancia en París, puede visitar un restaurante. La llegada a un restaurante puede
invocar un "esquema de restaurante", que es un conjunto de suposiciones sobre lo que debería
ocurrir (por ejemplo, alguien te lleva a una mesa, estudias el menú, alguien toma tu pedido,
comes, hablas y bebes, pagas la cuenta, te vas). Un esquema de eventos de este tipo se denomina Guion
Un esquema sobre
guion ("Scripts"). Mientras estás en el restaurante, puede que el camarero tenga un acento poco secuencias de
habitual que le identifique como andaluz, lo que conllevaría toda una serie de suposiciones comportamiento en
sobre sus actitudes y comportamiento. Un esquema sobre un grupo social, sobre todo si es un acontecimiento
social.
ampliamente compartido, es un estereotipo (Capítulos 10, 11 y 15).
Una vez invocados, los esquemas facilitan el procesamiento descendente, basado en
conceptos o en teorías, frente al procesamiento ascendente o basado en datos (Rumelhart y
Ortony, 1977). Tendemos a rellenar los huecos con conocimientos previos e ideas
preconcebidas en lugar de buscar la información directamente en el contexto inmediato. El
concepto de esquema cognitivo surgió por primera vez en las investigaciones de Bartlett (1932)
sobre la memoria no social, que se centraban en cómo se construyen y organizan activamente
los recuerdos para facilitar la comprensión y el comportamiento. También tiene un precedente
en el modelo configuracional de Asch (1946) sobre la formación de impresiones (analizado
anteriormente en este capítulo), en la teoría del equilibrio de Heider (1958) sobre la percepción
de las personas (véanse los capítulos 3 y 5) y, de forma más general, en la psicología gestáltica
(Brunswik, 1956; Koffka, 1935).
Todos estos enfoques asumen que las representaciones cognitivas simplificadas y holísticas
del mundo social actúan como plantillas relativamente duraderas para la interpretación de los
estímulos y la planificación de la acción. Sin embargo, los psicólogos sociales han contrastado
cada vez más las representaciones cognitivas con las motivaciones y los sentimientos, y han

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argumentado que el procesamiento descendente se produce, o puede producirse, cuando las
motivaciones y los sentimientos, en lugar de los esquemas cognitivos, dan forma a percepciones
específicas (véase Firestone y Scholl, 2016).
La alternativa a un enfoque basado en esquemas es aquel en el que la percepción se trata
como una representación verídica y sin filtrar de la realidad (por ejemplo, Mill, 1869); la
formación de impresiones es, como ya se ha comentado, el álgebra cognitiva de la combinación
de rasgos (por ejemplo, Anderson, 1981), y la memoria se establece pasivamente a través de la
asociación repetitiva de estímulos (por ejemplo, Ebbinghaus, 1885).

Tipos de esquemas
Existen muchos tipos de esquemas. Todos ellos influyen en la codificación (interiorización
e interpretación) de la información nueva, el recuerdo de la información antigua y las
inferencias sobre la información que falta. Los esquemas más comunes, algunos de los cuales
se han utilizado como ejemplo, son los esquemas de persona, los esquemas de rol, los esquemas
o guiones de acontecimientos, los esquemas sin contenido y los autoesquemas.

Esquemas de persona
Los esquemas de persona son estructuras de conocimiento sobre individuos concretos. Por
ejemplo, usted puede tener un esquema de persona sobre su mejor amiga (por ejemplo, es
amable e inteligente, pero callada en compañía de otros y prefiere ir de bares a ir en bicicleta a
la montaña), o sobre un político concreto, un autor conocido o un vecino de al lado.

Esquemas de roles
Roles
Patrones de
Los esquemas de roles son estructuras de conocimiento sobre las personan que desempeñan
comportamiento un determinado rol: por ejemplo, los pilotos de avión (pilotan el avión y no se les debe ver
que distinguen las bebiendo whisky en la cabina) y los médicos (aunque a menudo son completos desconocidos,
distintas
actividades dentro
pueden hacer preguntas personales y hacer que te desnudes). Aunque los esquemas de roles se
del grupo y que se aplican a roles (es decir, tipos de función o comportamiento en un grupo; véase el capítulo 8),
interrelacionan a veces pueden entenderse mejor como esquemas sobre grupos sociales, en cuyo caso, si dichos
entre sí para el
beneficio del
esquemas son compartidos, se trata de estereotipos sociales (capítulos 10 y 11).
grupo.

Guiones
Los esquemas sobre acontecimientos suelen denominarse guiones (Abelson, 1981; Schank y
Abelson, 1977). Tenemos guiones para asistir a una conferencia, ir al cine, celebrar una fiesta,
hacer una presentación o comer en un restaurante. Por ejemplo, las personas que suelen ir a
partidos de fútbol tienen un guion muy claro de lo que ocurre dentro y fuera del campo. Esto
hace que todo el acontecimiento tenga sentido. Imagínese cómo le iría si nunca hubiera asistido
a un partido de fútbol y nunca hubiera oído hablar del fútbol (véase el Cuadro 3.4 del capítulo
3, que describe una situación de este tipo). La falta de guiones relevantes suele ser la causa de
los sentimientos de desorientación, frustración y falta de eficacia que experimentan los
inmigrantes en culturas extranjeras (por ejemplo, los recién llegados; véase el capítulo 16).

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Esquemas sin contenido


Los esquemas sin contenido no contienen información rica sobre una categoría específica,
sino un número limitado de reglas para procesar la información. Los esquemas sin contenido
pueden especificar que si a mi me gusta Harry y a Harry le gusta Leo, entonces, para mantener
el equilibrio, también debería gustarme Leo (véase la teoría del equilibrio, Heider, 1958;
tratada en el capítulo 5). O pueden especificar cómo atribuir una causa a la conducta de
alguien (por ejemplo, la idea de Kelley (1972b) de los esquemas causales, analizada en el
capítulo 3).

Autoesquemas
Por último, las personas tienen esquemas sobre sí mismas. Representan y almacenan
información sobre sí mismos de forma similar, pero más compleja y variada que la información
sobre los demás. Los esquemas sobre uno mismo forman parte del concepto que tienen las
personas de quiénes son, el autoconcepto; se tratan en el Capítulo 4, que trata del yo y la
identidad.

Categorías y prototipos Conjuntos difusos


Las categorías se
consideran
Para aplicar el conocimiento esquemático, primero hay que clasificar a una persona, un
conjuntos difusos
acontecimiento o una situación según un esquema determinado. Basándose en los trabajos del de características
filósofo Ludwig Wittgenstein (1953), los psicólogos cognitivos creen que las personas organizadas en
torno a un
representan cognitivamente las categorías como conjuntos difusos de atributos llamados prototipo.
prototipos, y que las instancias de la categoría tienen un parecido familiar entre sí y con el
prototipo de la categoría (por ejemplo, Cantor y Mischel, 1977, 1979; Mervis y Rosch, 1981; Prototipo
Representación
Rosch, 1978). Las entidades dentro una categoría no son idénticas, sino que difieren en mayor
cognitiva de los
o menor grado entre sí y del prototipo, que es el estándar con el que se evalúa el parecido rasgos definitorios
familiar y se decide la pertenencia a la categoría (véase el Cuadro 2.1). típicos/ideales de
una categoría.

Semejanza familiar
Propiedad
definitoria de la
pertenencia a una
categoría.

Categorías como conjuntos


difusos
¿Qué clase de criaturas son los profesores
universitarios? Hmm. ¿Cuánto sé sobre ellos?
Déjame que busque algunas pistas en el Cuadro 2.1
Tu vida.

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Consideremos la categoría concierto: los conciertos varían enormemente en música (heavy
metal, cuarteto clásico), lugar (campo abierto, sala de conciertos), tamaño del público (pequeño
pub, festival de Glastonbury), duración (un par de horas, muchos días), etc., pero tienen un
parecido familiar caracteristico entre sí y con un prototipo que es un conjunto difuso de atributos
más que una lista de atributos concretos (ni siquiera el hecho de que haya música es un atributo
definitorio: las óperas, los ballets e incluso los ascensores también tienen música).
Aunque los prototipos pueden representar al miembro medio/típico de la categoría, no
siempre es así (Chaplin, John y Goldberg, 1988). En algunas circunstancias, el prototipo puede
ser el miembro típico (por ejemplo, el ecologista típico), mientras que en otras circunstancias,
el prototipo puede ser un miembro extremo (el ecologista más radical). Los prototipos extremos
pueden prevalecer cuando las categorías sociales compiten entre sí (por ejemplo, ecologistas
frente a constructores); este análisis se utiliza para explicar cómo las personas se ajustan a
normas de grupo más extremas o polarizadas (por ejemplo, Abrams, Wetherell, Cochrane,
Hogg y Turner, 1990; Gaffney, Rast, Hackett y Hogg, 2014; véase el capítulo 7).

MÁS INCLUSIVO

Europeo

Británico
Español

Andaluz Madrileño Vasco Inglés Escocés

MENOS INCLUSIVO

Figura 2.2 Categorías organizadas por nivel de inclusión


Las categorías están organizadas jerárquicamente, de modo que las categorías menos inclusivas (más pequeñas)
están anidadas debajo de las categorías más inclusivas (más grandes). En la parte superior de la tabla, Europa,
marcada como más inclusiva, se divide en español y británico. Británico se subdivide en inglés y escocés, y español
en andaluz, madrileño y vasco. Inglés, escocés, andaluz, madrileño y vasco están marcados como menos
inclusivos.

Las categorías se organizan jerárquicamente: las categorías menos inclusivas (pocos


miembros y atributos) están anidadas debajo o dentro de categorías más inclusivas (más
miembros y más atributos) (véase la Figura 2.2). Por lo general, las personas confían más en
las categorías de nivel intermedio que en las categorías muy inclusivas o muy exclusivas. Estas
categorías de nivel básico no son ni demasiado amplias ni demasiado estrechas; son lo que

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Brewer denomina "óptimamente distintivas" (Brewer, 1991; Leonardelli, Pickett y Brewer,
2010). Por ejemplo, es más probable que la mayoría de nosotros identifiquemos algo como un
"coche" que como un "vehículo" (demasiado inclusivo) o un "BMW descapotable" (demasiado
exclusivo).
Las categorías de nivel básico son la opción por defecto, pero en realidad pueden no ser tan
comunes en la percepción social, donde los factores contextuales y motivacionales dominan la
elección del nivel de categorización (Brewer, 1991; Cantor & Kihlstrom, 1987; Hampson, John,
& Goldberg, 1986; Turner, 1985).

Cuadro 2.1 Tu vida


Las categorías son conjuntos difusos organizados en torno a prototipos

He aquí un breve ejercicio para ilustrar la naturaleza de las categorías como conjuntos difusos:

1. Considere la categoría "profesor universitario". Lo que le venga inmediatamente a la mente es su


prototipo de profesor universitario; lo más probable es que sea un conjunto de características e
imágenes.

2. Anótalo. Puede que esto te resulte más difícil de lo que esperabas: los prototipos pueden volverse
frustrantemente nebulosos e imprecisos cuando intentas documentarlos.

3. Ahora imagina a todos los profesores universitarios que se te ocurran. Serán profesores que te han
dado clase en grandes aulas o en clases reducidas, profesores con los que te has encontrado después
de clase, en sus despachos, o profesores a los que has visto merodeando por tu facultad de psicología.
También incluye a los profesores sobre los que has leído en libros y periódicos, o a los que has visto
en películas o en la televisión. Todos ellos forman parte de la categoría "profesor universitario".

4. ¿Cuál de estos casos es el más prototípico? ¿Alguno se ajusta perfectamente al prototipo o todos son
más o menos prototípicos? ¿Cuál de estos casos es el menos prototípico? ¿Alguno es tan poco
prototípico que apenas se parece al resto? Descubrirá que hay una enorme variedad de
“prototipicidades” (la categoría es relativamente diversa, un conjunto difuso que contiene casos que
tienen un parecido familiar) y que ningún caso se ajusta exactamente al prototipo (el prototipo es una
construcción cognitiva).

5. Por último, compara tu prototipo con los de tus compañeros. Puede que descubras una gran similitud;
tu prototipo es compartido por los estudiantes. Los prototipos de grupos sociales (por ejemplo, los
profesores) que comparten los miembros de un grupo social (por ejemplo, los estudiantes) pueden
considerarse estereotipos sociales.

Además de representar categorías como abstracciones (es decir, prototipos), las personas Ejemplares
pueden representar categorías en términos de instancias concretas específicas que han Entidades
específicas de un
encontrado (es decir Ejemplares; Smith y Zárate, 1992). Por ejemplo, los europeos pueden miembro de una
representar la categoría "americano" en términos de Barack Obama, o quizá Donald Trump. categoría.
Para categorizar nuevas instancias, las personas a veces utilizan ejemplares en lugar de
prototipos como estándar. Brewer (1988) sugiere que a medida que las personas se familiarizan
con una categoría, pasan de la representación prototípica a la ejemplar, y Judd y Park (1988;

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véase también Klein, Loftus, Trafton y Fuhrman, 1992) sugieren que las personas utilizan tanto
prototipos como ejemplares para representar a los grupos a los que pertenecen, pero sólo
ejemplares para representar a los grupos externos. Los psicólogos sociales todavía no están
seguros de las condiciones de uso de los prototipos frente a los ejemplares (Fiske y Neuberg,
1990; Linville, Fischer y Salovey, 1989; Park y Hastie, 1987), ni de la conveniencia de
difuminar la distinción entre prototipos basados en la abstracción y ejemplares basados en
entidades concretas, los llamados modelos "mixtos" de representación de categorías (Hamilton
y Sherman, 1994).
Además de representar las categorías como prototipos o como ejemplares, también podemos
representarlas como redes asociativas de atributos, como rasgos, creencias o comportamientos
vinculados emocionalmente, causalmente o por mera asociación (por ejemplo, Wyer y Carlston,
1994).
Una vez categorizada una persona, un acontecimiento o una situación, se invoca un esquema.
Los esquemas y los prototipos son similares y a menudo se utilizan indistintamente. Una forma
de distinguirlos es cómo están organizados. Los prototipos son representaciones difusas
relativamente nebulosas y desorganizadas de una categoría; los esquemas son especificaciones
muy organizadas de características y sus interrelaciones (Wyer y Gordon, 1984).

Categorización y estereotipos
Los estereotipos son generalizaciones ampliamente compartidas sobre los miembros de un
grupo social (Leyens, Yzerbyt y Schadron, 1994; Macrae, Stangor y Hewstone, 1996). Son
esencialmente esquemas de grupos sociales -imágenes simplificadas- que a menudo son
despectivas cuando se aplican a grupos externos (exogrupo) y a menudo se basan en, o crean,
diferencias claramente visibles entre grupos (por ejemplo, en términos de apariencia física;
Zebrowitz, 1996). En el Cuadro 2.2 se describe un estudio realizado por Linssen y Hagendoorn
(1994) sobre los estereotipos que tienen los europeos de las naciones del norte y del sur de
Europa. En otro estudio, sobre las naciones de Europa central y oriental, Poppe y Linssen (1999)
demostraron que las características geográficas se vinculan de forma evaluativa a los
estereotipos nacionales.
Los estereotipos y la creación de estereotipos son aspectos centrales de los prejuicios y la
discriminación (véase el Capítulo 10) y del comportamiento intergrupal (véase el Capítulo
11). Descritos científicamente por primera vez por Walter Lippman (1922), los estereotipos se
trataron como imágenes mentales simplificadas que actúan como plantillas para ayudar a
interpretar la desconcertante diversidad del mundo social. Décadas de investigación sobre el
contenido y la forma de los estereotipos han desenterrado varias conclusiones claras (Brigham,
1971; Katz y Braly, 1933; Oakes, Haslam y Turner, 1994; Tajfel, 1978):
• La gente está extraordinariamente dispuesta a caracterizar a grandes grupos humanos
en función de unos pocos atributos comunes bastante burdos.
• Los estereotipos tardan en cambiar.
• Los estereotipos suelen cambiar como respuesta a cambios sociales, políticos o
económicos más amplios.
• Los estereotipos se adquieren a una edad temprana, a menudo antes de que el niño
tenga ningún conocimiento sobre los grupos que están siendo estereotipados (pero
otras investigaciones sugieren que algunos estereotipos cristalizan más tarde en la

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infancia, después de los 10 años; Rutland, 1999).
• Los estereotipos se vuelven más pronunciados y hostiles cuando hay tensión social y
conflicto entre grupos, y entonces son extremadamente difíciles de modificar.
• Los estereotipos no tienen porque ser inexactos ni erróneos, sino que sirven para dar
sentido a determinados tipos de relaciones intergrupales.

Acentuación perceptiva
Aunque normalmente se ha pensado que los estereotipos están asociados a categorías sociales
(por ejemplo, Allport, 1954b; Ehrlich, 1973), fue Henri Tajfel (1957, 1959) el primero en
especificar cómo el proceso de categorización podría ser responsable de los estereotipos. Tajfel
razonó que, al emitir juicios sobre alguna dimensión central, las personas se basan en cualquier
otra dimensión periférica que pueda ayudar (véase también Bruner y Goodman, 1947). Se trata
de una característica absolutamente básica del modo en que la mente da sentido al mundo. Por
ejemplo, si un vino tinto se tiñe de blanco o un vino blanco se tiñe de rojo (utilizando un
colorante insípido e inoloro), las personas utilizan el color del vino para ayudarles a juzgar el
sabor: informan de que están probando un vino blanco o tinto, respectivamente (Goode, 2016).

Cuadro 2.2 Lo más destacado de la investigación


Estereotipos de los estudiantes sobre las naciones del norte y el sur de Europa

Durante diciembre de 1989 y enero de 1990, Hub Linssen y Louk Hagendoorn (1994) distribuyeron un
cuestionario a 277 alumnos de 16 y 18 años de Dinamarca, Inglaterra, Países Bajos, Bélgica, Alemania,
Francia e Italia. Los alumnos indicaron qué porcentaje de cada grupo nacional creían que tenía cada una
de las 22 características. Estas características se agrupaban en cuatro dimensiones generales:

1. dominante - por ejemplo, orgulloso, asertivo, agresivo

2. eficiente - por ejemplo, trabajador, científico, rico

3. empático - por ejemplo, servicial, amable

4. emocional - por ejemplo, disfrutar de la vida, religioso

Existía una clara distinción entre norte y sur: las naciones del sur de Europa se consideraban más
emocionales y menos eficientes que las del norte. Estos estereotipos eran independientes de otras
diferencias entre las naciones del norte y del sur de Europa (por ejemplo, tamaño, poder político,
organización social).

Fuente: Basado en Linssen y Hagendoorn (1994).

Otro ejemplo: si tuviera que juzgar la longitud de una serie de líneas (dimensión central) y
supiera que todas las líneas etiquetadas como A son mayores que todas las líneas etiquetadas
como B (dimensión periférica), podría utilizar estas etiquetas como ayuda para su juicio. Tajfel
y Wilkes (1963) pusieron a prueba esta idea. Hicieron que los participantes juzgaran la longitud
de una serie de líneas presentadas de una en una, varias veces y en orden variable. Había tres
condiciones: (1) las líneas estaban etiquetadas al azar como A o B; (2) todas las líneas más
cortas estaban etiquetadas como A y todas las más largas como B; y (3) no había etiquetas. Al

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parecer, los participantes utilizaron la información de la segunda condición para ayudarles a
juzgar y tendieron a subestimar la longitud media de las líneas de tipo A y a sobreestimar la
longitud media de las líneas de tipo B. La relevancia de este experimento para los estereotipos
Principio de
acentuación
sociales queda clara si, por ejemplo, se sustituye la longitud de las líneas por la capacidad de
La categorización cantar y las etiquetas A/B por gitano/payo. Dado que la gente puede creer que los gitanos cantan
acentúa las especialmente bien (es decir, que existe un estereotipo social), la categorización de las personas
similitudes
percibidas dentro
como gitanos o payos produce una distorsión perceptiva en la dimensión central de la capacidad
de los grupos y las de canto, es decir, la categorización produce estereotipos.
diferencias entre Éste y otros experimentos con estímulos físicos y sociales (véase Doise, 1978; Eiser, 1986;
ellos en
dimensiones que
Eiser y Stroebe, 1972; McGarty y Penny, 1988; McGarty y Turner, 1992; Tajfel, 1981a; Taylor,
las personas creen Fiske, Etcoff y Ruderman, 1978) han confirmado el principio de acentuación de Tajfel (1957,
que están 1959):
correlacionadas con
la categorización.
• La categorización de los estímulos produce una acentuación perceptiva de las
El efecto se similitudes intracategoría y de las diferencias intercategoría en dimensiones que se
amplifica cuando la
cree que están correlacionadas con la categorización.
categorización o la
dimensión tienen • El efecto de acentuación se potencia cuando la categorización tiene importancia,
importancia, relevancia o valor para el categorizador.
relevancia o valor
subjetivo
Se puede añadir una tercera condición. Las investigaciones de Corneille, Klein, Lambert y
Judd (2002) han demostrado que el efecto de acentuación es más pronunciado cuando las
personas no están seguras de la dimensión del juicio. Por ejemplo, la acentuación fue mayor
Teoría de la
para los belgas que juzgaban la longitud en pulgadas y los estadounidenses que juzgaban la
identidad social longitud en centímetros (unidades con las que no estaban familiarizados), que para los belgas
Teoría de la que utilizaban centímetros y los estadounidenses que utilizaban pulgadas (unidades conocidas).
pertenencia a un
grupo y de las
El principio de acentuación se encuentra en el núcleo del trabajo de Tajfel sobre las relaciones
relaciones intergrupales y la pertenencia a grupos, que ha alimentado el desarrollo posterior de teoría de
intergrupales la identidad social y teoría de la autocategorización (por ejemplo, Tajfel y Turner, 1986; Turner,
basada en la
autocategorización,
1982; Turner, Hogg, Oakes, Reicher y Wetherell, 1987; véase también Abrams y Hogg, 2010;
la comparación Hogg, 2016, 2018a; Hogg y Abrams, 1988); estas teorías se describen en el capítulo 11. Sin
social y la embargo, Tajfel (1981a) consideró que aunque la categorización podría explicar el proceso de
construcción de
una autodefinición
estereotipación como una distorsión perceptiva dependiente del contexto de fuerza variable, no
compartida en podía explicar los orígenes de estereotipos específicos sobre grupos específicos.
términos de
propiedades
definitorias del
intragrupo.
Más allá de la acentuación
Los estereotipos no son sólo creencias consensuadas que tienen los miembros de un grupo
Teoría de la sobre los miembros de otro grupo; también son teorías más generales (Von Hippel,
autocategorización Sekaquaptewa y Vargas, 1995) o representaciones sociales (Farr y Moscovici, 1984; Lorenzi-
Teoría de Turner y
colaborades sobre Cioldi y Clémence, 2001; véanse también los capítulos 3 y 5) de los atributos de otros grupos.
cómo el proceso de Para profundizar en nuestra comprensión de los estereotipos, es posible que tengamos que ir
categorización de más allá de los procesos cognitivos:
uno mismo como
miembro de un • reincorporar el análisis del contenido de estereotipos específicos (Hamilton,
grupo produce Stroessner y Driscoll, 1994) (véase el cuadro 2.3);
identidad social y
comportamientos • comprender cómo se forman, representan y utilizan los estereotipos en el lenguaje y
grupales e la comunicación (Maass, 1999; Maass y Arcuri, 1996);
intergrupales.
• considerar las funciones sociales de los estereotipos y el contexto sociohistórico de

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las relaciones entre grupos (Tajfel, 1981a; véase también Hogg y Abrams, 1988;
Leyens, Yzerbyt y Schadron, 1994; Oakes, Haslam y Turner, 1994); esta idea se
desarrolla en los capítulos 3 y 11.

Además, los estereotipos tienen inercia, no son estáticos. Responden al contexto social y a
los motivos de las personas. Los cambios inmediatos o duraderos en el contexto social (por
ejemplo, con quién se compara uno y con qué propósito) afectan a la naturaleza del estereotipo
y a cómo se expresa (por ejemplo, Oakes, Haslam y Turner, 1994). Los estereotipos suelen
persistir si nos resultan fácilmente accesibles en la memoria (probablemente porque los
utilizamos mucho y son conceptualmente importantes para nosotros) y parecen dar sentido a
las actitudes y el comportamiento de las personas (es decir, se ajustan perfectamente a la
"realidad"). Los cambios en la accesibilidad o el ajuste modificarán el estereotipo.
La motivación desempeña un papel importante porque el pensamiento estereotipado sirve a
múltiples propósitos. Además de ayudar a la coherencia cognitiva y a la reducción de la
incertidumbre (Hogg, 2007b, 2012, 2021a), los estereotipos pueden clarificar los roles sociales
(Eagly, 1995), las diferencias de poder (Fiske, 1993b) y los conflictos intergrupales (Robinson,
Keltner, Ward y Ross, 1995), y pueden justificar el statu quo (Jost y Banaji, 1994; Jost y
Kramer, 2002; Jost y Van der Toorn, 2012) o contribuir a una valoración positiva de la identidad
del grupo (Hogg y Abrams, 1988).

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Cuadro 2.3 Lo más destacado de la investigación


El análisis del contenido de los estereotipos demuestra la existencia de distintos tipos de prejuicios

Susan Fiske y sus colaboradores sostienen en su modelo de contenido estereotipado que la percepción
social se organiza en torno a dos dimensiones distintas: calidez (o sociabilidad) y competencia (Cuddy,
Fiske y Glick, 2008; Fiske, Cuddy y Glick, 2007; Fiske, Cuddy, Glick y Xu, 2002; Fiske, Xu, Cuddy y
Glick, 1999). Las personas, y por tanto los grupos sociales a los que pertenecen, pueden ser vistas
positivamente como cálidas y competentes, negativamente como frías e incompetentes, o
ambivalentemente como cálidas e incompetentes o frías y competentes.

Los estereotipos ambivalentes de grupos externos son bastante comunes. El prejuicio paternalista se
produce cuando un grupo es visto como incompetente pero cálido: el grupo puede caer bien pero no ser
respetado. Por ejemplo, los estereotipos sobre los afroamericanos pueden descalificarlos como
incompetentes, pero, al mismo tiempo, elogiarlos por ser atléticos, musicales y rítmicos (Czopp y
Monteith, 2006). Del mismo modo, los estereotipos de las mujeres pueden caracterizarlas negativamente
como incompetentes, pero positivamente como cariñosas y atractivas (según el Inventario de Sexismo
Ambivalente), lo que se denomina sexismo benevolente, ya que evoca la protección de los hombres que
se adhieren a los estereotipos tradicionales de los roles sexuales (Glick y Fiske, 1996; véase el análisis del
sexismo en el capítulo 10).

El prejuicio envidioso se produce cuando un grupo es visto como frío pero competente: el grupo puede ser
respetado y admirado, pero no querido. Por ejemplo, los estereotipos de los judíos pueden despreciarlos
por ser avariciosos, pero admirarlos por ser inteligentes (Glick, 2002), y los estereotipos de los asiático-
americanos (medidos por una Escala de Estereotipos Antiasiático-Americanos) pueden admirarlos por ser
inteligentes y trabajadores pero no gustar por ser poco sociables fuera de su red familiar (Lin, Kwan,
Cheung y Fiske, 2005).

Nicolas Kervyn y sus colaborades (Kervyn, Yzerbyt y Judd, 2010) también han identificado un curioso
efecto de compensación que afecta a las dimensiones de calidez y competencia. Cuando las personas
juzgan a dos objetivos (individuos o grupos) y piensan en uno de ellos de forma más positiva en, por
ejemplo, la dimensión de competencia es probable que juzguen al otro objetivo de forma más positiva en
la dimensión de calidez. Ponen este ejemplo:

En la universidad, a los estudiantes que trabajan con constancia y sacan sobresalientes se les considera
empollones. Todo el mundo intenta copiar sus apuntes y resúmenes, pero nadie les invita a fiestas. En
cambio, una chica que forma parte del equipo de animadoras será invitada al menos a tres fiestas diferentes
cada viernes por la noche, pero le costará encontrar un grupo con el que trabajar en sus prácticas.

Kervyn, Yzerbyt y Judd (2010, pp. 155-156)

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Cómo utilizamos, adquirimos y


cambiamos los esquemas
Utilización de esquemas
Las personas, las situaciones y los acontecimientos poseen tantas características que puede
que no resulte obvio a primera vista qué características se utilizarán como base de la
categorización y, en consecuencia, qué esquemas se aplicarán (véase la figura 2.3). Por ejemplo,
Carla es una mujer católica británica de Aberdeen que es ingeniosa, muy leída, no muy
deportista y trabaja como ingeniera. ¿Qué determina qué pistas sirven de base para la
categorización y el uso de esquemas?

Costes de Equivocarse

• Dependencia de Resultados
• Rendición de Cuentas
Esquemas más utilizados

Costes de Incertidumbre • Subtipos


• Prototipos
• Ansiedad y Estrés

Roles
• Presión de Rendimiento
• Esquemas fáciles de eliminar
• Objetivos de la Comunicación
• Esquemas Accesibles
• Esquemas Auto-referentes
• Esquemas Congruentes con el
Diferencias Individuales Estado de Ánimo
• Complejidad Atribucional
• Orientación a la Incertidumbre
• Objetivos de la Comunicación
• Necesidad de Cognición
• Complejidad Cognitiva
• Auto- Esquemas
• Accesibilidad

Figura 2.3 Principales influencias en los esquemas más utilizados


Algunos esquemas se utilizan más que otros, y su uso está influido por una serie de factores individuales y de
procesamiento de la información.

Dado que las personas se basan en categorías de nivel básico que no son ni demasiado
inclusivas ni demasiado exclusivas (Mervis y Rosch, 1981; Rosch, 1978; véase el apartado

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anterior), inicialmente acceden a subtipos más que a categorías superiores o subordinadas (por
ejemplo, mujer de carrera, no mujer o abogada; Ashmore, 1981; Pettigrew, 1981), y acceden a
estereotipos sociales y esquemas de roles más que a esquemas de persona (por ejemplo, político,
no inteligente). También es más probable que las personas utilicen esquemas basados en rasgos
fácilmente detectables, como el color de la piel, la forma de vestir o el aspecto físico (Brewer
y Lui, 1989; Zebrowitz, 1996), o rasgos distintivos en un contexto concreto, como un hombre
solo en un grupo de mujeres. Es más probable que se activen esquemas accesibles que se
utilizan habitualmente o que destacan en la memoria (Bargh, Lombardi y Higgins, 1988; Bargh
y Pratto, 1986; Wyer y Srull, 1981), y esquemas que son relevantes para uno mismo en ese
contexto. Así, por ejemplo, un racista (alguien para quien la raza es importante, sería accesible
en su memoria y lo utilizará habitualmente para procesar información sobre personas) tendería
a utilizar más los esquemas raciales que alguien que no fuera racista. Por último, las personas
tienden a activar esquemas congruentes con el estado de ánimo (Erber, 1991) y esquemas
basados en la primera información en lugar de posterior (es decir, el efecto de primacía; véase
más arriba en este capítulo).
Estos procesos, en su mayoría automáticos, son lo suficientemente funcionales y precisos
para fines interactivos inmediatos. Tienen una precisión circunscrita (Swann, 1984). A veces,
sin embargo, las personas necesitan utilizar esquemas más precisos que se correspondan mejor
con los datos de que disponen, en cuyo caso se produce un cambio de la cognición basada en
la teoría a la basada en los datos (Fiske, 1993a; véase la figura 2.3). Si aumentan los costes de
equivocarse, las personas prestan más atención a los datos y pueden utilizar esquemas más
precisos.

Esquemas más
utilizados
Los entornos sociales pueden
invocar muchos esquemas. ¿Es
una madre alguien que está en
casa, jugando con un niño y tal
vez pensando en preparar la
cena? O tal vez esté haciendo
algo peligroso, como escalar
grandes rocas.

Los costes de equivocarse pueden ser importantes cuando los resultados de las personas (es
decir, las recompensas y los castigos) dependen de las acciones o actitudes de los demás (Erber
y Fiske, 1984; Neuberg y Fiske, 1987). En estas circunstancias, las personas buscan más
información, prestan más atención a los datos, sobre todo a la información inconsistente con
los esquemas, y, en general, prestan más atención a los demás. Los costes de equivocarse
también pueden ser importantes cuando las personas tienen que explicar o justificar sus

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decisiones o acciones. En estas circunstancias, hay una mayor vigilancia y atención a los datos
y, en general, una cognición más compleja, lo que puede mejorar la precisión (Tetlock y
Boettger, 1989; Tetlock y Kim, 1987).
Si el coste de la indecisión es alto, la gente tiende a tomar una decisión rápida o a formarse
una impresión rápida; de hecho, cualquier decisión o impresión, por inexacta que sea, puede
ser preferible a no tomar ninguna decisión o no formarse ninguna impresión, por lo que la gente
confía mucho en los esquemas. La presión del rendimiento (es decir, emitir un juicio o realizar
una tarea con poco tiempo) puede aumentar el uso de esquemas. Por ejemplo, en un estudio, la
presión del tiempo hizo que los hombres y las mujeres con actitudes conservadoras respecto a
los roles sexuales discriminaran a las solicitantes de empleo femeninas y que las mujeres con
actitudes más progresistas respecto a los roles sexuales discriminaran a los solicitantes
masculinos (Jamieson y Zanna, 1989).
La distracción y la ansiedad también pueden aumentar el coste percibido de la indecisión y
hacer que las personas confíen más en el procesamiento esquemático (Wilder y Shapiro, 1989).
Cuando uno tiene la tarea de comunicar información a los demás (por ejemplo, en
presentaciones formales), se hace más importante estar bien organizado, seguro y ser claro, y
por lo tanto es más importante confiar en los esquemas (Higgins, 1981). Este puede ser el caso,
sobre todo, cuando uno comunica algo técnico (modo científico), en lugar de contar una historia
que requiere una descripción y caracterización ricas (modo narrativo) (Zukier, 1986).
Las personas pueden ser conscientes de que el procesamiento esquemático es inexacto y, en
el caso de los esquemas de grupos sociales, indeseable, porque puede invocar estereotipos
despectivos. En consecuencia, pueden intentar deliberadamente no depender en exceso de los
esquemas. Aunque esto puede tener cierto éxito, suele ser bastante insignificante en el contexto
de los procesos descritos en este capítulo de (Ellis, Olson y Zanna, 1983). Sin embargo, existen
algunas diferencias individuales que pueden influir en el grado y el tipo de esquema utilizado.
• Complejidad atribucional: las personas varían en la complejidad de sus explicaciones
sobre otras personas (Fletcher, Danilovics, Fernandez, Peterson y Reeder, 1986).
• Orientación a la incertidumbre: las personas varían en su interés por obtener
información precisa frente a permanecer desinformadas pero seguras (Sorrentino y
Roney, 1999).
• Necesidad de cognición: las personas difieren en cuanto a su tendencia a pensar
profundamente sobre las cosas (Cacioppo y Petty, 1982).
• Necesidad de cierre cognitivo: las personas difieren en la rapidez con la que necesitan
atar los cabos sueltos cognitivos y pasar a tomar una decisión o emitir un juicio
(Kruglanski y Webster, 1996).
• Complejidad cognitiva: las personas difieren en la complejidad de sus procesos y
representaciones cognitivas (Crockett, 1965).
Las personas también difieren en el tipo de esquema que tienen sobre sí mismas (Markus,
1977; véase anteriormente en este capítulo). En general, los atributos que son importantes en Accesibilidad
nuestro esquema personal también lo son en la percepción esquemática de los demás (Markus, Facilidad para
Smith y Moreland, 1985). Las diferencias individuales en la accesibilidad crónica de los activar y recordar
categorías o
esquemas (es decir, uso frecuente, facilidad para recordar) también pueden influir de forma esquemas que
bastante obvia en el uso de los esquemas para percibir a los demás. Por ejemplo, Battisch, tenemos en nuestra
Assor, Messé y Aronoff (1985) llevaron a cabo un programa de investigación que demostró mente.

que las personas difieren en sus orientaciones habituales hacia los demás en la interacción social

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(algunas son más dominantes y controladoras, otras más dependientes y confiadas), y que esto
influye en el procesamiento esquemático.
Dos tipos de esquemas que han sido ampliamente investigados, y en los que las personas
difieren, son los esquemas de género y los esquemas políticos. Las personas tienden a diferir
en cuanto a la naturaleza tradicional de sus esquemas de género o los roles sexuales (Bem,
1981), y esto influye en la medida en que perciben a los demás como masculinos o femeninos
(véase el capítulo 10). Los esquemas políticos parecen basarse en la experiencia y
conocimientos políticos, y su uso predice una codificación rápida, un pensamiento enfocado
(capaz de concentrarse de manera sostenida) y un recuerdo relevante (Fiske, Lau y Smith, 1990;
Krosnick, 1990).

Adquisición de esquemas
Podemos adquirir esquemas de segunda mano: por ejemplo, podemos tener un “esquema de
profesor” basándonos sólo en lo que nos han contado sobre los profesores. Sin embargo, en
general, los esquemas se construyen, o al menos se modifican, a partir de encuentros con
miembros de una categoría (por ejemplo, exposición a profesores individuales leyendo sus
textos, en los medios de comunicación o cara a cara). La adquisición y el desarrollo de
esquemas implican varios procesos:
• Los esquemas se vuelven más abstractos, menos ligados a miembros concretos
(ejemplares), a medida que se encuentran más miembros (Park, 1986).
• Los esquemas se enriquecen y se hacen más complejos a medida que se encuentran más
casos: una mayor experiencia con una persona o un acontecimiento en particular
produce un esquema más complejo de esa persona o acontecimiento (Linville, 1982).
• Con el aumento de la complejidad, los esquemas también se organizan más
estrechamente: hay vínculos cada vez más complejos entre los elementos esquemáticos
(McKiethen, Reitman, Rueter, & Hirtle, 1981).
• Una mayor organización produce un esquema más compacto, que se asemeja a un único
constructo mental que puede activarse de manera "todo o nada" (Schul, 1983).
• Los esquemas se vuelven más resistentes: son más capaces de incorporar excepciones
en lugar de ignorarlas porque podrían amenazar la validez del esquema (Fiske y
Neuberg, 1990).
• En igualdad de condiciones, todo este proceso debería hacer que los esquemas fueran,
en general, más precisos, en el sentido de cartografiar con exactitud la realidad social.

Cambio de esquemas
Dado que los esquemas parecen ser precisos, dan una sensación de orden, estructura y
coherencia a un mundo social que, de otro modo, sería muy complejo e impredecible. Por eso,
los esquemas no cambian fácilmente (Crocker, Fiske y Taylor, 1984). Las personas son muy
resistentes a la información que socava un esquema: por lo general, hacen caso omiso de la
información o la reinterpretan. Por ejemplo, Ross, Lepper y Hubbard (1975) permitieron a los
participantes formarse impresiones sobre un individuo objetivo basándose en la información de
que el objetivo tomaba buenas o malas decisiones (acertando 24 o 10 ítems de un total de 25).
Aunque luego se les dijo que la información era falsa, los participantes mantuvieron sus

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impresiones y predijeron que en una tarea posterior el objetivo obtendría de media 19 o 14,5
aciertos.
Los abogados en Estados Unidos se aprovechan de ello. Introducen pruebas inadmisibles que
el juez ordena inmediatamente que no tenga en cuenta el jurado. Pero, por supuesto, una
impresión formada a partir de una prueba inadmisible no se desvanece sólo porque el juez haya
ordenado a los miembros del jurado que no la tengan en cuenta; la impresión persiste
(Thompson, Fong y Rosenhan, 1981).
La gente piensa mucho sobre sus esquemas, reuniendo todo tipo de pruebas de apoyo (Millar
y Tesser, 1986). Las personas también protegen sus esquemas basándose acríticamente en sus
propios juicios anteriores: justifican y racionalizan utilizando juicios anteriores, que a su vez se
basan en juicios aún más anteriores. La base original de un esquema concreto se pierde en la
Contabilidad
noche de los tiempos y rara vez se desentierra, y mucho menos se reexamina críticamente
Cambio gradual del
(Schul y Burnstein, 1985). esquema mediante
Sin embargo, los esquemas cambian si son realmente inexactos. Por ejemplo, un esquema la acumulación de
bits de información
que caracterizara a los leones como mascotas mimosas, bondadosas y juguetonas, como las que
inconsistente con el
se ven en un divertido programa de televisión, cambiaría drásticamente si nos encontráramos esquema.
con uno mientras caminamos por la naturaleza, ¡suponiendo que sobreviviéramos al encuentro!
Rothbart (1981) estudió cómo funciona la categorización social y sugirió tres formas en las que Conversión
Cambio repentino
pueden cambiar los esquemas: de esquema como
1. Contabilidad: cambios lentos ante la acumulación de pruebas. consecuencia de la
2. Conversión: cambio repentino y masivo una vez que se ha acumulado una masa acumulación
gradual de
crítica de pruebas que lo desmienten. información
3. Subtipificación: los esquemas se transforman en una subcategoría o subtipo para inconsistente con el
adaptarse a las pruebas que no los confirman. esquema

La investigación favorece el modelo de subtipificación (Weber y Crocker, 1983; véase el Subtipo


capítulo 11 para un análisis del cambio de estereotipos). Por ejemplo, una mujer que cree Cambio de
que los hombres son violentos podría, a través del encuentro con muchos que no lo son, formar esquema derivado
de información
un subtipo de hombres no violentos para contrastar con los hombres violentos. inconsistente en el
El cambio de esquema también puede depender de la medida en que los esquemas son lógica esquema, que
o experiencialmente desconfirmables (Reeder y Brewer, 1979) en comparación con los que no provoca la
formación de
pueden ser desconfirmados en absoluto. Un esquema que es lógicamente desconfirmable se subcategorías
cambia con relativa facilidad mediante una contraevidencia: si mi esquema de una desconocida
es que es honesta, es muy probable que una prueba irrefutable de que ha hecho trampas cambie
mi esquema (la gente honesta no hace trampas). Los esquemas que pueden desconfirmarse con
experiencia también se cambian con relativa facilidad: son aquellos para los que la probabilidad
de encontrar casos discrepantes es relativamente alta; por ejemplo, la amabilidad, porque se
muestra a menudo en la vida cotidiana (Rothbart y Park, 1986). Hay menos oportunidades de
demostrar cobardía, por ejemplo, por lo que un esquema de cobardía tiene menos
probabilidades de desconfirmarse en la práctica.

Codificación social
La codificación social se refiere a la forma en que los estímulos sociales externos se
representan en la mente del individuo. Existen al menos cuatro etapas clave (Bargh, 1984).
1. Análisis Preatento: exploración automática y no consciente del entorno.

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2. Focalización de la Atención: una vez percibidos, los estímulos se identifican y
clasifican conscientemente.
3. Comprensión: los estímulos adquieren significado.
4. Razonamiento Colaborativo: el estímulo se relaciona con otros conocimientos para
permitir inferencias complejas.
La codificación social depende en gran medida de lo que capta nuestra atención. A su vez, la
atención se ve influida por la saliencia, la intensidad y la accesibilidad.

Saliencia
Los estímulos que captan la atención son los estímulos salientes. En cognición social, la
Saliencia saliencia se refiere a la propiedad de un estímulo que hace que destaque en relación con otros
Propiedad de un estímulos. Pensemos en el segundo "¿Qué te parece?" del principio de este capítulo. Por
estímulo que hace
que destaque en ejemplo, un hombre solo destaca en un grupo de mujeres, pero no en un grupo de hombres; una
relación con otros mujer en las últimas etapas del embarazo destaca en la mayoría de los contextos, excepto en la
estímulos y atraiga clínica obstétrica; y alguien que lleva una camiseta brillante destaca en un funeral, pero no en
la atención.
la playa. La saliencia está "ahí fuera", es una propiedad del ámbito del estímulo. Las personas
pueden ser salientes porque:
• son novedosas (hombre solo, mujer embarazada) o llamativas (camiseta brillante) en
el contexto inmediato (McArthur & Post, 1977);
• se comportan de un modo que no se ajusta a lo que se esperaba de ellos como
individuos, como miembros de una categoría social concreta o como personas en
general (Jones y McGillis, 1976); o bien
• son importantes para sus objetivos, abarcan su campo visual o le han dicho que les
preste atención (Erber y Fiske, 1984; Taylor y Fiske, 1975; véase la figura 2.4).

Las personas destacadas atraen la atención y, en comparación con las no destacadas, tienden
a ser consideradas más influyentes en un grupo. También son más responsables personalmente
de su comportamiento y menos influenciables por la situación, y suelen ser evaluadas de forma
más extrema (McArthur, 1981; Taylor y Fiske, 1978; véase la figura 2.4). Como prestamos más
atención a las personas destacadas, éstas dominan nuestros pensamientos y, en consecuencia,
aumentan la coherencia (es decir, la organización y consistencia) de nuestras impresiones. Las
personas no recuerdan necesariamente más sobre las personas destacadas, sino que les resulta
más fácil acceder a una impresión coherente de la persona. Por ejemplo, imagine que no le
gustan los hombres muy altos. Si ahora acude a una fiesta en la que destaca un hombre
especialmente alto, puede tener una impresión muy negativa de él y pensar que dominaba la
conversación y se mostraba relativamente poco influenciable por los demás. Aunque no
recuerde necesariamente mucha información precisa sobre su comportamiento, se habrá
formado una impresión razonablemente coherente de él como persona.

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Antecedentes Consecuentes
• Novedad • Novedad
• Figural • Figural
• Comportamiento inusual • Comportamiento inusual para
para esa persona c ia esa persona
Salien
• Comportamiento inusual de • Comportamiento inusual de
las personas en general las personas en general
• Comportamiento inusual • Comportamiento inusual para
para las personas de esa las personas de esa categoría
categoría • La persona es importante
• La persona es importante para sus objetivos
para sus
Figura 2.4 Algunos objetivosy consecuencias de la relevancia social
antecedentes • Dominio del campo visual
• Dominio del
Para la cognición social, la saliencia
campo es principalmente una propiedad del estímulo en relación•conRecibir
otros estímulos
instrucciones de
del contexto social. Tiene consecuencias previsibles para la percepción, el pensamiento y el comportamiento.
visual vigilar a la persona
• Recibir instrucciones de •
vigilar a la persona
Vivacidad •
Mientras que la saliencia es una propiedad del estímulo en relación con otros estímulos en
un contexto determinado, la vivacidad es una propiedad intrínseca del propio estímulo. Los Vivacidad
Propiedad
estímulos vívidos son los que:
intrínseca de un
• Emocionalmente llama la atención (por ejemplo, un atentado terrorista); estímulo por sí
mismo que lo hace
• Concreta y provocadora de imágenes (por ejemplo, una descripción sangrienta y destacar y atraer la
detallada de un atentado terrorista); atención.
• Cercanos en el tiempo o lugar (por ejemplo, un atentado terrorista muy reciente en su
ciudad) (Nisbett & Ross, 1980).

Los estímulos vívidos deberían atraer la atención igual que los estímulos salientes y, por lo
tanto, deberían tener efectos cognitivos sociales similares. Sin embargo, la investigación no lo
ha confirmado (Taylor y Thompson, 1982). La información presentada de forma vívida (por
ejemplo, a través de la experiencia directa o de un lenguaje colorido acompañado de imágenes
o vídeos) puede ser más entretenida, aunque no más persuasiva, que la información presentada
de forma más gris o monótona. Los efectos aparentes de la viveza pueden atribuirse a menudo
a otros factores que coexisten con ella. Por ejemplo, los estímulos vívidos pueden transmitir
más información, por lo que puede ser la información y no la viveza lo que influya en la
cognición social.

Accesibilidad Accesibilidad
Activación de
A menudo, la atención no se dirige tanto por las propiedades de los estímulos "externos" categorías o
como por la accesibilidad o la facilidad para recordar categorías o esquemas que ya tenemos en esquemas
la cabeza (Higgins, 1996). La accesibilidad se produce cuando somos conscientes de las accesibles en la
memoria que
características de un estímulo que son muy accesibles en la memoria; nos vienen a la mente con influyen en cómo
facilidad y son útiles para dar sentido a la naturaleza intrínsecamente ambigua de la información procesamos la
información nueva.

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social. Son categorías que utilizamos a menudo, que hemos utilizado recientemente y que son
coherentes con los objetivos, necesidades y expectativas actuales (Bruner, 1957, 1958). Por
ejemplo, las personas que están muy preocupadas por la discriminación sexual (es decir, es una
categoría accesible) pueden darse cuenta de que ven sexismo a menudo en casi todas partes; se
activa fácilmente y se utiliza para interpretar su mundo social. Algunas categorías son
crónicamente accesibles, es decir, se activan habitualmente en muchos contextos (Bargh,
Lombardi y Higgins, 1988), lo que puede tener efectos generalizados. Bargh y Tota (1988)
sugieren que la depresión puede atribuirse en parte a la accesibilidad crónica de los
autoesquemas negativos.
La investigación sobre la accesibilidad expone a las personas a pistas que preparan categorías
específicas. Esto se hace de tal forma que las personas no detectan conscientemente el vínculo
entre el indicio y el esquema activado. Por ejemplo, los participantes de un experimento que
interpretan un comportamiento ambiguo después de procesar un concepto clave (Higgins,
Bargh y Lombardi, 1985). A los participantes se les expuso a las palabras o bien aventurero, o
bien temerario, y luego se les pidió que evaluaran la conducta de "navegar por los rápidos de
un río en canoa". La interpretación del comportamiento fue diferente en función del esquema
que activó la palabra clave. Por ejemplo, estudios realizados en Estados Unidos han demostrado
que las palabras relacionadas con los afroamericanos pueden activar categorías raciales. Así,
los participantes blancos interpretaron el comportamiento ambiguo como más hostil y agresivo,
lo que concuerda con los estereotipos raciales (Devine, 1989).

Saliencia
Los estímulos llamativos
captan nuestra atención. Un
desfile de Papás Noel, en sí
mismo una novedad, incluye
uno vestido de azul. Entonces,
¿quién capta la atención de la
multitud?

Este se denomina Estímulo


Saliente
Una vez activado, una categoría tiende a codificar los estímulos interpretándolos de forma
coherente con la categoría. Esto es especialmente cierto en el caso de los estímulos ambiguos.
Sin embargo, cuando las personas se dan cuenta de que una categoría ha sido activada, a
menudo contrastan los estímulos con la categoría: los interpretan de una manera incongruente
con la categoría (Herr, Sherman y Fazio, 1983; Martin, 1986). Por ejemplo, el género suele ser
una categoría accesible que se activa fácilmente y se utiliza para interpretar el comportamiento
(Stangor, 1988); pero si uno sabe que se ha activado el género, puede hacer un esfuerzo especial
para interpretar el comportamiento de una manera no sexista.

Memoria sobre las personas


El comportamiento social depende en gran medida de cómo almacenamos la información
sobre otras personas y, por tanto, de lo que recordamos de ellas (Fiske y Taylor, 2021; Martin
y Clark, 1990; Ostrom, 1989). Los enfoques psicológicos sociales de la memoria de las
personas se basan en las teorías psicológicas cognitivas de la memoria y adoptan principalmente
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lo que se denomina una red asociativa o modelo proposicional de la memoria (por ejemplo,
Baddeley, Eysenck y Anderson, 2009). La idea general es que almacenamos proposiciones (por
ejemplo, "El alumno lee el libro", "El libro es un texto de psicología social", "El alumno tiene
coleta") formadas por nodos o ideas (por ejemplo, libro, coleta, alumno, lee) que están
vinculados por relaciones entre ideas. Los vínculos son asociativos en la medida en que los
nodos están asociados a otros nodos (por ejemplo, estudiante y coleta), pero algunos vínculos
asociativos son más fuertes que otros. Los enlaces se hacen más fuertes cuanto más se activan
mediante el ensayo cognitivo (por ejemplo, recordando o pensando en las proposiciones), y
cuantos más enlaces diferentes haya a una idea específica (es decir, rutas de recuperación
alternativas), más probable es que se recuerde.
El recuerdo es un proceso en el que los nodos se activan y la activación se propaga a otros
nodos a lo largo de vínculos asociativos establecidos; por ejemplo, el nodo estudiante activa el
nodo cola de pelo porque existe un fuerte vínculo asociativo. Por último, se hace una distinción
entre la memoria a largo plazo, que es el vasto almacén de información que potencialmente se
puede traer a la mente, y la memoria a corto plazo (o memoria de trabajo), que es la cantidad
mucho menor de información que realmente se tiene en la conciencia, y es el centro de la
atención, en un momento específico.
Este tipo de modelo de memoria se ha aplicado a la memoria de las personas. En cuanto a
nuestra impresión general de alguien, es más probable que recordemos información incoherente
que coherente con nuestra impresión (Hastie, 1988a; Srull y Wyer, 1989; Wyer y Carlston,
1994). Esto se debe a que la información incoherente atrae la atención y genera más cognición
y pensamiento, lo que refuerza los vínculos y las rutas de recuperación. Sin embargo, no se
recuerda mejor la información incoherente cuando:
• ya tenemos una impresión bien establecida (Fiske y Neuberg, 1990);
• la incoherencia es puramente descriptiva y no evaluativa (Wyer y Gordon, 1982);
• estamos emitiendo un juicio complejo (Bodenhausen y Lichtenstein, 1987);
• tenemos tiempo después para pensar en nuestra impresión (Wyer & Martin, 1986).

Contenido de la memoria sobre personas


Piense en su mejor amiga. Te viene a la mente una enorme cantidad de detalles: lo que le
gusta y lo que no, sus actitudes, creencias y valores, sus rasgos de personalidad, las cosas que
hace, su aspecto, su ropa, a dónde suele ir. Esta información varía en términos de lo concreta y
directamente observable que es: va desde la apariencia, que es concreta y directamente
observable, pasando por el comportamiento, hasta los rasgos que no son directamente
observables, sino que se basan en la inferencia (Park, 1986). Este continuo se ve atravesado por
una tendencia general de las personas a agrupar los rasgos que son positivos y deseables y, por
separado, los que son negativos e indeseables.
La mayoría de los estudios sobre la memoria de las personas se centran en los rasgos. Los
rasgos se almacenan en la forma proposicional habitual ("Emilia es mala y desagradable"), pero
se basan en inferencias elaboradas a partir del comportamiento y las situaciones. El proceso de
inferencia se basa en gran medida en atribuciones causales del comportamiento de las personas
(véase el capítulo 3). El almacenamiento de información sobre rasgos se organiza en función
de dos continuos: la deseabilidad social (por ejemplo, cálido, agradable, amistoso) y la
competencia (por ejemplo, inteligente, trabajador, eficiente; véase Cuddy, Fiske y Glick, 2008;

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Fiske, Cuddy y Glick, 2007). Los recuerdos de rasgos pueden ser bastante abstractos y
“colorear” recuerdos más concretos de comportamiento y apariencia.
La conducta suele percibirse como una acción intencionada, por lo que la memoria del
comportamiento puede organizarse en función de los objetivos de las personas: la conducta
“Ana corre para coger el autobús” se almacena en función del objetivo de Ana de coger el
autobús. En este sentido, la conducta, aunque más concreta y observable que los rasgos, también
implica cierta inferencia: inferencia de propósito (Hoffman, Mischel y Mazze, 1981).
La memoria de la apariencia suele basarse en información concreta directamente observable
("Carlos tiene el pelo amarillo rebelde y la cara grande") y se almacena como una “imagen” y
no como una proposición. En otras palabras, la apariencia se almacena directamente, como una
imagen en la mente, que conserva toda la información espacial original, en lugar de como un
conjunto deconstruido de proposiciones que tienen un significado simbólico. Los estudios de
laboratorio revelan que somos extraordinariamente precisos a la hora de recordar caras: a
menudo podemos recordar caras con una precisión del 100% durante periodos de tiempo muy
largos (Freides, 1974). Sin embargo, tendemos a ser menos precisos a la hora de reconocer los
rostros de personas de una raza distinta a la nuestra (Malpass y Kravitz, 1969). Una de las
explicaciones es que simplemente prestamos menos atención a las caras de grupos externos o
las procesamos de forma más superficial (Devine y Malpass, 1985). De hecho, la codificación
superficial socava la memoria para las caras en general, y un remedio para la mala memoria
para las caras es simplemente prestar más atención (Wells y Turtle, 1988).
También somos notablemente imprecisos a la hora de recordar las apariencias en contextos
naturales en los que se requiere el testimonio de un testigo presencial, por ejemplo, al identificar
o describir a un desconocido al que hemos visto cometer un delito (Kassin, Ellsworth y Smith,
1989; Loftus, 1996). Esto se debe probablemente a que los testigos o las víctimas a menudo no
pueden ver bien y con claridad al delincuente: el delito puede ser aterrador, inesperado, confuso
y terminar rápidamente, y el delincuente puede ser visto sólo a través de la ventanilla sucia de
un coche o puede llevar una máscara u otro disfraz. En términos más generales, el testimonio
de un testigo presencial, aunque se exponga con confianza, debe tratarse con cautela (véase el
Cuadro 2.4). Sin embargo, el testimonio de los testigos oculares es más preciso si se cumplen
ciertas condiciones (Shapiro y Penrod, 1986; véase el Cuadro 2.5).

Memoria de
persona
¿Con qué precisión cree que podría
describir este drama callejero? ¿Fue
un robo? ¿Cuántas personas había?
¿Viste a alguna mujer? Si es así,
¿qué llevaban puesto?

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Cuadro 2.4 Nuestro mundo


El testimonio de los testigos oculares suele ser muy poco fiable
El 22 de julio de 2005, dos semanas después de los atentados terroristas del 7 de julio en Londres y al día
siguiente del atentado fallido del 21 de julio, un electricista brasileño que había estado bajo vigilancia
policial entró en la estación de metro de Stockwell, en Londres, vestido con un voluminoso abrigo de
invierno. Era un caluroso día de verano. Policías de paisano le siguieron hasta la estación y le ordenaron
que se detuviera. En lugar de eso, echó a correr, saltando las barreras y subiéndose a un metro. La policía
lo tiró al suelo y le disparó cinco veces en la cabeza. Hubo muchos testigos, que dieron versiones muy
distintas de lo sucedido. Según The Guardian (23 de julio de 2005, p. 3), un testigo ocular declaró que el
hombre había sido perseguido por tres policías de paisano y que se habían producido cinco disparos; otro
declaró que había diez policías armados con ametralladoras y que se habían producido entre seis y ocho
disparos; otro declaró que se habían producido disparos con una "pistola con silenciador"; otro declaró
que veinte policías llevaban grandes armas negras; otro declaró que el hombre llevaba un cinturón bomba
con cables y que se habían producido dos disparos.

Diferentes personas que presencian el mismo suceso pueden ver cosas muy distintas, especialmente
cuando la situación es rápida, confusa y aterradora. El testimonio de los testigos puede ser muy poco fiable.
Reflexiona sobre la tercera pregunta "¿Qué opinas?" del principio de este capítulo. ¿Mintió realmente
Donald Trump cuando afirmó que había manoseado a mujeres, o es posible que "recordara mal" este
suceso?

Organización de la memoria sobre personas


En general, recordamos a las personas como un conjunto de información sobre sus rasgos,
comportamiento y apariencia. Sin embargo, también podemos almacenar información sobre las
personas de una forma muy distinta: podemos agruparlas por atributos o grupos. La memoria
social, por tanto, puede organizarse por personas o por grupos (Pryor y Ostrom, 1981; véase la
figura 2.5). En la mayoría de los casos, el modo de organización preferido es por personas, ya
que produce recuerdos más ricos y precisos de las personas que se recuerdan con mayor
facilidad (Sedikides y Ostrom, 1988). (Recordemos que Sophia y Yinka tienen recuerdos
diferentes de Zander en la cuarta pregunta "¿Qué opinas?"). La organización por personas es
especialmente probable cuando las personas son significativas para nosotros porque son
personas conocidas y reales con las que esperamos interactuar en muchas situaciones concretas
(Srull, 1983).
La organización por pertenencia a un grupo es probable en los primeros encuentros con
desconocidos: se encasilla, describe y almacena a la persona en términos de atributos
estereotipados de una categoría social destacada (por ejemplo, edad, etnia, sexo; véase el
capítulo 10). Con el tiempo, la organización puede cambiar a una basada en la persona. Por
ejemplo, si recuerda a un profesor con el que sólo se ha cruzado un par de veces y que imparte
clases sobre un tema que no le interesa demasiado, lo más probable es que se organice en
función de las propiedades estereotipadas del grupo "profesores". Si conoces un poco mejor a
esa persona, es posible que tu memoria se reorganice gradual o repentinamente en términos del
profesor como persona individual distinta.

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Cuadro 2.5 Nuestro mundo


Factores que hacen más preciso el testimonio de los testigos oculares

Aunque el testimonio de los testigos oculares suele ser poco fiable, existen varias formas de mejorar su
precisión. Si:

El testigo:
regresa mentalmente a la escena del crimen para reinstaurar indicios adicionales;
ya ha asociado el rostro de la persona con otra información simbólica;
estuvo expuesto a la cara de la persona durante mucho tiempo;
declaró muy poco tiempo después del crimen;
está habitualmente atento al entorno exterior;
generalmente forma imágenes mentales vívidas.

La persona:
tenía un rostro que no se alteraba con el disfraz;
tenía menos de 30 años;
parecía deshonesto

Fuente: Shapiro y Penrod (1986); Valentine, Pickering y Darling (2003); Wells, Memon y Penrod (2006).

Giovanna es una cinéfila.


Ling es nadadora.
Información Personal
David es estudiante de medicina.
Giovanna es estudiante de medicina.
David es nadador

Información organizada por • Giovanna: cinéfila; estudiante de medicina


persona • David: estudiante de medicina, nadador
• Ling: nadador

Información organizada por • Cinéfilos: Giovanna


grupos • Estudiante de Medicina: Giovanna; David
• Nadadores: David; Ling.

Figura 2.5 Memoria de persona organizada por persona o por grupo


Podemos organizar la información sobre las personas de dos formas muy distintas. Podemos agrupar atributos bajo
personas individuales, o podemos agrupar personas bajo atributos o grupos.
Fuente: Basado en Fiske y Taylor (1991).

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Existe una perspectiva alternativa sobre la relación entre la memoria basada en la persona y
la memoria basada en el grupo, y es que pueden coexistir como formas de representación
esencialmente distintas (Srull y Wyer, 1989; Wyer y Martin, 1986). Estas formas distintas de
representación pueden estar asociadas con diferentes tipos de identidad que pueden tener las
personas, basadas en las relaciones interpersonales o en la pertenencia a un grupo. Esta idea es
coherente con la teoría de la identidad social, que es una teoría del comportamiento grupal como
algo muy distinto del comportamiento interpersonal (véase Hogg, 2018a; Hogg y Abrams,
1988; Tajfel y Turner, 1986; véase el capítulo 11).

Utilizar la memoria sobre personas


No es descabellado suponer que, al emitir juicios sociales, recurrimos a la memoria de las
personas. De hecho, parece que a veces lo hacemos, pero otras no. Hastie y Park (1986)
integraron los resultados de muchos estudios para llegar a la conclusión de que, por defecto, las
personas tienden a formarse impresiones de la gente en vivo, es decir, se basan
desproporcionadamente en los datos entrantes, que son asimilados por esquemas para producir
una impresión. Hay poca conexión entre la memoria y el juicio emitido. Es muy inusual que las
personas recurran a la memoria y emitan juicios basados en la memoria, pero cuando lo hacen
existe una mayor correlación entre la memoria y el juicio. Los objetivos y propósitos de las
personas en la interacción o la tarea enjuiciada influyen en el hecho de que emitan juicios o
impresiones en vivo o basados en la memoria.
El principio general es que el recuerdo de la información sobre otras personas mejora a
medida que el propósito de la interacción se vuelve psicológicamente más atractivo y menos
superficial (Srull y Wyer, 1986, 1989; Wyer y Srull, 1986). Las interacciones psicológicamente
atractivas conllevan un procesamiento de la información a un nivel más profundo que implica
la elaboración de vínculos más complejos y variados entre los elementos y, en consecuencia,
un recuerdo más integrado (Greenwald y Pratkanis, 1984). Paradójicamente, entonces, pedir a
alguien que memorice a otra persona (psicológicamente poco atractivo) será menos eficaz que
pedirle que se forme una impresión, lo que a su vez será menos eficaz que pedirle a alguien que
empatice. El Cuadro 2.6 muestra varios objetivos y cómo afectan a la memoria de las personas.

Arriba PERCEPTOR
Abajo
Lo que sabe y conoce

Lo que espera percibir

Lo que percibe

Características del Estímulo

Abajo
Arriba EL MEDIO

Figura 2.5 Esquema del procesamiento de información abajo-arriba y arriba-abajo

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El procesamiento abajo-arriba inicia el análisis de la información desde el nivel más bajo de estímulo sensorial, y
su procesamiento va hacia arriba, hacia niveles más altos del análisis perceptivo. Es habitual en situaciones poco
familiares en las que carecemos de información relevante y, también, en aquellos casos en que los estímulos son
claros y se perciben sin ambigüedad. Sin embargo, el procesamiento arriba-abajo, adopta la dirección opuesta: se
inicia con la activación de expectativas y conocimientos previos, y se mueve hacia abajo influyendo en la forma
en que interpretamos los estímulos. Para responder adecuadamente a la información procedente del medio, los
individuos necesitamos dar significado a los estímulos y construir una representación interna de la situación. Pero
esto es imposible si no se dispone de creencias, actitudes y expectativas almacenadas en la memoria.

Cuadro 2.6 Tu vida


Los objetivos y sus efectos en la memoria de las personas

Lo que recuerdes de las personas de tu vida depende en gran medida de lo que necesites o quieras
recordar de ellas, es decir, de tus objetivos de interacción y memoria. Piensa en cómo difieren tus
objetivos de memoria cuando la otra persona es un cajero de banco, una estrella de cine, un amigo
íntimo o un amante. Los psicólogos sociales han identificado varios objetivos de interacción social
y cómo afectan al recuerdo de otras personas.
Objetivo Efecto
Comprender Memoria limitada
Recordar Memoria variable, organizada de forma ad hoc, a menudo por categorías
psicológicamente irrelevantes.
Formase una impresión Buena memoria, organizada por rasgos

Empatizar Buena memoria, organizada por objetivos


Comparar con uno Excelente memoria, organizada por categorías psicológicas (rasgos u
mismo objetivos)
Interacción prevista Memoria excelente y bien organizada, el tipo de organización aún no está
claro
Interacción actual Memoria variable, en función del objetivo concurrente

Lo que recuerdes de las personas de tu vida depende en gran medida de lo que necesites o quieras
recordar de ellas, es decir, de tus objetivos de interacción y memoria. Piensa en cómo difieren tus
objetivos de memoria cuando la otra persona es un cajero de banco, una estrella de cine, un amigo
íntimo o un amante. Los psicólogos sociales han identificado varios objetivos de interacción social y
cómo afectan al recuerdo de otras personas.
Fuente: Basado en Fiske y Taylor (1991).

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Inferencia social
La inferencia social es, en muchos aspectos, el núcleo de la cognición social. Aborda los
procesos inferenciales (que pueden ser bastante formales y abstractos, o intuitivos y concretos)
que utilizamos para identificar, muestrear y combinar información para formar impresiones y
emitir juicios. Hay dos formas distintas de procesar la información social: (a) podemos basarnos
automáticamente en esquemas generales o estereotipos de forma deductiva descendente; o (b)
podemos basarnos deliberadamente en casos concretos de forma inductiva ascendente (Figura
2.5). Esta distinción aparece de distintas formas en la cognición social.
Ya hemos tratado la distinción entre el modelo configuracional de Asch (las impresiones se
basan en imágenes holísticas) y el modelo de álgebra cognitiva de Anderson (las impresiones
se basan en la integración de fragmentos de información). Más recientemente, Brewer (1988,
1994) ha propuesto un modelo de proceso dual que contrasta el procesamiento relativamente
automático de la información social basado en categorías con un procesamiento más deliberado
y personalizado basado en atributos. Estrechamente relacionado es el modelo continuo de Fiske
y Neuberg (1990; Fiske y Dépret, 1996), que hace una distinción similar entre las inferencias
basadas en esquemas y las basadas en datos.
De la investigación sobre actitudes surgen otras dos distinciones relacionadas (Eagly y
Chaiken, 1998; véase el capítulo 6 para más detalles). El modelo de elaboración-verosimilitud
de Petty y Cacioppo (1986b) distingue entre el procesamiento de la ruta central, en el que las
personas consideran la información de forma cuidadosa y deliberada, y el procesamiento de la
ruta periférica, en el que las personas toman decisiones rápidas basadas en estereotipos,
esquemas y otros atajos cognitivos. Casi idéntico es el modelo heurístico-sistemático de
Chaiken (Bohner, Moskowitz y Chaiken, 1995; Chaiken, Liberman y Eagly, 1989): las personas
procesan la información cuidadosa y sistemáticamente, o se basan automáticamente en Modelos
normativos
heurísticos cognitivos. Procesos ideales
En general, los investigadores de la cognición social han estudiado los procesos inferenciales para hacer
en comparación con los procesos ideales, denominados modelos normativos, que producen las inferencias sociales
precisas.
mejores inferencias posibles. En conjunto, estos modelos normativos se conocen como teoría
de la decisión conductual (Einhorn y Hogarth, 1981). Las estrategias intuitivas de inferencia Teoría de la
social implican una serie de sesgos y errores, que producen inferencias subóptimas, es decir, decisión conductual
Conjunto de
inferencias que no llegan a ser las descritas por los principios de la teoría de la decisión modelos
conductual (por ejemplo, Fiske y Taylor, 2021; Nisbett y Ross, 1980). normativos
(procesos ideales)
para realizar
Desviaciones de lo normativo inferencias sociales
precisas.

Recopilación y muestreo de información social


La primera etapa de una inferencia consiste en recopilar datos y extraer información de ellos.
Al hacer esto, la gente confía demasiado en los esquemas. Esto puede hacer que pasen por alto
información que es potencialmente útil o que exageren la importancia de información que es
engañosa. Por ejemplo, los miembros de los comités de selección creen que están evaluando a
los candidatos de forma objetiva basándose en la información proporcionada por el candidato.
Sin embargo, lo que ocurre a menudo es que los esquemas de persona se activan rápidamente,
y a menudo de forma inconsciente, y se utilizan como base para la evaluación de los candidatos.

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Esta dependencia de los esquemas personales se conoce como "juicio clínico" y, aunque no es
del todo malo, puede producir inferencias y juicios subóptimos (Dawes, Faust y Meehl, 1989).
La gente también puede dejarse influir demasiado por ejemplos extremos y muestras
pequeñas (las muestras pequeñas rara vez son representativas de poblaciones más grandes; esto
se llama la ley de los números pequeños); y puede no prestar atención a los sesgos en las
muestras y a lo típica que es una muestra de su población. En Europa, por ejemplo, los medios
de comunicación han dado mucha cobertura a los discursos de odio de los "islamistas" radicales
que promueven la violencia y el terrorismo antioccidentales. De ello, algunas personas pueden
deducir que todos los 1.800 millones de musulmanes del mundo se comportan así. Sin embargo,
esta deducción es errónea: se basa en información no representativa (la mayoría de los medios
de comunicación presentan casos extremos, no ordinarios) que retrata a una pequeña muestra
de musulmanes atípicos que se comportan de forma extrema.

Desviaciones de lo
normativo
Si confiamos demasiado en los
esquemas, podemos pasar por alto
detalles interesantes, prestar
demasiada atención a información
engañosa o, incluso, ¡algo peor!

Regresión a la media
Regresión
Los casos individuales suelen ser más extremos que la media de la población de la que
Tendencia a que las
observaciones proceden. A medida que aumenta el número de casos, se produce una regresión a la media de
iniciales de la población. Por ejemplo, un restaurante que acabas de visitar por primera vez puede haber
instancias de una
sido realmente excelente, lo que te lleva a ensalzar sus virtudes ante todos tus amigos. Sin
categoría sean más
extremas que las embargo, la siguiente vez que vas, resulta ser mediocre. En la siguiente visita, es
observaciones moderadamente bueno, y menos bueno en la siguiente. Este es un ejemplo de regresión. Es
posteriores.
probable que el restaurante sea en realidad moderadamente bueno, pero esto no se notaría en
una sola visita: habría que hacer varias. Cabría esperar que la gente controlara los efectos de la
regresión al formarse impresiones siendo conservadora y cautelosa al hacer inferencias a partir
de información limitada (es decir, uno o unos pocos casos o instancias). Sin embargo, la gente
tiende a no hacerlo: por lo general, ignora la regresión y no la tiene en cuenta a la hora de
formarse impresiones y emitir juicios (Kahneman y Tversky, 1973).
Sin embargo, se puede inducir a la gente a hacer inferencias más conservadoras si la
información inicial parece menos diagnóstica por la presencia de otra información. Por ejemplo,
saber que Hans da patadas a los gatos puede generar una impresión extrema y negativa de él:
dar patadas a los gatos es relativamente diagnóstico de ser una persona desagradable. Sin
embargo, si esta información se diluye (Nisbett, Zukier y Lemley, 1981) con otra información

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que indique que es un ecologista comprometido que escribe poesía, colecciona antigüedades,
conduce un híbrido y cuida de su madre enferma, es probable que la impresión sea menos
extrema, porque la tendencia a utilizar el diagnóstico "patea gatos" se debilita.

Información de línea base


La información de línea base es información general, normalmente objetiva y estadística, Información de
sobre toda una serie de acontecimientos. Por ejemplo, si supiéramos que sólo el 5% de los línea base
profesores universitarios dan conferencias realmente nefastas, o que sólo el 7% de los Información clara,
objetiva y
beneficiarios de la seguridad social prefieren estar en el paro a trabajar, se trataría de estadística sobre
información de línea base. Las investigaciones demuestran que la gente infrautiliza toda una clase de
acontecimientos.
crónicamente esta información a la hora de hacer inferencias, sobre todo cuando existen casos
anecdóticos más concretos (Bar-Hillel, 1980; Taylor y Thompson, 1982). Así pues, a partir de
las descripciones vívidas y coloridas que hacen los medios de comunicación de profesores
aburridos o de estafadores a la seguridad social, la gente tiende a inferir que se trata de
propiedades típicas de esas categorías, aunque tengan a mano la información de base pertinente.
La razón principal por la que se ignora la información de la línea base no es tanto que sea
pálida y poco interesante en comparación con los casos individuales vívidos, sino más bien que
la gente a menudo no ve la relevancia de la información de la tasa base, en relación con otra
información, para la tarea de inferencia (Bar-Hillel, 1980). La gente recurre más a la
información de línea base cuando queda claro que es más relevante que otra información (por
ejemplo, estudios de casos) para la tarea inferencial.

Covariación y correlación ilusoria


Los juicios de covariación son juicios sobre el grado de relación entre dos cosas. Son
esenciales para la inferencia social y constituyen la base de los esquemas (los esquemas, como
hemos visto antes, son creencias sobre la covariación de comportamientos, actitudes o rasgos).
Para juzgar con precisión la covariación -por ejemplo, la relación entre el color del pelo y lo
bien que se lo pasa uno-, debemos tener en cuenta el número de rubias que se divierten y el de
las que no se divierten, y el número de morenas que se divierten y el de las que no se divierten.
El método científico proporciona procedimientos estadísticos formales que podríamos utilizar
para evaluar la covariación (Capítulo 1).
Sin embargo, al realizar juicios de covariación, las personas se quedan muy lejos de las
prescripciones normativas (Alloy y Tabachnik, 1984; Crocker, 1981). En general, esto se debe
a que están influidos por suposiciones previas (es decir, esquemas) y tienden a buscar o
reconocer sólo la información coherente con los esquemas; por lo general, las personas no están
interesadas en desconfirmar sus preciados esquemas. Así, al evaluar la relación entre el color
Correlación ilusoria
del pelo y la diversión, la gente puede tener disponible el esquema social de que "las rubias se
Exageración
divierten más", y los ejemplos de rubias que se divierten vendrán a la mente mucho más cognitiva del grado
fácilmente que las rubias que lo pasan mal o las morenas que se lo pasan en grande. de co-ocurrencia de
dos estímulos o
Cuando las personas suponen que existe una relación entre dos variables, tienden a
eventos, o la
sobrestimar el grado de correlación o a ver una correlación donde en realidad no existe ninguna. percepción de una
Este fenómeno, denominado correlación ilusoria, fue demostrado por Chapman (1967), que co-ocurrencia
donde no existe.
presentó a los estudiantes listas de palabras emparejadas como león/tigre, león/huevos,
beicon/huevos, floraciones/cuadernos y cuadernos/tigre. Los alumnos tenían que recordar con

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qué frecuencia se emparejaba cada palabra. Aunque todas las palabras se emparejaban el mismo
Significado
asociativo número de veces con todas las demás, los participantes sobrestimaban los emparejamientos
Correlación ilusoria significativos (p. ej., beicon/huevos) y los distintivos (p. ej., floraciones/cuadernos, palabras
en la que se percibe que eran mucho más largas que todas las demás palabras de la lista).
que los ítems van
juntos porque Chapman razonó que existen dos bases para la correlación ilusoria: el significado asociativo
"deberían" ir (los elementos parecen ir juntos porque "deberían" hacerlo, basándose en expectativas previas);
juntos, basándose y distintividad emparejada (se cree que los elementos van juntos porque comparten alguna
en expectativas
previas. característica inusual).
La correlación ilusoria basada en la distinción puede ayudar a explicar los estereotipos, sobre
Distintivos todo los estereotipos negativos de los grupos minoritarios (Hamilton, 1979; Hamilton y
emparejados
Correlación ilusoria Sherman, 1989; Mullen y Johnson, 1990; véase también el capítulo 11). Hamilton y Gifford
en la que los (1976) hicieron que los participantes recordaran afirmaciones que describían dos grupos, A y
elementos se B. Había el doble de afirmaciones sobre el grupo A que sobre el grupo B, y había el doble de
perciben como
pertenecientes a un afirmaciones positivas que negativas sobre cada grupo. Los participantes recordaron
mismo grupo erróneamente que había más frases negativas (las menos comunes) emparejadas con el grupo
porque comparten B (el grupo menos común). Cuando se repitió el experimento pero con más afirmaciones
alguna
característica negativas que positivas, los participantes sobrestimaron el número de afirmaciones positivas
inusual. emparejadas con el grupo B.
En la vida real, los acontecimientos negativos son distintivos porque se perciben como más
raros que los positivos (Parducci, 1968), y los grupos minoritarios son distintivos porque la
gente suele tener relativamente pocos contactos con ellos. Por lo tanto, se cumplen las
Favoritismo condiciones de la correlación ilusoria basada en el carácter distintivo. También hay pruebas de
Endogrupal
que los estereotipos negativos de los grupos minoritarios se basan en el significado asociativo:
Tendencia de los
miembros de un la gente tiene ideas preconcebidas de que los atributos negativos van con los grupos
grupo a favorecer, minoritarios (McArthur y Friedman, 1980).
beneficiar o valorar
Aunque la correlación ilusoria puede estar implicada en la formación y el uso de estereotipos,
mejor a los
miembros de su su papel puede estar limitado a situaciones en las que las personas realizan juicios basados en
propio grupo en la memoria y no en vivo (McConnell, Sherman y Hamilton, 1994); después de todo, primero
comparación con
necesitan recordar información distintiva o asociativa para luego realizar una correlación
los miembros de
otros grupos. Esto ilusoria.
puede llevar a un Desde un punto de vista más radical, puede afirmarse que los estereotipos no son "ilusorios"
trato preferencial
en absoluto. Por el contrario, son procesamientos racionales, incluso deliberados, que
hacia los miembros
del endogrupo y a diferencian al endogrupo (mi grupo) de los exogrupos (grupos a los que no pertenezco) de
la discriminación forma que favorecen evaluativamente al endogrupo (favoritismo endogrupal) (Leyens, Yzerbyt
hacia los miembros
del exogrupo.
y Schadron, 1994; McGarty, Haslam, Turner y Oakes, 1993; Oakes, Haslam y Turner, 1994).
Las diferencias estereotipadas son funcionalmente adaptativas. Para el poseedor de un
estereotipo, se trata de un proceso "real" en el que estas diferencias se acentúan automática y
estratégicamente al categorizarse como miembro de uno de los grupos.

Heurística
Ya hemos visto lo ineptos que somos, en comparación con los estándares de la teoría de la
decisión conductual, a la hora de hacer inferencias. Quizá se deba a que disponemos de una
memoria a corto plazo limitada para el procesamiento en vivo, pero de una enorme capacidad
para la memoria a largo plazo: en comparación con un ordenador, la primera es RAM (memoria
de acceso aleatorio) y la segunda, capacidad de disco duro. Por tanto, merece la pena almacenar

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la información de forma esquemática en la memoria a largo plazo y recurrir a los esquemas
para ayudar a la inferencia. Por lo tanto, es probable que la inferencia social se base en gran
medida en la teoría y los esquemas, con la consecuencia de que está sesgada hacia prácticas
inferenciales conservadoras y que apoyan los esquemas. A pesar de ello, y de ser tan malos en
la inferencia social, los humanos parecen salir adelante. El proceso puede ser adecuado para la
mayoría de nuestras necesidades inferenciales la mayor parte del tiempo, y deberíamos estudiar
los procesos "adecuados" en lugar de los óptimos.
Precisamente con esta idea en mente, Tversky y Kahneman (1974; Kahneman & Tversky,
1973) han detallado los tipos de atajos cognitivos, llamados heurísticos, que la gente utiliza
para reducir la resolución de problemas complejos a operaciones de juicio más sencillas. Los
tres heurísticos clave son: (1) representatividad, (2) disponibilidad y (3) anclaje y ajuste.

Heurístico de representatividad
Heurística de la
A la hora de decidir la probabilidad de que una persona o un acontecimiento pertenezcan a representatividad
una categoría u otra, la gente suele limitarse a estimar el parecido superficial del caso con un Un atajo cognitivo
miembro típico o medio de la categoría. El heurístico de representatividad es un juicio de en el que las
instancias se
relevancia que no tiene en cuenta la información de la línea base, el tamaño de la muestra, la asignan a
calidad de la información y otros principios normativos. No obstante, es rápido y eficaz, y la categorías o tipos
mayoría de las veces produce inferencias suficientemente precisas para nuestros fines. Por basándose en la
similitud o
ejemplo, consideremos la siguiente información: "Steve es muy tímido y retraído, siempre semejanza general
servicial, pero con poco interés por la gente o por el mundo real. Es una persona tranquila y con la categoría.
ordenada que necesita el orden y la estructura, y siente pasión por los detalles" (Tversky y
Kahneman, 1974). El heurístico de la representatividad llevaría rápidamente a deducir que
Steve es bibliotecario y no, por ejemplo, agricultor, cirujano o trapecista, y en general eso sería
probablemente correcto.

Heurístico de disponibilidad Heurística de


disponibilidad
El heurístico de disponibilidad se utiliza para inferir la frecuencia o probabilidad de un Atajo cognitivo en
acontecimiento en función de la rapidez con que nos vienen a la mente casos o asociaciones. el que la frecuencia
o probabilidad de
Cuando los casos están fácilmente disponibles, tendemos a inflar las frecuencias de ocurrencia. un acontecimiento
Por ejemplo, la exposición a muchas noticias de los medios de comunicación sobre extremistas se basa en la
musulmanes violentos hará que esa información esté disponible y tenderá a inflar nuestra rapidez con la que
acuden a la mente
estimación de la frecuencia general de musulmanes violentos. Del mismo modo, al formarnos instancias o
una impresión de Paul, que lleva el pelo corto, botas grandes y bastón, podemos sobrestimar la asociaciones.
probabilidad de que sea violento porque acabamos de ver la película La naranja mecánica.
En muchas circunstancias, la disponibilidad es adecuada como base para hacer inferencias;
al fin y al cabo, las cosas que se nos ocurren con facilidad son probablemente bastante
abundantes. Sin embargo, la disponibilidad está sujeta a sesgos, ya que no controla factores
como la exposición idiosincrásica a muestras inusuales.

Anclaje y ajuste
Anclaje y ajuste Un atajo cognitivo
Al hacer inferencias, a menudo necesitamos un punto de partida -un ancla- a partir del cual, en el que las
inferencias se
y con el cual, podemos ajustar las inferencias posteriores (por ejemplo, Wyer, 1976). El anclaje vinculan a normas
y el ajuste es una heurística que vincula las inferencias a normas iniciales. Así, por ejemplo, las o esquemas
iniciales.
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inferencias sobre otras personas suelen estar ancladas en creencias sobre nosotros mismos:
decidimos lo inteligente, artística o amable que es otra persona con referencia a nuestro propio
autoesquema. Los anclajes también pueden proceder del contexto inmediato. Por ejemplo,
Greenberg, Williams y O'Brien (1986) descubrieron que los participantes en un estudio sobre
jurados simulados a los que se les pidió que contemplaran primero el veredicto más duro lo
utilizaron como ancla a partir de la cual sólo se hicieron pequeños ajustes, y se emitió un
veredicto relativamente duro. Los participantes a los que se instruyó para que considerasen
primero el veredicto más benévolo también lo utilizaron como ancla, emitiendo posteriormente
un veredicto relativamente benévolo.

Mejorar la inferencia social


La inferencia social no es óptima: somos parciales, tergiversamos personas y acontecimientos
y cometemos errores. Sin embargo, muchas de estas deficiencias pueden ser más aparentes que
reales (Funder, 1987). Los experimentos de cognición social y neurociencia social se realizan
en contextos no naturales para los que nuestros procesos de inferencia no están bien adaptados.
En la realidad, los procesos de inferencia intuitiva pueden funcionar bien en la vida cotidiana.
Por ejemplo, al encontrarse con un pit bull terrier en la calle, podría ser muy adaptativo confiar
en la disponibilidad (cobertura mediática de ataques de pit bull terriers) y huir automáticamente
en lugar de adoptar procedimientos normativos que requieren más tiempo. Lo que es un error
en el laboratorio puede no serlo sobre el terreno.
No obstante, los errores inferenciales pueden tener a veces graves consecuencias. Por
ejemplo, los estereotipos negativos de grupos minoritarios y las decisiones grupales subóptimas
pueden deberse en parte a errores inferenciales. En este caso, se puede ganar algo estudiando
formas de mejorar la inferencia social. El principio básico es que la inferencia social mejorará
en la medida en que dependamos menos de estrategias inferenciales intuitivas. Esto puede
lograrse mediante la educación formal en pensamiento científico y racional, así como en
técnicas estadísticas (Fong, Krantz y Nisbett, 1986; Nisbett, Krantz, Jepson y Fong, 1982).

Afecto y emoción
La cognición social se centra en el pensamiento más que en las emociones, pero en los
últimos años se ha producido una "revolución afectiva" (por ejemplo, Forgas, 2006; Forgas y
Smith, 2007; Haddock y Zanna, 1999; Keltner y Lerner, 2010; Wetherell, 2012). La
investigación se ha preguntado cómo los sentimientos (afecto, emoción, estado de ánimo)
influyen y son influidos por la cognición social.
Por lo general, en ausencia de acontecimientos que provoquen emociones intensas, las
personas están de buen humor y se sienten felices. La razón es evolutiva: los comportamientos
asociados al buen humor promueven la autoprotección y el éxito reproductivo (Diener,
Kanazawa, Suh y Oishi, 2015). Sin embargo, cuando se producen acontecimientos que
provocan emociones más marcadas, las cosas cambian. Diferentes situaciones (funeral, fiesta)
evocan diferentes emociones (triste, feliz), pero también la misma situación (examen) puede
evocar diferentes emociones (amenaza, desafío) en diferentes personas (estudiante débil,
estudiante competente).

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Antecedentes del afecto


Las personas procesan información sobre la situación y sus esperanzas, deseos y capacidades,
y en función de estas valoraciones cognitivas se producen diferentes reacciones afectivas y
respuestas fisiológicas. Dado que la respuesta afectiva (emoción) es, fundamentalmente, un
modo de preparación para la acción ligado a valoraciones de daño y beneficio, el proceso de
valoración es continuo y en gran medida automático (véase el Cuadro 2.7).
Basándose en una distinción entre valoraciones primarias simples y valoraciones secundarias
más complejas, la investigación ha demostrado que las valoraciones primarias relacionadas con
si algo es bueno/malo, o quizás inofensivo/peligroso, se producen en la "amígdala". Ésta es la
parte del "cerebro antiguo" responsable de las reacciones emocionales rápidas relacionadas con
el sistema autónomo que tienen un claro valor de supervivencia (Baxter y Murray, 2002;
Russell, 2003).
De ahí que las valoraciones primarias generen emociones con una rapidez cegadora, mucho
antes del reconocimiento consciente del objetivo de la valoración (Barrett, 2006). Por ejemplo,
las personas con fobia a las serpientes mostraban signos fisiológicos de terror incluso cuando
veían fotos de serpientes con tanta rapidez que ni siquiera podían reconocer las imágenes
(Öhman y Soares, 1994). Además, cuando las personas se centran en estímulos negativos en
lugar de positivos, la actividad cerebral puede ser especialmente rápida (Ito, Larsen, Smith y
Cacioppo, 1998).
Las valoraciones secundarias generan emociones más complejas y más lentamente. Por
ejemplo, la envidia es una emoción compleja en la que sentimos que nos hemos perdido algo
agradable y valioso, pero otros no. El grado de envidia que sentimos está muy influido por la
valoración contrafáctica de "podría haber sido yo", y se siente con más intensidad si el resultado
deseado que nos hemos perdido casi se consigue (Van den Ven y Zeelenberg, 2015).
Jim Blascovich y sus colegas han propuesto un modelo biopsicosocial de regulación del
arousal para describir cómo el desafío y la amenaza motivan el rendimiento y crean emociones
relacionadas con el acercamiento y la evitación (Blascovich, 2008; Blascovich, Mendes,
Tomaka, Salomon y Seery, 2003; Blascovich y Tomaka, 1996; Seery 2013). Si los recursos
percibidos igualan o superan la demanda, las personas experimentan una sensación de desafío
que motiva emociones y comportamientos relacionados con el acercamiento (lucha); si los
recursos percibidos son inadecuados para satisfacer la demanda, las personas experimentan una
sensación de amenaza que motiva emociones y comportamientos relacionados con la evitación
(huida).

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Cuadro 2.7 Lo más destacado de la investigación


Cómo decidimos cuándo responder afectivamente

Según Richard Lazarus y Craig Smith, la respuesta afectiva se basa en siete valoraciones, que
pueden formularse como preguntas que las personas se hacen a sí mismas en situaciones concretas.
Hay dos conjuntos de dimensiones de valoración, primaria y secundaria, que son relevantes para
todas las emociones.

Evaluaciones primarias
1. ¿Qué relevancia (importancia) tiene lo que está ocurriendo en esta situación para mis
necesidades y objetivos?
2. ¿Es congruente (bueno) o incongruente (malo) con mis necesidades u objetivos?

Evaluaciones secundarias
Estas valoraciones están relacionadas con la responsabilidad y el afrontamiento.
1. ¿Soy responsable de lo que está ocurriendo en esta situación?
2. ¿Cómo de responsable es alguien o algo?
3. ¿Puedo actuar sobre esta situación para que se parezca más a lo que quiero?
4. ¿Puedo manejar y adaptarme a esta situación sea como sea?
5. ¿Espero que esta situación mejore o empeore?

Juntas, estas siete dimensiones de valoración producen una amplia gama de respuestas afectivas
y emociones. Por ejemplo, si algo fuera importante y malo y estuviera causado por otra persona,
sentiríamos rabia y estaríamos motivados para actuar hacia la otra persona de forma que se arreglara
la situación. Si algo fuera importante y malo, pero causado por nosotros mismos, sentiríamos
vergüenza o culpa y estaríamos motivados para enmendar la situación.
Fuente: Lazarus (1991); Smith y Lazarus (1990).

Consecuencias del afecto


El afecto, la emoción y el estado de ánimo influyen en el pensamiento, los juicios y la
Modelo infusión de
conducta. El modelo infusión de afecto describe los efectos del estado de ánimo en la cognición
afecto
La cognición está social, con la predicción de que la infusión afectiva sólo se produce cuando las personas
impregnada de procesan la información de una manera abierta y constructiva que implica la elaboración activa
afecto, de modo
de los detalles del estímulo y la información de la memoria (Forgas, 1994, 1995, 2002).
que los juicios
sociales reflejan el Según Forgas, hay cuatro formas distintas en que las personas pueden procesar la
estado de ánimo información sobre los demás:
actual.
• Acceso directo: acceden directamente a esquemas o juicios almacenados en la
memoria.
• Procesamiento motivado: forman un juicio basado en motivaciones específicas para
alcanzar un objetivo o "reparar" un estado de ánimo existente.

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• Procesamiento heurístico: se basan en varios atajos cognitivos o heurísticos.
• Procesamiento sustantivo: construyen deliberada y cuidadosamente un juicio a partir
de una variedad de fuentes informativas.
Los estados de ánimo actuales no influyen en los juicios que implican un acceso directo o un
procesamiento motivado, pero sí afectan a los juicios que implican un procesamiento heurístico
o un procesamiento sustantivo. En estos últimos casos, la cognición está impregnada de afecto,
de modo que los juicios sociales reflejan el estado de ánimo actual, ya sea indirectamente (el
afecto prepara el juicio objetivo) o directamente (el afecto actúa como información sobre el
objetivo). Por ejemplo, en el procesamiento heurístico, el estado de ánimo puede ser en sí
mismo un heurístico que determine la respuesta: estar de mal humor produciría una reacción
negativa hacia otra persona (es decir, congruencia del estado de ánimo). En el procesamiento
sustantivo, cuanto más deliberamos, mayor es el efecto de congruencia del estado de ánimo.
El afecto influye en la memoria social y en el juicio social: por ejemplo, las personas tienden
a recordar más fácilmente la información congruente con su estado de ánimo que la información
incongruente con su estado de ánimo, y juzgan más positivamente a los demás y a sí mismas
cuando están de buen humor. En consonancia con el modelo de infusión afectiva, el efecto del
estado de ánimo en la autopercepción es mayor en los aspectos periféricos que en los centrales
del yo: los aspectos periféricos están menos firmemente arraigados y, por tanto, requieren más
elaboración y procesamiento que los aspectos centrales (por ejemplo, Sedikides, 1995). Los
estereotipos también se ven afectados por el estado de ánimo. Estar de buen humor puede
aumentar la confianza en los estereotipos cuando la pertenencia a un grupo no es muy relevante
(Forgas y Fiedler, 1996), pero el afecto negativo puede animar a las personas a corregir las
evaluaciones negativas de los grupos externos que se hayan hecho de forma precipitada
(Monteith, 1993).
Una consecuencia concreta de la infusión de afecto es el efecto de la emoción en la toma de
decisiones. Solemos pensar que la emoción es contraproducente en la toma de decisiones
porque inyecta irracionalidad al proceso. Zeelenberg y colaboradores sostienen intrigantemente
lo contrario: que las emociones ayudan a tomar decisiones al priorizar y centrar la atención y
establecer objetivos de comportamiento (Zeelenberg, Nelissen, Breugelmans y Pieters, 2008).
Las emociones no son sólo una cuestión de valencia (buena frente a mala); cada emoción es
bastante distintiva, acompañada con un componente cognitivo diferente que representa un
significado y encarna objetivos que especifican y motivan la conducta. Por ejemplo, el
arrepentimiento, la decepción, la culpa y la vergüenza son todas afectivamente negativas, pero
cada una tiene significados subjetivos diferentes y fomentan decisiones y conductas posteriores
distintas.

Regulación de las emociones


Las personas no siempre expresan sus emociones. Por ejemplo, las sociedades colectivistas
desaprueban la expresión abierta de las emociones (véase el capítulo 16). Un conjunto de cinco
estudios de archivo sobre la expresión de orgullo por parte de atletas olímpicos y de concursos
nacionales confirmó la diferencia cultural general (los medallistas chinos expresaron menos
orgullo que los estadounidenses), pero también descubrió que esto sólo ocurría cuando los
atletas chinos superaban a los no chinos. Cuando los deportistas chinos superaban a otros
deportistas chinos, no expresaban orgullo, mientras que los deportistas estadounidenses
siempre expresaban orgullo, independientemente de a quién superaran (Van Osch, Zeelenberg
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y Breugelmans, 2016).
Esto plantea la cuestión más amplia de cómo y cuándo regulamos la expresión de nuestras
emociones: si tu objetivo es mantener la calma, ¿cómo inhibes la expresión de tus sentimientos
de ira o ansiedad? La investigación converge en la idea de que las personas regulan sus
emociones, y lo hacen para avanzar en sus propios objetivos (Gross, 2014, 2015; Koole, 2009).
Por ejemplo, alguien puede decidir no mostrar su enfado en una situación concreta, para hacer
frente a la situación (objetivo instrumental) o para sentirse feliz (objetivo hedónico).
Webb y sus colegas adoptan una perspectiva de control de la acción que se centra en la
autorregulación (Webb, Schweiger Gallo, Miles, Gollwitzer y Sheeran, 2012). El fracaso a la
hora de regular las emociones es el resultado de las dificultades con las tareas de
autorregulación de identificar la necesidad de regular, decidir si regular y cómo regular y poner
en práctica una estrategia de regulación. Las personas pueden superar eficazmente estas
dificultades mediante la formación de intenciones de implementación o la participación en la
planificación "si-entonces".

Más allá de la cognición y la neurociencia


Aunque la investigación sobre el afecto y la emoción ha avanzado mucho en los últimos años,
siguen existiendo una serie de interrogantes y se han planteado algunas cuestiones críticas. Por
ejemplo, las medidas de autoinforme de las valoraciones que hacen las personas de un estímulo
pueden ser poco fiables (Parkinson y Manstead, 1992), ya que se basan en la semántica y están
influidas por motivaciones y metas comunicativas. En consecuencia, necesitamos saber más
sobre cómo se vinculan las valoraciones primarias a la valencia, la novedad, la saliencia o la
intensidad de un estímulo. También necesitamos comprender cómo las valoraciones primarias
dan lugar a experiencias conscientes (Keltner y Lerner, 2010).
La investigación de la cognición social sobre el afecto y la emoción, que es lo que hemos
tratado en este capítulo, tiende a centrarse en los procesos cognitivos y, cada vez más, en la
neurociencia subyacente de las emociones primarias básicas. Sin embargo, el afecto y la
emoción son aspectos críticos de la vida en grupo y de las relaciones intergrupales: en la
actualidad existe una creciente literatura sobre emociones colectivas e intergrupales, que
analizamos en el capítulo 11 (por ejemplo, Goldenberg, Halperin, Van Zomeren y Gross, 2016;
Iyer y Leach, 2008; Mackie, Maitner y Smith, 2009).
Margaret Wetherell (2012) también se ha preocupado de que la psicología social
contemporánea del afecto y la emoción esté demasiado vinculada a la exploración de los
procesos cognitivos y neurológicos asociados a las emociones simples o básicas. Nos recuerda
que nuestra vida emocional se ve afectada de manera significativa por una amplia gama de
emociones complejas y matizadas que pueden estar mucho más estrechamente vinculadas al
lenguaje y la semántica integrados en el discurso cotidiano. Las emociones, tanto sentidas como
expresadas, sirven para comunicarse con los demás y "hacer cosas".

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¿Dónde está lo "social" en la cognición


social?
La psicología social siempre ha descrito los procesos y estructuras cognitivas que influyen
en el comportamiento social y se ven influidos por él, y no cabe duda de que la cognición social
moderna, que no surgió realmente hasta finales de la década de 1970, ha realizado enormes
avances en esta dirección. Sin embargo, algunos críticos se preguntan si la cognición social ha
tenido demasiado éxito. Puede que haya llevado a la psicología social demasiado lejos en la
dirección de la psicología cognitiva y, más recientemente, de la neurociencia, al tiempo que ha
desviado la atención de muchos de los temas tradicionales de la psicología social. Existe la
preocupación de que no haya nada "social" en la cognición social (Kraut & Higgins, 1984;
Markus & Zajonc, 1985; Moscovici, 1982; Zajonc, 1989).
Muchos de los procesos y estructuras cognitivos sociales que se describen parecen estar poco
afectados por el contexto social y parecen representar con mayor precisión la cognición asocial
que opera sobre estímulos sociales (es decir, personas). En este sentido, los críticos han Reduccionismo
calificado la cognición social de reduccionista (véase el capítulo 1) y se han centrado en tres Explicación de un
fenómeno en
áreas principales de preocupación: (1) no tratar adecuadamente el lenguaje y la comunicación, términos del
que son dos variables fundamentalmente sociales; (2) no tratar los procesos de interacción lenguaje y los
humana; y (3) no articular los procesos cognitivos con procesos interpersonales, grupales y conceptos de un
nivel de análisis
sociales más amplios. Sin embargo, hay excepciones: por ejemplo, la investigación de Maass y inferior,
Arcuri (1996) sobre el lenguaje y los estereotipos (véase el capítulo 15), y la investigación normalmente con
sobre la autocategorización del yo colectivo y el comportamiento de grupo (Turner, Hogg, pérdida de poder
explicativo.
Oakes, Reicher y Wetherell, 1987; véase el capítulo 11). Ha habido un intento más sistemático
de (re)socializar la cognición social (por ejemplo, Abrams y Hogg, 1999; Levine, Resnick y
Higgins, 1993; Moskowitz, 2005; Nye y Bower, 1996; Wyer y Gruenfeld, 1995).
Sin embargo, una vertiente de la cognición social se ha movido en la dirección opuesta, hacia
un mayor reduccionismo, bajo el disfraz de neurociencia social (por ejemplo, Harmon-Jones y
Winkielman, 2007; Lieberman, 2010; Ochsner, 2007; Ochsner y Lieberman, 2001). La
neurociencia social, que se centra en los correlatos cerebrales del comportamiento, parecería
sufrir todos los problemas de la cognición social tradicional, pero aún más: la asignación de
comportamientos sociales complejos a la actividad eléctrica y química localizada en el cerebro.
Aunque los defensores de la neurociencia social ven en esta forma específica de
reduccionismo mucho valor y una contribución fundamental a la psicología social, muchos
otros psicólogos sociales se muestran cautelosos y se preguntan cómo el conocimiento de qué
parte del cerebro "se ilumina" puede ayudarnos a entender comportamientos sociales complejos
como la negociación, los dilemas sociales y la conformidad. Por ejemplo, Fine (2010) ha
utilizado el término "neurosexismo" para expresar su preocupación por que las tendencias
reduccionistas de la neurociencia social y los estudios de RMf sobre las diferencias de género
puedan reforzar los estereotipos de género. Para un análisis de los pros y los contras de la
neurociencia social a la hora de explicar los procesos de grupo y las relaciones intergrupales,
véase Prentice y Eberhardt (2008).

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Resumen
• La cognición social se refiere a los procesos y estructuras cognitivos que afectan al
contexto social y se ven afectados por él. Se supone que las personas tienen una capacidad
limitada para procesar la información y son unos avaros cognitivos que toman todo tipo de
atajos cognitivos; o son unos estrategas motivados que eligen, en función de sus objetivos,
motivos y necesidades, entre una serie de estrategias cognitivas.
• Las impresiones generales que nos formamos de otras personas están dominadas por
estereotipos, información desfavorable, primeras impresiones y construcciones personales
idiosincrásicas. Al formarnos impresiones de otras personas, ponderamos los componentes
y luego los promediamos de formas complejas; o bien determinados componentes pueden
influir en la interpretación y el significado de todos los demás componentes y dominar la
impresión resultante.
• Los esquemas son estructuras cognitivas que representan conocimientos sobre personas,
acontecimientos, roles, el yo y el procesamiento general de la información. Una vez
invocados, los esquemas sesgan todos los aspectos del procesamiento de la información y
la inferencia de tal forma que el esquema permanece intacto.
• Las categorías son conjuntos difusos de características organizadas en torno a un prototipo.
Están estructuradas jerárquicamente en términos de inclusividad, de forma que las
categorías menos inclusivas son subconjuntos de categorías más amplias y más inclusivas.
El proceso de categorización acentúa las similitudes intracategoriales y las diferencias
intercategoriales percibidas en dimensiones que una persona cree que están correlacionadas
con la categorización. Este efecto de acentuación es la base de los estereotipos, pero
requiere tener en cuenta las relaciones intergrupales para ofrecer una explicación completa.
• Al procesar información sobre otras personas, tendemos a confiar en esquemas
relacionados con subtipos, estereotipos, estados de ánimo actuales, rasgos fácilmente
detectables, categorías accesibles e información relevante para nosotros mismos. Sin
embargo, las personas dependen menos de los esquemas cuando aumenta el coste de hacer
una inferencia errónea, cuando el coste de ser indeciso es bajo y cuando las personas son
conscientes de que el procesamiento esquemático puede ser inexacto.
• Con el tiempo, los esquemas se vuelven más abstractos, complejos, organizados,
compactos, resistentes y precisos. Son difíciles de cambiar, pero pueden ser modificados
por información inconsistente con el esquema, principalmente mediante la formación de
subtipos.
• La codificación de la información está muy influida por la saliencia de los estímulos y por
la accesibilidad cognitiva de los esquemas existentes.
• Recordamos a las personas principalmente por sus rasgos, pero también por su
comportamiento y apariencia. Pueden almacenarse cognitivamente como personas
individuales o como miembros de una categoría.
• Los procesos que utilizamos para hacer inferencias distan mucho de ser ideales. Nuestros
esquemas nos dominan, no tenemos en cuenta los efectos de regresión ni la información
de línea base y percibimos correlaciones ilusorias. Recurrimos a atajos cognitivos
(heurísticos) como la representatividad, la disponibilidad y el anclaje y ajuste, en lugar de

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a técnicas óptimas de procesamiento de la información.
• El afecto y la emoción se sustentan cognitivamente en la valoración de la responsabilidad
y de nuestras necesidades, objetivos y capacidad para hacer frente a una demanda en una
situación concreta. A su vez, el afecto influye en la cognición social: sólo infunde
cognición social cuando las personas procesan la información de un modo abierto y
constructivo que implica la elaboración activa de detalles del estímulo e información de la
memoria.
• La cognición social ha sido criticada por ser demasiado cognitiva y por no relacionar
adecuadamente los procesos y estructuras cognitivos con el lenguaje, la interacción social
y la estructura social, fracasando en consecuencia a la hora de abordar muchos temas de
interés central para la psicología social. Esta situación ha mejorado en los últimos años; sin
embargo, la neurociencia social puede ser presa de estas limitaciones de una forma aún
mayor.

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