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SALVEMOS LA COMUNICACIÓN

La comunicació n es siempre un intento de relacionarse, de compartir con los demá s. Má s


que el ordenador o el Internet, el teléfono mó vil es el que mejor simboliza esa revolució n
de la comunicació n que siempre está presente. La comunicació n es, pues, un derecho de
todos, una suerte de servicio pú blico de la vida, con dos dimensiones complementarias.

Comunicar es ser, es decir, buscar la propia identidad y la autonomía. Pero también es


admitir la importancia del otro, por ende, reconocer nuestra dependencia de él y la
incertidumbre de ser comprendidos por él.

- Comunicar no es un juego de niños:

Esto explica la complejidad real de toda situació n de comunicació n. La dimensió n


funcional, como indica su nombre, ilustra el hecho de que, en las sociedades modernas,
muchas informaciones son, simplemente, necesarias para el funcionamiento de las
relaciones humanas y sociales. Las dos dimensiones, normativas y funcionales, remiten a
los dos sentidos del término «comunicació n».

La comunicació n es siempre un proceso má s complejo que la informació n, pues se trata de


un encuentro con una «devolució n», por ende, con un riesgo. Ya no hay un vínculo directo,
como hubo durante mucho tiempo, entre aumento del volumen de la informació n y
aumento de la comunicació n.

La informació n no reduce la parte de la imaginació n, sino que la aumenta en funció n de los


contextos de recepció n. De modo que lo que se necesita revisar es toda una concepció n
racional de la informació n.

- De la aldea global a la torre de Babel:

La comunicació n se complicó aú n má s en los ú ltimos treinta añ os a causa de los adelantos


técnicos. La visibilidad del mundo no basta para volverlo má s comprensible. Nunca ha sido
tan fá cil enviar mensajes de una punta del mundo a la otra, pero, paralelamente, la
recepció n es cada vez má s problemá tica debido a la visibilidad creciente de las diferencias
culturales, políticas, sociales o religiosas. Las técnicas son homogéneas, pero el mundo es
heterogéneo.

Ese descubrimiento, experimentado en el plano individual, se vuelve mundial y refuerza la


desconfianza con respecto a esa comunicació n que es má s inasible a medida que nos
acercamos a ella. Cuanto má s ingresan en la mundializació n, má s quieren los hombres
afirmar sus raíces. La elecció n ya no es entre identidad y apertura, todos queremos ambas.

Con la comunicació n triunfante, la cuestió n de la identidad no está detrá s sino delante de


nosotros. Los hombres quieren la identidad y la comunicació n a la vez. Es decir,
convertirse en un factor de desestabilizació n, un acelerador de conflictos culturales. De
modo que puede transformarse en el chivo expiatorio de todo lo que no es soportable en
un mundo transparente donde los individuos y los grupos se sienten impotentes. Es
mucho mayor el grado de amenaza que sufre la comunicació n que la que ella misma pueda
causar.
COMENTARIO:

Ahora que sabemos que la comunicació n en la actualidad depende de un gran porcentaje


del internet y la tecnología, podemos destacar que esto es un bien y un mal a la vez. Si bien
es cierto, la tecnología es la mejor herramienta que tenemos para poder expandir nuestra
comunicació n, puede llegar a ser un arma en contra de los demá s. En esta lectura
aprendimos que el uso de la sociología para entender el comportamiento de la sociedad es
necesario para resolver conflictos de todo aspecto, incluso el tecnoló gico.

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