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El método de la Ética
En tanto se desarrolla y aclara este tema, es necesario distinguir el Método de la
Ética en cuanto a saber teórico, además de saber práctico.
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A. El Método de la Ética como saber teórico
Para la elaboración del saber, la mente humana procede de dos formas: por
inducción o por deducción. En el caso de la inducción, se pasa de la observación
de los hechos particulares del individuo a la formulación de leyes o principios de
carácter universal. Para el caso de la deducción el proceso se da de manera inversa,
las leyes o principios universales son aplicados a cada caso particular.
La Ética, vista como disciplina filosófica, utiliza y combina ambos métodos: el inductivo y
el deductivo. Es una realidad que el fenómeno moral tiene una existencia desde siempre
y es anterior a cualquier especulación filosofía que se haya planteado a lo largo de
la historia de la humanidad, Marlasca (1997). Para evitar caer en el vacío, la ética, para
comenzar, debe servirse del método inductivo, observando y examinando con mucho
detenimiento las costumbres, las mores del ser humano, conocer el fenómeno moral
y los datos de la conciencia moral para, de este modo, intentar de interpretarlos y
encontrar su verdadero significado. En este sentido, la Ética hace uso de un método
empírico inductivo. Sin embargo, no puede limitarse a esto dado que, la Ética no dice
cómo son ni cómo actúan las personas, más bien, esta trata de cómo deben ser y
actuar en la sociedad que se desarrollen. Kant (1981) dice que “Entre el ser y el deber ser
hay un salto, un hiatus, algo así como una distancia infranqueable.” Las experiencias
vividas le dan al ser humano hechos y no valores, como lo son; el ser, no el ser. De ahí
que el deber no puede ser deducido del ser, así solo se caería en lo que fue llamado por
E. Moore falacia naturalista. Esta puede ser explicada como el intento de concluir porque
una cosa o acción sea conforme a la naturaleza, o sea natural, y de este modo también
buena desde un punto de vista moral.
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B. El método de Ética como saber practico
Si partimos de este ideal, no tendrían porque existir las cárceles ni las penas
capitales para sancionar a los delincuentes, lo que se requiere es de buenos
maestros de virtudes, buenas instituciones de enseñanza de todos los niveles, que
formen de la mejor forma a la juventud para que de este modo aprendan a actuar y
caminar sobre el camino del bien. Este es un ideal lleno de optimismo, si se quiere
analizar: al individuo se le educa moralmente y de este modo se le puede mejorar
su actuar. A la vez esta formación y progreso moral se logran, principalmente, con
una buena Educación. Aunque sea difícil de admitir, sobre este ideal de Sócrates, es
que descansa todo el sistema pedagógico occidental. En este sistema pedagógico
occidental se parte de que el mejoramiento de la sociedad es alcanzado mediante
una buena educación. De ahí que se le dé tanta importancia al tema en la actualidad,
dado que sería la única forma de ayudar a mejorar la raza humana.
Por otro lado, otra manera extrema de responder al interrogante de cómo enseñar
los valores, sería admitir simplemente, que tanto las virtudes como los valores no se
pueden ni enseñar, ni transmitir. Por lo tanto, es tarea de cada individuo adquirir el
conocimiento de estos y que esa forma de adquirirlos es única, personal, misteriosa
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e transferible del individuo.
Esta posible respuesta está totalmente en contra de la anterior y como se refleja
en una frase famosa del poeta latino Ovidio Nasón: “veo el bien y lo pruebo, y sin
embargo hago el mal.”. O sea, el ser humano actúa mal conscientemente, a veces,
aunque quiera no puede realizar el bien. Aunque se trate de un ideal pesimista,
lamentablemente, es el que acerca más a la realidad y a la experiencia universal
del ser humano.
En concreto, la Ética como saber, teórico, práctico, sistemático, etc., puede ser
enseñado y asimilado como un saber teórico, pero esto no implica que el sujeto
que domina la teoría de la Ética a la perfección la ponga en la práctica. Como podría
ser el caso del jefe de una empresa, conoce perfectamente lo que es la justicia,
con respecto a los sueldos que debe pagar, pero a la hora de llevarlo a la práctica,
decide pagar a su conveniencia; sin ser nada justo aun sabiendo que su empresa
está obteniendo ganancias satisfactorias del trabajo de esos empleados.
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valores como actos.
LA ÉTICA PERSONAL Y LA ÉTICA SOCIAL
Como ya se ha mencionado, la Ética puede ser dividida y estudiada de diversas
formas. Como Ética Personal y Ética Social sería, quizás, la forma más importante
forma en que ha sido dividida, ya que hace relación al hombre como ser individual
y como integrante de la sociedad. A la vez, se suele hablar de una Ética general o
generalizada, que vendría a abarcar los principios generales del actuar humano: qué
son y en qué consisten los valores morales, los criterios que distinguen al bien del
mal, el acto humano, la libertad, la responsabilidad, la honradez, etc. También, se cita
una Ética especial que aplica todas esas normas y principios de carácter general a
la situación en la que se encuentre el individuo.
Como se dijo párrafos anteriores, la distinción más importante que se logra hacer de
la Ética, son la Ética Personal y la Social. Para introducir este tema se parte de que
la Ética es necesaria tanto en lo personal como en lo social. En este sentido también
se pueden dar exageraciones en un sentido o en otro. Esto dado a que están los
que opinan de que el hombre es solo un ser social cayendo en el descuido de la
dimensión individual y personal de la persona, y por otro lado los que solo piensan
en el lado individual del ser humano, dejando fuera la parte social.
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El peligro de caer en exageraciones radica en que el hombre no podría tener anhelos,
ni exigencias propias, ni problemas, sería nada más el hombre masificando que
encuentra la perfección en caminar sobre el camino que trace la sociedad. Por otra
parte, si se cae en la exageración de que el hombre es solo un ser individual y se
defiende solo su carácter personal y único, se cae en el error de olvidar la dimensión
social, los compromisos con los semejantes y, en lo extremo de esta situación se
caería en un individualismo feroz. Como Aristóteles digiera: “La virtud consiste en
un justo medio entre dos extremos viciosos.” En este caso ese justo medio del que
se habla, sería el concebir la idea de hombre en el centro de ambas dimensiones la
personal y la social, dado que se debe tener características de ambas.
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B. El individuo como ser social
Aristóteles enseñó que “… el hombre es, por naturaleza, un animalito político.” Con
esto no estaba haciendo alusión a que debía estar sumergido en el ambiente
político o que su vivir solo tenía ese sentido, más bien lo decía en el sentido social
de ser parte de la polis o sociedad. De ahí que no se pueda concebir la idea de un
ser individual sin requerimiento de los demás. Por lo tanto, gracias a que el hombre
es un producto social es que este tiene acceso al mundo de la cultura, la cual logra
humanizar al individuo social. Desde este punto de vista nace la idea de que la Ética
es social.
El hombre debe adaptarse a las normas que previamente se han dado ¿Quién las
da? Pues la respuesta sin dudar sería que es la sociedad quien las da. La cultura
y la sociedad en la que se vive, es la que da las normas al individuo, desde que se
nace ya están estas normas establecidas y se han dado con certeza de que guiaran
y orientaran al individuo. La Ética debe ser constitucionalmente social porque el ser
humano lo es. Dado que, tanto las normas sociales como la conciencia moral son la
interiorización del tribunal moral de la sociedad en vivo.
Entonces tenemos dos Éticas la personal y la social que son a la vez una sola
Ética dado que no se pueden separar las naturalezas personal y social del ser
humano. Esta situación es claramente ejemplificada por Sócrates quien se vio en
esa incertidumbre, por una parte se negó a ser infiel a su conciencia, sobre la
existencia de la vida después de la muerte, esa sería la dimensión personal y, por
otra parte, no quiso quebrantar las leyes atenienses, o sea la dimensión social y, por
esto fue que tomo la decisión de tomar la cicuta.
Por instantes de la historia ha existido una Ética eminentemente personal, así como
en otros momentos se ha dado privilegio a una Ética social, sin embargo en la post-
modernidad se vuelve a la idea de una Ética individualista. Lo más idóneo para el
universo seria encontrar ese punto medio, entre ambas dimensiones, una Ética
de responsabilidad, que tenga en cuenta las consecuencias sociales de los actos
del hombre, pero que a la vez, no deje inermes e indefensos, a los hombres, de las
decisiones del Estado.
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LA PROFESIÓN Y LA ÉTICA PROFESIONAL
La aplicación de las normas Éticas fundamentales en determinada profesión es
lo que se conoce como Ética Profesional. También se le conoce con el nombre de
Deontología, Ética aplicada, o Moral casuista, las cuales llevan a examen los casos
morales que se van presentando en los diferentes contextos sociales, profesionales
o laborales.
Lo que es una profesión se define, para este efecto, según Marlasca (1997) partiendo
de cinco aspectos:
Para desarrollar un poco cada uno de los aspectos anteriores, en primer lugar,
para ser un profesional, se debe haber pasado por una amplia especialización en la
rama que se desea desempeñar, comprobable mediante títulos académicos que se
encuentren acreditados por las instancias correspondientes. En segundo lugar, la
persona no puede cambiar con facilidad de profesión, lo que permite esto son los
oficios, dado que una profesión compromete al individuo a desempeñarla de por vida.
En tercer lugar, la forma de saber si una profesión es valiosa o inútil, es mediante
el estudio de mercado de la misma, es responsabilidad de la persona hacer este
paso, tanto la persona que decide una profesión para prepararse como aquel que
requiere contratar a un profesional en cierta área. En cuarto lugar, las profesiones
son establecidas según los requerimientos de la sociedad, de ahí
que estas estén en constante cambio. Por último, la palabra
honorarios, según Marlasca (1997), desciende de tiempos antiguos
donde el profesional no recibía dinero o especies en forma de pago
por sus servicios sino, que lo que recibía eran los simples honores
de su desempeño, pero como bien se sabe, el profesional es una
persona de carne y hueso que tiene necesidades al igual que el
resto, y de ahí que se deben pagar los ser vicios que
este preste.
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La profesión debería ser concebida como fruto de una elección o vocación en
particular, dado a que es el resultado de muchos años de carencias económicas y
penosas preparaciones de carácter universitario. Además, que como consecuencia
de todo esto es justo que el profesional reciba una remuneración económica superior
a la estimada o establecida para trabajadores no-profesionales. Sin embargo esto
lo que ha venido creando es un abismo entre ambas, entre la profesión y el oficio.
¿Qué hay detrás de esta distinción? Detrás de esta se encuentra una concepción
antropológica oculta además, de toda una valoración del trabajo humano. Aunque,
a veces, no suene congruente y cueste distinguirse, tras esta distinción se esconde
la división social de la Antigüedad. Pero aunque nos cueste admitir esto, no ha
desaparecido del todo las consideraciones negativas del trabajo manual que siguen
siendo evidentes en la sociedad actual.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Marlasca. López. A. (1997). Introducción a la ética. (1er edición). Editorial EUNED, Costa Rica
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