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Capítulo 1. Escuchar.

Una de las cuestiones más importantes a tener en cuenta cuando hablamos de mezclas, masters y del
procesamiento de audio en general, se trata de tener un sistema de escucha fiable que nos proporcione
información veraz acerca de lo que estamos haciendo, y saber escuchar lo que nos está diciendo para tomar
decisiones acertadas.

Una de las cuestiones a las que no merece mucho la pena dedicar atención es al tema de la potencia de salida
que ofrecen los monitores que quieras comprar para tu estudio. Es más razonable dedicar el dinero a sistemas
de monitorización cuyo diseño se encuentre más orientado a brindarnos información en la que se pueda
confiar, que a aquellos que nos proporcionen simplemente más volumen. Otra cuestión a tener en cuenta
sería el tema de los altavoces hi-fi, que nos brindarán un sonido agradable pero no quiere decir que sean
transparentes, lo más probable es que no lo sean.

Teniendo en cuenta que no existe un sistema de monitorización totalmente transparente, debemos de


conocer el carácter de los altavoces que utilicemos. De esta manera, sabremos que matices nos están
ofreciendo, y acostumbrarnos a ellos es un paso importante para ello.

1.1.1 Bass-reflex y la respuesta en frecuencia

Se trata de los sistemas que cuentan con agujeros o huecos que resuenan para suplir la falta de contenido en
bajas frecuencias que nos proporciona el altavoz, debido al reducido tamaño del woofer. Esto dará lugar a una
serie de consecuencias:

- El hecho de tener una pareja de monitores que hagan uso de este sistema bass-reflex, nos está
proporcionando una información sesgada del contenido de baja frecuencia.
- Dependiendo de la fundamental de las notas tocadas una línea de bajo, nos daremos cuenta de que el
volumen varía conforme esas fundamentales se encuentren más o menos cerca de la frecuencia o
frecuencias resonantes del puerto del sistema.
- Si tenemos unas frecuencias fundamentales cuya amplitud no se corresponde con la realidad, no
podremos juzgar la amplitud del contenido armónico, que probablemente se encuentre en una zona
más plana del espectro frecuencial.
- A la hora de procesar una secuencia de drums pasará algo parecido, ya que, si por ejemplo estamos
usando una referencia comercial, puede que la mayoría de la energía de nuestro kick sea pobre en los
30 hercios, pero que nuestra referencia tenga la mayoría de la energía en los 50 hercios, donde
nuestro sistema de monitorización bass-reflex no es tan pobre. Por ello, probablemente acabaremos
subiendo el fader de nuestro kick más de lo necesario.

Efectos secundarios de los sistemas bass-reflex

Cuando hablamos de este tipo de sistemas, tenemos que tener en cuenta las resonancias alterarán el decay de
los transitorios, ya que después estos, las resonancias añadirán cierta cola que hará que los transitorios sean
menos afilados de lo que nos pensamos. Otro efecto secundario es que las resonancias pueden enmascarar las
verdaderas frecuencias fundamentales de la señal, confundiéndonos.

Por otra parte, sí que es cierto que a pesar de que el sistema bass-reflex posee una frecuencia de resonancia
como frecuencia fundamental, es realmente complicado que mientras el altavoz está en funcionamiento
reproduciendo una señal más amplia en el espectro, ese agujero resonante se mantenga sin resonar
completamente. Por lo que ya no sólo se verá sesgada la señal de una línea de bajo o un kick, sino que
probablemente, los efectos secundarios, aunque no de forma tan notable, se extiendan a lo largo del espectro.

Continuando con esta cuestión acerca de las colas que pueden añadir estos elementos resonantes, existen
ciertos diagramas que en vez de sólo representar una respuesta en frecuencia tomando las variables de
frecuencia y amplitud, añaden la variable del tiempo. Entonces se realizan mediciones. Se reproduce a través
del altavoz una señal full-range, la cual dejaremos de enviar al mismo de forma repentina. En los sistemas
ventilados (ported speakers), el altavoz no dejará de emitir señal, sino que existirá cierto decay añadido que
dejará sonando durante varios milisegundos frecuencias a lo largo del espectro. Cómo bien se expone en las
gráficas de la página 8, en los sistemas sellados (unported speakers), esta problemática apenas es notable,
mientras que no podemos decir los mismo del caso contrario. Y también como podemos ver en estos
diagramas, la cuestión involucra a las frecuencias medias por debajo de los 1000 hercios.

Si reproducimos a través de un altavoz de este estilo un barrido de frecuencias, nos daremos cuenta de que
conforme nos acercamos a la frecuencia resonante, los tonos puros se van ensuciando aparte de que el
volumen aumenta de forma desproporcionada. Como otro argumento para no recomendar el uso de este tipo
de equipos es la cuestión de que dos de los monitores de mezcla más influyentes son los Yamaha NS10 y los
Auratone 5C Super Sound Cube. Curiosamente los dos modelos no utilizan puertos bass-reflex y son sistemas
sellados.

Soportes para altavoces y más hardware montable

La instalación del monitor afecta a la calidad sonora que este nos proporciona. Unas de las recomendaciones
que se deben de seguir es que usemos soportes que mantengan al altavoz lo más firme posible, ya que, si este
se mueve en simpatía a las excursiones del woofer, el low end puede ser ensuciado. Si nuestros estantes no
cumplen del todo con este cometido, puede ser recomendable colocar una losa de pavimento debajo del
altavoz, o bien algo de goma puede ayudar a fijar el agarre al soporte. Otra cuestión a tener en cuenta es la
transmisión de resonancias a los elementos sobre los cuales instalamos los altavoces, que distorsionaría la
señal entregada por nuestro sistema de monitorización de la señal.

En cuanto a los soportes dedicados, tenemos que tener en cuenta que estos incluso poseen ciertos huecos que
pueden ser rellenados con arena, por ejemplo, para lidiar mejor con las transmisiones de resonancias a la
superficie del estante. Otra alternativa es usar plataformas de espuma de alta densidad debajo de los
altavoces.

Posicionando los altavoces

El posicionamiento de los monitores se trata de una cuestión crítica. Las mediciones de las especificaciones de
un altavoz se realizan on-axis, esto es, justo enfrente de él. Esto supondrá que, si no situamos los altavoces
orientados justo hacia nosotros, debido a la alta direccionalidad de las frecuencias agudas, perderemos
detalles de la parte alta del espectro. Basta con reproducir una señal de ruido rosa y dar vueltas en nuestra
sala de control, y nos daremos de que la captación de agudos varía considerablemente. También tenemos que
tener en cuenta que las altas frecuencias son más fácilmente absorbidas que el resto, por ello, debemos de
mantener una visión directa entre nosotros y los drivers, sin obstáculos de por medio.

La fase

Hacemos aquí un pequeño inciso para hablar de la fase. Las sumas y las cancelaciones de fase entre señales
reales, es decir, no señales puras, da lugar a que en ciertas frecuencias se den cancelaciones totales o bien
parciales de frecuencia, mientras que, en otras zonas del espectro, la suma es total. En el libro nos habla de que
cuando dos señales idénticas que cubran un amplio rango en el espectro frecuencial sean retrasadas entre sí,
conforme el delay sea más largo, las cancelaciones de fase se irán desplazando a la zona baja del espectro y
desapareciendo de la zona alta del mismo. Esto se da debido a las diferencias entre las longitudes de onda. El
autor, sin embargo, también nos advierte de que, en las mezclas corrientes, las consecuencias de las
interacciones entre las distintas fases no son tan catastróficas como nos expone con distintos ejemplos, debido
a las diferencias de niveles entre señales, y debido a que no se mezclan señales idénticas.

El tema de hacia dónde apuntan los altavoces no es sólo una cuestión del plano horizontal. Tenemos que tener
en cuenta que, en la mayoría de los altavoces, la caja acústica se encuentra perfilada en la zona del tweeter. El
objetivo de esto es el hecho de conseguir una mayor amplitud de la radiación de las frecuencias agudas,
incrementando el área del sweet spot. Pero sin embargo esto sólo ocurre en el plano horizontal, y no en el
plano vertical. Otra cuestión acerca de la importancia de la orientación de los altavoces en el plano vertical es
el tema de que las cajas acústicas suelen disponer de más de un driver. Estos se encuentran dispuestos de
forma vertical. Si no los orientamos correctamente, existirán diferencias de tiempo entre la llegada de la señal
emitida por unos drivers y otros. Esto puede dar lugar a las típicas cancelaciones de fase dadas con señales
“reales”, efecto conocido como filtro peine. Concluyendo con esta cuestión, se debe de tener en cuenta las
frecuencias del crossover entre drivers, es decir, aquellas frecuencias emitidas por ambos. Generalmente,
cuando hablamos de monitores de campo cercano, hablamos también de dos drivers, lo que hace que el
crossover recaiga en la zona de los medios. Por lo tanto, el filtro peine del que hablamos se acentuará en esta
pequeña franja de frecuencias coincidentes en ambos drivers, lo que socavará nuestra capacidad de mezcla en
decisiones que tengan que ver con frecuencias medias.

Monitorización estéreo

Para poseer una monitorización realmente estéreo, debemos de tener ambos altavoces a iguales distancias
respecto de nuestra posición de escucha. Esto es necesario debido a que el cerebro percibe una señal como
proveniente de una dirección dependiendo del oído al que llegue primero. De esta manera, siendo la señal del
canal L y R bastante parecidas a pesar de que se traten esencialmente de dos señales con sus diferencias,
dejaremos de tener una señal estéreo como tal, sino que percibiremos una imagen estéreo adulterada, ya que
se plegará sobre uno de los dos canales.

Otro de los errores en cuanto a la colocación de los monitores es alejarlos mucho entre sí. De esta manera se
pierde estabilidad, ya que perdemos claridad de la imagen central de la señal estéreo. Otra de las cuestiones a
las que debemos de atender, es a la colocación de los propios monitores y de la posición de escucha de forma
simétrica respecto de la sala. De esta manera, no habrá un desbalance entre las reflexiones recibidas de un
lado u otro, cuestión que también afectaría a la fiabilidad de la imagen estéreo.

Por último, debemos de asegurarnos que nuestros altavoces no se encuentran con la fase invertida entre sí.
Esto se puede comprobar con un test de imagen estéreo. Lo que estaría ocurriendo es que la claridad de
nuestra imagen estéreo, sobre todo respecto de lo que ambos canales comparten, esto es, el canal central,
sería realmente extraña y deficiente. Es entonces cuando debemos de comprobar (en caso de que
descubramos que tenemos esta problemática) que los terminales de nuestros altavoces (positivo y negativo),
se encuentran correctamente conectados con los terminales respectivos del amplificador.

Lidiando con las reflexiones acústicas

Tenemos que tener en cuenta que el sonido no llega sólo a nuestros oídos, sino que se esparce por todo el
espacio en la sala en la que nos encontremos. Esto, hará que cierta cantidad de la señal se refleje, haciendo
que ciertas cancelaciones parciales de fase modifiquen la respuesta en frecuencia de la señal que emite
nuestro sistema de monitorización. Continuando con esta temática, debemos de mencionar que las primeras
reflexiones provienen de las superficies más cercanas al sistema de monitorización, como, por ejemplo, la
superficie sobre la que estés trabajando. Las reflexiones que provengan de superficies que se encuentren a
más de 3 metros de nuestros monitores, llegarán con un delay y una disminución de la amplitud de las mismas
que no supondrán un problema palpable.

En cuanto a la imagen estéreo y los subwoofers, no es algo que realmente sea preocupante por así decirlo.
Existen profesionales que abogan por una flexibilidad de la posición del subwoofer en cuanto a los sistemas de
dos monitores complementados con un subwoofer (sistemas 2:1). A pesar de que la imagen estéreo se capte
principalmente a través de las frecuencias agudas debido a que son directivas, se recomienda colocar el
subwoofer a la misma distancia de la posición de escucha que los otros dos monitores, para no comprometer
el timing de las bajas frecuencias.

Espuma acústica sí, pero con moderación

El tema del tratamiento de ciertas reflexiones haya una solución económica, que serían las láminas o capas de
espuma acústica. En primer lugar, es recomendable que invirtamos un poco más de dinero en unas láminas un
poco más gruesas de lo que vendrían siendo unos 5 centímetros, ya que si no es muy limitado el rango de
frecuencias que pueden ser absorbidas por ese panel.

Como en muchas otras situaciones, siempre hay un pero. El uso excesivo de este recurso proporciona una
absorción en un rango de lo que vendrían siendo las frecuencias agudas. Por un lado, la involucración de la
señal indirecta sobre la directa sería aniquilada en su mayoría, pero sólo en cierto rango de frecuencias. Esto
da lugar a una situación auditivamente antinatural. Nos encontramos con una sala en la que las reflexiones de
altas frecuencias han sido aniquiladas, pero en la que los medios y graves campan a sus anchas, dando lugar a
cancelaciones de fase, problemáticas como los modos propios sin tratar, entre otros.

Una opción más económica que nos ofrece Mike Senior se trata del uso de cortinas gruesa, y el uso de mantas
y edredones en caso de que nuestro presupuesto sea muy limitado.

Superficies límite

Conforme vamos acercando un monitor a la pared que resida detrás suya, el delay dado entre las reflexiones
proporcionadas por esa superficie y la señal directa es menor. De esta manera, la cancelación de fases cada
vez va siendo menor, hasta que las reflexiones se tratan de una señal que actúa como refuerzo sonoro. Sin
embargo, este refuerzo los percibiremos en la parte baja del espectro. Esto se da debido a dos cuestiones: en
primer lugar, la longitud de onda de las frecuencias graves, que al ser de mayor tamaño hace que se necesite
más diferencia de tiempo entre estas frecuencias para que se dé una cancelación de fase, y, por tanto, a bajas
diferencias de tiempo, existirá una mayor suma de fases respecto del resto de frecuencias. Por otra parte,
estas frecuencias graves son menos direccionales, de hecho, son más omnidireccionales, de forma que
percibiremos su presencia en la señal más fácilmente independientemente de nuestra posición de escucha.

Una de las soluciones a esto sería el hecho de ecualizar la salida del low-end de nuestros altavoces. Sin
embargo, lo recomendable sería apartar los altavoces de la pared, ya que los problemas del filtro peine
persistirán. La gravedad aumentará si usamos, sobre todo, altavoces bass-reflex con la salida del conducto
detrás del altavoz, ya que acentuaremos los efectos secundarios del uso de este tipo de sistemas.

¿Qué hay de los difusores?

Otra manera mediante la cual podemos reducir el filtro peine causado por las primeras reflexiones, es
mediante el uso de difusores. La cara B de este recurso es su coste económico, más elevado que el de un panel
de espuma. Sin embargo, los estantes rellenados con libros de distinto tamaño y grosor pueden usarse como
difusores, ya que cumplen con parecidos estructurales con los difusores al uso.

Modos propios

Un modo propio consiste en una frecuencia cuya longitud de onda coincide con la distancia dada entre dos
superficies. De esta manera, las superficies delimitantes actuarían como nodos, y el espacio dado entre ambas
constituiría un antinodo. Para utilizar una referencia más entendible, cuando pulsamos la cuerda de una
guitarra, la cuerda vibra en el espacio dado entre los puntos de apoyo dados entre la cejuela y el puente. Los
nodos son puntos de nula amplitud (cancelación de fase total), y los antinodos son espacios físicos en los que
esa frecuencia experimenta un realce en su amplitud (suma de fases, interacción constructiva entre la señal
directa y la reflejada).

Una forma mediante la cual calcular de una forma aproximada el modo propio dado entre dos superficies
paralelas, es dividir 172 entre la distancia dada en metros entre estas. Los modos propios consecutivos, se
encontrarán en los múltiplos enteros de aquella frecuencia. También tenemos que esto no se limita solamente
a las paredes de una habitación, sino también al espacio dado entre el suelo y el techo. Por ello, tenemos que
tener en cuenta todo esto de cara a saber dónde se encuentra la ubicación de nuestro punto de escucha. Por
suerte, de forma general, los modos propios superiores a los 1000 hercios suelen ser atenuados por el
mobiliario y demás elementos físicos presentes en la habitación. Pero, sin embargo, por debajo de esas
frecuencias no nos libraremos de la afectación de esta problemática.

Al ser cada habitación diferente, una de las formas de saber cómo afectan los modos propios a nuestro lugar
de trabajo, es reproducir un barrido de tonos puros de las frecuencias bajas del espectro, y poner atención a
cómo responde la acústica del sweet spot a cada uno de ellos. Mike Senior nos proporciona en la página 25 un
listado de los segundos en los que se reproducen cada uno de los tonos puros del LFSineTones. De esta
manera, podemos ir anotando cuáles frecuencias son más “rebeldes”, esto es, cuáles experimentan cambios
de amplitud más bruscos. También es recomendable que realicemos este experimento alrededor de nuestra
posición de escucha, y nos daremos cuenta de que la situación es distinta. Sin embargo, aparte de estas
comprobaciones, conviene que recurramos para comprobar la reacción de nuestra sala a la utilización de
líneas de bajo comerciales que sepamos que han sido bien producidas. Algunas sugestiones que nos propone
el autor son los temas “All Four Seasons”, del álbum “Mercury” de Sting, cuya línea de bajo es bastante
estable.

Algunos remedios prácticos

Una de las soluciones con más resultados, sería el hecho de construir o de elegir una habitación cuyas
superficies en su mayoría no sean paralelas entre sí. En el caso de no poder recurrir a esta solución, a
continuación, se plantean algunas soluciones alternativas.

En primer lugar, si tenemos posibilidad de elegir, huir de habitaciones pequeñas, ya que sus modos propios
traspasarán el espectro frecuencial en mayor medida. Otra cuestión a tener en cuenta, será la de que las
dimensiones de la sala no tengan valores muy cercanos entre sí, esto es, que la longitud del ancho de la misma
no sea muy próximo al valor longitudinal del largo. Ya que, si no, las complicaciones dadas en unas frecuencias
serán el doble de problemáticas, debido a que ambas superficies paralelas compartirán modos propios.
Conclusión: se debe de huir de las habitaciones cúbicas.

Mike Senior también nos recomienda no sitiar la zona de escucha justo en el centro dado entre dos superficies
paralelas, ya que, de esta manera, nos llevaremos los peor de los nodos y los antinodos. Debido a lo
comentado anteriormente sobre el balance estéreo de la señal y la influencia de las primeras reflexiones en la
misma, tampoco se recomienda alejar el sweet spot muy lejos del centro dado entre dichas superficies
paralelas entre sí.

A modo de conclusión mencionar que, paredes de pequeño grosor pueden jugar a nuestro favor, ya que
dejarían escapar las frecuencias graves que provocarían modos resonantes en caso de quedarse dentro de la
sala. Por otra parte, se debe de tener en cuenta el caso contrario, ya que, en sitios como sótanos o bien salas
con paredes de hormigón, habrá una cantidad considerable de bajas frecuencias que queden atrapadas dentro
de la sala.

Trampas de graves de fibra mineral

Los paneles de fibra mineral ofrecen la densidad y el volumen necesarios para lidiar con bajas frecuencias.
Estos paneles, son de un precio más elevado que los paneles de espuma, y algunos de los consejos para sacarle
rentabilidad a cada uno de ellos son los siguientes. En primer lugar, al igual que con los paneles de espuma,
dejar una capa de aire detrás de los paneles aumentará la capacidad de absorción del panel. Por otra parte, el
colocarlo justo en una esquina formada por la confluencia dada entre dos paredes, o bien la esquina formada
por la confluencia dada entre dos paredes y un suelo o un techo, aumentará en número de dimensiones en la
que influiremos con esa trampa de graves.

Normalmente, no todas las dimensiones de una sala son igual de problemáticas, así que deberemos de
enforcarnos en las que más dificultades nos estén ocasionando. Para ello, podemos poner el audio de
LFSineTones que nos proporciona la página de https://cambridge-mt.com/, e identificar las frecuencias en las
que experimentemos cambios bruscos de volumen. Después, dividiremos 172 entre las frecuencias que hemos
recogido tomando los resultados en metros, y después deberemos de sospechar de toda aquella dimensión de
la sala que sea múltiplo de algunos de los resultados obtenidos. De esta manera, sabremos cuál de las
dimensiones es más problemática, y en cual enfocarnos.

Es cierto que en el mercado podemos encontrar trampas de graves ya hechas, pero suelen ser costosas. Una
forma de hacernos nuestras propias trampas de graves sería la siguiente. Necesitamos, por una parte, paneles
de fibra mineral con una densidad de alrededor de 50 a 100 kg/m3. Precaución: la fibra mineral irrita tanto al
respirarla como al hacer contacto con la piel, por lo que se deben de usar mascarillas, gafas de protección y
guantes. Después, simplemente deberemos de cubrir esos paneles con algún material acústico que sea
neutral. Mirar página 28 del libro.

Trampas de graves de masa flácida


Digamos que la fibra mineral es útil pero tampoco es el santo grial, de manera que, para frecuencias inferiores
a los 100 hercios, empieza a no ayudar en gran medida. En estos casos, es recomendable recurrir a cubrir una
de las superficies límites con una gruesa sábana o manta, por ejemplo, dejando algo de margen. En estos
casos, se recomienda el uso de losas de goma, que tienen una densidad superior a la de la fibra mineral.

Cuando estemos tratando de lidiar con un modo resonante, también es recomendable tratar una de las
superficies límite enfocándonos en ella, de esta manera probablemente atajaremos el problema más
rápidamente. Se recomienda que se monten los “tapetes” en marcos de madera que sean móviles, para que,
de esa manera, podamos ir probando en distintas superficies de la habitación los distintos resultados
acústicos.

Capítulo 2. Monitoraje suplementario.

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