Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
¿Qué es el sonido?
Vivimos rodeados de sonidos: el tráfico, la radio, los teléfonos, las
conversaciones a nuestro alrededor... El sonido es un fenómeno
físico, una vibración mecánica de las partículas (los átomos) del
medio por el cual se propague (aire, agua...) que, en contacto con el
tímpano, se transmite al oído. A través del oído interno y el nervio
auditivo el cerebro interpreta estas vibraciones: esto es lo que oímos.
La vibración de una partícula significa que oscila desde su posición
original hasta volver a la misma. Una vibración es, por ejemplo, lo
que ocurre en la superficie de agua en reposo si se arroja una piedra:
las partículas de la superficie suben y bajan creando ondas
(vibración) que avanzan, pero no se trasladan. Pasada la onda, las
partículas siguen donde estaban, en el mismo lugar que ocupaban
antes. También debemos mencionar la capacidad del sonido para
usar medios líquidos, gaseosos y sólidos como transporte.
La vibración de una partícula significa que oscila desde su
posición original hasta volver a la misma.
Si las dos ondas se mueven con igual frecuencia, pero cuando una
pasa por cero la otra no lo hace o lo hace en dirección contraria
tendrán una fase relativa distinta de 0. Se produce entonces una
onda más compleja, que se cancela en algunos momentos y en otros
se suman las intensidades.
Y si en las dos ondas superpuestas los picos de una coinciden con los
valles de la otra el resultado será el silencio: diremos que tienen fase
inversa. Ambos sonidos escuchados separadamente siguen siendo los
mismos, pero al escucharlos juntos se anulan, porque cada punto de
una coincide con otro punto de la otra que tiene su mismo valor, pero
inverso.
>> 5 dB a 1 KHz,
>> 7 dB a 500 Hz,
>> 11 dB a 250 Hz,
>> 21 dB a 125 Hz,
>> 35 dB a 63 Hz, y
>> 55 dB a 31 Hz.
Por encima de los 4 KHz el oído es menos sensible, pero no tanto
como en bajas frecuencias. Sin embargo, se producen variaciones a
frecuencias cercanas, debido a las perturbaciones que produce la
cabeza del oyente en el campo sonoro (recuerda el concepto de
difracción que hemos visto en el punto 3.). Los umbrales de audición
son:
>> 15 dB a 8 KHz y
>> 20 dB a 16 KHz
El límite máximo del nivel de presión sonora se sitúa generalmente
alrededor de 130 dB, coincidiendo con el umbral del dolor (molestias
en el oído). La pérdida de audición súbita por daños mecánicos en el
oído medio se produce a niveles mucho mayores, pero una exposición
suficientemente prolongada a niveles superiores a 130 dB provoca
pérdida de audición permanente y otros daños graves.
En acústica las frecuencias siempre se tratan de manera logarítmica
(representaciones, gráficas y demás) por el motivo que hemos visto
más arriba: el oído humano no interpreta los sonidos de manera
lineal.
En el eje de frecuencias de cualquier gráfica las marcas suelen pasar
de una frecuencia al doble. La apreciación subjetiva de un oyente
será que hay la misma distancia entre un tono de 200 Hz y otro de
400 Hz que entre uno de 1000 Hz y otro de 2000 Hz; aunque la
“distancia” en frecuencia en el primer caso es de 200 Hz y en el
segundo de 1000 Hz.
6.1.- Timbre
El timbre depende de la cantidad de armónicos que tenga un sonido y
de la intensidad de cada uno de ellos.
Armónico: Los componentes de un sonido que se definen como las
frecuencias secundarias que acompañan a una frecuencia
fundamental o generadora.
El timbre es la propiedad que nos permite diferenciar dos sonidos que
tengan igual sonoridad, altura y duración. Como se ve, se define por
lo que no es, más que por lo que es. En cualquier caso, es una
característica propia de cada sonido, lo que identifica la fuente que lo
produce. Sería, por ejemplo, lo que diferencia una guitarra de un
violín o de una voz humana, pero también lo que distingue una
guitarra de otra o las voces de dos personas diferentes.
El oído percibe el timbre en función de las frecuencias que componen
la señal escuchada. El espectro audible está compuesto por todas las
frecuencias que el oído humano es capaz de percibir: un oído sano y
joven, como ya sabemos, puede abarcar las comprendidas entre 20
Hz y los 20 KHz.
Los humanos tenemos buena agudeza auditiva cuando se trata de
distinguir frecuencias (aunque no tanta para localizar la fuente del
sonido). Somos capaces de diferenciar dos tonos entre 100 Hz y 101
Hz, pero no entre 1000 Hz y 1001 Hz. Sin embargo, sí percibimos la
diferencia entre uno de 1000 Hz y otro de 1010 Hz; esto es debido a
la audición logarítmica. La agudeza frecuencial del oído se sitúa en
torno al 1%, es decir, puede distinguir tonos cuyas frecuencias varían
en sólo un 1%.
La mayor parte del sonido que percibimos consiste en una amplia
mezcla de frecuencias denominada “ruido de banda ancha”. Como
se ha indicado anteriormente, es muy importante conocer el
contenido en frecuencia del sonido. Normalmente, estas frecuencias
se agrupan en lo que llamamos “bandas”, compuestas por un número
determinado de frecuencias. Los extremos de cada banda y la
frecuencia central por la cual se designan están normalizadas.
Para realizar un análisis de frecuencias o espectral, se descompone el
espectro audible en estas bandas y se determina el nivel de presión
sonora correspondiente a cada una. Suelen ser de ancho proporcional
a la frecuencia central de cada una y corresponden al análisis por
filtros de octava y de tercio de octava.
Una octava es el intervalo entre dos sonidos, el segundo con una
frecuencia doble que la del primero. La distancia entre ambos
corresponde a ocho notas de una escala musical: por ejemplo, si la
octava completa es la-si-do-re-mi-fa-sol-la y el sonido la tiene una
frecuencia de 440 Hz, en la octava siguiente la frecuencia de la será
de 880 Hz.
La octava puede dividirse en valores más pequeños, como la “media
octava” (que resulta de dividirla en dos) y el tercio de octava, cuando
se divide en tres partes y que se utiliza cuando es necesaria mejor
resolución, más fina que la aportada por las bandas de octava.
La amplitud de cada banda es la suma de las frecuencias
Una octava es el intervalo entre dos sonidos y de las frecuencias
contenidas en el; la escala de frecuencia que se emplea es
logarítmica, que se ajusta al comportamiento del oído humano.
Banda ancha y banda estrecha
Se refieren a la cantidad de frecuencias que componen el sonido.
Cuantas más frecuencias, mayor rango (banda ancha). Al revés,
cuanto más estrecha sea la banda, menos frecuencias lo componen,
hasta el punto de poder llegar a centrar la frecuencia en una sola
nota.
En lo que a sonoridad se refiere, el oído es como un conjunto de 24
filtros de 1/3 de octava, tal como se puso de manifiesto en un estudio
que pretendía medir y comparar las sonoridades de ruidos de banda
estrecha manteniendo constante la presión media total, pero
aumentando el ancho de banda por pasos. Se descubrió que para
distintos anchos de banda menores de 1/3 de octava todas las
señales se percibían con igual sonoridad; sin embargo, cuando se
superaba el ancho de banda de 1/3 de octava se percibía un aumento
de la sonoridad. Por este motivo las representaciones en tercio de
octava son tan usadas y útiles.
6.2- Enmascaramiento
El enmascaramiento de un tono o de un ruido de banda estrecha
sobre otro es una experiencia cotidiana: cuando encontramos
dificultad o imposibilidad para escuchar algún sonido (música,
habla...) porque otro sonido (considerado ruido) está presente en el
mismo momento estamos sufriendo enmascaramiento. Un ejemplo
común de este fenómeno es la dificultad para conversar en la calle a
causa del ruido del tráfico.
Los procesos de enmascaramiento cumplen varios requisitos:
- Una banda estrecha de ruido produce más enmascaramiento que un
tono puro con la misma frecuencia central e intensidad.
- Cuando el ruido es de bajo nivel, el enmascaramiento se produce en
una banda estrecha alrededor de la frecuencia central del ruido. En el
pico 20 dB vemos que el ruido abarca un rango comprendido entre
900 y 1600 Hz más o menos.
- El efecto de enmascaramiento no es simétrico en torno a la
frecuencia central del ruido que enmascara otros sonidos. Las
frecuencias altas sufren más los efectos de enmascaramiento. Las
frecuencias inferiores a la frecuencia fundamental de ese ruido, al
aumentar la presión sonora, no aumentan de la misma forma que las
frecuencias más agudas. En el pico 80 dB vemos que el ruido abarca
un rango comprendido entre 650 y 7000 Hz más o menos.
La gráfica muestra las zonas que estarían bajo los efectos del
enmascaramiento con un ruido de banda estrecha centrado en 1200
Hz y para distintos niveles de presión sonora del ruido. Para el caso
más extremo, el ruido de 110 dB (la curva más alta), obtenemos la
mayor zona enmascarada. Por ejemplo, en este caso, el oyente no
detectaría un tono de 8 KHz y 50 dB de nivel de presión; tampoco
detectaría un sonido de 4 KHz y 70 dB de nivel de presión. También
deberíamos añadir que los seres humanos somos más sensibles a una
frecuencia de entre 2000 hertzios y los 4000, ya que esa franja
coincide con la capacidad de resonancia de nuestro oído.
>> la laringe,
>> el paladar,
>> la lengua, y