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EMPLEO.- La vigencia de una economía de libre mercado muestra la existencia en Bolivia de una
población económicamente activa de 3 millones de personas, de las cuales el 38% encuentra una
ubicación eventual en el subempleo y el 3,6% está sin trabajo.
De esta masa laboral, sólo 290000 trabajadores son asalariados, de los cuales 172000,
corresponden al sector estatal y 118000 a la empresa privada, en tanto que el resto labora por su
cuenta, incluyendo los campesinos.
en busca de uno alternativo. La mayoría de ellos están comprendidos entre obreros, empleados y
trabajadores por cuenta propia. La razón principal es que “ganan poco”
Tres cuartas partes de la población boliviana conforman la oferta potencial o población en edad de
trabajar, según datos de condición de actividad en Bolivia del INE.
El informe señala que la tasa de desempleo abierto en las ciudades, con los datos que se tiene en
el INE, es de 7,9 (2011). Según el criterio oficial, en el pasado, se usaba la política de empleo como
una acción o política de emergencia, como una política de alivio. Ahora ese concepto se modifico
por el desarrollo productivo. Sin embargo el alivio continua:
En el 2006 el PLANE y el PROPAIS crearon 34000 empleos temporales con un salario mínimo
nacional. Corresponden 7000 aproximadamente al PLANE Y 27000 Al PROPAIS. Para la
implementación de estos programas se destinaron un total de 8,37 millones de dólares.
Se aclara que lo que debe generar empleo en el país es la inversión privada, ya que la inversión
pública es definida, como no generadores intensiva de empleos ya que 50m% se destina a
infraestructura.
DESEMPLEO Y SUBEMPLEO
El desempleo en Bolivia alcanzó el 11,8 por ciento en julio de 2020, dato que se ubicó
7,9 por ciento por encima de las estimaciones, según los resultados de la Encuesta
Continua de Empleo, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE)
de Bolivia.28 ago. 2020
Bolivia alcanzó una tasa de desempleo del 11,8 por ciento en julio, que el Instituto
Nacional de Estadística del país atribuyó este jueves a la cuarentena por la COVID-19.
El director general ejecutivo de esta entidad, Yuri Miranda, detalló en rueda de prensa en
La Paz que "sin los efectos de la pandemia, la tasa de desocupación hubiese sido de 3,9
por ciento, pero como resultado de la cuarentena, se presenta un incremento de 7,9 por
ciento, lo que genera en total del 11,8".
Ese porcentaje representa que unos 434.000 trabajadores quedaron desempleados, de
ellos cerca de 289.000 "afectados directamente por la pandemia", subrayó el responsable
de la entidad.
El total de trabajadores sin empleo en el país alcanza unos 2.178.000, de los que cerca
de 409.000 corresponden a la caída de la economía por la pandemia, de acuerdo con el
instituto estadístico.
Estas estadísticas muestran que en Bolivia, con cerca de 11,6 millones de habitantes, la
población en edad de trabajar es de unos 5,8 millones y de alrededor de 3,6 millones la
que está activa.
El país, que cerró el año pasado con una tasa de paro del 5,8 por ciento, se encuentra
desde marzo en emergencia ante la COVID-19, con 4.726 fallecidos y 112.094 casos
confirmados, con una cuarentena que desde entonces se ha ido flexibilizando por fases
en un intento de recuperar la economía.
El Banco Central de Bolivia prevé que la economía del país caiga este año un 6,2 por
ciento, después de que ya en el primer trimestre del año experimentara su menor
crecimiento en casi dos décadas, de solo el 0,6 por ciento.
Cada año según el INE 130 mil personas son aquellas que ingresan por primera vez, algunos inactivos que
estaban desalentados por no encontrar trabajo.
Por lo tanto de acuerdo a esta estimación, se habrían generado 200000 empleos entre el
2005 y el 2006, estos empleos son generados por el sector privado.
Se indica que el 90% del empleo lo genera el sector privado. Y se añade que el 60% del
sector productivo en general del sector económico es informal.
Se ha estimado, que la migración de bolivianos al exterior llego a 5000 personas por día,
pero es relativo en el sentido de que este dato no discrimina viajes turísticos o por
empleo.
Una de las demandas más añejas de los trabajadores es la estabilidad laboral: sin embargo
esa reivindicación está perdiendo presión debido al aumento de la crisis económica que
ha cerrado fábricas, comercios.
Cada vez más la gente trabaja por menos tiempo. La estabilidad de la relación laboral
muestra un deterioro en la década del 90, dice CEDLA.
Por ejemplo, en el año 1989, el 70.9% de los asalariados urbanos tenía un empleo de
carácter permanente frente al 20.1% de asalariados eventuales; para 1995 esa relación se
modificó aumentando el número de asalariados eventuales a 25% en el país.
El promedio más alto logrado en la década del 70 fue del 63% de los trabajadores: en 1989
el 53,4% de la población ocupada era asalariada y para el 2000, sólo el 48,3% de la PEA en
las ciudades tenía dependencia.
La débil capacidad del sector empresarial frente al mercado laboral, tiene como
contrapartida la inserción ocupacional mayoritaria de la fuerza de trabajo en los sectores
tecnológicamente más atrasados de la economía, comúnmente englobados bajo el
término de “sector informal”
EMPLEO E INGRESOS.
Esta concepción global, que traslada al mercado la resolución de los problemas laborales, hace de
la liberalización del mercado de trabajo el principal instrumento tanto para contrarrestar los
efectos de la contracción de la demanda agregada sobre el ritmo de la actividad económica, como
para instaurar un escenario de relaciones contractuales favorable a la reestructuración productiva,
mediante el establecimiento de regímenes de libre contratación y negociación de los salarios tanto
en el sector público como privado. Estas orientaciones de la política, cuya esencia no se modifica
desde su formulación inicial en agosto de 1985, hacen del empleo y los salarios los instrumentos
básicos para a) la reducción del déficit fiscal, en el corto plazo; b) el control de la inflación; y c) el
abaratamiento de los costos laborales . En consecuencia, si se considera a este tipo de normas e
instrumentos como parte de un conjunto más amplio de medidas de política orientadas a
promover reformas estructurales en la economía, el funcionamiento del mercado laboral en el
contexto del PAE debe ser evaluado a la luz de los resultados alcanzados por la aplicación de las
mismas, en la dinámica de la actividad económica y en los procesos de reestructuración
productiva. En este orden, el comportamiento de la actividad económica urbana durante la fase
que corresponde al período de análisis (1985-1991) puede ser considerado, en términos globales,
como predominantemente recesivo con una tendencia a la recuperación en los años finales(1990-
1991). Tanto el ritmo de las inversiones como su volumen y composición dan lugar a un lento
crecimiento del producto inicialmente basado en la recuperación de las actividades terciarias y de
corte especulativo (comercio, servicios y actividades financieras), fase que se extiende hasta 1989,
cuando la economía ingresa a una etapa más dinámica, sustentada, en mayor grado, en el uso
relativamente más eficiente de las inversiones y el crecimiento del producto en actividades de
transformación.
entre 1985 y 1989, el ritmo de generación de empleos aumenta en un 7.3% anual; sin embargo,
esta importante expansión adquiere menos relevancia si se considera, por una parte, su
significación en cifras absolutas y su composición sectorial; por otra, el crecimiento de la oferta
laboral disponible, que en este mismo período es de 9% anual (ver Cuadro II.13). En efecto,
mientras la fuerza laboral aumenta anualmente en 60.000 personas, la economía genera empleos
a un ritmo de 43.000 puestos de trabajo, de los cuales apenas un 25% son empleos asalariados, en
su mayoría generados por el sector empresarial privado aunque en rubros no directamente
vinculados con la producción. La fracción restante es el resultado del esfuerzo individual de la
población por procurarse un ingreso mediante el ejercicio de una ocupación por cuenta propia o
en calidad de familiares no remunerados; así, entre 1985 y 1989, el universo laboral compuesto
por este tipo de trabajadores se incrementa en promedio en 30.000 personas por año.
La intencionalidad del PAE con referencia a los ingresos laborales La intencionalidad del PAE en
materia de ingresos laborales se puede sintetizar en tres objetivos: primero, hacer que las metas
de la política salarial sean compatibles con el mantenimiento de la estabilidad de precios y
contribuyan, de esa manera, a la generación de las condiciones necesarias para el crecimiento
económico; segundo, instituir un sistema orientado a la racionalización de las remuneraciones en
el que las unidades económicas puedan determinar sus costos de mano de obra de acuerdo al
comportamiento de las fuerzas del mercado; y tercero, contribuir a la continuidad y mejora de las
condiciones necesarias para el fácil desempeño de la inversión privada, dado que ella genera
crecimiento y éste, a su vez, permite el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestra
población. La intencionalidad del PAE en materia de ingresos laborales implica además que, en
general, el proceso de formación y determinación de las remuneraciones debe considerar
aspectos de corto, mediano y largo plazo. En efecto, de acuerdo a la nueva política económica, en
el corto plazo la formación de los ingresos laborales se relaciona al comportamiento del nivel
general de precios y, en el mediano y largo plazo, se vincula a las ganancias de productividad de las
empresas.
(1): Incluye las Ciudades Capitales de Departamento y El Alto. En la Ciudad de Cochabamba se excluye los ejes de Sacaba y Quillacollo. De 1989 a